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I UNIDAD
CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES
I. Introducción
(Dificultades que deben resolverse previamente para definir los Derechos
Fundamentales)
A la hora de definir los derechos fundamentales, nos encontramos con una serie de
inconvenientes previos que deben ser resueltos. Estos inconvenientes, como veremos, no
son pacíficos en doctrina, y existen diferentes posiciones sobre el particular.
Dentro de los problemas que detectamos, nos encontramos con los siguientes:
Iremos analizando, pues, estos diferentes tópicos, en forma aislada, para poder
abordar finalmente, el tema de su definición.
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obedecerlos?
Es importante definir bien este tema, para poder determinar en algún momento, si es
procedente elevar una determinada pretensión al rango de derecho fundamental, con
todas las consecuencias jurídicas que ello conlleva. Además, puede ser útil para justificar
frente a terceros, la necesidad de respetar estos derechos.
Son tantas las fundamentaciones, que son incontables los esfuerzos por realizarlas,
así como los intentos por clasificarlas o agruparlas en diferentes categorías. A
continuación, presentaremos nuestra posición metodológica para proceder a este estudio:
Fundamentación Consensualista
Convencionalistas Fundamentación Utilitarista
Fundamentaciones
De los DDHH
Fundamentación Historicista
Fundamentación Positivista
Históricas Fundamentación Ética
Fundamentación Racional
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1
CEA EGAÑA, JOSÉ LUIS (2002): “Derecho Constitucional Chileno”; tomo II, Ediciones Universidad Católica
de Chile, Santiago de Chile. Págs. 38-40
2
PACHECO GOMEZ, MAXIMO(1989): “El concepto de derechos fundamentales de la persona humana”,
trabajo que forma parte del libro colectivo “Liber amoricorum: Héctor Fix-Zamudio”, Secretaría de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, pág. 57
3
NOGUEIRA ALCALÁ, HUMBERTO: (2006): “Lineamientos de interpretación constitucional y del bloque
constitucional de derechos”, Editorial Librotecnia, Santiago de Chile, pág. 227.
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procesos donde la voluntad humana libre tiene poco o nulo poder de decisión.
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La cita aparece en: SQUELLA NARDUCCI, AGUSTÍN (2000): “Introducción al Derecho”, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago de Chile. Págs. 168-169
5
Texto citado en: LORENZO, SANTIAGO (2007): “Diego Portales”, en colección Chilenos del Bicentenario, El
Mercurio, Santiago de Chile, pág 24.
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3.3. Fundamentación ética. Entiende que estos derechos existen como exigencia
moral, y se consideran inexcusables de una vida digna; por lo cual, tienen vida
aún sin consagración legal, por lo que a los Estados no les cabe mayor
intervención, sino sólo protegerlos. Los Derechos no emanan de un orden
natural, superior al Hombre, sino de un orden moral, consustancial y propio del
Hombre mismo, y que por lo mismo se le puede exigir al Estado y al
Derecho.
“Ello explica que [Ronald] Dworkin afirme que ‘los hombres tienen
derechos morales en contra del Estado’, y que Carlos S. Nino diga por su parte
que los derechos humanos son aquellos derechos morales que ‘versan sobre
bienes de fundamental importancia para sus titulares’ y que se tienen por todos
los hombres. Por su parte, Eusebio Fernández considera que ‘ni la
fundamentación iusnaturalista (para la cual el fundamento de los derechos
humanos estaría en el derecho natural, deducible de una naturaleza humana
supuestamente universal e inmutable), ni la fundamentación historicista (para
el cual el fundamento estaría en la historia, cambiante y variable) responden,
coherentemente a esa pregunta por el fundamento’. Cree Fernández, en
cambio, que la fundamentación ética contesta a esa misma pregunta en forma
más satisfactoria, puesto que ‘hace hincapié en la presentación de los
derechos humanos como la plasmación de un ideal común de la humanidad,
como un conjunto de reclamaciones que la conciencia mundial contemporánea
o como la ética de nuestro tiempo”.6
6
SQUELLA NARDUCCI, AGUSTIN: op. cit., pág. 170
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Ver: SQUELLA NARDUCCI, AGUSTIN, op. cit., págs 171-172.
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Situación chilena
(a) Art. 1° inciso primero: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”, vale decir, los derechos se tienen por el solo hecho de nacer
como personas.
(b) Art. 5° inciso segundo (primera frase): “El ejercicio de la soberanía reconoce
como límitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la
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Citado en PACHECO GOMEZ, MAXIMO, op. cit. Pág 50
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(c) Art. 19 Nº 23. A propósito del derecho a adquirir toda clase de bienes, la
Constitución señala como excepción, aquellas cosas “que la naturaleza ha
hecho comunes a todos los hombres”, vale decir, estima que tenemos un
derecho “natural” de propiedad sobre algunas cosas (el aire, el alta mar, la luz
del sol, el firmamento, etc.), y por lo mismo, existe con prescindencia de
cualquier regulación positiva.
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indivisibilidad, vale decir, el Ser Humano no puede ser tratado “con relativa dignidad”.
La violación o atentado de alguno de sus derechos, significa un atentado directo
a toda su dignidad, y por lo mismo, es intolerable cualquier régimen político o jurídico
que sólo se dirija a proteger tales o cuales derechos o libertades, dejando sin cumplir
otras tantas que igualmente obedecen a la misma razón ética.
Siendo ésta la justificación a los Derechos Humanos que consagra nuestro
derecho positivo, será entonces, la que emplearemos más adelante para la definición de
los mismos.
(a) Derechos Humanos o Derechos del Hombre. Esta denominación tiene la ventaja
que enfatiza el carácter universal de estos derechos, vale decir, se acentúa en que
todos los individuos los poseen. Además, excluye a otro tipo de derechos que
determinados grupos intentan incluir, tales como los derechos de los seres vivos,
ampliando el concepto original. Otra ventaja que tiene es que tiene una fuerza
ideológica importante, los pueblos suelen luchar por “los derechos humanos”, y la
comunidad internacional suele unirse en pos de “los derechos humanos”.
Sin embargo, es redundante, ya que todos los derechos son humanos, incluso
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los de carácter estrictamente patrimonial (el dominio, los créditos, etc.) Esta
denominación, por lo tanto, no nos sirve para diferenciarlos de otros derechos
personales y reales con que cuentan las personas.
(b) Derechos Subjetivos: Esta terminología pretende remitir los derechos al sujeto
titular de los mismos, acentuándose el carácter de subjetivos de esta categoría de
estos derechos. Vale decir, al hablar de derechos subjetivos, se intenta recalcar
que se trata de derechos asociados a personas individualmente consideradas. Sin
embargo, en principio, no parece ser muy útil, toda vez que en el ámbito del
Derecho Privado también existen derechos subjetivos, que en rigor no tienen
ninguna relación con el ámbito de los Derechos Fundamentales.
Por lo mismo, algunos autores prefieren hablar de Derechos Públicos
Subjetivos, como una forma de distinguirlos de los demás derechos que pudiera
ostentar un sujeto. Sin embargo, tiene otro inconveniente, y es que al hablarse de
Derecho Público, pareciera que sólo se pudieran ejercer en contra del Estado y no
en contra de sujetos particulares.
(f) Libertades Públicas. Con este nombre se pretende aludir a los derechos humanos
en forma genérica, sin embargo, debemos tener en cuenta que no todos ellos se
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tanto, los derechos fundamentales son norma jurídica obligatoria que obliga, limita e
inspira.
La idea de que estos derechos marcan el derrotero hacia donde se dirijan los
esfuerzos del Estado queda especialmente manifestada en el inciso cuarto del art. 1º de
nuestra Carta Fundamental: “El Estado está al servicio de la persona humana y su
finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones
sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional
su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y
garantías que esta Constitución establece”.
Los Derechos Fundamentales pasan a ser un valor en sí mismo, un principio
general del Derecho, y un requisito indispensable para la consolidación de un Estado
Democrático de Derecho. También constituyen un límite al ejercicio de la soberanía de
un Estado.
Por todo ello, el Tribunal Constitucional español ha dicho que los derechos, sin
perder su naturaleza subjetiva son elementos esenciales de un ordenamiento objetivo de
la comunidad nacional, en cuanto éste se configura como marco de una convivencia
humana, justa y pacífica, plasmada históricamente en el Estado de Derecho y, más
tarde, en el Estado Social de Derecho o el Estado Social y Democrático de Derecho”.
De allí que hoy en día, la legitimidad de un determinado gobierno no sólo se mida
a partir del cumplimiento de formalidades básicas para asumir el poder (legitimidad de
origen), sino que además, sólo se mantiene si existe un real respeto y promoción de esta
clase de derechos de tanta relevancia. Los derechos fundamentales son, por lo tanto,
representan una especie de índice que permiten cuantificar y calificar el grado de
legitimidad o ilegitimidad de un modelo institucional y político.
(a) En relación con las Personas Naturales. Claramente cada ser humano es
titular de derechos fundamentales, sin distinción alguna. No obstante ello,
mediante el proceso de especificación que estudiaremos más adelante, es
posible encontrar ciertas categorías de derechos que estén consagrados
especialmente para determinadas categorías de personas (ej: derechos de los
niños, de las mujeres, de los ancianos), pero no obstruye la idea de que todos
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(b) En relación con las Personas Jurídicas. Este tema es uno de los más
debatidos dentro de la dogmática de los derechos fundamentales. En primer
lugar, determinar si las personas jurídicas son o no titulares de derechos va a
depender fuertemente de cuál haya sido la fundamentación que hayamos
escogido. Así, si nuestra opción es fundamentar por la vía consensual,
dependerá de cuál haya sido el acuerdo sobre este punto; si la opción es la
fundamentación positivista, derechamente habrá que revisar lo que dice el texto
positivo. Sin embargo, si la fundamentación es la iusnaturalista, entonces será
difícil poder sostener la titularidad de derechos fundamentales por parte de las
personas jurídicas, puesto que será altamente complejo defender la tesis que
este tipo de entes gozan de dignidad.
Sin embargo, incluso sosteniendo una fundamentación iusnaturalista, la
cuestión tampoco es demasiado clara, puesto que hay parte importante de la
doctrina, dentro de la cual podríamos mencionar a Germán Bidart Campos que
estima que también forma parte de la dignidad de la persona, el derecho que
éstas tienen a formar asociaciones humanas. De esta manera, respetar las
personas jurídicas no significa necesariamente reconocerles dignidad como si
fueran sujetos individuales, sino que es una exigencia que nace luego de
estimarlas una manifestación o una extensión de la dignidad de quienes las
formaron. Es por esto que debiéramos concederle la titularidad de ciertos
derechos, opinan quienes postulan esta tendencia9.
También la posición iusnaturalista podrá decir: “las personas jurídicas no
son titulares de derechos fundamentales, pero nada obsta a que la Constitución
les reconozca garantías”. Con ello, no se les reconoce titularidad de derechos
fundamentales a esta clase de personas, pero queda absolutamente a salvo la
posibilidad para que el Constituyente, si estima procedente, las proteja y le
reconozca determinadas garantías.
Finalmente, debemos indicar que, en los hechos, la mayor parte de los
autores estiman que para definir si las personas jurídicas son o no, titulares de
derechos, es necesario analizar la naturaleza de cada derecho. Así, podremos
determinar si cada uno de ellos solo les compete sólo a las personas naturales,
o bien sólo a las personas jurídicas o bien a ambas. Por ejemplo, el derecho a la
vida y a la integridad física sólo es de titularidad de las personas naturales (art.
19 Nº1 CPR). A su vez, existen derechos que sólo podrán asociarse a personas
jurídicas, como el de las “confesiones religiosas” para erigir templos (art. 19 Nº 6
CPR). Por último, también los hay que podrán predicarse respecto de ambas,
como lo que ocurre con el derecho de propiedad (art. 19 Nº 24)
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Bidart dirá: “¿De qué serviría la libertad de participación como derecho personal si se cercenara el derecho
de los partidos políticos y de las asociaciones políticas a desarrollar la actividad que le es propia y que los
politólogos analizan cuidadosamente? ¿De qué la libertad religiosa si las iglesias y entidades afines no
pudieran holgar sus derechos a las catequesis, a la actividad cultural, a la exposición de las ideas, a la
práctica del culto?¿ Y de qué el derecho de trabajar, de huelga, de formar sindicatos, más el complejo de
muchos derechos sociales, si la sasociaciones de trabajadores tuvieran negado o retaceado su derecho? Es
necesario, pues, no descuidar esta faz de los derechos de las asociaciones cuando se discurre sobre los
derechos humanos.” BIDART CAMPOS, GERMÁN (1989): “Teoría General de los Derechos Humanos”,
Editorial Universidad Nacional Autónoma de México, pág. 55.
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(d) En relación con el ser que está por nacer (nasciturus) Este es un tema que
abordaremos más adelante, a propósito del derecho a la vida.
a) El Efecto Vertical tiene esa dirección (vertical), porque mira “hacia arriba”, vale
decir, los derechos resultan obligatorios para el Estado, sus organismos y
funcionarios. Por cierto que el aparato estatal es el primer obligado por los
derechos fundamentales, ello tanto desde un punto de vista doctrinario como de
derecho positivo.
Los argumentos doctrinarios pasan por recordar que el origen de estos
derechos se encuentra precisamente en exigencias que los individuos hacen en
contra del Estado. Así son concebidos los derechos en su origen, y ello motiva a
seguir entendiendo que las instituciones públicas resultan vinculadas por esta
clase de derechos.
Los argumentos propios de derecho positivo, por su parte, se refiere a
destacar que:
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Al respecto, se sugiere revisar “El procedimiento de tutela de Derechos Laborales” de Sergio Gamonal, con
especial referencia al caso Shelley vs. Kaemer ante la Corte Suprema norteamericana, en 1948 (pags. 3 a 6).
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(1) Son Derechos Innatos o Inherentes. Esto quiere decir que los derechos le
pertenecen a cada individuo de la especie humana, por el solo hecho de nacer
como tal. Son naturales, pertenecen al ser humano de la misma forma como le
es propio su cuerpo, o sea, “porque la naturaleza así lo quiso”.
(5) Son Derechos Inalienables. Vale decir, nadie podrá enajenarlos a otro, ni nadie
podrá privar de ellos a otro. Por lo mismo, son irrenunciables e inviolables.
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Ver “Carácter absoluto y límites de los Derechos y Libertades” de J. Martínez Estay en “Lecciones de
Derechos Humanos”, Edeval 1997.
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(7) Son derechos inviolables. Que sean inviolables significa que no pueden ser
vulnerados, afectados, violados. Implica una esfera de inviolabilidad, que los
transforma en prerrogativas que deben ser respetadas por todos los sujetos que
se vinculen con los titulares.
(8) Son Derechos Irreversibles. Esto quiere decir que una vez que un derecho ha sido
reconocido o incorporado al catálogo de derechos protegidos por el ordenamiento,
no puede eliminarse del mismo.
(9) Son Derechos Indivisibles. La dignidad humana es indivisible, es una sola unidad y
por lo mismo, debe ser protegida íntegramente. Si cada derecho representa un
área diferente de dicha dignidad, entonces los derechos también son divisibles.
Por lo mismo, no es posible concebir un sistema jurídico, político o económico que
tenga por objeto proteger sólo determinados derechos, mientras incurre en la
vulneración de otros. Afectar cualquiera de estos derechos implica la afectación de
toda la dignidad y no sólo de una parte de ella. A nadie se le trata de una forma
“más o menos digna”, o se le respeta o no se le respeta. Por lo mismo, la dignidad
y los derechos que de ella emanan, son indivisibles.
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Arabia Saudita decía: “Los autores del borrador de la Declaración, en su mayor parte,
sólo han tenido en cuenta los estándares reconocidos por la civilización occidental y han
ignorado a las civilizaciones más antiguas y sus instituciones, como por el ejemplo el
matrimonio, que han dado pruebas de su idoneidad a lo largo de los siglos. No es
responsabilidad del comité proclamar la superioridad de una civilización sobre las demás
ni establecer unos estándares uniformes para todos los países del mundo”. Lo mismo
puede decirse sobre la imposición de algunos derechos, muy queridos para el mundo
occidental, pero definitivamente muy extraños para las culturas indígenas, asiáticas, o
africanas.
En relación con que los derechos serían absolutos, ello en la actualidad ya no
tiene ningún sentido seguir afirmándolo. Sólo podríamos seguir defendiendo el carácter
absoluto de los derechos humanos si viviésemos solos, sin contacto con ninguna otra
persona, pero como no es así, por cierto que tenemos que aceptar que nuestros
derechos se encuentren limitados por los derechos de los demás. Además, las
Constituciones y el Derecho Internacional aceptan ciertas restricciones o limitaciones de
los derechos fundamentales, bajo ciertas condiciones y con el objeto de proteger otros
valores, principios y derechos muy importantes. Más adelante estudiaremos las
limitaciones de los derechos fundamentales, en qué consisten y cuáles son sus efectos.
Sobre la irrenunciabilidad de los derechos fundamentales, también se puede
discutir bastante sobre ella. En primer término, debemos recordar que los derechos
fundamentales son, esencialmente eso: derechos, y no deberes. Si fueran deberes,
existiría el imperativo jurídico de ejercerlos. Además de ello, la posibilidad de que los
individuos puedan renunciar a algunos derechos, también es plenamente coherente con
la defensa de su dignidad y su auodeterminación. ¿Por qué habría que impedir por
ejemplo, que una persona autolimite su libertad de expresión mediante cláusulas de
confidencialidad? ¿O que alguien renuncie a su libertad de trabajo, mediante contratos
de exclusividad? Por último, ¿hasta qué punto puede obligarse a una persona a vivir, en
contra de su voluntad, cuando se encuentra en un estado de gran sufrimiento físico, o
cuando pretende inmolarse en defensa de valores supremos, o cuando sus principios le
impiden renunciar a bienes aún más preciados que su propia vida?
Como se aprecia, los derechos tienen sus características que le son propias,
pero nada obsta a que podamos revisar dichas condiciones, y repensar nuevamente
estos temas.
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Observación Final
BIBLIOGRAFÍA
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II UNIDAD
TEORIA GENERAL DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
I. La Dignidad de la Persona
(Texto CPR – Qué es la Dignidad Humana – De dónde emana la Dignidad Humana –
Cuáles son las consecuencias jurídicas de la Dignidad Humana)
Importancia del tema
a) Algunas que miran hacia que no es un concepto que necesariamente deba definirse.
Se dice que la dignidad es una sensación, es una percepción, un sentimiento íntimo que,
como el amor, las esperanzas o el dolor, no se puede expresar con palabras. Incluso, se
dice que NO SE DEBE definir, y que debe convertirse en uno de los llamados
“conceptos válvulas” del Derecho, como el orden público, la justicia, la moral o el interés
nacional, que son expresiones que deben quedar abiertos a que deba ser interpretado
cada vez que se invoque, de modo de adecuarlo con los tiempos, actualizarlo, y hacerlo
coherente con el contexto específico en el que se emplee. Así, lo que hasta hace cien
años, era lícito postular respecto de algunos, hoy ya es inaceptable, por cuanto se
entiende atentatorio contra su dignidad.
En ese carril, por ejemplo, se ubica el profesor Humberto Nogueira quien señala
que “la dignidad de la persona no es posible definirla, sólo podemos apreciar en cada
realidad concreta su vulneración, la que se concreta cada vez que perturbamos,
amenacemos o privemos de sus derechos esenciales a la persona, cada vez que la
denigramos o humillamos, cada vez que la discriminamos, cada vez que ponemos
obstáculos para su plena realización, cada vez que el Estado la utiliza como un medio o
instrumento de su propio fin”.
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Dicho en otras palabras, ¿por qué habría de ser digno el ser humano? Aquí hay
varias clases de respuestas.
a) Posición iusnaturalista. Algunas aluden a una condición intrínseca del ser humano,
impresa en su esencia. Deriva fundamentalmente de un orden preconcebido,
estrictamente natural (posición naturalista o iusnaturalista). Máximo Pacheco nos
menciona: la verdadera filosofía de los derechos fundamentales de la persona humana
descansa en la dignidad y en el fin trascendente de ella. Esta concepción está en íntima
relación en el concepto que tengo del Derecho Natural (…)El ser humano tiene en sí,
prefigurado, el fin a que debe tender en su desenvolvimiento y conoce la bondad de los
medios que debe usar, es decir, tiene grabada en su corazón la imagen del Derecho
Natural y su vida es un continuo esfuerzo porque devenga aparentemente aquello que
ya es en él mismo; por ello, la existencia del Derecho Natural es la lucha contra el medio
y las contingencias para lograr un perfecto ordenamiento o ajustamiento de las acciones
humanas”
b) Posición racional. Otras, le dan una explicación más racional, como sucede por
ejemplo con Robert Nozick, quien sostiene el Ser Humano es un ente valioso. Que está,
por sí mismo, revestido de valor. Sostiene a su vez, que este valor deriva de la
circunstancia de tratarse de un ser que es capaz de unir en sí mismo, distintos elementos
muy diversos entre sí, guardando lo que él llama una “unidad orgánica”. La unión de lo
diverso le da valor al Hombre, tal como es más valiosa la obra de arte que encierra una
mayor cantidad de detalles, unificándolos en un solo resultado, coherente. El ser humano
es, por tanto, un ser que goza de un “valor sagrado”, ya que ha logrado unificar y reunir
sus propias diversidades.
c) Posición religiosa. Y por cierto, también están las explicaciones que se provienen
desde una visión teológica. José Luis Cea señala, por ejemplo: “Procede aquí
preguntarse, ¿por qué la persona humana es titular única del valor supremo de la
dignidad? No hallo respuesta más clara, lógica y categórica a esa interrogante
fundamental que la escrita en el Catecismo de la Iglesia Católica, en la p. 296 del cual se
refiere la dignidad humana al hecho de haber sido el varón y la mujer hechos a imagen y
semejanza de Dios, es decir, el ser supremo”
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rigor no siempre ha sido así, por cuanto durante muchos siglos se entendió por ejemplo
que los esclavos, los deficientes mentales, los bárbaros o incluso los indios, si bien eran
biológicamente humanos, jurídicamente no eran titulares de derechos y por lo mismo no
eran personas.
b) Segundo, que está dotado también de una serie de derechos básicos, llamados
Derechos Humanos o Derechos Fundamentales, que no pueden ser vulnerados bajo
ningún contexto. Así lo recoge, por ejemplo, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (o Pacto de San José de Costa Rica) reconoce en su Preámbulo: “que los
derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado
Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por
la cual justifican una protección internacional”.
