Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ronald Lee
B ntes del inicio de la transició n demográ fica, la vida era corta, los nacimientos
eran numerosos, el crecimiento era lento y la població n era joven. Durante la
transició n, primero la mortalidad y luego la fecundidad disminuyeron,
provocando un crecimiento de la població n
primero a acelerar y luego a ralentizar, avanzando hacia una baja fecundidad, una larga
vida y una població n envejecida. La transició n comenzó hacia 1800 con el descenso
de la mortalidad en Europa. Ahora se ha extendido a todas las partes del mundo y se
prevé que se complete en 2100. Esta transició n demográ fica mundial ha traído
consigo cambios trascendentales, remodelando los ciclos de vida econó micos y
demográ ficos de los individuos y reestructurando las poblaciones. Desde 1800, el
tamañ o de la població n mundial ya se ha multiplicado por seis y en 2100 se habrá
multiplicado por diez. Entonces habrá 50 veces má s ancianos, pero só lo cinco veces
má s niñ os; por tanto, la proporció n de ancianos respecto a los niñ os se habrá
multiplicado por diez. La duració n de la vida, que ya se ha duplicado con creces, se
habrá triplicado, mientras que los nacimientos por mujer se habrá n reducido de seis
a dos. En 1800, las mujeres pasaban alrededor del 70% de su edad adulta teniendo y
criando hijos pequeñ os, pero esa fracció n ha disminuido en muchas partes del
mundo a só lo un 14%, debido a la menor fertilidad y a la mayor duració n de la
vida.1Estos cambios se describen en el cuadro 1.
Estas tendencias plantean muchas preguntas y controversias. ¿El crecimiento de
la població n fue tan
1
Con e(0) 5 27,5, asumo que las mujeres cuidan de los niñ os pequeñ os desde los 20 hasta los 50 añ os, de
modo que la fracció n de la vida adulta dedicada a los cuidados se define en té rminos de funciones de la
tabla de vida como (T(20) - T(50))/T20 5 71 por ciento, donde T(x) es el nú mero ponderado de
supervivencia de los añ os vividos por encima de la edad x. Con e(0) 5 77,5, asumo que las mujeres cuidan
de sus hijos pequeñ os entre los 25 y los 33 añ os, de modo que la fracció n de la vida adulta dedicada a los
cuidados es (T(25) - T(33))/T(20) 5 14 por ciento.
Tabla 1
Tendencias de la población mundial durante la transición: Estimaciones,
estimaciones y previsiones, 1700-2100
Esperanza de
Tasa de fecundidad Tamaño Tasa de Pop , Población . 65
vida
total de la crecimiento de la 15
paleta población
(Años al nacer) (Nacimientos por mujer) (%/año) (% de la (% de la población
(Miles de millones) población total) total)
Fuente: Las cifras de població n y las tasas de crecimiento para 1700 está n tomadas de Biraben (1980) y
para 1800 de Naciones Unidas (1999). Las cifras de la TGF y de e(0) son conjeturas del autor, coherentes
con la tasa de crecimiento de la població n basada en las poblaciones estables femeninas del modelo
Coale-Demeny (1983) con una edad media de maternidad de 31 añ os, y no deben tratarse como datos.
Las cifras sobre la distribució n por edades se basan igualmente en estas poblaciones estables modelo. Los
datos para 1900 proceden de Chamie (2001), para 1950 -2050 de Naciones Unidas (2003) y para 2100 de
Naciones Unidas (2000).
¿se redujo lentamente antes de 1800 porque se mantuvo en equilibrio por las
fuerzas maltusianas? ¿Empezó a descender la mortalidad debido a los avances
médicos, al aumento de la renta per cá pita o a alguna otra razó n? ¿Empezó a
descender la fecundidad debido a la mejora de la tecnología anticonceptiva y a los
programas de planificació n familiar, o las parejas optimizaron su fecundidad todo el
tiempo y la redujeron en respuesta a los cambiantes incentivos econó micos? ¿Nos
estamos acercando a un límite bioló gico de la esperanza de vida, o podemos esperar
un aumento continuo o incluso acelerado de la longevidad? Algunas predicciones
sugieren que la fertilidad mundial se reducirá a 2,0 hijos por mujer, pero en Europa
só lo ha sido de 1,4 durante algú n tiempo, y en Asia oriental es de 1,8; ¿por qué
deberíamos esperar que el descenso de la fertilidad se detenga en 2,0? La baja
fecundidad y el aumento de la longevidad provocan un cambio drá stico en la
distribució n por edades de la població n, con un aumento de diez veces la proporció n
de ancianos respecto a los niñ os. ¿Será n catastró ficos los costes sociales de la tercera
edad? En el pasado, ha habido una gran preocupació n por que el rápido crecimiento
de la població n en los países del tercer mundo impidiera el desarrollo econó mico,
pero la mayoría de los economistas han restado importancia a estos temores. Del
mismo modo, los ecologistas temen que la població n mundial esté ya por encima de la
capacidad de carga de la biosfera, mientras que la mayoría de los economistas se
quejan del aumento de la població n previsto para este siglo (50%). En este artículo,
describiré con má s detalle estos cambios demográ ficos y también abordaré estas
cuestiones y controversias.
