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Vademecum ES FULL
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VADEMÉCUM
PARA EL SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD
DV CONCILIO VATICANO II, Dogm. Const. Dei Verbum (18 de noviembre de 1965)
EC FRANCISCO, Apost. Const. Episcopalis Communio (15 de septiembre de 2018)
FT FRANCISCO, Carta Encíclica Fratelli Tutti (3 de octubre de 2020)
GS CONCILIO VATICANO II, Const. Gaudium et Spes (7 de diciembre de 1965)
ITC, Syn. Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia
(2 de marzo de 2018)
LG CONCILIO VATICANO II, Dogm. Const. Lumen Gentium (21 de noviembre de 1964)
DP Documento preparatorio
RM JUAN PABLO II, Carta Encíclica Redemptoris Missio (7 de diciembre de 1990)
Oración para el Sínodo:
Adsumus Sancte Spiritus
Todas las sesiones del Concilio Vaticano II iniciaban con la oración
Adsumus Sancte Spiritus, la primera palabra del original en latín que significa
“Estamos ante ti, Espíritu Santo”, que se ha utilizado históricamente en los
Concilios, Sínodos y otras reuniones de la Iglesia durante cientos de años,
y se atribuye a San Isidoro de Sevilla (ca. 560 - 4 de abril de 636). Mientras
emprendemos este Proceso Sinodal, esta oración invita al Espíritu Santo a
actuar en nosotros, para que seamos una comunidad y un pueblo de gracia.
Para el camino sinodal desde 2021 al 2023, proponemos la siguiente versión
simplificada1 para que cualquier grupo o asamblea litúrgica pueda rezarla con
mayor facilidad.
1 La versión original del Adsumus Sancte Spiritus se encuentra en la página web del Sínodo.
Índice de contenidos
1. Introducción
1.1 ¿Cuál es el objetivo de este Vademécum?
1.2 ¿Qué es la sinodalidad? Antecedentes de este Sínodo
1.3 ¿Cuál es el objetivo de este Sínodo? Objetivos del proceso sinodal
1.4 El tema de este Sínodo: Hacia una Iglesia sinodal: comunión,
participación y misión
1.5 La experiencia a nivel local
NOTA: Este Vademécum está destinado a ser utilizado por toda la Iglesia Católica. Por lo tanto,
el término “Iglesia local” se refiere indistintamente a una diócesis, eparquía, ordinariato o
cualquier organismo eclesial equivalente. Asimismo, cuando este Vademécum utiliza el término
“conferencia episcopal” se refiere a la institución sinodal pertinente de cada Iglesia sui iuris.
APÉNDICES
I. Glosario de términos
II. Más preguntas de consulta para guiar el proceso sinodal
III. Participación de diversos grupos en el proceso sinodal
IV. Pautas y consejos para escuchar a nivel local
V. Recursos bíblicos
VI. Recursos litúrgicos
VII. Extractos de documentos eclesiásticos relevantes
VIII. El significado del consenso en el proceso sinodal
3 FRANCISCO, Discurso para la ceremonia de conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo de
los Obispos (17 de octubre de 2015).
para oír los impulsos del Espíritu Santo, que viene a guiar nuestros esfuerzos
humanos, introduciendo vida y vitalidad a la Iglesia y llevándonos a una
comunión más profunda para nuestra misión en el mundo. Mientras la Iglesia
emprende este viaje sinodal, debemos hacer todo lo posible para arraigarnos
en experiencias de auténtica escucha y discernimiento, encaminándonos a
convertirnos en la Iglesia que Dios nos llama a ser.
