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PANDEMIAS Y EPIDEMIAS EN LA EDAD MEDIA

La inmundicia era una realidad en la Edad Media. La llegada del


cristianismo sepultó las tradiciones griegas y romanas sobre el
cuidado del cuerpo y generó muchos mitos alrededor de la higiene.
Por ejemplo, el baño era considerado como una actividad
indeseable por Dios. Esto, junto con la paralización de los sistemas
de drenaje construidos siglos atrás creó un entorno perfecto para la
propagación de enfermedades infecciosas. Un problema que se fue agravando con el
resurgir de las ciudades y el desarrollo del comercio.

Europa fue testigo de las terribles epidemias que asolaron a su población durante el
medievo. Cualquiera podía ser víctima de una enfermedad de la que se ignoraba por
completo su origen y mecanismo. Estas hicieron de la muerte una realidad muy presente
de la que no se libró ni el más rico.

PESTE DE JUSTINIANO
El Imperio bizantino se encontraba en uno de
sus momentos de mayor esplendor cuando
una epidemia de peste vino a oscurecer el
mandato del emperador Justiniano. Es la
primera epidemia de peste de la que se tiene
constancia. La enfermedad –y con ella el
miedo y la histeria- se expandió por
Constantinopla, una ciudad de casi 800.000
habitantes, a una velocidad vertiginosa. Y de allí a todo el Imperio. Incluso el propio
Justiniano fue víctima de la peste, aunque terminó recuperándose. Al final de la epidemia,
la capital imperial había perdido casi el 40% de su población, y en todo el imperio se
había cobrado la vida de 4 millones de personas. Las consecuencias económicas fueron
catastróficas, pues hubo momentos en que el número de muertos superaba el de vivos.
Muchos historiadores ven en este debilitamiento del Imperio bizantino una de las líneas
divisorias entre el ocaso de la Antigüedad y la floreciente Edad Media.
PESTE NEGRA
La peste negra era ya –y sigue siendo, pues hay
brotes activos en la actualidad- una vieja conocida
cuando la humanidad vivió el peor brote de esta
enfermedad a mediados del siglo XIV (entre 1346 y
1353). Sin embargo, se ignoraba por completo tanto
sus causas como su tratamiento. Esto, junto con la
gran velocidad de propagación, la convirtió en una
de las mayores pandemias de la historia. Hasta cinco
siglos más tarde no se descubrió su origen animal,
en este caso las ratas, que durante la Edad Media
convivían en las grandes ciudades con las personas e incluso se desplazaban en los
mismos transportes –barcos, por ejemplo- hacia ciudades lejanas, portando las bacterias
de Yersinia Pestis, causante de la peste negra, consigo. Los números que dejó tras de
sí esta epidemia son estremecedores. Por ejemplo, según los datos que manejan los
historiadores, la península Ibérica habría perdido entre el 60 y 65% de la población, y en
la región italiana de la Toscana entre el 50 y el 60%. La población europea pasó de 80 a
30 millones de personas.

UNA BACTERIA MILENARIA


En 2012, un grupo de investigadores alemanes secuenció el genoma extraído de los
dientes de dos esqueletos del cementerio de Aschheim, en Baviera, enterrados hacia
570. La conclusión fue que habían muerto de peste. Los investigadores también lograron
aislar la bacteria que los mató: la Yersinia pestis. Era la misma que despertó ocho siglos
más tarde y que, con el nombre de peste negra, diezmó a un tercio de la población
europea; la misma que golpearía Asia a finales del siglo XIX. No están claras las razones
de estas pausas, que duraron siglos. Lo único seguro es que la bacteria responsable de
los casos de peste que aún hoy afecta a miles de personas en todo el mundo (en 2017
hubo una epidemia en Madagascar) es la misma de la Edad Media.
VIRUELA
El llamado virus variola, cuya
afectación en los seres
humanos es conocida desde
hace por lo menos 10.000
años, es el causante de la
enfermedad conocida como
viruela. Su nombre hace
referencia a las pústulas que
aparecían en la piel de quien
la sufría. Era una
enfermedad grave y
extremadamente contagiosa
que diezmó la población mundial desde su aparición, llegando a tener tasas de
mortalidad de hasta el 30%. Se expandió masivamente en el nuevo mundo cuando los
conquistadores empezaron a cruzar el océano afectando de manera terrible una
población con defensas muy bajas frente a nuevas enfermedades, y en Europa tuvo un
periodo de expansión dramático durante el siglo XVIII, infectando y desfigurando a
millones de personas. Afortunadamente, es una de las dos únicas enfermedades que el
ser humano ha conseguido erradicar mediante la vacunación. Precisamente, fue
luchando contra esta enfermedad cuando se descubrió la primera vacuna. Primero, lady
Montagu hizo unas observaciones claves en Turquía y, casi 100 años más tarde, Edward
Jenner probó científicamente su eficacia. En 1977 se registró el último caso de contagio
del virus, que desde entonces se considera extinguido.
¿EN LA ACTUALIDAD COMO EVITAMOS LA TRANSMISION
DE ESE VIRUS Y QUE MECANISMOS DE EXISTEN PARA
PREVENIRLO?

