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LOS PROBLEMAS ÉTICOS Y EL DILEMA ÉTICO

1. LOS PROBLEMAS ÉTICOS

La reconocida escritora Velasquez (2018), nos comparte qué es un problema


ético y algunos ejemplos para entender mejor este mal.

1.1. ¿Qué es un problema ético?

Un problema ético se estima como todo aquello que no se encuentra bien, no


cumple las normas, no es correcto, y que impacta en la sociedad y en las
personas. Estos inconvenientes pueden comprometer la dignidad y el bien
común de las personas.

1.2. Ejemplos de problemas éticos más destacados

Abuso de poder

Es una experiencia social en donde el comportamiento se fundamenta en


custodiar relaciones de poder y de diferencia. Es decir, la persona que tiene
más autoridad sobre otras personas, bien sea en cuestiones política o sociales,
esta posición se usa para tener poder, pero a su beneficio.
Por lo tanto, el abuso de poder se encuentra presente cuando una persona con
mayor rendimiento económico y social, usa este beneficio para realizar
autoridad de poder sobre otro individuo inferior, causando daños morales a la
persona que recibe el maltrato.
Discriminación
La discriminación en los últimos años ha sido uno de los problemas éticos más
considerables. Estos tipos de problemas tienen mayor influencia en las
sociedades más vulnerables.
Un ejemplo notable se ve en las personas con discapacidad. Los cuales sufren
del rechazo por parte de la sociedad, solo por tener capacidades muy
diferentes.
Los derechos para este tipo de persona, como contar con un trabajo digno o
relacionarse con otras personas, son violados por personas desensibilizadas
que los consideran como inferiores o hasta anormales.
Soborno
Soborno es la dádiva con que se soborna y la acción y efecto de sobornar. Este
verbo, con origen en el latín subornāre, se refiere a corromper a alguien con
dinero, regalos o algún favor para obtener algo de esta persona.
Corrupción
Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder,
sobornar a alguien, pervertir, dañar). El concepto, de acuerdo al diccionario de
la Real Academia Española (RAE), se utiliza para nombrar al vicio o abuso en
un escrito o en las cosas no materiales.
Lealtad excesiva
Este es uno de los ejemplos de problemas éticos que ocurren cuando una
persona es capaz de mentir para proteger la conducta inapropiada de otra
persona, sin interesarle sus propios principios sociales y hasta morales.
Falta de confidencialidad
Este es un problema ético muy preocupante entre los trabajadores que
desempeñan funciones en el medio de comunicación, los cuales se ven
obligado en revelar información íntima o confidencial, pero su acción no es tan
impugnada como cuando un psicólogo dice en público los problemas contados
por un paciente después de una consulta.
Falta de compromiso
La falta de responsabilidad puede suceder cuando el trabajador pretende no
cumplir con sus deberes y no contribuye al máximo para mejorar y optimizar la
producción laboral.
Control social
Sucede por medio del favorecimiento o compromiso de estrategias y medidas
políticas, que limitan el desarrollo y progreso social de la humanidad. Estos
problemas se forman con fines netamente económicos y políticos.
Problema de interés
Este es uno de los ejemplos de problemas éticos donde una persona emite
normas o ejecuta actos con beneficio e interés propio.
Un ejemplo eficaz de esto, es el nombramiento de amigos o familiares al
momento de una elección de personal en determinada sociedad o en
fundaciones del Estado, aunque el elegido no sea conveniente para el puesto,
la persona en cuestión prefiere contratarlos por ser un conocido o familiar.
Bienestar por encima de principios
Tantos las persona como compañías o fundación se ven afectados por este
tipo de problema ético, debido a que dejan de lado la normativa moral para
realizar acto inescrupulosos sobre alguien. Sin importarle que la persona o
compañía este pasando por una mala temporada económica siempre actuara
en beneficio propio.
Hipocresía
Los principios personales pueden tener malas pasadas para aquellas personas
que los defienden a toda costa. La hipocresía puede ser uno de los detonantes
que arruinan los ideales más estables. Por ejemplo: un miembro sindicalista,
después de reprochar a la clase rica, y llega a un puesto más distinguido como
de: alcalde, gobernador o hasta presiente de un país, comienza a comprar
autos de lujo, mansiones entre otros, dejando de lado lo dicho,
automáticamente se convierte en una persona hipócrita ante la sociedad.
2. EL DILEMA ÉTICO
Según los psicólogos Amaya y Berrío Acosta (2021); nos dicen que. un dilema
ético o moral es una situación en la que se hace presente un aparente conflicto
operativo entre dos imperativos éticos en forma tal que la obediencia a uno de
ellos implica la transgresión del otro. En general, se denomina dilema ético
cuando un agente (el profesional, en este caso) tiene razones para llevar a
cabo dos acciones (o más), cada una de las cuales favorece un principio
diferente, y no es posible cumplirlas sin violentar alguno de ellos. De esta
forma, el agente está en una situación en la que está condenado a cometer una
falta: sin importar lo que haga, hará algo “equivocado” o faltará a una
obligación.
2.1. Dilemas Éticos en la Vida Profesional
Es poco frecuente encontrarse en la práctica profesional dilemas perfectos, en
los que se oponen dos o más principios de idéntico valor. Hay una cierta
tendencia a considerar la beneficencia como principio principal. En ese caso
