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LAS ARCILLAS EXPANSIVAS

Un suelo expansivo es aquel que aumenta sustancialmente de volumen en


presencia de agua. Las presiones que se generan al producirse dicho incremento
son capaces de romper pavimentos de hormigón por abombamiento y dañar las
cimentaciones existentes.
Las arcillas son el resultado de la alteración química de las rocas y están formadas
normalmente por sílice, aluminio, magnesio, potasio y sodio dispuestos en una
estructura laminar.

¿Qué es una arcilla expansiva?


Las arcillas expansivas son posiblemente el material más problemático en
ingeniería civil, geotecnia e ingeniería geológica, es por eso, que su estudio en
mecánica de suelos y geotecnia es necesario para lograr que las obras de
ingeniería civil no sufran daños con el pasar del tiempo.
Las arcillas expansivas son aquellas que conforman los suelos arcillosos, donde el
tamaño de las partículas es inferior a 2 micras, y se caracterizan por la capacidad
que de expansión (aumento de volumen) cuando absorben agua o retracción
(disminución de volumen) cuando baja la humedad.

Los componentes que forman las esmectitas, un grupo especial de minerales de la


arcilla, tienen una gran atracción por el agua por lo que, si el suelo es rico en
esmectitas absorberá agua y tenderá a expandirse. Estos aumentos de volumen
pueden ir desde un 20% a un 50%. Además, pueden parecer valores bajos pero
hay que tener en cuenta que los suelos que sufren aumentos de un 3% ya se
consideran problemáticos.
Tipos de arcillas expansivas
En general todo tipo de arcillas, tienen alta capacidad de retención de agua, sin
embargo, existen cierto tipo de arcillas que por su composición y comportamiento
son las más problemáticas, algunas son:

 Las arcillas esmectitas


 Las arcillas montmorillonitas

¿Qué problemas ocasionan las arcillas expansivas?


El cambio de volumen en las arcillas expansivas, no es uniforme y no es
constante, además responden a las condiciones físicas, ambientas y esfuerzos
que muchas veces no se puede predecir.
Sin embargo, los problemas más comunes que causan en obras de ingeniería civil
son:
 Generación de grietas en varias direcciones debido al asentamiento
(retracción) o expansión de las arcillas.
 Rotura de los elementos estructurales de una obra de construcción.
 Deformación y rotura de los elementos de cimentación.

Expansividad y retracción del suelo


La expansividad y retracción del suelo es característico en suelos del tipo arcilloso
y es controlada por la variación de humedad en el suelo (variación de la cantidad
de agua en el suelo).
La expansividad se relaciona con la cantidad de arcilla en el suelo, por lo que se
emplea parámetros de caracterización de arcillas para estimar la posible
expansividad de un suelo. Para ellos se considera cuatro grados de expansividad
(I a IV), que además se relaciona con el contenido de finos y límite líquido.

Distribución de suelos expansivos en la república mexicana

Al igual que otros países México se ve afectado por el problema de las arcillas
expansivas (figura siguiente). Algunos de los estados en los cuales se ha
identificado la presencia de suelos expansivos son Querétaro, Guanajuato,
Michoacán, Tamaulipas, Morelos, Baja California Norte, Veracruz, Chiapas,
Campeche, Sonora y Sinaloa.

Cerca del 25% del territorio nacional está cubierto por vertisols como suelo
principal (Jiménez Salas, 1990); sin embargo, solamente se considera que la
mitad de este porcentaje corresponde a condiciones ambientales que favorezcan
el comportamiento expansivo que tantos perjuicios causa en la construcción.

