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03 Ambientico
03 Ambientico
Sumario
Legalizar la marihuana
Editorial
Legalizar la marihuana 2
para beneficio humano
para beneficio humano
y ecosistémico
y ecosistémico
José M. Rodríguez
Cannabis: efectos, 4
riesgos y beneficios
S
Ernesto Cortés
Consumidores de cannabis egún informes de la policía y la prensa, los lugares
en Costa Rica: Información 11 de Costa Rica en que se cultiva significativamente
sobre ellos para promover
políticas más humanas marihuana están muy cerca o pertenecen a reservas
indígenas cubiertas de selva virgen, en la cordillera de Ta-
Jesús Méndez
¿Consumidores o monstruos?
lamanca. El volumen del área sembrada no es precisable,
Del ethos al pathos en la 18 debido a lo impenetrable de las extensas montañas en que
estigmatización de los se ubican los pequeños aunque numerosos sembradíos, al-
consumidores de marihuana
gunos tan diminutos como la décima parte de una hectárea.
Daniel Pacheco Eso es en la vertiente Caribe del país, en la parte sur de la
Legalizar la marihuana para
humanizar: una salida de la 24 provincia de Limón.
cultura de muerte Parece que las siembras, las cosechas y el transpor-
te hasta tierras bajas los realizan indígenas reclutados por
Manuel E. Soto
La legalización de la marihuana grupos criminales organizados de carácter local, que les dan
en Uruguay y las lecciones 30 las semillas y les pagan en especie y en metálico. También
para Costa Rica las autoridades policiales han dicho que algunos indígenas
Normas mínimas para la presentación dedicados a esa actividad ilícita no son “reclutados” sino
de artículos a Ambientico 35 simplemente estimulados por tales grupos, que les ofrecen
pago inmediato por cada saco de hierba puesto fuera de la
espesa montaña.
La clandestinidad de los sembradíos, a la vez que im-
pide su conocimiento, imposibilita -¡ni que decir tiene!- el
control de las prácticas agrícolas. Problema al que se suma
el de los incendios que realizan los agentes policiales para
destruir los plantíos. Fácilmente, en un semestre ellos des-
truyen un millón de plantas, que es apenas una fracción,
aunque imprecisable, de la totalidad cultivada. Los estro-
picios ecosistémicos, pues, merecen ser tomados en cuenta.
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Revista Mensual sobre la Actualidad Ambiental
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Editorial
ISSN 1409-214X. Ambientico 244, Artículo 1 |Pp. 4-10|
Cannabis: efectos,
riesgos y beneficios
Biólogo y antropólogo,
experto en José M. Rodríguez
evolución humana
y alucinógenos.
Investigador en
la Asociación
Costarricense
L
para el Estudio a planta de cannabis, o cáñamo, ha sido empleada
y la Intervención por el ser humano desde tiempos inmemoriales, con
en Drogas (jose. fines tanto instrumentales como fraternitarios. Tiene
rodriguezarce@ucr. múltiples usos históricos y contemporáneos, que incluyen la
ac.cr). alimentación con sus hojas y semillas, el uso de sus tallos
fibrosos para hacer cuerdas y ropa, así como la producción de
aceite a partir de sus semillas. Sin embargo, su uso más noto-
rio, y desacreditado, es como fuente de preparados de drogas
psicoactivas (marihuana, hachís), que son consumidas con
distintos propósitos (medicinales, ceremoniales, recreativos)
(Kennedy, 2014). Las propiedades psicoactivas del cannabis
son atribuibles, en gran medida, a la presencia del ∆-9-te-
trahidrocannabinol (THC), que es el principal cannabinoide
que altera la conciencia. Los cannabinoides son compuestos
secundarios únicos al género Cannabis y están presentes en
todos los tejidos vegetales aéreos, si bien se concentran prin-
cipalmente en la resina (Gotenhermen y Russo, 2002).
