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“AÑO DE FORTALECIMIENTO DE LA

SOBERANIA NACIONAL”
“ESCUELA DE EDUCACIÓN
SUPERIOR TÈCNICO PROFESIONAL
PNP-ICA”

TEMA:
“VULNERACIÓN DE DERECHO A LA VIDA”

CURSO:
“DERECHOS HUMANOS APLICADOS A LA
FUNCIÓN POLICIAL”

DOCENTE:
S2 PNP VIDAL MUÑANTE Maxi Juliana

SECCIÓN: 5ta.

N° DE GRUPO: “1”

ALUMNOS PNP:

 ANGULO MACAZANA Edgardo Anthony


 BALLON ALVARES Felix Alexis
2
 FERRO VARGAS Eliazar
 HUAUYA RAMOS Jorge Luis
0
 HOSTIA AROTUMA Luis Ronaldo 2
2
ICA-PERÚ
DEDICATORIA

El precente trabajo aplicativo se lo dedicamos primeramente a


Dios por haberme protegido y estar bien de salud y más aun en
estos momentos que atraviesa el mundo con el covid 19 y gracias
a ello puedo seguir adelante para lograr mis objetivos.

A nuestros padres por apoyarnos constantemente día a día por


sus buenos consejos, alentarnos a seguir adelante y no
desfallecer en nuestros objetivos por sus valores inculcados que
nos ayudan a ser mejores personas de bien. A nuestros docentes
que nos inculcan conocimiento, valores, dísiplina asi como
tambien nos orientan por el buen camino para ser buenos
efectivos policiales.

Gracias…
ÍNDICE

INDICE ...................................................................................................................... 4
“LA MASACRE DE CANTUTA” .................................................................................... 5
Caso La Cantuta Vs. Perú .......................................................................................... 5
VÍCTIMAS ................................................................................................................. 8
EL JUICIO .................................................................................................................. 9
ALEGATOS DEL ESTADO .......................................................................................... 10
CONSIDERACIONES DE LA CORTE ............................................................................ 10
DERECHOS VULNERADOS ........................................................................................ 11
REPARACIONES ...................................................................................................... 11
ALEGATOS DE LA COMISIÓN. .................................................................................. 11
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................ 14
“LA MASACRE DE CANTUTA”

Caso La Cantuta Vs. Perú

La masacre de La Cantuta tuvo lugar en Lima (Perú) el 18 de julio de 1992


durante la presidencia de Alberto Fujimori. Un profesor universitario y nueve
estudiantes de la limeña Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y
Valle (conocida como La Cantuta debido al nombre de la zona donde se
encuentra) fueron secuestrados y desaparecidos por el destacamento
paramilitar Grupo Colina, perteneciente al Ejército Peruano.

La Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle fue fundada


como un centro de preparación de docentes en 1822, logrando el estatuto de
universidad en 1965. Fue cerrada por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza
Armada en 1977 debido a las actividades políticas de los radicales de izquierda1
y reabierto en 1980.

Debido a los problemas económicos ocasionados por la intervención del


gobierno militar en la economía y al maoísmo que captaba a numerosos
estudiantes y educadores, La Cantuta se ganó la reputación de ser un centro de
adoctrinamiento para ejecutar acciones radicales desde la década de 1950.2 Fue
justamente una serie de protestas estudiantiles en el campus; incluyendo el
bloqueo de la línea ferroviaria que une Lima con el interior del país – lo que llevó
a la suspensión de sus actividades en 1977.

Con el retorno a la democracia en 1980, el presidente Fernando Belaúnde Terry


reabrió la universidad. Los elementos radicales multiplicaron sus actividades de
reclutamiento y adoctrinamiento en las universidades y se inició el ataque a la
población por parte de los grupos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA, que
tuvieron una fuerte presencia en dicho campus. A inicios de la década de 1990,
después de la fuga de la cárcel de una gran cantidad de terroristas del MRTA,
se observó la fragmentación de grupos de izquierda en el campus ante las
amenazas de los integrantes de Sendero Luminoso para alcanzar una influencia
por medio del terror al estilo maoísta-leninista. En 1991, estudiantes senderistas
de la universidad asesinaron a Rosa Pretell, encargada y supervisora de las
residencias universitarias, y luego del crimen, tomaron por la fuerza las
residencias, alojando a sus militantes y desalojando a los estudiantes que ahí
vivían por razones económicas.3 Luego asesinaron al profesor de Historia
Franklin Távara, que estaba postulando a la alcaldía de Chaclacayo.4 Este largo
historial delictivo de la banda senderista no pudo ser controlada debido a la falta
de una legislación adecuada y un servicio de inteligencia fragmentado. El 13 de
febrero de 1987, durante el estado de emergencia y en medio del toque de queda
impuesto en Lima, alrededor de cuatro mil policías ingresaron en horas de la
madrugada a las residencias universitarias de tres universidades estatales de
Lima: San Marcos, UNI y La Cantuta. En la madrugada del 20 de abril de 1989,
fuerzas conjuntas de la Policía Nacional del Perú y el Ejército del Perú arrestaron
a más de 500 estudiantes bajo cargos de subversión luego de ingresar a la
Universidad La Cantuta y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
[10:12 a. m., 23/1/2022] Hostia (Promo): En la madrugada del 18 de julio de
1992, dos días después de la explosión del coche bomba en la calle miraflorina
de Tarata, miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) así como de
la Dirección de Inteligencia del Ejército recibieron la orden de intervenir la
residencia universitaria de la Universidad Enrique Guzmán y Valle. El Grupo
Colina ingresó al campus y seleccionó a los sospechosos de acuerdo a la
información de agentes infiltrados como alumnos.