Antes de la transición demográfica
Segú n un famoso ensayo de Thomas Malthus, publicado por primera vez en 1798,
el lento crecimiento de la població n no era un accidente. La població n se mantenía en
equilibrio con la
Ronald Lee169
2
La tasa total de fecundidad es la suma de las tasas de natalidad de todas las edades y, por tanto, mide el
nú mero total de nacimientos que tendría una mujer superviviente a lo largo de su vida reproductiva, ya
sea de forma real para una generació n de mujeres o hipoté ticamente para un añ o natural determinado,
que es el uso má s comú n. La esperanza de vida al nacer es la edad media al morir para una generació n
real o, hipoté ticamente, la edad media al morir implícita en las tasas de mortalidad por edad en un añ o
natural determinado, que es el uso má s comú n.
3
Una població n con una tasa de fecundidad total de 4,5 y una esperanza de vida al nacer de 30 añ os crece
a un ritmo del 0,5% anual (basado en los modelos de població n estable de Coale-Demeny, 1983, con una
edad media de maternidad de 31 añ os).
170Journal of Economic Perspectives
nacimientos por mujer (Bhat, 1989). En Taiwá n, el panorama era similar hacia 1900.
Los datos generalizados sobre la fecundidad en las décadas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial confirman que las tasas de fecundidad total en el tercer mundo
solían ser de seis o má s. Sin embargo, trabajos recientes sugieren que la situació n
demográ fica en China puede haber estado má s cerca de la experiencia europea de lo
que se pensaba (Lee y Feng, 1999).
Aunque la fecundidad pretransicional era típicamente alta en los países del tercer
mundo, sus niveles estaban muy por debajo del hipotético límite bioló gico superior
para una població n (en contraposició n a un individuo), que es de unos 15 a 17
nacimientos por mujer (Bongaarts, 1978). Los efectos anticonceptivos de la lactancia
materna prolongada, a menudo combinados con los tabú es sobre las relaciones
sexuales durante la lactancia, conducían a largos intervalos entre nacimientos y a la
reducció n de la fertilidad. El aborto también era importante, y a veces la prá ctica del
coitus interruptus tenía un efecto importante. En algunos entornos, las pautas
matrimoniales también limitaban la fertilidad, aunque no con tanta fuerza como en
Europa occidental.
A nivel agregado, el crecimiento de la població n en todas las regiones del mundo
fue lento durante el ú ltimo milenio, pero hubo una desconcertante similitud en las largas
oscilaciones de la trayectoria de crecimiento, como el estancamiento en los siglos XIV
y XVII y un crecimiento má s rá pido en los siglos XV y XVIII. Aunque los intercambios
de enfermedades a través de la exploració n y el comercio pueden haber
desempeñ ado algú n papel, el cambio climático global fue probablemente la principal
fuerza motriz (Galloway, 1986).
Disminución de la mortalidad
El inicio de la transició n demográ fica mundial se produjo en el noroeste de
Europa, donde la mortalidad comenzó un descenso secular alrededor de 1800. En
muchos países de bajos ingresos del mundo, el descenso de la mortalidad comenzó a
principios del siglo XX y se aceleró drá sticamente después de la Segunda Guerra
Mundial.
La primera etapa del descenso de la mortalidad se debe a la reducció n de las
enfermedades contagiosas e infecciosas que se propagan por el aire o el agua. A
partir del desarrollo de la vacuna contra la viruela a finales del siglo XVIII, la
medicina preventiva desempeñ ó un papel en el descenso de la mortalidad en Europa.
Sin embargo, las medidas de salud pú blica desempeñ aron un papel importante desde
finales del siglo XIX, y algunas medidas de cuarentena pueden haber sido eficaces en
siglos anteriores. La mejora de la higiene personal también contribuyó al aumento de
los ingresos y a la difusió n de la teoría de los gérmenes.
4
Hay casos en los que la fertilidad disminuyó primero, sobre todo en Estados Unidos y Francia.