Mundial y nacionalmente, la marihuana es hoy la
droga ilícita de mayor consumo (Samhsa, 2010; Cortés,
Volver al índice 2012). Interesantemente, a pesar de que la cannabis y sus
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Cannabis: efectos, riesgos y beneficios
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José M. Rodríguez
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en los efectos subjetivos de la marihua- efectos son útiles para sus fines persona-
na. Un ejemplo de ello es el hecho de que les; es decir, porque pueden fungir como
muchas personas que fuman cannabis “instrumentos” para fomentar o poten-
por primera vez no experimenten nin- ciar otros comportamientos específicos
gún efecto (Weil, 2004). Parece ser que, que son relevantes para la adaptación y
antes de que los individuos sean capaces el beneficio propio (Müller y Schumann,
de experimentar efectos subjetivos posi- 2011). Así, por ejemplo, en el caso de la
tivos, deben pasar por un proceso en el marihuana, esta puede ser instrumen-
que aprenden a reconocer e interpretar talizada para alcanzar diversas metas o
los efectos psicoactivos producidos por la fines como mejorar la interacción social,
droga (Jay, 2010). Otro ejemplo es el he- facilitar el comportamiento sexual, facili-
cho de que los fumadores frecuentes pue- tar actividades espirituales y religiosas,
den volverse tolerantes a algunos de los aumentar el desempeño cognitivo, facili-
efectos de la marihuana (Holland, 2010). tar la recuperación y el afrontamiento del
La tolerancia implica que se presenta una estrés psicológico, auto-medicarse para
necesidad de incrementar la cantidad de tratar problemas mentales, cultivar la cu-
droga consumida para obtener los efectos riosidad sensorial o expandir el horizonte
deseados. Y quiere decir, simplemente, perceptual, así como por simple euforia o
que quien la utiliza se ha acostumbrado hedonismo (Holland, 2010; Müller y Schu-
fisiológicamente y/o psicológicamente a mann, 2011). Ello implica que los efectos
los potenciales efectos de la marihuana. buscados y experimentados no siempre
Un fenómeno comúnmente observado en son los mismos, sino que varían en función
el laboratorio, que ilustra la relevancia de de la finalidad por la que se busca cambiar
los dos factores mencionados (cantidad y el estado de conciencia, así como en fun-
frecuencia de uso), es que efectos subje- ción del contexto social en que se inscribe
tivos negativos son reportados mayorita- el consumo individual de cannabis.
riamente por fumadores infrecuentes y/o Podemos, ahora, discutir debida-
cuando se usan dosis altas -dosis que en mente los efectos subjetivos de la mari-
usuarios frecuentes tienden a generar un huana. Los efectos fisiológicos agudos (i.e.
estado alterado disfrutable (e.g. euforia, que resultan de una sola dosis) de esta
relajación) (Kirkpatrick y Hart, 2010)-. droga son pocos y no muy significativos.
En tercer lugar, el contexto social Estos incluyen un aumento moderado en
y cultural en el que se usa, así como la la frecuencia cardíaca, enrojecimiento
intención con que se emplea, influencian de la esclerótica de los ojos y sequedad
significativamente los efectos que se ex- en estos y en la boca; efectos que usual-
perimentan al fumar marihuana. En mente pasan desapercibidos por quienes
efecto, parece ser que las personas usan usan marihuana y que no son peligrosos
drogas -incluido el cannabis- porque sus (Weil, 2004). Con respecto a los efectos
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José M. Rodríguez
ISSN 1409-214X. Ambientico 244, Artículo 2 |Pp. 11-17|
Consumidores de
cannabis en Costa Rica:
Información sobre ellos
para promover políticas
más humanas
Ernesto Cortés
Coordinador del Área
de Incidencia Política
de la Asociación
Costarricense para el
Estudio e Intervención
en Drogas (ecortes@
aceidcr.org).
E
l uso de marihuana (cannabis) se ha incrementado
significativamente en los últimos años en el país, es-
pecialmente entre la población joven. Las razones
de este aumento son variadas, y relativamente inciertas
dado que contamos con muy poca información útil y oportu-
na para poder aventurar una hipótesis al respecto. La ile-
galidad del mercado, la intolerancia social y la ausencia de
un debate abierto y bien fundamentado dificultan la posibi-
lidad de investigar y entender mejor ese fenómeno social y
a las personas que lo protagonizan.
