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SOLICITACIONES SÍSMICAS

Desde tiempos antiguos, el hombre ha estudiado el fenómeno sísmico con la finalidad de


comprenderlo y saber por qué ocurre o qué lo causa, pero también para conocer la forma en que
afecta a las construcciones y poder hacerlas más resistentes. Para tratar este último aspecto surgió la
ingeniería sísmica, que es la encargada entonces de estudiar todos aquellos aspectos relacionados
con los sismos que de alguna u otra forma interactúan o influyen en el comportamiento de las
estructuras, y tomarlos en cuenta en el diseño de éstas para garantizar la seguridad.

El estudio de la Ingeniería Sísmica en una región o lugar determinado estará en función de la


actividad sísmica de dicha región y de los daños que puedan ocurrir. Entonces, resulta claro que en el
Valle de México se hace imprescindible contar con gente capacitada en este campo, debido a la gran
factibilidad de ocurrencia de daños debidos a sismo, siendo el Ingeniero Civil el profesional idóneo.
Desde que comienzan su ciclo formativo, muchos estudiantes de Ingeniería Civil se ven atraídos por
el Área de Estructuras, dentro de la cual se encontrarán con la Ingeniería Sísmica que, si bien no es
imposible de asimilar, si conlleva un cierto grado de complejidad y requiere de un gran esfuerzo y
arduo trabajo para su comprensión, además de una buena formación en Análisis Estructural y
Mecánica de Materiales.

Si bien en la actualidad hay un gran número de libros que tratan la Ingeniería Sísmica a detalle
y sirven para complementar lo que ve en clase el estudiante, también es cierto que existe una
problemática para éste, pues no siempre puede disponer de ellos, o bien, se encuentran en otros
idiomas, o incluso, el tratamiento de los temas se realiza en una forma muy abstracta que muchas
veces no logra comprender. Atendiendo a esta problemática, estos apuntes fueron realizados con el
objetivo principal de constituir un material de fácil acceso, que lejos de confundirlo y dejarlo con cabos
sueltos, le ayude a comprender totalmente un tema en lo teórico y reafirmarlo en lo práctico.

De esta forma, los apuntes en realidad consisten en una compilación de información, aunque
tratada y redactada en una forma sencilla y clara para facilitar su comprensión.

Sismicidad
Introducción

Una de las mayores fuerzas de la naturaleza a la que se enfrenta el ser humano es el


fenómeno del movimiento o sacudida del terreno, conocido como movimientos telúricos, temblores,
terremotos o sismos. No hay una diferencia específica en los términos; sin embargo, en lenguaje
científico es más correcto denominar como sismo, al movimiento del terreno cuyo origen o fuente
puede ser de tipo natural (fenómenos geológicos) o bien, generado por el hombre (origen antrópico).
Los primeros pueden alcanzar grandes magnitudes y generar destrucción a gran escala, mientras que
los otros generalmente son más pequeños y sólo son percibidos en zonas cercanas a la ocurrencia
del mismo.
Origen de los sismos
Se puede definir a los sismos como una liberación repentina de energía que tiene la capacidad
de propagarse en todas direcciones. En ocasiones estos movimientos son mayormente percibidos en
una de sus componentes horizontales o en la vertical, lo que ha generado que en medios de difusión
masivos se cataloguen como “sismos oscilatorios” o “sismos trepidatorios”, respectivamente. Sin
embargo, resulta importante destacar que esta clasificación no es reconocida en sismología o
ingeniería sísmica, ya que el movimiento del terreno generado por un sismo se manifiesta en todas
direcciones.

Existen varias fuentes que dan lugar a los sismos, las de origen natural y de origen artificial.
Las primeras son generadas por fenómenos de tipo geológico: movimientos tectónicos, actividad
volcánica, colapso de laderas, impacto de meteoritos o derrumbe de cavernas. Particularmente, los
sismos de origen tectónico son los que pueden generar gran impacto y destrucción.

Para el caso de sismos de origen artificial o inducido, las fuentes pueden ser muy variadas,
desde la utilización de explosivos en la industria, pruebas nucleares o inyección de fluidos en pozo.
La diferencia de estos eventos con los anteriores es que las magnitudes que pueden generar son
notablemente más pequeñas así como los grados de afectación.
Estructura interna de la Tierra.
La Tierra está formada por varias capas concéntricas con diferentes composiciones y
características. Partiendo del centro son:

Núcleo interno. Su característica principal es que se trata de un sólido muy caliente.

Núcleo externo. Su composición se puede definir de característica líquida.

Manto. Las altas presiones y temperaturas en esta capa hacen que el material se comporte
de forma plástica (ni sólido, ni líquido), esto es, como una plastilina que al enfriarse en la parte superior
genera corrientes convectivas donde el material caliente en el interior sube, mientras que el material
frío de la superficie baja para calentarse y, posteriormente, subir a la superficie de nuevo.

Corteza. La corteza se encuentra dividida en corteza oceánica y continental.


