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MAX SEIDEL

El Pedagogo Alemán
Der Deutsche Pädagoge

Compilador Oscar Seidel


MAX SEIDEL

El Pedagogo Alemán
Der Deutsche Pädagoge

Compilador Oscar Seidel


MAX SEIDEL
El Pedagogo Alemán
(Der Deutsche Pädagoge)
Compilador Óscar Seidel
Correcciones Oscar Seidel
Diagramación: Ediciones Grainart
Carátula: Camila Corpas
3148685940
Todos los Derechos de Autor Reservados
conforme a la ley
Primera Edición 2017.
“Yo he cumplido simplemente con mi deber
y un hombre que cumple con su deber,
no merece mayor homenaje
que el reconocimiento
de su labor realizada.”

Max Seidel
Presentación

Este libro querido lector está dedicado al gran


pedagogo alemán, Max Seidel, quien
armonizó la educación de los demás con el
amor a su familia, al crear una filosofía de
vida, y motivar a los jóvenes del Litoral
Pacífico, induciéndolos a descubrir que el
conocimiento adquirido era la solución para
sus vidas futuras.
Mis familiares en un gesto de confianza y
aprecio me encargaron la misión de compilar
el largo recorrido de la vida de nuestro
abuelo, mediante la selección de sus
vivencias, historias, anécdotas y relatos que
escribieron sus contemporáneos, sus
discípulos, y estudiantes, estos últimos, que
aunque no tuvieron la oportunidad de
escucharlo en clases, lo conocieron ya
entrado en años, pero conservando su
iluminada inteligencia.
Gracias a la benevolencia de los coautores
que aparecen en este libro, se pudo rescatar
buena parte de su historia pedagógica como
de la permanencia en su añorado Tumaco,
cuyo testimonio se ofrece en estas páginas.
Como nieto de Max Seidel, agradezco, aunque
de manera tardía, al gobierno de Alemania,
por permitir que nuestro abuelo pudiera
venir a Colombia y de manera especial a
Tumaco, Isla que se convirtió en su segunda
patria.
Nuevamente querido lector, le agradezco su
lectura como un acto de reconocimiento al
pedagogo, por sus invaluables servicios a la
educación de la juventud tumaqueña.

Oscar Seidel
Autores
Oscar Seidel Morales

El Pedagogo Alemán
Por José María Obando Garrido

“El puerto de Tumaco fue centro de la cultura


que lleva su nombre desde el siglo V a.c. Por
allí transitó Francisco Pizarro en 1532, con
180 hombres a conquistar el Perú. Un
documento de 1605, guardado en el archivo
de Sevilla, descriptivo de la Costa Pacífica,
dice que Tumaco era un buen puerto de toda
providencia, habitado por españoles e indios.
Entre 1756 y 1760 Fray Juan de Santa
Gertrudis O.F.M., en su obra Maravillas de la
Naturaleza, describe a Tumaco como un
pueblo ubicado en una playa aislada de
media legua de larga y menos de la mitad de
ancho, que tenía iglesia, plaza con palmar,
cura párroco y teniente gobernador, habitado
por 60 familias que comerciaban al sur con
Ecuador, Perú y Chile y al norte con Panamá.
A fines de 1790 y principios de 1791 el
capitán Alejandro Malaspina, en su obra “Un
Viaje Científico Alrededor Del Mundo”, afirma
que en Tumaco había una población de
españoles e indios dotada de diferentes
especies de provisiones.

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Realmente los habitantes isleños eran


indígenas, descendientes de españoles y
negros que eran hábiles marinos, buenos
pescadores y expertos comerciantes. Por
Tumaco pasaba el oro de Barbacoas e
Iscuandé a España, en los barcos que
volteaban por el Cabo de Hornos o por
Panamá, y de los cuales recibía las
mercancías europeas.
Tumaco en la independencia entregó la vida
de dos héroes al altar de la Patria: Rosa
Zarate de Peña y Nicolás de la Peña.
Establecida la República, la ciudad extendió
sus contactos por el mar Pacifico y las tierras
andinas. En 1830 fue instituido como puerto
aduanero y en 1894 elevado a calidad de
provincia con el nombre de Rafael Núñez, por
haber residido allí éste presidente en su
juventud. En el gobierno de Rafael Reyes
obtuvo categoría de departamento.
A mediados del siglo XIX italianos, españoles,
franceses, ingleses, alemanes y chinos
establecieron en la ciudad factorías
comerciales, atraídos por las materias primas
exportables a sus países de origen: cacao,
caucho, arroz, níspero, tagua y maderas.

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Oscar Seidel Morales

Se produjo el intercambio comercial en


barcos procedentes de los países europeos y
norteamericanos, que traían mercaderías
para los nuevos ricos asentados
definitivamente en el puerto. En 1870 arribó
a la ciudad por el Cabo de Hornos el vapor
mercante Amme de bandera británica.
A finales del siglo XIX Tumaco contaba con
una clase social formada del mestizaje entre
extranjeros y raizales.
En la última década del siglo XIX llegaron a
Tumaco los misioneros Agustinos Recoletos
llenos de entusiasmo religioso, que fueron
acogidos alborozadamente por la comunidad
costeña. Estos misioneros organizaron el
culto católico, construyeron iglesias, centros
educativos y ejercieron la acción social
en cumplimiento de la Encíclica Rerum
Novarum del Papa León XIII que reivindicaba
los derechos de los pobres y de los
trabajadores ante el desaforado capitalismo
explotador. Con el apoyo económico y las
donaciones de terrenos fundaron en el año
1907 el colegio Sagrado Corazón para
señoritas, regentado por las monjas
Bethlemitas.

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Durante este tiempo finisecular Tumaco


adquirió prosperidad, por la exportación a las
naciones europeas y a los Estados Unidos de
grandes cantidades de materias primas, que
permitió que hombres de industria y
comercio internacional pensaran en el
progreso regional, el servicio social, el
telégrafo, la telefonía local, las escuelas
primarias, los medios de salubridad, la
adecuación del puerto, el servicio de cabotaje,
la colonización de tierras para el cultivo de
productos exportables, la organización de la
administración provincial y municipal y en la
construcción de hermosos edificios, para
darle sentido a la vida y a la humanidad del
Pacifico, pues les preocupaba el desarrollo
social y el bienestar de las generaciones
futuras.
Personajes inteligentes y de espíritu cívico
como don Francisco Benítez Cortez y don
Francisco Juan Márquez, dotados de una
mentalidad progresista, procuraron el
desarrollo de los pueblos de la Costa,
formando una juventud instruida en técnicas
y ciencias adquiridas en universidades
nacionales y extranjeras.

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Oscar Seidel Morales

Al efecto fundaron la biblioteca municipal;


construyeron el Hospital San Andrés, El
Palacio Municipal, El Club Tumaco, el
Edificio de la Aduana Nacional, La Iglesia de
San Andrés; erigieron las estatuas de las
heroínas Rosa Zárate y Policarpa
Salavarrieta; embellecieron La Plaza Nariño y
El Parque Colón donde instalaron las
respectivas estatuas de éstos próceres.
Para la voluntad altruista de los pioneros la
Costa Pacífica debía forjar su cultura de las
propias experiencias y realidades tropicales.
Había que describirla, precisarla y vivirla en
actos y obras, como especial tarea de
transformación educativa.
Percibir inteligentemente el universo, la
llanura boscosa y el mar en su inmensidad,
ritmos y potencias en íntima relación con el
alma humana para alcanzar la conciencia de
la vida, era el propósito de esas personas.
Para ellas la educación dirigida franqueaba la
imperecedera cultura del hombre que enseña
a pensar, a estudiar la ciencia, a descubrir la
realidad, a investigar, a emplear métodos que
condujeran al conocimiento de los principios
que rigen la existencia humana, la naturaleza
y el universo.
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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Aspiraban a que el hombre del Pacífico


recibiera la instrucción integral que requería
de la orientación de un buen educador que le
inculcara el conocimiento de la realidad, de
los conceptos y de las formas, y le enseñara
a percibir las imágenes del entorno, y a
comprender, saber y transcender el orden
físico y sobrenatural.
La fuerza de estos ideales produjo la
conciencia de buscar soluciones a los
problemas reflejados en el devenir de las
experiencias, de las realizaciones y de las
insuficiencias. Se necesitaba hallar el camino
y la identidad propia que recogiera la
creciente vivacidad vernácula y la integrara
en una acción, un pensamiento y un
sentimiento común. En el fondo se trataba de
realizar una hazaña de formidable decisión,
fe y esperanza.
Había que descubrir el alma autónoma de la
personalidad social para formar una nueva
calidad humana, en unas tierras que
quedaban muy lejos del mundo europeo bien
informado, pero cada vez más distante de sí
mismo.
Los dirigentes de Tumaco, representados por
don Eladio Polo Arias, Presidente del Concejo
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Oscar Seidel Morales

Municipal de la ciudad, Francisco Benítez


Cortez, Francisco Juan Márquez, Alejandro
Najar, Moisés Escrucería Salinas, Daniel
Escrucería Mallarino, Alcides Doat, Gabriel
Manzi Gallo y el padre Gerardo Larrondo,
estudiaron la posibilidad de traer un
pedagogo europeo para que pusiera en
vigencia el proyecto educativo de la Costa del
Pacífico, en Tumaco, para la época de
principios del siglo XX, existía un Vicecónsul
del imperio alemán, y a él acudieron después
de discutir si pudiera ser inglés, francés o
alemán el rector de tan noble institución.
En Alemania la instrucción pública era de
gran nivel cultural. La educación primaria y
secundaria y sus colegios y escuelas
especiales estaban bien organizados.

La enseñanza tenía carácter obligatorio y


constituía en su conjunto un modelo de
organización; la había rural y urbanas
sostenida por las municipalidades. Las
autoridades elegidas por los ciudadanos
mantenían la organización y administración
de los planteles educativos. La educación era
obligatoria y gratuita, pública y privada y la
enseñanza superior voluntaria y pagada.

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Se ingresaba a la escuela a los seis años y se


terminaba a los catorce.
Por eso el educador elegido debía ser un
alemán católico, íntegro en su intimidad y en
su conducta pública, que supiera conducir y
transformar las aspiraciones humanas. No
debía ser un recopilador de conocimientos y
de experimentos de crudeza positivista, ni
imbuido de la explotadora revolución
industrial, ni atiborrado de datos científicos
que rechazaran las preocupaciones por las
verdades espirituales. Se necesitaba un
intelectual que asimilara las investigaciones
de los laboratorios, las observaciones de la
naturaleza, los razonamientos críticos; un
espíritu humano que escrutara la incógnita
existencial y comprendiera la vida del hombre
y la naturaleza cósmica como procedentes de
la creación divina.
Entrado en trato con el gobierno alemán la
selección recayó en el pedagogo Max Seidel
Kraustwurst nacido en Leobschüetz, Alta
Silesia, el 7 de enero de 1882 en tiempos de
la unificación y creación del Imperio Alemán
por Otón Eduardo Leopoldo Von Bismarck,
primer Canciller del Imperio y del gobierno
del emperador Guillermo I, cuando
declinaban los principios burgueses de
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Oscar Seidel Morales

libertad y economía y se manifestaban las


ideas socialistas revolucionarias.
El señor Seidel había realizado sus estudios
secundarios en la “Escuela Superior de
Pedagogía” donde cursó además
matemáticas, física, química y lenguas,
habiendo obtenido el título de Rector de
segunda enseñanza. Prestado el servicio
militar obligatorio obtuvo el nombramiento
de Director del Colegio de Señoritas de Berlín.
Encontrándose en ejercicio de este cargo fue
contratado por la municipalidad del Puerto
de Tumaco, para lo cual el gobierno alemán
le concedió licencia indefinida. El señor
Seidel era un joven de 29 años que viajó con
destino a la costa pacífica colombiana, el 9 de
septiembre de 1911, merced a su cara
vocación pedagógica.
Proveniente de una cultura de planicies,
cimas y mixturas germanas, el señor Seidel
atravesó el Atlántico, cruzó el incipiente canal
de Panamá y llegó a unas islas legendarias
del Pacifico americano, el 2 de noviembre de
1911, en un periplo asombroso no de
colonización, sino de entrega intelectual a
estos pueblos ávidos de conocimientos
universales. De Panamá se desplazó por mar

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

para empezar la gran labor educativa, en la


ciudad que habría de ser su patria definitiva,
portando material didáctico, una básica
biblioteca y laboratorios de física y química.
El señor Seidel emprendió su actividad
educativa en el hermoso edificio de dos
plantas, con mirada al mar y provisto de
alumnos sin exclusión de razas.
Su trabajo fue permanente, fructífero y
ejemplar, habiendo podido integrar la cultura
europea con la americana, dirigida a la
obtención de un porvenir de afirmación y
autonomía cultural; tarea que le llevó los tres
años de su primera estadía. En ese tiempo
Europa se encontraba en la culminación de
los imperios modernos y América revivía el
pasado de su formación triétnica, ante el
decaimiento de los influjos anglosajones
sobre la independencia. Pero la crisis de los
imperios y el decaimiento del impulso
burgués produjeron la beligerancia de las
naciones europeas y dieron inicio a la
primera guerra mundial. El señor Seidel,
llamado a reincorporarse al ejército alemán,
partió hacia su país, no alcanzando a llegar
porque fue declarado prisionero de guerra
por el gobierno Inglés y desterrado a la isla de

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Oscar Seidel Morales

Mann entre Gran Bretaña e Irlanda.


Finalizada la primera guerra mundial, una
vez liberado, regresó a Alemania donde
recibió la condecoración de la medalla del
Buen Soldado, debido a los servicios
educativos prestados a los conciudadanos en
cautiverio. Empero nada le consolaba de la
grave situación de su país; contemplaba
horrorizado su destrucción y sometimiento a
la tiranía de los vencedores, que le
impusieron gravosa carga económica en las
cláusulas claudicantes del tratado de
Versalles.
No era la Alemania que había dejado en 1911,
sino un país destruido social y
económicamente. Era la época de la
Constitución de Weimar social demócrata,
del descontento revolucionario y de la
formación de las ideas totalitarias que
convertirían a Alemania en el gobierno
nacional socialista nazi.
El señor Seidel nuevamente fue llamado a
regentar la rectoría de la “Escuela Pedagógica
de Tumaco”, por la “Compañía Educativa del
Pacífico”, fundada para defender el centro
educativo que regentara durante tres años,
que había recibido el nombre del “Liceo

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Tumaco”, plantel de segunda enseñanza de


bachillerato y educación pedagógica.
Entonces el señor Seidel prefirió continuar
con el programa pedagógico, que había
iniciado en años anteriores.
Su decisión fue definitiva: regresó en 1920
para continuar su enseñanza, entregándose
en cuerpo y espíritu a la tierra que lo había
acogido con tanto entusiasmo. Vino y se
quedó con sus discípulos, los educadores, los
intelectuales y la familia que constituyó con
la distinguida dama tumaqueña Doña Emma
Márquez de Seidel.
El señor Seidel fue un educador de primer
orden: sistemático, imaginativo y soñador
como el alma del Pacífico y de un carácter y
fisonomía admirables. En su nueva patria
fusionó la herencia alemana con la realidad
del nuevo hombre del Pacífico, al que dio
coherencia y expansión cultural.
Mediante la educación buscaba el
mejoramiento moral y material de los
ciudadanos sin ninguna clase de
discriminación. En su plantel cabían todas
las razas. Enseñaba el saber y el altruismo
para alcanzar la virtud humana.

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Oscar Seidel Morales

No utilizaba el conocimiento para obtener


poder. Para él era más importante el
pensamiento que la utilidad. En esto difería
del concepto educacional anglosajón de
imposición utilitaria y pragmática. Exponía
una filosofía como saber universal y una
sabiduría humanista, estética, ética y
religiosa, que no le impedía adelantar los
estudios de la cultura Tumaco. Los objetos de
arte de ésta cultura arcaica de los indios
“Tumas”, provenientes de las excavaciones de
Montealto en el rio Mira y la Costa Pacífica,
fueron seleccionados, clasificados, valorados
y dados a conocer de científicos europeos por
el señor Seidel, a quien llenos de admiración
visitaban para que los ilustrara acerca de su
antigüedad, calidad e importancia. Escribió
textos de estudios sobre física elemental,
ciencias naturales e historia que fueron
modelos de enseñanza, desgraciadamente
quemados en el incendio del 10 de octubre de
1947. Demostró su espíritu cívico como
miembro de juntas de beneficencia, de
sociedad de mejoras y bienestar social.
Ni el estado de ánimo de Europa que perdía
la ilusión de la racionalidad; ni el triste
escepticismo de la juventud europea que caía
en el abandono de sí mismo; ni el cataclismo
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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

de las dos guerras mundiales que


exterminaron a más de cien millones de vidas
humanas; ni la caducidad del mundo
materialista y de los regímenes totalitarios; ni
el desaforado individualismo, decepcionaron
al gran educador. Por el contrario, el
excelente pedagogo sostuvo, sobre esas
defecciones humanas, la permanencia del
amor cultural que inculcó en la conciencia
moral de los inteligentes habitantes de las
comarcas marinas del Pacífico, pues
comprendió que podía moldear el
comportamiento espontaneo y desinteresado
de la juventud costeña. Los muchos años de
actividad pedagógica y de observación lo
hicieron el sabio generoso, conocedor de las
ciencias de la vida y de las gentes del litoral
Pacífico.
El fuerte impacto de las ideas socialistas y del
concepto de la decadencia de occidente, que
hacían estragos en la Europa de postguerra,
no debilitaron el impulso educativo del señor
Seidel por el arraigo de su fe católica, que veía
en el hombre una unidad de cuerpo y espíritu
transcendente. Su misión pedagógica fue
cumplida satisfactoriamente, apropiada para
las soluciones que necesitaban los asuntos
sociales, económicos y políticos de la región.
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Oscar Seidel Morales

Los estudiantes egresaban con los


conocimientos suficientes para las labores
que la sociedad requería y pletóricos de
ideales que despertaban el sentido intelectual
de la vida humana.
Max Seidel se caracterizó por la dimensión de
su obra y la vivacidad de su enseñanza.
Fue un hombre misionero de alta cultura.
Su dedicación era completa; su aspiración
formidable, su fe admirable y su cultura
extraordinaria. Fue un formador de la cultura
del Pacífico, de temple moral y psicológico, en
medio de las dos tremendas guerras
mundiales, de incendios destructores, y de
carencias económicas de los que se libró por
su amor pedagógico y su espíritu altruista. El
señor Seidel era una totalidad humana que
se entregaba en servicio generoso y
desvelado.
Vivió su época entre dos mundos opuestos: la
contrariedad materialista que atosigaba a
occidente y la espiritualidad que buscaba el
infinito divino para salvarse de las tristezas
de la vida con la alegría del deber cumplido,
que limpia el alma de toda superficialidad.
Educaba para el porvenir de unos pueblos

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

juveniles, alejados de Europa. Así desarrolló


un ideal intuitivo del porvenir.
Su jornada de trabajo era desde el amanecer
hasta el anochecer, cuando se distraía con la
musicalidad armoniosa de su piano de cola.
El señor Seidel culminó su obra después de
cuarenta años de labor continua. Cuando
muere deja todo un proceso de constante
creatividad y unas motivaciones espirituales
en el alma del hombre del Pacífico
colombiano. Su obra actualmente adquiere
validez para la comprensión de lo que es ésta
gran región y su ámbito cultural. De ella se
sigue extrayendo la sabiduría de los
principios y el quehacer del fecundo
pensamiento. La vida de la sociedad del
Pacífico sur colombiano con él se elevó
intelectualmente, haciendo del hombre una
nueva realidad humana.
Hay en la costa pacífica colombiana una
nostalgia cultural, que lleva el ser humano en
el sentimiento de admiración de lo clásico y
en la aspiración a lo universal, como una
premonición de lo eterno y perdurable.
Se sienten ciertas armonías espirituales de
glorioso reflejos metafísicos, provenientes de

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Oscar Seidel Morales

la perenne creatividad del gran pedagogo


Max Seidel Kraustwurst.
Al señor Seidel en vida no se le otorgó el
reconocimiento por su gran labor educativa.
Cuando el profesorado tumaqueño le hizo un
sentido homenaje, atino a decir:
“Yo he cumplido simplemente con mi deber.
Y un hombre que cumple con su deber no
merece mayor homenaje que el
reconocimiento de su labor realizada.”
Alemania y Colombia le deben el homenaje al
gran educador, cuya memoria merece estar
en el pedestal de los hombres insignes.”

