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Juarez del Estado de Durango
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Oftalmología en la práctica de la medicina general, 5e

CAPÍTULO 7: Enfermedades del aparato lagrimal

José Luis Tovilla y Pomar; José Luis Tovilla Canales

CONSIDERACIONES ANATÓMICAS
El aparato lagrimal está constituido por dos sistemas: el secretor o productor de lágrima y el excretor o de drenaje. El sistema secretor está compuesto
por la glándula lagrimal principal y las glándulas accesorias. Existen dos tipos de lágrima: la que se produce todo el tiempo, que es la película lagrimal
basal (secreción basal), y aquella que se expresa ante el dolor, estímulos externos o de origen psíquico (como el llanto) y que se conoce como
secreción refleja.

La película lagrimal basal está constituida por tres capas: la externa es una capa lipídica producida por las glándulas de Meibomio y cuya función es
proteger a la capa acuosa de la lágrima de la evaporación. La capa intermedia es una capa acuosa producida por las glándulas accesorias de Krause y
Wolfring. Esta es la capa más importante de la lágrima, y su función es mantener la lubricación y oxigenación de la superficie ocular y la córnea. Por
último, la capa más interna de la lágrima, la que está en contacto con la córnea y la conjuntiva, es una capa de mucina, producida por las células
caliciformes conjuntivales y cuya función es la que permite que la capa acuosa de la lágrima se adhiera bien al ojo.

Las glándulas accesorias son múltiples y se localizan en la conjuntiva, principalmente en la zona del limbo y en los fondos de saco conjuntivales;
proporcionan la mayor cantidad de la película lagrimal basal y es lo que mantiene al ojo húmedo de manera constante.

La secreción de las glándulas lagrimales, tanto principal como accesorias, está compuesta en su mayor parte por agua, solutos y proteínas. Por su
importante componente acuoso, la lágrima tiende a evaporarse al estar en contacto con el medio ambiente: Esto empeora si no hay un parpadeo
adecuado. Cada vez que se parpadea se redistribuye la lágrima y se renueva la película lagrimal basal.

Cuando un estímulo externo (un cuerpo extraño) llega a ponerse en contacto con la superficie ocular inervada por el nervio trigémino, estimula la
glándula lagrimal para producir lágrima, pero esta es una lágrima sólo de emergencia, que no cuenta con las capas lipídicas ni mucinosa, y cuya
función es ayudar en la eliminación del cuerpo extraño y evitar la desecación de la superficie ocular.

La resequedad puede empeorar si, además de no tener un buen parpadeo, hay exposición a ventiladores o aires acondicionados como sucede en
muchas oficinas.

La glándula lagrimal principal se sitúa en la porción superoexterna de la órbita. Consta de dos lóbulos: el palpebral y el orbitario, divididos estos por el
cuerno lateral de la aponeurosis del músculo elevador, y vierte su secreción a través de varios canaliculillos localizados en el fórnix o fondo de saco
superior.

Por su parte, el sistema de drenaje está compuesto por los puntos lagrimales superior e inferior, que se continúan con los canalículos lagrimales.
Estos canalículos se juntan para formar el canalículo común, que desemboca en el saco lagrimal, situado en la fosa lagrimal en el lado interno de la
órbita. El saco lagrimal en su porción inferior se continúa con el conducto lágrimonasal, localizado en la región ósea, para drenar en el meato inferior
nasal. Esta es la razón por la que cuando nos ponemos gotas en los ojos nos saben en la boca, o cuando lloramos, que producimos mucha lágrima,
nos escurre lágrima por la nariz.

De esta manera, la lágrima constantemente producida por acción de las glándulas lagrimales accesorias o por secreción refleja se distribuye sobre la
superficie del ojo con cada parpadeo, y con él es arrastrada hacia los puntos lagrimales donde, mediante un sistema de succión por presión negativa,
la lágrima penetra en el saco lagrimal; de allí es evacuada al contraerse las paredes del saco lagrimal a través del conducto lagrimonasal hacia el meato
inferior de la nariz.

