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Y OTROS SIGNOS
DISTINTIVOS
C a r l o s O c t a v io M it e l m a n
T omo I
D e sig n a c io n e s c o m er c ia les
N om bres de d o m in io
D en o m in a c io n es de o rig en
C o m p e t e n c ia desleal
P r ó l o g o d e G u i l l e r m o C a b a n e l l a s d e las C u e v a s
LA LEY
THOMSON REUTERS
© Carlos Octavio Mitelman, 2014
© de esta edición, La Ley S.A .E. e I., 2014
Tucumán 1471 (C1050A A C) Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina
ISB N (Tomo I)
ISB N (Obra completa)
SAP
A r g e n t in a
S ig n o s r eg istra bles
I. L a c a p a c id a d d is t in t iv a
(1) “En términos generales, es pertinente señalar que el requisito esencial para
que un signo sea registrable como marca —palabra, dibujo, com binación de am
bos, emblemas, envoltorios y envases, letras y números, frases publicitarias, relieves
(art. 1°, ley 22.362)— es que posea intrínsecamente ‘capacidad distintiva' y no se en
La idoneidad de un signo para ser considerado como marca se
encuentra estrechamente vinculada a que sea percibido por el pú
blico como identificatorio de los productos comercializados o de
los servicios prestados por una empresa. Hay otros símbolos que
son claramente percibidos por las personas como tales, pero al no
cumplir una función distintiva de productos o servicios, no consti
tuyen marcas, tal como ocurre con las señales viales o de tránsito,
o los símbolos patrios o representativos de la Nación, las provincias
o las municipalidades.
Las marcas pueden ser agrupadas en cinco categorías, de acuer
do a una escala decreciente de "distintividad":
(i) Signos de fantasía: constituidos por términos o vocablos pri
vados de significado propio. Son fruto de la imaginación y no
transmiten otro significado que el de actuar como marcas. La
mayoría de los signos marcarios son fantásticos o de fantasía.
(ii) Signos arbitrarios: constituidos por términos o imágenes que
transmiten un significado determinado, incluso coincidente
con el nombre común de un producto o servicio, o la imagen
que los representa, pero se encuentran desligados y carecen de
toda vinculación con el producto o servicio distinguido®.
(iii) Signos evocativos: constituidos por términos o combinacio
nes de términos que —como su nombre lo indica— "evocan"
o "sugieren" alguna característica o función del producto o
servicio®.
(iv) Signos descriptivos: constituidos por la descripción de las ca
racterísticas, cualidades o ingredientes del producto o servicio
a ser distinguidos.
(v) Signos genéricos: constituidos por el nombre común (necesa
rio o genérico) de un producto o servicio.
cuentre prohibido su registro; y se entiende que se halla dotado de esa aptitud cuan
do puede desempeñar el rol de elemento diferenciador e individualizador de produc
tos o servicios, es decir, precisamente cuando distingue” (CNFed. Civ. y Com., sala II,
12/8/2008, “Bagley S.A. c. Schifrin, Bernardo Floro”).
(2) P. ej., la palabra “frutilla” o su imagen para identificar indumentaria.
(3) P. ej., la palabra “frutilatina” para identificar gelatina de frutilla.
Se interpreta como principio general que los signos "de fanta
sía", "arbitrarios" y "evocativos" son intrínsecamente distintivos y
pueden desempeñarse como marcas. Por el contrario, los signos
"descriptivos" y "genéricos" carecen de distintividad y por ello —en
principio— carecen de dicho atributo esencial para constituirse en
marcas®.
Se deduce entonces que para determinar el carácter distintivo
de una marca, tal apreciación no puede hacerse en abstracto, sino
desde una triple perspectiva: (i) la primera, analizando el signo en
sí mismo®, (ii) la segunda, en relación con los productos o servi
cios que se pretenden identificar con el signo de que se trate®. No
se puede determinar, de manera abstracta, si los vocablos "perfu
me" o "dulce" son registrables o no. Ahora, si se utilizara "perfume"
para distinguir justamente perfumes o "dulce" para identificar
"azúcar", tales palabras no serán registrables como marcas, atento
(4) “No es infrecuente encontrarse con el argumento de que tal o cual palabra no
puede ser registrada, y por tanto monopolizada, porque es de uso diario, porque for
ma parte del lenguaje de todos los días y la emplea la generalidad de la población en
sus conversaciones habituales (o se trata de un término de utilización frecuente en
determinados círculos sociales o profesionales). Pero no es así. El hecho de que una
palabra cualquiera —sustantivo, adjetivo, pronombre, adverbio, verbo, interjección,
etc.— forme parte del habla cotidiana y sea sumamente utilizada por la generalidad
de las personas no le confiere el carácter de elemento de ‘uso común' o 'genérico' a
los efectos marcarios, impidiendo obtener privilegio sobre ella por su registro ante el
INPI [...]
"Así, p. ej., voces como 'gracias,' ‘buenos días,' ‘felicidades^ son de uso habitual,
casi diario, en todas partes y son de libre empleo. Pero de ‘libre empleo' hasta que
alguno las registre como marcas de productos o servicios, en cuyo caso —en el ám
bito de su cobertura marcaría— el nuevo titular tendrá el privilegio de su m onopo
lio de uso (art. 4° de la Ley de Marcas). La expresión ‘gracias' puede ser registrada,
v.gr. para distinguir determinados ‘servicios bancarios'; ‘buenos días,' para el de des
pertar telefónico por abono mensual; ‘felicidades,' como identificación del servicio
de reparto de regalos de casamiento (mensajería de encomiendas), etc [...] Lo que
estaba en el lenguaje de todos los días y era de uso común y libre empleo, por vía
del registro —que aceptó su capacidad distintiva sea por su propia fisonomía o por
su novedosa aplicación—, dejó de ser de uso común y de libre empleo y se convir
tió en una propiedad marcaría de quien obtuvo su registro, con derecho a m ono
polizar su uso e impedir su uso por cualquier tercero” (CNFed. Civ. y Com., sala II,
16/6/2005, “Compañía de Productos Alimentos y Servicios Corpora S.A. c. Kraft
Foods Argentina S.A”).
(5) Según la cual no podrían acceder al registro los signos contemplados en el
art. 2.d), LM; art. 3.e), f) y g), LM.
(6) Según la cual no podrían acceder al registro los signos contemplados en el
art. 2.a), b) y c), y art. 3 c), d), i) y j), LM.
a carecer de capacidad distintiva con respecto a los artículos men
cionados, en el primer caso, por ser designación común del objeto
distinguido y, en el segundo caso, por aludir a una de sus cualida
des esenciales, (iii) la tercera, referida a otros signos respecto de los
cuales terceras personas gocen de exclusividad en el uso (marcas,
nombres comerciales, nombres de dominio, derechos de autor, ti
tularidad de un nombre o seudónimo)
Se verifica entonces que las causas que impiden calificar a un
signo como marca, impidiendo que se reconozca sobre el mismo
un derecho de exclusividad, o que justificaran que se declare la
nulidad del respectivo acto administrativo si la exclusividad ya fue
otorgada, se encuentran edificadas alrededor del esencial concep
to de distintividad.
Asimismo, cabe afirmar que el nivel de tutela de una marca se
encuentra influido por su capacidad distintiva. Cuanto mayor sea
tal capacidad, más elevada será la protección que le reconocerá el
derecho marcario.
De esta manera, suele aludirse a una protección "débil", "nor
mal", o "fuerte" de acuerdo al grado de capacidad distintiva que la
marca se ha ganado en la percepción del público. Esta percepción
no permanece inalterable sino que puede variar con el transcurso
del tiempo. Por ejemplo, las marcas consistentes en combinaciones
de letras merecen, generalmente, una protección débil. No obstan
te, si estos signos con el transcurso del tiempo adquieren notorie
dad (como las pastillas M&M, o los equipos de computación HP
que identifican a la empresa Hewlett-Packard, o D&G que refiere
a la firma de moda italiana Dolce&Gabbana), esta circunstancia
transformará y reforzará su nivel de protección.
La distintividad, además de erigirse como factor constitutivo de
la marca, se traduce en su principal función. En efecto, la razón
de ser de la marca consiste en servirle al consumidor como herra
mienta en el proceso de cognición, selección y adquisición de los
bienes disponibles en el mercado.
El art. Io, LM no ofrece una definición de marca, sino que enu
mera aquellos signos que, por entenderse que reúnen aptitud para
(7) Estamos en presencia de los supuestos contemplados en los arts. 3.a), b) y h), LM.
distinguir, pueden ser registrados como marcas:"[...] una o más pa
labras con o sin contenido conceptual; los dibujos; los emblemas;
los monogramas; los grabados; los estampados; los sellos; las imá
genes; las bandas; las combinaciones de colores aplicadas en un lu
gar determinado de los productos o de los envases; los envoltorios;
los envases; las combinaciones de letras y de números; las letras y
números por su dibujo especial; las frases publicitarias; los relieves
con capacidad distintiva y todo otro signo con tal capacidad".
Por su parte, el art. 15.1 del Acuerdo ADPIC declara que"[...] po
drán registrarse como marcas de fábrica o de comercio, en parti
cular las palabras, incluidos los nombres de persona, las letras, los
números, los elementos figurativos y las combinaciones de colores,
así como cualquier combinación de estos signos [...]"
II . P a l a b r a s
1. P a la b ra s c o n co n te n id o c o n c e p tu a l
2 . P a la b r a s de fa n ta s ía
(8) “El concepto de fantasía se refiere tanto a las denominaciones carentes de gra
vitación conceptual como a las que, presentando dicha característica, no guardan
vinculación alguna con los productos a distinguir. Precisamente, en el sentido indica
do es propicio poner de relieve que la calificación de uso común debe apreciarse con
prescindencia de lo que pueda acontecer en el léxico corriente, de manera que una
expresión que en tal ámbito sea de uso común no suprime la posibilidad que desde
la óptica del derecho de marcas constituya una expresión de fantasía” (CNFed. Civ.
y Com., sala I, 11/5/1984, “Julio Llórente F.A.C.I.S.A. c. Ortega, Roberto H. y Ortega,
Edmundo T”).
(9) B e r t o n e , L u i s E. - C a b a n e l l a s d e l a s C u e v a s , G u i l l e r m o , Derecho de mar
cas, 1.1, Heliasta, Buenos Aires, 1989, p. 318.
