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El sol puede proporcionar energía suficiente para dar electricidad

a todo el planeta. Pero no puede hacerlo directamente.


Los paneles solares son el intermediario que hace que la luz solar
nos sirva de energía. Su diseño es simple, muy eficaz y permite el
autoconsumo, lo que fomenta la sostenibilidad. En un futuro
próximo, los paneles generarán electricidad incluso de noche.
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Una sola hora de sol bastaría para abastecer las demandas energéticas de la
humanidad durante todo un año. La afirmación no es exagerada y explica mejor de lo
que lo haría cualquier gráfica, la importancia de que el ser humano sea capaz, a
través de diferentes procesos, de convertir en energía eléctrica lo que el sol regala.
La energía solar como alternativa de futuro para la humanidad.
ENERGÍA SOLAR

Conoce cómo es posible crear un huerto con energía solar

Suelo llano, radiación solar alta y la mayor parte del año, asociación de varios
pequeños inversores, paneles cada vez más baratos e innovación tecnológica para
solucionar retos como la convivencia con los cultivos. Son algunos de los factores de
una inversión  sostenible que vuelve a ser tendencia: los huertos solares, el hermano
pequeño de las plantas fotovoltaicas.
Pero ¿cómo se lleva a cabo ese proceso casi milagroso? A través de dos sencillas
instalaciones: las instalaciones solares de paneles fotovoltaicos (más conocidas como
placas o paneles solares) y las térmicas. Ambas son diferentes y están formadas por
equipos también distintos.

Para comprender bien lo que son estas placas fotovoltaicas lo mejor es retroceder
unos años (incluso algún siglo). “Hablamos de una energía del siglo XXI, aunque en
realidad se descubrió a finales del siglo XIX. Y fue durante el siglo XX cuando empezó
a desarrollarse”, explica a BBVA Carlos Montoya, jefe del Departamento Solar
del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), adscrito al Ministerio
para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico. “En 1920, Albert Einstein ya
descubrió el efecto fotovoltaico y por ello se llevó el Nobel un año después”.

¿Cómo funciona este efecto? Se trata de un fenómeno físico que consiste en la


emisión de fotoelectrones por un material cuando este recibe energía lumínica. “Este
fenómeno posibilita que explotemos la energía solar para producir electricidad”, dice
Íñigo Ramírez González, investigador en energía solar fotovoltaica de la Universidad
Politécnica de Madrid.

Conociendo este concepto, ahora es importante explicar qué es una instalación solar


fotovoltaica. Se trata de una estructura rectangular con una unidad básica de
transformación que es la célula solar y que mide aproximadamente 10 centímetros
cuadrados. Un panel une sobre una plancha varias de estas células, que se recubren
con un plástico llamado EVA. Se trata de un tipo de polietileno formado por varios
compuestos (etileno y acetato de vinilo) que es uno de los grandes aliados de la
industria fotovoltaica. ¿Por qué? Porque este polímero puede aguantar condiciones
y temperaturas extremas y, además, permite que pase la luz, pero no los rayos
ultravioletas, más dañinos para la piel.

Un panel solar está formado por unas 60 células, aunque este tamaño varía según
los fabricantes, y su grosor es de alrededor de cuatro centímetros. Íñigo Ramírez
puntualiza: “La energía que producen es de corriente continua y nosotros en nuestras
casas la usamos alterna, por lo que los paneles tienen también un elemento
imprescindible que es el inversor, capaz de transformar la corriente para que podamos
utilizar esa energía”.
El silicio desde 1954
Las primeras células fotovoltaicas se desarrollaron en 1954. Daryl Chapin, ingeniero
electrónico; Gerald Pearson, físico, y Calvin Fuller, químico, los tres investigadores de
los laboratorios estadounidenses Bell, presentaron al mundo su gran descubrimiento:
se trataba de la primera célula que captaba energía del sol y con ella se podía hacer
funcionar un transistor. Aquella célula tenía una particularidad: era de silicio.
“Precisamente ese es el material fundamental que absorbe la luz del sol y a través del
cual esa luz se transforma en electricidad. Es un semiconductor con unas
características muy buenas para fabricar células solares y muy abundante en la
tierra, además de barato”, explica Ramírez.
ENERGÍA SOLAR

Así funciona una central solar para generar energía

Las instalaciones solares aprovechan la radiación para transformarla en energía


térmica o eléctrica. Existen dos tipos: las termoeléctricas calientan un fluido para
obtener vapor de agua y mover la turbina que genera electricidad, mientras que los
parques fotovoltaicos dominan la reacción del silicio que convierte la luz en
electrones.
La fotovoltaica es una fuente de energía que ha ido adquiriendo más y más
importancia con el paso de los años. Antes de los 70 su uso era meramente
aeroespacial, pero a partir de ese momento, bajó a la Tierra. Es modular, es decir, su
eficiencia no depende de su tamaño, por lo que es escalable y se puede ubicar en el
hogar.

Sin embargo, en países como España su uso aún es eminentemente industrial. “Los
más de 10.000 megavatios (MW) de potencia fotovoltaica instalados en el país
abastecen fundamentalmente a empresas y naves industriales”, explica el jefe del
Departamento Solar del IDAE. Aún nos falta mucho para llegar a China, la mayor
potencia mundial en energía fotovoltaica.

Paneles solares: saca el máximo partido al sol y ahorra


energía
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Volviendo a estos paneles, otra de las preguntas más frecuentes es si las granjas (así
se conoce a estas instalaciones) de paneles solares se van moviendo con el sol. Hay
dos respuestas, algunos paneles están instalados sobre estructuras fijas inclinadas y
otras son instalaciones con seguidor, es decir, cuentan con un motor inteligente que
los va moviendo para que estén en su punto más eficiente durante todos los días del
año.

Respecto a la potencia que pueden generar los paneles de tamaño estándar, se


calcula que un módulo de 2 x 1 metro –entre 60 y 72 células– proporciona
aproximadamente entre 300 y 445 Wp (vatios pico) por cada hora de sol.
Futuro fotovoltaico
El futuro de los paneles pasa por el presente de la investigación científica. En
la Universidad de Stanford (EE. UU.) acaban de desarrollar una instalación capaz de
generar electricidad cuando el sol ya se ha ido. Las placas solares ‘a la
inversa’ aprovechan la energía que irradian las placas después de muchas horas de
sol. Este fenómeno se conoce como ‘enfriamiento radiativo’ y se produce cuando un
cuerpo va perdiendo calor después de altas temperaturas. Recuperar ese calor que se
desprende, incluso de noche, podría ser una solución para que los paneles rindan
más.

Granjas solares en instalaciones elevadas sobre campos agrícolas o invernaderos


para optimizar el espacio y, al mismo tiempo, mantener los paneles refrigerados por
la humedad que liberan las plantaciones; rastreadores solares para seguir al sol más
económicos y eficientes, o celdas solares fabricadas con componentes orgánicos
que transforman las ventanas de edificios industriales o residenciales en paneles
solares semitransparentes son algunas de las soluciones en marcha.

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