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Revista Internacional de
LA-RELIGION.COM
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Revista Internacional de Religión
y Espiritualidad en la Sociedad
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VOLUMEN 3 NÚMERO 1
MARZO 2021
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REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN
Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
https://la-religion.com/revista
COMITÉ CIENTÍFICO
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DIRECTORA DE EDICIÓN
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Resumen: Fundamentalismo y macroecumenismo constituyen dos tipos ideales entre los que oscilan la acción y el
discurso políticos de diversos grupos religiosos. Como ejemplo, abordo las tendencias ecuménicas desarrolladas con el
auge de la teología del pluralismo. Ésta se opone a los “fundamentalistas” contrarios al diálogo interreligioso, pero
también mantiene una incómoda relación con la teología de la liberación, cuyo énfasis en problemas de naturaleza
social y económica ha dejado poco lugar al Otro religioso. Indago en las implicaciones de la fuerte orientación
normativa de aquellos que defienden el ideal del pluralismo cultural, preguntando qué tanto logran sus prescripciones
trascender lo que parece ser una controversia interna en el propio campo del cristianismo. Esto me lleva a trasladar mi
enfoque a los escenarios en los que puede observarse el pluralismo religioso en acción, empleando un análisis de las
prácticas y discursos ideológicos de aquellos que, en determinados espacios públicos, construyen el capital social
necesario para aunar sus movilizaciones a las de otros grupos. Pretendo, con ello, contribuir al estudio de los modos
de interacción grupal más efectivos para el diálogo a través de fronteras religioso–seculares. Propongo que este
Palabras clave: macroecumenismo, fundamentalismo, teología de la liberación, teología del pluralismo, diálogo
interreligioso, ideología, discurso
Abstract: The political action and discourse of diverse religious groups oscillate between the two ideal types of
fundamentalism and macroecumenism. As an example, I examine some ecumenical trends developed with the rise of the
Theology of Religious Pluralism. This is opposed to “fundamentalists” who reject interfaith dialogue, but it also stands
in an awkward relationship with Liberation Theology, whose emphasis on social and economic problems has left little
room for the religious Other. I look into the implications of the strong normative orientation of those who advocate
cultural pluralist ideals, asking if they go beyond what seems to be an internal controversy within the field of
Christianity. This leads me to shift focus to the settings where it is possible to observe religious pluralism in action,
employing an analysis of the ideological discourse and practices of those who build the necessary social capital to
engage other groups in civic action in public arenas. Thus, I seek to contribute to the study of those modes of
interaction that are more effective for the dialogue across religious–secular boundaries. I suggest that this factual
ecumenism is in part possible thanks to the preferential option for the poor characteristic of Liberation Theology’s
praxis. Paradoxically, the latter has tended to be displaced by the normative approach of Pluralism Theology.
1
Corresponding Author: Alejandro Agudo Sanchíz, Prolongación Paseo de la Reforma 880, Departamento de Ciencias
Sociales y Políticas, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, 01219, México. email:
alejandro.agudo@ibero.mx
2
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
2
La diferencia fundamental entre pre y posmilenarismo reside en sus respectivas valoraciones del presente: “en el
premilenarismo al hombre no le queda otra alternativa que esperar un cataclismo final horroroso para que luego, con el
‘arrebatamiento’ de la iglesia y la segunda venida de Cristo, puedan acudir los escogidos donde él. En cambio, en el
posmilenarismo, domina la concepción de que la iglesia debe participar en la construcción del reino” (Schäfer 1992, 34–
35).
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REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
diversas religiones, el macroecumenismo3 plantea un horizonte más amplio de diálogo que tiene
parte de sus raíces en los aportes teológicos del Concilio Vaticano II (1962–1965) –el cual
admitió la libertad de conciencia y, hasta cierto punto, la validez de las otras religiones– y, bajo
el influjo de éste, en el surgimiento de la teología de la liberación. 4 Al final de la década de
1960, según Marcelo Barros, esta teología “se insertó en el diálogo con las religiones indígenas
y negras, como también con las expresiones del catolicismo popular” (Barros 2003, 165). No
obstante, como admite el autor, ello contribuyó a que se diera por sentado el carácter pluri–
religioso de la teología de la liberación, cuyos fundadores estaban más preocupados por
problemas de índole social y económica que por el ecumenismo.
Más allá de los desarrollos dentro del catolicismo, el origen de la actual teología del
pluralismo religioso hay que buscarlo en las iglesias protestantes históricas que, desde las
conferencias del Consejo Mundial de Iglesias en Vancouver (1961) y Upsala (1968), habían
profundizado en la valoración teológica de las otras religiones (Barros 2003, 160). La historia
de los intentos de diálogo interreligioso es aún más larga, marcada por los Parlamentos de las
Religiones del Mundo celebrados en Chicago (1893, 1993), Ciudad del Cabo (1999) y
Barcelona (2004), los cuales reunieron a distintos grupos que buscaban un ethos básico
universal en torno a grandes causas como la paz, la justicia o la protección al medio ambiente. 5
Durante el Parlamento de Barcelona, la teología de la liberación fue vinculada con un
conjunto de aspiraciones compartidas por el islamismo y el cristianismo, como la emancipación
3
El término macroecumenismo nació en el primer encuentro continental de la Asamblea del Pueblo de Dios, celebrado
en Quito, Ecuador, en septiembre de 1992. Los cristianos de diversas iglesias y grupos indígenas y afroamericanos
reunidos en este foro buscaron, así, designar un nuevo movimiento que procurara no sólo la unidad entre las iglesias
cristianas oficiales, sino además con otras religiones y, sobre todo, con las manifestaciones religiosas autóctonas y
populares.
4
La teología de la liberación llegó a concebirse como la aplicación en Latinoamérica de la constitución pastoral
Gaudium et Spes (1965), la cual trata sobre “la Iglesia en el mundo contemporáneo”, así como de otros documentos
conciliares y posconciliares como la encíclica Populorum Progressio, promulgada en 1967 por el papa Pablo VI (véase
Gutiérrez 1972). La teología de la liberación adquirió su estatuto eclesial en la Conferencia de Medellín (1968),
organizada por el Consejo Episcopal Latinoamericano –el cual había participado en el Concilio Vaticano II– con la
aprobación de la Santa Sede.
5
La información sobre los debates y resultados de estos Parlamentos puede encontrarse en el sitio electrónico de la
Boston Collaborative Encyclopedia of Western Theology
(http://people.bu.edu/wwildman/bce/worldparliamentofreligions1893.htm) y en la página
http://www.barcelona2004.org/www.barcelona2004.org/esp/banco_del_conocimiento/documentos/ficha968e.html?IdD
oc=1304). Acceso 12 de abril, 2019. Véase también Küng 1994.
6
Ambas citas en:
http://www.barcelona2004.org/www.barcelona2004.org/esp/banco_del_conocimiento/documentos/ficha968e.html?IdD
oc=1304 (acceso 12 de abril, 2019).