ENFERMEDADES DEL APARATO SECRETOR


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Las enfermedades de la glándula lagrimal principal y de las accesorias se pueden dividir en procesos inflamatorios, tumorales, y aquellos en
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altera la producción de lágrima y, en consecuencia, ocasionan el síndrome de ojo seco.

Debido a la frecuencia con la que se presenta, esta última patología se trata por separado en el Capítulo 14.
superficie del ojo con cada parpadeo, y con él es arrastrada hacia los puntos lagrimales donde, mediante un sistema de succión por presión negativa,
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la lágrima penetra en el saco lagrimal; de allí es evacuada al contraerse las paredes del saco lagrimal a través del conducto lagrimonasal hacia el meato
inferior de la nariz. Access Provided by:

ENFERMEDADES DEL APARATO SECRETOR


Las enfermedades de la glándula lagrimal principal y de las accesorias se pueden dividir en procesos inflamatorios, tumorales, y aquellos en los que se
altera la producción de lágrima y, en consecuencia, ocasionan el síndrome de ojo seco.

Debido a la frecuencia con la que se presenta, esta última patología se trata por separado en el Capítulo 14.

Dacrioadenitis

La inflamación de la glándula lagrimal principal o dacrioadenitis (Fig. 7–1) es un proceso poco frecuente que se caracteriza por malestar general,
fiebre y dolor a la palpación de la región superotemporal de la órbita. La glándula, que en condiciones normales no es palpable, se siente como una
nodulación dolorosa a la presión.

Fig. 7–1.

Paciente con dacrioadenitis derecha. La región supraorbitaria izquierda se observa edematosa, dolorosa a la palpación, y se puede asociar con
ojo rojo y dolor al movimiento de los ojos.

El cuadro puede ser unilateral o bilateral, y asociarse con inflamación de las glándulas parótidas. Cuando esto sucede se le conoce como síndrome de
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Mikulicz, cuya causa se desconoce y se ha relacionado con reacciones autoinmunes. La reacción inflamatoria que sólo implica a la glándula lagrimal, o
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dacrioadenitis, se asocia de manera muy habitual con viremias sistémicas o enfermedades exantemáticas.
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La terapéutica médica de las dacrioadenitis debe efectuarse con antiinflamatorios no esteroideos y el control del problema sistémico
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El cuadro puede ser unilateral o bilateral, y asociarse con inflamación de las glándulas parótidas. Cuando esto sucede se le conoce como síndrome de
Mikulicz, cuya causa se desconoce y se ha relacionado con reacciones autoinmunes. La reacción inflamatoria que sólo implica a la glándula lagrimal, o
dacrioadenitis, se asocia de manera muy habitual con viremias sistémicas o enfermedades exantemáticas.

La terapéutica médica de las dacrioadenitis debe efectuarse con antiinflamatorios no esteroideos y el control del problema sistémico
desencadenante. Si el proceso inflamatorio es agudo y prolongado puede dar como consecuencia fibrosis glandular y manifestaciones de ojo seco.

Tumores de la glándula lagrimal

Los tumores de la glándula lagrimal se dividen dependiendo de su origen en epiteliales o no epiteliales, y a su vez, cada uno de estos pueden ser
benignos o malignos. Estos últimos son muy agresivos y pueden generar gran destrucción ósea, además de tener una incidencia muy elevada de
mortalidad y diseminación sistémica. El tumor benigno más frecuente es el adenoma, y el maligno, el linfoma, seguido del adenocarcinoma. En
cualquier caso, el signo clínico de sospecha es un aumento de volumen en la zona de la glándula lagrimal, generalmente de crecimiento rápido y
asociado a dolor, con proptosis y desplazamiento del globo ocular hacia abajo y hacia adentro.