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Fragmento del libro


“Pelea de tiburones”

Por: José Rivera Posada

Introducción

Las realidades que hacen de los


conglomerados humanos una historia de
leyendas, es propiedad de los sufrimientos,
alegrías, lágrimas y tristezas que producen
triunfos, derrotas trágicas y muertes
agónicas de quienes hicieron de sus vidas un
libro de páginas inéditas, que permitieron
narrar de generación en generación la
grandeza que Dios entregó en sus corazones,
para que las glorias y fortalezas del poder
humano hicieran de sus aldeas al ritmo y
progresivo de la humanidad en evolución
pueblos, ciudades y naciones sobre el silencio
expectantes de la tierra, mar y cielo; y sobre
este imperio celestial del universo reposa
sobre la paz de la existencia la isla puerto de
Tumaco, con vida propia en el Pacífico
internacional como nave conducida en su
timón por el Dios supremo del universo
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Oscar Seidel Morales

configurando su presencia como una isla


más entre los océanos antes y después de
Cristo, permitiendo multiplicarse en la
variedad de nuestras razas con la solvencia
espiritual de la igualdad entre los hombres, y
hasta los extremos que la memoria alcanza
alberga los dones históricos de sus anteriores
y actuales descendencias, sumando en los
recuerdos el centenar de luchas lideradas por
prevalecer en medio de su propia soberanía e
independencia, luchando igual con sus
principios de patria para que el desarrollo
integral de los pueblos no los ignore con la
aptitud programática del pasado.
En esta isla maravillosa se anquilosa la
fantasía más allá de la realidad de sus
bellezas naturales, que se extienden desde la
mar infinita hasta la sensación inalcanzable
del universo, panorámica que le acompaña y
protege y ha protegido siempre a lo largo de
su existencia desde las épocas pre coloniales
de la invasión española, donde expresó sus
gritos pioneros de libertad e independencia
en el continente americano por los años de
1781, rechazando con el coraje del valor y
gloria la invasión de los piratas por los años
1648, defendiendo con gallardía y firmeza
sus principios ideológicos en las victoriosas
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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

batallas de la guerra de los mil días, y


enfrentándose a las tragedias naturales
reflejada en la ola y terremoto de 1906, las
tragedias incendiarias de los años 1947 y
1955, sobreviviendo con decoro y altivez del
devastador terremoto del 12 de diciembre de
1979, y soportando con los dones del
sentimiento humano el abandono
programático de los gobiernos colombianos y
el desbordamiento de desolación y muerte de
las aguas del río Mira, y en medio del drama
y escenas de dolor las islas de Tumaco y el
Morro brillan con sus encantos y embrujos
naturales en el panorama nacional, como la
principal ruta turística sobre el Pacífico
colombiano. Esta sería una noche marcada
de expectativa por el desenlace final la
información que don Francisco Benítez
animado por la importancia de la misma
entregaría en actos especial a los amigos, que
generaron y miembros de la comunidad que
la esperaban con la mayor satisfacción.
Pasaron las copas de vinos se sirvió la cena y
en el mejor bocado del consumo de suculento
plato de encocado de camarones el señor
concejal Eladio Polo Arias no soportó la
curiosidad y se dirigió a todos diciendo:
“Considero que no nos queda otra alternativa
32
Oscar Seidel Morales

que hacerle en huelga a nuestro anfitrión,


para que se conduela con nosotros y nos
desprenda de esta sensación insoportable y
la curiosidad que nos despierta la
información que nos tiene en sobres sin abrir,
y don Francisco respondió:
“Tómelo con calma que el sobre ya está
abierto y en cuya lectura nos informa nuestro
común amigo Francisco Juan Márquez que
esta próximo embarcarse en Alemania con
destino a nuestro puerto, el insigne educador
de nacionalidad alemana quien se encargara
de la dirección de nuestra escuela
pedagógica, es muy probable que a comienzo
del próximo año esté llegando a la ciudad de
Panamá con punto de llegada final a
Colombia, Puerto de Tumaco; los presentes
en la cena de la sorpresa soltaron los
cubiertos y aplaudieron con estimulo hacia
ellos mismos porque esa información era una
necesidad creada para todos los miembros de
las islas.
La noticia se difundió esa misma noche por
toda la población; ya tenían descripción física
del espigado profesor, y las damas a todos los
niveles de edad aumentaron su preocupación
por lucir sus ropas impecables, tenían razón

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

suficiente para dejar despertar tanto interés


por tan digna e importante personalidad
joven, preparado y predestinado a ocupar un
importante cargo.
Pero una noticia imprevista entregada el 15
de mayo de 1907, echó por tierra tantas
ilusiones y preparativos el profesor de
nacionalidad Alemana había encontrado
mejores propuestas y finalmente rechazó los
ofrecimientos de los representantes de
Tumaco en el viejo continente; de momento
hubo tristeza pero se acordó que continuaría
en el propósito así tuviese que esperar el
tiempo que fuese necesario.
En el desarrollo de estos intereses comunes
de la comunidad, unos días después de
tantos entusiasmos hubo una tragedia social,
un drama que enlutó a toda una sociedad,
fue el sentimiento de dolor, llanto y tristeza
que originó la sorprendente noticia del ilustre
hombre y señor de los más altos valores
humanos y designaciones políticas y
militares de la época don Francisco Benitez
que había fallecido inesperadamente en una
mañana del 8 de octubre de 1909.
Las personas que lloraban su fallecimiento,
lo hacían por el cariño y gratitud que
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Oscar Seidel Morales

profesaban a quien habían creado las


mayores fuentes de trabajo con la siembra,
recolección adecuación, y empaque de la
tagua, producto de exportación, igual el
caucho el que fomentó en su cultivo compra
y venta al exterior, Francisco Juan Márquez,
Max Heimann Káiser y Santiago Escrucería
lideraron con don Eladio Polo y otros
compañeros de la Administración Municipal
los preparativos y honores, reconocimientos
con la obra y vida de un hombre que de sus
estratos humildes y desplazado desde niño de
Barbacoas lugar de nacimiento con sus
padres al Puerto de Tumaco, había dejado
toda su capacidad de lucha y prosperidad con
el fortalecimiento de la Isla de Tumaco, la
Viciosa y el Morro y en Cámara Ardiente del
Concejo Municipal en medio de actos
solemnes, y en medio de un recinto adornado
por flores de todos los colores y traída de
todos los rincones de Tumaco; se disponía el
presidente del Concejo Municipal Eladio Polo
Arias a leer un escrito de despedida para el
mas insigne y valiente hombre de la sociedad
de las islas y en paz y sin agonías dejaba la
existencia sobre la tierra para iniciar el
recorrido en búsqueda de la eternidad.

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

La multitud que estaba fuera del recinto del


Concejo y que no podía ingresar al interior de
él por no haber espacio suficiente para
albergar los dolientes y admiradores de
Francisco Benítez, y pidieron que las
palabras que expresaría don Eladio Polo las
pronunciara desde el balcón para todos los
presentes y a este llamado de petición se
respondió positivamente. Parado en el balcón
y frente a la multitud que le venían a dar el
último adiós a don Francisco Benítez, don
Eladio Polo empezó leyendo al decir: “Señoras
y señores, un gran hombre de todas las
bondades humanas y portador de los más
grandes honores, que hombre de Tumaco
haya tenido, ha sido llamado por nuestro
señor creador para ocupar un lugar
preferencial entre los hombres que han
ganado el derecho de llegar al reino de los
cielos, Francisco Benítez quien pese haber
nacido en Barbacoas, compartió la niñez y
juventud hasta el día de hoy como un
tumaqueño más al servicio de esta tierra y la
patria, en el año 1886 fue elegido diputado a
la Asamblea del Cauca, gracias a su
asombrosa capacidad de identificación con
los problemas sociales de los pueblos de esta
región de la cual partió desde las entrañas de

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Oscar Seidel Morales

la tierra misma como un campesino


agricultor que incursionó con inteligencia y
éxito en la actividad comercial con una visión
prodigioso que nos permitió tener nuestra
propia moneda refrendada en Inglaterra en
oro y un quintal de tagua, por eso yo puedo
decirle que en nombre de todos los presentes
mil gracias, don Francisco Benítez, por haber
representado dignamente a nuestra raza
tumaqueña, frente a los países de Inglaterra,
México y España, por ser cónsul de estos dos
últimos en el Puerto de Tumaco y un socio de
renombre comercial con el Archipiélago
Británico, gracias, señor teniente coronel
Francisco Benítez por luchar a favor de
Tumaco y las islas con resonante triunfo en
la pasada guerra de los mil días, gracias don
Francisco Benítez, por dejar una familia
maravillosa que honrara con el pasar de los
años su dignidad y en este adiós que le
entregamos esperando su regreso con la
bondad cristiana de resurrección.
Llévese nuestros agradecimientos por las
importantes donaciones que nos ha dejado
con el terreno y edificio del colegio, los que
hoy sirven para la educación de nuestros
hijos gracias por ceder los terrenos en unidad
de don Francisco Juan Márquez los terrenos
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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

para la creación del cementerio y otros más


que ha dejado a disposición para el
funcionamiento de otras identidades sociales
lléveselos a su tumba don Francisco Benítez
y desde ahí al reino de los cielos conserve
nuestra admiración y gratitud, por ese
espíritu iluminado de generosidad que Dios
le dio y que usted supo extender con
sentimiento de solidaridad humana a todos
los que tuvimos la dicha de compartir parte
de sus días y años de existencia, la multitud
que escuchaba las palabras entre llantos y
abrazos le extendieron el adiós y
acompañaron entre cánticos y oraciones a
quien les había enseñado que la humildad y
el compartir con dignidad eterniza a los
hombres y engrandece a los pueblos que le
vio compartir los dones de la existencia.
Pasaron días enmarcados en el luto que
guardaron por don Francisco Benítez, sus
negocios continuaron funcionando a un bajo
perfil y la comunidad se resignaba el haber
perdido a tan ilustre hijo, señor y
emprendedor comerciante.
La vida continuaba y las necesidades de los
pueblos se presentaban una tras otra y la que
ameritaba la atención de todos y en especial

38
Oscar Seidel Morales

que lideraba en lo social y económico de la


isla que eran perentorios continuaban en su
empeño de hacer realidad la consecución de
un educador de nacionalidad extranjera se
inclinaban por Inglaterra y Alemania y
continuaron con los contactos que habían
dejado establecidos en vida de don Francisco
Benitez; ya había pasado un año de su
muerte, tiempo durante el cual no se había
revivido el tema con referencia a la
consecución de un educador que permitiera
con una cultura de proyección continental,
preparar una juventud tumaqueña que
estaba equilibrada entre nativos y
extranjeros residenciado en la isla, unos por
nacimiento y otros por residencia durante
largos años, estos eran los que más
consideraban necesaria dicha gestión,
finalmente se dieron los contactos en los
primeros meses del año 1911 y volvió a reinar
la expectativa por un nuevo modelo de
educación y por el ya concertado y tratado
educador de nacionalidad alemana, la noticia
rodó por todos los rincones de la isla, ya se
conocía el nombre del nuevo profesor y
esperaban con ansiedad al docente Max
Seidel.

39
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

El tiempo avanzó a un ritmo impresionante y


era un 5 de diciembre de 1911, el día del más
grande acontecimiento para la educación de
Tumaco y para quienes regían los destinos de
la comunidad a todos los niveles se nombró
una comitiva especial para recibir en las
playas del Pacífico al hombre, al insigne
educador. En calidad de representante el
Consejo estaba don Eladio Polo Arias, y los
señores Alejandro Najar, Francisco Juan
Márquez, Moisés Escruceria Salinas y
hermanos ,Daniel Mallarino, Alcides Doat, el
sacerdote Gerardo Larrahondo, don Gabriel
Manzi Gallo, sus distinguidas esposas, medio
centenar de estudiantes de la escuela
pedagógica, igualmente hacían presencia
distinguidos profesionales como Juan
Evangelista Cruz, el señor Salomón Salazar,
Pablo Bernardo Winnant y el profesor Carlos
E. Silva, quienes serían sus inmediatos
colaboradores en la escuela superior
pedagógica la que fue inaugurada con todos
los ingredientes complementarios a una
fiesta patria, la comitiva principal estaba en
la plataforma en espera del huésped y la
comunidad restante estaba ubicada en los
alrededores para no perderse en detalle de los
actos sociales que se tenían preparados.

40
Oscar Seidel Morales

El barco arriba al puerto y con la cordura


expresada en sus actos observaron con
tranquilidad como iba descendiendo de la
embarcación de bandera italiana un hombre
de regular estatura , de marcados 29 años de
edad, reflejando en su rostro de marcada
seriedad un fuerte aire de humildad, de
elegancia perfilada en su mirada profunda y
ojos verdes de proyección directa del análisis
persuasivo de quienes se predisponían a
recibirlo; era Max Seidel quien llegaba del
viejo continente dejando en el mismo instante
de su llegada una reacción de aceptación
total entre la comunidad presente.
Max Seidel era un hombre prevenido y
consecuente con el lugar que venía y la
función que desempeñaría y ya se había
preocupado en capacitación previa en el
manejo del idioma español y asimilación de
las costumbres cotidianas de la comunidad
que lo albergaba. Las primeras palabras en
escuchar fueron las de Eladio Polo Arias
quien le dijo:
“Distinguido señor profesor Max Seidel
nuestras palabras de bienvenida van
expresadas en las bondades de hospitalidad
que a partir en este instante le ofrecemos con

41
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

especial sentimiento de amistad, y


estrechando las manos con Max Seidel les
respondió manejando con dificultad pero con
precisión en el uso de las palabras con que
expresaba su gratitud por la confianza en él
depositada dijo:
“Vengo a corresponder con responsabilidad
de persona y señor la confianza que ustedes
depositan en este educador, gracias muchas
gracias por su atención.
Eladio Polo Arias, lo invitó a desplazarse
hacia el lugar señalado para una recepción
de bienvenida que era precisamente el bien
construido edificio de madera donde estaba
funcionando la escuela superior pedagógica,
dentro de ella y en unidad de las personas
quienes les acompañaban entre ellos padres
de familias invitados a conocer el educador
de sus hijos y dentro de las instalaciones
ubicados los de la mesa principal en el lugar
señalado y las demás personas en los
extremos del amplio salón de clases con
puertas abiertas hacia el patio de recreo
donde los actos protocolarios fueron pocos. Y
con la lectura de un acto administrativo
presentado por el concejal Eladio Polo el cual
leyó en los siguientes términos:

42
Oscar Seidel Morales

“En nombre de la Administración local de


Tumaco y del Concejo Municipal, y por
unánime petición de los miembros de esta
comunidad, se decreta el nombramiento del
distinguido profesional en Matemáticas,
Lenguas, Física y Química, y titulado de
Rector de Segunda Enseñanza, señor Max
Seidel, como nuevo Rector de la “Escuela
Superior Pedagógica del Puerto de Tumaco”
garantizándole la más estrecha colaboración
en la entrega de todos los elementos básicos
y necesarios como material pedagógico e
infraestructura física que le permita el buen
desarrollo de sus actividades pedagógicas.
La mesa central en medio rodeada de adornos
florales y la sala de reunión encortinada en
todos sus extremos daban la apariencia de
un altar destinado a la santificación de un
personaje sagrado y quien recibía tan
importante designación respondió al concejal
diciendo:
“Acepto con mis principios de
responsabilidad la misión que se me
encomienda, y pido permiso a todos los
presentes para que me permitan desplazarme
a conocer en su conjunto esta importante
edificación donde funciona la Escuela

43
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Pedagógica, mis sentimientos de gratitud los


hago extensivo a todos los presentes. Quedo
a vuestra disposición a toda sugerencia e
instrucciones en el manejo coherente de
nuestras responsabilidades conjuntas y a los
jovencitos estudiantes que estoy observando
juiciosos voy acercarme a saludarlos para ir
conociendo su voluntad de aprendizaje. Y así
lo hizo, con tierna disposición de paciencia
colocó la mano en cada uno de los niños, a
unos en los hombros, y otros en la cabeza y a
los más despiertos les estrechó sus manos, el
día se complementó llevando al nuevo
educador a conocer las playas de la isla del
morro, a la florida le presentaron cada una de
las personas del sector comercial,
autoridades municipales y demás. Llegaron
las horas de la noche y para esta oportunidad
el anfitrión fue Moisés Escrucería y se
departió con los amigos de costumbre.
El profesor Max Seidel se caracterizó desde el
mismo día de su llegada por ser un hombre
de una personalidad definida, sereno y
sencillo, conversador hasta los límites de sus
propios conocimiento sobre temas y personas
y en dicha reunión se le puso en contacto con
su equipo de colaboradores inmediatos en
sus labores pedagógicas.
44
Oscar Seidel Morales

Evangelista Cruz quien sería a partir esos


momentos Subdirector de la Escuela
Pedagógica, la escuela anexa quedó en la
responsabilidad del señor Salomón Salazar
maestro de escuela superior. Para las
enseñanzas de lenguas y matemáticas hizo
presencia el señor Pablo Bernardo Winnant
estas designaciones fueron hechas después
de las presentaciones y prolongados diálogos
por el mismo señor rector Max Seidel que
también vinculó a sus colaboradores.
La historia señala que a partir de ese
momento se dieron los mejores
comportamientos y aciertos en el proceso
educativo, el distinguido educador no tenía
momentos de descanso por su propia
dedicación de tiempo completo a su trabajo
pedagógico y en su lugar de residencia
ubicado en el sector de la calle Márquez y
disfrutando en la libertad de hombre soltero
y sin compromisos dedicando sus momentos
libres a interpretar notas musicales en su
violín instrumento musical de su preferencia
y el piano, además que sorteaba con gran
facilidad los apetitos de romances
insinuaciones respetuosas de delicadas
damas y pasaron largos 4 años de gran
proyección y logros estructurales en el total
45
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

aprovechamiento de las enseñanzas


pedagógica por parte de quienes estuvieron
bajo la rectoría educativa de Max Seidel.
Centrada en los años 1915 y ya declarada la
primera guerra mundial entre Alemania y
Francia florecía la responsabilidad patriótica
del reservista y profesor Max Seidel, que
como el mismo se lo comentaba en charlas de
amigo, fue llamado a los 16 años de edad a
prestar el servicio militar obligatorio
convirtiéndose dentro de su guarnición
militar en profesor, llegando a ocupar el cargo
de director del Colegio de Señorita de Berlín,
tiempo después de la prestación del servicio
militar donde partió al puerto de Tumaco
para que tener que regresar sorpresivamente
a cumplir con su deber en defensa de la
patria que lo vio nacer.
El proceso educativo de Tumaco no se ajustó
a su ausencia, los ánimos y el espíritu
altruista dentro del proceso educativo se
había adormecido por falta del factor humano
a quienes les golpeaba la marcada distancia
que había colocado su amigo el educador al
marcharse al continente europeo. El ritmo
social y económico de Tumaco se fue
envolviendo en las consecuencias que iban

