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DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES

OPCIONES 1
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OPCIONES 2

Descubramos
nuevas

opciones
La recuperación en
nuestras relaciones
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 Prefacio

No existen respuestas fáciles a los complejos retos que plantean las relaciones afectadas
por el alcoholismo. Como miembros de Al-Anón, contamos con una amplia gama de
experiencias al enfrentar las dificultades en las relaciones que entablamos con un
bebedor problema. Al compartir nuestra experiencia, fortaleza y esperanza en un medio
de apoyo mutuo como las reuniones de Al-Anón, a menudo descubrimos posibilidades
y opciones que nos resultan útiles. Cuando utilizamos el programa de Al-Anon en
nuestras vidas, percibimos una fuerza interior que repercute de forma positiva en
todas las relaciones personales.

Este libro reúne las ideas y conocimientos


cono cimientos que muchos descubrimos en Al-Anon cuando
nos esforzamos por encontrar comprensión, integridad, armonía y amor en nuestras
relaciones. Compartimos aquí la manera en que utilizamos los instrumentos del
programa para conocernos a nosotros mismos y para sacar a la luz recursos espirituales
escondidos. Sólo si centramos la atención en los cambios que están a nuestro alcance
lograremos progresar. Como comparte un miembro de Al-Anon en este libro: "Mi familia
hace todo lo que puede. No obstante, al soltar las riendas poco a poco, me doy cuenta
de que sus opiniones ya no oscurecen el azul del cielo"

En los Grupos de Familia Al-Anon vemos que hay opciones disponibles siempre y cuando
podamos ver los problemas de nuestras relaciones desde el ángulo adecuado, sin
pasar por alto lo que nos ofrece cada día. Cuando nuestras vidas tienen una base
sólida, surgen resultados positivos en las relaciones con otras personas y, en última
instancia, mejora la calidad de todas ellas. Si bien no hay soluciones inmediatas,
en Al-Anon encontramos más opciones de las que nos imaginábamos. Este libro
comparte algunas de esas posibilidades.
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Capítulo uno
“Partimos de donde estamos” 

Venimos a Al-Anón debido a los problemas causados por la bebida de alguien más.
Algunos nos preocupamos en particular por la relación con la pareja o cónyuge alcohólico
mientras que otras personas tienen padres o hijos alcohólicos. A veces es una situación
de alcoholismo en el lugar
lugar de trabajo lo que nos acerca a Al-Anón. Independientemente
de la relación particular, hay un denominador común: cómo nos afecta la bebida de
alguien más. Al-Anón nos ofrece la posibilidad de examinarnos a nosotros mismos y
comprender de qué manera el alcoholismo ha distorsionado nuestra perspectiva, ha
dañado nuestra propia imagen y ha afectado nuestra capacidad de entablar y mantener
relaciones sólidas.

Es bastante común llegar a un Grupo de Familia Al-Anón Con un sentimiento de zozobra.


Pese a la confusión y el caos que experimentemos, el programa genera la esperanza
de que, al mejorar nuestras actitudes, podremos llevar vidas mejores y más felices. En
las reuniones de Al-Anón conocemos gente con experiencias similares a las nuestras.
Comparten cómo han mejorado sus vidas. Nos demuestran que nuestros sinsabores
pasados no deben limitar el crecimiento futuro siempre y cuando estemos dispuestos
a probar ideas nuevas.

Un Grupo de Familia Al-Anón también nos ofrece la oportunidad de comprender mejor


nuestros propios sentimientos y de acercarnos a otra gente para solicitar su apoyo.
apo yo. Antes
de asistir a la primera reunión de Al-Anón, muchos pasábamos por alto nuestros
sentimientos y nos sentíamos aislados a causa de nuestros problemas. Nos
concentrábamos en particular en encontrar soluciones a la relación alcohólica o en
encarar la crisis del día. Intentábamos mantener las cosas tan “normales" como fuera
posible asumiendo las responsabilidades
responsabilidades que descuidaba el alcohólico. Era nuestro
deber, o así lo creíamos. Sentíamos que era necesario aparentar que todo marcharía
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bien, aunque eso significara justificar al alcohólico o mentir. En estas circunstancias,


puede resultar penoso o confuso prestarle atención a nuestros sentimientos.
Sin embargo, cuando escuchamos a otras personas compartir en las reuniones,
empezamos a reconocer que tenemos mucho en común con ellas.ellas. Al identificarnos,
comenzamos a experimentar un vínculo, tal vez por primera vez en nuestras vidas.
Y surge así la confianza.

Una reunión de Al-Anon es un lugar seguro para compartir sentimientos. Vemos


que no somos los únicos con opiniones distorsionadas por la tensión de los efectos
causados por la bebida de alguien más. Al escuchar las historias de otras personas,
percibimos algo en nuestro interior que desconocíamos. Comenzamos a admitir
sentimientos y llegamos a comprendernos mejor. Con el amor y el apoyo que
encontramos en una reunión de Al-Anon, logramos reconocer y aceptar lo que somos.

Independientemente del lugar al que hayamos llegado en la búsqueda de relaciones


sanas, siempre debemos comenzar donde nos encontramos hoy. Puede ser doloroso
pensar que nuestras relaciones podrían (o deberían) haber sido mejores. No tiene
sentido criticarnos cuando hicimos todo lo posible con lo que teníamos. Obtenemos
tranquilidad si dejamos de lado lo que podíamos o debíamos haber hecho y aceptamos
lo que somos y dónde estamos en este momento.

El programa de Al-Anon
Al-Anon nos proporciona una variedad
variedad de instrumentos útiles.
útiles. Al seguir
asistiendo a las reuniones, aprendemos que es posible deshacernos de antiguos
compañeros como el fracaso, la vergüenza y la culpa. Con el tiempo progresamos, pero
sólo si lo hacemos “Un día a la vez". Mediante los instrumentos de Al-Anon, nos damos
cuenta de que la capacidad de comenzar de nuevo
nu evo siempre está a nuestro alcance y que
la esperanza es siempre mayor de lo que creemos.

Historias p ersonale
ersonales
s
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Me abrumaba la angustia cuando llegué a Al-Anón. El progreso en realidad comenzó


cuando comprendí que soy responsable sólo de las consecuencias de mis propios
comportamientos y opciones. Con el tiempo pude entender que una gran parte de la vida
de mis familiares no me concernía. No tenía derecho a juzgarlos ni a inmiscuirme en
sus vidas, aunque me pidieran una opinión.

El progreso mayor en este proceso de deshacerme de la necesidad de involucrarme en


las vidas de los demás fue reconocer que no siempre puedo predecir si los resultados de
lo que ocurrirá serán buenos o no. Al escuchar en las reuniones, me di cuenta de que
muchas de mis mejores ideas habían sido desastrosas. Por otro lado, hubo cosas que
según mi criterio arruinarían vidas pero que al final resultaron ser la salvación de alguien.

Al no poder predecir si las consecuencias de una acción serán buenas o malas, ¿cómo
puedo actuar con confianza en nombre de otras personas? Mi única responsabilidad es
centrar la atención en mi comportamiento, comprender a mi familia y dejar de juzgar.
Ya no juzgo a mis familiares, sino que los acepto como son. Hago todo lo posible para
brindar amor incondicional.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi primer Padrino me preguntó cómo me sentía. Yo no lo sabía. Desde mi niñez, mi


familia decidía lo que yo debía sentir. Así que me sentía como ellos querían. Necesité
mucho valor para experimentar mis propias emociones. Una vez escuché que un hombre
decía que, para la mayor parte de los seres humanos, las emociones son esas cosas
viscosas que se encuentran debajo de las piedras, lo que me pareció bastante real.

Mi Padrino dijo que soy el dueño de mis sentimientos y que tengo derecho a sentirlos.
Lo importante es lo que hago con ellos. Tengo derecho a enfadarme, pero no tengo
derecho a abusar física o verbalmente de nadie. A menudo veo que el origen de mi ira
es un problema que aún debo encarar en mi interior.

En Al-Anón aprendí que el sentimiento de culpa que experimento es como un ladrillo que
decido llevar en el bolsillo y del cual puedo deshacerme a través de la honestidad o una
reparación. Puedo encarar el temor viviendo hoy “Un día a la vez". Así los problemas se
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reducen a una dimensión asequible. Ahora puedo optar por la alegría y la felicidad. No
se cobra por ellas.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Hace poco tiempo pasé diez días en una casa rodante con mi hija adulta. Nos divertimos
mucho. Las dos utilizamos los principios del programa en nuestras vidas. Nos permitimos
mutuamente espacio personal y momentos de soledad. Podíamos no estar de acuerdo
sin ser desagradables. Fue el viaje que mejores recuerdos me ha dejado.

No siempre fue así. Cuando mis tres hijos eran pequeños, todavía sufría los efectos del
alcoholismo. El día que se casó mi hija, me dijo que nunca volvería al infierno demente
que era nuestra casa. Agregó que no quería volver a ver a su padre ni a mí. Un año y
medio después, me regaló un encendedor con las palabras "Para mamá, de tu hija"
grabadas en el mismo. Me di cuenta de que esa frase significaba que quería ser mi hija
otra vez. Gracias a los años pasados en Al-Anon, somos amigas de nuevo. Me llama
por teléfono y vamos al cine o al teatro juntas.

Cuando regresamos de nuestro viaje, me preguntaban si todavía nos hablábamos. Me


reí. Mi hija es la alegría de mi vida y una amiga maravillosa.

∞∞∞∞∞∞∞∞

La niñez en una familia alcohólica me convirtió en una persona muy irritable. No tenía
amigos, ni autoestima, ni la capacidad de confiar en nadie. No sabía cómo quererme a
mí mismo ni cómo asumir la responsabilidad de mis pensamientos, acciones o palabras.
No conocía la diferencia entre honestidad o la falta de ella. Era exactamente como mi
padre alcohólico. En Al-Anon aprendí que la única diferencia entre nosotros era que yo
no tenía la compulsión de beber.

∞∞∞∞∞∞∞∞
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Soy un hombre adulto que ha convivido con el alcoholismo toda la vida. No me había
dado cuenta de hasta qué punto me había afectado la enfermedad. Al final me casé, tuve
hijos, y los traté de la misma manera en que me habían tratado a mí.

En las reuniones de Al-Anón aprendí que sólo debo ocuparme de mí mismo; no soy
responsable de otras cosas.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi esposa había estado en Al-Anón durante doce años cuando llegué a A.A. Ella
mejoraba y yo empeoraba. Ella utilizó el desprendimiento con amor. Yo me enfermé más
y toqué fondo; fui a A.A. y nuestra relación comenzó a mejorar. Los dos nos involucramos
en el servicio; pero, diez años después, yo aún adoptaba decisiones equivocadas y
trataba de arreglarlas por mi cuenta. La situación se complicó tanto que tuve ganas de
terminarlo todo. Fue entonces que un miembro de Al-Anón me preguntó si quería asistir
a una reunión de Al-Anón. Esa primera reunión centraba la atención en la autoestima.

La relación con mi esposa es ahora mejor que nunca. Nos expresamos nuestro amor y
hacemos planes juntos. También permitimos que el otro haga cosas o salga solo.
Practicamos nuestros programas respectivos. Le agradezco al Dios de mi entendimiento
que me haya dirigido a Al-Anón y A.A. y que haya mantenido la unidad de nuestra
familia. Nuestra casa es un hogar otra vez.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Como miembro que asisto periódicamente a las reuniones de Al-Anón, sigo


experimentando despertares espirituales sorprendentes. No hace mucho me desilusionó
el hecho de que varios familiares no hicieran lo que yo quería. La desilusión fue tan
intensa y penosa que al final me entregué a Dios junto con todas las viejas ideas sobre
cómo debería ser mi vida. Sentí pena y dolor al dejar de lado algunas expectativas. El
dolor persistió hasta que Dios me reveló la verdad. Había llegado el momento de
conocerme y aceptarme a mí mismo.
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Mis padres eran alcohólicos dañados por la enfermedad. Pasaban por alto mis
necesidades que consideraban menores o que descartaban como de poca importancia.
Mi familia practicaba la negación a diario. Guardar secretos era muy importante y se
castigaba a cualquiera que infringiera esa regla.

Yo intentaba descubrir lo que era la “normalidad" Sufría debido a actitudes, percepciones


e ideas distorsionadas. No me sentía bienvenido ni apreciado. Me consumía la
vergüenza, el temor y una soledad inmensa.

Cuando me casé y tuve hijos, no tenía plena conciencia de que intentaba crear la familia
que nunca había tenido. No me daba cuenta de que quería y esperaba que mi familia
nueva compensara lo que había perdido en la niñez. En lugar de considerar a mis hijos
como seres hermosos por derecho propio, los usaba para tratar de satisfacer
mis necesidades frustradas.

Tomar conciencia de eso me permitió optar por ideas y valores más sanos. Deseo
aceptar y apreciar a mis seres queridos tal como son y abandonar toda expectativa
de que encajen en mis distorsionadas ideas. Veo ahora que no existen sólo para hacerme
feliz. No me deben nada. Yo les debo una reparación; intento encontrar la guía de Dios
para saber cómo y cuándo efectuar esa reparación. Sé que el perdón es un cambio
continuo de actitudes que se manifiesta en mi comportamiento.

Por fin he comprendido mi motivación con respecto a otras personas. A través de mi


ceguera y mi negación pensaba que los demás eran responsables de la calidad de mi
vida. Me había aplastado el peso de una idea que ahora puedo dejar de lado. Mis
decepciones fueron siempre el resultado de mis percepciones y actitudes. He dedicado
mis años en Al-Anon a la búsqueda de un significado y de una realización. Liberar
a otras personas es un gran paso adelante en esa búsqueda.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Entré a Al-Anon cuando mi esposo seguía un tratamiento por uso indebido de


alcohol y drogas. Mi hija iba a un establecimiento preescolar y pasaron muchos
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años antes de que me diera cuenta de cómo la había afectado el alcoholismo y mis
reacciones al mismo.

Un día, ya en la universidad, mi hija me llamó para decirme que estaba en el hospital


porque se había cortado adrede. Me sentí herida, presa del temor y del dolor. Estaba
realmente perturbada. Cuando regresó a casa, no quiso hablar mucho. Tiempo después,
admitió tener problemas. Dijo que se cortaba deliberadamente, que tenía desórdenes
alimenticios y que sufría de bulimia y anorexia. Necesitaba atención a largo plazo y fue
a una institución de tratamiento. Mi corazón lloró de vergüenza, culpa y dolor. ¿Qué le
había hecho a mi hija?

Sin el programa de Al-Anón, no creo que nuestra relación hubiera mejorado. El alivio
de esta relación no consistía en que mi hija cambiara sino en los cambios que yo debía
introducir, en especial soltar las riendas y entregárselas a Dios. Creo que Dios la ama
tanto como yo y que ella tiene su propio Poder Superior. Hoy nuestra relación es
más sólida que nunca. Me parece haber experimentado un milagro. La relación ha
pasado de un futuro incierto y de la desesperación al amor, al respeto, al apoyo, el perdón
y a la aceptación mutua.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Probé Al-Anón tres veces durante los doce años en que conviví con el alcoholismo activo.
Por diversos motivos, no me quedé en Al-Anón las dos primeras veces. Siempre pensaba
que mi situación; no era similar a la de otros miembros.

A medida que progresaba la enfermedad en casa, abandoné toda noción de Dios. Si


existía, no creo que me reconociera. Me sentí abandonada por Dios. Oraba sólo para
que el alcoholismo y la infelicidad cesaran. Fue una época de gran confusión en mi vida
tanto emocional como espiritual.

Pese a todos mis esfuerzos por ayudar a mi esposo, él decidió ir a A.A. a pedir ayuda.
Estaba cambiando, como yo; pero yo empeoraba. En ese momento era tan intensa la
ira y la confusión que sentía dentro de mí que ya casi no podía soportarme más. Después
de orar tantos años para lograr su sobriedad, ahora no quería tener nada que ver con el
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alcohólico o la sobriedad. Había aprendido a convivir con el alcoholismo, a vivir separada


en la misma casa, a desechar sentimientos, a proyectar la imagen de una familia
perfecta, y a acumular ira y resentimiento. Necesitaba ayuda, pero no sabía cómo
comenzar.

Un día, caí de rodillas y entre sollozos expresé una súplica conmovedora: "Querido
Dios, por favor ayúdame". Me deshice de todas mis viejas ideas acerca de cómo
debería ser mi vida. Sin saberlo, había utilizado los Pasos Primero, Segundo y Tercero
en ese momento. Por fin estaba lista para hacer algo que tenía que hacer para lograr
algún tipo de sobriedad emocional y espiritual.

Decidí intentarlo en Al-Anon una vez más. Me sentía como una fracasada, pero esta vez
estaba dispuesta a entregar mi voluntad y mi vida al cuidado de un Dios que no conocía
realmente. Ya no tenía respuestas. ¡Estaba dispuesta a “Escuchar y aprender’!  Ya no
me sentía diferente, ya no aceptaba la negación. Esta vez me entregué por completo a
este programa simple. Estaba ante un grupo de personas que parecían haber encontrado
una solución a sus problemas, que no se centraban la atención en los problemas sino en
las soluciones. Este grupo me proporcionó un enfoque de la vida que rebosaba de calma.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Me casé de nuevo después de un compromiso de veintisiete años. Los dos somos


hombres adultos, hijos de padres enfermos de alcoholismo, y estamos en recuperación:
mucho en común como base de un matrimonio sólido. Gracias a Al-Anon, nos llena
de esperanza ver a nuestros padres a la luz de una compasión y una comprensión
nuevas. Las relaciones con ellos han mejorado infinita y milagrosamente desde que
comenzamos a utilizar los principios del programa.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Entablé amistades y relaciones con gente que recurría al terrorismo emocional y al


alcohol para aliviar el dolor en sus vidas. Me enorgullecía el poder que obtenía mediante
la ira.
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Cuando mis padres se divorciaron, empecé a preocuparme por la salud de mi madre. Su


ira parecía incrementarse al intentar controlar a los jóvenes que mi hermana y yo
traíamos a casa. Por extraño que parezca, me preocupaba más el vínculo entre la ira y
la salud de mi madre que la influencia de su ira en nuestras relaciones. No obstante, al
acercarme a los 40 años de edad, no veía el papel de mi ira en el deterioro de mi propia
salud. El único peligro que veía era la ira de los demás y el exceso de alcohol en nuestras
vidas.

Vine a Al-Anon deseando ayudar a mi hermana al darme cuenta de que hasta ese
momento la había estado alejando de mí.

Después de sólo ocho reuniones de Al-Anon, acepté que no podía cambiar la vida de
mis seres queridos. Al "Soltar las riendas y entregárselas a Dios", sentí un gran alivio que
fue más evidente por la desaparición del dolor físico que había sufrido durante años.
Empecé a centrar la atención en mis propias características y me dispuse a deshacerme
de lo que ya no me servía. Hasta me di cuenta de que era más fácil dejar de dar
consejos cuando practicaba "Vive y deja vivir". El progreso concretado fue una
verdadera hazaña para mí después de haberme designado consejera de la familia
durante tanto tiempo. Aprendí a pedir lo que quiero, a reconocer lo que necesito, y a
obtenerlo sin sentirme culpable.

Al bregar por convertirme en la persona que quiero ser en mi matrimonio y en mi familia,


Al-Anon me ayuda a desarrollar relaciones más sanas conmigo misma y con mi Poder
Superior. Me siento privilegiada por la ayuda recibida de miembros de Al-Anon que me
ayudaron a amar a mi madre y a desprenderme de ella durante sus últimos seis años.
Llegué a comprender que su ira, como el alcohol, al principio le proporcionaba la facultad
de adquirir una cierta fuerza y libertad, pero al final la consumía. Me desprendí de eso;
la quise a lo largo del proceso y aprendí del mismo. Y estoy agradecida por esta lección.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Antes de asistir a Al-Anon, la relación con mi esposa se había deteriorado hasta tal punto
que ya no podíamos comunicarnos. Los únicos intercambios eran disputas acaloradas
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sin ninguna comunicación. La trataba como a una niña, intentando dirigir todos los
aspectos de su vida y solucionando cosas cuando había problemas.

En Al-Anon aprendí que mi control y ayuda impedían que mi esposa encarara las
consecuencias de sus propios actos. Le permitía que siguiera haciendo siempre lo
mismo sin darle motivos para cambiar. Aprendí que soltar las riendas y entregárselas
a Dios era lo mejor que podía hacer. Sin injerencias, mi esposa logró la sobriedad y,
poco a poco, ha mejorado la comunicación entre nosotros. Agradezco que nuestros
programas hayan contribuido a mejorar nuestro matrimonio.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Soy el cuarto de cinco hijos. Mi padre ya era alcohólico antes de conocer a mi madre y
ha seguido bebiendo hasta hoy.

Nací en la negación y así fue hasta que empecé a asistir regularmente a Al-Anón. Nunca
conocí a mi padre libre de alcoholismo. La presencia constante de la enfermedad se
convirtió en un punto ciego en el horizonte de mi vida, como el sonido monótono de
una nevera.

No fue sino hasta que yo mismo llegué a ser alcohólico y encontré a A.A. que me di
cuenta de que también estaba enfermo por haberme criado en un hogar alcohólico.
Recuerdo mucha culpa, vergüenza y desconcierto. Recuerdo la ira que no comprendía
y el temor que me ponía tan nervioso, inseguro en todo momento por no saber
cuándo diría o haría algo equivocado. Todavía sufro una paranoia leve ya que vivo
preguntándome si alguien me está insinuando algo o expresando indirectas sutiles, y
siempre sin saber cuándo tomar las cosas con seriedad.

Las reuniones son la clave para enfrentar esta parte de la enfermedad. Cuando leo
publicaciones o comparto en un debate abierto, surgen una claridad y una honestidad
que me hacen sentir seguro. Frases simples como "No lo causé, no puedo curarlo, y no
puedo controlarlo" aclaran mi confusión y me ayudan a ver lo que es correcto.

Al aprender a responder en lugar de reaccionar, pude separar a mi padre de la


enfermedad. Usaba el resentimiento para simular que no quería a mi padre, lo que
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facilitaba la idea de que él no me quería. Hoy comprendo que esta enfermedad no se


origina en una falta de amor. Hoy sé que puedo quererlo sin condiciones, sin ponerme
en peligro ni dañarlo en modo alguno.

En Al-Anón aprendo a estimular a la persona, pero no al problema. Cada vez con más
frecuencia, se me ocurren medios de hacer feliz a mi padre compartiendo lo que puedo
de la tranquilidad y el consuelo que encuentro en la hermandad. Practicar el programa
ha sido lo más útil que he podido hacer por mi padre. Veo cómo mis esfuerzos le
facilitan su vida.

Uno de los dones recibidos del programa es la capacidad de tener presente las cosas
buenas que veo en mi padre. Un día, cuando me sentía un poco abatido, mi padre, con
una cerveza en su mano al mediodía, logró levantarme el ánimo.

Entiendo que él necesita saber que hay algo muy bueno en su interior. Empiezo a
comprender que con la ayuda de un Poder Superior tengo la posibilidad de demostrarle
que su vida es realmente importante y valiosa. De esta manera, tal vez algún día obtenga
la fuerza y el valor que se requieren para solicitar ayuda.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Al criarme en una familia alcohólica y luego casarme con un alcohólico que estaba
bebiendo todavía, me sentía muy sola aun cuando estaba entre mucha gente. Deseaba
de todo corazón ser querida y poder demostrar el amor que sentía por los familiares que
me rodeaban.

Antes de venir a Al-Anon, me alejaba de la gente antes de que me conocieran


demasiado y vieran lo que realmente hacía falta en mí. Me justificaba al enfadarme
con otras personas o al poner fin a una relación. ¿Acaso no entendía esta gente que si
me veían como realmente era, no querrían tener nada que ver conmigo? Pensaba que
así les ahorraba a otras personas el problema y el dolor de descubrir cuán loca y vacía
era yo. Con una sonrisa de "Estoy bien", charlaba con ellos cuando nos reuníamos, pero
no me interesaba una relación más profunda. La solución era alejarme y no volver nunca.
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No obstante, sentía ira y tristeza por no tener amigos. ¿Cómo no iba a sentir compasión
de mí misma cuando parecía que nadie quería estar cerca de mí?

Cuando conocí a mi esposo, pensé que había encontrado una persona diferente, alguien
que parecía tenerlo todo solucionado, alguien que comprendía en realidad lo
confundida que yo estaba. Como quiso casarse conmigo, pensé que tal vez yo
estuviese equivocada. Tal vez no fuera tan mala después de todo. Tal vez pudiera
entablar una buena relación con otro ser humano.

Pero a lo largo de los años, se me hacía más y más difícil tratar de compartir mis
sentimientos. Compartía mis verdaderos sentimientos cada vez menos. Derrochaba
tiempo y energía señalándole a mi esposo que debía esforzarse más en comprender lo
que ocurría dentro de mí. ¿Cómo podía hacerlo si él tenía que luchar con sus propios
demonios?

Cuando mi esposo inició el tratamiento, se me sugirió que probara Al-Anon, donde


aprendí a definir quién era yo y a compartir esto de forma apropiada con los demás.
Hoy, después de casi siete años, creo que lo hago mejor. Examino mi función en las
relaciones y me pregunto: "¿Cómo puedo mejorar la parte que me corresponde?" Les
agradezco a todos los que me quieren y se preocupan por mí. Sola no hubiera sido
posible progresar. No quiero en ningún momento detenerme y volver a estar sola.
Eso me hizo sufrir demasiado.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Sabía que algo terrible me estaba pasando cuando fui a visitar a mi hijo al centro de
tratamiento durante la semana de la familia. Pensaba que mi mundo se había
derrumbado.

Habían desaparecido todos los sueños y las esperanzas que tenía por el futuro de mi
hijo. Celebró sus veintiún años en el centro. No me imaginaba cómo salir del pozo en el
que me encontraba. Su bebida y el uso de drogas me habían afectado profundamente.
Desesperadamente intenté buscar la forma de curarlo. Nada funcionó. Su resentimiento
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Durante la época en que no nos veíamos, seguí preocupándome por él. Varios años
después de nuestra separación y sin poder dejar de pensar en él, decidí reparar el mal
enviándole una carta de disculpas. Su respuesta me demostró que todavía tenía
un problema. Adopté la decisión de volver a alejarme por segunda vez, pero esta vez
iba a ser franca sobre el asunto. Antes de poder hacerlo, sin embargo, se asomó a la
puerta de mi casa en estado de renovada sobriedad.

Desafortunadamente, mientras él estaba iniciando su recuperación, yo aún sufría los


efectos de la enfermedad. Pensé equivocadamente que como ya no vivía con mis
parientes alcohólicos y mi amigo estaba sobrio, me había librado del alcoholismo. Los
dos años siguientes resultaron más difíciles para ambos. Él luchaba por mantener
la sobriedad y yo luchaba contra las pautas enfermizas que se habían convertido en
parte de mi vida. En esa época, mi segundo matrimonio se derrumbaba y mi
abuelo se moría debido a complicaciones derivadas del alcoholismo. Pese a que
vivía a varias horas de distancia de mis abuelos, a mí era a quien se le pedía que
tomara decisiones difíciles, viajando todos los fines de semana con mi hija a
cuestas. Me estaba ocupando de cosas que en realidad no eran mías.

Cuando mi salud comenzó a deteriorarse, me di cuenta de que algo tenía que


cambiar. Tampoco quería que mi hija se criara con la insensatez que yo había sufrido ni
que no pudiera entablar y mantener relaciones saludables y significativas con los
demás. Fui a una reunión de Al-Anon.

Es irónico que este hombre fuera la razón principal por la que yo continuara yendo
a Al-Anon. Cuando nuestra amistad se convirtió en algo más, tuve celos de su programa
de A.A. Me airaba que le diera prioridad a su sobriedad porque yo quería ser lo
primero. Odiaba el hecho de que él pudiera compartir cosas con su Padrino que no
podía compartir conmigo.

Al-Anon me ha enseñado que no podríamos estar juntos si él no le diera prioridad a


su sobriedad. Hay cosas que mi esposo no puede compartir conmigo porque yo
no las entendería. No soy alcohólica. También aprendí en Al-Anon que él nunca
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comprendería las cosas que surgieron de mis experiencias con el alcohol. Y eso
no es ningún problema.

