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De imaginarios solo tienen el nombre

Carrasco Meza Alan Michel


30 de noviembre del 2021

Índice

Introducción
Números complejos
​¿Existen los números complejos en la vida real?
Conclusión
Referencias

Introducción

Los números son ideas abstractas que se consolidaron en las primeras civilizaciones sedentarias al
llevar un registro de sus recursos y comerciar, pero apenas pasaron algunos siglos para que se
comenzaran a aplicar para describir y explicar los fenómenos de la naturaleza y mejorar la calidad de
vida utilizando el conocimiento generado. Ahora se mandan sondas al espacio que aterrizan por sí
solas y se pueden transmitir mensajes a la velocidad de la luz para comunicarse con personas al otro
lado del mundo. Sin embargo, en algún punto de la historia el cero, al igual que los números
negativos, fueron tan anti-intuitivos e imaginarios como los números complejos lo son para muchas
personas en la actualidad.

A decir verdad, mi conocimiento de los números complejos y su utilidad en las tecnologías de la


comunicación era muy limitado antes de que entrara a la carrera de Ingeniería Eléctrica Electrónica,
fue hasta entonces que me di cuenta de que todo lo que se comporta como onda se describe a
través de los números complejos. Su relevancia y omnipresencia permea el campo de la tecnología,
por esta razón considero que es un tema que no solo compete a la ingeniería, sino que es una
manera muy elegante y asequible de explicar fenómenos que de otra manera serían inaccesibles
para el público general.

En este escrito se abordan los números complejos para resolver algunas de las preguntas más
apremiantes que surgen cuando se presenta la famosa − 1, ya que es necesario comprender qué
son realmente dichos números para poder explicar por qué son tan útiles para la ingeniería.

Como se ha sugerido antes, este ensayo no es un texto especializado con lenguaje elevado,
cualquier persona con nociones de álgebra debería ser capaz de seguir el paso de las explicaciones
y demostraciones que se hacen a lo largo del ensayo. Esto ha sido completamente a propósito por el
simple hecho de que todas las personas deberían tener acceso a la ciencia por lo menos en una
etapa de su vida y apreciar el enorme potencial que tiene esta para resolver problemas que nos
competen a todas y todos.
El cosmos está dentro de nosotros, estamos hechos de polvo de estrellas. Somos la forma del
cosmos para conocerse a sí mismo.
- Carl Sagan

Números Complejos

En la introducción se habló de los números complejos como si se trataran de un conjunto de números


inconexos y diferentes de los números reales. No obstante, los números reales son un subconjunto
de los números complejos. Así es, los números naturales (ℕ), enteros(ℤ), racionales (ℚ), irracionales
(ℚ’), vaya, todos los números que se conocen hasta ahora son números complejos. Lo que diferencia
a cada conjunto es su propósito. Ésto se vuelve más claro cuando se aborda desde la propiedad de
cerradura.

La cerradura es una propiedad de las operaciones matemáticas que explica que si se operan dos
números de un mismo conjunto el resultado debe ser un número del mismo conjunto. Por ejemplo, la
adición de dos números naturales cumple la cerradura, pues cualquier número natural sumado a otro
dan como resultado un número natural.

3 + 7 = 10; 10 ∈ ℕ

Sin embargo, en la sustracción se puede romper la cerradura en ciertas combinaciones de números


naturales. Si se utilizan los mismos números que en la operación anterior el resultado dejaría de
pertenecer al conjunto natural.

3 − 7 =− 4; − 4 ∉ ℕ

Aquí es donde entra el conjunto de los números enteros, pues las soluciones para sustracciones
donde el sustraendo es mayor al minuendo son inconcebibles con el conjunto de los números
naturales, resulta necesario utilizar un conjunto más grande. Ahora bien, el conjunto de los números
enteros se mantiene cerrado con la multiplicación y algunas combinaciones de la división, pero
existen ciertos divisores que demandan dar valores entre dos números enteros. De nueva cuenta, es
necesario aumentar el tamaño del conjunto numérico para poder encontrar una solución.