Los usuarios de cannabis no solo están expuestos a
los riesgos físicos y psicológicos asociados al uso proble-
mático sino que, además, son más vulnerables a posibles
daños por rechazo familiar y social. Otros riesgos de im-
portancia se relacionan con la aplicación de las leyes de
control de drogas por los agentes estatales de seguridad
y justicia, y también con las circunstancias propias de la
adquisición y consumo de esta sustancia psicoactiva. El
estigma social con que viven las personas usuarias de dro-
Volver al índice gas, entre estas el cannabis, puede llegar a excluirlas de
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sociales, legales y a la salud que Gráfico No.2 ¿Con qué frecuencia consume marihuana actualmente?
este uso conlleva.
Las edades de las personas 6,90%
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Ernesto Cortés
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Gráfico No.4 ¿Cómo suele adquirir la marihuana? meses (gráfico 5). Cabe resal-
tar que un 39,7 % de los entre-
Otro 1,7% vistados mencionó haber senti-
do amenazada su seguridad a
Cultiva 27,6% la hora de comprar marihuana,
principalmente por la posibili-
Punto de venta movil 29,3%
dad de ser asaltado o agredido
físicamente en los lugares don-
Express 36,2%
de se suele expender.
Punto de venta fijo 50,0%
Las principales razones
para utilizar marihuana son:
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% para relajarse (87,9 %), para
aumentar la creatividad (55,1
adquirir la cripy y solamente un 27,6 % %), para fines medicinales (51,7 %), para
dijo comprar la natural. la espiritualidad o meditación (50 %)
La gran mayoría de los entrevista- y por placer (41,4 %). Por otro lado, los
dos adquiere su marihuana mediante dos o principales inconvenientes o consecuen-
más vías: la mitad de ellos la compra en un cias negativas asociadas al consumo de
punto de venta fijo, a un 36,2 % se la lleva marihuana reportadas por los entrevis-
el vendedor a su casa (“express”), un 29,3 % tados fueron el rechazo familiar y/o so-
concreta con el vendedor -sobre la marcha- cial (46,7 %) y la persecución de la policía
una cita en algún lugar, un 27,6 % la culti- (44,8 %). Mientras que consecuencias fí-
va para su consumo personal, y el 17,2 % de sicas como la pérdida de memoria (22,4
los entrevistados la consigue regalada, o in- %) y los efectos del humo en el sistema
vitada, o por canje o, incluso, la encuentra respiratorio (10,3 %) son mucho menores.
casualmente. Cuatro de los entrevistados Un 20,7 % mencionó no percibir o haber
aseguraron no haber comprado
Gráfico No.5 ¿Cada cuanto compra marihuana?
marihuana nunca (gráfico 4).
En cuanto a frecuencia 3% 2%
de compra hubo mayor varia-
7% Nunca
ción en las respuestas. Un 36
14%
% dijo abastecerse al menos Todos o casi todos los días
14%
una vez por semana, un 24 % 1 vez por semana
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Insultaron
nabis, pero siempre forzadas 36,2%
mas tres personas dijeron 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90%
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Ernesto Cortés
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Consumidores de cannabis en Costa Rica: Información sobre ellos para promover políticas más humanas
ISSN 1409-214X. Ambientico 244, Artículo 3 |Pp. 18-23|
¿Consumidores o
monstruos? Del ethos
al pathos en la
estigmatización de los
consumidores de marihuana
Jesús Méndez
Antropólogo social.
Profesor en la
Universidad de Costa
Rica. Investigador
en el Instituto
sobre Alcoholismo y
Farmacodependencia.
E
xiste en todo el mundo un discurso sobre el fenóme-
no de las drogas que establece caracterizaciones y
clasificaciones de esas sustancias y, a partir de eso,
y valiéndose de prejuicios y estereotipos, estigmatiza a los
consumidores, pasando a concebirlos como monstruos. Para
comprender tal proceso de monstrificación de los consumi-
dores de cannabis sativa, este artículo considera medulares
los conceptos de pathos y ethos, trabajados por diversos au-
tores para atender los análisis de discursos dentro de los
procesos sociales de configuración de aspectos culturales.
En su libro Tristes Tropiques (1955), el antropólogo
Claude Levi-Strauss asegura que toda sociedad se funda-
menta en la conjunción de costumbres e ideales preforma-
dos moralmente en conjunto con un territorio social y un
ambiente natural específico. La unión de estos aspectos,
aunado a una serie de procesos reflexivos, conforman una
especie de guía sobre el orden correcto y adecuado de hacer
las cosas, estableciendo un phatos o, en otras palabras, una
serie de costumbres que estipulan las conductas positivas
Volver al índice al tiempo que se define sanciones para las desviaciones.