A su vez, la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU también
establece: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros” (Art. 1°).
c) Y por último, en atención a que el ser humano es un ser digno, el Estado se encuentra
al servicio de la persona, y su soberanía se encuentra limitada por el debido respeto de
los derechos humanos (art. 1° inciso cuarto y art. 5° inciso segundo de la Constitución)
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- Los derechos implícitos. Los derechos implícitos son todos aquellos derechos que, si
bien no se encuentran consagrados o establecidos en normas internas o externas,
son igualmente derechos fundamentales, por cuanto nacen directamente de la
esencia de la persona, y de su dignidad más intrínseca.
Como los derechos fundamentales no requieren de mención expresa por
parte de los Estados, sino que éstos solo deben respetarlos, protegerlos y
promoverlos, pueden igualmente existir aun cuando no exista norma expresa que los
designe.
Los derechos implícitos existen por sí mismos, independiente de su
nominación por el derecho positivo. Como derechos fundamentales que son, los
derechos implícitos deberán ser respetados, promovidos y protegidos por los
órganos estatales.
Los derechos implícitos representan también un límite al ejercicio de la
soberanía, ya que son derechos fundamentales. Encontramos dos bases sobre
las cuales se puede reconocer la existencia de los derechos implícitos:
Por una parte, el art. 5° inciso segundo de la Constitución, quien señala que
lo que representa una limitación a la soberanía, no son “los derechos establecidos en
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la propia Constitución”, sino que en general, “los derechos esenciales que emanan
de la naturaleza humana”, vale decir, con prescindencia a si están o no positivados.
Y por otra, lo dispuesto en el art. 29 letra c) de la Convención Americana de
Derechos Humanos, el cual dispone: “Ninguna disposición de la presente
Convención puede ser interpretada en el sentido de: c) excluir otros derechos y
garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrática representativa de gobierno”. O sea, se acepta que las personas sean
titulares de derechos que le sean inherentes por el solo hecho de ser “seres
humanos”.
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Hacia el Siglo XII y XIII se inicia en Europa un movimiento generalizado por el cual
las clases privilegiadas (los nobles) sintieron la necesidad de hacer ciertas
reivindicaciones frente a un monarca que muchas veces utilizaba su poder de manera
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Estos documentos, tanto los españoles como la Carta Magna inglesa representan
hitos de relevancia, no obstante lo básico de su contenido. Lo importante de ellos es que
por primera vez se asume que el poder político no puede ejercerse en desmedro de los
derechos de las personas, y que estos últimos derechos no pueden ser vulnerados ni
siquiera por el gobernante.
Así, el reconocimiento de los primeros derechos nace como consecuencia de
verdaderas reivindicaciones frente al poder político. Eran derechos que se tenían respecto
de los gobernantes y, por lo mismo, no podían ser reclamados entre pares (muy distinto a
lo que sucede hoy en día, en que los derechos fundamentales deben ser respetados tanto
por los órganos del Estado como por los propios particulares).
Otra característica importante de estos documentos es que consideraban que
estos derechos los poseían las personas incluso con anterioridad al nacimiento de los
Estados y al reconocimiento del poder, de allí que el rey no podía desconocer facultades
que los individuos tenían desde antes de su asunción al poder.
Finalmente, es digno de destacar que estos instrumentos no eran Constituciones
ni ordenamientos de carácter general como podría ser una ley, sino que eran verdaderos
Contratos, vale decir Acuerdos que suscribían dos partes: por la una, los nobles que
exigían respeto por sus derechos, y por la otra la Corona que se obligaba a respetarlos.
De esta forma, tenían un carácter más propio del derecho privado que del derecho
público.
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Como hemos apreciado, el rol del Parlamento en los anteriores documentos tenía
un aspecto más bien garantizador que regulador. O sea, el Parlamento inglés aparecía
autorizando determinadas acciones, como eran el cobro de impuestos o la instalación y
mantención de los ejércitos en épocas de paz.
Sin embargo, ya en la época de la Ilustración, comienza a adquirir real valor la ley
como fuente de obligaciones y de ordenamiento social. Ella representaba un ícono de la
doctrina de la fuerza de la razón (es por esencia una norma racional), y además, es fruto
de la voluntad soberana ya que emana de órganos de representación popular.
El Liberalismo trae consigo la necesidad de reconocer derechos basados en la
libertad de las personas por el sólo hecho de ser tales y no como reclamos o
reivindicaciones frente a una autoridad.
En esta época, destacan especialmente dos instrumentos, como son La
Declaración de Virginia de 1776, y La Declaración Francesa de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano de 1789.
La primera, esto es, La Declaración de Virginia de 1776 (12 de Junio) se emite
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Por generalización de los derechos humanos “se entiende el proceso en virtud del
cual estos derechos han llegado a pertenecer a todos los hombres, por el solo hecho de
ser tales, esto es, sin distinción de raza, color, sexo, posición social o económica, ideas
políticas, filosóficas, religiosas o de cualquier otro orden”12.
Los primeros documentos medievales, relativos a la consagración de ciertas
libertades que se establecían como límites a la acción de los soberanos, eran más bien
de tipo “estamental”, o sea, se consagraban derechos en beneficio de ciertas clases
sociales –la nobleza- que conseguían obtener el respeto de ciertas garantías.
En la actualidad, sin embargo, se entiende que estos derechos se refieren a todas
las personas, de cualquier condición. Por el contrario, establecer diferencias arbitrarias en
esta materia será siempre discriminación, y de ningún modo podrá tolerarse.
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SQUELLA NARDUCCI, AGUSTÍN (2000): “Introducción al Derecho”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago
de Chile, pág. 194.
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En primer término, debe dejarse en claro que este Bloque está compuesto por
derechos y no por cuerpos normativos, vale decir, como su nombre lo indica, es un
bloque de derechos, y no un bloque de normas.
En segundo lugar, aun cuando la extensa definición antes señalada no lo indica, se
trata de derechos fundamentales y no de otra clase de prerrogativas.
En definitiva, los derechos que conforman el Bloque Constitucional son los
siguientes:
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2.- Derechos asegurados por fuentes del derecho internacional de los derechos
humanos.
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De alguna manera, otros tratados internacionales establecen normas similares. Así por ejemplo, los
respectivos artículos 5.2, tanto del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, como el del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, disponen “No podrá admitirse restricción o
menoscabo de ninguno de los derechos humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un país en virtud
de leyes, convenciones, reglamentos o costumbres, a pretexto de que el presente Pacto no reconoce o los
reconoce en menor grado”.
14
Por la Integración jurídica entendemos a aquel procedimiento intelectual, por el cual ante la falta o
deficiencia de una norma para un caso concreto se une al Ordenamiento Jurídico otro precepto, para llenar
aquel vacío.
34
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
c) Por lo anterior, la Constitución Política cede ante las normas de carácter internacional
cuando en éstas últimas, esté protegido un derecho que en aquélla no lo esté. Lo
mismo, cuando un derecho esté mejor protegido en el texto internacional que en el
constitucional.
d) Todos los derechos fundamentales, sea cual sea el origen de los mismos, constituyen
un límite para el ejercicio de la soberanía nacional, a la luz de lo establecido en el
artículo 5º inciso 2º de la CPR.
Todo derecho confiere a su titular una determinada capacidad de acción, vale decir
una gama o haz de facultades que le son reconocidas, y que están amparadas por el
ordenamiento jurídico. Vale decir, todo derecho me permite “hacer algo”, “defender algo”,
“impedir algo”.
La tarea que consiste en establecer el contenido del derecho (o “haz de
facultades”), y sus fronteras o límites se denomina “delimitación del derecho”.
En principio, esta actividad busca hallar el núcleo del derecho, esto es, su
contenido más básico (el llamado “núcleo esencial” o “contenido esencial” del
derecho), y a partir de allí, se comenzará a trazar el resto del contenido del derecho.
Para fijar este contenido, vale decir, para delimitar el derecho, deberá
necesariamente tenerse en cuenta dos elementos fundamentales.
El primero se refiere al ámbito de la realidad al que se refiere el derecho, o sea, se
analizará en qué consiste concretamente el derecho (más allá de sus consideraciones
jurídicas) por cuanto no se puede optar a ejercer un derecho más allá de lo que
físicamente se puede lograr.
El segundo, en tanto se refiere a la consideración por el contenido del enunciado
normativo en el que se reconoce dicho derecho. Vale decir, habrá que revisar “lo que
35
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
15
Este segundo elemento lo menciona Humberto Nogueira en su libro “Derechos Fundamentales y Garantías
Constitucionales”, citando a Ignacio De Otto, figura del Derecho Constitucional positivista. Creemos, sin
embargo, que atender al enunciado normativo para descubrir el contenido del derecho incurre en el error de
confundir derechos y garantías, toda vez que en ningún caso un derecho puede quedar “circunscrito” a lo que
diga un precepto, por constitucional que este sea, en especial bajo el contexto iusfundamental en el que se
desenvuelve nuestro texto fundamental. Posiblemente el error proviene de una mala aplicación de la doctrina
española, que intenta explicar el art. 81.1 de su Constitución (“Son Leyes orgánicas las relativas al desarrollo
de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los Estatutos de Autonomía y el
régimen electoral general y las demás previstas en la Constitución”).
16
Interesante en este punto es lo señalado por Miguel Ángel Fernández cuando señala sucinta pero
acertadamente que “limitar significa restringir o comprimir el ejercicio normal de un derecho”. MIGUEL
ANGEL FERNANDEZ (2002): “Aspectos Constitucionales de la nueva ley de OPAS”, en Revista Chilena del
Derecho, volumen 29, Nº 3, Facultad de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile,
página 695.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Sin duda, hallar “el núcleo esencial del derecho”, o en otras palabras, “la esencia
del derecho”, no es una tarea fácil, pero sin duda es imprescindible para determinar, en
definitiva, hasta dónde llega el ejercicio legítimo del mismo, o sea, hasta dónde llega la
protección constitucional de una determinada facultad.
De esta manera, la distinción entre “delimitación” y “limitación” de los derechos
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LIMITACIONES
DELIMITACIÓN
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Según el Tribunal Constitucional chileno (roles 146 de 1992, y 167 de 1993), por
regular debemos entender la forma o normas conforme a las cuales debe realizarse una
determinada actividad, pero en caso alguno puede ser que, bajo pretexto de regular, se
llegue a impedir su ejercicio.
O sea, la regulación se vincula al modo conforme al cual puede ejercerse el
derecho en cuestión, a las reglas que deben observarse para que su ejercicio sea
legítimo.
Se dice que el legislador puede y hasta debe regular el ejercicio de estos
derechos, pero lo que no podrá hacer es disminuir el goce del mismo, haciendo que la
posibilidad de utilizarlo se convierta en algo extremadamente costoso u oneroso, ya que
en este último caso estaríamos en presencia de una limitación y no de una regulación.
La diferencia entre limitación y regulación es clave, puesto que mientras la primera
implica necesariamente una restricción del derecho mismo, la segunda sólo se refiere al
establecimiento de un procedimiento apropiado para el ejercicio del derecho.
En resumen:
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Una primera forma de resolver las colisiones de derechos es entender que los
derechos obedecen a una determinada jerarquía.
Quienes sostienen esta posición, como el autor argentino Miguel Angel
Ekmekdjian, postulan que existe un determinado orden o grado de los derechos
fundamentales, de modo tal que en caso de pugna, siempre deberá preferirse aquél que
se encuentre en un grado superior.
Se plantea que ningún derecho fundamental es neutro y que cada uno obedece a
la proyección de un valor. Como toda teoría acerca de los valores supone una jerarquía
de los mismos, también los derechos debieran considerarse jerarquizados.
Así, para establecer cuales derechos debieran ser especialmente protegidos,
habría que determinar aquellos que acepten menos grado de restringibilidad, aquellos
cuya eliminación cause un mayor daño, y aquellos que sea menos aceptable su
renunciabilidad. Este conjunto de derechos serían los que gozarían de una mayor
jerarquía, y según el grado de calificación en estos tres ítems, se podría establecer una
verdadera gradación o ranking de derechos17.
17
En el llamado “Caso Martorell”, referido a la prohibición de publicación del libro “Impunidad Diplomática”, la
Corte de Apelaciones de Santiago tomaba en consideración, incluso, la ubicación numérica de los derechos,
para preferir uno por sobre el otro: “Nadie discute que el constituyente siguió, aunque no lo diga
expresamente, un orden de prelación en las garantías y derechos que consagra el artículo 19. Desde luego, la
ordenación en que aborda tales derechos y garantías no es arbitraria, como lo prueba la sucesión
descendente de su importancia. Así, se comienza con la vida y la integridad personal, luego la igualdad ante
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En Chile, esta fue la postura, por ejemplo, que evidenció Jaime Guzmán en el
seno de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, la cual fue seguida por los
demás comisionados. Él sostuvo que no era un tema menor definir el orden que debían
llevar los diferentes derechos en lo que hoy es el artículo19 de la Carta Fundamental, ya
que ello debía ser índice y resultado a su vez, de la importancia de cada uno de ellos. Por
lo mismo, esta norma comienza garantizando el derecho a la vida, siguiendo por las
igualdades, el derecho a la honra, y así sucesivamente.
José Luis Cea, por su parte, establece que cuando no se puede emplear otro
método, en algunos casos habrá que recurrir al sistema de jerarquización de los
derechos, y en tal caso, el orden de primacía de derechos sería el siguiente:
El profesor Pablo Ruiz Tagle dirá, en tanto, que cualquier intento por Jerarquizar
los derechos es meramente intuitivo, y que no obedece a ningún criterio objetivo que
permita validar el orden que se les pretenda dar.
Este segundo modo implica una definición “en concreto” acerca de cuál será el
derecho que, en el evento de una colisión o choque, primará o “vencerá” por sobre el otro.
Vale decir, deben evaluarse las circunstancias concretas, el caso específico, sin
consideraciones a priori, ni criterios preconcebidos de solución.
Quienes postulan este método, como el alemán Robert Alexy, estiman que será
necesario “pesar” en cada caso los bienes jurídicos que entran en conflicto, y luego de
este balance, establecer con precisión cuál de los dos derechos será el que se imponga
por sobre el otro.
La idea de preferir uno por sobre otro, no significa que un valor sea más
importante que el otro (por ejemplo, que el valor honra sea más importante que el valor
expresión), sino sólo significará que en ese caso concreto, de acuerdo a la especial
consideración de esa situación precisa, un derecho deba primar sobre otro derecho.
Expliquémoslo con un caso concreto. Pensemos en una persona (A) que trata de
invocar su propio derecho fundamental para restringir el derecho de otra persona (B). La
pregunta es si es legítimo que (A) pueda imponer su derecho a (B). Para esto, debemos
pesar los bienes jurídicos en juego, y para ello, deberá realizarse este juicio de
ponderación.
Ahora, en la práctica, ¿cómo opera este “Juicio o Test de Ponderación”,
también llamado “Juicio o Test de Proporcionalidad”?. Para explicar este
procedimiento, debemos mencionar que se realiza por aplicación de tres juicios o cálculos
diferentes, a saber: Juicio de Adecuación (o Idoneidad), Juicio de Necesidad y Juicio
de Proporcionalidad en sentido estricto.
la ley, después la igual protección ante la ley y en seguida, en el número 4 la honra, en circunstancia que la
libertad de información está contemplada en el número 12”.
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18
Este ejemplo está extraído, con modificaciones de un caso similar propuesto por Robert Alexy.
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leyenda que dijera que “este producto no está hecho de cacao sino que de
sucedáneo de cacao”. Esta disputa también la gana el empresario, pero esta
vez porque la medida propuesta reprueba el Juicio de Necesidad.
Pues bien, el representante de los consumidores pretende que este cartel
o letrero sea tan grande que cubra completamente el envoltorio, incluso
tapando la marca del producto. Esta medida, que originalmente había pasado
los dos test anteriores, esta vez es extremadamente desproporcionada, es
excesiva, vale decir es una medida cuya intensidad es altísima. Nuevamente,
vuelve a ganar el empresario.
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a la honra de la persona afectada deberá vencer por sobre la intención del locutor de
dañarla con sus palabras. La posibilidad de insultar a un individuo no forma parte del
derecho a la libertad de expresión, y por lo mismo, siempre deberá preferirse el
derecho a la honra cuando alguien pretenda calumniarlo o injuriarlo, sin necesidad alguna.
Así, se da cumplimiento a lo que señala Konrad Hesse: “los bienes jurídicos
constitucionalmente protegidos deben ser coordinados de tal modo que en la solución del
problema todos ellos conserven su entidad. Allí donde se produzcan colisiones no se
debe, a través de una precipitada ‘ponderación de bienes’ o incluso una ‘abstracta
ponderación de valores’, alzar el uno contra el otro. Por el contrario, el principio de unidad
de la Constitución exige una labor de ‘optimización’: se hace preciso establecer los límites
de ambos bienes a fin de que ambos alcancen una efectividad óptima. La fijación de
límites debe responder en cada caso concreto el principio de proporcionalidad; no debe ir
más allá de lo que venga exigido por la realización de la concordancia entre ambos bienes
jurídicos”
Previo a explicarlo, debemos indicar que toda norma jurídica (la Constitución,
la ley, los tratados, los reglamentos y decretos del Presidente, etc.) deben
siempre ser interpretadas antes de ser aplicadas. O sea, siempre debe
establecerse el verdadero sentido de la norma –por clara que aparentemente
sea- antes de ser aplicarse a un caso concreto.
En lo que nos interesa, si estimamos que la soberanía reconoce como límite
el respeto por los derechos fundamentales, entonces, debemos suponer que
ninguna interpretación de alguna norma es válida si no propende hacia la
protección de esos derechos. Vale decir, si una norma cualquiera admite dos o
más interpretaciones, sólo será legítima aquella que se ajuste o que mejor proteja
a las personas y a sus derechos. Este criterio de interpretación se denomina “pro-
homine” o “favor libertatis” (en favor del Hombre o de la Libertad)
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
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Es deber del Estado evitar la vulneración de los derechos por parte de cualquier
persona en contra de otra, y también amparar a quien ya hubiera sufrido una
vulneración.
Para ello, existen diferentes clases de garantía.
Por ejemplo, existen las llamadas “garantías normativas”. Una de las más
importantes consiste en la consagración constitucional de los derechos. La sola
circunstancia que los derechos fundamentales se encuentren contenidos en la Carta
Fundamental ya es una garantía para las personas. Con este solo hecho, se evita que
cualquier órgano con competencias para dictar normas, emita una que sea contraria a
un derecho fundamental. Con ello, cuando se protege a la Constitución, se protegen los
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Contexto
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En este contexto, los valores ligados a la lealtad y la buena fe, así como la
conciencia dirigida a que los “Derechos Humanos” no es un tema del pasado sino que una
proyección hacia el futuro, vienen en formar uno de las más sólidas maneras de perpetuar
el respeto por estos valores esenciales para el desarrollo de los pueblos.
2.- Protecciones normativas. Las protecciones normativas son aquellas donde la sola
existencia de un precepto en una fuente formal de superior jerarquía, constituye por sí
misma, un mecanismo de protección de los derechos. No es necesario, entonces, la
acción adicional de un Tribunal o de otro órgano, sino que la norma basta para que se
genere una garantía a ciertos derechos. Dentro de estas garantías, destacamos:
(d) Los derechos fundamentales como límite del ejercicio de la soberanía nacional.
Otra garantía de primera importancia es aquella que establece el inciso segundo
del art. 5º de la Constitución Política, por el cual, el respeto por los derechos
esenciales que emanan de la naturaleza humana constituyen un límite para el
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(a) El principio “favor libertatis” o “pro homine”: como vimos, consiste en que entre
dos interpretaciones divergentes de una misma norma, deberá preferirse aquélla
que mejor se condiga con la dignidad de las personas y con el respeto de sus
derechos.
(e) El principio de máxima optimización de los derechos: los derechos no deben ser
interpretados aisladamente y deberán evitarse al máximo la pugna de los
derechos, por lo que siempre será necesario obtener la mejor optimización de
cada uno de ellos, especialmente amparados en los principios de unidad de la
Constitución y de indivisibilidad de la Dignidad Humana.
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III UNIDAD
DERECHOS BÁSICOS
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Método de Trabajo
Garantías
Constitucionales - conciencia y culto (Nº 6)
Art. 19 CPR Libertades - libertad personal (Nº7)
Básicas - emitir opinión e informar (Nº 12)
- derecho de petición (Nº14)
- libertad de enseñanza (Nº 11)
- derecho de reunión (Nº 13)
- libertad de asociación (Nº 15)
Seguridad
Jurídica
- contenido esencial de los derechos (N° 26)
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Como cuestión previa, habrá que definir el método que emplearemos para
estudiar las garantías constitucionales del artículo 19 de la Carta Fundamental, y que
formen parte del programa del curso.
Para esto, dividiremos la materia en siete secciones básicas, según el cuadro
que figura en la página anterior.
Derechos protegidos
Para una correcta delimitación de este derecho (vale decir, para establecer el
contenido del mismo, su haz de facultades, o sus contornos o límites), se debe efectuar
cinco tareas fundamentales: (a) determinar el concepto de “vida”, (b) determinar el “inicio
de la vida”, (c) determinar el “fin o término de la vida”, (d) determinación temporal del
“derecho a la vida” propiamente tal, y (e) determinar el “contenido esencial” de este
derecho”.
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19
Al respecto, en la sentencia mencionada, el TC ha dicho que
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posible afirmar que estamos frente a una persona en cuanto sujeto de derecho. La
singularidad que posee el embrión, desde la concepción, permite observarlo ya como un
ser único e irrepetible que se hace acreedor, desde ese mismo momento, a la protección
del derecho y que no podría simplemente ser subsumido en otra entidad, ni menos
manipulado, sin afectar la dignidad sustancial de la que ya goza en cuanto persona” (Rol
740, 18 de abril de 2008, Considerando 50°)
Por lo tanto, se puede establecer, según lo que ha consagrado también
mayoritariamente la jurisprudencia comparada (España, Argentina, por citar algunos
casos), que la vida humana comienza con la concepción, vale decir, por la unión de
las células sexuales masculina y femenina que da origen al embrión humano.
