AUTORÍA:

Excmo. AYUNTAMIENTO DE JAÉN

EQUÍPO REDACTOR:
Consulturía, Ecoturismo y Educación Ambiental “El Acebuche”, SL
Gema Siles Colmenero
Antero Cañada Castillo
Pablo Moral Llinares
Esteban Ureña Pérez de Tudela

DISEÑO Y MAQUETACIÓN:
María Luisa Conde González

ILUSTRACIONES:
Manuel Ángel Porcuna Galán

FOTOGRAFÍA:
Esteban Ureña Pérez de Tudela

COLABORADORES:
María Victoria Gutiérrez Calderón (Arqueóloga)
Juan Pancorbo Jiménez (Lic. en Filología Hispánica)

IMPRIME:
Gráficas La Paz.

DEPOSITO LEGAL:
J-332-2021

ISBN:
978-84-88183-54-5

Colabora:
 ÍNDICE
6 PRÓLOGO PARQUE PERIURBANO CASTILLO DE SANTA CATALINA
8 INTRODUCCIÓN Y ALREDEDORES
10 LOCALIZACIÓN 44 RUTA 7:
12 LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO Ctra. Circunvalación
16 LUGARESDE INTERÉS Neveral
HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO Fuente de la Zarza
Cuatro Picos
PARQUE PERIURBANO MONTE LA SIERRA 48 RUTA 8:
Y ALREDEDORES La Imora
20 RUTA 1: Valcrespo
Cañada de las Azadillas Fuente de la Zarza
Cruz de la Chimba 52 RUTA 9:
24 RUTA 2: Fuente de la Peña
Subida al pico Grajales La Mella
28 RUTA 3: Casa del Notario
Barranco de la Tinaja 56 RUTA 10:
Peñas Blancas Neveral
Barranco de la Oya Puerto Cerro del Mortero
Puerto de la Nava 60 RUTA 11:
32 RUTA 4: Urbanización de Jabalcuz
Cañada de las Azadillas Vereda del Pincho
Fuente de los Ballesteros Puerto del Aire
36 RUTA 5: 64 RUTA 12:
Castañeda Termas de Jabalcuz
Embalse del Quiebrajano Puerto del Aire
40 RUTA 6: Reguchillo
Peñas de Castro
Canjorro 68 BUENAS PRÁCTICAS EN LA NATURALEZA

 PRÓLOGO
JULIO MILLÁN MUÑOZ J aén es una ciudad que tiene la suerte de contar con un rico patri-
monio natural a pocos metros de su centro histórico y monumental,
naturaleza en estado puro que esconde tesoros que son un reclamo
ALCALDE DE JAÉN para deportistas, viajeros y para sus propios habitantes. Poner en valor
esos parajes, rincones y lugares en los que muchas veces su importancia
paisajística y ambiental compiten con la sentimental de los jiennenses, es
un compromiso de las administraciones y por supuesto un trabajo que
aplaudir cuando surge de colectivos e instituciones que demuestran su
apego y ligazón al territorio.
Este es uno de esos ejemplos. De la colaboración entre la UNED y la
Concejalía de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Agricultura, CEE y con la
colaboración de CE2A El Acebuche surge esta guía imprescindible que
llevar como libro de cabecera. Trabajo completo, realizado con mimo y
con un gran conocimiento de nuestro entorno, una joya de cuidada fac-
tura que nos invita a conocer al detalle y abrir nuestra curiosidad y los
cinco sentidos a nuestro entorno natural, una publicación de excepcional
y completo contenido. La Jaén más auténtica alcanza en el Neveral, en los
jardines de Jabalcuz, en la Peñas de Castro y en tantos rincones su máxi-
ma expresión. Nuestra ciudad tiene más de cinco mil años de historia,
pero esos parajes llevan millones de años refrendando nuestra identidad.
Conocerlos es casi un deber y animar a ello como esta guía hace una
oportunidad única.

6 7
INTRODUCCIÓN
CONOCER PARA AMAR

L
a pretensión de esta guía es dar a conocer los valores naturales de
esta zona, porque cuanto más se conozca un lugar, más posibilidades
existen de amarlo y respetarlo. En esta guía, se describen doce rutas
de una manera didáctica y divulgativa, mostrando los distintos elementos
naturales que las caracterizan. Por extraño que pueda parecernos, cerca
de la ciudad de Jaén y en todo su término municipal, existe una gran
variedad de especies de animales y plantas, además de diversos parajes y
paisajes de una extraordinaria belleza e importancia ecológica.
Con la premisa de conocer para amar, la guía que usted tiene entre sus
manos, le servirá para poder adentrarse en este mundo natural, quizás no
tan conocido como pudiera imaginarse. Cada una de las rutas descritas
reflejan la variedad de ecosistemas que encontramos en el término mu-
nicipal y las especies más emblemáticas que albergan. Así mismo, todas
las rutas van acompañadas de fotografías que harán mucho más emocio-
nante este viaje hacia nuestra naturaleza más cercana.

8 9
LOCALIZACIÓN
E
l término municipal de Jaén
se encuentra en el cuadrante
sur occidental de la provincia,
a medio camino de las comarcas de
la Sierra Sur y Mágina.
Existen dos grandes zonas bien
diferenciadas. Al norte y centro
nos encontramos con los exten-
sos olivares y cultivos cerealistas,
en pleno valle del Guadalquivir;
mientras que al sur hallamos las
montañas pertenecientes al siste-
ma Bético, con altitudes que so-
brepasan los 1500 metros sobre
el nivel del mar. En la Sierra de la
Pandera, con 1845 m, se encuen-
tra la cumbre de mayor altitud del
término municipal y de la comarca
de la Sierra Sur. La ciudad de Jaén,
capital de la provincia, se sitúa en-
tre estas dos zonas. La zona nor-
10
te, denominada campiña, ocupa la
mayor superficie del territorio y el
río Guadalbullón, que a su vez es
afluente del Guadalquivir, vertebra
el término de norte a sur. La cam-
piña olivarera de Jaén, aunque pu-
diera parecer lo contrario, alberga
gran variedad de especies tanto
faunísticas como botánicas. Ade-
más, aún quedan zonas de cereal,
hábitats del aguilucho cenizo (Cir-
cus pygargus) y el cernícalo primilla
(Falco naumanni). En los pequeños
cerros y canteras abandonadas, ni-
difica el mayor depredador alado
en la campiña, el búho real (Bubo
bubo). En estos mismos cerros, en
algunos casos con restos de vege-
tación autóctona, supervivientes al
cultivo del olivar, crecen especies
botánicas de gran valor ecológico
como orquídeas y narcisos.Y entre
los mamíferos, la presencia de la
nutria (Lutra lutra) en los ríos y el
meloncillo (Herpestes ichneumon)
son una muestra de la importan-
cia biológica de la campiña, a pesar
de ser un entorno fuertemente
antrópico. La otra zona del térmi-
no, al sur, se corresponde con las
montañas y valles del sistema Béti-
co y, sin duda, es donde podemos
encontrar los hábitats mejor con-
servados y con una mayor biodi-
versidad. Las águilas reales (Aquila
chrysaetos) y perdicera (Aquila fas-
ciata), el buitre leonado (Gyps ful-
vus) de reciente recolonización, el
halcón peregrino (Falco peregrinus)
y el búho real (Bubo bubo) son de
las especies de aves más emblemá-
ticas y, a su vez, más característi-
cas de estos ambientes puramente
serranos. Los extensísimos pinares
y encinares existentes dan cobijo
al ciervo (Cervus elaphus) y al ja-
balí (Sus scrofa). En los roquedos,
la cabra montés (Capra pyrenaica)
mantiene importantes poblaciones;
y entre los mamíferos más escasos
y difíciles de observar, se encuen-
tran la gineta (Genetta genetta), el
tejón (Meles meles) y la garduña
(Martes foina). En cuanto a la flora,
cabe destacar la presencia de algu-
nos endemismos botánicos como
el narciso (Narcissus longispathus), la
Lithodora nitida y el Erysimum fitzii.
11
 LUGARES DE
INTERÉS GEOLÓGICO
L
a provincia de Jaén es conocida por su amplio y variado patrimonio
natural, entre el que cabe destacar el importante patrimonio
geológico y su magnífica geodiversidad.
La ciudad de Jaén y su término municipal no se quedan atrás. Situada
en el límite geológico que separa las unidades de las zonas externas
de la cordillera Bética y las unidades que conforman la cuenca del
Guadalquivir, presenta una gran variedad de formaciones representativas
dentro de la sedimentología, estratigrafía, hidrogeología y tectónica que,
junto a la naturaleza carbonatada de la mayor parte de los enclaves, han
conformado un catálogo geomorfológico de indudable belleza.
La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía publicó en
2004 el Inventario Andaluz de Georrecursos (IAG), actualizado en 2011;
una extraordinaria recopilación de los hitos geológicos más significativos
de Andalucía, valorados en función de su potencial científico, didáctico
y turístico. En la provincia de Jaén se han inventariado 94 georrecursos.
Toda esta riqueza geológica queda plasmada en la localización de 5 lugares
de interés geológico o georrecursos que podremos conocer y admirar
durante el recorrido de algunas de las rutas propuestas.
12
El concepto de georrecurso presenta una visión orientada a la
conservación de la geodiversidad, pero también pretende fomentar el
desarrollo sostenible, ya que se considera un bien natural y cultural
del territorio y un activo socioeconómico con capacidad de albergar
actividades científicas, educativas o turísticas.
Dicho inventario recoge una descripción genérica de
cada enclave, así como diferentes fichas de síntesis
referidas a sus aspectos geológicos más relevantes. En
esta guía podrás reconocer dichos georrecursos, cuando
veas el siguiente icono, junto a una ruta.
Si quieres conocer más sobre los georrecursos de la provincia de Jaén,
puedes acceder a través del siguiente enlace al “Inventario Andaluz de
Georrecursos”: https://n9.cl/09d0
13
 3. Manantial de las Termas del Jabalcuz
A continuación resumimos con la información más relevante, los 5 lugares Unidades Intermedias.
Edad Cretácica.
de interés geológico que podremos encontrar en las rutas.
Categorías: hidrogeológica.