46
Oscar Seidel Morales

dejando para todos los continentes las


consecuencias de la primera guerra mundial.
La exportación de sus principales productos
estaba en crisis; y el estado agónico que
presentaba el plantel educativo escuela
pedagógica amenazaba con desaparecerla del
panorama educativo, los veteranos de
siempre y sus nuevas generaciones
conservaban intactos sus principios
altruistas y progresivos, y en los años 1920
reaccionaron en defensa de sus propios
intereses y su identidad educativa. Unidos
con representantes de otras poblaciones del
pacífico nariñense especialmente con
Barbacoas, crearon la “Compañía Educativa
del Pacífico” cambiando notoriamente la
orientación que tenía la escuela en su
principio pero perfilando en el carácter
definido de enseñanzas educativas.
Y en medio de estos esfuerzos y con los ligeros
aportes entregados por la municipalidad se
pensó nuevamente contratar los servicios del
inolvidable educador Max Seidel.
Volvieron las reuniones, el pueblo destilaba
el optimismo que les caracterizaba en el
pensamiento definido en la compresión que
una sociedad conducida por perfectos

47
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

carriles educativos logra nuevamente el alto


nivel cultural que desea todos los pueblos del
universo; su regreso era una realidad, el
entusiasmo por su pronta llegada se tornaba
más explosivo y volvía a despertarse el interés
ya con intenciones creadas de las jovencitas
del ayer, niñas del pasado y hoy señoritas del
presente donde quizás muchas lamentaron
verle retirar soltero y guardaban la esperanza
que igual condiciones regresara.
Era el año de 1921 y se configura el regreso
de quien inició el rescate imperioso de la
agónica institución educativa de la sociedad
tumaqueña para el resurgir en una nueva
institución educativa como el Liceo Tumaco;
los cambios de Max Seidel en el aspecto físico
no se vieron, era el mismo señor y el mismo
porte de elegancia, si fueron notorios sus
cambios de nivel de profesional de la
educación porque de inmediato proyectó los
adelantos progresivos de la educación
europea para aplicarlos con tranquilidad y
decoro en su nuevo universo educativo.
Los señores representativos y sumados a
ellos otras personalidades que se
encontraban en la isla de Tumaco programar
en una tarde de playa una reunión de feliz

48
Oscar Seidel Morales

regreso a Max Seidel, el señor Francisco Juan


Márquez que lo había contactado por primera
y segunda vez era el anfitrión de dicha
atención en la isla La Viciosa donde tenían su
gran imperio de la industria maderera y en
un espacio adecuado para dichas atenciones
y en medio de palmeras y bajo despacioso
kiosco adecuado para actos recreativos con
los lujos acostumbrados de las familias
tumaqueñas, se inició tan esperado
reencuentro con las palabras de don
Francisco Juan Márquez quien dijo para
todos en especial para Max Seidel:
“Es demasiado agradable compartir con
amigos especiales estos momentos gratos de
bienvenida a nuestro insigne amigo Max
Seidel quien se desprendió de la abundancia
de sus comodidades de su tierra natal
Alemania para compartir con nosotros estas
penalidades que nos crea los deseos de sacar
adelante este maravilloso pueblo que todos
adoramos…”Bienvenido Señor Max Seidel a
estaIisla que por una eternidad será su hogar
y para nosotros complacido de compartir con
usted estos pasajes de satisfacciones plenas”.
Don Max Seidel con mejor manejo del español
más fluido en sus palabras dijo:

49
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Yo siempre he admirado en secreto a los


poetas porque tienen la facilidad de describir
con pocas palabras la belleza indescriptible
de estas islas ,que ha robado el corazón hasta
los más rebeldes piratas, e igual para
expresar la sinceridad en frases que
compaginen en identidad con la
espiritualidad de amigos tan sinceros y
especiales como ustedes, me parece haber
nacido en esta tierra donde siento que a cada
instante crezco más en mis deseos por la vida
y en la utilidad permanente para con todos
ustedes mis semejantes”.
El señor Heimann entusiasmado en sus
palabras de su compatriota le respondió:
“Con esas palabras expresadas tan llenas de
sinceridad y destreza no necesitamos más
poetas”; don Alcides Doat próspero industrial
ingles de bigotes enroscados y poblada barba,
crudo y seco en sus expresiones dijo:
“Aquí no estamos todos los que deben estar
para recibirlo don Max Seidel pero lo
apreciamos tanto y nos alegra igual su
presencia que no se notará los que hicieron
falta”, y don Gabriel Manzi Gallo dijo lo propio
en cortas palabras:

50
Oscar Seidel Morales

“Esta agradable reunión va para larga y para


mí sería un gesto de gran amabilidad que
nuestro buen amigo Max Seidel nos contara
hasta donde sus intimidades personales se
los permitan, sus por menores de su regreso
Alemania, y las anécdotas de los buenos y
malos momentos que se vivieron en la guerra.
Max Seidel sentado en una de las sillas que
formaban el círculo de amigos en tertulia le
respondió:
“Hacerlo para mí es un alago pero siento
incomodarlos con historias que de pronto
cierre sus temas cotidianos que son tan
agradables”. A lo que Francisco Juan
Márquez pensó por un instante y dijo:
“Descuide señor Seidel que nosotros somos
viejos conocidos y pasamos el tiempo
recordando las historias de nuestros padres
y abuelos, que sin temor a equivocarme
puedo decir que todos nos la sabemos, y con
el respeto que usted se merece excúseme si a
usted le moleste al pedirle como lo hizo don
Gabriel que nos cuente sus historias para
que sea más agradable este maravilloso
momento y Max Seidel respondió:
“Si es verdaderamente este vuestro deseo
permítame los aburro o los incómodo con mi
51
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

historia; como es de alto conocimiento en


calidad de reservista del ejército de mi patria
no podía eludir el compromiso de acudir a
defender a mi Alemania, así me fuera con el
dolor de dejar a Tumaco y a Colombia que ya
la sentía como mi segunda patria.
Muchos me vieron partir rumbo a Europa
tomando la ruta de Nueva York y desde ahí
en un barco italiano por la travesía del
Atlántico. Durante el viaje mi pensamiento se
concentraba en lo que sería el encuentro con
las armas y me preguntaba ¿Cómo
adaptarme a las nuevas normas de las
doctrinas militares? Y cuando todos
considerábamos que era un viaje normal el
que nos conducía a Alemania, se escuchó la
noticia dentro de la nave Italiana que la
guerra había tomado otros rumbos con tan
penosos resultados para nosotros los
alemanes que íbamos en el barco.
Al saber que Italia le había declarado la
guerra a Alemania, de inmediato se
cambiaron la reglas de juego, y la nave se
olvidó de su nuevo rumbo y se dirigió a los
puertos de Inglaterra.
Los Alemanes que íbamos en este trágico
viaje nos imaginábamos las inesperadas
52
Oscar Seidel Morales

consecuencias. Me tranquilicé por un


momento porque siendo alemán me
identificaba con un pasaporte suizo. El
resultado final fue convertirnos a todos los
alemanes con o sin pasaportes en prisioneros
de guerra; el señor Seidel hizo una pausa,
tiempo suficiente para que el señor Márquez
interviniera con su pregunta: “¿Qué se siente
en esos momentos siendo prisionero de
guerra sin haber podido tomar parte de ella?,
y Max Seidel respondió:
“Sinceramente eso depende de la
responsabilidad, compromiso y elementos
que a uno lo comprometan, y para mí
realmente sentí que el mundo se me
encima, porque si en el momento no era un
soldado de guerra sino un civil ubicado en
tierra ajena, si tenía en mi poder un algo que
me comprometía seriamente como parte del
conflicto y conspirador contra Inglaterra; les
comento que el puerto de Nueva York se me
entrego por parte de un miembro un mensaje
secreto en un papel oficial de la Embajada
Alemana que llevaba aparentemente bien
escondido, y para todos es de amplio
conocimiento que las requisas que se dan en
medio de la guerra no deja lugares para
esconder un gesto y sin dar tiempo a que nos
53
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

llamaran a formación e iniciar las requisas


correspondientes me tranquilicé y solicité un
permiso fingiendo una necesidad de visitar el
excusado, y consciente de mi responsabilidad
y la entrega del mensaje con la importancia
del mismo, aproveché estar dentro del
excusado y procedí con la rapidez que
produce el tener pecado encima abrir el papel
para leerlo y guardar el mensaje en la
memoria y proceder sin apetito y sin gusto del
papel con tinta a comérmelo, don Francisco
Juan Márquez sonrió, miró a Gabriel Manzi
dijo en ambiente de charla formal:
“¡Y usted que decía don Gabriel que el papel
bien masticado nos es alimento, mire no más
como llego de vigoroso y compuesto nuestro
insigne maestro! Hubo risas por unos
instantes, y las recortó don Max diciendo:
“El comentario estuvo agradable, ustedes
deciden si paro o sigo con mi historia. Y don
Francisco le dijo “ni más faltaba mi estimado
amigo, el paréntesis que tuve la imprudencia
que hacer fue intencional para que usted
refrescara la memoria”, y en medio de los
parámetros de la amistad que compartían
dijo:

54
Oscar Seidel Morales

“No puedo negarles que me está gustando


recordar aquellos momentos que no fueron
muy gratos por cierto, por los varios años que
estuve en calidad de preso de guerra en un
asqueroso campo de concentración en la isla
de Mann, situada en gran Bretaña e Irlanda,
lo más triste para mí y aun con el temor que
tenía que tomar de nuevo las armas fue el no
poderlas tener entre mis manos para
defender los intereses de mi patria, porque
fueron varios años los que tuve que
permanecer en dicha concentración pero
consciente de mi responsabilidad para
consigo mismo en el campo de la docencia
opte finalmente por iniciar un proceso de
actualización de la enseñanza entre mis
compañeros presos e inicié con abnegación el
trabajo de la docencia lo que agradecieron
mis compatriotas y otros prisioneros de
guerras, hubo pasajes muy desagradables
por los maltratos físicos y sicológicos que
propinaban a quienes dejaban desprender de
sus comportamientos cualquier actitud de
rebeldía y reclamo, pero llegó lo que tenía que
llegar y lo recibí con la alegría de mi
existencia, era el fin de la guerra.

55
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Don Francisco Juan Márquez aprovechando


otra pausa del señor Seidel quien realmente
se fue a la dimensión de sus recuerdos:
“¿Me imagino mi distinguido profesor que
terminada esta guerra como usted describe,
se pasa naturalmente a una nueva vida?
Señor Seidel con otro semblante que dejaba
ver en su descomposición facial que
realmente había trasladado el pensamiento
más allá del presente respondió con la mayor
naturalidad:
“Realmente sí se pasó a otra vida, regresé a
Alemania muchos de mis compatriotas que
compartieron conmigo en el cautiverio en la
isla de Mann, trasmitieron a representantes
de mi gobierno lo que había acontecido en
dicho lugar, haciendo referencia a mi trabajo
pedagógico y a mi liderazgo que me tocó
asumir para no sentirme todo prisionero para
lo cual el gobierno y sus fuerzas militares
procedieron entregar varios reconocimientos
y para mi merecido o no, se me otorgó la
medalla del buen soldado, y sinceramente les
confieso que la felicidad regresaba en toda mi
integridad y embarga mi satisfacción plena,
no por la medalla del buen soldado y el
ascenso a mayor del cual fue notificado, sino

56
Oscar Seidel Morales

porque había regresado a mi patria y volvía a


compartir mis sentimientos de amor con mis
seres queridos amargamente extrañados , y a
partir de ese momento empecé a dejar en el
olvido las pesadillas y el calvario de las
noches sin final, donde nunca aparecería una
luna de esperanza, ni se reflejaba un espíritu
de amistad en la distancia, pero finalmente
Dios hizo presencia frente a nuestra almas y
nos ha permitido continuar siendo parte de
este mundo , conservando nuestra existencia
sin señalar caminos en nuestras vidas para
que forjemos nuestro propio destino con la
finalidad que nos tracemos por las rutas
imaginadas de nuestras tierras. Y aquí estoy
con ustedes y en estas maravillosas islas que
me hace sentir en la distancia de mi tierra,
que estoy llevando dos vidas paralelas, es
decir, tan feliz allá en la lejanía de Alemania
como aquí en la realidad que me corresponde
con ustedes”.
Su compatriota Max Heimann Káiser sintió
en carne propia la narración de las
experiencias vividas por su compatriota,
pidió a todos los amigos concentrados en el
lugar del regocijo del señor Márquez lo
acompañaran en un sentimiento de gratitud
y de aplauso para su homenajeado amigo y
57
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

de inmediato se rompió el silencio con


aplausos y se hicieron más fuertes los
abrazos, y transcurrió la noche hasta la hora
del debido sueño en pronunciado brotes de
alegría, risas, comentarios y anécdotas que
en medio de copas de vino dosificadas y
platos especiales de la noche los colocaría en
un nuevo día donde igual como era su
costumbre el pedagogo daría comienzo a la
nueva razón de su existencia frente a los
primeros años del desarrollo del proceso
educativo del “Liceo Nacional” .

58
Oscar Seidel Morales

Fragmento del libro


“Pelea de tiburones”
“Cuando el amor llega”

Por: José Rivera Posada

“Pero esa noche de reflexión y desbordadas


frases de amistad, las miradas de Max Seidel
se habían deslizado con el respeto
inmaculado de su dignidad por el cuerpo
magistral y físico acompañado de simpatía de
la presencia de la delicada hija de don
Francisco Juan Márquez la señorita Emma
Márquez Enríquez, quien estudiaba por
aquellos días bachillerato en la población de
Tuquerres, y desde entonces la vida y
pensamiento de don Max Seidel tenían
minutos, segundos y horas compartidas con
la responsabilidad del trabajo de una
encantadora imagen femenina que empezaba
en repetirse en sueños.
El orden académico y la responsabilidad
administrativa que le imprimía en su
exigencia por mejorar el nivel académico y
sostener la continuidad de las base de
proyección constante enfocadas en el logro de

59
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

una sociedad bien educada, cuyo objetivo era


preparar con solvencia espiritual, colocaba
en aprietos a la Compañía Educacionista del
Pacifico, quienes acatando las justas
peticiones del bien sementado en sus
principios y rector de Liceo Tumaco don Max
Seidel, se vieron obligados a realizar una
serie de apresuradas gestiones que los
llevaron frente a los representantes del
gobierno departamental para que fuera el
señor gobernador don Julio C. Moncayo,
quien se comprometiera con ayuda
presupuestal que garantizaba la continuidad
de los trabajos pedagógicos del Liceo ; igual
encontraron apoyo posteriormente en su
nuevos gobernadores de turno Francisco
Alban y Ángel María Guerrero, y como
complemento al espíritu altruista de las
personas cívicas de la sociedad de las islas,
se logró estabilizar los niveles de exigencia no
de Max Seidel si no de la atropellante
evolución de los manuales didácticos,
laboratorios de Química y Física ,sumado a
la restauración de las edificaciones, todo este
proceso conllevaba a ligeras satisfacciones de
una comunidad exigente que ya tenía a sus
hijos mayores estudiando en las
universidades del viejo continente y del

60
Oscar Seidel Morales

interior del país, quienes se proponían que


las generaciones que venían evacuando los
otros niveles educativos llegaran con una
preparación sin faltantes ,que le restaran
posibilidades dignas de ingresar con alto
nivel académico a la educación superior.
El romance se tomaba la atención,
comentarios y opiniones sobre la nueva
pareja de enamorados que se sumaba a lista
de quienes estaban en búsqueda del dueño o
dueña de sus corazones, la novedad en la
ocasión tenía que, ver con la caballerosidad
que se desprendía de quien alejado de amor
y pasatiempos y que pensaba más en la
responsabilidad de la doctrina pedagógica
que en la necesidad del amor concebido. Era
Max Seidel quien había encontrado los
encantos que desprendía los reflejos
luminosos de los ojos que se encontraba en
las miradas tiernas del amor la señorita
Emma Márquez quien ya lo había conocido
cuando apenas era una niña que terminaba
la primaria al esperado señor de la docencia
profesor Max Seidel, y que por la ternura
misma de su pensamiento inocente no era
propio tener una fijación de interés por
destacada personalidad. En el año 1922 y
después de haber estado estudiando los años
61
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

correspondiente de bachillerato en la
población de Tuquerres regresó a Tumaco, y
decidió días después de su llegada ingresar al
colegio que dirigía el señor Max Seidel para
recibir las clases de música y lenguas, en
especial por aquella época el Inglés y el
Francés. Fue así como después de dos años
el tímido señor Max Seidel refrescó la
memoria de sus recuerdos al intercambiar
palabras primarias con su presunta alumna;
primero estaba la responsabilidad del
trabajo, y sin más intensión que acatar la
decisión de su alumna de ingresar a su
institución educativa, el profesor Max Seidel
cumplió con su deber dado el ingreso formal
a su plantel educativo sin pensar que iniciaba
el romance de su sueños, esperando colocar
en sus sentimientos destinados los
parámetros que definidos en su personalidad
le permitieran conducir las vibraciones del
corazón, que hacían a la vez de sus arterias
condujeran el líquido vital de la existencia
hasta el espíritu mismo que da creatividad a
las palabras, para expresar la frase que
llevaba el mensaje cautivante por las rutas
nacientes de un amor incontenible por la
atracción primaría de sus tiernas
sensaciones, que lo hacían comprender que

62
Oscar Seidel Morales

el amor estaba tan cerca que no era necesario


correr para alcanzarlo, sino expresar que un
momento ocasional de descanso le brindara
tan inesperada oportunidad, para expresar
su confesión de amor.
Pero toda ansiada oportunidad de amor se
configura en ocasión sin fecha señalada en
lugar sin cita prevista, y sin la más ligera
presunción de actos tentativos; era su
costumbre visitar el Parque Colón en las
avanzadas horas de la tarde y en horario de
descanso, para esperar la jornada del nuevo
día y sentado en una de bancas meditaba
tratando de reconstruir los pasajes confusos
que a lo largo de su existencia le pudieran
ocasionar insatisfacciones en medio de sus
logros concebidos, y siendo el Parque Colón
lugar de esparcimiento para las familias del
entorno de la calle Márquez y del Comercio,
era frecuente ver pasar señoras, jóvenes y
señoritas con su pensamiento distraído con
charlas entre amigas y en esa acción
desprevenida ocasión que se presentó para
Max Seidel, quien en actitud de descanso
sentado en una banca del expresivo y natural
Parque Colón , dotado de belleza tropical y
bajo el frondoso árbol ficus, y mientras
disfruta del viento que dejaba el mecer de las
63
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

palmeras, pasó la señorita Emma Márquez


quien con su elegancia, el fino coqueteo
normal de señorita en su edad y conociendo
la atracción que ella sentía por su profesor
Max Seidel se convencía de las bondades de
afinidad de él para con ella, se dirigió en
amigables términos diciéndole:
“¿Mi distinguido y apreciado profesor porque
siempre tan solo en estas horas de descanso?
y Max Seidel con su sequedad propia de su
nacionalidad, con su carácter pasivo de
mirada sostenida en seriedad pero con
salpicados brotes y capturante simpatía, le
respondió poniéndose de pie y tomándole su
mano para decirle:
“Buenas tardes señorita Emma, cómo puede
considerar que estoy solo si precisamente
estoy disfrutando de su grata presencia y
oportuna compañía, yo la invito a que tome
asiento, platiquemos describiendo esta
hermosa tarde que amenaza con entregarnos
una cálida y maravillosa noche con estos días
de luna llena” y la señorita Márquez atenta a
las palabras y miradas de su profesor ,
asimilaba en su pensamiento que estas
palabras rara vez expresadas por él
encaminaban a un mensaje o el correr de una

64
Oscar Seidel Morales

cortina que permitía mayor probidad en la


amistad de profesor y alumna, le respondió
con palabras llenas de términos amables y le
dijo:
“Para mí es un agradable motivo poder
acompañarlo profesor, y por qué no nos
dejarnos llevar por la tarde para disfrutar
también las panorámicas y esplendor que
como usted precisa hará presencia en esta
noche” y compartiendo lugar, parque y banca
para el descanso se fueron agotando los
temas de inquietudes musicales, de
comentarios sociales y avanzaron con
palabras medidas y meticulosas sobre temas
de identidad familiar y personales, y tomando
la iniciativa el profesor Max Seidel le formula
una delicada pregunta:
“Señorita Emma, una dama tan encantadora
como usted en su presencia y tan cautivante
en sus comportamientos y modales y tan
agradable en la expresión de sus
conocimientos, ¿ha pensado continuar en
Tumaco con los estudios que lleva en
secuencia?, o ¿Tiene en mente viajar a otra
ciudad u otro país para avanzar en su
cultura, o buscar un futuro que se acomode
a su norma social y familiar?”.