A mayor abundamiento, en el año 2006, se dictó la Ley Nº 20.120 sobre la
“Investigación científica en el ser humano, su genoma, y prohíbe la clonación humana”. La
finalidad de esta ley es, según su art. 1° “proteger la vida de los seres humanos, desde el
momento de la concepción, su integridad física y psíquica, así como su diversidad e
identidad genética, en relación con la investigación científica biomédica y sus aplicaciones
clínicas”, estableciéndose además en su art. 2° que “la libertad para llevar a cabo
actividades de investigación científica biomédica en seres humanos tiene como límite el
respeto a los derechos y libertades esenciales que emanan de la naturaleza humana,
reconocidos tanto por la Constitución Política de la República como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
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- El artículo 19 Nº 1 inciso segundo sólo establece que “la ley protege la vida del
ser que está por nacer”, y no establece que éste “tenga derecho a la vida”. Por
esto, la vida del ser que está por nacer (nasciturus) es sólo “un bien jurídico
protegido”, o sea, un valor que recibe protección por parte del sistema jurídico,
pero ello no significa que el embrión o feto, tenga “derecho a la vida”.
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disponer de su vida, ni directamente, ni con apoyo de terceros. Ello, aun cuando el titular
del derecho privilegie otros valores que pudiera estimar más sagrados. Aparentemente,
podría haber también, tras el deber de vivir, cierta dosis de jerarquización de los
derechos, toda vez que frente a cualquier choque o colisión de derechos, siempre se
vería victoriosa la vida, como el bien más preciado de todos.
Humberto Nogueira señala, por ejemplo “que el derecho a la protección de la vida
sea un derecho de carácter individual y de defensa no lo convierte en un derecho de
libertad o de libre disposición, en el sentido de otorgar una facultad a su titular, para bajo
ciertos supuestos o condiciones disponer de la propia vida. El derecho a la vida tiene, en
nuestro ordenamiento constitucional, un contenido de protección positiva que impide
configurarlo que un derecho de libertad que puede llevar incluido el derecho a
determinar la propia muerte, no es un ámbito de juego incondicionado de la autonomía
individual, no hay “derecho” a determinar la propia muerte, o a solicitar a otros que
pongan fin a su vida. El derecho a la vida es un bien jurídico irrenunciable, prohibiéndose
a su titular renunciar o a disponer del mismo (…) La vida del ser humano es un bien
jurídico protegido con independencia de la voluntad de su titular, lo que dificulta su
adscricpión a la categoría de derecho subjetivo, ya que es mucho más importante su
dimensión objetiva o extraindividual. Se trata de un bien indisponible por su directa
relación con la conservación del núcleo social y la supervivencia de la especie humana.
En tal perspectiva, las personas no son verdaderos titulares del bien jurídico vida, sino
solo administradores a los que corresponde conservar tal bien según su finalidad
propia y transferirlo a las generaciones futuras, en virtud del principio de justicia entre
generaciones, el cual es aplicable también a los derechos de la protección del ambiente
y del patrimonio artístico, entre otros, aunque la vida se diferencia de estos últimos
porque es mucho más fácil asimilar su protección jurídica respecto de las personas en
cuanto derecho subjetivo”20
En una perspectiva similar, el profesor Francisco Cumplido señalaba: “Otro
aspecto controvertido es si existe el deber de vivir. Se argumenta que a cada derecho
corresponde un deber de la persona y del Estado. Si se consagra el derecho a la vida se
tiene la obligación de vivir. Para los cristianos el deber de vivir es consecuencia del
mandamiento de Cristo de AMAR AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO. Lo primero que
implica amarse a sí mismo es preservar la vida. Para otros cada ser humano es dueño de
su cuerpo. Asimismo, algunos sostienen que prevalece sobre el derecho a la vida la
libertad de conciencia y religión. Cada posición tiene consecuencias, entre otras respecto
del suicidio, de la negativa a ciertos procedimientos médicos, como las transfusiones de
sangre, los tratamientos extraordinarios, la eutanasia y al derecho a una muerte digna. En
Chile no se sanciona el suicidio, pero sí la colaboración al suicidio, los Tribunales han
acogido recursos de protección para obligar a efectuarse transfusiones de sangre, y a
poner término a huelgas de hambre”21.
- Caso “Catalíticos” (Rol 325, sentencia del 26 de Junio de 2001), por el cual el
Tribunal Constitucional aceptó que se limitaran otros derechos, como el derecho
20
Humberto Nogueira (2007): “El derecho a la Vida”, págs. 49-50
21
Francisco Cumplido (2009): “El derecho a la vida y el deber de vivir”, Estudios Constitucionales, Año 7,
Nº 1, 2009, pp. 385-388
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- Casos “Testigos de Jehová”, por los cuales los Tribunales superiores de Justicia,
en forma bastante categórica han establecido que estas personas quienes por
sus creencias, están impedidos de realizarse transfusiones de sangre, deberán
igualmente practicarse dicho tratamiento, aun en contra de sus ideas religiosas,
ya que “debe primar la preservación de la salud y la vida de las personas por
sobre cualquiera otra consideración, aunque sea de índole religiosa, que
ponga en riesgo innecesariamente la vida del enfermo” .
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
b) Los derechos sólo pueden ser violados por un tercero, pero nunca por el propio
titular del derecho. Y así ocurre también, con el derecho a la vida.
de Coyhaique dispuso en el Recurso de Protección Rol 3716-2002, “Que atendidas las circunstancias
establecidas en este recurso y la necesidad imperiosa de no poner en peligro la vida del enfermo en cuyo
favor se ha recurrido, el recurso de protección deducido en estos autos debe ser acogido, sin perjuicio, en
todo caso, en aras de la dignidad y libertad religiosa del paciente Carrillo Sáez, agotar los recursos y medios
existentes, como así también adoptar los procedimientos necesarios para suministrar a éste los
medicamentos alternativos que sean precisos y previos, de modo tal que la hemotransfusión que deba ser
efectuada a éste sólo se haga efectiva en situación de existir un riesgo vital para la vida del enfermo indicado”.
Caso “José Francisco Redondo Caro con Domingo Carrillo Sáez”, en Legalpublishing, versión digital
(www.legalpublishing.cl). Nº Identificador 26047.
23
Rol 172/2008 Puerto Montt, disponible en www.poderjudicial.cl
63
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e) La exigencia de que los derechos deban ser interpretados a la luz del principio de
dignidad implica además que cuando una persona no se encuentra en condiciones
sicológicas o de madurez para decidir acerca de su propia vida, ninguna persona
ha de arrogarse el derecho de optar por la muerte de otro individuo. Por lo tanto,
no resulta coherente con la dignidad humana que, por ejemplo, un padre impida
que a su hijo menor de edad se le realice una transfusión de sangre, ya que ello
significa un atentado contra la dignidad del niño.
f) La vida del que está por nacer sí es un valor autónomo por cuanto la Constitución
establece que el ordenamiento jurídico (“la ley”) debe protegerla. Ello no obsta a
considerarla, además, un derecho, pero ello dependerá de la posición doctrinaria
que se adopte. Por tratarse de un valor autónomo, la vida del no nacido debe
protegerse siempre, independientemente de la voluntad de su titular, el cual, por
su escaso desarrollo, obviamente no se encuentra en condiciones de desarrollar ni
expresar dicha voluntad.
h) El auxilio al suicidio se encuentra penado por ley, por cuanto la ley protege el bien
jurídico “vida”, pero el hecho que la ley proteja este bien, no significa
necesariamente que exista el deber constitucional de vivir. Del mismo modo, el
hecho que la ley penal castigue el delito de falsificación no significa que el bien
jurídico “fe pública” sea un valor constitucional. Los valores constitucionales deben
ser siempre protegidos por el legislador, pero los valores legales no tienen por qué
ser elevados al rango constitucional.
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k) Esta materia es opinable, y lo dicho en las letras anteriores queda sujeto a debate.
(a) La pena de muerte como única limitación constitucional expresa del derecho a la vida
24
Sostiene esta argumentación, por ejemplo, Humberto Nogueira, quien asevera: “De acuerdo con tales
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antecedentes, teniendo presente el objeto y fin del tratado y la finalidad última del artículo 4º [de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos] que es la protección de la vida humana y la eliminación
progresiva hasta la abolición definitiva de la pena de muerte en los Estados partes, conforme al sentido
corriente de las expresiones del artículo 4º, párrafo 2, in fine, no cabe duda que dicha disposición determina
que un Estado Parte que suprime la pena de muerte en general para todos los delitos en tiempo de paz, como
lo hizo el Estado chileno a través de la ley Nº 19.734, dado el sentido de eliminación progresiva de la pena de
muerte que contempla la disposición analizada, no puede volver a restablecerla, especialmente si el Estado
no hizo reserva oportunamente que excluyera de fuerza obligatoria del artículo 4º, párrafo 2º, in fine, que
pudiere ser considerada compatible con el objeto y fin de la Convención24.”
25
Decreto Supremo 249, del Ministerio de Relaciones Exteriores, de fecha 15 de octubre de 2008, publicado
en el Diario Oficial, el 5 de enero de 2009.
26
Decreto Supremo 252 del Ministerio de Relaciones Exteriores, de fecha 20 de octubre de 2008, publicado
en el Diario Oficial el 16 de diciembre del mismo año.
66
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
segundo de la Carta Fundamental. De esta forma, quien usa sus derechos (en
este caso, el derecho a la vida) para dañar a otro “se sale de su derecho”. La vida
del agresor deja de estar amparada por la Constitución, y perfectamente el
ofendido puede tomarla y arrebatársela al violento, para resguardar su propia vida
y bienes.
Por lo mismo, no se vulnera la Constitución cuando se da muerte a alguien que
intenta causar daño a otro. Ello, sino embargo, exige proporcionalidad, lo que
implica que por una parte lo que se defienda sea la propia persona del ofendido
(diríamos, su vida, integridad física, castidad, etc.) o bien, sus derechos 27, y no
sirve, por lo tanto, para defender meras expectativas, intereses que no revistan
caracteres de derecho, etc. Pero a su vez, la proporcionalidad viene también
representada por la exigencia de la “necesidad racional del medio empleado para
impedirla o repelerla”, a la que se refiere el art. 10 Nº 4 del Código Penal.
- El uso autorizado de las armas militares. Nos referimos en este punto, al uso de
las armas militares tanto en época de guerra, como en tiempos de paz.
En época de guerra, un militar podría dar muerte a otro, y ello no es
inconstitucional, ya que la propia Constitución acepta y regula la guerra (art. 32
N°s. 18 y 19; y art. 63 N° 15).
Y en época de paz, un militar (Fuerzas Armadas –cuando corresponda- o de
Orden y Seguridad) también podría llegar a matar a otra persona, en la
mantención del orden público y en el ejercicio de la fuerza pública, lo cual está
aceptado también indirectamente por la Constitución (arts. 76 incisos tercero y
cuarto; y 101). Ello también dentro del cumplimiento de criterios de razonabilidad y
proporcionalidad.
No obstante los casos narrados, con preocupación es posible constatar cómo los
Tribunales han ido tolerando otras restricciones a este derecho, las cuales pueden ser
estimadas como verdaderas “limitaciones fácticas”.
En principio, estas limitaciones - las que normalmente se relacionan con
restricciones presupuestarias del Fisco - son inconstitucionales, por lo que deben ser
revisadas profundamente por nuestro sistema judicial. Así ha ocurrido por ejemplo en los
siguientes casos:
27
Respecto de esta última posibilidad (“derechos”), debemos indicar que todo derecho es posible de
reivindicar mediante la legítima defensa, siendo otro finalmente el problema: la racionalidad del medio
empleado para repelerla. De esta forma, podemos defender nuestro honor, nuestro pudor, nuestros bienes
incluso de menor valor. Sin embargo, lo que no podemos hacer es generar un daño desproporcionado al
agresor, para repeler el ataque a bienes de menor valor. Así, quizás pueda golpear a quien me intente
arrebatar mis gafas, ya que éstas son un bien que perteneces (ejerzo un derecho sobre ellas), pero no me es
lícito dar muerte al ladrón sólo para evitar el robo de un artículo tan menor como ése.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
La vida supone un cuerpo y un alma, los cuales también son protegidos a partir
del art. 19 Nº 1 de la CPR, el cual además prescribe que “se prohíbe la aplicación de
todo apremio ilegítimo”.
La palabra integridad debe entenderse como plenitud, o sea, que no esté
afectado ni dañado aquello a lo que se refiere. En este caso, debe existir una plenitud
corpórea y psíquica en cada ser humano, y es esta plenitud la que se protege. Los
daños o afectaciones a la entidad física y psíquica de las personas están especialmente
prohibidos a la luz de este precepto.
De este modo, el derecho a la integridad física consiste en el derecho de
cualquier persona a no ser dañado corporalmente, mediante golpes, torturas u otros
métodos violentos. Tampoco están permitidas las afectaciones físicas que impliquen un
daño a la salud de una persona, como podría ser el daño que se le cause a alguien
mediante la utilización de gases tóxicos o de armas biológicas.
El derecho a la integridad psíquica, en tanto, se referirá al derecho que tiene toda
persona para evitar que otro le cause daño emocional, una aflicción, o un dolor moral.
Por cierto que este derecho, tanto en lo físico como en lo psíquico, requiere de
una importante dosis de razonabilidad en lo que se requiere a su protección y defensa.
No cualquier daño físico o moral, nos parece, significa un atentado en contra de este
derecho. Por lo mismo, un leve empujón en una calle atestada, o las lágrimas que puede
derramar una persona cuando ve un spot publicitario, no significa necesariamente una
violación al derecho.
68
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
como cuando un empleador envía a su trabajador, una carta de advertencia por algún
incumplimiento laboral; o como un parlamentario anuncia una acusación constitucional
en contra de alguna autoridad, por alguna infracción a la Constitución.
Los apremios serán, por tanto, ilegítimos, cuando no estén aceptados por el
ordenamiento jurídico, en especial cuando causen daño a la integridad física o psíquica
de las personas. José Luis Cea los define como “la torturas, los tormentos, los suplicios,
y, en general, todo trato cruel, inhumano o degradante de la dignidad de la persona, sea
psíquica o físicamente aplicado, o con ambas expresiones de crueldad para doblegar la
personalidad de la víctima”.
Específicamente, en relación con la tortura, la Comisión Nacional sobre Prisión
Política y Tortura (“Comisión Valech”) la definió como “todo acto por el cual se haya
infligido intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sea físicos
o mentales, con el fin de obtener de ella, o de un tercero, información o una confesión,
castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, intimidad o
coaccionar a esa persona u otras, anular su personalidad o disminuir su capacidad física
o mental, o por razones basadas en cualquier tipo de discriminación” 28.
Dos son los grandes problemas al momento de definir el término “tortura”. El
primero, si es necesario que ella provenga de funcionarios del Estado (los instrumentos
internacionales, al menos, así la entienden29, pero la Constitución parece no hacer
distingo alguno). Y el segundo, acerca de si es necesario incorporar la exigencia de
gravedad: ¿es necesario que se califique el daño?, ¿todo sufrimiento que se inflija a otro
es tortura, o sólo aquellos que sean graves?, mientras la Convención de las Naciones
Unidas “Contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”
incorpora la gravedad dentro del concepto, la “Convención Interamericana para prevenir
y sancionar la Tortura” la desestima, enfatizando en la idea que cualquier sufrimiento
intencionalmente causado, con miras a un fin determinado.30.
Chile por su parte, ratificó en 1988, tanto la Convención de la ONU “Contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”, como la “Convención
Interamericana para prevenir y sancionar la Tortura”.
Este derecho, de acuerdo al Ordenamiento Internacional incluye también la
prohibición de imponer penas corporales (como azotes o lapidación) y así lo estimó la
28
Por tratarse de una Comisión que tenía por objeto investigar los abusos cometidos “entre el 11 de
septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990” (Art. 1° del DS N° 1.040 del 26 de septiembre de 2003, “que
crea la Comisión sobre Prisión Política y Tortura, para el esclarecimiento de la verdad acerca de las
violaciones de derechos humanos en Chile”), advierte que estos hechos se investigarán “siempre y cuando
dichos dolores o sufrimientos se hayan cometido por un agente del Estado, u otra persona a su servicio, o que
actúe bajo su instigación, o con su consentimiento o aquiescencia”.
29
Art. 1.1 de la Convención (ONU) contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes: “A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término "tortura" todo acto por el
cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con
el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya
cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por
cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean
infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o
con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean
consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas”.
30
La definición de la Convención de la ONU puede leerse en la nota anterior. La Convención Interamericana
para prevenir y sancionar la Tortura señala, en su art. 2°: “Para los efectos de la presente Convención se
entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o
sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo
personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la
aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su
capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica”.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Garantías Judiciales
(La norma del art. 19 N° 8 CPR – Delimitación del derecho a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación – Deberes del Estado – Restricción a otras libertades – Garantía
Judicial)
70
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Generales del Medio Ambiente, cuerpo legal que tiene justamente por objeto regular “el
derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación la protección del medio
ambiente, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental (…)
sin perjuicio de lo que otras normas legales establezcan sobre la materia” (art. 1°).
Desde ya, esta ley es importante por cuanto es la que define “medio ambiente”,
señalando que “para todos los efectos legales se entenderá por: “Medio Ambiente”: el
sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza física,
química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación por la
acción humana o natural y que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus
múltiples manifestaciones” (art. 2° letra LL).
Como se observa, la definición es amplia, involucra no sólo los elementos naturales
del medio ambiente, sino también los artificiales. También incluye las interacciones entre
estos diversos componentes, refiriéndose entonces a un medio ambiente dinámico, no
estático, y en permanente modificación.
El problema mayor se centra en definir “contaminación”, ya que el art. 2 letra B) de la
misma ley señala que es “la presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energía
o combinación de ellos, en concentraciones o concentraciones y permanencia
superiores o inferiores, según corresponda, a las establecidas en la legislación vigente”.
Por lo tanto, al menos a nivel legal, no toda afectación al medio ambiente, constituiría
contaminación, sino sólo aquella que rebase los límites establecidos por el propio
legislador.
Se ha discutido si esta definición sería aplicable o no al Texto Fundamental.
Nosotros proponemos que efectivamente no sería aplicable, puesto que: (1) la
Constitución no puede interpretarse a la luz de la ley, sino al revés; (2) el artículo 2º de la
Ley de Bases Generales del Medio Ambiente comienza diciendo “Para todos los efectos
legales (y no constitucionales), se entenderá por…”, y (3) la definición entregada por la
ley no permite descubrir el núcleo esencial del derecho que el legislador debe respetar,
ya que se remite a sus propia voluntad, toda vez que habrá contaminación cuando se
vulnere “la legislación vigente”
Desde ese punto de vista, parece mejor definir contaminación como “toda
afectación artificial del ambiente que pueda generar daño en el equilibrio de los sistemas
naturales o en los organismos vivos” (adaptación del artículo 325 del Código Penal
español).
También parece apropiada la definición, si bien no de “contaminación”, la de
“medio ambiente libre de contaminación” que nos proporciona la ley 19.300: “Medio
Ambiente Libre de Contaminación: aquél en el que los contaminantes se encuentran en
concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la
salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la
naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental” (art. 2° letra M).
A esa definición, debiéramos agregarle el elemento subjetivo. Y ello, por cuanto en
este punto, lo que se protege no es “el medio ambiente libre de contaminación”, sino “el
derecho subjetivo fundamental a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”. Este
elemento subjetivo impide que cualquier persona reclame cuando el ambiente se
contamine, sino el único llamado a hacerlo, será aquél que, viviendo en dicho medio
ambiente, pudiera resultar afectado por dicha contaminación.
De allí que Jorge Bermúdez diga “se debe aclarar que el derecho constitucional que
se establece es a ‘vivir’ en un medio ambiente libre de contaminación; es decir, lo que se
consagra en el art. 19 N°8 no es el derecho a un medio ambiente incontaminado sino el
derecho a vivir en él; lo que pone de relieve es que el derecho tiene un contenido
71
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
netamente antropocéntrico, sus titulares son los hombres y mujeres” 31 Este mismo autor
enfatizará en que cuando en este numeral, el Constituyente habla de “vivir” lo hace también
en un sentido dinámico, de desenvolverse, desarrollarse, desplegar sus potencialidades; en
términos diferentes al uso de la palabra “vida” que es en términos más bien estáticos que
se emplea en el numeral 1 del mismo art. 19.
También ha de considerarse que, si bien el medio ambiente suele ser entendido
como una entidad amplia, que se extiende por todo el orbe, no es menos cierto que por ser
el Derecho Constitucional, una rama propia del derecho nacional y no internacional. Por lo
mismo, sólo se pueden alegar por contaminaciones ocurridas dentro del territorio chileno.
Pero además, los Tribunales han incorporado el criterio del “entorno adyacente”, según el
cual, parece razonable que el medio protegido respecto de cierto sujeto, sea el
inmediatamente más cercano, pero no espacios más alejados. Así por ejemplo, la Corte
Suprema, confirmando una sentencia de la Corte de Apelaciones de Coyhaique señaló
“tampoco podría prosperar tal alegación, toda vez que el derecho a recurrir de protección
solamente lo tiene quien es directamente afectado por el hecho (…) calidad que no tienen
los recurrentes quienes según sus propias declaraciones viven en San Bernardo y no
podrían ser afectados por una eventual contaminación del medio ambiente ocurrida en la
región de Aysén distante más de mil kilómetros de la Región Metropolitana” (“Albornoz con
Sociedad Maderera Aysén”, Corte de Apelaciones de Coyhaique del 28 de diciembre de
1992, confirmada por la Corte Suprema el 19 de enero de 1993)
31
BERMUDEZ SOTO, JORGE (2000): “El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación” en
Revista de Derecho de la UCV, Número XXI.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
De conformidad con el inciso segundo del art. 19 N° 8, “la ley podrá establecer
restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger
el medio ambiente”.