Valorización de los georrecursos

37°44’81’’N ; 3°49’69’’ O

1. Calizas del Castillo de Santa Catalina – Cruz 4. Cañones de Rio Frío

Unidad Prebética. Unidades del Subbético externo.
Edad Mesozoica. Edad Jurásica.
Categorías: estratigráfica y geomorfológica. Categorías: geomorfológica.

37°46’55’’N ; 3°47’83’’ O 37°42’56’’N; 3°47’05’’ O

2. Falla de la Fuente de la Peña 5. Serie Jurásico - Cretácico inferior del Castillo de Otiñar
Unidad Prebética. Unidades del Subbético externo.
Edad Cretácica. Edad Jurásica- Cretácica.
Categorías: hidrogeológica y tectónica. Categorías: estratigráfica y sedimentológica.

37°45’09’’N; 3°47’74’’ O 37°40’16’’N; 3°44’22’’ O

14 15
LUGARES DE INTERÉS
HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO
MURALLA Y SENDERO
ISLÁMICO
El Cerro de Santa Catalina atesora
un patrimonio excepcional que va
desde su imponente castillo hasta
unas líneas de muralla que en pe-
queños quiebros desciende hasta
el núcleo urbano de Jaén. Como se
puede apreciar, presenta un defi-
ciente estado de conservación.
Son varios los estudios históri-
co-arqueológicos que se han efec-
tuado en la ladera norte, desde
1991, documentándose importan-
tes estructuras y niveles de ocupa-
ción que se remontaban a la Pre-
historia y perduraron hasta el siglo
XIX.
La muralla que hoy día contempla-
mos presenta varias técnicas cons-
tructivas, que hacen referencia a
los diferentes periodos históricos
que se han estudiado, constatán-
dose que originariamente fue edi-
ficada en época Ibero-romana (sin
apenas restos visibles), posterior-
mente, los primeros pobladores
musulmanes asentados en el cerro,
reutilizaron esta cimentación para
construir las primeras defensas is-
lámicas de Yayyán (Jaén), utilizando
16
para ello tapial de tierra revestido
con argamasa. Posteriormente, a
partir del siglo XI y principios del
siglo XII, esta línea de muralla va a
sufrir algunas remodelaciones y re-
paraciones en aquellos puntos más
vulnerables, utilizando igualmente
el tapial como fábrica constructiva.
Los tapiales se apoyarían sobre un
basamento de mampostería esca-
lonada, de manera que la humedad
del suelo, no pudiera ascender has-
ta estos.
Si hacemos un recorrido visual por
la línea de muralla, podemos apre-
ciar, que igualmente se ha utilizado
la mampostería en la parte supe-
rior de algunos tramos, bien, por-
que fuera necesaria su reparación,
o bien, porque se tuvo que cons-
truir de nuevo parte del lienzo que
había quedado totalmente elimina-
do. En este caso, al igual que ocu-
rre con la fábrica de tapial, también
podemos pensar que la utilización
de la piedra para solventar los pro-
blemas de la muralla, se debe a mo-
mentos históricos diferentes, y que
nos encontramos ante reparacio-
nes que se realizaron una vez que
la ciudad, el cerro, y la meseta del
mismo es conquistada por los cris-
tianos a partir de 1246, e incluso
reparaciones mucho más moder-
nas, en un primer intento de evitar
que la muralla se derrumbe en su
totalidad.
Próximo a la muralla, se documen-
taron los restos de un edificio pala-
tino que actualmente se encuentra
bajo la masiva plantación de pinar
de reforestación, y el trazado fo-
silizado del camino medieval que
enlazó la ciudad de Jaén con los al-
cázares edificados en la cumbre de
nuestro cerro.
Este sendero, se inicia práctica-
mente desde la pista forestal que
sube hasta Caño Quebrado, ascen-
diendo de manera serpenteante
hasta alcanzar, como decimos, la
cima de Santa Catalina. Una senda,
que pese a haber sido trazada en
época medieval, ha estado en uso
hasta bien entrado el siglo XIX.
Actualmente, se está trabajando la
parte más baja del camino, donde
se observa una evidente bifurca-
ción del mismo, que deja constan-
cia de la existencia de un riguroso
control al comenzar la subida, de
manera que se separaba aquellos
transeúntes que ascendían a pie,
de aquellas otras personas que lo
hacían con carretas u otros me-
dios de transporte, y una vez que
pasaban por una zona de “aduana”,
que recientemente ha sido pues-
ta al descubierto con los trabajos
arqueológicos, volvían a unirse
ambos senderos, para continuar la
marcha en zigzag hasta el castillo.
Un camino que no estaba exento
de vigilancia, puesto que como po-
demos apreciar, cada tramo finali-
zaba junto al lienzo de muralla, de
manera que su ascenso estaba to-
talmente controlado.
Como decimos, este camino siguió
estando en uso, no solo durante el
periodo medieval, sino que conti-
nuó siendo transitado durante la
etapa de ocupación de la ciudad
por las tropas napoleónicas en el
marco de la Guerra de la Indepen-
dencia, incluso con el fin de conso-
lidar y reforzar las defensas de la
primitiva alcazaba medieval, cons-
truyen nuevos elementos defensi-
vos, aislándose de manera significa-
tiva del núcleo urbano.
17
 EL CASTILLO DE SANTA CATALINA
El cerro de Santa Catalina está do-
minado por un imponente castillo
construido en mampostería y silla-
rejo con una planta casi triangular
adaptándose perfectamente a los
recortes que de manera natural
van formando los afloramientos
rocosos propios del cerro.
Este recinto es denominado como
Alcázar Nuevo, y está construido a
mediados del siglo XIII por Fernan-
do III. Pero esta no es la única for-
taleza ubicada en el cerro de Santa
Catalina, sino que previamente a la
conquista de Jaén (1246), existía en
toda la meseta del cerro un anti-
guo recinto islámico que según los
estudios arqueológicos se fecha a
partir del siglo VIII.
Este primitivo recinto sufrirá una
serie de modificaciones y transfor-
maciones sobre todo a partir del
siglo XI, construyendo una gran
Alcazaba, como decimos delimita-
da por los farallones naturales del
terreno y en su espolón oeste, se
edificaría el conocido Castillo de
Abrehuí, un recinto defensivo, del
que aún podemos contemplar los
restos de algunas de sus torres y
la línea de muralla que lo delimita,
ya que prácticamente fue demolido
en su totalidad cuando se constru-
yó el Parador de Turismo de Jaén
en 1965.
Cuando las tropas castellanas con-
quistan el cerro de Santa Catalina,
18
y su alcazaba islámica, se vuelve a
modificar este espacio defensivo,
y, como ya hemos dicho, en el es-
polón este de la meseta deciden
construir el alcázar que actualmen-
te podemos contemplar: se erigen
torres en los puntos más vulnera-
bles de este espacio del cerro, uni-
