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EL SIGLO REBELDE

1830-1930

Charles Tilly, Louise Tilly y Richard Tilly

Traducción de Porfirio Sanz Camañes

LOBATO - SORIANO
atbliotWca

Prensas Universitarias de Zaragoza


FICHA CATALOGRÁFICA

TILLY, Charles
El siglo rebelde, 1830-1930 / Charles Tilly, Louise Tilly y Richard Tilly ; tra-
ducción de Porfirio Sanz Camañes. — Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza,
1997
411 p. ; 21,5 cm. — (Ciencias Sociales ; 33)
Tít. orig.: The Rebellious Century 1830-1930
ISBN : 84-7733-485-4
1. Francia-Historia social-1830-1930. 2. Italia-Historia social-1830-1930. 3.
Alemania-Historia social-1830-1930. 4. Problemas sociales-1830-1930. I. Tilly,
Louise, coaut. II. Tilly, Richard, coaut. III. Sanz Camañes, Porfirio, trad. IV. Prensas
Universitarias de Zaragoza, ed. V. Título. VI. Serie: Ciencias Sociales (Prensas
Universitarias de Zaragoza) ; 33
323.22/.28(431/435)"1830/1930" 943.0"1830/1930"
323.22/.28(44)"1830/1930" 944 "1830/1930"
323.22/.28 (45)" 1830/1930" 945.0" 1830/1930 " A Piera, Hector, Otto y Naneth, apreciadísimos padres

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1975 by the President and Fellows of Harvard College


De la edición española, Prensas Universitarias de Zaragoza
1.a edición, 1997 LOBATO - SURIANO
Colección Ciencias Sociales n.° 33 Biblioteca
Director de la colección: Julián Casanova Ruiz
Edición original:
The Rebellious Cennoy: 1830 1930-

Harvard University Press, 1975


Traducción española de Porfirio Sanz Camañes
Revisión de José Ángel García Landa
Published by arrangement with Harvard University Press
(Publicado por acuerdo con Harvard University Press)
Editado por Prensas Universitarias de Zaragoza
Edificio de Ciencias Geológicas
C/ Pedro Cerbuna, 12
50009 Zaragoza, España
Prensas Universitarias de Zaragoza es el sello editorial de la Universidad de Zaragoza, que
edita e imprime libros desde su fundación en 1583.
Impreso en España
Imprime: Navarro y Navarro impresores
D.L.: Z-3584-97
10 Prefacio

cambio social y los conflictos fuese relativamente rica y continua en todas las
áreas. De ahí el período de 1830 a 1930.
Hemos desbordado los límites temporales más de una vez. La informa-
ción continuada de que disponemos para Alemania se detiene en 1913, cubre
sólo unas pocas décadas del siglo XIX para Italia, pero discurre ininterrumpi-
damente para Francia desde 1830 hasta 1960. Nuestros comentarios a veces
vagan hasta el presente y ocasionalmente se remontan hasta el siglo XVIII.
Sin embargo, es al siglo que abarca de 1830 a 1930 al que dedicamos nues-
tra mayor atención.
CAPÍTULO 1
Aunque el período es arbitrario, no carece de cierta base. El libro defien- UNA ÉPOCA DE REBELIONES
de y analiza una interdependencia estrecha entre tres transformaciones heroi-
cas que sucedieron en la mayor parte de los países europeos occidentales
durante aquel período: la emergencia de una economía urbana-industrial,
la consolidación de un poderoso Estado nacional y una reorientación de la 1.1. El problema
acción colectiva. El desarrollo de nuestro análisis descansa especialmente sobre
datos relativos a acciones colectivas violentas, porque son en conjunto más «Ay de las ciudades que tienen yesca en su interior», escribía Frie-
visibles y están mejor documentadas que las acciones no violentas. Sin drich Schiller en 1799. A pesar de su entusiasmo por la Libertad en un
embargo, no nos interesa tanto descubrir las raíces de la violencia en sí como sentido abstracto, diez años de revolución en Francia habían atenuado el
investigar y contribuir a explicar cambios en las maneras en que la gente gozo de Schiller ante las formas en que el género humano busca de
actúa colectivamente con fines comunes. hecho su liberación:
William Gum nos ayudó a planear este libro y nos trató con paciencia y ¡Ay de las ciudades que tienen yesca en su interior!
alegría durante los muchos años de su creación. Debemos mucho a los traba- El pueblo, rompiendo sus cadenas,
jos inéditos que Gerd Hohorst, A. Q. Lodhi y David Snyder realizaron bajo Se socorre a sí mismo de formas espantosas.
nuestra dirección. Priscilla Cheever, Judy Davidson, Freddi Greenberg, Leila
Aullando, la rebelión agarra las cuerdas de las campanas
Al-Imad, Virginia Perkins y Sue Richardson nos prestaron una ayuda esen-
Y repica llamando a la violencia las campanas consagradas a la paz
cial en la investigación, y Margaret Grillot, Pamela Hume, Debbie Polzin,
Robert Schweitzer y Diane Stephenson colaboraron en la preparación del <Libertad e igualdad», oímos clamar a los hombres.
manuscrito. Christopher Tilly, Kathryn Tilly y Laura Tilly también colabo- El ciudadano pacífico prepara su defensa.
raron en diversas tareas investigadoras. En la editorial, Ann Louise Las calles y los mercados se llenan,
Y bandas de matones avanzan por todas partes.
McLaughlin preparó el manuscrito para la imprenta con ánimo, eficacia y
rapidez. Estamos agradecidos a Otto Pflanze y Edward Shorter por sus obser- El precio de levantar a las masas era, al parecer, demasiado elevado
vaciones en la lectura de algunos capítulos. El estudio hubiera sido imposible
sin el generoso apoyo financiero de la National Science Foundation, la Resulta peligroso despertar al león.
Deutsche Forschungsgemeinschaft y el Canada Council. Gracias a todos Mortal es el colmillo del tigre.
Pero el más horrible de los espantos
aquellos que nos ayudaron a crear nuestro libro. es el hombre.en sus vanas ilusiones.

¡Ay de aquellos que prestan la lumbre


Agosto de 1974 Ch. T, L. T., R. T De la antorcha celestial a los eternamente ciegos!
12 Una época de rebeliones El problema 13

No les permite ver. cen a maravillosas especulaciones sobre las raíces de la agresividad huma-
Sólo puede prender incendios,
Reducir a cenizas la ciudad y el país.
na y sobre los efectos de nuestra posición social en nuestra manera de
comprender y de malinterpretar las acciones de los demás. Pero hay más
(Schiller, «Das Lied von der Glocke») sobre la variable.

Durante los casi dos siglos transcurridos desde el comienzo de la Por buenos motivos. El siglo que media entre 1830 y 1930, con sus
Revolución francesa, el miedo, el desdén y las imágenes del fuego y múltiples revoluciones, efectuó cambios fundamentales en las modalida-
la yesca han sido elementos constantes al representarse la sublevación des de protestas violentas en Europa. Correspondió además en Europa al
popular. Los occidentales se han forjado una idea de la sublevación como gran período de transformación de la sociedad agraria a la sociedad
la repentina liberación de fuerzas oscuras: rabia, tensión, tristeza, frustra- industrial. Difícilmente puede evitarse establecer la conexión. Ca saute
ción, fuego. En mayo de 1968, poco después de que un gran número de aux yeux, dirían los franceses: salta a la vista. Si el cambio del lugar y del
escuelas y centros de trabajo fuesen tomados por estudiantes y obreros carácter de la violencia colectiva se daba a medida que los países europeos
franceses, Raymond Aron escribía: se urbanizaban e industrializaban, estos dos inmensos procesos de trans-
formación deben, de alguna manera, haber sido interdependientes. Pero
Está claro que el incendio, a pesar de estar provocado por pequeños gru- ¿como?
pos de revolucionarios, no se habría extendido si no hubiera alcanzado mate-
rial inflamable. Las banderas rojas y negras todavía simbolizan vagas e ilimita- Esa simple pregunta, ¿cómo?, combina como elementos de un solo
das esperanzas. Estudiantes y trabajadores mantendrán, nuevamente, cálidos
recuerdos de aquellos días de huelga, fiesta, desfile, discusión interminable y jeroglífico un problema histórico de primer orden y un importante ele-
disturbios, como si el hastío de la vida diaria y el estrangulamiento causado mento de incertidumbre en el análisis de las sociedades contemporáneas.
por la eficiencia tecnológica y burocrática requiriesen una repentina libera- Al preguntarnos cómo y cuánto dependían del proceso europeo de creci-
ción de vez en cuando, como si los franceses sólo abandonasen su soledad a
través de un psicodrama revolucionario (o pseudo-revolucionario). La partici- miento urbano-industrial los cambios producidos en el carácter de la vio-
pación —una palabra imprecisa pero al mismo tiempo poderosa— expresaba lencia colectiva, y viceversa, nos preguntamos por las razones de la
la esperanza de una vida comunitaria que nuestra jerárquica y segmentada violencia colectiva que existen en el mundo urbanizado e industrializado
sociedad, con su yuxtaposición de diferentes tipos de privilegios, sólo ofrece a
los franceses en momentos efímeros de ilusión lírica. (1968: 167) de hoy, y por sus perspectivas futuras. Esto es así aunque no exista proba-
bilidad de que China, Chile o Mali repitan la historia de Inglaterra, de
Hay más visión en los estudiantes y trabajadores revolucionarios de Rusia o de los Estados Unidos. En efecto, muchos razonamientos actua-
Aron que en las «bandas de matones» de Schiller en 1799. En 1968 les sobre el tema se basan en unas nociones acerca de los efectos de los
había cambiado el lugar, habían cambiado los eslóganes y habían cambia- grandes cambios en la estructura social derivadas principalmente de la
do las acciones concretas. Permanecía, sin embargo, el sentimiento de la reflexión sobre la experiencia de los países occidentales, nociones que, sin
sublevación como un brotar de impulso ilimitado. embargo, pueden ser erróneas incluso con respecto a dicha experiencia.
Comenzamos con dos constantes y una variable. Primera constante: Algunos de esos razonamientos son ambiguos, otros son contradic-
la vidapolítica europea cle los últimos siglos ha producido y absorbido torios, otros perversamente tendenciosos, otros simplemente errados.
continuamente movimientos de protesta violenta. Segun a constante: Como mínimo, un repaso sistemático a los condicionantes de las protes-
cada vez que se producía violencia colectiva, los líderes nacionales la han tas violentas en los países occidentales centrará la discusión y evitará que
tratado corno un síntoma irracional y peligroso de una época desordena- extrapolemos chapuceramente de Alemania o España a Indonesia o la
da. Variable: las formas predominantes de violencia colectiva han cam- India. Posiblemente proporcione elementos que nos hagan revisar nues-
biado y variado enormemente, a pesar de la ilusoria continuidad de pala- tra comprensión y nuestras expectativas relativas a la violencia colectiva
bras como disturbios y sublevación. Las constantes son intrigantes; condu- contemporánea en el mundo.
14 Una época de rebeliones Teorías de desintegración 15

En el turbulento mundo de las últimas décadas, las teorías de la vio- aumentos en el número de suicidios a resultas del debilitamiento de las
lencia y la protesta han proliferado como la madreselva. Miles de flores barreras sociales, y también oleadas de conflictos.
han germinado y se han marchitado. Sin embargo, si apartamos de nues-
Al desarrollar su teoría, Durkheim expone una idea que se volvió
tro camino las hojas, abejas y colibríes, encontramos que casi todas las
popular en los Estados Unidos durante la década 4:1960:- que el incre-
flores brotan de dos viejas enredaderas originarias.
mento del bienestar con frecuencia estimula la prote-sa-, porque, una vez,
lasntiguymdexpcativshndobj,laspircne
crecen Mucho más rapidamente de lo que pueden hacerlo los logros rea-
1.2. Teorías de desintegración les.- AlgtinOs obsetVádbres de América -aplicaron este argumento- á los"
negros enfurecidos, a los estudiantes amotinados y a los trabajadores que
Hoy la primera enredadera está ya enroscada y torcida. No es sor- rehusaban conformarse con aumentos salariales y seguridad laboral. El
prendente. Aunque centenaria, se extendió muy vigorosamente durante desfase existente entre aspiraciones y logros, según reza este razonamien-
el siglo XIX. Es la idea de que la violencia colectiva aparece como un to, produce, a la vez, descontento y exigencias desenfrenadas de más y
resultado colateral de los procesos de desintegración—deuna sociedad. más logros: «Precisamente en el momento en que las reglas tradicionales
D-ésde -estaIér-spectiva, las grandes reestructuraciones sociales como la han perdido su autoridad, un botín más rico ofrecido a estos apetitos los
urbanización y la industrialización tienden a disolver los controles exis- estimula y los hace más exigentes e intolerantes ante el control. El estado
tentes sobre el comportamiento antisocial, precisamente en un momento de desregulación o anomia aumenta, así, al ser las pasiones menos disci-
en que la reestructuración somete a muchos hombres a incertidumbres y plinadas, precisamente cuando necesitarían más disciplina». Finalmente,
tenskines. A su vez, las tensiones aumentan la tendencia hacia el «la lucha se vuelve más violenta y dolorosa, tanto por estar menos con-
tamiento antisocial. Ese comportamiento puede tomar la forma de desa- trolada como debido a una mayor competencia. Todas las clases sostie-
rreglos personales, crimen, o protesta. Entonces la sociedad o bien nen una lucha entre ellas porque ya no existe una clasificación estableci -
sucumbe a la amenaza, o bien contiene el comportamiento antisocial da» (Durkheim, 1951: 253).
como a una llaga, o emprende una nueva fase de integración. En este
último caso, las presiones hacia la reintegración vienen tanto del interior El tono es familiar. Se áprecia_nostalgia por una vida social ordena-
del grupo antisocial (por ejemplo, a medida que una secta religiosa extre- da, se aprueba la moderación, se nota resentimiento y miedo a la gente
mista va desarrollando intereses creados) como desde fuera (a través de ambiciosa, estridente y enfadáda. En general, Ta 'sólida burguesía de la
una variedad de sanciones impuestas a los grupos anómalos por los repre- Europa del siglo XIX albergaba esos sentimientos sobre su mundo turbu-
sentantes de la recta sociedad). El punto final del proceso, según la lento. Pero hubo que esperar a Durkheim para que el miedo al cambio
mayoría de las versiones de esta teoría, no corresponde al status quo ante- rápido y a la acción de las masas se dignificase hasta convertirse en un
rior sino a un nuevo equilibrio. principio sociojózial.

Dentro de la disciplina de la sociología, Émile Durkheim convirtió Una de las mejores versiones recientes de la teoría de la desintegra-
la teoría de la desintegración en la interpretación estándar de los conflic- ción razona como sigue:
to-s-. -En-una famosa-sección de El suicidio, argumenta que normalmente En la economía misma, la industrialización rápida, por muy coordinada
él hombre es gobernado por la conciencia colectiva de la sociedad, su que esté, actúa desigualmente sobre las estructuras económicas y sociales esta-
conocimiento compartido de reglas y necesidades. Existe, sin embargo, blecidas. Y en toda la sociedad, la diferenciación ocasionada por los cambios
agrícolas, industriales y urbanos siempre produce un tira y afloja con la inte-
un peligro: «cuando la sociedad es perturbada por alguna crisis dolorosa gración: las dos fuerzas continuamente producen desfases y atascos. Cuanto
o por transiciones benéficas pero abruptas, es momentáneamente incapaz más rápido es el ritmo de modernización, más graves son los desajustes. Esta
de ejercer esta influencia» (Durkheim, 1951: 252). Aparecen súbitos desigualdad crea anomia en el sentido clásico de la palabra, ya que genera

16 Una época de rebeliones Teorías de solidaridad 17

disonancias entre las experiencias vitales y la estructura normativa que las A pesar de su popularidad, la validez de la teoría de la desintegra-
regula [...] Esta anomia puede ser parcialmente aliviada por nuevos dispositi- ción no es obvia. Ciertamente, no cabe duda de que las grandes transfor-
vos integradores, como los sindicatos, asociaciones, clubes y normativas
gubernamentales. Sin embargo, con frecuencia surge una oposición a estas maciones como la industrialización barren los puntales tradicionales del
innovaciones por parte de los intereses creados tradicionales, ya que compiten orden social. También es cierto que la gente suele desconcertarse ante el
con los viejos e indiferenciados sistemas de solidaridad. El resultado es un tira grado y la velocidad de las grandes transformaciones. Lo que es más
y afloja triple, donde pugnan las fuerzas de la tradición, las de la diferen-
ciación, y las nuevas fuerzas de la integración. En estas condiciones, las posi-
dudoso es si las discontinuidades producen sistemáticamente anomia y si
bilidades de conflictos colectivos son virtualmente ilimitadas. la anomia da lugar sistemáticamente al desorden individual o colectivo.
Lasilástraciones estándar de ésta cadena de efectos —la desorganización
Ansiedad, hostilidad y fantasía constituyen tres respuestas clásicas a estas
discontiiiirdades. 1 -éstís respuestas Itegarra-ser colectivas, terminan eristali-
de los emigrantes de largas distancias, la incoherencia de la vida en los
zándo —etiiini:serie de movimientos sociales: agitación pacífica, violencia polí- suburbios, el reclutamiento de los grupos «extremistas» de entre la pobla-
tica, milenarismo, nacionalismo, revolución, subversión clandestina, etc. Hay ción marginal, la criminalidad y la demencia de las masas revoluciona-
datos que llevan a pensar —aunque no está enteramente probado— que la rias— han resultado ser o bien dudosas o bien claramente falsas (ver
gente más dispuesta a ser arrastrada hacia tales movimientos es la que sufre
más gravemente las consecuencias de los cambios estructurales E...] Otros Cornelius, 1971; Feagin, 1973; Feagin y Hahn, 1973; Nelson, 1970;
datos teóricos y empíricos sugieren que los movimientos sociales atraen más a Oberschall, 1973). No faltan, pues, razones para una reconsideración.
quienes han sido desalojados de las antiguas ataduras sociales por la diferen-
ciación y no se han integrado en el nuevo orden social. (Smelser, 1966: 44)

Neil Smelser, el autor de este fragmento, piensa que el proceso básico 1.3. Teorías de solidaridad
consiste en diferenciación e integración. Pero el origen inmediato del
comportamiento colectivo, según su interpretación, radica en las disconti- Como principal alternativa a la teoría de la desintegración podría-
nuidades y crisis de control que el proceso básico va dejando a su paso. La mos hablar de una teoría de la ,fotidaridad. Desde este punto de vista, las
teoría tiene muchas versiones particulares. Los autores del informe oficial condiciones que llevan a la protesta violenta son esencialmente las mis-
sobre los disturbios de Watts, en Los Ángeles, en 1965, por ejemplo, mas que conducen a otras formas de acción colectiva en busca de intere-
invocaban la versión del «desarraigo», que dice que los emigrantes más ses comunes. La violencia resulta de la lucha por el poder entre grupos
alejados de sus lugares de origen son más desorganizados y están bien definidos. En la versión más franca y vulgomarxista de la teoría, los
más desorientados que el resto de la población y, en consecuencia, son más cambios en la organización productiva de la sociedad realinean las divi-
propensos a los disturbios y a los actos delictivos (McCone Com- siones de clase dentro de la sociedad, definen nuevos intereses para cada
mission, 1965: 3-4). Existe además la versión «extremista» de la teoría, clase y (mediante una incipiente consciencia de esos intereses que surge
que dice que los extremistas políticos y religiosos tienden a venir de las de la interacción con aliados de clase y enemigos de clase), al final, pro-
poblaciones más marginales de una sociedad cambiante. No es necesario ducen formas de conflictos de clase nuevas y expansivas.
enumerar las teorías y los teorizadores que siguen esta línea, porque se ha Una versión heroica de este argumento, perteneciente a la misma
convertido en parte de nuestro sentido común a la hora de explicar las tradición que las pinturas del realismo socialista, muestra a una clase tra-
principales variedades de desorden. Sin embargo, es bueno recordar que bajadora inmensa y unida, bien definida y con potente musculación,
la aplicación de tales teorías por parte de los aparatos del gobierno en el ascendiendo desde la miseria para derribar a todos los opresores. Una
siglo XIX puede haber tenido importantes efectos sobre la misma violen- versión más cínica aparece en la frase de Daniele Manin, el abogado que
) cia colectiva (determinando las leyes de residencia y voto, a quién debía dirigió la revolución de 1848 en Venecia: il popolo é un cavallo che bisog-
\, arrestar primero la policía, etc.), por lo que deberemos tener la teoría na saber cavalcare; el pueblo es un caballo que hay que saber cómo mon-
--bien presente. tar (Bernardello, 1970: 59). Las versiones más toscas del argumento de
18 Una época de rebeliones Desintegración frente a solidaridad 19

solidaridad han sido vapuleadas con frecuencia, especialmente con el ahora su vida, y desea moldearla de forma más acorde con sus deseos. Más
tarde, cuando se introduce maquinaria para hacer frente a sus protestas y el
argumento de que las principales unidades de la acción colectiva rara- costo del conflicto empieza a elevarse, la protesta industrial puede tender a des-
mente corresponden a las principales divisiones definidas por el modo de vanecerse. El ambiente industrial circundante llega a ser aceptado o, al menos,
producción, y que en las sociedades industriales los conflictos de clase no reconocido como inevitable. Las protestas que se mantienen tienden a ser alta-
mente estructurales y expresadas formalmente. Finalmente, en el trabajador
se han agravado de modo continuado. supercomprometido, la protesta organizada tiende a diluirse. (1960: 353)
El propio análisis de Marx no fue nunca tan burdo como estas
caricaturas, y el pensamiento marxista se ha desarrollado desde su tiem- Según el análisis de Kerr, la protesta industrial depende de un cierto
po. Comenzando por su título, La formación de la clase obrera en Inglate- nivel de solidaridad, organización y consciencia. Sus formas violentas
rra de E.P. Thompson ofrece un análisis histórico del concepto de clase dejan paso a formas de presión pacíficas no porque la anomia decline,
en tanto que proceso y relación. En un lugar clave Thompson dice: sino porque la violencia se vuelve demasiado costosa e ineficaz.