De esta manera, el “Medio Ambiente”, esta vez de forma objetiva y no sólo
subjetiva, pasa a ser un bien jurídico protegido, pudiendo el legislador restringir otros
derechos o libertades para su protección.
Es importante indicar que estas restricciones deberán cumplir con dos requisitos:
(a) deben ser impuestas por la ley; y (b) deben ser restricciones específicas y no
generales.
Garantías Judiciales
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
IV UNIDAD
IGUALDADES BÁSICAS
SUMARIO: I. Introducción; II. Igualdad ante la Ley; III. Igual protección de la ley en el
ejercicio de los derechos; IV. Derechos Fundamentales ligados a la actividad
Jurisdiccional según el Bloque Constitucional de Derechos; V. Igualdad ante los cargos
públicos
I. Introducción
- “Es deber del Estado (...) asegurar el derecho de las personas a participar en
igualdad de oportunidades en la vida nacional” (art. 1° inciso quinto). La noción
de Igualdad de Oportunidades es un concepto fundamental dentro de una
concepción liberal de Estado que trató de impregnar el constituyente a través de
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Por otra parte, el artículo 19 alude en reiteradas ocasiones a la igualdad. Revisemos algunos casos:
- Art. 19 N° 2: Igualdad ante la ley.
- Art. 19 N° 3: Igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos.
- Art. 19 N°9 inciso segundo: Acceso libre e igualitario a las acciones de salud y rehabilitación.
- Art. 19 N° 16, inciso tercero: En materia de libertad de trabajo, “Se prohíbe cualquiera
discriminación que no se base en la capacidad o idoneidad personal, sin perjuicio de que la ley
pueda exigir la nacionalidad chilena o límites de edad para determinados casos”.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Clasificación de la Igualdad
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
(La igualdad ante la ley del art. 19 N° 2, inciso primero de la CPR – El concepto sociológico de
Igualdad ante la ley – Proscripción de la Esclavitud – Igualdad entre Hombres y Mujeres –
Proscripción de la Arbitrariedad – Garantías Judiciales)
Como ya hemos dicho, las personas sólo son iguales en dignidad y derechos. En lo
demás, son diferentes, diferencias que son reconocidas y deben ser respetadas por el
ordenamiento jurídico.
Enrique Evans de la Cuadra señala, por ejemplo, que “la Igualdad ante la ley es el
sometimiento de todas las personas a un mismo estatuto jurídico fundamental para el
ejercicio de sus derechos y para el cumplimiento de sus deberes, sin que sea
procedente efectuar entre ellas, distinciones favorables o adversas en razón de la raza,
de la nacionalidad, del sexo, de la profesión, actividad u oficio y del grupo o sector social
o categoría económica a la que pertenezca”.
Desde ese punto de vista, reconociendo que nuestra sociedad está compuesta por
sujetos diferentes, la Carta Fundamental consagra el Derecho de Igualdad ante la Ley (o
“en la ley”), la cual debe entenderse como la consagración del Principio de Isonomía.
La isonomía debe entenderse como una igualdad en el trato, o sea, aceptando las
diferencias antes dichas, sin que exista un trato discriminatorio, o arbitrario entre los
diversos sujetos. La isonomía, por su parte se expresa en el axioma consistente en que
“debe tratarse en forma igual a los iguales, y desigual a los desiguales”. O dicho quizás
en mejor forma, debe tratarse a las personas de igual forma en aquellos aspectos donde
ellas sean iguales, y se pueden hacer diferencia respecto de aquellas circunstancias
donde las personas son diferentes.
Por todo lo dicho, es lícito y hasta justo hacer diferencias en la ley, cuando los
sujetos son efectivamente distintos. Por lo mismo, es adecuado establecer normas
especiales para los menores de edad, para las mujeres, para los extranjeros, etcétera,
cuando las hipótesis reguladas ameriten tal distinción.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Lo que no está permitido es, repetimos, las diferencias de carácter arbitrario, sin
justificación suficiente.
A su vez, se señala que la isonomía del art. 19 Nº 2 es una isonomía “sustantiva”,
establecida por las normas de fondo, por aquellas que fijan los derechos y su contenido.
De esta forma, sería posible distinguirla de la isonomía “adjetiva” que se identifica con
normas de carácter procesal, y que se encuentran referidas al ejercicio de aquellos
derechos ante los órganos estatales, la cual está consagrada en el art. 19 Nº 3.
Proscripción de la Esclavitud
La norma que estamos analizando dispone también que “en Chile no hay
esclavos y el que pise el territorio queda libre”.
Esta norma, en verdad, representa la concreción de una larga tradición
republicana que prohíbe la esclavitud en Chile. En efecto, desde 1811, por iniciativa de
don Manuel de Salas, se decreta la libertad de vientres y de paso (todos los nacidos en
Chile, o todo aquél que pise suelo chileno, será libre). En 1823, por iniciativa de don
José Miguel Infante, y bajo el gobierno de don Ramón Freire se dicta la abolición
definitiva de la esclavitud.
Constitucionalmente, la Carta de 1818 es la primera que establece formalmente
la Libertad de Vientres en nuestra historia patria, cuando establece que “Subsistirá en
todo vigor la declaración de los vientres libres de las esclavas dada por el Congreso, y
gozarán de ella todos los de esta clase nacidos desde su promulgación” (art. 12).
Sin embargo, es en 1823, mismo año en que se proscribía legalmente la
esclavitud, cuando se consagra definitivamente ese principio en la Constitución de esa
fecha: “En Chile no hay esclavos: el que pise su territorio por un día será libre. El que
tenga este comercio no puede habitar aquí más de un mes, ni naturalizarse jamás”. (art.
8°)
La esclavitud a la que se refiere esta norma es la condición en la que se halla
una persona que carece de toda libertad por ser de propiedad de otro sujeto. También
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se extiende a las figuras por medio de las cuales, alguien logra obtener la absoluta
propiedad o dominio total de a voluntad de otro sujeto.
En virtud del principio de libertad de paso, quien ingrese a territorio nacional,
arrastrando desde otros lugares, la condición de esclavo, deja de serlo por el sólo hecho
de pisar tierras chilenas.
Proscripción de la Arbitrariedad
Por último, el inciso segundo del artículo 19 Nº 2, establece que “ni la ley ni
autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”.
Por lo tanto, se elimina por completo de nuestro sistema la arbitrariedad, entendida
ésta como las distinciones antojadizas o caprichosas, o sea, que no tienen sustento en
la razón ni en la justicia.
Por lo mismo, cabe concluir que toda arbitrariedad es ilegal e ilegítima, lo que
resulta del todo útil para interpretar diversas normas constitucionales y legales, como la
del art. 20 inciso segundo de la CPR.
La prohibición de la arbitrariedad afecta tanto al legislador como a las demás
autoridades, por lo que, en caso de existir alguna discriminación de este tipo que
provenga de la ley, será posible reclamarla vía recurso de inaplicabilidad o acción
popular de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. En tanto, si proviene de
alguna autoridad administrativa, procedería recurrir de protección.
Finalmente, debemos dejar constancia que esta prohibición de arbitrariedad se
vincula con otras normas constitucionales, tales como:
- art. 1º inciso 1º: establecer diferencias entre las personas en lo que a dignidad y
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Garantías judiciales
“Toda persona tiene derecho a defensa jurídica en la forma que la ley señale y
ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o perturbar la debida intervención
del letrado si hubiere sido requerida”. Así lo dispone la primera parte del art. 19 Nº 3,
inciso segundo, de la CPR.
Esta disposición, como se aprecia, se refiere a la “defensa jurídica”, y no a la
“defensa judicial”, por lo tanto, se extiende no sólo a la defensa ante los Tribunales que
formen parte del Poder Judicial, sino que también ante todo tipo de autoridades que de
una u otra forma puedan ejercer funciones jurisdiccionales.
Respecto de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad
Pública, este derecho se regirá, en lo concerniente a lo administrativo y disciplinario, por
las normas pertinentes de sus respectivos estatutos.” Como se lee, es una norma de
excepción respecto de la primera frase de este inciso, y sólo se refiere a lo referente a
“lo administrativo y disciplinario”, por lo que en lo relativo a la defensa, se regirá por
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sus normas estatutarias, las que en todo caso, deberán igualmente estar establecidas
por ley, ya que en caso contrario se afectarían el principio de reserva legal.
De acuerdo al inciso tercero del art. 19 Nº 3 CPR, “la ley arbitrará los medios para
otorgar asesoramiento y defensa jurídica a quienes no puedan procurárselos por sí
mismos”.
Al igual que en otros pasajes de la Carta Fundamental, opera el principio de
subsidiariedad, toda vez que el Estado sólo actuará en el caso que los particulares no
puedan establecer por sí mismos las redes de defensa, pagadas o gratuitas, que
permitan brindar el debido asesoramiento y defensa jurídica de las personas.
Dentro de los mecanismos que la ley concede para dar cumplimiento a este deber
del Estado, se encuentra el Privilegio de Pobreza (arts. 591 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales), y la creación de instituciones tales como la Corporación de
Asistencia Judicial y de la Defensoría Penal Pública.
“Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que
señalare la ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración
del hecho”.
Este derecho es conocido como “derecho a juez natural”, lo que significa, en primer
término la proscripción de comisiones especiales, entendidas éstas como “tribunales
ad-hoc o de facto” que se constituyen con el único objeto de juzgar una situación
específica. Por el contrario, el Tribunal debe haber estado preestablecido por ley, con
anterioridad a la comisión o perpetración del hecho que motiva el juicio.
Por otra parte, esta norma consagra el principio de legalidad del tribunal, por
cuanto esta clase de órganos sólo podrán ser creados por el legislador, y no por
autoridades administrativas o de otra clase.
A su vez, este inciso, junto con lo que dispone el inciso quinto de este numeral,
conforman lo que se denomina “proceso justo” o “debido proceso constitucional”.
También es lo que José Luis Cea denomina “igualdad ante la justicia” en sentido
estricto.
Por último, cabe destacar que el derecho al juez natural (que en lo procesal penal
se manifiesta en lo dispuesto en el artículo 2º del Código de la especie), es el único que
se encuentra protegido a través de la acción constitucional de protección del art. 20 de la
CPR.
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Garantías Judiciales
Observación preliminar
(c) derecho al juez natural. Se refiere a que el Tribunal que conoce del
asunto, debe haber sido establecido por ley, con anterioridad a la fecha
en que ocurrieron los hechos. En tal caso, la ley no sólo “creará” al
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(e) derecho a que el proceso sea público, lo que constituye una garantía
establecida no sólo en beneficio de las partes, sino que de la comunidad,
con el objeto de obtener una mayor credibilidad de la actividad judicial,
así como mayores posibilidades de fiscalización y control de la opinión
pública.
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BIBLIOGRAFÍA
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V UNIDAD
DERECHO A LA PRIVACIDAD
SUMARIO: I. La Privacidad; II. Vida Privada y Honra; III. Inviolabilidad del Hogar y de las
Comunicaciones Privadas
I. Introducción: La Privacidad
Una de las características esenciales del Derecho, es que las normas jurídicas
que lo conforman, son exteriores. Ello quiere decir que sólo regulan los aspectos
externos del ser humano, las manifestaciones de su conducta, pero salvo contadas
excepciones, jamás deberá regularse aspectos de su fuero íntimo.
Y ello, por cuanto la esfera íntima no solo es irrelevante para el Derecho, sino
que además, es una esfera protegida, que no puede vulnerarse ni atacarse.
En esa misma lógica, existen ámbitos de la vida de los sujetos que caen dentro
del ámbito de la inviolabilidad, y que se refieren a la privacidad de los sujetos.
Así, en el derecho anglosajón existe lo que se llama right to be alone, esto es, el
derecho a ser dejado solo, a no ser interferido ni molestado. El derecho a alejarse del
mundo social y desarrollar, en absoluta soledad, o solo acompañado por las personas
que el individuo escoja (su familia, su pareja, sus amistades, etc.), su vida e intereses.
Naturalmente, este espacio íntimo, especialmente protegido por el ordenamiento
constitucional, tiene un resguardo y amparo delimitado por lo razonable y justificable.
Así, si quien quiera alegar su derecho a la privacidad, para no ser juzgado por delitos
que se cometen al interior de su hogar, no tiene derecho a hacerlo. De esta manera, la
racionalidad y proporcionalidad de las medidas invasivas son fundamentales para medir
su legitimidad o ilegitimidad.
La privacidad de las personas es especialmente amparada por nuestro texto
constitucional, en virtud de su orientación individualista y liberal, según la cual, las
personas son especialmente libres en sus relaciones íntimas. Nadie es más libre sino
dentro de su hogar, nadie se siente más libre de expresarse sino cuando sabe que sus
conversaciones se mantendrán en reserva, y la mayor parte de las personas muestran
su verdadero ser y comportamiento cuando se encuentran dentro de un círculo de
intimidad y reserva.
Ahora, respecto del concepto de Privacidad, y de la distinción necesaria entre lo
que es vida pública, de lo que es vida privada, se han tendido diferentes respuestas, de
las cuales destacaremos dos, a saber:
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
- Existe un segundo circulo más cerrado que se refiere a una esfera más
privada, a un ámbito más reducido, se refiere a conductas, decisiones,
opiniones que se dan en espacio privados, en zonas privadas; acá el titular
del derecho, sin embargo, podría renunciar a esta información si es que
voluntariamente la da a conocer. Dentro de esta esfera se encontrarían, por
ejemplo, las transacciones bancarías, las relaciones laborales, los gustos
musicales o artísticos en general, las preferencias políticas, etc. A
diferencia del primer círculo donde hay una aceptación y tolerancia de que
eventualmente una persona que “pase cerca” del actor, pueda enterarse de
lo que sucede, en el segundo no existe esta aceptación sino que se da a
conocer lo que la persona quiera.
32
“La realidad es que tanto vida privada como intimidad son partes de un todo al que puede darse el nombre de
privacidad y que actúan como una suerte de círculos. El círculo más exterior, relativo a la vida privada, se traduce en
una reserva del público de ciertos hechos o actos, esta reserva puede ser levantada cuando estamos en presencia del
consentimiento del propio titular. Frente a este ámbito, la intimidad está representada por un círculo más pequeño e
interno, que contiene aquellos elementos que son más personales, que, de suyo, deben quedar sustraídos al
conocimiento, la injerencia y a la intervención de los demás, aun cuando el propio titular admitiera en ello,
fundamentalmente en asociación con el respeto por la dignidad del hombre, sus creencias, conciencia y su identidad”
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Relaciones
privadas que se
desarrollan en
espacios públicos
Relaciones
privadas que se
dan en espacios
privados
Intimidad en
sentido estricto
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Debe entenderse por “honra”, el honor en sentido objetivo, vale decir, la buena
fama, crédito o reputación que una persona goza en el ambiente social. El sentido
subjetivo no está protegido, o sea, aquél que se refiere a la autoestima u orgullo que
cada cual siente de sí mismo.
Por su parte, tal como vimos en su oportunidad, la Constitución no define
“familia”, por lo que deberemos acogernos a la definición amplia que entregamos
anteriormente respecto de este término. La honra de la familia incluye la de todos sus
miembros incluso los ya fallecidos, quienes de todos modos, forman parte del prestigio
del núcleo familiar, y por lo tanto, merecen respeto.
Cuando hablamos de familia estamos haciéndolo en un sentido amplio como el
conjunto de personas unidas por un vínculo de matrimonio, de parentesco o de adopción,
pero también incluye todas las relaciones afectivas que podrían darse dentro del hogar sin
que necesariamente pensemos en el matrimonio como único vínculo. Es un concepto
válvula, es decir, una definición que va evolucionando en el tiempo. Nosotros vamos a
sostener que la honra de la familia incluye también la de los miembros ya fallecidos,
quienes forman parte del prestigio del núcleo familiar y por lo tanto merecen respeto. La
familia no es titular de derechos, lo que se protege es un bien que le pertenece a un titular
y el titular es un individuo, no se protege la honra de la familia, se protege la honra de su
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familia
Garantías judiciales
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El término “hogar” como tantos otros, tampoco se encuentra definido por ley. Sin
embargo, claramente no se puede circunscribir sólo al lugar donde una persona reside,
sino que también a todos aquellos que se vinculen con determinado ámbito privado del
sujeto.
En primer término, debemos coincidir que el hogar alude a un bien inmueble.
Además, debe tener ciertas características subjetivas que excedan la simple calidad de
bien raíz “que le pertenezca” a alguien, ya que la propiedad o dominio se encuentra
protegida por otra garantía (19 Nº 24). O sea, la inviolabilidad del hogar, no protege “al
inmueble” como tal (protegido por el derecho de propiedad), sino que a su calidad de ser
el espacio propicio para el desarrollo de la intimidad.
Por lo tanto, el hogar se relaciona con el espacio físico, donde las personas
desenvuelvan su vida privada, sin importar si el inmueble le pertenece o no al individuo,
incluyendo dentro de estos espacios: el domicilio, el lugar de trabajo, las casas de
veraneo, etc.
Entendemos, por último que dentro de la noción de “inviolabilidad” no sólo
debemos contemplar los ingresos físicos forzados a un recinto, sino que también
mecanismos igualmente intrusitos, aunque menos violentos. Así por ejemplo, también se
viola el hogar cuando se graba o filma lo que ocurre en su interior, sin autorización de
sus moradores.
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Garantías Judiciales
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VI UNIDAD
LIBERTADES BÁSICAS
Uno de los valores básicos en los que se encuentra inspirado nuestro Código
Político es el de la Libertad. Como veremos, este principio se consagra en las Bases de
la Institucionalidad e inspira al resto del texto constitucional, al punto de verse
influenciado en diversas normas que lo componen.
A manera de aproximación sobre el tema, podríamos decir que la Libertad se
manifiesta por el derecho de toda persona para decidir lo que se puede hacer o no
hacer. Implica además, la proscripción de cualquier forma de esclavitud o de dominio de
uno respecto de otro.
En Doctrina suele hablarse de una triple dimensión de la libertad:
(a) Libre albedrío o libertad inicial, que permite a las personas, definir
entre diversas opciones. Ella se expresaría, por ejemplo, en la libertad
de locomoción o movimiento, en la libertad de expresión, en la libertad
para adquirir bienes, en la libertad para trabajar, o desarrollar todo
tipo de actividades económicas lícitas, etc.
(b) Libertad-participación, que se refiere al derecho de las personas de
intervenir en la toma de decisiones del Estado. Ella se manifiesta en
los derechos políticos, como el derecho a sufragio libre, el derecho de
petición o el derecho a la jurisdicción.
(c) Libertad-exultación, consistente en la posibilidad de lograr el máximo
desarrollo integral del ser humano. Algunas de sus manifestaciones
son la libertad de pensamiento, la libertad de culto, la libertad para
enseñar, la libertad para desarrollar obras artísticas e intelectuales,
etc.
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ordenamiento permite. Nadie es libre para infringir la ley. Si así fuere, todos perderíamos
libertad, cual Estado de Naturaleza en Hobbes.
La libertad constitucional, finalmente, no es una autonomía infinita, sino que
restringida por los valores constitucionales, por el respeto a los demás, y por supuesto,
por la ley.
La Constitución hace continua referencia a la Libertad de las personas.
- Art. 1° inciso 1°: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Se trata de una libertad ab initio, o sea, se tiene por el hecho de ser persona, sin
que sea necesario un trámite o exigencia adicional.
- Art. 1° inciso tercero: “El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a
través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la
adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos”. Según los
autores, en este precepto se consagra el principio constitucional de la
Subsidiariedad, que consiste en que el Estado no puede intervenir en todas
aquellas actividades que los privados puedan realizar por sí mismos
(subsidiariedad negativa), y que, en cambio debe actuar desarrollando todas
aquellas actividades que siendo socialmente necesarias, no pueden realizar los
privados (subsidiariedad positiva). La subsidiariedad es una expresión notoria de
la libertad humana, al impedir que el Estado intervenga indebidamente en las
actividades que para los particulares, les son propias. Esta subsidiariedad se
manifiesta a su vez, en diferentes garantías constitucionales, según lo hemos
visto y veremos en este curso.
- Art. 5° inciso primero y 13 inciso segundo. El reconocimiento del ejercicio de la
soberanía por parte del pueblo (conjunto de ciudadanos), y del derecho a
sufragio para los ciudadanos, es también una manifestación de la libertad
política.
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La Libertad de Conciencia
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A este primer nivel, se le denomina “conciencia sensible”, o como dice Hegel “la certeza
inmediata o de lo inmediato”.
Posiblemente, en este primer nivel, un mismo hecho, objeto o noticia, ha sido visto
u oído por dos personas, pero no necesariamente las dos han percibido lo mismo, por lo
que la conciencia sensible puede operar de distinto modo en ambos casos. De la misma
forma, una expresión emitida por alguien puede ser percibida para algunos como algo
muy serio, para otros como una broma, o para otros ni siquiera serán capaces de
entender lo que se dijo. Todo ello es la conciencia sensible: representarse mentalmente
lo que se ha percibido ya sea del mundo externo, o interno, por los sentidos.
El segundo nivel en tanto, tendrá que ver con poder juzgar, calificar o evaluar lo
que ha sido percibido y conocido por la conciencia sensible. Aquí es donde se forma la
idea de lo que es bueno y de lo que es malo, de lo moral o de lo inmoral, de lo correcto o
incorrecto. Este segundo nivel es lo que se conoce como “conciencia moral o
deliberativa”, y será lo que permitirá conocer (intelectualmente) para algunos autores,
sentir (emotivamente) para otros autores, divisar (intuitivamente) para otros, o juzgar
(prescriptivamente) las normas morales, es decir, la precisa diferencia entre lo bueno y
lo malo.
Muchas veces las diferencias de opinión entre dos personas tienen que ver con
cómo evalúan un mismo hecho en torno a si él es bueno o malo (conciencia moral), pero
en muchas ocasiones, las divergencias pasan simplemente porque lo que captó uno al
conocer el hecho no fue lo mismo que lo que captó el otro (conciencia sensible).