das entre sí por lienzos de muralla
de mampostería y en su esquina
suroeste, se edifica la majestuosa
Torre del Homenaje, caracterizada
por ser más alta que el resto de las
torres y asentada sobre un aflora-
miento rocoso de gran dureza.
Dos de las torres de la cara nor-
te de este alcázar nuevo, son de-
nominadas Torres albarranas, es
decir, son torres que están más
adelantadas respecto a la línea de
muralla de la fortaleza y que se
unen mediante un pasillo superior
hasta alcanzar el adarve del castillo
y tienen como finalidad poder con-
trolar un espacio “muerto” y evitar
posibles invasiones por este flanco.
El castillo se abandona práctica-
mente en su totalidad a finales del
s. XVII e inicios del s. XVIII y no
será hasta el siglo XIX cuando de
nuevo se realicen algunas reformas
llevadas a cabo ante la invasión de
las tropas francesas, en el marco
de la Guerra de la Independencia.
Reformas que consistieron so-
bre todo en la reparación de las
murallas, construcción de nuevas
estructuras defensivas, como pa-
rapetos o troneras y creación de
otros edificios para diferentes usos
(caballerizas, cuarteles, cocina...).
Una vez el castillo cae en manos
francesas, se realizan grandes trans-
formaciones en toda la meseta del
cerro, creando una plaza fuerte,
en la que se diferenciaría donde
se asentaban la tropa regular, que
readaptarían todo lo que era la
antigua alcazaba islámica, hasta al-
canzar el Castillo de Abrehuí y la
zona del Alcázar Nuevo, se consi-
deró como un espacio privilegiado,
donde albergaría la residencia del
Estado Mayor y los oficiales.
Finalmente, las tropas francesas
abandonaron Jaén en septiembre
de 1812, no sin antes llevar a cabo
la destrucción de las dependencias
y cuarteles construidos en el inte-
rior del Alcázar nuevo, y las depen-
dencias islámicas, dejando el cerro
en un estado lamentable y ruinoso.
Un siglo después, la construcción
del Parador de Turismo de Jaén,
conlleva la demolición de los esca-
sos vestigios que aún quedaban en
pie de las dependencias y estruc-
turas de época islámica hasta al-
canzar el lado occidental del cerro.
Por su parte, el castillo que hoy día
contemplamos sufre algunas re-
formas y remodelaciones hasta el
año 2000 cuando se acometen las
tareas de consolidación y rehabili-
tación del mismo.
CASTILLO DE OTÍÑAR
El castillo de Otíñar está asentado
en una zona estratégica, ya que fue
construido para vigilar el camino
antiguo que desde Jaén a Granada.
Se ubica en un escarpe rocoso y
abrupto, y cuenta con dos espacios
diferenciados. Un recinto delimita-
do por la propia fragosidad del te-
rreno, y por otro lado, un Alcázar,
realizado en mampostería y sillare-
jo en el extremo sur de la meseta,
de donde sobresale sobre todo
una esbelta Torre del Homenaje
al norte, para una mejor defensa,
perfectamente encajada entre va-
rios lienzos de muralla y otra to-
rre de menores dimensiones. Los
laterales este y sur de la fortaleza
estaban limitados por la orografía
del terreno, por donde pasa el río
Quiebrajano, consiguiendo dificul-
tar el acceso y su conquista.
Posiblemente, este recinto se ocu-
paría en época musulmana, pero
sería en los momentos previos a la
conquista del territorio por parte
de las tropas castellanas cuando se
refuerce para evitar su conquista.
Sin embargo, una vez en manos
cristianas (1246), vuelve a transfor-
marse y será en el s. XIV cuando
se erige el que hoy contemplamos.
Después de la Conquista de Gra-
nada, perdió toda su función militar
y de control del territorio, por lo
que poco a poco fue degradándose
hasta abandonarse.
19
RUTA 1
En esta ruta nos adentraremos en el
Parque Periurbano Monte La Sierra.
E
ste espacio natural se incluye
en la larga lista de espacios
naturales protegidos de Anda-
lucía, denominada RENPA. Resulta
llamativo que, a pocos kilómetros
de Jaén capital, nos encontremos
con rincones y parajes de tan al-
tísimo valor paisajístico y medio
ambiental. Para dar comienzo a la
ruta, nos dirigiremos hacia el área
recreativa de la Cañada de las Aza-
dillas. Aquí podremos abastecernos
de agua, pues existe un gran caño
que vierte sus aguas cristalinas en
CAÑADA DE LAS AZADILLAS un bello abrevadero de piedra. A
partir de este momento, comenza-
remos nuestra andadura y por el
momento nos dirigiremos hacia el
Aula de la Naturaleza, dejándola a
la izquierda. Caminaremos de for-
ma ascendente por una pista ancha,
envuelta por extensos pinares de
pino carrasco (Pinus halepensis) y
CRUZ DE LA CHIMBA algún llamativo arce de Montpellier
(Acer monspessulanum). Nuestros
20
sentidos se potenciarán al pene-
trar en estos rincones alejados del
mundanal ruido de la ciudad. Cuan-
do lleguemos a una bifurcación, se-
guiremos por la pista de la derecha,
pero, antes de continuar, es reco-
mendable visualizar el entorno y
poder disfrutar de los magníficos
ejemplares de quejigos (Quercus
faginea) allí existentes. Al reanudar
la marcha, veremos una cadena que
prohíbe el paso a los vehículos y
que obviaremos. A partir de este
instante, la pendiente se suaviza
y las plantas aromáticas como el
romero (Rosmarinus officinalis) o
arbustos como el enebro (Junipe-
rus oxycedrus), nos amenizarán el
recorrido. Además, sería conve-
niente que de vez en cuando alzá-
semos la vista hacia el cielo, pues
algún buitre leonado (Gyps fulvus)
nos puede sobrevolar las cabezas y
más teniendo en cuenta que en los
últimos años varias parejas de esta
21
 especie necrófaga han
nidificado cerca, a esca-
sos kilómetros. Seguire-
mos andando y siempre
nos mantendremos en
la pista principal hasta
llegar a nuestro destino,
el refugio de la Chimba,
que se sitúa a la izquier-
da del cortado que nos
encontraremos y que
ofrece vistas al valle de
Otíñar. Antes de proseguir la ruta, podemos asomarnos a este fabuloso
balcón natural en el que, además de disfrutar del increíble paisaje, con un
poco de suerte, alguna cabra montés (Capra pyrenaica) puede hacer acto
de presencia. Tomaremos el sendero de la izquierda, en esta ocasión en
dirección descendente y que, sin ninguna pérdida, nos llevará de nuevo a
nuestro punto de partida, La Cañada de las Azadillas. Las ardillas (Sciurus
vulgaris) o el pico picapinos (Dendrocopos major) son algunas de las es-
pecies que durante esta sinuosa y boscosa bajada nos pueden deleitar,
teniendo de fondo y a lo lejos a las imponentes cárcavas de la Sierra de
Grajales.