La transición demográfica: Tres siglos de
cambios fundamentales171
conocido y aceptado. Otro factor importante en las primeras fases del aumento de la
esperanza de vida son las mejoras en la nutrició n. La mortalidad por hambruna se
redujo gracias a las mejoras en el almacenamiento y el transporte que permitieron la
integració n de los mercados regionales e internacionales de alimentos, suavizando
las variaciones locales de la producció n agrícola. Los aumentos seculares de los
ingresos condujeron a una mejor nutrició n en la infancia y a lo largo de la vida. Las
poblaciones mejor alimentadas y con sistemas orgá nicos má s fuertes eran má s
capaces de resistir las enfermedades. La esperanza de vida sigue estando
positivamente asociada a la estatura en las poblaciones de los países industriales, lo
que probablemente refleja las condiciones de salud de la infancia (Fogel, 1994;
Barker, 1992).
Los países de renta alta del mundo han alcanzado en gran medida las
reducciones potenciales de mortalidad debidas a la disminució n de las enfermedades
infecciosas y al aumento de la nutrició n. En las ú ltimas décadas, la reducció n
continuada de la mortalidad se debe a la disminució n de las enfermedades cró nicas y
degenerativas, sobre todo las cardiopatías y el cá ncer (Riley, 2001). En la ú ltima
parte del siglo, la investigació n biomédica organizada y financiada pú blicamente ha
desempeñ ado un papel cada vez má s importante, y el proyecto del genoma humano
y la investigació n con células madre prometen ganancias futuras.
Muchas poblaciones de bajos ingresos no iniciaron la transició n de la
mortalidad hasta algú n momento del siglo XX. Sin embargo, a partir de ese momento,
la esperanza de vida aumentó con bastante rapidez en comparació n con los
está ndares histó ricos. En la India, la esperanza de vida pasó de unos 24 añ os en 1920
a 62 añ os en la actualidad, lo que supone un aumento de 0,48 añ os por añ o natural en 80
añ os. En China, la esperanza de vida pasó de 41 añ os en 1950-1955 a 70 añ os en 1995-
1999, una ganancia de
.65 añ os por añ o durante 45 añ os. Estas tasas de aumento tan rá pidas en los países de
bajos ingresos seguramente se reducirá n a medida que los niveles de mortalidad se
acerquen a los de los líderes mundiales.
Existen diversas opiniones sobre la direcció n que tomará la mortalidad en las
pró ximas décadas. En el lado optimista, Oeppen y Vaupel (2002) ofrecen un notable
grá fico que traza la mayor esperanza de vida femenina nacional alcanzada para cada
añ o natural desde 1840 hasta 2000. Los puntos se aproximan a una línea recta, que
comienza a los 45 añ os en Suecia y termina a los 85 en Japó n, con una pendiente de
2,4 añ os por década. Si nos atrevemos a extender la línea hacia adelante en el tiempo,
llega a 97,5 añ os a mediados de siglo y a 109 añ os en 2100.
Las proyecciones menos optimistas se basan en la extrapolació n de las
tendencias de las tasas de mortalidad por edad de los ú ltimos 50 o 100 añ os. Este
enfoque implica ganancias más modestas para las naciones de altos ingresos del
mundo, con una esperanza de vida media cercana a los 90 añ os a finales del siglo XXI
(Lee y Carter, 1992; Tuljapurkar, Li y Boe, 2000).
Curiosamente, algunas de las estimaciones má s pesimistas sobre la futura
mejora de la esperanza de vida proceden de las proyecciones oficiales del gobierno.
Por ejemplo, los actuarios de la Administració n de la Seguridad Social de EE.UU.
proyectan una esperanza de vida de 83 añ os para 2080 (sexos combinados). Sus
proyecciones coinciden con la opinió n de los investigadores, que creen que será cada
vez má s difícil conseguir mejoras a medida que nos acerquemos a los límites
bioló gicos de la longevidad humana (Olshansky y Carnes, 2001). Sin embargo, las
proyecciones anteriores de los organismos oficiales de aumento de la longevidad han
sido
172Journal of Economic Perspectives
sistemá ticamente demasiado bajos en relació n con los resultados reales (Keilman, 1997;
National Re- search Council, 2000). De hecho, la mortalidad en la vejez ha disminuido a
un ritmo acelerado en las ú ltimas décadas (Kannisto, Lauritsen, Thatcher y Vaupel,
1994). Es en las edades má s tempranas donde el descenso ha sido má s lento.