4
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
7
Véase el número 96 de la revista Concilium (1974) –compuesto por artículos de autores latinoamericanos como
Gustavo Gutiérrez o Leonardo Boff–, al que Tamayo (1999, 21) define como “la puesta de largo de la teología de la
liberación en Europa”.
5
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elementos del marxismo para analizar la pobreza como fruto de iniquidades políticas y
socioeconómicas (Boff 1981a, 97). Se trataba, asimismo, de asimilar el creciente proceso de
movilización popular representado por las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), cuyos
integrantes prescindían de la mediación de curias y cúpulas clericales para llevar a cabo
acciones solidarias basadas en su propia interpretación de textos bíblicos. Al respecto, Boff
mencionaba la “primacía de la ortopraxis sobre la ortodoxia” para enfatizar la dimensión
práctica del mensaje evangélico (1981b, 78–82), propugnando una “santidad política y
militante” que consistía en luchar “contra los mecanismos de explotación y de destrucción de la
comunidad” (Boff 1982, 57).
Gracias en parte a las CEBs, la Iglesia empieza a organizarse en torno a los carismas y
servicios, superando la distinción entre doctrina y praxis: lo comunitario no se opondría a la
institucionalidad de la Iglesia, sino que llevaría más bien a un antagonismo en el seno de ésta
entre sectores aliados con “los poderes hegemónicos” y aquellos comprometidos “con el
pueblo” (Tamayo 1999, 66–67). Sin embargo, muchos teólogos europeos adujeron que estos
conflictos internos no resolvían la crítica de la modernidad al discurso sobre Dios, para cuya
justificación no bastaba apelar a la praxis liberadora de los creyentes. El mismo Juan José
Tamayo, notable simpatizante e intérprete de la teología de la liberación, lamentaba que su falta
de diálogo con la razón ilustrada la hubiera llevado a ser acusada de “fundamentalista” e,
incluso, de no ser propiamente una teología por su pobreza epistemológica (Tamayo 1989, 176).
8
La conocida noción de la “opción preferencial por los pobres” de la teología de la liberación aparece explícitamente
por primera vez en el Documento resultante de la Conferencia Episcopal de Puebla (1979), la cual retoma y ratifica la
línea establecida nueve años antes por la Conferencia de Medellín.
6
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
9
El documento citado por Teixeira, titulado “L’atteggiamento della Chiesa di fronte ai seguaci di altre religioni”, puede
encontrarse en: http://www.cadr.it/documenti/dialogomissione.pdf (acceso 13 de enero, 2021). La Secretaría para los no
cristianos, hoy llamada Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, fue instituida en mayo de 1964 por el papa
Pablo VI, quien presidiera el Concilio Vaticano II a la muerte de Juan XXIII.
10
La versión citada de esta ponencia, presentada en febrero de 2002 en el V Simposio de la Sociedad Española de
Ciencias de las Religiones, se encuentra en: http://www.servicioskoinonia.org/relat/327.htm#b17 (acceso 17 de julio,
2020). El sitio electrónico no proporciona números de página.
7
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
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Los metaprincipios conservadores pueden adoptar la variante del libre mercado en el caso de las ideologías político–
económicas, mientras que su aplicación a ideologías culturales puede abogar por la intervención estatal en el terreno de
la moral, la sexualidad y los valores familiares (Van Dijk 1998, 285).
8
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
Junto con el tipo (hablante, escritor) y papel social (aliado, oponente, portavoz) de los
participantes en un acontecimiento comunicativo,12 así como las propiedades de las audiencias
previstas, las condiciones contextuales de los efectos ideológicos del discurso dependen del
“género” comunicativo, definido aquí por la categoría más amplia del dominio constituido por
los discursos religiosos. El conocimiento de ese tipo de actos comunicativos en conjunto –
idearios, decálogos de principios, etc.–, unido a la concomitante intención del hablante, influirá
en muchas estructuras y propiedades discursivas como los “temas–eje” o núcleos de sentido a
cuyo alrededor se organiza el discurso (Bardin 1986, 79), y que compendian los ideales de un
grupo social particular. Finalmente, las descripciones de acontecimientos definidos por los
temas–eje que selecciona el hablante comprenderán otras estructuras discursivas, como las
relaciones de funcionalidad entre oraciones (generalización, ilustración) y el léxico elegido
según opiniones personales o grupales, incluyendo figuras de estilo como metáforas derivadas,
por ejemplo, de dominios conceptuales negativos (relativas a plagas, enfermedades y animales)
o hipérboles como “crisis civilizatoria” (Van Dijk 1998, 200–209; 266–75).
En el siguiente subapartado empleo textos escritos por un mismo autor, aunque varias
partes de un mismo texto pueden aparecer en diferentes tiempos y lugares, o bien distintos
fragmentos discursivos de un mismo autor o de varios pueden estar “intertextualmente”
relacionados. La elección del material se ha realizado atendiendo a la frecuencia con que
aparecen ciertos temas clave y su adecuación a los objetivos del análisis, buscando que los
12
Los enemigos ideológicos y sociales, aunque físicamente ausentes del acto comunicativo, se convierten en una
importante dimensión de contexto al ser aludidos de manera frecuente.
13
La versión citada de la ponencia de Tamayo es nuevamente la que aparece en Koinonía:
http://www.servicioskoinonia.org/relat/327.htm#b10.
14
Véase, por ejemplo: Los valores morales y religiosos ante la Constitución. Instrucción pastoral de la Conferencia
Episcopal Española, 26 de noviembre de 1977, http://dpt.archimadrid.es/wp–content/uploads/2009/10/1977–Valores–
morales–y–religiosos–ante–la–constitucion.pdf (acceso 4 de abril, 2019).
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que, en parte por su ambigüedad, los mismos conceptos adquieren significados que varían entre
contextos y emisores de discurso. Lejos de ser monopolio del campo progresista, la noción de
“derechos humanos” puede admitir interpretaciones contrastantes, por ejemplo, en los llamados
del episcopado conservador a proteger los derechos de las familias tradicionales frente a las
conformadas por cónyuges del mismo sexo.
En estas circunstancias, el rechazo al confinamiento de la religión a lo privado y los
llamados a su “escrupulosa vigilancia” de lo político, preservando a la vez la autonomía de la
Iglesia, pueden ser tan importantes en el discurso público de los progresistas como en el de los
conservadores. En un artículo en el semanario católico Alfa y Omega, editado por el
arzobispado de Madrid, el historiador y sacerdote jesuita Fernando García de Cortázar denuncia
el “silencio humillante de los cristianos” ante la grave “crisis de civilización” que estaríamos
atravesando. Para este autor, la actual “marginación tan voluntaria de los asuntos públicos por
parte de la Iglesia” obedece a una errónea interpretación del respeto debido al Estado laico, el
cual no está en entredicho: “el mensaje de Cristo no es un patrimonio institucional del que
hacemos uso a nuestro antojo, sino el fundamento de toda una civilización, de cuya custodia
somos herederos y de cuya fuerza para dar orientaciones de conducta a los hombres somos
responsables” (García de Cortázar 2016).15 Con matices y diferencias, la hiperbólica denuncia
de García de Cortázar recuerda a la condena al silencio y los llamados a la acción política
hechos por otros como Küng, sin olvidar el mantra de la crisis civilizatoria que se extiende a lo
15
El artículo, publicado en versión electrónica, no contiene números de página.