La época del conflicto armado interno, donde se perpetraron actos terroristas en


el Perú, dejó secuelas imborrables y pérdidas irreparables en las familias
peruanas. La guerra sin cuartel que se vivió contra Sendero Luminoso produjo
hechos infames en la historia que son necesarios de recordar, uno de ellos fue
la denominada masacre de ‘La Cantuta’

El 18 de julio de 1992, un día como hoy hace 28 años, nueve estudiantes y un


profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle,
mejor conocida como ‘La Cantuta’, fueron secuestrados y asesinados nada
menos que por quienes debía protegerlos. En esta nota haremos una
remembranza de la historia del Perú para aprender de ella y evitar que vuelva a
suceder.
Antes del hecho, Lima fue cruelmente sacudida desde uno de sus lados más
vulnerables. Dos días antes, la noche del 16 de julio, Sendero Luminoso se
adjudicó la explosión de dos ‘coches bomba’ en la cuadra dos de la calle Tarata,
en pleno corazón de Miraflores. El atentado, que tenía como objetivo destruir una
agencia bancaria cercana, se cobró la vida de 25 personas, dejó otras cinco
desaparecidas, 250 heridos, y destruyó viviendas y vehículos con una onda
expansiva de 400 metros a la redonda.

Horas después, el jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Vladimiro


Montesinos, informó al entonces presidente Alberto Fujimori que los autores del
ataque habrían sido estudiantes de la Universidad ‘La Cantuta’.
De acuerdo a lo averiguado por la Unidad de Investigación de La República en
aquel entonces, el mandatario ordenó expresamente “capturar” y “desaparecer”
a los culpables. Para ello, reclutó a Santiago Martin Rivas, líder del denominado
Grupo Colina, que no fue otra cosa que un escuadrón paramilitar creado para
matar a presuntos elementos terroristas.
En la madrugada del sábado 18 de julio, sin mayores certezas que el rumor
propalado por el ex asesor presidencial, un primer gran grupo de agentes
armados y encapuchados ingresó al campus universitario, precisamente a la
residencia de los estudiantes.

El objetivo fue secuestrar a quienes (para ellos) eran sospechosos de ser


terroristas y para esto seleccionaron a nueve alumnos: Armando Amaro (25
años), Luis Enrique Ortiz (21), Felipe Flores (25), Robert Teodoro (24), Juan
Mariños (32), Heráclides Pablo (28) y Marcelino Rosales (28), Dora Oyague (21),
Bertila Lozano (22). En paralelo, otro grupo ingresó a la residencia de los
instructores de la Universidad para detener al profesor Hugo Muñoz (47).
Luego de más de un año de ser reportados como desaparecidos, en abril de
1993, un humilde y valeroso reciclador de Cieneguilla llamado Justo Arizapana
denunció haber encontrado la fosa donde el Grupo Colina enterró a los
desaparecidos, ubicada a la altura del kilómetro 1.5 de la carretera Ramiro Prialé.
El testimonio y el croquis de cómo llegar al lugar fueron recogidos por el
presidente de la comisión investigadora del Congreso, Roger Cáceres.
En julio de 1993 se hizo público el hallazgo y se descubrió otra fosa donde,
además de haber cenizas, se encontraron restos y vestigios materiales de
algunos de los diez desaparecidos. Según contó Gisela Ortiz, hermana del
fallecido estudiante Luis Enrique Ortiz, su cadáver registró un impacto de bala
en la cabeza.
Durante el régimen de Alberto Fujimori, el ‘caso La Cantuta’ sufrió de varias
trabas para hallar la culpabilidad de los responsables. El juicio, que era visto por
el Poder Judicial, pasó al Fuero Militar para evitar que los altos mandos
castrenses sean procesados por la justicia ordinaria.
Asimismo, en 1995, se promulgaron dos leyes de amnistía: una para liberar a
algunos militares y agentes del SIN sentenciados por esta masacre, y la otra
para prohibir cualquier investigación futura sobre estos hechos.

