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El estilo marca el más allá de los dispositivos. La escuela marca el estilo: es donde
la verdad y la crítica se articulan como saber. Se inscribe así una noción distinta
del saber que la que sostenía Freud. El saber se articula. Tenemos entonces,
“¿qué es ser analista y qué es el psicoanálisis?” La cuestión es justamente que
sostenerlo como pregunta es para nosotros posición del analista. Que opere como
marca y vacío a la vez: es función de analista.
Por otra parte, siempre me resultó sorprendente que Miller acaparase para sí
todos los cargos de dirección o presidencia de los organismos, sociedades y
escuelas lacanianas en las que participa. Pero si se considera que tales
agrupaciones no son lacanianas, sino millerianas, se despeja toda sorpresa, ya
que ¿quién mejor que el propio J-A. Miller para dirigir al millerianismo en el
mundo?
Cuando ocurre el público conflicto entre J-A. Miller y C. Soler, debido obviamente
a un conjunto de motivos científicos, políticos y personales, el primero le reprocha
(para mi total sorpresa) a la segunda, el hecho de haberlo plagiado. ¿Cómo podía
ser, me preguntaba yo, que en el lacanismo se imputase de plagio, cuando Lacan
“demostró” su imposibilidad, y cuando ambos tomaban, como tantos de nosotros,
los conceptos y las ideas de la misma fuente? Lo que sucedía, es que J-A. Miller
denunciaba que C. Soler tomaba sin citar, ideas y conceptos de él, no de Lacan.
Otro hecho que me cuestionaba era la posición de algunos analistas lacanianos de
París, quienes afirmaban que con Freud y con Lacan alcanzaba, esto es, que al
psicoanálisis le resultaba suficiente con dos autores: Freud y Lacan. Esta
afirmación me resultaba increíble. ¿Cómo se podía hablar así sobre el futuro del
psicoanálisis? ¿Quién podía afirmar que en el futuro no hiciese falta la aparición
de otro nuevo autor? Pero, de lo que se trataba no era del futuro, sino del rechazo
a la existencia actual de ese “otro”, o sea, de J-A. Miller como autor.
Para confirmar la respuesta y el atraso de la misma conviene considerar lo
siguiente. Si la enseñanza de Lacan, además de sus escritos y conferencias, se
caracteriza por “Los seminarios...”, la de Miller tiene su equivalente: “Los cursos
psicoanalíticos...” Cabe destacar que su número hasta la fecha supera los quince
y que ya ha comenzado su publicación.
Dada la articulación que realizo entre esta modalidad de las enseñanzas de Lacan
y de Miller, convendría hacerse una pregunta más: ¿la publicación de “Los cursos
psicoanalíticos”, se verá tan demorada como la de “Los seminarios”, que llevan
algunos más de 40 años “en souffrance”? Francamente, no lo creo. ¿Habrá en
esto alguna respuesta a la demora? Espero que no.
Ahora bien, dado que afirmo la existencia de un psicoanálisis milleriano, tanto por
los argumentos anteriores, como por haber recibido una respuesta afirmativa a
este respecto, cuando consulté a un número significativo de colegas y amigos de
la E.O.L., cabe preguntar: ¿qué caracteriza a esta nueva región del mapa del
psicoanálisis?, no con el fin de llegar a decir “eso no es psicoanálisis” sino para
empezar a estudiarla y así poder asumir una posición racional frente a ella.
Toda buena respuesta debería provenir de la puesta en funcionamiento de la
pregunta que implica el estudio de las coordenadas estiradas en un buen lapso de
tiempo. Pero, como ya algo de esto es pasado, creo que al menos cabe destacar
lo siguiente, producto de la articulación, al menos a grandes rasgos, de las
posiciones de Lacan y de Miller:
d) Son muchos los analistas que afirman que Lacan no hizo todo lo que podía
hacer para evitar su expulsión de la I.P.A. Yo también lo creo y lo explico de la
siguiente forma: su nueva condición en el contexto psicoanalítico (la de
excomulgado), le permitió terminar de ocupar la posición enunciativa necesaria
para sostener lo que afirmaba que, además, no coincidía con S. Freud y
especialmente con los post-freudianos. Miller, sin lugar a dudas, en una tendencia
contraria, trabaja denodadamente hacia la confluencia y la homogenización de la
Mundial con la I.P.A. Esto parece indicar que el nuevo psicoanálisis posee puntos
importantes de coincidencias teóricas y clínicas con las corrientes pre-lacanianas.