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INTERVENCIONES SOBRE LA TRANSFERENCIA

Hoy vamos a trabajar el texto intervención sobre la transferencia. Es un texto que vamos a encontrar en los escritos
1 de Lacan y es resultado de su pronunciación En el congreso, llamado del hocico analistas de la lengua romance en
1951.

En este texto es fundamental, porque Lacan dos cuestiones fundamentales dentro de la experiencia analítica y una
tiene que ver con la transferencia y la otra tiene que ver con la verdad. Entonces Lacan lo que plantea en este texto,
es si nosotros, como analistas, nos vamos a dejar fascinar de, alguna manera, por la fabricación de la verdad que el
sujeto hace respecto de su propia historia. Entonces él propone que se haga otra cosa bajo transferencia, y es que,
volvamos a Freud, para encontrar el sentido auténtico y, por supuesto, desde ahí rescatar de esa verdad su valor
terapéutico, es decir, a ser funcional esa verdad ficcionaria del sujeto a la realidad de la cura. Pero entonces, Lacan
se pregunta cómo dar cuenta de eso entonces acude, primeramente, a los desarrollos que Freud hace respecto del
caso Dora, es decir que lo que Freud hace con el caso Dora es plantear y estructurar al caso bajo la forma de una
serie de inversiones dialéctica que, por supuesto, demuestran en qué transmuta esa verdad ficcionaria del sujeto.

Entonces nos encontramos con tres desarrollos de la verdad y tres inversiones dialécticas. La primera parte, el
primer desarrollo de verdad, lo que aparece es que Dora denuncia que la Señora K y su padre poseen una relación
clandestina, es decir, son amantes, motivo por el cual ella es arrojada a los galanteos del Señor K y es localizada, por
ella misma, en ese lugar de objeto cambalache y sirve objeto de intercambio está en la verdad que trae Dora. A esta
verdad Freud le opone una inversión dialéctica que es una pregunta. ¿Cuál es su propia parte en aquello que se
queja?, es decir, Freud lo que hace es implicar a Dora en su propia queja. Esto da lugar a un segundo desarrollo de
verdad en el que da cuenta de la complicidad de Dora. Es Dora la cómplice necesaria para que estos encuentros
amorosos entre el padre y la Señora K, se propicien. Entonces, al mismo tiempo dice Lacan la relación Edípica revela
estar constituida por Dora en una identificación al padre. Claramente aquí también se tiene en cuenta lo que Freud
ya planteaba esta cuestión Edípica entre el padre y Dora que no había estado aún finalizada, resuelta.

Entonces la identificación, como vimos, se transparenta en los síntomas que Dora presenta. Esto da lugar a una
segunda inversión dialéctica, es decir, se pregunta Freud, ¿Qué significan los celos manifestados por Dora ante la
relación de su padre con la Señora K?, entonces Freud aclara aquí, que no están en juego los celos como un motivo
principal, sino que los celos vienen a enmascarar otra cosa. Lo que enmascaran es el interés que tiene Dora por el
sujeto rival. Esto da lugar a un tercer desarrollo de verdad, este desarrollo verdad a cargo de Dora, como dijimos,
entonces lo que Freud sostiene en este momento, es que, la atracción de Dora a la Señora K extraña porque Dora no
presenta ningún tipo de rencor respecto de la Señora K, siendo, amante del padre. Por lo tanto, esta ecuación que
hace Freud da lugar a la tercera inversión dialéctica. ¿Cuál es el motivo de la lealtad que Dora le tiene a la Señora K?,
con lo cual, se llega a sostener que el valor real del objeto que representa la Señora K para Dora es el misterio.

Lacan, entonces dice, la Señora K no es un individuo para Dora, sino que es un misterio. Representa el misterio de la
propia feminidad. Con esto, Lacan continúa y sostiene: “la mujer es el objeto imposible de desprender de un
primitivo deseo oral y en el que, sin embargo, es preciso que aprenda a reconocer su propia naturaleza genital”

Cuando Lacan dice “la mujer es el objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral” encuentra la clave
afirmar esto en una imagen de la primera infancia de Dora que Dora trae y sitúa allí a Dora chupándose el dedo o el
pulgar izquierdo, al mismo tiempo que con la mano derecha sostiene la oreja del hermano. Esta escena, dice Lacan,
se constituye como la matriz imaginaria en la que se van a repetir todas las situaciones que Dora ha desarrollado a lo
largo de su vida vinculadas al significado que le otorga al hombre y a la mujer.

Entonces, por eso dice Lacan esa imago original es la que le ofrece una apertura al objeto. Es a partir de esa imagen
primera u original que Dora va a poder establecer una relación de objeto, es decir, al compañero masculino, dice
Lacan con el que se identifica y desde allí se reconoce como Yo.
Esa identificación, ya lo vamos a ver con Freud, es al Señor K, es a Freud mismo, es al hermano, etc. Por esto, dice
Lacan, en Dora aceptarse como objeto del deseo de un hombre es el misterio que motiva su idolatría a la Señora K
tanto es ella la que está en el lugar de objeto, la Señora K, en el lugar de objeto, mientras que, en la línea imaginaria
está la relación con el hombre.

Entonces, suponer que hay entre Dora y la Señora K, un nexo homosexual claramente sería quedarse en un
prejuicio. Por eso es importante hacer esta distinción entre histeria y feminidad, lo cual lo vamos a ir viendo a lo
largo del tratamiento que se le vaya dando a la histeria.

Por eso, dice Lacan, para tener acceso al reconocimiento de la feminidad, es necesario realizar la asunción del propio
cuerpo.

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