Este documento narra la traición de los condes de Carrión, Diego y Fernando, hacia el Cid. Los condes maltratan brutalmente a sus esposas, las hijas del Cid, atándolas desnudas a encinas y azotándolas severamente en un bosque, dejándolas para morir. Cuando su primo las encuentra deja a las mujeres con un labrador e informa al Cid de la afrenta. El Cid se queja ante el rey, quien convoca tres Cortes para juzgar el asunto.
Este documento narra la traición de los condes de Carrión, Diego y Fernando, hacia el Cid. Los condes maltratan brutalmente a sus esposas, las hijas del Cid, atándolas desnudas a encinas y azotándolas severamente en un bosque, dejándolas para morir. Cuando su primo las encuentra deja a las mujeres con un labrador e informa al Cid de la afrenta. El Cid se queja ante el rey, quien convoca tres Cortes para juzgar el asunto.
Este documento narra la traición de los condes de Carrión, Diego y Fernando, hacia el Cid. Los condes maltratan brutalmente a sus esposas, las hijas del Cid, atándolas desnudas a encinas y azotándolas severamente en un bosque, dejándolas para morir. Cuando su primo las encuentra deja a las mujeres con un labrador e informa al Cid de la afrenta. El Cid se queja ante el rey, quien convoca tres Cortes para juzgar el asunto.
De concierto están los condes hermanos Diego y Fernando;
afrentar quieren al Cid, muy gran traición han armado. 2 Quieren volverse a sus tierras; sus mujeres han demandado, y luego su suegro el Cid, se las hubo entregado. 4 --Mirad yernos, que tratedes como a dueñas hijasdalgo mis hijas, pues que a vosotros por mujeres las he dado.-- 6 Ellos ambos le prometen de obedecer su mandado. Ya cabalgaban los condes, y el buen Cid ya está a caballo 8 con todos sus caballeros, que le van acompañando; por las huertas y jardines van riendo y festejando; 10 por espacio de una legua, el Cid los ha acompañado. Cuando de ellas se despide, las lágrimas le van saltando; 12 como hombre que ya sospecha la gran traición que han armado, manda, que vaya tras ellos Alvarañez su criado. 14 Vuélvese el Cid y su gente, y los condes van de largo. Andando con muy gran priesa, en un monte habían entrado 16 muy espeso y muy escuro, de altos arboles poblado. Mandaron ir toda su gente adelante muy gran rato; 18 quédanse con sus mujeres tan solos Diego y Fernando. Apéanse de los caballos, y las riendas han quitado; 20 sus mujeres que lo ven, muy gran llanto han levantado. Apéanlas de las mulas cada cual para su lado; 22 como las parió su madre ambas las han desnudado, y luego a sendas encinas las han fuertemente atado. 24 Cada uno azota la suya, con riendas de su caballo; la sangre que de ellas corre, el campo tiene bañado; 26 mas no contentos con esto, allí se las han dejado. Su primo que las fallara, como hombre muy enojado 28 a buscar los condes iba, como no los ha hallado, volvióse para ellas, muy pensativo y turbado: 30 en casa de un labrador allí se las ha dejado. Vase para el Cid su tío, todo se lo ha contado. 32 Con muy gran caballería, por ellas ha enviado. De aquesta tan grande afrenta el Cid al rey se ha quejado; 34 el rey como aquesto vido, tres Cortes había armado.