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La corteza terrestre, junto con la parte superior del manto constituyen la litósfera, que es la
cubierta rígida de la Tierra. La litósfera se encuentra fragmentada en varias secciones, conocidas
como placas tectónicas. Con base en estudios de sismicidad se han determinado las fronteras entre
las placas tectónicas, que se muestran a continuación.
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Estructura interna de la Tierra


Existen siete grandes placas, seis de éstas están identificadas con el nombre de la masa
continental que alojan (Euroasiática, Norteamericana, Sudamericana, Australiana, Africana, Antártica,
Pacífico); además hay ocho placas pequeñas; son importantes especialmente porque su interacción
con las otras placas genera sismos de magnitud considerable en algunos países. México se encuentra
casi en su totalidad sobre la placa Norteamericana, aunque es afectado por la interacción de cinco
placas; éstas son: Norteamericana, Pacífico, Cocos, Caribe y Rivera. En el siguiente mapa se
muestran los epicentros de los sismos a nivel mundial en un periodo importante de años; se puede
observar la correspondencia entre las zonas generadoras de sismos y las fronteras entre las placas
tectónicas. En particular, existe gran actividad sísmica alrededor de la placa del Pacífico, que incluye
la costa de Sudamérica con países con alta sismicidad -Chile, Perú, la costa sur de México- y se
extiende por la falla de San Andrés en California, Estados Unidos. También es bien conocida la alta
sismicidad de Alaska, y de aquí continúa la frontera de la placa en una de las regiones más sísmicas
del mundo, que incluye Japón, Indonesia y Nueva Zelanda. Toda esta franja alrededor del océano
Pacífico es conocida como el Cinturón de Fuego o Circumpacífico. Cabe recordar que en los últimos
años se han presentado sismos de enorme magnitud en estos países, como los de Indonesia de
magnitud 9 (2004) y 8.6 (2012); el sismo de Japón de magnitud 9 (2011), o el de Chile de magnitud
8.8 (2010). Basta decir que el sismo más grande registrado ocurrió también en las costas de Chile, en
1960, de magnitud 9.5.
(United States Geological Survey). (s.f.). Mapamundi epicentros. [Mapa].

En la teoría de la tectónica de placas se postula que la litósfera está fracturada y dividida,


formando una especie de mosaico o rompecabezas de sectores rígidos, conocidos como placas, que
se mueven entre sí flotando sobre un sustrato viscoso (el manto), y cuyos desplazamientos promedio
son de dos a doce centímetros por año. El movimiento de estas placas entre sí, alejándose unas de
otras en unos casos, desplazándose lateralmente en otros e incluso chocando y empujándose una
contra otra, se debe a que existen movimientos de convección en el manto.
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Los principales sismos que afectan a la Tierra se generan por el rompimiento súbito de
grandes extensiones de la corteza terrestre, lo que es estudiado por la tectónica de placas. En 1620,
Francis Bacon reconoció que existía una correspondencia en la forma de las líneas de la costa
atlántica de América y las de África Occidental; y en 1912 Alfred Wegener desarrolló la teoría de la
deriva continental. Según esta teoría, los continentes actuales estaban unidos en un supercontinente
llamado Pangea, y se han ido desplazando a lo largo de millones de años. De esta forma, el continente
americano se ha ido separando lentamente (y sigue separándose) del euroasiático y del africano,
como se muestra a continuación.
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Existen tres formas en que interactúan las placas tectónicas en sus fronteras.

Convergente. Cuando una placa oceánica choca contra una continental. Debido a que la
primera es más densa, subduce a la continental. Este tipo de contactos es el que predomina y genera
la sismicidad en la costa del Pacífico, incluyendo nuestro país.

Divergente. Cuando dos placas se separan se forma una dorsal oceánica (especie de grieta
en la corteza terrestre) por donde asciende nuevo material proveniente del manto, generando nueva
corteza oceánica. La nueva corteza empuja a la ya existente, provocando que se acelere la
convergencia entre las placas y con ello la sismicidad.

Transformante o de Cizalla. Cuando las placas se mueven lateralmente entre sí, un ejemplo
de este tipo de contacto se presenta en el mar de Cortés, como parte del sistema de la falla de San
Andrés.
Al paso de los años y décadas, los movimientos entre placas van acumulando energía
potencial, ya que existe fricción entre las placas, que se deforman y se resisten a movilizarse. Esto
continúa hasta que se vence la fricción o se produce la fractura de la placa, entonces se libera
súbitamente la energía potencial acumulada, que se convierte en energía de movimiento con la
generación de ondas sísmicas, que viajan como las ondas de agua en un estanque al que se arroja
una piedra. En el caso de sismos de subducción, la zona en que se vence la fricción o se rompe la
placa puede estar a decenas de kilómetros de profundidad.

Si bien el sismo se produce por el rompimiento de una extensa área que puede medir cientos
de kilómetros cuadrados, con la finalidad de tener una referencia, se ubica el origen del sismo en un
sólo punto, conocido como foco o hipocentro, que se identifica por sus coordenadas geográficas y su
profundidad. A la proyección de este punto sobre la superficie terrestre se le denomina epicentro.
En el caso de México, los mayores efectos sísmicos se generan por la interacción de las
placas de Cocos y Norteamericana, en la costa sur del país. En el siguiente dibujo las flechas marcan
la dirección de movimiento de las placas, y cuál de las placas subduce a la otra. En este caso las
placas de Cocos y Rivera penetran bajo la Norteamericana, mientras que las placas del Caribe y del
Pacífico tienen un contacto de tipo transcurrente con respecto a la Norteamericana. La tasa de
subducción y desplazamiento entre las placas varía en cada uno de los estados, es por ello que en
unos estados se presenta una mayor sismicidad que en otros.

Los puntos de la imagen muestran algunas de las ubicaciones de los sismos registrados, los
marcados en color rojo son más someros que los marcados en color morado.

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En resumen, uno de los fenómenos naturales más devastadores son los sismos de origen
tectónico, que pueden alcanzar grandes magnitudes. El rompimiento se origina, principalmente, en la
frontera entre las placas tectónicas, lo cual genera ondas sísmicas que se propagan a gran distancia.
La distribución de la ocurrencia de estos fenómenos en el tiempo y en el espacio define las condiciones
de sismicidad de cada región. Los sismos de origen natural han ocurrido durante toda la historia de la
Tierra y seguirán ocurriendo. Lo importante es conocer su origen, sus efectos y estimar con qué
frecuencia se pueden generar movimientos de cierta intensidad para cada zona del territorio nacional.
Los daños que han producido los sismos en muchos países del mundo han llegado a ser catastróficos,
con el colapso de edificaciones y la muerte de cientos, miles y hasta decenas de miles de personas
en apenas unos cuantos segundo.