De este modo, los obreros se formaron una imagen de la organización Las teorías de la solidaridad tienen sus propios problemas. Se con-
de la sociedad, a partir de su propia experiencia y con la ayuda de su educa- vierten en círculos viciosos con extraordinaria facilidad, porque es tenta-
ción desigual y a duras penas conseguida, que era, sobre todo, una imagen dor considerar que el desarrollo de la protesta es tanto la consecuencia de
política. Aprendieron a contemplar sus propias vidas como parte de una his-
toria general del conflicto entre, por una parte, las «clases industriosas»,
la solidaridad como la prueba de la solidaridad. No explican fácilmente
imprecisamente definidas, y, por otra, la Cámara de los Comunes no refor- la alta proporción de la violencia colectiva de hoy que es incitada y ejerci-
mada. A partir de 1830, maduró una conciencia de clase en el sentido marxis- da no por rebeldes solidarios sino por agentes del gobierno: policía, mili-
ta tradicional, definida con mayor claridad, en la que la población obrera se
responsabilizó de seguir adelante por sí misma con las viejas y las nuevas bata-
cias, tropas profesionales. Como las teorías de desintegración, las de
llas. (Thompson, 1964: 712)* solidaridad suelen postular una separación tan estricta entre la violencia y
la política normal que hace enigmático el hecho de que hayan manteni-
En sus explicación del ludismo, el cartismo y las demás protestas do una coexistencia tan larga.
importantes de la clase obrera de principios del siglo XIX, Thompson sé
esfuerza por dejar bien sentado que fueron precisamente los grupos de
trabajadores que tenían un sentido más desarrollado de las divisiones 1.4. Desintegración frente a solidaridad
de clase los que dirigieron el asalto contra sus enemigos.
¿Cómo podríamos resolver las diferencias entre las teorías de solida-
La teoría de la solidaridad tiene también algunos defensores no mar- ridad de la protesta violenta y las de desintegración? Inmediatamente nos
xistas. Éstos tienden a pensar que las protestas violentas son los primeros vienen a la mente formas de establecer un compromiso. Una es la idea de
tanteos de un grupo que está adquiriendo fuerza organizativa. Clark Kerr que tanto la desintegración como la solidaridad constituyen diferentes
tiene una hipótesis sobre el ciclo de la protesta de la clase obrera: fases del mismo proceso, que cada movimiento de protesta pasa en su
El nivel de protesta sube y luego decae a medida que avanza el desarro- desarrollo de la desintegración a la solidaridad, o viceversa. La segunda es
llo del compromiso. Primero, el trabajador está tan poco conectado con la la noción de que existen diferentes tipos de protesta violenta, surgidos
vida industrial que no tiene ni grandes deseos ni suficientes medios para pro- unos de la desintegración y otros de la solidaridad. La tercera es la
testar. A medida que se desarrolla su integración y su experiencia en el entor-
no industrial, su capacidad de influir en el ambiente industrial también se noción de que desintegración y solidaridad son dos nombres para el
incrementa y su tendencia a protestar se intensifica. La vida industrial es mismo fenómeno visto desde muy diferentes ángulos: lo que el conserva-
dor vive como desintegración es para el radical el crecimiento de nuevas
formas de solidaridad. Dada la manera general e imprecisa en que hemos
* Seguimos la traducción española de Elena Grau: E.P. Thompson, La formación presentado las alternativas hasta ahora, no podemos descartar ni confir-
de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona: Crítica, 1989, t. II, p. 314. [N. del TI mar ninguna de estas posibilidades.
20 Una epoca de rebeliones 21
Desintegración frente a solidaridad

Sin embargo, las formas más específicas de las teorías de desintegra- bles en largos períodos de tiempo o entre países; cuando quremos afinar
ción y solidaridad sí se contradicen. No puede ser cierto a la vez que las los datos para sacar de ellos distinciones detalladas (por ejemplo, selec-
multitudes revolucionarias recluten a sus miembros principalmente entre cionando los efectos de los cambios del tamaño de las empresas indus-
población marginal y flotante de la ciudad, y que al mismo tiempo estas triales, y no de los cambios en la tecnología o en la organización de la
masas revolucionarias arrastren con más fuerza a los grupos más integrados fuerza laboral); y cuando tratamos de interpretar la experiencia de los
dentro de la vida colectiva de la ciudad, aunque puede suceder que los acti- individuos, las unidades familiares, los vecinos y otros tipos de unidades
vistas estén bien integrados, mientras que la población flotante proporcio- escasamente descritos por los burócratas. Normalmente podemos esta-
na la mayor parte de los seguidores. No puede ser cierto a la vez que la cri- blecer cierto número de comparaciones útiles entre períodos, regiones y
minalidad, la enfermedad mental y la sublevación broten de las mismas grandes segmentos de la población, pero encontramos muchos más pro-
tensiones básicas y que no exista conexión entre ellas, a menos que tales blemas cuando entramos en comparaciones más detalladas.
tensiones estén tan extendidas como para no tener valor de predicción. No
puede ser cierto a la vez que los centros de la nueva industria recién forma- La dificultad de recopilar información sistemática sobre el conflicto
dos y en rápido crecimiento sean los más maduros para protestar y que, al político dependerá de la variedad de tipos de conflicto considerados. Las
mismo tiempo, sean las ciudades industriales bien establecidas las que con elecciones son relativamente fáciles; con frecuencia aparecen recogidas en
mayor probabilidad produzcan movimientos de protesta, aunque la verdad formatos tipo censo. Desafortunadamente, la información sobre las elec-
bien podría ser más complicada que cualquiera de las dos alternativas. ciones sólo tiene una relación indirecta con nuestras principales cuestio-
Tenemos, pues, ciertas esperanzas al recurrir a la evidencia histórica. nes. Las informaciones sobre las huelgas comienzan a extenderse hacia
finales del siglo XIX, y la evolución de las huelgas es obviamente más rele-
¿Qué tipo de evidencia? Necesitamos información, al menos, acerca vante para la investigación sobre el cambio estructural y el conflicto. Sin
de tres cosas diferentes: 1) la cronología y la localización de la urbaniza- embargo, la huelga habitual es demasiado ordenada como para ser un
ción, la industrialización, los cambios en la riqueza y otros grandes cam- ejemplo representativo de la violencia, y es demasiado tangencial a la polí-
bios estructurales; 2) el carácter, la magnitud y los protagonistas de las tica como para representar con precisión las luchas por el poder. Los datos
diferentes variedades de conflicto político en distintos períodos y lugares; sobre otras formas importantes de conflicto no vienen ya procesados.
3) el carácter, la magnitud y los protagonistas de diferentes tipos de com- Tenemos que decidir exactamente qué tipo de acontecimiento estamos
portamientos reprobados fuera de la esfera política. Cuanto mayor sea la investigando y desenterrar la información de las sesiones parlamentarias,
variedad de unidades en las que podamos hacer converger estos tres tipos los informes policiales, las historias locales, y de toda una serie de fuentes
de información, tanto más directamente podremos confrontar las dife- muy dispersas. El trabajo es casi siempre largo, tedioso y arriesgado.
rentes teorías que relacionan conflicto y desorden con los cambios estruc-
turales. Si todo lo que sabemos es que en un país concreto los períodos Para comportamientos reprobados, como el delito, el suicidio, la
de rápidos cambios suponen también períodos de conflicto político (o enfermedad mental o los conflictos familiares, la existencia de datos siste-
bien tiempos de paz política), quedan todavía abiertas un gran número máticos depende en gran medida de cuánto se haya preocupado el
de interpretaciones alternativas. gobierno por controlar la conducta. Por citar un ejemplo: en general, dis-
ponemos de abundantes estadísticas sistemáticas relativas al crimen desde
En Europa occidental, desde la Revolución francesa, no es difícil mediados del siglo XIX, aunque los datos tienen el defecto evidente de
conseguir datos generales sobre el ritmo de la urbanización o la indus-
informar sólo de los crímenes que atrajeron la atención de la policía.
trialización referidos a amplias unidades geográficas, como regiones y
Como cada variedad de comportamiento «desordenado» (crimen, aban-
grandes ciudades. Los censos y otros intentos de los estados europeos por dono de niños, alcoholismo, demencia, etc.) tendía a dar lugar a infor-
saber con qué trabajaban dejaron tras de sí muchas estadísticas. Las difi-
mes independientes a medida que surgían nuevas organizaciones para
cultades reales comienzan cuando tratamos de hacer los datos compara-
definirlo y controlarlo, la información disponible varía enormemente,
22 23
Una época de rebeliones Trampas que hay que evitar

tanto en calidad como en uniformidad y continuidad, de un tipo a otro. pequeña escala por cambiar las condiciones laborales, entonces el argu-
Sin embargo, hay suficientes datos disponibles para hacer posible un mento que une el desarrollo político a la conciencia de clase se vuelve
amplio abanico de comparaciones entre períodos, lugares y grupos. perfectamente circular.
En resumen, la evidencia necesaria para cotejar las diferentes teorías Aclaremos lo que estamos diciendo y lo que no estamos diciendo. A
de desintegración y solidaridad con la experiencia moderna de los países nuestro juicio, sí que se produjeron grandes cambios en la conciencia de
europeos occidentales existe. A buen seguro, producirá resultados para la clase obrera en el proceso de industrialización europeo. Este libro se
quien esté dispuesto a hacer el duro trabajo de recopilarla. Como mínimo, ocupa de algunos de ellos, aunque el tratamiento es menos adecuado de
podemos examinar amplias cuestiones sobre la covariacion: ¿Van la delin- lo que nos hubiera gustado: los datos fiables sobre la conciencia de clase
cuencia y la violencia colectiva juntas (como sugieren la mayor parte de son más bien raros. Ésta es la clave: no podemos asumir a la ligera que
los argumentos de desintegración)? ¿Tienden las huelgas y la violencia existe una correspondencia directa entre estados de conciencia de clase y
colectiva a implicar a los mismos grupos de trabajadores (como sostienen formas de acción política. La existencia de tal correspondencia es uno de
algunas versiones del argumento de la solidaridad)? De hecho, podemos las principales problemas históricos que requieren investigación.
ser mucho más exigentes al estudiar ciertos períodos, tipos de cambios
estructurales y algunas formas de conflicto y de comportamiento reprobado. Otra tentación es la de restringir el estudio de las consecuencias de
la urbanización o industrialización a aquellas áreas, épocas y poblaciones
que parecen formar la vanguardia del cambio. ¿Por qué estudiar el campo
1.5. Trampas que hay que evitar cuando la expansión real de la producción fabril se produce en las gran-
des ciudades?
Para hacer el trabajo adecuadamente, debemos evitar algunas tram- Ahora bien, en el caso de Europa occidental, ignorar el campo sería
pas tentadoras. La primera tentación es la de prejuzgar la dirección del una torpeza por, al menos, dos razones. Primera, el crecimiento de la
movimiento a largo plazo del conflicto político y concentrarnos en la industria urbana después de 1750 produjo una terrible contracción
investigación de las formas nuevas (y presumiblemente más avanzadas). de la industria rural, cuyos trabajadores, a menudo, respondieron con
Eso produce un tipo de historia teleológico: cada acontecimiento es la disturbios y sublevación. Segunda, la salida de 100.000 campesinos hacia
anticipación o preparación de acontecimientos que todavía no se han la ciudad tenía, por lo general, un efecto mayor sobre los pueblos que
producido, todas las acciones se juzgan según las normas de un período dejaban tras de sí que sobre las ciudades industriales a las que iban. La
posterior a aquel en el que que han sucedido y siempre se están obstacu- cuestión no radica sólo en que los efectos indirectos son en ocasiones
lizando o haciendo avanzar «tendencias históricas». más poderosos que los directos. La contracción de la industria rural y la
El error es frecuente en estudios históricos sobre los trabajadores que salida de los campesinos de sus propios hogares es parte del proceso de
presuponen que una fuerte conciencia de clase es la fase final, y calibran industrialización, exactamente igual que lo es la expansión de la industria
ansiosos en qué punto se encuentra el grupo concreto objeto de estudio: de las grandes ciudades.
¿están ya preparados? Encontramos aquí la idea de que las formas ante- La tercera tentación es la de ignorar los lugares, períodos y poblacio-
riores de acción de la clase obrera, como la destrucción de máquinas o nes en los que no sucedió nada. Cuando el tema es el conflicto, ¿por qué
los motines de subsistencias necesariamente surgieron como respuesta malgastar el tiempo escribiendo la historia de la armonía? Respuesta fácil:
ciega e impulsiva a las dificultades: exactamente, el argumento al que se una explicación de la protesta, la sublevación o la violencia colectiva que
opone el trabajo de Thompson sobre la historia temprana de la clase no pueda explicar su ausencia no es en absoluto una explicación. Una
obrera. Si la medida de la conciencia de clase es, pongamos, la adopción explicación basada sólo en casos en que algo ha sucedido es muy proba-
de un movimiento revolucionario de masas, en vez de los intentos a ble que atribuya importancia a condiciones que, de hecho resultan

24 Una época de rebeliones Nuestro enfoque 25

comunes a los casos en que no sucedió nada. Éste es el defecto caracterís- que evitar y algunos otros que imitar. Los historiadores, los teorizadores
tico de muchas teorías muy traídas y llevadas hoy en día, que tratan la de la política, los sociólogos y otros estudiosos del conflicto político ya
sublevación como una consecuencia de expectativas de mejora frustradas, llevan tiempo trabajando en la acumulación de datos reales. En general,
sin especificar con qué frecuencia (o bajo qué condiciones) las expectati- han trabajado sin rumbo, aislados unos de otros. Sólo ocasionalmente
vas de mejora se frustran sin que haya sublevación. encontramos algunos libros, como Anatomía de la Revolución de Crane
Finalmente, se da la tentación de abandonar la tarea de examinar las Brinton o Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia de
relaciones entre la protesta o la violencia colectiva y los cambios estructu- Barrington Moore, que han obligado a todos a levantar la vista al mismo
rales a gran escala, para pasar a explicar la protesta o la violencia colectiva tiempo. Sin embargo, sus ideas y métodos se solapan.
en general. La mayor parte de nosotros puede distinguir fácilmente entre Los estudiosos de la violencia colectiva han llevado a cabo básica-
la lógica de preguntar que significó para las oportunidades ocupacionales mente dos tipos de análisis: clínicos y epidemiológicos. Los estudios clí-
de un grupo dado el asistir a un tipo determinado de escuela y la lógica de nicos siguen los orígenes e historias de protagonistas, disturbios o series
construir una explicación general del éxito ocupacional de ese grupo. Al de disturbios concretos. Disponemos de exámenes significativos de revo-
parecer, resulta más difícil mantener esa distinción en el estudio del con- lucionarios individuales como Trotski o Mao, certeras historias de las
flicto político y del cambio estructural a gran escala, probablemente a revoluciones rusa o china, unos pocos intentos de identificar las caracte-
causa de la aparición de teorías que tratan todos los conflictos políticos rísticas- comunes de t-odas las revoluciones comunistas y unos pocos
como una consecuencia de grandes transformaciones estructurales. esfuerzos adicionales por encontrar vínculos entre ellas. Los estudiosL e
Nosotros pensamos concentrarnos en las relaciones, más que en la expli- demiológicos relacionan unidades --personas, ciudades, países, etc.—
cación general, aunque a veces la tentación de inclinarse hacia la explica- implicadas TcCione-s -de violencia colectiva con el conjunto más amplio
ción general sea demasiado fuerte para resistirla. de irá-Jades que teóricamentepodrían haberse visto implicadas. Es una
manera- de aislarFas condicioneS que determinan la 'implicación o no
implicación. Algunos estudios adoptan la forma de cálculos de las tasas
1.6. Nuestro enfoque
de participación en disturbios por parte de diferentes segmentos de la
Creemos haber expuesto claramente nuestros prejuicios y preferen- población urbana; otros se orientan hacia la comparación global entre
cias. Este libro trata básicamente de los cambios en las formas, frecuen- muchos países en términos de su mayor o menor inclinación a la violen-
cia, lugar y protagonistas de la violencia colectiva en tres países europeos cia interior; los hay que buscan la comparación detallada de las ciudades
a lo largo de un período importante de industrialización y urbanización. que han experimentado algún tipo de sublevación. Las combinaciones de
Repetidamente se pregunta cómo laindustrialización, la urbanización y estudios clínicos y epidemiológicos son posibles pero raras. En la prácti-
los cambios relacionados con ellas afectaron a las modalidades de violen- ca, es difícil encontrar un método capaz de tratar tanto la riqueza de los
cia colectiva. Ocasionalmente, -se-inv-ierte'lra preguntar¿córno areCtaron la casos individuales como las propiedades comunes de muchos casos.
violénala'Colectiva y sus consecuencias a las modalidades de la urbaniza-
La historia comparada ofrece una salida. Dado que la cuestión bási-
ción y la industrialización? Analizamos estas cuestiones principalmente
ca es cómo afectan los grandes procesos de industrialización y urbaniza-
mediante la comparación entre diferentes lugares, tiempos y tipos de
ción al carácter y la magnitud de la violencia colectiva, tenemos mucho
gente con respecto a su implicación enFa -vible-riCía---córedIV-á,- eb-orta-s -for-
que aprender de la comparación de la experiencia de diversas áreas a lo
máS" -Cle conflicto, en diferentes clases de comportamiento por lo general
largo de extensos períodos de crecimiento urbano-industrial. Tal compa-
reprobádo y en cambios estructurales a gran escala.
ración, si se hace como es debido, tiene la ventaja de forzarnos a atender
Hemos recopilado por nuestra cuenta una gran parte de los datos al contexto, las variaciones nacionales y las peculiaridades de los casos
esenciales, pero no hemos trabajado en el vacío. Existen muchos modelos individuales, sin dejar por ello de resaltar las uniformidades.
26 Una época de rebeliones Fuentes y métodos 27

La comparación a esta escala tiene sus riesgos y dificultades. Cada los sucesos violentos; el hecho de que nos basemos principalmente en
uno de los autores está acostumbrado a un tipo más detallado de compa- fuentes publicadas, especialmente periódicos; y el uso de comparaciones
ración, dentro de un mismo país y en un período de tiempo concreto. cuantitativas entre tiempos y espacios para comprobar argumentos alter-
Aunque nos reservamos el derecho a cruzar las fronteras nacionales, nativos que unen la violencia colectiva al cambio estructural.
Richard Tilly es experto, principalmente, en la historia de Alemania,
Primero, hemos dado alta prioridad a la selección de ejemplos
Louise Tilly es más conocedora de la historia italiana y Charles Tilly está
imparciales de todos los acontecimientos violentos (acontecimientos en
mejor informado sobre la historia francesa. Hemos intercambiado ideas y
los que al menos un número mínimo de personas aprehendieron o daña-
materiales durante años, pero cada uno de nosotros ha adoptado un
ron a personas y propiedades), acontecimientos que sucedieron en deter-
enfoque distinto. El lector lo observará pronto, al realizar su propia com-
minados períodos: diversas décadas en Italia; 1830-1930 en Alemania;
paración de nuestros capítulos sobre Francia, Italia y Alemania.
1830-1960 en Francia. Esto no ha llevado, en modo alguno, a excluir el
Incluso una única mente que adoptase un plan unitario encontraría estudio de huelgas no violentas, manifestaciones o crisis políticas. Pero sí
dificultades para tratar los tres países exactamente igual. La relativamen- significó apostar por el hecho de que la agregación de variaciones en los
te tardía unificación de Italia y Alemania las convierte en casos impor- principales acontecimientos violentos iba a trazar un cuadro de la ten-
tantes para el análisis político, pero también conlleva una dispersión y dencia general del conflicto político más claro que el obtenido al tratar
desigualdad de las fuentes mucho mayor que en el caso de Francia. Aun- unas pocas crisis o al intentar resumir todas las formas de conflicto y pro-
que los investigadores franceses no han emprendido la descripción testa, violentas o no. La selección de los ejemplos de sucesos violentos
cuantitativa y análisis sistemáticos de la violencia colectiva expuestos en hizo posible emprender comparaciones sistemáticas (epidemiológicas)
este libro, han llevado a cabo la investigación histórica que le sirve de entre regiones, períodos, segmentos de la población e incluso países, sin
base en una proporción mucho mayor de lo que lo han hecho los inves- perder el contacto con el suceso individual.
tigadores alemanes. Por su parte, los italianos se han ocupado mucho
más de debatir sobre un número relativamente escaso de cuestiones El segundo rasgo poco convencional de nuestro trabajo es el basarse
políticas con datos históricos, por lo que la mayor tarea de trabajo de ampliamente en fuentes publicadas, incluyendo periódicos. Aunque en el
campo todavía queda por hacer. Como consecuencia, tenemos datos caso de Italia noSliásairioS- en dáer—minadas historias políticas detalladas
detallados sobre Francia desde la Revolución, ofrecemos un resumen para la enumeración de los acontecimientos estudiados, en el caso de
menos completo sobre un corto período de tiempo para Alemania y una Francia y Alemania los ejemplos básicos se han obtenido mediante el
visión selectiva de ciertos períodos e incidentes entre 1830 y el ascenso examen sistemáticoj e la prensa diaria, buscando menciones de aconteci-
del fascismo en Italia. La desigualdad de nuestros tres corpus de datos mientos que satis icieran nuestros criterios. Una vez que se hubieron
nos conducen a concentrar gran parte de nuestro análisis sobre las varia- seleccionado los ejemplos de los sucesos, aumentamos y verificamos las
ciones dentro de cada uno de los tres países, antes de pasar a una com- relaciones periódicas tanto como fue posible con información procedente
paración general entre ellos. de obras históricas, anuarios políticos, revistas contemporáneas, panfletos
y comentarios y documentos en los archivos franceses, alemanes e italia-
nos. De ese trabajo adicional extrajimos cuatro conclusiones metodológ7
1.7. Fuentes y métodos cas: 1) Todas las fuentes omiten algunos de los acontecimientos que nos
interesan y detalles cruciales de otros acontecimientos; cuanto menor es
Tres rasgos que tienen en común nuestros análisis de Francia, Ale- el acontecimiento, mayores son las omisiones. 2) Todas las fuentes globa-
mania e Italia son poco usuales e incluso pueden ser controvertidos: la les prestan una atención desproporcionada a los acontecimientos que
concentración en la enumeración sistemática y el estudio de muestras de suceden en lugares centrales o tienen un considerable impacto político.
28 Una época de rebeliones

