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KALLANKA
Rodolfo A. Raffino
Rubén D. Iturriza
J. Diego Gobbo
Victoria García Montes
Aylen Capparelli
Cecilia M. Deschamps
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momento, es la más meridional del Tawantinsuyu.
Desde esta última región y por espacio de
cerca de 400 km hasta arribar al confín sudoriental
del Imperio en el NOA, el Valle de Uspallata y el
paso a Chile, los Inka no edificaron clase alguna de
kallankas-galpones. Esta situación quizás tenga en
parte una explicación en el hecho de que en Famatina
terminaba el núcleo minero-metalúrgico en los An-
des Meridionales, como ha sido propuesto en un
anterior aporte (R. Raffino et al.; 1997, 65), con sus
explotaciones de oro, plata y cobre para la aleación
del bronce, recursos monopolizados por el
Tawantinsuyu.
Los edificios indicados se ajustan con clari-
dad a la definición formal y dimensiones. Al tamaño
y envergadura que se corresponden con estos gran-
des galpones rectangulares de aparejos preferente-
mente rústicos; de más de 20 m de lado mayor, con
varias puertas de acceso de silueta trapezoidal en su
fachada y a veces en sus lados menores. Con altos
hastiales para techumbre en mojinete, a veces con
ventanas trapezoidales en ellos, otras con hornacinas
internas y, fundamentalmente, a su articulación
contextual con la plaza y el ushno, es decir los ele-
mentos clásicos que integran la arquitectura y el
planeamiento inka. 53: El mismo edificio ya excavado y recompuesto.
Otros sitios del NOA, construidos o recu-
perados por los Inka como Titiconte de Iruya, La
Huerta de Humahuaca, Pucará de Aconquija, bergue de pequeños grupos de soldados (a juzgar
Inkahuasi de la Quebrada del Toro, posiblemente por los materiales hallados en los recintos 1 y 2 del
Casa Morada de Calchaquí y el sinchiwasi de El sinchiwasi (sector f) de El Shincal (R. Raffino; 1996,
Shincal, poseen edificios con techumbres a dos aguas 225).
o en mojinete y hastiales a la manera de kallankas. En otros suyus del Imperio existen registros
Pero no se hallan contextualizadas en conjuntos ar- arqueológicos con descripciones de edificios que sin
quitectónicos con aukaipatas-ushnos, sino incluidas duda corresponden a grandes kallankas-galpones
dentro de conjuntos residenciales tipo kancha o RPC. (aunque no en todos los casos con planimetría in-
(R. Raffino; 1988, 206). Estos edificios no fueron cluida). Algunas de las conocidas fueron construi-
destinados para actividades o ceremonias comuna- das en Tomebamba, Pambamarca y Paredones del
les, habida cuenta que poseen menores dimensiones Azuay (Ecuador); Huánuco Pampa, Tamborajra y
que las grandes kallankas-galpones. Este es el caso Tunsucancha (Huánuco); Pumpu (Junín); Tambo Co-
de La Huerta (R. Raffino et al.; 1993, 69) y las de lorado, Inkawasi y Lima La Vieja (Pisco); Manchu
los recintos 1 y 2 del sinchiwasi de El Shincal. Edifi- Pijchu (V. de Yucay), Quispeguanca, Patallaqta,
cios que estuvieron afectados a funciones residen- Wiñay Wayna, Chakiorllo y Ollantaytambo (región
ciales para pequeños grupos (La Huerta), o para al- de Yucay, Vilcanota y Urubamba); Vitcus
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54: El mismo edificio ya excavado y recompuesto.
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(Vilcabamba); Vilcashuaman (Sierra de Ayacucho), en la selva de Trujillo) (cuatro edificios asociados a
Rajchi (Cacha); Chinchero (V. de Yucay), Huchuy ushno); en Aypate de Ayahuaca y en Huancacarpa,
Cusco, Patallajta y Chokepukio (Cusco); Escalón de en la Sierra de Piura (las dos asociadas con ushnos).