"Flunase" para antibióticos; "Cepita" para jugos; "Cindor" para le
che chocolatada; "Clairol" para cosmética capilar; "Kleenex" para
productos de salud y belleza, "Palmolive" para jabones de tocador.
3 . P a la b r a s e v o c a tiv a s
(11) “Las partes están de acuerdo en que se debe distinguir entre las marcas indi
cativas y las marcas evocativas, no siendo registrables las primeras y sí las segundas;
criterio que es aceptado uniformemente por la jurisprudencia y la doctrina [...] En
efecto, toda marca evocativa —por su propia naturaleza y finalidad— sugiere algu
na característica del producto o servicio al que va a distinguir, sea relacionada con
algunos de sus elementos constitutivos o ya fuere con el objeto al que está destinado
o con alguna otra connotación que le es propia. Si así no fuese, si la marca no tuviera
ese poder sugestivo (evocativo) de determinados extremos estrechamente vincula
dos con el producto o servicio, no cabría hablar siquiera de ‘marca evocativa! Y, sin
embargo, éstas existen en todos los regímenes marcarios del mundo y su registrabi-
lidad —como está admitido en autos por las partes— es indudablemente legítima.
"En ese sentido, la marca evocativa o sugerente —término este último usado por
ciertos autores españoles— proporciona al productor, distribuidor, competidor,
comerciante y consumidor ‘una idea clara sobre alguna propiedad o característi
ca del producto o servicio que va a distinguir' y ‘esta relación entre signo y produc
to no hace que sea irregistrable como marca' aunque le adose cierta debilidad dis
tintiva” (CNFed. Civ. y Com., sala II, 28/4/2005, “Laboratorios Northia SACIFIA c.
Synthelabo”).
Breuer Moreno afirmaba que "cuando un vocablo se ha creado
arbitrariamente, es registrable: es novedoso, porque nunca se em
pleó para designar al producto al que se aplica; es especial, porque
lo identifica perfectamente entre los demás similares. No importa
que esté constituido por raíces comunes, no importa que evoque la
naturaleza o calidad del producto. El vocablo es novedoso hasta de
por sí" (12l
Para evacuar las dudas acerca de si estamos en presencia de
vocablos "descriptivos", "necesarios" (no registrables) o "evocati-
vos" (registrables) se pueden formular y responder los siguientes
interrogantes:
(i) ¿Se refiere la palabra de manera tan clara acerca de un pro
ducto o servicio, o a alguna característica, calidad, ingrediente,
que otros vendedores de bienes similares indefectiblemente ten
drán que acudir a dicho término en relación con sus propios pro
ductos o servicios?
Si la respuesta es afirmativa, se supone que se trata de una de
signación "descriptiva" o "necesaria" y, por lo tanto, no registrable.
Si la respuesta es negativa, se tratará de una designación "evocati
va" con entidad para ser inscripta.
(ii) Si se concediese el registro a tal designación ¿se estaría qui
tando un término del dominio público?
Si fuera así, la designación sería "descriptiva" o "necesaria"
(no registrable). Caso contrario, si no se priva del dominio públi
co una palabra que se use para describir alguna característica de
un producto o servicio, se tratará de una designación "evocativa"
(registrable).
El registro de términos como "Lechelita" o "Lechelado" no ex
cluyen nada del dominio público porque "Lechelita" o "Lechelado"
no es "leche"; lo mismo cabe expresar en relación a "Cremadan" o
"Cremalin" que no es necesariamente ni "crema" ni "cremoso".
En concreto, toda palabra o término inexistente, que es creado
por el intelecto humano, aunque no revista un alto grado de origi
4 . P a la b r a s en id io m a e x tr a n je ro
(15) CNFed. Civ. y Com., sala I, 26/3/1996, “Molinos Río de la Plata c. J. G. Padilla”
(16) B re u e r M oreno, A le ja n d ro M., Marcas evocativas, colección Cuadernos de
Propiedad Intelectual (Petrone, Aldo, dir.), t. II, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005, p. 59.
para neumáticos; "New Man" y "Stone" para indumentaria; "Apple"
para computadoras; "Red Bull" para bebida energizante; "Sharp"
para televisores y reproductores de discos compactos; etcétera(17).
Con el transcurso del tiempo, el público promedio se ha ido fa
miliarizando con ciertas palabras de otro idioma. De esta manera,
no podrían ser registrables aquellos vocablos que representen en
la mente del público el producto o servicio distinguido, como sus
características o funciones (por ejemplo "Coffee" para café; "Fuel"
para combustible o "Tie" para corbatas")(18).
I II . N o m b r e s d e perso n a
(17) “Es un hecho público y notorio que en nuestro país la generalidad de la po
blación no domina la lengua inglesa, aunque pueda sí conocerla algún sector actual
mente muy minoritario [...] Lo que sí es cierto, y ha sido admitido muchas veces, es
que hay variados vocablos foráneos que, por distintas razones, se han incorporado al
lenguaje común de los argentinos y en esos casos no son marcariamente registrables
cuando son descriptivos o genéricos respecto de productos o servicios. Sobre esto no
hay vacilaciones jurisprudenciales.
"Empero, existe una infinidad de palabras inglesas, francesas, italianas, portugue
sas, griegas, etc., cuyo significado es desconocido para la casi totalidad del público o
para la gran mayoría, al extremo de que al no trasmitirles idea o concepto alguno son
mudas al intelecto humano y, en consecuencia obran como expresiones de fantasía
(v.gr.: ‘anchoress,' ‘anvilled,' ‘dotard,' ‘pintail¡ ‘proser,' ‘slattern¡ etc.). En esas condicio
nes, no concurre impedimento razonable que justifique cohibir su registro porque
todas esas voces, como las palabras de fantasía inventadas en nuestro país, carecerán
de los recaudos que la ley prevé como inconvenientes para su registro” (CNFed. Civ. y
Com., sala II, 22/6/2007, “The Gillette Company c. New Idea S.A.”).
(18) “De la prueba producida, surge claramente que la denominación ‘negra es
pecial' identifica habitualmente un cierto tipo de cerveza [...] por lo cual no es du
doso que cabe perfectamente la posibilidad —y de hecho así ha sucedido— que los
fabricantes de cerveza utilicen la denominación ‘negra especial' para distinguir un
producto determinado. Sobre las bases enunciadas, la impugnación es atendible, ya
que la denominación ‘black special' no es sino la versión inglesa de la locución ‘n e
gra especial'” (CNFed. Civ. y Com., sala I, 29/11/1985, “Mattei, Ángel Alfredo y otro c.
Cervecería Santa Fe S.A.”).
Con el crecimiento de la población y la incipiente formación de
los centros urbanos, la adopción de un único nombre para recono
cer a las personas se tornó inconveniente, por lo que se hizo impe
rioso añadir algún elemento adicional para distinguir a los indivi
duos. Alrededor del siglo XII apareció el concepto del "nombre de
familia" para lo cual se empezaron a utilizar palabras o expresio
nes representativas de una profesión, o de un lugar de nacimiento
u origen.
El incesante aumento de habitantes derivó en la implementa-
ción de una multiplicidad de vocablos para constituir el nombre
de una persona para que pudiera ser distinguida con respecto a las
demás. En la actualidad, el nombre se encuentra compuesto por
dos ingredientes, el nombre de pila que puede ser simple o com
puesto y el apellido que consiste en la designación compartida por
los parientes con una ascendencia común.
El art. Io, LM no menciona a los nombres de persona entre los
signos registrables. Sin embargo, la enumeración consagrada en
dicha norma no tiene carácter taxativo. Además, por otro lado el
art. 3.h), LM dispone que: "No pueden ser registrados: [...] el nom
bre, seudónimo o retrato de una persona, sin su consentimiento o
el de sus herederos, hasta el cuarto grado inclusive".
Se deduce entonces que todas las personas gozan del derecho
de utilizar su propio nombre como marca. La doctrina clásica ya
sostenía al respecto: "Todas las personas tienen el derecho indiscu
tible de utilizar su propio nombre como marca. Pero este registro
no puede permitirse sin restricciones, porque son muchos los que
tienen nombres idénticos o parecidos; la libertad absoluta de regis
tro sería fuente inagotable de confusiones y perjuicios. Sobre todo,
al adoptarse el nombre como marca, queda sometido a los princi
pios comunes del derecho de marcas: se le debe dar una forma que
lo haga distinguible de las marcas ya registradas, sean éstas nom
bres o no. En este sentido debe interpretarse la disposición legal
que exige forma distintiva para los nombres"(19).
Asimismo, se ha sostenido: "La facultad de transportar al cam
po mercantil el propio patronímico o nombre civil, constituye ma
nifestación de la libertad de comercio e industria, y desde que el
( 1 9 ) B r e u e r M o r e n o , P e d r o C ., cit., n o t a 1 2, p. 9 5 .
nombre es instrumento de diferenciación, nada más natural que
el fabricante o comerciante se sirva de él para certificar la poten
cialidad técnica de la fuente de producción del artículo a que lo
aplica"(20).
No existe discusión entonces acerca sobre que, en principio,
toda persona cuenta con la atribución de utilizar su nombre y ape
llido en las actividades comerciales o industriales que desarrolle.
Sin embargo, no se trata de un derecho que puede ser ejercido
sin condicionamientos, pues tal nombre sólo puede ser empleado
como símbolo distintivo de productos y servicios siempre que no
sea confundible con otros signos previamente registrados por ter
ceros. El registro de los nombres no puede permitirse sin restric
ciones, pues son muchos los que tienen nombres iguales o seme
jantes. La ausencia de límites causaría innumerables confusiones
y perjuicios.
La CSJN, en este sentido, manifestó: "Que la ley 3975 —ley mar
caria vigente al momento del fallo— otorga protección al comer
ciante que obtiene el registro de una marca acordándole el derecho
de oponerse al de cualquier otra que pueda producir confusión con
sus productos. Basta, pues, que alguien obtenga el registro en nues
tro país de determinada marca para que, como principio, ningún
otro pueda pretender el de otra igual o parecida para distinguir la
misma o análoga mercadería. Esos principios se aplican también
en el caso de incluir la marca solicitada el apellido de quien la pide,
cuando no contiene otros elementos que impidan la confundibili-
dad con una ya registrada"(21).