3) Las fuentes publicadas nos ofrecen menos confianza para los detalles
de los sucesos que para atestiguar el hecho de que un determinado suceso
se produjo. 4) Para combinar los dos objetivos, una serie continua de un
periódico nacional es una fuente algo más fiable (y más práctica) que
cualquier otra serie documental importante que nos hayamos encontra-
do, una fuente mucho más fiable que cualquier combinación de obras
históricas normales y superior a cualquier otra fuente continuada que
pudiera resultar utilizable en la práctica. Naturalmente, no podemos sos-
tener que esto sea así fuera de las modernas Alemania, Italia y Francia, si CAPÍTULO 2
otra persona hace el esfuerzo de construir y verificar su propia muestra FRANCIA
de disturbios de modo diferente.
El tercer rasgo atípico de nuestro método no parecerá extraño a líos
lectores habituados a la literatura de las ciencias políticas o de la sociolo- 2.1. Un viaje violento
gía, aunque pueda preocupar a aquellos que sólo han conocido los trata- \
mientos de las protestas, disturbios y sublevaciones ofrecidos por los his- Damos grandes zancadas a través de la historia con botas de cien
toriadores. Se trata de nuestro empleo de descripciones cuantitativas y años. Estamos en 1768, un año de escasez en Francia. Luis XV, en tiem-
análisis cuantitativos de la violencia colectiva; por ejemplo, reduciendo la pos llamado le bien aimé, ya no es apreciado y, sin embargo, reina. Cuan-
-

interminable abundancia de insurrecciones urbanas, revueltas antifiscales do la violencia estalla este año, suele adoptar la forma de un motín de
y motines de subsistencias a tasas que representen el número de partici- subsistencias. En la forma más desarrollada de un motín de subsistencias,
pantes en la violencia colectiva por cada 100.000 habitantes en cierto una multitud variopinta de gente de a pie enfurecida se reúne delante del
período específico. Los números no ocupan demasiado espacio en este negocio de un molinero, un comerciante o un panadero. Protestan por
libro. Hemos preferido dejar fuera las largas tablas y los complicados aná- los precios, roban los alimentos y los llevan en carros a la plaza del mer-
lisis estadísticos que confirman buen número de nuestros argumentos, cado, donde los venden a todo el que se acerca (si pertenece a la comuni-
especialmente en el caso de Francia. Pero donde las cuestiones cruciales se dad) a un precio que declaran justo, le dan el dinero a los dueños del
reducen a si es más o menos, ascenso o caída, rápida o lenta, si A y B varían grano o del pan, y vuelven a sus casas diciendo que han hecho justicia,
simultáneamente o no, hemos intentado proporcionar cifras obtenidas a como deberían haber hecho las autoridades mismas. Los mayores distur-
partir de una amplia base de datos. Es un procedimiento más consistente, bios de este año que siguen este esquema se desarrollan en El Havre,
desde nuestro punto de vista, que el de ansmtónar_ejernplo sgbre_ejem- Ruán y Mantes. Otros muchos estallan en poblaciones de Normandía
plo citando observadores informados o relatando impresiones fuertes. con mercados más pequeños.
Estamos seguros de que existen errores en nuestras cifras. Que estén Un siglo antes, la multitud hubiera aplastado, maltratado y saquea-
abiertas a una refutación lo tomamos como una virtud. Que nuestros do. A veces, todavía lo hacen. Pero como los comerciantes y ministros
procedimientos podrían haberse mejorado, de eso no nos cabe duda; reales han constituido un mercado nacional de granos, no sin grandes
esperamos que pronto alguien asuma esta tarea. Mientras tanto, quere- dificultades (asegurando, de esta manera, la supervivencia del monstruo-
mos dejar claro que no adoptamos nuestros métodos y fuentes concretos so París), el pueblo se ha orientado hacia formas mucho más organizadas,
porque fueran más rápidos, más fáciles y menos costosos. No lo eran. más eficaces y más próximas a modalidades no violentas de negociar,
Los adoptamos porque eran los mejores que podíamos conseguir. aunque con la amenaza aún de utilizar la fuerza. Con un decreto pro-
30 Francia Un viaje violento 31

mulgado en 1763, el gobierno real realizó el mayor esfuerzo hasta esa Detrás de esta creencia popular en la existencia de una conspiración
fecha por derribar los impedimentos puestos al transporte del grano de entre los comerciantes y los oficiales reales para obtener beneficios a costa
ciudad a ciudad y de provincia a provincia; «libre comercio» es el eslo- del hambre de las provincias, se vislumbra, como suele ser el caso, un
gan, la receta para los males económicos de Francia. destello refractado de verdad. El rey y sus acólitos dirigen todos sus
esfuerzos a liberar recursos atrapados en el particularismo provincial para
La mayoría de la gente de las provincias observa este hecho de un
destinarlos a sus propios fines nacionales: el abastecimiento de París, la
modo diferente. Ante un motín de subsistencias enorme y previsto desde
financiación del ejército, el mantenimiento de una creciente burocracia,
hacía tiempo, en abril de 1768, el Parlamento de Ruán ha restaurado
la creación de un mercado nacional, la promoción de la agricultura. La
numerosos controles tradicionales: inventario de las existencias de grano en
lucha enfrenta a los centralizadores no sólo contra los que poseen el
manos privadas, obligación de realizar todas las ventas en el mercado públi- grano, sino también contra los acaparadores de hombres, tierras, oro y
co, estrictos controles sobre la salida de las existencias de grano de la comu- lealtades.
nidad. Se ha negado a condenar a las autoridades de las pequeñas poblacio-
nes de Normandía por fijar de hecho el precio del grano. (Nadie cuestionó La violencia colectiva de esta época es expresión de ese conflicto
que determinasen el precio del pan). Y ha autorizado la detención de los titánico. Todavía existe un sustrato de la antigua violencia en el que se
comisionistas enviados por el gobierno para comprar trigo y llevarlo a París. alinean miembros de grupos más o menos comunitarios enfrentados
La postura del gobierno hacia esta «obstrucción al comercio» aparece enfáti- entre sí: peleas entre grupos rivales de artesanos, el todo para todos que
camente expresada en una carta que el controlador general de Finanzas, termina en una confrontación entre dos pueblos cercanos, y así sucesiva-
l'Averdy, dirigió al duque de Harcourt, fechada el 27 de mayo de 1768: mente. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII las formas caracterís-
ticas de violencia colectiva se dan con ocasión de una enconada resisten-
Veo, Señor, a través del informe que el señor Benin realizó para el Rey cia a las exigencias del centro. Aunque los motines de subsistencias apare-
hace unos días, concerniente a las noticias enviadas por usted sobre las actuales
circunstancias de la provincia de Normandía, que usted estaba preocupado por cen en primer lugar, básicamente se asemejan a ellos las sublevaciones
el aprovisionamiento de la provincia y cree que ha sido totalmente desprovista contra la obligatoriedad del servicio militar y contra los impuestos, y las
de grano. Me produce gran dolor contemplar el Estado al que ha quedado ocupaciones violentas de tierras cerradas al uso común por real decreto.
reducida la provincia por un decreto muy desacertado del Parlamento de Ruán,
ya que no puedo dejar de pensar que fue la obstrucción al comercio de víveres La mayor serie de disturbios del siglo antes de la Revolución de 1789 fue
causada por el decreto lo que originó la escasez que motiva las actuales protestas el rosario de motines de subsistencias por el que pasa París en 1775, des-
del pueblo. No sé, Señor, si usted posee una información exacta acerca de la pués de los enormes esfuerzos de Turgot por liberalizar el comercio de
cantidad de grano llegada a Ruán desde el día 10 del presente mes, y acerca del
grano que aún queda por llegar. Estoy seguro de que cuando usted sea informa-
granos. Muchísimas acciones colectivas de la Revolución adoptarán for-
do de estos pormenores apoyará las medidas tomadas por el Rey, que yo apliqué mas quintaesencialmente dieciochescas.
de la forma más rápida y eficaz posible, y que estará usted de acuerdo en que
fue imposible hacer más de lo que se hizo en aquellas desgraciadas circunstan- Saltamos un siglo hasta 1868. Napoleón III gobierna en Francia,
cias. Si los comerciantes no se hubieran desanimado y si hubieran creído en la aunque no tan flamantemente como cuando se hizo con el poder dieci-
posibilidad de competir libremente como les garantiza el decreto del gobierno, séis años antes. Ahora los franceses ya han olvidado los motines de sub-
hubieran realizado mayores esfuerzos y el aumento de los precios del grano en la
provincia hubiera sido insignificante. (Hippeau, 1864: II, 1, 478) sistencias y las revueltas fiscales, aunque eran comunes tan sólo veinte
años atrás. Las concentraciones que normalmente se vuelven violentas ya
Pero los provincianos persisten. En una carta de protesta de octubre no son congregaciones casuales en los mercados o ferias; ahora se convo-
de 1768 el Parlamento va más lejos, dando a entender que el mismo rey can asambleas que reúnen a hombres pertenecientes a asociaciones con
es cómplice de los acaparadores y estafadores. La idea de un pacto de propósitos concretos. La Asociación Internacional de Trabajadores (más
hambre se extiende. tarde llamada Primera Internacional) lleva cuatro años en pie y es muy
32 Francia Un viaje violento 33

activa en Francia. En junio el Imperio legaliza, por fin, las asambleas tencia de sus republicanos al golpe de Estado de Luis Napoleón en 1851.
públicas, aunque todavía se requiere una autorización para llevarlas a Ahora el gobierno comienza a organizar milicias (la Barde mobile) ante la
cabo. Ahora, como marcos de la violencia colectiva, se imponen las huel- eventualidad de una guerra con Prusia. El 9 de marzo se origina una
gas y las manifestaciones. pequeña manifestación en la Prefectura: algunos cantan, otros tiran pie-
Es el momento de las grandes huelgas, la primera oleada importante dras. Al atardecer del día 10,
del Segundo Imperio, de una magnitud y elaboración no vistas hasta la una multitud de 1.500 a 2.000 personas cantan la Marsellesa y rompen las
fecha en Francia. Los trabajadores de Lille y sus proximidades llevan dos farolas de gas. Más tarde, algunos grupos de jóvenes se dirigen a la Prefectura,
años con diversas huelgas. Este año, en los muros y urinarios de Lille, se donde entran por la fuerza en el cuartel de policía y lo saquean. Después se
lanzan a las calles al grito de ¡Viva la República! ¡Abajo el Emperador!, rompen
leen las siguientes pintadas: las farolas de las calles y las ventanas de los edificios públicos; asedian al alcal-
de en su propia casa, sobre la que hacen ondear una bandera roja. Al día
VIVE LA RÉPUBLIQUE! siguiente [...] muchos trabajadores no acuden a su puesto y se producen nue-
DES BALLES OU DU PAIN! vos disturbios; muchas mujeres toman parte, pensando que los militares se
Aux ARMES, CITOYEN! encuentran acampados muy lejos [...] Los jóvenes se lanzan igualmente a las
CI NOUS NE VOULONS PAS NOUS LAISSÉS MOURIR OU MANGÉ PAR LES ANGLAIS! calles con un estandarte rojo (una toalla empapada de sangre de buey en el
JE SUIS RÉPUBLICAIN PARCE QUE LE BONHEUR EST DANS LA RÉPUBLIQUE! * matadero) e intentan construir una barricada de carretas. Otra cuadrilla
rompe las lámparas de gas en los aledaños de la Place des Carmes. Una tercera
A todas estas inscripciones se las define, naturalmente, como «con- se dirige a la Escuela de Derecho, fuerza la puerta y destroza un busto del
Emperador. Las autoridades comienzan a preparar al ejército para la acción.
signas sediciosas» (Pierrard, 1965: 490-491). (Armengaud, 1961: 420-421)
En este año de 1868 se producen huelgas importantes en el norte, en
Marsella y, sobre todo, en la región industrial de Lyon, Saint-Étienne y Numerosas revueltas siguieron el modelo descrito: una manifestación
Roanne. Muchas se desarrollaron de una forma más o menos pacífica, moderadamente disciplinada se acaba convirtiendo en actos de revuelta y
cuando no amigablemente. Sólo unas pocas resultaron violentas: huel- vandalismo. Como señala Armengaud, «parece que los republicanos estu-
guistas apedreando la casa del director de una mina, o luchas entre los vieron detrás de las primeras manifestaciones, aunque fueron arrollados
huelguistas y las tropas enviadas para mantener el orden. Aunque las huel- por la euforia de los jóvenes y la calculada intervención de unos cuantos
gas son más o menos legales desde hace cuatro años, los prefectos acuden perturbadores» (ibíd.). Todavía no ha llegado el momento de la manifesta-
rápidos en ayuda de los empresarios cuando sus trabajadores dan señales ción masiva bien organizada, donde la violencia aparece en luchas entre
de turbulencia y/o «socialismo». Sin embargo, los combates auténtica- los manifestantes y la policía que intenta dispersarlos o contenerlos.
mente cruentos entre soldados y trabajadores (las llamadas masacres de La Un nuevo salto de cien años nos lleva a 1968. El general De Gaulle
Ricamarie y Aubin en 1869, las luchas que acompañaron a las huelgas ha sobrevivido diez años como presidente, pero su popularidad parece
cuasi-revolucionarias de 1870, las Comunas de 1871) están aún por venir. ajada. Las huelgas todavía agitan la vida industrial de Francia con cierta
La manifestación organizada deliberadamente se está transformando frecuencia. Sin embargo, en los primeros meses de este año, son las
rápidamente en el escenario común de la violencia colectiva. Toulouse, revueltas estudiantiles las que saltan a los titulares de los periódicos. Una
por ejemplo, no ha conocido ninguna revuelta desde la infructuosa resis- serie de huelgas protagonizadas por estudiantes mezclan las protestas
contra la guerra americana en Vietnam con las exigencias de una mayor
participación estudiantil en el mundo universitario. «PROFESSEURS
VOUS ÉTES VIEUX»,* reza uno de los eslóganes.
* «¡Viva la república!» / «¡O balas o pan!» / «¡A las armas, ciudadano!» / «Aquí no
queremos morirnos de hambre ni que se nos coman los ingleses!» / «¡Soy republicano
porque la felicidad está en la república!». [N. del T.] «Profesores, sois viejos». [N. del T.]
34 Francia Un viaje violento 35

En mayo la acción más importante de París se traslada desde el 2.500 heridos y 4.500 detenidos, y 5 perdieron la vida como resultado
nuevo campus en el suburbio industrial de Nanterre hacia el más antiguo más o menos directo de estas confrontaciones. Un número mucho mayor
de la Sorbona. Tras algunos actos de vandalismo y amagos de pendencias de gente, millones, participaron en huelgas pacíficas, sentadas y manifes-
entre militantes de la extrema izquierda y la extrema derecha, el rector taciones. Mayo y junio presentan la mayor oleada de huelgas conocida en
pide a la policía que cerque y después disperse a un grupo de estudiantes Francia. En proporción a la población francesa, este hecho supone uno
que se han concentrado en el patio de la Sorbona para protestar contra de los mayores estallidos nacionales de acciones colectivas sucedidos en la
medidas disciplinarias adoptadas contra algunos de los líderes en Nante- historia.
rre. El edificio de la Sorbona se despeja sin incidentes. Sin embargo, los La violencia en sí no distingue los sucesos de Mayo de otros muchos
enfrentamientos entre la policía y los estudiantes que les abuchean ante disturbios ocurridos desde la segunda guerra mundial: por ejemplo, las
la puerta del antiguo edificio se convierten en el comienzo de seis extra- huelgas insurreccionales de 1947 o los disturbios de 1951 al ser nombra-
ordinarias semanas de manifestaciones, luchas callejeras, huelgas, un do Eisenhower comandante del SHAEF,' o incluso las enormes y san-
nuevo estilo de sentadas en las escuelas y fábricas, discursos, elecciones y grientas manifestaciones con ocasión de la guerra de Argelia. Conside-
represión: los sucesos de Mayo. Las pintadas de este año tienen un toque rando el gran número de gente que se vio involucrada en estos actos, las
más imaginativo que las de hace un siglo: destrucciones y las víctimas de Mayo de 1968 fueron menores. Sin
LA CULTURE EST L'INVERSION DE LA VIE embargo, la combinación de una serie de hechos como el liderazgo de los
LA LUCIDITÉ EST LA BLESSURE LA PLUS PROCHE DU SOLEIL estudiantes, su alianza con los obreros industriales, el rechazo de la tutela
HAUT-PARLEUR=AMBIANCE PROGRAMMÉE=RÉPRESSION
QUAND LE DERNIER DES SOCIOLOGUES AURA ÉTÉ PENDU AVEC LES TRIPES DU
comunista, los experimentos de control local en colegios y lugares de tra-
DERNIER BUREAUCRATE, AURONS-NOUS ENCORE DES PROBLÉMES? bajo, la exigencia subyacente en favor de una autonomía local en una
L'ANARCHIE, C'EST JE! * sociedad compleja, todo se combina para proporcionar a los sucesos de
Mayo del 68 un carácter nuevo y desconcertante.
Y, a veces, da la impresión que el tema en cuestión es simplemente
l'anarchie. El veterano observador Raymond Aron encuentra estos aconteci-
mientos insensatos y repugnantes; es decir, desconcertantes. Justo acaba-
Llegado un punto, parece que los desórdenes vayan a derrocar al da la lucha, este observador busca en su acervo léxico una etiqueta para
régimen. Podría significar el fin de la Quinta República. La publicación definirla y elige la de «psicodrama».
satírica Le Canard Enchaíné publica este titular: «MARIANNE PASSE
L'EXAMEN EN SIXILME».** Resulta ser de otra manera, al menos a El psicodrama hace que se combinen la propensión revolucionaria del
pueblo francés, la debilidad de las instituciones mediadoras (acentuadas por el
corto plazo. Las elecciones de finales de junio supusieron una victoria gaullismo, en donde todo depende directamente del propio general De Gau-
arrolladora para De Gaulle. La gente está asustada. Sin embargo, en los lle), la resaca de fuerzas irracionales en una sociedad que se autodenomina
sucesos de Mayo estuvieron implicados algo más que un puñado de faná- moderna, probablemente también el descontento de un buen número de
franceses en una fase de modernización carente de la morfina de la inflación.
ticos. En mayo y junio, al menos fueron 20.000 los franceses que toma- Había bastantes frustraciones, resentimientos y quejas acumulados en los
ron parte en encuentros violentos con la policía, resultando quizá unos franceses para que se diese un gran estallido, si se daban las circunstancias
apropiadas. ¿Es el final de una civilización? (1968: 44)

* “La cultura es la inversión de la vida» / “La lucidez es la herida más cercana al


sol» / '<Altavoz = ambiente programado = represión» / <Cuando hayan ahorcado al último
sociólogo con las tripas del último burócrata, ¿tendremos aún problemas?» / «¡La anar-
quía soy yo!». [N. del T.] * Siglas de Supreme Headquarters Allied Expeditionary Force (Mando Supremo
*" »Marianne aprueba el examen de sexto». [N. del T.] de la Fuerza Expedicionaria Aliada). [N. del T.]
36 Francia La centralización del poder 37

No es una revolución, sino una histeria masiva, dice Aron. No es ha sido una causa, un efecto y un elemento constitutivo del proceso polí-
histeria, sino una revolución masiva, responden los estudiantes. Ambos tico. Si es así, tiene poco sentido el imaginar las protestas violentas como
coinciden en que algo muy profundo comienza a salir a la superficie en un géiser que de repente entra en erupción a través de una superficie
la sociedad francesa. Pero no están de acuerdo sobre si este hecho repre- débil pero plana, como una expresión de «tendencias revolucionarias» o
senta un cambio o una descomposición. «tensión acumulada». Por el contrario, cobra bastante sentido suponer
que, si la naturaleza de los conflictos violentos cambia significativamente,
Unos días más tarde, Alain Touraine proclamará que supone ambas
también deben de estar teniendo lugar otros cambios mucho más genera-
cosas, aunque el cambio será lo más importante para la sociedad francesa:
lizados en el proceso político. El auge del motín de subsistencias en el
El movimiento de Mayo supone una nueva forma de lucha de clases. siglo XVIII y la multiplicación de las manifestaciones violentas en el XIX
Este movimiento, más que cualquiera de las acciones colectivas producidas en significaban una transformación mucho más general en la estructura
las últimas décadas, revela y constituye, así, el conflicto social fundamental de
nuestra sociedad. Esta forma de interpretarlo va más allá de lo que puedan política de Francia. Quizás los nuevos rasgos de la rebelión de 1968 tam-
sugerir las proclamas de los participantes mismos, puesto que significa que bién suponen algo más que un impulso instantáneo.
estamos tratando con un nuevo conflicto social cuya naturaleza y participan-
tes ya no son los de la sociedad anterior, la verdadera sociedad capitalista E...] Si es así, ya no se trata de escoger entre las versiones simples o sofis-
Los estudiantes franceses, como los de Berlín y Berkeley, comenzaron una ticadas de las teorías de desintegración y de solidaridad. Ninguna de esas
lucha contra el aparato de integración, manipulación y agresión. Son estas
palabras y no la palabra explotación las que mejor definen la naturaleza del
líneas o argumentos concede suficiente importancia a la estructura política
conflicto. (1968: 14) ordinaria y al proceso político rutinario. Algunas cosas ya han quedado
claras. En primer lugar, la manera de trabajar de los dirigentes franceses
Y así, como sucediera en 1768 y 1868, el análisis de los aconteci- influyó mucho sobre el carácter y la frecuencia de la violencia colectiva.
mientos violentos rápidamente da lugar al análisis del orden social que En segundo lugar, fueron las luchas por el poder a nivel local, regional y
los produce. nacional (es decir, no unas respuestas inmediatas a la miseria, unas libera-
ciones repentinas de la tensión acumulada ni unas expresiones espontá-
neas de solidaridad) las que explican la mayoría de las acciones violentas
2.2. Las lecciones del viaje de cualquier período. En tercer lugar, sean cuales sean los efectos que
puedan haber producido los cambios estructurales ajenos a la esfera polí-
Nuestro mítico viaje no ha sido inútil. Los dos siglos que hemos tica, como la urbanización y la industrialización, sobre la estructura y
recorrido trajeron unos cambios fundamentales en la naturaleza de la vio- distribución de la violencia colectiva, han sido efectos en gran parte indi-
lencia colectiva en Francia. Ésta es la primera lección y la más elemental: rectos, mediados por la estructura política. Para establecer las conexiones
la violencia colectiva tiene forma, más forma de la que sugieren palabras entre el surgimiento de una sociedad urbana-industrial y los auges y caí-
torpes como motín o disturbios. En cada monaento y lugar determinados, das de las distintas formas del conflicto violento, nuestra investigación
la gente actúa con un repertorio limitado y bien definido de formas vio- deberá remitirse o aproximarse con frecuencia a la organización cotidiana
lentas. El repertorio cambia sistemáticamente con el tiempo y el lugar, de la vida política.
como cambian las formas básicas de acción no violenta. Ésa es la segunda
lección (menos obvia): las formas predominantes de violencia dependen
de la estructura básica de la acción colectiva. No existe un abismo trágico 2.3. La centralización del poder
que separe la violencia de la no violencia, ni en en 1968 ni en 1768.
La tercera lección deriva directamente de las dos primeras, aunque, Parte de esta investigación nos remite a las características generales de
es más difícil de aceptar: en la experiencia francesa, la violencia colectiva la historia política francesa. Francia ha destacado claramente entre las
38 Francia La centralización del poder 39

naciones por su impulso centralizador. Aunque el llamado absolutismo de que Francia existe. Las carreteras de Francia, después los ferrocarriles
los siglos XVII y XVIII fue mucho más lejos en la teoría que en la práctica franceses y, por último, las líneas aéreas del país, tomaron la forma de un
(la teoría en sí fue un arma creada durante la larga batalla entre la corona pulpo parisocéfalo. Tocqueville tituló uno de los capítulos cruciales de su
y los magnates de provincias), el centro se impuso, mientras que sus riva- obra El Antiguo Régimen y la Revolución como sigue: «Cómo Francia era
les sucumbieron. Tocqueville vio en la centralización real del poder, de la ya, de todos los países de Europa, aquel en que la capital había adquirido
riqueza y de la población en París las raíces de la Revolución y los orígenes mayor preponderancia sobre las provincias, absorbiendo todo el pode-
de la consiguiente fragilidad de las instituciones democráticas de Francia. río». (Un vocabulario que hace que «provincias» designe a todas las par-
Mucho más recientemente, Herbert Lüthy ha señalado que las institucio- tes de un país menos a una sola ciudad resultaría fantasioso en cualquier
nes no parlamentarias del moderno gobierno francés representan otra parte).