Movimiento del Terreno


Introducción

Como se explicó anteriormente, el rompimiento de grandes porciones de la corteza terrestre,


entre la frontera de placas tectónicas o al interior de éstas, genera una súbita liberación de energía
acumulada, lo que provoca el movimientos del terreno. Mediante el estudio de las ondas sísmicas, los
especialistas realizan la descripción de este movimiento y su propagación a través de la corteza
terrestre.
Propagación de ondas sísmicas
Por principio, conviene mencionar que una onda no es sino una perturbación temporal
producida en algún medio (sólido, líquido o gaseoso), que tiene como parámetros característicos la
amplitud, la longitud, frecuencia, periodo y fase. Físicamente, las ondas se pueden definir de la
siguiente forma: al pasar la energía por algún medio elástico, excita la capacidad de deformación del
material, provocando que las partículas se compriman o se tensen en un punto durante un intervalo
de tiempo muy corto, continuando entonces en el punto siguiente y así sucesivamente. De aquí, se
deduce que lo que conocemos como onda es en realidad una deformación muy breve en puntos
subsecuentes del medio.

Ahora bien, como se mencionaba, el movimiento del terreno durante un sismo es causado por
el paso de las ondas producidas por la energía que se libera y que son llamadas entonces ondas
sísmicas. Hay varios tipos de ondas sísmicas, pero todas están contenidas en dos grupos principales:
ondas de cuerpo y ondas de superficie.

Las ondas de cuerpo o internas son aquellas que se pueden transmitir a través del interior de
la Tierra y en todas direcciones. Son las principales y se dividen en P y S.

Las ondas P (primarias, de compresión o longitudinales) son similares a las del sonido, pues
pueden viajar a través de sólidos, líquidos y gases. Se transmiten en forma longitudinal al medio, por
lo cual causan compresiones y dilataciones de las partículas. Es fácil deducir que estas ondas causan
el movimiento vertical del terreno. Además, las ondas P son las más veloces, aunque su velocidad
varía dependiendo el medio de transmisión.

Por su parte, las ondas S (secundarias, de corte o transversales), se transmiten en forma


transversal únicamente a través de sólidos; es decir, las partículas del medio se desplazan en forma
perpendicular a la dirección de propagación, sufriendo deformaciones de cortante. Por lo que las ondas
S son las causantes del movimiento horizontal del terreno. Puede ocurrir también que, al paso de la
onda, las partículas del medio se desplacen en una sola dirección perpendicular a la de propagación,
y no en cualquiera, como es común. Este fenómeno es llamado polarización de la onda, y permite
descomponerla en una componente vertical y una horizontal. Al igual que la velocidad de la onda P,
la onda S varía con la densidad y otras características del medio, pero ésta última es alrededor de 1.7
veces más lenta que la primera y aproximadamente 5 veces más intensa.

Las ondas superficiales, llamadas así porque únicamente se transmiten en forma significativa
en la superficie terrestre (su amplitud decrece exponencialmente con la profundidad), son generadas
por la interacción de las odas de cuerpo en las discontinuidades y, en consecuencia, se presentan
después de éstas a una velocidad menor. Se dividen en dos tipos principales: ondas de Rayleigh y
ondas de Love.

Las ondas de Rayleigh, simbólicamente representadas por R, son debidas a la interacción


entre la onda P y la componente vertical de la onda S. El efecto que causan es un desplazamiento de
las partículas del medio en forma elíptica retrógrada en el plano de propagación, es decir, un
desplazamiento horizontal y vertical simultáneo en dicho plano.
Las ondas de Love, que se denotan como L, son generadas por la interacción de la onda S
en su componente horizontal solamente. Estas ondas ocurren en una capa cercana a la superficie y,
como causan un desplazamiento horizontal de las partículas del medio perpendicular a la dirección de
propagación, se les considera como ondas S atrapadas en la capa superficial y polarizadas.

Después de conocer los efectos de las distintas ondas, en cuanto a los desplazamientos
generados de las partículas del medio, se pueden identificar dos movimientos: oscilatorios y
trepidatorios. Lo común es pensar que dichos movimientos son independientes, es decir, que puede
ocurrir uno sin que se presente el otro, o inclusive, que un sismo con movimiento trepidatorio es más
grave que uno con movimiento oscilatorio. Esto no es así, pues lo cierto es que ambos movimientos
están ligados y no puede ocurrir un sismo oscilatorio, sino que siempre se presentará un movimiento
trepidatorio, que dicho sea de paso, es un movimiento que presenta desplazamientos en las tres
direcciones.

Ubicación y medición de los sismos


Para la medición del movimiento sísmico existen instrumentos que actualmente son
electrónicos y de mucha precisión, conocidos como sismómetros (“aparato que mide los sismos”), o
bien como sismógrafos (si grafica el movimiento del sismo); más específicamente, si medimos
aceleraciones del terreno, tendremos acelerómetros o acelerógrafos. Estos equipos son montados en
lugares de interés, donde todo el equipo que conforma el sistema forma una estación acelerográfica
(acelerómetro, baterías y celdas solares, antena y sistemas de telemetría, incluso la caseta de
albergue).