65
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Y conservando la medida pausada del tiempo


para armar en su pensamiento la respuesta
a tan ocasional pregunta, la señorita
Márquez sostuvo la mirada a los ojos fijos del
profesor Seidel que la seguía en la
descomposición facial de su rostro, y la
respuesta de la señorita Emma la entregó por
partes, expresándose con su afinada
concepción de que no podía dar por aceptado
los halagos que le entregaba su profesor en
los primeros términos y le dijo: “Yo sé mi
profesor de la extremada sencillez que lo
acompaña y lo amable que son siempre sus
comportamientos, permítame recibir sus
calificativos de dama encantadora y demás
apreciaciones como una de sus tantas
bondades que a usted lo caracterizan y con
relación a mis intenciones de viajar a otra
ciudad de Colombia o al exterior , ya viví la
experiencia de estar fuera de casa como
usted bien sabe, estoy recién llegada de la
ciudad de Tuquerres y me estoy sintiendo tan
bien nuevamente con mis seres queridos , y
estoy tan entusiasmada con las clases que
recibo con usted que me hace disfrutar el
tiempo, pero si todo el trascurrir va ser igual
a este momento a lo mejor no me vaya y el
profesor Max Seidel en su facilidad

66
Oscar Seidel Morales

comprensiva trataba de acoger las palabras


expresadas por su alumna amiga, como una
aceptación a la tímida expresión que el hacía
de sus verdaderos sentimientos, y dándose
por desentendido que consideró en su
madures que era su más práctico y debido
comportamiento, le respondió:

“La respuesta no está muy clara, pero usted


si tiene razón en describir el momento porque
la tarde es maravillosa, la brisa impregna de
aires portadores de pensamientos renovados,
¡pero si quiero hacerle claridad que mí
expresión de dama encantadora y todas las
virtudes juntas que a usted le acompañan no
es producto de mis bondades y gentilezas
sino de su real existencia!, y ella dando por
aceptada la explicación le devolvió con
suspicacia la pregunta y le dijo:

“¿A propósito profesor, usted que extraña a


su tierra, ha pensado en alguna oportunidad
regresar a ella, o bien irse de Tumaco a otra
ciudad o a otro país?” Max Seidel hombre
analítico de retentiva asombrosa y de
serenidad en los más difíciles momentos
como el que estaba viviendo por el deseo
mismo que tenia de encontrarse frente a él.

67
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Le devolvió la respuesta con la misma que


ella le entregó y le dijo:

“Si de hoy en adelante, todos los instantes y


ocasiones que me corresponda vivir en mi
vida, van a ser como el que estoy disfrutando
en esta tarde y en estos encantadores
momentos, le aseguro señorita Márquez que
yo en Tumaco me quedo por una eternidad”.
La intuición femenina de Emma y el tono
mismo de las palabras entre cortadas y
expresadas con simuladas indiferencia por el
profesor Seidel, le hicieron comprender se
hacía necesario ante poner una cortina por
no decir echarle un poco de agua fría a tan
comprometedora conversación, y ella
tratando de desviar el tema le dijo:
“Profesor me gustaría si es también de su
agrado, hacer un recorrido por el muelle para
observar unos barcos que llegaron de
Norteamérica” y Max Seidel respondió.
“Con el mayor de los gustos la acompaño,
aunque no lo voy a disfrutar mucho” y ella
sorprendida le preguntó:
“¿Es que no gusta de los barcos
norteamericanos profesor?”, y colocados de

68
Oscar Seidel Morales

pies y en dirección al muelle, le explicó con


cierto aire de jocosidad:
“A mi todos los barcos me causan admiración
por ser una estructura tan antigua e
irremplazable en el sistema de transporte
marítimo y navegación, lo que no me agrada
es que en todo barco hay muchos marineros
para ver y de marineras nada”, y ella cortó en
el aire la explicación y le preguntó:
“¿No me estará queriendo decir mi
distinguido profesor que mi intención es ver
a los marineros norteamericanos?” Y el
también en actitud simulada de hombre
sorprendido por la pregunta le contestó en los
mejores términos:
“¿Cómo se le puede ocurrir que por mi
pensamiento se le pueda deslizar la más
mínima presunción de duda sobre las buenas
y sanas intensiones con la que usted me
invita acompañarnos a un recorrido por el
muelle? Es lo mismo como si yo llegara a
creer que usted pensara que si vaya ver un
barco de cualquier nacionalidad es por ver las
marineras”; Emma Márquez dotada también
de gran capacidad recursiva y de análisis le
respondió de inmediato:

69
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Lo último que expresó mi profesor si se lo


creo, cómo voy a pensar que va ir a ver usted
un barco pensando ver allí marineras, si las
mujeres nunca navegan en ellos como tal”.
El profesor y alumna quienes se habían
ubicado en la plataforma en el lugar que se
apreciaba el barco de bandera
norteamericana, profundizaron en temas que
no les comprometiera en la intensión que
ambos presumían fácilmente los había
llevado a creer en una relación de amor, y
Emma Márquez colocó las palabras que
permitieran iniciar un tema distante a
cualquier provocación de declaración de
sentimientos, y pregunto a su profesor:
“Se siente cómodo si nos sentamos en este
muro que nos brinda una mirada amplia a
esta parte de la ensenada que nos
corresponde” y Max respondió:
“Indiscutiblemente señorita Emma, en la
comodidad que puede llegar en estos
momentos solo basta con su compañía”,
entonces Emma volvió a intuir que este
encuentro y dialogo los estaba llevando a un
laberinto de sentimientos indecisos, y
sorpresivamente se le vino un comentario, y
pregunta:
70
Oscar Seidel Morales

“Profesor no son muchas las oportunidades


que hemos tenido para conversar, y las pocas
ocasiones que hemos tenido, que no he
encontrado un momento de disponibilidad
suficiente de su rato libre para que me agrade
con pasajes de su historia de su tierra,
especialmente y porque no de su familia y de
las vivencias mismas en Tumaco donde lleva
un tiempo suficiente, yo me acuerdo de
haberlo conocido cuando yo tenía diez años”,
y Max le puso fija su mirada con la
proyección de sus ojos verdes y rígidos, pero
amigables y tiernos ,y le respondió:
“Precisamente hoy es un día de esos donde
dispongo de un tiempo suficiente para
invertirlo en conversaciones agradables y
personas que compartan igual termino, pero
dígame con confianza señorita Emma con
cual tema quiere que la incomode menos, que
tenga que ver con mi vida, mi familia, mi
trabajo y tantas experiencias vividas a los
años de esta poca existencia; Emma sonrió
con agrado y picardía y comprendiendo que
sin proponerse lo que tanto deseaba, como
conocer aspectos personales de su amigo
profesor porque quien estaba sintiendo una
simpatía especial, y sonreída le dijo:

71
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Con amigos especiales como lo considero a


usted, me agrada inmensamente abarcar los
temas personales desde la infancia porque de
ahí parte la comprensión de los demás
pasajes de la vida que se puede narrar”, y
Max le dijo:
“Compartimos el mismo criterio y gusto, pero
eso si le hago claridad que a mi igual me
encantaría escuchar de usted experiencias de
su infancia, pero me aburre inmensamente
contar las mías, pero tratándose de usted voy
hacer una excepción y para ahorrarle
preguntas puedo empezar diciendo:
“Nací en una bella ciudad de Alemania
llamada Leobschüezt, Alta Silesia, me
gustaría igualmente decirle la fecha de
nacimiento, pero usted no me está
preguntando la edad sin embargo para que
sume y reste fue un 7 de enero de 1882
cuando tuve uso de razón y me identifiqué
con mi niñez, con mis padres Franz y Martha,
me encariñaba cada día más con ellos por su
humildad y ternura, mi madre una mujer
cariñosa con un manejo de hogar y
atenciones para mi padre y para conmigo que
marca mi corazón de gratitud para toda mi
existencia, mi padre un hombre sencillo de

72
Oscar Seidel Morales

carácter dócil pero perfeccionista en los más


mínimos detalles de nuestra vida familiar y
en su actividad laboral, era un trabajador de
la madera que a medida que yo fui creciendo
apreciaba su calidad artística y artesanal que
realizaba con sus trabajos en construcción de
muebles, mesas, puertas, ventanas y a todo
le colocaba un gran sentido de pertenencia,
como si los trabajos fuesen para él, no hubo
riqueza en nuestro hogar, tampoco se
avizoraba pobreza ni ruina, lo que nos
obligaba a comprometernos con el buen
manejo de las monedas y la sana aplicación
de los ahorros. “No sé si la esté aburriendo
con los comentarios que usted me ha pedido,
para haga un alto y se digne contarme lo que
más considere pertinente” y Emma le
respondió:
“¡No por favor, continúe que me tenía con la
mente imaginándome a sus padres y a usted
de esa edad de seis a ocho años, por favor no
pare, continúe!”. Max Seidel se sentía
misteriosamente complacido por recordar los
años de su infancia que fueron sanos, y
donde pudo hacer lo que de buena forma de
niño le agradaba, y le dijo:

73
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Si así lo desea señorita Emma, así será, y le


comento que de los ocho a los nueve años, y
cuando mis padres me llevaban a la iglesia
católica a nuestros actos religiosos, yo sentía
unos deseos incontenibles de subir al altar y
tocar al sacerdote, o estar al lado de cómo
veía otros niños, y en una oportunidad que
igual asistíamos a misa, le dije a mi madre
que quería subir al altar y mi madre me
respondió:
“Puede hacerlo y saludar igual también al
sacerdote, pero debe de esperar que termine
la misa cuando la gente empiece a salir del
templo, usted se dirige al sacerdote y lo
saluda, así calmará los deseos y cuantas
veces quiera repetirlo puede hacerlo”. Max
continuó narrando: “Mi madre tenía toda la
razón yo podía hacerlo cuando terminara la
misa, pero era temeroso de ese altar tan
deslumbrante, las imágenes de los santos
que allí reposaba, la decoración de las
señoras devotas se encargaba de diseñar por
todos los rincones y espacios vacíos del altar,
lo pensé varias veces acercarme al altar y
poco a poco fui venciendo los nervios, y
caminé a paso largo, podría decir que corrí
hacia el altar, y como era también costumbre
de los adultos en especial las señoras
74
Oscar Seidel Morales

acercarse a conversar con el sacerdote, o


persignarse más cerca a la imagen del Señor,
yo no encontraba como llamar la atención del
reverendo y daba vueltas en torno de las
señoras que conversaban con él, unas
pidiendo la bendición para ellas, para el agua
bendita o para unas de las tantas imágenes,
escapularios, camándulas y todo objeto
alusivo a nuestra fe católica cristiana, y
cuando pude estar cerca de él alguien me
empujó ligeramente sobre el sacerdote, él
inclinó la mirada hacia el suelo y se encontró
con el rostro a nivel de su cintura, y
colocándome su mano con densidad de
cariño sobre mi cabello me dijo:
“Criatura de Dios, que Él me lo bendiga y me
lo cuide”, y me preguntó:
“¿Ya hizo la primera comunión? Y consiente
y que en mi hogar aun no hablaba de ella
respondí con gestos y la palabra no, y él me
preguntó de nuevo:
“¿Andas con tu Madre? Me quedé mirando al
sacerdote, para mí en aquel entonces muy
alto, de cara llena, ojos azules, apariencia de
santo y mirada y gestos de constantes
reclamos, como queriendo con esa actitud
física impartir regaños a los malos creyentes,
75
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

yo respondí al padre de inmediato que


andaba con mi madre señalándose en donde
se encontraba y él me pidió que la llamara, yo
acaté la orden, regresé donde mi madre y
retorné con ella frente al cura quien le
preguntó: “¿Cuántos años tiene la criatura?,
y mi madre le respondió:
“Señor reverendo mi hijo está cumpliendo los
nueve años”, y el padre le contestó:
“¿Cuándo piensa inscribirlo para la
preparatoria de primera comunión?” y ella
respondió: “Estaba esperando a que
cumpliera los nueve años, pero si me lo recibe
en la edad que tiene gustosa yo me acerco al
despacho parroquial a inscribirlo de una vez
y el padre pensó por un momento, me miró,
me volvió a colocar la mano sobre la cabeza,
luego colocó su dedo índice bajo mi barbilla,
me levantó la cara levemente y me miró con
seño bajo y ojos con signos de interrogación,
para luego decirme:
“Venga con su madre a la preparatoria”. Y así
se hizo, y venciendo el miedo hacia el altar,
perdiendo el temor al sacerdote y
familiarizado ya con la iglesia después de los
primeros días del cursillo, y con mi intensión
viva y deseo de ser acólito aproveché un
76
Oscar Seidel Morales

momento en que el padre me hacía preguntas


sobre mi comportamiento y ocupación de mis
ratos libres, para decirle que conservaba el
deseo de ser acólito, y él respondió:
“Está de suerte, porque Adolfo uno de mis
acólitos ha viajado con sus padres a otra
ciudad, entonces prepárese porque después
de terminada la preparatoria le daré las
instrucciones de sus responsabilidades y
funciones como acólito, pida su
correspondiente permiso de disponibilidad de
tiempo a su mamá, y visíteme mañana para
nombrarlo especialmente mi acólito. Yo le
cuento señorita Emma que fue tanta mi
felicidad y dicha que sentía que la tierra me
levantaba hacia las alturas del cielo, y como
nos encontrábamos en una zona verde, con
tupida vegetación a los extremos y en el
centro una llanura deslumbrante, me parecía
que todo me abrazaba en el instante y toda
esta sensación era el producto del gran deseo
de ser acólito; Emma sonrió lo miró con
ternura para decirle:
“Tuvo que haberse visto usted muy tierno y
angelical con el atuendo de acólito, porque si
aún tiene cara y porte de sacerdote, cómo
sería en aquel entonces cuando estaba en

77
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

ejercicio de ese comienzo infantil de futuro


Arzobispo” y Max respondió.
“No es para tanto señorita, pero bueno
digamos que si yo me sentía sacerdote y me
gustaba en ese entonces el sacerdocio y
manejaba en mi pensamiento esa intensión,
pero igual también era un niño inquieto, no
era amante al dinero pero a esa edad
comprendía y a medida que avanzaba en
años de niño, que el dinero era necesario
tenerlo para hacer presentes, igual sabía que
debía ganarlo de alguna manera y procedí a
conseguirlo con trabajo normal de
muchacho, llevando recados, haciendo un
oficio a cualquier vecino que se le ofrecía y fui
afortunado porque recibía mis propinas y
como mis padres tenían en cuenta mis
cumpleaños desde niño, época día en el cual
me llenaban de regalos, de detalles e igual
hice con mis primeras monedas como fue
comprar regalos para mis padres en sus
cumpleaños, y hay tantas cosas de infancia
señorita Emma que si uno se coloca a
recordarlas quisiera comentarlas, pero son
de tanta satisfacción personal que las
comparte más recordándolas en silencio que
en voz alta. La tarde avanzaba eran las 6:15
y la oscuridad se proyectaba lejana pero
78
Oscar Seidel Morales

avanzada como tal su presencia y Emma


Márquez miraba y sonreía a Max , él miraba
en ella su vestimenta en el momento y como
era sus costumbre para la época y día se
encontraba con un largo vestido con mangas
hasta los puños de las manos, un elegante
sombrero de tarde y sol , y unas zapatillas de
quinceañera que le daba un corte juvenil de
bella dama ,y en las miradas proyectadas al
profesor quiso expresarle muchas palabras
en pensamiento , pero se decidió por hacerlo
en voz alta y le dijo:
“Profesor Max usted me tiene realmente
transportada imaginándome en esa iglesia
donde fue acólito y compartiendo en sus
recuerdos el cariño y ternura de sus padres,
y no sé qué vaya a hacer usted porque la
tarde aquí está llegando a su final, y se está
anunciando desde ya la visita de los espíritus
de la noche, como el resplandor de luna y el
concierto musical de las aves nocturnas, y no
sé si este sea el lugar indicado para seguir
dialogando, pero de lo que si estoy segura mi
amigo profesor es que quiero escuchar más
hechos de su historia aprovechando esta
bonita oportunidad”, y Max le respondió:

79
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Lo importante señorita Emma es que estoy


en estos momentos a su disponibilidad, si es
su voluntad que aquí nos albergue la noche
con todos los encantos expresados, aquí nos
quedamos, y si quiere regresar al parque,
gustoso le acompaño , o si tiene idea de otro
lugar donde podamos disfrutar de esta
oportunidad para mi extraordinario, porque
igual me está agradando recordar cosas de mi
vida que poco a poco usted me está
permitiendo hacerlo, y su compañía para mi
parece un sueño sacado de dimensiones
desconocidas”, la señorita Emma sonrío
diciéndole: “Lo que venga de usted halaga,
porque alimenta sentimientos y no lástima
vanidades, y como estoy encantada
escuchándolo le propongo que retornemos al
parque donde los faroles con sus luces
combinadas con los reflejos de luna,
alimentan más sus recuerdos, y coloque en
su memoria los mejores de ellos. Max sentía
tranquilidad en su corazón pero en su pecho
había una sensación de agonía confundida
con una ansiedad de expresar un algo que él
no sabía, si comprendía que era Emma en
toda su composición de mujer y dama la que
le creaba tales motivaciones, y la única
manera de calmarlas en un control pasajero

80
Oscar Seidel Morales

era continuar recordando hechos normales


de su existencia, darle gusto a Emma
narrándosele de la mejor manera y optó por
decirle: “Procedamos señorita Emma a
continuar con nuestro recorrido , como usted
lo ha dicho el parque nos espera, y
transcurrido el tiempo necesario para estar
ubicados en las sillas de descanso , los
amigos Max Seidel y Emma Márquez se
relajaban por segundos con las intenciones
del acto seguido que maquinaban en su
pensamiento, y fue Max quien rompió el
silencio: “Es maravilloso recordar Emma,
pero igual doloroso cuando los hechos del
recuerdo nos han causado tristezas, pero
todo puede obviarse si uno se propone, sin
olvidar lo ingrato a recordar y hablar sobre
vivencias más agradables, Emma intervino
para decir.
“Profesor me estoy sintiendo de una manera
que no sé si expresar en el momento, es cierto
que deseo que me hable de su pasado pero
me crea ligera incomodad en si misma al
pensar que le traiga a usted momentos de
tristeza causados por sus recuerdos, porque
es natural que todos no se enmarcan en
felicidad absoluta”

81
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Max respondió de inmediato:


“Descuide usted señorita Emma es natural
que en toda historia sea de quien fuere hay
buenos, malos, justos y pecadores como
también hechos de alegrías, tragedias,
triunfos, fracasos y tristezas, pero
colóquemeles alegría a este momento que la
historia es lo que importa, y esté presente de
agradables apreciaciones y grata compañía,
ahora solo dígame ¿Por dónde quiere que
empiece a contarle las pocas facetas de mi
vida, por el final o el comienzo? Emma sonrío
con mayor prolongación dejando traslucir la
belleza de su risa, los encantos angelicales de
su rostro y sobre todo esa belleza original de
mujer que para Max era indescriptible, y le
dijo:
“Profesor unos momentos como estos son los
que nos agradaría contar en las épocas
lejanas del mañana, porque realmente estoy
fascinada con su compañía, y por favor llene
más mi fascinación con el resto de sus
historias, y Max continuó expresando lo que
ella quería escuchar:
“Mi encantadora dama, voy a salir del pasaje
doloroso de mi existencia no quiero precisar
ni día, ni fecha, cuando llegó la noticia a mi
82
Oscar Seidel Morales

casa de un lamentable y fatal accidente que


había acobijado a mi padre en sus
actividades laborales, quien cumpliendo con
uno de los tantos trabajos de ebanistería y
encomendándose a Dios se desplazó una
mañana con igual sentimiento de amor y
ternura, abrazando a mi madre,
recostándome a mi sobre su pecho y
extendiendo el último detalle de despedida
deslizando su manos sobre mis hombros, se
fue a cumplir con su trabajo en el centro de
la ciudad y en el momento que cumplía con
su dura y acostumbrada tarea de
acondicionar unas ventanas en un edificio de
número de pisos no recordado, mi padre fue
víctima del accidente que acabó con su
existencia.
Para reponernos de tan irreparable pérdida
de mi padre, hombre, amor y sentimiento fue
un proceso de profundo cariño de mi madre
y yo, que se esfumó considerablemente; Max
nos trasmitía en su rostro que de hecho en
su época le pudo haber afectado más, pero
Emma que estaba cerca de él si sabía que su
corazón palpitaba en la tristeza, y que la
agonía del recuerdo la contenía en la
expresión de sus adentros, para dejar su
rostro intacto sin gestos de dolor o
83
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

sufrimiento en el recuerdo, por eso ella


procedió a colocar con delicadeza su mano
sobre su hombro y le dijo:
“Yo sé profesor que lo acontecido fue en un
ayer lejano del tiempo, pero permítame
decirle hoy como si fuera ayer que de todo
corazón lo siento, y Max fuerte en la
expresión de sentimientos lo cual
manifestaba en su carácter y mirada
sostenida sin parpadear de ojos, le respondió:
“Usted siempre tan tierna, tan amable, pero
sobre todo oportuna con sus palabras,
permítame señorita Emma recordar mis
tiempos de muchacho o de joven, cuando
precisamente ingrese a realizar mis estudios
en la “Escuela Superior de Pedagogía” en mi
ciudad natal, donde recuerdo que por mi
carácter y manera pasiva con que realizaba
todos mis comportamientos fui ganando
muchos amigos a quienes por lo regular
siempre los trataba con muy cortas palabras,
hubo un momento en que muchos me
llegaron a calificar como amigo del silencio, y
a mí me agradaba que así me consideraran
porque aprovechaba el mayor tiempo de
horas de estudios y descanso para estar
repasando las enseñanzas con el

84
Oscar Seidel Morales

complemento de explicaciones que nos


entregaba nuestros profesores, realmente yo
no era un estudiante de inteligencia
sobresaliente sino muy entregado al estudio
y eso lo puede deducir observando a otros
compañeros de estudio que sin ser tan
estudiosos y dedicados como yo en muchas
ocasiones sacaban mejores notas claro que
para mí lo más importante no era la
competencia entre estudiantes sino superar
las metas en cada uno de los ciclos
académicos”. Emma que escuchaba con
meticulosa atención y que detallaba gesto por
gesto de su profesor y amigo, podía
fácilmente darse cuenta que los cambios de
hoy no eran muchos y que era el mismo
estudiante meticuloso, dedicado, metódico y
prevenido en todos sus comportamientos, se
figuraba verlo hacia allá con su cara de
santidad y de muchacho bueno en medio de
sus estudiantes extrovertidos, pero no se
quedó con la tentación de preguntarle:
“Maestro Seidel: ¿Qué ganó usted en esa
época de estudiante con tanta dedicación a
su estudio de pronto alejado de diversiones
normales de su época y edad?”, y él le
respondió:

85
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“¡Espere un momento! El tigre y el león no son


como los pintan, yo no era un santurrón por
que compartía de todos los momentos de
diversión, pero a mi manera, sin cohibirme de
nada, la utilidad que logré con mi
comportamiento y dedicación al estudio fue
muy grande y valiosa, porque en nuestra
situación económica una beca era un
significativo aporte, y gracias a Dios yo la
obtuve, en el momento que más la necesitaba
y hoy no alcanzo a imaginar todo el beneficio
que me trajo”, y en tono de charla y sátira
Emma le dijo:
“¿Entonces usted profesor en su época de
estudiante era como todos, enamorado,
conquistador de niñas, confianzudo con sus
compañeras y hasta muchas novias me
imagino que tuvo?”, y él respondió con la
misma actitud de charla irónica:
“Naturalmente que sí, muchas amigas,
muchos intentos de noviazgos, pero sobre
todo muy respetuoso y muy considerado con
las damas que me correspondieron con su
amistad, porque afortunadamente el 70% de
las mujeres que estudiaban fueron muy
dedicadas a sus estudios y compaginaban
conmigo, y si le comento no me lo va a creer

86
Oscar Seidel Morales

pero en aquella época todo se pasó en


amistades y nunca tuve una novia en
propiedad”, y ella se quedó mirándolo
haciéndose preguntas con sus ojos y le dijo:
“Igual profesor me corresponde creerle
porque como desconfiar de usted con ese
porte de señor que tiene y además a quien le
puedo preguntar si es cierto o no, pero no nos
salgamos del tema profesor, sígame narrando
sobre sus hechos y acciones que la noche
todavía es joven, el profesor Max no sabía en
esos momentos si continuar contando cosas
que para el ampliamente conocidas o ir
directo a sus intenciones de expresarle sus
sentimientos como le nacían en el interior de
sus manifestaciones románticas, pero en
medio de su experiencia y sabio entender
comprendía que estaba cautivando una joven
de 22 años y en sus 40 ya estaba considerado
como hombre mayor y se decidió por seguir
comentando lo que ella quería saber y le dijo:
“Señorita Emma usted me coloca en algunos
apuros que no me incomodan para nada,
para continuar con mis procesos académicos
terminé mis estudios en la “Escuela Superior
de Pedagogía” e ingrese a la “Universidad
Estatal” con la intensión de especializarme en

87
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

matemáticas, lenguas, física y química, fue


duro vivir esta experiencia, las exigencias
pedagógicas eran de proporciones mayores,
uno se confunde en ocasiones con la
verdadera inclinación del perfil profesional
que se busca y decidí que en medio de estas
indecisiones continuar sin perder el ritmo la
especialización de las materias señaladas y
gracias a los esfuerzos de mi madre y de
familiares cercanos y los míos propios
alcancé las metas esperadas y obtuve el título
de profesor de enseñanza y salí con el
pensamiento abierto a la expectativa de
oportunidades laborales y ya estaba
avanzado a los 17 años de edad y los
propósitos de ocupación temprana en un
trabajo serio y acorde a las especializaciones
se vieron troncados en momentos cuando por
normas de la nación me tocó aceptar el
llamado a la prestación del servicio militar
obligatorio, y Emma le interrumpió
diciéndole.
“¿Entonces puedo imaginarme profesor Max
que allá fue donde alcanzó su manera de ser,
su temperamento y su forma de autoritaria
casi militar?”, él la miró de forma
interrogativa y le respondió:

88
Oscar Seidel Morales

“Señorita Emma yo no sabía que me tenían


en ese concepto de hombre temperamental y
autoritario, porque de ser así me va tocar
pensar muy seriamente en cambiar mis
modales y comportamientos, por ningún
motivo quiero perder su amistad por estos
calificativos”. Emma pensó por un momento
que de pronto había sido un poco fuerte en la
descripción de las apariencias que le
brindaba el profesor Max Seidel y tratando de
cambiar su comentario anterior dijo:
“Tenga en cuenta profesor que nuestra
relación de amistad es como tal, "maestro y
alumna", y su expresión y forma de actuar
siempre se han limitado al del profesor del
momento, y en eso si nadie puede desconocer
que es exigente, autoritario y tiene un
temperamento no explosivo pero si rígido,
casi en todas las ocasiones”, él le precisó:
“Explicado así de esa manera mi distinguida
alumna, me corresponde decir que realmente
desde mi hogar y pese a la nobleza y cariño
de mi padre igual que el de mi madre, me
criaron con rigidez y expresión de carácter,
siendo conmigo autoritarios en el término
dicho que siempre hay que manifestar con
respeto y decoro a la aceptación los principios

89
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

de autoridad que los demás ejerzan sobre


nosotros, y pasando a lo de la influencia de la
doctrina militar en mi manera de ser, no fue
mucha porque en calidad de soldado
voluntario me tocó ejercer la misma
autoridad o voz de mando que estoy
ejerciendo en estos momentos con la función
de mi trabajo”, entonces Emma volvió a
intervenir:
”Ahora si me quedé sin entenderlo, pero
como mi interés es escuchar su historia y no
incomodarlo con preguntas que me pueda
originar mi curiosidad, continúe profesor que
estoy fascinada”. Max Seidel se tensionó un
poco en su estado anímico, vio que la
conversación se estaba tornando muy
monótona, muy de él, pero consideró que en
medio de todos estos hechos era prudente ser
respetuoso con la promesa ofrecida de ser
referente a los pasajes de su vida y le
propuso:
“Para ahorrarle alguna de sus preguntas y
continuar con la narración con la cual se
siente usted fascinada y a mí me agrada
escuchárselo decir, por lo tanto le voy hacer
claridad sobre algunas de la impresiones que
usted tiene por eso le pido que me permita

90
Oscar Seidel Morales

explicarme lo siguiente, cuando estaba


prestando el servicio militar obligatorio, nos
llamaron el primer día a formación y el
sargento mayor que estaba a cargo de
nuestro contingente informó diciendo:
“Quién se identifique con la profesión qué yo
mencione, da un paso al frente”, y el sargento
continuó diciendo “maestro de construcción”,
pasaron cuatro jóvenes al frente y él les
ordenó ubicarse en un extremo, y luego dijo
“choferes y mecánicos, un paso al frente”,
pasaron doce jóvenes e igual les ordenó
ubicarse en otro sitio equidistante a los
primeros, y cuando dijo “profesores” solo me
encontraba yo. Era una guarnición de 120
soldados, a cada quien lo citó en su despacho
a horas diferentes, dicho sargento era un
hombre extremadamente rudo, era flaco,
alto, ojos grises, sin el más mínimo de una
muestra de simpatía, y cuando estábamos
frente a él con su llamado me hizo las
preguntas de base con referencia a mi
profesión y yo le respondí:
“Mis logros académicos y la necesidad que
tenía de buscar mi experiencia laboral, me
citó para el día siguiente 7:30 de la mañana
a la cual acudí con prontitud y hora exacta

91
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

doctrina militar y me dijo su preparación


militar se le dará al mismo nivel que los
demás soldados, pero en los tiempos que
tenga disponibles le voy ordenar según los
niveles de preparación para que usted
instruya un amplio número de hombres de
esta guarnición militar y cumpliendo con lo
establecido el señor sargento y los altos
militares me pusieron a ejercer mi misión,
pasados tres meses fueron reduciendo mis
acciones militares y trabajo de campaña,
encargándome de más personal y dándome
mayor tiempo para mi labor académico, eso
fue lo que me permitió ejercer en calidad de
profesor entre las fuerzas militares en el
momento que también acataba sumiso y
respetuoso las ordenes y misiones
encomendadas por mis superiores, fue para
mí esta experiencia militar y pedagógica la
que más llevo en mi corazón y de grata
recordatorio”. La señorita Emma Marquez no
dejaba de sentirse admirada por tan
agradable conversación y sobre todo por la
atracción tan grande que sentía hacia su
confidente profesor a quien le comentó:
“Llegará el momento profesor Max en que yo
tenga esa voluntad y esas experiencias tan
gratas como las suyas debidamente en mi
92
Oscar Seidel Morales

historial, y que ojalá usted tenga la voluntad


de pedirme que se las narre para hacerlo con
tanta voluntad como usted lo está haciendo
en esta oportunidad. La noche nos alcanza
lentamente en la fatiga del sueño profesor
pero mañana no se labora, igual yo no tengo
clases y no es necesario medir el tiempo, y
Max le respondió:
“En estos momentos señorita Emma, estoy
fuera del tiempo, de la noche o del día, sólo
la tengo a usted en mi pensamientos, y es
para mí algo nuevo sentirme desprendido de
pensamientos ocupacionales o compromisos
Contraídos. No quiere decir que esté
perdiendo mi grado de responsad ,sino que
estos instantes serán en mi historia y ojalá en
la suya, momentos para siempre recordar; y
terminando este primer capítulo de lo que
usted quiere saber puedo decirle que
habiendo cumplido en plenitud mi servicio
militar obligatorio y las certificaciones del
comando militar fueron fundamentales para
que llegara a ocupar el cargo de director de
un importante Colegio de Señoritas en la
ciudad de Berlín, donde trabajé un largo
tiempo y estaba en esas responsabilidades
pedagógicas cuando me vendieron el sueño
de viajar al nuevo continente.
93
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Emma en la tentación de los celos ineludibles


que embarga a toda mujer cuando el hombre
que le agrada y tiene a su lado nombra en
cualquier dirección de sus comentarios el
término femenino, de inmediato intervino en
la conversación del profesor para decirle:

“Usted se hallaba en medio de una población


femenina y relativamente demasiado joven,
y de pronto interesado por algunas de las
jovencitas, ¿Qué pensó cuando le hablaron
de viajar al nuevo continente? Max se quedó
en silencio dando vuelta en su manejo de
palabras como llegaba ahí en ese instante,
cuando por su mente sintió que como él se
sentía atraído posiblemente podía sentirse
ella, y no tardó mucho en sus pensamientos
para responder:

“Como sé que usted quiere escuchar tan solo


la verdad absoluta de lo que realmente pensé
en esos instantes se lo voy decir, pero
hacemos un alto en la conversación por unos
minutos para que nos deleitemos los dos, de
este paisaje tan especial y extraordinario
viendo esas palmeras al danzar con el vaivén
de los vientos, y este maravilloso reflejo de la
luna compitiendo por alumbrar mejor que

94
Oscar Seidel Morales

estos faroles y con los minutos de silencio que


le propongo, voy a decirle lo que pensé
cuando me dieron la idea de venir al nuevo
continente; Max creó en el momento un
suspenso en medio del silencio, miró a
Emma, le tomó una de sus manos en muestra
de cariño y ternura, rompió el silencio y le
dijo:
“Cuando me hablaron de venir a esta
maravillosa tierra de Colombia y en especial
Tumaco, pensé de inmediato en vivir este
preciso momento donde para mí se abrieran
las esperanzas de encontrar un cariño que
llegara en una noche cálida y ocasional como
desprendido más allá de las alturas del cielo”.
Emma se estremeció en toda la contextura de
su cuerpo, le tomo la otra mano el profesor y
conservando la madures de mujer en edad
propia para manejar situaciones difíciles, le
dijo en tono amable:
“Gracias maestro, mi amigo y profesor, por
ser tan especial y hacerme sentir tan
diferente cuando disfruto por momento de su
tierna y amable compañía” y como hecha
estaba la promesa del silencio y en ese
momento difícil de los romances que causan
temor por la afinidad del compromiso.

95
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Cualquier palabra que se expresara era como


pasar al mundo desconocido del amor
planificado en sueños, y al ritmo que
alcanzaban al minuto, el tiempo marcaba su
recorrido en medio de suspiros controlados e
interrumpidos tan solo por ligeras ocasiones
por quienes pasaban por momentos cerca de
su lugar de encuentro sin mediar palabra.
Emma y Max disfrutaban como lo habían
acordado de una luna con claridad que le
permitía divisar la playa cercana al muelle del
puerto y deslizando las palmeras en el estero
del Puente del Progreso, complementando el
grato contemplar de la belleza natural de la
isla de Tumaco con su mirada perdida sobre
las aguas del mar que dividía la Isla de
Tumaco con la Viciosa, depositando la
mirada hacia los confines de la isla del Morro,
Max rompió el silencio y le dijo:
“Creo que ha disfrutado como yo de estas
bellezas únicas de nuestro paisaje nocturno
de Tumaco, quiero pedirle de manera muy
cordial acepte mi invitación de hacer un
recorrido hasta el “Puente del Progreso” para
disfrutar la brisa y cerrar por hoy esta noche
que gracias a usted se tornó inolvidable.

96
Oscar Seidel Morales

Emma continuaba pensativa, con su mirada


lejana como quien busca en la imaginación
ver cosas diferentes, o sale de un viaje
perdido de su propio pensamiento, movió con
suavidad la cabeza diciendo:
“Profesor me agrada su invitación”. Max se
levantó, colocó su mano frente ella para
impulsar su cuerpo a levantarse de la silla, y
colocando la mano con delicadez y firmeza en
la parte delicada de su brazo caminó con ella
entre las brisas de la noche desprendida de
una mar serena, y avanzando sobre “La Calle
Mosquera”, combinando sus conversaciones
con saludos de quienes igual era costumbre
de caminar entre la noche sobre las calles
arenosas de la isla. Pasaron frente a las
grandes casonas de los Cantin, y de ahí
pasarían por el frente de la casa de don
Francisco Márquez padre de Emma, una casa
inmensa esquinera con balcones de barandas
talladas, y mirando instintivamente para su
residencia la señorita Emma y el señor Max
Seidel se encontraron con la mirada de sus
padres que disfrutaban en el balcón del
embrujo de la brisa marina. Se detuvieron
por un instante, saludaron desde la parte
baja y Emma dando entender que ya
regresaba continuó en compañía de Max
97
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

hasta llegar al Puente del Progreso, que


constaba de un planchón construido en
madera y en el transitar del agua en la marea
alta traía un aire marino inspirador de
versos, con un ligero embrujo de imaginadas
hadas. Deteniéndose por unos instantes, la
satisfacción para el señor Seidel era una
eternidad, y aprovechando el momento y la
oportunidad para profundizar el diálogo
colocó el tema de su preferencia, que
consistía en resaltar una vez más la
formalidad y gentileza manifestada en
aceptación de su compañía por parte de la
encantadora mujer, que continuaba
acortándole su capacidad normal de respirar
al someterlo a la expresiva sensación de la
ansiedad, que provocada el dejarse delatar en
sus verdaderas intenciones; que empezaba a
enamorarse de quien él consideraba que era
la más maravillosa e incomparable mujer que
se excedía en la realidad de sus propios
encantos ,y en medio de esos pensamiento el
profesor Max le dijo:

“Señorita Emma yo quiero hacerle una


pregunta que puede sonar ha declaración de
amor, pero compréndame que es tan solo una
pregunta ¿Dígame usted que puede