Años después, en 2001, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló a


favor de los deudos de la matanza de Barrios Altos, otra tragedia ligada al Grupo
Colina, lo que permitió reabrir el ‘caso La Cantuta’ en el Perú. Lo que trajo como
consecuencia, en 2009, que Alberto Fujimori fuera sentenciado a 25 años de
prisión efectiva por ser hallado responsable de ordenar la matanza.

VÍCTIMAS
Las víctimas fueron nueve estudiantes y un profesor de la universidad:
 Bertila Lozano Torres
 Dora Oyague Fierro
 Luis Enrique Ortiz Perea
 Armando Richard Amaro Cóndor
 Robert Édgar Teodoro Espinoza
 Heráclides Pablo Meza
 Felipe Flores Chipana
 Marcelino Rosales Cárdenas
 Juan Gabriel Mariños Figueroa
 Hugo Muñoz Sánchez (profesor)
EL JUICIO
En abril de 1993, un grupo de oficiales militares peruanos liberaron
anónimamente un documento detallando los eventos en La Cantuta. Su
documento señalaba que el escuadrón de la muerte Colina había secuestrado,
torturado y asesinado a las víctimas enterrándolas en una fosa común.
Posteriormente, tal como se señaló durante una investigación iniciada por el
Congreso, miembros de las Fuerzas Armadas exhumaron, incineraron, y
volvieron a enterrar los cuerpos en otra ubicación. Los "informantes" militares
nombraron a los miembros del Grupo Colina que participaron en la masacre,
identificando al jefe de las operaciones – Mayor Santiago Martín Rivas – y
señalaron que el grupo operaba bajo órdenes directas de Vladimiro Montesinos,
la cabeza del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y asesor del presidente
Alberto Fujimori, quien también tenía conocimiento de estos acontecimientos.

El 6 de mayo, el General de División Rodolfo Robles Espinoza, tercer oficial de


mayor rango del ejército, denunció públicamente varias violaciones a los
derechos humanos cometidas por el SIN y las Fuerzas Armadas, incluyendo la
matanza de La Cantuta. Posteriormente fue dado de baja del ejército y fue
víctima de amenazas de muerte. Finalmente huyó del país logrando el asilo
político en Argentina.
Las autoridades militares iniciaron una investigación de las matanzas en mayo
de 1993. Adicionalmente, en diciembre de ese año, un fiscal levantó cargos
contra varios miembros del ejército. Un conflicto de jurisdicción se motivó entre
los fueros militar y civil. La controversia se ventiló ante la Corte Suprema, que,
el 3 de febrero de 1994, decidió que no era capaz de determinar qué fuero debía
aplicarse. Consecuentemente, la noche del 7 de febrero, el Congreso aprobó
una ley según la cual la Corte Suprema podía decidir ese tipo de materias
mediante la existencia de mayoría simple, en vez del voto unánime que se exigía.
En un voto de tres a dos, la Sala Penal de la Corte Suprema decidió que el caso
debía ventilarse bajo la jurisdicción militar.

El 21 de febrero de 1994, el Consejo Supremo de Justicia Militar sentenció a diez


de los autores a sentencias de prisión entre 1 y 20 años.

ALEGATOS DEL ESTADO


El Estado se allanó respecto de la violación de los artículos 3, 4, 5 y 7 de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, alegada por
la Comisión
y las representantes (supra párrs. 40 y 45)

CONSIDERACIONES DE LA CORTE
El artículo 3 de la Convención establece que “[t]oda persona tiene derecho al
reconocimiento de su personalidad jurídica”.

106. El artículo 4.1 de la Convención dispone que


toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente.
El artículo 5.1 y 5.2 de la Convención establece:
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.

2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o


degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano.

El artículo 7 de la Convención dispone:


1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por
las leyes dictadas conforme a ellas.

3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su


detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez
u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad,
sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.

6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o


tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueron
ilegales. En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se
viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez
o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza,
dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán
interponerse por sí o por otra persona.

DERECHOS VULNERADOS
La Corte en su decisión encontró responsable a Perú por haber violado los
derechos a:

 Derecho a la vida.
 Derecho a la integridad física.
 Derecho a la libertad personal.
 Derecho a las garantías judiciales.
 Derecho a la protección judicial de las víctimas.

REPARACIONES
(Aplicación del artículo 63.1 de la convención americana)

ALEGATOS DE LA COMISIÓN.

