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Aunque hay muchos pasajes en la Biblia que describen lo que la Iglesia debe
ser y hacer, hay dos declaraciones de Jesús que los resumen y que constituyen
en mi opinión, una declaración de propósito en sí mismos: El Gran
Mandamiento (Mateo 22:37-40) y La Gran Comisión (Mateo 28:19-20).
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21
LA MULTIDUD
LOS DISCIPULOS
El milagro de este pasaje aparece relatado en los cuatro evangelios, lo cual nos
permite hacer una historia completa, porque cada evangelista nos va a dar un
detalle adicional de lo que ocurrió, por ejemplo, Marcos nos cuenta que ellos
le dicen al Señor que los envíe para que compren pan, Juan en el capítulo 6:8-
9 nos cuenta que uno de los discípulos de Jesús, Andrés hermano de Simón
Pedro, le dijo:“aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
pececillos; ¿mas qué es esto para tantos?”. Ante esta situación cualquiera
viendo tanta necesidad hubiera pensando que esa comida no alcanzaba para
todos y se la comía solo, pero Andrés lleva al muchacho delante de Jesús;
porque un discípulo no es parte del problema sino de la solución.
El discípulo no intenta hacer grandes cosas, y Dios tampoco se lo pide, el
discípulo hace lo que está al alcance de sus manos confiando que en las manos
de Jesús será multiplicado para bendecir a otros. Lo poco de nosotros en las
manos de Jesús siempre produce un milagro.
Jesús confía en nosotros para bendecir a otros. Dios quiere mostrar su poder a
través de su iglesia, solo debemos entregarle nuestra vida, dispuestos a dejar
que nos use para que lo conozcamos no solo “de oídas (Job 42:5)”.
CONCLUSION