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la historia de Colombia.
Siglos XÏX-XX.
Una colección de estudios
recientes
Ciro M olina Garcés y Carlos Durán
Castro: gestores y científicos
en el desarrollo agropecuario
del Valle del Cauca
UniversidaddelValle
Eduardo Mejía Prado
Es profesor titular y jefe del departamento de historia de la Universidad del Valle.
Obtuvo el magíster en historia andina de la Universidad del Valle en convenio con la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ( f la c s o ) y es licenciado en historia
de la Universidad del Valle. Autor de los libros El origen del campesino vallecaucano,
siglos xvin y XIX (1993); Carlos Durán Castro, 1897-1997 (1997); Campesinos y poblamiento.
Valle del Cauca, 1800-1848 (2002). Es coautor de Avancemos30 años. Historia de un pro
yecto empresarial y social (1996).
Introducción
L a s investigaciones sobre la historia del desarrollo agropecuario del Valle del Cauca
destacan el papel de los grandes empresarios apoyándose, para ello, en los casos más
sobresalientes como el de Santiago M. Eder, Hernando Caicedo, Modesto Cabal,
Cayetano Sarmiento o Jorge Garcés Borrero. No obstante, aquellos estudios olvidan
la presencia de otros empresarios que, sin haber logrado las enormes fortunas de los
nombrados, contribuyeron a sentar las bases científicas, tecnológicas y de gestión
pública para hacer posible la modernización del agro en el departamento y servir de
ejemplo a otras regiones e, incluso, liderar propuestas en el orden nacional. Para una
mejor y más amplia comprensión histórica del empresariado del Valle es necesario
indagar las labores públicas y privadas de aquellos personajes poco estudiados; ade
más, nos permite observar otras variantes o modelos del desarrollo agropecuario, al
ternativos al de la agro-industria azucarera, impulsados en el inicio del proceso
modernizador.
Ciro Molina Garcés y Carlos Durán Castro son dos vallecaucanos de especial im
portancia en el desarrollo empresarial agropecuario de la región y la nación, no sólo
por la gestión acertada y moderna de sus haciendas El Hatico, El Trejito y Lucerna,
sino por sus aportes técnicos y científicos en la transformación de la economía agraria
del Valle del Cauca durante buena parte del siglo xx. Hijos de familias tradicionales
bugueñas y caleñas -con estrechos vínculos de parentesco-, construyeron una amistad
en su juventud que después, en su vida profesional, dio los mejores frutos en el área
de los conocimientos y la gestión administrativa, tanto pública como privada.
Formación profesional
Nacido en Cali el 16 de diciembre de 1891, Ciro Molina G. era hijo de Cayetano
Molina Valenzuela y Paulina Garcés Patiño. Inició sus estudios en el colegio de los
Hermanos Maristas en Buga y terminó su bachillerato en Yanaconas, Cali. En 1914 se
tituló como doctor en filosofía y letras del Colegio Mayor del Rosario, regentado en
la época por Rafael María Carrasquilla. Como estudiante gustaba de asistir a eventos
culturales y liderar las tertulias de sus jóvenes amigos, entre quienes se destacaron
López de Mesa, Carlos y Juan Lozano y Lozano, Eduardo Caballero Calderón, Gerardo
Arrubla, Darío Echandía y Carlos Durán Castro. Su tesis de grado, “De re métrica”,
versó sobre el hexámetro clásico utilizado por el poeta Valencia en su canto “A Popa-
yán”. Fue publicada por la Revista del Colegio del Rosario en sus números 93 y 94 de
1914. Por su formación académica y los resultados obtenidos se esperaba que sus in
tereses se decidieran por la poesía y la filosofía; sin embargo su gusto por el campo lo
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acorde con los adelantos técnicos que ya se observaban en otras regiones del país. No
obstante, era muy poco lo que se había logrado en este aspecto y casi inexistentes las
políticas que desde el recién creado departamento se impulsaban para crear la base
de la llamada “agricultura científica” que superara las formas tradicionales de produc
ción en el campo. El empresariado pionero del Valle dedicó sus esfuerzos a la importa
ción de maquinaria fabril, a la apertura de mercados locales y regionales y a dinamizar
la economía5. Aunque con origen común en cuanto a sus actividades -comerciantes
y hacendados- y relaciones de parentesco que tendían a la conformación de clanes
familiares, a medida que se fueron afianzando sus industrias también fue clara su
diferenciación sectorial. Pero lo más notable en las actitudes de este empresariado es
su poco empeño en la transformación tecnológica del campo, al menos hasta 1930, a
pesar de la importancia de este aspecto para el éxito de sus empresas fabriles que re
querían como materia prima productos agropecuarios.