Hoy no estaríamos felizmente casados si no participáramos activamente en A.A. y Al-


Anon. Todavía me queda mucho camino por recorrer. Reconozco que la
recuperación es un proceso que dura toda la vida, no los tres meses que al principio
calculaba (Doce Pasos a un Paso por semana equivale a tres meses). Aunque estoy
mucho mejor hoy que hace dos años, por fin soy capaz de reconocer que haya ciertos
aspectos de mí que tal vez nunca funcionen adecuadamente. "Progreso, no
perfección" me resultó un concepto difícil de comprender, pero se ha transformado en
la clave de mi constante recuperación así como del éxito en mi matrimonio.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Hace unos meses tuve la oportunidad de conocer mejor a una amiga de la escuela
secundaria que se había mudado poco después de terminar los estudios. En ese tiempo,
ella me gustaba mucho, hasta me sentía algo obsesionado por ella, pero lamenté
no haber llegado a conocerla bien. Me prometí que lo haría en cuanto se presentara
otra oportunidad.

Fuimos a tomar café y al cine, y logramos conocernos un poquito más. Después de


un tiempo, me empecé a dar cuenta de uno de los motivos por los que ella me atraía
tanto: era alcohólica. De inmediato se encendieron luces rojas en mi mente por lo
negativo que sería iniciar una relación con una alcohólica que aún bebía.

En reuniones, había oído historias de niños criados en hogares alcohólicos, como era mi
caso, que luego se enamoran de un alcohólico. Pensaba que era algo tonto y
absurdo y que nunca me sucedería a mí. No obstante, así estaba ocurriendo, estaba
enamoradísimo de esta mujer que me enloquecería si iniciaba una relación con
ella. Así que después de hablar con mi Padrino, solté las riendas "Sólo por hoy" y
funcionó.

Semanas después sucedió algo totalmente inesperado. Esta joven se dio cuenta
de que padecía un problema y acudió a mí. Dudé de si había tenido la suerte suficiente
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al encontrarme con ella justo cuando intentaba alcanzar la sobriedad, y la llevé a su


primera reunión de A.A. Desafortunadamente, esperaba demasiado de ella y asumí la
responsabilidad de su recuperación. La semana siguiente, fuimos a un bar y ella pidió
una cerveza. Me preguntó si estaba decepcionado por su pedido y con rapidez le
respondí que me había impresionado su asistencia a esa primera reunión, y en
realidad era así.

Ahora me doy cuenta de que quienes necesitan el programa deben asistir a su propio
tiempo. Puedo quererlos mucho o desear con fervor que dejen de beber, pero si trato
de hacerlo por ellos, lo único que eso hará es enloquecerme.

Todavía la llamo para saber cómo le va y decirle que aún me importa. Me gustaría iniciar
una relación con ella, pero entiendo que no es el momento apropiado. Ambos aún
necesitamos tiempo para resolver lo de cada quien.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Desde muy temprana edad, fui testigo de cómo mi violenta y abusiva abuela alcohólica
maltrataba a mi madre. Me sentía muy agradecida de que mi madre estuviera sobria.
Cuando cumplí diez años de edad, mi hermana mayor desarrolló las mismas tendencias
alcohólicas de la abuela. Veía a mi madre sobria embrollarse con mi hermana como lo
había hecho con su madre. Me sentía muy agradecida de que yo no tuviera ningún
apego a la bebida ni a las drogas, y de que no le creaba problemas a mi madre
como lo hacían estas otras mujeres. Con el tiempo, mi forma de encarar la situación
se convirtió en una desesperación continua.

Durante mucho tiempo no me acerqué a Al-Anon porque creía que no me querrían.


Mis problemas eran demasiado pequeños y triviales. En mi imaginación, los miembros
se reían de mí y me echaban a la calle por estar llena de autocompasión. No creía
que mis problemas le importaran a nadie. Temía quedar atrapada en lina
habitación llena de mujeres necesitadas y victimizadas como mi madre. También
temía la falta de franqueza que podía volver a suscitarse y que había sido
característica de la relación con mi madre. Durante la primera semana de reuniones
de Al-Anon sentí una especie de apoyo afectuoso que nunca había tenido. Asistí a
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una reunión abierta de A.A. y descubrí que sentía una gran repulsión por las mujeres
alcohólicas, aunque estuvieran en recuperación. Decidí analizar ese sentimiento.
Comencé a considerar a las mujeres que asistían a ambos programas como un puente,
a examinar los vínculos de nuestras situaciones, y a entablar una comunicación
sincera con una mujer mayor que había practicado el programa de A.A. durante
veinte años. Me convertí en una niña de nuevo, dispuesta a aferrarme a su
delantal y a seguirla por doquier. Era una mujer sabia y cariñosa.

Le pregunté a qué reuniones asistía para poder asistir yo también a las mismas.
Me tocó el brazo con suavidad, me sonrió y me dijo que si nuestro destino era estar
 juntas, ya nos encontraríamos. No la he visto desde entonces, pero siempre pienso en
ella cuando miro la tara de una mujer que lucha contra el alcoholismo, en cualquiera
de sus manifestaciones.

Ya no se me hace necesario etiquetar a las mujeres como alcohólicas o propiciadoras.


Ya no siento repulsión por esas mujeres (repulsión que les había transmitido a todas
las mujeres). Ya no tengo que aislarme de todas las mujeres por temor a que utilicen
mis sentimientos en mi contra. Tengo un mayor raciocinio para decidir en quién
puedo o no confiar. Puedo ver más allá de los defectos humanos que todos
compartimos; puedo ver a la mujer desde adentro, luchando por obtener libertad.

Después de toda una vida de sentir que no tengo cabida y sin saber el motivo, he
podido demoler los muros que construí y liberarme del yugo de falsas actitudes y
expectativas.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi vida se descontroló hace alrededor de cuatro años. Al menos fue entonces que
me di cuenta de eso. La situación comenzó a deteriorarse cuando mi hija decidió dejar
a su esposo y traer a los niños a vivir con mi esposo y yo.

Como pensaba que yo siempre era la única que tenía la razón, esperaba que mi hija
me prestara siempre atención cuando intentaba decirle qué hacer y cómo hacerlo. De
alguna manera no me entendía y seguía haciendo lo que yo sabía que estaba mal
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 46

hecho. Yo seguía gritándole, humillándola, avergonzándola y amenazándola. Ella


avanzaba por el camino del alcoholismo.

La crisis estalló una noche cuando me dijo con ira que no me metiera en su vida y
que viviera la mía si la tenía. También me informó que yo era la causante de todo lo
negativo en su vida porque lo único que me importaba era yo misma. La desesperación
nos llevó a mi esposo y a mí a hablar con un consejero quien nos dijo que tomáramos
a Al-Anon en consideración. Fuimos porque queríamos aprender la forma de que
nuestra hija dejara de beber. Con gran sorpresa, he llegado a darme cuenta de que,
después de pasar una gran parte de mi vida intentando enderezar a las demás
personas y cosas, yo misma era la persona a quien debía enderezar.

∞∞∞∞∞∞∞∞

La relación con mi hija había empeorado en forma continua durante los años previos
a su adolescencia. Cuando tenía doce años, vivíamos peleando constantemente por
imponer nuestra voluntad, hasta que la afectó la depresión. Yo me había criado en un
hogar alcohólico y había estado deprimida a su misma edad. Pensé que era normal y
que ella saldría de eso con los años. Ella tenía ideas de suicidio, pero yo también
las tenía a su edad. La quería y deseaba de todo corazón solucionar sus problemas,
pero no sabía cómo. La situación empeoró progresivamente.

Después de una pelea, la exasperación se apoderó de mí. Me descontrolé y le grité


una y otra vez: ";Es como vivir con una borracha!" Mi reacción explosiva me obligó a
reconocer que la relación con mi hija se parecía mucho a la relación de mi madre
alcohólica conmigo. Recurrí a mi hermano en busca de ayuda. Me escuchó y me dijo
que las reuniones de Al-Anon me serían útiles.

Las cosas siguieron siendo difíciles con mi hija durante mucho tiempo, pero encontré
esperanzas aun desde la primera reunión. Oí decir que si se dice una cosa una vez,
hay comunicación. Si se repite una y otra vez, ya no hay comunicación, sino manipulación
y control. Hacía eso a menudo con mi hija. Nunca decía las cosas una vez, ni siquiera
frases simples como "Lávate los dientes". No me di cuenta de lo insistente que era
hasta que oí a alguien mencionar la cuestión en una reunión.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 47

En casa hice todo lo posible por dejar de regañar. A veces tenía que morderme la
lengua o ponerme la mano en la boca después de haber dicho algo. No siempre
sabía si los instrumentos funcionarían, pero sabía que mis antiguos métodos no habían
servido y estaba dispuesta a intentarlo todo.

Siempre había tratado de solucionar los problemas de mi hija. De alguna manera había
supuesto que mi papel era corregir las vidas de los que me rodeaban. Me detuve, me
callé la boca y sólo escuché. Me asombró ver que el simple y sincero acto de
escuchar de verdad a mi hija fuera más valioso que todos los consejos que había tratado
de darle.

Después de haber estado durante un tiempo considerable en el programa, se me ocurrió


que debía comenzar a compartir con mis familiares los abrazos que recibía en las
reuniones, lo que me exigió mucho valor. Nunca nos habíamos abrazado en mi familia
durante mi niñez, y no era algo común hacerlo en casa con mi hija. Al principio,
cuando la abrazaba, ella permanecía inmóvil e indiferente. Aun se ponía rígida, como
queriendo rechazar el contacto conmigo. Había oído también en reuniones que
debemos tener el valor de hacer lo que consideramos correcto y soltar las riendas de
las reacciones de los demás. Solté las riendas de ese rechazo silencioso y sutil,
y simplemente continué abrazándola.

Me llevó años, pero un día, ante mi sorpresa, ella me abrazó. Fue un abrazo tenue,
incierto, pero de todas maneras un abrazo. Recuerdo ese abrazo como un símbolo de
la reparación que surgió en la relación con mi hija al centrar la atención en mí misma,
en mis acciones, en mis palabras, y tratar de centrarme en hacer las cosas de la mejor
manera posible. Sé que me sentí bien acerca de mí y, a medida que constantemente
mejoraba la relación con mi hija, tuve una prueba concreta de que cuando una persona
comienza la recuperación, se producen efectos beneficiosos para todos los familiares.

Hoy, nueve años después, mi hija es una de mis mejores amigas. Cuando vuelve
a casa de la universidad, a veces se me acerca y me da un abrazo fuerte y prolongado,
por ninguna otra razón más que porque soy su mamá y porque me quiere.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 48

Para reflexió n y debate:

1. ¿Qué aspectos de mi vida he estado descuidando (o me han estado preocupando


demasiado) debido a la vergüenza o la confusión?

2. ¿Qué ideas insanas puedo descartar acerca de comportamientos de hombres o


mujeres?

3. ¿Qué palabras utilizaría para describir la calidad de mi intimidad emocional con los
seres queridos?

4. ¿Cuáles son las necesidades emocionales que evito encarar directamente?

5. ¿Cómo se ha visto afectada por el alcoholismo mi capacidad de tener relaciones


sexuales sanas?

6. ¿Cuáles son algunas de las formas en que puedo ocuparme de mí mismo?

Capítulo cuatro
“Empezamos a conocernos” 

El programa de Al-Anon nos pide fijar la atención en nuestra propia vida y a


desprendernos con amor de la tragedia y la perturbación que crea el alcoholismo. El
significado de estas palabras se nos puede escapar al escucharlas por primera vez.
Pueden surgir viejos sentimientos de ansiedad, pero no debemos aferramos a estos
temores. Con la guía de la Oración de la Serenidad, lograremos algo de estabilidad al
desprendernos de lo que no podemos controlar y al centrar la atención más fijamente
en lo que podemos cambiar dentro de nosotros.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 49

Muchos hemos centrado la atención en el bebedor problema durante tanto tiempo que
nos olvidamos de nosotros mismos. Tal vez nos resulte fácil enumerar los detalles de
los problemas del bebedor, pero descuidamos nuestras vidas hasta tal punto que
perdemos el contacto con nuestras necesidades y preferencias. Cuando nuestras
mentes están atestadas de habladuría sobre asuntos ajenos, es fácil dejar de centrar
la atención en nosotros e ignorar el momento presente. Las obsesiones nos
encarcelan en el pasado y los temores nos impulsan hacia un futuro lleno de las peores
imágenes que nos podamos formar. Podemos agotarnos sin mover un músculo. Si bien
podrían existir recursos espirituales disponibles, casi siempre estamos demasiado
distraídos como para darnos cuenta.

Cuando compartimos nuestras dificultades con otros miembros de Al-Anon, podemos


llegar a obtener una cierta perspectiva de nuestros problemas y un cierto
desprendimiento de las tragedias creadas por nosotros mismos. Al escuchar a otros
miembros compartir sus relatos con sinceridad, podemos reflexionar sobre nuestra
propia situación. Tenemos así la oportunidad de adquirir mayor conciencia sobre cómo
nos sentimos en el momento presente.

El programa de Al-Anon nos recuerda que junto a cualquier cosa que surja, ya sea
un problema o una oportunidad, hay gente que nos puede ayudar mediante sus
historias de valor, fortaleza y esperanza. En lugar de centrar la atención en nuestras
decepciones y angustias, podemos leer Literatura Aprobada por la Conferencia o
llamar a un amigo de Al-Anon que haya enfrentado dificultades similares. Recurrir a
otros miembros es una manera segura de aprender destrezas que nos permitan
construir relaciones sanas. Estos contactos pueden servirnos de ayuda y apoyo, y
algunos se convierten en amistades sinceras. También se nos anima a estudiar los
Doce Pasos con un Padrino o Madrina: un miembro de Al-Anon de confianza que ha
recorrido el mismo camino.

La atención sincera hacia nuestros nuevos amigos de Al-Anon puede llevarnos a poner
en tela de juicio nuestras antiguas actitudes con respecto a la amistad y el amor. Se
nos insta a observar la diferencia entre amor y control. Se puede sentir una enorme
libertad cuando "Soltamos las riendas y se las entregamos a Dios". Al permitirle a los
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 50

demás decidir por sí mismos cómo vivir sus vidas y encarar las consecuencias de
sus acciones, buenas o malas, sin nuestra injerencia, adquirimos la libertad de
centrar la atención en cambiar lo que es realmente nuestro.

Cuando nos invaden ideas negativas sobre el problema de la bebida de alguien


más, la gratitud por cualquier cosa (mucho menos la gratitud por algo relacionado con
nosotros) quizás sea lo último que sintamos que tenemos que sacar tiempo para
considerar; pero dedicarnos cinco minutos a iniciar una lista de gratitud es un primer
paso excelente en una época de crisis. El hacerlo nos lleva a centrar la atención
en nosotros mismos, aunque sea por un período breve. También coloca los
aspectos negativos de nuestra situación en un marco más amplio que también
incluye factores positivos. Escribir una lista de gratitud puede ser el inicio de un
proceso permanente de aprendizaje sobre cómo lograr que nuestras vidas se tornen
más positivas. Sólo se requieren unos cuantos minutos para empezar, pero en última
instancia puede rendir beneficios sustanciales. La lista de gratitud seguirá creciendo
entre más le agreguemos. Si adoptamos una actitud de agradecimiento, habrá
menos espacio en nuestra vida para la autocompasión, el control y la desesperación.
Cuando ya no tratamos de hacer que los demás cambien, es factible ver las
características positivas que pueden ofrecer.

Si bien la gratitud nos permite comenzar a apreciar las características positivas que
ya tenemos, con el tiempo puede revelarnos también las facetas de nuestras
vidas que somos capaces de cambiar. A medida que cambiamos, la gratitud se
incrementa aún más. Podemos crear un nuevo cimiento para nuestra vida, con base en
la búsqueda de lo mejor que la vida nos puede ofrecer en lugar de lo peor. Al
hacerlo, nuestro centro de atención se aleja cada vez más de las cosas que no podemos
controlar.

Es mucho más simple ocuparnos de nuestros propios asuntos cuando comprendemos


con claridad quiénes somos. Al-Anon nos demuestra que la satisfacción y la felicidad
son posibles independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor, incluido el
hecho de que el alcohólico esté bebiendo o no. Cada día aprendemos a definir quiénes
somos sin esperar la aprobación de los demás. Podemos empezar a desarrollar una
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 51

nueva percepción de nosotros mismos y a gozar de ella. Damos pasos pequeños,


probamos opciones diversas, y nos acostumbramos a resultados diferentes. Poco a
poco, aprendemos que es una buena idea ocuparnos de nosotros mismos. Cuando
somos buenos con nosotros mismos, más positiva será la contribución que aportemos
a las vidas de los seres queridos, incluido el alcohólico.

Podemos considerar lo que podemos hacer "Sólo por hoy"; y dejar que eso sea suficiente
por el momento. Al crecer en el programa de Al-Anon, la lista de factores positivos podrá
seguir creciendo.

Historias p ersonales

Era una noche de tormenta. Me encontraba de pie junto a la ventana mirando hacia
la calle oscura e intentando "atraer" todos los faros hacia nuestro garaje. Me
concentré en mi esposo alcohólico ausente. De vez en cuando uno de mis cuatro hijos
trataba de hablar conmigo. No les prestaba atención y pasaba por alto su hambre así
como la mía. Recuerdo decir: "¿No ves que estoy ocupada?" sin pensar en lo absurdo
que era decir que estaba ocupada cuando lo único que hacía era mirar por la
ventana.

De repente ocurrió lo que llamo un milagro de Al-Anon. Me di cuenta de que centraba


la atención en el alcohólico y no en mis propias responsabilidades. Bajé, preparé la cena
y hablé con mis hijos sobre los planes para el día siguiente. íbamos a hacer compras
a un pueblo cercano; y con mi nuevo enfoque, me di cuenta de que lo haríamos, ya
fuera que el alcohólico regresara o no a casa. Y así lo hicimos.

En los meses que siguieron, mi centro de atención se robusteció. Ya no me enfadaba


con los niños si el alcohólico no se comportaba como yo quería. Mejoró mi relación
con los niños porque ya no era la persona impredecible de antes. Comencé a
practicar los Doce Pasos en casa.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 75

una luna de miel, él volvió a la bebida. Me sorprendí, pero aún consideraba que era
asunto suyo hasta la noche en que no volvió a casa durante tres días. Me puse
histérica.

Esta recaída fue para mí una bendición disfrazada. La locura del alcoholismo se revelaba
en mi cara y ya no pude negarla. Vi como atrapaba a la persona que amaba y, por
medio de él, cómo me atrapaba a mí. Él alcanzó la sobriedad y buscó un Padrino.
Admiré su valor y lo envidié porque yo también quería tener a alguien con quien
compartir mi confusión y dolor. Me sugirió que fuera a Al-Anon, pero yo creía que
no cumplía con los requisitos. Aunque mi novio era alcohólico, yo pensaba que
ir a Al-Anon era causar un engaño. Iba a tener una Madrina gratis mientras que por
una terapia debía pagar. Todavía me cuesta creer que me lo merezco. De todas formas
acepté ir a una reunión pensando que me ayudaría a comprenderlo mejor.

Esperaba oír un puñado de historias sangrientas en la primera reunión: relatos del lado
oscuro del alcoholismo. En lugar de eso, oí cómo la gente simplemente expresaba
su experiencia, fortaleza y esperanza. Me asombré, pero después también me sentí
mejor. Asistí a más reuniones y me dejé llevar por la sinceridad y la humildad de
los miembros que compartían sus historias. Con lentitud empecé a comprender que
mis ideas, en todos los aspectos de mi vida, se caracterizaban por el temor y los
resentimientos. Las relaciones con mis compañeros de trabajo fueron las primeras que
cambiaron a raíz de mi nueva forma de discernir. Dejé de impugnar todas las decisiones
de mi supervisor y de agitarme por sus incongruencias. No fue fácil, pero, al sentirme
mucho mejor, seguí adelante.

Luego comenzaron a mejorar las relaciones familiares. Al deshacerme de


resentimientos a los que me había aferrado durante años, empecé a apreciar a mi
madre. De inmediato ella se dio cuenta del cambio de tono de mi voz cuando me
llamó porque me alegraba saber de ella. Tan solo este milagro hubiera sido
suficiente para valorar el programa de Al-Anon, pero ese no fue el final. Al trabajar
con una Madrina, comencé a considerar la posibilidad de la existencia de un Poder
superior a mí en algún lugar del universo. Aunque tenía serias dudas, deseaba que
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 76

fuera cierto teniendo en cuenta el caos en que yo había transformado mi vida. Qué
alivio sería confiarla al cuidado de alguien más.

Los ejemplos bondadosos de mi Madrina, de mi novio, y de los miembros en


las reuniones me hicieron poner en tela de juicio mi obstinación. Decidí actuar como
si creyera en un Poder tipo Dios – Alá - Buda. Por supuesto los dones que recibía
constantemente me convencieron. Pese a que mi fe es reciente, apenas un pimpollo
verde en la punta de un tallo, mi Poder Superior me dio la bienvenida con una cálida
ráfaga de rayos de sol que me impulsa a actuar con franqueza.

Ahora la relación con mi novio se beneficia de la práctica del programa de Al-Anon.


Todavía tropezamos con comportamientos del pasado, pero decidimos confiar en que
nuestro Poder Superior nos guíe para salir de ellos. La confianza representa un territorio
nuevo para mí. Nunca hubiera creído que fuera posible. Le agradezco a mi Poder
Superior cada día que Él me condujo a la recuperación mediante un compañero tan
bondadoso y dispuesto. Si bien comencé a asistir a reuniones para comprenderlo
a él, me descubrí a mí misma y, por increíble que parezca, descubrí también un
Poder Superior.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando era más joven, trataba de complacer a todo el mundo. Me alegraba hacer
que la gente se sintiera feliz y me esforzaba por hacerlo. Recuerdo que mi padre
me decía que era imposible hacer feliz a todos. Siempre había pensado que
simplemente él no lo intentaba con determinación. Yo la tenía e iba a hacer feliz a todos
los que me rodeaban.

Cuando entablé una relación con un alcohólico, pensé al principio que no era tan
difícil hacerlo feliz. Beber alcohol le daba felicidad. Así que siempre era la primera
en comprárselo. Al final comprendí dos cosas. Primero, no es una buena idea
que mi felicidad dependa de su consumo de alcohol y, segundo, que podía comprar
todo el alcohol del mundo, sin que eso nos brindara felicidad.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 77

Después de venir a Al-Anon, me di cuenta de que no podía hacer feliz a otra persona.
Me esforzaba tanto que me perdía yo misma y mi felicidad en el intento. Comprendo
ahora que sólo puedo cambiar yo mí misma y aprender a ser feliz. Hay gente que ha
podido ver un cambio de actitud de mi parte y ha respondido, brindándome más
felicidad a cambio.

En este momento estoy en una relación diferente. Los dos entendemos los problemas
que tenemos. También entendemos que somos responsables de enfrentar nuestros
propios problemas. No soy responsable de los problemas que él trajo a la relación
y él no es responsable de los que traje conmigo. Ahora cuento con una relación
en la que somos dos personas por separado que de igual forma pueden disfrutar la
compañía del uno al otro. Ese es un don grandioso.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Vine a los Grupos de Familia Al-Anon porque le gritaba a mi hija de dieciséis años,
quien era la más unida a mí. Me di cuenta de que ella no se merecía que me comportara
así y que yo necesitaba ayuda.

Soy hija adulta de un alcohólico. Cuando llegué a Al-Anon, tenía plena conciencia
de que necesitaba algo, que mi vida se había tornado ingobernable. En poco tiempo
aprendí que el cambio era posible, y hasta probable, si hacía lo que debía: asistir
a reuniones, leer literatura, y conseguir una Madrina. Luego debía "Soltar las riendas
y entregárselas a Dios" para que Él hiciera por mí lo que yo no podía hacer. Fue en
realidad la primera vez en que tomé conciencia de que no tenía que hacerlo todo sola,
que tenía a mi disposición el apoyo de otras personas en el programa y el de mi Poder
Superior.

Al inicio, estaba tan feliz y agradecida por el programa que quería que todo
el mundo lo compartiera. Casi lo predicaba, en especial a mi hija. Durante años, la
alenté a asistir a Al-Anon, pero no lo hizo. Desde entonces he aprendido que el programa
se basa en la atracción y no en la promoción. Yo trataba de controlarla a ella y ser
su Poder Superior, algo que no soy.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 78

Me complace informar que mi hija participa en otro programa de Doce Pasos e incluso
ha comenzado un grupo donde vive. Ahora está casada y tiene su propia familia.
Aún intento practicar mi programa y no interferir en su vida. Al final he aprendido a
respetar su vida tal como es: su vida. Tenemos una relación estrecha y afectuosa,
que atribuyo al crecimiento que he logrado a lo largo de los años. Ahora vivo mi vida
y centro la atención en mí misma.

Por primera vez en la vida, tengo una pareja que me permite ser quién soy. En
relaciones anteriores, era exageradamente sensible a las necesidades de los demás
y me olvidaba de las mías. Con la ayuda de los Pasos y, lo que es más importante
para mí, de las Tradiciones, he aprendido a mantener la paz y a preguntarme "¿Cuán
importante es?" ¿Qué prefiero, ganar o ser feliz?

Tuve que aprender a conocerme y aceptarme (y ser incondicional en mi aceptación)


con el fin de quererme completamente tal como soy. Cuando hay asuntos que discutir,
me empeño en comportarme con flexibilidad y en escuchar con el debido respeto, lo
que no siempre es fácil. Los viejos detonantes del pasado voltean sus feas caras y
vuelve a surgir esa idea de la niñez: si no tengo razón, no me quieren, y si no me quieren,
me abandonarán y moriré. Cuando pueda desprenderme de mi pareja y permitirle ser
exactamente como ella quiere ser, estoy realzando la intimidad y creando una
atmósfera de mutuo compartir. Solía pensar que una relación sana debía involucrar
un enorme esfuerzo. Ahora veo que cuando selecciono la gente apropiada, mis
relaciones son equilibradas y afables.

Para reflexión y debate:

1. ¿Cuáles son algunas cosas positivas que puedo encontrar en una situación que hasta
ahora he considerado totalmente negativa?

2. Si dejo de tratar de enderezar ciertas relaciones, ¿cómo podría beneficiarme?

3. ¿Qué he observado últimamente que alguien en mi vida hacía correctamente?


DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 79

4. ¿Cómo puedo utilizar el Segundo Paso en mis relaciones?

5. ¿Hago una pausa para escuchar a mi Poder Superior en lugar de reaccionar de


inmediato ante otra persona? ¿Cómo puede eso cambiar mis relaciones?

6. ¿De qué manera me ha ayudado el lema "¿Cuán importante es?" a seleccionar una
respuesta distinta a una situación personal?

Capítulo seis
“Riesgos y recompensas” 

Al ser afectadas por el alcoholismo, las esperanzas de una relación llena de amor pueden
provocarnos dolor, decepción y soledad. Tendemos a aislarnos de otra gente cuando
nos preocupamos demasiado por una situación que consideramos vergonzosa y que
estamos convencidos de que nadie la comprende. Sin darnos cuenta de cómo ocurrió
todo, nos sentimos vulnerables y temerosos. En estas circunstancias, ¿quién puede
sentirse a gusto presentándose ante una sala llena de extraños? Ellos se conocen, pero
nosotros no los conocemos a ellos ni ellos a nosotros. Teniendo presente el historial de
relaciones fallidas, ¿qué motivo tenemos para creer que nuestra relación con estos
extraños pueda tener resultados positivos?

Algunos pensamos que las reuniones son para gente que se siente a gusto hablando
ante los demás, que disfruta conocer otras personas, y que se siente segura de sí misma
a nivel social. Por eso, asistir a una reunión de Al-Anon es lo último que muchos
desearíamos hacer. No es raro oír a miembros de Al-Anon decir que la asistencia a una
reunión era la única esperanza que les quedaba; estaban en un callejón sin salida y no
veían otra alternativa.

Es paradójico que las reuniones de Al-Anon sean para personas a quienes no les
gustan las reuniones y que quizás hasta temen relacionarse con la gente. Una reunión
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 80

de Al-Anon es un lugar seguro donde pueden comenzar el alivio y la recuperación. Nadie


nos juzga en una reunión de Al-Anon. Ni nuestra condición social ni nuestros logros
profesionales son importantes aquí. Nadie nos critica por nuestros errores. Si no nos
sentimos a gusto compartiendo, simplemente podemos decir: "Paso".

A lo largo del tiempo, este medio alimenta la confianza en nosotros mismos y estimula
nuestras destrezas sociales. Llegamos a entender que podemos compartir nuestros
sentimientos más íntimos en reuniones sin tener que preocuparnos por críticas ni
responder a consejos no pedidos. Tal vez sea esta la primera vez en mucho tiempo que
podemos expresarnos sin interrupciones, contradicciones ni conflictos. Nadie, por
mejores que sean sus intenciones, nos dice qué hacer o cómo sentir. Al mismo tiempo,
aprendemos a escuchar a los demás con respeto. Compartimos un medio seguro que es
aliviador para los que hablan, así como para los que escuchan.