el aparato de Estado de la monarquía absoluta perfeccionado y conducido a Marx también contempló el dominio parisino como un importante
su conclusión lógica bajo el Primer Imperio. Cuando las cabezas coronadas fenómeno político: «Si París gobierna Francia como resultado de la cen-
cayeron, la soberanía real fue transferida a este aparato de Estado. Pero trabaja tralización política, los trabajadores gobiernan París en los momentos de
en un segundo plano, sin llamar la atención sobre sí, en el anonimato, alejado
de cualquier tipo de publicidad y casi en secreto; un monarca, un monarca terremoto revolucionario» (1935: 39). Escribiendo en los meses de la
para el que sólo la rutina ha sobrevivido como motor y guía. No supone tanto decadencia del Segundo Imperio, Blanqui elevó la realidad política a
un Estado dentro del Estado, cuanto el verdadero Estado detrás de la fachada doctrina:
del Estado democrático (1955: 19-20).
Un año de dictadura parisina en 1848 le hubiera ahorrado a Francia y a
En el sistema francés las autoridades locales y regionales han queda- la historia el cuarto de siglo que ahora termina. Ahora no debemos vacilar,
do desde hace tiempo directamente subordinadas al control nacional. El aunque hagan falta diez años. Después de todo, el gobierno de París es el
gobierno de la nación por la nación y, por lo tanto, el único que es legítimo.
prefecto de un departamento es ahora un agente del gobierno central. París no es solamente un municipio atrincherado en sus propios intereses.
Incluso el alcalde de un pueblo es, en cierta medida, un cargo nacional. Representa la nación. (1955: 166-167)
Con la disolución de las unidades provinciales de la Guardia Nacional y
la relegación de la guardia parisina a funciones ceremoniales en 1852, las La existencia misma de semejante doctrina ilustra la centralización
últimas fuerzas armadas que no estaban bajo el control nacional desapa- política de Francia, y nos permite entender el antiguo temor de que el
recieron de forma casi definitiva, con la muy significativa excepción de monstruoso París devorase a toda la nación.
los años revolucionarios de 1870 y 1871. (Este hecho contrasta llamati- El proceso de centralización continuó durante siglos. No se detuvo
vamente con la mayoría de los países de habla inglesa, en los que hay con la Revolución y el Imperio, sino que prosiguió rápidamente durante
diversas milicias, guardias nacionales y fuerzas de policía que continúan el XIX. El Estado sometía partes cada vez mayores de las vidas de los
operando bajo controles locales y regionales). Por el mismo tiempo en hombres a su control directo, a través de la educación pública, la forma-
que domesticaba a la Guardia Nacional, Luis Napoleón perfeccionaba un ción militar universal, el derecho al sufragio y los programas de bienestar
cuerpo de espías, delatores y confidentes que había sido creado en regí- público. Con el tiempo, el Estado se hizo con el control de abundantes
menes anteriores. Las posteriores innovaciones en técnicas de control sectores de la economía: los ferrocarriles, las compañías aéreas, la radio,
(tanques, teléfonos, gas lacrimógeno y rifles automáticos) incrementaron la televisión, las minas, los servicios públicos, algunos servicios bancarios
la superioridad tecnológica del gobierno sobre sus contrincantes. y la fabricación de automóviles. El gran momento de esta expansión
La centralización administrativa a la vez favoreció y se alimentó de llegó al final de la segunda guerra mundial. Si Luis XIV declaró: «El
la centralización geográfica en París y su protuberancia, Versalles. París Estado soy yo», sus sucesores anunciaron: «El Estado lo es todo». En
siempre ha sobresalido por encima de las demás ciudades francesas, desde nuestros días, gran parte parte del debate acerca de la reforma guberna-
40 Francia La nacionalización de la política 41

mental en Francia se refiere, sobre todo, a las formas de invertir o, al La centralización y nacionalización de la política francesa se llevaron a
menos, detener un proceso secular de centralización. cabo suavemente y sin titubeos. Los franceses cambiaron de un régimen a
otro a través de revoluciones y golpes de Estado; 1789, 1799, 1830, 1848,
1851, 1870 y 1958 son sólo algunos de los años más destacados en este
2.4. La nacionalización de la política sentido. Actualmente, los líderes franceses, junto con los partidos, todavía
reclaman o ponen en cuestión su genealogía a partir de la Revolución del
La Francia de los dos últimos siglos no sólo contempló una centrali- siglo XVIII con una pasión que recuerda más a los rusos o a los chinos que
zación del poder, sino también una nacionalización de la política. Ambos a los holandeses o ingleses (por nombrar cuatro regímenes de génesis revo-
procesos dependían uno del otro. Los ciudadanos franceses llevaban una lucionaria). Aunque en la Tercera República los radicales lograron una
vida política bastante activa dentro de sus propias comunidades y provin- posición especial como protectores del republicanismo laico, ningún parti-
cias mucho antes de la Revolución: elegían a las autoridades locales, do ha sido capaz de establecer en ningún momento un monopolio de la
legitimidad revolucionaria. Pero pocos partidos dejan de reclamarlo para sí.
determinaban la carga impositiva municipal y reñían por los gastos de las
En una fecha tan tardía como el 13 de mayo de 1958, los sublevados que
instituciones religiosas. Sin embargo, sólo tenían contactos esporádicos
tomaron el poder en Argel y acabaron derribando la Cuarta República can-
con la política nacional a través de intermediarios privilegiados, y, aun en
taron la Marsellesa y formaron un Comité de Salvación Pública.
este caso, más como súbditos que como participantes. Las reformas polí-
ticas de 1787 y de la primera fase de la Revolución restringieron las par- Sin embargo, 1958 constituye una excepción en un aspecto crucial.
ticipación formal en la política municipal (sustituyendo la asamblea for- Es la única ocasión desde 1799 en que el ejército profesional francés
mada por todos los cabezas de familia por un consejo previamente elegi- toma parte de una manera autónoma y decisiva en el derrocamiento de
do e imponiendo una serie de requisitos de propiedad para tener derecho un régimen. Hombres que adquirieron reconocimiento por su servicio
a votar y a ejercer un cargo). Por otro lado, la Revolución supuso un con- como soldados han ascendido periódicamente al poder en Francia, y
siderable incremento de las oportunidades e incentivos para que el pue- también periódicamente han supuesto una amenaza para la continuidad
blo participase en la política nacional, votando, ejerciendo cargos, afi- democrática: Boulanger, Pétain y De Gaulle son los ejemplos más céle-
liándose a sociedades, adoptando estilos revolucionarios, manifestándose, bres; los dos Napoleón son los hombres de a caballo con los que normal-
leyendo, discutiendo, alistándose como voluntarios. mente se les compara. Luis Napoleón sí utilizó el Ejército con una triste
eficacia en el golpe de Estado de 1851. La cuestión del control civil sobre
El término de moda para denominar este encauzamiento de la gente los militares casi desgarró a Francia durante el caso Dreyfus. No obstan-
hacia una comunicación intensiva a nivel nacional es movilización (ver te, el Ejército como tal sólo desempeñó un papel muy limitado en la
Nettl, 1967). Tras la primera fase de la Revolución, la siguiente gran oleada sucesión de revoluciones y golpes de Estado producidos en Francia. En
de movilización política en Francia no llegó hasta la Revolución de 1848. este aspecto la inestabilidad francesa es distinta de la de España o Brasil.
Entonces el sufragio universal masculino, las campañas electorales, la
Bajo la Tercera y Cuarta Repúblicas, la rápida sucesión de gobiernos
proliferación de las asociaciones políticas, la existencia de una prensa
junto con el recuerdo de esos golpes y revoluciones dieron a Francia una
nacional relativamente libre y la gran rapidez adquirida en la movilidad
reputación mundial de inestabilidad política. Esta inconstancia francesa,
de la información política a través de telégrafo y los ferrocarriles, intro-
señala Raymond Aron, se había desarrollado, en realidad, mucho antes:
dujeron a la gente más que nunca en la política nacional. La centraliza-
ción promovió este proceso de nacionalización situando cada vez con La inestabilidad en la cumbre es E...] menos novedosa de lo que los
más frecuencia los recursos y decisiones más importantes en la capital de sociólogos suelen creer. En tiempos de Tocqueville, durante la Monarquía de
Julio, la gente bromeaba sobre lo mismo y contaba la historia del embajador
la nación o en el gobierno nacional. que no sabía, cuando dejó París, a qué ministerio representaría cuando llegara
42 Francia Riqueza 43

a su puesto. La presencia de un rey, de un emperador o de un Charles De La visión que tiene el francés de la autoridad política está [...] determi-
Gaulle mantiene provisionalmente a la jefatura del Estado al margen de las nada por tres factores cruciales: una lucha política que ha Estado siempre agi-
luchas de facción, pero no termina con las luchas. El jefe del Estado, más que tada por un sectarismo amargo e implacable, que no perdona a ningún sector
resolver nuestras disputas, las preside. (1959: 40-41) de la vida social del país; una experiencia de gobiernos que abusan de su auto-
ridad para mantener sus puestos; y un poderoso mecanismo administrativo
Aunque a estas alturas varias naciones jóvenes han representado una que representa una tentación constante de caer en ese abuso. Existe un tota-
seria competencia en este terreno, la reputación de discontinuidad guber- litarismo latente en la actitud de los franceses hacia la política, que hace que
namental de Francia está bien merecida. Pero hay que hacer dos matiza- los demócratas franceses teman el poder del gobierno, y lo consideren más
como una fuente potencial de peligros que de beneficios. (1958: 2; cf. Cro-
ciones importantes. La primera es que el personal del gobierno, zier, 1964: 213-264; Tarrow, 1969)
especialmente la burocracia estatal, se mantenía en un grado notable en los
cambios de un régimen a otro. A pesar de la repentina modificación del Sin duda, la mayoría de la gente siente ambivalencia hacia el Estado.
derecho de voto, que pasó de exigir importantes niveles de propiedad a Los franceses, más.
un sufragio universal, más de la mitad de los diputados elegidos en abril
de 1848 ya habían participado en las cámaras del período prerevolucio- La historia política francesa es una explicación parcial, y en cierto
nario. A nivel de consejos departamentales, la continuidad era todavía modo un resultado, del carácter cambiante de su violencia colectiva. La
mayor. El personal administrativo de todos los niveles sobrevivió al cam- centralización del gobierno, la nacionalización de la política, las barreras
bio de régimen con una perturbación mínima (ver especialmente Fasel, puestas al Ejército para la acción política independiente, la tradición revo-
1968; Girard, Prost, Gossez, 1970; Tudesq, 1964: II, 1065; Tudesq, lucionaria y la continua vulnerabilidad de los distintos regímenes ante los
1967: 85-102). desafíos planteados en las calles le dan a este país una mayor semejanza con
Italia que, por ejemplo, con Inglaterra. Una Francia con un ejército más
La segunda matización es que inestabilidad no es igual a violencia. independiente bien podría haberse parecido a España o a Argentina.
Los franceses han pasado por un gran número de momentos violentos,
pero también muchos otros pueblos, ya vivieran bajo gobiernos «esta-
bles» o «inestables». Inglaterra, los Estados Unidos, Canadá y Bélgica,
2.5. Riqueza
todos han experimentado en algún momento los mismos tipos generales
de violencia colectiva que Francia; incluso puede ser que sus vidas coti-
Pero sólo en algunos aspectos. Las analogías con Italia, España o
dianas hayan sido, en conjunto, más violentas que la de Francia.
Argentina ya no son tan convincentes en lo tocante a la riqueza, la
Ciertamente, la cantidad bruta de sangre derramada no justifica la estructura industrial, la diversidad regional y la población urbana. La his-
reputación conflictiva de Francia. Por ejemplo, en el período comprendi- toria de la violencia colectiva en Francia depende no sólo de la estructura
do entre 1930 y 1960 cerca de cien franceses murieron en disturbios polí- política formal del país, sino también de las importantes transformacio-
ticos, la mayoría a manos de la policía. Durante el mismo período, las nes producidas en otros aspectos de la estructura social.
guerras mataron a unos 200.000 y 600.000 más murieron en accidentes.
Antes de la Revolución, Francia era una de las naciones más próspe-
Parece obvio que los disturbios políticos crean un ambiente de temor des-
ras, industriales y urbanas del mundo. Francia tiene mayor experiencia
proporcionado en relación con el número de víctimas humanas. Lo que
con un nivel de vida cómodo que casi cualquier otro país del mundo.
diferencia a Francia no son las cifras de heridos y muertos, sino la frecuen-
Con respecto a la renta per cápita, no hay duda de que Holanda e Ingla-
cia con que las protestas violentas han derrocado a gobiernos y regímenes.
terra la superaron ya en el siglo XVII. Sin embargo, los siguientes —Bél-
Esta particular experiencia política ha producido actitudes políticas gica, Alemania y los Estados Unidos— no la sobrepasaron hasta bien
características. En palabras de Philip Williams: avanzado el siglo XIX.
44 Francia

FIGURA 1
Por supuesto, todo esto es relativo. Si buscásemos en el mundo de
CÁLCULOS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA RENTA NACIONAL FRANCESA,
mediados del siglo XX analogías con la prosperidad material de Francia a 1810-1960
principios del siglo XIX, tendríamos que recurrir a naciones pobres aun-
que civilizadas, como Bulgaria, Yugoslavia o Costa Rica. Incluso tales
analogías rozarían lo grotesco; deberiamos evocar una Yugoslavia sin ferro-
carriles, sin aparatos de radio, sin asomos de industria ultramoderna.
Nuestra Yugoslavia imaginaria tendría una clase de terratenientes con
título nobiliario arrancando aún las rentas de los campesinos arrendata-
rios, y otra clase ahora en auge de mercaderes, banqueros, industriales y
funcionarios. Habría aún menos gente viviendo en ciudades de la que
hay en la actual Yugoslavia. Aun así, dominaría un mundo de naciones
más pobres y menos poderosas que ella misma. Esa Francia no encuentra
equivalente en el mundo occidental de hoy.
La riqueza de Francia ha ido aumentando a largo plazo lenta pero
segura desde la Revolución. Un cálculo autorizado del crecimiento de la
renta per cápita en Francia la sitúa en el 1,25% anual, aproximadamente
la misma que para Inglaterra (Cole y Dean, 1965: 12). En el gráfico (fig.
1) se representan tres de las mejores series de que disponemos sobre la
renta nacional francesa desde 1810. Presentan un crecimiento relativa-
mente sostenido durante el ,siglo XIX. El siglo XX traería consigo mayo-
res oscilaciones en la renta. Según estos cálculos, los más importantes
períodos de declive correspondieron a la depresión de la década de 1870,
a las dos guerras mundiales y a la depresión de los años 30. La segunda
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l
guerra mundial aparece como un desastre económico, incluso si se la C\oj r0 1:). co
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compara con la depresión a la que siguió. Los períodos de mayor creci-
miento van de 1855 a 1869, de 1922 a 1930, y, sin parangón, de 1946 a
1960 y después. Estas fechas corresponden plenamente a lo que conoce- FUENTES: 1) Maurice Lévy-Leboyer, «La croissance économique en France au XIX' siécle:
mos por otras fuentes sobre la cronología de la expansión industrial. Las résultats préliminaires», Annales: Économíes, Sociétés, Civilisations, 23 (1968), pp. 788-807.
La estadística utiliza un índice (1890 = 100) para la «producción global> , de la agricultura,
curvas registran un incremento sostenido de las viejas industrias hasta industria y construcción, excluyendo los servicios, las inversiones, las compras del gobierno
1850, un crecimiento máximo (basado cada vez más en el acero, los fer- y las exportaciones netas, convencionalmente incluidos en el Producto Nacional Bruto. 2)
rocarriles y otras industrias de reciente creación) durante las décadas de Colin Clark, The Conditions of Economic Progress (Nueva York: St. Martin's Press, 1957),
pp. 123-229. [Hay trad. cast.: Las condiciones del progreso económico (Madrid: Alianza Uni-
1850 y 1860, y la mayor expansión tanto de la industria moderna como versidad, 1967, 2.' ed., 1980)] Las cifras representan la renta real (incluyendo el valor atri-
de los servicios desde entonces. buido a los productos agrícolas producidos y consumidos fuera del mercado) en miles de
millones de Unidades Internacionales. Hasta 1913 las cifras se refieren a medias decenales
El incremento de la renta nacional al que se asistió significó para el centradas en la fecha indicada. 3) Cálculos de la renta nacional realizados por Alfred Sauvy,
1901-1949, y, después de 1949, extrapolación de la serie de Sauvy en 1949, según aparece
francés medio más de lo que habría representado para el inglés o ameri- en el Annuaire statistique de la France. Résumé retrospectif, 1966, cuadro 14, p. 556. Las
cano medio, debido a que la población creció en Francia con mayor len- unidades representan miles de millones de francos de 1938.
46 Francia Industrialización y urbanización 47

titud. Tocaban a más al repartir las ganancias. (Podría muy bien haber declinar después de la primera guerra mundial y sólo cayó con más rapi-
sido, y se ha sostenido así con frecuencia, que una alta tasa de crecimien- dez después de la segunda guerra mundial.
to de la población hubiese acelerado el crecimiento económico de Fran- 3. Como resultado, hasta la década de 1950 Francia tenía una pro-
cia). Francia no arrastró hacia sí nada parecido a la legión de inmigrantes porción de mano de obra agrícola excepcionalmente alta en comparación
que embarcaron hacia Canadá o Argentina. Su tasa de natalidad cayó de con otras naciones prósperas del siglo XX.
una forma constante desde la Revolución hasta la segunda guerra mun- 4. Los sectores industrial y de servicios crecieron de forma constan-
dial, en general con mayor rapidez que la tasa de mortalidad. En regiones te, excepto alrededor de 1900 y durante la segunda guerra mundial. Su
enteras de Borgoña, Normandía y Languedoc las familias comenzaron a ritmo de crecimiento, sin embargo, dependía del nivel general de la acti-
restringir la natalidad bastante firmemente ya antes de la Revolución. vidad económica; a mayor prosperidad, mayor fue el trasvase hacia las
Como consecuencia, el crecimiento natural francés fue lento y al mismo manufacturas y los servicios, y viceversa.
tiempo incierto. La tasa de natalidad tendió a recuperarse algo en tiem-
pos más prósperos: en las décadas de 1860, 1920, y, de forma espectacu- 5. Los porcentajes en el sector de las manufacturas y de los servicios
lar, en la de 1950. Pero tanto la guerra como la depresión produjeron han permanecido aproximadamente iguales durante todo el período.
importantes decrecimientos naturales en 1870-1871, 1914-1919 y 1936- Hasta ahora Francia no ha experimentado el trasvase desde las activida-
1945. Por otra parte, desde la segunda guerra mundial, con la mortalidad des secundarias a las terciarias que se supone característico de las econo-
todavía en descenso y la fertilidad ascendiendo otra vez a niveles del fin mías industriales avanzadas.
de siécle, los franceses se multiplicaron a un ritmo inigualado en los dos
últimos siglos. Después de un siglo de envejecimiento, esto hizo que la FIGURA 2
POBLACIÓN TRABAJADORA EN FRANCIA, 1825-1959
población francesa fuese nuevamente joven. Tanto a nivel demográfico
como industrial, el cambio de ritmo que supuso la posguerra excedió con 24
mucho lo que había sucedido antes.
20
Servicios
2.6. Industrialización y urbanización
16

Lo mismo sucede en lo relativo a la estructura del empleo. La figura


MILLONES
2 muestra los efectos de siglo y medio de industrialización sobre la mano 12
DE Industria
de obra francesa. Algunos de los cambios son aparentes. Por ejemplo, el PERSONAS

claro declive del total de la mano de obra francesa después de 1954 resul-
ta casi por completo de haberse introducido una definición más estricta
de la población agrícola. No obstante, varios hechos resultan manifiestos: Agricultura
y pesca
1. En contra de las nociones habituales sobre la Francia revoluciona-
ria y posrevolucionaria, ya en 1825 casi la mitad de la mano de obra
francesa trabajaba fuera del sector agrícola. 1820 1840 1860 1880 1900 1920 1940 1960

2. Sin embargo, el tamaño total de la población agrícola permaneció FUENTE: J.-C. Toutain, La population de la France de 1700 á 1959 (París: Institut de Scien-
virtualmente constante durante un siglo después de 1825, comenzó a ce Économique Appliquée, 1963), pp. 135, 161.
48 Francia Industrialización y urbanización 49

FIGURA 3
En suma, el período estudiado contempló a una Francia que se
POBLACIÓN FRANCESA URBANA, RURAL Y TOTAL, 1821-1962
transformó de un país pobre y de predominio agrario en otro más prós-
pero e industrial, mientras otros países caminaban por derroteros simi-
60
lares con mayor celeridad. Aunque en 1825 Francia ya tenía una gran
experiencia con las formas tradicionales de manufactura, los años que
siguieron constituyeron el período fundamental para la industrializa- 50
ción.
Francia también se urbanizó. El París revolucionario, con su medio 40
millón de habitantes, era una de las mayores ciudades del mundo.
Durante siglos, París había extendido su control sobre los hombres, cos-
MILLONES
DE
'110 daliffigill Ciudades de más
de 50.000 habs.
111
PERSONAS 30
tumbres y mercados del noreste de Francia; a finales del siglo XVIII, una

11 1 11 1 1
extensa área vertía inmigrantes y provisiones dentro de la ciudad. Marse-
20
lla, Lyon, Burdeos y Ruán, con casi cien mil habitantes cada una, domi-
naban unos entornos mucho más reducidos. Sin embargo, la gran mayo-
ría de los franceses vivía todavía en pueblos. 10