En gran medida, la forma como se ejerzan tanto la conciencia sensible o la
conciencia moral va a depender de cuál sea la religión o la filosofía de vida que persiga
la persona, si es que efectivamente se identifica con una religión o con una filosofía.
De esta manera, los hombres se forman su propio juicio acerca de lo que lo rodea,
de su propio interior, y de la valoración de todo ello. Toda esta labor de conciencia, en
sus dos niveles implica un espacio inviolable, donde el Estado no puede intervenir, ni
tampoco puede impedir que toda esta reflexión y movimiento del espíritu se produzca
con plena libertad.
Así, se permite a que todos los seres humanos puedan efectivamente buscar la
verdad, idealmente hasta alcanzarla.
Ahora bien, desde otro punto de vista ¿es lo mismo la libertad de conciencia que la
libertad de pensamiento?, o dicho de otro modo… para comenzar, ¿es lo mismo la
conciencia que el pensamiento?
Diremos que no es lo mismo conciencia que pensamiento, ni tampoco es lo mismo
libertad de conciencia y libertad de pensamiento. De hecho, los Tratados Internacionales
también hacen diferencias entre ambos derechos. Así, mientras el art. 13.1 de la
Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica
consagra la “Libertad de Pensamiento”, el art. 12.1 del mismo Tratado consagra la
“Libertad de Conciencia”.
Respecto de ambos, diremos que la relación en la que se encuentra el
pensamiento y la conciencia es de género a especie, ya que mientras el pensamiento es
cualquier representación intelectual que se forme una persona acerca de algo, la
conciencia se refiere a una especial clase de representación intelectual como es las
convicciones éticas o morales acerca de un objeto, y que se obtiene luego del ejercicio
de la conciencia sensible y de la conciencia deliberativa. Por lo mismo, el que piensa
“hacer algo” o “que tal pintura es hermosa”, no hace uso de su libertad de conciencia,
sino sólo de su libertad de pensamiento. Distinto es cuando alguien piensa “esto que
haré es algo bueno” o “esta pintura es inmoral”, ya que allí hace uso no sólo de su
libertad de pensamiento, sino además, de su libertad de conciencia.
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Se vincula con la posibilidad de realizar los ritos y ceremonias litúrgicas con que
se tributa homenaje o adoración a lo que se considera divino o sagrado.
En este sentido, la ley Nº 19.638 que establece normas sobre la Constitución
Jurídica de las Iglesias y Organizaciones Religiosas, viene en configurar este derecho,
estableciendo una serie de garantías y principios, destacando lo dispuesto en su art. 6º:
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La Objeción de Conciencia
- Una primera postura, que es además mayoritaria, sostiene que este derecho no
tiene protección constitucional y que incluso no puede ser concebido como un
derecho fundamental. No se encuentra consagrado en la Carta Fundamental, y
tampoco puede ser identificado como un derecho implícito, por no emanar de la
naturaleza humana, en los términos del art. 5° inciso segundo de la Constitución.
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- Las buenas costumbres, sería “un concepto más restringido, ya que dice relación
con la moralidad pública en materia sexual”
Derechos Humanos de la ONU ha reconocido el derecho a la condición de objetor de conciencia como derivado del derecho
a la libertad de conciencia en los países que han reconocido el derecho en su legislación, pero ha dejado en manos de las
autoridades nacionales la determinación de si debe otorgarse o no a una persona la condición de objetor de conciencia,
pese a la redacción del Comentario General 22, que establece que “no habrá diferenciación entre los objetores de
conciencia sobre la base del carácter de sus creencias particulares”. La Comisión no ve razón alguna para apartarse de
esta jurisprudencia coherente y constante de los órganos internacionales de derechos humanos, que deriva de una
interpretación con sentido común del significado claro y normal del texto de los respectivos instrumentos. La Comisión lee
el artículo 12 (el derecho a la libertad de conciencia) conjuntamente con el artículo 6(3)(b) de la Convención Americana
interpretando que reconocen expresamente el derecho a la condición de objetor de conciencia en los países en que dicha
condición está reconocida en su legislación interna. En Chile, la condición de objetor de conciencia no está reconocida en
las leyes nacionales, por lo cual el Estado argumenta convincentemente que no está obligado a otorgarla, dado que el
artículo 12 de la Convención autoriza expresamente al Estado a limitar el ámbito del derecho por razones de seguridad
nacional, habiendo así, por tanto, procedido”. Cristián Daniel Sahli Vera y otros v. Chile, Caso 12.219, Informe No.
43/05, Inter-Am. C.H.R., OEA/Ser.L/V/II.124 Doc. 7 (2005).
35
“La Libertad Religiosa en la Constitución chilena de 1980”, apunte para la cátedra “Acción de Protección
II”, Programa de Magíster en Derecho Constitucional, Universidad de Talca.
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(b) Las iglesias, confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto tendrán los
derechos que otorgan y reconocen, con respecto a los bienes, las leyes
actualmente en vigor. Esta norma tiene que ver con el derecho que tienen estas
entidades para mantener los bienes, muebles e inmuebles que le pertenecían al
momento de la dictación de la Constitución de 1980. Respecto de los bienes
futuros, igualmente están protegidos por las garantías generales relativas a la
propiedad (art. 19 Numerales 23, 24 y 25)
Garantías Judiciales
Advertencia previa
Derechos protegidos
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trasladarse libremente es tanto una libertad como una inviolabilidad. Como libertad,
hablamos de “libertad personal”, como una autonomía, como la simple pero importante
potencialidad para trasladarse y radicarse en un lugar determinado. Como inviolabilidad,
hablamos de “seguridad individual”, como la exigencia de que nadie impida el legítimo
ejercicio de la recién mencionada libertad de movimiento o libertad personal, sino en los
casos y en la forma que fije la ley.
Libertad Personal
La libertad de movimiento nos otorga la faz positiva del derecho, pero también
nos otorga una libertad negativa, la cual es el derecho para no moverse.
Por su parte, y a continuación de lo anterior, la misma norma establece las dos
clases de restricciones o limitaciones a este derecho, ya que éste sólo podrá ejercerse:
Seguridad Individual
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“2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas
y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones
Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a
ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento
arbitrarios”.
36
“Artículo 130.- Situación de flagrancia. Se entenderá que se encuentra
en situación de flagrancia: a) El que actualmente se encontrare
cometiendo el delito; b) El que acabare de cometerlo; c) El que huyere
del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra
persona como autor o cómplice; d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere
encontrado con objetos procedentes de aquél o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren
sospechar su participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido empleados para cometerlo,
y e) El que las víctimas de un delito que reclamen”.
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- Penas prohibidas: art. 19 Nº 7 letras “g” y “h”. Están prohibidas las siguientes
penas:
- Acción de indemnización en contra del Estado por error judicial: art. 19 Nº 7, letra
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Garantías Judiciales
Derechos asegurados
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De conformidad con los incisos segundo y tercero del art. 19 Nº 11, la Libertad de
enseñanza tiene las siguientes limitaciones:
- para todo tipo de enseñanza: la moral, las buenas costumbres, el orden público y
la seguridad nacional; y
- sólo para la enseñanza reconocida oficialmente (enseñanza “formal”): no podrá
orientarse a propagar tendencia político partidista alguna.
Regulación
- establecer los requisitos mínimos que deberán exigirse en cada uno de los
niveles de la enseñanza básica y media;
- señalar las normas objetivas y de general aplicación que permitan al Estado velar
por el cumplimiento de tales requisitos; y
- establecer los requisitos para el reconocimiento oficial de los establecimientos
educacionales de todo nivel.
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Derechos protegidos ´
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Libertad de información.
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(a) La ley en ningún caso podrá establecer monopolio estatal sobre los
medios de comunicación social. Esta norma no prohíbe que el Estado
sea dueño o administrador de un medio de comunicación (así ocurre por
ejemplo con Televisión Nacional, o La Nación) para lo cual se deberá
contar con una ley de quórum calificado (art. 19 Nº 21, inciso segundo
CPR), sino que lo que se prohíbe es que la ley establezca un monopolio
sobre estos medios.
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Garantías Judiciales
Delimitación
El derecho de petición consiste en la libertad que tiene toda persona de hacer sus
presentaciones y solicitudes a la autoridad (19 Nº 14).
Para muchos, incluiría también el derecho a presentar acciones ante los
Tribunales, o “derecho al acceso a la jurisdicción”.
Limitaciones
Garantías judiciales
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Garantías Judiciales)
(a) la reunión debe ser pacífica, por lo tanto, debe ser tranquila. No lo será, por el
contrario, cuando sea violenta, cuando pueda potencialmente producir violencia,
o cuando cause disturbios a la población;
(b) la reunión deberá ser sin armas; justamente, para evitar cualquier germen de
violencia. El concepto de “arma” es bastante amplio, por cuanto no sólo incluye
artefactos específicamente elaborados para dicho efecto (hondas, pistolas,
bombas), sino que en general “toda máquina, instrumento, utensilio u objeto
punzante o contundente que haya tomado para matar, herir o golpear, aun
cuando no se haya hecho uso de él” (art. 132 del Código Penal). Por lo mismo, el
art. 2 del citado DS 1086, establece que “se considera que las reuniones se
verifican con armas cuando los concurrentes llevan palos, bastones, fierros,
herramientas, barras metálicas, cadenas y, en general, cualquier elemento de
naturaleza semejante”;
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(d) las reuniones en lugares de uso público, como plazas y calles, se regirán por las
disposiciones generales de policía. Como lo mencionamos en su oportunidad,
ésta se trata de una de las escasas ocasiones en que la Constitución faculta a
las autoridades administrativas para imponer restricciones a derechos
fundamentales.
No debemos olvidar que de acuerdo al art. 19 Nº 26 de la CPR, sólo los
preceptos legales (que en caso alguno podrán ser Decretos con Fuerza de Ley:
art. 64 CPR inciso segundo), y por mandato de la Constitución podrán regular,
complementar o limitar las garantías constitucionales. Por su parte, el art. 21 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 15 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, que establecen que el derecho de reunión,
disponen que el ejercicio de este derecho sólo estará sujeto a las restricciones
previstas por ley, y que sean necesarias “en una sociedad democrática, en
interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para
proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás”.
Por lo mismo, la disposición constitucional que hace referencia a “las
disposiciones de policía”, deberá interpretarse siguiendo los criterios de Unidad
de la Constitución, y de respeto por los Tratados Internacionales, en el sentido
que estas limitaciones sólo podrán ser establecidas en cumplimiento de la ley,
y sólo con el objeto de verificar que se cumplan con los requisitos necesarios
para que el ejercicio de este derecho sea válido, esto es, que no afecte las
demás restricciones, incluidas dentro de ellas, la de disponibilidad de espacio y el
respeto por los demás derechos de las personas.
Garantías Judiciales
Precisiones conceptuales
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Antes del análisis de este derecho, debe distinguirse éste con la Libertad de
Reunión, ya estudiada.
Ambas se asemejan (reuniones y asociaciones) porque se tratan de uniones o
agrupaciones de personas relacionadas entre sí, y que tienen una finalidad común.
Sin embargo, la asociación, a diferencia de la reunión, es un vínculo más
complejo, por cuanto es permanente, vale decir, busca su estabilidad en el tiempo.
Las reuniones, sin embargo, son por esencia pasajeras o transitorias, de duración
limitada, sin pretensión de estabilidad o permanencia.
Además, desde un punto de vista jurídico, las reuniones no forman entes
diferentes a sus integrantes. En cambio, las asociaciones sí llegan a constituir
organizaciones que no pueden identificarse con sus miembros, de las cuales, algunas de
ellas, pueden incluso a formar personas jurídicas.
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b.1. Los partidos políticos no podrán participar en actividades ajenas a las que le son
propias.
b.2. No podrán tener privilegio alguno o monopolio de la actividad ciudadana.
b.3. La nómina de sus militantes será registrada, bajo reserva, en el Servicio
Electoral, reserva que no operará respecto de los demás militantes del mismo.
b.4. Está prohibido el financiamiento extranjero de los partidos políticos.
b.5. Los estatutos de los partidos políticos deberán asegurar una efectiva democracia
interna.
b.6. Se regula, a partir de la Ley de Reforma Constitucional de la Ley N° 20.414 de
2010, un sistema de elecciones primarias para designar candidatos a
algunos cargos de elección popular.
Al respecto, el inciso quinto de la norma en comento dirá en lo pertinente:
"Una ley orgánica constitucional establecerá un sistema de elecciones primarias
que podrá ser utilizado por dichos partidos para la nominación de candidatos a
cargos de elección popular, cuyos resultados serán vinculantes para estas
colectividades, salvo las excepciones que establezca dicha ley. Aquellos que no
resulten elegidos en las elecciones primarias no podrán ser candidatos, en esa
elección, al respectivo cargo”.
b.7. Las demás materias serán reguladas por ley orgánica constitucional (Ley Nº
18.603)
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
b.8. Se sancionarán los partidos y demás organizaciones que vulneren las normas
anteriores, pudiendo establecerse incluso por la LOC respectiva, la disolución
del partido político.
El Pluralismo Político
Garantías Judiciales
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
VII UNIDAD
DERECHOS ECONOMICOS SOCIALES Y CULTURALES
I. Introducción
(Su relación con el Estado de Derecho – Concepto – Clasificación –
Características – Problemas )
37
Al respecto, ver: ALDUNATE LIZANA, EDUARDO (2008): “Derechos Fundamentales”, Editorial Legal Publishing,
Santiago de Chile. Págs. 63-76.
118
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Este mismo concepto, sin embargo, vive una suerte de retroceso cuando la noción
de un Estado apegado a normas racionales, pierde fuerza, y comienza a construirse la
idea de un Estado de Derecho sometido más que a normas racionales, sino que a normas
que se hayan originado democráticamente. A cambio de ello, se promueve la idea de un
Estado Formal de Derecho, vale decir, que se reduce al mero apego y cumplimiento de la
ley (como obra emanada del debate democrático).
Bajo un Estado Formal de Derecho, es irrelevante el contenido de la norma a la
cual todos han de quedar sometidos, identificándose pues como un Estado donde todos
sus órganos quedan sometidos a las órdenes previamente establecidas por el Legislador.
La ley pasa a representar una suerte de “reglas del juego” que no deben ser vulneradas
por nadie. En esta nueva concepción (Stahl en 1856; Mayer, 1895) sólo se mantiene la
idea de la objetividad del Estado de Derecho, perdiendo protagonismo la protección de la
racionalidad y de la libertad de los individuos.
Por cierto que este tránsito del Estado de Derecho desde su perspectiva racional a
una positivista, genera una mayor desprotección para las personas, quienes, aun cuando
tienen la garantía de que sus autoridades deberán comportarse de acuerdo a lo que la ley
prescribe, nada se dice respecto a los límites que debe tener el legislador a la hora de fijar
dicho marco normativo.
A pesar de esto, se gana en cuanto a la legitimidad de las normas legales puesto
que ellas siempre serán dictadas por órganos democráticos y mediante procesos
deliberativos que en principio, asegurarán la participación de los diversos sectores
sociales y sentimientos del pueblo.
Además, se privilegia la seguridad y certeza jurídica, ya que siempre será más
simple conocer cuáles son las leyes que emanen del Parlamento (cuestión que no
requiere evaluación alguna) que definir cuáles leyes son apegadas a la razón y cuáles no
(aspecto que sí va a requerir examen de racionalidad).
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Concepto
Para Rodolfo Arango “lo que distingue a los derechos sociales fundamentales de
120
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Clasificación
38
ARANGO RIVADENEIRA, RODOLFO (2005): “El concepto de derechos sociales fundamentales”, Legis Editores, Bogotá,
pág. 37.
39
NOGUEIRA ALCALÁ, HUMBERTO (2009): “Derechos Fundamentales y garantías constitucionales”, Tomo III, pág. 17.
40
SANDOVAL TERÁN, ARACELI (2001): “Los Derechos económiucos, sociales y culturales”. Asociación latinoamericana
de organizaciones de promoción ALOP, México D.F., pág 15
121
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Características
c) Son, por regla general, derechos de segunda generación. Son derechos que, en
su gran mayoría, aparecen con posterioridad a los derechos civiles y políticos. Una
dificultad de esta denominación es que, en estricto rigor no todos los derechos
civiles aparecen antes que los DESC. En efecto, si revisamos por ejemplo la
consagración del derecho a la vida (derecho civil, por excelencia) es
históricamente bastante posterior que la del derecho al trabajo. Por lo mismo,
hacemos mención a esta característica en términos de “regla general”.
122
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
esta clase de derechos exigen del Estado una determinada acción fáctica, la
realización de conductas positivas que signifiquen protección y garantía de estos
derechos. Sin embargo, también mencionamos que esta característica opera por
regla general, ya que como vimos, hay importantes excepciones.
41
En “Acciones Constitucionales de amparo y protección”, Editorial U. de Talca.
123
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
h) Son derechos que requieren de un alto rol del legislador. Efectivamente se trata de
derechos que quedan normalmente enunciados en las Constituciones o Tratados
Internacionales, pero que deben ser configurados a nivel legal. Ello, por cuanto,
dependen de políticas públicas, de planes de acción y de medidas concretas que
ha de adoptar el Estado con el objeto de asegurar el efectivo acceso de las
personas a los bienes básicos. Los DESC dependen, pues y en buena medida, de
criterios de mérito y oportunidad que debe pesar y analizar la ley. Será ésta la que
deberá fijar el cómo y el cuánto de la protección, sin olvidarse sin embargo, que se
trata de derechos consagrados constitucionalmente, y que por lo mismo, lo
someten y lo limitan, por lo que su protección no es una mera facultad del
legislador, sino que un deber, donde sólo tendrá libertad para fijar el modo de
protección, pero no para excusarse de proteger.
42
MARTINEZ ESTAY, JOSE IGNACIO (2006): “Los derechos sociales”, capítulo escrito para el libro “Teoría Constitucional”
124
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125
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Esta pregunta tiene que ver con si los derechos económicos, sociales y culturales
pueden (o no) ser protegidos mediante instancias o herramientas judiciales.
Por cierto que, en gran medida esta cuestión depende de si el autor cree (o no)
en la existencia de los DESC como derechos, pero en rigor constituye un
cuestionamiento diferente.
Esta problemática, también conocida como de “la tutela de los derechos
económicos, sociales y culturales”, permite tres aproximaciones:
2.1. La tesis de la no justiciabilidad de los DESC. Según esta postura, los problemas que
surgen por la aplicación de esta clase de derechos no debieran ser resueltos en sede
judicial. Los argumentos principales que se dan para esta tendencia pasa por entender
que los DESC sólo son aspiraciones políticas y no derechos en sentido estricto.
Además, se entiende que como las decisiones pasan normalmente por el diseño
de políticas públicas, en estricto rigor debieran ser resueltas en niveles políticos
democráticos, y no por jueces. Sobre este punto, se habla de lo peligroso que podría
resultar “la judicialización de las políticas públicas” y la invasión de los jueces en
atribuciones que debieran quedar supeditadas a los órganos ejecutivos y legislativos 47.
2.2. La tesis de la plena efectividad de los DESC. Esta segunda tesis se logra por
aplicación de principalmente dos principios: el primero, es el de la indivisibilidad de la
dignidad humana, el segundo, del derecho a la tutela efectiva de los derechos.
Según el primero de los principios, todos los derechos son una expresión de la
dignidad de la persona, y por lo mismo, deben ser protegidos de la misma manera. En
caso contrario, una zona de la dignidad se vería afectada, lo cual finalmente redunda en
un daño a todo el ser humano.
La tutela efectiva de los derechos es un principio que ha sido elevado a rango de
derecho fundamental per se, y consiste en entender que todas las personas “tienen
derecho a la protección judicial de sus derechos”. O sea, que forma parte del deber de
los Estados no sólo consagrar los derechos, sino que también, tienen el deber jurídico
de implementar garantías judiciales que tiendan a protegerlos. Sobre este punto,
volveremos más adelante cuando analicemos en profundidad, las acciones
constitucionales protectoras de derechos.
Por aplicación de ambos principios, no sería posible dejar algún tipo de derechos,
sin protección judicial, ya que eso significaría relegarlo a un derecho de segunda
categoría, sin aplicación práctica. Ello, naturalmente, no obsta a que el juez al momento
de resolver estos recursos, tenga que necesariamente considerar los elementos
presupuestarios (que criticáramos respecto, por ejemplo respecto del derecho a la vida,
pero que aquí son justificables, por la naturaleza de estos derechos), o que bajo una
lógica de deferencia razonada hacia los órganos políticos, comprenda que hay materias
de mérito específicas que él no podrá resolver, sino que corresponde que
soberanamente, las determinen las instancias democráticas respectivas.
Finalmente, no aceptar que los DESC puedan defenderse en Tribunales, puede
significar que las normas constitucionales terminen siendo una mera declaración de
principios, lo cual pugna con la idea de fuerza vinculante de la Carta Fundamental,
47
Interesante en esta línea es el artículo de Soto Velasco, Sebastián, “Una Mirada a los Derechos Sociales y al Rol de los
Jueces”, en Sentencias Destacas 2008. Una Mirada desde la Perspectiva de las Políticas Públicas, Libertad y Desarrollo
2009.
126
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2.3. La tesis de la tutela indirecta de los DESC48. Esta tesis no plantea una situación
ideal, no propone un modelo de defensa de los DESC, sino que más bien muestra una
“salida alternativa” a todos aquellos casos donde los ordenamientos jurídicos no aceptan
que los DESC sean amparados por acciones judiciales específicas.
Esta tesis plantea que, cuando se da dicha hipótesis, es posible obtener
igualmente la defensa judicial de tales derechos, por conexión o incorporación de ellos,
en otros derechos que sí aceptan amparo judicial.
O sea, los actores procesales invocan otro derecho, que sí está protegido por
acciones judiciales, para obtener por vía indirecta el pronunciamiento de un Tribunal que
los defienda.