ENFERMEDADES DEL SISTEMA DE DRENAJE


Obstrucción de la vía lagrimal

La obstrucción de la vía lagrimal puede suceder en cualquier parte de su trayecto. Los puntos lagrimales pueden aparecer estenóticos o epitelizados.
Los conductillos pueden estrecharse y hacerse impenetrables al paso de la lágrima (estenosis canalicular o canaliculitis). La unión del saco
lagrimal con el conducto nasolagrimal es el sitio de obstrucción más frecuente, especialmente en los adultos (dacriocistitis). Por último, cuando la
obstrucción se genera en la porción inferior del conducto nasolagrimal, en la desembocadura hacia el meato inferior, como ocurre en los niños al
nacimiento, se denomina dacrioestenosis congénita.

Dacrioestenosis congénita

Es la patología observada con mayor frecuencia en los niños al nacimiento. Se debe a una falta de desarrollo de la vía lagrimal: existe una obstrucción
en la desembocadura del conducto nasolagrimal hacia el meato inferior, por persistencia de una válvula (de Hasner). El conducto en esta región está
formado por mucosa que recubre el estrecho canal óseo en su trayecto hacia la nariz. En condiciones normales esta mucosa tiene pliegues que en el
adulto forman verdaderas válvulas de retención. En algunas ocasiones la obstrucción puede ser por una malformación en los huesos nasales.

Aunque este cuadro se presenta desde el nacimiento, los síntomas inician tiempo después, ya que la lágrima se empieza a producir hasta la segunda o
tercera semana del nacimiento. El signo cardinal de esta patología es la epífora, que sucede porque al no poder drenar la lágrima hacia la nariz, se
acumula en el saco lagrimal y regurgita hacia el ojo. La lágrima contenida en el saco acumula secreciones y es un buen caldo de cultivo para
microorganismos patógenos que, siempre presentes en la conjuntiva y desalojados de ella hacia el saco, pueden proliferar en él y producir una
infección o dacriocistitis. Cuando esas infecciones ocurren, la inflamación y cicatrización generan más pliegues y fibrosis que acentúan la obstrucción.

La estenosis de la vía lagrimal es una anomalía frecuente del desarrollo y en la mayoría de las ocasiones (90%) es de resolución espontánea. El
tratamiento debe ser conservador y encaminarse a liberar al ojo de secreciones, para lo cual es conveniente drenar con presión digital el saco lagrimal
varias veces al día, con el fin de evitar la infección por retención del material e intentar forzar mediante presión el contenido del saco a través del
conducto, rompiendo las membranas existentes. Es importante mencionar que, a menos que haya un cuadro infeccioso real, no es necesario utilizar
antibióticos o medicamentos tópicos.

El cuadro clínico característico es de un lactante menor que se presenta con lagrimeo espontáneo en uno o ambos ojos, y presencia de secreción en
grado variable. Los ojos se ven siempre brillosos. Al principio la secreción es escasa, de aspecto mucoso o verde amarillento. Conforme pasa el tiempo
y aumenta la cantidad de patógenos, la secreción puede tener aspecto purulento. El diagnóstico se logra por medio de la historia clínica, y al observar
que la presión con el dedo índice en la región del saco lagrimal hace que refluya hacia la superficie ocular gran cantidad de lágrima y secreción mucosa
o mucopurulenta.

La compresión de la región del saco es diagnóstica y, de hecho, constituye un tratamiento conservador. Esta maniobra consiste en presionar con el
dedo índice la región del saco lagrimal; esta se siente como una pequeña depresión en la parte inferior del canto interno. La presión debe ser
sostenida y firme, aplicándola hacia la nariz y hacia abajo durante alrededor de 15 segundos (Fig. 7–2).
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Fig. 7–2.
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Maniobra de presión sobre el saco lagrimal. Por dentro y por debajo de la unión de los párpados se palpa una depresión ósea; esta es la región
que la presión con el dedo índice en la región del saco lagrimal hace que refluya hacia la superficie ocular gran cantidad de lágrima y secreción mucosa
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o mucopurulenta.
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La compresión de la región del saco es diagnóstica y, de hecho, constituye un tratamiento conservador. Esta maniobra consiste en presionar con el
dedo índice la región del saco lagrimal; esta se siente como una pequeña depresión en la parte inferior del canto interno. La presión debe ser
sostenida y firme, aplicándola hacia la nariz y hacia abajo durante alrededor de 15 segundos (Fig. 7–2).