98
Oscar Seidel Morales

acontecerle a una persona que cuando está


al frente de alguien que le causa admiración
siente que el aire se le escapa, que la
intensión de respirar en profundidad queda
indecisa cortando aun la capacidad del
habla, si en el momento de la sensación
expuesta quiere expresarse con algún
comentario o decir alguna frase hermosa?”.
Emma lo miró y sonrió, le tomo una de sus
manos delicadas y cariñosamente y le
respondió:
“Para ser sincera con usted, considero que
cada quien tiene sus propias sensaciones, y
se deja llevar por la expresión e
interpretación de sus sentimientos, por lo
que creo realmente que usted tiene su propia
explicación en respuesta a su pregunta,
porque en mi caso pude haber experimentado
iguales momentos, o bien puedo estarlo
experimentando, pero insisto que para ello si
fuese mi caso solo yo tendría la respuesta
porque cada quien sabe el por qué deja de
palpitar con mayor ansiedad el corazón”.
Max Seidel se estremeció por unos momentos
por una inesperada provocación que lo
condujo a tomar las dos manos de Emma, las
apretó con delicadeza y con demostración de
sensaciones ajenas la soltó lentamente, le
99
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

miro a los ojos, y en un impulso natural de


hombre la tomó entre sus brazos con igual
suavidad que permite la ternura, le soltó sin
detenerla mucho en el sorpresivo abrazo,
diciendo:
“Usted llena todos los interrogantes con tan
sabias y precisas respuestas, una vez más le
doy la razón para esa reacción que me obliga
a suspender la respiración, ya encontré la
respuesta y es realmente una "corazonada”;
ella lo miró todavía sorprendida por el abrazo
y el comentario expuesto para decir:
“En cada instante que pasa usted me hace
más encantadora su presencia, pero quedé
sin entender la respuesta a su pregunta con
el término "corazonada”. Max sonrió en
actitud de coqueteo, expresión nueva en su
comportamiento con la sequedad de sus
modales y la frialdad de sus palabras y
expresó:
“Yo esperaba que usted me pidiera esa
explicación, para decirle que tengo la
corazonada de sentirme en estos momentos
realmente enamorado de mi alumna
predilecta, de mi amiga encantadora, de
usted mi señorita Emma, y volvió a tomarle
las manos, volvió abrazarla con fuerte beso
100
Oscar Seidel Morales

en la mejilla. Ella sin reacciones bruscas y


con mirada perdida frente a los rayos del
resplandor de la luna que los acompañaban,
y sintiendo con más profundidad las brisas
de la refrescante mar volvió a extender su
mirada para dejarla perder en el mar Pacífico,
y finalmente le respondió con un cariñoso
abrazo de su parte, con igual beso en la
mejilla para terminar en besos de pasión,
timidez y las palabras de Emma diciéndole:
“Es fácil creer que se está enamorado o
enamorada pero es difícil e incomprensible el
por qué y más difícil aun calcular el tiempo
de duración de estas reacciones inesperada
del corazón, y Max sin soltar sus manos y
mirándola con la profundidad de su mirada
le respondió:
“De mi parte he despojado toda estas dudas,
es por eso que precisamente tardé tanto para
decírselo, y lo que menos deseo es escuchar
de sus labios por el día de hoy la más mínima
respuesta, ella sonrió, entró en confianza y
llena de alegría y gozo porque había
escuchado por fin lo que había querido
escuchar desde el comienzo de su estrecha
amistad con su predilecto profesor y amigo,
le dijo igual:

101
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“De su parte no ha habido preguntas si no


precisiones sobre las respuestas de sus
mismas preguntas, pero me encantó
escucharle lo dicho, me sentí cómoda en sus
brazos y si no es molestia para usted
permítame pedirle su gentileza de
acompañarme a la casa de mi padre, y Max
aceptó diciéndole:
“A partir de este momento me siento un
hombre confeso en mis pecados de amor, y la
nombro mi guardián a quien a partir de este
momento prometo que le obedezco en todas
sus peticiones, y con gusto acepto
acompañarla a su casa y hasta todos los
rincones del universo.
A partir de ese instante sopló el aire de un
espíritu celestial escondido en el más allá de
la constelación de las estrellas, que dan vida
y protección a los romances destinados a la
consumación de los amores hasta el
descanso de una eternidad.
Para Emma Márquez y Max Seidel los días
seguideros fueron un idilio con todas las
permisibilidades de momentos y de lugares
adecuados para poder expresar el amor con
besos y pasiones que terminaron en el altar
con la bendición celestial en “La Catedral San
102
Oscar Seidel Morales

Andrés”, con un evento sin precedentes con


la más resonante elegancia un 29 de marzo
de 1924, el soltero cotizado, el insigne
maestro que preparaba las sabias
generaciones del futuro en Tumaco, pasaba a
otras estancias del mundo terrenal muy
pronto convertido en padre de sus hijos
Franz, Max, Ilse Nhora, Martha, Rita y Otto
Seidel Márquez.
.

Max Seidel y Emma Márquez

103
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Educador ejemplar
Por: Álvaro León Benítez Acevedo

Cuando un pueblo nacido bajo el signo de la


tragedia por sus terremotos e incendios, se
levanta entre sus cenizas para organizarse
política, económica y culturalmente y lucha
por reconquistar los valores éticos, morales e
intelectuales enredados en la milenaria
manglaria de nuestras costas: Es Un Pueblo
Libre. La importancia de un pueblo, ciudad o
nación radica en la grandeza de sus gentes.
Max Seidel Kraustwurst, nació en la
Alemania, en la ciudad de Leobschuets, en
Alta Silesia, en el año de 1882. A la edad de
9 años se inclinó por el sacerdocio. Inició sus
estudios en la “Escuela Superior de
Pedagogía” de su ciudad natal, fue muy buen
estudiante por lo cual obtuvo una beca que le
permitió ingresar a la Universidad Estatal
para realizar su especialización en
matemáticas, lenguas, física y química. Con
la decidida ayuda de su señora madre,
alcanzó sus metas y a los 17 años ya era
universitario.

104
Oscar Seidel Morales

Prestó servicio militar a su patria y por sus


amplios conocimientos académicos lo
nombraron profesor de su guarnición y fue
exitosa su actividad que obtuvo una
certificación la cual le permitió ocupar el
cargo de director de un importante colegio en
Berlín y cuando se hallaba desempeñando su
cargo, recibió la invitación para viajar a
Colombia, concretamente a Tumaco.
Llegó a Tumaco a la edad de 29 años y desde
ese momento el progreso académico prosperó
durante 4 años, pero este proceso fue
interrumpido por la primera guerra mundial
en 1915 y tuvo que desplazarse nuevamente
para Alemania.
El avance y prosperidad en Tumaco en la
segunda década del siglo (1.911-1.920),
asombraba y la solvencia económica de
familias demostraban sus afectos.
La cultura alcanzaba brillantez y el verso, la
prosa, las composiciones musicales, el teatro,
el baile impregnaban el ambiente alegre, era
una vida placentera y llena de vigor.
La solvencia económica le había dado a
Tumaco una independencia posiblemente no
percibida por otro pueblo colombiano.

105
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Su tierra fértil, sus riquezas naturales y las


orientaciones de personajes inolvidables
permitían que se viviera una época de
brillante luz.
En 1.921, el profesor Max Seidel, regresó a
Tumaco y comenzó el rescate de la
institución educativa de la sociedad
tumaqueña, y fundó el “Liceo Tumaco”. Fue
su rector por mucho tiempo y dejó la rectoría
el 22 de Febrero de 1.953.
Con la fundación de la Escuela Superior
Pedagógica, y luego del Liceo de Tumaco, bajo
la dirección experta del ilustre pedagogo
alemán señor Max Seidel, se inició en
Tumaco una etapa de revitalización
educativa y se colocaron los hitos
indestructibles de la formación académica y
científica de todas sus generaciones.
Se crearon los lazos que nos unieron
intelectualmente a las demás secciones de la
Patria y se fortalecieron las bases para un
futuro de paz, libertad y progreso.
El progreso invaluable de la educación en
Tumaco que nos honra, bajo la orientación
del señor Max Seidel, fue el fruto de su
tenacidad, de la honradez, de sus enseñanzas

106
Oscar Seidel Morales

y de la preparación del profesorado, que a


pesar de los obstáculos de que está plagada
toda obra buena, supo inyectar a las diversas
promociones juveniles la savia del saber, a la
par que los elevados principios de rectitud
moral, que son los elementos de toda
sociedad bien construida.
En sus cátedras se planteaban, y discutían
los diversos sistemas filosóficos; los métodos
científicos de investigación estaban al orden
del día, las matemáticas se enseñoreaban
ante la curiosidad estudiantil y facilitaban el
estudio de las leyes del cosmos, la lógica
cobraba importancia con sus reglas
aristotélicas y sus sistemas modernos del
conocimiento; la Historia Patria y Universal
con la importancia de siglos, los idiomas,
especialmente el latín formaban parte
principal de sus enseñanzas docentes y la
literatura materia importante de las
orientaciones de Max Seidel interpretaban las
tragedias esquilianas, los poemas de Byron y
Valencia, los dramas de Shakespeare, las
paradojas de Oscar Wilde, la novelística
profunda de Dostoievski y la majestuosidad
de la Obra Cervantina.

107
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Antes de la leyenda del pedagogo alemán Max


Seidel, el concejal Eladio Polo Arias, presentó
un proyecto de acuerdo para crear un colegio
en el pueblo, corría el año de 1908. El colegio
se llamó “Escuela Superior Pedagógica” para
formar maestros con la intención de reducir
el alto índice de analfabetismo de Tumaco y
la Costa Pacífica Nariñense.
Los contactos se iniciaron con el gobierno
alemán que previa convocatoria seleccionó al
profesor y pedagogo Max Seidel.
El señor Seidel, lleno de ideas realizables, no
llegó directamente a Tumaco, sino que viajó a
Panamá en el año de 1.911, para enterarse
del funcionamiento de la educación en
América Latina, especialmente en Colombia,
en un acto de incomparable responsabilidad.
En ese mismo año, pero meses después de
haber llegado a Panamá, arribó a Tumaco y
fue recibido por el Honorable Concejo
Municipal de ese entonces y por respetados
ciudadanos, empezando por conocer los
terrenos donde se construiría el colegio.
En el año de 1948 el congreso de la República
aprobó la ley de la nacionalización del plantel
con el nombre de Liceo Nacional Max Seidel,

108
Oscar Seidel Morales

en honor al gran educador, ley que solo entró


a regir en 1952.
En efecto, en el siglo pasado y principios del
presente, Tumaco se caracterizó por su
comercio internacional con países europeos y
americanos, cuando se exportó el producto
denominado tagua, siendo la familia Benítez
la mayor exportadora de estos productos.
Pero esta sociedad que se levantó gracias a
un comercio organizado, que recibió
migraciones de alemanes, ingleses, italianos,
franceses, españoles, en fin, de gentes del
interior del país, que contribuyeron a su
despegue sobre bases de respeto mutuo y del
culto a los principios morales, empezó a
decaer desde cuando su producto de
exportación principal, la tagua, no sé
adquirió más por los países europeos, ni por
Estados Unidos de América, por la gran
recesión mundial y por el incendio de 1947.
Mi hermano, el Dr. Francisco Benítez
Acevedo, insigne jurista, en un memorable
discurso al conmemorarse los 70 años de la
fundación del Liceo y en alusión al señor
Seidel, entre otras cosas dijo:

109
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

“Cuando las invisibles brisas del tiempo


abanican nuestra memoria con filosóficas
voces que concebían al hombre en función
de alcanzar sabiduría, jamás los pensadores
griegos pudieron haber intuido que un
educador alemán, en otra era, en otro espacio
y bajo otros cielos, llegara a conquistar los
insondables campos del conocimiento, donde
la inteligencia fue el sol que iluminó su
espíritu y su férrea voluntad motor que lo
situó en los linderos mismos de la virtud.
Virtus In Medio fue entonces el principio que
adornó su vida, y que sirvió de símbolo para
encausar a varias generaciones costeñas por
caminos de pulcritud, permitiéndonos hoy –
cuando la distancia de los recuerdos invade
nuestros corazones agradecidos- afirmar,
desde esta tribuna a la juventud de Tumaco,
que la obra del señor Seidel pertenece al
presente, también al pasado, al futuro y en
dimensión indefinida a la eternidad…”
Se debe recordar, agradecer e inmortalizar al
señor Seidel, un europeo que cambió la
blanca y fría nieve de los Alpes helvéticos, por
el canicular sol de este trópico embrujador,
adornado de palmeras danzarinas en
romance permanente con esteros y

110
Oscar Seidel Morales

manglares que silban todavía la canción


errante del dolor; Qué empuñando como
espada los libros y envuelto en una sabiduría
infinita, condujo a la juventud tumaqueña
por caminos de dignidad, decoro y
conocimientos y fue bastión imperecedero
del saber; acción y gesta invaluable que
desde siempre quedó grabado en nuestras
mentes y esculpido con cincel de eternidad en
el fondo de nuestros corazones agradecidos.
Murió en Tumaco el señor Max Seidel 6 de
Noviembre de 1.958, rodeado de su esposa
doña Emma Márquez de Seidel, sus hijos y
familiares. Con ésta ausencia, Tumaco jamás
fue el mismo.

111
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Estudiamos frente al mar


Por: Moro Manzi Benítez

Como un barco anclado y mecido levemente


por las olas tímidas que golpeaban el muro
de cemento armado que lo protegía, se
alzaban las cabañas que hacían parte de las
aulas de clases, donde nosotros mirábamos
el mar a través de unos ventanales,
verdaderos escapes del calor y del
encerramiento. Todas las mañanas veíamos
pasar barcos de cabotaje y de manera
especial aquellos barcos pesqueros que
salían en caravana a cumplir la misión de
capturar camarones y de todo tipo de peces
que se les enredara en sus grandes redes,
trampas inmisericorde de vida acuática. En
plena clase no sabíamos a veces, a quien
atender; si al profesor que hacía un esfuerzo
por dictar bien su clase de historia o a la
niebla espesa que se metía con discreción a
nuestros pupitres; otras veces, por esos
ventanales penetraba con fuerza el sol entero
y era la brisa natural de la marisma quien
nivelaba la temperatura de nuestros cuerpos.
En ocasiones nos sentíamos marineros o
pasajeros de una embarcación que aunque
112
Oscar Seidel Morales

de andar lento, parecía llegar lejos. Cuando


los barcos pasaban cerca por aquel fenómeno
de la física, sentíamos que también nosotros
avanzábamos en dirección contraria, y era
una dicha escuchar al profesor y navegar por
el océano.
Al lado izquierdo del muro de cemento
armado, sobresalía como un apéndice, una
tira de muelle que remataba en los baños;
desde allí se apreciaba mejor el mundo
marino, lleno de nuestras cosas, aparejos
fijos en la retina de los ojos.
Recuerdo que el Liceo tenía la forma de un
calibrador abierto; por el lado izquierdo se
levantaba una pequeña construcción que
servía de cafetería, dirigida por don Acisclo,
quien preparaba los refrigerios a base de
cancharinas, otalla, paraos y pan de los
Morcillo. Vecino a esta tienda de campaña, se
sucedían las cabañas, unas de dos pisos
como la rectoría que estaba pegada a la sala
de profesores; y las demás cabañas eran de
un solo nivel hasta culminar en el quinto
curso; remataba en curva el aula de sexto
año, el cual yo cursaba para la época.
Anexo a este salón, había un pequeño patio
con la puerta principal de entrada; de allí que
113
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

nosotros observábamos el ingreso de los


estudiantes y de aquellos que pedían cacao
por llegar tarde.Entre las dos construcciones
de los extremos, sobresalía el amplio patio
que servía de recreo, y por el lado del mar, el
gran muro que lo protegía de sus lamidos
salobres y paralelo a la “Calle del Comercio”,
una cerca de tablas altas, unidas como
cuando se juntan los dedos de las manos. De
manera que no permitía ningún resquicio
para mirar.
Las clases se iniciaban a las 7.00 a.m., con
un recreo a las 10.00 a.m., tiempo en que
algunos aprovechaban para lanzar sus
anzuelos y pescar pequeños leiros y muchos
tamboreros. Los contemplativos se acodaban
sobre los marcos de las ventanas a mirar el
mar, y algunos lunáticos, jugaban a la
literatura, a la poesía, al teatro sin tener en
cuenta que los recreos eran muy cortos.
Las aulas de clase eran amplias, con paredes
altas, elevadas hacia el cielorraso de
peinemono, entreverado con tiras de madera
caoba, que lucía como un tablero de ajedrez.
Por lo menos unos cuarenta pupitres cabían
sin dificultad. El tablero negro o verde
ocupaba casi la totalidad de la pared; una
114
Oscar Seidel Morales

estiba del mismo tamaño, encumbraba al


profesor a un nivel de imperio y de respeto.
Los estudiantes; aquellos que no miraban el
mar sino al profesor, sacaban mejores notas,
los alelados, enriquecían sus ojos en el
intranquilo mar que siempre estaba ahí.
La dotación era muy modesta, no pasaba de
los pupitres individuales y de un tablero;
además de los instrumentos musicales para
la banda del colegio. Para los profesores, una
sencilla mesa y una más sencilla silla.
Los profesores carecían de un ventilador que
los refrescara. Recuerdo que cuando
teníamos clase de cálculo matemático a la
1.00 p.m, razón por la cual "el límite hacía el
cual tiende la relación entre el incremento de
la función y el atribuido a la variable cuando
este tiende a cero" (así como usted querido
lector, poco entendió; yo tampoco entendía
esa derivada).
Y no había ni un ventilador... después llegaba
el examen: cero, tenga por bruto.
Dentro del selecto grupo de profesores que en
suerte nos tocó, había uno que se distinguía
por sus conocimientos generales y por su
amplia cultura humanística que lo hacía
115
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

refocilarse con los clásicos griegos y romanos,


al punto, que con esfuerzo estableció una
librería para el servicio y gusto de la sociedad
de su pueblo. Este admirado y a la vez temido
profesor adolecía de una enfermedad que le
impedía valerse por sí mismo, por lo que
siempre necesitó de la ayuda de terceros para
sus desplazamientos largos.
Dichos desplazamientos tenía que hacerlos
mediante el apoyo de una carreta tirada por
un caballo. La subida y la bajada o ese medio
de transporte era una misión muy
complicada dado también a su volumen
corporal y a su exceso de peso. Sin embargo,
su arraigado deseo de enseñar y su mística
natural, no lo inmovilizaba para nada;
sacaba energía muy adentro de sus entrañas.
Todos los días hacía el recorrido montado en
su carreta, y al recorrer las calles que lo
conducía al Liceo, sin saberlo, iba dejando un
halo de sabiduría, de ejemplo, de resistencia
como una llamarada de conocimientos.
Al volver atrás mi memoria, siento el vaivén
de las olas que todos los días nos enseña que
la vida es un continuo andar y no parar
nunca.

116
Oscar Seidel Morales

El veredicto prusiano
Por: Oscar Seidel

“El Gran Reino de Prusia fue el nombre de


un territorio en las costas del mar Báltico,
que acabaría dando nombre a un gran Estado
de Europa, precursor de Alemania, que
aunque no existe en la actualidad, ocupa un
lugar destacado en la historia europea,
especialmente en el periodo comprendido
entre el siglo XVIII y la primera guerra
mundial”.
Antes de que llegaran los romanos y
convirtieran al cristianismo a los primeros
pobladores los suevos, éste fue asentamiento
de tribus que eran guiadas por la mitología
nórdica. El rey de los dioses era Odín quien
manejaba la guerra, la muerte, la sabiduría,
la poesía y la magia. Junto con sus hermanos
Vili y Ve salieron un día a pasear junto al
mar. Allí vieron dos troncos de árboles caídos
y decidieron crear algo nuevo con ellos: unas
criaturas muy parecidas a los dioses. El
primer hombre salió de un fresno y se llamó
Ask; la mujer Embla nació de un olmo.