Para observar má s de cerca las tendencias de la mortalidad, es conveniente
utilizar la clasificació n de las Naciones Unidas de los países segú n su estado de
desarrollo econó mico reciente como Países Má s Desarrollados, Países Menos
Desarrollados y Países Menos Desarrollados. Los Países Má s Desarrollados, con
1.200 millones de personas, incluyen toda Europa, ademá s de Norteamérica, Japó n,
Australia y Nueva Zelanda. Los Países Menos Desarrollados, con 700 millones de
personas, incluyen la mayor parte del Á frica subsahariana, ademá s de Bangladesh,
Camboya y algunos otros países. Todos los demá s países son Menos Desarrollados,
incluidos India, China y el grueso de la població n mundial: 4.200 millones de
personas. 5Se puede cuestionar la pertinencia de utilizar la pertenencia basada en la
experiencia reciente para categorizar grupos de países en períodos anteriores o en
un futuro lejano, pero, en conjunto, esta divisió n parece ú til.
La figura 1 muestra las tendencias mundiales de la esperanza de vida desde
1950 y las proyecciones de la ONU hasta 2050. En los países menos desarrollados, la
esperanza de vida pasa de 35,7 añ os en 1950-1954 a 48,7 añ os en 1995-1999, es decir,
0,29 añ os al añ o. Para los Países Menos Desarrollados, el aumento ha sido de 41,8 a
65,4 añ os, es decir, 0,52 añ os por añ o; un aumento muy rá pido, sin duda. En los
países má s desarrollados, el aumento ha sido de 66,1 a 74,8 añ os, es decir, 0,19 añ os
al añ o. 6
Aunque el aumento global de la esperanza de vida es notable, hay dos
tendencias recientes que se contraponen. La figura 1 muestra un estancamiento en el
aumento de la mortalidad en los Países Menos Adelantados en la década de 1990, lo
que refleja el aumento de la mortalidad por VIH/SIDA en el Á frica subsahariana. En
los ú ltimos 20 añ os, má s de 60 millones de personas han sido infectadas por el
VIH/SIDA en todo el mundo, de las cuales 40 millones siguen vivas. De estos casos,
só lo el 6% se dan en los países má s desarrollados, mientras que en el Á frica
subsahariana el VIH/SIDA se ha convertido en la principal causa de muerte. Las
Naciones Unidas prevén que en algunos países africanos, má s de dos tercios de los
niñ os de 15 añ os en el añ o 2000 se infectará n con el VIH/SIDA antes de llegar a los
50 añ os (Naciones Unidas, 2002). En los 35 países de Á frica má s afectados, la
esperanza de vida al nacer se ha reducido por término medio en 6,5 añ os a finales de
la década de 1990, efecto que se prevé que aumente a 9,0 añ os en 2000 -2005.
La otra gran excepció n a las tendencias recientes generalmente favorables de la
mortalidad se encuentra en los países de Europa del Este y los antiguos territorios de
la Unió n Soviética, que han experimentado un estancamiento o un descenso de la
esperanza de vida en las ú ltimas dos o tres décadas, antes de las dificultades de la
transició n a las economías de mercado.
5
En la terminología de la ONU, los países menos desarrollados incluyen a los países menos desarrollados
como subconjunto, a menos que se indique lo contrario. En este documento, sin embargo, estas categorías
se excluyen mutuamente.
6
En esta figura, la extensió n de Oeppen-Vaupel comienza en el nivel de esperanza de vida de los sexos
medios combinados en los Países Má s Desarrollados en lugar de en el de las mujeres en Japó n y, por
consiguiente, só lo alcanza el 86,9 a mediados de siglo en lugar del 97,5 al que se hace referencia
anteriormente en el texto.
Ronald Lee173
Figura 1
Esperanza de vida al nacer pasada y proyectada, por principales grupos de
desarrollo, 1950 -2050
90
Oeppen-Vaupel
80
70
Promedio de añ os
Má s desarrollado
60
vividos
Menos desarrollado
50
40
Menos desarrollado
30
1950 1960
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
Fuentes: Las previsiones de la serie histó rica y de la serie media está n tomadas de Naciones Unidas (2003).
La tendencia de la esperanza de vida ré cord está tomada de Oeppen y Vaupel (2002).
Transición de la fertilidad
Entre 1890 y 1920, la fecundidad conyugal comenzó a descender en la mayoría
de las provincias europeas, con un descenso medio de alrededor del 40% entre 1870
y 1930 (Coale y Treadway, 1986, p. 44). El descenso precedente de la mortalidad
puede haber sido en parte responsable, aunque no puede explicar el momento.
174Journal of Economic Perspectives
cambios fundamentales175
Figura 2
Tasa de fecundidad total pasada y proyectada por principales grupos de desarrollo, 1950 -
2050
7
Menos desarrollado
5
Menos desarrollado
Nacimientos por
3
mujer
2
Má s desarrollado
1
0
1950 1960
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
Fuente: Las previsiones de la serie histó rica y de la serie media está n tomadas de Naciones Unidas (2003).
que es una medida sintética de cohorte, por debajo de las fecundidades completas
subyacentes de las generaciones. Cuando la edad media de la maternidad deje de
aumentar, como debe ocurrir tarde o temprano, la tasa de fecundidad total debería
aumentar hasta este nivel subyacente. En muchos países de Europa, la edad media de
las mujeres al nacer el primer hijo ha ido aumentando entre 0,1 y 0,4 añ os de edad
por añ o natural en las ú ltimas décadas, lo que ha distorsionado la tasa total de
fecundidad a la baja entre un 10% y un 40% en relació n con la fecundidad finalizada
de las generaciones (Bongaarts, 2001).