Antes de 1926, las propuestas de algunos miembros de la dirigencia vallecaucana
interesados en estos cambios no tuvieron acogida a pesar de las sobradas razones que
las sustentaban. Faltaban visionarios y científicos, en el sentido que se le asignaba en
la época a las personas que buscaban la aplicación científica para la producción
agropecuaria acompañada de un decidido apoyo estatal con políticas que propicia
ran el cambio en los métodos de cultivos, control de plagas, fertilización, mejoramiento
de semillas, cruce de ganado vacuno y caballar, estudios de suelos, condiciones climá
ticas, difusión de conocimientos. En general, la aplicación de una tecnología para el
aprovechamiento de la tierra con miras a la obtención de mayor y mejor calidad en
los productos, condición indispensable para que el desarrollo industrial de base agrí
cola prosperara en la región.
Fue en este ambiente de transformaciones que el trabajo de Ciro Molina y Carlos
Durán cobró importancia, en tanto sus propuestas más que retóricas se tradujeron
en ejecuciones prácticas y demostrativas del cómo cambiar la tradicional forma de
producción rural, realizadas por ellos en sus haciendas o en la gestión oficial. Desde
sus primeros años de vida profesional fue claro su propósito; la amistad que ya exis
tía entre ellos por su origen social común -hijos de hacendados prominentes-, sus
estudios en Bogotá y las relaciones, muy propias de la época, entre los miembros de
los sectores dominantes de la región coadyuvaron para afianzar la alianza de estos
personajes, que sentaron las bases para el desarrollo tecnológico del campo vallecau-
cano, especialmente en la primera mitad del siglo xx.
Desde la hacienda San Rafael de su padre, ubicada en el municipio de Bugalagran-
de, Carlos Durán comenzó su labor profesional con especial interés en los cultivos de
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6 Durán ( 1924 ), p. 16 .
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El eje del porvenir económico del Departamento del Valle girará sobre las
industrias agrícola y pecuaria, sillares básicos de nuestra riqueza pública y por
eso han merecido atención preferente [...] Las industrias fabriles contribuyen
poderosamente al bienestar de nuestro pueblo, pero el porvenir de éste depen
derá preferentemente de la científica explotación de las industrias extractivas9.
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para el desarrollo moderno del Valle del Cauca. Desde la Secretaría de Industrias, Ciro
Molina desplegó sus cualidades de visionario y gerente del proyecto modernizador
del agro regional; Carlos Durán, por su parte, realizó el trabajo científico y de la de
mostración práctica de las posibilidades agro-geológicas del departamento. El primero
garantizaba la tarea de convencimiento de los políticos y los sectores de elite; el se
gundo aseguraba la aplicación racional de los nuevos métodos, apoyado en sus rela
ciones con científicos e instituciones afines en el extranjero.
Como ya se mencionó, Carlos Durán participó en el diseño del plan general de la
Secretaría de Industrias bajo la dirección de Molina Garcés, quien solicitó su nom
bramiento estableciendo sus primeras funciones:
Luego precisaba las actividades que debía realizar en su viaje. En síntesis se trataba
de conocer las nuevas técnicas de cultivos conocidos y otros de posible adaptación;
visitar centros de investigación y de enseñanza agropecuaria; investigar sobre los sis
temas de divulgación, cooperación y fomento existentes en el sur de Estados Unidos;
informarse sobre la fruticultura y horticultura; elegir y comprar para la Secretaría de
Industrias los laboratorios para estudios de agrología, hidrología, climatología y
filotecnia; adquirir maquinaria agrícola, semillas, plantas y bibliografía para el esta
blecimiento de la granja experimental; elegir y contratar personal técnico para el ser
vicio de la granja; estudiar a su regreso métodos de cultivo y enseñanza en Puerto Rico,
Cuba, Trinidad y algunos países centroamericanos. No obstante, la principal tarea de
Carlos Durán era la contratación de una misión de científicos para la realización del
primer estudio agronómico del Valle del Cauca y las posibilidades que ofrecían sus
suelos. En cuanto a los resultados de su viaje, más adelante los trataremos; por el
momento, debemos destacar la coherencia de los propósitos del secretario, que divi
dió su período en dos etapas: una de preparación y formulación de las políticas de la
entidad, unida a la contratación y capacitación del recurso humano; la segunda fue
“la etapa de las realizaciones”, según sus propias palabras.