De muchos es conocido el tipo de gráfica que se registra por el movimiento de un sismo, que
anteriormente se dibujaba con una aguja que oscilaba sobre un papel que iba avanzando mientras se
registraba la gráfica en él (como algunos electrocardiogramas). Actualmente se registra digitalmente
a una memoria electrónica, pero sigue siendo útil ver graficar aquellos equipos en tiempo real. Se
obtiene así una gráfica que avanza en el tiempo en la dirección horizontal –las abscisas–, y que
registra los desplazamientos o aceleraciones en sentido vertical –las ordenadas– (como se muestra
en la siguiente gráfica). Normalmente los instrumentos modernos constan de tres acelerómetros que
pueden medir el movimiento simultáneo en tres direcciones ortogonales: una vertical con movimientos
arriba y abajo; y dos horizontales, una se alinea en la dirección Este-Oeste; y la otra, Norte-Sur. Los
especialistas identifican en estos registros cuáles son las ondas principales y las secundarias, ya que
se aprecia una marcada diferencia cuando llegan las ondas S, y con esto se puede definir el tiempo
en que llegó cada tipo de onda.
Ondas
superficiales
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Acelerograma y llegadas de ondas P y S [gráfica] (s f)

Una vez establecidas las diferencias entre las velocidades de las distintas ondas sísmicas y,
por lo tanto, del tiempo de llegada a un cierto punto de medición, basta con realizar algunos cálculos
para obtener la distancia a la que se originó el sismo registrado. Si la velocidad se calcula como la
distancia recorrida por las ondas entre el tiempo usado, podemos calcular la distancia (d) como el
producto de la velocidad (v) por el tiempo de arribo (t) (d = v · t); conocemos la velocidad promedio de
cada tipo de ondas, y el tiempo se determina en el registro sísmico medido. Este cálculo se puede
hacer con la diferencia de tiempos de llegada de las ondas P respecto de las ondas S y la diferencia
de velocidades. Con este cálculo se conoce a qué distancia del punto de medición se originó el sismo,
pero con una sola estación no se puede saber en qué dirección ocurrió.
Loailil,Kión del epicentro

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En efecto, sabiendo únicamente la distancia a la que está el epicentro del punto de medición
sólo se puede trazar un círculo en un mapa, cuyo radio sea dicha distancia (por ejemplo S1 en el
mapa) sabiendo que el epicentro está en algún punto sobre dicho círculo.

Localización del epicentro

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Sin embargo, si se tiene un segundo punto de medición y se calcula su distancia al epicentro
(S2 en el mapa), se puede trazar un segundo círculo. En este caso el epicentro estará en uno de los
dos puntos en que intersectan dichos círculos.

Localización del epicentro

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Finalmente, con un tercer sitio de medición y su correspondiente distancia, queda identificado


un único punto de intercepción entre los tres círculos que cumple simultáneamente con estar a las
distancias calculadas (tal como se ilustra en el mapa). Por lo tanto, se requiere un mínimo de tres
estaciones acelerográficas para ubicar el epicentro de un sismo; y mientras más estaciones se tengan,
más confiable será la ubicación. Afortunadamente México ya cuenta con cientos de estaciones
acelerográficas distribuidas en el territorio y en especial en las zonas de mayor sismicidad; así, los
sistemas automáticos de cómputo identifican en pocos segundos el epicentro de un sismo por la
ubicación en que convergerían todos esos círculos. Aun así existe incertidumbre en el cálculo exacto
del epicentro ya que se asumen velocidades de onda promedio y composición general de la corteza
en el sitio de interés, además de la probable imprecisión en identificar con certeza el tiempo de llegada
si no es muy clara la diferencia en las ondas graficadas en el acelerograma. Por ello en muchas
ocasiones varias instituciones ubican los epicentros en distintos lugares, aunque cercanos entre sí.

Otra característica de la propagación de las ondas es que el movimiento, con la distancia, va


decayendo en amplitud. A este fenómeno se le conoce como atenuación de las ondas sísmicas; indica
que a mayor distancia, los movimientos son cada vez más pequeños ya que la energía cinética se va
disipando en el trayecto. Por lo tanto, los mayores efectos sísmicos se tienen siempre en la zona
epicentral (cerca del epicentro), y los efectos destructivos van disminuyendo con la distancia. Por
ejemplo, en el siguiente mapa se muestran los registros de aceleraciones, graficados a la misma
escala vertical y horizontal entre sí, de un sismo del 25 de abril de 1989, medido en la dirección norte-
sur (componente norte-sur). Nótese que cerca del epicentro, en la costa del estado de Guerrero, las
aceleraciones son sumamente grandes comparados con los registros medidos a decenas y cientos de
kilómetros, los cuales se reducen notablemente. Asimismo, en esta figura se aprecia otro fenómeno
que se discutirá más adelante y que se conoce como efecto de sitio, ya que en lugares como la ciudad
de México vuelven a amplificarse los movimientos sísmicos. Otra característica digna de notar es que
el registro en el epicentro es muy intenso, pero breve; en cambio, a la distancia la duración del
movimiento se alarga.

Atenuación de ondas sísmicas con la distancia [mapa]. (s.f.).

Sin embargo, esta medición resulta un tanto subjetiva, debido a que la cuantificación depende de la
sensibilidad de cada persona y de la apreciación que se haga de los efectos. También depende de la
calidad de las construcciones en cada lugar en donde se evalúe; necesariamente, en lugares con
muchas construcciones vulnerables habrá más daños que en otros lugares donde se tenga mejor
calidad de las edificaciones. Además existe el problema de que en zonas no pobladas no hay ni
personas que sientan el efecto del sismo ni construcciones que se dañen. Esta escala reviste, sin
embargo, una forma muy útil de catalogar los daños después de un sismo y permite incluso la
elaboración de mapas de intensidades sísmicas para sismos determinados, como el que se muestra
a continuación. Este mapa es del sismo de Oaxaca del 30 de septiembre de 1999, en el cual se marca
con líneas de igual intensidad sísmica (o isosistas) las regiones para cada grado de la escala MM
desde el grado VIII en el epicentro hasta grado II.