Fig. 7–2.

Maniobra de presión sobre el saco lagrimal. Por dentro y por debajo de la unión de los párpados se palpa una depresión ósea; esta es la región
del saco lagrimal. La presión debe ejercerse hacia abajo y hacia adentro.

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Cuando se efectúa la presión puede brotar por los puntos lagrimales lágrima o secreción que ha de limpiarse con cuidado. Es necesario repetir este
procedimiento al menos tres veces al día por el tiempo que persista la obstrucción. En estos casos es conveniente la administración de antibióticos
locales en forma profiláctica para evitar o disminuir las sobreinfecciones agregadas. Un esquema adecuado puede ser la administración de
ciprofloxacina tópica, una gota diaria o hasta tres a cuatro veces al día si la secreción tiene aspecto mucopurulento.

Cuando han pasado seis meses y el cuadro persiste, debe intentarse el sondeo de las vías lagrimales. Para ello, bajo anestesia general, se introduce
delicadamente la sonda de vía lagrimal, que consiste en una varilla metálica delgada que rompe las membranas persistentes (Fig. 7–3). En 90% de las
ocasiones este procedimiento es suficiente para la resolución de la enfermedad. En aquellos casos en los que no mejora el cuadro es necesario
realizar una dacriointubación (colocar un tubo de silicón dentro de la vía, que funciona como una férula para evitar que se vuelva a obstruir).

Fig. 7–3.

Sondeo de la vía lagrimal. Paso de una sonda de Bowman por el punto lagrimal superior para romper las membranas que obstruyen el drenaje de
la lágrima en una dacrioestenosis congénita.

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Fig. 7–3.
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Sondeo de la vía lagrimal. Paso de una sonda de Bowman por el punto lagrimal superior para romper las membranas que obstruyen el drenaje de
la lágrima en una dacrioestenosis congénita.

En los adultos también es habitual la obstrucción de los puntos lagrimales y de los conductillos a consecuencia de epidermización de los puntos o
hipertrofia mucosa. En estos casos, al estar la obstrucción en la porción superior de la vía lagrimal, el saco no acumula lágrima o secreciones y el único
signo notable es la epífora. El tratamiento se limita a la dilatación de los puntos y conductillos, y en la mayoría de las ocasiones se realiza una
dacriointubación.

Dacriocistocele

Una patología mucho menos frecuente en los recién nacidos es el dacriocistocele o dacrioamniocele (Fig. 7–4). Corresponde a la acumulación de
líquido amniótico en el saco lagrimal durante la etapa fetal. Se ocasiona por una obstrucción tanto en la porción superior como en la inferior de la vía.
El único tratamiento es el sondeo, que se realiza tan pronto se hace el diagnóstico.
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Fig. 7–4.

Dacriocistocele. Cúmulo de líquido amniótico en el saco lagrimal durante la etapa fetal. Es necesario realizar un sondeo tan pronto se hace el
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Dacriocistocele
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Una patología mucho menos frecuente en los recién nacidos es el dacriocistocele o dacrioamniocele (Fig. 7–4). Corresponde a la acumulación de
líquido amniótico en el saco lagrimal durante la etapa fetal. Se ocasiona por una obstrucción tanto en la porción superior como en la inferior de la vía.
El único tratamiento es el sondeo, que se realiza tan pronto se hace el diagnóstico.

Fig. 7–4.

Dacriocistocele. Cúmulo de líquido amniótico en el saco lagrimal durante la etapa fetal. Es necesario realizar un sondeo tan pronto se hace el
diagnóstico.

Dacriocistitis

Se refiere al proceso crónico de retención de lágrima y secreción mucosa dentro del saco lagrimal que produce una distensión de este y es consecutiva
a una obstrucción por debajo del mismo. Las obstrucciones de la vía lagrimal son más frecuentes en mujeres (4:1), en especial después de la
menopausia. También puede relacionarse con traumatismos orbitonasales, enfermedades de la mucosa nasal y, en ocasiones, con defectos en las
rutinas de higiene. Puede ser también consecutiva a traumatismo o fractura del conducto lagrimonasal.