Lunahuana e Inkahuasi (Cañete); Hatuncolla A esta nómina deberían sumarse las kallankas
(Titicaca), Nieve Nieve (Lurín); Cajamarca (sierra perdidas o sepultadas por las remodelaciones espa-
N); Atuén en Chachapoyas (Dep. Amazonas); ñolas de la primera época de la conquista -las que
Hornopampa y Pukarumi (en la ceja de selva de usualmente las transformaron en establos o iglesias-
Chachapoyas); Sabaya (Sierra de Moquegua). y a los inevitables crecimientos de urbanizaciones
Un reciente informe de M. Ziolkowsky in- históricas. Entre tantas pueden mencionarse las del
corpora nuevos datos a la cuestión (2002, com. sector central de Cajamarca (al menos tres kallankas
pers.). Se trata de tres kallankas hasta ahora inédi- descriptas por los soldados de Pizarro hoy día des-
tas. Las de Maucallajta en San Antonio de aparecidas), Ingapirca (Hatum Cañar), quizás otra
Pampacolca; Tumpullo II de Yanaquigua y la de en Pachacamac y las del propio Cuzco, que incluyen
Achaimarca ubicadas en la región de Arequipa. In- el célebre y desaparecido Cuyusmanco, el cual se le-
formes muy recientes entregan referencias de vantaba justamente frente a la plaza y que fuera
kallankas-galpones en Machuwasipata en descripto por Garcilaso (1609) y dibujado por
Andahuaylas, Perolniyoc en el Valle de Soqma; Marca
Marca en la limeña Provincia de Orión, distrito de
55: Vanos de acceso y muros interiores de la fachada con hornacinas
Quichas; Yuraciacu (Dep. Libertad, Pcia. de Patay
inkas.
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Guaman Poma (16l3). Tunsucancha, Huánuco, Cajamarca, Tomebamba,
En su oportunidad ha sido expresado que la Pambamarca y Paredones del Azuay.
mayor parte de las kallankas levantadas en la sierra Las kallankas de Inkahuasi en Lagunillas, San
peruana se encuentran estratégicamente ubicadas en Lucas en Chuquisaca, La Fortaleza y Samaipata en
la línea de avance de la conquista inka desde el Cuz- Santa Cruz, y aún las del Pucará de Aconquija en la
co hacia el N quiteño. En ese vector se las interpre- «frontera lule» de Argentina, podrían responder a este
ta como edificios destinados a alojar tropas o vitua- último uso de albergue de tropas, habida cuenta de
llas para el aprovisionamiento de los ejércitos. A es- que su implante fue consumado en una frontera «ca-
tas alternativas J. Hyslop (1984) ha agregado que su liente», una región propensa a ser invadida por los
razón de ser pudo responder a razones de tráfico de grupos chiriguanos, lules y juríes de la frontera orien-
grandes contingentes, incluyendo tropas a lo largo tal del Imperio, circunstancia señalada oportunamen-
del capacñam, especialmente en la ruta Cuzco-Quito. te por E. Nordenskiöld (1917).
Esta explicación les cabría a las kallankas construi- Otra hipótesis acerca de las techumbres de
das en Vilcashuaman, Pumpu, Tamborajra, las kallankas ha partido del relato de Garcilaso so-
bre la kallanka/Cuyusmanco de Cuzco. Su razón de
ser obedecería a las condiciones climáticas regiona-
56: Sección de la fachada con un vano trapezoidal. Sobre la pared poste- les. Estos edificios habrían sido construidos en zo-
rior una ventana con visual hacia la aukaipata. nas lluviosas, para ser utilizados en grandes eventos
comunales, para que sus participantes estuvieran al
resguardo de los temporales. Tanto el desaparecido
Cuyusmanco cuzqueño como las inmensas kallankas
de Rajchi en Cacha e Inkallajta de Cochabamba se
ajustan a esta identificación funcional por cualidad
y tamaño.
La adscripción funcional como albergue de
tropas en zonas de lluvias se corroboraría en parte
por la escasa presencia de kallankas en las regiones
desérticas, advertida oportunamente por J. Hyslop
(1984: 286) y la sugestiva cantidad de ellas en la
sierra peruana. Especialmente en la ya señalada ruta
de tráfico y aprovisionamiento de los ejércitos y ca-
ravanas entre Cuzco, Vilcashuamam, Jauja, Huánuco,
Cajamarca, Tomebamba, Ingapirca y Quito, conec-
tada por capacñam y tambos de enlace (J. Hyslop, 1984:
285; T. D’Altroy, 1992: 100).