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Pero sus comentarios no terminan allí, en todos los informes redactados por este
personaje durante su vida pública siempre realizaba una reflexión sobre los principales
problemas del momento, independientemente si estos hubieran sido generados por
políticas impulsadas por sus amigos en el gobierno. Por ejemplo, ante “La Ley de Emer
gencia” decretada en 1928 por el presidente Abadía Méndez y ejecutada por su minis
tro de Industrias José Montalvo, su posición fue de crítica abierta exponiendo sus
argumentos en documentos oficiales a pesar de ser el ministro su apoyo para los pro
gramas de la Secretaría de Industrias. No obstante, Montalvo nunca le retiró su res
paldo; más bien lo que se observa es una mayor colaboración.
La Misión Chardon
Durán Castro, desde Estados Unidos, informaba sobre los conocimientos adqui
ridos, las visitas realizadas a los centros de investigación y los contactos establecidos
con las instituciones y los científicos de aquel país. Al mismo tiempo, compró y envió
a Colombia los elementos de laboratorio para exámenes fisicoquímicos de los suelos
y equipo de meteorología y climatología; también despachó cintas cinematográficas
de enseñanza agrícola para la divulgación de nuevas prácticas agropecuarias en la
región. En marzo de 1928 regresó al país cargado de semillas, plantas y conocimientos
que empezó a poner en práctica como director de Agricultura del Valle. Su labor, ade
más de la divulgación y fomento agropecuario, estuvo dirigida a la preparación de
las condiciones necesarias para garantizar el estudio que la Misión Agrícola de Puerto
Rico, que se realizó en 1929. Con respecto a este asunto, Ciro Molina planteó:
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La llamada Misión Agrícola Chardon comenzó sus trabajos en mayo de 1929. Como
centro de operaciones se fundó la Estación Experimental Agrícola en Palmira, bajo la
dirección de Carlos Durán. Los resultados de esta misión han sido considerados por
los estudiosos del tema como el paso técnico-científico fundamental para la trans
formación moderna de la agricultura vallecaucana; sin embargo, al centrar el análisis
en las recomendaciones en el cultivo de la caña de azúcar y la introducción de las
variedades POJ2878 y 2714, de mayor productividad y resistencia a las plagas, parece
ría que Chardon sólo se preocupó por este cultivo y muy poco sobre el resto'3. Lo cierto
es que la misión tuvo como objeto adelantar un reconocimiento agropecuario del
Departamento del Valle, que incluía los problemas del cultivo de algodón, café, cacao,
caña de azúcar y tabaco. Además debía realizar estudios sobre; insectos que afecta
ban las plantas y formas de controlarlos; problemas pecuarios como enfermedades,
aclimatación y cruce de razas exóticas; legislación agrícola en relación con sanidad
portuaria animal y vegetal, inexistente hasta ese momento; abonos y alimentos para
ganados; cooperativas de agricultores; organización de la Estación Agrícola Experi
mental para la realización de investigaciones, fomento y divulgación de nuevas prác
ticas agrícolas y pecuarias.
Al observar estos objetivos elaborados por Ciro Molina y Carlos Durán, y al analizar
sus actividades públicas y privadas, es posible deducir su poco interés por el cultivo
de la caña de azúcar; sus afectos, en cambio, se inclinaban por la diversificación agrí
cola y pecuaria que se notan en los estudios e informes citados a lo largo del presente
artículo.
La Misión Chardon elaboró un informe final de 342 páginas de sus gestiones con
el nombre de “Reconocimiento Agro-Pecuario del Valle del Cauca”14, en los que se
consignaron los resultados de sus investigaciones unidas a una serie de recomenda
ciones a seguir, base para el plan general. La colaboración y entusiasmo ofrecido por
Molina y Durán a la Misión fueron gratificados con elogiosos comentarios en Varias
paginas del referido trabajo.