Esta doctrina emanada de nuestra Corte Suprema ha sido re
flejada en posteriores pronunciamientos: "El indiscutible derecho
de las personas a utilizar su propio nombre para un registro mar
cario debe subordinarse a los principios específicos del derecho de
marcas, entre los cuales se destaca, básicamente, la existencia de
marcas ya registradas, que por contener el mismo nombre, resul
tan similares a la pretendida"(22).
1. N o m b res d e pila
2 . A p ellid os p ro p io s
que en distinto sentido— por ambas recurrentes. En efecto, aún cuando no existan
otras marcas registradas en la clase 29 con ese componente, su debilidad proviene del
hecho de ser un nombre de pila cuyo monopolio no puede admitirse y del que se ha
dicho que su importancia frente al apellido —desde el punto de vista distintivo— es
en principio m enor” (CNFed. Civ. y Com., sala I, 29/6/2004, “Sanz, Tomás Pascual c.
Mastellone Hnos S.A.”).
(25) P. ej., el futbolista argentino Diego Armando Maradona ha sido mundialmen
te conocido por su nombre Diego, todavía más en nuestro país. Si en la República
Argentina un sujeto pretendiese el registro de “Diego” como marca, se supone que
debería obtener el previo consentimiento de este ex deportista. El fallo de la cantan
te Soledad Pastorutti conocida como “La Solé” o “Soledad” es muy ilustrativo al res
pecto, cuyos aspectos más relevantes pueden ser consultados en el punto XIV 4 del
presente capítulo.
Por lo tanto, en ausencia de un registro de marca, se supone que
cualquiera de los homónimos puede solicitar la inscripción de su
apellido o del conjunto de su nombre y apellido sin necesidad de
obtener previa autorización del resto de los homónimos. Ahora,
ya habiéndose registrado un Matías Cobelli, no habría obstáculos
para que un tercero cuyo nombre sea Sebastián Cobelli lo registre
como marca en la medida en que los bienes a ser distinguidos no
sean idénticos, similares o se superpongan con el primer registro.
Si existiera superposición de bienes, la objeción de Matías Cobelli
sería factible, pero no con sustento en que Sebastián Cobelli no
cuenta con autorización de Matías Cobelli como portador de tal
apellido, sino por el previo registro del mismo como marca (cfr.
texto arts. 3.b], LM).
En consecuencia, si alguien se propone registrar su propio nom
bre y apellido como marca y recibe la oposición de una persona que
se llama igual (o proveniente de sus herederos), opinamos que, si
quien ha formulado tal oposición no pudiera demostrar algún de
recho prioritario con relación a los bienes que se pretende proteger,
la marca debería ser concedida(26).
Sin embargo, interpretamos que esta regla merece una excep
ción que se configura cuando el apellido haya cobrado notoriedad
por la acción de un tercero. Bajo esas circunstancias, considerando
3 . A p ellid os ajen o s
(2 7 ) Be r t o n e , Lu is E. - C a b a n e l l a s d e la s C u e v a s, Gu il l e r m o , cit., nota 9,
p. 303.
( 2 8 ) “El intento de registrar el propio nombre como marca no da derecho a hacer
lo si de ello deviene el aprovechamiento de una marca o nombre comercial ya exis
tente o conocido” (CNFed. Civ. y Com., sala II, 1 1 / 5 / 1 9 8 4 , “De Ladoucette, Patricio M.
G. c. De Ladoucette, Bertrand”).
suficiente que un tercero obtuviera autorización de un sujeto lla
mado Ernesto Vilas con el propósito de utilizar la marca "Vilas" en
relación a artículos o servicios relacionados con el tenis. A tal fin, el
único que estaría legitimado para brindar tal consentimiento es el
ex tenista Guillermo Vilas quien obtuvo gran prestigio actuando en
ese ámbito. En este supuesto, cabe notar que el nombre, desenvol
viéndose como signo marcario, provoca en el público la represen
tación mental de una vinculación con el prestigio o notoriedad del
titular en el ejercicio de una determinada actividad.
No debemos olvidar que la Ley de Marcas persigue dos finali
dades básicas: proteger a los titulares marcarios y tutelar al público
consumidor. Y el público sólo podrá ser engañado en su buena fe
si alguien procura apropiarse como marca del apellido famoso de
un tercero con el propósito de obtener un aprovechamiento indebi
do de la reputación ajena. Se puede presumir que únicamente será
factible lograr un beneficio económico, derivado de una mayor
venta de productos o servicios, cuando tales son comercializados
bajo el auspicio o la imagen de un apellido que ha cobrado noto
riedad, porque sólo así será posible que aquél actúe como un factor
de atracción. Si un apellido carece de renombre o reputación, po
dría ser asimilado a un nombre de fantasía. Es muy difícil suponer
que, si un tercero inscribe como marca un apellido ajeno bajo estas
condiciones, haya actuado movido por la intención del aprovecha
miento del prestigio ajeno.
Sin embargo esta opinión no es unánime. Hay quienes sostie
nen que la ley marcaría, en cuanto establece que los nombres o re
tratos de la persona no pueden usarse como marcas sin el consen
timiento de aquéllos, o de sus herederos hasta el cuarto grado in
clusive, es terminante y no consiente una interpretación amplia (29l
Han existido antecedentes jurisprudenciales donde se sostuvo que
el amparo dispensado al nombre de las personas de existencia visi
ble atiende a la trascendente función que él tiene, y no a la mayor o
menor notoriedad que pudiera haber alcanzado en la vida social(30).
(29) NÚÑez , Javier F., “La aptitud marcaría del nombre de las personas físicas” JA,
2004-III-745, Buenos Aires, Lexis nro. 0003/010737.
(30) ”La oposición debe ser declarada procedente, ya que el actor no ha sido au
torizado por el demandado (oponente) a registrar el apellido de éste como marca
compactadora de residuos. Y sin ese previo consentimiento, nadie tiene derecho a
utilizar el nombre de otro, que constituye un atributo de la personalidad o un derecho
Bajo esta doctrina, si un sujeto se propusiera inscribir un nom
bre y apellido ajeno sin contar con el previo consentimiento exi
gido por el art. 3.h), LM, podría recibir la oposición de cualquiera
que lleve tal nombre y apellido (o de sus herederos) y, para que se
mejante oposición pudiera tener éxito, alcanzaría con probar la ti
tularidad de dicho nombre, con absoluta independencia de que se
tratare de un nombre común, o de que perteneciese a una persona
conocida o afamada, ya que en los casos en donde la ley no distin
gue no hay margen para interpretaciones en contrario.
Ya hemos señalado que no compartimos esta última aprecia
ción por más que el legislador no haya hecho ninguna distinción
específica en el texto legal. A los fines marcarios, la elección de un
nombre que carece de notoriedad no tiene idoneidad, por sí mismo,
para vincularlo a una persona determinada. Si se registra "Matías
Aguirre", nadie podría afirmar con certeza a qué individuo concre
to se refiere tal signo. De conformidad con este criterio, no basta
con que otro se llame igual para contar con interés legítimo para
oponerse, sino que tendría que demostrar que la referencia a su
nombre y apellido provoca una inmediata asociación del público
consumidor con su persona, y que ese tercero actúa movido por la
especulación de lucrar con la reputación ajena. Esta postura deriva
en que solamente las personas que reúnan cierta fama o notorie
dad cuentan con la atribución de formular una oposición exitosa,
lo que resulta lógico, ya que será dicha notoriedad la que convertirá
al nombre de esa persona en un objeto de valor económico a la hora
de distinguir productos o servicios(31).
Independientemente de que se adopte una postura u otra, sí
existe unanimidad en que si las oposiciones no han sido presenta
(32) Debe señalarse de manera expresa que se autoriza al tercero a registrar y usar
un nombre o retrato como marca, aclarándose en todos los casos cuál es el nombre
o de qué retrato se trata, a menos que se indique que se trata de cualquier retrato o
fotografía de la persona en cuestión. La veracidad del acto debería ser respaldada a
través de un documento público o de un documento privado certificado y legalizado
si correspondiera.
(33) L a m a s , M a r io D a n i e l , cit., nota 31, p. 111.
A pesar de ello, somos partidarios de que el registro debería
ser igualmente concedido si el solicitante alega que se trata de
un nombre de fantasía bajo la forma semántica de un apellido
de persona y que no responde a nadie en particular (respuesta
que no sería aceptable si consiste en un apellido que ha adqui
rido notoriedad en un rubro determinado). El apellido indefec
tiblemente remitirá específicamente a alguien tratándose de un
apellido famoso, en especial, cuando los bienes a ser identifica
dos guarden alguna vinculación con el sujeto titular de tal ape
llido que ha cobrado notoriedad. En este caso en particular, si el
solicitante no presentare de una manera fehaciente prueba del
consentimiento brindado por quien ha cobrado notoriedad con
un apellido o si la manifestación de voluntad fuere falseada por
el solicitante, el título marcado así obtenido estaría viciado de
nulidad (34\
Para medir el tiempo que debe transcurrir hasta que se hayan
agotado las cuatro generaciones, se ha recomendado tomar en cuen
ta los parámetros fijados por la Ley de Propiedad Intelectual 11.723,
que establece setenta años post mortem (teniendo en cuenta que
se lo hace para dos generaciones) razón por la cual, transcurridos
ciento cuarenta años desde el fallecimiento de la persona en cues
tión, ya la restricción contemplada en al art. 3.h), LM devendría
inaplicable. A su vez, el solicitante podría sostener que ya ha pasa
do un tiempo más que razonable para que permanezcan con vida
herederos hasta el cuarto grado(35).
(34) “Dado que en el caso la aseveración de los jueces respecto a que la personali
dad del actor ha perdurado y que su nombre Lacoste se mantuvo en constante noto
riedad asociada a la figura de Jean René Lacoste (ninguna duda cabía que el actor fue
un extraordinario tenista cuya fama, en los tiempos que desarrolló su actividad, fue
reconocida universalmente) [...] Creo lo afirmado por el sentenciante, respecto a que
el prestigio del actor como deportista ha perdurado a pesar del transcurso del tiempo,
y que a ese ascendiente dio luego su notoriedad como empresario —circunstancias
ambas que le permiten afirmar que la fama del apellido Lacoste es consecuencia de
la popularidad de aquél— cuenta con fundamentos suficientes que permiten aven
turar la impugnación [...] de tal premisa parten los jueces para decir que ‘Modart S.A.'
no pudo ignorar el prestigio de aquel apellido y que resultaba claro que la adopción
del nombre famoso, precisamente para distinguir prendas de vestir, supera la línea de
las meras casualidades [...]'! (Opinión del Procurador Fiscal compartida por la Corte
Suprema de Justicia. CSJN, 6/7/1989, “Lacoste, Jean René c. Modart S.A.”).