En las estadísticas francesas, la palabra urbano se ha referido tradi-


cionalmente a los núcleos con, al menos, 2.000 habitantes en su asenta-
1821 1841 1861 1881 1901 1921 1941 1961
miento central. Según este criterio, cerca de una quinta parte de la pobla-
ción francesa vivía en poblaciones urbanas en 1820 y unas tres quintas FUENTES: Annuaire statistique de la France. Résumé rétrospectif, 1966, cuadro 3, p. 23;
partes en 1960. Como muestra la figura 3, la población rural viene dis- Statistique de la France (París: Imprimerie Royale, 1837), pp. 267-283. Por «lugares urba-
minuyendo tanto en términos absolutos como relativos desde 1850. Las nos» entendemos municipios con 2.000 habitantes o más en la aglomeración central. Las
cifras para 1821 y 1836 son cálculos a partir de la proporción entre municipios de más de
grandes ciudades francesas se han alimentado de esta reducción. Las ciu- 2.000 habitantes y municipios de más de 10.000 en 1851, aplicada al total efectivo de muni-
dades de 50.000 habitantes o más tenían un 4% en 1821, un 18% en cipios de 10.000 habitantes o más en 1821 y 1836.
1901 y un 25% en 1962. El ritmo de crecimiento urbano fue relativa-
mente constante. Durante este período viene a suponer, como el aumento
de la renta per cápita, cerca de un 1,25% anual. La expansión industrial manufacturas, los servicios y otras ocupaciones no agrícolas. La industria
de las décadas de 1850, 1920 y 1950 aceleró la tasa; la industrialización textil doméstica (que, por ejemplo, en la Mayenne rural constituía la
más baja que se da entre 1870 y la primera guerra mundial y durante la principal actividad económica de la campiña antes de la Revolución)
Depresión la frenó, mientras que las dos guerras y las cesiones territoria- ocupaba a más gente que sus industrias rivales, la herrería, carpintería,
les a Prusia en 1870 hicieron mella en la curva aunque no por mucho curtidos, cestería y alfarería. Todas estas industrias se trasladaron rápida-
tiempo. mente a la ciudad a lo largo del siglo XIX, dejando al campo, muy activo
hasta hacía poco, más bucólico de lo que había estado durante siglos. Las
Si la población francesa dedicada a la agricultura alcanzaba su punto
áreas rurales se desindustrializaron.
culminante durante la primera guerra mundial, y la población rural
comenzaba un paulatino descenso en torno a 1850, ambas no pueden Según parece, cientos de miles de artesanos rurales permanecieron
haber sido la misma. Una buena proporción (quizás una tercera parte) de en las poblaciones pequeñas durante la primera mitad del siglo XIX,
la llamada población rural de la Francia postrevolucionaria vivía de las viviendo a medio sueldo, con trabajo temporal en el campo y con la
50 Francia Industrialización y urbanización 51

esperanza cada vez más remota de que volviesen los «viejos tiempos». Un rasgo sorprendente de todo este proceso aparece en el cambio de
Tanto ellos como sus descendientes comenzaron a abandonar las tierras distribución de las producciones agrícolas (Bouju, 1966: 56). Desde el
en mayor número hacia 1850, cuando creció el empleo en los nuevos comienzo, el área de influencia de París produjo, bajo el estímulo del
centros industriales, el ferrocarril los transportó más fácilmente, la indus- mercado metropolitano, los mayores rendimientos por hectárea. Las dis-
tria rural desapareció y los derechos tradicionales de espigar, cortar y paridades regionales, especialmente la ventaja de París, se acrecentaron
cazar en campos o bosques comunitarios retrocedieron ante el avance de durante el siglo XIX (a pesar de que las nuevas técnicas agrícolas se
una agricultura calculadora y capitalizada. En definitiva, el «éxodo rural», extendieron por toda Francia), sólo para dar paso a una mayor homoge-
con frecuencia deplorado por los franceses amantes de las virtudes rústi- neidad durante el siglo XX.
cas, probablemente discurrió en tres fases diferentes aunque solapadas: 1) Los mapas de tráfico rodado en 1856-1857 y 1955 (figura 4) seña-
un drenaje de trabajadores y antiguos trabajadores de la industria rural lan puntos de un desarrollo muy similar: desigualdad al comienzo, incre-
que alcanzó su máximo a mediados del siglo XIX; 2) una absorción de mento de las diferencias con el proceso de urbanización industrial en el
trabajadores agrícolas e hijos «sobrantes» de familias campesinas, espe- norte, eventual extensión del tráfico a regiones cada vez más amplias del
cialmente durante el período de elevado crecimiento natural hasta 1890, país. Los mapas de tráfico reflejan la medida en que la modernidad se
aproximadamente; 3) el movimiento, sobre todo después de 1930, de extendió mediante la expansión y convergencia de las regiones urbanas
familias desplazadas por el cierre y consolidación de granjas desde 1890. existentes: Lyon y Marsella uniendo sus brazos hasta rodear a Niza; Tou-
El primer movimiento tuvo un aire de desesperación, el segundo ofrecía louse y Burdeos construyendo su propia red metropolitana; París exten-
la posibilidad de salir de la pobreza a varias generaciones de jóvenes fran- diendo sus alianzas en todas las direcciones.
ceses ambiciosos, y el tercero fue bastante fluido, excepto durante los
peores años de la década de 1930. Las tres clases de movimiento tuvieron El proceso influye en la vida cotidiana. Estamos en un villa rural
un impacto muy diferente sobre la protesta agraria. angevina:

El crecimiento de las ciudades y el drenaje de la población rural no Al mismo tiempo que las redes sociales disminuían su número en
Chanzeaux, se incrementaba su difusión geográfica, principalmente debido
se distribuyeron equitativamente en el mapa de Francia, como tampoco a la revolución en los transportes. Cuando la gente de Chanzeaux no traba-
lo hizo el desarrollo de la industria a gran escala. Podemos llamar moder- ja, se desplaza normalmente para visitar amigos, parientes o conocidos en
nas, para simplificar, a aquellas áreas con altas rentas per cápita, agricul- un radio de acción mayor. Hace ocho años, si queríamos hablar con un
granjero, estábamos seguros de encontrarle en casa un domingo por la
tura productiva, grandes establecimientos fabriles, elevado nivel de alfa- tarde, y nuestra visita era grata, ya que al parecer él no tenía nada más que
betización, abundantes medios de comunicación, etc. En estos términos, hacer. Ahora la gente rara vez está en casa cuando dispone de tiempo libre.
la distribución geográfica de la modernidad en Francia ha seguido un Cuando están en casa es porque esperan visita. El tráfico por las carreteras
del Maine-et-Loire, en especial de las que conducen a caseríos y granjas, es
paso curvilíneo desde la Revolución. La modernidad estaba ya algo con- sorprendentemente denso los domingos en nuestros días. A veces, los gran-
centrada en París y su área de influencia, y en regiones mucho más jeros (y los ciudadanos) se dirigen incluso más lejos durante el fin de sema-
pequeñas inmediatamente adyacentes a un puñado de grandes ciudades. na. Faligand visita a sus primos en París. Bourdelle visita en Lille a un
amigo que conserva desde el servicio militar. Los Massonneau bajan desde
Se volvió aún más desigual durante el siglo XIX al urbanizarse e indus- París para visitar a los Guitieres. Sólo los enfermos se quedan en casa, y
trializarse aquellas regiones (y, generalmente, en el cuadrante noreste del ellos tambien reciben visitas. Solía suceder que un domingo por la tarde los
país). Lentamente, después de la primera guerra mundial, y con rapidez, ciudadanos de Chanzeaux que salían de casa recorrían la ribera del Hyrome
para encontrarse con amigos y beber en las pequeñas tabernas durante el
después de la segunda guerra mundial, los frutos de la modernidad, tanto recorrido. Hoy en día uno puede recorrer todo el paseo y encontrarse sólo a
los amargos como los dulces, se extendieron más allá de las regiones ini- un pescador ocasional. La gente de Chanzeaux ha ensanchado sus contactos
cialmente importantes, y se dio un cierto grado de homogeneización. e intereses. (Wylie, 1966: 341)
52 Francia Industrialización y urbanización 53

TRÁFICO RODADO EN FRANCIA, 1955


FIGURA 4
TRÁFICO RODADO EN FRANCIA, 1856-1857

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más (ver Tugault, 1973). Esta ampliación de las relaciones sociales


FUENTE: Paul M. Boujou y otros, Atlas historique de la France contemporaine (París: Colin, comenzó en París y su área de influencia, para continuar con el creci-
1966), pp. 72, 73. miento de las metrópolis industriales durante el siglo XIX y finalizar
ligando a toda Francia en décadas recientes.
No es sólo que los franceses se muevan más de lo que solían. A pesar Esta ligazón no es igual, regular ni armoniosa. Los franceses han
de los mitos que sostienen lo contrario, las comunidades rurales de la compartido una experiencia general en el mundo occidental: un cambio
mayor parte de las regiones de Francia han experimentado rápidos movi- en las líneas importantes de división de la riqueza, prestigio, poder, acce-
mientos de población durante, al menos, un siglo. El gran cambio con- so social y solidaridad, que han pasado de un nivel local a otro nacional.
siste en que los círculos en los que se mueven se han extendido cada vez Mientras la división permanece, los principios de división se modifican.
54 Francia Organización para las acciones colectivas 55

Los tres órdenes han sido sustituidos por lo que en nuestros días se
Los lazos especiales con esta o aquella villa, esta o aquella familia, incluso denominan clases. Tenemos clases letradas, industriales, altas, medias, etc. Y
esta o aquella religión, han perdido mucha de su importancia como pro- estas clases casi siempre tienen sus propios regentes, como en el college. La
motores o inhibidores de la acción colectiva, a pesar del valor sentimen- gente ha cambiado los grandes tiranos por otros pequeños, eso ha sido todo.
Cada industria tiene su Richelieu burgués llamado Laffitte o Casimir Périer.
tal que puedan haber conservado. La posición en los sistemas nacionales (Balzac, 1947: 158)
de ocupación y riqueza ha adquirido mucha más importancia.
Pocos años después, Karl Marx escribía sobre las mismas transfor-
Durante el largo período que estamos considerando, la urbanización
maciones desde una perspectiva bien diferente:
y la industrialización de Francia han transformado su estructura de clase
de cuatro maneras interdependientes: La industria francesa está más desarrollada y la burguesía francesa es
más revolucionaria que la del resto del continente. Pero la revolución de
1. El control sobre la riqueza líquida, las organizaciones complejas y Febrero ano iba directamente encaminada contra la aristocracia financiera?
el aparato industrial ha suplantado ampliamente al control sobre la tierra Este hecho demostraba que la burguesía industrial no dominaba en Francia.
La burguesía industrial sólo puede dominar allí donde la industria moderna
como el criterio central de la posición de clase. ha modelado a su medida todas las relaciones de propiedad, y la industria sólo
puede adquirir este poder allí donde ha conquistado el mercado mundial,
2. El número de personas que trabaja en grandes organizaciones bajo pues no bastan para su desarrollo las fronteras nacionales. (1958: 1, 148)*
control burocrático (denominadas clase obrera o clase media, según el tipo
de trabajo y modo de vida) se ha extendido y ampliado paulatinamente. En resumen, la mano de la historia estaba ocupada escribiendo un
3. A medida que los franceses se han ido trasladando hacia las ciuda- palimpsesto.
des, la posición y el grado de aceptabilidad dentro de una comunidad Muchos residuos del Antiguo Régimen persistieron hasta el siglo X.
particular han perdido gran parte de su importancia como determinantes Es lo que resultaba especial en la versión francesa de una transformación
del comportamiento individual o de grupo; la fama local, buena o mala, muy general de la estructura de clase en las sociedades en proceso de indus-
importa cada vez menos si se compara con la situación dentro de la trialización: la vida del pueblo, las explotaciones agrícolas familiares de
estructura ocupacional nacional, la pertenencia a asociaciones nacionales carácter marginal, la empresa familiar y la tiendecilla aguantaron con tenaci-
y los contactos y experiencias fuera de la comunidad. dad, perdiendo esos asideros sólo ante los golpes de la Depresión y la segun-
4. Como resultado en gran medida de haber cambiado poco mien- da guerra mundial. La política creció a una escala nacional de forma más
tras otras cosas estaban cambiando más, las posiciones de los represen- rápida y decisiva de lo que lo hizo la rutinaria vida social. Como resultado,
tantes o intérpretes locales de estructuras nacionales (sacerdote, notario, se produjo la disparidad entre la nacionalización de la política y la segmen-
funcionario gubernamental) han perdido mucho de su prestigio y poder. tación de la solidaridad que Stanley Hoffmann (1963: 1-117) considera la
En contraste, otras posiciones que presuponen una habilidad técnica base de la «paralización de la sociedad» de Francia bajo la Tercera República.
(científico, ingeniero, médico) han alcanzado mayor lustre.
Todas son tendencias que nos resultan familiares.
2.7. Organización para las acciones colectivas
La mano de la historia ha borrado una Francia de campesinos y arte-
sanos, de terratenientes locales unidos (no siempre con felicidad) con fun-
Hoffmann tambien argumenta que la pobreza de la vida asociativa
cionarios y financieros urbanos. Ha escrito en su lugar la historia de una
francesa contribuyó a la paralización. De eso ya no estamos seguros. A lo
Francia de granjeros, burócratas, técnicos y obreros industriales, dominada
por profesionales organizados en una amplia variedad de especialidades.
Con cierto disgusto, Balzac interpretaba los signos proféticos en la * Seguimos la traducción española de A.S. Cuper: Karl Marx, Las luchas de clases en
Francia de 1848 a 1850, Madrid: Espasa-Calpe, 1985, p. 115. [N. del T.]
década de 1840:
56 Francia Organización para las acciones colectivas 57

largo de las transformaciones interdependientes de las estructuras demo- En octubre de 1831 un informe del prefecto de policía de París,
gráficas, económicas, políticas y de clase que hemos revisado, los franceses resumiendo los informes de los espías, ofrece algo del sabor característico
se volvieron cada vez más hacia organizaciones complejas, incluyendo aso- de las organizaciones de la capital:
ciaciones en el sentido estricto de la palabra, como medios de realizar su
La sociedad Amis du Peuple continúa vigorosamente su organización en
trabajo. La tendencia es obvia en los mundos de la industria y del gobier- decurias. Reproducen, bajo otro nombre, las yentes de los carbonarios E...] La
no. La historia de la asociación voluntaria con fines políticos y económicos Société des Amis de l'Égalité planea fusionarse con la sociedad Amis du Peu-
es más difícil de seguir, debido a que los sucesivos gobiernos desde la Revo- ple. Ambas cuentan principalmente con el regreso de los estudiantes para
reclutar nuevos miembros; pero, en términos generales, la gente joven que
lución hasta el comienzo de la Tercera República pusieron grandes vuelve de las provincias parece poco dada a reunirse en las sociedades popula-
obstáculos a las asociaciones privadas. Lo hicieron de forma selectiva, de res. (A.N. F'' 33)
modo que los patronos disfrutaron durante mucho tiempo de una superio-
ridad organizativa a la hora de tratar con sus empleados. De cualquier En Lyon las sociedades de ayuda mutua comenzaron a florecer a
forma, incluso bajo la formidable mirada del ministro del Interior, los tra- finales de la década de 1820, para salir a la luz rabiosamente en los movi-
bajadores, campesinos, burgueses y activistas políticos franceses persistie- mientos insurreccionales de 1830, 1832 y 1834. En general, en alimen-
ron en la formación de clubes, sociedades secretas, compagnonnages, aso- tar las asociaciones, París precedió al resto de las grandes ciudades, las
ciaciones de ayuda mutua, sindicatos rudimentarios y partidos políticos. grandes ciudades precedieron a las villas y éstas precedieron al campo.
Como Henry Ehrmann señala, «los obstáculos legales fueron frecuente- Sin embargo, no era una simple función de la industrialización, al
mente ignorados; muchas categorías no esperaron a cambios en la legisla-
menos no en el sentido estricto de la palabra. Los trabajadores de las
ción para formar grupos y constituir de hecho las "sociedades parciales"
nuevas y expansivas industrias del XIX basadas en fábricas (acero, ferro-
condenadas por Rousseau. Pero la necesidad de conseguirlo mediante sub-
carriles, textil algodonera) se organizaron lentamente (ver Stearns, 1965).
terfugios por fuerza influyó en la conformación de las prácticas colectivas y
Las industrias que crearon una amplia organización eran más veteranas,
sembró dudas sobre la legitimidad de las actividades de grupo» (1968:
más artesanas y a menor escala, con la egregia excepción de la minería.
171). La prueba de que la vida asociativa no estaba ni con mucho extinta
Hubo cuatro aspectos que favorecieron la organización en la industria y
puede verse en la energía con que los espías del Ministerio del Interior fis-
fuera de ella: 1) la ausencia de afiliaciones hereditarias en la comunidad,
goneaban y se infiltraban durante los regímenes con un control relativa-
familia, etc., como bases de la acción colectiva; 2) una población consi-
mente estricto, como la Restauración y el Segundo Imperio, y la alarmante
derable en contacto diario durante un amplio período de tiempo; 3) la
velocidad con la que tales asociaciones proliferaron, o salieron abiertamen-
te a la luz, en tiempos de relativa libertad, como la primavera de 1848. acumulación de saber popular, reivindicaciones y experiencia política; 4)
la presencia visible de un antagonista. Estas condiciones se dieron prime-
Parece que el ritmo, escala y complejidad de la organización formal ro en industrias tradicionales a pequeña escala, como la tipografía y la
se incrementaron tan pronto como Francia se urbanizó e industrializó a sedería. Con el tiempo, se desarrollaron en las fábricas e incluso entre los
partir de 1840. La evidencia es dudosa precisamente porque buena parte trabajadores agrícolas. Así, a lo largo del siglo XIX el principal centro de
de la nueva organización se fue gestando entre las sombras. Tocqueville la organización de la clase trabajadora cambió de los talleres a las fábri-
no la detectó cuando escribía La democracia en América durante la déca- cas, con un retraso de varias décadas tras el paso del grueso de la fuerza
da de 1830. Por el contrario, consideraba la ausencia de asociaciones laboral de unos a otras.
como la primera razón de la debilidad de las instituciones democráticas
de Francia. Sin embargo, en su propia época, los saint-simonianos, fou- Política e industria sirvieron de modelo a la religión, la sociabilidad
rieristas, blanquistas y otras sectas que oscilaban entre la reforma y la y la vida intelectual; la Tercera República condujo a Francia a su edad de
revolución, habían entrado en un frenesí organizativo. oro de la asociación. Napoleón III había acelerado el proceso (o, al
58 Francia Organización para las acciones colectivas 59

menos, lo aceptó con elegancia) tolerando abiertamente las asociaciones y acciones colectivas toleradas que tuvieran a mano. Durante la Revolu-
de trabajadores durante la década de 1860, legalizando la huelga en 1864 ción las misas se convirtieron con frecuencia en ocasiones adecuadas para
y relajando considerablemente las restricciones sobre asambleas públicas la agitación, la disputa y la acción. Bajo la Restauración y la Monarquía
en 1868. Sin embargo, el período más intensivo para organizarse y unirse de Julio, no sólo las misas sino los funerales y las actuaciones teatrales lle-
se dio después de librarse Francia de Napoleón III. Los franceses han garon a ser importantes contextos para manifestar las simpatías políticas.
perpetuado un mito que sostiene lo contrario. Confrontado con la evi- Por ejemplo, un año después de la Revolución de Julio, el público teatral
dencia de logias, hermandades y asociaciones religiosas ubicuas y semise- parisino que asistía a la obra de título provocativo Voyage de la Liberté (y
cretas en el sur durante los siglos XVIII y XIX, Maurice Agulhon (1966) que incluía personas condecoradas en la misma Revolución, a quienes el
ha postulado una sociabilité méridionale propia del Midi; para nosotros director sentó juntas deliberadamente) utilizó las muchas alusiones poli-
no hay razón para limitar esta «sociabilidad» al sur. ticas veladas como una oportunidad de manifestar su oposición al régi-
men a través de vítores, aplausos y comentarios (A.N. F' 3 33, 20 de julio
En nuestro propio tiempo las comunidades rurales francesas tienen
de 1831). Con frecuencia, la multitud llegó más lejos. La insurrección de
la reputación de resistirse a la asociación voluntaria. Pero, cuando obser-
1832 comenzó con el funeral del popular general Lamarque. Por las mis-
vadores imparciales miran con cuidado, la situación cambia. En los pue-
mas fechas, los franceses se ocupaban de formar sociedades secretas de
blos franceses pequeños y aparentemente atrasados que estudió, Laurence
ayuda mutua y acción política. Cualquier medio de organización a su
Wylie (1966) encontró que compañías de bomberos, múltiples asociacio-
disposición fue utilizado.
nes de base eclesiástica, partidos políticos, quintas y otras organizaciones
especiales eran participantes activos en la vida comunitaria. Robert T. Dos cosas resultan engañosas en lo referente a las organizaciones
Anderson y Barbara Gallatin Anderson, estudiando un pueblo a dieciséis francesas: que frecuentemente se forman como vástagos de organizacio-
kilómetros de París, averiguaron que las asociaciones voluntarias prolife- nes ya existentes (la Iglesia católica, el partido comunista, etc.) y que,
raron desde finales del siglo XIX: «Las décadas que preceden y siguen al aunque son coherentes y activas, muchas no llegan a adquirir una exis-
cambio de siglo vieron la introducción y el sostenimiento de cuatro aso- tencia formal o legal. Ambas condiciones contribuyen a la ilusión de un
ciaciones voluntarias: una sociedad de caza, una sociedad aseguradora de bajo nivel de organización en Francia. La larga resistencia del Estado a las
pompas fúnebres y desempleo (mutualidad), una sociedad musical y una asociaciones voluntarias formalmente constituidas, fuesen de la clase que
sociedad voluntaria de lucha contra incendios. Nos interesa más centrar- fuesen, la tendencia subsiguiente a formar tales grupos en la sombra, la
nos aquí en las últimas cuatro décadas de cambio brusco, cuando bajo el subsiguiente renuencia del Estado a reunir y publicar información
impacto de los primeros cambios urbano-industriales se fundaron unas referente a las asociaciones voluntarias (incluyendo los partidos políti-
cuarenta asociaciones» (1965: 224-225). Los Anderson observan la regu- cos), todo esto contribuye a la ilusión.
laridad con la que las asociaciones formales se originaron de otras formas
La larga concentración de la población francesa en comunidades
anteriores o de grupos ya existentes en la comunidad: la tienda, la granja,
rurales probablemente ralentizó la creación de asociaciones voluntarias
la familia, la iglesia y la comunidad en su conjunto. En cierto sentido, la
autónomas. Y los franceses probablemente estaban menos dispuestos a
organización ya estaba allí; con la asociación simplemente cristalizó y se
formar amplias asociaciones comunitarias, pero más ávidos que muchos
formalizó.
otros a formar asociaciones que sirvieran a intereses particulares. Duncan
En los tiempos en que el Estado bloqueaba la formación de aso- MacRae señala que, mientras que en conjunto la afiliación era menos fre-
ciaciones con claros intereses especiales (es decir, la casi totalidad de las cuente en la Francia de la década de 1950 que en los Estados Unidos, el
épocas anteriores a 1901, y los años de la segunda guerra mundial), los caso de Francia difiere muy poco del de Gran Bretaña y Alemania. Des-
franceses aprovechaban cualquier oportunidad de reuniones asamblearias pués, Duncan sugiere que «las organizaciones que refuerzan las divisiones

