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HISTORA DE LAS IDEAS POLÍTICAS.

TALLER No. 1: El CONCEPTO DE LA DEMOCRACIA SEGÚN ARISTÓTELES


Nombres y Códigos:
Diana C Riveros S 2117482; Adriana R Vargas C 2117502;
Laura A Escobar E 2117712; Laura N Gamba M 2117637
Grupo: 2B1.

El CONCEPTO DE DEMOCRACIA SEGÚN ARISTÓTELES

La teoría social de Aristóteles, según el texto, no podría ir desligada del concepto real de la verdad.
Una de las características esenciales de la política Aristotélica se basa en establecer que un sistema
de organización social no puede fundamentarse en una concepción relativista de la verdad por ser
pluralista. De acuerdo con este principio Aristóteles establece que la Democracia a pesar de
mostrar distintas configuraciones como: la griega o la liberal, no admite dentro de su ideología una
trasposición de principios, el pluralismo como sinónimo de desintegración social o el acuerdo
político como una descalificación del pluralismo.

El concepto de verdad política como verdad práctica, para Aristóteles, se ve influido por el
componente subjetivo de la praxis y la presencia de criterios de interés y utilidad. De acuerdo con
lo anterior, Aristóteles asegura que la verdad práctica no es establecida a priori y es más evidente
en actos particulares. En este sentido, el texto argumenta que debido a que el pensamiento
Aristotélico se basa principalmente en la virtud como máximo objetivo alcanzado, el carácter
parcial de cualquier decisión política debe estar en línea con la praxis, la cual no basa la verdad en
la acción. La degeneración de esta idea utópica de Aristóteles, da lugar a un sistema de
participación política basado en la libertad; dicha desviación es la menos mala de las desviaciones
de un sistema perfecto y se conoce como Democracia.

Aristóteles avala las manifestaciones del pluralismo y acepta que el que todos digan lo mismo está
bien, pero no es posible; también reconoce que la confrontación es necesaria y está dentro de los
limites en cuanto a la diversidad de opiniones se trata. De hecho, aunque Platón y Aristóteles
coincidan en las desventajas de la democracia Ateniense, esta aceptación de la competencia
popular en las cuestiones políticas es lo que los diferencia; Aristóteles en vez de reaccionar en una
negación total de esta “degeneración” estableciendo un régimen aristócrata suprimiendo las
diferencias, muestra su preferencia por la Democracia a la que considera “más segura y menos
susceptible de sublevación”.

El pensamiento Aristotélico muestra su admiración frente a un determinado régimen que ha


sabido hacerse cargo de que “es justo que la masa ejerza la soberanía sobre los asuntos más
importantes”; valorando así, el hecho que el pueblo sigua teniendo la decisión final y el poder no
se encuentre en unos pocos, afirma que corromper un pueblo es mucho más difícil que a uno
pocos, reconociendo que la Democracia es un régimen que requiere menos vigilancia. Sin
embargo, el texto muestra que, aunque Aristóteles acepta los desórdenes que trae la Democracia
para ser duradera “la anarquía de los esclavos, de las mujeres y de los niños, y el permitir que cada
uno viva como quiera”, no es el sistema de gobierno que él prefiera. Aristóteles, plantea una
mezcla entre la Oligarquía y la Democracia como un régimen ideal, República, debido a que
involucra el elemento popular sin perder el orden constitucional. Es decir, un régimen libre o
solidario, e igualitario regulado por la virtud de la justicia; principios que según Aristóteles son
característicos de la participación política.

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Finalmente, para Aristóteles en lo que se refiere a Democracia aclara que “no debe considerarse
como democrático u oligárquico aquello que contribuya a que la ciudad se gobierne más
democráticamente, sino durante más tiempo” y asegura que la Democracia no puede ser
extendida a todo el entramado social, de hacerse esto se estaría frente a una Democracia Extrema,
es decir frente a un rasgo de Tiranía, la cual tanto Aristóteles como Platón, consideran como la
forma menos deseable de gobierno.

605 palabras

BIBLIOGRAFÍA

 NNERÁRITY, D., Sociedad y democracia en Aristóteles, Anuario Filosófico XVI (1983/2), p.


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