Uno de los frutos del Concilio Vaticano II fue la institución del Sínodo de
los Obispos. Si bien el Sínodo de los Obispos se ha celebrado hasta ahora
como una reunión de obispos con y bajo la autoridad del Papa, la Iglesia
es cada vez más consciente de que la sinodalidad es el camino para todo
el Pueblo de Dios. Por esto, el proceso sinodal ya no es sólo una asamblea
de obispos, sino un camino para todos los fieles, en el que cada Iglesia
local tiene una parte esencial que realizar. El Concilio Vaticano II reforzó el
sentido de que todos los bautizados, tanto la jerarquía como los laicos, están
llamados a participar activamente en la misión salvadora de la Iglesia (LG, 32-
33). Los fieles han recibido el Espíritu Santo con el bautismo y la confirmación,
y poseen distintos dones y carismas para la renovación y la edificación de la
Iglesia, como miembros del Cuerpo de Cristo. Así, la autoridad doctrinal del
Papa y de los obispos está en diálogo con el sensus fidelium, la voz viva del
Pueblo de Dios (cfr. Sensus Fidei en la vida de la Iglesia, 74). El camino de la
sinodalidad busca tomar decisiones pastorales que reflejen lo más posible
la voluntad de Dios, basándola en la voz viva del Pueblo de Dios (ICT, Syn.
68). Se señala que la colaboración con los teólogos - laicos, ordenados y
religiosos - puede ser un apoyo útil para articular la voz del Pueblo de Dios,
expresando la realidad de la fe a partir de la experiencia vivida.
Mientras que los últimos Sínodos han examinado temas como la nueva
evangelización, la familia, los jóvenes y la Amazonia, el presente Sínodo se
concentra en el tema de la sinodalidad propiamente dicha.
El actual Proceso Sinodal que estamos llevando a cabo está guiado por
una pregunta fundamental: ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en
los distintos niveles (desde el local hasta el universal), permitiendo a la Iglesia
anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer
como Iglesia sinodal? (PD, 2)
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La primera fase del Proceso Sinodal es una fase de escucha en las Iglesias
locales. Luego de una celebración de apertura en Roma el sábado 9 de
octubre de 2021, la fase diocesana del Sínodo comenzará el domingo 17 de
octubre de 2021. Para ayudar a la fase inicial del camino sinodal, el Secretario
General del Sínodo de los Obispos, el Cardenal Mario Grech, escribió a
cada obispo en mayo de 2021, invitándolo a designar una persona o equipo
de contacto para dirigir la fase de escucha local. Esta persona o equipo es
también el enlace entre la diócesis y las parroquias, así como entre la diócesis
y la conferencia episcopal. Las Iglesias locales son invitadas a entregar sus
respuestas a la propia Conferencia episcopal, para poder recoger las ideas
antes de la fecha límite de abril de 2022. De este modo, las Conferencias
episcopales y los Sínodos de las Iglesias orientales podrán entregar, a su vez,
una síntesis al Sínodo de los Obispos. Este material será sintetizado y utilizado
como base para la elaboración de dos documentos de trabajo (conocidos
como Instrumentum Laboris). Al final, la Asamblea del Sínodo de los Obispos
se celebrará en Roma en octubre de 2023.
4 FRANCISCO, Discurso en la ceremonia de conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo
de los Obispos (17 de octubre de 2015).
para ellos, y para cualquier grupo o individuo que no tenga la oportunidad
de hacerlo a nivel local, contribuir directamente a la Secretaría General como
se indica en la Episcopalis Communio (art. 6 sobre la Consulta del Pueblo de
Dios):
A lo largo de los Evangelios vemos cómo Jesús llega a todos. No sólo salva
a las personas individualmente, sino a un pueblo que reúne, como el único
Pastor de todo el rebaño (cfr. Jn 10,16). El ministerio de Jesús nos muestra que
nadie está excluido del plan de salvación de Dios.
Juntos, todos los bautizados son el objeto del sensus fidelium, la voz viva
del Pueblo de Dios. Al mismo tiempo, para participar plenamente en el acto de
discernimiento, es importante que los bautizados escuchen las voces de otras
personas en su contexto local, incluidas las personas que han dejado la práctica
de la fe, las personas de otras tradiciones de fe, las personas sin creencias
religiosas, etc. Porque, como declara el Concilio “Los gozos y las esperanzas,
las penas y las angustias de los hombres de este tiempo, especialmente de
los pobres y de los que sufren, son los gozos y las esperanzas, las penas y las
angustias de los seguidores de Cristo. En efecto, nada de lo genuinamente
humano deja de suscitar un eco en sus corazones” (GS, 1).
