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CRISIS FAMILIARES

Una crisis consiste en una series de eventos inesperados e/o inevitables de carácter


catastrófico que, dependiendo de su tipología, pueden afectar a los activos críticos, la
estructura financiera, las personas e incluso la reputación, poniendo en peligro la propia
supervivencia
 dificultad, peligro, riesgo, trance, brete, aprieto, compromiso, apuro
 ruina, crac, depresión, recesión

Las crisis familiares son aquellos cambios o transformaciones que


producen pequeños o grandes desequilibrios que experimentan las
familias. Estas crisis pueden estar desencadenados por situaciones
específicas, evolutivas, accidentales o ser un cúmulo de situaciones
que no fueron manejadas adecuadamente y se fueron juntando.

Cuando se trata de un cúmulo de eventos desagradables, sin duda es


más complicado que cuando las crisis son desatadas por un episodio
puntual, accidental o evolutivo.

La familia es una unidad que evoluciona en conjunto, por tanto


aspectos como los cambios en el número de miembros o la
modificación de su grado de autonomía pueden desencadenar este
tipo de situaciones, siendo el manejo de estos conflictos lo que
diferenciará a una familia funcional de una disfuncional o
problemática. A continuación analizamos las crisis familiares, sus
particularidades y su resolución:

Según Frank Pittman, psiquiatra estadounidense especializado en


terapia familiar, existen cuatro tipos de crisis que nos permiten
entender mejor la dinámica familiar y, a los profesionales,
desarrollar la intervención técnica más adecuada:
1. Crisis circunstanciales: son momentos de gran tensión que se
producen a causa de circunstancias ajenas a la familia y que no
tienen nada que ver con la etapa de desarrollo de ninguno de sus
miembros. La muerte de un ser querido, catástrofes que afecten a la
pérdida del hogar (un gran incendio, un desahucio, paro
prolongado…), conflictos armados o cualquier otro tipo de ataque,
etc.
2. Crisis de desarrollo: son las más previsibles y universales de
todas las crisis familiares. Son momentos en los que se producen
cambios de tipo biológico o social en el seno de la familia, por
ejemplo, el nacimiento de un hijo. Cada etapa de desarrollo conlleva
algún tipo de crisis y, pese a que la respuesta natural suele ser
demorar el cambio (o incluso castigarlo y evitarlo), la familia tiene la
obligación de adaptarse a las nuevas capacidades funcionales o
emocionales del miembro que se encuentre en la nueva etapa de
desarrollo. Habitualmente los problemas surgen cuando una parte
de la familia trata de impedir la crisis en lugar de definirla y
adaptarse o de agilizar y maximizar los cambios. Continuando en la
línea de F. Pittman, “la regla cardinal de las crisis de desarrollo es
que no se las puede detener ni producir prematuramente;
sólo se las puede comprender y, así, apaciguar y coordinarlas con
todas las otras fuerzas que operan en la familia”.
3. Crisis estructurales: son las más complejas porque afectan
profundamente a la estructura de la familia, a su raíz. El germen de
estas crisis es una condición disfuncional (alguna adicción,
infidelidad, divorcio, violencia, etc) sobre la que los miembros de la
familia construyen sus relaciones, acostumbrándose a padecerla y
exacerbándola periódicamente. Esa tensión permanente y
habitualmente oculta es la que produce el conflicto y la que provoca
su exacerbación recurrente, como las capas más internas de la tierra
provocan terremotos cada cierto tiempo. A estas tensiones ya
existentes, se suma otra de las características de este tipo de crisis,
la resistencia al cambio; pese a ser una de las crisis en la que todos
los miembros se ven afectados, siendo los menores los más sensibles
a ellas, existe una fuerte tendencia a mantener la situación.
4. Crisis de desvalimiento: están generadas por aquellas
situaciones en las que la familia cuenta con un miembro
dependiente que requiere un alto nivel de atención y cuidados.
Los niños, ancianos, enfermos crónicos o los discapacitados son
algunos ejemplos de miembros funcionalmente dependientes que
mantienen atados a los otros miembros, que pueden experimentar
sentimientos de atrapamiento, agobio y estrés.

Resolución de la crisis
Como decíamos al inicio, las crisis son procesos temporales y de
transición entre la etapa del conflicto y el equilibrio. Normalmente
los miembros de la familia suelen poner en marcha sus propios
recursos cognitivos y afectivos para evitarla o resolverla, aunque es
cierto que dependiendo del tipo de crisis, ésta puede requerir la
presencia de un mediador (médico especialista, trabajador social,
juez, etc). Hay algunos elementos condicionantes que son
importantes para resolver las crisis adecuadamente:
. Percepción de la realidad: afrontar las circunstancias y los
sentimientos de forma realista es clave en la resolución, se trata del
primer paso para poner en marcha los propios recursos personales
de resolución.
. Buscar y encontrar apoyo: uno de los recursos más importantes
es acudir al entorno en busca de ayuda, desde familiares, amistades,
servicios sociales, sanitarios, etc. Por supuesto es conveniente que
este entorno proporcione la ayuda. Conviene señalar, que el simple
hecho de intentar buscar ayuda suele ser un indicador del estado de
equilibrio, además significa que la persona ha sido capaz de
mantener un círculo social favorable.
. Poner en marcha las propias capacidades: tener una visión
realista de la situación y disponer de apoyo no sirve de nada si la
persona afectada no pone en acción sus propias capacidades para
responder con eficacia a la situación estresante. En este sentido será
importante afrontar el problema y mantener una actitud positiva
para procurar su superación.