106º 104º 10T 100· 98º 96º 94• 92• 90•

Longitud O

Mapa de Intensidades s1S1T10de Oaxaca 30 de septiembre de 1999 M=7 o [mapa] (s f)

Por último, debe señalarse que hay otras posibles representaciones de la intensidad basadas en otro
tipo de datos más objetivos, incluso medidos por instrumentos, como puede ser un mapa de
desplazamientos máximos o de aceleraciones máximas del terreno, lo que proporciona información
instrumental interesante de qué tan intenso se percibió el sismo en distintos puntos del país. Escalas
de magnitud Con el objetivo de comparar el tamaño de los terremotos en todo el mundo, era necesaria
una medida que no dependiera –como la escala de intensidad– de la densidad de población ni del tipo
de construcción. La manera de evaluar el tamaño real de un sismo está relacionada con la cantidad
de energía liberada, que es independiente de la ubicación de los instrumentos que la registran. Es
decir, se determina un único valor de magnitud para cada sismo independientemente de “cómo se
sintió” o los daños que pudo haber ocasionado.
En 1932, Charles Richter desarrolló una escala estrictamente cuantitativa, aplicable a sismos ocurridos
en regiones tanto habitadas como no pobladas, utilizando las amplitudes de las ondas registradas por
un sismógrafo en particular. Calibró su escala de magnitud usando la medida de “amplitud” máxima
de la onda S en un periodo de 20 segundos; registró los datos en un sismómetro Wood-Anderson,
altamente sensible a este tipo de ondas, con lo que precisó la escala de magnitud (que se denomina
con una letra M mayúscula) y lo calibró con sismos registrados en el sur de California. El cálculo
numérico que propuso Richter es el siguiente: M = log(A) + 3 log(8 t) − 2.92 Donde A es la amplitud
máxima medida en mm en el sismógrafo especial; Δt es la diferencia de tiempo de llegada de las
ondas S respecto a las ondas P (conocido como S–P) en segundos, y log implica el logaritmo en base
10. Por ejemplo, para una amplitud de 23 mm y un tiempo t de 24 s: M = log(23) + 3 · log(8 · 24) −
2.92 = 5.3 La magnitud se reporta siempre con un decimal.
Por lo tanto, la energía liberada por un sismo crece exponencialmente en función de la magnitud. En
efecto, una diferencia de un grado de magnitud entre dos sismos cualesquiera implica, en términos de
energía liberada, una diferencia de 32 veces. Así, un sismo de magnitud 8 equivale a 32 sismos de
magnitud 7; 1000 sismos de magnitud 6; 32000 sismos de magnitud 5, y 1000000 sismos de magnitud
4. Esto permite comprender la enorme cantidad de energía que liberan los sismos según se sube de
un grado al siguiente. La conveniencia de designar los efectos de un sismo mediante números
(magnitud) ha requerido que el método se amplíe a otros tipos de sismógrafos por todo el mundo, por
lo que los sismólogos han desarrollado factores de escala para ampliar la escala de magnitud Richter
a muchos otros tipos de medición en todo tipo de sismómetros, y alrededor del mundo. Por ejemplo,
está la escala de magnitud de momento sísmico (Mw). En esta el momento sísmico se calcula como
la rigidez de la roca por la superficie de fractura y por la distancia del deslizamiento. Otra escala es la
basada en ondas de superficie (Ms), que toma la amplitud de las ondas de Rayleigh. También están
la escala de la magnitud de energía (Me), la de cuerpo (Mb), basada en la amplitud de las ondas P,
entre otras. En publicaciones científicas pueden reportarse magnitudes con la anterior nomenclatura,
cuyos valores son similares a los de la escala de Richter, que es referida como magnitud local (ML).
Cada escala es aplicable a distintos rangos de magnitudes, distancias desde el epicentro y otras
implicaciones más específicas para los científicos. Aun con estas herramientas, en el caso de muchos
eventos es difícil estimar la magnitud con una precisión de más de 0.2 unidades, y los sismólogos
frecuentemente verifican las magnitudes estimadas por medio de la obtención y análisis de datos
adicionales. Cada laboratorio calcula el promedio de las magnitudes obtenidas de las diferentes
estaciones a las que tienen acceso, y pueden pasar varios días para que las diferentes organizaciones
lleguen a un consenso acerca de cuál fue la mejor estimación de magnitud.
Para conocer las características de los sismos es necesario medirlos (que no es otra cosa que
llevar a cabo un registro) y así, posteriormente, poder analizarlos en forma detallada, con el fin de
precisar la duración del movimiento y sus características principales, como la dirección, la localización,
y, principalmente, la intensidad y la magnitud, que son los dos conceptos que se analizarán a
continuación.

La magnitud es una medida cuantitativa del tamaño del evento, relacionada con la energía
sísmica liberada durante el proceso de ruptura en la falla; es una medida única e independiente del
sitio de observación. La escala de magnitud más conocida es la de Richter o de magnitud local, M L.
Existen otras escalas basadas en registros de diversos tipos de ondas, siendo las más frecuentes la
magnitud de ondas superficiales, ms y la de ondas de cuerpo, mb. Otra escala más directa, más
utilizada en la actualidad, para medir la energía disipada en un sismo es la denominada momento
sísmico, Mw, que considera la rigidez del terreno y el área de ruptura.