(35) M a r t í n e z M e d r a n o , G a b r i e l A. - S o u c a s s e , G a b r i e l a M ., Derecho de mar
cas, La Rocca, Buenos Aires, 2000, p. 132.
La legislación marcaria también impedirá que, mediante el tru
co de introducir una mínima deformación al componer la denomi
nación, se pueda despertar en la gran mayoría del público reminis
cencias o conexión de un nombre famoso, prescindiendo del con
sentimiento del titular que exige la ley para que esa apropiación
sea legítima. Para evitar que la norma sea fácilmente burlada, cabe
reconocer que la tutela conferida por el art. 3.h), LM cubre aque
llos casos en que no media una identidad absoluta entre el signo
marcario solicitado o inscripto y el nombre de quien se opone a su
registro o uso(36).
En determinadas situaciones ocurre que ciertos nombres son,
a la vez, apellidos, como serían los casos de Román, Hugo y Pedro.
Por otro lado, hay ciertos nombres de pila que son a la vez pala
bras con contenido conceptual, por ejemplo: Sol, Luz, Soledad.
También tenemos apellidos bajo la misma situación, por ejemplo:
Mesa, Puerta, Masa, Mármol. Consideramos aquí aplicables los pa
rámetros previamente indicados, por lo que únicamente cuando
estemos en presencia de un nombre de pila o apellido que ya ha co
brado notoriedad, corresponde, pese a la letra de la ley, subordinar
el registro al previo consentimiento del titular que le ha proveído
de notoriedad a tal nombre o apellido. En ausencia de tal atributo,
cualquier persona se encuentra legitimada a registrar como marca,
siguiendo los ejemplos brindados, a vocablos tales como Hugo, Luz
o Puerta.
(36) “La absoluta y total identidad entre la marca que se pretenda registrar y el
nombre del oponente [...] no parece una exigencia derivable de dicho texto legal
(art. 3.h], LM) en tanto pueda conducir a frustrar toda su eficacia con el simple recur
so de una ‘mínima deformación intencional [...] Aun atendiendo a la letra misma del
inc. h), la referencia que en él se hace al seudónimo y al retrato, permite inferir que
la prohibición alcanza a las marcas o emblemas que induzcan a asociar los produc
tos designados con la persona de quien se trata, sin que se requiera una total identi
dad entre el nombre de ésta y la denominación marcaria'” (Opinión del Procurador
General de la Nación). “Que resulta por añadidura correcto desechar una aplicación
literal de la prohibición contenida en el precepto, la cual conduciría, en la práctica, a
un resultado frustratorio de la finalidad primordial de la legislación marcaria, consis
tente en la protección de las buenas prácticas comerciales y la defensa de la buena fe
del público consumidor [...] Se tiende a impedir, atinadamente que, mediante el sim
ple artificio de una mínima deformación, se pueda despertar en la gran mayoría del
público ‘reminiscencias de un nombre famoso que solventaría la calidad de la mer
cadería' prescindiendo del consentimiento del titular que la ley requiere para que
esa apropiación sea legítima” (CSJN, 26/11/1985, “Simonetto S.R.L. c. De Laurentis,
Dino”).
4. Seudónimos y sobrenombres
El seudónimo es la designación que una persona voluntariamen
te se da a sí misma, sea con el objeto de ocultar su verdadera perso
nalidad o de darle realce en el ejercicio de una actividad específi
c a ^ . El seudónimo puede cumplir tanto la función de identificar
a una persona como la de mantenerla en un estado de anonimato.
En determinados rubros, como el arte, la literatura y el perio
dismo, las personas no siempre divulgan su obra con su verdadero
nombre y apellido, sino que apelan a un sustitutivo generalmente
conocido como "seudónimo" (38\ En algunos casos, dicho seudóni
mo se hace mucho más conocido en su ámbito que el mismo propio
nombre de la persona.
Ante la notoriedad adquirida, la legislación no podía des
conocerles tutela, las que le había sido dispensada a través de la
ley 18.248(39) cuyo art. 23 disponía que "Cuando el seudónimo hu
biere adquirido notoriedad, goza de la tutela del nombre" y a través
del art. 3.h), LM que le brinda protección a los efectos marcarios,
aunque sin requerir expresamente la condición de la notoriedad.
Al igual que lo manifestado en materia de los nombres, corres
pondería que la ley únicamente proteja a los seudónimos que hayan
cobrado notoriedad, cuando un tercero se haya apropiado malicio
samente de éste y procure obtener alguna ventaja indebida. El seu
dónimo puede ser asimilado al nombre para reconocerle protección,
cuando sirva para asociarlo a una persona, lo que importa exigirle
un uso lo suficientemente prolongado como para que haya adquiri
do notoriedad en el rubro respectivo. Bajo estos parámetros, si un
tercero se propone inscribir como marca un seudónimo ajeno, la ló
gica indica que únicamente correspondería pedir y obtener el con
sentimiento por parte de la persona que le ha dado notoriedad (40l
(41) Los arts. 72 y 71, c), delCód. Civil y Comercial (ley 26.994 - B.O. del 8/10/2014)
también acuden en auxilio del titular del seudónimo al disponer que cuando el m is
mo fuera empleado por terceros para la designación de cosas o personajes de fantasía
y causare perjuicio moral o material, podrá demandarse el cese de uso y la com pen
sación de los daños ocasionados.
(42) El futbolista Lionel Messi es tam bién conocido como “La Pulga” El tenista
Juan Martín Del Potro usualmente se lo menciona como “Delpo” Si alguien deseara
abrir una tienda de venta de indumentaria deportiva de fútbol o de tenis y productos
accesorios, necesitará lograr el permiso de los deportistas mencionados para iden
tificar la tienda con dichos sobrenombres. Sin embargo, dicho permiso no será n e
cesario para identificar, p. ej., a un detergente como “La Pulga” o a un comercio de
5 . R e tra to s
alquiler de automóviles como “Delpo” porque no guardan ninguna relación con las
actividades de tales deportistas ni cabe suponer que quienes usen semejantes marcas
procuran aprovecharse del prestigio logrado por Messi y Del Potro.
(43) Art. 31: “El retrato fotográfico de una persona no puede ser puesto en el co
mercio sin el consentimiento expreso de la persona misma y muerta ésta, de su cón
yuge e hijos o descendientes directos de éstos, o en su defecto, del padre o de la m a
dre. Faltando el cónyuge, los hijos, el padre o la madre, o los descendientes directos
de los hijos, la publicación es libre. La persona que haya dado su consentimiento
puede revocarlo resarciendo daños y perjuicios. Es libre la publicación del retrato
cuando se relacione con fines científicos, didácticos y en general culturales, o con h e
chos o acontecimientos de interés público o que se hubieran desarrollado en públi
co” Art. 33: “Cuando las personas cuyo consentimiento sea necesario para la publica
ción del retrato fotográfico o de las cartas, sean varias, y haya desacuerdo entre ellas,
resolverá la autoridad judicial” Art. 35: “El consentimiento a que se refiere el art. 31
para la publicación del retrato no es necesario después de transcurridos 20 años de la
muerte de la persona retratada [...]”
(44) F e r n á n d e z , Fa b i a n a - M a i d a , M a g a l í , Derecho sobre la propia imagen, co
lección Derechos Intelectuales, 1 .13, Astrea, Buenos Aires, 2007, p. 138.
en materia de nombres las posibilidades de homonimia son eleva
das, por otro lado resulta mucho más difícil —salvo los casos de ge
melos idénticos— que dos personas compartan la misma imagen.
IV. N o m b r e s g e o g r á f ic o s
V I. F r a s e s p u b l ic it a r ia s
(54) CNFed. Civ. y Com., sala I, 12/9/2002, “DVS Shoe Co. Inc. c. Orbinsa
Consultora S.A ”
El uso de estas frases publicitarias se ha extendido con el tiem
po, y a veces cuando el slogan ha adquirido difusión suficiente, se
emplea la frase haciendo omisión del vocablo que integra la marca
principal a la cual se adhiere la frase publicitaria. Fernández Novoa
considera que el slogan tiene una finalidad de difusión publicitaria
y no, la de ser utilizado por los consumidores al adquirir las mer
caderías o contratar servicios. Según su opinión, el slogan publici
tario no es apto para identificar artículos o servicios en atención a
su origen empresarial, y por ello no es signo idóneo para constituir
una marca (55l
El art. Io, LM introduce entre los signos registrables a las frases
publicitarias las que se suponen, teniendo en cuenta como cierra
tal art. Io, LM, que deben reunir capacidad o aptitud distintiva(56).
Por su parte, el art. 3.j), LM deniega el registro a las frases publici
tarias que carezcan de originalidad.
Es de suponer que si el art. 3.j), LM exige también semejante
ingrediente, no corresponde asimilar entonces los atributos de "ca
pacidad distintiva" y "originalidad". Para contar con capacidad dis
tintiva y ser registrable, la frase publicitaria no debe constituir la
designación habitual del producto o servicio, ni ser descriptiva de
su naturaleza, función, cualidades u otras características(57), ni ser
locuciones que hayan pasado al uso general, ni contener proyec
ciones engañosas en cuanto a la naturaleza del objeto distinguido,
(58) “El requisito de la originalidad de las frases publicitarias debe ser entendido
[...] con un alcance relativo, es decir que la frase o 'slogan,' sea por su propia fisonomía
o ya fuera por su novedosa aplicación, debe entrañar una 'creación,' esto es, ser una
locución dotada de cierta personalidad que permita distinguirla de otras e identifi
car [...] un producto, línea de productos o el conjunto de productos (o servicios) que
provienen de una misma empresa. Cuando una frase cumple este requisito, la ley de
marcas le otorga su específica protección” (CNFed. Civ. y Com., sala II, 21/9/1984,
“Sociedad Anónima La Nación c. Dirección Nacional de la Propiedad Industrial”).
En idéntico sentido se pronunció posteriormente la misma sala II en autos “Akapol
S.A. c. Erpa S.A.” (4/7/1989) y en “Compañía Introductora de Buenos Aires S.A. c.
Industrias Químicas y Mineras Timbo S.A.” (26/6/2001).