16
Véase: http://www.ligaproderechoshumanos.org/tamayo/ (acceso 18 de julio, 2020).
10
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
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El enfoque del actor religioso unitario puede resultar útil para examinar aquellos individuos y
grupos que exhiben propiedades de tipo ideal en su discurso público; por ejemplo, cuando
intentan movilizar votantes o feligreses mediante argumentos morales basados en el papel de la
religión como fundamento civilizatorio. Sin embargo, la religión puede hacerse presente de
otras formas distintas a las previstas por el modelo del actor individual o colectivo
inequívocamente religioso; esto es, en ámbitos públicos y mediante estilos de interacción que
posibilitan diversos tipos de expresión cuyo contenido religioso puede incluso ser ambiguo.
Paul Lichterman (2012) examina el activismo social de diversos grupos cívicos en Estados
Unidos para ilustrar su modelo “cultural–interaccionista” de expresión pública religiosa, el cual
propone como alternativa al enfoque ideal–típico del actor unitario para comprender la práctica
del pluralismo. Su énfasis en la comunicación en escenarios públicos revela cómo el lenguaje
religioso puede apuntalar la organización comunitaria para diversas causas. Ello resulta útil para
entender las misas dominicales celebradas en la iglesia de San Carlos Borromeo, donde lo
trascendente parece hacerse responsable ante las necesidades terrenales. Los sacerdotes de esta
parroquia en el madrileño barrio de Entrevías (Vallecas) celebran la misa en ropa de calle y sin
seguir la guía de catequesis única, repartiendo rosquillas y pan hechos por los propios fieles.
Las canciones que se cantan son “las de la calle” y la liturgia es participativa: intervienen
12
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
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Esto no significa necesariamente caer en una suerte de “determinismo situacional” (Lichterman 2012, 22–23). El que
ciertos actores mantengan identidades religiosas consistentes entre contextos, sin embargo, es una cuestión empírica y
no algo que pueda establecerse de antemano.
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calle, lo cual puede proporcionar una variedad de pistas e interpretaciones. Dentro del mismo
marco callejero pueden sucederse escenas religiosas y seculares: por ejemplo, cuando la
interacción basada en la liturgia da lugar a discusiones sobre activismo político.
Finalmente, las condiciones para poner en práctica la “consideración epistémica mutua”
requerida por ciertos foros ecuménicos recuerdan al enfoque cognitivo–social propuesto por van
Dijk para analizar el discurso ideológico en contexto. Los conceptos o proposiciones expresados
resultan de la conjunción del “modelo teórico del acontecimiento” del hablante (lo que éste
quiere decir) y su “modelo práctico del contexto” (cómo decirlo de forma más efectiva desde un
punto de vista interaccional) (Van Dijk 1998, 236–39). Lichterman propone que los
participantes en “escenas interactivas” públicas deciden la idoneidad de éstas para expresar
identidades o argumentos religiosos a partir de su conocimiento de antecedentes, poniendo en
práctica un “estilo grupal” considerado apropiado para la ocasión (Lichterman 2012, 17; 20).
Este estilo consiste en “un patrón de interacción en curso que emerge de las suposiciones
compartidas en un grupo acerca de lo que constituye una buena o adecuada participación en una
escena” (Lichterman 2012, 21). Ese sentido compartido y a menudo dado por sentado de
quiénes somos frente a otros, y de cómo definimos nuestras actividades y compromisos mutuos,
recuerda a las coordenadas de los grupos sociales conforme a las que puede representarse la
estructura de las ideologías (Van Dijk 1998, 69–70).
El texto y el habla religiosos siguen siendo centrales como parte del contexto para la
18
Entrevista a Javier Baeza, 1 de marzo de 2013, en: https://www.youtube.com/watch?v=1KM3B8v0bio (acceso 4 de
abril, 2019).
14
AGUDO: ECUMENISMO EN ACCIÓN
religiosas al contexto. Cuando se les pregunta por su insistencia en transformar la misa en una
asamblea donde diversas personas pueden expresarse en sus propios términos, responden que la
suya se trata de una “liturgia adaptada a nuestra gente”. Entre esa gente se incluyen jóvenes
izquierdistas, activistas que no se identifican con ninguna religión o inmigrantes musulmanes.
En este contexto pluralista, las expresiones abiertamente religiosas parecen más apropiadas o
efectivas cuando se dirigen a enfatizar el respeto y la comprensión interreligiosa sobre la base
de preocupaciones comunes sobre la pobreza, la injusticia o la desigualdad. Al hablar de una
“asamblea” celebrada en Borromeo en presencia de un obispo auxiliar, Enrique de Castro se
refería a estas circunstancias:
Y decía un musulmán al obispo en aquella asamblea: “¿por qué ustedes, los jefes de
nuestras religiones respectivas, nos hacen enemigos entre nosotros? Aquí hemos
descubierto que no somos enemigos: vivimos en las mismas casas, ellos nos ayudan
para buscar trabajo, para los papeles, nosotros estamos ayudando en la parroquia…”.
Entonces, si los musulmanes, como los ateos o agnósticos, como creyentes de otra
religión, vienen a nuestra mesa, a la mesa de Jesús, todos tomamos el pan y el vino
porque es para todos. ¿Eso es heterodoxo? ¿Con respecto a qué? Con respecto a una
doctrina de una iglesia que se ha ido apartando del mundo de los pobres. 19
Conclusiones
19
Entrevista, 20 de mayo de 2013, en: https://www.youtube.com/watch?v=M64CQFnI2AU (acceso 4 de abril, 2019).
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Al final del desplazamiento hacia el pluralismo, algunos no ven otra solución que regresar a
la praxis de la teología de la liberación. Lejos de ser una meta en sí mismo, el diálogo se
convierte en esa praxis, una búsqueda no estrictamente religiosa de la justicia. Se hace necesario
abandonar la conversación entre colegas teólogos motivados por los mismos valores, y admitir
que los criterios para el diálogo sólo pueden reconocerse a través de las prácticas situadas y los
esfuerzos concretos por superar la inequidad y la opresión (Knitter 2003, 109–110; Cox 1984).
El resultado es de nuevo una teología de la participación social y política, la cual puede adoptar
formas diversas en distintos grupos motivados por la acción y la expresión religiosa en
particulares ámbitos públicos.
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SOBRE EL AUTOR
18
Evolución del cristianismo entre los siglos IV y V:
definición del dogma desde Nicea (325) hasta
Calcedonia (451) y su incidencia en la autonomía
de las iglesias
(Evolution of Christianity During the IV and V Centuries: Definition of the Dogma From
Nicaea (325) to Chalcedon (451) and its Influence in the Autonomy of the Churches)
Abstract: Since Jesus of Nazareth crucifixion in 33 A.D., a new faith was born that steadily extended all over Eurasia.
