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16 de mayo de 2011
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como por tratados y convenciones a nivel internacional, sociedad que vive
diferentes realidades y preferencias.
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el cuerpo del mismo, no es el derecho consagrado como garantía individual a
profesar una u otra religión, ni tampoco se pretende analizar, observar o criticar
ninguna doctrina, lo cual considero, es un derecho intocable e inalienable a todo
individuo; sino a los hechos y actos jurídicos de las personas físicas que dirigen
dichas asociaciones, precisando las causas, efectos y consecuencias que éstos tienen
en el impacto social, y en el ámbito jurídico-político. En este contexto es importante
el conceptualizar el término “política”, mismo que Iñaki Rivera refiere:
“Durante siglos, sin embargo, el término “política” fue empleada fundamentalmente para señalar
obras dedicadas al estudio de toda esfera de actividad humana que tuviese, en cualquier manera, una relación
con el Estado. Es a partir de la edad moderna cuando el vocablo adquiere nuevas expresiones: como “ciencia
del Estado”, como “doctrina del Estado” (Jellinek, 1900), como “ciencia política”, como “Filosofía política”
(Hegel 1821). Así mismo, será también en esta época cuando se retome y se considere especialmente el
elemento del “poder” (político) como conjunto de actividades que se expresan en determinados verbos:
conquistar, defender, mantener, ampliar, reforzar, abatir. La expresión de “lo Político”, entonces va ir siendo
paulatinamente asociado al control, y especialmente, al control del territorio, del espacio. En tal sentido, y
dentro del significado propio de la edad moderna del término “política”, cuando la idea de “Estado” va
asumiendo un lugar central, los verbos y las principales “actividades” del “poder político” van a ser:
organizar, burocratizar, estudiar, justificar, modificar el Estado. A partir de este momento, y a través de la
decisiva vinculación con el “poder”, los tres conceptos que rondan irán siempre vinculados: Poder-Política-
Estado.”
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ideológicamente casi a la totalidad de la población del territorio nacional. Por
mencionar algunas estadísticas en el año de 1895 el 99.1 % de la gente en México
profesaba esta religión y el 88 % en el año 2000, por lo que fundamentando su dicho
en el manejo de la fe y las creencias de la población no es difícil legitimar cualquier
intento o acto por detentar el poder en sus diversas formas de presentación. Sin
embargo se observa una relación inversamente proporcional si hablamos de
alfabetismo, ya que en el año de 1895 el 82.1 % de la población era analfabeta y en
el 2000 el 8.4 %, la importancia de este dato estadístico radica en que se deduce que
a mayor influencia por parte de la iglesia católica menor alfabetismo, esto sin
considerar los datos pronunciados por el Investigador, Historiador y Escritor
Francisco Martín Moreno quien señala que al término del periodo de la llamada
santa inquisición y la colonia en 1821 en México el 98% de los mexicanos no sabían
leer ni escribir.
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de la iglesia católica, siendo ésta, el gobierno invisible a partir de la administración
de Vicente Fox, donde el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez es el capellán y hombre
de mayor jerarquía junto con el Cardenal Primado de México, siendo el objetivo
concreto el de instaurar el reino de Dios en la tierra mediante la conquista y
retención del poder político para evangelizar las estructuras y las instituciones del
Estado mexicano.
De ahí que sea apasionante la tarea de buscar los principios racionales aptos
para regular las relaciones entre el poder político y el fenómeno religioso, sin
incurrir ni en el extremo de los que defienden la primacía de la política ni la
ingenuidad de quienes pretenden una religión absolutamente autónoma, como si no
estuviese demostrado ya por la historia que algunos de los más nefastos crímenes
contra el bien común y el pacto social se han cometido bajo el pretexto de la
religión, de la autonomía de la conciencia o de la verdad divina; sin restar
importancia al fenómeno ideológico - como lo menciona Michel Foucault – que
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utilizando un discurso en muchas ocasiones demagógico en voz de la “soberanía” se
pretende legitimar el “poder” y al mismo tiempo- como lo cita Raúl Zafaroni – el
uso y abuso de la violencia “legítima”; que al igual que el doble discurso manejado
por las asociaciones religiosas ha mermado y retrasado el progreso científico,
tecnológico, educativo y democrático de México.