“Se puede afirmar, hasta aquí, que una frase es relativamente original cuando po
see capacidad distintiva (acoto que, en reemplazo de este concepto, es común apelar
a otros con una finalidad de sinonimia y por ser de fácil comprensión, tales como:
creatividad, ingenio, originalidad, novedad, personalidad, peculiaridad, singulari
dad, fisonomía propia, etc., pero la idea dominante es siempre una y la misma: la ca
pacidad distintiva). Y la frase marcaría se halla dotada de aquella capacidad cuando
desempeña el rol de elemento diferenciador e individualizador (esto es, precisam en
te, cuando distingue) y no se limita a los habituales elogios de las bondades del pro
ducto o locuciones semejantes de uso generalizado (confr. Exposición de Motivos:
Ley 22.362); bien entendido que la aptitud y finalidad publicitaria de la frase no m e
noscaba, en absoluto, su protección legal en tanto posea la capacidad distintiva que
es de su esencia [...]
En su sencillez, el conjunto ‘Disfruta Zuko' satisface el requisito de originali
dad —entendido con el alcance relativo al que antes hice referencia— impuesto
por la Ley de Marcas, pues no se reduce al simple elogio de los jugos de fruta sino
que tiene una proyección que lo excede con bastante amplitud, cumpliendo con
la condición esencial de un signo para ser registrable —poseer capacidad distinti
va— y al propio tiempo desempeñando el papel específicamente propio de una frase
publicitaria —difundir el conocimiento del producto e invitar o incitar a su consu
m o—” (CNFed. Civ. y Com., sala II, 16/6/2005, “Compañía de Productos Alimentos y
Servicios Corpora S.A. c. Kraft Foods Argentina S.A”).
rencia a la calidad, intensamente utilizadas para publicitar distin
tos productos y que, por tanto, son de libre empleo".
Efectivamente, existen ciertas frases que son habitualmente
usadas por los empresarios para la promoción de sus productos y
servicios. Podríamos citar: "el más rápido y efectivo", "lo más nu
tritivo", "el mejor precio de mercado", "pague uno lleve dos", "se
guridad y confort al mismo tiempo". Se trata de usuales recursos
publicitarios sobre los cuales ningún comerciante puede pretender
su monopolio, obligando a los demás a abstenerse de su uso(59).
Para que la frase pueda cumplir su función publicitaria, debe
contener el atributo de la "originalidad" que implica que la locu
ción debe estar dotada de "cierta personalidad" ("Nike: Just do it".
"Nokia, connecting people". "El sabor del encuentro". "Ese gusti-
to que no se va". "La llama anuncia su fama")(60l Esta originalidad
(59) “La brevedad y la sencillez no constituyen, como se ve, causales que obsta
culicen la registrabilidad de un slogan publicitario, desde que la brevedad es una de
las notas esenciales que lo caracterizan. No es la brevedad un impedimento para el
registro, sino la brevedad que consiste en el elogio vulgar de la bondad del producto o
locuciones semejantes de difusión generalizada, como ser: XX, el mejor; XX, la mayor
calidad; XX, el más confiable; XX, calidad superior; XX, el jugo más rico; XX, el único
perfecto; etc. Porque, como se dijo en la Exposición de Motivos que acompañó el pro
yecto de la que sería luego la ley 22.362, para merecer el amparo legal las frases publi
citarias deben satisfacer el requisito de la originalidad —o lo que es lo mismo: deben
tener capacidad distintiva—, es decir, no limitarse a los habituales elogios de las bon
dades del artículo u otras locuciones similares que, por su difusión generalizada, son
de libre empleo” (CNFed. Civ. y Com., sala II, 16/6/2005, “Compañía de Productos
Alimentos y Servicios Corpora S.A. c. Kraft Foods Argentina S.A.”).
(60) En relación a la frase “Se amasa como pasta y endurece como metal [...] aun
bajo el agua” la jurisprudencia se ha manifestado: “El requisito de la originalidad [...]
debe ser entendido [...] con un alcance relativo [...] vale decir que la frase o slogan,
sea por su propia fisonomía o ya fuere por su novedosa aplicación, debe entrañar una
cierta creación, esto es, ser una locución dotada de personalidad que permita distin
guirla de otras a identificar [...] un producto, línea de productos o el conjunto de pro
ductos que provienen de una misma empresa [...] La frase en litigio [...] no satisface
el requisito de originalidad. Las tres características que posee la frase (amasa como
pasta —endurece como metal— aun bajo el agua) son aplicables a todos los produc
tos epoxi que reúnen esas condiciones. Trátase claramente de una enunciación de
propiedades del producto que tienden a describirlo, sea en su naturaleza o ya fuere
en su función o cualidades” (CNFed. Civ. y Com., sala II, “Akapol S.A. c. Erpa S.A.” LA
LEY, 1989-E, 35).
Asimismo, fue declarada irregistrable la frase “El Gran Diario Argentino” El tribunal
interviniente manifestó que ese conjunto tiene un papel publicitario pero no merece
ser calificado de novedoso y —por lo tanto— negó que pueda ser objeto de m ono
polio marcario, “máxime si se tiene en cuenta que se trata de un concepto estrecha
estará íntimamente vinculada a la "capacidad publicitaria", en el
sentido de que el signo debe cumplir su función como "colector de
clientela", que permita al consumidor recordar y reconocer gracias
al signo distintivo (o slogan) al producto o servicio de que se trate.
La frase publicitaria muy raramente se trate de una marca autóno
ma, sino que usualmente es creada para auxiliar o reforzar en la
mente del público a una marca principal.
No altera la originalidad de una frase el hecho de que transmita
algún rasgo evocativo de los bienes a ser distinguidos. No debemos
olvidar que se trata de signos que son concebidos justamente para
cumplir una función publicitaria, por lo que su contenido no puede
estar totalmente divorciado de las características o cualidades del
producto o servicio con ella identificado.
En definitiva, una frase publicitaria o slogan pueden cumplir,
simultáneamente, una función distintiva y otra de propaganda, y
ello no afecta su inscripción como marca. Por ello se trata, nada
más ni menos, que de una frase "publicitaria" que ha sido pensa
da para satisfacer una función eminentemente propagandística,
ayudando a fortalecer, en la mente del público, los efectos de re
cuerdo de la publicidad en forma espontánea, permitiendo aso
ciar —a través de la frase— una marca principal a un producto o
servicio.
Por otro lado, la mera presencia en el slogan del referido carác
ter publicitario, permaneciendo ausente la originalidad necesaria,
afectará la registrabilidad de tal frase. Por ejemplo, se rechazó el
registro de la locución "la ropa sport más famosa del mundo", por
tener únicamente un propósito propagandístico, por ser excesiva
mente laudatoria y por susceptible de incomodar excesivamente a
los competidores(61). Se puede verificar que tal frase tiene capaci
dad distintiva por no caer en ninguna de las prohibiciones de los
arts. 2 y 3, LM pero, al carecer de originalidad y guardar un único
fin publicitario, su inscripción fue correctamente denegada.
(62) CNFed. Civ. y Com., sala II, 4/7/1989, “Akapol S.A. c. Erpa S.A ”
(63) Tema sobre el que volveremos en el capítulo IV.XVI de esta obra.
la integran, los que pueden ser libremente empleados, salvo que
aisladamente se hallasen registrados como marcas autónomas"(64).
La jurisprudencia emanada de los tribunales federales se ha he
cho eco de esta posición. Se pueden hallar distintos precedentes
pronunciados en el transcurso de los años:
"Ahora bien, la originalidad exigida [se refiere a las frases pu
blicitarias] es de carácter relativo, por lo que el hecho de que en un
conjunto determinado figuren elementos de uso general no provo
ca ineludiblemente que el conjunto, en sí mismo considerado, re
sulte también carente de originalidad" (65l
"Para comenzar diré que tratándose —como aquí se tra
ta— de frases publicitarias que funcionarán como marcas [art. Io
ley 22.362], la tutela de la ley se brinda a la frase en sí, considerada
como totalidad, y no en cada uno de los vocablos que la integran,
los que pueden ser libremente empleados [...] Por consiguiente,
el cotejo ha de realizarse sobre las frases publicitarias apreciadas
como conjuntos" (66l
"[...] es conveniente recordar que tratándose de frases publici
tarias [art. Io de la ley 22.362], la tutela de la ley se brinda a la frase
en sí, considerada como totalidad y no en cada uno de los vocablos
que la integran, los que pueden ser libremente empleados —salvo
que se hallasen registrados como marcas autónomas—, de manera
tal que el privilegio que la ley otorga es sobre la marca tal como fue
registrada, en el caso 'Derby le da más' y no sobre la expresión 'le
da más'"(67).
"Por otra parte, es conveniente recordar que tratándose de fra
ses publicitarias [art. Iode la ley 22.362], la tutela de la ley se brinda
a la frase en sí, considerada como totalidad y no a cada uno de los
vocablos que la integran, los que pueden ser libremente emplea
(64) Núñez , Javier E, “La frase publicitaria o slogan como marca” JA, 2003-III-851.
(65) CNFed. Civ. y Com., sala I, 3/7/1984, “Bonafide S.A.I.C. c. Establecimiento
Copacabana S.A.C.I.F.I.”
(66) CNFed. Civ. y Com., sala II, 9/8/1993, “Lucchese de Corte, Elida y otros c.
Gouguenheim S.A”
(67) CNFed. Civ. y Com., sala I, 4/7/2002, “Paulmann, Horst c. British American
Tobacco Brands Limited”
dos, de manera tal que el privilegio que la ley otorga es sobre la
marca tal como fue registrada"(68).
"Lo expuesto no impide que un slogan se integre con algún
elemento genérico o con ingredientes evocativos y de empleo di
fundido, lo que no lo invalida como marca ya que la tutela legal es
concedida a la frase en sí, como totalidad, y no a cada vocablo que
la integra"(69).
"Y lo propio sucede con las frases publicitarias, con relación
a las cuales la tutela de la ley 22.362 es concedida a la frase en sí,
como totalidad, y no a cada vocablo que la integra, el que —de
ser el caso— puede continuar siendo de uso común o genérico
marcadamente" (70l
De manera coherente, en caso de suscitarse un conflicto por
similitud confusionista entre dos frases publicitarias utilizadas
como marcas, el cotejo ha de practicarse sobre las frases publici
tarias apreciadas como conjuntos, debiendo evaluarse como deci
sivo en ambas frases los elementos con mayor relevancia marcaría
(mot vedette).