una situación no sería un dilema perfecto porque primaría la beneficencia. Sin
embargo, en los casos en los cuales el profesional se encuentra en una
relación dual, se puede oponer la beneficencia respectiva de cada población
vinculada a la relación dual. Así ocurre por ejemplo, en el entorno escolar,
donde el profesional se puede encontrar en una situación en la que se oponga
la beneficencia de un estudiante concreto a la beneficencia de otro alumno o
integrante de la comunidad académica.
Víctor Cláudio, miembro del Comité Permanente de Ética de la Federación de
Asociaciones de Psicólogos (EFPA) de Europa, señala que el dilema ético
“surge del conflicto entre procesos morales, éticos y emocionales, y las normas
jurídicas” (Claudio, 2009). Sin embargo, suele preservar la definición clásica de
dilema, donde un agente (el psicólogo en estos casos) tiene razones morales
para ejecutar cada una de las opciones, pero debe decidirse por una de ellas.
El factor crucial de un dilema ético es que todas las opciones posibles deben
ser hechas, pero hay una imposibilidad para su ejecución (McConnell, 2010).
Por ejemplo, cuando hay una exigencia de beneficencia (proveer los mejores
medios para la solución de una situación psicológica) pero para lograrlo,
parecería ser necesario revelar información confidencial obtenida en la
intervención. Así, el psicólogo se enfrenta a defender la beneficencia y respetar
la confidencialidad, conducta que no es posible simultáneamente en esta
situación.
De forma operacional, una situación ética dilemática se presenta cuando:
1. El agente debe elegir entre dos o más opciones relacionadas con Principios
Éticos.
2. El agente está obligado a actuar, porque abstenerse de actuar atenta contra
algún principio ético (Beneficencia, Justicia, etcétera).
3. Las opciones presentes para proceder involucran acciones contra diversos
principios, y entonces el actor debe seleccionar, por ejemplo, atentar contra
la autonomía o atentar contra la beneficencia, en alguno(s) de sus
estándar(es).
En términos generales, se reconocen varios tipos de conflictos en situaciones
dilemáticas:
1. Entre dos principios éticos.
2. Entre ética y ley, una situación frecuente desde el inicio de la legislación
sobre las consecuencias judiciales del trabajo disciplinar.
3. Entre ética personal (valores) y exigencias del rol profesional, o entre los
valores de tipo religioso del profesional y del paciente.
4. Entre principios y leyes.
5. Entre sistemas de creencias del profesional y el rol profesional.
2.2. Tres principios para resolver dilemas éticos (uno basado en los
extremos, otro en los principios, el tercero en la atención)
Según el profesor estadounidense Kidder (2010); nos dice que existen tres
principios para la resolución de dilemas éticos. Así comienza esta parte:
Principios de resolución
Ya sea que nos demos cuenta o no, todos estamos familiarizados con tres de
esos principios, tan ampliamente utilizados que vienen a la mente fácilmente,
frases coloquiales:
1. «Haz lo mejor para la mayor cantidad de personas» (que nos referiremos
aquí como un pensamiento basado en los extremos).
2. «Sigue tu más alto sentido de principio» (o pensamiento basado en reglas).
3. «Haz lo que quieras que otros te hagan a ti» (o pensamiento basado en la
atención).
No solemos detenernos para analizar estos principios. De hecho, podemos
estar tan familiarizado con ellos que nunca pensamos en cuán claramente
diferentes son uno del otro. Tampoco solemos aplicar todos ellos en cada
situación: es posible que nos hayamos apegado tanto a uno que raramente
recurrimos a los demás. Pero lo más probable es que, si se lo fuerza a articular
el razonamiento que usamos para resolver un dilema difícil, encontraremos
nosotros mismos usando la lógica desarrollada a partir de uno o más de estos
principios.
¿Por qué? Simplemente porque estos principios surgen directamente de
experiencia humana cotidiana. Es cierto, cada uno tiene una larga historia en
moral filosofía o instrucción religiosa. Pero no son inventos abstractos impuesto
por filósofos o teólogos. Han trabajado su camino hacia la enseñanza y la
práctica de la ética simplemente porque cada uno es una parte tan familiar del
pensamiento humano.
Para estar seguro, los tres principios esbozados aquí no son los únicos
posiciones filosóficas que uno podría tener en cuenta sobre este tema. Ética,
después de todo, se trata del concepto de «debería». No se trata de lo que
tiene que hacer porque la regulación lo obliga (como pagar para viajar en el
tren) o la naturaleza lo requiere (como comer y dormir). Se trata de lo que
debería hacer, tener la obligación de hacerlo, porque es «correcto». No
sorprendentemente, hay quienes reconocen obligaciones distintas de las tres
sugerencias aquí, como maximizar su propio interés propio
independientemente de otros, o haciendo solo lo que dice su líder, o actuando
en interés nacional, o siguiendo lo que Juana de Arco llamó sus «voces» o
haciendo lo que se siente bien. Y hay quienes no reconocen obligaciones en
absoluto, afirmando que la ética es completamente relativa y situacional y que
no pueden existir reglas generales. Estas personas sin duda preferirán otros
principios. Los tres propuestos aquí, sin embargo, se encuentran entre los más
ampliamente reconocidos y comúnmente utilizados.
2.3. Ejemplos de dilemas éticos
Estos ejemplos son según el Psicólogo Clínico; Castillero (2018). Y los
comparto por si desean analizarlos.
1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por
