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PARTE I
• Tipología Cutánea
• Fototipo Cutáneo
• Lesiones Cutáneas
• Lesiones Pigmentarias
• Envejecimiento Cutáneo
• Protocolo De Limpieza Facial
• Aparatología Facial
EL CUTIS
Si bien la palabra Cutis puede emplearse como sinónimo de piel, al hablar de
cutis nos referimos específicamente a la piel de la cara, tanto en hombres
como en mujeres. La piel de la cara, al igual que la del resto del cuerpo, está
formada por una capa superficial o epidermis, una más profunda o dermis y
por debajo de esta una capa de tejido celular subcutáneo; sin embargo, a
diferencia de otras partes del cuerpo, tiene la características de que su grosor
no es uniforme, este más bien varía siendo muy delgado en la zona de los
párpados y los labios.
El cutis suele ser más delicado que la del resto del cuerpo, además se
encuentra expuesto directamente a los diversos cambios y agresores del medio
ambiente ya que normalmente no se protege con ropas o accesorios como
ocurre en otras áreas de la piel. Además de ello el cutis tiene la propiedad de
ser muy flexible ya que debe movilizarse en conjunto con los músculos de la
cara para poder brindar las distintas expresiones faciales. Esta capacidad de
movimiento es mayor en zonas como la frente, los parpados y alrededor de los
labios, lo cual hace que con los años vayan apareciendo surcos de profundidad
variable que dan lugar a las llamadas líneas de expresión y posteriormente a
las arrugas.
El grado de hidratación y de contenido graso es muy variable entre las
Distintas personas, permitiendo llevar a cabo una clasificación del cutis en
cuatro tipos principales:
1. Cutis Normal: Se caracteriza por una piel que luce bien hidratada sin
exceso de grasa ni descamación.
2. Cutis Seco: Se caracteriza por ser áspero, opaco y tener tendencia a la
descamación, se produce por los bajos niveles de hidratación.
3. Cutis Graso: Luce húmedo y brillante, se debe a un aumento en la
producción de grasas por parte de unas glándulas llamadas sebáceas.
4. Cutis Mixto: en este caso la piel es normal o seca a nivel de las mejillas y
grasosa a nivel de la parte media de la cara, como la frente, nariz y barbilla.
FOTOTIPO CUTANEO
LESIONES PIGMENTARIAS
Son el resultado de la diferente distribución de melanina y las células que la
producen (Los Melanocitos).
La melanina es el pigmento que nos permite protegernos de los rayos solares,
por tanto, al exponernos al sol los melanocitos segregan más melanina.
Tipos de Lesiones Pigmentarias:
1. Efélides o Pecas: son acumulaciones de pigmento de coloración parduzca,
redondeadas y no uniformes que se localizan frecuentemente en zonas foto
expuestas como cara, cuello y brazos, en personas de piel blanca,
intensificándose con la exposición solar siendo por tanto más visibles en
verano.
2. Lentigos simples o solares: se trata también de pequeñas o medianas
manchas de color parduzca que aparecen con el paso de los años en cualquier
zona del cuerpo y que a diferencia de las pecas no cambian de color con la
exposición solar.
3. Melasma: manchas de color marrón claro o intenso que aparecen casi
exclusivamente en mujeres y que se producen o agravan en el embarazo
(cloasma) la toma de anticonceptivos o la menopausia. Suelen aparecer en la
cara frente y mejillas.
4. Vitíligo: Manchas intensamente Blanquecinas bien delimitadas de
distribución simétrica con predilección por las piernas alrededor de los ojos,
nariz y boca. Parece tener un origen autoinmune y se relaciona en ocasiones
con problemas de tiroides.
ENVEJECIMIENTO CUTANEO
El estado que la piel de nuestro cuerpo adopta con el paso del tiempo es el
resultado de dos tipos de envejecimiento: el envejecimiento externo o
extrínseco producido por la incidencia sobre la misma de los factores
ambientales y el envejecimiento intrínseco o interno, que es el provocado por
los genes que heredamos. La combinación de ambos tipos de envejecimiento
provoca una serie de efectos que acaban por manifestarse en el aspecto de
nuestra piel.
Envejecimiento interno
Está ligado íntimamente a los genes y al código genético que poseemos. Esta
herencia, junto con los radicales libres y los continuos cambios hormonales
que durante toda la vida sufre nuestro organismo, provoca una disminución de
la fabricación de colágeno, así como de la producción de células, sebo y sudor,
se pierde grasa y tejido muscular, y se termina sufriendo daños en el ADN.
Las arrugas que se obtienen como resultado de este envejecimiento son muy
finas, la piel poco a poco se vuelve cada vez más delgada, transparente y con
tendencia a descolgarse. Aunque prevenir el envejecimiento intrínseco es
complicado, sí que se pueden conseguir resultados positivos y retardar sus
efectos utilizando antioxidantes, hormonas, y combinando todo esto con
tratamientos que aporten hidratación y nutran la piel.
Envejecimiento externo
Es el causado principalmente por la radiación solar, pero también por poseer
malos hábitos de vida como fumar o tener una alimentación desequilibrada. La
contaminación medioambiental, la gravedad, así como las expresiones faciales
repetitivas también aceleran sus efectos.
Las arrugas que se obtienen fruto de este envejecimiento son más profundas
que las anteriores, además es frecuente que aparezcan manchas en la piel, y
que ésta se vuelva áspera. Aunque los efectos del envejecimiento externo son
más agresivos que los del interno, también es cierto que se pueden reducir más
fácilmente sus efectos protegiendo nuestra piel del sol con cremas solares,
dejando de fumar, bebiendo mucho agua y con una alimentación sana y
equilibrada.
APARATOLOGIA