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Arica - Chile
Introducción
El siguiente trabajo presenta un resumen acerca del capítulo 11 del texto “Arqueología.
Métodos, Técnicas y Prácticas” (Bahn & Refnew, 2011, 389-423), donde se abordan temáticas
relacionadas con la diversidad biológica humana en la arqueología, la variedad de indicadores
que se pueden obtener de los restos óseos y las técnicas que se han desarrollado para
interpretarlos, para así desarrollar las distintas hipótesis en las reconstrucción de costumbres,
organizaciones, patologías, etc. Esta información que concierne a la disciplina arqueológica y
bioantropológica se presenta a través de seis subtemas que se adentran en explicar formas de
análisis del cuerpo e interpretaciones acerca de los modos de vida, así como la influencia de las
teorías evolutivas en todo el entendimiento del desarrollo del cuerpo y a este como material de
aproximación y expresión cultural, comenzando por la identificación de los atributos físicos
humanos, hasta los estudios relacionados con las problemáticas de la etnicidad y evolución. Por
último se presenta una conclusión en la que se dará una pequeña reflexión en la que se incluye la
temática principal junto a una relación acerca de problemáticas de la actualidad.
Arqueología de la Gente
La arqueología busca la reconstrucción del pasado a través del registro material, entre los
cuales se encuentra el mismo humano, si bien el análisis de este es más propio de la disciplina
bioantropológica, la arqueología diversifica sus técnicas y multidisciplinariedad, considerando
que la antropología física puede aportar con grandes evidencias que influyen en la interpretación
arqueológica del pasado.
¿Qué Sexo?
Identificar el sexo de los individuos que estamos estudiando, ya sea a partir de cuerpos
intactos o representaciones artísticas, suele ser fácil cuando podemos observar los genitales o los
caracteres sexuales secundarios, pero se vuelve una tarea compleja cuando tenemos restos sin
presencia de tejidos blandos. Para estos casos nos adentramos al esqueleto humano, en donde
algunos detalles óseos son indicadores del sexo, entre estos la forma y tamaño de la pelvis es uno
de los más fiables, pues hombres y mujeres tienen necesidades biológicas distintas, aunque no
todos los grupos humanos tienen esa distinción muy clara y se analizan otras características de
los huesos, como lo pueden ser el tamaño del esternón, la robustéz de los huesos largos, el
tamaño de las articulaciones, el tamaño del cráneo, la prominencia de los arcos supraciliares, la
inclinación de la frente, el tamaño de la mandíbula y dientes, la capacidad craneal o la
circunferencia de la tibia; pero el análisis de las características óseas también tiene sus
dificultades, porque la diversidad física humana implica que no podemos guiarnos por solo un
indicador, debemos acumular la mayor evidencia posible. Además hay que mencionar que con
los niños resulta más complejo, pues no presentan un desarrollo completo de sus huesos, pero un
análisis dental puede darnos algunas pistas de su sexo.
Si es que solo tenemos fragmentos de hueso un análisis de las concentraciones de ácido
cítrico pueden ayudarnos a identificar el sexo, pues las mujeres tienen más que los hombres.
Caminar
La capacidad de caminar de forma bípeda y erguida es un elemento clave de nuestra
humanidad, y para conocer la evolución de esta característica a lo largo de nuestra historia hay
distintas evidencias, hechas por distintos métodos que nos acercan a ese conocimiento. Uno de
ellos es el análisis de la estructura ósea proveniente de los vestigios del pasado, por ejemplo
“Lucy” una Australopithecus afarensis proveniente de hace aproximadamente unos 3.1 millones
de años atrás, es uno de los muy escasos ejemplares en los que se encuentra gran parte de su
estructura ósea, y gracias al análisis de este, se han dado dos hipótesis acerca de su forma de
desplazamiento. La primera postula que ella tenía la posibilidad de desplazarse erguidamente,
pero aún tenía un sustento por medio de los árboles, esto debido a la estructura musculosa,
alargada y curva de sus pies y manos. De manera contraria, se postula que ella podía caminar de
manera totalmente bípeda, ya que la posición del tobillo es similar a la del ser humano actual, y
las características que se nombran en la primera postulación no son una prueba concreta de la
vida acosta de los árboles.
El cráneo también puede darnos indicios de bipedismo, por ejemplo en un estudio de los
restos de un Australopithecus africanus de 2-3 millones de años se observó que este caminaba
con la cabeza más inclinada hacía adelante, esto debido a que si uno estudia los canales
semicirculares del oído interno se puede saber el ángulo de la cabeza de quienes caminan
erguidos.