22 23
RUTA 2
SUBIDA AL PICO GRAJALES
Comenzamos nuestro itinerario en el área
recreativa de la Cañada de las Azadillas en
pleno Parque Periurbano del Monte La Sierra,
rodeados de densos pinares.
A
ntes de llegar al aula de
la naturaleza, a nuestra
izquierda parte una
pista forestal que pasa junto a
la Casa del Guarda, iniciando la
subida hacia Puerto Alto y que
sin ninguna pérdida nos llevará
hacia la cumbre de la Sierra de
Grajales a una altitud de 1648
m.s.n.m, convirtiendo a esta
sierra en la segunda de mayor
altitud del término municipal
de Jaén después de la Sierra de
la Pandera. En pleno ascenso y
tras el zigzageo de la pista, nos
encontraremos una bifurcación
a la izquierda que nos conducirá
al mirador del Campanario,
desde donde tendremos la
oportunidad de contemplar
una magnífica panorámica de La
24
Pandera, Ventisqueros, el Valle
del Quiebrajano y los Tajos de
las Alcandoras, vertiginosos
escarpes de la Sierra de los
Propios. Desde hace muy pocos
años, el buitre leonado (Gyps
fulvus) ha recolonizado estas
impresionantes moles calizas,
aprovechando las repisas para
su nidificación. Con lo cual,
si lo que deseamos es verlos
ciclear, tan solo tenemos que
levantar la mirada hacia el cielo
que nos rodea. Tras disfrutar
de todo lo que nos ofrece el
mirador, regresaremos a la pista
para continuar el ascenso hacia
puerto Alto.Volvemos al Collado
de la Culebra donde, primero
por pista, y después por sendero,
llegamos a las inmediaciones de
Puerto Alto, donde ya damos
vista hacia el norte al Valle del
Guadalquivir, Sierra Mágina y
Sierra Morena. Alcanzado este
punto comenzaremos a andar
por la cuerda de la sierra en
dirección este entre piornos
(Erinacea anthyllis). Cresteando
llegaremos al vértice geodésico
y al punto de mayor altitud
del recorrido, desde donde
podremos divisar unas
estratosféricas vistas al Valle del
Guadalquivir, toda la Sierra Sur
de Jaén, Sierra Nevada, Sierra
Tejeda y Almijara, Sierra Mágina,
Despeñaperros y Sierra Morena,
la Sierra de Baza y, con días claros
como fue nuestro caso, hasta la
Sierra de María y los Vélez. Uno
de los habitantes alados que
viven a esta altitud es el mirlo
capiblanco (Turdus torquatus).
En invierno muchos individuos
provenientes de otras latitudes
más frías parten hacia el sur, ya
que las temperaturas siempre
serán más agradables. Si la ruta
la realizamos a principio del mes
de mayo, podremos disfrutar
del espectáculo floral con el
que nos obsequian los gamones
(Asphodelus albus) en las
pequeñas praderas existentes
en la cumbre y seguramente
acudirán a darse un festín,
distintas especies de insectos. El
regreso de esta ruta lineal de ida
y vuelta lo realizaremos por el
mismo lugar y volviendo sobre
nuestros pasos, primeramente,
cresteando, y al llegar a la
pista, se inicia el descenso que
nos llevará a la Cañada de las
Azadillas.
Para los más aventureros el
itinerario se puede realizar de
forma circular, reanudando la
marcha en descenso hacia el
noreste atravesando un áspero
lapiaz con gran cantidad de
roca suelta, por lo que hay
que extremar precauciones.
Llegamos a una pradera donde
25
tomamos un senderillo que se dirige hacia el Puerto de la Hiruela
en dirección sureste, rasgando el espeso monte bajo que cubre esta
zona. Desde aquí descendemos por el margen natural izquierdo
de la cabecera del Barranco del Fresno siguiendo la Vereda de
Pegalajar, antigua vía pecuaria que nos lleva al Pilar del Barranco
del Fresno y más abajo a los Llanos de Palomares, pasando por
el Pilón del Cortijo de Palomares en las proximidades de este.
Atravesamos brevemente la llanura para salir de la finca y engarzar
con la Senda de la Solana del Banco que iniciamos vadeando el
Arroyo del Fresno, habitualmente seco, por un bonito puente de
madera. La senda discurre por el margen natural izquierdo del
Barranco del Fresno hasta conducirnos en descenso al Aula de
la Naturaleza de la Cañada de las Azadillas, tras la que llegamos al
área recreativa, para poner así punto y final a esta sensacional ruta.

26 27
RUTA 3 En esta ocasión, recorreremos las laderas y
profundos valles de la Sierra de la Pandera,
dando comienzo en uno de los parajes más
emblemáticos del término municipal de Jaén,
el barranco de la Tinaja, lugar repleto de
historia y encanto.

P
ara llegar al barranco, tenemos
que llegar en vehículo hasta la
conocida casa del pintor, unos
metros antes de la bifurcación ha-
cia la Cañada de las Azadillas. En
el inicio de la ruta, divisaremos la
estratificación subhorizontal de
las calizas a nuestra derecha y un
abrigo a nuestra izquierda, reflejo
de la meteorización que han sufri-
BARRANCO DE LA TINAJA do estos materiales de naturaleza
kárstica. Si nos acercamos al pie del
abrigo denominado cueva del Toril,
podremos observar esculpidos en
PEÑAS BLANCAS su pared una serie de petroglifos,
símbolos concéntricos dejados
por nuestros antepasados en el
neolítico. Pasado el cañón, a la iz-
PUERTO DE LA OYA quierda, parte un sendero que nos
llevaría al Castillo de Otíñar, pero
nosotros seguiremos hacia el fren-
te, para así adentrarnos en el ex-
traordinario barranco de la Oya. A
PUERTO DE LA NAVA partir de este instante, el sendero
transcurrirá entre una exuberante
vegetación en un estado formida-
ble de conservación, donde podre-
mos observar una gran variedad
de especies arbustivas y arbóreas
como aladiernos (Rhamnus alater-
nus), zarzaparrillas (Smilax aspera)
y madreselvas (Lonicera splendida).
Sin embargo, a la dureza de la ruta
por el desnivel, se le suma la terri-
ble erosión provocada por las mo-
tos, por lo que deberemos tener
cuidado, sobre todo en época de
lluvias, pues el sendero resultará
resbaladizo. A medio camino, di-
visaremos una enorme mole cal-
cárea a nuestra izquierda, llamada
Peña Blanca. Es una enorme pared
vertical que da cobijo a distintas
especies animales, como el halcón
peregrino (Falco peregrinus), el águi-
la real (Aquila chrysaetus) y la chova
piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax);
y vegetales llamadas rupícolas, ade-
más de plantas como la saxifraga
(Saxifraga camposii). Continuare-
mos y, tras pasar por puerto de la
Oya, nos dirigiremos hacia el puer-

28 29
to de la Nava, a través de un formidable pinar entremezclado con cente-
narios quejigos (Quercus faginea). En el mismo puerto existe un antiguo
pilar abrevadero. La presencia del jabalí (Sus scrofa) se hará notar por las
escarbaduras a las que se somete esta nava y, si vamos a finales del invier-
no, podremos disfrutar de la presencia del narciso longispatus (Narcissus
longispathus). Además, en estos apartados y solitarios parajes puramente
serranos, algún rebaño de cabra montés (Capra pyrenaica) o incluso algún
ciervo (Cervus elaphus), pueden dejarse ver con relativa facilidad. La vuel-
ta, en esta ocasión será en sentido descendente, ya que regresaremos
por el mismo sendero por el que subimos.

30 31
RUTA 4 En el Parque Periurbano Monte La Sierra,
encontramos rincones de singular belleza. Sus
bosques dejan atónitos a cualquier persona
que sepa apreciar la naturaleza en su máximo
esplendor, y la ruta que a continuación se
describe nos brindará la oportunidad de
aislarnos temporalmente del mundanal ruido
de la ciudad.

P
ara ello, nos desplazaremos
con nuestro vehículo hacia
el área recreativa de la Ca-
ñada de las Azadillas. Partien-
do desde la misma fuente por
la parte trasera, seguiremos el
sendero que sube por la ladera.
Nos encontraremos con otro
sendero a la izquierda, pero no-
sotros tomaremos el de la de-
recha. El pino carrasco (Pinus ha-
lepensis), el romero (Rosmarinus
officinalis), el enebro (Juniperus
oxycedrus) y la sabina mora (Ju-
niperus phoenicea), son algunos
CAÑADA DE LAS AZADILLAS ejemplos de la vegetación exis-
tente. Entre la fauna del lugar
cabe destacar la presencia del
jabalí (Sus scrofa), si bien podre-
mos ver sus ozadas a lo largo
del recorrido. El zorro (Vulpes
vulpes) es otro de los habitantes
FUENTE DE LOS BALLESTEROS asiduos y sus excrementos son
fáciles de identificar, pues los de-
positan encima de alguna piedra
o mata al lado del sendero. Tras
un prolongado y sinuoso ascen-
so llegaremos al pico de la Llana
desde donde obtendremos unas
impecables vistas hacia el valle
del río Quiebrajano, conocido
también como el valle de Otíñar.
La cabra montés (Capra pyrenai-
ca) y el halcón peregrino (Falco
peregrinus), son algunos de los
habitantes de ésta rocosa e in-
accesible ladera. Nosotros con-
tinuamos para alcanzar en breve
la fuente de los Ballesteros, un
lugar privilegiado, escondido de
la mano del hombre y rodeado
de una exuberante vegetación,
como zarzas (Rubís fructicosus),
adelfillas (Bupleurum fruticosum)
y rosales silvestres (Rosa cani-
na). Después del descanso, pro-
seguiremos el sendero hacia el
puerto de los Madroñales, cer-

32 33
cano al refugio de la Chimba, siempre acompañados de aves fores-
tales tales como el pico picapinos (Dendrocopos major), un pájaro
carpintero abundante en estos bosques maduros. Llegados a este
punto, podemos visitar el refugio de la Chimba o volver de nuevo
al puerto para seguir descendiendo hacia la Cañada de las Azadillas
inmersos en el bosque y poder dar por finalizada nuestra ruta.

