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A lo largo de los siglos mencionados anteriormente, el liderazgo económico ha ido rotando entre
varios países, así, por ejemplo, en el siglo XV destacaba la zona del norte de Italia. Pero, debido
a las guerras, la economía se resintió en estos territorios y también en Francia, y no logró
remontar hasta el siglo XX. Debido al gran comercio de especias de Portugal, los Austrias se
convirtieron en los monarcas con más poder en el continente europeo. El problema aquí, fue el
desigual reparto de esos recursos.
Inglaterra pasó a ser un país manufacturero. La “Guerra de las Dos Rosas” perjudicó a la nobleza,
pero no a los campesinos ni a la clase media. Los que sí salieron beneficiados fueron la burguesía
(alta) y los aristócratas, de los cuales dependía el poder de la Dinastía Tudor (1485), pero a
cambio de favores. Debido a las alianzas dinásticas, las 17 provincias de los Países Bajos
dependieron de la Corona Española a principios del XVII, pero éstas se rebelaron, obteniendo
solo la independencia las siete provincias del norte, y Ámsterdam se convirtió en el centro
comercial y financiero del siglo XVII.
Los descubrimientos afectaron de forma positiva a la economía en Europa, así como a los
intercambios comerciales. Durante la Baja Edad media hubo un importante progreso en la
construcción de barcos, que mejoraron las condiciones de navegación, la capacidad de carga y
el desarrollo de la cartografía.
Destaca el descubrimiento de Vasco de Gama, a las órdenes de Juan II, desde África a India.
Volvieron sin apenas tripulación, pero con muchas especias, motivo por el cual los portugueses
siguieron navegando hacia esas tierras. Colón, que estaba al servicio de Portugal, pidió ayuda
económica al Rey para conquistar Oriente, pero Juan II se lo negó, y los Reyes Católicos
terminaron accediendo a su petición.
Cuando Colón regresó, se pidió al Papa que concediese unas bulas para que la tierra descubierta
se considerara española, siendo la mitad occidental para España, y la mitad oriental para
Portugal. Después del viaje de Vasco de Gama, otro navegante viajó hacia Sudamérica y reclamó
las tierras para Portugal. Al año siguiente, Giovanni Caboto (italiano), exploró la costa Norte de
América, pero no trajo nada valioso. Diez años después, el francés Carter descubrió Canadá,
pero, al no poder encontrar el paso a la India, los franceses dejaron de interesarse por el Nuevo
Mundo. El español Nuñez de Balboa descubrió el Pacífico, pero resultaba difícil atravesar el
centro del Nuevo Continente. En 1519 Fernando Magallanés, convenció al rey de España para
que le diera permiso para comenzar una nueva expedición; quería encontrar un paso a través o
alrededor de Sudamérica, pero no lo consiguió y murió junto a parte de la tripulación, excepto
Sebastián Elcano, que estuvo a la deriva durante meses y volvió a España a los 3 años, fue el
primer hombre que navegó a través de la Tierra.
Portugal y España fueron los primeros que conquistaron colonias no europeas, y su poder,
riqueza y dominios durante el siglo XVI eran los más grandes de todo el mundo. Los portugueses
se hicieron con el monopolio del comercio de especias durante mucho tiempo, y controlaron
varias rutas marítimas. Los españoles descubrieron ricas civilizaciones en México y Sudamérica
(Hernán Cortés y Francisco Pizarro), y a finales del siglo XVI controlaban toda América, excepto
Brasil. Esto conllevó la introducción de nuevos productos, animales domésticos, alcohol, armas
de fuego y enfermedades.
Esto provocó un auge del comercio debido a las importaciones traídas de américa con productos
como minerales, bebidas y comidas exóticas, azúcar, algodón… También se traían lingotes de
oro que ayudaban a sufragar deudas.
La organización social era jerárquica, pero sin esclavos o sirvientes. No como en el este de
Europa, donde sí existía aún la servidumbre.
La tecnología agrícola era muy rudimentaria y, excepto en tierras cercanas a ríos navegables
donde la producción se exportaba, lo que se producía servía para abastecer a la población.
Destaca la gran variedad de productos existentes en España debido a todas las culturas que
pasaron por la Península, dejando una huella no solo cultural.
Existían dos tipos de propiedad de las tierras: los arrendamientos a largo plazo, en los que el
campesino pagaba rentas fijas, ponía su ganado, equipo y semillas, y la aparcería, donde el
propietario pone el capital y el equipo, compartiendo riesgos y quedándose la mitad de la
cosecha. Dentro de la aparcería existía otra modalidad que consistía en realizar subarriendos a
corto plazo.
Los avances industriales son difíciles de medir a corto plazo porque, aunque pueda producir un
aumento en la producción, sus efectos económicos no son inmediatos (la imprenta). En el siglo
XV se inventaron instrumentos de navegación, armas, artillería, etc. Con poca rentabilidad
económica, pero mucha a nivel político-cultural. Los molinos de agua y viento fueron pioneros
en la industria moderna. Eran famosas las exportaciones inglesas, convirtiéndose Inglaterra en
el primer exportador de Europa. La construcción de barcos en los Países Bajos hizo que la flota
se multiplicara convirtiéndose en la mayor de Europa, esto influyó también en el comercio, al
aumentar el tamaño de los barcos también lo hacía la capacidad de carga.
Con la aparición de los altos hornos, en el Siglo XVI aparece una maquinaria más especializada
(laminado, corte de metal…). Destaca Suecia en el siglo XVII que llegó a tener la siderurgia más
importante gracias a la innovación, por tanto, su producción aumentó. Los alemanes fueron
también innovadores y consiguieron arrebatar a Inglaterra el monopolio del cobre y bronce. En
Europa aparecieron nuevas materias primas, debido a los descubrimientos en ultramar, que
dieron lugar a nuevas industrias como fábricas de tabaco y destilerías. Aun así, la dependencia
de la agricultura era considerable.
El comercio fue el sector más activo de la economía en Europa entre los siglos XV y XVIII. Fueron
vitales los descubrimientos ultramarinos, como ya he citado anteriormente. Portugal y España
dejaron de comerciar con Europa para empezar a hacerlo con otros continentes. Las flotas
holandesas bajaron sus precios para poder competir en el negocio pesquero, y se creó la
Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Los Fugger fueron los mercaderes más importantes del siglo XVI, con sucursales repartidas por
toda Europa. España tuvo importantes mercaderes organizados en sociedades. Inglaterra
también tuvo gran importancia, con un monopolio legal para importar paño en mercados
importantes (Alemania y Países Bajos), con compañías que se convirtieron en sociedades
anónimas. Los bancos eran, en su mayoría privados, hasta que en 1609 se crea el banco de
Ámsterdam, cuya función principal era proporcional medios de pago fiables a mercaderes.
El comercio entre Portugal y Oriente estaba controlado, por eso los portugueses iban al Cabo de
Buena Esperanza, en Sudáfrica para comerciar con musulmanes, indios y chinos. Principalmente
oro, plata y armas.
El comercio entre España y sus colonias era monopolio de la Corona de Castilla, controlado por
la “Casa de Contratación”.