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¿Consumidores o monstruos? Del ethos al pathos en la estigmatización de los consumidores de marihuana
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enfermedad que hace más evidente el y traficantes como lo más bajo de la so-
concepto de dependencia; es decir, se tra- ciedad. En el caso de la marihuana, esto
ta de un problema de salud pública. En sucedió claramente en Estados Unidos,
el segundo nivel, el cultural, el drogadic- pues a principios de la década de 1950 a
to es alguien que se opone al consenso; se ella se le asociaba con los mexicanos, ini-
trata de un joven ocioso que busca place- ciándose entonces el estereotipo del lati-
res prohibidos, derivado esto de la falta no drogadicto, delincuente y pandillero
de empleo y actividades sociales. Y, en el (History Channel HD, 2012; del Olmo,
tercer nivel, el drogadicto es un transgre- op. cit.). Fue apenas en 1962 que se ini-
sor, alguien que realiza actividades ilíci- ció el modelo médico-sanitario, cuando la
tas y que, por ende, debe ser castigado. Corte Suprema de Justicia de ese mismo
Cada una de las anteriores formas país ratificó que el consumidor no es un
de catalogación se generó durante un mo- delincuente sino un enfermo (Del Olmo,
mento histórico determinado (Bejarano, op. cit.). Cambio de paradigma que se dio
2006), siendo que antes de la instaura- como respuesta a la generalización del
ción del modelo médico-sanitario era co- consumo de marihuana y otras drogas,
mún que las drogas fueran vistas como resultando consumidores ya no solo indi-
lo negativo y, entonces, los consumidores viduos de minorías étnicas sino también
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Jesús Méndez
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jóvenes de todos los estratos socioeconó- Por su parte, frente al tema del con-
micos y procedencias étnicas. sumo de marihuana y drogas en general,
Los tres modelos de catalogación los medios de comunicación masiva se ma-
propuestos por del Olmo no son excluyen- nejan con base en alguno de los siguientes
tes, sino que en muchos casos la combi- estereotipos: el de la imprecisión del con-
nación de ellos era y sigue siendo posible, cepto de droga, el de la fetichización de
generando ambivalencias a la hora de la droga y el de la subculturización de la
establecer perfiles de los consumidores. droga (González, op. cit.).
En el caso de la marihuana, se forman Con base en el primer estereotipo,
discursos ambiguos y clasistas que aún ellos tergiversan el concepto de droga,
hoy se mantienen, pues si el consumidor implantando el ideal de que todas las
es de clase baja la droga lo hace violen- drogas ilegales tienen efectos idénticos y
to y criminal, pero si es de clase alta lo todas son negativas. Este estereotipo per-
hace vago y apático (del Olmo, op. cit.); petúa la separación entre drogas legales
debiendo aplicarse una medida jurídica e ilegales, declarando que estas últimas
en el primer caso, y una médico-sanitaria conllevan únicamente consecuencias per-
en el segundo. judiciales y, entonces, son mucho más
dañinas que las otras. En consecuencia,
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ISSN 1409-214X. Ambientico 244, Artículo 4 |Pp. 24-29|
Legalizar para
humanizar: una salida de
la cultura de muerte
Daniel Pacheco
Antropólogo social
y teólogo. Profesor
en UMCA y UIA
(zchardin@gmail.com).
L
a cultura de muerte, tétrica expresión acuñada por
Juan Pablo II en su carta Evangelio de la vida, pue-
de ser definida como una “cultura contraria a la so-
lidaridad, activamente promovida por fuertes corrientes
económicas y políticas, portadoras de una concepción de la
sociedad basada en la eficiencia. Una guerra de los pode-
rosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida,
amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un
peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos mo-
dos. Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o sim-
plemente con su presencia pone en discusión el bienestar y
el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto
como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eli-
minar” (Juan Pablo II, 1995, apartado 12).