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Por ser los baldíos y la colonización una de sus responsabilidades como secretario
de Industrias, siempre incluyó en sus informes comentarios sobre este asunto. Con
respecto a un decreto del gobierno nacional sobre nuevos procedimientos burocrá
ticos para la adquisición y legalización de baldíos de menos de 20 hectáreas, Molina
expresó:
Esto representa para los cultivadores de pequeños lotes baldíos un gran en
torpecimiento en la obtención de sus títulos de propiedad. Supongamos que
el Ministerio de Industrias aprueba una resolución dictada por la gobernación
de un lote baldío que no pase de 20 hectáreas. La resolución del Ministerio debe
hacerse registrar en la oficina de Registro respectivo (Art. 70, Ley 47 de 1926).
Pero el adjudicatario, colono pobre e ignorante, no sabe que la resolución debe
ser registrada e ignora cuando es enviada al registrador con tal fin. El registra
dor a su vez no la registra por falta de pago oportuno de los correspondientes
derechos; el colono que vive en el riñón de la montaña, ¿cómo podrá tener
conocimiento de que sus diligencias están en poder del registrador?15
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de los ejemplares machos que hubieran de servir como sementales para llevar
el hato entero hasta el arquetipo previsto [... ]
Compendiando las características de la raza aún en proceso de formación
(1970) denominada “Lucerna” por el nombre de la hacienda que le dio origen,
podemos decir que se trata de un híbrido triple obtenido por la concurrencia
en proporciones aproximadamente iguales de las razas Criolla, Holstein Friesian
y Shorthorn lechera, que corresponde aproximadamente al tipo de doble apti
tud o doble utilidad19.
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22 Collins ( 1983).
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Para diseñar el Plan Integral de Acción Conjunta que ejecutó en su segundo pe
ríodo, se asesoró de Carlos E. Chardon y Carlos Durán Castro. De esta manera ase
guró la continuidad -actualizada- de su proyecto original, al analizar y discutir con
sus dos amigos el trabajo a realizar. Contando con su experiencia y el conocimiento
obtenido en sus lecturas diarias, Ciro Molina se abrió a una nueva visión del desa
rrollo que incluía conceptos de especial novedad, todo ello en relación con la natura
leza. En sus escritos advertía la necesidad de cambiar la palabra explotación por la de
aprovechamiento, más adecuada para su propósito central de mejorar la producción
agropecuaria mediante un sistema que no deteriorara el suelo, los bosques y las fuentes
de agua. Para lograr “un aprovechamiento científico de nuestro suelo”, según sus pala
bras, se debería tener como centro de toda actividad racional la relación entre tierra,
planta y hombre. Observemos al respecto su punto de vista expuesto en 1943:
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La escuela vocacional agrícola, por ejemplo, nos la describe así Durán Cas
tro: “la escuela vocacional, con un sentido muy práctico, no pretende formar
profesionales agrícolas, ni siquiera expertos que abarquen un campo muy
amplio, sino que prepara al niño para ser un agricultor adelantado en su loca
lidad, y así los programas, fuera de las nociones generales fundamentales, se
basan principalmente en los cultivos y la industria animal propios de la región
o en los que puedan introducirse a ella con ventaja económica. Al terminar su
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curso vocacional, el niño no queda abandonado sino que sigue ligado a la es-
cuela, la cual le ayuda a obtener de las varias instituciones de fomento agrícor
la, el terreno para establecerse, el equipo, los animales, el dinero indispensable,
la vivienda, etc., todo esto para pagarlo en términos de amortización lenta y
bajo interés, y la asistencia técnica para hacer sus programas anuales de traba
jo, llevar sus cuentas, obtener los insecticidas, fungicidas y demás remedios, y
desde luego, queda enrolado en el sistema cooperativo fundado en la escuela y
que le suministra el resto de ayuda necesaria para obtener el éxito25.
Hemos querido citar en extenso, por considerar que aquí se expresa claramente la
integralidad del plan al tener en cuenta aspectos sociales como el trabajo, la organi
zación e incluso la distribución de la tierra y recursos financieros. Infortunadamente,
como hoy sabemos, esta propuesta no logró el concurso de la dirigencia vallecaucana
que más bien se inclinó por el monocultivo y la agroindústria cañera. Este testimonio
nos comprueba la existencia de proyectos de desarrollo alternativos a la producción
azucarera, establecidos con base en estudios serios y juiciosos sobre las posibilidades
económicas y sociales de la región y, es más, en cabeza de los hombres más conoce
dores del tema en esa época.