Para fines de ingeniería, nos interesa tanto la magnitud del sismo como sus efectos en los
sitios en donde existen o se van a construir las edificaciones. A esta característica se le llama
intensidad. En general, la intensidad decrece conforme nos alejamos de la zona epicentral. La escala
de intensidad más utilizada es la de Mercalli Modificada, la cual va del grado I al XII.

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VII. Muy fuerte &o estrumns de tlbañileña mal conttuidas o mal proi;wct¡das. S. �n k>s muebles. Cien lrozos de mamoosterfa,
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Como ya se mencionó al principio de esta sección, la medición es sólo un registro del sismo.
Ahora bien, lo que se registra de los sismos son las ondas generadas, y para ello se emplean dos
aparatos distintos: el sismógrafo y el acelerógrafo.

El sismógrafo, caracterizado por su alta sensibilidad, es el instrumento esencial para estudiar


los temblores, ya que con él se registra el movimiento del suelo causado por el paso de una onda
sísmica. Para esto, es necesario referir el sismógrafo a un punto fijo en el espacio que, claro está, no
se mueva junto con la superficie del terreno.

El acelerógrafo es el otro aparato, de gran uso en sismología e ingeniería, con el que se


pueden conocer las características del sismo. Funcionan con el mismo principio de los sismógrafos,
pero la gran diferencia radica en que los acelerógrafos están diseñados para registrar la aceleración
del terreno más que la velocidad o del desplazamiento, siendo capaces por lo general, de graficar
aceleraciones mayores que la gravedad terrestre. Los registros producidos por los acelerógrafos son
llamados acelerogramas, que por la capacidad del aparato, nunca están saturados.

Los aparatos para medir la intensidad sísmica de mayor importancia son los acelerógrafos,
que proporcionan la variación de las aceleraciones con el tiempo en el sitio en donde están colocados,
mediante registros llamados acelerogramas.
El movimiento en la superficie del terreno en un sitio dado puede diferir radicalmente del que
se tiene en la roca base, debido a alteraciones en las ondas, ocasionadas principalmente por efectos
geológicos, topográficos y de rigidez del subsuelo. A estas alteraciones se les conoce como efectos
locales, y en los últimos años han conducido a la microzonificación sísmica de las áreas de
asentamientos humanos. La presencia de estratos de suelo blando altera significativamente las
características de las ondas sísmicas; se filtran ondas de periodo corto y se amplifican las de periodo
largo; en general, la intensidad sísmica va a aumentar en este tipo de terrenos, teniéndose así,
mayores daños que en terrenos con suelos firmes.

Mapas de sismicidad

Con la información de los epicentros y magnitudes de los sismos se han podido generar mapas
como el que se muestra a continuación. Allí se registra la posición y magnitud de los sismos registrados
en el país. Se observa claramente que la mayoría de los sismos se origina en la región de la costa sur
de México, en la zona de subducción de la Placa de Cocos en el océano Pacífico, así como una franja
que corre por el Golfo de California y cruza por la zona de la frontera entre Baja California y Sonora,
que son zonas de fronteras entre placas tectónicas.

.. Norteameri na

..
Pacífico

J
(SeMt,:, Slsmolb¡¡�o Na<oonal} (S r) Sr;smo,; recienre,; (Mapa�
Como se dijo anteriormente, el epicentro es un punto (sin tamaño) donde se ubica el origen
de un sismo. Sin embargo, téngase en cuenta de que en realidad el fenómeno ocurre por el
rompimiento de una basta zona de la corteza terrestre alrededor de dicho punto. Para definir el área
real de ruptura los sismólogos, los geofísicos y otros científicos y técnicos se trasladan a la zona de
un sismo y miden réplicas en los siguientes días y semanas. En el caso de sismos antiguos (cuando
no había red sísmica) se hacen estudios reconstruyendo la posible ubicación, magnitud y área de
ruptura de los sismos.

Sismos en México

En los mapas que están a continuación se muestra una reconstrucción de las áreas de
rompimiento de varios de los más importantes sismos que han ocurrido en México en el siglo XX. Si
se comparara el área de rompimiento con la magnitud, se vería una correlación clara, ya que a mayor
área, mayor magnitud del sismo. Se incluyen los macrosismos del 19 y 20 de septiembre de 1985.
Cabe aclarar que el sismo del día 20 no fue una réplica, sino otro más, si bien la zona de fractura se
“continuó” de la del día anterior. En cambio, las réplicas ocurren en las vecindades del foco del sismo
principal y en la zona de ruptura de este; se deben probablemente al reajuste mecánico de la región
afectada, que no recupera su estado de equilibrio inmediatamente después del suceso. El estudio de
las réplicas de un gran sismo se ha aprovechado para estimar las dimensiones de la zona de ruptura
y otros estudios científicos. También se puede notar que el área mayor representada es la del sismo
del 3 de junio de 1932, en las costas de Jalisco y Colima; es el de mayor magnitud, pues registró 8.2
grados en la Escala de Richter.

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l.on9itud, E"

Zonas de ruptura (mapa]. (s.f.). Zonas de ruptura (detalle) [mapa]. (s.f.).