34 35
RUTA 5 Este itinerario lo hemos diseñado
especialmente para la familia. Una ruta
accesible, sencilla y repleta de elementos para
atraer la atención de los más pequeños.

P
ara dar comienzo, nos
dirigiremos con el vehículo
hacia el embalse del
Quiebrajano y, un kilómetro antes
de la presa, veremos un carril
a nuestra derecha. Justo en ese
enclave, dejaremos nuestro auto
para dar comienzo la ruta a pie.
Inicialmente la ruta transcurre por
una pista asfaltada en dirección
ascendente que nos llevará al cruce
del CREA, centro de recuperación
de especies amenazadas. Para
acceder al mencionado centro,
tendríamos que tomar el desvío
a la derecha. Aunque nosotros
seguiremos por la pista obviando
el acceso al CREA, pues no es
visitable. En este cruce, el asfalto
da paso a la pista de tierra,
rodeados de voluminosos quejigos
CASTAÑEDA (Quercus faginea) y pinos carrascos
(Pinus halepensis) de gran porte,
pudiendo hacer diversas paradas
para así poder observarlos y ver
las características de cada especie,
a la vez que podemos disfrutar del
agradable sonido que emiten las
diversas aves forestales que viven
EMBALSE DEL QUIEBRAJANO en este entorno, como el pico
picapinos (Dendrocopos major), el
carbonero garrapinos (Periparus
ater) o el herrerillo capuchino
(Lophophanes cristatus). Pasadas
unas curvas, después de dejar
el carril de acceso al CREA, a la
derecha veremos los edificios del
centro y con un poco de suerte
se pueden oír algunas de las aves
que se encuentran hospitalizadas
para su recuperación. Aquí,
además podemos hacer un alto
para hablarles a los peques de
la importancia de conservar las
especies faunísticas y botánicas de
nuestro entorno. Continuamos con
la ruta hasta volver a encontrarnos
con otra bifurcación. Tomaremos
la pista de la derecha y aunque al
principio atravesaremos un olivar,
inmediatamente nos adentraremos
en un denso pinar de repoblación.
En él podremos ver cajas nidos para
murciélagos y para aves, colocadas
para ayudarlas en su nidificación,
pues las repoblaciones son de hace
relativamente pocos años y, al ser
los árboles jóvenes, carecen de
huecos que puedan utilizar las aves
para la construcción de sus nidos.
Al finalizar el sendero entre el pinar,
llegaremos a la aldea de Castañeda,

36 37
desde donde se divisa el valle del Quiebrajano y la Sierra de Ventisqueros
a nuestra derecha. Atravesaremos la aldea y buscaremos la carretera
de montaña en dirección descendente y hacia la izquierda, la cual nos
conducirá hasta la misma presa del embalse. El embalse es alimentado
por las aguas limpias y cristalinas del río Valdearazo, que se encajona en
el cañón de Pitillos y que sus verticales paredes se pueden ver desde la
presa. En invierno es fácil poder ver al cormorán (Phalacrocórax carbo),
un ave marina de gran tamaño que desde hace años han colonizado las
masas de agua en el interior de la península, en busca de alimento y
lugares tranquilos. La garza real (Ardea cinerea) y el somormujo lavanco
(Podiceps cristatus) son otras de las especies típicas que aquí podemos
observar. Una vez, llegados a la presa y tras haber disfrutado del bello
paisaje que nos rodea, tenemos la posibilidad de realizar el regreso por el
mismo lugar por el que vinimos o bien tomar la carretera y, a no más de
un kilómetro, encontrarnos con nuestro vehículo a pie de dicha carretera
atravesando el túnel.

38 39
RUTA 6 En La ruta que a continuación se describe, nos
mostrará una perspectiva sobrecogedora del
emblemático paraje de los cañones de Río Frío,
desde lo alto de las inmensas y encajonadas
paredes verticales.

P
ara ello, tendremos que des-
plazarnos en vehículo e ire-
mos por la carretera que une
la capital con el Puente de la Sierra.
Al sobrepasar el restaurante de la
Casería de Cristóbal, tomaremos
el segundo carril a la derecha, justo
antes de tomar una curva, y con-
tinuaremos por el carril asfaltado
obviando cualquier otro carril a la
izquierda y a la derecha, hasta el
momento en el que el asfalto des-
aparece y alcancemos una barrera
que nos prohíbe el paso en vehí-
culo. Durante todo el trayecto en
PEÑAS DE CASTRO vehículo, a nuestra derecha obser-
varemos las Peñas de Castro, que,
posteriormente, recorreremos a
pie. Una vez iniciada la caminata,
nos dirigiremos hacia un cortijo en
ruinas con vistas hacia el paraje de
Mingo. Justo en el cortijo, comen-
zaremos a descender entre olivos
y restos de la vegetación originaria,
CANJORRO donde encontramos adelfillas (Bu-
pléurum fruticosum), coscojas (Quer-
cus coccífera) y crujías o digitales
(Digitalis obscura). En breve llega-
remos al cerro del Canjorro, des-
de donde podremos asomarnos
al vacío y disfrutar del impresio-
nante paisaje horadado por las es-
trepitosas aguas del río Frío. Justo
enfrente, el imponente cerro de
la Veleta domina el valle donde se
ubica la localidad de Los Villares.
Estos roquedos son el hábitat de
las especies denominadas rupíco-
las y aves como el águila perdice-
ra (Aquila fasciata) y halcón pere-
grino (Falco peregrinus), las cuales
encuentran aquí el lugar idóneo
para su nidificación. Igualmente
encontramos especies botánicas
como los zapaticos de la virgen
(Sarcocapnos baética). Abajo, en el
río, el martín pescador (Alcedo at-
this), el mirlo acuático (Cinclus cin-
clus) y la nutria (Lutra lutra) le dan
una gran importancia faunística a
este enclave natural. Después del
disfrute panorámico, retrocede-

40 41
remos por donde vinimos y antes de llegar al cortijo en ruinas, toma-
remos un carril a la izquierda que se encuentra entre el olivar y la zona
con restos de vegetación, ascendiendo ligeramente para ir buscando la
cuerda de las Peñas de Castro y la ermita con el mismo nombre. Desde
la ermita, tomaremos un carril entre olivos que nos conducirá al carril
principal donde dejamos nuestros vehículos.