Las proyecciones de la ONU sobre la fecundidad en la Figura 2 muestran una
transició n lenta y continua en el Á frica subsahariana y en los demá s países menos
desarrollados, mientras que el descenso de la fecundidad en los países menos
desarrollados se desacelera a medida que se acerca al nivel de reemplazo. Se prevé
que la fecundidad de los Países Má s Desarrollados vuelva a acercarse a los niveles de
reemplazo. Estas proyecciones son plausibles, pero la fecundidad ha resultado muy
difícil de predecir en el pasado. La mayoría de las teorías sobre la fecundidad, así
como la experiencia de los países má s desarrollados, implican que la demanda de
hijos seguirá disminuyendo en el futuro. Pero estas teorías no señ alan ningú n límite
inferior natural para la fertilidad. Tampoco proporcionan un mecanismo para que la
fecundidad responda a las señ ales econó micas de manera que la població n se
equilibre, como he argumentado que ocurrió en el pasado preindustrial. En gran
parte del mundo, la fecundidad ha caído de hecho a niveles muy inferiores a los 2,1
nacimientos por mujer que permitirían reemplazar una generació n por la siguiente,
y aú n no está claro si caerá má s, repuntará hacia el reemplazo o se mantendrá en los
niveles actuales.
Crecimiento de la población
La combinació n de la fecundidad y la mortalidad determina el crecimiento de la
població n, como se muestra en la figura 3. El eje horizontal de la figura muestra la
esperanza de vida al nacer. El eje vertical muestra la tasa de fecundidad total. Los
contornos ilustran la tasa de crecimiento de la població n en estado estacionario
correspondiente a una fecundidad y mortalidad constantes en el nivel indicado,
donde el contorno oscuro representa un crecimiento de la població n nulo y el
movimiento hacia la esquina superior derecha indica un crecimiento cada vez má s
rá pido. (Advertencia: las tasas de crecimiento en estado estacionario diferirá n de las
tasas de crecimiento reales debido a la evolució n de la distribució n por edades y a la
migració n neta). En este grá fico, la transició n demográ fica aparecerá primero como
un movimiento hacia la derecha, que representa un aumento de la esperanza de vida
con pocos cambios en la fecundidad y un movimiento hacia un contorno de
crecimiento de la població n má s alto, y luego, como un movimiento diagonal
descendente hacia la derecha que refleja el descenso simultá neo de la fecundidad y
la mortalidad, recruzando los contornos hacia tasas de crecimiento má s bajas.
Entre 1950 y 2050, se trazan las trayectorias reales y proyectadas de los países
má s, menos y menos desarrollados. Para añ adir má s profundidad histó rica, he
añ adido dos trayectorias histó ricas. Una es la trayectoria de Europa desde 1800
hasta 1950. El punto final de esta trayectoria en 1950 está bastante cerca del punto
de partida de los países más desarrollados. También he añ adido la trayectoria de la
India de 1896 a 1970, que ilustra las primeras etapas de la transició n demográ fica
que faltan para los países menos y menos desarrollados antes de 1950.
Ronald Lee177
Figura 3
Esperanza de vida y tasa de fecundidad total con isocuantas de crecimiento
demográfico: Trayectorias pasadas y proyectadas para los países más, menos y menos
desarrollados
Fuentes: Las previsiones de las series histó ricas y medias para los países menos, menos desarrollados y
má s desarrollados se han tomado de las Naciones Unidas (2003). Los datos de la India proceden de Bhat
(1989) para el periodo 1891-1901 a 1941-1951, y de las Naciones Unidas (2003) para el periodo 1950 -1970.
Los datos de Europa se basan en las tablas 6.2- 6.5 de Livi-Bacci (2000) para el periodo 1800 -1900 y en
Mitchell (1975) para el periodo 1900 -1950. Para el periodo 1800 -1900, la tasa total de fecundidad europea y
e(0) se obtienen como media ponderada de los datos específicos de cada país. Cuando no está n
disponibles, estos datos se estiman a partir de una regresió n que utiliza la tasa bruta de natalidad y la
tasa de mortalidad para predecir la tasa total de fecundidad y e(0), respectivamente, para otros países
europeos en este periodo. Para el periodo 1900 -1950, se reú ne una ú nica serie de tasas brutas de
natalidad y de mortalidad para toda Europa. Se utiliza una regresió n basada en los datos de 1900 a 1950
para predecir la tasa global de fecundidad y e(0) a partir de la tasa bruta de natalidad y la tasa de
mortalidad, respectivamente. Las isocuantas de crecimiento se obtienen a partir de Coale y Demeny
(1983) utilizando la tabla de vida femenina del Modelo Oeste cuando la edad media de maternidad es de
29 añ os.
