Está en la página 1de 3

Éxodo, caps. 32 al 34.

1. ​El pecado de Israel - el becerro de oro. Caps. 31:18-32:6​:

Menos de cuarenta días después de haber prometido solemnemente que


guardarían la ley, los israelitas quebrantaron el pacto con el Rey divino. Mientras
Moisés estaba en el monte con Jehová, la gente israelita se cansó de esperar a su
líder y pidió a Aarón que le hiciera una representación visible de la divinidad. Se
pone de manifiesto la tendencia idólatra del corazón humano. No se contenta con un
Dios invisible; quiere tener siempre un Dios a quien se pueda ver y palpar. Israel
quería servir a Dios por medio de una imagen y la hizo probablemente en la forma
del dios egipcio, el buey Apis. No se sabe si Israel quisiera prestar culto al dios
egipcio o meramente representar a Jehová en forma de un becerro. Este episodio
nos demuestra que el hombre necesita más que la ley de Dios en tablas de piedra,
precisa un nuevo corazón. Por su rebelión dejó de ser el pueblo de Dios. (Al hablar
con Moisés, Jehová denominó a Israel "tu pueblo" 32:7).
El hecho de que Aarón consintió y colaboró en la idolatría
nos demuestra su debilidad y cobardía. Era el hermano de Moisés y su colaborador.
Su excusa débil y mentirosa más tarde (32:22-24) fue un intento de echar la culpa al
pueblo y a la casualidad.

2. ​La intercesión de Moisés. Cap. 32:7-14:

Informado por Dios acerca del pecado de Israel, Moisés demostró su grandeza:
Jehová lo probó amenazando destruir a Israel y hacer en cambio un gran pueblo de
Moisés, pero Moisés se negó a buscar algo para sí mismo. Oró por su pueblo
basando su intercesión enteramente en la naturaleza de Dios y en su palabra.

a) Le recalcó al Señor que los israelitas, a pesar de su


pecado, constituían el pueblo de Dios, puesto que El mismo los había sacado de
Egipto.
b) Demostró preocupación por el honor de Dios. Si destruía
a los israelitas, los egipcios atribuirían burlonamente malos motivos a Dios.
c) Le mencionó a Dios las promesas dadas a los patriarcas, creyendo en su
fidelidad. Por medio de la intercesión de Moisés
y su fe, Israel fue salvado de la destrucción. ¡Cuánto necesitamos intercesores
como Moisés hoy en día!

3. ​Israel es castigado. Cap. 32:15-29:

La rebelión vergonzosa de Israel le acarreó castigo a pesar de la intercesión de


Moisés y de la misericordia de Dios. Los israelitas tenían que aprender que no es
cosa insignificante menospreciar la revelación de un Dios santo y violar su pacto con
ligereza. Primero tuvieron que ver cómo las tablas de la ley fueron rotas, un acto
que simbolizó que la idolatría de ellos había anulado el pacto.* Segundo, fueron
obligados a beber el agua mezclada con el polvo del becerro de oro como símbolo
de que tenían que llevar la culpa de su pecado. Luego, Moisés invitó a todos los que
quisieran juntarse con él. Los levitas se pusieron del lado de Moisés y le
obedecieron matando a espada a tres mil de los que probablemente eran los más
obstinados de los idólatras. Por estar los levitas dispuestos a subordinar su amor a
sus parientes y amigos para obedecer la palabra de Jehová (32:27-28), fueron
constituidos en la tribu sacerdotal de Israel
(32:29). Esta actitud de suprema lealtad a Dios nos hace recordar las palabras de
Jesús: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí" (Mat. 10:37).
El castigo sufrido por los israelitas fue severo pero necesario para evitar que
llegasen a ser una nación de idólatras. Finalmente, Dios retiró su presencia de entre
los israelitas, enviarla un ángel delante de ellos (33:2-3).