In the case of the Roman Empire, this faith started to spread as a clandestine faith, afterwards it was persecuted, later
tolerated and finally it was established as the official faith of the Roman Empire. This privileged position allowed it to
model the society in which it was introduced and allowed it to unify and provoke rifts in its core. Among the elements
that contributed to define the dogma, the conflicts between the different sees and the political rivalries would stand out
the most, which often entailed for the religious community to question their own religious identity and forcing the State
to intervene in religious affairs to help define orthodoxy.
Keywords: Councils, Nicaea, Constantinople, Ephesus, Chalcedon, Christianity, History, Religion, Ethiopia
E l cristianismo ha sido una de las religiones más influyentes de la historia, la cual ha sido
modelada a lo largo de los siglos por diferentes corrientes de pensamiento, las disputas
internas y externas además de los eventos sociales y políticos que transcurrían en torno a
ella. Cuando comenzó a introducirse en el Imperio Romano, esta tuvo que competir con otras
religiones como el culto a Mitra, el culto a Isis o los cultos al emperador y la tríada capitolina.
Con todo, esta fue la religión que acabó triunfando sobre las otras y algunas de las razones de
ello fueron su sólida organización, unas escrituras bien definidas, la absorción de la cultura
clásica y el convertirse en una religión de masa y no solo pensada para la aristocracia, además
de la propia decadencia del paganismo a partir del siglo IV (Blázquez 1995, 403).
El papel que desarrollarían los concilios ecuménicos, comenzando con el Concilio de
Nicea, sería especialmente relevante para definir la ortodoxia y por tanto eliminar la herejía y
unificar la Iglesia. Aunque no siempre se tuvo éxito a la hora de unificar diferentes tendencias,
1
Corresponding Author: Juan José, Campus de Lagunillas s/n, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,
Universidad de Jaén, Jaén, 23071, España. email: jjer0002@red.ujaen.es
si es cierto que todas estas tendencias acabaron por basar sus fundamentos teológicos en torno a
los dogmas establecidos en estos concilios, ya fuese para aceptarlos o rechazarlos.
Conviene eso sí aclarar en qué consiste un concilio. Un concilio es una asamblea de
obispos y otros dignatarios eclesiásticos para deliberar y legislar sobre materias eclesiásticas. En
el caso de los de tipo ecuménico, buscan representar a toda la Iglesia (Berardino 2014, 1:625).
Durante los cuatro primeros concilios, las figuras que convocaron estos concilios fueron
principalmente el emperador y el papa, las resoluciones que se tomaron en ellos eran
consideradas infalibles y por tanto se perseguía a aquellos que rechazaban seguirlas. En los
periodos que hubo entre la convocatoria de un concilio hasta el siguiente, se siguieron
convocando sínodos y otros concilios locales para resolver disputas que habían quedado
pendientes o se trataba de imponer nuevas concepciones.
En las disputas que se sucedieron entre las diferentes corrientes teológicas, hubo cinco
sedes apostólicas que tuvieron especial protagonismo a la hora de determinar qué formaba parte
del dogma y qué no. Estas sedes eran la de Roma, Alejandría, Constantinopla, Antioquía y
Jerusalén, reservándose a Roma una primacía sobre las demás (Berardino 2014, 3:86). Durante
el Concilio de Nicea se estableció a tres sedes, Roma, Alejandría y Antioquía, además de
conceder a Jerusalén un puesto de honor y será en el Concilio de Constantinopla que la ciudad
en el que se celebró el concilio sería añadida también al grupo por haberse convertido en la
nueva capital del imperio (Berardino 2014, 3:86).
Descomposición de la tetrarquía
En 305 Diocleciano abdica y fuerza a Maximiano a hacer lo mismo. Tras esto, los dos césares,
Constancio Cloro en Occidente y Galerio en Oriente, son elevados a la categoría de Augustos y
son nombrados como Césares Severo en Occidente y Maximino Daya en Oriente. En un
principio no se tenía pensado que los Césares fuesen necesariamente hijos de los Augustos, si
no que valía con que fuese algún oficial competente que fuese elegido por el Augusto (Christol
y Nony 1988, 216), pero esto cambió con la muerte de Constancio Cloro. Con la muerte de este,
su hijo Constantino fue proclamado como César en Julio del 306 y reconocido como tal por
Galerio, mientras que en Occidente Severo se convertía en el nuevo Augusto.
El hecho de que el hijo de Constancio Cloro, Constantino, hubiese obtenido el título de
César, pero que el hijo de Maximiano, Majencio, no hubiese obtenido ningún título, provocó
fuertes divisiones internas dentro del gobierno, agravadas además por la impopularidad de
Severo como Augusto (Bravo 1989, 241). Las consecuencias inmediatas fueron la proclamación
20
ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
de Majencio como Augusto por parte del Senado y los pretorianos en Octubre del 306, al que se
unió su propio padre, Maximiano, como muestra de apoyo a la pretensión de su hijo (Christol y
Nony 1988, 221).
Severo trató de acabar con el usurpador, pero fue derrotado por este, obligado a renunciar al
título de Augusto y murió poco tiempo después. Con la muerte de Severo, Constantino se
convierte en el nuevo Augusto de Occidente y además Maximiano es expulsado de Italia por su
propio hijo y surge un nuevo usurpador en la diócesis de África, Domicio Alejandro (Bravo
1989, 242).
Se trató de solucionar el problema mediante un acuerdo en la ciudad de Carnuntum, en el
que participó también Diocleciano y donde se acordó el nombramiento de Licinio como
Augusto para Occidente, se confirmó la abdicación de Maximiano de nuevo, se declaró a
Majencio y Domicio Alejandro usurpadores y Constantino quedaba relegado a César de Licinio.
Sin embargo, el acuerdo no prosperó y pronto se volvieron a las hostilidades entre los diferentes
bandos, que a la muerte de Galerio estaban compuestos por Constantino, Licinio, Majencio y
Maximino Daya.
La guerra sería ganada por Constantino, que en el 312 derrotaría a Majencio en la batalla del
21
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
Durante el siglo IV, el cristianismo se encontraba en una posición cada vez más influyente
dentro del Imperio Romano, pero al mismo tiempo se encontraba profundamente dividido. Las
disputas que socavaban la unidad de la Iglesia eran de diverso tipo, pero a menudo orbitaban en
torno a la relación entre la naturaleza de Cristo y sobre qué hacer con aquellos que durante el
periodo de las persecuciones habían cometido apostasía. Por ilustrar con un ejemplo, la elección
del archidiácono Ceciliano como obispo de Cartago en el 312 supuso una controversia
importante porque uno de los obispos que lo habían consagrado estaba acusado de haber
colaborado con las autoridades romanas durante las persecuciones (Christol y Nony 1988, 282).
Esta controversia daría paso a la conformación de los donatistas, que amenazaron con crear un
cisma en la provincia de África.