A partir de ahí, entran en juego otros factores como una actitud


comunicativa eficaz, respetando las emociones y sentimientos
propios y de los demás, exponiendo los motivos asertivamente,
siendo capaz de escuchar empáticamente y trabajando conjunta e
intencionadamente para construir unos vínculos fuertes y sa

Muchas veces la crisis familiares son normalizadas como un hecho


cotidiano

Normalizamos una actitud antipática de nuestra pareja un día, al


siguiente día nos alza la voz, al tercer día nos rechaza y al cuarto día
nos agrede física o verbalmente y no aprendemos a poner freno
desde el inicio porque comenzamos a ver estas situaciones como
“normales”. Por esta razón, te mostraremos las situaciones más
comunes que representan una crisis familiar.

 Infidelidades en la pareja.

 Ausencia de comunicación entre los miembros de la familia.

 Amistades de alguno de los miembros que genere discordia


dentro del hogar con los otros miembros de la familia.

 Alcoholismo o consumo de sustancias psicoactivas por parte de


uno de los miembros de la familia.
 Rebeldía en la adolescencia.
 Desacuerdos en los métodos de crianza de los hijos.
 Diferencias de valores o aspiraciones
 Altos montos de trabajo que es llevado a casa por parte de uno
o más miembros de la familia.
 Duelo o muerte de alguna persona en común que es manejada
inadecuadamente.
 Cambios en la dinamica familiar como la llegada de un
hermanito
 Malos tratos, gritos y peleas constantes por un conflictos no
resultos

Efectos de las crisis familiares:

 Desatención de los hijos


 Aparición de conductas adictivas
 Incomodidad al llegar a casa
 Evasión familiar. El deseos de no estar con la familia por la
tensión que se siente en el ambiente.
 Irritabilidad la mayor parte del día.
 Dificultad para concentrarse en el trabajo o cualquier otro
entorno donde se desenvuelva la persona por estar pensando
constantemente en la crisis familiar que está atravesando.
 Violencia familiar.
 Falta de energía para realizar las actividades diarias.
 Desinterés hacia el trabajo.
 Aumento de la ansiedad y estrés en el día a día.
 Tristeza la mayor parte del día.
 Malos tratos
 Gritos y peleas constantes
 Menor rendimiento escolar por parte de los hijos
 Inestabilidad emocional
 Autoestima negativa en los niños

Cómo solucionar las crisis familiares? 5 pasos para


empezar
Las crisis familiares sí tienen solución y no necesariamente implican la
separación o cambios drásticos de los miembros de un grupo
familiar. Veamos 5 pasos que puedes tener en cuenta si tu familia
está atravesando una crisis.

1. Identificar el problema de raíz

Es importante que antes de iniciar con la solución podamos tener


presente cuál es el problema de raíz que desató la crisis familiar. Para
ello es necesario ser muy observadoras, tener paciencia y respirar
profundo para poder pensar objetivamente sobre el problema,
porque nosotras también nos vemos afectadas y nos podemos sentir
invadidas por la rabia o tristeza.

2. Ser observadoras es la clave

Como pilares del hogar ser observadoras es la clave para identificar el


problema de raíz y encontrar soluciones factibles. El aislamiento de
los miembros de la familia, conductas agresivas o disruptivas de
forma repentina en los niños, discusiones constantes con tu pareja
iniciadas siempre por la misma persona, entre otras conductas
llamativas que no solían pasar antes en casa.
3. Abrir espacio a la escucha de los miembros de la
familia

Ahora que identificamos el problema, nos dimos cuenta que nos


afecta a todos, es momento de abrir espacio a la escucha e iniciar
el diálogo. Recuerda que la crisis nos afecta a todos, por lo que
buscar comprender es también permitir que los demás nos
comprendan.

4. Expresar nuestras emociones y abrir camino a las


emociones de los demás

Las emociones son un factor principal para llegar a la solución


más sana para todos los miembros de la familia. Y es que, no hay
mejores personas con quien expresar con confianza nuestras
emociones que nuestra familia, porque nos hace sentir protegidos,
escuchados y con la confianza suficiente para decir lo que nos
disgusta sobre la situación irregular que está atravesando la
familia.

La crisis familiar es una oportunidad para fortalecer y crecer


como familia

5. Todas las opiniones son válidas

Durante la conversación que tengas con tu familia, toma una hoja


y lápiz donde anotarás las propuestas de cambio que haga cada
uno de los miembros de la familia. De esta manera, tomarás en
cuenta todas las opiniones y llegarán a la solución todos juntos
con mayor facilidad. Este es un proceso de dialogo en el que
requiere la participación activa.

Las crisis familiares sí tienen solución y no necesariamente


implican la separación o cambios drásticos de los miembros de un
grupo familiar.  Recuerda que las crisis familiares se pueden
solucionar cuando tenemos la disposición para hacerlo.

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