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El Mercurio
El Mercurio
Etimología:
Su nombre procede de la palabra hidrargirio, término hoy ya en desuso, que a su vez procede
del latín hydrargyrum y de hydrargyrus, que a su vez proviene del
griego hydrargyros (hydros = agua y argyros = plata)
Formación y ambiente
Mineral secundario resultante de la oxidación de depósitos de cinabrio.
Propiedades fisicas
Hábito: Líquido
Lustre: Metálico
Transparencia: Opaco
Raya: Ninguna
Dureza (Mohs): 0
Fractura: None
Cristalografía
Sistema cristalino: Trigonal
Grupo espacial: R3*m
Z: 1
Propiedades ópticas
Tipo: Opaco
Dispersión: Ninguna
Propiedades químicas
Fórmula: Hg
Elementos químicos: Hg
Tests químicos
Fusibilidad: 1; Mineral tipo: Antimonita; Punto de fusión: 525ºC; Funde con una cerilla
Reacción a los ácidos: Se disuelve en ácido nítrico.
Formación de sublimados: Se volatiliza dejando poco residuo o nada.
Minerales acompañantes
Calomel 3. Haluros
03.A: Haluros simples, sin H2O
(Hg ) Cl
2
2+
2
Minerales acompañantes
HgS
FeCO 3
El mercurio es conocido desde la antigüedad y ha sido utilizado por casi todas las
culturas . Se le han atribuido poderes mágicos tanto para hacer el bien como para
hacer el mal (Goldwater, 1972). Se le consideró también como una de las
maneras de protegerse del "mal de ojo". Se creía que podía prevenir
enfermedades tales como reumatismo, disentería y cólicos. Aristóteles
recomendaba este elemento diluído con saliva para tratar ciertas enfermedades de
la piel. En algunos lugares los agricultores lo usaban para producir mejores
cosechas.
En la India se pensó que el mercurio era un afrodisíaco muy efectivo. Por lo tanto,
consumían grandes cantidades del elemento con la esperanza de recuperar o
aumentar su vitalidad sexual. Los árabes usaban el mercurio como parte esencial
en medicamentos para tratar enfermedades de la piel. Los italianos adoptaron
estas ideas y usaron el mercurio como tratamiento en contra de los piojos y la
sarna (D'itri y D'itri, 1977) (Sunderman, 1988).
En la Edad Media comienzan a identificarse los efectos adversos del uso de
mercurio. Muchos de los trabajadores de las minas de mercurio en España se
enfermaron gravemente o murieron de intoxicación. Algunas de las personas
tratadas con medicamentos a base de mercurio, sufrían de salivación anormal,
descontinuándose este tipo de tratamiento por esa razón (D'itri y D'itri, 1977).
En la Edad Media, Paracelsus fue el primer hombre que intentó explicar los
efectos adversos del mercurio en el ser humano. El pensó que lo peligroso del
mercurio era aplicarlo externamente y que ingerirlo no haría daño pues el cuerpo
lo eliminaría en forma de sudor, excreta u orina. Otros mercurialistas
recomendaban el uso del elemento en forma de ungüentos, ingerido y hasta
inhalado. A corto o largo plazo, el enfermo empeoraba y se hacía susceptible a
otras enfermedades que podían causarle la muerte.
En el siglo 16, se fueron conociendo otros efectos adversos del mercurio, y
comenzó a disminuir su uso. Para el año 1557, el francés Jean Fernel fue el
primero en describir los síntomas y signos del envenenamiento con mercurio. Para
ese entonces, el mercurio era utilizado en la medicina como antidiurético. El
mercurio fue la primera substancia en ser objeto de legislación para controlar las
enfermedades que causaba (Goldwater, 1972).