60 Francia Cambios en la lucha por el poder 61

sociales ya existentes eran más típicas en Francia, mientras que aquellas representasen intereses políticos recientes o pasados pero aislados. El
que desbordan otras divisiones y toman decisiones a nivel de la comuni- Parti Ouvrier Francais, el Parti Social Francais, los boulangistas, los
dad eran más típicas de los Estados Unidos» (1967: 29-39). Así que la demócrata-cristianos, los comunistas, los poujadistas, representan fases
historia que estamos analizando es característicamente una historia de diferentes de esta especialización.
asociaciones de intereses particulares. Desde finales del siglo XIX en ade- La fragmentación era el estado normal de los parlamentos franceses;
lante nos encontramos con que los artesanos, los estudiantes, los viticul-
el juego parlamentario consistía en la alianza entre estos fragmentos. Las
tores, los granjeros, los grandes empresarios, los veteranos, las mujeres amenazas serias al sistema parlamentario venían menos de este tipo de
trabajadoras e innumerables grupos más, crearon nuevas organizaciones fraccionamiento que de la aparición ocasional de una fuerza política
formales para defender sus intereses a nivel nacional. importante que actuase fuera del Parlamento: la Ligue des Patriotes, la
Croix de Feu, los nacionalistas argelinos y, algunas veces, los gaullistas o
los comunistas. Dentro o fuera del parlamento, la lucha política del siglo
2.8. Cambios en la lucha por el poder XX enfrentaba a asociaciones que representaban a segmentos relativa-
mente pequeños de la población y las reordenó a favor o en contra el
Esta larga serie de cambios en la estructura social francesa dio nue- régimen. Apareció en Francia la política de grupos de interés.
vas formas a la lucha por el poder político, fundamentalmente en tres
sentidos. Primero, la posición en la estructura nacional del poder se vol- Nuestro análisis sobre el cambio social en Francia ha señalado pun-
vió mucho más importante que la posición en la local, para casi cual- tos culminantes de transformación industrial, urbanización y demografía
quier propósito. Segundo, la lucha tomó cada vez más la forma de un después de 1850, tras 1920 y de forma predominante después de 1945.
enfrentamiento o coalición entre organizaciones formales especializadas Contrastan con las crisis y reveses en tiempos de la guerra franco-prusia-
en la promoción de intereses particulares; los grupos comunitarios prác- na, las dos guerras mundiales y la depresión de los 30. Son sólo ondas en
ticamente desaparecieron de la política. Tercero, los nuevos conten- una corriente rápida. Una estructura de clase urbana industrial surgió de
dientes que se disputan el poder surgieron a medida que se desarrollaba forma gradual a partir de una estructura de clase basada en la tierra y en la
la estructura de clases y la estructura organizativa. La aparición de las localidad. La nueva estructura se apoyaba en el control del capital y del
organizaciones representativas de diversos sectores de la clase obrera trabajo más que en la riqueza de la tierra. Separó a los propietarios y
industrial fue el desarrollo concreto más significativo. Otras pujas por el directivos de las grandes organizaciones formales (las fábricas, los gobier-
poder vinieron de los representantes de diversos grupos de campesinos, nos, los colegios) de sus empleados. Destacó la posición en el mercado del
jóvenes, maestros, de empresarios católicos y de empleados estatales. trabajo nacional por encima de los lazos locales y recompensó de manera
Además, al encontrarse compitiendo por el poder, grupos organizados excepcional la profesionalidad tecnológica. Los períodos de crecimiento
desde hacía tiempo como los terratenientes y los eclesiásticos adoptaron urbano industrial aceleraron la transformación de la estructura de clases.
el nuevo estilo de asociación. La centralización de la política a través del crecimiento de un apara-
Como en otros países occidentales, los partidos políticos que se vol- to estatal ingente y poderoso continuó tendencias establecidas en los
vieron plenamente activos durante la Tercera República francesa combi- siglos anteriores, aunque la llegada de Luis Napoleón después de 1848 y
naban muy diversos intereses. Los radicales, los socialistas (y, cómo no, la extensión de los controles sobre la economía de la década de 1940 ace-
los radical-socialistas) representaron durante mucho tiempo a mezclas leraron el proceso. La nacionalización de la política consistente en el tras-
curiosas del electorado francés. Pero, en comparación con los vecinos, los vase del poder y la participación a un escenario bastante más grande que
franceses siempre han sobresalido por su propensión a la fragmentación el local siguió de forma más o menos continuada, pero la movilización
de partidos, por una apertura excepcional a los nuevos partidos que política de 1848, del principio de la Tercera República, del Frente Popu-

62 Francia Cambios en la lucha por el poder 63

lar y de los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mun- contra de los impuestos, y se llevaron al hombre y a su carro ante la
dial, probablemente llevaron a los hombres a involucrarse en la política impotencia de los recaudadores (A.N. B13 18 1186, 14 de agosto de
nacional con mayor rapidez que en otros tiempos. El cambio de la acción 1830). Esta forma elemental de resistencia en ocasiones desembocaba en
colectiva (tanto política como no política) de una base comunitaria a sublevaciones amplias y serias, como en los años anteriores a la Fronda,
otra asociativa procedió de forma inexorable a lo largo de todo el perío- durante el principio de la Revolución y (por última vez) en 1849.
do, especialmente durante esas mismas fases de movilización política. Aunque la dificultad de afrontar los pagos cuando llegaban tiempos
Estos cambios transformaron la lucha por el poder y, por tanto, transfor- duros ciertamente tuvo que ver con esta forma habitual de resistencia al
maron el carácter de la violencia colectiva. Estado, es importante ver cómo se centraba de forma regular y directa en
¿Cómo? La forma más directa fue la transformación de los tipos de la legitimidad misma de los impuestos. No mucho antes de la Revolu-
acción colectiva que típicamente producen violencia. La violencia en ción de 1830, el procureur général del distrito judicial de Poitiers declaró
grupo normalmente surge de las acciones colectivas no intrínsecamente que venían apareciendo «carteles sediciosos» en la ciudad de Fontenay
violentas: festivales, reuniones, huelgas, manifestaciones, etc. Sin éstas, la (Vendée): «el contenido de los carteles era siempre prohibir el pago de los
violencia apenas podría producirse. La gente que no toma parte en ellas impuestos antes de que los ministros que votaban el presupuesto fueran
rara vez se ve involucrada en la violencia. Los grupos comprometidos llevados a juicio» (A.N. BB 18 1181, 3 de febrero de 1830). El mismo
regularmente con la acción colectiva normalmente están formados por tipo de campaña estaba ganando fuerza en otras partes de Francia por esa
gentes que perciben y persiguen una serie de intereses comunes. Y una época, y continuó a lo largo de la Revolución. A menudo operaba de
mínima acción colectiva requiere una coordinación, comunicación y forma secreta y sin violencia, pero de vez en cuando daba lugar a con-
solidaridad que se extienden mas allá del propio momento de la acción. frontaciones públicas. La revuelta fiscal se desarrolló en el siglo XVI, flo-
La urbanización e industrialización y la reorganización política en Fran- reció en el XVII y apareció de nuevo en 1789, 1830 o 1848, cuando los
cia desde la Revolución en adelante transformaron completamente la nuevos cargos revolucionarios intentaban restaurar la autoridad del Esta-
composición de los grupos capaces de actuar colectivamente, la naturale- do; desapareció a partir de 1849. Su historia muestra la larga lucha del
za de sus adversarios y la de la acción colectiva en sí. La transformación gobierno por asegurarse obediencia e ingresos.
de la acción colectiva transformó la violencia. Gabriel Ardant ha identificado las condiciones generales de las
De nuevo: ¿cómo? Es fácil de ejemplificar y al mismo tiempo difícil oleadas de revueltas fiscales en Francia: un fuerte incremento en las
de analizar. Por ejemplo, la clásica rebelión fiscal francesa alcanzó dos demandas de dinero líquido por parte del gobierno; una disminución
formas, aisladas o combinadas: primera, un grupo de contribuyentes acentuada de la demanda de productos de la industria rural o agrícolas
ataca los materiales de la recaudación de impuestos, normalmente destro- (y, por lo tanto, de la capacidad de la población rural de convertir sus
zando los puestos de peaje y quemando los registros de tasación; segun- excedentes en dinero); o, más gravemente, ambas circunstancias a un
da, muchos de los residentes de una comunidad reciben al recaudador de tiempo. También ha señalado la concentración de estas revueltas en
impuestos bloqueando su camino, dándole una paliza o echándole fuera zonas de «economía cerrada»: no necesariamente pobres, pero poco invo-
lucradas en la producción para el mercado, típicamente compuestas de
del pueblo. Si llegaba acompañado de una fuerza armada, los habitantes
granjas autosuficientes. Así resume el caso del Macizo Central:
luchaban contra ella. Un típica versión pequeña de rebelión fiscal es la se
produjo en Saint-Germain (Haute-Vienne) en agosto de 1830. Los La proporción de la población agrícola se mantiene relativamente gran-
recaudadores de impuestos locales pararon a un carretero para compro- de. Sin duda, algunas industrias se han desarrollado en el Macizo Central
cerca de las minas, pero las propias minas son menos productivas que las del
bar su cargamento y recaudar su peaje. Una multitud de hombres, muje- norte y del este. Además, las fábricas no tienen la gran ventaja de medios de
res y niños «armados con picos y con piedras» los rodearon y gritaron en comunicación comparables a las redes de ríos y canales del norte y del este.
64 Francia Cambios en las formas de acción colectiva 65

En cualquier caso, tanto las industrias como la agricultura están lejos de los Commer9nts et Artisans de Pierre Poujade (en el tercero) adoptaron la
mercados importantes del norte, del este y de la región parisina. Debido a
postura defensiva de las primeras rebeliones fiscales, incluso en sus nom-
todo esto se da una mayor tendencia que en otras partes a la economía cerra-
da. Así podemos explicar que las regiones del Macizo Central hayan sido bres. Todos dejaron una abundante estela de violencia, pero en estos
zonas perpetuas de rebeliones fiscales, que movimientos como el de los Cro- casos las acciones defensivas y la violencia vinieron después de la organi-
quants hayan reaparecido periódicamente en Limousin, Périgord y Quercy, zación deliberada y esforzada de grupos de protesta en pueblos situados a
que en 1848 y 1849 la resistencia al fisco se desarrollase en estas mismas pro-
vincias. En nuestros días el movimiento poujadista empezó en Haut-Quercy
lo largo y ancho de importantes áreas de Francia.
(ahora en el departamento de Lot) y los primeros departamentos afectados
fueron los colindantes, focos de sedición fiscal bajo el Antiguo Régimen.
(Ardant, 1965: II, 784)
2.9. Cambios en las formas de acción colectiva
Las revueltas fiscales se concentraron en tiempo y lugar, principal-
mente porque los cambios en la política nacional que las incitaban afec- Alrededor de mediados del siglo XIX, tanto la escala como la com-
taban más o menos a la vez a muchas localidades que compartían carac- plejidad organizativa de las acciones colectivas que normalmente produ-
terísticas comunes. La mayor explosión de revueltas fiscales en el siglo cían violencia (y, por tanto, también la escala y complejidad de las accio-
XIX se dio en 1830, cuando los representantes de la nueva monarquía nes violentas) se incrementaron rápida y decisivamente. Esto sucedió por
intentaron restablecer los impuestos sobre las provincias; en 1841, cuan- dos razones relacionadas entre sí: primera, la escala y la complejidad
do el nuevo ministro de finanzas probó un censo especial como un paso organizativa de los grupos que luchaban por el poder también se incre-
hacia la reorganización de todo el injusto sistema fiscal; y en 1848 y mentaron de forma rápida y decisiva, siendo la organización Creciente de
1849, cuando otro gobierno revolucionario intentó poner sus asuntos los obreros industriales la más notable; y segunda, los grupos comunita-
fiscales en orden. rios dejaron la lucha a medida que las nuevas asociaciones y los nuevos
grupos organizados en forma de asociaciones se sumaban a ella. La revo-
Con frecuencia la rebelión fiscal tenía éxito a corto plazo. El recau- lución en el plano organizativo reorganizó la violencia.
dador de impuestos escapaba, los puestos de peaje caían. Sin embargo, su
éxito, su ocasión, sus protagonistas, su forma, dependían de la solidari- Hay algo más, algo que la rebelión fiscal por sí sola no puede mani-
festar. Pongámonos por un momento en el punto de vista del Estado.
dad de pequeños grupos locales de contribuyentes y de la vulnerabilidad
Desde esa perspectiva, las formas predominantes de violencia colectiva en
de un sistema de control basado en los agentes enviados de las ciudades a
Francia durante la primera mitad del siglo XIX fueron defensivas: las
una campiña traicionera. Mientras a nivel individual los franceses han
revueltas fiscales rechazaban a los funcionarios; los motines de subsisten-
venido recurriendo hasta hoy a la trampa y el disimulo astuto para evitar
cias a los mercaderes foráneos; los ataques a la maquinaria repelían la
el pago de los impuestos, su capacidad de resistencia colectiva ante el
invasión tecnológica. Las manifestaciones, las huelgas y las rebeliones que
recaudador de impuestos desapareció rápidamente después de la segunda
crecieron en importancia a lo largo del siglo tuvieron un componente
mitad del siglo XIX. Cuando los movimientos antifiscales resurgieron
ofensivo mucho mayor; sus participantes pedían reconocimiento, una
con los viticultores a partir de 1900, los pequeños destiladores de la
porción mayor, más poder.
década de 1930 o los tenderos en la de 1950, los grupos que se unieron
al combate no fueron los contribuyentes de una particular comunidad, o La clave del contraste es la relación de los participantes con la orga-
de la vecina, sino asociaciones especializadas regionales y nacionales que nización a escala nacional: el mercado nacional, la cultura nacional y,
respondían a una dirección centralizada. El Comité de Défense Viticole ante todo, el Estado nacional. En la fase anterior, la fase defensiva, la
de Marcelin Albert (en el primer período), los Comités de Défense Pay- mayoría de los participantes se resistían a las demandas de las estructuras
sanne de Henri Dorgéres (en el segundo) y la Union de Défense des nacionales, especialmente las del Estado. En la fase ofensiva posterior, la

Cambios en las formas de acción colectiva 67
66 Francia

en el sector de Villefranche los jóvenes de sus municipios, habiendo tenido ya


mayoría de los participantes pugnaban por tener control sobre el funcio- algunos conflictos, se unían en grupos de varios municipios unos contra otros
namiento de esas estructuras nacionales. Entre unos y otros salía ganan- los días de fiesta, los domingos y los dias de feria, y peleaban con uñas y dien-
do la nación. tes; pero si la Gendarmería intentaba intervenir en esas peleas para restaurar el
orden, los combatientes cierran filas ante los gendarmes, a los que a menudo
Podemos ser más exactos. Supongamos que definimos violencia faltaban al respeto, incluso atreviéndose a atacarles con piedras, garrotes, etc.
como el daño o aprehensión forzosa de personas y de objetos. Suponga- (A.N. F 7 6778)
mos que colectiva significa que hay un número significativo de personas
Tales batallas son las formas más visibles de un fenómeno general: la
que actúan juntas. (El mínimo podría ser arbitrario; más tarde veremos
competición constante entre los grupos municipales dentro de los siste-
qué sucede cuando usamos como umbrales la participación de al menos
mas políticos locales y a pequeña escala. Al menos estadísticamente pre-
un grupo de cincuenta o más personas, con al menos una persona u
dominaban en Francia antes de que arquitectos del Estado como Mazari-
objeto dañado o aprehendido tras superar una resistencia). En ese caso,
no y Colbert empezaran a imponer las demandas del Estado nacional y
la violencia colectiva surgirá normalmente de alguna acción colectiva
de la economía nacional sobre los compromisos y recursos locales.
principal que no es intrínsecamente violenta: una reunión, una ceremo-
nia, una huelga. Un interrogante acerca de las causas de la violencia La lucha sin cuartel de los arquitectos estatales por controlar la
colectiva se descompone inmediatamente en dos interrogantes. ¿Por qué población en general y sus recursos dio lugar a conflictos defensivos y
se producen estas formas de acción colectiva? ¿Por qué algunas veces, reaccionarios entre los diferentes grupos de gentes del país, por un lado,
pero no siempre, terminan siendo violentas? y los agentes de la nación, por el otro. La ilustración de 1768 con la que
empezó este capítulo transmite parte de su carácter. Describe esos con-
La nacionalización de la vida económica y política en Francia
flictos el término reactivos. La revuelta fiscal, los motines de subsisten-
dividió las principales formas de acción colectiva que comúnmente pro-
cias, la resistencia violenta al reclutamiento obligatorio, la destrucción de
ducían violencia en tres grandes categorías.' Aumentan y disminuyen en
las máquinas y las ocupaciones de tierras cercadas crecieron y disminuye-
sucesión. Llamaremos a la primera acción colectiva competitiva. Accio-
ron a sus propios ritmos. A menudo se produjeron durante las transfe-
nes competitivas que produjeron mucha violencia en otros tiempos son,
rencias de poder que nuestra cómoda mirada retrospectiva nos permite
por ejemplo, los enfrentamientos entre familias, los actos de rivalidad
considerar como revoluciones progresistas. Tenían éstas, sin embargo, en
entre pueblos colindantes y los encuentros rituales repetidos de grupos
común una tendencia a involucrar a grupos locales maltratados e indig-
competitivos de artesanos. Aunque cada una de éstas tenía una forma
nados por las conmociones de la construcción estatal. Ello no significa en
propia, en el siglo XIX los observadores nacionales tendían a meter sus
absoluto que las acciones de los grupos que participaron fueran ciegas o
formas violentas en el mismo saco, como rixes, reyertas. Los informes
incoherentes. En octubre de 1848 encontramos que el prefecto del Sena
de la Gendarmería Real relativos al departamento del Ródano en junio
Inferior en un primer momento había prohibido las exportaciones de
de 1830 muestran alarma:
trigo y patatas a causa de una escasez de subsistencias, y luego levantó esa
prohibición:
Una fuerte oposición surgió de golpe. Se reunieron grupos en los mue-
1 En una primera versión de este capítulo (Ch. Tilly, 1972a), así como en otras lles de De sobre las diez de la mañana, en las inmediaciones de algunos barcos
publicaciones (Ch. Tilly 1969, por ejemplo), Charles Tilly ha comentado las formas de que estaban cargando. Uno de estos barcos, el Blé, fue abordado por cincuen-
acción colectiva «primitivas», «reaccionarias» y «modernas». Infligimos a nuestros lectores ta obreros, que empezaron a descargar su cargamento, consistente en sacos de
una terminología nueva en la convicción de que esos estudios previos confundían las for- patatas. Apenas habían dejado cincuenta sacos en el muelle cuando se fueron
mas de acción colectiva que conducen a la violencia con las formas de violencia propia- hacia otro barco, la balandra inglesa The Brothers, que estaba completamente
mente dichas. Para un esfuerzo detallado por explicar las relaciones entre unas y otras cargada y preparada para navegar en el extremo del muelle. Los obreros trepa-
véase Ch. Tilly (19746). ron a bordo del barco por su cuenta, lo remolcaron hasta el puente y lo ama-
68 Francia Cambios en las formas de acción colectiva 69

rraron en la dársena, sin ninguna resistencia por parte de la tripulación. Pero fonía. Al contrario, daba la impresión de que se manifestaban juntos contra el
los capitanes ingleses izaron sus banderas para protestar contra las visitas que poder y la policía. Alguien me dice que son veteranos, algunos de la derecha y
estaban recibiendo sus barcos. (Le Siecle, 21 de octubre de 1848) otros de la extrema izquierda. Pero la mayoría de los chicos que cantaban con
gran estruendo el himno rojo no eran lo suficientemente mayores para haber
La Guardia Nacional fue a recobrar los barcos de manos de los tra- participado en la guerra.
bajadores. Después de algunos amagos de enfrentamiento, los expulsó y El desfile, incapaz de alcanzar o cruzar el puente, no permanece todo el
los barcos pudieron zarpar bajo su protección. Sólo en el esquema gene- tiempo en la plaza de la Concordia. Y muy pronto la plaza se ve invadida por
mirones, que vienen a ver los daños ocasionados por los disturbios. Pero, de
ral de tales disturbios se echa de ver su carácter esencial. Suponían una repente, hacia las 11.30, la cortina negra de manifestantes (que todavía se veía
resistencia al crecimiento de un mercado nacional prioritario a las necesi- a lo lejos, sobre el puente) se abalanzó sobre nosotros desordenadamente.
dades y las tradiciones locales. Éste fue el esquema: los disturbios se con- Influidos al parecer por un coronel de la gendarmería que, como si fuera la
Historia, exclamó «¡Seguidme! ¡Adelante!», dos columnas de polis empiezan a
centraron en zonas a medio camino, divididas entre las necesidades de la atacar. Una sale de Cour-La-Reine hacia los Campos Elíseos, la otra pasa
población local y las demandas del mercado nacional. Seguían una rutina entre los caballos de Marly, donde los manifestantes habían construido una
bien definida en la que los actores asumían el lugar de las autoridades, pequeña barricada por la tarde, e intentaban limpiar de matojos los Campos
Elíseos en dirección al Teatro de los Embajadores. Estalló un chisporroteo de
pero retrocedían cuando las autoridades emprendían las acciones adecua- disparos. Un pánico demencial se apoderó de los espectadores. Me da el tiem-
das, incluso si la gente se quedaba hambrienta. Con todo, cada inciden- po justo para echarme la bicicleta al hombro y correr como el que más, lo más
te, incluido el abordaje a los barcos en Ruán, tendía a mostrar una cohe- rápido que me lleven las piernas, para cruzar lo mejor posible (teniendo en
cuenta el peso de mi bicicleta) la media barricada colocada a la entrada de los
rencia y deliberación que no encajan con la palabra normalmente aplica- Campos Elíseos, y corriendo a todo gas intento alcanzar la avenida Gabriel.
da, disturbios. Desde el punto de vista de los constructores del Estado, Las balas impactan en los cristales de las farolas, que se hacen añicos. A mi
tales acciones sólo pueden ser irreflexivas y turbulentas; desde el punto lado cae gente de espaldas, sacudiendo brazos y piernas. Otros se arrastran
de vista de los participantes, constituyen la justicia misma. bajo la línea de fuego. Un joven, un poco más lejos, se queja de una quema-
dura en la oreja; cuando se la toca, se le llena la mano de sangre. (1970: 68)
El Estado y el mercado nacional finalmente triunfaron. Sus batallas
más difíciles ya habían sido ganadas al tiempo de nuestra escena de En esa noche de febrero miles de experiencias individuales se suma-
1868. En 1968 ya eran recuerdos que se desvanecían en la memoria his- ron en un grave conflicto. Diecisiete personas murieron y al menos dos
tórica. Desde la época de aquellas victorias del Estado en los siglos XVIII mil fueron heridas. Como consecuencia más o menos directa, cayó el
y XIX, las formas proactivas de acción colectiva pasaron a convertirse en gobierno de Daladier. Sin embargo, los sucesos empezaron con reivindi-
el marco habitual de la violencia colectiva. Son proactivas y no reactivas caciones de poder pacíficas y proactivas.
porque al menos un grupo está reivindicando derechos, privilegios o
Este tipo de acciones colectivas se diferencian de las variedades reac-
recursos que no ha disfrutado con anterioridad. El intento deliberado de
tivas en aspectos importantes: se centran en torno a intentos de controlar
apoderarse del control del Estado es proactivo. También lo son la mayo-
diferentes segmentos de la estructura nacional, más bien que de resistirse
ría de las huelgas y manifestaciones. Daniel Guérin, un autor izquierdis-
a ellos; se implican asociaciones relativamente complejas y con propósi-
ta, recuerda un famoso encuentro entre la extrema izquierda y la extrema
derecha. El escenario es París, en febrero de 1934: tos especiales, antes que grupos comunitarios; presentan una gran articu-
lación de objetivos, programas y demandas.
Hacia las diez de la noche una columna de personas desfila por la rue
Royale, ocupando toda la calle y portando banderas tricolores. En medio de Estas características suponen aún más contrastes con los conflictos
la calle caballeros de apariencia madura y respetable, con sus condecoraciones reactivos. Uno es la menor dependencia respecto de congregaciones
de la Legión de Honor, cantaban a gritos la Marsellesa. No parecen gente de naturales como los mercados, los actos religiosos y las fiestas, en favor de
disturbios. A lo largo de la acera, alrededor de éstos, unos jóvenes obreros con
jerséis y gorras cantaban la Internacional. Ninguno de los dos tipos de coristas asambleas y demostraciones de fuerza deliberadas (ya que las asociaciones
parecía alterarse por la presencia de los otros o molestarse por la extraña caco- con propósitos especiales raramente consiguen que todos sus miembros
70 Francia Cambios en las formas de acción colectiva 71