Figura 4
Tasas de crecimiento de la población, 1750-2150
Fuente: Las tasas de crecimiento de la població n se calculan como tasas instantá neas (exp(rt)) a partir
de los datos de població n. Los datos para 1750 -1950 está n tomados de las Tablas 1 y 2 de Naciones
Unidas (1999) y para 1950 -2150 está n tomados de Naciones Unidas (2000).
cambios fundamentales179
Figura 5
Población por grandes grupos de desarrollo, 1950-2050, con previsiones de escenarios
altos y bajos para la población mundial total
11
10
9
8
ce Menos desarrollado
Miles de millones
7
6
de personas
5
4
Menos desarrollado
3
2
1
0 Má s desarrollados
1950 1960 1970
1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
Fuente: Las previsiones de la serie histó rica y de la serie media está n tomadas de Naciones Unidas (2003),
al igual que los escenarios alto y bajo.
incluyen a los Países Menos Desarrollados) son particularmente inciertos. Las tasas
de crecimiento de la població n en los Países Má s Desarrollados aumentaron
aproximadamente un medio por ciento por encima de las de los Países Menos
Desarrollados en el siglo anterior a 1950. Pero después de la Segunda Guerra
Mundial, el crecimiento de la població n se disparó en los Países Menos
Desarrollados, con una tasa de crecimiento má xima del 2,5% a mediados de la
década de 1960, para luego descender rápidamente. Se prevé que la cuota de
població n mundial de los países más desarrollados caiga del 20% actual a só lo el
14% en 2050. Las proyecciones a largo plazo de la ONU sugieren que el crecimiento
de la població n mundial será casi nulo hacia el añ o 2100.
Las Naciones Unidas y la Oficina del Censo de EE.UU. elaboran perió dicamente
proyecciones demográ ficas mundiales. El método podría describirse como de
sentido comú n, informado por una cuidadosa medició n e inspecció n de las
tendencias y niveles actuales y una destilació n de los patrones histó ricos de
disminució n de la fertilidad y la mortalidad. 7 Las principales proyecciones actuales
de las Naciones Unidas, que coinciden con algunas otras proyecciones mundiales,
prevén que la població n mundial alcanzará los 8.900 millones en 2050 y algo menos
de 9.500 millones en 2100, lo que supone un aumento del 50% con respecto a su tamañ o
actual (véase la figura 5). El Consejo Nacional de Investigació n (2000, p. 213),
basá ndose en un cuidadoso aná lisis de los errores de previsió n cometidos por las
Naciones Unidas en el pasado, llegó a la conclusió n de que hay un 95% de
probabilidades de que la població n real en 2050 se sitú e entre 8,2 y
10.200 millones. No se puede hacer un análisis comparable para las previsiones de
2100, pero el
7
Los mé todos, problemas y resultados de estas proyecciones, así como las anteriores del Banco Mundial,
se describen y analizan en un reciente informe de la Academia Nacional de Ciencias (National Research
Council, 2000).
180Journal of Economic Perspectives
8
La tasa de fecundidad total se modela como una trayectoria quíntica, que disminuye de 5,9 en 1953 a 2,1
en 2025. La mortalidad se modela utilizando el índice de mortalidad k de Lee y Carter (1992), que se
ajusta a una trayectoria sinusoidal, con una esperanza de vida que pasa de 24,7 en 1900 a 80,0 en 2100.
Se podrían haber utilizado igualmente otras curvas.
Ronald Lee181
Figura 6
Una transición demográfica clásica: Real y proyectada para la India y simulada, 1900
-2100
Notas: La simulació n se basa en una transició n de la fecundidad en la que la tasa de fecundidad total
sigue una trayectoria quíntica que disminuye de 5,9 en 1953 a 2,1 en 2025 y una transició n de la
mortalidad en la que el índice de mortalidad sigue una trayectoria sinusoidal a medida que e(0) aumenta
de 24,7 en 1900 a 80,0 en 2100.