Otra manera de obtener información de la locomoción de nuestros antepasados es a través
de las huellas de sus pies, esto es gracias a la utilización de la fotometría, en la que se crea un
gráfico donde se vé revelado las curvaturas y contornos de estos, con los cuales puede ver las
similitudes y diferencias con los pies modernos. Un ejemplo de esto, es un estudio de unas
huellas halladas en Tanzania de aproximadamente unos 3,6-3,75 millones de años, en los que se
observó que quienes caminaron por ahí tenían un talón muy redondeado, un arco muy alto, el
dedo gordo orientado hacia al frente y la cabeza del metatarsiano pronunciada. Junto con los
patrones de presión en relación al peso y la longitud de la zancada, se supo que estos homínidos
caminaban de manera erguida pero lentamente.
Parásitos y Virus
Cuando aún quedan tejidos blandos superficiales que se pueden analizar, es posible
encontrar ciertos parásitos, como piojos del cuerpo y cabeza, e incluso parásitos intestinales,
como la lombriz intestinal o huevos de tricocéfalo. Estos parásitos y virus se pueden detectar
también en coprolitos humanos, los cuales han revelado en ciertos individuos huevos de varios
parásitos y huellas de garrapatas, piojos y ácaros en ellos. Aunque la forma más segura de
aproximarse a las posibles enfermedades que tenían, es mediante la genética, ya que algunas
enfermedades como la viruela y la polio, han dejado huellas en nuestro ADN.
Dientes
La presencia de sustancias como el plomo, no es la única forma de identificar la posible
dieta de los individuos, ya que como la alimentación tiene un impacto directo en la dentición a
través del estudio de los dientes, se pueden identificar caries, lesiones dentales, desgaste excesivo
y también la falta de piezas. Aunque este último puede ser por variadas razones, algunas
posiblemente fueron por extirpación de dientes sanos con fines estéticos o ceremoniales y otros,
de forma de tratamiento odontológico. Dentro de estos tratamientos no solo se encuentra la
extirpación, sino también en ciertas culturas se emplean alambres para prevenir directamente la
pérdida de las piezas dentales al unirlos.
Conocimientos Médicos
Las técnicas médicas utilizadas en el pasado se pueden conocer mediante los escritos
dejados, como por ejemplo, los textos de los romanos que evidencian el tratamiento dental que
solían usar, o los papiros médicos de Egipto. Sin embargo, esta no es la única fuente, ya que
gracias a la evidencia arqueológica se ha detectado una técnica médica denominada trepanación,
esta consiste en la extracción de un trozo del hueso del cráneo, con el fin de liberar la presión
sobre el cerebro causado por una fractura craneal o para combatir dolores de la cabeza o la
epilepsia. Gracias a la arqueología adicionalmente se ha logrado encontrar evidencia de la
antigua pericia médica, descubriendo instrumentos quirúrgicos como matraces, frascos,
rasuradoras, una jeringa uretral, cuchillos, sierras y vendas de algodón y lana, los cuales se
aproximan mucho a los instrumentos actualmente utilizados.
El Análisis de la Nutrición
La nutrición es la capacidad de consumir una dieta que te permitan sostener al cuerpo en
un entorno físico y social, ya que lo que consumen los humanos afecta directamente en su estado
de salud y se ve reflejado en su cuerpo, además de que conlleva una serie de procesos, como lo
es la producción, que permiten identificar cambios en los modelos de vida (De caza y
recolección a ganadería).
Malnutrición
Así como la nutrición se refleja en el cuerpo y permite un desarrollo óptimo en el mismo,
la malnutrición tiene efectos que se visualizan después en los restos óseos, como lo puede ser la
detención del crecimiento, desmineralización y manchas de la dentina en los dientes, por falta de
grasas animales, leche o pescado; cambios en la forma del paladar y encías, por la falta de
vitamina C; cambios en los tamaños y formas normales de los huesos como la tibia, debido a la
falta de proteínas y el desgaste. La evidencia de la malnutrición no solo se puede reflejar en el
cuerpo, sino que también en la cultura y es visible en representaciones artísticas y literarias.