Una utilidad de la ubicación de regiones de fallas que originan sismos es identificar las zonas
en donde no ha habido sismos importantes en muchas décadas. Este es el caso de una región entre
el puerto de Acapulco y la población de Tecpan, por lo que es conocida como la Brecha de Guerrero,
de la cual los sismólogos consideran que podría producirse un sismo de hasta 8.2 grados de magnitud,
al cual se le ha estado esperando desde hace veinte años sin que ocurra todavía. La estimación de la
magnitud se hace en función del área de posible ruptura. Basados en los estudios sobre sismicidad,
en México ha sido posible identificar geográficamente zonas con diferentes características de peligro
sísmico. A esta clasificación gráfica se le conoce como regionalización sísmica y tiene como objetivo
principal proporcionar a los diseñadores y constructores la información necesaria para el cálculo de
valores para el diseño de obras, de tal manera que resulten suficientemente seguras y cuyo costo no
sea excesivo. Uno de los más conocidos documentos en donde se han definido estas regiones desde
hace varias décadas es el Manual de diseño de obras civiles de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE). En sus versiones, hasta la de 1993, se dividía el país en cuatro zonas sísmicas (véase el
siguiente mapa). La zona A es de baja sismicidad, ya que no se tienen registros históricos de sismos
ni de sismos en los últimos 80 años y no se esperan aceleraciones del suelo mayores a un 10% de la
aceleración de la gravedad. En la zona D se han reportado grandes sismos históricos, la ocurrencia
de sismos es muy frecuente y las aceleraciones del suelo pueden sobrepasar 70% de la aceleración
de la gravedad. Las otras dos (B y C) son zonas intermedias, donde se registran sismos no tan
frecuentemente o son zonas afectadas por altas aceleraciones, pero que no sobrepasan 70% de la
aceleración del suelo.

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_JA
_J :J
.¡�

Reglonallzaclón slsmlca
de la República
Mexicana (CFE, 1993)

Regionalización sísmica de la República Mexicana [mapa]. (1993). Tomado de Comisión Federal de Electricidad.

A continuación se muestra la versión del mapa de aceleraciones para el terreno que publicó
la CFE en su manual de 2008. En esta versión el mapa se consulta en un programa de cómputo que
viene con el manual; ya no hay zonas delimitadas, sino que, según en cada coordenada donde se
consulte, se proporciona la aceleración del terreno (en roca) y datos para poder ser usado para diseño
sísmico de estructuras. Por los colores que se aprecian, es notorio que la zona de bajas aceleraciones
(en verde) se ha acercado más a la costa del golfo de California, mientras que la zona con
aceleraciones intermedias (anaranjado) ahora cubre la parte sur del golfo de México en el Istmo de
Tehuantepec y llega a Tabasco y gran parte de Veracruz. Este mapa representa lo más reciente de
los estudios de sismología y peligro sísmico con fines de diseño sísmico de obras civiles, para lo cual
se usó la colección más actualizada de sismos hasta los años recientes, así como las metodologías,
criterios de optimización y estudios e ingeniería sísmica de vanguardia en el mundo.
Mapa de aceleraciones
en terrefl) firme
­
CFE, 2008

Aceleraciones en roca [mapa]. (2008). Tomado de Comisión Federal de Electricidad. (2008).

Desde el punto de vista de la ingeniería, resulta importante contar con formas de medir “el
tamaño” de los sismos. Así, se han conformado principalmente dos escalas de medición de las
características de los movimientos de tierra. Las escalas con las que se puede medir un sismo son las
siguientes:

ESCALAS
De intensidad: De magnitud
escala de Mercalli Modificada escala de Richter

Indica el grado de daño que ocurrió Se constituye como una medida de


en una zona específica y se le la cantidad de energía que libera el
asigna un número romano entre I y sismo. Es única para cada sismo.
XIL Por tanto, hay una calificación Grado: < 4, bajo; 5­6 med'io; 27,
para cada lugar (se puede generar alto.
un mapa de intensidades), la cual
depende de la sensibilidad de las
personas y también de la
vulnera.bilidad de las estructuras en
ese sitio.

Efecto de sitio
Anteriormente se explicó cómo la energía liberada por un sismo se transmite en forma de
ondas sísmicas que viajan a gran distancia de la zona de origen y que se van atenuando o reduciendo
en su intensidad. Sin embargo, cuando llegan a una región con depósitos blandos de suelo, éstos
pueden ser excitados; el resultado de ello es una amplificación de las ondas sísmicas, lo que es
conocido como efecto de sitio.
En el siguiente esquema se presenta un corte Norte-Sur del valle de México; en la figura se
muestra los depósitos profundos y algunos acelerogramas de un sismo ocurrido el 25 de abril de 1989,
dibujados a la misma escala. En el esquema el perfil café es el de la corteza terrestre, compuesta por
rocas, mientras que los valles, marcados con color azul claro, fueron rellenados a lo largo de miles de
años por depósitos del antiguo lago del Valle de México que dejó arcillas muy blandas y con altos
contenidos de agua. Obsérvese que los registros medidos sobre suelo firme son pequeños y de poca
duración, mientras que el mismo sismo se registró en las zonas de lago con amplitudes mucho
mayores, así como de mayor duración.

(CENAPRED). Registro sísmico. [Imagen]. Tomada de Acervo de fotograf1as y figuras de la Subdirección de Riesgos Estructurales del
CENAPRED

Abajo se presenta un plano de la Ciudad de México en donde se muestra una serie de


sismogramas con desplazamientos medidos durante un sismo de magnitud 7.3. Se identifica con
distinto tono la zona de terreno firme y la zona de rellenos de lago; y se observa la diferencia de
amplitudes medidas en distintos lugares según las características.

100 ,

6
15 cm

. ti-·,1, 1

-::S...¿�-"
-951.20 -951.15 -951.10 -951.0S ­99.00 ....,,
(CENAPRED) (s f ). Srsmogramas de le Ciudad de MBXJco [Imagen] Tomada de Acer.­o de fotografias y figuras de la Subdirección de Riesgos Estructurales del CENAPRED
Un área en donde los efectos de sitio son extraordinariamente importantes es el Valle de
México, ya que a pesar de que se encuentra en una zona de peligro sísmico moderado (zona B, según
la regionalización sísmica de la República Mexicana, según el Manual de Obras Civiles de CFE), las
condiciones geológicas particulares de esta zona producen una amplificación de las ondas sísmicas
en toda la región, debido a los estratos profundos de arcilla compresible que existen en las zonas
correspondientes a los antiguos lagos.