4. ​Moisés vuelve a interceder. Caps. 32:30-33:23​;

Moisés no se conformó con la salvación física de Israel sino que pidió que
Jehová perdonara completamente el pecado del pueblo y lo restaurara
espiritualmente. Estaba dispuesto a ofrecerse a sí mismo en lugar de su pueblo, y
no solamente daría su vida sino que también estaba dispuesto a renunciar a la vida
eterna a fin de obtenerla para Israel. Su vida estaba tan íntimamente ligada a la de
ellos que parece que aparte de ese pueblo nada tenía significado para él. Dice
Ross: "En toda la Biblia no tenemos un acto humano más sublime que éste de
Moisés". ? Nos hace recordar las palabras del Apóstol Pablo (Rom. 9:2-3), y se
asemeja al espíritu de Aquel que en verdad puso su vida por sus amigos.
Las Escrituras mencionan varias veces el libro de la vida
(Sal. 69:28; Dan. 12:1; Fil. 4:3; Apoc. 3:5). Es el registro o lista de los ciudadanos
del reino de Dios. Raer el nombre de una persona de la lista significa separarla de la
comunión con Dios, privarla de su parte en su reino y entregarlo a la muerte.
Dios dijo a Moisés que él no podía hacer lo que le sugería.
Con borrar el nombre de Moisés no se lograría mantener los nombres de los
pecadores en el libro de la vida. Ellos mismos tenían que arrepentirse. Pero Dios
extendió su misericordia. Aunque el pacto quebrantado impediría que su presencia
personal los acompañara, enviaría un ángel para que los guiara.
Al escuchar la advertencia de Dios de los labios de Moisés,
el pueblo se arrepintió y lo exteriorizó despojándose de sus atavíos. La tienda de
Moisés donde Dios se reunía con él estaba alejada del campamento y el pueblo
esperó ansiosamente mientras Moisés habló con Jehová.
Las tres grandes peticiones de Moisés nos dan una muestra de cómo el líder
cargado de las responsabilidades del pueblo de Dios debe orar:
a) Pidió para sí mismo que Dios le concediera un conocimiento de las intenciones y
propósitos divinos ("tu camino") a fin de conocerle mejor (33:13). Para desempeñar
el liderazgo espiritual se necesita conocer profundamente a Dios y sus caminos.
Luego será posible guiar a otros.
b) Pidió por su pueblo. No bastaría la presencia de un
ángel entre los israelitas ni tampoco la entrada de Israel en la tierra prometida.
Necesitaban la presencia de Jehová mismo (33:15-16). Dios prometió que los
acompañaría.
c) Pidió que Dios le concediera una visión de su gloria
(33:18). Fue motivado por amor a Dios. No sabía él que no era posible ver la
plenitud de la gloria divina y sobrevivir. Pero Dios nos da una noción de la provisión
divina al esconder a Moisés en la hendidura de la peña. Nosotros escondidos en las
heridas de Cristo veremos la gloria de Dios y viviremos (Col. 3:3).

5​. El pacto es renovado. Cap. 34​:

La intercesión de Moisés fue premiada grandemente. El intercesor volvió a subir


al monte de Sinaí y allí el pacto fue renovado y nuevas tablas de la ley fueron
escritas. Dios le concedió a Moisés una nueva revelación del carácter divino
proclamando su nombre: "Jehová fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira
y grande en misericordia... que perdona... y que de ningún modo tendrá por inocente
al malvado" (34:6-7). Aunque Dios es justo cuando castiga a los malhechores, su
mayor gloria es su amor perdonador. Siempre su justicia y su misericordia andan
juntas como se ve en el caso de la cruz del Calvario. En la ocasión descrita aquí en
el Exodo, Dios manifestó su misericordia perdonando a su pueblo.
Cuando Moisés bajó del monte, se notó que su rostro resplandecía con la
gloria de Dios. Esto nos enseña dos verdades: la hermosura de carácter y la fuerza
espiritual vienen de la comunión íntima con Dios; la persona en la cual se ve el
resplandor de Dios no se da cuenta de que está reflejando la gloria divina y cuando
lo sabe deja de ser radiante.

También podría gustarte