Por este motivo, mientras todos los bautizados están específicamente
llamados a participar en el Proceso Sinodal, nadie -independientemente de su
afiliación religiosa- debe ser excluido de la posibilidad de compartir la propia
perspectiva y sus experiencias, en la medida que quiera ayudar a la Iglesia
en su camino sinodal de búsqueda de lo que es bueno y verdadero. Esto es
particularmente cierto para los más vulnerables o marginados.
5 FRANCISCO, Discurso en la ceremonia de conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo
de los Obispos (17 de octubre de 2015).
2.3 Actitudes para participar en el proceso sinodal
Una vez que la fase diocesana finalice con una reunión presinodal en la
diócesis y una síntesis, las Conferencias episcopales y los Sínodos de las Iglesias
orientales compilarán las aportaciones y los comentarios que hayan recibido de
las diócesis y eparquías, para formular síntesis que recojan adecuadamente las
contribuciones de los participantes a nivel local. Las Conferencias episcopales
y los Sínodos de las Iglesias orientales están llamados a discernir y elaborar
esta síntesis más amplia organizando una reunión presinodal.
Dado que este Sínodo busca promover un nuevo estilo de vivir la comunión,
la participación y la misión de la Iglesia, la fase de implementación será crucial
para avanzar juntos en el camino de la sinodalidad. Esta implementación está
destinada a alcanzar todas las Iglesias locales del mundo, de modo que el
Proceso Sinodal incluya todo el Pueblo de Dios, ya sea desde el punto de
partida hasta el punto de llegada (CE, 7). La(s) persona(s) de contacto en las
diócesis y otras personas y organismos que participaron en la fase diocesana
pueden ser útiles en este sentido, incluyendo el Consejo Pastoral Diocesano,
el Consejo Presbiteral y los Consejos Pastorales Parroquiales.
Esta primera fase del Proceso Sinodal sienta las bases para todas las fases
sucesivas. Más que responder a un simple cuestionario, la fase diocesana
pretende ofrecer al mayor número posible de personas una verdadera
experiencia sinodal de escucha mutua y de caminar juntos, guiados por el
Espíritu Santo.
Para que esto ocurra, es necesario hacer esfuerzos significativos para que
puedan participar el mayor número posible de personas. Esta es la primera
responsabilidad de la(s) persona(s) de contacto en las diócesis, designada(s)
para guiar y animar la fase diocesana del Proceso Sinodal. No serán útiles las
aportaciones superficiales o programadas que no representen con precisión
y riqueza de contenidos la experiencia de las personas, lo mismo vale para
las contribuciones que no expresen toda la gama y la diversidad de las
experiencias.
Por lo tanto, el rol principal del obispo diocesano en este Proceso Sinodal
consiste en facilitar la experiencia sinodal de todo el Pueblo de Dios en el
camino hacia una Iglesia más Sinodal. El obispo diocesano tiene un rol clave
en la escucha del Pueblo de Dios en su Iglesia diocesana. Bajo la inspiración
del Espíritu Santo, el obispo puede discernir los procesos más fructíferos para
la escucha del Pueblo de Dios en su diócesis, en el camino de la sinodalidad
emprendido por toda la Iglesia. Para ayudar al obispo diocesano en esta tarea,
él debe nombrar a la persona o equipo de contacto diocesano. Juntos, pueden
discernir con la ayuda de la oración. Se invita al obispo a tomar un rol activo en
la fase diocesana de este Proceso Sinodal. Su participación debe favorecer un
diálogo abierto en la diversidad del Pueblo de Dios.