Comparación de Dietas: El nacimiento de la Agricultura
El análisis de la concentraciones de diversos minerales en los restos óseos, nos permite
identificar también el tipo de dieta que tenían las comunidades del pasado, gracias a esto es que
se puede identificar también el traspaso de un tipo de dieta rica en proteínas a una primada por
los carbohidratos, en donde el tipo de alimentación se puede reflejar en la deficiencia de hierro,
aparición de caries, disminución del tamaño de la mandíbula, cráneo y estatura. El traspaso de la
caza a la agricultura tiene muchos más efectos que los nutricionales, como lo puede ser la vida
sedentaria, el aumento de la población o el cambio de actividades, así como también influir en
los roles y evidenciar cambios de dieta según en el sexo.
Estudios de Población
Para estudiar poblaciones más grandes basado en los restos arqueológicos del pasado
existe un campo de estudio llamado paleodemografía, este se divide en dos enfoques básicos: el
primero se basa en obtener datos a partir de los datos del asentamiento; el segundo busca evaluar
de un medio ambiente concreto desde sus recursos faunísticos y vegetales a lo largo de las
distintas estaciones, y a cuánta gente estos recursos pudieron de haber abastecido.
Tomemos un ejemplo desde una mirada basada en el primer enfoque, en un yacimiento es
necesario determinar, cuántas viviendas fueron ocupadas en cierto momento y luego se procede
al cálculo, ya que este es el medio más preciso para conseguir cifras de una población concreta.
La propuesta por el geógrafo Raoul Naroll, utiliza datos procedentes de un examen de 18
culturas modernas, se basa en que la población de un yacimiento prehistórico es igual a la
décima parte de la superficie total del suelo en metros cuadrados, aunque otros arqueólogos han
modificado esta y han agregado otras variables como la del entorno.
También existen otras técnicas, como la desarrollada por Aileen Fox que recurrió a datos
etnográficos que demostraban que las familias maoríes eran relativamente pequeñas a finales del
siglo XVII y XIX, y junto a la evidencia arqueológica que señalaba una media de dos hoyos de
almacenaje por cada familia en las terrazas de los hogares; llevó a una fórmula de seis adultos
por cada dos hoyos de almacenaje, por lo que los 36 hoyos del yacimiento indican 18 familias y
108 personas (una cifra menor de lo que se había creído).
Sin embargo con las poblaciones de áreas grandes nos encontramos con limitantes, en lo
que se refiere a la evidencia arqueológica, sólo se puede contar el número de yacimientos de
cada región, suponer cuántos de ellos estaban ocupados a la vez en cada fase cultural, estimar la
población de cada yacimiento importante y luego llegar a una cifra aproximada de la densidad
poblacional, pero estas no llegan a ser más que especulaciones de la posible real densidad
demográfica.
Etnicidad y Evolución
Para finalizar debemos de identificar los orígenes de nuestros antepasados,donde se han
originado, como se supone que ha ido evolucionando y en especial como fue que el ADN y cómo
es que nos ayudó descubrir nuestros inicios.
Conclusión
Como se ha observado a lo largo del trabajo presentado, a través de la observación de los
restos humanos se pueden obtener distintas y muy detalladas conclusiones acerca de los
comportamientos de las diversas poblaciones anteriores a nuestro presente, hasta incluso de los
restos más pequeños de nuestro cuerpo. Tal como hemos visto, de estos restos podemos tener
acercamientos al conocimiento de la edad, sexo, altura, peso, aspecto físico, las interrelaciones;
las habilidades como el caminar, el habla, la utilización de las manos, las tensiones, traumas y
enfermedades; y si su nutricion contenia o no, ciertas deficiencias que pudiesen afectar su salud y
comportamiento.
Es más, con el último apartado de este trabajo acerca de la historia genética de nuestros
antepasados, nos permite comprender más acerca de los posibles cambios migratorios que hubo
en el pasado, buscando en el ADN un origen geográfico de nuestros primeros ancestros en el
mundo. Esto sin duda es un increíble aporte a ciertas temáticas problemáticas de la actualidad, ya
que vivimos constantemente en procesos macro migratorios, los cuales muchas veces ponen en
conflicto los términos de raza, identidad y nacionalidades, justificando que el asentamiento de la
población de una nación determinada siempre a permanecido ahí, siendo que en realidad todos
los seres humanos de todas las sociedades del mundo son producto de una larga etnohistoria de
constantes intercambios genéticos y demográficos, los cuales nos han aportado a desarrollar la
increíble diversidad tanto física y cultural nuestro presente.
Referencias