sean del mismo círculo, pero con frecuencia son eficaces a la hora de reu- Las revueltas fiscales, los motines de subsistencias, la invasión de los cam-
nir una gran variedad de afiliados en momentos cruciales). Otro contras- pos e incluso las reyertas de los artesanos giraban en torno a asuntos loca-
te es la tendencia que tienen los disturbios a ser grandes y breves. Los les relativos a derechos, obligaciones y poder. Debido a esto, sería mejor
grupos comunitarios, una vez que empiezan un conflicto, raramente que hablásemos de una «nacionalización» del conflicto, directamente
movilizan a un gran número de gente ni tienen líderes con la autoridad relacionada con la nacionalización de la la vida política. En nuestros pro-
suficiente para negociar acuerdos con prontitud, y raras veces pueden pios días puede que tengamos que hablar de otra etapa posterior de
suspender la acción de forma rápida y efectiva: también podría ser verdad «internacionalización».
(como se ha sostenido a menudo) que los grupos comunitarios tengan
una capacidad excepcional para aguantar ante la adversidad. Por otro Es erróneo representarse las acciones colectivas competitivas, reacti-
lado, los grupos asociativos tienden a verse involucrados en acciones vio- vas y proactivas como tres etapas diferentes y exclusivas. Esa imagen tiene
lentas como resultado colateral de acciones coordinadas de masas que no dos defectos. Primero, algunos grupos comunitarios adquieren gradual-
mente características asociativas, pero todavía retienen su capacidad de
son intrínsecamente violentas. Otro contraste más entre los movimientos
acción colectiva a lo largo de este proceso: una elite urbana tradicional se
reactivos y los proactivos es la indignación que prevalece en los conflictos
une a un grupo nacional de presión; una comunidad religiosa se convier-
reactivos por la pérdida de derechos y privilegios específicos, en compa-
te en una sociedad empresarial. Durante la transformación, sus formas
ración con un mayor énfasis de los conflictos proactivos en derechos
más características de acción colectiva y, por lo tanto, de violencia colec-
derivados de principios generales.
tiva también cambian. Segundo, las formas proactivas de acción colectiva
Destacan dos características que sobresalen en el paso de formas de aparecieron pronto en aquellos sectores de la vida social francesa en
la acción colectiva competitiva a las reactivas y de éstas a las proactivas donde las estructuras nacionales también emergieron con rapidez: en las
como marco preferente de la violencia: el cambio en la organización de ciudades más grandes, en las áreas industriales desarrolladas, en la zona
sus participantes y el cambio del escenario del conflicto. Primero, los de influencia de París, etc. En el centro del sistema centralizado francés,
grupos que toman parte en la acción colectiva se hacen más grandes, más la gente había empezado a luchar por el control del Estado y del mercado
complejos, se burocratizan más, se involucran más especificamente con nacional siglos antes de que sus camaradas de la periferia dejasen de
algún programa público o ideología, se abren a nuevos miembros que luchar por la expansión del Estado y del mercado. El rápido cambio
estén dispuestos a apoyar los fines especiales del grupo; antes hemos lla- de las formas de acción colectiva predominantemente reactivas a las pro-
mado a esto un paso en la acción colectiva de una base comunitaria a activas que tuvo lugar en el siglo XIX hace pensar en el paso de un paisa-
otra asociativa. Segundo, el escenario de los conflictos se traslada de una je a otro más que en el tránsito por una frontera vigilada. Podríamos
escala puramente local a una escala nacional, e incluso internacional. visualizar la distribución estadística de la violencia que surge de cada una
Aunque hacia 1830 los franceses hacían revoluciones a nivel nacional y se de las grandes formas de la acción colectiva como se muestra en la figura 5.
manifestaban mostrando su apoyo a Polonia, el grueso de los conflictos
Ante la falta de un criterio razonable para medir la «cantidad» de vio-
violentos enfrentaba a grupos locales sobre temas principalmente locales;
lencia colectiva y de datos aceptables para el período anterior al siglo XIX,
hacia 1930 ya predominaban los asuntos y antagonistas nacionales.
la forma exacta de las curvas no representa sino una especulación plausi-
Desde una perspectiva nacional, este cambio dio la impresión de traer
ble. La mayor especulación consiste en suponer que el volumen de la vio-
consigo una «politización» de los conflictos.
lencia reactiva aumentó rápidamente durante la época heroica de la cons-
El problema que plantea esta forma de expresarlo es que las formas trucción del Estado bajo Luis XIII y Luis XIV. Sabemos que las rebeliones
competitivas y reactivas de la acción colectiva también surgen de luchas populares con forma reactiva abundaron en esa época, pero los conflictos
por el poder bien desarrolladas, de conflictos políticos a menor escala. muy anteriores o muy posteriores a la Fronda no se han estudiado lo sufi-
72 Francia Cronología de la violencia 73

FIGURA 5 1869-1871, empezando con huelgas masivas y violentas y terminan-


EVOLUCIÓN HIPOTÉTICA DE LAS ACCIONES COLECTIVAS EN FRANCIA do con la represión de la Comuna.
El trío 1891-1893, 1902-1906 y 1911-1913, en que se dieron los
mayores conflictos desarrollados a partir de huelgas; en 1902-1906 tanto
CANTIDAD DE
ACCIONES las luchas por la separación de la Iglesia y el Estado como las extendidas
COLECTIVAS protestas de los viticultores se añadieron a los ininterrumpidos conflictos
de los obreros industriales.
1934-1937, con grandes y violentas manifestaciones y huelgas de
todo tipo.
1947-1948, que cubre una amplia variedad de luchas posbélicas por
el poder.
1550 1600 1650 1700 1750 1800 1850 1900 1950 1958, la revolución (o golpe de Estado, dependiendo de la perspec-
tiva que le demos) que llevó a De Gaulle al poder.
ciente como para verificar la cronología general. El gráfico se apoya en
una base más firme y objetiva al mostrar los conflictos reactivos elevándo- La cronología recogida en el «Apéndice A» aporta más detalles acer-
se a un máximo durante el siglo XIX en lugar de disolverse gradualmente. ca del tipo de sucesos que constituyen cada uno de estos racimos de vio-
Sin embargo, el punto clave del diagrama consiste en mostrar el lento des- lencia colectiva.
bancamiento de las formas competitivas por las formas reactivas al tiempo El calendario de sucesos sólo nos da los resultados de combinar
que el Estado francés extendía sus reivindicaciones, y, por otro lado, el intuitivamente la escala y la importancia. La «importancia» depende de
rápido desbancamiento de las formas reactivas por la acción colectiva pro- cómo juzgamos lo que pasó o pudo haber pasado después. El año 1958
activa durante la nacionalización de la lucha por el poder en el siglo XIX. es un ejemplo concreto; en realidad no es un año de muchas matanzas o
devastación, sino un año en que las rebeliones produjeron la caída de un
régimen. Si centramos nuestra atención solamente en su escala, el peso
2.10. Cronología de la violencia relativo de los diferentes períodos cambia algo. Las figuras 6, 7 y 8 repre-
sentan los flujos y reflujos cuantitativos de la violencia colectiva en Fran-
Después de la Revolución, los principales períodos de violencia cia entre 1830 y 1960. Los incidentes representados incluyen cualquier
colectiva en Francia fueron los siguientes: suceso en el que al menos un grupo de cincuenta personas o más toma-
ron parte directa en una acción durante la cual personas u objetos fueron
1830-1832, empezando con los antecedentes de la Revolución de
dañados o aprehendidos con resistencia. Los gráficos registran los inci-
Julio y finalizando con una gran miscelánea de rebeliones políticas
de todo tipo en Francia. dentes aparecidos en la lectura diaria de dos periódicos nacionales a lo
largo de todo el período. (Para más detalles sobre el método, consultar el
1846-1851, desde la última oleada importante de motines de subsis- «Apéndice A»). A causa del método y las fuentes utilizadas, nuestros
tencias, pasando por la Revolución de Febrero y los Días de Junio de cálculos aproximados son más fiables en los períodos que van de 1830 a
1848, y por un fárrago de revueltas fiscales, destrucción de máquinas y 1860 y de 1930 a 1960 que en el que va de 1861 a 1929. Sin embargo,
otros conflictos, hasta llegar a una reacción de protesta airada pero inútil dentro de cada uno de esos períodos, estamos bastante seguros de que las
ante el golpe de Estado de Luis Napoleón en 1851. curvas registran las fluctuaciones más significativas.
74 Francia

La figura 6 muestra una cantidad de incidentes violentos simplifica-


dos a medias quinquenales para una mejor comprensión. Las figuras 7 y
8 nos proporcionan información paralela sobre nuestros cálculos acerca
del número de participantes en tales incidentes y de los arrestos practica-
dos durante su transcurso. Incluso con la simplificación, los gráficos ates- - Lgel

tiguan el amplio contraste entre bloques de años colindantes, la existen- - 3561

cia de algunos períodos (especialmente los de gran represión, como en la - 1:561


década de 1850) sin apenas casos de violencia colectiva y la correspon- - Zt781
dencia aproximada entre los mayores brotes de violencia y las crisis
importantes del sistema político francés. : :6 :
o
(c)
..........
cz
Los picos son interesantes. En el año 1848 se produjeron más dis-
6
turbios que en ningún otro año. Sin embargo, las grandes huelgas y co
co - E361

manifestaciones justo después de 1900 y, de nuevo, en la década de 1930 < 2161


produjeron grupos de incidentes violentos tan grandes como en cual- U
z Z161
quier segmento comparable del siglo XIX. El período posbélico, aunque 1C 1061
1.1-
menos turbulento en este sentido que la década de 1930, estuvo lejos de
1 . 7.061
la calma. La enorme participación en 1968, después de todo, se produjo co 1)
en los años posteriores al final de nuestras curvas. La violencia colectiva < 6I—
cC Z
D W -:6
688 1L
no desapareció progresivamente con la modernización. O ,-.-1
L U
z-- -L881
Los mayores brotes de conflictos violentos acompañaron a las recon- Cr)

figuraciones principales del sistema político francés, y viceversa. La vio-


oCO 398 I

W Z8 1
-- Lu
lencia y los cambios políticos tienen una gran dependencia mutua. Aun- U
(0
que esta regla general se cumple de forma visible en los años 1830, 1848
o -29
29811
y en la época del Frente Popular, nuestras gráficas plantean dos proble- O
CC
mas referidos al período entre 1848 y el del Frente Popular. Primero, ¿fue 11.1
Z
la violencia de 1870-1871 mayor de lo que dicen nuestros números? Las Z
- 2581

curvas de los participantes muestran el ascenso considerable que cabía 3981

esperar, pero el número de incidentes y el volumen de arrestos son relati- - Lb81


vamente bajos. Parte de la respuesta está en que la mayoría de los arrestos - 3t781
a consecuencia de la Comuna de París se produjeron después del fin de la - L£81
lucha, y, por tanto, no entran en nuestras estadísticas. Al menos 30.000 Z281
arrestos desaparecen de esta forma. Además, se da la circunstancia de que CO O
Ñ
cD co o
r-
las Comunas de 1871, que nacieron tanto en Brest, Limoges, Toulouse,
Narbona, Marsella, Saint-Étienne, Lyon y Le Creusot como en París,
tendían a producir encuentros violentos día tras día, en vez de los con-
flictos intensos pero más dispersos de 1848 o 1934. A resultas de esto,

• ••

FIGURA 7
PARTICIPANTES EN LA VIOLENCIA COLECTIVA EN FRANCIA, 1830-1960

180 -

160

140

120 -

100 -

80-

60-
f
40

20

o
N r-- N N N N t-
rn UD UD N- • OD en
OD ODCOODOD iD OD a)

FIGURA 8
NÚMERO DE ARRESTOS COMO CONSECUENCIA DE LA VIOLENCIA COLECTIVA EN FRANCIA, 1830-1960

N N N
r.")
r-• 6
cl"
o co O) OD m 03 U) go'
78 Francia Modalidades del siglo XIXfiente a modalidades del siglo XX 79

computamos el conflicto de 1871 como un número relativamente peque- entonces, prácticamente desaparecieron las revueltas fiscales, los motines de
ño de acontecimientos que involucraban a mucha gente. Así que, hasta subsistencias, las destrucciones de máquinas y sucesos similares. 3) Los
cierto punto, la pequeña cantidad de violencia colectiva enumerada en tal períodos de fuerte represión y de control central (especialmente, los prime-
período está en función del método de cálculo seguido. 2 Sin embargo, ya ros años del Segundo Imperio y las dos guerras mundiales) produjeron
que seguimos los mismos procedimientos en todo el período de 1830 a escasa o nula violencia colectiva. 3 4) A pesar de las fluctuaciones, Francia
1960, no tenemos más remedio que considerar 1870-1871 como un caso siguió durante el siglo )0( tan violenta como lo había sido durante el siglo
dudoso en la correlación entre el alcance de la violencia y el cambio político. XIX. La sociedad industrial avanzada no trajo consigo la paz interior.
El segundo problema: ¿fue la reconfiguración de 1900 a 1910 tan Las transformaciones causadas por la industrialización cambiaron
grande como sugieren nuestras gráficas? En lo que respecta a incidentes, los contendientes, el estilo del conflicto y las recompensas que podían
participantes y arrestos, el pico que aparece entre 1904 y 1907 corres- obtenerse en la política francesa. Pero el ritmo de la propia violencia
pondió a uno de los tres o cuatro más significativos de Francia desde el colectiva dependió muy poco de la cronología de los movimientos de
final de las guerras napoleónicas. Sin embargo, los historiadores no sue- población, de los cambios en la organización del trabajo o de la intro-
len considerar este período como una gran transición. Aquí estamos más ducción de innovaciones tecnológicas. Dependió mucho de los cambios
seguros que en el caso de 1870-1871. ¿No es precisamente éste el perío- que se produjeron en la lucha por el poder político.
do en que la Iglesia perdió su posición política privilegiada y la fuerza Las curvas de los incidentes, los participantes y los arrestos se pare-
laboral organizada ganó poder a nivel nacional? ¿No habrán subestimado cen entre sí. No puede haber participantes sin incidentes, y el número de
la mayoría de los historiadores la importancia de aquellos cambios políti- participantes limita el número de arrestos. Las diferencias entre las tres
cos debido al hecho de que el régimen sobrevivió? facetas de la violencia colectiva son, sin embargo, interesantes: las curvas
Enumeremos otras características significativas del calendario de la muestran que el número de participantes en incidentes violentos de tipo
violencia colectiva para comentarlas más adelante. 1) Las protestas violen- medio tiende a incrementarse a la larga y a expandirse en tiempos de
tas no tendieron particularmente a concentrarse durante o después de las grandes crisis. Las crisis de las que el gobierno sale victorioso (1851 es un
principales oleadas de expansión urbana o de crecimiento industrial. Nues- buen ejemplo) tienden a producir grandes proporciones de arrestos entre
tras curvas no respaldan de ningún modo la idea de que la propia marcha los participantes. Por un lado, vemos los efectos de la movilización; por
de la urbanización y la industrialización determinan la cantidad de protes- el otro, los efectos de la represión.
tas. 2) Las turbulencias de 1846-1851 fueron las últimas en las que la
acción colectiva reactiva desempeñó un papel importante. A partir de
2.11. Modalidades del siglo XIX frente a modalidades
del siglo XX
2 Al salir este libro para la imprenta en otoño de 1974, está casi finalizada una
revisión exhaustiva de nuestra enumeración de sucesos violentos de 1861 a 1929. Nos Tenemos información mucho más nutrida sobre las tres primeras
revela que, comparados con los períodos precedentes y siguientes, hemos numerado en décadas (1830-1860) y las tres últimas (1930-1960) que sobre los años
menos, de modo sistemático, los sucesos de esos sesenta y nueve años. La numeración
por lo bajo parece haber sido mayor en la década de 1870 que en las otras seis décadas.
Con esa excepción, el desfase por lo bajo era bastante semejante de un año a otro, y, por
tanto, las fluctuaciones de un año a otro se registraron sin demasiada distorsión. Como 3 Una importante salvedad: los datos excluyen los conflictos bélicos contra un
conclusión provisional, señalamos que la crisis de 1870-1871 produjo su aumento espe- enemigo exterior. En consecuencia, esto distorsiona el nivel real de la violencia en el
rado de sucesos y participantes, pero que en el período 1904-1907 la ola de violencia es territorio francés durante 1870, 1914-1918 y 1940-1944. Se trata, simplemente, de que
mayor de lo que hacen suponer las obras históricas al uso. el conflicto violento entre los franceses disminuyó en estos períodos.

80 Francia Modalidades del siglo XIX frente a modalidades del siglo XX 81

intermedios. Concentrémonos en ellas. La curva de incidentes para los parte en incidentes violentos durante diciembre de 1851; más de 25.000
treinta y un años que discurren entre 1830 y 1860 alcanza máximos en fueron arrestadas acusadas de complicidad, algunas durante una represa-
1832, 1848 y 1851. El año 1832 trajo una crisis. Eliminó a los principa- lia general contra los enemigos del régimen, pero la mayor parte por
les enemigos del régimen que habían ostentado el poder durante la Revo- haber participado de alguna manera en la propia insurrección. La figura
lución de 1830 y consolidó el control del nuevo régimen sobre todo el 9 es un mapa que muestra la participación expresada en hombres-días
país. Se produjo una insurrección en París sin éxito. Su derrota práctica- (500 hombres-días pueden corresponder a 500 personas en un día, 250
mente completó la eliminación de los republicanos y trabajadores organi- personas durante dos días o 125 personas durante cuatro días). Funda-
zados de la coalición que había participado en la Revolución de 1830. mentalmente es el mismo que el mapa de los arrestos en Ch. Tilly
Había también grupos de guerrilleros que amenazaban en el oeste, por
no mencionar los motines de subsistencias y las revueltas fiscales en dife- FIGURA 9
rentes partes de la nación (para los detalles, ver Rule y Tilly, 1972). INSURRECCIÓN FRANCESA DE 1851: HOMBRES-DÍAS POR DEPARTAMENTOS

El año 1848 trajo una revolución con mucha mayor participación FRANCIA DIVIDIDA EN DEPARTAMENTOS
que la de 1830. Por primera vez, los trabajadores organizados desempe-
ñaron un importante papel en la transferencia del poder; protagonizaron
actos de violencia colectiva durante los dos años siguientes. Muchos de
los incidentes violentos de 1848 correspondieron a revueltas fiscales,
motines de subsistencias, ocupaciones de tierras y otros movimientos
reactivos clásicos. Estaban relacionados con la Revolución (como no
podía dejar de estarlo cualquier acción colectiva entonces), pero no eran
parte directa del esfuerzo por derribar el régimen anterior. La llamada
Revuelta de los 45 Céntimos de 1848-1849, por ejemplo, fue una de las
revueltas antifiscales más amplias jamás surgidas en Francia. Comenzó
como una forma de resistencia ante el recargo de cuarenta y cinco cénti-
mos que el régimen revolucionario aplicó a los impuestos habituales HOMBRES-DÍAS
sobre la tierra. O
M 0,1-1000
Los conflictos violentos de 1851, por hablar del tercer pico, sucedie-
1001-10.000
ron principalmente durante la resistencia al golpe de Estado de Luis
io.00l•
Napoleón. El golpe, cuidadosamente preparado, se produjo a principios
de diciembre. De los 93 incidentes violentos registrados durante el año,
76 ocurrieron inmediatamente después del golpe. En una población tras
otra, los republicanos y los radicales, que se habían movilizado en 1848 y
venían experimentando una opresión progresiva, declararon su rechazo a
la suspensión de la legitimidad constitucional decretada por Luis
Napoleón, se apoderaron de los órganos de gobierno local, resistieron un
día o dos, pero terminaron sucumbiendo ante el envío de tropas guber-
namentales, que barrieron todo el país. Unas 90.000 personas tomaron
82 Francia Modalidades del siglo XIXPente a modalidades del siglo XX 83