Las reuniones de Al-Anon nos dan el derecho a ser escuchados pero no el derecho
a controlarlas. Todos tienen el mismo derecho a hablar. Al practicar este simple principio,
nos alejamos de las limitaciones de nuestra antigua manera de pensar a las que
estamos acostumbrados pero que nos restringen. Empezamos a ver al prójimo de
modo distinto. Abrimos el corazón y la mente y, poco a poco, nos esforzamos en lograr
la aceptación de nosotros mismos y de otras personas. Si bien una reunión de Al-Anon
no es una solución instantánea a nuestros problemas de relación, es un paso adelante
en la dirección correcta.

Muchos encontramos una reunión a la que asistimos con la mayor frecuencia y en la que
sentimos un mayor contacto con el resto de los miembros. A menudo empezamos a
sentirnos cerca de ese grupo porque los miembros nos apoyan como quisiéramos
que lo hubieran hecho nuestros familiares. Llegamos a considerar ese grupo como
nuestro "propio grupo”.

Una reunión de Al-Anon no puede ocupar el lugar de una relación cariñosa con un
cónyuge o una pareja, con un padre o un hijo, con un amigo o un familiar. Es un lugar en
el que podemos aprender algo acerca de cómo la enfermedad del alcoholismo nos ha
afectado a nosotros y a nuestras relaciones. En las reuniones podemos aprender, y
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 81

practicar, maneras de entablar relaciones sanas. Cuando otros miembros comparten sus
experiencias, a menudo nuestras vidas se ven reflejadas en ellas. Todas las historias
que comparten otros miembros son oportunidades que nos permiten aprender
basándonos en sus éxitos así como en sus errores. No obstante, el escuchar a los
miembros hablar sobre ellos mismos no constituye una amenaza para nosotros. No
tenemos que ponernos a la defensiva porque hablan solamente para ellos mismos sobre
sus propias experiencias, no por ni para nosotros. Tenemos la libertad de quedarnos con
lo que nos agrada y desechar el resto. Hay mucho que aprender, pero nos corresponde
a nosotros determinar cuáles son las lecciones.

La comunicación con un alcohólico es frustrante y desalentadora, y afecta la forma de


comunicarnos con los demás, tanto alcohólicos como no alcohólicos. Definitivamente
tiene sentido que el llevarse bien con los demás sea a menudo el tema de una reunión
de Al-Anon. Entonces, además del entorno seguro que una reunión de Al-Anon ofrece,
el tema de la reunión es también útil en nuestros esfuerzos para entablar relaciones
más positivas con otra gente. Nadie puede decir por adelantado lo que aprenderemos en
una reunión. Puede ser una lección exclusiva a nuestra situación o una que todo el grupo
aprecie. Es habitual oír por lo menos a una persona exclamar en toda reunión: "Es
precisamente lo que necesitaba oír".

Muchos llegamos a Al-Anon sin ningún tipo de límites claros. Las decisiones que nos
afectaron se tomaron sin nuestros aportes ni nuestra comprensión. No se nos dio la
oportunidad de formular preguntas ni de ofrecer opiniones. Como resultado de eso,
algunos aprendemos a ser víctimas calladas e indefensas, sin poder nunca participar
plenamente en nuestras relaciones. En otras personas, estas situaciones les producen
ira y resentimientos. Nos apresuramos ante cualquier oportunidad de contarle a nuestro
 jefe, a nuestro cónyuge, o al cajero de la tintorería exactamente cómo nos sentimos y lo
injustamente que nos tratan. No nos damos tiempo para pensar antes de hablar, y a
menudo desgastamos nuestras relaciones.

Al-Anon funciona para nosotros mediante un sistema de substituciones. Se nos estimula


a reemplazar cada pensamiento penoso por una alternativa más positiva. La esperanza
reemplaza la decepción. La confianza reemplaza el temor. El orgullo obcecado le cede
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 82

el paso a la aceptación. El centrar la atención en nosotros mismos reemplaza la


frustración causada por otra persona. Aprendemos a ocuparnos de nosotros mismos, y
en este proceso aprendemos a fomentar relaciones mejores con los demás.

Cuando los miembros comparten su fortaleza y esperanza personales, obtienen una


sabiduría que pueden utilizar en sus propias vidas para poder así empezar a reemplazar
pautas insanas. El respeto a los tres legados de Al-Anon: los Pasos, las Tradiciones y
los Conceptos de Servicio, garantizan que toda reunión sea congruente con los principios
de Al-Anón y que todos sean bienvenidos. Hacemos lo posible por seguir centrando la
atención en nosotros mismos. Pese a que somos seres individuales en una situación
singular, comenzamos a observar que tenemos mucho en común con los demás. Por
eso, aunque aprendamos a ser independientes, también adquirimos mayor capacidad
de trabajar juntos como grupo unificado. Estos son los primeros pasos en la construcción
o reparación de relaciones con otras personas.

Cuando participamos en debates sobre conciencia de grupo informada en las reuniones,


aprendemos a decidir de manera pacífica cuestiones que son importantes para el grupo.
Este proceso nos proporciona la oportunidad de examinar todas las facetas de una
cuestión, de hacer preguntas, de compartir nuestras opiniones y luego de aceptar la
decisión del grupo como un todo, ya sea que nuestra opinión prevalezca o no.
Aprendemos a comunicarnos con destreza y sin dramas.

Mediante el apoyo de la hermandad de Al-Anón, seguimos expresando ideas que antes


nos guardábamos. Más adelante practicamos actitudes y acciones nuevas en el mundo.
Sabemos que si nos tropezamos o aun si nos caemos, hay un lugar seguro al cual volver
a revitalizar nuestro compromiso.

Cada vez que asistimos a una reunión de Al-Anón, sabemos que estamos entre gente
que comprende. Podemos ser nosotros mismos, trayendo con nosotros nuestras luchas
y triunfos, y encontrarnos con otras personas que han tenido experiencias similares. Si
asistimos constantemente, dejamos de temer por la forma en que las relaciones en
nuestra vida nos definen, y aprendemos a aceptarnos a nosotros y a otras personas tal
como somos.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 83

Historias p ersonales

Tristeza y vacío era lo que predominaba en todo mi ser. Mi vida era un caos, y me sentía
completamente desamada e incapaz de que me amaran. La infelicidad que sentía me
impulsó a Al-Anón. Aunque todos me recibieron con calidez, sospechaba de la
preocupación que demostraban. Interpreté sus rostros sonrientes como prueba de que
eran un puñado de impostores. Retrocedía a sus abrazos y rechacé sus amables
invitaciones para tomar café después de la reunión. ¿A quién le iba a importar una gorda
fea, estúpida, que no valía nada?

A pesar de que mis dudas casi me impidieron volver, en lo más profundo de mi ser algo
me instó a seguir viniendo. Semana tras semana, mientras los miembros compartían su
experiencia, fortaleza y esperanza, poco a poco comencé a "Escuchar y aprender". A
veces me atemorizaba que en realidad pudiera sentir la presencia de Dios entre nosotros.
Al dedicarme de lleno al programa, me presentaron a un Dios bondadoso que me amó
sin condiciones.

Por medio del cuidado que recibí, me sentí como un pimpollo de rosa que se convertía
poco a poco en una bella flor. Con cada pétalo nuevo, eliminaba las imágenes negativas
que tenía de mí en el pasado y comenzaba a reconocer el talento y los dones singulares
que Dios me ha otorgado. Aprendía a quererme a mí misma como Dios me quería. A
medida que esta actitud positiva florecía y crecía, descubrí que mis relaciones con
otras personas también mejoraban. Era mucho más fácil querer y aceptar a otras
personas cuando me quería y me aceptaba a mí misma.

Esta actitud nueva me trajo tanta alegría que amplié mis horizontes a mis alumnos de
séptimo y octavo grados, muchos de los cuales luchaban con esa escasa autoestima
que en una época nie había atormentado. Quería tenderles una mano y ayudarlos a
deshacerse de su negatividad. Quería que ellos florecieran, que progresaran y se vieran
ellos mismos y del uno al otro como seres humanos dignos de amor. Mi nuevo mantra
silencioso era mirar a los demás a través de los ojos de Dios y celebrar la belleza que Él
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 84

ve en cada uno de ellos. Con cada afirmación que recibían, mis alumnos comenzaron a
reconocer el aula como un medio seguro en el cual compartir su talento y dones
singulares.

La respuesta de mis alumnos a mis afirmaciones ha sido hermosa y contagiosa. Es


una verdadera satisfacción ser saludada todos los días por una multitud de rostros
sonrientes. Como ellos saben que yo busco sus mejores características, eso es
precisamente lo que traen a la clase. Como saben que celebro lo que cada uno tiene de
especial, a su vez me demuestran su afecto y preocupación por mí, ayudándome a
reconocer mi talento y dones propios. Todos los días traen una nueva celebración del
amor de Dios.

∞∞∞∞∞∞∞∞

El novio de mi mamá me sometía a maltratos físicos en mi niñez. Volvía a casa borracho


y me pegaba constantemente. Eso produjo que me asustara mucho la gente y la
posibilidad de que me hirieran. Construí muchos muros de protección que luego se
convirtieron en mi prisión. Crecí disfrutando la soledad porque la consideraba segura.
Sin embargo, también crecía ese sentimiento corrosivo de soledad e incomunicación.
Sabía, en mi interior, que necesitaba la compañía de otra gente, que no podía continuar
aislado de la humanidad. No me sentía seguro con la gente pero la necesitaba. El dilema
se transformó en un dolor intenso.

Fui a mi primera reunión de Al-Anón sintiéndome nervioso e inseguro de lo que iba a


encontrar. Quedé atónito al percibir la amabilidad y la consideración con las que todos
me trataban. Escuché con sobrecogimiento cuando la gente se turnaba para compartir
su corazón y revelar su alma. Había encontrado un lugar en el que podía estar con la
gente y relacionarme con ellos seguramente. Desde ese momento, he podido abrir el
corazón, calmar la cabeza y también compartir el alma.

Todavía tengo dificultades en comunicarme con otras personas en general, pero sé que
siempre habrá un lugar en el que pueda estar con gente que me enriquece. Estoy
aprendiendo a ser franco con todos y a darles la posibilidad de comunicarse conmigo.
Ahora sé que es posible que nos tratemos con afecto mutuo, amabilidad y respeto.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 117

El servicio en Al-Anon puede aún suministrarnos más modelos para las relaciones sanas.
El servicio se trata en su totalidad de relaciones: la relación de los miembros con el
grupo, las de los grupos entre sí, y las de Al-Anon con el mundo entero. Retribuirle al
grupo (y a Al-Anon como un todo) puede parecer un generoso regalo de amor, pero el
servicio también abre las puertas para recibir el don de la recuperación. Tal como se nos
dice muchas veces: "Al dar, recibimos'! Ofrecerse como voluntario es otro medio para
practicar nuestro nuevo comportamiento y para pasar tiempo con otros miembros
dedicados que hacen lo mismo. Los miembros de Al-Anon que realizan labores de
servicio ponen en práctica lo que han aprendido. El servicio nos enseña muchas
lecciones.

Con el tiempo, nosotros también nos convertimos en vivos ejemplos para los miembros
más nuevos, inspirándolos a que aprendan, tal como nosotros estamos ahora
aprendiendo. No obstante, sólo debemos concentrarnos en lo que podemos hacer para
mejorar hoy nuestras vidas. Al-Anon nos ofrece una gran variedad de opciones, dentro
de las que están las reuniones, el servicio y el padrinazgo. Independientemente de la
opción que escojamos, podemos estar seguros de que hay motivos sólidos para abrigar
la esperanza. Esa es la lección que podemos aprender del ejemplo positivo de tantos
miembros de Al-Anon.

Historias p ersonales

Durante mucho tiempo, mi programa consistía en asistir a una o dos reuniones por
semana y a dedicar mucho tiempo a mi antiguo consuelo: la Literatura Aprobada por la
Conferencia. Me llevó más de cuatro años pedirle a un miembro excepcional que fuera
mi Padrino, lo que constituyó un momento culminante en mi recuperación.

Confiar en que otro ser humano me ayudara a conocer mi verdadero yo llevó tiempo. No
dejé de orar para adquirir la voluntad necesaria. Me había separado del resto del mundo
mediante muros de temor. Pese a que no contaba con los instrumentos para entablar
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 118

relaciones sinceras, tenía ahora un Padrino con quien hablar cuando ciertos sentimientos
incómodos de confusión, resentimiento y autoestima nula hacían tambalear mi fe.

En lugar de esconderme detrás de la pared, comencé a usar el teléfono para solicitar


ayuda. Mi Padrino y yo pasamos tiempo juntos, nos comunicamos por teléfono con
regularidad, fuimos a largas caminatas, y practicamos el programa. Mi Padrino me
encomendó a un Poder superior a nosotros. El Dios de mi propio entendimiento se
expresaba a través de mi Padrino y otros miembros del programa.

El cambio no fue fácil. Percibí que a veces necesitaba aprender a sentarme sin hacer
nada sobre la incomodidad que me invadía cuando otra relación impugnaba mi antigua
manera de pensar. Aprendí a practicar la toma de conciencia, la aceptación y la acción.
Si no tomaba conciencia de lo que sentía y aprendía a aceptar la vida tal como se
presentaba, mis acciones seguirían desembocando en los mismos resultados
enfermizos. Mi vida en recuperación ha desenredado los viejos nudos del control y del
temor, los instrumentos básicos de supervivencia que había utilizado durante más de
cincuenta años. La resolución de conflictos nunca ha formado parte de mis relaciones.
Cada vez que aparecía un conflicto, huía o le daba la espalda y cerraba el corazón.

Gracias a mi bondadoso Poder Superior, mi examen de conciencia incluye el valor para


cambiar. La resolución comienza a revelarse cuando aplicamos los Pasos. Con el apoyo
de mi Padrino de tantos años, he practicado los Pasos y las Tradiciones un día, y una
relación, a la vez.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Como Padrino, no presiono ni molesto a mis apadrinados. Antes de Al-Anon, todo el


mundo me decía lo que debía hacer, pensar y sentir. No voy a hacer lo mismo con nadie
más. Intento utilizar "Que empiece por mi y "Atracción en vez de promoción".
Animo y escucho. Les sugiero encarecidamente a quienes apadrino que se esfuercen
por mejorar, ya sea hablando con miembros, leyendo todas las publicaciones, o
asistiendo a la mayor cantidad posible de reuniones durante los primeros seis meses.
Les hago saber que hasta me pueden llamar aunque sean las tres de la madrugada,
porque los problemas surgen a cualquier hora.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 119

El padrinazgo me retribuye tanto a mí, o aún más, que a mi apadrinado. Obtengo


paciencia, robustezco mi propio programa, y aprendo a utilizar la compasión, a reír y a
aceptar. Muy a menudo, la relación padrino-apadrinado se transforma en amistad, lo cual
constituye una experiencia magnífica para mí.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando entré en contacto con el programa de Al-Anon por primera vez, mi pareja
acababa de ingresar a un centro de tratamiento. Aunque él decidió que no tenía ningún
problema, yo me sentía perdido. Dejó su programa, pero yo permanecí en Al-Anon.

Como homosexual, creía que la gente no me entendería si hablaba de "él", así que traté
de omitir los pronombres cuando compartía. Poco después, un miembro me llevó a un
lado de la sala y me prestó un libro. Ella me dijo que había marcado una página para que
la leyera. Esa noche, leí lo que había marcado. Era el aporte de un hombre gay en
recuperación. ¡Qué bueno! Podían aceptarme como soy y anteponer los principios a las
personas. Me alivió saber que no estaba solo y que podía quitarme la máscara. Yo no
era único.

Después de eso, compartí en las reuniones acerca de mis sentimientos con toda
franqueza. Los miembros me brindaron suficiente afecto como para permitirme ser lo que
soy.

Un tiempo después, decidí que la relación con el hombre que quería era muy enfermiza.
Tomé conciencia de eso gracias al programa. No fue fácil poner fin a la relación, pero lo
hice, con un gran respaldo de mis amigos de Al-Anon y de A.A.

Unos diez años más tarde, nuestros caminos se cruzaron otra vez. Me preguntó por qué
estaba allí, y le comenté que asistía a una Asamblea de Zona. Me respondió: "¿Todavía
estás en ese grupo? ¿Tanto te perturbé?" Con cariño le dije: "Ya yo era un desastre; tú
sólo me ayudaste a encontrar la manera de recuperar la salud" Nos abrazamos, y ahora
somos buenos amigos.

∞∞∞∞∞∞∞∞
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 120

Mi Madrina tenía muchas cualidades que admiraba. Decidí que no quería que ella viera
ninguno de mis defectos, así que intenté revelarle sólo lo bueno de mí. Pronto comprendí
que era demasiado difícil simular que era perfecta en su presencia en todo momento.
Simplemente iba a tener que confiar en que me quisiera con mis imperfecciones. A
medida que nuestra relación crecía y se profundizaba, descubrí que ella me seguía
queriendo a pesar de esas imperfecciones.

Con el tiempo comencé a confiar más en ella. Un día me dijo que íbamos a empezar a
hacer algo nuevo. Me dijo que no era mi culpa que hubiera tantas cosas que yo no
aprendí al crecer en un hogar alcohólico, pero que no era demasiado tarde para
aprenderlas. Me dijo que me ayudaría.

No siempre ha sido fácil deshacerme de la vergüenza y aprender a confiar. Hoy aprendo


a cuidar de mí misma de la forma en que mis padres alcohólicos no pudieron hacerlo.
Aprendo nuevas destrezas y mejores formas de hacer las cosas.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Antes de Al-Anon, solía utilizar mi identidad judía para separarme de los demás. En
Al-Anon aprendí a buscar lo que tenía en común con otras personas en lugar de aislarme
de inmediato.

Mi Padrino era un modelo de franqueza espiritual. Mi pareja, miembro de A.A., me dijo


que "bajara las armas" Poco a poco mi actitud cambió. Fui más franco acerca de mi
religión y descubrí que la gente, incluidos los amigos de Al-Anon y de A.A., no me
rechazaban, sino que en realidad me demostraban un gran respeto. Al lograr ser más
receptivo, pude ser franco conmigo y con otras personas en cuanto a lo que soy.

Provenir de un hogar alcohólico dificultó las relaciones de todo tipo. Me aterraba la gente.
Me veía siempre envejeciendo sola. Sería la vieja solterona del vecindario, con cientos
de animales domésticos y sin amigos.

Vine a Al-Anon convencida de que no sobreviviría el estar sola durante mucho tiempo
más. Vivía con un dolor profundo y me preocupaban las ideas suicidas constantes. Debía
entablar relaciones con el fin de seguir siendo miembro de la hermandad, pero tenía
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 121

miedo. Los miembros de mi grupo eran bondadosos y me ayudaron en ese comienzo tan
difícil. Aprendí a tratar a la gente con la misma compasión y comprensión con que trataba
a mis animales.

A cambio de eso, recibí el don de algunas relaciones especiales. La primera, con mi


Madrina, quien me enseñó a querer y a ser amiga. También me enseñó a reírme de mí
misma, algo que nunca había podido hacer. Aprendí a estar sola sin sentirme sola y a
desarrollar una relación con un Poder Superior. Una vez que encontré al Dios de mi
entendimiento, supe que nunca estaría sola de nuevo. Por fin logré sentirme a gusto
conmigo misma.

Fue entonces que mi Poder Superior puso a un hombre especial en mi camino. Es


un alcohólico en recuperación que trabajaba en el mismo lugar que yo. Me causa una
alegría sana estar con alguien que no tiene miedo de crecer espiritualmente. Nos damos
mutuamente el espacio necesario para crecer de forma separada mientras continuamos
intimando cada vez más. Me permite ser humana y equivocarme. Le agradezco a diario
a mi Poder Superior que lo haya traído a mi vida.

Además, Al-Anon me ha ayudado a mejorar la relación conmigo misma. Con lentitud y


delicadeza, derribé los muros que construí en mi niñez; muros que me protegieron del
resto del mundo y me aislaron de los sentimientos y experiencias que verdaderamente
me convierten en una persona completa.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando vine a Al-Anon, sólo podía permanecer en la sala de reuniones unos pocos
minutos. Tengo un problema con la gente y las multitudes. Sin embargo, me quedé en
Al-Anon y empecé a participar en la labor de servicio. Cuando se contrae un compromiso
de tres años, se ve la misma gente una y otra vez.

Cuando comencé en la labor de servicio, conocí a alguien que había brindado servicio
durante mucho tiempo. Era una ex Delegada que me alentó y me hizo sentir más a gusto.
Un día decidí ir a visitarla. Al conocernos mejor, me comentó que habla con mucha gente
de Al-Anon, por lo menos con una persona por día. Agregó que yo era parte de su red
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 122

de Al-Anon, lo cual me sorprendió ya que nunca había sido parte de nada. Después de
eso, cada vez que la veía, sentía que nuestra relación se hacía más estrecha, relación
que al final evolucionó en una amistad maravillosa.

Luego ocurrió algo traumático, lo cual completamente cambió mi vida. Sufrí una seria
depresión y tardé tres años en recuperarme. Durante todo este tiempo, mi amiga me
alentaba y me recordaba que usara los instrumentos de Al-Anon. Era lo que necesitaba
oír para comenzar la recuperación de esta parte de mi vida. Ella me brindó amor,
experiencia, fortaleza y esperanza. Siempre la querré.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando termina una relación, todo lo viejo que se arraigó profundamente en mí sale a la
luz y me hace pensar: "No quiero saber nada de la gente". Empiezo a creer que no es
seguro invertir tiempo y compartir con otras personas, que nadie debe saber quién soy,
y que la gente sólo provoca dolor. Luego me doy cuenta de que esa manera de pensar
es contraria a lo que soy y a lo que es Al-Anon.

En su lugar, puedo agradecerle a Dios lo que he aprendido de esa relación. Luego,


humildemente le pido que elimine mis culpas. Tal vez la próxima vez sea mejor.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Estoy casada con un alcohólico en recuperación que este último año se ha empeñado
en forma diligente en practicar el programa, junto con reuniones diarias y llamadas
telefónicas constantes a otra gente. Eso ha generado que me encuentre sola más a
menudo de lo habitual. Ojalá pudiera decir que manejé la situación cortésmente, pe ro no
fue así. El resentimiento que llevaba dentro de mí se hizo más grande. Se lo conté a mi
Madrina y charlamos un largo rato al respecto. Le dije que detrás de mi resentimiento
existe el temor de ser abandonada y un profundo miedo de estar sola.

Mi Madrina me asignó una tarea que me ayudaría a encarar el temor. Esa tarea era
planear un viaje a cualquier lugar con la condición de que fuera sola. Me pidió que
incluyera en mis planes visitas a lugares públicos y a restaurantes, pero que fuera sola.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 123

Su propia experiencia le había enseñado que una situación semejante podía fomentar
una mayor confianza y disminuir el temor.

Elegí un lugar cálido: Florida. También quería ver la naturaleza, por lo que reservé un
paseo en canoa por un parque silvestre. El sitio web destacaba que se podían ver aves,
tortugas y caimanes en abundancia.

Como no estaba acostumbrada a las canoas, pensé que esta excursión sería un
verdadero esfuerzo, y no hay duda que lo fue. Cuando me registré para iniciar la
aventura, el empleado me informó que sería la única en esa excursión. "Disculpe. ¿Oí
bien? ¿Voy sola?" ¡Me pregunté si mi Madrina se había comunicado con él! El hombre
me dijo que es mejor cuando se está solo. Al mismo tiempo que me aseguraba que no
habría ningún problema, me entregó el formulario para que lo firmara en el que el
pasajero renuncia a demandar en caso de heridas o muerte. ¿Por qué se me había
ocurrido? Para cada "¿Qué pasaría si...?" que salía de mi boca, él me proporcionaba una
respuesta para combatir la inquietud.

Bueno, debe haber tenido un rostro que reflejaba confianza, porque yo le creí. Al dirigirme
hacia el río, el guía me dio varias sugerencias que debía tener presente mientras durara
la excursión.

1. Hay sólo un río. No es posible desviarse y llegar a otro lugar. Puede ser que tome un
canal equivocado, pero al final no habrá salida y tendré que devolverme al río principal
de donde partí. Si sigo la corriente, estaré a salvo.

2. Me voy a sentir perdida. Eso le ocurre a todos.

3. Si me vuelco, sólo tengo que ponerme de pie. La profundidad promedio es menos


de un metro y cuarto.

Podía ver la metáfora de la vida que Dios me presentaba. Temerosa y expectante, partí.
Quedé boquiabierta ante la belleza que tenía frente a mí. Estaba admirada al ver los
cientos de zopilotes aura, docenas de grandes pájaros blancos, garzas azules,
caimanes, tortugas, pájaros carpinteros, martín pescadores, grajos azules, cardenales y
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un águila de cabeza blanca. Era espectacular. El corazón me latió con fuerza cuando vi
los caimanes, que parecían tener más miedo que yo.

El viaje abarcaba seis kilómetros y medio que debía completar en unas dos horas y
media. El guía me recogería al final del recorrido, pero yo no tenía reloj, por lo que no
estaba segura de la hora. No conocía la ruta así que no tenía idea del destino final. Nunca
había usado una canoa, por lo que no sabía qué velocidad alcanzaba. Me equivoqué de
camino en tres curvas. Me detuve unos minutos para descansar y a veces remaba con
gran rapidez esperando que pronto terminara. ¿Saben qué pasó? El guía llegó a donde
me tenía que recoger unos cinco minutos antes que yo. Estaba exactamente donde debía
estar a la hora precisa. Otra lección de la vida.

∞∞∞∞∞∞∞

Cuando mi hermana y yo nos reuníamos para las vacaciones en familia, solía hablarme
de manera desagradable. Cuando nos separábamos, no me daban ganas de hablar con
nadie. Incluso sentía que la relación me había afectado físicamente durante mucho
tiempo después, pues me daba nauseas.

Cuando empecé a venir a reuniones de Al-Anón, no podía imaginarme soltar las riendas
de la ira que sentía hacia ella. El perdonarla era impensable. A pesar de mis dudas,
seguí viniendo. Empecé a hacer amigos en la reunión de mi grupo. Las mujeres me
escuchaban con atención y no me culpaban ni se culpaban. Aprendí a escuchar sus
historias y de igual forma ellas aprendieron a escuchar las mías.

Alrededor de un año después, llamé a mi hermana para desearle un feliz cumpleaños.


Comenzó con sus quejas habituales en materia de dinero, de lo agradable que debe ser
tener esposo, y de la suerte que yo tenía. Continuó explicando lo desafortunada que era
su vida con una larga letanía acerca de los males que le habían infligido. La escuché y,
cuando terminó, le dije: "¡Caramba, qué asco!" Su risa me dejó atónita. Yo también me
reí, y luego me preguntó cómo me iba.

Ahora sé que no me hace nada bien asumir la responsabilidad de problemas ajenos.


Como señaló uno de los compañeros miembro de Al-Anón: "En la frase 'ofenderse' hay
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 125

una opción que escoger. Hoy puedo escoger una mejor opción: simplemente escuchar
y abstenerme de interferir.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Soy uno de esos miembros que tuvieron que hacer la prueba con Al-Anón dos veces
antes de decidir si era algo que necesitaba. Cuando regresé a la reunión a la que había
asistido la primera vez, me acogieron incondicionalmente. Se alegraban de verme de
nuevo.

Conseguí una Madrina y fui a reuniones, llevando conmigo la ira, el resentimiento y la


insatisfacción. Hablaba acerca de divorciarme. Mi Madrina me sugirió que esperara un
año antes de adoptar tal decisión, que tratara de solucionar la ira y el resentimiento y que
intentara lograr un poco de serenidad en mi vida primero. Como mi esposo estaba en
tratamiento, éste era un buen momento para comenzar a ocuparme de mí misma y a
participar un poco en la labor de servicio.

