Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Una sola hora de sol bastaría para abastecer las demandas energéticas de la
humanidad durante todo un año. La afirmación no es exagerada y explica mejor de lo
que lo haría cualquier gráfica, la importancia de que el ser humano sea capaz, a
través de diferentes procesos, de convertir en energía eléctrica lo que el sol regala.
La energía solar como alternativa de futuro para la humanidad.
ENERGÍA SOLAR
Suelo llano, radiación solar alta y la mayor parte del año, asociación de varios
pequeños inversores, paneles cada vez más baratos e innovación tecnológica para
solucionar retos como la convivencia con los cultivos. Son algunos de los factores de
una inversión sostenible que vuelve a ser tendencia: los huertos solares, el hermano
pequeño de las plantas fotovoltaicas.
Pero ¿cómo se lleva a cabo ese proceso casi milagroso? A través de dos sencillas
instalaciones: las instalaciones solares de paneles fotovoltaicos (más conocidas como
placas o paneles solares) y las térmicas. Ambas son diferentes y están formadas por
equipos también distintos.
Para comprender bien lo que son estas placas fotovoltaicas lo mejor es retroceder
unos años (incluso algún siglo). “Hablamos de una energía del siglo XXI, aunque en
realidad se descubrió a finales del siglo XIX. Y fue durante el siglo XX cuando empezó
a desarrollarse”, explica a BBVA Carlos Montoya, jefe del Departamento Solar
del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), adscrito al Ministerio
para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico. “En 1920, Albert Einstein ya
descubrió el efecto fotovoltaico y por ello se llevó el Nobel un año después”.
Un panel solar está formado por unas 60 células, aunque este tamaño varía según
los fabricantes, y su grosor es de alrededor de cuatro centímetros. Íñigo Ramírez
puntualiza: “La energía que producen es de corriente continua y nosotros en nuestras
casas la usamos alterna, por lo que los paneles tienen también un elemento
imprescindible que es el inversor, capaz de transformar la corriente para que podamos
utilizar esa energía”.
El silicio desde 1954
Las primeras células fotovoltaicas se desarrollaron en 1954. Daryl Chapin, ingeniero
electrónico; Gerald Pearson, físico, y Calvin Fuller, químico, los tres investigadores de
los laboratorios estadounidenses Bell, presentaron al mundo su gran descubrimiento:
se trataba de la primera célula que captaba energía del sol y con ella se podía hacer
funcionar un transistor. Aquella célula tenía una particularidad: era de silicio.
“Precisamente ese es el material fundamental que absorbe la luz del sol y a través del
cual esa luz se transforma en electricidad. Es un semiconductor con unas
características muy buenas para fabricar células solares y muy abundante en la
tierra, además de barato”, explica Ramírez.
ENERGÍA SOLAR
Sin embargo, en países como España su uso aún es eminentemente industrial. “Los
más de 10.000 megavatios (MW) de potencia fotovoltaica instalados en el país
abastecen fundamentalmente a empresas y naves industriales”, explica el jefe del
Departamento Solar del IDAE. Aún nos falta mucho para llegar a China, la mayor
potencia mundial en energía fotovoltaica.
Volviendo a estos paneles, otra de las preguntas más frecuentes es si las granjas (así
se conoce a estas instalaciones) de paneles solares se van moviendo con el sol. Hay
dos respuestas, algunos paneles están instalados sobre estructuras fijas inclinadas y
otras son instalaciones con seguidor, es decir, cuentan con un motor inteligente que
los va moviendo para que estén en su punto más eficiente durante todos los días del
año.