4
5
= 0. 8; 0. 8 ∉ ℤ

Como se podrá observar, los conjuntos numéricos satisfacen preguntas cada vez más sofisticadas.
Los números naturales ayudan a entender la manera en que se comportan las unidades (alimentos,
herramientas, personas, animales, entre otros) de manera primitiva, los enteros son necesarios en el
comercio al manejar las deudas y los racionales son útiles para comprender el tiempo, por ejemplo:
una semana y media, 2 horas y cuarto, 8.2 segundos, entre otros. La pregunta obvia es qué
preguntas responden los números complejos, pero para eso necesitamos visualizar una gráfica.
Gráfica 1. Parábola

En la gráfica anterior se expresa la función y=x2+1 que, de acuerdo con el teorema fundamental del
álgebra1, debe tener dos soluciones para x. A pesar de la sencillez de la expresión, si se trata de
resolver la ecuación para x se encuentra lo siguiente.

2
0 =𝑥 + 1
2
− 1 =𝑥
− 1= 𝑥

¿Cómo se supone que se debe abordar este problema? Por definición, la raíz cuadrada de un
número es un valor que multiplicado por sí mismo da el número inicial. Las raíces funcionan para
números positivos, puesto que todos los números reales al cuadrado dan un valor positivo. Sin
embargo, la raíz de un número negativo implicaría que uno de los factores fuera negativo y otro
positivo, lo cual rompería con la definición de raíz cuadrada, pues ya no se trataría de dos números
iguales.

Visto de esta manera, pareciera que las matemáticas están rotas, que no se puede encontrar una
solución para una expresión tan sencilla. No obstante, si se retoma la lógica que le da sentido a los
conjuntos numéricos, se puede intuir que las matemáticas sugieren que se necesitan más números
para poder explicar lo que sucede en esta expresión. Se necesitan los números complejos.

Por más de 200 años, las raíces negativas fueron consideradas como una señal de que la ecuación
no tenía una solución. Incluso en la actualidad, todavía se enseña que las raíces complejas significan
que no hay solución. Lo que se omite en las explicaciones es que no hay soluciones reales, solo
imaginarias2. De igual manera, el nombre “imaginario” no es alentador para quien se encuentra por
primera vez con este concepto. Pese a esto, de imaginario solo tiene el nombre, porque gracias a los
hallazgos de Leonhard Euler (1707-1783) y Jean-Robert Argand (1768-1822) se pudo demostrar la
gran utilidad de los números complejos. Para explicar ésto, se utilizará la letra i para representar la
raíz cuadrada de menos uno y el plano de Argand para ayudar a visualizar las propiedades de los
números complejos.

Pero antes, no está de más establecer que la diferencia entre los números complejos y un número
imaginario radica en que los números complejos están constituidos por una parte real y otra
imaginaria. Un número imaginario, por su parte, es un coeficiente que acompaña a i.

1
El teorema fundamental del álgebra explica que una ecuación de grado n tiene n soluciones (raíces) (Ortíz, 2008).

2
En realidad deberían ser soluciones complejas en lugar de imaginarias. Sin embargo, por lo menos en el caso particular, en
la escuela se les llamaba soluciones imaginarias.
3 + 4𝑖
Ecuación 1. Ejemplo de un número complejo

Las partes real e imaginaria del número complejo están separadas por una suma por la sencilla razón
de que i funciona análogamente a una variable, es decir, un término independiente no se puede
sumar con una variable aunque ésta estuviera acompañada de un coeficiente.

Dicho esto, se puede comenzar a establecer la forma en que se operan los números complejos: para
la suma, se suman las partes reales entre sí y las partes imaginarias respectivamente; para el
producto, se multiplican los términos como se haría en un binomio; y para la potencia se utiliza el
mismo procedimiento que el utilizado para un binomio. La división se reservará para los párrafos
ulteriores.

Ahora bien, como se mencionó anteriormente, el plano de Argand es una herramienta sumamente útil
para visualizar los números complejos. Este plano opera de la misma manera que el plano
cartesiano, con la diferencia de que los números imaginarios sustituyen el eje y y representan el
componente vertical de un punto. De esta manera, la ecuación 1 quedaría representada de la
siguiente manera en el plano de Argand.

Gráfica 2. Ecuación 1 en plano de Argand.

Ahora, si se toma en cuenta que se puede calcular el ángulo de inclinación (θ) de una recta respecto
al eje x con los componentes verticales y horizontales mediante la razón trigonométrica tangente, se
puede obtener el ángulo de la ecuación 1.