En relación con los beneficiarios la Comisión manifestó en su demanda que “las


personas con derecho a la indemnización son generalmente aquellas
directamente lesionadas por los hechos de la violación en cuestión.” Al respecto,
manifestó que atendida la naturaleza del presente caso, los beneficiarios de las
reparaciones que ordene la Corte como consecuencia de las violaciones de los
derechos humanos perpetradas por el Estado en este caso son Hugo Muñoz
Sánchez, su esposa, dos hijas, tres hijos, una hermana y un hermano; Dora
Oyague Fierro, su madre, padre, dos hermanas, dos hermanos y una tía;
Marcelino Rosales Cárdenas, su madre, una hermana y un hermano; Bertila
Lozano Torres, su madre, padre, una hermana y tres hermanos; Luis Enrique
Ortiz Perea, su madre, padre
y cinco hermanas; Armando Richard Amaro Cóndor, su madre, padre, dos
hermanas y cuatro hermanos; Robert Edgar Teodoro Espinoza, su madre y
padre; Heráclides Pablo Meza, su madre, padre, dos hermanas, un hermano y
una tía, y Juan Gabriel Mariños Figueroa, su madre, padre, cuatro hermanas y
dos hermanos.

Respecto del daño material la Comisión manifestó que los familiares de las
presuntas víctimas debían ser reparados por el daño emergente, ya que
realizaron y continúan realizando esfuerzos económicos importantes con el fin
de alcanzar justicia a nivel doméstico y posiblemente también para superar los
traumas físicos, psicológicos y morales que las acciones del Estado les
ocasionan. Asimismo, manifestó que las presuntas víctimas
debían ser indemnizadas por el lucro cesante. Por lo tanto, la Comisión solicitó
a la Corte que fije en equidad el monto de la indemnización correspondiente al
daño emergente y lucro cesante, en uso de sus amplias facultades en esta
materia.

La Comisión manifestó que la Corte ha sugerido la existencia de una presunción


en cuanto al daño inmaterial sufrido por las víctimas de violaciones de derechos
humanos. Asimismo, manifestó que en el presente caso los familiares de las
presuntas víctimas han sido víctimas a su vez de sufrimiento psicológico intenso,
angustia, incertidumbre, pena y
alteración de vida, entre otros, en virtud de la falta de justicia por la desaparición
forzada y ejecución extrajudicial de sus seres queridos. Dichos familiares tienen
una justa expectativa de justicia con el propósito de tratar de establecer la verdad
histórica de los hechos y sancionar a los responsables. Por tanto, la Comisión
solicitó a la Corte a que fije en equidad el monto de la compensación por
concepto de daños inmateriales.

Respecto de las medidas de satisfacción y garantías de no repetición la


Comisión solicitó a la Corte que ordene al Estado que adopte las siguientes
acciones:

a) que el Estado lleve a término una investigación judicial exhaustiva de los


hechos de este caso, en la que identifique a todos los responsables, tanto
materiales como intelectuales, y como consecuencia de esta investigación
judicial sancione a los responsables penalmente.

b) que el Estado adopte las medidas necesarias para establecer el paradero de


Dora Oyague Fierro, Felipe Flores Chipana, Marcelino Rosales Cárdenas y Hugo
Muñoz Sánchez, que aún no han sido ubicados, y en su caso, entregue sus
restos a sus familiares.

c) que el Estado, en consulta con los familiares de las víctimas, efectúe un


reconocimiento simbólico destinado a la recuperación de la memoria histórica de
las víctimas y de la UNE, y construya una obra pública en reconocimiento de la
memoria de las víctimas.

d) que la sentencia que en su momento dicte la Corte sea difundida ampliamente


en el Perú.

e) Estado adopte, en el ordenamiento interno, todas las medidas necesarias para


garantizar de manera efectiva la privación de efectos jurídicos de las Leyes No.
26.479 y 26.492, como resultado de su incompatibilidad con la Convención
Americana.

La Comisión solicitó a la Corte que ordene al Estado el pago de las costas y


gastos legales incurridos por los familiares de las víctimas en la tramitación del
caso tanto a nivel nacional como ante el sistema interamericano.
BIBLIOGRAFÍA

http://lineadetiempo.iep.org.pe/public/54/la-matanza-de-la-cantuta

https://cejil.org/caso/la-cantuta/

https://blogs.elconfidencial.com/mundo/tribuna-internacional/2018-
03-01/fujimori-pativilca-indulto-caso-cantuta_1529264/

https://larepublica.pe/sociedad/2020/07/18/masacre-en-la-cantuta-
un-dia-como-hoy-hace-28-anos-una-tragedia-enluto-al-pais-
sendero-luminoso-grupo-colina-terrorismo-atmp/

https://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barriosaltos_lacantuta
_30_05_18.pdf

https://www.youtube.com/watch?v=dOzdmbZbyk0

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