Cuando mi esposo terminó el tratamiento, ya ni nos conocíamos. Éramos un par de


extraños. Sólo lo había conocido como bebedor. Sin embargo, con el tiempo y por la
gracia de nuestro Poder Superior, comenzamos a intimar como amigos. Al final volvimos
a formar una nueva pareja, una pareja mejor. Es una buena relación. No es perfecta pero
por cierto es mejor de la que teníamos hace quince años.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Después de adoptar decisiones erróneas en relaciones sentimentales, me sentía en


bancarrota espiritual una vez más. Me había divorciado de mi esposo alcohólico y
zambullido en otra relación destructiva. Me enamoré perdidamente de un hombre
emocionalmente ausente. Debido a sus repetidas infidelidades, volví a caer en el
torbellino emocional de vivir mi vida a través de otra persona. Pese a todas las lecciones
de mi matrimonio fallido, seguía atrayendo hombres que no podían dedicarse a una
relación sana o no estaban dispuestos a hacerlo.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 126

Por fortuna, en Al-Anón conocí a una Madrina maravillosa que rescató mi cordura. Me
enseñó a escuchar lo que ocurría dentro de mí en vez de desviarme del camino para
evitar el dolor del cambio. Aprendí que adoptar decisiones sanas puede ser muy
perturbador, pero con la ayuda de mi Madrina, puede convertirse en algo menos
temible. Aprendí a usar de nuevo los instrumentos simples del programa.

Sigo luchando con el vacío emocional e intento no llenarlo con opciones enfermizas.
Cuando vacilo, me digo a mí misma: "Bueno, Dios, hice todo lo posible. Encárgate Tú del
resto". Me libero, y al deshacerme del problema, aparecen las soluciones. Cada reto que
encaro de esta manera me ayuda a progresar de forma sana.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Era consciente de todas las malas acciones que mi esposo realizaba hora tras hora. Su
recuperación no avanzaba con la rapidez que yo exigía y nos deslizábamos cuesta
abajo más rápido de lo que podíamos volver a subir. No me daba cuenta entonces de
que mi impaciencia y el manejo de las cosas con excesiva atención en pequeños detalles
eran factores presentes en esta lucha.

Durante una reunión, un miembro experimentado de Al-Anón habló sobre un telescopio.


Me di cuenta de que lo que yo hacía era mirar a mi esposo por un telescopio,
examinándolo con la máxima minuciosidad. Decidí darle vuelta al telescopio y mirar a mi
esposo desde el otro lado. ¡Se veía mucho más pequeño! Observar a mi esposo a
distancia transformó ese rápido deslizamiento cuesta abajo en un una caminata con
menos prisa montaña arriba.

Cuando mi esposo se puso violento, sabía que debía irme junto con mi hijo de quince
años. Llamé por teléfono a alguien en el programa. Aunque no nos podía alojar esa
noche, me dijo que fuera a su casa y que ella nos ayudaría. Antes de llegar, ella ya se
había puesto en contacto con otra persona en Al-Anón quien nos proporcionaría
alojamiento. Pese a que mi hijo y yo volvíamos a nuestro hogar a diario mientras mi
esposo estaba en el trabajo, por las noches regresábamos a casa de esta nueva amiga
hasta que nos sintiéramos suficientemente seguros para volver a la nuestra.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 140

mismo'! Significa que no puedo saber lo que es mejor para otras personas si no pienso
primero en lo que es mejor para mí.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Al inicio de mi recuperación, mi esposa, alcohólica activa, me preguntó si quería


acompañarla a una cena de beneficencia. Ella había comprado dos entradas bastante
caras para este evento que tendría lugar dos o tres semanas más tarde. Me encantaba
que me pidiera salir con ella: parecía que raramente hacíamos cosas juntos, y casi nunca
por invitación suya. Luego recordé todas las decepciones del pasado y los resentimientos
de que el público me viera con mi esposa cayéndose de borracha.

En Al-Anón había aprendido a fijar límites para mí, así que le dije a mi esposa: "Me parece
que va a ser una noche maravillosa y me encantaría pasarla contigo, pero quiero que
sepas desde ya que si te emborrachas esta noche, no iré contigo'! Ella estuvo de
acuerdo.

La noche de la cena de beneficencia, ella se emborrachó. Cuando me preguntó si estaba


listo para salir, le recordé con calma la condición que le había puesto para aceptar
su invitación y rehusé ir a la cena. Se puso de muy mal humor, lloró y se lamentó del
dinero desperdiciado en las entradas; pero, por más duro que fuera, me mantuve firme.
Fue un momento crucial en nuestra familia.

Pasaron todavía muchos años y muchas más reuniones de Al-Anón antes de que la
sobriedad llegara a casa. Eso sucedió hace ocho años, y mi esposa y yo todavía
seguimos juntos. Continúo asistiendo a reuniones de Al-Anón y practicando mi programa
de recuperación. También me empeño en repararle el mal causado a mi esposa
intentando ser el esposo que siempre quise ser. La convivencia con un alcohólico es
demasiado para la mayoría de nosotros; la convivencia con un alcohólico sobrio es a
veces demasiado para mí; pero sé que mi Poder Superior siempre está a mi lado,
brindándome su apoyo, sus cuidados y su amor. Mi esposa tiene un Poder Superior que
siente lo mismo por ella. Así que seguimos adelante, de la mano y a trompicones,
cada uno en la búsqueda de una relación cada vez más estrecha con nuestro Creador.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 141

∞∞∞∞∞∞∞∞

El obstáculo mayor que tuve que superar en la relación con mi cónyuge fue mi temor
al enfrentamiento. La mayoría de nuestras discusiones se trataba de cuestiones
financieras, lo cual me provocaba enormes dificultades. Él se airaba, entonces yo me
airaba. Después de todo, él se airaba primero. Me avergonzaba sentirme así. Nos
culpábamos y nos gritábamos mucho, pero no se progresaba. Pensaba que debía elegir
las palabras precisas y el momento preciso para decirlas. De esta manera creía que
evitaría la pelea, pero, por supuesto, no era así. No podía expresar lo que sentía.
Quería expresarme de forma positiva, amable, simple y directa, sin temores, ni ira, ni
palabras duras.

Al final me di cuenta de que mis temores se vinculaban con la falta de confianza en mí


misma y que mi ira surgía principalmente al no estar satisfecha con mi propio
comportamiento. Debía ser más sincera con mis sentimientos y deshacerme de mi
indiferencia. No había violencia física, pero sí había maltrato verbal que yo aceptaba.
Comencé a ver que la franqueza conmigo misma era un paso hacia la recuperación.

Hablé con mi Madrina, quien me sugirió que me arrodillara y me comunicara con mi Poder
Superior, y que le solicitara guía y claridad. Al principio, me pareció algo incómodo, pero
ella insistió en que me ayudaría. Las cosas fueron mucho más fáciles, aunque de
alguna manera creía que debía hacer algo más.

Mi Madrina me puso al tanto de la Quinta Tradición. Me pregunté si "comprendía y


animaba" al alcohólico o si aún le echaba la culpa de mis faltas.

Mi Madrina me sugirió que probara el servicio. Lo hice y observé que, con el tiempo,
surgía una nueva y asombrosa confianza en mí misma. Ya no estaba a la defensiva.
Desde entonces, la relación con mi cónyuge ha mejorado muchísimo.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Gracias a Alcohólicos Anónimos y a Al-Anón, he gozado de una relación sana de


dieciocho años con mi pareja en recuperación.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 142

Uno de los favores que me pidió desde el inicio fue que no tuviera que soportar borrachos
en casa.

Por medio de Al-Anón, aprendí a fijar límites. Aprendí que pese a que no puedo lograr
que otra persona cambie, puedo fijar límites en mi vida y en mi hogar. Una de las cosas
más difíciles que tuve que hacer fue pedirle a mi hijo de diecinueve años que se fuera de
casa. Había infringido nuestras reglas una y otra vez a causa de la bebida. Unos cuantos
años después, volvió, y le dijimos que las reglas no habían cambiado: no se permitía
beber en casa y, si bebía afuera, no debía regresar a casa. No lo veíamos mucho
durante los fines de semana, pero en la noche dormíamos mejor.

Esta regla de prohibir la bebida ha resultado valiosa muchas veces. Una vez, mi hermano
pasó por mi ciudad cuando iba a visitar a sus suegros. Cuando después del trabajo volví
a casa, lo encontré sentado en la sala con una cerveza en la mano. Me miró, levantó la
cerveza, y me preguntó si me importaba. Le dije: "Gracias por preguntar. Sí, me importa".
No lo dije groseramente y no le mencioné el motivo. Yo me puse a charlar con su esposa
y con sus hijos, y fue muy ameno. Mi hermano se quedó la mayor parte del tiempo afuera,
bebiendo y fumando.

Me importa mi hermano pero no me importa si a él no le gustan nuestras reglas. No me


enfadé con él. No le dije que existía ayuda para él. No traté de enderezarlo. Sólo fijé
límites y me apegué a ellos. Nos despedimos de buena manera y yo mantuve la
serenidad.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Vine a Al-Anón debido a que mi primera esposa bebía. Cuando ese matrimonio
desembocó en divorcio, comencé a entender que en realidad nunca tuve un buen
concepto del amor. Confundía el amor con la compasión.

En Al-Anón llegué a darme cuenta de que amar a alguien es permitirle ser él mismo y
aceptarlo por todo lo que sea, no juzgarlo. Una vez que lo empecé a practicar con
mi segunda esposa, empecé a quererme a mí mismo. Las disputas por cosas ínfimas
se esfumaron por completo. Aprendí a soltar las riendas. Si ella quería hacer algo que
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 143

no encajaba en mis planes, yo lo aceptaba. Era adulta, capaz de manejar su propia


vida y de adoptar todas las decisiones que ella y su Poder Superior consideraran
necesarias. Cuando ya no traté de controlar su vida, ella ya no trató de interferir en
la mía. Consecuentemente, el amor mutuo ha crecido y la relación se ha profundizado.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Me casé pensando que si el matrimonio no funcionaba, en cualquier momento nos


podíamos divorciar. Sabía que mi esposo bebía y se drogaba, lo cual no me gustaba
nada. Hasta fuimos a un consejero matrimonial unas semanas antes de casarnos. Pese
a mis temores, creía que una vez casados, todo marcharía bien. Me equivoqué.

Pronto los dos caímos en nuestras respectivas rutinas. No hablábamos mucho sobre
nuestros sentimientos, excepto cuando él regresaba a casa borracho. Entonces yo
procedía a hacerle promesas de que las cosas cambiarían. Yo quería creer que
cambiarían. Pensaba que si amaba a mi esposo lo suficiente, él dejaría de beber.

Nos alejamos cada vez más. Nuestra relación se redujo a sobrevivir día tras día y a la
incógnita de si él se emborracharía o no. No intercambiábamos ideas sobre el futuro,
teníamos pocas metas en común y no compartíamos ninguna visión. La alegría ya no
era parte de nuestras vidas ni de nuestra relación. Había empezado a perder las
esperanzas y a respetar menos a mi esposo.

Nos divorciamos y fui a Al-Anón al año siguiente, desesperada por recobrar la cordura.
Permanecí durante varios años encarando la ira, la tristeza y otras cuestiones. Mi vida
se normalizó, volví a estudiar, obtuve un título universitario y me mudé al oeste del
país. De vez en cuando asistía a Al-Anón, pero como ya no vivía con un alcohólico
activo, no sentía una necesidad urgente de hacerlo.

A lo largo de los años, me comuniqué con mi ex esposo algunas veces. Le escribí una
carta de pésame cuando murió su madre y recibí varias tarjetas de él. Nos reunimos
para cenar diecinueve años después del divorcio. Me pareció encantador, maduro,
afectuoso y en paz consigo mismo. Había comenzado en A.A. hacía más de diez años.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 144

Comprendí que ambos queríamos intentarlo de' nuevo. Sabía que debía volver a mi
programa para que la relación prosperara.

Asistí a reuniones, conseguí una Madrina y apliqué los Pasos, en especial del Cuarto al
Séptimo. Esta vez me concentré en mí misma, no en ayudar a otra persona. Al final
percibí los dones maravillosos que ofrece el programa para mi crecimiento espiritual.

Entiendo ahora que la recuperación de mi esposo no es asunto mío y que a él le


corresponde decidir cómo practicar su programa. No tengo todas las respuestas que yo
necesito y, por cierto, no sé lo que más le conviene a él. ¡Qué libertad siento al ser
responsable sólo de mí misma!

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi esposa estuvo muy enferma durante mucho tiempo, pero nunca abandoné las
esperanzas de que mejorara. Hice todo lo posible por ella porque pensé que era mi
responsabilidad como esposo. No me daba cuenta de que ella mantenía en secreto su
alcoholismo y que todas las enfermedades que sufría eran una manera de ocultarlo. A lo
largo de los años, me concentré cada vez más en ocuparme de ella. Si alguien me
hubiera preguntado que era lo que más quería en este mundo, habría respondido:
"Quiero que ella recupere la salud'! Sin darme cuenta, mi felicidad llegó a depender por
completo de lo que ella decía o hacía, algo que yo no consideraba un problema. No creía
tener ningún problema; sólo ella los tenía, y yo estaba a su cuidado.

La sensación de rechazo y de fracaso que sentí cuando ella me dejó fue abrumadora.
Me pareció muy injusto. No pude haber hecho más por ella, pero no fue suficiente. Tenía
la costumbre muy arraigada de pensar que todo marcharía mejor si ella recibía los
cuidados necesarios. Incluso después de su partida, mi felicidad seguía dependiendo de
ella.

No podía aceptar la idea de mantener la atención centrada en mí, me parecía


fundamentalmente egoísta. La poca autoestima que tenía dependía de la idea de que yo
era una persona buena a quien le importaban otras personas y que haría cualquier cosa
por ayudarlas. No iba a soltar las riendas de lo que consideraba mi propia integridad.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 145

Me alivió un poco comprender el significado del Primer Paso: que era incapaz ante el
alcohol. Si ella tuviera gripe o algo así, mi ayuda podría hacerle bien. En el caso del
alcoholismo, mi ayuda la perjudicaba. Ella era la única que podía hacer algo con respecto
a su enfermedad. No quería que la ayudara con la enfermedad que en realidad sufría,
sólo quería mi apoyo para ayudarse a negarla.

La Oración de la Serenidad comenzó a adquirir más sentido porque logré un poco de


discernimiento que me ayudó a distinguir la diferencia entre lo que debía aceptar porque
no podía cambiarlo y lo que en realidad podía cambiar: yo mismo y mis actitudes.
Aprendí a desprenderme con amor cuando me di cuenta de que no incurriría en
ninguna falta moral si no centraba mi atención en ayudarla, porque, pese a que me
engañaba a mí mismo, no la estaba ayudando. Ya no tenía sentido pensar que podía
hacer un bien moral o espiritual comprometiéndome, a un costo personal muy grande,
a realizar actividades totalmente inútiles destinadas al fracaso.

Concentrarme en mí mismo no fue egoísta sino la única opción realista posible.


Ahora considero que esa idea es aún más útil porque me señala dónde están las cosas
que puedo cambiar. Hasta cierto punto, mi felicidad puede verse afectada por lo que
otras personas hagan o digan, pero por lo menos ahora reconozco que puedo tomar
medidas para cambiar de actitud.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando empecé a asistir a reuniones de Al-Anón, la relación con mis hijos era bastante
tensa. Me dedicaba casi por completo a proteger a mis hijos de las consecuencias de
sus propias acciones y a mantener la paz en el hogar.

Ahora aprendo a hacerme a un lado y a dejar que experimenten las consecuencias de


sus actos. Al principio fue difícil. Funcionarios de las escuelas y del sistema
 judicial me sugirieron con firmeza que me asegurara de que mis hijos hicieran lo que
debían y que no se metieran en problemas. Vi a ambos ir a la cárcel y me dolió mucho.
Ellos sentían ira y dolor de que ya yo no los protegiera. Había fijado límites y ellos no
supieron responder.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 146

Poco a poco han aprendido a aceptar que los apoyaré, pero que no propiciaré el mal
comportamiento. Me tratan con respeto y agradecen lo que hago por ellos. Por mi parte,
considero que todo vínculo con ellos es un don para mí. Cada momento positivo
es algo que probablemente no hubiera podido tener sin los instrumentos de Al-Anón.
Como parte de mi recuperación, mis plegarias a mi Poder Superior consisten
principalmente en: "Por favor, cuida de mis hijos, lo que sea que eso signifique"

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi recuperación en Al-Anón me ha proporcionado la habilidad necesaria para aliviar


las relaciones con mi novia y con mis compañeros de trabajo. Primero, he aprendido
a adquirir serenidad y una actitud cálida, de aceptación y amor hacia mí mismo para así
poder relacionarme con otras personas de manera sana. Ahora sé que las relaciones
enfermizas pueden causar dolor o vergüenza. Este año ha sido maravilloso para mí
porque tengo confianza y puedo desprenderme con amor.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Quería a mi esposo y él me quería a mí, pero nuestro matrimonio se derrumbaba. Yo


progresaba y cambiaba. Tenía nuevos límites, algunos de los cuales no eran del agrado
de mi esposo. Él resentía que yo asistiera a reuniones de Al-Anón porque por medio de
eso todo el mundo creería que él era un alcohólico. Su cantilena de siempre era: "¿Qué
le ocurrió a la chica con quien me casé? ¿Qué pasó con los buenos días de ayer?" Creo
que esos buenos días de ayer ya habían pasado.

De repente, mi esposo recibió la visita de un viejo amigo. Al escuchar la tensión en la voz


de mi esposo, le preguntó qué estaba sucediendo. Mi esposo le respondió que nos
estábamos divorciando, y su amigo se quedó atónito. Dijo: "¿Cómo es posible? Ustedes
son las únicas personas que conozco que se quieren de verdad" Por algún motivo
desconocido, en un misterioso instante revestido de la presencia de Dios, mi esposo tuvo
un momento de claridad y contrajo un nuevo compromiso con nuestro matrimonio. Dios
hizo por nosotros lo que nosotros no pudimos hacer el uno por el otro.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 147

Dieciocho años más tarde, disfruto un matrimonio que nunca hubiera podido soñar que
fuera posible. Nos queremos y nos cuidamos mutuamente de manera alentadora.
Practico mi programa utilizando los Pasos y las Tradiciones en casa, y de alguna manera
la luz de este programa brilla en todos nosotros. Nos reímos, nos queremos y crecemos
 juntos sanamente, aliviándonos mutuamente a medida que avanzamos.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Durante mi niñez, mi madre me maltrató verbal, emocional y físicamente. La recuerdo


bebiendo siempre. Discutíamos por cualquier cosa. Si ella decía una cosa, yo decía lo
contrario. Nunca estaba de acuerdo con ella sobre nada. Nuestras disputas concluían
cuando yo huía y me escondía para que nadie observara mi dolor ni mis lágrimas.
Nunca permitía que mi madre me viera llorar, ni siquiera cuando me pegaba. Por eso me
pegaba con más fuerza y más a menudo que a mis hermanos. Odiaba a mi madre. Nunca
la oí decirle "te quiero" a ningún miembro de mi familia.

Me escapé de casa a los dieciséis años porque ya no podía soportar el maltrato verbal y
emocional al decirme que yo no era buena, que nunca sería nada en la vida, o que era
estúpida. Cuando me fui, dije que no volvería jamás.

Años después, me mudé de nuevo a mi ciudad natal para estar más cerca de mi familia.
Papá sufría problemas de salud y murió por complicaciones post operatorias, lo que
requirió que internáramos a mi madre en una residencia de ancianos mientras se
recobraba de dos ataques al corazón.

Mi hermano me preguntó si yo podía pasar a verla a diario para asegurarnos de que


estuviera bien. Mi actitud había cambiado un poco, así que acepté pasar a verla después
del trabajo. Todavía discutíamos de vez en cuando, sobre todo cuando otros hermanos
estaban presentes. A veces casi no nos decíamos nada antes de que yo regresara a
casa.

Mi experiencia en Al-Anón me ayudó a cambiar la relación con mi madre. Al final


pude reunir el valor suficiente para decirle las cosas que había querido compartir
con ella. Cuando nos dijeron que ella no estaba bien, mi hermano, que es miembro de
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 148

A.A. y dé Al-Anón, fue a la residencia de ancianos conmigo. Estaba sentada en su silla


cuando llegamos al lugar. Sentí la necesidad de compartir mis sentimientos con ella y
tuve el valor de decirle: "Mamá, te quiero". Era la primera vez que lo decía.

Ya había perdido las esperanzas de que alguna vez me dijera que me quería. Abrió los
ojos y nos miró a los dos, y dijo: "Los quiero a los dos" Somos los únicos dos de seis
hermanos que la oímos decir eso por primera vez.

A partir de ese día, nuestras visitas fueron diferentes. Yo pasaba por allí después del
trabajo, le tomaba la mano y hablaba con ella. A medida que su salud empeoraba, solía
ponerle mi mano en su frente y echarle hacia atrás el cabello. Cuando me iba, le daba
un abrazo y un beso y le decía que la quería.

Gracias a que los miembros de Al-Anón me hacían las preguntas difíciles de contestar,
pude oír a mi madre decir que me quería antes de morir.

Para reflexión y debate:

1. Para practicar el desprendimiento, ¿puedo pensar en algo negativo y reestructurarlo


en relación con sus aspectos positivos? ¿Puedo pensar en algo positivo en términos
negativos?

2. ¿Por qué me preocupan tanto las acciones de alguien más?

3. ¿Cómo me ayuda el soltar las riendas de otras personas?

4. ¿Qué cosas que temía que ocurrieran nunca llegaron a pasar?

5. ¿Qué actitudes antiguas puedo dejar de lado hoy?

6. ¿De qué manera han cambiado mis límites desde que llegué a Al-Anón?
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 149

Capítulo diez
“Decidimos ser felices” 

Algunos miembros describen la aceptación como "vivir la vida según las propias
condiciones de la vida'! Aceptación quiere decir eliminar el deseo de que nuestra
situación sea distinta de lo que es. La preocupación, la obsesión, la crítica o el anhelo de
lo que no podemos alcanzar es un lujo demasiado caro. Pagamos este lujo con lo que
podríamos poseer: la tranquilidad que hoy tenemos a la disposición. Para lograr la
aceptación de nuestras circunstancias actuales, es importante reconciliarnos con el
pasado y cicatrizar viejas heridas porque así evitaremos repetir relaciones pasadas en el
futuro.

Sin temor, hicimos un sincero y minucioso examen de conciencia del Cuarto Paso que
nos prepara para el Quinto Paso: nos aceptamos tal como somos, imperfectos, con faltas
y defectos morales. El Quinto Paso incrementa la atención que debemos prestarnos
a nosotros mismos. Dejamos de lado la ilusión de que no hemos hecho daño.
Reconocemos el papel que jugamos en la creación de nuestra situación actual. Ya no
culpamos al alcohólico de todos nuestros problemas. Dejamos de ser víctimas de la vida
cuando empezamos a asumir la responsabilidad de lo que hemos hecho y admitimos
ante nosotros mismos "la naturaleza exacta de nuestras faltas".

No obstante, después de esta autoevaluación sincera, es básico admitir nuestras culpas


ante otro ser humano y ante el Dios de nuestro entendimiento. Es útil contar con un
Padrino o Madrina, o con un amigo íntimo que nos apoye y que respete la
confidencialidad de lo que decimos sin juzgarnos. Reconocemos nuestros errores
con el fin de brindarle energía y dedicación a nuestra decisión de cambiar nuestras vidas
para que sean mejores. Es un gran alivio sacar a la luz pensamientos escondidos
durante mucho tiempo, sabiendo que damos un paso positivo hacia adelante con la
intención de deshacernos de viejos comportamientos.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 150

El Sexto Paso es otro Paso hacia la aceptación de uno mismo. Cuando estamos
"enteramente dispuestos a que Dios elimine todos estos defectos de carácter", nos
aceptamos tal como somos y le confiamos el resto a nuestro Poder Superior.
Reconocemos que no tenemos que enderezarnos por nuestra propia cuenta. No es
responsabilidad nuestra hacerlo así. Lo único que tenemos
tenemo s que hacer es estar listos para
dejar atrás la culpa y el remordimiento.

En el Séptimo Paso, humildemente le pedimos a Dios que "nos libre de nuestras culpas".
La humildad de nuestra petición
petición de ayuda a nuestro Poder Superior surge directamente
de la aceptación de nosotros mismos demostrada en el Quinto y Sexto Pasos. Pedimos
esta ayuda con humildad porque admitimos nuestras culpas y sabemos que está fuera
de nuestra facultad el eliminarlas nosotros mismos. Hay mucha dignidad por encontrar
en la
la humildad de
de pedirle ayuda a nuestro Poder Superior. Compartimos esta humilde
dignidad con todos los seres humanos puesto que nadie es mejor que nadie desde la
perspectiva de Dios. Al reconocer nuestra humanidad común,
c omún, damos un paso importante
hacia el fomento de la confianza y de la intimidad con otras personas.

Sin embargo, tenemos toda la facultad de reparar el mal ante quienes hemos
perjudicado. El Octavo Paso nos solicita que hagamos una lista de todas las personas
que hemos perjudicado y el
e l Noveno Paso nos pide que "reparemos directamente el mal
causado" a esas personas de nuestra lista, "excepto en los casos en que el hacerlo les
hubiese infligido más daño, o perjudicado a un tercero". Estos Pasos profundizan y
fortalecen el compromiso de asumir la responsabilidad de nuestras vidas, de adoptar
medidas positivas que marquen la diferencia en nosotros y en otras personas, y
de abandonar la idea de que somos víctimas que han sido tratadas injustamente.

No podemos cambiar el pasado. No obstante, podemos cambiar la interpretación del


pasado que a su vez puede cambiar la manera en que nos sentimos hoy. Cuando
estamos dispuestos a examinarnos de forma crítica y a admitir nuestros errores,
podemos lamentar esos errores mientras que también nos sentimos algo satisfechos de
nuestro progreso desde el momento en que los cometimos. Adquirimos respeto de
nosotros mismos así como de otras personas, aun cuando sigamos siendo humildes
humildes
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 151

por respeto al modesto papel que desempeñamos en un mundo que está al cuidado de
un Poder Superior.

Son nuestras actitudes, no nuestras relaciones, lo que nos puede dejar atrapados en el
pasado. Si optamos por el resentimiento y la infelicidad, no es culpa de nadie más. Al
cambiar nosotros, inevitablemente cambiará el carácter de nuestras relaciones. Como
decimos en la Bienvenida Sugerida a nuestras reuniones: "Depende mucho de nuestra
propia actitud
actitud y, a medida que aprendemos a situar
situar nuestro problema en
en su auténtica
perspectiva, vemos queque este pierde el poder de dominar nuestros pensamientos y
nuestra vida... La
L a situación de la familia mejorará seguramente al aplicar las ideas
de Al-Anón y Alateen..

Historias p ersonale
ersonales
s

Me sentía
sentía cada vez más segura a lo largo de los cinco años de sobriedad
sobriedad de mi esposo
cuando él asistía a A.A. con regularidad. Cuando dejó de ir a reuniones, casi me
desmayo, y comencé a preocuparme. Luego leí en las publicaciones
publi caciones que la preocupación
es un exagerado sentido de responsabilidad de nuestra parte. Su sobriedad era algo
entre él y su Dios. Su decisión de asistir a las reuniones no era más que eso: su
decisión, no la mía. Mi preocupación no representaba nada para él, pero entrañaba el
peligro de paralizarme a mí.

Por fortuna, había aprendido una nueva manera de actuar en la vida, en lugar de
reaccionar. Después de comentarle a mi esposo que estaba preocupada, me deshice
d eshice de
la cuestión y seguí aplicando mi programa.
programa. No soy Dios para nadie, así que dirigí todos
mis esfuerzos a aprender y practicar los principios del desprendimiento. Éstos ya se han
convertido en una forma automática de vida para mí.

Si no hubiera soltado las riendas de la preocupación, habría desperdiciado muchos años


fomentando este defecto. En mi opinión, los Pasos Sexto
Sexto y Séptimo se refieren a los
defectos de carácter que estoy dispuesta a eliminar a través de Dios. Me pareció que
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 152

debía demostrar una confianza total en mi Poder Superior. Tenía que pedirle
ped irle a Dios que
eliminara este defecto destructivo que me robaba tiempo, con el fin de adquirir serenidad
en mi vida. Me empeñé en admitir
admitir que era incapaz ante los pensamientos y las
decisiones del alcohólico y me liberé para vivir la vida de la mejor manera posible.
Este método en realidad funciona, aunque la voluntad de mejorar mi vida y mantener
la concentración en mí misma no sea demasiado grande. Practicar el programa me
ayuda a aceptar nuestras múltiples diferencias.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Desde que estoy en Al-Anón, me he hecho amiga de mí misma. Antes, era mi peor
enemiga. Me castigaba con regularidad. Cada vez que reunía el valor de cambiar lo que
podía, con rapidez me saboteaba yo sola debido a esa necesidad imperiosa de obtener
aprobación para apoyar mi falta de autoestima.