Fuentes: Los datos reales de la India para el periodo 1891-1901 a 1941-1951 se han tomado de Bhat
(1989). Los datos reales y proyectados se han tomado de Naciones Unidas (2003).
cambios fundamentales183
Figura 7
Relación de dependencia total por nivel de desarrollo, 1950 -2050
1.6
1.2
0.8
Má s desarrollado
0.6
0.4
0.2
0.0
1950 1960
1970 19801990
20002010202020302040 2050
Fuente: Las previsiones de la serie histó rica y de la serie media está n tomadas de Naciones Unidas (2003).
10
Si la baja fecundidad se asocia a un aumento de las inversiones en capital humano por hijo, entonces
é stas podrían conducir a una vida má s larga para esos niñ os en algú n momento.
Ronald Lee185
El envejecimiento ejerce presió n sobre los programas de pensiones que tienen una
edad de jubilació n rígida, pero ese problema es un problema institucional curable, no
un problema fundamental de recursos de la sociedad, ya que la proporció n de añ os
sanos y vigorosos a lo largo del ciclo vital con respecto a los añ os frá giles o
discapacitados no ha cambiado necesariamente.
Los tres siglos de transició n demográ fica entre 1800 y 2100 reconfigurará n la
població n mundial de varias maneras. Los cambios má s evidentes son el aumento de
la població n total, que pasará de 1.000 millones en 1800 a quizá s 9.500 millones en
2100 -aunque esta estimació n a largo plazo es muy incierta debido en gran parte a la
incertidumbre sobre la futura fecundidad. La duració n media de la vida se multiplica
por dos o tres, y la edad media de la població n se duplica, pasando de los 20 a los 40
añ os. Muchos países má s desarrollados tienen ya tasas de crecimiento demográ fico
negativas, y las Naciones Unidas prevén que la població n de Europa disminuirá un
13% de aquí a 2050. Pero también se pondrá n en marcha muchos otros cambios en
la estructura familiar, la salud, las instituciones de ahorro y apoyo a la jubilació n e
incluso en los flujos internacionales de personas y capitales.
A nivel de las familias, el nú mero de hijos que nacen disminuye drá sticamente y
la maternidad se concentra en unos pocos añ os de la vida de la mujer. Cuando este
cambio se combina con una mayor longevidad, se dispone de muchos má s añ os
adultos para otras actividades. La supervivencia conjunta de las parejas aumenta
considerablemente y las redes de parentesco se vuelven má s densas
intergeneracionalmente, mientras que son más escasas horizontalmente. Estos
cambios parecen ser bastante universales hasta ahora. Sin embargo, el hecho de que
la maternidad se concentre en edades má s tempranas o má s avanzadas y de que la
edad del matrimonio aumente o disminuya parece variar de un entorno a otro, y los
patrones siguen cambiando incluso en las poblaciones más avanzadas en la
transició n. Los padres con menos hijos pueden invertir má s en cada uno de ellos, lo
que refleja la compensació n entre calidad y cantidad, que también puede ser una de
las razones por las que los padres redujeron su fertilidad (Becker, 1981; Willis,
1974).
Los procesos que conducen a la prolongació n de la vida también pueden alterar
el estado de salud de la població n superviviente, pero el cambio podría ir en ambos
sentidos. Por ejemplo, el descenso de la mortalidad puede permitir que las personas
menos sanas o má s discapacitadas vivan má s tiempo, aumentando así las tasas de
discapacidad por edad. Por otro lado, la disminució n de los dañ os causados por los
traumatismos y las enfermedades en las primeras etapas de la vida puede reducir las
tasas de discapacidad y enfermedad a medida que las personas envejecen. En el caso de
Estados Unidos, parece que los añ os de vida añ adidos por la disminució n de la
mortalidad son en su mayoría añ os saludables, y que a cualquier edad, la salud y el
estado funcional de la població n está n mejorando (Costa, 2002; Manton, Corder y
Stallard, 1997; Freedman, Martin y Schoeni, 2002). Aparentemente, los añ os de vida
saludable está n creciendo aproximadamente con la misma rapidez que la esperanza
de vida total, aunque esto es má s claramente cierto para los añ os sin discapacidades
leves que para las graves. En otras poblaciones industriales, la historia es má s
variada, y aú n no es posible llegar a una conclusió n general. Tendencias en salud,
vitalidad y
186Journal of Economic Perspectives
cambios fundamentales187
Por ejemplo, antes de 1970, Europa era una regió n emisora neta, pero desde
entonces ha sido receptora neta de 17 millones de inmigrantes. Durante la ú ltima
década, la repatriació n de refugiados africanos invirtió los flujos netos desde los
Países Menos Desarrollados. Pero en general, aunque los Países Má s Desarrollados
pueden tratar de aliviar el envejecimiento de su població n mediante la inmigració n,
las simulaciones de la ONU indican que el efecto será só lo modesto, ya que los
inmigrantes también envejecen y su fertilidad converge a los niveles de los países
receptores.