Las tareas para llevar a cabo la fase de escucha y diálogo en cada diócesis
pueden variar en función de los factores locales, pero el enfoque general incluirá
los siguientes pasos:
1
Nombrar a la(s) persona(s) de
contacto en las diócesis
2 Creación de un equipo
sinodal diocesano
Discernir el camino
para su diócesis 3
10 Preparar y presentar la
síntesis diocesana
4.5 Los ingredientes básicos de la experiencia sinodal
Cada diócesis puede discernir las formas más adecuadas para hacer
posible una experiencia sinodal guiada por el Espíritu para su pueblo,
prestando especial atención a aquellas personas cuyas voces no han sido
escuchadas en el pasado. En el sitio web del Sínodo hay consejos y recursos
sobre cómo hacerlo.
Las preguntas que acompañan a cada uno de los diez temas siguientes
pueden servir de punto de partida o de guía útil. La conversación y el diálogo
no tienen por qué limitarse a las siguientes preguntas:
1. COMPAÑEROS DE VIAJE
En la Iglesia y en la sociedad estamos codo con codo en el mismo camino.
En nuestra Iglesia local, ¿quiénes son los que “caminan juntos”? ¿Quiénes
son los que parecen más alejados? ¿Cómo estamos llamados a crecer como
compañeros? ¿ Qué grupos o personas quedan al margen?
2. ESCUCHA
Escuchar es el primer paso, pero requiere una mente y un corazón
abiertos, sin prejuicios. ¿Cómo nos habla Dios a través de voces que a veces
ignoramos? ¿Cómo se escucha a los laicos, especialmente a las mujeres y
a los jóvenes? ¿Qué facilita o inhibe nuestra escucha? ¿En qué medida
escuchamos a los que están en las periferias? ¿Cómo se integra la contribución
de los consagrados y consagradas? ¿Cuáles son algunas de las limitaciones
de nuestra capacidad de escucha, especialmente hacia aquellos que tienen
puntos de vista diferentes a los nuestros? ¿Qué espacio damos a la voz de las
minorías, especialmente de las personas que sufren pobreza, marginación o
exclusión social?
3. HABLAR CLARO
Todos están invitados a hablar con valentía y parresía, es decir, con libertad,
verdad y caridad. ¿Qué es lo que permite o impide hablar con valentía, franqueza
y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la sociedad? ¿Cuándo y cómo
conseguimos decir lo que es importante para nosotros? ¿Cómo funciona la
relación con los medios de comunicación locales (no sólo los católicos)? ¿Quién
habla en nombre de la comunidad cristiana y cómo se lo elige?
4. CELEBRACIÓN
“Caminar juntos” sólo es posible si se basa en la escucha comunitaria de
la Palabra y la celebración de la Eucaristía. ¿De qué manera la oración y las
celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida común y misión
en nuestra comunidad? ¿De qué manera inspiran las decisiones más importantes?
¿Cómo se promueve la participación activa de todos los fieles en la liturgia?
¿Qué espacio se da a la participación en los ministerios de lector y acólito?
7. ECUMENISMO
El diálogo entre cristianos de diferentes confesiones, unidos por un mismo
bautismo, ocupa un lugar especial en el camino sinodal. ¿Qué relaciones
mantiene nuestra comunidad eclesial con miembros de otras tradiciones y
confesiones cristianas? ¿Qué compartimos y cómo caminamos juntos? ¿Qué
frutos ha generado el caminar juntos? ¿Cuáles son las dificultades? ¿Cómo
podemos dar el siguiente paso para caminar juntos?
8. AUTORIDAD Y PARTICIPACIÓN
Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable. ¿Cómo
puede identificar nuestra comunidad eclesial los objetivos a perseguir, el modo
de alcanzarlos y los pasos a dar? ¿Cómo se ejerce la autoridad o el gobierno
dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo se ponen en práctica el trabajo en
equipo y la corresponsabilidad? ¿Cómo se realizan las evaluaciones y quién
las realiza? ¿Cómo se promueven los ministerios laicales y la responsabilidad
de los laicos? ¿Hemos tenido experiencias fructíferas de sinodalidad a nivel
local? ¿Cómo funcionan los órganos sinodales a nivel de la Iglesia local
(Consejos Pastorales en las parroquias y diócesis, Consejo Presbiteral, etc.)?