En cuanto a la educación técnica y superior, Ciro Molina realizó las gestiones que
condujeron a la creación, primero, de la Escuela Superior de Agricultura Tropical y,
luego, de la Facultad de Agronomía en Palmira, como sede de la Universidad Nacio
nal. Unido a lo anterior, continuó con la capacitación en el exterior de profesionales
vallecaucanos mediante el sistema de becas departamentales y de instituciones inter
nacionales con las que sostenía relaciones permanentes. Científicos como Víctor
Manuel Patiño lograron su formación gracias a estos estímulos.
Con el propósito de adelantar exploraciones científicas en el litoral pacífico
vallecaucano, gestionó la fundación de la Estación Agroforestal del Pacífico en el bajo
Calima. Los trabajos iniciales se los encargo a Patiño, quien regresaba de hacer sus
estudios de agronomía en el Brasil. Además contrató una investigación en pesca ma
rítima y el diseño de un astillero para barcos pesqueros en Buenaventura.
Pensando en el pequeño y mediano propietario, Ciro Molina promocionó el cul
tivo de uva en Bolívar y Roldanillo con la perspectiva de generar la industria vitícola.
El tabaco, el cacao y la huerta casera también hicieron parte de este programa. Para
un mayor sustento académico, contrató al botánico español José Cuatrecasas para que
realizara investigaciones sobre flora y geobotánica y montara el herbario del Valle.
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Invitado por el gobierno de Estados Unidos, Ciro Molina viajó a este país en 1944
para una estadía de seis meses que incluyó la visita a varios centros de investigación,
universidades, instituciones privadas y organismos oficiales de fomento agropecuario.
Allí pudo concretar el apoyo para algunos proyectos y amplió sus conocimientos agrí
colas y pecuarios. Por esta misma época la multinacional Nestlé buscaba un lugar para
el establecimiento de una fábrica de productos alimenticios en Colombia; por sus
relaciones, Ciro Molina incidió para que se ubicara en el municipio de Bugalagrande,
en el Valle del Cauca. Esta empresa comenzó con la producción de leche en polvo y
Nescafé en 1946.
A pesar de su permanente preocupación para que sus proyectos estuvieran des
pojados de intereses partidistas, un cambio de gobierno truncó la ejecución de sus
programas en 1947. Varias universidades norteamericanas ofrecieron a Ciro Molina
el cargo de profesor. Sin embargo él desistió argumentando su amor por las labores
del campo que continuó desarrollando en su hacienda El Trejito. Por su experiencia,
la Secretaría de Agricultura lo nombró como asesor técnico en irrigación, desecación,
electrificación, agricultura, ganadería y defensa forestal. En su calidad de asesor luchó
por dos objetivos considerados primordiales en su momento: la regulación del caudal
del río Cauca y la Facultad de Agronomía.
Al final de sus días logró comprometer al Presidente Rojas Pinilla en la financiación
del plan de irrigación y generación eléctrica, después de haberle expuesto mediante
estadísticas y mapas las posibilidades que este ofrecía. Este paso fue vital para la fun
dación de la cvc y la ejecución de los programas contemplados.
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La Corporación Autónoma Regional del Cauca (cvc) fue creada en 1954 como pro
yecto pionero en Colombia que buscaba, mediante un plan integral, el desarrollo eco
nómico del valle geográfico del río Cauca a partir de cinco elementos básicos:
generación de energía, sistema de irrigación y control de inundaciones, aprovecha
miento racional del uso de la tierra, conservación de los recursos naturales y mejora
miento de las condiciones sociales y económicas de los habitantes. Ciertamente, la
ejecución del plan de la cvc transformó en pocos años las condiciones materiales
necesarias para el desarrollo moderno de la región que se observó con claridad hacia
la década de los setenta. En buena proporción se cumplió con las propuestas visiona
rias que Ciro Molina había trazado desde 1926 y en los años siguientes. Los estudio
sos del tema reconocen en él a la persona que logró crear un ambiente favorable para
que se llevara a cabo la creación de la cvc. En esta empresa de gran magnitud estuvo
acompañado de otros líderes como Demetrio García Vásquez, Domingo Irurita y José
María Rivera Escobar. La fundación propiamente dicha contó con el concurso de
miembros de una pequeña elite departamental, entre los que se destacan: José Castro
Borrero, Diego Garcés Giraldo, Manuel Carvajal, Harold Eder, José Otoya y Bernar
do Garcés; la asesoría técnica estuvo a cargo de David Lilienthal, quien había dirigido
un proyecto similar en el valle del Tennesse27.