Es en este contexto de división cuando surge el arrianismo. Comenzó con las predicaciones
de Arrio en Alejandría, en las cuales argumentaba que Dios Padre existía desde el inicio de los
tiempos y que sobre todo, no fue engendrado, al contrario que el Hijo, que fue creado por el
Padre para enviar su mensaje de salvación y por tanto no compartían la misma condición divina.
La doctrina era controvertida y provocó que el obispo de Alejandría, Alejandro, convocase un
concilio en el que se excomulgó a Arrio y sus seguidores (Davis 1983, 46). Arrio no aceptó esta
condena y buscó apoyos, entre los que se encontraba Eusebio de Nicomedia, un miembro de la
22
ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
los más fervientes detractores de las ideas arrianas y que fue clave para la adopción del término
“homoousios” (Davis 1983, 66–67). Esto favorecía el rearme ideológico en Oriente de las
posiciones a favor de la teología arriana, que comenzaría a realizar movimientos para expulsar a
aquellos que se les habían opuesto en Nicea (Daniélou y Marrou 1964, 295).
La influencia arriana llegaría lejos, hasta el punto de que, tras la muerte de Constantino y el
reparto del imperio entre sus hijos Constantino II, Constante y Constancio II, el segundo
tomaría posiciones claramente arrianas frente a su hermano Constante, que se decidiría por
tomar posiciones nicenas. Con la muerte de Constante, asesinado por el usurpador Magnencio y
la recuperación de estos territorios por Constancio II, las posiciones arrianas quedarían
asentadas sobre las establecidas en el Concilio de Nicea. El ideal arriano de Constancio II
llegaría a tal punto que incluso llegaría a escribir una carta al rey Ezana de Axum para que el
obispo de este reino, Frumencio, fuese enviado a Roma para asegurarse de que predicaba un
mensaje adecuado a la ortodoxia de ese momento, además de que sobre su caso se agravaba
bastante el haber sido ordenado por Atanasio de Alejandría como obispo de Axum (Hable
Sellassie 1972, 101–102).
El arrianismo se trató de concretar y establecer sus puntos de partida de forma definitiva en
Esta tendencia de supremacía del arrianismo acabaría por revertirse tras la muerte de Majencio
y la subida al trono de Juliano el Apóstata, el cual permitió volver del exilio a los grupos que
habían sido expulsados durante el reinado de su sucesor, entre ellos los que seguían siguiendo el
credo niceno. El motivo de esto fue que este emperador deseaba volver a restaurar el
paganismo, por lo que decidió tomar elementos que a sus ojos habían hecho que el cristianismo
se hiciera fuerte como un clero organizado, caridad entre los pobres, introducir maestros de la
moral griega, etc (J. M. Blázquez 1995, 277–278). Aunque Juliano llegó a acabar con algunos
de los privilegios de los cristianos y dificultó la predicación de su religión (J. M. Blázquez
1995, 278), esto permitiría que se reorganizaran las diferentes corrientes religiosas.
La política de tolerancia se mantuvo con su sucesor Joviano (aunque no el apoyo al
paganismo), llegando este incluso a traer de vuelta a Atanasio de Alejandría de su exilio
(Gwynn 2012, 51). Esto abrió otro periodo de confrontaciones entre las diferentes partes de la
Iglesia, todo esto mientras Valentiniano I llegaba al poder y dividía el imperio en dos con su
hermano, gobernando Valentiniano la parte occidental y Valente la oriental.
Valentiniano no se involucraría demasiado en asuntos religiosos y mantendría en general
una tolerancia religiosa, mientras que Valente se mantendría en los postulados arrianos
establecidos en el Concilio de Constantinopla del 360, persiguiendo a aquellos que no se
adecuaban al mismo (Daniélou y Marrou 1964, 300–301). Valente moriría posteriormente en la
batalla de Adrianópolis del 378 y Teodosio subiría al trono.
Teodosio por su parte, era seguidor del credo niceno y terminaría con las políticas de
tolerancia religiosa o de apoyo al arrianismo, para centrarse de pleno en apoyar al credo niceno
con todo el poder que le otorgaban las instituciones del Estado.
23
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
Teodosio terminó por ser el golpe de gracia ante la posibilidad de que el paganismo volviera a
resurgir como culto oficial del imperio. Entre las medidas que este tomó se encontraban la
renuncia al título de Pontifex Maximus, la prohibición de los sacrificios y la clausura de
numerosos templos (J. M. Blázquez 1995, 281). También el arrianismo vería sus alas cortadas,
como se puede ver con la destitución del obispo arriano de Constantinopla Demófilo por uno de
credo niceno, Gregorio de Nacianzo (Daniélou y Marrou 1964, 303).
El emperador llegaría a ir incluso más lejos. En el 380, se acabaría por promulgar el edicto
de Tesalónica en el cual se establecía el credo niceno como la religión oficial del imperio y se
condenaba al arrianismo (Berardino 2014, 3:373) con el apoyo del papa Dámaso y el obispo de
Milán San Ambrosio (Daniélou y Marrou 1964, 303).
La ortodoxia quedaría plenamente definida cuando un año después se convocase el segundo
concilio ecuménico, el de Constantinopla (481). La razón principal para la convocatoria del
concilio se debió a la necesidad de acabar con una nueva herejía, la del macedonianismo. Esta
herejía se basaba en la negación de la divinidad del Espíritu Santo y que este era por tanto era
inferior al Padre y al Hijo (Berardino 2014, 1:599), algo que chocaba de frente contra el credo
niceno y la idea del “homoousios”.
En este concilio, se ratificarían cuatro cánones principales (los tres restantes son o bien
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ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
concilio se debió principalmente a las doctrinas que predicaba Nestorio, obispo al cargo de la
sede de Constantinopla, pero había también otros motivos para que la polémica estallara.
Desde la convocatoria del Concilio de Constantinopla y el establecimiento del tercer canon por
el que Constantinopla se convertía en la segunda sede con mayor importancia del imperio,
comenzó una importante rivalidad entre esta sede y las de Antioquía y Alejandría (Davis 1983,
121). El motivo principal se debía a que estas dos sedes habían contado con una dignidad
superior desde que se suscribió el sexto canon del Concilio de Nicea y ahora una nueva sede las
estaba comenzando a eclipsar.
Esta rivalidad se manifestaría con las luchas entre el obispo Juan Crisóstomo y Teófilo de
Alejandría, los cuales tendrían importantes disputas entre sí, llegando a convocarse un sínodo
(el sínodo de la Encina) para destituir a Juan por parte de Teófilo (Davis 1983, 122) que llegó a
tener éxito e hizo que se exiliara a Juan, aunque rápidamente se revertió la decisión. Finalmente,
Juan sería exiliado y apartado de la sede de Constantinopla cuando criticó a la emperatriz al ver
una estatua de plata de la misma delante de su catedral (Davis 1983, 122–123).