Así, por ejemplo, suelen emplearse los siguientes derechos:
a. El derecho a la Igualdad. Este derecho exige generar políticas o medidas que
impida que sobre ciertas personas o grupos de personas, exista un tratamiento
discriminatorio o arbitrario. De este modo, cuando alguna persona no tenga
acceso a los bienes básicos protegidos por los DESC, en circunstancias que
otros sí podrían acceder a ellos, entonces, habría una vulneración a la igualdad
ante la ley, o a la igualdad en el trato que debe dar el Estado a sus habitantes.
3.- ¿Quiénes son los titulares de los DESC? (El problema del Sujeto activo)
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
4.- ¿Quiénes son los sujetos obligados por los DESC? (El problema del sujeto pasivo de
los DESC)
128
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
5.1. En relación con la existencia de estos derechos. No cabe duda que para nuestro
ordenamiento constitucional, los DESC existen plenamente como derechos
fundamentales. El Constituyente ha garantizado explícitamente, al menos, los derechos
a la protección de la salud, a la educación, a la seguridad social, a la libertad de trabajo
(y varios derivados dentro de ella), y a la libre sindicalización. Otros derechos que
podrían caer dentro de esta categoría no han sido explícitamente considerados, pero
bien podrían ser incluidos por vía internacional o de los llamados “derechos implícitos”
(ocurre por ejemplo, con el derecho a la protección de la familia, el derecho a la vivienda,
o el derecho a la calidad en los servicios de salud o de educación)
129
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
5.4. En relación con los sujetos obligados por estos derechos. También nos sometemos
a lo indicado en clases anteriores, sobre el doble efecto, vertical y horizontal, de los
derechos, pero asumiendo las particularidades concretas que revisten estos derechos.
La primera particularidad pasa fundamentalmente por asumir que la
efectividad de estos derechos depende en buena medida de las condiciones económicas
del Estado, en relación con el efecto vertical
La segunda, y respecto del efecto horizontal, la particularidad consistirá en
entender que los particulares no pueden ser obligados a efectuar las prestaciones que
por su naturaleza, le corresponden al aparato estatal, salvo que la Constitución así lo
ordene, o que en virtud del principio de subsidiariedad así lo exija. La Constitución, por
ejemplo, somete expresamente a los particulares a deberes específicos en materia de
DESC cuando establece que los deberes son “preferentes” (y no exclusivos) del Estado
(art. 19 N°9, inciso cuarto); cuando impone el deber de los padres a educar a sus hijos
(art. 19 N° 10, inciso tercero); cuando establece el deber de la comunidad de contribuir al
desarrollo y perfeccionamiento de la educación (art. 19 N° 10, inciso final); etc.
130
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49
SANDOVAL TERÁN, ARACELI (2001): op. cit.
131
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subsista, durante el contrato, el derecho a la libre elección, sea para perseverar en él,
ponerle término, cambiar de Isapre o trasladarse del sistema privado al público o
viceversa”.
Este último derecho es importante, puesto que es el único que se encuentra
“cubierto” por la acción constitucional de protección (art. 20 inciso primero CPR)
- proteger el acceso a la salud: “el Estado protege el libre acceso a las acciones de
promoción, protección y recuperación de la salud y de rehabilitación del
individuo” (inciso segundo); donde la “promoción” se refiere al impulso o fomento
de la salud, la “protección” alude a la atención o cuidado de la salud, la
“recuperación” se vincula con las acciones que tiendan a restituir la salud que ha
sido dañada producto por ejemplo de una enfermedad, la “rehabilitación” que se
refiere a la reinserción del individuo con todas sus capacidades y aptitudes
íntegramente recuperadas;
132
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
privados.
Con el objeto de dar cumplimiento a estos deberes, el Estado ha implementado una
serie de medidas legislativas y administrativas. Dentro de las primeras, destaca
especialmente la Ley N° 19.966, de 2004, que establece un régimen de garantías de
salud (conocido como “AUGE” primero, y “GES” en la actualidad).
La mencionada ley regulará la cobertura financiera adicional que brindará el Estado
a los beneficios de salud; establecerá el procedimiento por el cual los Ministerios de
Salud y Hacienda determinarán las garantías explícitas del régimen de salud; y regulará
la responsabilidad de los órganos del Estado en materia sanitaria (especialmente
importante en el área de las negligencias médicas y la responsabilidad del Estado por
falta de servicio en el campo médico).
Garantías Judiciales
El artículo 19 Nº10 establece, por una parte, dos derechos fundamentales, y por
la otra, una serie de deberes que tienen por objeto proteger estos derechos.
Los derechos son:
- (1) el derecho a la educación; y
- (2) el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos.
Por su parte se establece determinados (3) deberes de los propios padres, del
Estado y de la comunidad relativos a la educación.
50
BULNES ALDUNATE, LUS (2004): “El derecho de elegir el sistema de salud”, en Actas de las XXXIV
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
2) Concepto de educación
José Luis Cea entiende educación “es el proceso por medio del cual se infunden
valores al educando, inculcándole sentimientos y actitudes nobles, formando en él una
personalidad culta y respetuosa, esforzada y disciplinada, laboriosa y responsable,
honrada y abnegada, justa y solidaria, tolerante y prudente, etc”. 51
La Ley General de Educación (LGE), N° 20.370 de septiembre de 2009, identifica
a la educación como “un proceso de aprendizaje”, por lo cual se hace necesario
comprender que al ser un proceso, no se vincula sólo con la recepción de una sola
información aislada (aun así, cada dato, por aislado que parezca puede llegar a
constituir un elemento indispensable en la formación general del sujeto, por lo que su
recepción también debe ser defendida).
La misma ley agrega que este proceso es “de aprendizaje”. “Aprender” para la
Real Academia Española de la Lengua (RAE) consiste en “Adquirir el conocimiento de
algo por medio del estudio o de la experiencia”.
En otras palabras, a la luz de los anteriores datos la educación, podría ser
definida como “aquella serie de conductas diseñadas y realizadas por el ser humano,
dirigidas a adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia”.
Sin embargo, según como iremos viendo, la educación es mucho más que la
percepción de conocimientos, sino que implica un desarrollo más amplio.
3) Extensión de la educación
51
“Derecho Constitucional, tomo II”, pág. 323
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4) Manifestaciones de la educación.
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(a) Deberes de los padres: como ya lo vimos, los padres no sólo tienen el derecho
preferente, sino además, el deber de educar a sus hijos (inc. 3º).
(b) Deberes del Estado: El Estado tiene que cumplir con los siguientes deberes:
- proteger el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos (inc. 3º)
- financiar un sistema gratuito que tenga por objeto promover el acceso de toda la
52
Segundo Nivel Transición es lo que tradicionalmente se conoce como “Kinder”
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a) Es una ley que tiene disposiciones propias de ley ordinaria, y otras de ley
orgánica constitucional.
b) Deroga la antigua LOCE, salvo en lo que se refiere al reconocimiento del Estado
a las Instituciones de Educación Superior (Universidades, Institutos
Profesionales, Centros de Formación Técnica e Instituciones de Enseñanza de
las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad), y el título final de la misma.
c) Reformula el concepto de educación consagrado anteriormente en la LOCE,
actualizándolo, incorporando conceptos de multiculturalidad, educación en la
afectividad, en los derechos humanos, y la democracia.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Garantías Judiciales
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
La libertad de trabajo
Como una primera mención, debemos aclarar que lo que protege expresamente
nuestra Constitución es el derecho “a la libertad de trabajo” y no “el derecho al trabajo”.
En las próximas páginas abordaremos este tópico.
La libertad de trabajo consiste en el derecho del trabajador de escoger
autónomamente si trabaja o no, el ámbito donde va a trabajar, y si mantiene o termina
una determinada actividad laboral.
El inciso cuarto de este mismo numeral fija las limitaciones a este mismo
derecho, cuando establece que: “Ninguna clase de trabajo puede ser prohibida, salvo
que se oponga a la moral, a la seguridad o a la salubridad públicas, o que lo exija el
interés nacional y una ley lo declare así”.
El ejercicio de este derecho exige previamente, que los trabajadores potenciales
estén verdaderamente educados y capacitados para que dicha libertad sea una opción
efectiva. De allí que la Constitución no sólo se limite a consagrar este derecho, sino que
además exige al Estado, desarrollar actividades que se relacionen con la debida
protección de esa libertad.
La vulneración más grave de este derecho es lo que se conoce como “trabajo
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
2) El derecho a una justa retribución. Como vimos, toda persona tendrá derecho a
una retribución por el trabajo que desarrolle, ya que en caso contrario habrá
trabajo forzoso. Pero además, esta retribución ha de ser “justa”. La concepción
de “retribución justa” tiene varias aproximaciones. La primera es que el mandato
constitucional impone al legislador el deber de tener que determinar el monto
anual del sueldo mínimo sobre criterios de justicia. La segunda se refiere a que la
retribución ha de ser equivalente entre dos personas que desarrollan un trabajo
similar (el art. 62 bis dispone, luego de la ley 20.384 de 2009 dispone que: “El
empleador deberá dar cumplimiento al principio de igualdad de remuneraciones
entre hombres y mujeres que presten un mismo trabajo, no siendo consideradas
arbitrarias las diferencias objetivas en las remuneraciones que se funden, entre
otras razones, en las capacidades, calificaciones, idoneidad, responsabilidad o
productividad”). Otra aproximación se refiere a entender que un salario ha de ser
justo cuando sea suficiente para satisfacer las necesidades básicas de un núcleo
familiar, destacando en este sentido, las palabras del Obispo de Rancagua y
Presidente de la Conferencia Episcopal, quien introdujo en 2007 la exigencia de
un salario ético, y que motivó al Gobierno de la época para que ese mismo año
conformara el Consejo Asesor Presidencial “Trabajo y Equidad”, con personas de
distintos orígenes económicos, profesionales y políticos.
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142
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53
El DL en cuestión es el que regula, en general, a las asociaciones gremiales.
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En ese contexto, el derecho laboral recoge este principio, primero cuando el art. 5º
del Código del Trabajo señala, en lo pertinente que “el ejercicio de las facultades que la
ley le reconoce al empleador tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales
de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la
honra de éstos”.
Además, las leyes Nº 20.178, 20.238 y 20.360 introducen el procedimiento de tutela
de derechos laborales, por medio del cual el trabajador o una organización sindical
podrá pedirle al juez del trabajo pertinente, la protección de determinadas garantías
constitucionales del trabajador, cuando éste las perciba lesionadas (art. 485 y siguientes
del Código del Trabajo).
Garantías Judiciales
54
O como dice el profesor español Palomeque, son los “otros derechos constitucionales de carácter general y, por ello, no
específicamente laborales que pueden ser ejercidos, sin embargo, por los sujetos de las relaciones de trabajo (los
trabajadores en particular) en al ámbito de las mismas”. Palomeque, M. C., Los derechos laborales en la Constitución
Española, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991.
144
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Según José Luis Cea, la Seguridad Social en Chile obedece a los siguientes
principios:
(a) Universalidad subjetiva: la seguridad social debe cubrir las necesidades de todas
las personas, sin exclusión alguna;
(b) Universalidad Objetiva: la seguridad social debe ser completa, vale decir, cubrir
todos los riesgos o contingencias sociales (enfermedades, maternidad, vejez,
invalidez, muerte, viudez, etc.);
(c) Integridad o suficiencia: el riesgo o contingencia debe ser cubierto
completamente, satisfaciendo la necesidad del beneficiario;
(d) Unidad: se refiere a que debe existir una política única y nacional en materia de
seguridad social (otros entienden que debe existir una entidad única que vele por
la seguridad social).
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Garantías Judiciales
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sólo se requrirá de su registro conforme a la ley. Esta normativa legal consta en los
arts. 212 y siguientes del Código del Trabajo. El registro al que alude la
Constitución ha sido encargado por la ley a la Inspección del Trabajo (arts. 222,
269 y 276 del código del rubro).
Garantías Judiciales
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VIII UNIDAD
DERECHOS LIGADOS AL
ORDEN PÚBLICO ECONÓMICO
SUMARIO: I. El Orden Público Económico; II. La igualdad ante las cargas públicas; III.
El Derecho a desarrollar cualquiera actividad económica; IV. El Derecho a la no
discriminación en materia económica; V. La libertad para adquirir toda clase de bienes;
VI. El Derecho de propiedad; VII. El Derecho de la propiedad intelectual.
55
MAC HALE, THOMAS (1968): Orden, orden público y orden público económico. Anales
148
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149
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todos ellos se destinan a las arcas públicas para costear los gastos generales del país),
y el dinamismo (conforme al cual, no corresponde restringir la rapidez de las
transacciones, y que se expresa por ejemplo por el rol de la costumbre jurídica en el
derecho comercial chileno).
Los autores discurren entre las distintas manifestaciones del Orden Público
Económico. Nosotros destacaremos las siguientes:
(a) Principio de Subsidiariedad (art. 1º inciso tercero), el cual se expresa, según hemos
visto en varias garantías constitucionales (art. 19 Nº 3, 9, 11, 12, 18, etc.)
(b) Igualdad ante la ley, y proscripción a toda forma de arbitrariedad (art. 19 Nº 2)
(c) Derecho a vivir en un medio libre de contaminación y restricción de otros derechos
en protección del medio ambiente (art. 19 Nº 8)
(d) Derecho a la protección del Trabajo (19 Nº 16)
(e) Igualdad ante las cargas públicas (art. 19 Nº 20)
(f) Derecho a desarrollar cualquiera actividad económica (art. 19 Nº 21 inciso primero)
(g) Regulación del Estado Empresario (art. 19 Nº 21 inciso segundo)
(h) No discriminación económica (art. 19 Nº 22)
(i) Libertad para adquirir todo tipo de bienes (19 Nº 23)
(j) Derecho de Propiedad (19 Nº 24)
(k) Derecho de propiedad intelectual (19 Nº 25).
Derechos protegidos
Principio de Igualdad
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Principio de Legalidad
Según la norma en estudio, son varias las materias que quedan reservadas
exclusivamente a la ley.
En efecto, de acuerdo a esta disposición, sólo la ley podrá:
(a) establecer los tributos y las demás cargas públicas
(b) establecer el sistema de repartición de los tributos en forma proporcional o
progresiva,
(c) fijar, excepcionalmente el destino de los tributos a un fin específico
Principio de Justicia
Según el inciso 2º del numeral 20, la ley “no podrá establecer tributos
manifiestamente desproporcionados o injustos”.
Esto quiere decir que los tributos deberán ser adecuados a los objetivos de bien
común que se persigan, y en ningún caso podrán afectar el núcleo esencial de otro
derecho fundamental, al punto tal de, por ejemplo fijar impuestos que haga imposible el
uso de un bien o la realización de una determinada actividad económica.
Principio de no Afectación
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Garantías Judiciales
Derechos protegidos
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
alma de la Economía.
Por otra parte, es necesario distinguir la actividad económica de la actividad
empresarial, la primera mencionada en el inciso 1º y la segunda en el inciso 2º del
numeral 21. Al respecto la comisión de estudios de la nueva constitución estableció que
la actividad empresarial forma parte de la actividad económica, o sea se vinculan en una
relación especie-género. Vale decir, la actividad empresarial consistiría en la actividad
económica desarrollada en forma “asociada”, esto es por un conjunto de personas que
forman dicha empresa.
Disentimos, sin embargo de esta idea ya que en estricto rigor una empresa
puede estar formada por una sola persona, lo que se ve reforzado por la reciente
creación de las empresas individuales de responsabilidad limitada.
153
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
(b) Significado de la expresión “Regular”. Hemos señalado que sólo las limitaciones
establecidas en la Constitución son válidas, respecto del derecho que estudiamos.
Por lo mismo, las normas legales a las que alude el inciso 1º del numeral 21, en
ningún caso pueden significar o imponer más restricciones que las señaladas por la
Carta fundamental. En este mismo sentido, por lo tanto, la regulación debe ser
entendida como la tarea dirigida a establecer la forma como debe desarrollarse la
actividad económica. Al respecto, el Tribunal Constitucional a señalado: “sujetar una
actividad a una regulación significa establecer la forma o normas conforme a las
cuales debe realizarse, pero en caso alguno puede ser que, bajo el pretexto de
regular, se llegue a impedir el ejercicio de una actividad” (rol 146 de 1992), y “en
caso alguno, bajo pretexto de regular una acción al privado, se pueden llegar hasta
obstaculizar e impedir la ejecución de los actos lícitos amparados por el derecho
consagrado en el artículo 19 Nº 21 de la Constitución Política” (rol 167 de 1993).
Estado empresario
En concordancia con el Principio de Subsidiariedad consagrado en el artículo 1º
inciso 3º de la CPR, se establece una serie de regulaciones en materia de actividad
empresarial del Estado empresario.
Se a establecido que lo que dispone el artículo 19 Nº 21 inciso 2º consagra una
especie de garantía negativa, que consiste en que sólo excepcionalmente el órgano
público podrá actuar en la vida económica.
Esto se expresa a través de dos figuras constitucionales:
(a) El Estado y sus organismos podrán desarrollar actividades empresariales o
participar en ellas sólo si una ley de quórum calificado los autoriza. Dentro del
concepto de “organismo” al que alude la norma se incluyen también las empresas
del Estado, ya que de acuerdo al artículo 6º de la ley 18.575 ellas sólo podrán ser
creadas por ley.
(b) En el caso que el Estado desarrolle una actividad empresarial, estará sometido a la
legislación común, salvo que una ley de quórum calificado, y por motivos calificados
establezca excepciones
Garantías Judiciales
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Limitaciones al derecho
Garantías judiciales
Limitaciones al derecho
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Garantías judiciales
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Según el inciso 2º del numeral en análisis sólo la ley puede establecer “el modo
de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer de ella”.
Por lo tanto, esta materia es de estricta reserva legal, sin que pueda la autoridad
administrativa establecer normas al respecto.
Este derecho sólo reconoce dos tipos de limitaciones: (a) aquellas que deriven de
su función social; y (b) la expropiación.
157
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
menos hasta el papado de Juan Pablo II; (3) la positivización de este concepto
en el derecho comparado occidental, ocurrido luego de la Segunda Post Guerra
(Constitución Italiana de 1947, Constitución de la República Federal alemana de
1949, Constitución Española de 1978; (4) en Chile, la función social solo aparece
constitucionalmente en la Carta de 1980, toda vez que ni la Constitución del ’25
(la cual sólo se refería a limitaciones o reglas relacionadas con el “orden social”,
concepto muy diferente a la ´”función social”), ni el acta constitucional Nº 3 de
1976 (referida a Derechos y Deberes Constitucionales) hicieron mención de ella.
(c) Efectos de la función social: en virtud de su función social, la ley podrá establecer
limitaciones y obligaciones en relación con la propiedad. Por “limitación”, se
entiende una restricción al derecho de propiedad, o sea, el establecimiento de
ciertas conductas o facultades que no podrán ejercer los titulares de la misma.
Por “obligaciones”, debe entenderse la imposición de cargas o sea de
gravámenes o deberes relacionados con el ejercicio de este derecho.
(d) Fijación de la función social y de sus efectos. Sólo la ley podrá establecer las
limitaciones y obligaciones que deriven de la función social de la propiedad. Por
lo tanto, es materia de reserva legal tanto la calificación de la función social (la
que, en todo caso deberá circunscribirse a los parámetros que señalaremos),
como el establecimiento de las limitaciones y obligaciones específicas que se
apliquen.
2.- La expropiación
(b) Legalidad de la expropiación. Para que proceda, es necesario una ley general o
especial que autorice la expropiación. Se enfatiza que la labor del legislador es
autorizar la expropiación, y no realizar la expropiación. Vale decir, quien expropia es
una autoridad administrativa que actúa en virtud de una ley que previamente lo ha
habilitado para actuar. Por este motivo, cuando se reclame judicialmente de la
expropiación, lo que se impugnará será el acto administrativo expropiatorio, mas no
la ley que permitió la expropiación. Esta última, sin embargo, podrá ser revisada a
través de un recurso de inaplicabilidad o de una acción de inconstitucionalidad,
ambas ante el Tribunal Constitucional.
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(d) Indemnización. Todo acto expropiatorio dará siempre derecho al pago de una
indemnización, por el daño patrimonial efectivamente causado. De esta última
frase se desprende que, salvo acuerdo en contrario, esta reparación solo cubre el
daño patrimonial y no el daño moral. Además, sólo cubre el daño emergente
(“efectivamente causado”), y no el lucro cesante (o sea, lo que dejaría de percibir la
persona afectada si continuara en su calidad de propietario).
(g) Toma de posesión material. El órgano expropiante sólo podrá tomar posesión del
bien respectivo, previo pago del total de la indemnización. A falta de acuerdo en
cuanto a su monto (por ejemplo, está pendiente una acción de reclamo ante
Tribunales), será determinada provisionalmente por peritos en la forma que
señale la ley. También en caso de reclamo, el juez podrá, con el mérito de los
antecedentes que se invoquen, decretar la suspensión de la toma de posesión
material.
La propiedad minera
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De acuerdo al inciso final del artículo 19 Nº 24, “los derechos de los particulares
sobre las aguas reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus
titulares la propiedad sobre ellos”
Garantías judiciales
Derechos protegidos
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Propiedad intelectual
Regulación supletoria
Garantías Judiciales
BIBLIOGRAFÍA
1. CEA EGAÑA, JOSÉ LUIS (2002): “Derecho Constitucional Chileno”; tomo II,
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile.
2. CUEVAS FARREN, GUSTAVO (2006): “Protección Constitucional de la Libertad
Económica, Notas y Reflexiones”, en Letras Jurídicas, Revista Electrónica de
Derecho de la Universidad de Guadalajara, México
3. FERMANDOIS VÖHRINGER, ARTURO (2001): “Derecho Constitucional
Económico”, Tomo I, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago.
4. QUINZIO FIGUEIREDO, JORGE MARIO (2004): “Tratado de Derecho
Constitucional”, Tomo II, Editorial Lexis Nexis, Santiago de Chile.
5. MAC HALE, TOMAS: Orden, orden público y orden público económico. Anales de
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
IX UNIDAD
NACIONALIDAD, CIUDADANÍA Y SISTEMA ELECTORAL
Concepto
El término “Nacionalidad” puede ser definido, al menos desde dos puntos de vista.