La ejecución del plan de desarrollo de la cv c tuvo tropiezos en un principio deri
vados de la incomprensión de la propuesta por parte por parte de hacendados tradi
cionales, que aún en 1955 se resistían a la modernización en el campo, y por políticos
que aprovecharon las circunstancias para obtener beneficios electoreros. Estas difi
cultades iniciales seguramente hubieran podido superarse más rápidamente de ha
ber contado con la presencia de Ciro Molina, pues el respeto ganado entre hacendados
y políticos, como su capacidad discursiva, habrían asegurado la continuación del plan
original, que recalcaba en la diversificación de cultivos y los aspectos sociales.
Después de una diabetes que lo atacó, complicada por sus problemas cardiacos,
Ciro Molina Garcés falleció en Cali el 24 de septiembre de 1953, a los 62 años de edad.
Dejó a los vallecaucanos los proyectos y el ejemplo de su labor en pro del desarrollo
de la región que contemplaba como principios la integralidad y la defensa de la natu
raleza, proveedora de vida. En la actualidad, estos postulados cobran importancia ante
la proporción del daño causado por los sistemas de explotación y destrucción de los
recursos naturales. Recordando a su amigo y mentor, Víctor Manuel Patiño escribió:
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C ir o M o l i n a G a r c é s y C a r l o s D u r á n C a s t r o : g e s t o r e s y
c i e n t í f i c o s e n e l d e s a r r o l l o a g r o p e c u a r i o d e l V a lle d e l c a u c a
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E d u a r d o M e jía P r a d o
materia prima era suministrada por el ganado de la hacienda, logrando cerrar el cir
cuito productivo e incrementando el valor agregado. Poco a poco fue cediendo el
manejo de las empresas a sus hijos; sin embargo, se mantenía al tanto de las labores y
participando en las decisiones centrales a pesar de su avanzada edad.
Así, en la última etapa de su actividad empresarial, Durán Castro logró consoli
dar su proyecto industrial con Grasas s .a .y Helados Lucerna, llevando a la práctica
su concepción del desarrollo económico basado en la producción agropecuaria que
desde sus primeros artículos en revistas especializadas defendió con ahínco. Además,
y es lo más importante, demostró con sus industrias pioneras en el Valle del Cauca
las posibilidades que el departamento ofrecía para la ampliación y posterior consoli
dación de estos ramos de la producción fabril y su incidencia en el sector pecuario y
comercial.
Por reiteradas sugerencias, acepta a sus ochenta años hacer un viaje a Europa. Sus
conocimientos y fortalezas físicas le sirvieron para disfrutar plenamente de su viaje.
El 30 de julio de 1993, a la edad de 96 años, falleció en la ciudad de Cali Carlos Durán
Castro, científico y pionero del desarrollo agropecuario e industrial del Valle del Cauca.
Su gestión pública y privada constituyen un modelo singular de administración apli
cado a lo largo del siglo xx en la región y la nación. Como fruto de sus esfuerzos quedan
los diversos artículos y libros redactados en su prolongada existencia y los resultados
de sus experimentaciones en semillas y ganado Lucerna.
Ciro Molina Garcés y Carlos Durán Castro coadyuvaron con sus actividades a la
transformación moderna del Valle y de la nación, aportando su espíritu científico y
empresarial en la construcción de un modelo social que abría las posibilidades a la
integralidad y el desarrollo sostenible, conceptos contemporáneos que ellos ya vis
lumbraban en sus escritos de hace 50 años. En las haciendas Lucerna y El Hatico, ahora
en manos de sus hijos, sobrinos y nietos, se continúa la labor en beneficio de propuestas
alternativas que apunten a la validación de los principios establecidos por estos ver
daderos empresarios y visionarios del desarrollo regional.
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