25
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
cuanto antes de manera que el juicio no fuese favorable para su rival, provocando las protestas
del grupo de Nestorio y que estos abandonaran el concilio (Daniélou y Marrou 1964, 381). Con
el concilio bajo su poder y sin ningún tipo de oposición, Cirilo inició el concilio el 22 de Junio
fue capaz de declarar como heréticas las enseñanzas de Nestorio y excomulgarlo. Cirilo envío
tras esto una carta al emperador para informarle de cuál había sido el veredicto del concilio,
pero Nestorio y sus seguidores enviaron una réplica denunciando todo el proceso. La situación
se agravaría aún más cuando por fin el 26 de Junio llegase Juan de Antioquía a Éfeso, que al
enterarse de la situación, decidió convocar su propio concilio donde excomulgo a Memnón y
Cirilo (Davis 1983, 138–139).
Ante esta situación de mutua excomunión, los legados imperiales decidieron colocar bajo
custodia a los tres obispos que habían sido excomulgados hasta que se tomara una decisión
sobre quien debía de ser definitivamente expulsado de su sede, tiempo que aprovecharon los
afectados para tratar de ganar el apoyo imperial mediante cartas y sobornos (Daniélou y Marrou
1964, 381).
Finalmente, se decidiría que Nestorio sería depuesto de su sede a favor de Maximiano y se
terminaría por aceptar el término de Theotokos (Davis 1983, 141) aunque el concilio no lograría
tomar una decisión total sobre si las enseñanzas de Nestorio habían de ser declaradas heréticas o
no, ya que había una importante discordancia dentro del concilio en este aspecto (Tanner 2003,
12). Finalmente, ambas partes lograron llegar a un acuerdo liderado por Cirilo de Alejandría y
La polémica por tanto no tardaría demasiado en volver a estallar, siendo protagonizada esta vez
por Eutiquio, archimandrita de Constantinopla. El motivo se debía a que Eutiquio sostenía que
antes de la encarnación, el hijo contaba con dos naturalezas, humana y divina, pero tras la
encarnación estas naturalezas se unían para formar una sola, por lo que Cristo dejaba de ser
consustancial al ser humano2 (Vasilije 2008, 208–209).
La persona que lo delató al obispo de Constantinopla, Flaviano, fue Eusebio de Dorilea,
que realizó las acusaciones en un sínodo en Constantinopla en el 448 con el obispo de la ciudad
presente (Davis 1983, 153–154). Esto supuso que se examinara su caso y que finalmente fuera
excomulgado y relegado de su cargo, dando comienzo así al surgimiento de la herejía
monofisita. A pesar de esto, Eutiquio no aceptó la decisión y buscó apoyo entre sus aliados,
principalmente Dióscoro, patriarca de Alejandría y sucesor de Cirilo y el eunuco Crisafio, el
cual contaba con una gran influencia sobre el emperador Teodosio II (Treadgold 2001, 49).
2
Sobre este último punto dudó en varias ocasiones, pero lo afirmó antes de su condena en el concilio de Constantinopla
de 448.
26
ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
Sus aliados lograron que el emperador convocase un nuevo concilio ecuménico en Éfeso3
en el 449 en el cual Dióscoro presidiría. Durante el transcurso de este concilio, a los obispos que
habían estado presentes durante la excomunión de Eutiquio les fue denegada la posibilidad de
participar en el concilio y únicamente podían asistir como espectadores, además de ignorar a los
legados papales que traían cartas del Papa León I oponiéndose a la doctrina de Eutiquio (Davis
1983, 157). Además, se vengaron de Flaviano y Eusebio de Dorilea logrando su deposición de
sus respectivos cargos.
Este evento levantó importantes disputas dentro de la cristiandad tanto oriental como occidental
que culminaron con la muerte del emperador Teodosio II en el 450. El siguiente emperador fue
Marciano, lugarteniente del general bárbaro Aspar, que se casó con la hermana del anterior
emperador, Pulqueria, para que de este modo continuara en el trono la dinastía teodosiana y
conferir a su gobierno legitimidad dinástica (Treadgold 2001, 50).
Este nuevo gobierno supuso un giro importante en la política del imperio, ya que entre las
primeras medidas que tomaron estaba la ejecución del eunuco Crisafio y la muestra de fidelidad
al papa (Daniélou y Marrou 1964, 386), lo que suponía una ruptura importante con respecto al
gobierno anterior y sobre todo a lo establecido en el concilio anterior.
3
Este concilio, en la tradición católica y ortodoxa posterior, sería declarado como nulo durante el concilio de
Calcedonia del 451 e incluso se le llegaría a llamar el latrocinio de Éfeso debido a que este concilio estuvo preparado
desde el comienzo para que Eutiquio fuese restituido y sus enemigos condenados.
4
Entre las diferentes acusaciones que se lanzaron contra Dióscoro, cabe señalar que se le acusó de que en su
consagración solo había habido dos obispos presentes (Acerbi 2007, 31), algo que contradecía lo estipulado en el cuarto
canon del Concilio de Nicea (325).
27
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
monofisismo nunca llegaría a ser totalmente resuelto, formando estas comunidades Iglesias
cismáticas respecto de la ortodoxia fijada en el Concilio de Calcedonia.
Con todo, las doctrinas monofisitas no solo se dieron dentro del Imperio Romano, y este
Estado no fue el único que se llegó a convertir al cristianismo. Uno de estos Estados
independientes y que escapaba por completo de las fronteras romanas sería el reino de Axum,
localizado en Etiopía.
Conservamos textos escritos por autores del Imperio Romano en el que se relata la introducción
del cristianismo dentro de las fronteras de Axum y el nombramiento de su primer obispo,
Frumencio de Etiopía. En esta historia, un filósofo llamado Metropio se adentró en la India5 con
dos muchachos, Edesio y Frumencio y que a la vuelta entraron en un puerto para
aprovisionarse, pero fueron atacados y Metropio asesinado. Los dos fueron encontrados debajo
de un árbol, pero los locales decidieron no atacarles y llevarlos a su rey. El rey decidió hacer a
Edesio copero y a Frumencio administrador y canciller. Finalmente el rey moriría y dejaría un
heredero muy joven, por lo que la reina madre pediría a los dos chicos que le ayudasen con la
administración del reino hasta que su hijo se hiciese mayor. Durante este periodo, Frumencio se
dedicó a favorecer a los comerciantes romanos cristianos con privilegios y construcciones hasta
Conclusiones
Desde la convocatoria del primer concilio ecuménico en el Imperio Romano, se estableció un
modelo para la conformación del dogma por el cual el representante del poder secular se
5
Cabe señalar que la India durante esta época no se aplicaba exclusivamente al subcontinente que conocemos, sino que
también se aplicaba para zonas de la Península Arábiga y África oriental.
6
La carta (Hable Sellassie 1972, 101–102) ya ha sido mencionada anteriormente en este artículo en la página 4.
28
ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
convierte en árbitro y defensor de la fe, ya no solo dentro de las fronteras del propio Imperio
Romano, sino de todos los territorios donde haya una Iglesia organizada.