He aprendido a escuchar y participar. El no ser perfecta está bien. Yo misma puedo


darme palmaditas en la espalda aunque no todos estén de acuerdo.

He aprendido a quererme a mí misma hasta cuando me equivoco. He aprendido que la


integridad es mucho más valiosa, satisfactoria y duradera que la aprobación instantánea
que buscaba antes. Verdaderamente he aprendido a ser amiga de una de las hermosas
creaciones de Dios: yo misma.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi esposa era una alcohólica que se desempeñaba bien con un buen empleo. Era, y aún
es, muy buena persona. Sin embargo, la chachara alcohólica se desataba todas las
noches después de las ocho en un círculo de disputas sin sentido y sin solución. Me
gritaba que quería el divorcio, lo que me separaría de mis hijos (y eso era lo último que
yo quería que sucediera). Después de años de sesiones intermitentes de terapia, de
ciclos de mejorías y desastres, yo había perdido la esperanza. Me encontraba
desesperadamente confundido y destrozado, y me preguntaba si debía continuar
viviendo esta situación insensata o renunciar al matrimonio.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 153

No sabía si podía adoptar tal decisión pero ella lo hizo por mí. Mi esposa se me acercó
y me dijo que ambos éramos infelices y que debíamos divorciarnos. Se me quitó un gran
peso de encima. Me di cuenta de que cuando resulta difícil adoptar una decisión quiere
decir que aún no ha llegado el momento de hacerlo. Tuve el valor para cambiar,
y ahora estamos divorciados y compartimos la custodia de los niños.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Después de un tiempo en Al-Anón, empecé a practicar la idea de "iniciar el día de nuevo".


Hasta ese momento, solía aferrarme a cualquier queja contra la vida. Cualquier discusión
era una buena excusa para que los agravios, la ira o las preocupaciones perduraran
durante días. En el caso de mi hija, pensaba que no era simplemente traviesa sino que
me molestaba adrede.

Un día decidí iniciar el día de nuevo después de intercambiar insultos con mi esposo
durante una pelea enardecida. En lugar de cargar con ese peso, me deshice de él. De
inmediato me sentí mejor y pude disfrutar de la familia. Más tarde observé que mi esposo
hacía lo mismo y nuestra hija siguió el ejemplo poco tiempo después.

Me asombra haber podido causar este efecto en mi familia al ocuparme de mí misma.


Este cambio de actitudes puede realmente enriquecer nuestras vidas y la situación de
verdad mejora durante el proceso.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Mi esposo y yo quedamos atónitos al enterarnos de que él tenía un cáncer de laringe,


aunque había dejado de fumar hacía muchos años. Le preguntamos al médico cómo
podía ser posible, y él nos respondió: "El haber fumado y bebido durante años puede
causar este tipo de cáncer".

Me invadió el pánico. Oí voces dentro de mí que desencadenaron una cascada de


pensamientos desalentadores casi imposible de detener. "¿Qué puedo hacer? ¿Cómo
podré hacerle frente a otra cosa más? ¿De dónde sacaré las fuerzas para cumplir con
esta otra responsabilidad?"
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 154

Durante seis años, había cuidado a mi esposo debido a su salud cada vez más frágil.
Pensaba que ya había conseguido aceptar las limitaciones que la enfermedad crónica
había impuesto en nuestras vidas, pero entonces estaba ante otro reto.

No me preocupaba el resultado del tratamiento puesto que los médicos estaban


convencidos de que un tratamiento radiológico eliminaría el cáncer con efectos
secundarios mínimos. Me preocupaba cómo podría
po dría hacer para agregarle a la rutina diaria
una responsabilidad más que exigía tanta atención. ¿Cómo podría llevar a mi esposo
al hospital todos los días durante seis semanas? Ya estaba al límite de mis fuerzas, física
y emocionalmente.

Decidí solicitar ayuda. Empecé a llamar a todas las agencias del distrito que ofrecen
transporte para personas de edad avanzada y discapacitadas. De todos los lugares que
llamé, me contestaron que, por un motivo u otro, no podrían brindarme asistencia. Con
cada llamada que hice, el tono de las voces
voces dentro de mí aumentó. A pesar de que dos
de mis hijas se ofrecieron a pedir una semana de permiso en el trabajo para ayudarme,
seguí descendiendo hacia la desesperación.

Me puse en contacto con mi Madrina y con los amigos del programa. Otros miembros
con experiencias similares compartieron la manera en que habían sobrevivido cuidando
a sus enfermos.

Me dijeron que lo más importante era que me ocupara de mí misma. Si no guardo el


equilibrio físico, emocional y espiritual, sufriré con más intensidad los efectos negativos
de la tensión.

¿A qué fuente de ayuda mejor que a mi Poder Superior se puede acudir?

Le dedico unos minutos al Dios de mi entendimiento


ente ndimiento antes de comenzar el día. Rezo una
breve plegaria y le confío mi día y mi voluntad a Dios, lo que me ayuda a comprender
que no estoy sola y eso me brinda
brinda fortaleza. Si me
me mantengo centrada en lo positivo y
utilizo los instrumentos que me ayudaron en el pasado, puedo vivir hoy y recordar
que puedo hacer en un día lo que nunca imaginé que podría hacer el resto de mi vida.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 155

Cuando mi mente se desvía, necesito un instrumento oportuno que me devuelva el


rumbo. El instrumento más fácil de usar es hacer una breve pausa y tomar conciencia de
mi respiración. Inhalo y exhalo de manera lenta, regular y continua, y al hacerlo me digo:
"Cuando inhalo, inhalo paz y serenidad. Cuando exhalo, libero tensiones y temores".
Repito este ejercicio varias veces hasta que recobro la calma.

Duermo ocho horas, me alimento de forma equilibrada y hago algo de ejercicio a diario.
Me aseguro de ver salir el sol sobre el océano por lo menos una vez al mes. Hago
arreglos para que alguien me reemplace para poder así gozar de un fin de semana de
relajación por lo menos una vez cada tres o cuatro meses. Aprovecho entonces para
descansar, orar, escribir mi diario, o tan sólo caminar alrededor sin la responsabilidad de
atender a alguien más. Le dedico tiempo a la relajación y a la recreación, que incluye
alejarme un tiempo de mi esposo. Nada me cansa más que estar de guardia 24 horas al
día, siete días a la semana. Parece algo básico de la vida, pero al encarar una
enfermedad crónica, es fácil que yo que soy quien está al cuidado pase por alto el
cuidado de mí misma.

Al-Anón me ha enseñado a cuidar a otra persona sin asumir el control completo sobre
la vida de ella, lo que me ha ayudado a mantener el enfoque en mí misma.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando estuve en la escuela secundaria y en la universidad, un joven vivía con nosotros.


Pasaba mucho tiempo con él, pero no lo conocía bien. Ese joven era mi hermano, quien
es tres años menor que yo. Pude haber sido su mentor ya que cursó la escuela
secundaria y la universidad justamente después que yo, pero no lo fui. Me abrumaba
demasiado la vida en un hogar alcohólico porque no me permitía hacer otra cosa más
que pensar en cómo satisfacer necesidades y deseos propios.

Ahora estoy aprendiendo poco a poco a ser su hermano mayor. Reconozco que la
respuesta para resolver mi culpa es que debo reparar el mal, no evitarlo. No le doy
consejos a menos que me los pida. Trato de estar a su lado de manera constante
y confiable. Así como he comenzado a tratarme mejor, también he comenzado a tratarlo
mejor.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 156

Hoy practico el Octavo Paso. Sé que algún día debo (y quiero) reparar el mal causado a
mi hermano, pero eso no significa que no pueda empezar a cambiar mi comportamiento
a partir del día de hoy.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Nuestro mundo se derrumbó cuando murieron papá y mamá y yo me convertí en


tutora de mi única hermana, quien es veintidós años más joven que yo. Como profesora
de escuela secundaria, estaba segura de que una chica de catorce años no me daría ni
dificultades ni sorpresas. Yo había sido consejera de adolescentes perturbados y de sus
padres. Sólo debía aplicar las lecciones
leccion es de los libros a nuestra
nu estra vida familiar y crearía una
miembro responsable en la sociedad. Había pasado por alto los efectos de la crianza en
un hogar alcohólico, lo cual nos había afectado a las dos.

Cuando comenzó a usar alcohol y drogas, mi hermanita se descontroló por completo:


malas notas, ausencias a clase, irrespeto a la hora impuesta de regresar
regresar a casa, robos
y desobediencia. Luché por controlar lo incontrolable. Me quedaba despierta para
sermonearla, rogarle, persuadirla, amenazarla y llorar. Intenté inscribirla en programas
alternativos en la escuela. La llevé a la fuerza a evaluaciones por abuso de
alcohol. Las dos empezamos a ir a terapia en busca de cura para su comportamiento.
Me quejaba tanto que los amigos de la iglesia nos evitaban. Al final llamé a la policía.
Después de pasar una semana en un centro de detención de jóvenes, la declararon
rebelde. Estuvo calmada unos cuantos meses, pero nueve días después de que
cumplió dieciocho años, se fue de casa. A los cuatro años de la muerte de nuestros
padres, tuve que admitir mi fracaso.

Comencé un descenso a las tinieblas. El vacío que sentía dentro de mí me empezó


a abrumar. Rezaba todas las noches por que me llegara la muerte y me despertaba
llorando porque mis ruegos no habían sido escuchados. Perdí a todos los familiares
inmediatos. La vida diaria era dificultosa: todavía enseñaba, aunque parecía una
sonámbula.

Atrapada por el miedo y el terror, marqué el número de la línea de información de


urgencia de los Grupos de Familia Al- Anón de mi zona. En una reunión esa noche tomé
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 157

conciencia de mi falta de cordura y de lo ingobernable que era mi vida, pero que podría
encontrar ayuda.

Tres instrumentos me ayudaron a restaurar la relación con mi hermana. Primero, me di


cuenta de que sólo podía practicar una idea a la vez. Los lemas constituían piezas de
sabiduría fáciles de manejar. Comencé con el lema: "Suelta las riendas y entrégaselas a
Dios'! Mi capacidad de dirección había sido elogiada. Podía manejar una clase de
adolescentes inquietos, podía coordinar reuniones de la junta de la iglesia y podía
dirigir producciones teatrales. Había llegado a creer que mi talento administrativo podía
reemplazar la cooperación y la amorosa bondad. Tuve que dejar de ser la que conducía
todo. Percibí que no podía liberarme o desprenderme de aquéllos a quienes había
intentado, sin éxito, controlar. No obstante, podía confiar la vida de gente como mi
hermana a un Poder Superior de amor. Al practicar "Suelta las riendas y entrégaselas a
Dios", pude escuchar a mi hermana por teléfono, mordiéndome la lengua para no hablar.
Me guardé mis opiniones y le ofrecí
of recí estímulos y elogios. Estaba embarazada de su primer
hijo y había cruzado el país en autobús. Me llamaba todas las noches para pedirme que
me ocupara de ella. Le dije que Dios la ayudaría a ella y a su hijo, y así ocurrió.

El segundo instrumento que me funcionó bien fue tener una Madrina. Sabía que debía
permitir que alguien intimara conmigo para compartir con ella mi fortaleza y mis
debilidades. Debía confiarle a otra persona mi verdadero yo. Si un miembro de Al-Anón
me veía como era en realidad, tal vez pudiera entonces aceptarme a mí misma con mis
imperfecciones y dejar que otras personas me vieran como soy. La persona que había
elegido como Madrina era una miembro muy antigua a quien admiraba. La llamé para
pedirle que fuera mi Madrina, pero cuando hablé con ella parecía como si la estuviera
ahuyentando. Le comenté que sufría ataques de terror por las noches y que pudiera ser
que tuviera que despertarla a las tres de la mañana. Le advertí que podría estallar en
sollozos incoherentes por teléfono y que ella nunca sabría si yo aún estaba en la
hermandad porque nos veíamos sólo una vez a la semana. Terminé mis advertencias y
esperé. Se rió y me preguntó: "¿Crees que las lágrimas, las llamadas a media noche, o
las mentiras son algo nuevo para alguien que ha convivido con un alcohólico
a lcohólico que todavía
bebe? Hay mucha gente que ha orado por ti cuando tú no podías hacerlo. No vas a tener
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 158

problemas y será un privilegio para mí ser tu Madrina" Se convirtió en mi Madrina y esa


relación me enriqueció.

En la relación con mi hermana intenté copiar la sincera aceptación que me brindó mi


Madrina. Oraba por mi hermana a diario. Le permitía experimentar sus sentimientos en
lugar de decirle cómo se debía sentir. Aprendí a aceptarla.

El tercer instrumento fue la práctica de los Pasos, en especial del Noveno y del Décimo.
No podía deshacer el daño que mi voluntad inflexible y mi temperamento dominante le
habían causado a mi hermana, pero podía pedirle perdón y admitir con rapidez que
estaba equivocada cuando recaía en comportamientos obsoletos. Las recaídas ahora
son menos frecuentes. Nos apoyamos mutuamente al enfrentar los retos que a cad a una
nos plantea la vida.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Muchas de mis relaciones han mejorado desde que inicié la recuperación en Al-Anon.
Una de las más importantes ha sido la relación con mi única hija. Me crié con la
enfermedad del alcoholismo, por lo que adquirí muchas actitudes negativas. Estas
actitudes, junto con mis características positivas, formaron parte de un matrimonio precoz
y luego fueron transmitidas a mi Jiijo y a mi hija. Mi esposo se mantenía bebiendo.
Nuestras vidas se tornaron ingobernables.

Yo maltrataba verbal y físicamente a mi hija principalmente debido a la ira contra mi


esposo. Como no podía expresar mis sentimientos hacia él, ella era la víctima de mi ira.
Nuestra relación se había deteriorado mucho y parecía irreparable.

Después de un tiempo, empecé a aliviarme del pasado y logré repararle el mal que le
causé a ella. He tenido la dicha de poder pasar tiempo de calidad con mi hija y espero
con ansias pasar con ella más momentos llenos de afecto. La recuperación es algo que
ocurre a diario, pero las recompensas son algo inimaginable.

∞∞∞∞∞∞∞∞
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 159

Después de que mi matrimonio terminó en divorcio, en el trabajo me trasladaron a otra


ciudad. Me encontraba en un nuevo entorno, con nueva gente en mi vida. Había un
cambio en todo lo que me era familiar. Mis hijos no quisieron dejar sus amigos
a migos en nuestro
lugar natal para mudarse conmigo. Por primera vez en la vida, opté por vivir sola.

Después de llegar a ser miembro de Al-Anon, descubrí que tenía muchas cosas nuevas
en mi vida. No me daba cuenta de que había estado usando todas mis relaciones, en
especial con hombres, para intentar llenar el vacío en el alma producido por la falta de
afecto y de amor que necesité durante mi niñez como hija de un alcohólico.

Los Pasos y el programa me entusiasmaron tanto que quise practicarlos al ritmo con el
que había hecho todo en la vida: frenéticamente, tratando de forzar resultados con
rapidez. Mi Madrina me ayudó a comprender que podía practicar los Pasos a mi propio
ritmo y a mi manera. Este criterio fue una revelación para mí. En realidad contaba con
opciones sobre cómo aprender y qué aprender.

Después de practicar los Pasos por primera vez, me sentí asombrada y agradecida de
percibir que comprendía mucho mejor a mi padre alcohólico. Practiqué el Cuarto Paso
con base en la relació con mi padre, y por primera vez en mi vida llegué a conocerlo,
quererlo y a aceptarlo tal como era. Percibí en él muchas cualidad que no había visto
antes. Vi cómo mi actitud, mi comportamien y mi juicio con respecto a él habían
construido un sólido muro d ira y resentimiento que nadie podía atravesar.
Lamentablemente mi padre había muerto algunos años antes, pero mediante el uso
de los Pasos Octavo y Noveno pude escribirle a papá una carta de reparación. Entablé
una nueva relación con él después de sus u muerte. Me sentía muy cerca de él y volví atrás
en el tiempo partí permitirle a esa niñita sentarse en su regazo, abrazarlo y besarlo, y
caminar juntos de la mano. Sentí el amor, la calidez y la seguridad que nunca antes
a ntes había
sentido.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Cuando estuve lista para poner los Pasos Octavo y Noveno en acción, preparé una lista
de personas, lugares y cosas que había perjudicado. Supe que era el momento de
regresar a donde mi ex esposo vive y proceder a repararle el mal causado. Los años de
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 160

resentimiento al final se habían convertido en una carga demasiado pesada para mí.
Confié mi conciencia de goma y mi corazón de cemento al cuidado de un Poder
Superior bondadoso.

En tres meses repletos de recuperación, reuní el valor de escribirle dos cartas para
repararle el mal causado. Eran cartas sencillas pero sinceras y escritas con el corazón.
Mi ex esposo se sintió agradecido de recibirlas, y yo sentí que la liberación de la culpa y
del resentimiento agrietaba el cemento de esos muros de temor.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Había estado nueve años en Al-Anón


Al -Anón cuando por fin estuve listo para practicar el Quinto
Paso. En la familia alcohólica en la que me crié, los hombres debían ser fuertes y
silenciosos y no se sacaban "los trapos sucios" al sol. Por eso, me dispuse a
describir con gran temor e incertidumbre "la naturaleza exacta de mis faltas" ante otro
ser humano.

A la persona que escogí para compartir esto no se le movió ni un pelo. En retrospectiva,


me sorprende que ella pudiera contener un bostezo durante tanto tiempo. Cuando
terminé, o creí haber terminado, me formuló la única pregunta que yo no quería oír: "¿Hay
algo más?"

¿Cómo supo que yo lo estaba ocultando? En la misma medida en que quise decir "no",
también quise estar a la altura de la sinceridad que nuestro programa fomenta. A
trompicones revelé el secreto que a lo largo de mi vida le había ocultado a todo el mundo,
incluyéndome a mí mismo.

"Bueno", —dije en un susurro: "Esto es lo que siento". "La mayoría de la gente siente
algo" —respondió.

"No estos sentimientos" —agregué: "Me atraen los hombres". Había pronunciado las
palabras fatídicas. Estaba seguro de que ella huiría por la puerta gritando horrorizada;
así de fuerte era el desprecio de mí mismo. Sin embargo, permaneció impávida y agregó
una sola palabra más: "¿Y?"
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 161

"Pero no sé qué hacer con estos sentimientos" —expliqué. —  Me contestó: "¿Has


considerado sentirlos?"

Eso es lo único que no había hecho. Había tenido una vaga noción de su existencia hasta
que escribí mi Cuarto Paso. No obstante, al permitirme sentirlos, me di cuenta de que
me habían acompañado durante mucho tiempo. Había oído a menudo en Al-Anón que
el síntoma principal de la enfermedad familiar del alcoholismo era la negación. Ahora
podía ver que mi negación había trascendido la bebida de mis familiares.

El Quinto Paso me permitió alejarme de la negación y seguir adelante con mi vida sin
ocultarme ya en la oscuridad. Fue el impulso inicial que me llevó a entablar una relación
más íntima, sincera y real con todos los que me rodeaban, incluyéndome a mí mismo.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Pensaba que era una buena ex esposa y que le reparaba el mal causado a mi ex esposo
al no tener contacto con él. Me parecía que encajaba en esa parte del Noveno Paso que
dice: "excepto en los casos en que el hacerlo les hubiese infligido más daño, o
perjudicado a un tercero". No teníamos hijos, y una vez que vine a Al-Anón ya no tuve
contacto con ninguno de los amigos que ambos teníamos, así que me alejé de él.

Con los años surgieron oportunidades que comprendían gente, lugares y cosas
relacionadas con mi ex esposo, pero las rechacé. Perdí el contacto con mis amigos
porque nunca quise volver a la ciudad donde habíamos vivido cuando estábamos
casados. ¿Por qué iba a querer reabrir los buenos y los malos recuerdos o estar con
gente que me consideraría la ex esposa?

Me sentía cómoda con mi vida de soltera. El matrimonio parecía algo que no había
sucedido nunca. Había vuelto a usar mi apellido de soltera, había experimentado
cambios a nivel profesional, me había mudado, y había seguido hacia delante con mi
vida. ¡Qué sorpresa fue cuando mi ex esposo y yo comenzamos a comunicarnos por
correo electrónico! Eran breves mensajes de "feliz cumpleaños" o "felices fiestas".
Percibí una grieta en mi fachada de "nunca sucedió", como si mi Poder Superior me
dijera: "Prepárate, disponte..."
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 162

Finalmente visité varias veces mi estado natal que tanto amaba para ver a mi familia Al-
Anón que estaba muy relacionada con mi recuperación y con mi vida allí después del
divorcio. Antes de mi última visita, oré para que mi Poder Superior me guiara sobre
repararle directamente un mal causado a mi ex esposo. Le envié un mensaje electrónico
diciéndole que me encantaría almorzar con él pero que no quería interferir en su vida
actual y que lo entendería si a él le resultaba incómodo verme.

Aunque esperaba que me rechazara, estuvo de acuerdo, y me dejó un mensaje por


teléfono. Era difícil creer que yo hubiera progresado en mi vida que ni siquiera reconocí
su voz, y me pregunté si me había aliviado o si simplemente me había endurecido.

Aunque el divorcio había finiquitado legalmente el matrimonio hacía veintisiete años,


sentí la necesidad de poner punto final y reparar el mal causado de mi parte en ese
matrimonio fallido.

El problema de nuestro matrimonio se vinculaba no sólo con su alcoholismo sino con


el hecho de que ambos éramos hijos adultos de alcohólicos. Habíamos sido incapaces
de mantener una relación adulta porque ninguno de los dos había intentado la
recuperación.

Lo que siguió fue asombroso. Mi Poder Superior se encargó justo a tiempo. Extendí mi
mano y tomé la suya mientras le decía "Siempre lamenté lo que aporté a nuestro
matrimonio. Mi padre era alcohólico y yo no lo sabía en esa época. Él no se sorprendió.

Reconoció que sabía acerca del alcoholismo de mi padre. Me dejó atónita cuando
recordó los detalles que yo había olvidado hacía mucho tiempo. Le comenté lo tanto que
sentía haberlo golpeado y que me había llevado años comprender a quién le estaba
pegando en realidad.

Dije todo lo que necesitaba decir acerca de mi comportamiento en nuestro matrimonio.


No oí las palabras "Te perdono" de su parte, pero eso no era imprescindible. Lo que
importaba era que yo había dicho lo que necesitaba decir.

Él también ofreció algunas disculpas, pero mi Noveno Paso no se trataba de oír lo que
me habría gustado oír de él. Había aprendido a perdonar porque Al-Anón me enseñó
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 163

que no debía prolongar mi enfermedad aferrándome al dolor. Eso no significaba que lo


que él había hecho era aceptable. Todo mi perdón significaba que había optado por dejar
a un lado la enfermedad.

Saber cuándo terminar un Noveno Paso es tan importante como fijar un lugar y un
momento para iniciarlo. Dios también me ayudó con eso; nos levantamos al mismo
tiempo y nos despedimos con un abrazo. Este almuerzo resultó ser un final y un
comienzo. Sentí como que había recuperado un viejo amigo a quien había perdido. No
sé si nos veremos de nuevo, pero comprendí que él era parte de mi vida y, lo que es más
importante, me había ayudado a encontrar a Al-Anón y a mi Poder Superior.

Cuando regresé a casa, recibí un mensaje suyo en el que me decía que el almuerzo fue
lo más hermoso que le había ocurrido en los últimos tres años. Le dije que yo también
estaba agradecida. Si bien no le comenté sobre el Noveno Paso y Al-Anón, tanto mi
corazón como mi cabeza agradecían haber escuchado la voz de Dios que me decía que
era el momento de reparar directamente el mal causado, y que me daba el valor para
darle seguimiento a mis instintos. Llevó tiempo, pero la espera valió la pena.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Poco después de entrar por las puertas de Al-Anón, me di cuenta de que debía
aprender todo lo que pudiera sobre la enfermedad del alcoholismo. Después de todo,
ya no quería controlar a mi pareja; sólo quería información. Leí y estudié todo lo que
podía encontrar para que cuando ella me hablara sobre su enfermedad, pudiéramos
mantener una conversación inteligente.

Pronto me di cuenta, cuando fuimos de vacaciones a ver a mi familia en otro estado, de


que mis conocimientos podían beneficiar a toda la familia. El primer día de nuestra
estadía, esperábamos que mi hermano mayor terminara de trabajar y viniera a casa de
nuestros padres a verme. A medida que pasaban las horas, era evidente que se había
ido a tomar unos tragos, probablemente para calmar los nervios antes de encontrarse
con su hermanita menor. Cuando llegó, le hice saber que existía un programa que podía
ayudarlo. Tenía tantos conocimientos sobre los descubrimientos científicos relacionados
con alcohólicos y tanta información sobre Alcohólicos Anónimos que no pude evitar
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 164

decírselo. Bueno, huelga decir que mi hermano empezó a gritarme. Luego toda la familia
se inmiscuyó. Les dije a mi madre, a mi cuñada, a mi hermana y a quien quisiera
escucharme que había un programa para ellos también que se llamaba Al-Anón. No
entendí por qué no querían por lo menos intentarlo. Después de todo, ¡miren lo que había
hecho por mí!

Nos reunimos otra vez en una cena familiar y mi madre me llamó aparte para pedirme
que por favor no perturbara de nuevo a toda la familia con fastidiar a mi hermano. ¿Cómo
osaban? Mi hermano era el que tenía el problema. Era él quien bebía. Así que me quedé
en casa y me hice la mártir. Mi Padrino me comentó que un mártir es una persona que
sufre mucho debido a sus creencias. No me dijo que sufrían mucho debido a las
creencias de otras personas. Gentilmente me pidió que revisara el Primer Paso. Tuve
que admitir que era incapaz ante la bebida de mi hermano e incapaz ante la reacción de
la familia a ésta. Les agradezco a mi Poder Superior y a mi Padrino por su gentil forma
de ayudarme a descubrir las lecciones que necesito aprender en la vida.

Años más tarde, tuve la oportunidad de reparar el mal causado a mi hermano diciéndole
que lo quiero. Reparé el mal causado a mi familia no interfiriendo en sus asuntos.
Finalmente, reparé el mal causado a mí misma perdonándome por mis reacciones. Ahora
gozo de esa serenidad en las relaciones con mi familia que proviene de la práctica de un
buen programa, de las charlas con mi Padrino y de la asistencia a las reuniones.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Una compañera de trabajo y yo teníamos creencias religiosas y políticas distintas, y me


sorprendió darme cuenta de que Resentía y juzgaba la "intolerancia" que creía ver
reflejada en sus valores. Durante las horas de trabajo solía iniciar conversaciones
polémicas con ella y no perdía oportunidad de expresarle mis opiniones con un aire de
superioridad. Al final de una larga semana, volví a actuar de la misma manera y observé
que mi colega recogía sus cosas con rapidez para irse, obviamente disgustada.

No es de extrañar que algo me importunara todo el fin de semana, y cuando examiné mi


comportamiento con mi Madrina, me horrorizó ver que yo hacía las mismas cosas que
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 165

criticaba en mi compañera de trabajo. Yo era la intolerante y mojigata, llena de prejuicios,


no ella.

Con humildad, usé el Noveno Paso para repararle el mal causado, y a lo largo de los
años mi Poder Superior ha convertido a esta persona en una de mis grandes maestras.
Al examinar mi propio comportamiento en alguien diferente a mí, logré una hermosa
amistad y pude aplicar estas lecciones enriquecedoras a otros problemas de mi vida.
Hoy cuando percibo diferencias con otras personas, mi Poder Superior me ayuda a ver
que somos más parecidos de lo que podría imaginarme.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Hay una diferencia minúscula entre los celos y la esperanza. Recuerdo que observaba a
mi Madrina y a su esposo, y deseaba tener lo que ella tenía, es decir, un esposo en A.A.
Estaba segura de que esa sería la solución a todos los problemas con mi esposo.
Lo que no veía era que la enfermedad del alcoholismo, y no sólo el comportamiento
de mi esposo, habían dañado nuestra relación. Mis reacciones también habían
perjudicado seriamente a nuestra familia, pero la culpa y la negación estaban tan
arraigadas en mí que no percibía la parte que me correspondía. Aún intentaba el cambio
en otras personas para que yo me sintiera bien.