¿Cómo podemos favorecer un enfoque más sinodal en nuestra participación
y liderazgo?
9. DISCERNIR Y DECIDIR
En un estilo sinodal tomamos decisiones a través del discernimiento
de aquello que el Espíritu Santo dice a través de toda nuestra comunidad.
¿Qué métodos y procedimientos utilizamos en la toma de decisiones?
¿Cómo se pueden mejorar? ¿Cómo promovemos la participación en el
proceso decisorio dentro de las estructuras jerárquicas? ¿Nuestros métodos
de toma de decisiones nos ayudan a escuchar a todo el Pueblo de Dios?
¿Cuál es la relación entre la consulta y el proceso decisorio, y cómo los
ponemos en práctica? ¿Qué herramientas y procedimientos utilizamos para
promover la transparencia y la responsabilidad? ¿Cómo podemos crecer en
el discernimiento espiritual comunitario?
El sitio web del Sínodo ofrece sugerencias sobre cómo plantear estas
preguntas en distintos grupos de personas, de manera sencilla y participativa.
Cada diócesis, parroquia o grupo eclesial no tiene necesariamente que
responder a todas las preguntas, sino discernir y concentrarse en los
aspectos de la sinodalidad más pertinentes al propio contexto. Se invita a
los participantes a compartir con honestidad y franqueza sus experiencias de
la vida real, y a reflexionar juntos sobre cuanto el Espíritu Santo podría estar
revelando, a través de lo que comparten entre sí.
UNAS PALABRAS DE
AGRADECIMIENTO
Una sincera palabra de agradecimiento a todos los que
organizan, coordinan y participan en este Proceso Sinodal. Guiados
por el Espíritu Santo, formamos las piedras vivas a través de las cuales
Dios construye la Iglesia que desea para el tercer milenio (1 Pe 2,5).
Que la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la
Iglesia, interceda por nosotros mientras recorremos juntos el camino
que Dios nos propone. Que, como en el Cenáculo de Pentecostés,
sus cuidados maternos y su intercesión nos acompañen en la
construcción de nuestra comunión recíproca y en la realización de
nuestra misión en el mundo. Con ella, decimos juntos como Pueblo
de Dios: “que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc 1,38).
www.synod.va
synodus@synod.va
Por una Iglesia sinodal:
comunión, participación y misión
VADEMECUM
PARA EL SÍNODO SOBRE SINODALIDAD
APÉNDICES
Apéndice A
2
o Sugerir a las parroquias/comunidades que realicen una o más
reuniones de consulta con la gente de la comunidad local. Las
parroquias/grupos pueden decidir organizar una consulta especial
para involucrar a grupos específicos (por ejemplo, adolescentes,
adultos jóvenes, parejas casadas, migrantes y refugiados, personas
poco activas en la fe, personas que vi- ven en la pobreza y la
marginación).
3
El o los referentes diocesanos y el equipo deben ser personas con las
siguientes cualidades:
• Una persona espiritualmente madura con una fe viva.
• Un colaborador natural.
• Un comunicador eficaz.
• Capacidad de sintetizar una variedad de información.
• Capacidad de interactuar de la mejor manera con personas de
diferentes orígenes culturales, generacionales y eclesiales
• Familiaridad con las estructuras y procesos diocesanos.
• Haber tenido alguna experiencia previa trabajando en iniciativas
colaborativas o procesos sinodales.
• Humildad para el trabajo en equipo y con el otro corresponsable. Estar
abierto a las sugerencias y dones de los demás y estar dispuesto a
experimentar con nuevas formas de proceder.
Sugerencias para la
organización de una reunión de
consulta sinodal
3.
Lo ideal es que los participantes sean personas que reflejen una
diversidad de comunidades, experiencias, culturas, edades y estilos
de vida. La consistencia de los grupos puede depender del lugar del
encuentro y del número de moderadores que lo sirven.