Para que esta ortodoxia pudiese ser establecida, la posición del Emperador debía de ser
indiscutida. Los concilios se celebraban una vez los usurpadores habían sido completamente
eliminados y la autoridad imperial estaba claramente definida. No importaba que hubiese dos
emperadores o más en el imperio, siempre y cuando estos actuaran con unos límites claramente
establecidos y de forma coordinada. Por tanto, la religión no siempre se convertía
automáticamente en una forma de legitimidad del poder político, sino que era el poder político
el que legitimaba al religioso, lo cual era únicamente posible cuando el poder político estaba
plenamente asentado.
Con todo, el Imperio Romano no podía controlar todos los territorios que practicaban el
cristianismo. En el caso de otros estados, el esquema que se seguía era similar aunque la forma
que tomase allí la ortodoxia variase de la forma romana, como era el caso de la Iglesia etíope
monofisita, protegida por el rey de Axum (Getnet 1998, 88) o la Iglesia nestoriana del Imperio
Sasánida (Daniélou y Marrou 1964, 404).
Podían existir comunidades contrarias a las formulaciones favorecidas por el poder en ese
momento, pero estas siempre debían de actuar al margen de la legalidad y para triunfar debían
de acercarse a este poder. La religión cristiana en sus diferentes variantes tenía una importante
presencia en la sociedad y por tanto era defendida con gran ahínco por los creyentes, lo que a
29
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
REFERENCIAS
Acerbi, Silvia. 2007. Jerarquías eclesiásticas y abusos de poder en las Iglesias de Oriente: un
análisis a partir de las Actas de los Concilios de Éfeso II (449) y Calcedonia (451).
Collectanea christiana orientalia, 2007: 23–40.
Aquilea, Rufino. 2016. History of the church. Traducido por Philip R. Amidon. Washington D.
C.: The Catholic University of America Press.
Berardino, Angelo Di. 2014. Encyclopedia of Ancient Christianity. Vol. 1 y 3. Illinois:
InterVarsity Press.
Blázquez, José María. 1995. Causas del triunfo del cristianismo. En Cristianismo primitivo y
religiones mistéricas, de Jaime Alvar, 403–404. Madrid: Catedra.
Blázquez, José María. 1995. La política imperial sobre los cristianos. De la tetrarquía a
Teodosio. En Cristianismo primitivo y religiones mistéricas, de Jaime Alvar, 265–290.
Madrid: Cátedra.
Bravo, Gonzalo. 1989. Poder político y desarrollo social en Roma antigua. Madrid: Taurus
Universitaria.
Bunson, Matthew. 2002. Encyclopedia of the Roman Empire. Nueva York: Facts on File.
Christol, Michel, y Daniel Nony. 1988. De los orígenes de Roma a las invasiones bárbaras.
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ESTRELLA: EVOLUCIÓN DEL CRISTIANISMO ENTRE LOS SIGLOS IV Y V
SOBRE EL AUTOR
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Jerusalén y Constantinopla: el Trono de Salomón
y el Palacio de la Magnaura. Representación del
poder y simbolismo bíblico en Bizancio
(Jerusalem and Constantinople: the Throne of Solomon and the Palace of Magnaura.
Representation of Biblical Power and Symbolism in Byzantium)
Resumen: Tras la caída de Roma como capital del Imperio, Constantinopla pasó a ser la capital mundial del
cristianismo. La íntima relación entre helenismo y cristianismo dio como fruto maravillosas obras artísticas que
rezumaban ese carácter religioso con la elegancia helenística. Una de las mejores representaciones donde se combina
el simbolismo religioso y la arquitectura bizantina es el Palacio de la Magnaura. La polivalencia de la sala, su
decoración y el sincretismo religioso hacen de esta construcción ubicada en el interior del Gran Palacio de
Constantinopla un objeto de estudio maravilloso.
Abstract: After the fall of Rome as the capital of the Empire, Constantinople became the world´s capital of Christianity.
The intimate relationship between Hellenism and Christianity produced wonderful works of art that oozed that religious
Introducción
1
Bekker, Immanuel, ed. 1838. Theophanes continuatus, Joannes Camenista, Symeon Magister, Georgius Monachus, ex
recognitione Immanuelis Bekkeri. Weber.
Pero sin duda lo que más llamaba la atención de esta sala era su impresionante puesta en
escena a la hora de la recepción de embajadas. En este preciso momento todo el poder imperial
salía a relucir.
Identificación y ubicación
Hoy día se sigue discutiendo sobre varios aspectos formales de la Magnaura como es su
ubicación exacta o la identificación de este, ya que algunos historiadores como Cyril Mango
han llegado a confundir y defender que se trataba del mismo edificio que el del senado o que el
Tribunal (Mango y Mamboury 1959, 57–63)2.
Para resolver esta duda o equivocación, a decir verdad eran complejos diferentes con una
ubicación diferente y una estructura obviamente diferente. De ello nos deja constancia, entre
otras fuentes, el Libro de las Ceremonias (Moffat y Tall 2012, I, 165 y 169) 3 que nos indica que
la “Casa del Senado” no solo se encontraba dentro del recinto del Augusteion, sino que también
formaba parte del mismo:“es sabido que, si hace viento el día señalado, ellos (los emperadores y
su séquito) atraviesan la columnata y, subiendo, entran a la Casa del Senado del Foro de
Constantino…”(Moffat y Tall 2012, I, 169).4
Además de esto, está atestiguado documental y arqueológicamente que muchas de las casas
2 Mango, Cyril A y Mamboury, Ernest. 1959. The Brazen House: a study of the vestibule of the imperial palace of
Constantinople. I kommission hos Munksgaard.
3 Moffat, A., Tall. M. 2012. Constantinus VII P Porphirogenito, De Ceremonii. Canberra: Australian Association for
Byzantine Studies.
4 Moffat, A., Tall. M…: I, 169.
5 Whitby, L. Mary. 2015. "Chronicon paschale.". Liverpool: Oxford Research Encyclopedia of Classics.
6
Guilland, Rodolophe. 1969. Études topographiques de Constantinople byzantine. (Berlin–Amsterdam: Berliner
Byzantinistische Arbeiten.
7
Vogt, Albert. ed. 1935. Constantinus VII Porphirogeneto, De Ceremonii. París: Les Belles–Lettres, 1935. 28.
34
NAVARRO: JERUSALÉN Y CONSTANTINOPLA
8
Berthold, Richard M. et al. 1991. The Oxford Dictionary of Byzantium. New York: Oxford University Press.
9 Istanbul Archeological Museums
10Preger, Th. 2012. Scriptores originum Constantinopolitanarum, rec (Berlin, Boston: B. G.
Teubner.
11 Guilland, Rodolophe. Études…
12 Moffat, A., Tall. M….
13 Moffat, A., Tall. M….
14 Whitby, L. Mary...
35
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
que tras la reconstrucción el edificio pasara a tener una planta parecida a la de la Iglesia S.
Sergio y Baco.