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un Estado, evidenciando con ello la falta de claridad y la crisis de legitimidad que
sufren los gobernantes, probablemente por la ausencia de transparencia y honestidad
al desempeñar un cargo público o bien, al momento de emprender la
correspondiente campaña política para buscarlo; esta situación se puede apreciar con
el impulso que han recibido servidores públicos con la visita en territorio nacional o
fuera de él, de los jerarcas de las diferentes iglesias, principalmente por las visitas
del Papa, reforzando la idea de que no es claro, por un lado a los gobernantes y por
otro a los gobernados, que el origen de ese Poder emana del pueblo, de los
ciudadanos que en uso de sus derechos políticos acude a las casillas a sufragar a
favor de un representante popular. En reciprocidad debería preocupar a los
funcionarios encontrar y promover la legalidad y la legitimación de éstos, realizando
las acciones de fondo necesarias para garantizar el desarrollo integral armónico de la
Nación, con la única consigna de velar por la ampliación de derechos hacia sus
gobernados, pues un Estado con más libertades, más derechos, más plural, más
respetuoso del Estado de Derecho, es en consecuencia más laico.
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conducir a los individuos a que contribuyan a su propia “mortificación” en este
mundo. La mortificación entendida no como la muerte, sin duda, sino como la
renuncia a este mundo y a uno mismo: una especie de muerte cotidiana. Una muerte
que se supone proporciona la vida en el otro mundo.
Esta idea no permite que el individuo, sea sólo o en grupo, pueda siquiera
poner en duda el proceder de sus pastores, ya que por un lado, su pastor, por medio
de la confesión, lo conoce en lo más profundo de su ser, conoce sus deseos, sus
necesidades, sus intenciones, sus faltas y pecados y por consiguiente ejerce su poder
sobre él. Una de las tantas maneras de dominar o esclavizar a alguien es conocer sus
secretos. A este fenómeno se le agrega la mortificación que proporciona el pretender
señalar actividades impropias de su pastor, ya que como en la mayoría de las
doctrinas, el contravenir las indicaciones de su Dios, mismas que se supone son
transmitidas por el pastor, puede representar toda una eternidad en los diferentes
tipos de infiernos de los que se disponen.
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del clero, como maliciosa y equivocadamente lo conceptualizan algunos
gobernantes, intelectuales, el alto clero y una parte de la población, representa el
marco idóneo en el cual se encuentran garantizados los derechos fundamentales de
la población en general, donde el respeto va más allá de la tolerancia, donde los
principios del Estado de Derecho son efectivos para todos sin distinción, sin
prerrogativas, donde la libertad de pensamiento y de creencia son plenamente
respetadas por las instituciones educativas, de gobierno y del ámbito social, donde
no se realiza discriminación en contra o a favor de nadie por lo que piensa o cree,
donde las obligaciones consagradas en el artículo 31 de la Carta Magna deben ser de
observancia obligatoria, sin exclusiones ni distinciones, con la firme convicción de
apoyar al crecimiento y progreso de México y garantizar el acceso a las
oportunidades y servicios para todos, en especial a los más desprotegidos, ya que un
pueblo educado, con acceso a los servicios de salud y vivienda eleva
exponencialmente sus expectativas de bienestar en comparación del que no, una
población con esas características ejerce y exige sus derechos, pero al mismo tiempo
retribuye en productividad y respeto a las normas pues sabe que es en beneficio de
todos los que se encuentren en territorio nacional.
Es por todo esto y mucho más que el laicismo rebasa las fronteras religiosas y
cae sobre las tierras pantanosas de la ignorancia y fanatismo proporcionando
cimientos firmes para la construcción de un verdadero Estado Democrático
Moderno.