2
grupo, según el método y formato elegido, para recoger las aportaciones
de la consulta, y que han sido preparados adecuadamente para llevar
a cabo el proceso. Se debería también designar el grupo de personas
que preparará el resumen de la consulta.
3
10. Los participantes deben acordar la aportación del grupo que
se comunicará al equipo organizador/facilitador. Las preguntas
orientadoras para la síntesis diocesana descritas en la parte 4 del
Vademécum se pueden utilizar como base para esta aportación a nivel
local (ver también el Apéndice D).
Para obtener más recursos, consulte la página web del Sínodo de los
Obispos.
Encuentro diocesano
presinodal
Cada Iglesia local completa la fase diocesana con una reunión presinodal
diocesana. Esta reunión brinda la oportunidad para que los diversos miembros
de la diócesis se reúnan en una celebración litúrgica, oren juntos, reflexionen
sobre su experiencia del proceso sinodal en la diócesis, escuchen los comentarios
de las reuniones de consulta sinodal en toda la diócesis, dialoguen sobre la
realidad actual de la Iglesia local y sobre los signos de los tiempos, para discernir
la llamada del Espíritu Santo dirigida a la diócesis en el camino de la sinodalidad.
Dado que gran parte del proceso de consulta de la fase diocesana puede
haber tenido lugar dentro de comunidades específicas de la Iglesia local, como
parroquias, ministerios y otros grupos eclesiales, el objetivo del encuentro
presinodal diocesano es reunir una sección representativa de todas las diócesis,
incluidos los grupos minoritarios y las personas de las periferias, y permitir que los
participantes recen, escuchen, reflexionen y disciernan juntos. Después de este
encuentro, el resultado de la reunión presinodal diocesana debe incluirse como
parte de la síntesis diocesana, junto con las aportaciones de las reuniones de
consulta sinodal hechas en toda la diócesis (ver Apéndice D para más información
sobre la síntesis diocesana).
OBJETIVOS
a. Completar el período de la fase diocesana de las consultas sinodales con
el Pueblo de Dios.
b. Celebrar y reflexionar sobre las realidades emergentes y sobre la
experiencia del itinerario diocesano mientras se recorre juntos el camino
sinodal.
c. Destacar los temas principales que han salido en las consultas sinodales,
con un grupo elegido de las diferentes comunidades de la diócesis.
d. Involucrar a los miembros de las diferentes comunidades (parroquias,
ministerios, movimientos, escuelas, clero, comunidades religiosas,
marginados, jóvenes, grupos culturales, etc.) en la reflexión sobre la
experiencia y las solicitudes que surgieron del proceso de consulta, con
la vista puesta en la síntesis diocesana que se elaborará a partir de las
aportaciones recibidas de toda la diócesis.
e. Escuchar lo que Dios ha dicho a través de los fieles de la diócesis, para
discernir su voluntad sobre la Iglesia local y los caminos que invita a seguir
para llegar a una comunión más profunda, una participación más plena y
una misión más fecunda.
f. Señalar los procedimientos más eficaces, los caminos sinodales y un nuevo
impulso y vitalidad que lleven a ser una Iglesia que camina unida, de
escucha mutua y de una corresponsabilidad más sinodal.
g. Elaborar una síntesis diocesana que transmita lo compartido por el Pueblo
de Dios durante el proceso de consulta en la diócesis, como contribución
al proceso sinodal en curso en toda la Iglesia.
PARTICIPANTES
Quién participará en esta reunión sinodal dependerá de la situación local de
la diócesis. Las diócesis pueden adaptar estas pautas a la densidad de población,
las distancias geográficas, los recursos disponibles, la formación cultural de las
personas, etc. Sería ideal que los miembros incluyesen:
• El obispo diocesano, los obispos auxiliares y los referentes diocesanos o
el equipo.
• Personas cuyas voces a menudo no se escuchan lo suficiente, como los
pobres, los ancianos, los grupos minoritarios, las personas aisladas, las
personas con discapacidad, los migrantes, los refugiados, las comunidades
indígenas, etc.