En una primera perspectiva, desde un punto de vista sociológico, la Nacionalidad se
entiende como “la pertenencia a un grupo humano en función de una comunidad de nacimiento,
sangre, lengua, cultura, costumbres e historia”. Esta definición se asocia, a su vez, con el
concepto de “Nación”, vale decir, es señal de la inclusión de un individuo a una nación
determinada.
Si bien el anterior concepto es útil para el desarrollo de determinadas áreas del
conocimiento, como las Ciencias Políticas, nosotros nos valdremos de la definición de
Nacionalidad desde un punto de vista jurídico. Desde este segundo punto de vista, este vocablo
se entiende como “el vínculo jurídico, que existe entre una persona y un Estado determinado, del
cual derivan derechos y obligaciones recíprocas”.
Como se ve, en este segundo concepto, la nacionalidad más bien se asocia con el
Estado y no con la Nación. Además, al tratarse de un vínculo jurídico, genera naturalmente
derechos y obligaciones recíprocas.
En las próximas líneas, entenderemos el concepto de nacionalidad desde esta segunda
perspectiva, vale decir, desde un punto de vista jurídico.
Importancia
La nacionalidad no es un mero “vínculo”, sino que mucho más que ello, constituye un
derecho fundamental, protegido entre otros documentos, por a Convención Americana de
Derechos Humanos (o Pacto de San José de Costa Rica), la cual, en su artículo 20, dispone que
“1º Toda persona tiene derecho a una nacionalidad; 2º Toda persona tiene derecho a la
nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra; 3º A nadie se le privará
arbitrariamente de su nacionalidad, ni del derecho a cambiarla”.
El status de Derecho Fundamental no es indiferente, por cuanto, debe ser protegido en
dicha calidad, y constituye un límite al ejercicio de la soberanía nacional según lo dispuesto en el
art. 5º inciso 2º de la CPR.
Por lo mismo, se puede decir que la Nacionalidad cuenta con las siguientes
características:
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Texto Constitucional
Art. 10 CPR:
“Son chilenos:
1º Los nacidos en territorio de Chile, con excepción de los hijos de extranjeros que se
encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de extranjeros
transeúntes, todos los que, sin embargo, podrán optar por la nacionalidad chilena:
2º Los hijos de padre o madre chilenos, nacidos en territorio extranjero. Con todo, se
requerirá que alguno de sus ascendientes en línea recta de primer o segundo grado,
haya adquirido la nacionalidad chilena en virtud de lo establecido en los números 1º, 3º ó
4º;
3º Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionalización en conformidad a la ley;
4º Los que obtuvieren especial gracia de nacionalización por ley.
Concepto y Clasificación
Las Fuentes de la Nacionalidad son aquellos hechos de la naturaleza o actos jurídicos que
generan o dan origen a la nacionalidad.
Estas fuentes, a su vez, pueden clasificar en Fuentes Originarias o Derivadas. Las
primeras, a su vez, pueden ser originarias “por nacimiento en el territorio” (ius solis) o “por filiación”
(“ius sanguinis”)
2. Fuentes Derivadas. Son conocidas también como “fuentes jurídicas” o “adquiridas”. Son
aquellas que otorgan la nacionalidad a una persona, mediante un acto de un órgano
estatal, y por lo mismo, no tienen efecto retroactivo sino que son declarativas, operando
sólo para el futuro.
164
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(b) Excepciones. Sin embargo, esta regla reconoce dos tipos de excepciones, en las
cuales, primará la regla de ius sanguinis:
b.1. Casos de nacidos en territorio nacional, pero que sin embargo, no serán chilenos
(art. 10 Nº 1, segunda parte, CPR):
los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su
Gobierno, y
los hijos de extranjeros transeúntes.
A pesar de ello, en ambos casos, estas personas podrán optar por la
nacionalidad chilena.
El procedimiento para hacer uso de esta opción se encuentra regulado
por el DS N º 5.142 del Ministerio del Interior de 1960, modificado por la ley Nº
18.005 de 1981. Según éste, la solicitud debe presentarse dentro del plazo de un
año contado desde que el interesado hubiere cumplido veintiún años, ante el
Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior –en regiones, esta oficina
se ubica en las Gobernaciones Provinciales–, o ante agente diplomático o
consular chileno si estuviese en el extranjero; y en ella deberá acreditar que el
peticionario nació en Chile y, además, que en esa fecha sus padres eran
extranjeros transeúntes o que se encontraban al servicio de su Gobierno (en las
Partidas de Nacimiento debiera hacerse mención del hecho de ser el inscrito, el
hijo de extranjero transeúnte).
a.1. Concepto.
La nacionalización consiste en adquirir una nacionalidad distinta de la originaria, y
en general en substitución de ella.
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b.2. Requisitos.
La Constitución Política no establece requisito ni condición alguna del extranjero a
quien se le conceda este beneficio.
b.3. Formalidades.
La nacionalización por gracia debe materializarse a través de una ley.
Texto Constitucional
Art. 11 CPR:
“La nacionalidad chilena se pierde:
1º Por renuncia voluntaria, manifestada ante autoridad chilena competente. Esta renuncia
sólo producirá efectos si la persona, previamente, se ha nacionalizado en país extranjero;
2º Por decreto supremo, en caso de prestación de servicios durante una guerra exterior a
enemigos de Chile o de sus aliados;
3º Por cancelación de la carta de nacionalización, y
4º Por ley que revoque la nacionalización concedida por gracia.
Los que hubieren perdido la nacionalidad chilena por cualquiera de las causales
establecidas en este artículo, sólo podrán ser rehabilitados por ley”
Como primer punto a destacar, es que este numeral viene en reemplazar al antiguo
artículo 11 Nº 1 CPR el que establecía que:
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Para que opere la causal del art. 11 Nº 2 de la CPR, deben cumplirse los siguientes
requisitos:
a) Que exista guerra exterior entre el Estado de Chile y un Estado extranjero. Por lo
tanto, no bastan enfrentamientos con algún enemigo interno o paramilitar rebelde. Si
bien se discute este punto, creemos que debe existir formalmente una declaración de
guerra en los términos de los arts. 32 Nº19 y 63 Nº 15 CPR.
b) Que, el chileno preste servicios durante dicha guerra a enemigos de Chile o de sus
aliados. Tampoco lo indica claramente la norma, pero es razonable asumir que dichos
servicios se relacionen con las acciones bélicas, aunque ello no ha sido resuelto aún.
c) Que se dicte de un Decreto Supremo fundado y firmado por todos los ministros,
donde se deja constancia de los motivos de la decisión.
Observaciones finales:
La persona que hubiere perdido la nacionalidad chilena por cualquiera de las causales
establecidas en el art. 11, sólo podrá se rehabilitado en virtud de una ley (art. 11 inciso
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
final);
No obstante lo anterior, quienes, de acuerdo al antiguo texto constitucional, hubieren
perdido la nacionalidad chilena, por haberse nacionalizado en el extranjero (sin haber
renunciado a la nacionalidad chilena), podrán solicitar que se elimine de su partida de
nacimiento, la anotación de pérdida de la nacionalidad chilena, recuperándola en tal caso;
y
La Reforma Constitucional del año 2005 eliminó como causal de pérdida de nacionalidad,
la del antiguo Nº 3 del artículo 11: “Por sentencia judicial condenatoria por delitos contra
la dignidad de la patria o los intereses esenciales y permanentes del Estado, así
considerados por ley de quórum calificado. En estos procesos, los hechos se apreciarán
siempre en conciencia”.
El año 1957, en virtud de reforma constitucional del artículo 6º de la Carta de 1925, se crea
el recurso de reclamación por pérdida de la nacionalidad, pero sólo respecto de cancelaciones de
la carta de nacionalización.
La actual acción del art. 12 de nuestra Constitución, tiene una mayor amplitud; ya que no
sólo procede por la cancelación de la carta de nacionalización, sino que también, por el
desconocimiento de la nacionalidad, en virtud de acto o resolución de autoridad administrativa.
Características:
1. En sentido estricto no constituye un recurso, sino una acción constitucional,
fundada en último término en el derecho de petición (art. 19 Nº 14 C.P.R.). Las
acciones tienen por objeto solicitar el reconocimiento o declaración de un
derecho que se cree tener, en cambio, los recursos tienen por objeto impugnar
resoluciones judiciales, al pretender modificar, revocar o invalidar una resolución
judicial que la parte se cree perjudicada.
2. Para proceder a la acción, el acto o resolución administrativa debe haber
privado o desconocido la nacionalidad chilena a una persona, esto es,
procede la acción no sólo porque se ha privado de la nacionalidad chilena, sino
que incluso por el desconocimiento de la causal de adquisición de la
nacionalidad.
3. El titular de la acción es la persona a quien se la prive o desconozca de la
nacionalidad chilena, quien podrá recurrir por sí o cualquiera a su nombre para
el reconocimiento o declaración de su derecho.
4. Sólo procede contra actos de autoridad administrativa, no respecto de
decisiones judiciales o legislativas.
5. La acción deducida tiene un plazo de 30 días fatales contados desde que el
afectado toma conocimiento, de la notificación, o del acto, según sea el caso.
6. La acción se deduce para ante la Corte Suprema, quien conocerá en pleno y
como jurado, esto es fallará en conciencia.
7. Desde el momento en que se interpone la acción se suspenden los efectos del
acto privativo o de desconocimiento de la nacionalidad.
IV. La Ciudadanía
(Concepto e Importancia – Los Ciudadanos –
Suspensión del Sufragio – Pérdida de la Ciudadanía)
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Los Ciudadanos
Es el artículo 13, en su inciso primero, el que indica quiénes son ciudadanos: “los chilenos
que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no hayan sido condenados a pena aflictiva”.
Por lo tanto, los requisitos para ser ciudadano chileno son:
ser chileno (cualquiera haya sido la fuente de su nacionalidad);
haber cumplido 18 años de edad; y
no haber sido condenado a pena aflictiva (el art. 37 del Código Penal establece
que pena aflictiva es aquella pena privativa de libertad igual o superior a tres
años y un día).
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
1º Por interdicción en caso de demencia. La interdicción consiste en una resolución judicial que
declara que una determinada persona se encuentra bajo una determinada condición – que en
este caso particular, es la demencia - . En la actualidad, la declaración de interdicción es materia
de competencia de los Tribunales de Familia.
2º Por hallarse la persona, acusada por delito que merezca pena aflictiva o por delito que la ley
califique como conducta terrorista. Para que opere esta causal, deben darse tres requisitos:
Que exista acusación. La acusación es una declaración que formula el fiscal del
Ministerio Público, al cierre de la investigación, cuando estimare que ésta proporciona
fundamento serio para el enjuiciamiento del imputado contra quien se hubiere
formalizado investigación (art. 248 del Código Procesal);
Que la acusación se encuentre pendiente. Dejará de estar pendiente cuando se dicte
sobreseimiento o condena. Declarado el sobreseimiento del imputado, existe
ciudadanía completa. A su vez, con la condena del acusado, la suspensión se
transforma en pérdida de la ciudadanía.
Que el delito por el cual sea acusado, se trate de delito que merezca pena aflictiva o
que la ley califique como conducta terrorista.
Cabe hacer notar que la reforma constitucional del año 2005 modificó este punto, por
cuanto según el texto original, el derecho a sufragio se suspendía “por hallarse la persona
procesada” por delito que mereciera pena aflictiva o que la ley calificara como conducta
terrorista. El objetivo de la reforma, en este aspecto, fue adecuar el precepto constitucional,
respecto de la reforma procesal penal. A pesar de esta modificación, sin embargo, “también
se suspenderá el derecho de sufragio de las personas procesadas por hechos anteriores al
16 de junio de 2005” por los mismos delitos señalados, según lo establecido en la
decimonovena disposición transitoria de la Constitución.
3º Por haber sido sancionado por el Tribunal Constitucional en conformidad al artículo 19 Nº 15,
inciso 7º de la Constitución. Se refiere a la sanción que se le impone a una persona que
hubieren tenido participación en actos o conductas que no respeten los principios básicos del
régimen democrático y constitucional, o que procuren el establecimiento de un sistema
totalitario, o aquellos que hagan uso de la violencia, la propugnen o inciten a ella como método
de acción política. En este caso, la suspensión dura cinco años, contados desde la fecha de la
declaración del Tribunal.
Pérdida de la Ciudadanía
Por su parte, el artículo 17 de la CPR establece las causales por las cuales, se pierde la
ciudadanía chilena. Estas causales son:
1º Por pérdida de la nacionalidad. Al respecto, puede operar cualquiera de las causales del
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
artículo 11 de la CPR.
2º Por condena a pena aflictiva. Sin embargo, una vez extinguida la responsabilidad penal,
recuperará su derecho a sufragio.
3º Por condena por delitos que la ley califique como conducta terrorista y los relativos al tráfico de
estupefacientes y que hubieren merecido, además, pena aflictiva. Estas personas podrán
solicitar su rehabilitación al Senado, una vez cumplidas sus condenas.
El Sufragio
Previo al estudio del Sistema Electoral regulado por la Constitución, es necesario revisar lo
que ésta establece a propósito del sufragio.
El inciso primero del artículo 15 contempla las principales características del sufragio, estas
son:
Personal: ello implica en primer término, que el votante debe encontrarse en el lugar de
votación, sin que le sea posible “remitir” su voto por correo u otra vía. Además, al ser
personal, no podrá delegarlo en otra persona.
Igualitario: Según José Luis Cea, esta característica se relaciona con que los
ciudadanos deben emitir su sufragio en paridad de condiciones y oportunidades, dentro
de un mismo sistema y con sujeción a procedimientos comunes. Agrega que “al menos
teóricamente” cada voto debe tener el mismo valor, de manera que la igualdad llega a
coincidir con la universalidad en la ponderación del voto.
Secreto. Esta característica tiene por objeto asegurar la más absoluta libertad e
independencia del sujeto al momento de hacer uso de este derecho. Por ello, y como
consecuencia de la norma constitucional, la ley establece una serie de garantías para
las votaciones, tales como la existencia de cámaras secretas, la prohibición que los
votos o papeletas estén marcados, el resguardo por las Fuerzas Armadas de los
recintos de votación, etc.
Voluntario. A partir del año 2009, la Constitución establece que el voto será voluntario,
consolidándose la idea que el sufragio es un derecho y no un deber. Esta reforma entró
en vigencia un tiempo después, ya que requería modificación de La Ley Orgánica
Constitucional De Votaciones Populares Y Escrutinios, lo que sucedió gracias a la ley
20.568 del 31 de enero de 2012, la cual estableció el Voto Voluntario y la Inscripción
Automática en los Registros Electorales.
Votaciones Populares
Por su parte, el inciso segundo del citado artículo 15 establece que: “Sólo podrá convocarse
a votación popular para las elecciones y plebiscitos expresamente previstos en esta Constitución”.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
a) Plebiscitos:
o Durante la tramitación de las Reformas Constitucionales, en casos de
discrepancias entre las Cámaras del Congreso Nacional y el Presidente de la
República (art. 128 y 129 de la CPR), o
o En el casos de plebiscitos comunales, regulados por el art. 118 CPR.
b) Elecciones periódicas:
o Presidente de la República (art. 26 CPR),
o Diputados (art. 48 CPR),
o Senadores (art. 49 CPR),
o Alcaldes (art. 57 de la Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional de
Municipalidades, por aplicación del art. 119 CPR), y
o Concejales (art. 119 CPR)
1. Habrá un sistema electoral público. Por sistema electoral, debe entenderse “la fórmula
jurídica que permite convertir los sufragios ciudadanos en la elección de una autoridad
pública unipersonal o de los miembros de asambleas democráticas” (José Luis Cea). A su
vez, este sistema es único y, además, público. Regulará las elecciones y plebiscitos y
asegurará la igualdad de participación, especialmente entre inscritos en partidos políticos
e independientes.
173
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
5. Resguardo del orden público durante actos electorales y plebiscitarios. Por último, la
norma en comento, encarga este resguardo a las Fuerzas Armadas y Carabineros.
Al respecto, nuestro modelo se aparta notablemente de lo observado en el
derecho comparado, puesto que, por lo general, la custodia del orden público durante
estos actos queda en manos exclusivamente en las Fuerzas de Orden, o Policía. En
cambio, Chile representa una excepción en esta materia, incorporando a estas labores,
también a las Fuerzas Armadas; situación, por lo demás que no es reciente en nuestra
historia sino que nace en el año 1941, manteniéndose hasta nuestros días.
En todo caso, tanto Fuerzas Armadas como Carabineros, en el desempeño de
estas funciones, deberán actuar “del modo que indique la ley”, en conformidad a la
frase final del artículo 18 CPR.
BIBLIOGRAFÍA
9. CEA EGAÑA, JOSÉ LUIS (2002): “Derecho Constitucional Chileno”; tomo I, Ediciones
Universidad Católica de Chile.
10. CHAHUÁN SARRÁS, SABAS (2002): “Manual del Nuevo Procedimiento Penal”, Editorial
Lexis Nexos, Santiago de Chile.
11. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, MIGUEL ÁNGEL (2005): “Reformas Constitucionales en
materia de nacionalidad y ciudadanía”, en libro colectivo “La Constitución Reformada de
2005”, Editorial Librotecnia, Santiago de Chile.
12. NOGUEIRA ALCALÁ, HUMBERTO (2005): “Consideraciones sobre la reforma 2005
respecto del Capítulo II de la Constitución”, en libro colectivo “La Constitución Reformada
de 2005”, Editorial Librotecnia, Santiago de Chile.
13. RIBERA NEUMANN, TEODORO (2005): “Reformas Constitucionales relativas a la
Nacionalidad y a la Ciudadanía”, trabajo publicado en libro colectivo “Reforma
Constitucional”, coordinado por don Francisco Zúñiga Urbina, Editorial Lexis Nexis,
Santiago de Chile.
14. SEREY TORRES, GONZALO (2005): Apuntes de clases de Derecho constitucional.
Universidad Central, sede La Serena. Sin editar.
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X UNIDAD
DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL
I. Introducción
(Derecho Procesal Constitucional – Acciones Constitucionales
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Contextualización Histórica
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2.- Chile
Contextualización Jurídica
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4) Por último, es un Derecho que tiene Configuración Legal, toda vez que la
regulación Constitucional es meramente enunciativa y requiere de desarrollo en la
Ley. Esto será necesario recordarlo a la hora de fijar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad del auto acordado que le regula.
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La acción de protección cuenta con una triple regulación: una constitucional, una internacional y una
administrativa.
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2.- Materialidad
Deberá interponerse por escrito, pero por cualquier vía: a través de una
presentación escrita formal, o por télex, fax, etc.
4.- Causal
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Procedimiento
A partir del Auto Acordado de 2007, la Corte de Apelaciones solo podrá declararlo
inadmisible sólo podrá declararlo inadmisible:
(a) si fue interpuesto fuera de plazo; o
(b) si los hechos que se mencionan no pueden significar vulneración a las garantías
indicadas en el art. 20 de la Constitución Política.
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3.- Informe
Si el recurso fuera declarado admisible, el Tribunal ordenará “por la vía que
estime más rápida y efectiva” a la persona o autoridad que, según el recurso o la propia
Corte fueren los causantes del acto u omisión que motiva el recurso, que informe.
Este informe deberá evacuarse dentro de un plazo breve y perentorio que fije el
Tribunal.
La Corte podrá, además de este informe, ordenar que se acompañen otros
antecedentes.
5.- Sentencia
La Corte de Apelaciones deberá pronunciar su fallo dentro del 5º día hábil
siguiente a aquél en que el asunto quedó en situación de ser sentenciado.
Este plazo se reduce a 2 días hábiles si se trata de la protección de los derechos
establecidos en el art. 19 números: 1 (derecho a la vida y a la integridad física y síquica
de las personas); 3 inciso cuarto (derecho a un juez natural); 12 (libertad de expresión)
y 13 (libertad de reunión).
La sentencia de primera instancia será apelable para ante la Corte Suprema. El
recurso de apelación deberá deducirse dentro del plazo de 5 días contados desde la
notificación de la sentencia de primera instancia, por el estado diario.
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Contextualización Histórica
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2.- Chile
Contextualización Jurídica
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Según la finalidad perseguida por el Amparo, éste puede ser clasificado en las
siguientes categorías:
(a) Titularidad: Hay que distinguir la norma del inciso primero, de la del inciso tercero
del artículo 21 de la CPR.
a.1. “El arrestado, detenido o preso” (inciso primero). En términos muy
generales, entenderemos por: (1) arresto: la pérdida de libertad
decretada por autoridad competente como apremio para el cumplimiento
de un determinado deber; (2) detención: medida cautelar que decreta un
juez del crimen (salvo en caso de flagrancia) cuando resulte indispensable
para asegurar la acción de la justicia; y (3) prisión preventiva: medida
cautelar que decreta el juez del crimen, a solicitud del Ministerio Público o
del querellante, cuando se hubiere formalizado la investigación. Por
“preso”, entendemos, sin embargo tanto el que se encontrare bajo prisión
preventiva, y también en algunos casos, el que se encuentre cumpliendo
alguna condena privativa de libertad (cuando la naturaleza del asunto así
lo amerite, por ejemplo, en el caso de un amparo correctivo).
a.2. “Toda persona” (inciso tercero).
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2.- Materialidad
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4.- Causales
(a) Las causales propiamente tales. Al respecto, habrá que diferenciar la causal del
inciso primero, de la del inciso tercero del artículo 21 de la CPR:
(b) De quién pueden provenir las conductas que ameritan la interposición del
Amparo. El amparo constitucional puede ser deducido por actos arbitrarios o
ilegales, provenientes de cualquier origen, y no solo respecto de
actuaciones judiciales.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
(a) ordenar que se guarden las formalidades legales que no se hayan cumplido;
(b) ordenar que el individuo sea traída a su presencia (“habeas corpus” en sentido
estricto), orden que será precisa o ineludiblemente obedecida, por todos los
encargados de privación de libertad;
(c) decretar, después de oír al recurrente, su libertad inmediata;
(d) hacer que se reparen los defectos legales; y/o
(e) poner al afectado a disposición del juez competente.