La cultura de muerte se manifiesta de muchas for-
mas cercanas. En Centroamérica han fallecido en años
recientes unas 30.000 personas debido a la violencia. En
Honduras ocurren 92 homicidios anuales por cada 100.000
habitantes, en El Salvador 69 y en Guatemala 39. Son
Volver al índice los países más peligrosos en tiempos de paz del planeta
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Daniel Pacheco
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Daniel Pacheco
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dades en las comunidades. Para esto, es Mata, A. (2012, setiembre 2). Libertad empeñada. La Na-
ción. Disponible en: www.nacion.com/2012-09-02/
fundamental revertir las condiciones de
RevistaDominical/Libertad-empenada.aspx.
vulnerabilidad y exclusión de millones de
Oea. (2013). El problema de las drogas en las Américas.
personas en Latinoamérica, mejorando Nueva York: OAS Cataloging-in-Publication
indicadores sociales, económicos, de edu- Data.
cación y salud. Pablo VI. (1965). Gaudium et spes. Roma. Disponible en:
Los cristianos debemos recordar http://www.iglesiacatolica.org.pe/cep_especia-
les/2005/Semana%20Social/documentos_social/
que “nada hay verdaderamente huma-
Gadium%20et%20spes.pdf
no que no encuentre eco en el corazón de
UNODC. (2012). Delincuencia Organizada Transnacio-
la Iglesia” (Pablo VI, apartado 1). Han nal en Centroamérica y el Caribe: Una Evalua-
muerto ya millones y otros sufren junto ción de las Amenazas. Viena.
con sus familias dolorosas situaciones de
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Legalizar para humanizar: una salida de la cultura de muerte
ISSN 1409-214X. Ambientico 244 Artículo 5 |Pp. 30-34|
La legalización de la
marihuana en Uruguay
y las lecciones para
Costa Rica
Manuel E. Soto
Especialista en
derecho ambiental
y consultor
(memiliosotoa@gmail.
com).
E
l 8 de agosto de 2012, el Poder Ejecutivo de la Re-
pública Oriental del Uruguay, presidido por José
Mujica, remitió al Congreso para su aprobación un
proyecto de ley que establecía que el Estado “asumirá el
control y la regulación de las actividades de importación,
producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento,
comercialización, y distribución de marihuana o sus deri-
vados” (artículo 2 de la ley 19172). Y, el 10 de diciembre de
2013, Uruguay se colocó como el primer país latinoamerica-
no en alcanzar la regulación legal del cannabis. El Estado
participa de los beneficios de su producción y regula su co-
mercialización y tenencia.
La preparación de tales cambios legislativos había
conducido al país a un profundo debate que resultó ped-
agógico. En medio de este, se dio una campaña informativa,
dirigida a la población, denominada “Por una legislación
más clara y más justa”. Y, en 2013, se consolidó la campaña
mediática denominada “Por una regulación responsable del
cannabis en Uruguay”.
Volver al índice
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La legalización de la marihuana en Uruguay y las lecciones para Costa Rica
Junio 2014. Número 244
al Terrorismo (ley 8204) penaliza la y se duplicó del 2001 al 2006. En los últi-
tenencia de drogas si es para el tráfico mos 15 años, se ha reportado una edad
o la venta. La tenencia para el consu- de inicio de 17,6 años, reflejando una leve
mo es considerada una falta contra la disminución en la edad de inicio” (Iafa,
salud pública y, por tanto, de peligro 2006, p. 23).
abstracto. En una persecución policial, Ante este panorama, Costa Rica
el aparente consumidor solo se vería ex- destina recurso policial al comiso y
puesto al comiso de la droga; sin embar- ataque de consumidores locales, quienes
go, dependiendo de la cantidad, podría han sido víctimas antes que victimarios
verse sometido a seguimientos y diver- del mercado subterráneo del narcotráfico.
sas investigaciones con la finalidad de Es fácil presentar datos estadísticos que
determinar su posición en el eslabón de demuestran lo “exitoso” de la lucha con-
la cadena criminal. tra el narcotráfico con base en decomisos
Por otro lado, en la Ley existe cierta y encarcelamientos; no obstante, es noto-
flexibilidad en cuanto al consumo de algu- rio que la legislación actual cierra los ojos
nas drogas de uso no autorizado, con fines a un enfoque de prevención alternativa
medicinales o de investigación (artículo 2). de drogas. Parece ser que la economía
Tal situación confusa y ambigua ocasiona subterránea obtiene réditos y beneficios
una pérdida innecesaria de recursos en la de su penalización y prohibición, pues es
supuesta “lucha contra el narcotráfico”, un mercado libre de todo control y carga
lo que ha generado fuertes críticas pues impositiva del Estado.