Kohlberg para analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes
(infiriéndose a partir del tipo de respuesta, el porqué de la respuesta dada, el
nivel de obediencia a las normas o la relativa importancia que pueda tener su
seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de la siguiente
manera:
“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si
no se hace nada por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento
experimental que los médicos creen que puede salvar su vida: una forma de
radio que un farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta sustancia es cara,
el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más cantidad de
dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000).
Heinz reúne todo el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y
el préstamo de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500
dólares de los 5.000 que cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a
quien le dice que su esposa se muere y a quien le pide que le venda el
medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde. El
farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya
que ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se
plantea robar la medicina.” ¿Qué debería hacer?
2. Dilema del tranvía
El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales,
creado por Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:
“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco
antes de un cambio de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que
morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de
agujas y tienes la posibilidad de hacer que el vehículo se desvíe a otra vía,
pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará
que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”
Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en
gran medida la elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede
detener el tranvía, pero ello hará que descarrile con una posibilidad del 50% de
que todos sus ocupantes mueran (y 50% de que todos se salven). O se puede
buscar más la implicación emocional del sujeto: proponer que en una de las
vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y en la otra
una, pero que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar
del sujeto. O bien un niño.
3. Dilema del prisionero
El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para
explicarlos incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino
también ajenas para obtener determinados resultados, siendo necesaria la
cooperación para lograr el mejor resultado posible. Aunque es más económico
que ético, también tiene implicaciones en este sentido.
El dilema del prisionero propone la siguiente situación:
“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan
comunicarse entre sí, ante la sospecha de su implicación en un robo a un
banco (o un asesinato, dependiendo de la versión). La pena por el delito es de
diez años de cárcel, pero no existen pruebas palpables de la implicación de
ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de ellos la
posibilidad de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen
cumplirán cada uno seis años de prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona
pruebas de la implicación de éste, el informador saldrá en libertad y el otro será
condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos, ambos
permanecerán en prisión un año.”
En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de
cada acto para uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no
solo de nuestra actuación sino también de la ajena.
4. El ladrón noble
Este dilema plantea lo siguiente:
“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos
que el ladrón no se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que
carece de recursos para sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos
denunciar el robo, pero si lo hacemos es probable que el dinero que el orfanato
ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que devolver lo
robado”.
Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una
buena causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por
ejemplo, que durante el atraco al banco ha muerto una persona.
5. El examen
A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en la que no
sabemos si hemos cometido una infracción o no. Este dilema ético se basa en
este tipo de situaciones. Nos plantea este escenario:
"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los alumnos
estáis sentados en sillas-pupitre alineadas, respondiendo a preguntas que
deben ser respondidas por escrito. En determinado momento, llevas varios
minutos intentando resolver una pregunta que se te resiste, y viendo que no
vas mal de tiempo, decides descansar durante un par de minutos, para ver si
desconectando puedes evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un
rato con la mente en blanco y sin pensar en nada en concreto y con la mirada
perdida, te das cuenta de que acabas de ver la respuesta correcta en la hoja de
respuestas de la persona que tienes delante. Teniendo en cuenta que lo más
probable es que no fueras a poder recordar la respuesta correcta, ¿respondes
a la pregunta, o la dejas en blanco?".
Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo de haber
"copiado", aunque sea de manera no del todo voluntaria? ¿O por el otro lado
no tienes la culpa de que tu mirada se haya dirigido a la hoja de examen de la
otra persona?

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