42 43
RUTA 7 Esta ruta por los alrededores de la capital,
dará comienzo en la única pista que parte
desde la ctra. de circunvalación.
N
ada más iniciar el recorri-
do, nos adentraremos en el
extenso pinar de repobla-
ción de pino carrasco (Pinus hale-
pensis) que cubre todo el cerro de
Santa Catalina, generando una gran
masa arbórea que sirve de pulmón
o sumidero de CO2 para la ciudad.
Además, el pinar da cobijo a una
gran cantidad de aves forestales y
algunas de ellas se pueden obser-
var con relativa facilidad, como la
paloma torcaz (Columba palumbus)
o el verderón (Chloris chloris). Con-
tinuando por la pista, alcanzaremos
la muralla del castillo, pero antes,
durante el recorrido tendremos
oportunidad de divisar gran par-
CTRA. CIRCUNVALACIÓN te del casco urbano de la ciudad.
Podemos hacer una breve parada
en la muralla y contemplar esta
joya arquitectónica que, aunque
NEVERAL no se encuentra en un excelente
estado de conservación, nos pue-
de dar una idea de cómo pudo ser
FUENTE DE LA ZARZA en el pasado. El mochuelo (Atiene
noctua) y el cernícalo vulgar (Falco
tinnunculus) son algunos de los ha-
bitantes que ocupan los mechina-
CUATRO PICOS les de la muralla. Al sobrepasarla,
seguiremos por la pista, atravesan-
do un pequeño olivar, para poste-
44
riormente volver a adentrarnos
en el pinar. Por este tramo de la
pista y entre el pinar, en primavera,
florece la espejo de venus (Ophrys
speculum), una orquídea de peque-
ño tamaño y muy abundante. Eso
sí, hay que recordar, que todas las
orquídeas están protegidas por la
ley. Continuamos el recorrido y al
llegar a la carretera, la cruzamos y
nos encontramos con la fuente de
caño quebrado y el centro opera-
tivo provincial del INFOCA. Noso-
tros nos dirigiremos hacia el hos-
pital del Neveral, pero para evitar
la dicha carretera, nada más pasar
el edificio, tomamos un sendero a
la izquierda que atraviesa de nuevo
el pinar y paralelos dicha carrete-
ra, iremos hacia la parte trasera
del hospital; después de rodear el
edificio, buscaremos el sendero
dirección oeste que parte desde
el mismo hospital. Durante este
tramo iremos acompañados entre
pinos y mejoranas (Thymus masti-
china), que van aromatizando así el
recorrido. Por estos pinares es fre-
cuente observar a la simpática ar-
dilla (Sciurus vulgaris) y algunas aves
típicas de los ambientes forestales,
como el pinzón (Fringilla coelebs) o
45
el herrerillo común (Cyanistes caeruleus). Cuando atravesemos la masa
de pináceas, continuaremos por la pista, que nos llevará al Paraje de la
Fuente de la Zarza. Un lugar apartado de la ciudad y caracterizado por la
tranquilidad que transmite y donde las fuertes pendientes de las laderas
dan paso a una orografía llana, denominada nava. En medio, un cortijo
derruido que junto a una fuente cercana dan nombre al paraje. A princi-
pios de la primavera, distintas especies de orquídeas florecen en la zona,
convirtiendo a estas praderas en auténticos jardines botánicos, aunque
habría que recordar que absolutamente todas las especies de estas bellas
flores, se encuentran protegidas por ley. Continuamos nuestro itinerario
en dirección este, tomando la pista que nos dirige hacia un olivar hasta
encontrarnos de nuevo con la masa de pinar.Tomaremos un sendero que
sale a la izquierda dirección norte que nos llevará al paraje de Cuatro
Picos. Se trata de un promontorio rocoso muy visitado por los vecinos
de Jaén y que alberga restos de pinturas rupestres, sirviendo además de
oteadero de la rapaz nocturna de mayor tamaño de la fauna ibérica, el
búho real (Bubo bubo). Después de visitar Cuatro Picos, con un pequeño
trayecto circular volvemos al cruce anterior y continuamos por un sen-
dero dirección este, que nos conduce al cerro de los Lirios. Continuando
por el sendero, descenderemos hacia el límite exterior del barrio de
Antonio Díaz, subiremos hacia un olivar antes de atravesar la muralla, que
nos conduce de nuevo a la carretera de circunvalación, el lugar de inicio.

46 47
RUTA 8 Al oeste del casco urbano de Jaén, en
dirección al término de Torredelcampo, existe
una amplia red de senderos y pistas forestales
que nos conducen al interior de infinidad de
bellos rincones, con una rica y variada flora y
fauna.

D
esde la Imora, concreta-
mente desde la misma
puerta de entrada del cole-
gio Guadalimar, se abre un camino
asfaltado, al menos en su primera
parte y allí es donde dejaríamos
el vehículo. Este camino es una
antigua vía que servía para unir
las dos localidades entre sí, Jaén
y Torredelcampo, conocido como
el camino viejo a Torredelcampo.
Pasaremos por una urbanización y
tras rebasarla, el asfalto dará paso
a la pista. Después de una cor-
ta bajada, tomaremos el carril de
la izquierda con ligera pendiente,
inmerso en un denso bosque de
matorral bajo, donde predominan
el romero (Rosmarinus officinalis), la
LA IMORA coscoja (Quercus coccifera), el mata-
gallos (Phlomis purpurea) y la estepa
blanca (Cistus albidus), entre otras
VALCRESPO especies. Rebasaremos una barre-
ra que únicamente prohíbe el paso
a los vehículos y seguiremos has-
FUENTE DE LA ZARZA ta llegar al paraje de Valcrespo. Un
pequeño olivar de montaña actúa
como una isla en mitad del bosque
adyacente y al subir, a la derecha,
se encuentra la fuente de Valcres-
po. Permanentemente, el agua cae
formando un arroyito y unas char-
cas repletas de vida en las que dis-
tintas especies de anfibios como la
rana común (Pelophylax perezi), el
sapo común (Bufo bufo) y el sapo
corredor (Epidalea calamita) depo-
sitan sus huevos. En la alameda allí
existente de álamo blanco (Populus
alba), es relativamente fácil oír el
melodioso canto de la oropéndola
(Oriolus oriolus) y, por el contrario,
el estridente sonido del arrendajo
(Garrulus glandarius). Tras abaste-
cernos de fresca agua, seguiremos
el camino en dirección ascendente
y tomaremos la pista de la izquier-
da. Ahora empezaremos un suave
descenso por un sendero pedrego-
so, pero fácilmente transitable. Por
esta zona del recorrido, las plantas
aromáticas perfuman el entorno.
Sobre todo, abundan la mejorana
(Thymus mastichina) y la lavanda

48 49
(Lavandula latifolia). Si en alguna ocasión queremos oír el potente can-
to de la mayor rapaz nocturna de cuantas existen en Europa, el búho
real (Bubo bubo), bastaría con hacer el recorrido en horario crepuscular,
principalmente entre los meses de diciembre a febrero, pues se corres-
ponden con la época de celo de la especie y sus cantos se vuelven más
prominentes. Al concluir la bajada, llegaremos al paraje de la Fuente de
la Zarza y a la izquierda, al fondo, en una gran pradera, veremos un cor-
tijo en ruinas, que será por donde discurre la pista que nos llevará a la
Imora y posteriormente, por el arcén de la carretera hacia el colegio de
Guadalimar.

50 51
RUTA 9 Detrás de la residencia de mayores de la
Fuente de la Peña, que se encuentra en la
salida de Jaén hacia los Villares, entre olivos,
parte la ruta que en esta ocasión nos dirigirá al
recientemente restaurado refugio del Notario,
justo al pie del cerro de la Mella.

B
uscaremos el sendero que
transcurre por el borde
de la montaña en contacto
con el olivar en dirección ascen-
dente y, básicamente, lo que ha-
remos es bordear literalmente
el cerro Almodóvar, también co-
nocido como cerro de la Fuente
de la Peña, por la parte baja y el
pie de monte. Como referencia,
tenemos a nuestra izquierda las
imponentes moles rocosas, há-
bitat de la esquiva cabra montés
(Capra pyrenáica). Atravesare-
FUENTE DE LA PEÑA mos un pinar de pino carrasco
(Pinus halepensis) con algunos
ejemplares de gran porte entre-
mezclados con almendros pro-
LA MELLA cedentes de antiguos cultivos
hoy en día abandonados. El gor-
dolobo (Verbascum thapsus) una
planta relativamente abundante
CASA DEL NOTARIO por la zona sirve de posadero
y cantadero a la tarabilla común
(Saxicola torquatus).
La ladera tiene una fuerte pen-
diente con canchales o rastras,
como hemos visto en las lade-
ras de Jabalcuz. Pasaremos por
algunos de ellos, por lo que de-
bemos extremar la precaución.
Al llegar al collado que separa
el cerro Almodóvar del cerro
de la Mella, cogeremos el ca-
rril de la izquierda e inmediata-
mente después el de la derecha
para, posteriormente, alcanzar
uno asfaltado y continuar en
dirección ascendente. A nues-
tra izquierda quedará la pared
vertical de la Mella, donde vive
la rapaz más veloz del mundo,
el halcón peregrino (Falco pe-
regrinus). Continuando por el
carril, alcanzaremos el refugio
de la Mella, conocido como el
refugio del Notario, de reciente
restauración y que es deber de
todos los usuarios conservarlo
en el estado actual.