La edad media o medioevo comprende desde la caída del impero Romano en 476 d.c.
hasta el descubrimiento del continente americano en 1492 d.c. en ese periodo de tiempo
la humanidad fue presa de diversas enfermedades y padecimientos, pero los mas
importantes en ese periodo y los más mortíferos fueron la peste de Justiniano y la peste
negra.

Peste de 541-542 25 millones Peste bubónica Imperio Bizantino


Justiniano 45 (Constantinopla). Europa Y
Mediterráneo

Muerte 1346-1353 75-200 Peste bubónica Europa, Asia, África


Negra Millones

Estas dos epidemias fueron causadas según un estudio del 2012 por la bacteria
Yersinia pestis que fue trasmitida de las pulgas de las ratas hacia los humanos lo que
la convierte en una enfermedad de zoonosis (trasmitida de animales a humanos)
aunque han pasado muchos siglos que se conoce la enfermedad no se ha desarrollado
ningún medicamento específico para su tratamiento, y es una enfermedad que no ha
sido erradicada pues en el año 2017 hubo un rebrote de esta en la isla de Madagascar
donde enfermaron 2417 personas y 209 murieron a causa de las complicaciones.

Prevención

Las principales medidas empleadas para controlar el riesgo de epidemias son el control
de ratas y la vigilancia de la enfermedad en la población de roedores salvajes.
Tratamiento.

Las personas con peste necesitan ser tratadas de inmediato. Si el tratamiento no se


recibe dentro de las 24 horas siguientes a la aparición de los síntomas iniciales,
aumenta el riesgo de muerte.

Para tratar la peste, se utilizan antibióticos como estreptomicina, gentamicina,


doxiciclina o ciprofloxacina. Generalmente, también se necesita oxígeno, líquidos
intravenosos y asistencia respiratoria.

Las personas con peste neumónica deben mantenerse apartadas de cuidadores y otros
pacientes. Las personas que hayan tenido contacto con alguien infectado con este tipo
de peste deben ser vigiladas cuidadosamente y recibir antibióticos como medida
preventiva.

VIRUELA

Con respecto a la viruela, una infección viral, estaba causada por el virus de la viruela,
el ‘Variola virus’ que se transmitía de persona a persona o también, aunque
porcentualmente las probabilidades son bajas, a través de objetos y ropa que ha
tocado la persona infectada. Normalmente, la infección acababa curándose, pero
puede tener efectos graves, o incluso la muerte, en personas con problemas en el
sistema inmunitario y también en mujeres en estado de gestación. La viruela dejaba
secuelas en forma de cicatrices muy visibles en la cara y en las extremidades.

Diagnóstico

Si hoy se produjera un brote de viruela, es probable que la mayoría de los médicos no


pudiera detectarla en sus primeros estadios, lo que permitiría que la enfermedad se
propague.

Incluso un solo caso confirmado de viruela sería considerado una emergencia sanitaria
internacional. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades pueden
hacer análisis definitivos utilizando una muestra de tejido de una de las lesiones de la
piel de la persona infectada.
Tratamiento

No existe cura para la viruela. En caso de infección, el tratamiento se centra en aliviar


los síntomas y evitar que la persona se deshidrate. Si la persona también contrae una
infección bacteriana en los pulmones o en la piel, es probable que le receten
antibióticos.

En 2018, se aprobó el uso de tecovirimat (Tpoxx), un medicamento antiviral, en los


Estados Unidos. Sin embargo, no se probó en personas enfermas de viruela, por lo que
aún no se sabe si es un medicamento eficaz. Se realizó un ensayo para evaluar la
seguridad en humanos y se descubrió que era igual de seguro que el placebo. Se
siguen estudiando otros medicamentos antivirales.
BIBLIOGRAFIA

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devastadoras-epidemias-medievo-mataron-monarcas-peninsula-
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