Procedimiento
3.- Apelación
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
“Art. 95: Amparo ante el juez de garantía. Toda persona privada de libertad
tendrá derecho a ser conducida sin demora ante un juez de garantía, con el
objeto de que examine la legalidad de su privación de libertad y, en todo
caso, para que examine las condiciones en que se encontrare,
constituyéndose, si fuere necesario, en el lugar en que ella estuviere. El juez
podrá ordenar la libertad del afectado o adoptar las medidas que fueren
procedentes.
El abogado de la persona privada de libertad, sus parientes o cualquier
persona en su nombre podrán siempre ocurrir ante el juez que conociere del
caso o aquel del lugar donde aquélla se encontrare, para solicitar que ordene
que sea conducida a su presencia y se ejerzan las facultades establecidas
en el inciso anterior.
Con todo, si la privación de libertad hubiere sido ordenada por resolución
judicial, su legalidad sólo podrá impugnarse por los medios procesales que
correspondan ante el tribunal que la hubiere dictado, sin perjuicio de lo
establecido en el artículo 21 de la Constitución Política”
(d) Fuente del agravio contra el que se recurre. El amparo constitucional procede
contra actos de cualquier origen; el legal no procede en contra de resoluciones
judiciales (art. 95 inciso 3º). Nos gustaría agregar, sin embargo, que creemos
que no obstante lo señalado, el acto en contra del cual se accione vía amparo
legal, debe estar originado en la tramitación de un proceso penal específico, ya
sea por actos del Ministerio Público, de la Policía, o de particulares, pero que no
procedería respecto de conductas externas o ajenas a un juicio o investigación de
carácter penal, respecto de los cuales, sí podría intentarse el Amparo
Constitucional.
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Contextualización Histórica
2.- Chile
En la Constitución de 1833 se consagraba la responsabilidad individual de los
Jueces (pero no la del Estado por la actividad de éstos), por los delitos de “cohecho,
falta de observancia de las leyes que reglan el proceso y, en general, por toda
prevaricación o torcida administración de justicia” (art. 111).
En la Constitución de 1925, sin embargo, se incorpora la responsabilidad del
Estado por error judicial: “Todo individuo en favor de quien se dictare sentencia
absolutoria o se sobreseyere definitivamente tendrá derecho a indemnización, de la
forma que determine la ley, por los perjuicios efectivos o meramente morales que
hubiere sufrido injustamente” (art. 20).
A pesar de ello, la norma de la Carta del ‘25 nunca fue aplicada, ya que jamás se
dictó la ley que determinara la forma como podía hacerse efectiva esta responsabilidad,
por lo que se transformó en una disposición meramente “programática”.
La Constitución de 1980 establece una norma autoejecutable, que no requiere de
regulación legal previa para poder aplicarla. Aun así, debemos dejar constancia que,
incluso, con esa misma redacción, ya estaba consagrada esta acción en el Acta
Constitucional Nº 3 de 1976.
Contextualización Jurídica
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
La norma del artículo 19 Nº 7 letra i), establece una acción de indemnización por
error judicial, por lo que no se trata de un recurso. Esta acción tiene por objeto obtener
una reparación económica por parte del Estado y no del funcionario judicial causante
del daño.
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2.- Materialidad
Se trata de una actuación formal, por lo que también se aplican las reglas
generales.
4.- Causal
(a) Que una persona haya sido sometida a proceso o condenada (en cualquier
instancia).
(b) Que se haya dictado, posteriormente, sobreseimiento definitivo o sentencia
absolutoria.
(c) Que la Corte Suprema haya declarado “injustificadamente errónea o arbitraria” la
resolución que condenó o sometió a proceso al afectado.
Ahora bien, ¿qué significa que una resolución sea “injustificadamente errónea o
arbitraria? Al respecto corresponde señalar lo siguiente:
i. La resolución que da origen a la responsabilidad del Estado debe ser
“injustificadamente errónea” o bien “arbitraria”. Por lo tanto lo “injustificado”
sólo se asocia al error y no a la arbitrariedad.
ii. Ambas calidades operan en forma disyuntiva, no copulativa. Vale decir, basta
que se dé una de las dos condiciones para que origine responsabilidad.
iii. “Injustificadamente erróneo” consiste en que la resolución se hubiere dictado
“sin los elementos de convicción que permitiera fundarla racionalmente, de
modo ilegal” (Corte Suprema: sentencia recaída en causa Márquez Fuentes,
Nelson Rol Nº 802-99) o “con infracción de los deberes del tribunal, entre los
cuales se debe entender analizar acuciosa y detenidamente el conjunto de
los antecedentes que se invocan para dar por acreditada la existencia de un
delito” (Corte Suprema, sentencia recaída en causa Rodríguez Álvarez,
Rodrigo, 20 de Noviembre de 1985)
iv. “Arbitrario”, por su parte, significa que “se expida por voluntad meramente
potestativa, caprichosamente o insensatamente” (caso Márquez Fuentes)
196
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
(b) En sede de los Tribunales Civiles: que se fije el monto de la indemnización que
cubra tanto los perjuicios sufridos, tanto patrimoniales como los morales.
Procedimiento
197
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Cuadro resumen:
198
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199
Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
A partir de estas diferencias, podemos establecer que en cada caso, alguno de los
cuerpos normativos es más extensivo o flexible que los otros, por lo que será necesario, al
momento de aplicar estas normas, hacerlo de forma que el particular sea mejor protegido,
combinando incluso las diferentes disposiciones, facilitando así el ejercicio del legítimo
derecho a la reparación estatal.
Sólo de esa forma, entendemos que quedan mejor protegidos los derechos de las
personas, y se respetan los principios de Dignidad del Ser Humano, de Servicialidad del
Estado, y de respeto por los Tratados Internacionales.
De esta manera, no resulta correcto aplicar sólo la Constitución o sólo alguno de
los Tratados en un determinado caso, sino que siempre habrá que recurrir a la
interpretación sistemática e integradora de las normas aplicables.
200
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. Contextualización Jurídica
3) Por las razones antes dichas, nos parece que al no ser técnicamente una
acción protectora de derechos, no constituiría un derecho en sí mismos, en los
términos señalados respecto de la Protección y el Amparo.
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1.- Titularidad
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2.- Comparecencia
3.- Materialidad
5.- Causal
203
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56
La Corte Suprema resolvió el 2009: “Tercero: Que el artículo único de la Ley 18.971, si bien denota claridad en su tenor
literal, no ocurre lo mismo con su sentido, que resulta ambiguo en cuanto a la finalidad que tuvo en vista el legislador al
establecerlo, situación que ha dado pábulo a la divergencia de opiniones sustentadas s obre el punto a que se hizo
referencia precedentemente; Cuarto: Que en pos de una conclusión correcta en torno a esta materia, obligadamente ha de
acudirse a otros principios de interpretación más allá del elemento gramatical, entre aquellos comprendidos en las reglas de
hermenéutica que contempla el párrafo 4° del Título Preliminar del Código Civil, como el lógico-histórico, que busca
descubrir la intención o espíritu de la ley en la historia fidedigna de su establecimiento (artículo 19 inciso 2°) y el el emento
sistemático, por el que se pretende alcanzar el mismo objetivo en la unidad o conexión que las diversas instituciones
guardan en el conjunto del ordenamiento jurídico (artículo 22); Quinto: Que el enfoque histórico de la norma en estudio
hace indispensable considerar el proyecto de ley remitido por el Presidente de la República a la Junta de Gobierno “órgano
legislativo de la época- con fecha 7 de septiembre de 1989, bajo el rótulo “Regula la Actividad y Participación Productiva del
Estado y sus Organismos”. En el Mensaje con que se acompañó dicho proye cto se enunciaban como postulados
esenciales del mismo los que propiciaban la iniciativa particular en la actividad económica y la excepcionalidad de la
intervención en ella por parte del Estado empresario, consignándose en semejante contexto tres clases de normas: unas,
de carácter general, aplicables a toda legislación relativa a la actividad empresarial del Estado o en que a éste le quepa
participación; otras, en que se fija el ámbito dentro del cual el Estado desarrollará actividades de ese tipo; y una, en
particular, donde se “establece un recurso jurisdiccional para hacer efectiva la garantía constitucional de la libertad
económica”; Sexto: Que la frase con que finaliza el considerando anterior permite inferir que con el “recurso jurisdiccional”
a que ella alude se propende a amparar la garantía constitucional de “la libertad económica” frente al Estado empresario,
cuando éste, transgrediendo un principio de la esencia del Orden Público Económico Nacional, como lo es el de la
subsidiaridad, interviene en el campo económico no acatando las limitaciones contempladas en el antes citado artículo 19
N°21 inciso 2° de la Carta Fundamental, ya sea por desarrollar esa actividad sin autorización de una ley de quórum
calificado o sin sujetarse a la legislación común aplicable en dicho ámbito a los particulares; Séptimo: Que siguiendo la
esbozada línea de razonamiento, cabe apuntar que de los seis artículos de que se componía el proyecto en comento, sólo
dos de ellos se concretaron en leyes, ambas publicadas en el Diario Oficial del 10 de marzo de 1990. Uno fue el artículo 5°,
que pasó a constituir la Ley N° 18.965, donde se establece la obligación del Estado en orden a vender en el plazo de un año
los derechos que tuviere en sociedades respecto de materias ajenas al objeto para el cual se encontrara autorizado a
participar o que excedieron la autorización legal respectiva. El otro artículo del proyecto que alcanzó consagración
normativa “y que interesa al presente análisis- fue el número 6, que se tradujo, con algunas modificaciones de menor
entidad, en la Ley N° 18.971; Octavo: Que las reflexiones que se vienen de des arrollar permiten inferir que el legislador de
la Ley N° 18.971 instituyó un mecanismo de tutela jurisdiccional destinado a amparar a los particulares en su derecho a la
libertad económica cuando ella resulte afectada por la actividad del Estado llevada a efecto con infracción a las
regulaciones que sobre la materia se establecen en el artículo 19 N° 21 inciso 2° de la Constitución Política; determinación
que, de seguro, obedeció al convencimiento de quienes propiciaron el establecimiento de dicho cuerpo normativo en orden
a que el recurso de protección contemplado en el artículo 20 de la misma Carta carecía de la aptitud requerida para
constituir un resguardo con la eficacia suficiente respecto de la intangibilidad que debe ostentar dicha garantía esencial;
Noveno: Que a la misma conclusión se arriba interpretando sistemáticamente la Ley N° 18.971 y el artículo 20 de la
Constitución Política de la República. Mientras este último precepto, en efecto, establece una acción “el llamado recurso de
protección- a favor de quien, como consecuencia de acciones u omisiones ilegales o arbitrarias de tercer os, sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de determinados derechos o garantías esenciales “entre las que se incluye
la señalada en el artículo 19 N°21 de la Carta-, el artículo único de la Ley N° 18.971, en que se regula el denominado
amparo económico, prescribe que cualquiera persona puede denunciar las infracciones al recién aludido artículo 19 N° 21,
sin que el actor necesite tener interés actual en los hechos a que se refiere la denuncia.
Crea así la Ley N° 18.971 una acción popular, que trasunta el designio del legislador en orden a amparar por su intermedio
el derecho a la libertad económica no en cuanto a transgresiones a la misma que afecten en general a los individuos
particulares en su interés personal, sino cuando tales vulneraciones provengan de la actividad empresarial del Estado
quebrantando las normas de Orden Público Económico consagradas en el tantas veces mencionado artículo 19 N° 21 inciso
2° de la Constitución Política.
La generación de un instrumento jurídico específico en defensa de esta garantía, sin duda, se hizo patente para el legislador
-según antes se hizo notar- frente a la insuficiente eficacia del recurso de protección para asumir ese rol en diversos
aspectos, tales como la explicable falta de motivación de las personas, individualmente consideradas, para deducir un
recurso de protección en resguardo del derecho a la libertad económica como un derecho de carácter general, al no
sentirse afectadas en un derecho subjetivo que les concierna en lo particular” (Laboratorio Quimagro con Servicio Agrícola y
Ganadero; Rol 3224-2009; fuente: www.poderjudicial.cl )
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
recordarse que el art. 306 del Código de Procedimiento Penal establece que éste
procederá “si no se hubiere deducido los otros recursos legales”.
Sobre este punto debiéramos aclarar eso sí que si bien, en su oportunidad
dijimos que el art. 306 recién citado debiera ser considerado inconstitucional, por
restringir el legítimo derecho al Habeas Corpus, dicha inconstitucionalidad no operaría en
relación con el amparo económico.
En efecto, respecto del amparo económico, no se produce una pugna entre dos
normas de diferente jerarquía, sino solo entre dos normas legales. Por lo mismo, tal
inconstitucionalidad no existe, y la diferencia entre ambas disposiciones deberá ser
resuelta por otras vías, como por ejemplo, aplicando la regla de la especialidad o de la
ley posterior.
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Derechos Fundamentales – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012
Deberá interponerse dentro del plazo de 6 meses desde que se hubiere cometido
la infracción.
2.- Tramitación
3.- Sentencia
La sentencia podrá ser apelada para ante la Corte Suprema, dentro de un plazo
de 5 días, y como vimos, en caso de no serlo, deberá ser consultada. Este Tribunal
conocerá del negocio en una de sus Salas.
Si la sentencia estableciere fundadamente que la denuncia carece de toda base,
el actor será responsable de los perjuicios que hubiere causado.
En primer lugar, indicar que son muchas las semejanzas entre ambos:
- los dos son acciones que forman parte del derecho procesal constitucional;
- los dos se ejercen ante la Corte de Apelaciones en primera instancia;
- los dos son aptos para reclamar por infracciones al art. 19 Nº 21 de la Carta
Fundamental; etc.
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Requisitos o Basta que conste por escrito Podrá interponerse por cualquier
formalidades vía, incluso verbalmente
Procedimiento Cuenta con procedimiento Le es aplicable el procedimiento
propio del Amparo Constitucional.
Plazo de 30 días desde el acto u 6 meses desde la infracción
interposición omisión
Titular El afectado (por sí o por Cualquier persona (es acción
cualquiera a su nombre) popular)
Consulta No procede la consulta ante Procede, si la sentencia de
la Corte Suprema primera instancia no hubiere sido
apelada
Facultades del Puede adoptar las medidas Constata la existencia de la
Tribunal que fueren necesarias para infracción, pero es una sentencia
restablecer el imperio del meramente declarativa.
derecho y asegurar la debida
protección del afectado.
Compatibilidad Siempre será compatible. Si se aplica el art. 306 del C. de
con otras Procedimiento Penal, no
acciones procedería si se hubiere
intentado previamente otro
recurso.
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XIII UNIDAD
LOS ESTADOS DE EXCEPCIÓN CONSTITUCIONAL
I. Aspectos Personales
(Concepto – Características –
Fuentes Formales – La Reforma Constitucional de 2005)
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limitaciones normales que pueden reconocerse en cada uno de ellos, según lo que
dispone cada numeral del art. 19 de la CPR
2. Son esencialmente temporales y transitorios, que se explican y justifican por la
existencia de una circunstancia extraordinaria que hace necesaria la adopción de
medidas especiales. De este modo, de vuelta a la normalidad, debe extinguirse el
régimen especial que se haya decretado. Por ese motivo, el inciso final del artículo 44
de la CPR dispone que “las medidas que se adopten durante los estados de
excepción no podrán bajo ninguna circunstancia, prolongarse más allá de la vigencia
de los mismos”
3. Son taxativos: sólo pueden decretarse los Estados de Excepción expresamente
reconocidos por la Constitución Política: Estados de asamblea, de sitio, de catástrofe
y de emergencia (art. 39 CPR)
4. Constituyen atribuciones exclusivas del Presidente de la República, aun cuando
para ciertos casos requiera de acuerdo del Congreso. Se trata, por tanto, de
facultades discrecionales (aun cuando ello no significa que sean arbitrarias)
establecidas en beneficio del Jefe de Estado. Ello se comprueba, por cuanto los
Tribunales de Justicia no podrán calificar los fundamentos ni las circunstancias
de hecho que justificaron la declaración de Estado de Excepción, sino sólo
podrán revisar las medidas que se adopten en virtud de éstos (art. 45 CPR). A
pesar de ello, podrán revisar que se dé cumplimiento a lo dispuesto en el art. 39 de la
CPR, por lo que podrán actuar: (a) cuando el Presidente decrete un estado no
contemplado en dicha norma; (b) cuando utilizando un fundamento propio para
decretar un estado de excepción determinado, decreta otro distinto; o (c) cuando
decreta un estado de excepción sin fundamento alguno.
5. Las requisiciones de bienes que se practiquen, así como las limitaciones al derecho de
propiedad que signifiquen privación de los atributos esenciales del dominio, causando
daño al particular, darán lugar a indemnizaciones en conformidad a la ley (art. 45
CPR). La acción indemnizatoria prescribirá dentro del plazo de un año contado desde
la fecha de cese del estado de excepción (art. 1º de la LOC 18.415 sobre Estados de
Excepción).
6. A contar de la reforma constitucional de 2005, se permite el ejercicio de las acciones
constitucionales y la posibilidad que los Tribunales decreten medidas
suspensivas (órdenes de no innovar), ya que han ido desapareciendo las
restricciones anteriormente fijadas en la Constitución. Efectivamente, la redacción
original de la Carta Fundamental disponía que la acción de amparo no procedía en
estados de asamblea y sitio, en virtud de medidas adoptadas por la autoridad
competente y con sujeción a la Constitución y las leyes; tampoco procedía el recurso
de protección bajo ningún estado de excepción en contra de decisiones de la
autoridad. La reforma de 1989, amplió la posibilidad de estas acciones, pero impedía
que se suspendieran los efectos de las medidas decretadas, sin perjuicio de lo que se
resolviera en definitiva, por lo que no se permitía decretar órdenes de no innovar.
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2.- Declaración
El Estado de Asamblea lo declara el Presidente de la República, con acuerdo del
Congreso Nacional. En el pronunciamiento del Parlamento, éste sólo podrá aceptar o
rechazar la propuesta presidencial pero no podrá introducirle modificaciones a la misma.
Para dar esta autorización, el Congreso Nacional deberá pronunciarse dentro de
un plazo de 5 días desde que el Presidente pida su declaración. En caso de que no se
pronuncie dentro de este plazo, se entenderá que acepta dicha propuesta.
Por otra parte, mientras el Congreso no emita su opinión, y estando dentro del
plazo constitucional antes señalado, el Presidente podrá aplicar de inmediato el estado de
asamblea, pero en esta situación, esta declaración sí será objeto de revisión de los
tribunales de justicia.
3.- Duración
El estado de asamblea podrá ser mantenido, mientras dure la situación de Guerra
Exterior. El presidente podrá disponer su suspensión con anterioridad.
4.- Efectos
Durante la Asamblea, el Presidente podrá suspender o restringir determinados
derechos. Dejamos constancia, que para efectos de todos los estados de excepción, el
artículo 12 de la LOC 18.415 establece que “Se suspende una garantía constitucional
cuando temporalmente se impide del todo su ejercicio durante la videncia de un estado de
excepción constitucional. Asimismo, entiéndase que se restringe una garantía
constitucional cuando durante la vigencia de un estado de excepción, se limita su ejercicio
en el fondo o la forma.”
Bajo este régimen, el Presidente de la República podrá:
(a) suspender o restringir la libertad personal
(b) suspender o restringir el derecho de reunión
(c) suspender o restringir la libertad de trabajo
(d) restringir el derecho de asociación
(e) interceptar y registrar comunicaciones
(f) requisar bienes
(g) establecer limitaciones a la propiedad
2.- Declaración
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3.- Duración
El estado de sitio podrá hacerse sólo por un plazo de 15 días, pero el Presidente
podrá solicitar su prórroga al Congreso Nacional.
4.- Efectos
En el Estado de Sitio, el Presidente podrá restringir la libertad de locomoción y
arrestar a las personas en sus propias moradas o en lugares que la ley determine y que
no sean cárceles ni estén destinados a la detención o prisión de reos comunes. Podrá,
además, suspender o restringir el ejercicio del derecho de reunión.
2.- Declaración
Lo declarará el Presidente de la República, indicando la zona afectada por el
mismo.
Las medidas que adopte el Presidente deberán ser informadas al Congreso
Nacional.
Sin embargo, si el estado de catástrofe se extendiera por más de un año, requerirá
del acuerdo del Congreso Nacional. Este acuerdo se tramitará bajo los plazos y
procedimientos propios del Estado de Asamblea.
3.- Duración
El Estado de Catástrofe durará mientras dure la Calamidad Pública que lo
justifique, para lo cual será el Presidente quien hará dicha calificación.
Excepción: el Congreso Nacional podrá dejar sin efecto la declaración, trascurridos
180 días desde ésta, si las razones que la hubieren motivado hubieran cesado en forma
absoluta.
4.- Efectos
Declarado el Estado de Catástrofe, las zonas respectivas quedarán bajo la
dependencia inmediata del Jefe de la Defensa nacional que designe el Presidente de la
República. Este asumirá la dirección y supervigilancia de su jurisdicción, con las
atribuciones y deberes que la ley señale.
Además, el Presidente de la República podrá:
(a) Restringir la libertad de reunión
(b) restringir la libertad de locomoción
(c) disponer requisiciones de bienes
(d) establecer limitaciones al ejercicio del derecho de propiedad
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2.- Declaración
Lo declarará el Presidente de la República, y deberá indicar la zona afectada por el
mismo.
Las medidas que adopte el Presidente también deberán ser informadas al
Congreso Nacional.
3.- Duración
El Estado de Emergencia no podrá extenderse por más de 15 días, pero el
Presidente de la República podrá prorrogarlo por igual período.
Sin embargo, para sucesivas prórrogas requerirá acuerdo del Congreso. Este
acuerdo estará sometido a los mismos plazos y procedimientos que los estudiados a
propósito del Estado de Asamblea.
4.- Efectos
Declarado el Estado de Emergencia, las zonas respectivas también quedarán bajo
la dependencia inmediata del Jefe de la Defensa Nacional quien asumirá la dirección y
supervigilancia de su jurisdicción, con las atribuciones y deberes que la ley señale.
Además, el Presidente de la República podrá:
(a) restringir la libertad de reunión
(b) restringir la libertad de locomoción
A continuación, se muestra un cuadro explicativo:
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BIBLIOGRAFÍA
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