agudiza los modelos de represión de deli- Del caso de Uruguay es posible ex-
tos comunes. Modelos que, con el pretexto traer aprendizajes para realizar avances
de luchar contra el narcotráfico, han gen- legislativos que apunten a una política
erado claras violaciones de los derechos preventiva de consumo de drogas. Sigu-
humanos de los consumidores, estigma- iendo los pasos de ese país, se puede de-
tizándolos y convirtiéndolos en víctimas sarrollar una estrategia mediática que
de discriminación, cárcel, rechazo social, politice la discusión al respecto a fin de
familiar y laboral. lograr la despenalización de las activi-
Y es que, según datos del mismo dades de tráfico y venta, y una armoni-
Instituto Costarricense sobre Drogas, la zación normativa que permita que las
marihuana “es la droga ilícita de mayor autoridades de policía puedan canalizar
consumo, es de fácil acceso y de produc- sus fuerzas a la persecución de aquellos
ción local. La prevalencia del consumo ha delitos que generan inestabilidad social.
venido aumentando desde 1995. La prev- Actualmente, en nuestro país, ex-
alencia en hombres desde 1995 se ha in- isten tres tendencias: la de los grupos que
crementado; en las mujeres en el periodo abogan por la represión y sanción, incluso
1995-2001 se incrementó casi tres veces de los consumidores; la de un grupo, en
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Manuel E. Soto
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entar lo que la ley 8204 estipula como Iafa (Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependen-
cia). (2006). Encuesta nacional sobre percepciones
“fines medicinales y de investigación”.
y consumo de drogas en colegiales. San José: Iafa.
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La legalización de la marihuana en Uruguay y las lecciones para Costa Rica
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Onu. (2013, diciembre 11). Uruguay viola tratados in- Poder Legislativo República Oriental del Uruguay. (2013,
ternacionales al legalizar la marihuana, afirma diciembre 20). Ley 19172. Disponible en: http://
la UNODC. Disponible en: http://www.un.org/ archivo.presidencia.gub.uy/sci/leyes/2013/12/
spanish/News/story.asp?NewsID=28244#. cons_min_803.pdf
U1k01FV5Pt0
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ISSN 1409-214X. Ambientico 244, Normas |Pp. 35-36|
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Normas mínimas para la presentación de artículos a Ambientico
Junio 2014. Número 244
diferencia de que la fecha de publicación se consignará com- en que se efectuó la comunicación; finalmente, se pone el pa-
pleta iniciando con el año, separado por una coma del nom- réntesis de cierre. Ejemplo: “… (L. Jiménez, comunicación
bre del mes y el día, todo entre paréntesis. Antes de indicar personal, septiembre 28, 1998) …”.
el número de página, se coloca la abreviatura “p.” o “pp.”. Las comunicaciones personales no se consignan en la sec-
Ejemplo: Núñez, A. (2017, marzo 16). Descubren vida inteli- ción de Referencias.
gente en Marte. La Nación, p. 3A.
7. Notas a pie de página
Material en línea Podrá usarse notas a pie de página para aclarar o ampliar
En caso de que el artículo provenga de un periódico o una información o conceptos, pero solo en los casos en que, por
revista en línea, se conserva el formato correspondiente y, al su longitud, esos contenidos no puedan insertarse entre pa-
final, se coloca la frase “Disponible en” seguido de la dirección réntesis en el texto.
electrónica, sin punto al final. Ejemplo: Brenes, A. y Ugalde,
S. (2009, noviembre 16). La mayor amenaza ambiental: dra- 8. Uso de cursivas y de comillas
gado del río San Juan afecta el río Colorado y los humedales Se usará cursivas –nunca negritas ni subrayado- para enfa-
de la zona. La Nación. Disponible en: http://wvw.nacion.com/ tizar conceptos. Vocablos en otras lenguas no aceptados por
ln_ee/2009/noviembre/16/opinion2160684.html la Real Academia Española de la Lengua, y neologismos,
han de escribirse también en cursivas. Asimismo, irán en
Autores múltiples cursivas nombres de obras de teatro y cinematográficas, de
Cuando el texto referenciado tenga dos autores, el apelli- libros, de folletos, de periódicos, de revistas y de documentos
do de cada uno se separa con una coma de la inicial de su publicados por separado. Capítulos de libros y artículos de
nombre de pila; además, entre un autor y otro se pondrá la publicaciones periódicas se pondrán entrecomillados.