Aunque el proceso es crónico puede tener periodos de agudización que se caracterizan por enrojecimiento de la piel cercana al canto interno,
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aumento de volumen de la zona y dolor intenso, con aspecto de absceso, que puede incluso drenar hacia la piel. En estos casos debe tratarse con 7 / 10
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antibióticos sistémicos (los medicamentos locales no penetran en el saco lagrimal), y de ser necesario puncionar para drenar el absceso con el fin de
hacer ceder el cuadro agudo (Fig. 7–5).
Se refiere al proceso crónico de retención de lágrima y secreción mucosa dentro del saco lagrimal que produce una distensión de este y es consecutiva
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a una obstrucción por debajo del mismo. Las obstrucciones de la vía lagrimal son más frecuentes en mujeres (4:1), en especial después de la
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menopausia. También puede relacionarse con traumatismos orbitonasales, enfermedades de la mucosa nasal y, en ocasiones, con defectos en las
rutinas de higiene. Puede ser también consecutiva a traumatismo o fractura del conducto lagrimonasal.

Aunque el proceso es crónico puede tener periodos de agudización que se caracterizan por enrojecimiento de la piel cercana al canto interno,
aumento de volumen de la zona y dolor intenso, con aspecto de absceso, que puede incluso drenar hacia la piel. En estos casos debe tratarse con
antibióticos sistémicos (los medicamentos locales no penetran en el saco lagrimal), y de ser necesario puncionar para drenar el absceso con el fin de
hacer ceder el cuadro agudo (Fig. 7–5).

Fig. 7–5.

Dacriocistitis crónica agudizada. La región del saco lagrimal se observa tumefacta e inflamada.

En general, cuando el proceso es crónico y ha llegado a presentar agudizaciones es porque la obstrucción es importante; en estos casos la conducta es
quirúrgica una vez que el cuadro no muestre datos de infección aguda. El tratamiento consiste en realizar una fístula a través de una osteotomía en los
huesos de la nariz para conectar el saco lagrimal con la mucosa nasal y reinstalar el paso de la lágrima por el saco y el conducto nasolagrimal
(dacriocistorrinostomía).

PUNTOS A RECORDAR

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La presencia de una tumoración dolorosa de aparición más o menos súbita con datos de inflamación en la región superotemporal dePage
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asociada con enfermedades autoinmunitarias o cuadros víricos exantemáticos puede indicar una dacrioadenitis.

Una de las entidades frecuentes del lactante menor es la obstrucción del conducto lágrimonasal, y el signo más característico en ellos es la
huesos de la nariz para conectar el saco lagrimal con la mucosa nasal y reinstalar el paso de la lágrima por el saco y el conducto nasolagrimal
(dacriocistorrinostomía). Universidad Juarez del Estado de Durango
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PUNTOS A RECORDAR

La presencia de una tumoración dolorosa de aparición más o menos súbita con datos de inflamación en la región superotemporal de la órbita,
asociada con enfermedades autoinmunitarias o cuadros víricos exantemáticos puede indicar una dacrioadenitis.

Una de las entidades frecuentes del lactante menor es la obstrucción del conducto lágrimonasal, y el signo más característico en ellos es la
epífora.

La obstrucción del conducto lágrimonasal en lactantes tiende en general hacia la resolución espontánea en los primeros seis meses de vida.

El tratamiento de las obstrucciones del conducto en el lactante debe ser conservador, con presión del saco varias veces al día y antibióticos
locales.

Si la obstrucción persiste por más de seis meses es necesario sondear la vía para romper las bridas obstructivas.

La mayoría de las obstrucciones del conducto cede con estas maniobras; sólo una pequeña proporción requiere cirugía fistulizante.

Cuando la obstrucción de la vía lagrimal en el adulto es molesta y no cede a la irrigación de la vía lagrimal, es posible considerar la intervención
quirúrgica.

La compresión digital de la zona del saco lagrimal es diagnóstica de los cuadros de dacriocistitis crónica cuando se observa reflujo de
abundante secreción mucosa a través de los conductillos.