4
𝑡𝑎𝑛(θ) = 3
−1 4
θ = 𝑡𝑎𝑛 ( 3 )
θ = 53. 13º

Gráfica 3. Ecuación 1 en plano de Argand con ángulo.


Si se complementan estas dos herramientas con el teorema de Pitágoras, se pueden deducir las
propiedades de los números complejos. Se recomienda que el lector trate de encontrar los patrones
de comportamiento en los ángulos y módulos de los números complejos antes de continuar con la
lectura.

Operación Desarrollo Gráfica

2
4𝑖 + 3𝑖
(4 + 3𝑖)𝑖 2
4𝑖 + 3( − 1)
4𝑖 + 3(− 1)
− 3 + 4𝑖

2
8𝑖 + 6𝑖
2
(4 + 3𝑖)2𝑖 8𝑖 + 6( − 1)
8𝑖 + 6(− 1)
− 6 + 8𝑖
2
16 + 2(4·3𝑖) + 9𝑖
(4 + 3𝑖)(4 + 3𝑖) 16 + 2(12)𝑖 + 9(− 1)
16 − 9 + 24𝑖
7 + 24𝑖

2
2 + (2)(2𝑖) + (1)𝑖 + 2𝑖
2 + 4𝑖 + 𝑖 + 2(− 1)
(2 + 𝑖)(1 + 2𝑖) 2 − 2 + 5𝑖
5𝑖

Tabla 1. 4 ejemplos de operaciones con números complejos.

Como se podrá haber observado en los ejemplos de la tabla 1, cuando dos números complejos se
multiplican, sus ángulos se suman. Ésto se puede ver con claridad en el ejemplo uno, donde el
rectángulo formado por los componentes verticales y horizontales de 4+3i “rota” 90º a la izquierda al
multiplicarse por i. Los módulos, por su parte, se multiplican; el ejemplo 3 es muestra magnífica de
esto, pues el módulo de 4+3i es 5, que al multiplicarse por sí mismo da 25.

Por otro lado, si en la multiplicación de los números complejos se suman los ángulos y se multiplican
los módulos, para la división deben ser las operaciones inversas, es decir, los ángulos se restan y los
módulos se dividen. Sin duda alguna esta es una manera más sencilla de realizar la división de
números complejos que la racionalización. No obstante, resulta necesario encontrar una manera de
representar los números complejos en función de su módulo y ángulo, puesto que obtenerlos cada
vez que se quiera dividir resultaría poco grato; para eso se creó la forma polar de los números
complejos. La forma que se había manejado hasta ahora en el texto era la forma algebraica, pues
representaba los componentes de un número en una expresión algebraica.

La forma polar se apoya en el círculo unitario, en el que el componente horizontal (la parte real) se
representa en función del coseno y el componente vertical (la parte imaginaria) en función del seno.
Puesto que el módulo del círculo unitario es la unidad, los componentes se deben multiplicar por el
módulo del número complejo para poder representarlo correctamente.

4 + 3𝑖 = 5(𝑐𝑜𝑠(36. 86º) + 𝑖·𝑠𝑖𝑛(36. 86º))


4 + 3𝑖 = 5𝑐𝑖𝑠(36. 86º)

Gráfica 4. Número complejo en el círculo unitario

​¿Existen los números complejos en la vida real?

La respuesta corta es no, pero para este punto de la lectura seguramente se habrá dado cuenta que
las cosas no tienen que tener una interpretación física para que sean útiles. Tenemos de ejemplo a
los números negativos, no existen anti-distancias o áreas negativas y aun así son indispensables
para comprender la aceleración de un objeto y las deudas. Ahora es momento de explicar por qué
son tan útiles los números complejos aplicando los fundamentos abordados en la sección anterior.

Se había mencionado que la forma polar de los números complejos resulta conveniente para realizar
operaciones de multiplicación, división, potencias y raíces, pero esta forma guarda un secreto más
importante. Piense un momento sobre lo que pasaría si en lugar de asignar un ángulo constante a un
número complejo se le asigna una variable. Lo que se obtendría sería un punto que rota n vueltas a
la circunferencia.