conjunción “y”. Ejemplo: Otárola, A. y Sáenz, M. (1985). La
enfermedad principal de las vacas. San José: Euned. 9. Uso de números y unidades de medida
Tratándose de tres o más autores, se coloca el apellido de Cuando las cantidades sean escritas numéricamente ha de
cada autor separado por una coma de la inicial de su nom- usarse un punto para separar los grupos de tres dígitos en
bre de pila, luego de la que va un punto; y, entre uno y otro la parte entera del número. Antes de los decimales ha de
autor media una coma. Antes del último autor se coloca la usarse coma (¡atención en los cuadros!).
conjunción “y”. Ejemplo: Rojas, A., Carvajal, E., Lobo, M. y Las unidades de medida, en caso de consignarse abreviada-
Fernández, J. (1993). Las migraciones internacionales. Ma- mente, habrán de escribirse en singular y en minúsculas.
drid: Síntesis.
10. Uso de acrónimos
Sin autor ni editor ni fecha Los acrónimos lexicalizados (convertidos en palabra) y
Si el documento carece de autor y editor, se colocará el título devenidos nombres propios (como Unesco y Minae, por
del documento al inicio de la cita. Al no existir una fecha, se ejemplo) se escriben con solo la letra inicial en mayúscula.
especificará entre paréntesis “s.f.” (sin fecha). La fuente se Los acrónimos lexicalizados que son nombres comunes
indica anteponiendo “en”.
(como ovni, oenegé y mipyme, por ejemplo) se escriben con
En caso de que la obra en línea haga referencia a una edi-
todas las letras minúsculas. Los acrónimos no lexicalizados
ción impresa, hay que incluir el número de la edición entre
y que, por tanto, se leen destacando cada letra por separa-
paréntesis después del título. Ejemplo: Heurístico. (s.f.). En
diccionario en línea Merriam-Webster’s (ed. 11). Disponible en do (como UCR y EU, por ejemplo), se escriben con todas las
http://www.m-w.com/dictionary/heuristic . Otro ejemplo: Titu- letras mayúsculas.
lares Revista Voces Nuestras. (2011, febrero 18). Radio Dig-
nidad, 185. Disponible en http://www.radiodignidad.org/index. 11. Información del autor
php?option=com_content&task=view&id=355&Itemid=44 En la página de apertura de cada artículo hay una muy bre-
Puede utilizarse corchetes para aclarar cuestiones de forma, ve presentación del autor con la siguiente información: cam-
colocándolos justo después del título, y poniendo en mayús- po de formación académica, especialidad dentro de ella, ins-
cula la primera letra: [Brochure] , [Podcast de audio], [Blog], titución o entidad donde se labora o con la que se colabora
[Abstract], etcétera. Ejemplo: Cambronero, C. (2011, marzo y cargo que se ejerce. Además, el articulista debe adjuntar
22). La publicidad y los cantos de sirena. Fusil de chispa una fotografía de su rostro (o de cara y hombros) en soporte
[Blog]. Disponible en http://www.fusildechispas.com digital y en buena resolución, y su correo electrónico. En
caso de varios autores, la anterior información debe ser pro-
6. Comunicaciones personales o entrevistas vista para cada uno de ellos. Cuando el autor es institucio-
La mención en el texto de comunicaciones personales o en- nal, en vez de fotografía se envía el logotipo.
trevistas se hará así: luego de una apertura de paréntesis
se consigna la inicial del nombre de pila del entrevistado, 12. Palabras clave
después se coloca un punto y, enseguida, el apellido del en- Si bien Ambientico no publica las palabras clave de cada
trevistado. A continuación, se pone una coma y, posterior- artículo, se le solicitan al autor no más de cinco para usarlas
mente, la frase “comunicación personal”; luego se coloca el en el buscador del sitio web.
nombre del mes y el día, que se separa con una coma del año
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