Esta razón funcional puede ser compartida
también por las kallankas levantadas en enclaves si-
tuados en los valles mesotérmicos de Bolivia, entre
Cochabamba (Inkallajta) y Santa Cruz (Samaipata,
La Fortaleza) con lluvias crecientes a medida que se
avanza hacia el Chaco boliviano. En menor medida
se ajusta a los valles y sierras del NOA donde los
índices pluviométricos no superan la media históri-
ca de 150-200 mm anuales, como los de Hualfín y
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Calchaquí, asiento de las kallankas de Potrero de Pacífico son algunos de ellos.
Payogasta, Capillas, Hualfín, El Shincal, Watungasta En la región de Hualfín sucede en cambio
y Tambería del Inka. (R. Raffino; 1983: 307; 1988: una notoria frecuencia de kallankas, once en total,
220). en un área articulada por capacñam que tiene como
En definitiva, el factor climático como posi- enclaves administrativos a Hualfín, Watungasta y
ble condicionante abre una puerta sólo parcialmen- Tambería del Inka de Chilecito, a la capital de wamani
te explicativa a la cuestión, aunque ésta no es exclu- El Shincal y al magnífico centro ceremonial del Ne-
yente. Existen casos que quiebran esa generaliza- vado de Aconquija. Región definida como «núcleo
ción empírica. Las kallankas de Turi, Kona Kona y minero-metalúrgico explotado por los Inka en los
Catarpe en el desierto sin lluvias de Atacama, don- Andes Meridionales» (R. Raffino et al.; 1981: 265 y
de además ha sido históricamente comprobado que 1996: 65). Un interrogante queda latente al respec-
era imposible de ser transitado por grandes ejércitos to y es el que plantea si existe una razón que expli-
o caravanas de llamas. O en zonas casi nulas de llu- que esta coincidencia entre la singular cantidad de
vias, como en Inkawasi en Cañete; Paria Norte, Oma kallankas-galpones con las explotaciones inka de oro,
Porco de Aullagas (Poopó), Chuquiago de Suipacha cobre y estaño para el complejo broncístico
y Chagua de Talina en el altiplano de Oruro y Poto-
sí. Las de Watungasta en el semidesértico Abaucán
y la incierta de Pachacamac en la yerma costa del 57: Detalle del muro interior de la fachada con sus hornacinas inkas.
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58: Vanos trapezoidales, muro interior y hastial O de la kallanka 2. restantes fueron construidas en aparejos «rústicos»
y a excepción de la K1 de El Shincal y la de Oma
Porco de Aullagas, no parecen ser frecuentes las
arqueológicamente comprobado. Es posible que en hornacinas.
estas regiones las kallankas hayan sido construidas Estas diferencias también se observan en lo
para cumplir usos como albergues de trabajadores que puede llamarse epicentro del Imperio. En la sie-
de turno o soldados, en esencia mitimaes afectados a rra peruana, las rústicas kallankas de Pumpu (R.
explotaciones mineras y a la protección de esas ex- Matos; 1994, Fig. 76b) contrastan notoriamente en
plotaciones. La K1 de El Shincal responde en parte dimensiones y calificación arquitectónica con sus
a esta asignación. vecinas de Huánuco Pampa (C. Morris; 1985,
Otro aspecto latente reside en las importan- Lam.V).