V II. D i b u j o s , e m b l e m a s e im á g e n e s
(68) CNFed. Civ. y Com., sala III, 3/10/2006, “Aguas Dadone de Argentina S.A. c.
Société des Produits Nestle S.A”
(69) CNFed. Civ. y Com., sala II, 13/10/2005, “Aceitera General Deheza S.A. c.
Molinos Río de La Plata S.A.”
(70) CNFed. Civ. y Com., sala II, 16/6/2005, “Compañía de Productos, Alimentos y
Servicios Corpora S.A. c. Kraft Foods Argentina S.A.”
El "emblema" consiste en la representación gráfica de una idea
tal como puede ser, por ejemplo, la figura de una cruz, de un árbol,
de un león, de un ancla, etc.(71). Algunos emblemas han logrado
notoriedad tales como el caballo rampante de "Ferrari", el pajari
to de "Twitter", el muñeco de "Michelin", el rombo de "Renault", el
león de "Peugeot", la manzana de "Apple Computer". Por otro lado,
un "dibujo" se manifiesta en la delineación de trazos que no repre
sentan una idea apta para traducirse por una denominación, como
sí ocurre con los casos ejemplificados previamente. Emblemas y
dibujos forman parte de las denominadas "marcas figurativas".
Conforme Bertone y Cabanellas de las Cuevas(72) la "imagen" se
trata de una representación gráfica obtenida por medio de técnicas
tales como la fotografía, que en rigor terminológico no constituyen
dibujos (si bien los dibujos son siempre imágenes, toda imagen no
es necesariamente un dibujo).
El alcance de la protección de una marca de estas características
ha generado debate. Con el transcurso del tiempo se ha arraigado
una jurisprudencia en la materia que consagra la premisa de que
ningún sujeto puede pretender monopolizar un dibujo o emblema,
sino tan sólo la forma específica de representar un objeto o imagen.
En distintos precedentes judiciales se ha sostenido que:
"Esta Cámara tiene decidido que ningún titular de marcas tiene
derecho a pretender el monopolio de una figura genérica cualquie
ra, pues la exclusividad existe con relación a la figura misma que
constituye la marca, pero ella no abarca las infinitas variaciones
que pueden existir sobre esa misma figura. Es decir, el derecho del
titular se limita a la figura especialmente elegida"(73).
"Esta Cámara ha decidido desde antiguo que ningún titular tie
ne derecho a pretender el monopolio de una figura genérica cual
quiera, pues la exclusividad existe con relación a la figura misma
que constituye la marca, pero ella no abarca las infinitas variacio
nes que pueden existir sobre esa misma figura. Es decir, el derecho
del titular se limita a la figura especialmente elegida y a oponerse
( 7 1 ) B r e u e r M o r e n o , P e d r o C ., cit., nota 1 2, p. 1 0 8 .
(7 2 ) Be r t o n e , Lu is E. - C a b a n e l l a s d e la s C u e v a s, Gu il l e r m o , cit., nota 9,
p. 3 3 5 .
(7 3 ) CNFed. Civ. y Com., sala 1,2 9 / 5 / 1 9 8 1 , “Incasa S.A.I.C. c. Braas & Co. G.m.b.H.”
que otros la copien o simplemente la imiten, pretendiendo regis
trar una marca que puede dar lugar a confusión con la suya"(74).
"[...] nadie tiene derecho a pretender el monopolio de una figu
ra genérica cualquiera, esto es, las diversas formas con las que se
puede reproducir gráficamente un objeto determinado, sino que la
exclusividad marcaria se limita al dibujo concreto que se ha elegi
do para representar a dicho objeto"(75).
"[...] lo cierto es que FATE S.A.I.C.I. no puede pretender -confor
me al principio que, como regla, ha sido consagrado mediante rei
terados fallos de esta Cámara, el monopolio de una figura genérica
como aquél lo es (círculo). Con más razón tal jurisprudencia es de
aplicación al caso cuanto que la clase 12 comprende a los neumáti
cos, cuya representación gráfica excepcionalmente puede apartar
se de la mencionada figura" (76l
"[...] no resulta admisible la intención del demandado de pre
tender la exclusividad de una figura genérica, pues de esa manera
estaría ejerciendo un monopolio. En este sentido, se ha sostenido
que el titular de una marca no puede pretender el monopolio de
una figura genérica, puesto que la exclusividad se concede con re
lación a la figura misma, sin extenderse a las infinitas variaciones
que puedan existir sobre la misma figura"(77).
"[...] ningún titular puede pretender el monopolio de una figu
ra genérica cualquiera, pues la exclusividad existe con relación al
concreto diseño que ha registrado, que no implica autorizar simili
tudes o aproximaciones que permitan crear verdaderos riesgos de
confusión" (78\
En síntesis, conforme con este criterio jurisprudencial, aquello
que se encuentra protegido por el sistema marcario es la exclusivi
dad en el peculiar diseño de la figura u objeto común, pero no es
(74) CNFed. Civ. y Com., sala I, 11/12/1981, “Laboratories Plas S.A.C.I.F. c. Gist-
Brocades N.V”
(75) CNFed. Civ. y Com., sala III, 26/8/1992, “Marante, Carlos A. c. Sporloisir S.A.”
(76) CNFed. Civ. y Com., sala III, 21/9/1999, “Pirelli Coordinamento Pneumatici
Spa c. Fate S.A.I.C.I.”
(77) CNFed. Civ. y Com., sala II, 12/11/2010, “Cencosud S.A. c. Alto Palermo S.A.” .
(78) CNFed. Civ. y Com., sala II, 30/12/2011, “Apple Computer Inc. c. Roberto
Jaime Golfarb”
posible invocar privilegio alguno sobre una figura en particular.
De esta manera, por ejemplo, quien ha podido registrar la figura de
un caballo, no puede pretender la exclusividad sobre las distintas
variaciones o alternativas que pueden configurarse sobre el dibujo
de dicho animal, aunque sí con respecto a la manera particular en
que ha sido representado y registrado. Por lo tanto, el propietario
de un signo de estas características podrá exigir que la utilización
de la figura de un caballo por terceros esté acompañada de rasgos
o aditamentos que no sean confundibles con el dibujo inscripto.
Esta posición ha recibido ciertas críticas que sintetizamos a
continuación. Otamendi ha expresado que no existe precepto le
gal que avale la interpretación descripta en los precedentes citados.
Este autor señala que una denominación genérica es el nombre
único, habitual, necesario de un producto o de un servicio. El que
una palabra tenga un significado determinado no la convierte en
irregistrable. Podrá serlo siempre que no guarde esa relación men
cionada. Razona que, en relación a los dibujos o emblemas, el prin
cipio debe ser el mismo; el carácter genérico lo tendrá únicamente
si hay relación con el producto a distinguir.
En este sentido, indica que quien registra por primera vez la fi
gura de un elefante, de una pirámide, del sol o de una espada para
distinguir, por ejemplo perfumes o papel, es contrario a la ley per
mitir que otros elijan para los mismos productos marcas formadas
por figuras que, aunque diferentes, representen idénticos objetos.
La confusión puede generarse no sólo por la similitud de los tra
zos, sino que también podría verificarse una confusión ideológica
dado que el dibujo en cuestión evoca la misma idea o concepto. El
público consumidor recordará estas marcas por lo que simbolizan
(un elefante, un sol, una pirámide, una espada) y no siempre por la
singular forma en que están representadas(79).
Otras divergencias surgieron con respecto a esta jurispruden
cia establecida. La voz cantante fue llevada por el señor Juez de
Cámara doctor Eduardo Vocos Conesa quien manifestó su opinión
en la causa "Alinsa S.A. c. Frutas Gato Negro SAAI y C"(80): "[...] es
dudoso que la cabeza de un gato pueda ser incluida en un concepto
(81) CNFed. Civ. y Com., sala II, 11/2/2003, “Propato Hnos. S.A.I.C. c. Purissimus
S.A”
(82) CNFed. Civ. y Com., sala II, 21/4/2005, “The Sunrider Corporation c. Arte
Gráfico Editorial Argentino”
servicios. Podemos citar el caso de la imagen de la "gallina" que es
habitual para distinguir caldos, arroz, mayonesa. Cabe admitir el
registro de esta figura como marca, pero en estas circunstancias el
derecho así adquirido no se puede extender a cualquier otra figura
de gallina que alguien procure registrar y usar sino, únicamente,
a aquéllas que imiten la particular forma que se le haya dado a la
figura de ese animal cuando se registró(83). La debilidad de un em
blema o dibujo puede derivarse en que se ha convertido de uso co
mún en una clase determinada. Somos partidarios de que, en este
único caso, no se puede pretender un monopolio, pero no por la
circunstancia de tratarse de una marca figurativa.
Distintos pronunciamientos judiciales avalan lo expuesto.
"Frente a la prueba producida no puede caber duda alguna de
que la figura de una tacita o pocilio de café se halla difundida en
la clase 30, particularmente en envase de café en un grado tal que
bien puede afirmarse —como lo hizo el Magistrado— que se trata
de un elemento marcario común, insusceptible de monopolio en
tanto figura genérica. De allí que quienes han formado su marca
incluyendo en los conjuntos algún pocilio o tacita dibujados sólo
tienen derecho a la protección de la ley relativamente a los rasgos
peculiares que los singularizan" (84l
"Así las cosas, considerando que es un hecho público y notorio
que figuras estilizadas de personas (en mayor o menor grado) for
man parte de un sinnúmero de marcas de productos y servicios,
dicha figura genérica —en este caso— no es susceptible de mono
polio y su uso sólo confiere el derecho a oponerse al empleo de otra
figura en la medida de su confundibilidad"(85l
"De acuerdo con las constancias probatorias obrantes en el ex
pediente, no puede caber duda alguna de que la figura de una bol
sa se halla difundida en la clase 35, en un grado tal que bien puede
afirmarse que se trata de un elemento marcario común, insuscep
tible de monopolio en tanto figura genérica. De allí que quienes
(86) CNFed. Civ. y Com., sala II, 24/9/2010, “Speed Publicidad S.A.C.I.F. c. The
Coca Cola Company”
de las tres águilas. No estaremos en presencia de una confundibili-
dad de índole gráfica ni tampoco fonética. Pero la confusión se dará
en el ámbito ideológico pues las palabras citadas y el dibujo reivin
dicado representan y evocan una misma cosa, característica o idea,
lo que imposibilitará al público distinguir claramente una de otra.