• Líderes laicos (hombres, mujeres, jóvenes de varios ministerios y organismos
diocesanos).
• Otros laicos (hombres, mujeres y jóvenes invitados por parroquias y otras
organizaciones eclesiales).
• Miembros del clero (sacerdotes diocesanos, sacerdotes religiosos,
diáconos, etc.).
• Miembros de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida
Apostólica (para reflejar la diversidad de carismas) y líderes de obras
apostólicas y caritativas.
• Delegados ecuménicos e interreligiosos interesados y otros que, aunque
no sean católicos, puedan ofrecer su contribución con perspectivas útiles
para la Iglesia.
• Personas con habilidades especializadas necesarias para el encuentro,
incluidos moderadores y expertos en eclesiología en el campo pastoral o
teológico.
2
obispo y los referentes diocesanos o el equipo para alcanzar de la manera más
efectiva los objetivos mencionados anteriormente en el contexto de la diócesis
(ver la página web del Sínodo para más sugerencias y recursos). Se recomienda
encarecidamente que la fase diocesana finalice con una celebración litúrgica,
dando gracias a Dios por lo vivido e invocando la guía del Espíritu Santo para
el camino futuro. Las otras partes del encuentro presinodal pueden salir del
discernimiento de cada diócesis. El o los referentes diocesanos son responsables
de recopilar todos los comentarios recibidos del proceso de consulta en toda la
diócesis. Estos podrían ser presentados a los participantes en esta reunión final
de la fase diocesana.
Preparación de la
síntesis diocesana
La síntesis diocesana tiene por objeto transmitir los principales frutos del
discernimiento de todo el Pueblo de Dios de la diócesis. Se recomienda que
estas aportaciones se resuman en un documento de no más de diez páginas.
Otros materiales como imágenes, videos, historias, expresiones artísticas y
testimonios personales pueden presentarse como anexos, en la medida en
que ayuden a resaltar la experiencia y aportes de los participantes.
La síntesis diocesana debe reflejar la diversidad de puntos de vista y
opiniones expresadas y prestar especial atención a las experiencias vividas por
los participantes, tanto positivas como negativas. El resumen debe ser fiel a las
voces de las personas y a lo que surgió de su discernimiento y diálogo, en lugar
de una serie de declaraciones generalizadas o doctrinalmente correctas. Los
puntos de vista que se oponen entre sí no deben omitirse, sino reconocerse y
declararse como tales. Las opiniones no deben excluirse simplemente porque
fueron expresadas por una pequeña minoría de participantes. De hecho, a
veces la perspectiva de lo que podríamos llamar una «aportación minoritaria»
puede constituir un testimonio profético de lo que Dios quiere decirle a la
Iglesia.
El contenido del resumen se puede organizar de acuerdo con las
siguientes preguntas, que se ofrecen como sugerencia. El objetivo es
transmitir adecuadamente los diversos frutos, lo comprendido, las alegrías
y desafíos de la experiencia sinodal y el discernimiento entre los fieles de la
diócesis:
2
equipo deben estar marcadas por la sinodalidad y el discernimiento espiritual,
escuchando la voz viva del Pueblo de Dios en toda la diócesis bajo la guía del
Espíritu Santo.
Cada diócesis puede optar por preparar la síntesis antes o después del
encuentro presinodal diocesano, siempre que los frutos de ese encuentro se
incorporen a la síntesis diocesana. En la medida de lo posible, todos deben
sentir que su voz está representada en la síntesis. En aras de la transparencia,
todos pueden conocer los nombres de los miembros del equipo de redacción,
así como los del proceso de resumen de las respuestas. Se recomienda
encarecidamente que el resumen se haga público una vez redactado, como
piedra final del recorrido de la diócesis por el camino de la sinodalidad. En la
medida de lo posible, debe ofrecerse la oportunidad al Pueblo de Dios para
que revise y reaccione al contenido de la síntesis diocesana antes de que sea
enviado oficialmente a la Conferencia episcopal.