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CONSCIENCIA PERCEPTOCREADORA

Dicto la materia Teoría de la Comunicación en la Escuela Técnica Superior de 1er. Grado


“Pedro Blanes Viale” de la ciudad de Mercedes, capital del Departamento de Soriano, en la
República Oriental del Uruguay desde el año 1996. Me habilita para esto los cuatro años de la
carrera de Lic. en Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad Católica del Uruguay
“Dámaso A. Larrañaga” de Montevideo en la que fui un estudiante consciente de sus
limitaciones y de sus mediocridades.

El modelo clásico ese de Emisor-Mensaje-Medio o Canal-Receptor-Feedback etc. etc. me


parece, dicho con todo respeto por sus creadores y sus creyentes, muy pobre desde cualquier
punto que se lo mire y, lo que es peor, condiciona demasiado las relaciones humanas en todos
los planos y aspectos porque, siempre pregunto, por ejemplo ¿quién es el emisor y quién el
receptor en una relación interpersonal cara a cara? “El que habla”, responden por lo general
los estudiantes profanos en el tema.

El que habla lo hace porque percibe (recibe) el mensaje no verbal (paralingüístico) del otro que
con su gestualidad corporal le expresa que lo escucha entonces éste último, de acuerdo a este
modelo que analizamos, sería el emisor y el otro, el que va a hablar o está hablando, sería el
receptor.

Ni una cosa ni la otra ni ninguna de las dos juntas.

Entendemos que, en primer lugar, el ser humano es creador por naturaleza, por su propia
génesis, esencia y presencia. Si Dios nos creó a su imagen y semejanza significa que, al ser
iguales a Él, somos por lo tanto también CREADORES. (Por eso siempre le pido que no me deje
de faltar la energía necesaria que me permita CREAR EN QUE CREER)

En segundo lugar somos PERCEPTORES (que va indisolublemente unido al concepto analizado


precedentemente y que no va ni antes ni después y que aquí esté puesto en segundo término
es simplemente porque no se ha creado la forma de ponerlos juntos y explicarlos a la misma
vez jeje) Perceptor viene de PERCIBIR, o sea, ver per se. Es decir: ver por uno mismo. Esto es:
ver la realidad por uno mismo.

¿Y quién ve la realidad por uno mismo? CASI ABSOLUTAMENTE NADIE. Vemos la realidad por
el filtro de nuestros paradigmas formados en el pasado por nuestros padres, nuestros
hermanos, amigos, los medios de difusión, libros, revistas, internet, cine, mensajes de textos,
facebook, twiter, maestros, profesores, novias, amantes, etc. etc.

El qué tiene la capacidad de percibir una realidad propia tiene la capacidad, por lo tanto, de
construir o de reconstruir esa realidad de acuerdo a esa percepción. Por eso los genios. Ud. y
yo podemos ser genios también, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio que
se paga por ser los únicos en percibir la realidad de una manera particular. Y sino haga un
estudio de los genios que nos precedieron y verá que, quien más quien menos, fue
considerado un trasnochado, chiflado o acusado de hereje y obligado a retraerse o a tomar la
cicuta cuando no crucificado o muerto en la total pobreza y anonimia.

Percibimos a la vez que somos percibidos y esa percepción de la realidad condiciona e influye
en lo observado. Un pueril ejemplo: un niño no se comporta de la misma manera si está sólo a
sí esta observado por un amigo, un extraño o un adulto. Ud. y yo tampoco lo haríamos. Lo que
sucede en lo macro sucede en lo micro. Además al estar nosotros observando eso que
observamos eso que observamos nos condiciona y nos genera un patrón de interferencia.
Creamos a la vez que somos creados. Observamos a la vez que somos observados o percibimos
a la vez que somos percibidos y esa relación nos condiciona a la vez que se condiciona por
nosotros al ser observada o percibida.

Y toda creación y toda percepción comienza y termina en nuestra mente. Pero vive y se
reproduce en eso exterior que llamamos “realidad”, realidad que constantemente estamos
creando y recreando cuando no, por lo general, repitiendo de manera rutinaria o por lo menos
igual al primero que la creó. La creación original, única, genial, es la que nos excluye, nos hace
distintos, individuos, nos aleja de la masa que, además, no permite que nos identifiquemos y
pertenezcamos por eso el genio es loco, pero no se da que el loco sea genio por la simple
cuestión que el loco es resultado de la elección que hace el ser humano de crear su propia
realidad interior individual mientras que el genio es el resultado de crear una realidad que
procura sea universal, social, colectiva a pesar del rechazo inicial cuando no visceral de la
propia humanidad.

La mente, esa concepción de algo que nos piensa y se piensa a sí misma, es externa a mi YO de
la misma forma que lo son el corazón, el alma, el espíritu o el cerebro.

La mente nos domina, nos lleva y nos trae cuando recordamos el pasado o el futuro. El
principal enemigo de la mente es el presente, el aquí y el ahora, porque como no hay nada qué
recordar o qué proyectar la mente no es necesaria y por lo tanto no nos puede mandar y
nosotros la mandamos a ella, mejor digamos: le ordenamos vivir el aquí y el ahora en el que
estoy y soy siendo lo que soy.

El principal punto de partida en esto de la comunicación humana es entender que


comunicación es la acción de poner en común. Y ¿qué ponemos en común los seres humanos?:
ENERGIA.

Esta energía se expresa a través de actitudes, gestos o palabras.

Esta energía creadora es la que nos posibilita establecer relaciones al permitirnos percibir la
realidad de la misma manera que el otro. ¿Ves la realidad como yo? ¿Opinas como yo?
Entonces somos amigos o pareja para toda la vida. ¿La ves diferente? Entonces no te soporto.

Otra cosa: creamos porque percibimos pero, ¿percibimos porque creamos? Y esa realidad
¿cuándo es realmente la realidad? ¿preciso de los otros para la construcción de esa realidad o
me alcanza con mi propia percepción de la realidad para recrearla?

Veamos ahora la realidad desde la perspectiva del pobre modelo clásico de comunicación
humana utilizado por casi toda la segunda mitad del siglo XX por parte de casi todo el universo
occidental, capitalista, manipulador y cristiano.

Un cesto de basura es un receptor.

Un emisor es cualquier objeto que se exprese principalmente hablando.

Un creador es cualquier ser que sea capaz de hacer sentir su energía en otro ser vivo que lo
perciba y vibre en la misma o en otra frecuencia. Es imprescindible que vibre.

Los publicitarios y marketineros y los trabajadores de los medios de difusión se han adueñado
del concepto de la comunicación y se lo han vendido al público en general y le han hecho creer
que los únicos habilitados para comunicar son ellos y que los demás seres humanos del
planeta estamos “pintados” en la vida y que, de acuerdo al modelo de Emisor-Mensaje-
Receptor, ellos son los “iluminados” y nosotros los eternos “apagados”.

El modelo Creador/Perceptor nos descubre como seres de luz que iluminamos siempre y que
siempre somos iluminados, de aquí el despertar de la consciencia perceptocreadora como
unidad indisolubre. Nos hace apoderarnos de la vida nuevamente, de los riesgos, de la
valoración de nuestra intimidad, de nuestra autoestima, de nuestra identidad y de nuestra
cultura y pone en valor al observado (por lo general ese ser humano denominado cliente o
consumidor por el sistema consumista imperante) y al proceso de observar aparte del
observador que naturalmente se auto valora por ser parte y creador de la cultura dominante.

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