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LA HISTORIA DE CARLOMAGNO Y SU NUEVO IMPERIO

El impacto de Carlomagno en la cultura europea fue tan


inmenso que su reinado, con sus logros y sus fracasos,
modificó profundamente la sociedad occidental. El rey de los
francos llevó a cotas incluso más ambiciosas, a una dimen-
sión continental, el proceso de expansión que venían
protagonizando su dinastía y su nación desde finales del siglo
VII.
Fuese en la paz o en la guerra, batallando en persona o
mediante legados, disfrutando de victorias ininterrumpidas o
lamentando alguna derrota, Carlomagno consiguió reunir a los
pies de su trono la mayor entidad territorial vista en
Occidente desde la caída de Roma tres siglos antes. Este
espacio inmenso abarcaba desde el Ebro hasta el Danubio y
desde el mar del Norte hasta el Mediterráneo. Superaba el
millón de kilómetros cuadrados y estaba habitado por 15 millones de personas,
una enormidad para los cánones europeos de la Alta Edad Media. Era como si el
hijo de Pipino el Breve hubiese restablecido el imperio de los césares.
El reinado de Carlomagno pareció rememorar la grandeza del imperio de los
césares romanos.
Su reinado supuso un renacimiento cultural en Europa que tuvo en Aquisgrán, la
capital, un foco de irradiación. La economía también vivió un momento de
relativa opulencia durante el mandato de Carlomagno. Fue gracias a que lo
saqueado, primero, y la paz interna avalada por la existencia del propio imperio,
después, aseguraron la estabilidad. Se reanudaron los antiguos vínculos
mercantiles con Oriente, además de darse un activo intercambio de productos
entre el campo y los burgos o entre las ciudades de cierta envergadura. La
sociedad, en todo caso, estaba marcada por profundas desigualdades.
Cuando la salud del emperador se resintió, después de décadas en el trono,
trasmitió su poder a su hijo Ludovico Pío. Se retiró de la vida pública para
dedicarse a cazar en los bosques de las Ardenas. El monarca, mal abrigado,
enfermó. Falleció poco después, el 28 de enero de 814.
Había modelado un imperio institucionalmente homogéneo, que rezaba bajo el
mismo signo, el de la cruz, y que había recuperado la lengua latina y otros
importantes rasgos culturales compartidos. Su recuerdo, magnificado, repercutió
desde la leyenda durante el resto de la Edad Media. Estos son los rasgos
principales de Carlomagno que guiaron su reinado:
Durante la larga primera etapa de su gobierno, desde que empuñó por primera vez
el cetro, en 768, hasta que se coronó emperador, en el año 800, la guerra ocupó
un papel central. Carlomagno encabezó en persona durante unos tres decenios –
prácticamente cada verano– campañas dirigidas a instaurar o a reafirmar su
autoridad dentro y alrededor de sus dominios. El hecho es que, principalmente en
la etapa trascurrida hasta el año 800, Carlomagno consiguió duplicar los señoríos
que le habían correspondido por parentesco.

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