Por otro lado, si recurrimos y nos fijamos en la capilla palatina de Aquisgrán (inicios de su
construcción ha. 796), donde se ubicaba y, aún hoy se conserva el trono del emperador
Carlomagno, observamos que la planta es centralizada y el trono se encuentra en un lugar
elevado. Si a ello le sumamos la profunda admiración e influencia de la arquitectura bizantina
en la cultura carolingia, lo más lógico y racional sería el uso de la misma planta utilizada para la
Magnaura, ya que las funciones de ambos edificios eran más que similares y la distribución de
los mismos es casi idéntica. Este indicio nos hace replantearnos si el edificio fue reconstruido
con la misma planta o si, por el contrario, Justiniano lo modificó mediante el uso de una planta
de cruz griega con espacios abiertos mediante intercolumnios, que, posteriormente sería
utilizada en parte de la Europa occidental para salas con función de salón del trono. De esta
manera, aunque en su interior se usaran cortinas de fina seda, cadenas traídas del monasterio de
San Sergio y Baco de Hormisdas o las famosas polykandeloi15 se creaba un espacio diáfano,
amplio y pulcro el cual inducía una sensación tanto de sacralidad como de poderío (Moffat y
Tall 2012, II, 570 y 571).16.
Muy probablemente fue la construcción más impresionante de su época y la más sofisticada
durante siglos debido a su espléndida puesta en escena. Las comunicaciones se llevaban a cabo
de varias formas: mediante un acceso algo más monumental con una portada de grandes
15 Candelabros.
16 Moffat, A., Tall. M…
17 Moffat, A., Tall. M…
18 Moffat, A., Tall. M…
19
Cavallero, Pablo A., ed. 2007. La antapódosis o retribución de Liutprando de Cremona. Madrid: CSIC–CSIC Press,
Vol. 27.
20 Moffat, A., Tall. M….
21 Especie de sala de descanso privada o habitación con función de vestidor para el emperador.
36
NAVARRO: JERUSALÉN Y CONSTANTINOPLA
Tall 2012, II, 570).22 De estas cadenas colgaban directamente las polykandeloi de plata también
traídas expresamente de la Neaekklesia23. En cada lado del anadendradion24 o del interior del
edificio, según la ocasión, se encontraban los órganos de las diferentes facciones
constantinopolitanas: en la parte derecha estaba el órgano de oro entre las grandes columnas
laterales; al este se hallaba el órgano de plata de la facción de los azules; y por última, en la
parte izquierda estaba el órgano de plata de los verdes. La pérgola que antecedía al edificio
también era decorada a modo de arcada con cendales (Moffat y Tall 2012, II, 574) 25 a cada laso
de las columnas. Del mismo modo, de estos cendales colgaban hasta el suelo skaramangias26.
Una de las mejores representaciones gráficas de este tipo de decoración la encontramos en la
Iglesia de San Apolinar el Nuevo, Rávena. En uno de sus mosaicos se aprecia claramente el rico
tipo de cortinaje usado, su distribución, las vestimentas, tipología del edificio…
Como se puede apreciar, no solo se decoraba el interior del edificio, de igual modo, en el
exterior también se disponían cadenas y polykandeloi. Este es el caso de la bóveda que daba
acceso o comunicaba la Magnaura con el salón de los Kandidatoi.27
En aspectos exteriores, un antepatio cerrado precedía al Palacio de la Magnaura, la función
principal de este era albergar todo tipo de público (aristócratas, la guardia, representantes de las
facciones…) cuando los emperadores pasaban por allí durante un recorrido procesional a
quienes vitoreaban, elogiaban… Este espacio era conocido como el anadendradion. Este espacio
estaba repleto de paz, naturaleza y armonía. Aquí, como en muchas otras zonas ajardinadas del
37
REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
Ecuménico de Nicea (787)(Alberigo 1990)32; fue sede de una universidad que contaba con
académicos de reputado prestigio como León Matemático o su discípulo Teodoro, fundada ha.
860 por el emperador Bardas; lugar donde los mandatarios pronunciaban homilías en fechas
señaladas; estación procesional para según qué ceremonias; residencia del expatriarca Focio
(Bekker 1838, 694)33; lugar de coronaciones (Navarro 2020, 40)34… Dentro de las funciones de
la Magnaura también destaca la de cámara nupcial. Los emperadores y emperatrices pasaban en
el denominado koiton algunas noches, normalmente tras la celebración de las bodas (Moffat y
Tall 2012, II, 567, 583)35.
32
Alberigo, Giuseppe. 1990. Storia dei concili ecumenici. Queriniana.
33
: Bekker I. ed. 1838. Theophanes Continuatus loannes Cameniata, Symeon Magister, Ceorgios Monachus. Bonn:
Weber.
34
Navarro, M. 2020. La intervención divina en el ritual de coronación imperial bizantino: la sacralización de los
espacios y el simbolismo religioso. Revista internacional de religón y espiritualidad en la sociedad.
35
Moffat, A., Tall. M...
36
Cavallero, Pablo A., ed. La antapódosis o retribución de Liutprando de Cremona. (Madrid: CSIC–CSIC Press, Vol.
27, 2007), V.
37
Biblia de Jerusalén.
38
NAVARRO: JERUSALÉN Y CONSTANTINOPLA
Simbolismo
Cabe destacar que aquí se ubicaba el famoso “Trono de Salomón”, un hito mobiliario que
marcaría tendencia en sus contemporáneos y generaciones de monarcas y emperadores
posteriores de diversos reinos y cuya inspiración para su construcción provino de una visita de
dos diplomáticos bizantinos a la corte de Bagdad en el 917. Se trataba de todo un símbolo de
poder construido en época de Teodosio II que consistía en un trono el cual mediante un sistema
hidráulico de correas se elevaba y descendía entre tinieblas producidas por inciensos aromáticos
para reproducir una entrada espectacular del emperador en la sala. El mismo Basileus aparecía
revestido con su skaramangia bordada de finísimo oro y la stemma imperial sentado en el Trono
de Salomón. El asiento guarda proporción con el mismo salón de la Magnaura ya que, es muy
probable que el sitial estuviera hecho de los materiales empleados en la decoración de la sala,
aplicando el bronce o el marfil como base y un recubrimiento de láminas de oro aunque no se
sabe a ciencia cierta de qué material estaba hecho. Si poseía incrustaciones de piedras preciosas
o no, como se atestigua en las fuentes bíblicas del auténtico Trono de Salomón, no se tiene
constancia. Lo que sí sabemos es que aparecía también custodiado por leones, en este caso
autómatas que rugían y golpeaban el suelo con sus metálicas colas, y que, de igual manera que
el trono bíblico, éste también se encontraba elevado sobre unos peldaños desde los cuales, los
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REVISTA INTERNACIONAL DE RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD EN LA SOCIEDAD
REFERENCIAS
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Biblia de Jerusalén.
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I Reyes 6, 21.
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NAVARRO: JERUSALÉN Y CONSTANTINOPLA
SOBRE EL AUTOR
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ISSN 2689-3053