Un cuadro de dacriocistitis crónica puede agudizarse por sobreinfecciones agregadas. En estos casos se trata de una dacriocistitis aguda y el
aspecto es el de un absceso en la región del saco.

El tratamiento de la dacriocistitis aguda se lleva a cabo con antibióticos sistémicos de amplio espectro y en los casos extremos con punción.

Referencia al especialista

Todo niño con lagrimeo que persiste después del mes de nacido.

Todo niño con un cuadro compatible con dacriocistitis aguda.

Todo adulto con obstrucción lagrimal persistente.

Pacientes con proptosis, dolor y aumento de volumen en la región de la glándula lagrimal.

CASOS CLÍNICOS

CASO 1. Lactante varón de tres meses. Desde la tercera semana de nacido los padres notan lagrimeo constante del ojo izquierdo. Tiene en ese
mismo ojo secreción verdosa que a veces es más abundante. En el ojo derecho presentó secreción escasa y lagrimeo al mes de edad, pero con
aplicación de agua de manzanilla desapareció el cuadro. En la farmacia se proporcionó un antibiótico que desde hace un mes se le aplica en el ojo
izquierdo, pero aun así no se ha eliminado la epífora. A la compresión de la región del saco lagrimal derecho no se nota reflujo alguno. La
compresión del saco izquierdo produce un aumento notable de la película lagrimal que alcanza a rebosar. En la exploración, la conjuntiva del ojo
izquierdo se observa hiperémica. La motilidad ocular es normal y el reflejo de fondo es normal.

Diagnóstico: dacrioestenosis congénita izquierda.

Tratamiento: compresión digital tres a cuatro veces al día y antibióticos tópicos sólo en caso de una infección verdadera.

Comentario: los datos clínicos son suficientes para sostener el diagnóstico de obstrucción de vía lagrimal izquierda. Por la historia clínica,
probablemente el lado derecho estuvo también obstruido, aunque la obstrucción se resolvió de manera espontánea. La conjuntiva del ojo
izquierdo se encuentra hiperémica por motivos de la secreción recurrente y la administración crónica de medicamentos. El pronóstico en
general es bueno y la presión digital debe llevarse a cabo por unos meses más. Si el cuadro no cede después de los seis meses ha de
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considerarse el sondeo de la vía lagrimal.
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Pacientes con proptosis, dolor y aumento de volumen en la región de la glándula lagrimal.
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CASOS CLÍNICOS

CASO 1. Lactante varón de tres meses. Desde la tercera semana de nacido los padres notan lagrimeo constante del ojo izquierdo. Tiene en ese
mismo ojo secreción verdosa que a veces es más abundante. En el ojo derecho presentó secreción escasa y lagrimeo al mes de edad, pero con
aplicación de agua de manzanilla desapareció el cuadro. En la farmacia se proporcionó un antibiótico que desde hace un mes se le aplica en el ojo
izquierdo, pero aun así no se ha eliminado la epífora. A la compresión de la región del saco lagrimal derecho no se nota reflujo alguno. La
compresión del saco izquierdo produce un aumento notable de la película lagrimal que alcanza a rebosar. En la exploración, la conjuntiva del ojo
izquierdo se observa hiperémica. La motilidad ocular es normal y el reflejo de fondo es normal.

Diagnóstico: dacrioestenosis congénita izquierda.

Tratamiento: compresión digital tres a cuatro veces al día y antibióticos tópicos sólo en caso de una infección verdadera.

Comentario: los datos clínicos son suficientes para sostener el diagnóstico de obstrucción de vía lagrimal izquierda. Por la historia clínica,
probablemente el lado derecho estuvo también obstruido, aunque la obstrucción se resolvió de manera espontánea. La conjuntiva del ojo
izquierdo se encuentra hiperémica por motivos de la secreción recurrente y la administración crónica de medicamentos. El pronóstico en
general es bueno y la presión digital debe llevarse a cabo por unos meses más. Si el cuadro no cede después de los seis meses ha de
considerarse el sondeo de la vía lagrimal.

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