52 53
Desde este punto podemos ascender hasta un abrigo que se en-
cuentra en la misma pared y observar restos de algunas pinturas
rupestres. Y, cómo no, podremos disfrutar de las increíbles vistas
hacia el lado este de la ciudad con el Castillo de Santa Catalina en
primer plano.
Aunque en casi todo el recorrido los árboles son escasos, sí que
podemos observar vegetación de porte almohadillado como los
piornos (Echinospartum boissieri), ya que hemos alcanzado una con-
siderable altitud. Estas especies botánicas adquieren este porte
para poder así aguantar los rigores bioclimáticos que ya a estas
alturas comienzan a incrementarse.
Para el regreso, inicialmente volveremos por la misma pista por
la que subimos y, desviándonos por el primer carril a la derecha,
bajaremos hasta el mismo punto de partida.

54 55
RUTA 10
El hospital del Neveral será el punto de partida
de la ruta que a continuación describimos.
D
ejaremos el vehículo
en el aparcamiento, que
se encuentra antes del
hospital, a la izquierda, e iremos
caminando hacia el pinar atrave-
sando el olivar para alcanzar en
el sendero en sentido ascenden-
te. Esta ruta nos adentrará ínte-
gramente en un extenso pinar
de repoblación de pino carrasco
(Pinus halepensis) donde las ardi-
llas (Sciurus vulgaris) e infinidad
de aves forestales, como el tre-
pador azul (Sitta europaea), ha-
rán acto de presencia, siempre
y cuando seamos observadores
e intentemos ser lo más silen-
ciosos posible. Alcanzaremos
una pequeña área recreativa y
un cruce de caminos dirigiéndo-
nos al de la izquierda continuan-
do así el ascenso y dejando el
sendero. El carril o pista de la
derecha lo tomaremos cuando
vengamos de vuelta. Continua-
mos con la ruta e iremos poco
EL NEVERAL a poco cogiendo altura, visuali-
zando a la izquierda el cerro de
la Vicaria, que a su vez es la pro-
longación del cerro de la Me-
PUERTO DEL CERRO DEL MORTERO lla hacia el oeste. Pasaremos al
lado de un redil para ovejas bien
56
custodiado por grandes masti-
nes, que, aunque ladren a nues-
tro paso como buenos perros
guardianes, no tendremos nada
que temer. Más adelante, volve-
remos a encontrarnos con un
cruce de caminos continuando
nosotros por el de la izquierda.
Llegados a este punto, la ruta en
cuanto a desnivel se refiere se
suaviza, siendo un buen momen-
to para contemplar en dirección
norte el valle del Guadalquivir.
Continuamos y llegará un mo-
mento en que la pista da paso
a otro sendero, quedándose el
pinar tan solo a nuestra izquier-
da y el cerro del Mortero a la
derecha. Al salir por completo
del pinar y a unos 200 metros
alcanzaremos el puerto de los
morteros. Desde aquí, las vistas
son impresionantes, ya que he-
mos cogido altura y podremos
ver el resto de montañas que
nos rodean a mucha más altitud,
como la Cresta del Diablo o el
macizo de Jabalcuz. Inicialmente
el regreso se hará por el mis-
mo primer cruce, tomaremos
el de dirección descendente
y atravesaremos la pista, pero
57
cuando lleguemos a la izquier-
da, eso sí, esta vez en dirección
descendente y atravesando de
nuevo el pinar. Debido a los tra-
tamientos silvícolas realizados
por esta parte, veremos que
el sotobosque se entremez-
cla con los pinos, adquiriendo
una mayor cobertura vegetal.
Las coscojas (Quercus coccifera),
encinas (Quercus ilex) y jaras o
estepa blanca (Cistus albidus) en-
tre otros arbustos, se han visto
favorecidos por las entresacas
de los pinos y por consiguiente
los grandes mamíferos como el
ciervo (Cervus elaphus) y el jabalí
(Sus scrofa) encuentran el lugar
idóneo para alimentarse y refu-
giarse. Si la ruta la realizamos a
finales de abril, podemos encon-
trarnos en plena floración con
la que se considera la mayor
flor silvestre del continente eu-
ropeo, la peonia (Paeonia broteri),
junto con una magnífica varie-
dad de orquídeas, que florece-
rán en distintos momentos de
la primavera. Seguimos el des-
censo hasta llegar al merendero
por el que pasamos al subir y
continuamos por el sendero en
dirección al aparcamiento para
dar fin a la ruta.

58 59
RUTA 11 Nos dirigiremos con nuestro vehículo hacia
los jardines de Jabalcuz. Una vez en la rotonda
tomaremos la carretera antigua que une Jaén
con Los Villares, en sentido Jaén, para aparcar
en el camino de inicio a Jabalcuz.

I
niciada la ruta, veremos que
desde la pista se divisan unas
buenísimas vistas hacia la
vecina Sierra Mágina. El camino
no se bifurca hasta que a nuestra
izquierda veamos la baliza
indicadora de la vereda del pincho.
En este punto, abandonaremos la
pista para andar por un sinuoso
sendero que nos llevará al puerto
del Aire, entre pinos (Pinus
halepensis), encinas (Quercus ilex)
y un denso sotobosque formado
por rosales silvestres (Rosa canina)
y majoletos (Crataegus monogyna).
En la parte de mayor altitud, la
vegetación de porte almohadillada
sustituirá a la anterior. Algunas
aves como el escribano montesino
JARDINES DE JABALCUZ (Emberiza cia) y el acentor alpino
(Prunilla conallis) son frecuentes a
lo largo de este recorrido. Otro
de los animales frecuentes en esta
VEREDA DEL PINCHO zona es el escorpión o también
denominado alacrán (Buthus
occitanus), que se esconde bajo
las piedras. Unos metros antes
PUERTO DEL AIRE de alcanzar el puerto del Aire, el
camino se bifurca hacia la izquierda,
aunque nosotros lo ignoraremos
y continuaremos hacia el frente
para así llegar al puerto. Desde
este punto, divisaremos al norte
las imponentes moles calizas de la
Cresta del Diablo y al sur el macizo
de Jabalcuz. Desde el puerto,
nosotros tomaremos la pista
descendente de la derecha. A la
izquierda quedará la cuerda rocosa
de la Cresta del Diablo, lugar
idóneo para pararse a observar
algún rebaño de cabra montés
y algunas aves rupícolas como el
cernícalo vulgar (Falco tinnunculus),
el roquero solitario (Monticola
solitarius) y el mirlo capiblanco
(Turdus torquatus), que se alimenta
de los frutos de la sabina mora
(Juniperus phoenicea), abundante
en esta ladera soleada. Después
de algunos kilómetros de continua
bajada, nuevamente divisaremos
al fondo Sierra Mágina y al pie de
la ladera por la que caminamos
la urbanización y los jardines de
Jabalcuz, lugar de finalización de la
ruta.

60 61
62 63
RUTA 12 Jabalcuz es un macizo montañoso que alcanza
en su cima una altitud de 1614 m, siendo la
tercera montaña con más altitud del término
municipal, después de la Pandera y Grajales.