La forma más elegante y bella de explicar la importancia de esto sería a través de la forma
exponencial de los números complejos, que involucra los números trascendentales e y π, y que no
depende de las razones trigonométricas. Sin embargo, para mantener la sencillez y no divagar se
continuará con la forma polar. De cualquier manera, la puerta queda abierta para aquella persona
que tenga curiosidad. Conocer el trabajo de Euler en los números complejos no tiene pérdida.

Merece la pena mencionar que la forma exponencial de los números complejos cuenta con
propiedades que la diferencian de las funciones seno y coseno. La derivada de la forma exponencial,
la cual puede ser útil para encontrar velocidades y aceleraciones de objetos, es proporcional a la
función original, algo que no sucede con las funciones trigonométricas.

𝑑 𝑖𝑥 𝑖𝑥
𝑑𝑥
(𝑒 ) = 𝑖𝑒
Ecuación 3. Derivada de forma exponencial.

Regresando al asunto del punto rotatorio, este comportamiento permite representar básicamente
cualquier onda en términos de i: ondas mecánicas, como el sonido, las olas del mar y las de una
cuerda; y ondas electromagnéticas, como la luz y la electricidad. Esto es posible gracias a que los
números complejos contienen las dos funciones trigonométricas indispensables para la descripción
de ondas: la función seno y la función coseno. De hecho, la función de onda de Erwin Schrödringer,
la cual contribuyó a la comprensión del comportamiento de los electrones en los átomos y a explicar
innumerables fenómenos químicos y físicos, hace uso de los números complejos.


Ĥ𝜓(𝑟, 𝑡) = 𝑖ħ მ𝑡
𝜓(𝑟, 𝑡)
Ecuación 2. Función de onda de Schrödringer.

En palabras de Freeman Dyson:

Schrödinger puso la raíz cuadrada de menos uno en la ecuación y de repente tuvo sentido. De repente se
convirtió en una ecuación de onda en lugar de una ecuación de conducción calorífica.
Resulta que la ecuación de Schrödinger describe correctamente todo lo que sabemos sobre el comportamiento
de los átomos. Es la base de toda la química y gran parte de la física. La raíz cuadrada de menos uno significa
que la naturaleza funciona con números complejos y no números reales (Dunham, 1990).

Conclusión
En el presente escrito se abordaron las principales características de los números complejos, se
explicaron sus orígenes y se siguió un proceso cognitivo similar al que los matemáticos del siglo XVII
para encontrar una explicación satisfactoria aquellas ecuaciones cuyas soluciones requerían de la
raíz cuadrada de menos uno.

De igual manera, se explicó a través de gráficas que los números complejos pueden representarse
en forma polar, en función de las razones trigonométricas fundamentales seno y coseno. Esto último
se utilizó para demostrar la gran versatilidad que ofrecen los números complejos, pues contribuyen
en campos de la ciencia donde es necesario describir fenómenos cuyo comportamiento puede
representarse con ondas o donde es necesario el tratamiento de señales.

Por último, se demostró el impacto en la ciencia del número imaginario i a través de la ecuación de
onda de Schrödinger. La cual describe ondas en 1, 2 y 3 dimensiones y que constituyó un cambio de
paradigma en la percepción de la naturaleza y sus fenómenos.

El escrito deja preguntas abiertas para que el lector pueda continuar con su aprendizaje sobre
números complejos, pues la forma exponencial de los números complejos presenta propiedades que
no se abordaron explícitamente en el presente, pero que representan el siguiente paso en los
números complejos.

Referencias
Bochner, S. (1963). The significance of some basic mathematical conceptions for physics. En Isis (2ª
ed. pp.179-205.)
Branson, W. (2013). Solving the cubic with Cardano. Minnesota: St. Cloud State University.
DOI:10.4169/convergence20131001

Cardano, G (1545), Ars magna or The Rules of Algebra. (Publicado en 1993), ISBN 0-486-67811-3.

Dunham, W. (1990). Journey through genius: The great theorems of mathematics. Nueva York:
Random Penguin House.

Merino, O. (2006). A short history of complex numbers. Rhode Island: University of Rhode Island
Press.

Ortíz, F. (2008). Apuntes de Álgebra. [PDF].


http://ingenieria.aragon.unam.mx/fesarbook/uploads/libros/28/pdf/Polinomios.pdf

Toscano, F. (2020). The Secret Formula. Nueva Jersey: Princeton University Press.

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