Escribí un Cuarto Paso enciclopédico y se lo llevé a mi Madrina. Nos reunimos en un


parque donde nos sentamos en un banco y observamos a nuestros niños jugar mientras
yo sacaba un voluminoso manojo de papeles. Ella me miró boquiabierta, se rió, y me
dijo: "Tengo una idea. ¿Por qué no me cuentas lo que no incluiste allí?" Tal vez bromeaba
un poco, pero le tomé la palabra y le comenté lo que, por vergüenza, no había incluido
en esa letanía de quejas sobre mi esposo. Por extraño que parezca, las omisiones
no tenían nada que ver con él. En forma entrecortada, le comenté a mi Madrina lo que
nunca le había dicho a nadie: papá había abusado sexualmente de mí. Luego le conté
que me habían violado cuando cursaba el primer año de universidad y que había tenido
un bebé el cual lo había entregado en adopción. Me abrazó y lloró conmigo. Me sentí
tan aliviada y con tanto valor que estaba segura de que volvería a casa y se lo contaría
a mi esposo. Mi Madrina me advirtió que lo hiciera cuando mi Poder Superior, no yo, lo
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 166

considerara oportuno, y agregó que los Pasos Sexto y Séptimo, y la voluntad y la


humildad que incluyen, eran muy necesarios primero.

En mi terquedad, estaba segura de que estaba lista. Nunca le consulté a mi Poder


Superior; en su lugar, regresé a casa llena de "sinceridad" mojigata. Ese día comenzó
una pauta que se repitió después de realizar varias prácticas del Quinto Paso: volvía a
casa llena de emoción y anunciaba que quería hablar con mi esposo. Él solía correr a
encerrarse en el baño. Nunca me pareció correcto que presionara mi nariz contra el
marco de la puerta.

Al final en Al-Anón aprendí que reconocería el momento apropiado y oré para saber
cuando ese momento llegara. Mientras tanto, comencé a practicar principios nuevos e
incómodos en mi vida: franqueza, humildad y humor. Empecé a ver mis propias acciones
y a responsabilizarme sólo de eso, nada más (lo que quiere decir martirio) ni nada menos
(lo que quiere decir negación). Veía que mi vida y las relaciones con mi esposo y con
otros familiares eran lo que yo quería que fueran hoy. Cuando solté las riendas de mis
expectativas sin tomar las cosas de manera personal, pude disfrutar de la otra persona
sin esperar que el futuro fuera igual al presente o al pasado.

Llegó el momento en que tuve que aprender los principios otra vez. Nuestro hijo menor
bebía y consumía drogas, amenazaba con suicidarse y estaba fuera de control. En esa
época, mi esposo asistía a una reunión de A.A. a dos mil cuatrocientos kilómetros de
distancia mientras realizaba un viaje prolongado de negocios. Una vez más supe que
no se trataba de mí.

Cuando regresó a casa, decidimos consultar con un consejero familiar para que nos
ayudara a encarar la crisis de nuestro hijo. De camino a casa después de una sesión,
comencé a quejarme sobre la necesidad de que todos fuéramos sinceros porque de lo
contrario nada llegaríamos a lograr. Mi esposo me miró y, con una voz suave, me dijo:
"Si ves un problema, tal vez eres parte de la solución". Me sentí muy irritada y
amenazada. ¿Cómo osaba tener tanto equilibrio y hablarme de recuperación a mí, quien
había estado en el programa más tiempo?
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 177

Cuando confiamos nuestra voluntad al cuidado de Dios, eliminamos las barreras


limitantes de nuestra experiencia pasada y les abrimos la puerta a posibilidades que no
podemos predecir. Soltamos las riendas de nuestras ideas limitadas sobre lo que podría
ser y les abrimos el corazón a oportunidades que nunca soñamos que fueran posibles.

Este Paso requiere paciencia. El tiempo que le dedicamos a la oración y a la meditación


puede impedir que adoptemos medidas apresuradas que podrían empeorar la situación.
Esperamos una percepción de lo que podría ser la voluntad de nuestro Poder Superior
para nosotros, abrigando la esperanza de sentir en el corazón lo que hemos llegado a
creer que es el camino a seguir más apropiado.

No pedimos resultados que nos satisfagan. No oramos para que otras personas cambien
su forma de ser. Nos acercamos a nuestro Poder Superior teniendo presente la
restringida función que tenemos en esta tierra: ser responsables de nosotros mismos y
de nuestras acciones. Así como aprendemos a soltar las riendas del querer desempeñar
el papel de nuestro Poder Superior en la vida de otras personas, también soltamos las
riendas de pedirle a nuestro Poder Superior que proceda según nuestras instrucciones.
En lugar de eso, intentamos descubrir cómo podemos aceptar lo que creemos que es el
plan de Dios para nosotros.

El Undécimo Paso nos recuerda que sólo porque no podamos ver cómo funcionan las
cosas actualmente, eso no significa que una forma de verlo no salga a la luz más
adelante. No es necesario conocer las respuestas con antelación. No somos
responsables de las respuestas. Sin embargo, al aprender a soltar las riendas, podemos
ver cómo se pueden resolver las cosas, aparentemente por sí solas. Al final, aprendemos
a confiar en el proceso. A lo largo del tiempo, adquirimos la confianza de que todo saldrá
bien. Muchos finalmente descubrimos que hemos desarrollado lo que alguna gente llama
fe.

El Undécimo Paso nos ayuda a mantener nuestra base espiritual. Orar y meditar
regularmente nos ayuda a que nuestros corazones permanezcan abiertos y receptivos a
los planes de un Poder Superior. Apaciguamos nuestras mentes y nos mantenemos
centrados en nosotros mismos. Al hacerlo, nos permitimos cambiar, lo cual les abre las
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 178

puertas a cambios en todas nuestras relaciones, incluida la relación con el Poder


Superior según nuestro propio entendimiento de Él.

Historias p ersonales

Estaba sufriendo por el rompimiento de una relación íntima que, debido a


comportamientos inaceptables, yo mismo había decido terminar. Una vez más lamenté
no haber podido realizarme con otro ser humano. No obstante, pensé que al decir "no" a
esta relación, también le decía "sí" a valores más altos en cuanto a lo que creía merecer
en una relación.

Después de dedicarle tiempo a la práctica de los Pasos, he obtenido plenitud y


satisfacción dentro de mí mediante la relación con mi Poder Superior. Creo que ya no
hago nada sola puesto que mi Poder Superior está a mi lado en todo momento. Puedo
reconocer la belleza que me rodea, cenar en un restaurante, ver una película, expresar
mis preocupaciones y temores sobre cualquier cuestión (incluyendo sexo y dinero) y vivo
en casa sin sentirme sola.

Al practicar el Undécimo Paso y establecer un contacto consciente con mi Poder


Superior, también me examino y aprovecho la oportunidad para ocuparme de mí misma.

No comprometeré la relación que tengo con mi Poder Superior. Si conociera a alguien,


actuaría con cautela para poder prestar atención a las dos relaciones, aunque mi primer
compromiso lo contraje con mi Poder Superior. Tengo la intención de concretar mis
esperanzas y sueños, y no dejarlos en suspenso a causa de otra persona.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Antes de Al-Anón, creía en un Poder Superior. Meditaba, aunque no de modo constante.


Sin embargo, no oraba. El programa me aportó el amor, el aprendizaje y el estímulo que
necesitaba para orar y meditar con regularidad.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 179

Para mí, orar significa hablar con Dios y meditar significa disponerme a estar en silencio
y escuchar. Pienso que Dios habla a través de la gente, así que escucho con el corazón
cuando alguien más habla. La asistencia a las reuniones me ayuda a mantenerme
alineado con Dios y con otras personas.

Oro varias veces al día. Todas las mañanas, invito a Dios a que entre en mi vida para
que me muestre lo que debo hacer. Por las noches, doy gracias a Dios por el día que he
tenido y preparo una lista de las cosas por las que me siento agradecido a la vez que
hago mi examen diario de conciencia.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Vine a Al-Anon la primera y la segunda vez para que mi esposo alcanzara la sobriedad,
pero en cuanto dejaba de beber, yo dejaba de asistir. La tercera vez que vine a Al-Alnon,
fue para salvarme a mí misma. Mi enfermedad también había avanzado. Estaba al borde
de un colapso nervioso y sabía que ya no podría continuar viviendo de la misma forma.
Una miembro se ofreció a ser mi Madrina y escuchó mis historias de dolor, ira y
resentimiento. Mi Madrina me pidió que eliminara las palabras "sí, pero" y "¿qué tal si?"
de mi vocabulario.

Mi complejo de inferioridad surgió cuando era una niña que crecía en un hogar con
principios religiosos estrictos donde no se bebía. No supe hasta muchos años después
de llegar al programa que mi padre provenía de un hogar alcohólico donde se maltrataba
mucho a los niños. Mi madre fue abandonada por sus padres cuando era niña. Ellos
decidieron que era más importante ser misioneros en una tierra extraña y la dejaron con
gente desconocida.

Mi cónyuge participó activamente en A.A. durante unos años. La vida mejoró, pero
surgieron muchos problemas cuando nuestros hijos crecieron y se volvieron adictos a las
drogas y al alcohol. Ambos nos esforzamos cuando nuestros hijos nos necesitaron, pero
las crisis hicieron que desviáramos la atención de nuestra relación. A medida que las
crisis se convertían en incidentes, me di cuenta de que nadie me ayudaba en mi
recuperación en casa. Mi esposo ya no asistía a reuniones de A.A. Al principio no lo noté,
pero habíamos dejado de hablar el mismo idioma. La distancia entre nosotros fue mayor.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 180

Yo vivía con alguien que ya no bebía pero tampoco se recuperaba, y mi dolor se


incrementó.

No podía abandonar el matrimonio con odio, ira y resentimiento. Tenía que aceptar mi
pasado y luego soltar las riendas del mismo completamente. Tenía que quererme a mí
misma y creer que no me merecía que me maltrataran emocionalmente. Tenía que
hacerle frente a mi peor miedo: el miedo de estar sola en mis años de vejez.

El dolor me impulsó a buscar ayuda externa. Me pregunté: "¿Por qué yo?" Yo misma me
respondí que necesitaba la recuperación. El daño causado por el maltrato en mi niñez
comenzó a cicatrizar. No fue nada agradable encarar el dolor que sentía por la pérdida
de ese matrimonio de ensueño que creía que tenía. Llevó tiempo. El Dios de mi
entendimiento no me crea dificultades, ni me pone a prueba, ni hace que sucedan cosas
malas. Mi Poder Superior es bondadoso y afectuoso, y está siempre a mi lado. Camina
 junto a mí a lo largo de cada día, hasta cuando me olvido de Él. A veces mi Poder
Superior hace por mí lo que yo no puedo hacer por mi propia cuenta.

∞∞∞∞∞∞∞∞

En las reuniones me presentaron a un Poder superior a mí misma que era totalmente


distinto del Dios que me había acompañado hasta allí. A medida que aprendía a practicar
los Doce Pasos, descubría cómo fomentar la relación con mi Poder Superior.

Utilizo la oración para comunicarme con ÉL Aprendí que pese a que puedo decir lo que
quiera, es mejor orar para que se haga Su voluntad. El Poder Superior que he llegado a
conocer quiere lo mejor para mí y puede ver los resultados de todo, aunque yo no pueda.

La meditación me ayuda a escuchar lo que me dice mi Poder Superior. A través de años


de práctica, he aprendido a sentarme en silencio y a calmar la mente. Mi Poder Superior
tiene mucho que decirme.

Yo sólo puedo imaginarme cuáles deberían ser las respuestas, pero Él sabe. Esta
relación es lo más valioso que poseo. No importa quién entre o salga de mi vida, pues
mi Poder Superior siempre permanecerá a mi lado.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 181

∞∞∞∞∞∞∞∞

Durante muchos años, sufrí por no tener una relación abierta, sincera y bondadosa con
Dios. Al practicar los Doce Pasos, empezó a germinar la idea de que Dios me quiere de
verdad. En última instancia, eso era lo que deseaba: un Dios que me amara.

Un día mi Madrina (que también estaba cultivando una relación afectuosa con su Dios)
me informó que dejaría de ser mi Madrina porque soy lesbiana, lo que no estaba bien
según su visión de lo que es correcto ante los ojos de Dios. Perdí otros amigos ése año
y decidí dejar el programa. No asistí a reuniones por meses, pero regresé abrumada por
el dolor. Comencé entonces a recorrer un camino que ha cambiado mi vida para siempre.
Lo que empecé a ver fue que Dios me quería. He entablado una relación con Dios que
me parecía un milagro.

Las otras relaciones que escoja tener en la vida no cambian mi relación con Dios. Lo que
cambia esa relación es cuando opto por anteponer seres humanos a Dios o cuando se
me olvida pedirle la capacidad para reconocer Su voluntad y las fuerzas para cumplirla.
La relación con Dios cambia cuando no me tomo el tiempo necesario para hablar con Él,
para esperar Sus respuestas, o para confiar en Su sabiduría. No se me debe olvidar
agradecerle por lo que tengo ni que es sólo por Su gracia que hoy estoy donde estoy. La
única persona que puede cambiar la relación que tengo con Dios soy yo.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Me asombro de ver cómo, años antes de encontrar a Al-Anón, se me había metido en la


cabeza que Dios me castigaba. Pensaba que Dios no me quería ni se ocupaba de mí
porque era lesbiana. Lo que aprendí es que a Dios no le importa si soy lesbiana. Eso es
lo que le importa al mundo. A Dios le importa que yo confíe y tenga fe en Él. A Dios le
importa si me lastimo o si lastimo a otras personas. A Dios le importa que yo lleve el
mensaje de gracia, esperanza y amor. A Dios le importa que yo crea en ÉL A Dios le
importa que yo ayude al prójimo. A Dios le importan mis sueños y mis decepciones. A
Dios le importa si salgo o no adelante. A Dios le importa si decido recurrir a Él cuando
atravieso las peores situaciones.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 182

La Duodécima Tradición me recuerda quedarme con lo que me agrada y desechar el


resto. No puedo permitir que cuestiones externas me impidan concentrarme en mi
objetivo espiritual primordial. Me recuerda que Dios está dentro de mí y que cada quien
tiene a Dios dentro de su ser. No tengo que creer lo que digan, lo que apoyen, lo que no
apoyen, lo que juzguen, ni lo que me indiquen que está bien o mal. Necesito tener una
relación personal con un Dios que me quiera y que guíe y dirija mi vida.

Al recordarme de la Duodécima Tradición, obtengo la habilidad y la libertad de acoger la


base espiritual del programa de Al-Anón. Cuando antepongo los principios a las
personas, puedo entablar una relación con Dios y con otras personas que nunca creí que
se pudiera. He oído decir que Dios existe o no. Sé desde lo más profundo de mi corazón
que Dios existe, y siento mucha gratitud.

∞∞∞∞∞∞∞∞

No podía identificar ni compartir mis sentimientos y estaba obsesionado por una mujer
en particular. Sin embargo, no lograba ser directo ni vulnerable ante ella porque intentaba
impresionarla con una buena imagen de mí. En lugar de eso, debería haber sido yo
mismo y haber permitido que mi Poder Superior guiara la relación según Su voluntad.

Aún sufro algunos de estos defectos de vez en cuando, pero también he obtenido
algunas victorias. Mediante la plegaria, he aprendido a confiar la mujer que me obsesiona
al cuidado y a la voluntad de Dios. He notado que puedo ser vulnerable en las reuniones
con los dignos amigos que tengo en Al-Anón. He aprovechado esta experiencia para fijar
límites temporarios (como no besar) al entablar amistades con mujeres. Me di cuenta de
que al besar a una mujer, me obsesiono y deseo impresionarla en lugar de ser vulnerable.
Este límite me ha ayudado a ser sincero conmigo mismo y a conocer a más de una
persona, lo cual también me ha ayudado a disipar parte de la necesidad de
obsesionarme.

Tuve el valor de pedir un abrazo cuando lo necesité. Pude decirle a mi mejor amiga que
me daba miedo acercarme demasiado a ella porque presentía que sufriría si la perdía.
Pude decirle que había llorado durante el trayecto a su casa después de ver una obra
teatral que me hizo sentir lo que sería perder a toda la gente de mi vida. Me respondió
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 183

que ella había experimentado lo mismo y comprendía mis sentimientos. Me sentí muy
aliviado y el vínculo con ella adquirió una nueva dimensión. Sin tener que pedírselo, me
dio un gran abrazo, cálido y bondadoso.

En una reunión esa noche, mi Poder Superior me orientó y mostró lo que se necesitaba
para ir más allá de una amistad. Primero tengo que consolidar la relación con mi Poder
Superior mediante Su aceptación de mí. Tengo que confiar en Su control para poder
aceptar Su voluntad en mis relaciones, en lugar de sentirme como que tengo que estar
a cargo de todo. Puedo confiar y esperar que Él me revele cosas y me guíe un paso a la
vez, sabiendo que me siento bien con Él independientemente de cómo evolucione mi
relación.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Me crié en un hogar alcohólico y tuve lo que creía que era una forma de vida normal. El
Dios que conocía me proporcionaba recompensas y castigos según mis acciones. Era
un Dios temible a quien no debía perturbar para evitar meterme en terribles problemas.
Dios se parecía mucho a mi padre alcohólico, aunque era mucho más poderoso.

Sufría de culpa irrazonable cada vez que hacía cualquier cosa fuera de lo común. Me
obsesionaba la idea de lo que me podría ocurrir. ¿Qué me iba a hacer Dios? Si hacía
algo, sabía que me iban a castigar por mis acciones. Si todo parecía marchar bien por
un tiempo, suponía que había logrado escaparme de algo. Para mí, ninguna situación
tenía términos medios. Los términos medios me provocaban dolor. Mantuve esta
perspectiva hasta la edad adulta y mi salud se resintió debido a la tensión que yo mismo
me causaba.

La primera vez que asistí a Al-Anón, mi relación con Dios era unilateral. Luego obtuve
una visión completamente nueva de Él. Descubrí un Dios bondadoso que cuidaba de
Sus criaturas. Aprendí que podía establecer un vínculo directo con Él y que podía
hablarle como amigo. Sabía que podía contar con alguna clase de respuesta aunque
ésta fuera V. Aprendí que en cualquier circunstancia Dios me quería y yo podía confiar
en ÉL
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 184

Creo que el don de una relación con Dios ha sido lo más valioso que he logrado en
Al-Anón. Todavía tengo cuestiones que resol* ver, pero ahora es mucho más fácil con la
confianza que he adquirido en mi Poder Superior.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Tenía miedo del Dios que me presentaron a una edad temprana, un Dios autoritario que
castigaba, un anciano de barba blanca. En Al-Anon conocí por primera vez a un Dios de
mi propio entendimiento. Lo veía como Él en los rostros de amigos y en la naturaleza. La
veía como Ella a mi lado, como consuelo y sabiduría, enviándome mensajes en
momentos difíciles para que supiera que no estaba solo.

Veo a Dios en todos los buenos aspectos de la gente que quiero, en toda la paz y la
serenidad con que podemos contar, en toda la esperanza, el valor, el amor y la alegría
que poseo. En épocas difíciles, vuelvo a la idea que al principio tenía acerca de Dios.
Siento miedo y me olvido de Dios y de mí mismo, y de que estamos unidos. Luego, por
medio de un amigo en Al-Anon, de un pájaro, o de un tenue resplandor en el cielo de la
noche, recuerdo de nuevo que somos uno.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Fui a mi primera reunión de Al-Anon un par de semanas después de que mi esposa


volviera de un centro de rehabilitación. Para llegar a la sala de reuniones, tuve que
atravesar una sala enorme donde estaba por empezar una reunión de A.A. Fue como
pasar entre dos filas de soldados. Cuando por fin llegué a la reunión de Al-Anon, me
encontré con una sala donde había alrededor de veinte mujeres y sólo un hombre.
Huelga decir que me sentí desubicado. Me pregunté: "¿A dónde he venido? ¿Por qué
yo? Es mi esposa la del problema”. La mejor decisión de mi vida fue sentarme, quedarme
en silencio y escuchar.

No sabía lo que hacía allí, pero estaba dispuesto a intentar cualquier cosa para lograr la
sobriedad de mi esposa. No me daba cuenta de que había dado el primer paso que me
ayudaría a cambiar mi vida por completo. En ese momento, no sabía que mi vida se
trataba de mí. Creía que se trataba de cada quien a mi alrededor.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 201

No salí con nadie por más de un año, aunque no por voluntad propia. Durante ese tiempo,
experimenté toda una gama de emociones: inseguridad, soledad y deseos sexuales, y
tomé conciencia del poder que poseo: servirles a otras personas y explorar el talento
creativo que Dios me ha brindado. Cambié de actitud. Si es la voluntad de Dios, ella
aparecerá. Esto alivió la presión que sentía.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Siempre que estaba con mi esposo, intentaba recordar que encaraba una enfermedad
familiar y que debía practicar los principios del programa en lugar de reaccionar. Las
mentiras de mi cónyuge y las mentiras inconscientes a mí misma habían causado que
me sintiera completamente desconfiada. No sólo no podía confiar en mi esposo sino que
tampoco podía hacerlo en mí misma. Ya no sabía lo que era la realidad. Practiqué el
programa y paulatinamente empecé a ver mejorías. Ya no reaccionaba tanto. Podía
expresar qué era lo que no funcionaba para mí sin tener que echarle la culpa a mi esposo.
Quería amarlo y descubrí que podía actuar como si en realidad sintiera amor.

Seguí luchando con la pregunta sobre lo que era real. ¿Cómo podía confiar en mi esposo
cuando habían existido tantas mentiras y tanta manipulación? Entonces surgió una
nueva conciencia. Busqué la palabra "confianza" en el diccionario. Decía que la
confianza era algo que se le daba a algo o a alguien. Me di cuenta de que estaba
confiando en que mi cónyuge fuera de la forma que yo quería que fuera, expectativa que
él nunca podría satisfacer. En lugar de eso, debía confiar en que fuera humano, en que
vivía y luchaba contra una enfermedad. Podía confiar en que Dios fuera Dios, un Poder
superior a nosotros que podría devolvernos el sano juicio. Podía confiar en que éramos
incapaces ante el alcohol. Podía confiar en ser yo misma, también humana, también
viviendo y luchando contra la enfermedad del alcoholismo. Hoy los dos estamos en
recuperación, nuestras vidas florecen y nuestra familia goza de salud y felicidad.

∞∞∞∞∞∞∞∞
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 202

Odiaba a mi esposo porque pensaba que era destructivo intencionalmente e intentaba


hacer lo que podía para enloquecerme. Quería que yo fuera infeliz. ¿De qué otra manera
podría explicar su comportamiento?

Si pudiera hacerle recobrar la sensatez, él podría aprovechar todo el potencial del que
me enamoré. Entonces todo se arreglaría. Yo sabía que el alcohol lo estaba destruyendo.
Pensé que si yo hacía lo que debía en el momento apropiado, él tomaría conciencia y se
daría cuenta de que ya no lo necesitaba; pero lo que yo hice no importó. Le compré
 juguetes ya que pensaba que el distraerlo del alcohol le ayudaría a ver las cosas tan
grandiosas que existen en el mundo. Acepté decisiones financieras desastrosas porque
creía que si él aprendía a asumir algo de responsabilidad, mejoraría su comportamiento.

Después de años de tratar de imponer soluciones, perdí la razón por completo. No podía
pensar de forma coherente. No podía seguir el plan de un espectáculo d e variedades de
media hora

El desprendimiento es parte del Primer Paso, el cual dice que soy incapaz ante todas las
cosas y ante todas las personas.

El siguiente Paso es acerca de creer que mi Poder Superior me devuelve el sano juicio.
Le agradezco a Dios las muchas veces que me ayudó a superar dificultades en la
escuela, con amigos y con otra gente.

El Tercer Paso es confiarle mi vida y mi voluntad a Dios. A veces pienso en lo asombroso


que es estar vivo y tener tantos privilegios. La gratitud me ayuda a mantenerme en la
solución, no en el problema.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Antes del programa, me dominaban las cosas que sucedían. Me sentía inservible ante
los ojos de mi esposo. Mi matrimonio era un fracaso, mis amigos habían desaparecido
(nos habíamos mudado muchas veces), mi Dios me había abandonado y ya no había
iglesia a la que pudiera asistir. Pensé que nada podía ayudarme.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 203

En reuniones de Al-Anón, los miembros hablaban de pedir que se hiciera la voluntad de


Dios y de soltar las riendas y entregárselas a Dios. Con una cierta amargura, pensé en
que aplicaría este criterio a mis problemas, comenzando con la negativa de mi esposo a
dejarme cerrar con llave la puerta de la granja antes de que me fuera a dormir por la
noche. Una vez la abrió a puntapiés, así que me daba miedo cerrarla con llave, pero al
mismo tiempo, como madre joven, me daba miedo no cerrarla con llave; así que oraba
para que Dios se encargara de este problema (una especie de prueba), y dejaba la puerta
sin llave.

Al día siguiente estábamos sentados juntos afuera cuando una camioneta se detuvo
frente a la casa. El conductor se bajó y se disculpó vehementemente por haber entrado
a nuestra casa tarde la noche anterior. Su camioneta se había varado de repente y de
manera inexplicable, y él había tocado la puerta para solicitar ayuda, pero nadie
respondió. Entró a la casa para usar el teléfono debido a la emergencia. Nos dijo que
esperaba no habernos asustado y que lamentaba haber ensuciado el piso. Mis hijos y yo
no habíamos oído nada.

Una vez que el extraño se fue, mi esposo me miró alarmado y me dijo que desde ese
momento yo debería cerrar la puerta con llave. Me reí para mis adentros y todas las
noches hice lo que me pidió. Pedirle a Dios que me mostrara el camino fue una lección
bien aprendida.

Desde entonces ha cambiado la relación con mi Poder Superior. Le confío mi vida. El


amor por mí misma ha aumentado y me ocupo de mi cuidado. Sé que con mi Poder
Superior, puedo cambiar y hasta mejorar.

Mis relaciones con otras personas también han cambiado. Mis relaciones siguen siendo
conflictivas independientemente de lo que me cueste, pero ahora son más profundas y
más afectuosas. Estoy comprometida con mi progreso espiritual y emocional. Este
compromiso me ha alejado de una vida de fracasos y desesperación y me ha llevado a
la clase de relaciones que me estimulan y me brindan alegría y felicidad.

∞∞∞∞∞∞∞∞
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 204

Estos últimos días han sido abrumadores y difíciles. La ira y la necesidad de controlar de
mi esposo se desencadenaron al verme sufrir y estar a la defensiva. Eso provocó que
los dos estuviéramos al borde de un precipicio observando la destrucción inminente de
nuestra relación.

En la noche, le pedí a Dios a gritos: "Convéncelo de que está en un error". Le pedí a Dios
que lo corrigiera. Mi deseo de controlar se incrementó y grité: "Padre celestial, ayúdame,
¿qué se supone que debo hacer?" La respuesta fue: "Esfuérzate por ti. Ve a los Pasos"

Al final cedí y fui a practicar los Pasos del Primero al Tercero. Al admitir que era incapaz
ante el alcohol, se me ablandó el corazón. Al confiar en el poder de Dios, se redujo mi
ira. Volví a sentir paz y esperanza cuando decidí rendirme y confiar mi esposo, mi
matrimonio y mi futuro al cuidado de Dios donde Él quisiera que yo estuviera. %u
respuesta a mi llamada de auxilio fue suficiente por ese día.

No obstante, Dios no había terminado. Cuatro horas más tarde, mi esposo se me acercó
y me comentó que Dios se había ocupado de él. Había visto su egoísmo, aceptó la
responsabilidad de su comportamiento, admitió sus defectos de carácter y comprendió
mi dolor. Dios hizo lo que yo no pude. Logró que mi esposo cambiara, y lo que es más,
también me hizo cambiar.

"Sólo por hoy" estamos de acuerdo y ambos vemos a Dios actuando en cada uno de
nosotros y en nuestro matrimonio. Nos damos cuenta de que, pese a lo mucho que
hemos progresado, nos queda mucho camino por recorrer hacia la plenitud. Si seguimos
permitiendo individualmente que Dios elimine nuestros defectos de carácter, ambos nos
acercaremos más a Él, lo que hará que nosotros nos acerquemos aún más el uno al otro.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Conocí a mi esposa cuando yo tenía veinte años y vivimos en una relación alcohólica.
Siempre me esforzaba al máximo para que ella hiciera lo que yo quería. Mi vida giraba
por completo en torno suyo. Todo lo que yo hacía era para ella. Cuando las cosas no
salían como yo había previsto, siempre le indicaba que lo podía haber hecho a mi
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 205

manera. Me estaba enloqueciendo completamente y estoy seguro de que la vida


tampoco era agradable para ella.