E
n torno a esta sierra, emergen
otras montañas de menor ta-
maño como la Cresta del Dia-
blo o el cerro de la Mella, creando
panorámicas de esbeltas siluetas.
La ruta que a continuación descri-
biremos recorrerá algunos de los
senderos y pistas que unen a estas
tres montañas entre valles y agres-
tes laderas. Para dar comienzo a la
ruta, nos dirigiremos con nuestro
vehículo propio hasta la urbaniza-
ción de Jabalcuz por la carretera
que une Jaén con los Villares y en la
rotonda tomaremos la salida hacia
la derecha en dirección al paraje
de Reguchillo. A unos 200 metros
aproximadamente, tomaremos un
carril ascendente a la izquierda que
será donde dejaremos los vehícu-
los para dar comienzo la caminata.
TERMAS DE JABALCUZ Desde este punto de partida, divi-
saremos la espectacular ladera de
la Sierra de Jabalcuz, con sus impo-
nentes canchales o rastras, produc-
PUERTO DEL AIRE to de un proceso erosivo denomi-
nado gelifracción. Además, desde
el inicio debemos prestar especial
atención al cielo circundante, ya
REGUCHILLO que el águila real (Aquila chrysaetos)
puede hacer acto de presencia. La
pista no tiene pérdida alguna y tras
rebasar una barrera, nos adentra-
remos en el extenso pinar de pino
carrasco (Pinus halepensis) que nos
acompañará en toda la ruta hasta
alcanzar el puerto del Aire. Pero
antes de llegar al puerto, disfruta-
remos del valle encajonado entre
cárcavas calizas donde la chova pi-
quirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
nos hará disfrutar con sus acrobá-
ticos vuelos. Una vez en el puerto,
tomaremos el cortafuegos que nos
llevará a la ladera norte de la Cres-
ta del Diablo, atravesando un paso
natural entre las inmensas rocas.
En lo alto, las vistas a la campiña
son espectaculares. Con algo de
suerte, el águila perdicera (Aquila
fasciata), puede sobrevolarnos y si
observamos con detenimiento, po-
dremos ver la vegetación típica a
estas alturas, de porte almohadilla-
do, denominados piornos, como el
cojín de monja (Erinacea anthyllis) y
el piorno (Echinospartum boissieri).
A partir de este instante, comien-
za nuestro prolongado descenso
que inicialmente transcurrirá sin
un sendero propiamente marca-
do entre piornos y con una fuerte

64 65
pendiente. Buscaremos un cortafuegos para continuar por él, dejando
a nuestra derecha un impenetrable pinar donde se entremezclan dos
especies de pinos, el pino carrasco (Pinus halepensis) y el laricio, (Pinus
nigra) ambos procedentes de repoblaciones y que dan cobijo al piqui-
tuerto (Loxia curvirostra), especie
de ave que, como su nombre
indica, posee un pico en forma
de tenazas para poder abrir las
piñas y extraer las semillas de su
interior. Al finalizar el cortafue-
gos y a su vez la fuerte bajada,
continuaremos por la pista en
dirección norte y coronaremos
a escasos metros el puerto de
los morteros. Del mismo puerto
hacia la derecha parte un carril
entre olivares de montaña que
nos llevará al valle del arroyo de
Reguchillo, que transcurre entre
la Cresta del Diablo a nuestra
derecha y el cerro de la Mella
a nuestra izquierda. Llegará un
momento que alcancemos el carril principal paralelo al cauce del arro-
yo. Un carril hormigonado y que, tras acercarnos a las grandes moles
calizas de la vertiente sur del Cerro de la Mella, culminará en la antigua
carretera que une Jaén con la localidad de los Villares, justo también por
donde discurre la el carril bici hacia los Baños. Nosotros iremos hacia la
derecha, en busca del carril inicial que nos llevaba al inicio de la ruta y al
lugar donde dejamos nuestros vehículos.

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 Utiliza responsablemente los equipamientos

BUENAS PRÁCTICAS de uso público

o Compórtate cívicamente en los equipamientos de uso público.
o Que tu disfrute no acabe con el de otras personas.

EN LA NATURALEZA
o Absolutamente nada justifica un fuego en el bosque. Utiliza los lugares
habilitados para barbacoas solo en la época permitida. No olvides que
el viento o el calor pueden aumentar el riesgo de incendio.
o La acampada está prohibida salvo en los lugares habilitados.
o Al mínimo riesgo de incendio o fuego no controlado llama al 112.

L
os espacios naturales que rodean a la ciudad de Jaén son el mejor
legado que nos brinda la madre tierra y que estamos obligados a
conservar para garantizar su continuidad. El uso que hacemos de
los mismos debe permitir su preservación para las generaciones futuras, Conserva el patrimonio histórico y
evitando interacciones que puedan transformar y poner en peligro el arqueológico
estado de los ecosistemas. Os ofrecemos unos consejos de buenas
prácticas que minimicen nuestro impacto en el medio natural cuando Numerosas civilizaciones han dejado su impronta en estos espacios
realicemos actividades de ocio y tiempo libre, reforzando de forma naturales, convirtiéndose en un valor añadido que debemos respetar y
positiva nuestro vínculo con la naturaleza. conservar. Conoce su historia y disfruta de su legado.
o

ORGANIZA BIEN TU RUTA

o Selecciona la ruta que mejor se adapte a tus condiciones físicas.
o No olvides llevar ropa y calzado adecuados.
o El agua y los alimentos ligeros no deben faltar en tu mochila.
o Elige bien la estación del año para realizar el itinerario y consulta las
condiciones climáticas previamente.
o En caso de emergencia llama al 112.
o Comunica a las autoridades cualquier agresión o alteración del medio.
o Escucha las indicaciones de los agricultores, ganaderos, guardas,
lugareños y propietarios, cuentan con el amor al lugar que visitas y el
aval de la experiencia.
o Aumenta la precaución en época de caza. Puedes llamar D.T.D.S. Jaén
(953 36 88 00) para confirmar que no se va a realizar ninguna batida
a lo largo de tu ruta.

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 Protege los ecosistemas y reduce tu huella
o No dejes residuos orgánicos “biodesagradables”. Puedes contribuir
a cambiar hábitos alimenticios de la fauna silvestre, volviéndose más
vulnerable frente a cazadores furtivos.
o Regálate una pausa y disfruta del concierto musical que te brindan los
sonidos del bosque, el ruido también es contaminación acústica.
o Respeta la gea. No recojas fósiles, rocas o minerales, sería como
arrancar una hoja de la enciclopedia de la tierra.
o Respeta la flora. La recolección de flores, plantas y hongos puede estar
regulada por normas específicas, estando protegidas gran parte de
estas especies. Captúralas con tu cámara fotográfica o colecciona
emociones.
o Respeta la fauna. No te acerques en exceso y, por supuesto, no la
dañes, molestes o inquietes. Presta especial cuidado en tiempos de Practica un turismo sostenible
cría y nidificación. Cuando mires, no olvides que también te miran.
o El reino Fungi juega un papel crucial en el equilibrio de un ecosistema, o Aparca en lugares habilitados o adecuados, sin entorpecer el paso ni
los hongos son los encargados, junto con otros organismos vivos, los accesos.
de la descomposición de la materia muerta y el reciclaje de los o Disfruta del espectáculo de la naturaleza, no seas tú el que lo dé.
nutrientes. Mira bien el suelo, no destruyas ninguna seta y, si recolectas, o Recuerda, la basura no forma parte del ecosistema, todos los resi-
utiliza cestas o canastas transpirables que faciliten la aireación duos deben volver contigo para ser reciclados.
de los ejemplares y la diseminación de sus esporas, clave para la o Que tu curiosidad no provoque el temor, el abandono o la huida de
conservación y perpetuación de este reino. La recolección de setas quienes viven allí, tú solo estás de paso.
es un aprovechamiento tradicional que está regulado por normativa. o Muévete con sigilo, si te mimetizas en el escenario natural mejora tu
o Si te acompaña tu mascota, tenla bajo control. experiencia.
o No introduzcas especies exóticas e invasoras ya que desplazan la fauna o Utiliza los senderos señalizados y autorizados siempre que puedas,
y flora local y pueden convertirse en transmisores de enfermedades a evita los atajos campo a través, pueden dejar una huella impactante
poblaciones autóctonas y acarrear la pérdida de biodiversidad. en la naturaleza haciendo desaparecer flora de gran valor o favore-
o Si encuentras a un animal herido o muerto llama al CREA. ciendo la compactación y erosión del suelo.

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 LEYENDA DEL MAPA
MIDE

MEDIO DESPLAZAMIENTO
severidad del medio natural dificultad en el desplazamiento

ITINERARIO ESFUERZO
orientación en el itinerario cantidad de esfuerzo necesaria

1 mínimo nivel de dificultad 5 máximo

INICIO-FIN Y SENTIDO DE LA RUTA

Inicio-Fin Sentido

TELÉFONOS DE INTERÉS:
Guardia Civil:
062
Seprona:
953411097-953122357
Instituto Nacional de toxicología:
912323366
Centro de recuperación de especies amenazadas (CREA):
670946263

INFORMACIÓN:
Aula Naturaleza Jaén (Centro Especial de Empleo)
aulanaturaleza@aytojaen.es
953219195

Concejalía Medio Ambiente, Sostenibilidad y Agricultura. CEE