Zonas STsmicas
en México

)imlica y de ba¡11 rr1115rntud.

El movimiento sísmico del suelo se va a transmitir a los edificios generando fuerzas de inercia
en las masas de la estructura, poniendo en peligro su seguridad.

Las fuerzas que se van a inducir en las construcciones no son función únicamente de la
intensidad del movimiento del terreno, sino que dependen también de las propiedades de cada
estructura. Los movimientos del suelo son amplificados en forma importante por la vibración de la
estructura, de manera que las aceleraciones que se presentan en la misma pueden llegar a ser varias
veces superiores a las del terreno. El grado de amplificación va a depender del amortiguamiento propio
de la estructura y de la relación entre su periodo natural de vibración y el periodo dominante del
movimiento del suelo.

Para sismos moderados, la estructura, normalmente, se debería mantener dentro de su


intervalo elástico – lineal; sin embargo, conforme la intensidad de la excitación aplicada al edificio
aumenta, se van a generar cambios en las propiedades dinámicas del mismo, las cuales van a alterar
su respuesta; el comportamiento deja de ser lineal, la rigidez y resistencia tienden a disminuir y el
amortiguamiento a aumentar. La magnitud de estas modificaciones va a depender en gran medida del
tipo de sistema estructural, así como de los materiales utilizados.

Respecto a los problemas relacionados con la evaluación de daños en edificios debidos a los
sismos de 1985, se hizo evidente que el comportamiento está vinculado de manera significativa por
algunos efectos, cuyas consecuencias no parecían estar consideradas de manera apropiada en los
requisitos de diseño, tales como de segundo orden (P-), los de torsión, los de interacción suelo –
estructura y los de comportamiento no – lineal, entre otros.
La ingeniería sísmica, por lo general, tiene avances cuando se producen sismos grandes con
resultados desagradables, poniendo en evidencia, muchas veces, las incongruencias entre el
comportamiento real de las estructuras y el teóricamente calculado. Después de los sismos de 1985,
en octubre del mismo año, el Gobierno de la Ciudad de México editó las Normas de Emergencia, que
fueron un reflejo de la circunstancia, y que indiscutiblemente, resultaron más severas que el anterior
Reglamento (RCDF-76), estas Normas estuvieron vigentes hasta el 3 de julio de 1987, fecha en que
se publicó el Nuevo Reglamento, con las rectificaciones y sugerencias de todos los estudios hechos
posteriormente a 1985, persiguiendo con ello un mejor comportamiento sísmico. Después de lagunas
modificaciones menores, el 13 de agosto de 1993 se editó el nuevo Reglamento. Posteriormente, a
partir del 29 de enero de 2004, empezó a regir el RCDF-2004.

Gracias a los estudios realizados por científicos a lo largo de muchos años, ha sido posible
determinar diferentes zonas en la ciudad de México, que definen diferentes tipos de suelo para fines
de diseño geotécnico (cimentaciones) y diseño sísmico. A estos planos se les conoce como
microzonificación o bien como zonificación sísmica de algún lugar específico. A continuación se
muestra el plano de zonificación sísmica de la ciudad de México publicado en las Normas Técnicas
Complementarias para Diseño por Sismo del Reglamento para Construcciones del Distrito Federal de
2004. En este caso, el diferente peligro sísmico no es por la cercanía a zonas donde se origina el
sismo, como en el caso del mapa a nivel nacional, sino por las características mecánicas y dinámicas
del suelo, que definen zonas donde hay mayor amplificación de las ondas sísmicas.

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Zona II

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Longitud
(Gobierno del Distrito Federa!). (s.f.). zonmceaón sísmica de la ciudad de México [Plano]
Conviene aclarar que para el diseño de edificaciones resistentes a sismos no es suficiente
solo conocer la aceleración máxima del terrero que puede llegar a ocurrir en la vida útil de la estructura,
sino también otras características; en particular la amplificación de las aceleraciones que pueden sufrir
los edificios dependiendo de sus características de comportamiento dinámico. Por lo tanto, a partir de
los estudios de ingeniería sísmica se definen los valores de las aceleraciones con que deben ser
diseñados los edificios, a este conjunto de aceleraciones que pueden llegar a experimentar las
edificaciones en su masa se les conoce cono espectros de diseño. En los siguientes esquemas se
muestran los espectros de diseño sísmico para las distintas zonas en que está dividida la ciudad de
México, y es el resultado final del estudio de la generación de los sismos desde su origen, su
propagación mediante diferentes tipos de ondas sísmicas, la atenuación de su efecto con la distancia
y la amplificación local por los efectos de sitio; para finalmente determinar la aceleración máxima
probable que experimentará la masa de la edificación ante la incidencia del sismo.

Los valores de los parámetros mostrados en la tabla permiten elaborar los espectros de diseño
presentados en la figura. El eje vertical de la figura, donde se presentan los espectros de diseño,
representa la aceleración máxima probable en el edificio normalizada respecto a la aceleración de la
gravedad.

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lllb 0.45 0.11 o.ss 3.0 2
!lle 0.40 0.10 1.25 4.2 2
llld 0.30 0.10 O.SS 4.2 2
(Gobierno del Orstnto Federal) (2004) Espectros para drseílo sísm,co de la CIIJdad de Mén::o [Esquemas]

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