Cuando vine a Al-Anón, empecé a aprender que la vida no se trataba de obligar a mi


esposa a hacer todo lo que yo quería. Sin embargo, oí lo que quería oír y pasé por alto
lo que debía oír. Intenté nuevas formas de manejarla y aún no funcionaba. Una vez más
me desilusioné porque no se satisfacían mis expectativas. Perdía más y más la razón.
Me sentía tan frustrado y airado con mi esposa que le pedí a Dios que tomara nuestra
relación e hiciera lo que quisiera con ella. Si Él quería que funcionara, pues que así fuera;
si tenía que desaparecer, entonces Él tendría que hacerlo porque yo no podía.

La situación comenzó a cambiar después de eso. Ya no lo controlaba todo. Creo


firmemente que los lemas "Suelta las riendas y entrégaselas a Dios" y "Vive y deja vivir"
de verdad me llegaron al corazón y a la mente. El año pasado celebramos nuestro
vigésimo aniversario de casados y renovamos los votos. Creo que mientras "Siga
viniendo", podré apartarme del camino y dejar que las cosas sigan el rumbo que se
supone que deben seguir.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Muchas de las personas que vivían en mi entorno bebían demasiado: mi padre, mi


abuelo, mis hermanos, mis tíos, mis tías y mis amigos. Sin embargo, los bebedores no
eran lo peor del caso. Muchas veces los que no bebían parecían causar más angustia
que los que lo hacían. A mi corta edad, me sentía siempre sofocada y soñaba con poder
respirar un poco de aire fresco.

No había escapatoria. Mi padre solía agarrar los bizcochos recién horneados y tirárselos
a los perros. Mi madre, que parecía herida de muerte, salía corriendo del comedor y
dando gritos como si la hubieran herido de muerte. El abuelo regresaba a casa borracho,
demandando a gritos que mi abuela le abriera la puerta para poder entrar, mientras ella
permanecía sentada sin moverse leyendo la Biblia. De vez en cuando levantaba la
cabeza y le gritaba que se fuera de la casa y no volviera más. Había muchas disputas,
alaridos y gruñidos. Eso me asustaba y me angustiaba, pues nunca sabía lo que venía
después.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 206

Después de una de las indiscreciones de borracho de mi padre, mi madre huyó a mi


dormitorio y se encerró diez horas en el armario, sollozando fuertemente al principio y
luego sin hacer el menor ruido. Pensé que se había muerto. La llamé y moví el picaporte
una y otra vez. No hubo respuesta. Cuando al final salió, puso una maleta abierta sobre
mi cama y me dijo que empacara lo que quisiera porque nos íbamos para siempre. Se
me rompió el corazón. Este era mi hogar. Ahí estaban todas las personas y todas las
cosas que conocía y amaba. ¿A dónde iríamos? ¿Qué haríamos?

Con lágrimas en los ojos, escogí lenta y cuidadosamente las cosas preferidas que tenía,
 junto con algo de ropa, y luego las coloqué en la maleta. Al final, escondí una foto de mi
padre debajo de los calcetines en el fondo de la maleta. Lloré un poco más. Sabía que
no lo volvería a ver. Miré alrededor de mi dormitorio y me despedí de mis libros y de mis
muñecas, así como de la colcha de satén rosada de vuelos que tanto me gustaba. Salí
al balcón para echarle una última ojeada al parque frente a la casa. Nunca me había
sentido tan triste y sola, ni tan temerosa. Pensé que iba a explotar.

Entonces, de repente, ella cambió de idea. Dijo que ya no nos iríamos y que bajara y
pusiera la mesa para la cena. Parecía que la tormenta había pasado. La vida debía
continuar como de costumbre, pero me quedé totalmente agotada y confusa. Mi mente
de nueve años no comprendía nada. Lo único que sabía era que sentía el alivio de que
ya no nos iríamos y que tenía un nudo en el estómago.

Ocurrió una y otra vez: la ira, el ruido, la incertidumbre y la incongruencia. No se podía


predecir nada, excepto que sucedería otra vez. Tenía que estar preparada para cuando
sucediera. Eso me dejó extremadamente tensa y nerviosa, pues no quería que me
agarraran desprevenida.

Lo extraño es que pese a la perturbación, quería a esta gente. Supongo que pensaba
que todos los hogares eran como este y que estos trastornos continuos eran parte de la
rutina diaria con la que todos debíamos aprender a vivir. Esta gente en realidad podía
ser excepcional. Papá me leía poesía y me hacía reír. Mamá era muy sensible al arte y
me inculcó el amor por la cocina. Ambos eran inteligentes y trabajadores. Trataba de
recordar lo bueno y borrar lo malo, pero el dolor de estómago era continuo.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 231

Capítulo catorce
“Las doce Tradiciones y l o s doce
Conceptos de Servicio: Guías para nuestras
relaciones” 

Los Doce Pasos nos proporcionan un marco para la recuperación que hace que podamos
tener relaciones personales más satisfactorias. Las Doce Tradiciones y los Doce
Conceptos de Servicio complementan e incrementan la recuperación que podemos
alcanzar con los Pasos mediante principios que fomentan relaciones interpersonales
productivas y positivas. Las Tradiciones y los Conceptos ayudan a la gente a vivir y
trabajar en armonía en nuestros grupos, en el servicio de Al-Anon, y en la vida diaria.

La Primera Tradición expresa un compromiso de unidad que beneficia el progreso


individual, premisa básica de cualquier relación sana. "El progreso individual del mayor
número" armoniza el deseo de progreso individual con el deseo de progreso de todos.
Hacer hincapié en los valores comunes que compartimos puede restaurar la confianza
cuando los intereses individuales entran en conflicto.

La Segunda Tradición se basa en este tema y hace énfasis en que reconocemos sólo
una autoridad fundamental en nuestras relaciones: un Poder Superior bondadoso "... que
se manifiesta en la conciencia de cada grupo..." Escuchamos las preocupaciones de
todos con un amplio criterio y no tomamos decisiones hasta haber tenido una discusión
informada con todos los involucrados. Llegamos a aceptar esta "conciencia de grupo"
aunque la decisión final no sea lo que queríamos al principio. Somos todos iguales pese
a que tenemos nuestras propias responsabilidades dentro de la relación.

Además de los valores comunes, un propósito compartido ayuda a mantener nuestras


relaciones por un buen camino. La Tercera Tradición nos ayuda a determinar los
objetivos mutuos de nuestras relaciones y a apoyarnos el uno al otro en la consecución
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 232

de dichas metas. En la Cuarta Tradición, aceptamos que aunque compartamos una


relación, también somos seres individuales capaces de tomar nuestras propias
decisiones siempre y cuando estas no perjudiquen a nadie.

En la Quinta Tradición se nos recuerda que debemos tener un propósito en nuestras


relaciones, pero para cumplir dicho propósito es necesario comenzar con nosotros
mismos antes de ofrecer apoyo a los demás. En la Sexta Tradición aceptamos que la
salud espiritual de nuestras relaciones es prioritaria y evitamos participar en cualquier
cosa que nos distraiga o nos desvíe del logro de esto.

La Séptima Tradición nos alienta a ser autosufícientes en nuestras relaciones,


"rehusando contribuciones externas') lo cual se refiere a algo más que apoyo financiero.
También tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos emocional, física y
espiritualmente. Depender de otros para satisfacer nuestras necesidades o para cumplir
con nuestras responsabilidades es causa de desilusiones y resentimientos. Asumir
responsabilidades que otras personas deben cumplir por su propia cuenta les quita a
esas personas su dignidad y el respeto de sí mismas y perturba el equilibrio que debe
existir en una relación de respeto mutuo entre iguales.

De acuerdo con la guía de la Octava Tradición, que indica que nuestras actividades
prescritas en el Duodécimo Paso"... nunca debieran tener carácter profesional.
ayudamos a los seres queridos compartiendo lo que somos y guiando con el poder del
ejemplo, no actuando como expertos y ofreciendo consejos no solicitados. Esta Tradición
también toma en consideración las ocasiones en que una relación necesite la ayuda de
profesionales.

Si nuestras relaciones siguen la Novena Tradición como lo hacen nuestros grupos,


entonces "nunca debieran organizarse". Si bien esto no quiere decir que deban ser
desorganizadas, sugiere simplicidad. Soltamos las riendas de la rigidez y de las
reglamentaciones, teniendo presente que la igualdad se mantiene mediante el orden, el
equilibrio y una división de responsabilidades.

La Décima Tradición señala que nuestros grupos no deben emitir opiniones acerca de
asuntos ajenos a sus actividades, evitando así polémicas públicas. Podemos practicar
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 233

esto en nuestras relaciones al ocuparnos de nuestros propios asuntos y al evitar las


disputas sobre cosas que no tienen nada que ver con nosotros. Comprendemos que
otros tienen tanto derecho como nosotros a tener opiniones y les concedemos la misma
dignidad y el mismo respeto que deseamos para nosotros.

Los principios de la Undécima Tradición también pueden practicarse en nuestras


relaciones. Esta Tradición discute sobre la atracción en lugar de la promoción como
nuestra política de relaciones públicas. Eso se interpreta en nuestras relaciones como
simplemente dar un buen ejemplo en lugar de tratar de convencer, persuadir o incitar.

La Duodécima Tradición nos recuerda anteponer los principios a las personas,


regresándonos a la idea de que somos todos iguales, ni mejores ni peores que los
demás. Aprendemos a actuar con humildad, haciendo lo que es correcto en lugar de
buscar atención y fama. Podemos permitir que otras personas sean como son y tenemos
la misma cortesía con nosotros mismos. Este enfoque es una forma establecida de diluir
conflictos al tomar los desacuerdos de manera menos personal. Con esta Tradición,
puede crecer nuestra autoestima, y nuestros vínculos con los demás se hacen más
sanos y fuertes.

Es imposible comprender los Doce Conceptos de Servicio sin que estemos algo
familiarizados con los Pasos y las Tradiciones. Los Doce Conceptos son específicos al
definir los principios que guían las actividades del servicio mundial de Al-Anon, pero estos
principios también se aplican en las relaciones personales de cualquier tipo.

Los Conceptos Primero y Segundo se tratan del equilibrio entre responsabilidad personal
y autoridad delegada. Al convivir con el alcoholismo, muchos sabíamos de
responsabilidad sólo desde la perspectiva de "todo o nada" O nos daban todas las
responsabilidades en una relación o ninguna. Los Conceptos Primero y Segundo nos
recuerdan que seguimos siendo responsables de nosotros mismos, pero es muy práctico
soltar las riendas de algunas cosas y delegarlas a otras personas. El Tercer Concepto:
"El Derecho de Decisión hace posible el liderazgo eficaz" explica en detalle este enfoque
con una combinación de confianza y libertad. Si les delegamos una responsabilidad a
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 234

otras personas, también debemos darles la autoridad de llevar a cabo la tarea sin estar
vigilándolos en todo momento.

"La participación es la clave de la armonía", nuestro Cuarto Concepto, es más complejo


de lo que parece al principio. La participación presupone respeto mutuo y una actitud
flexible. Al seguir los Conceptos Segundo y Tercero, los cuales hablan de la delegación
de autoridad, es evidente que el Cuarto Concepto no sugiere que la clave de la armonía
sea permitirles a todas las personas involucrarse en todas las cosas. Éste le pide a la
gente que no está involucrada en un proyecto que respete la responsabilidad delegada
a otras personas. Dentro de esos límites, la participación es sin duda la clave de la
armonía.

El Quinto. Concepto garantiza que se nos dé la oportunidad de ser escuchados aunque


nuestra opinión no sea popular. Sin embargo, si decimos algo una vez, estamos
compartiendo nuestra opinión. Si lo seguimos diciendo en forma repetida, a lo mejor
estemos intentando controlar. Este Concepto también deja en claro que siempre
debemos estar dispuestos a escuchar a otras personas, aunque no estemos de acuerdo
con ellos. Nos alienta a escuchar a todas las partes en una disputa y a "mantener un
amplio criterio", lo cual es un principio esencial en cualquier relación.

En el Sexto Concepto admitimos de nuevo, en especial en nuestras relaciones con otras


personas, que no podemos hacerlo todo por nuestra propia cuenta. Por medio del
liderazgo compartido, implícito en este Concepto, cooperamos con otras personas,
utilizando los principios de delegación, autoridad y responsabilidad que hemos estado
aprendiendo a partir de los Conceptos anteriores. El equilibrar el liderazgo y el tener una
comunicación frecuente y clara son elementos esenciales si debemos ser eficientes en
el trabajo en conjunto en cualquier relación.

El Séptimo Concepto indica que las relaciones a menudo tienen responsabilidades


legales y financieras distintas, además de sus otros aspectos. Es particularmente fácil de
comprenderlo cuando se aplica en las relaciones dentro de una familia. Si bien cada
miembro de la familia tiene la misma importancia, son los padres o tutores los que firman
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 235

contratos y pagan las cuentas. Ellos tienen que enfrentar la responsabilidad legal de las
acciones de toda la familia.

En el Octavo Concepto, aprendemos nuevas destrezas en cuanto a delegar. Asociamos


nuestras destrezas a nuestras responsabilidades para que los que estamos en una
relación podamos abordar los asuntos para los que estamos mejor preparados. El
Noveno Concepto nos recuerda que somos los dirigentes de nuestras propias vidas.
Cuando desarrollamos y demostramos habilidades para el liderazgo sanas y fuertes,
nuestras relaciones se benefician. Estas habilidades incluyen responsabilidad,
tolerancia, estabilidad, flexibilidad, discernimiento y visión. Al demostrar estas
habilidades, logramos un efecto positivo en todas las personas y situaciones que se
relacionan con nuestra vida.

El Décimo Concepto nos proporciona una guía útil para trabajar con otras personas, ya
sea con seres queridos, compañeros de trabajo o miembros de Al-Anon en servicio. Es
importante fijar metas y definiciones claras acerca de quién es el responsable de
cualquier proyecto en el que participemos puesto que esto nos ahorra tiempo, dinero y
energía. Definir claramente las responsabilidades nos ayuda a evitar conflictos que
surgen cuando las personas duplican entre sí las labores.

El Undécimo Concepto reitera el valor de la asociación y la colaboración. Ya no tenemos


que trabajar de manera aislada. Al practicar la confianza y el respeto mutuos, así como
al dedicarnos a una meta común, podemos lograr mucho si unimos nuestros esfuerzos.

El Duodécimo Concepto contiene las cinco Garantías Generales de la Conferencia. Estos


pueden ayudarnos a aplicar los principios de Al-Anon a las finanzas, autoridad personal
y decisiones que forma parte de nuestras relaciones. Mediante su aplicación, podemos
brindarles cuidado y un buen sentido a todos los aspectos de nuestras relaciones,
actuando con bondad y en forma democrática ante todos los que nos rodean.

Las Tradiciones y los Conceptos demuestran cómo podemos compartir valores comunes
y permitir la expresión individual mediante la definición de límites claros. Asumimos la
responsabilidad de nosotros mismos y respetamos los derechos de los demás. Es una
combinación de "Mantenlo simple" y "Vive y deja vivir".
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 236

Historias p ersonales

Cuando vine a Al-Anón por primera vez, desperdiciaba el tiempo y mis energías tratando
de que mi esposo fuera todo para mí. Quería que él hiciera por mí lo que yo no podía
hacer. Sus funciones eran suministrarme completo apoyo emocional y financiero,
cicatrizar las heridas de mi niñez y saltar cuando yo dijera "salta".

Poco a poco me he convertido en una persona menos necesitada. Descubrí que


no obtengo todas las cosas de un solo ser humano y que no puedo ser todo para
otra persona. En lugar de eso, practico la Séptima Tradición y lucho por ser totalmente
autosuficiente a la vez que le permito a él hacer lo mismo.

Me doy cuenta de que la responsabilidad que le asigné a mi esposo al esperar que


su vida girara en torno a mis necesidades era demasiado grande. Después de
todo, él tiene sus propias necesidades, que a veces son opuestas a las mías. Hoy me
siento feliz, ha aumentado mi autoestima y puedo dejarle vivir su vida mientras yo
vivo la mía. A veces hacemos cosas juntos ya veces procedemos de manera
individual.

¡Qué manera tan encantadora de vivir!

∞∞∞∞∞∞∞∞

Allí estaba yo, un joven soltero en Al-Anón, rodeado de mujeres. No obstante, salir con
alguien de Al-Anón era algo que nunca lo hubiera pensado en las reuniones a las
que asistía porque allí yo era el único homosexual. Sin embargo, cuando comencé a
asistir a reuniones para personas gay, empecé a darme cuenta de lo que
habían estado experimentando mis amigos solteros heterosexuales. Aquí estaba
yo, solitario y vulnerable, rodeado de hombres atractivos que cumplían con los
requisitos, quienes también procuraban la recuperación.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 251

quien me remitió a otro profesional. Con la ayuda recibida, pude superar el dolor y la
depresión.

En la Novena Tradición, aprendí que no tengo que asumir en lo absoluto la


responsabilidad de todo.
todo. Puedo ser hábil con el pape leo relacionado con el manejo del
hogar, pero no me pongan a trabajar debajo del motor de un auto. Mi Mi esposo es muy
bueno con autos, así que él se ocupa de ellos y yo me aparto de su camino.
ca mino.

La Décima Tradición me dice que debo evitar las rencillas de otra gente y ocuparme de
mis propios asuntos. La Undécima Tradición me recuerda que puedo compartir cómo
obtuve ayuda, pero sólo cuando me pregunten. También me recuerda la importancia
de respetar el derecho de cada quien a la privacidad. En nuestras reuniones
familiares, me han confrontado por haber compartido demasiado acerca de la familia
con otras personas. Es duro escucharlo, pero estoy aprendiendo a centrarme en mí
misma.

Así llego a la Duodécima Tradición, donde aprendí la humildad y el poder espiritual


derivados de la práctica del programa.
programa. Mi abuela era una persona amargada,
infeliz y criticona que había sido profundamente afectada por esta enfermedad.
enfermedad. Aunque
yo no la quería cuando era niña, aprendí a tenerle compasión a esta mujer que nunca
obtuvo los beneficios de conocer una forma distinta de vida mediante el programa de Al -
Anon.

Para
Para reflexión
reflexió n y debate
debate::

1. ¿Cómo participo junto con los que me rodean, ya sea en casa o en el trabajo, en
alcanzar una decisión que nos beneficie a todos y a cada uno de nosotros?

2. ¿Cuándo he permitido que las polémicas públicas, los dramas o los chismes afecten
mis relaciones personales?

3. ¿De qué manera soy completamente autosuficiente? ¿En qué situaciones


situacione s he esperado
que otras personas me rescataran?
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 252

4. ¿Con qué frecuencia participo en discusiones


discusiones con mis seres queridos, permitiéndoles
permitiéndoles
que oigan mis opiniones y brindándoles
brindándoles la misma cortesía a los demás, aunque no estén
de acuerdo conmigo?

5. Una vez que se ha


ha tomado una decisión conjunta, ya sea en casa o en el trabajo,
¿cuán dispuesto estoy a acatar esa decisión sin resentimientos?

Capítulo quince
“ Las
L as pub
public
lica
acio
ciones
nes de Al-Anon como
co mo
fue
fu ent
nte ayu da en las relaciones” 
e de ayu

El programa de Al-Anon es aparentemente simple. A veces un lema (unas pocas


palabras) es todo
todo lo que necesitamos para avanzar positivamente hacia la
la recuperación.
Los lemas representan un saber más profundo que se relaciona con un conjunto de
ideas y una gama de instrumentos, recursos y oportunidades
op ortunidades de crecimiento, todo
lo cual tiene un alcance mucho mayor de lo que muchos miembros de Al-Anon perciben.

Lo mismo ocurre con las publicaciones de Literatura Aprobada por la Conferencia. Es


sólo una parte de un programa que también incluye el compartir y escuchar en
reuniones, participar en el servicio y experimentar muchas otras oportunidades de
crecimiento que ofrece la hermandad. Todos estos elementos se combinan en un
propósito espiritual singular: ayudar a los familiares y amigos de los alcohólicos. La
recuperación en Al-Anon no se obtiene únicamente con leer publicaciones. Las
publicaciones de Al-Anon son un instrumento de recuperación que es más eficaz
cuando forma parte del programa completo de Al-Anon.

Una de las ventajas de las publicaciones de Al-Anon


Al -Anon es permitirnos complementar
nuestras reuniones con ideas útiles e historias inspiradoras de miles de miembros
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 253

en todo el mundo. Todos los miembros


miembros de Al-Anon que envían sus experiencias
escritas a la Oficina de Servicio Mundial ayudan en forma
forma colectiva
colectiva a crear nuestra
literatura. Si bien podemos aprender algo de un libro sobre la recuperación escrito
por un psicoterapeuta o un médico, esa obra se basa en el testimonio de una sola
perso na. Las publicaciones
publicaciones de Al-Anon ofrecen una perspectiva
perspectiva más amplia
amplia de la que
puede proporcionar un solo escritor. Queda bajo

Historias p ersonale
ersonales
s

Hace unos años, mi esposa sufrió lo que los médicos y nosotros pensamos que era
cáncer de mama. La semana pasada fuimos
fuimos a que le
le hicieran su mamografía habitual,
y esta vez encontraron algo que requería una biopsia. Antes de la intervención,
estábamos tranquilos, pero cuando nos dirigíamos al consultorio del doctor en medio
del conglomerado tráfico de la mañana, comencé a sentir una gran tensión nerviosa
a causa del tráfico y del temor de lo que pudiera suceder. Mi esposa también empezaba
a perder la calma.

Ambos estábamos listos para atacar al mundo cuando no pudimos cruzar una
intersección muy concurrida por segunda vez debido a que la luz del semáforo
cambiaba muy rápidamente. Me di cuenta de que si utilizaba algún recurso del programa,
programa,
me calmaría y podría ayudar a mi esposa a encarar sus verdaderos temores.

Siempre llevo el libro “Valor para cambiar ” en el auto. Lo tomé, se lo entregué a ella
y le pedí que me leyera el mensaje del día en voz alta. No puedo decirles lo que
me leyó pero sí les puedo decir que se me impregnó un sentimiento de paz y de
tranquilidad y que mi esposa dejó de conducir el auto desde el asiento del pasajero.
Cuando terminó de leer, me dijo
dijo que sabía que yo estaba haciendo todo lo que podía
podía y
que ella intentaría hacer lo mismo. Aún no sabemos cuáles serán los resultados del
examen, pero terminamos pasando uno de los días más serenos y pacíficos en muchos
meses.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 254

∞∞∞∞∞∞∞∞

A muy corta edad, una vez le grité a mi madre alcohólica: "Si debía tener una madre,
¿por qué tenías que ser tú?" Cuando llegué a Al-Anon, el antagonismo entre
entre nosotros
se había convertido en un muro sólido de falta de confianza y odio mutuo.
mutuo. Sin embargo,
desde el punto de vista emocional, esta mujer era importante
importante para mí. Yo sabía que ella
sufría. Al-Anon me dijo que estaba enferma, no que era culpable.

Poco después de venir a Al-Anon, leí una oración en el libro en inglés “As We
Understood...” que decía:
decía: "La gratitud cambia tu actitud". Me
Me di cuenta de lo
lo negativa
que era mi actitud. Si quería cambiar de actitud con respecto
respecto a mi madre y ponerle fin al
tormento de esta relación enfermiza, era decisión mía practicar y sentir gratitud
hacia mi madre.

Le pedí ayuda a mi Poder Superior. Cada vez que tenía un pensamiento negativo
o un ataque de ira con respecto a mi madre, hacía una pausa y escribía tres cosas
sobre ella por las
las que siento gratitud.
gratitud. Al principio luché y lloré.
lloré. No encontraba nada
bueno que escribir, pero me había comprometido a realizar esa tarea. Deseaba con
sinceridad ponerle fin al dolor del resentimiento, del odio y de la falta de confianza.
El primer intento de encontrar tres cosas por las cuales sentirme agradecido me
llevó más de una hora de reflexión. Sabía que nadie en el mundo era completamente
malo. Esas primeras tres
tres no eran muy sólidas pero sí eran sinceras.

Me enorgullezco de mi persistencia. Aunque no quise hacerlo al principio, a medida


que pasaban las semanas, encontré que disfrutaba hacerlo. Una noche, me asombré
y me sentí alarmado de que recientemente no había escrito nada acerca de la gratitud.
Al reflexionar, me di cuenta de que
que no había tenido ningún pensamiento negativo
con respecto a mi madre en todo el día. Me siento infinitamente agradecido
agradecido por no haber
tenido ninguno desde entonces. Gracias a Dios tuve suficiente fe en el programa y
más que suficiente desesperación para realizar el esfuerzo. "La gratitud cambia tu
actitud" Ahora me doy cuenta cuando mi actitud es negativa. Entonces sé que ha
llegado la hora de practicar la magia de la gratitud.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 255

∞∞∞∞∞∞∞∞

No tenía buenas destrezas en mi función de madre. Me crié


crié en un hogar alcohólico, pero
Al-Anon me demostró que mi pasado no justificaba el mal comportamiento en el
presente. Quería a mi hijo y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para darle una vida
mejor. Le dije: "No he sido la mejor madre para p ara ti, pero desde
d esde hoy empezaré a
ser una mejor mamá".

Me esforcé por ser constante. Leí en el libro “El dilema del matrimonio con un alcohólico ”
que debo decir lo que siento y sentir lo que digo.
digo. En el pasado, reaccionaba con exceso
y le gritaba algún tipo de castigo, tal como: "¡No podrás salir por el resto de tu
vida!". Después de todo, cuando yo era adolescente,
adolescente, me habían castigado con no salir
por el resto de mi vida por lo menos una docena de veces.
veces. Al día siguiente, me remordía
la culpa por mi reacción exagerada, y mi hijo respondía con quedarse callado,
comportamiento que aprendió de mí.

Mi Madrina me presentó el folleto titulado “Desprendimiento emocional”. Ahora me


formulo preguntas basadas en las ideas en esta publicación. Mi hijohijo tenía que
experimentar las consecuencias de sus acciones, lo que a veces no tenía nada que
ver conmigo. Por ejemplo, cuando faltaba a las prácticas de béisbol y yo no lo
 justificaba, entonces su entrenador lo sentaba en la banca. De vez en cuando yo me
daba cuenta de que el problema era mío o de que estaba tratando de controlar
situaciones. A veces necesitaba ayuda para darme cuenta de las consecuencias
posibles o de cuáles realmente eran mis motivos, y entonces llamaba
llamaba a mi Madrina.

No abandoné a mi hijo. En lugar de eso, me ocupé de mis propios asuntos


desprendiéndome con amor. Le decía cosas como: "Eres un chico inteligente. Dios te
quiere y yo te quiero, pero no puedo resolverte este problema". A veces me era más
difícil apegarme al programa que elegir el camino fácil de hacer las cosas por él. De
nuevo, mi Madrina y otros amigos de Al-Anon me aseguraban que hacía lo correcto,
que demostraba más amor tomando el camino más difícil.
difícil.

Tuve que introducir


introducir cambios antes de ver
ver el pasado con claridad.
claridad. Había sido tan
egocéntrica que nunca había visto el daño que le causaba a mi hijo. Él había
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 256

aprendido lo fácil que era presionarme para que tomara una decisión rápida que
lamentaría al día siguiente. Tenía muy poco respeto hacia mí o hacia mis decisiones,
pero ahora yo me tomaba a veces dos o tres días para decidir qué hacer. A veces hasta
admitía que no sabía qué hacer.

Nuestra literatura nos dice que a los familiares se les hace duro cuando comenzamos a
cambiar; fue duro para nuestra familia. Él utilizó todos los medios al alcance: fruncir
los labios, encantar, zapatear, gritar, felicitar, no hablar, hablar todo el tiempo y utilizar
el humor. Fue difícil ser constante y darle seguimiento.

No creía que estuviera progresando mucho, pero un día, mi hijo y un amigo estaban en
el parque cercano lanzándoles globos de agua a los autos que pasaban. Un hombre se
detuvo y metió a mi hijo en su camioneta. Este extraño le desgarró la camiseta, le
gritó, y condujo alrededor durante varios minutos antes de traerlo a casa y gritarme
por ser una madre tan mediocre. Me sentí airada y avergonzada. Este hombre, a quien
no volvería a ver jamás, pensaba que yo era una mala madre. ¿Cómo era posible que
mi hijo me avergonzara de esta forma?

Llamé a mi Madrina y le conté cómo mi hijo había hecho esta cosa tan terrible. Me
contestó: "Debe haber estado aterrorizado por la experiencia". De repente me di cuenta
de la magnitud de lo que él había sufrido. Mis pensamientos egoístas desaparecieron, y
me di cuenta de que sólo habían existido para ocultar mi temor.

Fui a la habitación de mi hijo, lo abracé y le dije: "Cuéntame acerca de lo sucedido".