Cómo mitigar los efectos de las arcillas expansivas


Las arcillas pueden presentar distintos grados de expansividad, dependiendo su
respuesta a las variaciones de humedad a las que se vean sometidas. Al ganar
humedad, presentan un incremento de volumen o hinchamiento según su grado
de expansividad y al desecarse, justo lo contrario, el volumen disminuye
produciéndose un agrietamiento del suelo.
Para identificar el grado de expansividad se emplean ensayos. Entre los más
comunes distinguimos los límites de Atterberg, granulometría por sedimentación,
el ensayo Lambe y el edómetro.
Una vez caracterizado el grado de expansividad, hay que actuar en consecuencia,
no sólo con el diseño de la cimentación sino con el de la propia estructura y su
entorno.
Hay que tener en cuenta que pueden obtenerse presiones de hinchamiento
superiores a 0,25 MPa (2,5 kg/cm2), lo que hace que el terreno al aumentar de
volumen no sea capaz de levantar únicamente los elementos estructurales y no
estructurales que cargan poco (correas de atado, soleras…) sino también puede
producir el levantamiento de la propia cimentación al superar la tensión
transmitida.
En vista de todo lo anterior, podríamos indicar una serie de criterios a seguir:

 Mantener vistos los conductos de fontanería y saneamiento para que en el


caso de rotura o fugas, pueda detectarse y repararse con rapidez.
 Realizar una amplia acera alrededor de la estructura que mantenga el
grado de humedad constante en el terreno. Se realizarán pendientes hacia
fuera de la estructura de forma que no se acumule agua.
 Realizar el apoyo de la cimentación lo más alejada posible de la capa
activa. Si se trata de una estructura de edificación, mejor con sótano que
sin él.
 Si se trata de zapatas, no hay que ser generosos con el tamaño de la
zapata. Imaginemos que tenemos una tensión admisible de 0.2 MPa.
Cuando dimensionemos las zapatas a hundimiento, lo haremos
precisamente con esa tensión admisible (no algo menos de forma que la
zapata sea más grande y dotemos a la cimentación de más seguridad ya
que en este caso ocurriría justo lo contrario). Si para verificar el hundimiento
comparamos la tensión máxima transmitida por la zapata con la tensión
admisible, para verificar la expansividad, justo lo contrario. Consideraremos
la estructura con la menor carga posible (solo con permanentes) y
comprobaremos que con la tensión transmitida en estas condiciones,
superamos la presión de hinchamiento.
 En el caso de no conseguir encajar las zapatas y tener que recurrir a losa
(contraproducente en el caso que nos ocupa ya que minimizamos la tensión
transmitida), la dimensionaremos con exigentes criterios de rigidez, para
prevenir movimientos diferenciales.
 En los dos casos anteriores de cimentación superficial, podemos minimizar
aún más los efectos de la expansividad:
 Disponiendo una capa de grava bajo la cimentación, de forma que cuando
las arcillas se hinchen “fluyan” entre los espacios de la grava que hará de
“colchón” y evitará los empujes directos sobre la base de la cimentación.
 No hay que olvidarse de los laterales. Si la superficie lateral del cimiento es
importante, las arcillas pueden crear una tensión tangencial ascendente
nada despreciable. Particularmente junto con la solución anterior he
interpuesto en más de una ocasión en los laterales de la zapata o losa un
material (como puede ser una lámina de poliestireno) que impida que las
arcillas produzcan ese empuje ascensional sobre el canto.
 Los pilotes también pueden dar buen resultado, pero hay que tener en
cuenta que pueden funcionar como tirantes si el terreno “tira” hacia arriba
de ellos. Lo que haremos es anclarlos lo suficiente en la zona inferior a la
activa. Para mejorar el efecto podemos hacer algo similar a lo anterior, es
decir, en la zona activa interponer un elemento de baja rugosidad (por
ejemplo un tubo de PVC o acero) de forma que las arcillas no se peguen y
produzcan un empuje hacia arriba sobre el fuste. Evidentemente en la zona
superior donde dispongamos la camisa permanente no consideraremos
resistencia por fuste en los cálculos a hundimiento. Bajo el encepado puede
recurrirse a la capa de gravas citada anteriormente de forma que el terreno
no produzca presiones elevadas sobre su base al expandirse.
 Respecto a la estructura, lo más recomendable es hacerla lo más isostática
posible de forma que admita los movimientos derivados del terreno sin
crear esfuerzos adicionales.
 Para terminar, otra cosa que podemos plantear es una mejora del terreno
frente a la expansividad. Funcionan bastante bien las inyecciones de cal y
aditivos a presión (estabilización profunda).

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