Si las entradas de inmigrantes só lo compensan parcialmente el envejecimiento
de la població n, ¿podrían los flujos internacionales de capital ofrecer una forma de
amortiguar los efectos financieros del envejecimiento de la població n? El
envejecimiento de la població n puede provocar un descenso de las tasas de ahorro
agregadas, pero con la ralentizació n del crecimiento de la mano de obra, es probable
que los ratios de capital/trabajo aumenten de todos modos y que las tasas de
beneficios caigan, sobre todo si se produce una evolució n hacia las pensiones de
capitalizació n. Los flujos de capital de los países má s desarrollados hacia los países
menos y menos desarrollados podrían contribuir a evitar que la tasa de beneficios de
los fondos de pensiones disminuya. Sin embargo, las simulaciones indican que la
exportació n de capital a las economías menos desarrolladas má s jó venes só lo
ayudaría ligeramente a las economías industriales. El tamañ o mucho menor de las
economías del tercer mundo limitaría las ganancias (Borsch-Supan et al., 2001).
El dramá tico envejecimiento de la població n es la inevitable etapa final de la
transició n demográ fica mundial, que forma parte de la baja fertilidad y la larga vida.
Traerá consigo serios desafíos econó micos y políticos. No obstante, la vida en los
países de renta alta, envejecidos, con gran densidad de capital y culturalmente
diversos, debería ser agradable, siempre que nuestras estructuras institucionales
sean lo suficientemente flexibles como para permitirnos adaptar nuestros planes de
ciclo de vida a las circunstancias cambiantes y siempre que estemos dispuestos a
pagar la asistencia sanitaria y la jubilació n prolongada que aparentemente
deseamos.
y La investigación para este artículo fue financiada por una subvención del NIA, R37-
AG11761. Timothy Miller proporcionó apoyo estadístico y computacional. Monique Verrier
proporcionó asistencia editorial. Los editores de la revista hicieron muchas sugerencias
útiles.
188Journal of Economic Perspectives
Referencias
Países. Richard Easterlin, ed. Chicago: Uni- 2: Conjunto extenso. CD-ROM. Nueva York:
versity of Chicago Press, pp. 289 -360. Naciones Unidas, febrero.
Pritchett, Lant H. 1994. "La fecundidad División de Población de las Naciones Unidas.
deseada y el impacto de las políticas de 2003. "World Population Prospects: The 2002
població n". Population and Development Review. Revi- sion". Disponible en
Marzo, 20:1, pp. 1-55. ^http://www.un.org/popin/ data.html&.
Riley, James. 2001. El aumento de la esperanza Van de Kaa, Dirk. 1987. "La segunda
de vida: A Global History. Cambridge: Cambridge transició n demográ fica de Europa". Boletín de
University Press. Población. 42:1, pp. 1-57.
Schultz, Paul. 1994. "Human Capital, Family Williamson, Jeffrey y Matthew Higgins. 2001.
Planning, and Their Effects on Population "The Accumulation and Demography Connection
in East Asia", en Population Change and Economic
Growth". American Economic Review. Mayo, 84:2,
Development in East Asia. Andrew Mason, ed.
pp. 255- 60.
Stanford: Stanford University Press, pp. 123-54.
Tuljapurkar, S., N. Li y C. Boe. 2000. "Un
Willis, Robert. 1974. "A New Approach to the
patró n universal de descenso de la mortalidad en
Economic Theory of Fertility Behavior", en The
los países del G7". Nature. 15 de junio, 405, pp.
Economics of the Family. T. W. Schultz, ed.
789 -92. Chicago: University of Chicago Press, pp. 14 -25.
Naciones Unidas. 2002. World Population Pros- Willis, Robert. 1994. "Economic Analysis of
pects: The 2000 Revision, Volume 3 Analytical Report. Fertility: Micro-Foundations and Aggregate
Nú mero de venta: E.01.XIII.20. Implications", en Population and Economic
Naciones Unidas, División de Población. 1999. Development and the Environment. Kerstin Lindahl
The World at Six Billion. Nueva York: Naciones Kiessling y Hans Landberg, eds. Oxford: Ox- ford
Unidas. University Press, pp. 139 -72.
Naciones Unidas, División de Población. 2000. Wilson, Chris. 2001. "On the Scale of Global
Proyecciones de la población mundial a largo plazo: Demographic Convergence 1950 -2000". Popula-
Basadas en la revisión de 1998. CD-ROM. Nueva tion and Development Review. 27:1, pp. 155-72.
York: Naciones Unidas.
Naciones Unidas, División de Población. 2001.
Perspectivas de la población mundial: La revisión de
2000. Disco