Cayó en mi regazo y sollozó durante unos minutos, diciendo que estaba muy asustado.
Hablamos sobre cómo las consecuencias de nuestras acciones a veces son mucho
más terribles que la acción inicial. Hablamos también sobre la toma de decisiones. Al
verlo allí tendido llorando, me di cuenta de que algo había cambiado radicalmente.
Estaba dejando que mi hijo tuviera sentimientos, que los sacara a la luz. En años
anteriores, le había enseñado a reprimir toda emoción, así como me habían enseñado a
mí en mi niñez, Y le hablé con franqueza sobre Dios. La situación realmente fue muy
distinta para nosotros.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 257

Llegamos a acercarnos bastante y comenzamos a disfrutar la compañía del uno al


otro. Yo no era su mejor amiga; era su madre, una mujer a quien él quería y respetaba
y cuya compañía disfrutaba. A la vez, le brindé cariño, respeto, constancia y la libertad
de cometer errores, aunque fuera duro para mí.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Siempre podía encontrar algo en la Literatura Aprobada por la Conferencia que se


relacionara directamente con mi problema. Hasta hice lo que se describe en “Valor
para cambiar ”: dejé a mi esposa en el suelo cuando se desmayó y se cayó de la cama.
La cubrí con una manta, con amor, por supuesto. Nuestro hijo le puso una almohada bajo
la cabeza. El desprendimiento funciona.

∞∞∞∞∞∞∞∞

La relación con mi madre me mantiene en una lucha continua. Hoy cumple


sesenta y cinco años. La llamé para desearle un feliz cumpleaños, y antes de darme
cuenta, ya me estaba gritando debido a la relación con el alcohólico que forma
parte de mi vida y la forma en que le afecta a los niños. Crecí en un hogar alcohólico
donde no se me permitía hablar de alcoholismo. Mi madre no ha cambiado. Si yo no
hiciera uso de los instrumentos que he aprendido en Al-Anon, esta llamada telefónica se
hubiera convertido en una pesadilla. Pude aceptar sus opiniones y seguir con la
conversación. Una vez que colgué el teléfono, me sentí exhausta y me pregunté cómo
había hecho para meterme en un torbellino como ese otra vez.

Recordé que había escuchado a una oradora decir que ella siempre lleva la revista
“The Forum”  en su cartera para esos momentos en que necesita una mini reunión.
Tomé mi revista “The Forum” y la abrí. No pude creer la ayuda que Dios me brindaba
cuando comencé a leer. Era una historia de una madre y su hija y la aceptación. La
revista me recordaba lo importante que es mi programa y lo tanto que necesito
practicarlo en mi vida para poder gozar de relaciones sanas con mi familia.

∞∞∞∞∞∞∞∞
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 258

Me ofrecí como voluntaria para dirigir una reunión sobre la Primera Tradición. No
comprendía aún cómo esta Tradición se relacionaba con mi vida, pero me inspiró una
charla que había escuchado sobre la participación en la labor de servicio de cualquier
forma posible, por pequeña que fuese. Pensé que era un buen punto de partida para mí.

Empecé a prepararme para la reunión leyendo varios libros. Mi preferido era “Senderos
de recuperación”. Allí encontré un párrafo que me era familiar. Decía que la Primera
Tradición habla de unidad, algo que faltaba en mi hogar. Sugería que examinara lo
que a mí me correspondía en esa falta de armonía en mi familia.

Durante años había intentado quitarle el control a mi Poder Superior. Al hacerlo, tomé
decisiones que a menudo provocaron desesperación e insana en mí y en mi familia.
La relación con mi hija alcohólica parece haber sido la más afectada. Al-Anon
me ha proporcionado los instrumentos que debo utilizar para cambiar este
comportamiento y reconocer la insana de mi propio ser.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Papá es alcohólico y mamá bebe mucho por temporadas. Se separaron cuando yo


tenía tres años. En esa época solía imaginar que papá venía a rescatarme. Nunca
venía a casa, así que no lo veía beber.

Sólo vi a papá una vez cuando yo tenía diez años y luego de nuevo cuando ya era
adulta. Cuando nos reencontramos, me dijo que quería ser muy franco conmigo. Me
dijo que era alcohólico y que había comenzado a beber a los ocho años de edad.
Agregó que, como hija suya, yo necesitaba ir a Al-Anon, que era para los familiares
y amigos de los alcohólicos. También dijo que a medida que mis hijos crecieran,
necesitarían asistir a Alateen.

Pensé que papá era insensato, pero él me explicó cuál había sido la situación con
mamá: qué pasaba antes de irse de casa, cómo su hermano había abusado
sexualmente de mí y cómo terminé teniendo un matrimonio alcohólico. Papá dijo
que lo único que quería hacer era reparar el mal causado debido a su ausencia.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 259

No obstante, papá sufrió una recaída y me culpé a mí misma por todo lo malo que
había sucedido en mi vida. Pensaba que había hecho beber de nuevo a un alcohólico
en recuperación. Mi esposo perdió los estribos y se puso violento, y también me culpé
por eso.

Sin embargo, recordé que papá me había dicho que yo necesitaba ir a Al-Anon. Al final
busqué reuniones locales y me di cuen ta de que había sólo una. La probé con el fin
de solucionar los problemas de papá y de mi esposo y de escaparme de todos los
recuerdos.

En lugar de eso, Al-Anon me ayudó a enfrentar la recaída de papá y sus llamadas


telefónicas a mitad de la noche. Pude compartir lo que sucedía, escuchar sugerencias
e historias de otros miembros y leer Literatura Aprobada por la Conferencia. Los libros
“Un día a la vez en Al-Anon ”, “Valor para cambiar ” y “De la supervivencia a la
recuperación” me ayudaron enormemente.

Hoy, gracias a que él ha vuelto a A.A. y a mi presencia continua en Al-Anon, podemos


gozar de una buena relación entre padre e hija y él puede estar en contacto con sus
nietos y bisnietos. Podemos hablar y relacionarnos. Se lo debo a mi Poder Superior,
quien me envió a papá para que me contara sobre Al-Anon.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Entablar una relación quiere decir vincularse con otras personas, lugares, o cosas; pero
la convivencia con un alcohólico produjo que me viera atrapada en un ciclo de culpa,
negación, incertidumbre y malas costumbres, tales como el chismorreo y el control.
Entablaba relaciones enfermizas.

Hoy sé cómo alinearme con Dios en toda relación y cómo utilizar los principios de
honestidad, fe, valor, integridad, humildad, perdón, perseverancia y amor. Primero
puedo desarrollar mi relación con Dios, luego conmigo misma, y finalmente con
los demás.

Los capítulos sobre la comunicación en los libros “Cómo ayuda Al-Anon a los familiares
y amigos de los alcohólicos ” y “El dilema del matrimonio con un alcohólic ”o me ayudaron
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 267

a los cuarenta y siete años). La respuesta de mi madre fue: "Pero si voy a Al-Anon, tus
hermanos pueden pensar que tienen un problema". De mis cinco hermanos, sólo mi
hermana menor no es alcohólica.

Unos años después, me sorprendió que mi hermana y mi madre asistieran a Al-Anon


para probar. Sin embargo, decidieron que no era lo que buscaban. Yo sabía que mi
hermana haría lo que mi madre decidiera.

En todas las fotos de mi


mi niñez, salgo
salgo de la mano con mi hermana, tratando de protegerla
de la infelicidad de vivir en un laberinto alcohólico. A lo largo de los años, ella me ha
llamado algunas veces para decirme que va a ir de nuevo a Al-Anon para probar, pero
no lo ha hecho. Tanto quería yo que fuera a Al-Anon que a veces promovía en lugar
de atraer. Fue
Fue necesario que hablara con mi Madrina, asistiera a reuniones, orara,
meditara y practicara los Pasos de manera continua para que pudiera recordar que
el bienestar de los demás no debe ser más importante para mí que para ellos.

Mi hermana ha subido mucho de peso y toma varios medicamentos. Propicia que


sus dos hijos sigan siendo alcohólicos y no se ocupen del
d el problema, así como mi madre
lo hizo con mi hermano hasta que él murió. Mi Madrina me recuerda
recuerda que aunque mis
hermanos no sobrevivan a la enfermedad, tengo que desprenderme de ellos, incluyendo
a mi hermana menor. Para convertirme en la hija y en la hermana llena de amor que
Dios quiere que yo sea, tengo que mantener el desprendimiento y poner en práctica
cada uno de los Pasos y las Tradiciones.

Mi familia hace todo lo que puede; no obstante, al soltar lentamente las riendas, pienso
que sus opiniones ya no logran que el cielo se oscurezca para mí.
mí.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Después de asistir a reuniones de Al-Anon durante varios años, comencé a asistir a


reuniones que se centraban en hijos adultos. Unos meses más tarde, visité a mi padre
para ver si podía quererlo
quererlo a él y odiar la
la enfermedad. Me senté cerca de papá y le
susurré: "¿Quieres ir a dar un paseo en auto y ver los paisajes?" Asintió, así que tomé
las llaves de su camioneta y fuimos a pasear.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 268

Este paseo fue tal vez el primero y el último momento verdadero que tuve con mi padre.
Hablamos como adultos. Ya no tenía que criticarlo, porque comprendía que estaba
enfermo. Pude aceptarlo con todas sus heridas. Reconocí las cosas maravillosas que
había hecho por mí y que no había visto con anterioridad porque estaba ocupada
echando la culpa.

Recordé las vacaciones que tuvimos, las acampadas en las montañas y el dinero para
la universidad que me permitió obtener un título. Recordé la libertad que se sentía al
vivir en la granja, cuando jugábamos en el granero y cuando recogía huevos junto con
con
mi tía. De repente vi a mi padre como un hombre cariñoso quien tenía
tenía una enfermedad.
Gracias al programa, atesoro esa tarde tan especial con mi papá. Murió dos meses
después, a la edad de sesenta y cuatro años.

∞∞∞∞∞∞∞∞

La relación con mi hija alcohólica ha vuelto al comienzo. Siempre fue la niña que nunca
encajó en la familia. Luchamos a veces por poder vivirvivir en la misma casa. Al final mi
hija decidió abandonar a su familia y vivir en la calle. No supe nada de ella por casi
seis meses; no sabía si estaba viva o muerta. Un día, me llamaron del hospital para
decirme que había intentado suicidarse por tercera vez. Me preguntaron si podía
pasar a buscarla. Mi respuesta fue no.

Yo sabía que ella estaba justo en el lugar en que debía estar para recibir la ayuda
que necesitaba. Durante mucho tiempo, mi ayuda no le había servido. La decisión de
no pasar a buscarla fue una de las más difíciles de mi vida, pero sabía que era lo
mejor para las dos. Logró la sobriedad y comenzó de nuevo, pero no nos hablamos
durante más de un año. Yo sabía que si dejaba la puerta abierta y confiaba su vida a mi
Poder Superior, cuando llegara el momento oportuno, volvería a mí para reanudar
nuestra relación. Definitivamente no podíamos apresurar las cosas.

Al-Anon y A.A. nos han ayudado una vez más a vivir mutuamente nuestras vidas.
Somos más fuertes y nos sentimos tan cerca la una de la otra como
como nunca antes había
sucedido. Gracias a que logré mantenerme a distancia y permitir que ambas creciéramos
y cicatrizáramos, hoy nos queremos mucho. Somos amigas que disfrutan la compañía
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 269

mutua. Mi hija ha vuelto a mi vida con amor y respeto. No sé lo que nos deparará el
futuro, pero no me importa. Tan solo disfruto de nuestra nueva relación "Un día a la
vez".

∞∞∞∞∞∞∞∞

Antes de llegar a la recuperación, todas mis relaciones eran dificultosas. En todas


existía el conflicto
conflicto de alguna manera. Normalmente, los conflictos
conflictos se originaban debido
debido
a mi deseo de controlar y al deseo de la otra persona de tener libertad personal. Yo
no tenía ni confianza ni respeto de mí misma. En cuanto a mi Poder Superior, ni
siquiera me comunicaba con Él. En realidad, nunca se me ocurrió ni siquiera pensar
en mi Dios. Tenía un Dios, no un Dios de mi propio entendimiento, pero un Dios de
todas formas. Y eso es todo. Lo había abandonado en algún rincón de la mente porque
definitivamente no me servía de nada, o eso era lo que yo creía.

Desde entonces, he aprendido que de lo que se trata


trata es del progreso en el día de hoy,
no de la perfección todos los días. Todavía quiero lo que quiero cuando lo quiero, pero
si no funciona así, sé que siempre hay otro plan opcional. Ahora Ahora mis pedidos van
acompañados de "Si esa es Tu voluntad". A diario tomo la decisión de confiar mi
voluntad y mi vida al cuidado de Dios y, a veces, cambio de idea a mitad del
camino. Sin embargo, sé que puedo comenzar otra vez en cualquier momento y
tomar esa misma decisión de nuevo. Tengo opciones en el día de d e hoy y puedo
permitirles a los demás también escoger y tener sus propias opciones. No siempre
me gusta, pero trato de aceptarlo el día de hoy. Después de todo, es el único día que
en realidad tengo, y eso es un don.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Era evidente desde el inicio que mi madre y yo teníamos un vínculo


vínculo muy especial. Las
dos teníamos un carácter
carácter similar y muchas cosas en común. Por desgracia, mi madre
bebía, lo que distorsionaba
distorsionaba todo lo que decía o hacía. Podía transformar
transformar un "Te quiero"
en "No me abandones, no puedo vivir sin ti" o "Te odio. Ojalá no te hubiera tenido".
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 270

Si Al-Anon no me hubiera ayudado a comprender que lala que hablaba era la enfermedad,
no contaba más que con las
las palabras para seguir adelante, y las creía todas.

Tenía la misma dificultad para interpretar sus acciones, que a menudo eran muy
imprevisibles: tranquilizadoras en un momento y aterradoras en el siguiente. Nunca
estaba seguro de cuál mamá estaría a mi lado. Yo actuaba con precaución en todos los
aspectos de la vida, temeroso de la forma en que mi madre iría a reaccionar. Le contaba
muy poco de lo que en realidad sucedía, en la escuela o en cualquier otro lugar. lugar.
Muchas veces temía más de lo que ella les pudiera hacer a otras personas que de
lo que me pudiera hacer a mí (y cómo enfrentaría yo la vergüenza).
vergüenza). Siempre intentaba
protegerme yo mismo por medio de protegerla a ella de la verdad. Yo era un niño
pequeño y flaco que no se interesaba en los deportes. La escuela era muchas veces
una pesadilla para mí porque los otros niños me provocaban y me intimidaban. El
contarle a mi madre sobre lo que
que pasaba en realidad únicamente empeoraría las cosas.

Durante el tiempo en que estuve en la escuela secundaria y en la universidad, vivía


aparte del mundo, no tenía amigos y me agobiaba la soledad. Aun ese vínculo
estrecho que una vez sentí que tenía con mamá se había desintegrado hasta tal
punto que lo único que hacíamos era gritar y pelearnos. Me había agotado tratando
de que dejara de beber, pero nada funcionó. Cuando fui a mi primera reunión de
Al-Anon, mi vida se había tornado tan intolerable
intolerable que pensaba que no tenía nada que
perder.

Poco a poco fui saliendo de ese caparazón de aislamiento mientras escuchaba a los
otros compañeros miembros.

Constantemente me alentaban a que utilizara los Doce Pasos de Al-Anon con el fin de
descubrir quién era yo en realidad. Me decían: "No puedes querer lo que no conoces".
Al seguir los Pasos, descubrí muchas cosas sobre mí mismo que había evitado durante
años por centrar la atención en otras personas. A medida que iba siendo cada vez más
franco con mi Padrino y con los otros amigos de Al-Anon, percibía con más claridad lo
mucho que le había ocultado a mi mamá. Todavía me protegía por medio de protegerla
a ella. Me di cuenta de que si alguna vez iba a entablar con ella el tipo de relación que
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES
OPCIONES 271

yo quería en realidad, debía estar


es tar dispuesto a compartir más acerca de mi vida con ella.
Sabía que esto significaba, entre otras cosas, que tendría que decirle que soy gay.

Me tomó algún tiempo y mucha oración y meditación antes de que estuviera listo para
tomar tal riesgo. En ese entonces ya me había comprometido a una relación con mi
pareja y nos resultó muy evidente todo lo que nos perdíamos debido a que yo no era
capaz de contarle la verdad a mi madre. Asistir a mi primera reunión y contarle lo
que era yo a mi madre fueron las cosas más difíciles que hice en mi vida. Al revelarle
revelarle mi
secreto, me sorprendió que lo tomara con amabilidad, aceptación y amor. Como
Como me dijo
ella en ese momento: "Tengo setenta y ocho años y he vivido muchas situaciones. Esta
sólo es una más"

Debido al temor de contarle la verdad,


verdad, no había tenido en cuenta que mi madre ya había
dejado de beber desde hacía varios años. Participaba activamente en actividades de
su iglesia y en organizaciones de la escuela local. Empezó a disfrazarse de
payaso y a visitar hospitales, escuelas y asilos. Se convirtió en una persona
pe rsona encantadora
y alegre, divertida y sonriente. ¡No era la madre que me había criado!

A veces, cuando hasta yo me preocupaba por un problema pendiente, ella decía:


"Bueno, voy a encararlo 'Un día a la vez.". Se transformó en una inspiración real
para mi pareja y para mí. Trataba a mi pareja como otro hijo, y como él se había
quedado sin madre desde sus años de adolescencia, se sentía agradecido.

Mi franqueza ante ella la impulsó a ser más franca conmigo. Compartía las alegrías
y decepciones de su vida, las cuales antes
antes había mantenido ocultas. Llegamos a
sentirnos a gusto tal como éramos; ya no necesitábamos ni vigilarnos ni protegernos
del uno al otro. La calmada intimidad que desarrollamos creció a medida que
explorábamos intereses comunes. Nada de esto hubiera sido posible sin Al-Anon.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Durante los años de su adolescencia, mi hijo comenzó a beber, a consumir drogas, a


mentir y a robarme. Como yo tenía su custodia, tuve que encarar estas situaciones
insanas hasta que cumplió los dieciocho años. Con la ayuda bondadosa de mi Madrina
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 272

y de varios miembros fieles en Al-Anon, el día después de su cumpleaños, lo eché de la


casa. Fue lo más difícil que he hecho en mi vida.

Pasé mucho tiempo de rodillas confiándoselo a mi Poder Superior y haciendo todo


lo posible para no interferir. No lo veía con frecuencia y no podía darle dinero. Le
compré un par de zapatos cuando vi que los suyos estaban reparados con cinta
engomada. Logré entregarle algunas latas de sopa y decirle que yo tenía fe de que él
iba a encontrar su camino. Siempre le decía que lo quería pero que no estaba de
acuerdo con sus decisiones.

Dos años después, justo antes del Día de la Madre, vino a verme y me pidió que
habláramos. Me dijo: "Cuando me echaste de la casa, te odié. A veces tuve que rogar
para poder dormir en el suelo en casa de alguien porque no quería hacerlo en la calle.
Trabajé en lugares de comida rápida para tener algo de comer. Sin embargo, me llevó
más de dos años darme cuenta de que yo era el que decidía beber y consumir drogas.
Aunque te odié por haberme echado, sé que fue lo más importante que podías haber
hecho por mí. Aprendí a vivir según las reglas de Dios¨.

El Día de la Madre recibí una tarjeta de mi hijo. Al frente decía: "Dicen que obtenemos
de la vida lo que ponemos en ella". Cuando abrí la tarjeta, leí: "Aunque yo digo que
también obtenemos lo que nuestra madre pone en ella, y tú has puesto mucho en la
mía". Y luego escribió: "Gracias por todo el amor y el apoyo. Te quiero, mamá"

Hoy mi hijo es padre de tres niños y tiene una relación de amor con su esposa. Tiene
un empleo que le gusta. Las cosas no son perfectas, pero son mucho mejor de lo que
se podría imaginar. Puedo compartir con ellos sin tratar de manejar sus vidas.

Todavía me quedan muchas relaciones que mejorar. Sé que al aplicar las ideas de
Al-Anon, esas relaciones mejorarán. Estoy convencida de que los milagros ocurren y
no voy a abandonar mis intentos hasta que vea una infinidad de ellos.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Estaba harta de lo que consideraba una relación muerta con mi esposo. Creía que
debía haber enterrado esa relación hacía muchos años. Entonces comencé a
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 273

asistir a Al-Anon y, cuatro meses después, él se mudó a otro estado para vivir con su
madre y evitar así que ella tuviera que ir a una residencia de ancianos.

En mi mente enfermiza, pensaba que Dios estaba haciendo esto para castigar a mi
esposo por todos sus años de alcoholismo. Sabía muy poco, pues Dios utilizaba esta
oportunidad para abrirme los ojos.

Durante la ausencia de mi esposo, no hablábamos a menos que fuera necesario y yo


trataba de que nada lo fuera. Siempre creí que sería una buena idea tener un cierto
espacio entre nosotros. Luego comencé a observar el amor que mi esposo le brindaba a
su madre y la manera en que se lo demostraba a diario. Pasó lo que sería los últimos
nueve años de vida de su madre reparándole el mal causado por los problemas que
le había creado en su juventud. Es difícil expresar con palabras la forma en que
mis sentimientos cambiaron, de desear que él saliera de mi vida a sentirme orgullosa
de su bondadosa preocupación. La práctica del programa de Al-Anon me dio la
oportunidad de repararle el mal causado a mi esposo.

Estuvimos presentes para ayudarnos cuando nuestro hijo mayor se enfermó. Al


encarar cada día sabiendo que quizás sería el último para nuestro hijo, dejamos de
culparnos del uno al otro y pudimos apoyarnos mutuamente. Dios me ayudó a querer
a mi esposo, esa persona que al inicio fue mi mejor amigo y luego se convirtió en un
esposo maravilloso, en un padre amoroso, en un abuelo especial y ahora en bisabuelo.
Fue la muerte de nuestro hijo lo que logró que él dejara de beber y lo que me hizo
sentir gratitud a diario por los dones que recibimos.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Papá, mi caballero de armadura reluciente, a veces bebía demasiado. Se tornaba cruel,


era criticón y me humillaba, pero siempre recuerdo que lo amaba tanto y sentía que mi
propia existencia dependía de él.

Es muy peligroso depender de un alcohólico. Crecí con ira, inseguridad y mucho temor.
También crecí pensando que era responsable de todas las cosas y de todo el mundo.
Cuando me casé, me creía responsable de la felicidad de mi esposo alcohólico. Supongo
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 274

que aún trataba de estar segura de que hubiera felicidad en mi hogar. Por supuesto,
no la había muy a menudo.

Cuando mi esposo comenzó a comportarse con violencia, supe que era el momento
de ponerle fin al matrimonio. Me tropecé con Al-Anon en esa época tumultuosa.
Empecé a practicar el programa con firmeza. Quería que mi vida cambiara. Si
bien no sabía cómo lograr que mi vida cambiara, ni siquiera por lo que la quería cambiar,
sabía que me iba a morir si seguía viviendo como lo estaba haciendo.

Las cosas comenzaron a cambiar un poco a la vez. Al final, después de varios años y
mucho trabajo, me di cuenta de que ya no sentía ira hacia mi padre. Él seguía siendo
un bebedor, pero yo había cambiado. Ya no esperaba que fuera el caballero
infalible que se suponía que debía correr a mi lado al oír el más mínimo quejido. Les
aseguro que hubo muchos quejidos. Empecé a verlo como un ser humano, uh hombre
cuya vida distaba dé haber sido perfecta. Lo veía como un alma muy sensible que
había sufrido mucho al crecer en su propia familia alcohólica: una persona llena de
tristeza y de sueños rotos. El corazón se me partió por él, pero algo maravilloso
sucedió en medio de mi dolor. El corazón roto finalmente comenzó a cicatrizar y yo
comencé a perdonar.

Empecé a notar y a valorar cosas que no había visto antes, como por ejemplo, el
gran parecido mío con mi padre. Tenemos características físicas y de personalidad
que son semejantes, tales como la sensibilidad y la compasión. De él, heredé mi rostro
ovalado, la forma del cuerpo, el intelecto, niveles bajos de colesterol, y el amor y
el talento por la jardinería. Compartimos mucho, y de repente eso fue maravilloso.

Quería que él lo supiera. Escogí la tarjeta más apropiada e incluí una nota en la que le
expresaba a papá lo que yo había aprendido y la felicidad que sentía de haberme dado
cuenta de eso. La próxima vez que lo vi, fue en la fiesta de cumpleaños de mi
sobrino.

Aunque estábamos rodeados de niños que gritaban, papá esperó hasta que lográramos
encontrarnos en un momento más o menos privado y allí me agradeció por la tarjeta.
Estaba bastante sensible cuando me preguntó por qué lo había hecho. Le dije: "Pensé
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 275

en algo agradable sobre ti y quise que lo supieras". Sonrió con un cierto nerviosismo, me
abrazó y se escabulló para jugar con sus nietos.

Unos minutos más tarde, mi mamá me vio. Me contó cómo había reaccionado papá al
recibir la tarjeta. Lo vio sentado a la mesa de la cocina; él estaba llorando. Después
de mostrarle la tarjeta, le dijo: "No me merezco esto". Mamá lo abrazó y le aseguró
que sí se lo merecía, pero él insistió en que no. Estoy segura de que así lo ha creído
durante casi todos sus sesenta y siete años.

Ahora le demuestro a diario que merece ser querido y aprecia do. Es mi papá y lo amo,
pero es también una criatura de Dios, y ese en realidad es el único requisito.

Las cosas han cambiado de verdad desde que le envié la nota. No sé si ese fue el
único motivo, pero papá y yo hablamos más. Nos abrazamos más y, cuando lo
hacemos, el abrazo es cada vez más fuerte y prolongado.

∞∞∞∞∞∞∞∞

Era una persona muy solitaria aunque tenía muchos amigos interesantes. Lo único
era que no sabía cómo establecer límites. Tenía muros que se derrumbaban sobre mí
cuando me sentía muy sola debido al exceso de trabajo.

Pensaba que me relacionaba bien con la gente, pero a menudo la gente en casa y
en el trabajo me decía que yo hería y controlaba. No veía a las personas como
eran, sino que las quería a través de mi propio romanticismo. La vida era emocionante,
pero me sentía herida y perdida porque siempre había despedidas.

Los Doce Pasos me ayudaron a darme cuenta de la soledad de mi niñez y de cómo


compensaba yo la falta de atención. Había desarrollado el hábito de buscar contactos
falsos con otras personas. Me encantaba estar enredada en una relación que muchas
veces se convertía en obsesiva y al final era dañina. Con Al-Anon he aprendido a
confiar en un nuevo camino, así como a entablar relaciones sanas y fijar límites dentro
de esas relaciones. Puedo pararme en mis propios pies sin depender demasiado de
alguien ni que alguien dependa demasiado de mí.
DESCUBRAMOS NUEVAS OPCIONES 283

compañía. Había desaparecido la ira. Si bien en nuestro hogar no había habido lugar
para afectos durante mi niñez, llegó el día en que mi padre me dijo que me amaba.
Habían pasado muchos años desde que por primera vez reuní el valor de decirle esas
palabras a él. Pensaba que él nunca las diría. Un día, charlábamos sentados en la sala
cuando pude ver que me quería decir algo. Por más que trató, no le salían las
palabras. De repente, comenzó a improvisar una dulce tonada que le permitió
pronunciar las palabras "te amo".

Pronunciar esas palabras significa mucho. Durante todos los oscuros años de
alcoholismo de mi esposo, el amor realmente no parecía existir para mí. Intentaba
demostrarle amor, pero él no me creía o pasaba por alto mis intenciones porque distaban
mucho de su interés en la bebida. En algún momento de la recuperación, comenzamos
a decir "te quiero" y a decirlo de corazón, muchas veces al día. El reconocimiento de
lo que hacemos el uno por el otro y el admitir que nos importa es nuestra promesa
de absoluta devoción.

Estoy lejos de ser perfecta. No importa. Ya no tengo que serlo. Lo único que
tengo que hacer es tener buenas intenciones, ofrecer ayuda cuando en realidad puedo
hacerlo, aceptar con gracia cualquier cosa que me suceda y sonreír con la seguridad que
me brinda mi paz interior.

El amor es poderoso. Nuestra cofundadora, Lois W., escribió en Lois recuerda que el
amor es "una emanación física real así como una fuerza espiritual". Reconocía que Dios
es amor y que el amor nos une a todos en un conjunto. Es la confirmación de que mi
relación con Dios es fundamental para el éxito en cualquier otra relación.

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