tes diferencias existentes en las dimensiones, com-
ponentes y cualidades arquitectónicas entre unas y
otras; en el Kollasuyu, por ejemplo, exceptuando la
de Inkallacta, que es la de mayores dimensiones del
suyu meridional, construida con muros «celulares», II - Arquitectura de la kallanka 1 de El Shincal
total o parcialmente en adobe, de acuerdo a la
tipología de Agurto Calvo (1980: 139), deben men-
cionarse las de Turi (C. Aldunate; 1996: 102) y El edificio en cuestión es de planta rectan-
Potrero de Payogasta (R. Raffino; 1981: 104). Las gular de 33,37 y 33,35 m de lado mayor NS por 5,59
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y 5,65 m EO. Fue con los clásicos aparejos murarios con ella, a la cual le da la espalda. Su posición es
de tipo rústico (Agurto Calvo; 1980: 112). Sus mu- NO en relación a la coordenada «0» (situada con-
ros son dobles de 0,80 a 1 m de espesor formados vencionalmente en el centro mismo del ushno de El
por bloques poliédricos de rocas granitoides Shincal). Conformando un conjunto RPC o kancha
mesosilícicas de origen plutónico de 0,10 a 0,30 m con un patio situado al poniente. De este modo su
de lado, rudimentariamente tallados para obtener una fachada corresponde al muro occidental, en el cual
cara más o menos plana. Fueron traídos deliberada- aparecen tres vanos de silueta trapezoidal con una
mente de los cerros situados al N de la instalación. base de entre 1 a 1,30 m dispuestos como acceso
El relleno interior de estas paredes es de ripio y ba- entre el patio lateral y el interior de la kallanka. Han
rro batido, aunque originalmente debió también con- sido hallados restos de umbrales y dinteles de piedra
tener vegetales. El techo fue de tipo hichu, en cuya que coronaban las puertas. Sobre la pared interior
estructura leñosa se utilizó madera de retamo del mismo se registran una serie de hornacinas dis-
(Bulnesia retama). Su presencia se constató por restos puestas entre 1,10 y 1,60 m del piso actual.
quemados de estos vegetales en cuatro lentes de En el muro opuesto, adosado a la aukaipata,
carbón situados entre 0,50/0,60 m de profundidad; se advierten indicios de la existencia de ventanas
indicativos de un probable incendio y el posterior
colapso de la techumbre.
Este edificio si bien se halla adosado al muro 59: El interior del muro y uno de los hastiales de la kallanka 2. En
occidental de la aukaipata no se conecta directamente segundo plano la plataforma occidental con su muralla perimetral restau-
rada.
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(posiblemente fueron tres) ubicadas a 4,80 m del ron el sedimento arcilloso (50%) con argilominerales
interior de los muros laterales menores. Estos últi- (caolinita, illita y esmectita) e impurezas de origen
mos son hastiales de 5,60 m de base, construidos mineral (cuarzo, feldespato y calcita). La mezcla de
con la misma técnica, con tímpanos triangulares hoy estos componentes con agua ha debido producir la
parcialmente recompuestos. La techumbre a dos consolidación del piso percibida en el registro. En el
aguas o en mojinete se apoyó directamente sobre las sector S, el plano del piso está interrumpido por dos
paredes de los lados mayores del edificio aprove- pozos cilíndricos de 0,30 m de diámetro rellenos de
chando la existencia de árboles de gran porte del carbón. Estos fueron la base de sendos fogones y se
bosque donde se asienta El Shincal (como algarro- sitúan a 1,45 m de pared O y 2,35 m de pared E.
bo y chañar). La ausencia de horcones axiales es in- Otros detalles técnicos rescatan el actual des-
dicativa de que fue un edificio de una sola nave. nivel o ángulo de buzamiento de la kallanka con pen-
Restos de este maderamen aparecieron carboniza- dientes decrecientes en sentido S a N y E a O. Un
dos en cuatro sectores dispersos entre 0,40-0,50 m perfil que la sitúa ligeramente a bajo nivel con res-
de profundidad, sobre el piso inka de la kallanka y pecto al piso exterior o del patio (25 cm aprox.) y
son indicativos de un incendio y posterior colapso sobre elevado medio metro con relación a la aukaipata
del hichu. de su flanco del naciente (plano y perfil). Esta incli-
El piso construido por los Inka fue de barro nación O-E del terreno del edificio y su entorno ha
consolidado por actividades antrópicas que mezcla- impuesto áreas de derrumbe disímiles entre sí pero
que covarían solidariamente con la pendiente. En el
muro oriental que linda con la aukaipata, el derrum-
60: Vista de la kallanka desde la aukaipata.
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