V III. C o m b i n a c i o n e s d e co lo res
( 8 7 ) M a r t í n e z M e d r a n o , G a b r i e l A . - S o u c a s s e , G a b r i e l a M ., cit., n o t a 3 5 ,
p. 8 2 .
todo el producto o su envase o envoltorio, siendo viable la reivin
dicación de tales combinaciones si se aclaraba que figuraban en el
ángulo superior izquierdo de la etiqueta o en el centro del producto
respectivo (88l
Por nuestra parte, entendemos que la intención del legislador
fue evitar que los lugares fueran indeterminados, en el sentido de
impedir el registro, por ejemplo, de la reivindicación de una impre
cisa combinación de azul, amarillo y verde, pues de esta manera no
quedaba claramente delimitado el alcance del derecho del titular.
Otra forma ambigua de reivindicar colores sería a través de la pre
(89) “El Acta nro. 2.236.305 contiene una solicitud de registro de un signo que con
siste en una forma rectangular de color amarillo con una línea —angosto rectángulo
de puntas redondeadas— en la parte media inferior de color marrón. La parte acto-
ra ha sostenido que ese marco amarillo con franja alargada marrón hace al estilo de
presentación de las marcas de esa importante empresa, que todas las marcas regis
tradas en la República Argentina por Mars Incorporated llevan el amarillo como fon
do de los envases y que ello integra el ‘estilo internacional de la marca! La empresa
oponente sostiene que la presentación de los colores debe tener límites más precisos
para contribuir a la seguridad jurídica y no recortar indebidamente los derechos de
otros competidores con pretensiones monopólicas sobre colores de uso corriente en
los envases de productos elaborados con chocolate, tal como fue probado en el ex
pediente [...]
"Sin pretender negar creatividad al diseño presentado por la actora en el Acta
nro. 2.236.305, le reconozco un grado demasiado elevado de abstracción de m ane
ra que carece de poder propio para distinguir con claridad ciertos productos —que
tienen por origen la firma internacional Mars Incorporated— de otros productos pre
sentes en el mercado argentino. Por lo demás, puesto que la actora ha solicitado un
signo sin ingrediente denominativo alguno, debo decidir en ese contexto y no sobre
la base de imaginar que habrá de asociarle algún otro elemento denominativo con
eficacia distintiva.
"Para que una combinación de colores pueda obtener la protección de la ley mar
caria, es necesario que a través de dicha combinación —en su peculiar disposición—
el público consumidor identifique sin esfuerzo su origen y pertenencia. Los colores
suscitan sentimientos, favorecen asociaciones de ideas, pero son resistentes a trans
mitir información precisa —el m ensaje de identificación del producto, a fin de cum
plir la función distintiva— lo cual determina que, regularmente, sean agregados ele
mentos denominativos, al menos durante un período hasta que se provoque la evo
cación o la asociación deseada. En el sub-lite, mi conclusión es que el m ensaje que
transmite el diseño —combinación de colores pretendido por Acta nro. 2.236.305—
es equívoco y, por tanto, no puede ser monopolizado registralmente pues, lo contra
rio, conduciría a conceder una ventaja competitiva excesiva” (CNFed. Civ. y Com.,
sala I, 6/12/2007, “Mars Incorporated c. Arcor S.A.I.C.”).
A partir del año 1996, a través de una sentencia emanada de la
sala II de la Cámara Federal, se produjo una modificación acerca
de la concepción del contenido del art. Io de la ley marcaria sobre
este punto. El Club Atlético Boca Juniors padecía con frecuencia
actos de piratería por parte de aquéllos que vendían productos con
la notoria combinación de colores representativos de la entidad.
Tratándose del club deportivo con la mayor cantidad de simpati
zantes de la República Argentina, los usurpadores se aprovecha
ban de un mercado cautivo para la adquisición de camisetas, pan
talones, medias, banderas y banderines, sombreros, bufandas, etc.
Con la intención de contar con todas las herramientas legales que
confiere el derecho marcario, el Club Atlético Boca Juniors solici
tó el registro como marca de la conocida combinación de colores
azul y amarillo en franjas horizontales, aplicada sobre la totalidad
de su equipo deportivo (camiseta, pantalones y medias). La solici
tud no recibió oposiciones. Sin embargo, en oportunidad de rea
lizar el examen de fondo, la autoridad administrativa denegó la
petición alegando que los colores se extendían sobre todo el pro
ducto y no "en un lugar determinado" de éste. El caso fue llevado
a la corte y la sala indicada pronunció: "Lo fundamental, lo que
interesa marcariamente, es que la combinación de colores —aun
que se extienda a todo el producto o el envoltorio— esté dotada
de capacidad distintiva, es decir, sea original y cumpla el papel
de un elemento individualizador y, por eso mismo, que sirva para
diferenciar y seleccionar el producto [...] Bien, es indudable que la
combinación de los colores azul y amarillo (en la singular forma
solicitada) aplicada a indumentaria deportiva (camisetas, panta
lones y medias), identifica y diferencia, desde antiguo, a los colo
res utilizados por Boca Juniors". En definitiva, el tribunal aceptó
el registro de dicha combinación"[...] toda vez que no es de buena
hermenéutica interpretar la ley de marcas con sujeción estricta a
sus palabras y con prescindencia de sus fines, y considerando que
la combinación de colores azul y oro (dispuestos de un modo par
ticular) satisfacen el objetivo propio de un signo marcario al servir
como medio de identificación y diferenciación del producto" (90\
Dicho fallo constituyó un "leading case" a partir del cual se em
pezó a admitir que las combinaciones de colores podían cubrir la
totalidad de un producto.
(90) CNFed. Civ. y Com., sala II, 4/7/1996, “Club AÜético Boca Juniors c. Dirección
de Tecnología, Calidad y Propiedad Industrial”
La interpretación del art. Io, LM consagrada a través de este fallo
demuestra ser acertada desde el momento en que una importante
cantidad de productos se han transformado en fácilmente recono
cibles a los ojos de los consumidores por su particular combinación
de colores, quienes al percibir el artículo o su envase o envoltorio
ya saben qué marca denominativa complementa su identificación,
aun cuando todavía —por la distancia— no estén en condiciones
de leer tal marca denominativa.
Estas combinaciones pueden reunir distinta complejidad, des
de la reivindicación de una etiqueta con distintos dibujos y una
variedad de colores aplicados a tales dibujos, hasta la simple adop
ción de una etiqueta de color único combinada con letras de otro
color. Inclusive, sería aceptable un envoltorio de un color determi
nado con otro transparente que permita ver el producto inserta
do en tal envoltorio, formando una combinación de colores entre
envoltorio y producto. Siempre que semejante contraste de colores
dote al conjunto de carácter distintivo, estaremos en presencia de
un signo digno de protección.
El aspecto relevante a evaluar en cada caso es la determinación
con exactitud del alcance del derecho otorgado. Para fijar con pre
cisión dicho alcance resulta prudente la solicitud y publicación de
los envoltorios, envases, o cajas de cartón de manera desplegada,
apreciándose en cada una de las caras, los colores respectivos y
cómo se encuentran distribuidos, conjuntamente con otros sím
bolos (denominaciones, logotipos, etc.) que el conjunto marcario
pudiere contener.
Lo más adecuado es describir el bien a ser identificado con una
combinación de colores desde distintos ángulos, ya sea de frente,
de perfil, desde arriba y en perspectiva cuando corresponda, indi
cando cuáles son los colores que integran la combinación reivin
dicada a través de sus nombres usuales (azul, marrón, verde, rojo,
amarillo), o recurriendo a sistemas de identificación de colores, ta
les como el Pantone(91l
Considerando la redacción del art. Io, LM, su regla parece sólo
dirigida a los signos utilizados como "marcas de producto" atento
a que no hace referencia a los "servicios". La disyuntiva acerca de
X III. M a r c a s n o c o n v e n c io n a l e s
1. M a rc a s so n o ra s o au d itiv as
( 1 3 6 ) S e n a , G u s t a v o A ., cit., n o ta 1 3 3 , p s. 2 2 1 y 2 2 2 .
atento a la originalidad de tal aplicación, podría rechazar
la coexistencia de sonidos o ruidos de la misma naturale
za, sean o no arbitrarios en conexión al bien identificado.
Siendo coherentes con la postura asumida en materia de di
bujos e imágenes, también aquí respaldamos tal posición. Si
alguien ha adoptado el maullido de un gato para identificar
herramientas o utensilios de trabajo, no debería aceptarse
la coexistencia con otros maullidos de gato, aunque suenen
diferente. La originalidad del sonido elegido, sumado a la
variedad de signos que pueden ser elegidos para identificar
productos de idéntica naturaleza, no justifica que un com
petidor tome tal sonido para publicitar sus propios produc
tos. La posibilidad de confundibilidad indirecta es innega
ble. La misma solución debería aplicarse aun en el supuesto
de que el sonido o ruido mantenga alguna relación con el
objeto identificado. Si la empresa "Harley-Davidson" fue la
primera en apelar al sonido de su motor para identificar a su
motocicleta, no debería tolerarse que otras compañías del
mismo rubro acudan al mismo recurso, aunque a los oídos
de un experto los motores suenen diferente. El grueso de la
población asumirá que cada vez que ruja un motor, existirá
alguna vinculación con "Harley-Davidson". Estos tipos de
confundibilidad indirecta o por riesgo de asociación no de
ben ser promovidos.
2 . M a rc a s o lfativ as
(138) K o ster, E. P., “The specific characteristics of the sense of smell” en WAA,
Rouby,C., et al. (eds.), Olfaction, taste and cognition, Cambridge University Press,
Cambridge, 2002, p. 27.
por su inestabilidad, pues incidirán la cercanía de otros olores
como por la distancia que se mantenga entre el ser humano y
él.
(vii) Cabe presumir la compleja tarea que deberán afrontar las au
toridades judiciales para decidir cuándo se ha cometido una
infracción marcaría en el caso de fragancias. La complejidad
radica en cómo efectuar el análisis de confundibilidad. Bajo
qué parámetros. Qué tipo de perito puede ser convocado para
auxiliar a los jueces en esta tarea.
( 1 3 9 ) B a l a ñ á , S e r g i o , cit., n o t a 1 3 4 , p . 4 9 .
distintivo de un perfume o desodorante (si se trata de un aroma de
"fantasía") no implica una barrera a la competencia en el mismo
mercado, pues los concurrentes disponen de múltiples alternati
vas para conseguir el mismo objetivo: aromatizar al cuerpo o a un
ambiente.