117
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Dice la epopeya nacional de Prusia “El cantar


de los Nibelungos”, que este pueblo siempre
estuvo en plan de lucha. Todo prusiano debía
en la vida cumplir una misión para que su
alma fuera a Asgard, conocido como el
mundo de los dioses y ubicado en el centro
de la tierra. Desde este sitio Odín conducía y
enviaba expediciones militares y culturales a
todas partes del mundo. Tenía la virtud de
jamás haber perdido una batalla, ni de haber
dejado sin cultura un pueblo Estaba
predestinado que al Pacífico tenían que llegar
estas expediciones:
En Marzo de 1801 llegó por accidente a
Cartagena el explorador Alexander von
Humboldt Hollwege, luego que una tormenta
desviara su barco. Allí le informan que en
Santa Fe de Bogotá el sacerdote José
Celestino Mutis dirigía la Real Expedición
Botánica del Nuevo Reino de Granada. Viaja
hasta allá con el propósito de trazar un mapa
de la región norte del Amazonas, y comparar
sus colecciones con las de Mutis. Parece que
los dioses lo iluminaron y viajó hasta Quito,
región donde conoció al ecuatoriano Carlos
de Montufar quien lo llevó a visitar los
volcanes Chimborazo, Cayembe, Pichincha y
Cotopaxi.
118
Oscar Seidel Morales

Desde aquí emprende la expedición hasta el


Perú, y es en el puerto del Callao donde sus
observaciones le permiten descubrir “La
corriente de Humboldt”, al percatarse del
cambio de temperaturas del mar en
determinadas épocas del año, en especial las
aguas frías que provenían del sur del
continente americano pasando por Chile,
Perú, Islas Galápagos, Tumaco, y terminar
girando en Australia.
El militar Federico D`Croz Deccazi militó en
el ejercito prusiano del mariscal Blùcher,
quien se alió al duque de Wellington
comandante de las fuerzas británicas, para
vencer a Napoleón Bonaparte en la batalla de
Waterloo en1815. Terminada la contienda, el
militar D`Croz viajó de incógnito hasta
Inglaterra, y en este país en 1818 se
incorporó en la expedición del coronel Ramón
Nonato Pérez, con quien viajó a Venezuela
para unirse a la campaña libertadora de
Simón Bolívar. Después de la guerra contra
los españoles, Federico D`Croz sirvió a la
República de Colombia hasta el año de 1852,
fecha en que se retiró del ejército para ir a
descansar a la Isla Gorgona en el Pacífico, la
cual le había sido adjudicada por los servicios
prestados a la nación.
119
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Poco tiempo más tarde en 1890, un nieto


suyo Fidel D`Croz fundó la población de El
Charco en la costa pacífica nariñense.
En 1911 en Tumaco-Colombia, la clase
dirigente ávida de cultura trajo de Berlín al
maestro soldado Max Seidel Kraustwurst,
quien trabajaba como rector de un colegio de
secundaria, para que creara un Liceo de
Bachillerato. No llevaría tres años en su
misión educativa cuando estalló la Primera
Guerra Mundial en 1914. Debido a su rango
de sargento de la caballería prusiana, debió
presentarse a Cartagena para que desde allí
fuera transportado en un buque al frente de
batalla, en compañía de otros compatriotas
que estaban en Suramérica. Cuando iban
atravesando el Atlántico los tomaron como
prisioneros de guerra en el puerto de New
York, y desde allí fueron llevados al campo de
concentración de la Isla de Mann en
Inglaterra. Durante los años que duró la
guerra sirvió de intérprete y maestro de inglés
con sus connacionales. Al terminar la
contienda regresó a Berlín. En 1921 el
gobierno alemán lo envió por segunda vez a
continuar su misión educativa, debiendo
hacer el viaje de dos meses de duración
puesto que viajó en un barco desde Italia
120
Oscar Seidel Morales

pasando por New York, Panamá, Guayaquil y


Tumaco. De ésta manera logró fundar el Liceo
Tumaco, que daría un gran impulso cultural
a los pueblos del Pacífico sur.
Tiempo después y una vez cumplidas estas
misiones, los dioses nórdicos llamaron a
relación a los tres prusianos, para que ante
el tribunal divino comentaran sus
experiencias: “Soy Alexander von Humboldt,
nacido en Berlín en 1769, hijo de Alexander
oficial del ejército de Federico II El Grande de
Prusia, quien formó un destacamento de
150.000 hombres, convirtiendo a Prusia en el
país militarmente más preparado del mundo.
Profesión explorador y naturalista. Descubrí
la “Corriente del Perú”, y la denomino así
porque no apruebo que la llamen con mi
nombre. Regresé a Berlín viajando por
México, Estados Unidos, y Paris. En 1810 no
acepté el cargo de Ministro de Instrucción de
Prusia. Fallecí en Berlín en 1859. “Soy
Federico D`Croz, nacido en Hamburgo en
1798, hijo de Emanuel .Profesión militar.
Participé en la campaña libertadora de la
Nueva Granada en la que vencimos a los
españoles. Fallecí en Buenaventura en el año
1880. ”Soy Max Seidel, nacido en
Leobschuezt en 1881, hijo de Franz.
121
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Profesión pedagogo, músico y militar. Fundé


el Liceo Tumaco. Fallecí en Tumaco en 1958”
Después de la rendición de cuentas los dioses
Odín, Thor y Frey dieron el veredicto de
misión cumplida, e impartieron la orden que
se montaran en los caballos de las guerreras
Walkirias, quienes los llevarían como héroes
hasta Asgard. Estaban despidiéndose cuando
apareció el dios Loki, el demonio del fuego,
quien había sido expulsado de Asgard por
sus acciones perversas, y solicitó al tribunal
divino que escucharan a un prusiano que
andaba errante por el mundo:“Soy Martin
Borman, nacido en Weleben en 1900, hijo de
Theodor un sargento mayor prusiano. Fui
Canciller del Partido Nacionalsocialista. Hice
el testamento político a Hitler en el que puso
al Reich bajo la presidencia de Dònitz.Fui
testigo de su matrimonio con Eva Braun, y
del suicidio en el Bunker de la Cancillerìa.El
30 de Abril de 1945 abandoné el Bunker de
manera controversial en compañía del chofer
del Fuhrer. En un Panzer salimos de Berlín;
cruzamos las líneas rusas que se habían
tomado la ciudad, y logramos introducirnos
en un submarino que tenía como destino
Suramérica. La fecha de mi fallecimiento es
incierta, dado que unas personas me vieron
122
Oscar Seidel Morales

desembarcar del submarino U-550 en la


ensenada de Utrìa (Colombia), y otros
confirman que en 1946 yo vivía en Tirol
(Italia)”.
Al oír la declaración de Borman los dioses
nórdicos quedaron asombrados, puesto que
en el registro de misiones él no aparecía.
Invocaron la presencia del canciller prusiano
de 1865 Otto von Bismark, y éste consideró
que ese ser representaba un desprestigio
para la raza. Su veredicto final fue: “Scher
dich zum Teufel” (“Vete al infierno”), “dado
que tu misión en la tierra fue hacer daño a la
humanidad, y eso jamás lo hace un
prusiano”.

123
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Descubriendo el busto del Fundador del “Liceo


Seidel” estaban presentes su esposa Emma, su hijo
Franz y autoridades del colegio.
124
Oscar Seidel Morales

Comentario de un liceísta
Por: Moro Manzi Benítez

El gran pedagogo alemán señor Max Seidel, a


mi entender, dejó constituida una
arquitectura como arte de proyectar
y construir un modelo pedagógico que
incluyera muchas vertientes del
conocimiento.
Soy un convencido de que el señor Seidel
durante sus travesías interoceánicas,
pensaba quizá, recostado en su camarote o
frente al mar, cómo iba a diseñar métodos de
aprendizajes que se ajustaran a las mentes
de unos seres humanos vigorizados por el
trópico, y ozonizados por el mar de Balboa.
Creo que en los atardeceres, viendo la caída
del sol como un acuatizaje, pensaría, cómo
sería escribir canciones donde el acento
rítmico lo empujara a crear melismas para
adornar, variar y enriquecer sus melodías
interpretadas en el piano. También imagino
que en aquellos días, habitante marino que
ya era, y cuando aún no conocía su próximo
destino, en ráfagas le llegaban imágenes de
islas, que para él, ciudadano del frío, serían
125
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

exóticas y primitivas llenas de viento,


huracanes y rampante vegetación.
Su periplo, si así puede llamarse, lo trajo a
Tumaco, isla descentrada del océano,
próxima al continente cuya cordillera se tiró
hacia el mar buscando quizá, el aire salitroso
que le hacía falta. Los tumaqueños lo
recibieron con mucha fe y entusiasmo. Y ahí
comenzó su trabajo intelectual y
administrativo en búsqueda del binomio:
europeo-americano; abriendo la brecha por
mucho tiempo atajada, pero, dispuesta a
nutrirse de valores personales y de altura
cultural.
Dentro de aquellos aportes por reforzar los
conocimientos, hizo carrera años después, el
ingreso a la Preparatoria. El maestro Max
Seidel, dejó las bases pedagógicas afines a la
educación mediante unos sencillos requisitos
para optar al curso quinto escolar, conocido
con la apócope cariñosa de la Prepa.
En aquel tiempo, sin embargo, ingresar a la
Preparatoria era todo un reto si se tiene en
cuenta que para ser admitido había que
concursar por medio de un examen, que para
la época era exigente. Recuerdo que dicha
prueba versaba sobre varias materias, entre
126
Oscar Seidel Morales

ellas matemáticas, donde preguntaban por


los tipos de ángulos, qué representa el
número n, qué son las fracciones o
quebrados, tipos de triángulos, qué es un
número primo, cómo se plantea una regla de
tres. Lo mismo para español: sustantivos
abstractos, preposiciones del español, qué es
una perífrasis verbal, conjugue el verbo x en
pospretérito; y qué decir de las ciencias
sociales: organización política y
administrativa de su municipio, poderes del
Estado, estratificación social. Y así
sucesivamente para Historia, Geografía,
Ciencias naturales y otras materias que ya no
se recuerdan.
Imagino a míster Seidel paseándose por la
playa de Villa Lola, bien abajo de su Liceo,
escuchando cantos, aires autóctonos
africanos que dejan en cada verso la mitad de
sus ángulos orgánicos. Intuiría él, la manera
de asimilar los aires musicales llamados
“Música negra,” cuya estructura sincopada
se le presentaba en dos períodos.
Y qué decir de aquella fórmula responsal,
propia de la música africana, cantándoles a
los santos, a los patronos de sus veredas, a
vivos o muertos ya adultos o niños.

127
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Ese lenguaje y esa cultura nueva debieron


nutrir su mente y añadir a su acervo cultural
un exotismo jamás imaginado.
Como liceísta que fui, al llegar al último grado
de bachillerato sentía un egotismo mal
controlado, cierta vanidad, y con mi juventud
cerraba el círculo de lo evanescente y
pasajero. Orgulloso de culminar mi
bachillerato en el Liceo Nacional Max Seidel
de Tumaco, cuyo nombre representa al
pedagogo insigne, la sociedad tumaqueña le
rinde y le guarda admiración, respeto y
agradecimiento, por haber contribuido con
su labor abnegada a iluminar las mentes de
un pueblo inteligente y digno de mejor suerte.

128
Anécdotas
y
Poesías
Oscar Seidel Morales

Anécdotas de míster Seidel

I
En cierta ocasión un alumno faltó a la clase
con el profesor Seidel. Èste de manera
inmediata se percató y preguntó a sus
condiscípulos si sabían el por qué de la
ausencia. Nadie pudo responder. Al terminar
la jornada de la tarde el profesor Seidel se
dirigió a la casa del alumno, y se encontró
con el padre a quien indagó por el percance.
Éste respondió que su hijo no había asistido
a clases en la mañana porque no tenía
zapatos. El señor Seidel inmediatamente le
respondió que esa no era una excusa válida,
porque el conocimiento no entraba por los
pies sino por la cabeza; se metió la mano al
bolsillo de su traje de paño, sacó su arrugada
billetera, y resolvió el problema, dado que el
alumno debía asistir al otro día al Liceo.
Contada por el ex alumno Tomas H Castillo
en Buenaventura.

131
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

II

El 01 de Septiembre de 1932 se inicia en


Leticia la guerra colombo-peruana, dado que
un grupo de 48 habitantes y 200 soldados
peruanos se la tomaron. La reacción del
presidente de Colombia doctor Enrique Olaya
Herrera, fue armar un escuadrón aéreo de la
FAC tripulado por aviadores colombo-
alemanes pilotos de Scadta, y un incipiente
ejercito denominado El Batallón Leticia al
mando del General Vásquez Cobo, que
tuviese como sitio de reclutamiento y
adiestramiento en Tumaco bajo las órdenes
del capitán Obando padre del doctor José
María Obando Garrido, puesto que la vía más
rápida para llegar a la zona del conflicto era
atravesar el departamento de Nariño hasta
llegar a la cuenca del rio Putumayo. Entre la
mayoría de voluntarios que se ofrecieron para
combatir a los peruanos, estuvieron los
alumnos del Liceo Tumaco, y el sargento de
la caballería prusiana Max Seidel quien tuvo
a su cargo adiestrar al grupo de fusileros.
Contada por el hijo Franz Seidel Márquez en
Tumaco.

132
Oscar Seidel Morales

III

El 10 de Octubre de 1947 un incendio acabó


con la mayoría de las casas de Tumaco. El
señor Seidel quien venía de observar como su
querido Liceo había quedado en cenizas, tuvo
que asistir de manera inmediata a su casa
porque las llamas ya la estaban
consumiendo. Impávido y sin fuerzas se
quedo al frente de su piano sin poder hacer
nada. Cuando su hijo Franz llegó a la casa
paterna encontró a su padre abrazado con el
piano, y tuvo que a la fuerza sacarlo porque
el profesor de música no se quería
desprender de su amigo entrañable.
Contada por el hijo Franz Seidel Márquez en
Tumaco.

133
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

IV

Hay algunos aspectos de la fuerte


personalidad del señor Seidel dignos de la
mayor ponderación.
Era un músico consumado. Como pocos
dominaba la teoría musical. Tocaba con
energía y gusto piano y violín. Innumerables
fueron sus discípulos y discípulas en el
divino arte. Poseía una abundantísima
colección de partituras de los grandes
maestros. Organizó varias orquestas.
Preparaba para los actos de clausura del
Liceo y para las veladas de las fechas clásicas
audiciones admirables y justamente
famosas.
Siendo como era un erudito y completo
profesor de segunda enseñanza, sentía un
entrañable amor por la escuela primaria
especialmente, la rural.
Múltiples fueron las ocasiones que preparó y
dirigió cursos de pedagogía y también cursos
de vacaciones para los institutores de
primeras letras. Y allí era de ver la maestría
con que explicaba una metodología y dictaba,
luego, la clase modelo. Publicó varios textos
134
Oscar Seidel Morales

de Física elemental, de Ciencias Naturales de


Historia y Geografía y cartillas para la
preparación de maestros y maestras de
escuelas rurales.
Contada por el profesor Pablo E Arizala en
Tumaco

La energía, el vigor, el tesón del señor Seidel


eran portentosos. Hubo épocas que trabajó
cincuenta horas semanales de clases. En sus
fallas imprevistas reemplazaba a veces a los
catedráticos. Tuvo siempre un gran espíritu
cívico; formó parte de Juntas de
Beneficencia, de Sociedad de Mejoras, y de
otras entidades altruistas.
Contada por el profesor Pablo E Arizala en
Tumaco

135
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

VI
Nunca se vanaglorió de hablar o habló en
primera persona de lo que hacía, ni quiso
sacarle provecho monetario. Vivió y murió en
la más santa pobreza. Se disgustaba con los
zalameros que querían hacerlo victima de sus
alabanzas y de sus aplausos.
Contada por el profesor Pablo E Arizala en
Tumaco

VII
El Señor Seidel ("Míster Seidel" como le
decíamos los alumnos) hablaba varios
idiomas (Alemán, francés, inglés, español,....)
y dominaba todas las materias que daban en
esa época, pues tenía la particularidad de
reemplazar a los profesores que por alguna
razón personal no podrían asistir a clase. Por
otro lado, que recuerde, su principal función
era crear valores en sus alumnos, como la
honorabilidad, la tolerancia, el respeto, la
laboriosidad, etc., y además, una vez a la
semana, nos obligaba en las tardes, a leer en
la Biblioteca clásicos de la Literatura

136
Oscar Seidel Morales

Universal y a opinar sobre la interpretación


que cada uno le daba a la obra.
Recuerdo, además, que para festejar un 20
de Julio, recorrió los seis salones de
Bachillerato, y en cada uno seleccionaba un
Alumno para que ese día, 20 de Julio, dijera
un breve discurso sobre la Independencia de
nuestro país y sus resultados posteriores. Yo,
que estaba en 4º de Bachillerato, casi me
privo cuando al entrar al salón me señaló con
el dedo y me dijo: "Usted, Miguel, hablará en
representación del 4º de Bachillerato. “Tuve
que documentarme en la Biblioteca y con mis
tíos, y creo que ese día leí uno de los mejores
discursos sobre nuestra Independencia.
Cuando terminé el 4º de Bachillerato, mi
padre fue llamado por Gobierno Central de
Bogotá para que colaborara en la
organización de los nuevos Centros de Salud
que se iniciaron en esa época, y fue entonces
cuando nos trasladamos a Bogotá.
No obstante, a partir de esa época, siempre
he seguido las enseñanzas de "Míster
Seidel",sobre todo en la aplicación de los
Valores y en la lectura de buena literatura, de
la cual soy un asiduo seguidor.

137
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Creo que la relación y los recuerdos que


guardo de "Míster Seidel", ha sido lo mejor
que he tenido en mi vida.
Anécdota contada por el ex alumno Miguel
Medina Benítez en Cali

VIII

Los alumnos del tercer año de bachillerato


no éramos los mejores, y creo nunca
llegaríamos a serlo, sino al contrario, era
nuestra mala fama que apenas mencionaban
tercer año delante del rector del colegio,
Míster Seidel, siempre encolerizado
exclamaba: ¡Naya carramba¡…y enseguida la
diatriba, la misma cantaleta de siempre para
los díscolos alumnos del Liceo.
Anécdota contada por el ex alumno Oscar
Benitez Del Hierro en Bogotá

138
Oscar Seidel Morales

“Paradigma de educadores
auténticos”
Por: Helena Jiménez Sicard de Lozano

Germinó su semilla sutilmente


en el abono de un feliz pasado,
firmes raíces de bien han traspasado,
épocas, que lo aceptan eficiente.

Selecta obra, no duerme indiferente,


aunque la evolución la ha procesado.
Si el tiempo en su rigidez la ha acosado,
la gratitud la nombra reverente.

Por lo contrario avanza en diferencia,


cual testimonio leal e invulnerable
en los campos eternos de la ciencia.

Enmarcada al recuerdo inolvidable


cuando al saber se unía la inteligencia
y el vivir de este pueblo era aceptable.

139
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Seidel

Por: Moro Manzi

Aquellas voces salvadoras te llamaron


cuando el siglo iniciaba sus comienzos
y aquí todo era oscuridad porque las luces
del entendimiento, tenues luciérnagas,
lucían en aquellas mentes fuertes pero
vanas.

Maestro llegado y recibido


tableros llenos
para que la historia cuente
y la geografía camine desbrozando
lo ignaro y lo inasible.

Como toda aventura


iniciaste el recorrido
para llegar y dudar
para empezar y retroceder
como hacen los que tienen
un destino dibujado.

Al descubrir no sé qué mundo


te sombraste o te afligiste.
a la ignorancia le plantaste un reto
acercarte a ella para corregirla

140
Oscar Seidel Morales

aminorarle su ritmo y persuadirla


al abrirle sus puertas
al pensamiento civilizado.

Pero fue la música


que hacía oírte a ti mismo
quien te enseñó a departir su ritmo
y su cadencia con los demás
para que educaran el oído
y estuvieran alerta
a los cantos del mar.

141
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Mi corazón solo pertenece a esta


bandera y a este suelo

Por: Víctor Bustamante


Mi corazón sólo pertenece a esta bandera y a
este suelo. He regresado a mi patria, lo último
es una certeza, no soy un chauvinista
exacerbado, ni un denigrador a ultranza del
nacionalismo. Uno nace en algún lugar, no
diría que es imaginario como definen los
utópicos. Ellos buscan un territorio que no
existe: imaginan una sociedad bondadosa,
idean el ademán de paz entre las diversas
razas. La palabra igualdad es la más
mencionada y rentable. De esa manera han
buscado la isla del preste Juan, han creado
doctrinas y las diversas religiones tratan de
poner en caudal esas diferencias. Jauja fue
un país que no existió y quiere reemplazar el
paraíso, pero sospecho que de ningún árbol o
cielo puede caer el maná.
Ahora soy un explorador con su cartografía
conocida pero oculta y, lo peor, desaparecida.
Debí huir a los 22 años y sé, palmo a palmo,
cada centímetro de mis calles y de mi casa,
cada origen de los caminos en el verde de
142
Oscar Seidel Morales

cada montaña, los exactos colores de mi


paisaje y cada gesto de los rostros de mis
familiares y vecinos. De Konigsberg sabía la
hora precisa en el momento preciso con la
exactitud del recuerdo y la rabia.
Digo que soy explorador porque regreso a un
lugar ya sin origen, ya sin mapa, ya sin
historia; esa es, era mi patria, tatuada en mi
corazón. Aunque la patria es un gran
territorio con límites definidos es bien cierto
que esa patria donde ahora me debo mover
con visa y pasaporte, tiene como curiosidad
que no se conoce del todo. Una misma
lengua, un mismo himno, un mismo
territorio no deja de ser como una especie de
aula y de jaula.
Puedo afirmar que las patrias no son más que
una creación artificial ya que cada hombre es
en sí mismo su patria, su religión, su historia
y su origen. Ciudades, personas, costumbres,
idiomas juntados al azar para pensar que
patria es un territorio enorme del cual
conocemos acaso a nuestros vecinos y
familiares un poco; eso, un poco.
¿Patria?, me digo, con esa tristeza de saber
que regreso a mi ciudad como un perfecto
desconocido, como quien sale a realizar un
143
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

mandado y no vuelve a casa hasta después


de cincuenta años y aún piensa que lo
esperan a cenar. El pequeño paisaje
caminado durante años, sus aceras, sus
mujeres; esa es la patria. Patria lugar donde
uno amaneció después de una larga historia
de sombras, la otra donde cerramos los ojos,
donde se apaga la luz de una manera
definitiva, donde se oculta el sol que es la
tarde de nuestra muerte. Patria: los muchos
nombres. Patria un vano diagrama jurídico
con miedo al vecino. Patria el corral propio
donde puedo moverme sin pasaporte o visa.
Patria lo que todos queremos.
He regresado a mi patria, mejor a lo que ya
no puede ser mi patria. Hablo del último gran
país, imperio, reino si se quiere llamado
Prusia. Antes de morir quiero ver mi tierra
prometida que viví y padecí. Ya sé han
unificado las Alemanias, Varsovia fue
edificada de nuevo palmo a palmo, casa a
casa. Renació de sus cenizas de guerra y
destrucción. París no fue destruida por el
mariscal alemán quien se ensombreció de
tanta belleza. Prusia fue partida y entregada
como botín de guerra. Veo cómo algunos
jóvenes sienten a su patria, veo cómo algunos
golpean con martillos, picas y barras ese

144
Oscar Seidel Morales

muro cantado desde diversas ideologías. Los


guardas del costado oriental también ayudan
y son los primeros en huir, los de este lado no
tienen donde asilarse. Esa zona muerta de
edificaciones con arquitectura detenida poco
a poco se puebla de personas que inician un
éxodo hacia el costado donde me encuentro,
pero ellos saben que ese muro erigido
físicamente nunca pudo taladrar las
verdaderas fronteras situadas mucho más
allá. Lo vi construir alrededor del viejo Berlín,
vi prófugos que se estrellaron contra las
alambradas cuando la ignominia de los
gobiernos triunfantes decidió reclamar su
botín. Escuché la apoteosis de un conjunto
de rock, Pink Floyd, macerar su música,
decirnos su música, gritarnos su música
porque una cosa es la paz construida con
muros y otra la patria y otro el origen que se
padece: se siente.
He regresado a mi patria y ahora, en 1990,
cuando cae otra ideología por culpa de los
mismos hombres que crean jerarquías, he
quedado reducido a una palabra: paria, el
que no tiene la "t" de patria, así como Prusia
parece una extensión sin la "p" de Rusia. La
patria queda mencionada sólo como el azul
de Prusia. Vaga referencia. He exhibido mi
145
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

pasaporte pero sólo causa consternación


porque viajo a un país que no existe en el
mapa, ni en los itinerarios de las líneas de
aviación.
Mi nombre, mis hermanos y mis padres
fueron buscados a lo largo de la vieja Europa.
Los retratos aún se exhiben en los
aeropuertos como unos de los millones de
personas que se perdieron, que no saben si
viven o si fueron asesinados en un campo de
concentración, que es lo más probable. Aún
guardo la esperanza de encontrarlos aunque
la esperanza es el cofre inútil de la misma
desesperanza. Sí, mi rostro adolescente, mis
padres maduros y serios junto a mis
hermanos, todavía aparecen en las
fotografías de desaparecidos. Pero para ellos
existe un término. La muerte uniforma y nos
reduce no sólo a polvo y a mis recuerdos sino
a una simple conjunción de nombres.
He llegado y sólo me ha quedado una opción:
caminar sobre un papel, dibujar los siete
puentes que existían sobre el río Pregel cuyos
brazos rodeaban la isla Kneiphof, para
cumplir ese acertijo matemático que un
ciudadano inventó y el cual no se debe pasar
más de una vez como acostumbraban sus

146
Oscar Seidel Morales

habitantes los días domingos. Lo he repetido


como un rito, sin lograr un mínimo acierto.
Por más que me esmere en preguntar
direcciones nadie responde, hacen un gesto
de interrogación. Sé que a lo mejor tienen
miedo a la llegada de un espía con su sarta
de mentiras.
El matemático Bessel, el misterioso Hoffman,
aquel gran jugador de billar y cartas, orador
y bibliotecario de la librería real hasta ser
profesor de metafísica en su universidad, y
algunos traidores, son tus hijos, Konigsberg.
Durante la Segunda Guerra, Konigsberg fue
cedida como trofeo de nuestra derrota a
Rusia y nombrada Kaliningrado. Vimos llegar
tanques guardando en su vientre de muerte
recios soldados de mandíbula cerrada,
polvorientos camiones atestados con
innumerables familias de colonos mientras
de este suelo sagrado lleno de dolor eran
expulsados los últimos prusianos. Los
edificios emblemáticos fueron destruidos y
sobre las nuevas ruinas se levantó otra
ciudad sin origen, ni direcciones, sin historia,
ni odios; despersonalizada. Apenas queda la
huella de tu nombre, Konigsberg, historia y
nada: papeles y mis lágrimas.

147
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

He deambulado por la calle donde caminé de


joven, y el lugar donde presumo que estudié
ahora guarda otro nombre. Mi paisaje es mi
recuerdo. Los trigales y el bosque no existen,
así como una antigua taberna para beber
cerveza. Pero me justifico: no fui Martín
Heidegger, quien se enamoró como un
adolescente tierno de una alumna, Hannah
Arendt, convirtiéndola por más de sesenta
años en su amante. Ella había nacido en esta
ciudad. Par de contradictorios con su amor a
las sombras. Hannah vivía en una buhardilla
cerca de la universidad en Marburgo donde
estudiaba filosofía. Ella aceptó las reglas,
vivieron su frenesí en estricto secreto. No lo
sospechó ni su esposa, ni los mejores amigos.
Durante dos años sus claves secretas fueron
su diálogo: mensajes cifrados para citas
armadas con precisión. Lámparas prendidas,
ventanas y puertas abiertas, avisaban
peligros, facilidades y felicidades.
Contradictorio, dije antes, ella culta y
adinerada, de pelo corto negro y ojos
penetrantes, él casado con dos hijos. A lo
mejor ella pensó, con un filósofo no se vive
dos veces. Él no pudo ocultar su simpatía con
el nazismo, ella exilada en USA, escribió
contra el totalitarismo. Y otra vez más

148
Oscar Seidel Morales

contradictorio, él le llevaba diecisiete años y


fue su musa para uno de los treinta libros
que se salvan del olvido en su siglo: Ser y
tiempo.
Mientras ella se convierte en su embajadora
por el mundo, él continúa con su juego de
espejos y secretos. Con la derrota de
Alemania la vida del filósofo fue una disculpa
permanente. Los aliados lo declararon
culpable, se le prohibió ejercer la cátedra. Se
dedicó a reescribir su vida, inventó un
personaje: el oponente silencioso al régimen
nazi, el combatiente del comunismo, el
redentor de la civilización occidental; víctima
de los vencidos y después de los vencedores.
No me justifico. El planeta se encuentra
rodeado de traidores de la más alta estirpe y
de la más baja elección. En la Segunda
Guerra fui separado de mi familia; mentiras,
me enrolé en un grupo de exilados para
descubrir sus rutas. Trasegué por la frontera
española: en Port Bou oficié de redactor, en
un campo de concentración para extranjeros,
de una revista escrita a mano por diez
presuntos anarquistas. Luego huí a América
donde vendí no sólo mi alma al mejor postor,
sino implementos de cocina ideados por mí

149
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

para sustentar y sostener al poeta que había


en mí y desechar ese ser despreciable que
vive en mí: el sucio espía. Nunca publiqué
nada, he pasado largas noches acercándome
a Dios; tampoco dije, ¿para qué la poesía en
tiempos de guerra? Heine el lloroso,
Benjamín el intelectual, el príncipe Goethe,
las violas de la noche de Novalis me
acompañaron en mi exilio. Pero nada he
logrado, no tuve el amigo incondicional que
quisiera quemar mis papeles.
Cuando regresé llevaba mi maleta repleta de
manuscritos con la historia de mi país y la
historia de mi familia, también mis secretos
vendidos a alto precio y mi diario, pero
encuentro que he llegado a un lugar con otro
nombre que nadie reclama. He regresado a
un lugar donde nadie se ocupa de saber si es
verdad que esos paisajes que narro
existieron, a nadie le preocupa saber qué fue
de Prusia, país partido y repartido como botín
de guerra. Incluso con este maquillaje por
diversos países que habité, no encuentro en
el directorio telefónico un rastro de mi
apellido. Es la patria disuelta, paria, patria
despedazada nunca armada por los díscolos
hombres que crearon otras fronteras. Supe
que todos los habitantes fueron obligados a
150
Oscar Seidel Morales

cambiar de nombre y apellido, así como yo lo


hice para obviar mi pasado y la oculta
sombra que arrastro. Es más, no quiero ir a
mi patria espiritual Israel, ese es un sueño
prometido, ese país no existe más que en mi
memoria. La definición actual no deja de ser
una abstracción.
Me digo que los países deberían ser sólo
ciudades donde nos reconozcamos. He
guardado recortes de periódicos que hablan
de la póstuma Potsdam. He guardado todo
tipo de referencias: las primeras músicas de
Pomerania, las fotografías del mar Báltico.
Nunca renegué de mi patria. Otros fueron
rebautizados alemanes, judíos o polacos,
rusos o parias de un plumazo. Decidí huir,
irme lejos, cantar a mi suelo, plasmar a mi
suelo, pero a nadie le interesa que he vuelto
con su memoria escrita en mi diario y con la
geografía completa y el compendio de la
historia de Prusia. Sus habitantes han huido,
muerto o cambiado de nacionalidad. Ahora
soy un paria, alguien que en verdad no existe
y ha creado y mantenido la memoria de un
país que fue rearmado en otros. No
comprendo por qué los hombres pelean por
un pedazo de tierra cuando ésta nadie se la
puede llevar. No valió que haya guardado el
151
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

himno, la bandera, un puñado de mi tierra y


las monedas con las cuales traficamos. Soy el
último prusiano y perdí de una manera inútil
el tiempo al buscar una prusiana verdadera
para reiniciar nuestra raza y poblar nuestro
suelo, cuyo nombre y memoria ostentan otros
nombres.
La había conocido por Internet, decía ser
prusiana verdadera y fui a visitarla a París.
Le enseñé mi heráldica, la última heráldica
de país del cual renegamos todos, que tuvo
movimientos nacionalistas en otras
fronteras, supe que era imposible lo que
podría ocurrir pero bastaba empezar de
nuevo una nueva raza aunque le faltaba
ímpetu y sazón.
Aprendí otras lenguas para caminar dentro
de las páginas de otros libros, el francés y el
inglés. Casi olvidé mi idioma, mi viejo alemán
de palabras ahora arcaicas, de palabras
ahora con otro uso. Esa es mi ignominia,
parece que yo tampoco existo. Mi partida de
bautismo en una iglesia protestante no
existe, así como el de ningún componente de
mi familia. Extranjero en mi propia ciudad y
país con pasaporte extranjero, no sólo me
siento lejos de mis nombres ahora

152
Oscar Seidel Morales

cambiados, de mi apellido ahora borrado


para evitar ser detenido y deportado y
asesinado por ser judío y, a más de eso,
traidor de mi patria espiritual. De los
archivos las fotos, las palabras de mi patria y
mi familia fueron borradas.
Soy el último sobreviviente de una familia que
todos olvidaron y de una patria que todos
callan, traicionada por sus detractores,
nunca tendrá la posibilidad de reunificarse o
de mantener un gobierno en el exilio, un rey
en otro país esperando que se reponga de
nuevo la monarquía.
He pasado varias semanas caminando por
mis calles como si fuera un extranjero de
pérfida fama y, falaz, he realizado llamadas
telefónicas a diversas personas a lo largo de
un directorio telefónico, pero nadie recuerda
mi nombre, ni el de mis mayores. Con la vejez
y la bajeza no se perdonan nuestras miserias
y somos desechados hacia un eterno
descanso: la inexistencia.
Repasé en mi exilio las palabras del argot,
color local, que me dieron las personas con
quien hablé. Pero esas palabras nadie las
recuerda. Sé que ha muerto una patria
posible, mi idioma original con matices del
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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

bosque negro. Todo eso se diluyó en la vileza


de una guerra y en los atisbos de los
peregrinos. Me entran unas dudas terribles,
¿es el pasado un invento personal? A lo mejor
sea mejor olvidar lo que busco y sólo sea el
producto de una reminiscencia lo que me ha
hecho regresar. No quiero morir en suelo
extranjero, que la savia que nutrió mis ojos
los cierre. Sé que esto es una tontería; una
gran tontería, pero el regreso, de no
cumplirse, se convierte en una utopía.
Los bosques, las carreteras, los barrios, los
bares a pesar de que están en el mismo lugar
tienen otro nombre. Al obviar los viejos
colores bávaros, las antiguas alquerías y
nuestros símbolos de una vez borramos
nuestra memoria; escondimos en nuestra
maleta ese país cuya gloria sólo la renueva
Bismarck, los emblemas del ejército imperial,
el casco y los gonfalones disciplinados de un
ejercito marchito.
En mi casa natal encontré a mi hermano
mayor, ya un anciano surcado por el rostro
de nuestro padre. Lo reconocí por su
displicencia para con el menor. Le digo mi
nombre, le hablo de nuestros padres, de los
secretos de casa; ya sabemos que en cada

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Oscar Seidel Morales

casa tenemos nuestro lenguaje furtivo.


Muchos admiten lo mismo, dijo, olvídese de
regresar, ese lugar no existió es un mal juego
de la memoria. No me permitió entrar. Desde
el patio vi un pájaro en una jaula. Esta carta
que le entrego se la envió mi padre, la última
tarde en que partió para el frente, dije. Pero
no me cree, es como hablarle a la misma
muralla china. He escuchado cantar el
pájaro; en ese canto me reconozco. El pájaro
canta lo mismo hace miles de años, a lo mejor
es el mismo de hace miles de años; canta por
necesidad. Yo lo escucho y me da su
memoria, mi memoria.
Sí, todos los nacionalismos son odiosos pero
también los no-nacionalismos son odiosos.
Los primeros sufrieron un lavado de imagen
para que las naciones grandes no
reconocieran las pequeñas nacionalidades
desperdigadas en tantos países: los gitanos,
los rusos blancos, los sioux, los vascos, los
kurdistanes, los valacos. Pura teoría, no
tengo patria y soy un paria. No pude
encontrar otras mujeres prusianas con las
cuales fundar una colonia, una suerte de
paraíso terrestre para iniciar otra civilización,
para que algún día Prusia existiera de nuevo.

155
MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Sí, Prusia fue mi patria provisoria, mi helan,


mi utopía. Es mejor que no exista para no
dolernos. Ellos, los desaparecidos, los
masacrados en campos de concentración
tampoco podrán saber cómo mi corazón se
vuelve de cristal. Pero ya es tarde. Traicioné
a todo el mundo, vendí mi conciencia y mi
alma. Aún creo que este viejo pasaporte
prusiano me dará alguna seguridad. Pero
recuerdo: soy un traidor.

Fuente: Revista Letralia, Tierra de letras,


Como la patria de los parias de Víctor
Bustamante Año IX • Nº 112

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Oscar Seidel Morales

Himno Alemán
Unidad, justicia y libertad
Para la patria alemana!
Caminemos juntos en su pos,
Mano y corazón fraternos ¡
Unidad, justicia y libertad
De la dicha prenda sagrada:
Florece el resplandor de su luz,
Florece, patria alemana ¡
Autor Música: Franz Josef Haydn
Autor letra : August Heinrich Hoffmann

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Oscar Seidel Morales

Bibliografía
-P. Bernardo Merizalde del Carmen. Estudio
de la Costa Pacífica. Bogotá 1921
-Fray Juan de Santa Gertrudis OFM.
Maravillas de la naturaleza. Biblioteca Banco
Popular. Tomo III. Volumen 12. Bogotá,
1970.
- P. Bernardo Merizalde del Carmen. Estudio
de la Costa Pacífica. Ob. Cit.
-Sofonías Yacup. Litoral Recóndito.
Introducción A. Libreros I. Asociación para la
defensa de los recursos naturales y del
patrimonio sociocultural del litoral pacífico.
Segunda Edición. Buenaventura, 1976.
- Pablo E. Arizala. Un Pedagogo Alemán que
dedicó su vida a Nariño. Corresponsal de El
Espectador. Noviembre, 1961.
- José Rivera Posada. Novela. Pelea de
Tiburones. Introducción. Tumaco .2006.
- Francisco Benítez Acevedo. Mosaico de una
Época. Colombiana de Impresos.1985
-Revista Letralia, Tierra de letras, Como la
patria de los parias Víctor Bustamante
Año IX • Nº 112

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MAX SEIDEL El Pedagogo Alemán

Contenido
Presentación…………………..…………….....09
El Pedagogo Alemán
por José María Obando Garrido……………13
Fragmento “Pelea de Tiburones” Por:
José Rivera Posada...................................30
Fragmento “Pelea de tiburones”
“Cuando el amor llega” Por:
José Rivera Posada …………………………...59
Educador Ejemplar. Por:
Álvaro León Benítez Acevedo……………….104
Estudiamos frente al mar Por:
Moro Manzi Benítez……….......................112
El veredicto prusiano Por: Oscar Seidel..117
Comentario de un liceísta Por:
Moro Manzi Benítez…………………….……125
Anécdotas y poesía…………………………..129
Anécdotas de Míster Seidel………………...131
Paradigma de educadores auténticos
por Helena Jiménez de Lozano…………….139
Poema Seidel por Moro Manzi……………..140
Mi corazón solo pertenece
a esta bandera y a este suelo.
Víctor Bustamante…….……………………..142
Himno Alemán………………………………..157
Testimonio gráfico………………………….158
Bibliografía…………………………………….163
Contenido………………………………………164
164

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