¿Qué sucede con los aromas que desempeñan una función "téc
nica" en el sentido de que se acude a ellos con el propósito de en
cubrir el olor típicamente desagradable de un producto? Sería el
caso, por ejemplo, de los repelentes de insectos o aquellos produc
tos destinados a eliminar o ahuyentar cucarachas. ¿Debería impe
dirse la concesión de un derecho exclusivo a un aroma que ejerce
una función? Para responder a estos interrogantes, debería tenerse
en cuenta en qué medida los consumidores pueden percibir como
indicación de origen un aroma que, de hecho, ha sido concebido
para desarrollar una función técnica. Corresponde tener presente
que nada impide que un aroma que desempeñe una función técni
ca pueda, a la vez, tratarse de una fragancia de "fantasía" capaz de
actuar simultáneamente como distintiva del producto en cuestión.
Habiendo formas alternativas para encubrir o enmascarar el olor
desagradable de un producto, no debería haber obstáculo para que
un sujeto registre como marca un aroma de "fantasía" que, además
de actuar como solución técnica, se desenvuelva como elemento
distintivo de un producto (140\
En concreto, somos partidarios de que cualquier tipo de aro
ma (primario, secundario, o arbitrario) puede ser inscripto como
marca siempre que sea un olor de "fantasía" en relación al objeto
identificado(141). El requisito de aptitud para distinguir también se
cumple cuando el signo sea capaz de indicar al consumidor un ori
gen específico, con independencia de que sepa con certeza cuál es
ese origen. Si el consumidor es capaz de identificar a un producto
específico a través del signo olfativo que emana de éste, la función
marcaría habrá sido satisfecha con independencia de que el suje
( 1 4 2 ) S e n a , G u s t a v o A ., cit., n o ta 1 3 3 , p. 2 2 4 .
( 1 4 3 ) L a s m a r c a s o lfa tiv a s n o n e c e s a r i a m e n t e d e b e n l im ita r s e a d is tin g u ir p r o
d u c to s . I m a g in e m o s el c a s o d e u n a c a d e n a d e p e lu q u e r í a s o h e la d e r í a s , d o n d e se
in s ta le u n m e c a n i s m o p a r a a r r o ja r u n a r o m a al p ú b lic o c o n c u r r e n te . Si d ic h o a r o
m a n o e s t á p e n s a d o d e m a n e r a e x c lu y e n te p a r a b r i n d a r u n a s e n s a c i ó n a g ra d a b le ,
s in o p a r a q u e el p ú b lic o c a d a v e z q u e lo p e r c i b a a s im ile ta l f r a g a n c i a a lo s l o c a le s
e n c u e s ti ó n , e s t a r e m o s e n p r e s e n c i a d e u n o lo r q u e c u m p le u n a f u n c ió n d is tin tiv a
p a r a u n s e rv ic io .
2.3. La legislación local. Registros en el extranjero
La Ley de Marcas 22.362 no se refiere expresamente a la regis-
trabilidad o no de las denominadas "marcas olfativas" (fragancias,
olores o aromas determinados). Sin embargo, atento a que el art. Io,
LM concluye que puede registrarse como marca, además de los
signos allí enumerados, todo otro signo con capacidad distintiva,
se podría sostener que no existen razones para rechazar la registra-
bilidad de una marca de estas características.
En nuestro país, las primeras solicitudes fueron presentadas
por la firma "L'Oréal" el día 17 de noviembre de 1997, quien solici
tó el registro de seis marcas olfativas en clase 3 manifestando que
estaban constituidas por fragancias de frutas (damasco, cereza,
sandía, banana-melón, uva y cereza-frambuesa) aplicadas a los en
vases que contienen productos para el cabello (champú). Ante la
oposición formulada por la firma "Antiall S.A.", la solicitante inició
juicio por levantamiento de oposición.
El juez interviniente(l11) dictó sentencia aprobando la registra-
bilidad de las marcas olfativas, siendo la primera decisión judicial
adoptada en la República Argentina sobre esta materia. Si bien la
demandada "Antiall S.A." no compareció contestando demanda, el
juez no obstante efectuó un detallado análisis del tema haciendo
lugar a la pretensión de "L'Oréal", declarando infundadas las seis
oposiciones deducidas al registro de las marcas olfativas pretendi
das. Subrayó que nuestra legislación no requiere como "requisito
sustancial" del signo ni que sea "perceptible visualmente" ni que
pueda ser "representado gráficamente", argumentando que si así
lo hubiera querido el legislador lo habría impuesto en la ley mar
caria y no lo había hecho. Agregó, en sintonía con la actora, que si
una persona podía recordar un olor, asociarlo a un producto, co
rrespondía interrogarse por qué ese signo distintivo no podía ser
registrado como marca. Se destacó que signos de esta naturaleza
habían sido inscriptos por oficinas de marcas como en Estados
Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea.
En definitiva, la autoridad judicial no halló óbice para aprobar
los registros solicitados, exigiendo la descripción con la mayor pre
cisión posible de la fragancia reivindicada, indicando los compo
(144) Juzg. Nac. Fed. Civ. y Com., nro. 4,17/6/2004, “L'Oréal c. Antiall S.A.”
nentes químicos del producto que, impregnado al envase o envol
torio, producirá el aroma en cuestión. La autoridad administrativa,
considerando el contenido de la resolución judicial, emitió una vis
ta en cada uno de los seis expedientes, requiriendo al solicitante
que aportase documentación, o cualquier otra prueba, que brin
dase certeza con respecto al derecho pretendido para garantizar la
efectiva protección marcaría con respecto a futuras solicitudes de
marcas olfativas. Para satisfacer dicho propósito, la firma "L'Oréal"
presentó nuevas descripciones relativas a las solicitudes que rei
vindicaban los aromas de damasco, cereza y sandía (no ocurrien
do ello con los aromas banana-melón, uva y cereza-frambuesa) in
cluyendo los nombres científicos de las sustancias o extractos de
tales olores, como también, ejemplos de los envases para el cabello
(champú).
Para que una textura sea admitida como marca, debe tratarse
de la aplicación en forma arbitraria sobre un producto que provo
que una sensación táctil no necesaria ni habitual, que permita dis
tinguirlo de otros productos iguales. Estimamos que este tipo de
marcas serían útiles fundamentalmente para las personas priva
das del sentido de la visión. Estas personas por estricta necesidad
y por práctica desarrollan el sentido del tacto mucho más que un
individuo promedio. No en vano, y para facilitarles algunos temas
de la vida cotidiana, los billetes cuentan con signos táctiles para
permitir su identificación. Lo mismo sucede con determinadas bo
toneras de ascensores.
Está claro que las marcas táctiles estarían lejos de ser las más
difundidas, pero resulta pertinente reconocer que haría posible
a un sector de la población la identificación de los productos que
desean adquirir. Piénsese en el caso de cajas o envases que dispu
sieran de un relieve o textura que permitieran a una persona cie
ga identificar que está en presencia del producto proveniente de la
empresa de su confianza.
4 . M a r c a s m ó v iles
(151) Existe en Estados Unidos una tendencia a proteger como marca la decora
ción de los establecimientos comerciales cuando los consumidores reconocen tal de
coración (trade dress) como indicadora de una determinada procedencia empresa
rial. A título de ejemplo se encuentran los restaurantes franquiciados bajo la marca
“Freddie Fuddruckers” que están diseñados de una forma que los clientes están en
condiciones de ver el alm acenaje y la preparación de la comida, con el propósito de
demostrar que ésta se halla en buenas condiciones y es cuidadosamente elaborada.
(152) Con respecto a los establecimientos comerciales, en nuestro país se han re
gistrado la apariencia exterior de locales comerciales como “Pizza Hut” y “Village
Cinemas S.A.” y en relación a la decoración interior de locales comerciales aqué
llos que caracterizan a los restaurantes “Kansas” y “Big Mamma” (Casos citados por
S e n a , G u s t a v o A., “El trade dress o estilo comercial” I.N.T.A./A.S.I.P.I., Conferencia
2004, Buenos Aires, marzo 7-9, ps. 16 y 17).
En el ámbito de los productos, una protección vía trade dress
sería factible, por ejemplo, para diseños de camiones mezcladores
identificados con una particular franja de colores, para diseños de
maquinaria agrícola reivindicando una específica combinación y
distribución de colores en su superficie, para un bombón con un
especial envoltorio por unidad y la caja correspondiente.
(155) Sentencia de fecha 5/9/2012 del Juzgado Letrado en lo Civil de 19° Turno.
¿Existen otras alternativas de protección en el supuesto de
que el trade dress no haya sido registrado? Estimamos que dos
opciones pueden ser exploradas. Una de ellas es acudir a las
normas de competencia desleal. El art. 10 bis del Convenio de
París, en su párr. 3.1) define que en particular deberá prohibirse
"cualquier acto capaz de crear confusión, por cualquier medio
que sea, respecto del establecimiento, los productos o la activi
dad industrial o comercial de un competidor". La mención no
sólo de los productos, sino también del establecimiento y de la
actividad de un competidor torna plenamente aplicable la nor
ma citada en el caso de la apropiación indebida de un trade dress
ajeno.
En la eventualidad de que un producto haya sido identificado
vía trade dress de una manera pública, pacífica y continuada en el
tiempo, la jurisprudencia construida alrededor de las marcas de
hecho sería aplicable(156).
Por otro lado, no podemos obviar el contenido del art. 27, LM
que define a las designaciones comerciales como "el nombre o
signo con que se designa una actividad, con o sin fines de lu
cro". En la medida en que, en un establecimiento determinado,
se preste un servicio, indefectiblemente a través del ejercicio de
una actividad, si el signo no ha sido registrado como marca, po
dría ser tutelado bajo el régimen de las designaciones comercia
les. Sirve de apoyo a lo expuesto citar la ley 83 (1998) de Propiedad
Intelectual del Ecuador que considera apariencia distintiva a
"todo conjunto de colores, formas, presentaciones, estructuras
y diseños característicos y particulares de un establecimien
to comercial, que lo identifiquen y distingan en la presentación
de servicios o venta de productos". Se constata así que la "apa
riencia distintiva" tal como ha sido consagrada en la legislación
ecuatoriana se encuentra delimitada en el ámbito de los locales
empleados para la prestación de servicios o comercialización de
productos(157).