(1972). Como siempre, destacan París y el Sena. Sin embargo, las mayo- acciones directas contra los controles económicos y la política económica
res cifras totales corresponden a los departamentos del sur y del sureste: del gobierno a comienzos de año y, avanzado éste, huelgas mucho mayores,
Bajos Alpes, Gers, Var, Hérault, Niévre, Dróme, Vaucluse. El mapa incluyendo huelgas generales con ocupación de estaciones ferroviarias,
corresponde, en líneas generales, al de la distribución de las fuerzas ayuntamientos y fábricas. En 1952 las manifestaciones anticoloniales de
izquierdistas a comienzos de la Tercera República. Después de que el norteafricanos y las amplias protestas en Francia contra el nombramiento
ejército y los tribunales de justicia aplastaran a la oposición, la violencia del general norteamericano Ridgway como comandante de la OTAN se
colectiva a cualquier escala prácticamente desapareció de Francia durante convirtieron en los principales emplazamientos de la violencia colectiva.
más de una década. Lo que Howard Payne (1966) denomina el «Estado La geografía de la violencia colectiva cambió del siglo XIX al siglo
policial de Luis Napoleón Bonaparte» se cerró con llave. XX, como muestran las figuras 10 y 11. Estos mapas indican el número
La segunda guerra mundial divide el segundo período de tres déca- aproximado de participantes en la violencia colectiva por año y en cada
das por la mitad. Ese violento interludio aparece como una calma en el departamento, expresados por 100.000 habitantes. Para el total de Fran-
gráfico porque no están incluidos los sucesos de guerra internacional. La cia, la tasa de participación calculada fue de 79 entre 1830 y 1860, y de
mayor parte de los actos terroristas y antiterroristas producidos durante 105 entre 1930 y 1960, un aumento significativo aunque no enorme.
la ocupación y resistencia fueron protagonizados por pequeños grupos de La distribución geográfica se alteró mucho más que el nivel general.
gente, demasiado pequeños y dispersos para cumplir nuestros criterios. Durante las tres décadas del siglo XIX, la violencia colectiva se extendió
Los principales años de confrontaciones abiertas y violentas correspon- por todo el país. Los únicos departamentos que no aportaron sucesos a
dieron a 1934, un año de continuas manifestaciones y luchas callejeras nuestra muestra entre 1830 y 1860 fueron los de Cantal, Meuse y Alta
surgidas de las manifestaciones, y 1947, un año de huelgas masivas y con Saona. Es más, los departamentos rurales estuvieron bien representados
frecuencia insurreccionales. entre las áreas de mayor violencia: los Bajos Alpes tuvieron una tasa de
Entre 1930 y 1960 las series de años más turbulentas se dieron de 316 participantes por año por 100.000 habitantes, Gers 225, Var 150.
1934 a 1937 y de 1947 a 1952. En el primer período estaban teniendo Los departamentos rurales con tasas de violencia muy altas fueron esen-
cialmente los que fueron turbulentos entre 1848 y 1851.
lugar dos luchas relacionadas entre sí: una sobre el lugar de la fuerza
laboral y sus representantes en la estructura de poder; la otra entre Como era de esperar, los departamentos que contenían las principa-
nacionalistas de extrema derecha e internacionalistas de extrema izquier- les ciudades francesas tambien mostraron altas tasas de participación. El
da. La llegada del Frente Popular dio una ventaja temporal a los líderes Sena (París) destacó con mucho sobre todos, con 816; Bouches-du-
del movimiento obrero organizado y a los internacionalistas. Pero la Rhóne (Marsella) tuvo 224, Ródano (Lyon) 297, el Alto Garona (Tou-
segunda guerra mundial destruyó muchos de los éxitos conseguidos. louse) 240. Loira Inferior (Nantes), con 54, y Gironda (Burdeos), con
67, estuvieron por debajo de lo que requeriría un estricto orden de prela-
Las organizaciones obreras tuvieron un papel fundamental durante
ción urbano. La mitad sur de Francia (especialmente las regiones de
los conflictos de 1947-1952, mientras que la extrema derecha estaba
Lyon, Toulouse y Marsella) está por encima del norte en la clasificación.
desacreditada y desaparecida. Entonces los puntos clave del conflicto fue-
ron la relación de los comunistas con el gobierno y la relación del gobier- Entre esta composición de muchos tipos diferentes de conflicto
no francés con el de los Estados Unidos. De cualquier forma, entre 1947 podemos discernir dos clases principales de áreas con un elevado índice
y 1952 las influencias cambiaron a medida que la economía francesa se de violencia: los principales centros urbanos y su área de influencia; y las
recuperaba, Francia se unía a la OTAN y los comunistas asumían su áreas periféricas rurales que caían bajo el control político y económico de
papel de vigoroso partido de oposición dentro del sistema. En 1947 los París, Lyon y Marsella. Un examen detallado nos revelaría manifestacio-
principales marcos de violencia colectiva fueron las manifestaciones y nes, huelgas e intentos por controlar el poder en el primer grupo de
Modalidades del siglo XIX frente a modalidades del siglo XX 85

FIGURA 10 FIGURA 11
PARTICIPANTES EN ACCIONES DE VIOLENCIA COLECTIVA POR DEPARTAMENTOS, PARTICIPANTES EN ACCIONES DE VIOLENCIA COLECTIVA POR DEPARTAMENTOS,
1830-1860 1930-1960
(Tasa anual por cada 100.000 habitantes) (Tasa anual por cada 100.000 habitantes)

ab •
4:141.
41111111111111111

19111.11=7

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1.1 100 +

50-99

25-49
UI

1 1-24

E .0-0,9
Francia Modalidades del siglo XIX fiente a modalidades del siglo XX 87
86

áreas, y motines de subsistencias, revueltas fiscales, movimientos contra sacudieron La Roche-sur-Yon varias veces después de la segunda guerra
el reclutamiento militar obligatorio y similares en el segundo grupo de mundial; la pertenencia de La Roche-sur-Yon al área de influencia de
áreas. Nantes es discutible). Incluso en la Vendée y Córcega, donde la campiña
había mostrado su cara más turbulenta durante el siglo XIX, fueron las
Entre 1930 y 1960 los centros metropolitanos dominaron el mapa principales ciudades las que produjeron la violencia colectiva del siglo
de la violencia colectiva mucho más que un siglo antes. Las regiones de XX. En resumen, la violencia se urbanizó. Se movió hacia las principales
París, Nantes, Toulouse, Marsella, Lille y Lyon proporcionan el grueso de concentraciones industriales. Gravitó hacia los centros de poder.
los participantes. En estos años, 18 departamentos y el territorio de Bel-
fort no registraron sucesos violentos. Otros doce tuvieron sólo uno o dos El cuadro 1 presenta un análisis detallado de la magnitud de los
pequeños incidentes. incidentes violentos por décadas en 1830-1860 y 1930-1960. El cuadro
utiliza estadísticas similares a las usadas comúnmente para informar
En el otro extremo, el Sena sigue dominando con 411 participantes sobre las huelgas. Muestra que el número de personas involucradas en la
por año por 100.000 habitantes, pero Loira Inferior (Nantes) le sigue de violencia colectiva aumentó algo a lo largo del siglo de la modernización:
cerca con 406; los Alpes Marítimos (Niza, que no formaba parte de 850.000 en el primer período, 1.300.000 en el segundo. La tasa de los
Francia antes de 1860) contabiliza 348 y Bouches-du-Rhóne (Marsella) incidentes violentos osciló entre 7 y 8 por década por millón de habitan-
216. El conflicto violento se ha desplazado hacia el norte, aunque toda- tes. (Lo que viene a significar el 0,7 o 0,8 por millón y año; las huelgas
vía abunda en las regiones del sur. Las áreas industriales del norte se en la Francia, Gran Bretaña e Italia contemporáneas resultan cuarenta o
encuentran ahora bien representadas. En contraste, las áreas que experi- cincuenta veces más frecuentes). La tasa de participación osciló entre
mentaron una emigración espectacular (el Macizo Central y, especial- 3.000 y 17.700 por millón de habitantes por década. (Para conseguir
mente, las áreas montañosas) pasaron de la relativa turbulencia del siglo tasas anuales comparables a nuestros mapas, debemos dividir entre 100:
XIX a un silencio casi completo en el XX. En líneas generales, los depar- la frecuencia obtenida se encuentra entre 30 y 177 participantes por año
tamentos rurales que estuvieron fuertemente involucrados en la violencia por 100.000 habitantes).
colectiva eran vecinos inmediatos de las ciudades más importantes.
Las principales excepciones a esa regla provienen de los conflictos CUADRO 1
industriales en las ciudades de departamentos predominantemente rura- VOLUMEN DE VIOLENCIA COLECTIVA EN FRANCIA, 1830-1860 Y 1930-1960
les. Por ejemplo, la relativa alta tasa del departamento de Dróme en Incidentes Total Participantes Hombres-días Participantes
1930-1960 (72 participantes por año por 100.000 habitantes) se debe a Número por millón de por por por millón
Período de incidentes de habitantes participantes incidentes participante de habitantes
dos grandes huelgas: en Romans en diciembre de 1938, donde trabajado-
res del calzado ocuparon su fábrica después de la huelga general convoca- 1830-1839 258 300.000 1.100 1,7 8.400
12.300

,< 1r-,)o,r1
450.000 1.450 1,7
da por la CGT; y en Valence, en diciembre de 1947, donde huelguistas y 1840-1849 293
1850-1859 116 100.000 900 1,6 3.000
manifestantes tomaron la estación de tren durante unas huelgas impulsa- 1,0 17.700

ot5
1930-1939 336 750.000 2.200
das por los comunistas en todo el país. De igual forma, la violencia 1940-1949 93 200.000 2.400 1,0 5.500
colectiva de Puy-de-Dóme procedió casi por completo de los conflictos 1950-1960 169 350.000 2.200 1,0 8.600

derivados de huelgas en Clermont-Ferrand.


Los casos más dudosos son los de Córcega (donde la violencia de la Las cifras muestran un considerable incremento en el número de
Liberación de 1943 y la insurrección de 1958 se suma a las huelgas vio- participantes y un descenso en el número medio de días que pasó el par-
lentas de costumbre) y la Vendée (donde los movimientos antifiscales ticipante medio en el encuentro violento. Como resultado, encontramos
89
88 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva

una fluctuación sin tendencia clara en los hombres-días totales invertidos ocasiones en que los distintos aspirantes al poder optan por la acción
en los incidentes. Aun teniendo en cuenta a los que repitieron su partici- colectiva para probar su fuerza, defender sus derechos o descargar su
pación encuentro tras encuentro, los datos hacen viable la posibilidad de rabia, y que determina también la frecuencia con la que tales acciones
que uno de cada cien franceses tomara parte en una acción colectiva que colectivas producen violencia. Las dos cuestiones están separadas. Un
derivó en violencia en algún momento durante una década media. Si gobierno represivo como el de Vichy evita la violencia colectiva haciendo
consideramos sólo a los adultos y sólo las ciudades en las que se produ- que la acción colectiva de cualquier clase sea difícil y costosa. Represivo o
jeron incidentes violentos, la cifra se acercaría más a uno de cada veinte. no, un gobierno que se las vea con huelgas, sentadas, manifestaciones u
En cualquier caso, una minoría pequeña pero no despreciable. otras acciones colectivas que aunque ilegales no sean intrínsecamente
violentas, puede optar por muchas tácticas distintas para enfrentarse a
Los datos muestran que, si pasamos del siglo XIX al XX, el típico
acontecimiento violento es más breve pero mayor. Como consecuencia, ellas. Algunas tácticas producen muertos y heridos.
el número de hombres-días absorbido por la media de los sucesos cambió Por otra parte, cuando aparecen nuevos contendientes por el poder
relativamente poco. Ciertamente, las décadas variaron considerablemente o pierden su lugar los antiguos, aumenta la frecuencia de la acción colec-
en cuanto al número de incidentes violentos y, en consecuencia, en el tiva, con lo que se incrementan las posibilidades de violencia. Y a medida
total de hombres-días que aportaron a los sucesos violentos. Los diez que las asociaciones se hacen más prominentes en la lucha por el poder,
años transcurridos entre 1840 y 1849 produjeron el mayor volumen de sus dirigentes desarrollan una cierta habilidad para manejar a sus segui-
incidentes según el total de hombres-días, pero la década de 1930 produ- dores y también para calcular la probabilidad de que una acción u otra
jo un número mayor de incidentes. La energía total invertida en la ener- conduzca a la violencia. Por tanto, adquieren parte del control sobre la
gía colectiva y el tipo de unidades en las que se emitió la energía variaron frecuencia de la violencia que normalmente posee el Estado. En conse-
de manera un tanto independiente. cuencia, el número de incidentes violentos en un momento dado está en
En realidad, se trata de dos procesos entrelazados, uno que determi- función de la intensidad de la lucha política y de las tácticas de los con-
na la forma del suceso violento y otro que determina la frecuencia de los tendientes
sucesos. El lento y prolongado proceso de la asociación, el cambio de las
bases comunitarias a las asociacionales para la acción política, se halla tras
el cambio ocurrido en la forma del disturbio típico. En la década de 2.12. Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva
1830 el incidente violento típico (invasión de campos, revuelta fiscal,
motín de subsistencias) echaba a la calle llenos de indignación a hom- La evolución de la actividad huelguística en Francia parece haber
bres, mujeres y niños de la misma área reducida durante un día y después venido determinada por dos procesos entrelazados, uno organizativo y el
otro y quizás otro aún. En la década de 1930 el incidente típico lo cons- otro de política general (Shorter y Tilly, 1970, 1974). Desde la década de
tituía una demostración de fuerza de un partido político en una ciudad 1880, cuando disponemos de los primeros datos exhaustivos sobre las
importante y en un día concreto: una manifestación que con frecuencia huelgas, hasta la segunda guerra mundial, la media del número de huel-
atraía a sus contramanifestantes y terminaba en peleas o batallas campa- guistas por huelga aumentó de una forma irregular desde doscientas
les con la policía. Las asociaciones llegaron a ser importantes movilizado- hasta cerca de setecientas personas. Además, después de haberse manteni-
res de la acción colectiva y, por tanto, importantes participantes en la do durante décadas en unos cinco o seis días, la duración media cae de
violencia colectiva.
forma brusca hasta un solo día durante o después de la sindicalización
El otro proceso afectó al número de incidentes violentos en un perío- masiva del Frente Popular. Las huelgas se hacen más importantes por su
do concreto. Era (y es) un complejo proceso político que determina las volumen pero disminuyen en su duración. Esta evolución no coincide en
90 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 91

el tiempo con las transformaciones de la violencia colectiva, pero los pro- FIGURA 12

cesos están seguramente relacionados. En ambos casos unas organizacio- PROMEDIO DEL NÚMERO DE HUELGAS EN FRANCIA,
EN INTERVALOS QUINQUENALES, ENTRE 1830 Y 1964
nes complejas, que no sólo son capaces de movilizar a la gente para que
proteste sino que también tienen gran eficacia a la hora de desmovilizarla 5.000 HUELGAS POR AÑO
una vez que el asunto se ha resuelto, asumen un papel cada vez mayor en 4.500
4.000
la preparación de los encuentros entre los contendientes y las autorida- 3.500
des. 3.000
2.500
Por otra parte, el número de huelgas en cualquier lugar o época ha
2.000
variado considerablemente como respuesta a la intensidad de las reivindi-
caciones, el grado de organización de los trabajadores y las tácticas nego- 1.500
ciadoras de trabajadores y dirección. A muy largo plazo, la actividad
huelguística ha aumentado enormemente en Francia a medida que la 1.000
fuerza de trabajo se industrializaba, pero dentro de la fuerza laboral
industrial el índice no ha oscilado ni hacia arriba ni hacia abajo. Los con-
flictos industriales y la violencia colectiva tienen mucho en común. En
500
ambos, la forma de los conflictos individuales depende de la estructura 450
organizativa de los contendientes y de los cambios en esa estructura; la 400
350
frecuencia de los conflictos depende más directamente del tira y afloja de 300
la lucha por el poder. 250

Hay también alguna similitud entre el desarrollo histórico de la acti- 200

vidad huelguística y la violencia colectiva. Los datos relativos a las huel- 150
gas apuntan a los siguientes períodos como las épocas más destacadas de
aceleración en la actividad huelguística: 1833 1834, 1840, 1870 1872,
- -
100
1880 1882, 1890 1893, 1899 1907, 1919 1920, 1936 1938, 1947-
- - - - -

1949 y 1966 1968. Cada uno de estos períodos tuvo más huelguistas por
-

año que el período anterior. (Sin embargo, 1936 mantiene el récord en


lo que a número de huelgas se refiere: 16.907 en nuestras cuentas). La 50
28o
figura 12 presenta medias quinquenales de nuestros cálculos aproxima- CID
°c0 CO CO CO OD rn ZiS cr) o) a) a) o)

dos del número de huelgas entre 1830 y 1964, mientras que la figura 13
FUENTE: Edward Shorter y Charles Tilly, Strikes in France, 1830 to 1968 (Nueva York:
se refiere al número de participantes en huelgas por años individuales de Cambridge University Press, 1974). [Hay trad. cast.: Las huelgas en Francia, 1830-1968
1865 a 1967. (Madrid: Min. de Trabajo y Seguridad Social, 1985)]

Las huelgas fueron ilegales en Francia hasta 1864 y pocas veces se


recogían datos sobre ellas antes de 1885; por tanto, las cifras anteriores a mundial, se aceleró otra vez en la década de 1930 y permaneció alta des-
aquellas fechas son más aproximadas que las posteriores. Sin embargo, pués de la segunda guerra mundial. Vemos un aumento enorme en el
los gráficos dejan poca duda de que la actividad huelguística se aceleró de número total de huelguistas (al igual que en el número de trabajadores
forma casi continua desde la década de 1860 hasta la primera guerra que toman parte en una huelga de tipo medio) a partir de 1946. Si los
92 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 93

FIGURA 13 desde la década de 1880 en adelante. Antes de esa época, nuestros datos
NÚMERO DE HUELGUISTAS POR AÑO EN FRANCIA, DE 1865 A 1967 son inciertos y sugieren una alternancia entre la violencia colectiva y la
actividad huelguística; después, tienden a ir juntas. Las correlaciones de
MILES DE HUELGUISTAS
las variaciones anuales entre la violencia colectiva y la actividad huelguís-
5.000 tica expuestas en el cuadro 2 revelan una débil relación inversa 1870 a
1890 y relaciones directas que van de moderada a fuerte en varios perío-
dos entre 1890 y 1960. Los análisis más detallados de los mismos datos
(Shorter y Tilly, 1974) muestran que el esquema general se mantiene una
vez se tienen en cuenta las variables de tendencia, sindicalización y fluc-
tuación económica. La relación parece ser válida.

500 CUADRO 2
CORRELACIONES DE LAS VARIACIONES ANUALES DE LA VIOLENCIA COLECTIVA
DE LA ACTIVIDAD HUELGUÍSTICA, 1870-1960

Número de incidentes Participantes en actos


violentos con de violencia colectiva con
Período Huelguistas por año Huelgas por año Huelgas por año Huelguistas por año
1870-1890 —0,15 —0,20 —0,32 —0,30
1890-1913 0,44 0,63 0,47 0,65
1920-1938 0,43 0,32 0,19 0,05
50
1946-1960 0,63 0,29 0,69 0,24

Sin embargo, no es cierto que las huelgas o la violencia colectiva


tuvieran flujos y reflujos como respuesta inmediata al ritmo del cambio
estructural. Podríamos referirnos de nuevo a las señales que ya hemos
inspeccionado. Los grandes períodos de expansión económica en Francia
tuvieron lugar entre 1855 y 1870, 1920 y 1930, 1945 y 1960. El primer
5 I I I I I I I 1 período empezó de forma tranquila y terminó de un modo estridente.
Lo Lo 2 tr)
CO co co
co
co O
a) _
cr) N
0) a) O)
O) Después de un primer año turbulento, el segundo período produjo pocas
protestas violentas. El tercero tuvo años de gran insurrección, que se
FUENTE: lbíd.
alternaron con otros meramente desapacibles. Los años de desaceleración
y depresión más sustanciales fueron, aproximadamente, los de 1870-
totales oficiales de 1968 se publicasen, mostrarían que ese año trascen- 1875, 1914-1920 y 1931-1945 (con algún pequeño alivio justo antes de
dental ha producido más huelguistas que ninguno hasta la fecha: más la guerra). El primer período se inició con uno de los grandes movimien-
que los 6,6 millones de huelguistas de 1948. tos revolucionarios de Francia. El segundo, después de los disturbios
En cierta medida, el desarrollo de la actividad huelguística concuer- externos y el orden interno de la primera guerra mundial, finalizó con
da con el calendario de la violencia colectiva. Al menos, parece ser así protestas a nivel nacional. El tercero podría haber sido ininterrumpida-
94 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 95

mente turbulento si una guerra brutal no hubiera apartado la atención FIGURA 14


francesa de la política nacional, hacia la más inmediata y hacia la interna- INDICE DE PRECIOS AL POR MAYOR EN FRANCIA, DE 1825 A 1960
cional. Se podría argüir la existencia de una conexión compleja entre la
contracción económica y la protesta, con la matización inmediata de que 170
la guerra contrarresta incluso esa conexión. Pero la interdependencia
entre la violencia colectiva y el ritmo del crecimiento económico es o 160 Productos
muy débil, o muy compleja, o las dos cosas a la vez. manufacturados

Durante el período anterior a 1860 hubo una pequeña corresponden- 150


cia entre la oscilación de los precios y la violencia colectiva, que resultó
principalmente del aumento de los motines de subsistencias en los años de
140
precios altos. La figura 14 presenta dos series compuestas de precios para
los años que van desde 1825 hasta 1860. El resultado viene a ser mitad y
mitad: los precios altos de 1838-1841 y de 1846-1847 se corresponden 130
con los brotes secundarios de protestas en aquellos años, y los precios más
bajos de mediados de la década de 1830 y de principios de 1840 coincidie- 120
ron con períodos de paz relativa, pero ni 1830 ni 1848 fueron años de pre-
cios especialmente altos; el ascenso súbito de los precios de la década de
110
1850 pudo angustiar a mucha gente, pero no les condujo a la violencia Alimentación
colectiva. (Se produjo un último brote de motines de subsistencias en los
años 1853 y 1854, pero fueron pequeños y escasos en comparación con 100
1847 y 1839). Es decir, esta comparación no aporta mucha evidencia sobre
una relación causal directa entre fluctuaciones económicas y protestas. 90

Como el desarrollo de la mecanización, del nuevo empleo industrial,


1860
de las innovaciones tecnológicas e incluso del crecimiento urbano siguen 80 I n .11 ,, Il1,1,,H,Ill,111)1,1,111,1

aproximadamente el mismo calendario que el del conjunto de la expan- 1826 1830 1834 1838 1842 1846 1850 1854 1858
sión económica, la conclusión es aún más general. Si existe conexión
entre el ritmo del cambio estructural y la frecuencia del conflicto violen- general de la cohesión y control sociales. ¿Corresponden las variaciones
to, no es directa y mecánica. Un cambio social rápido, por mucha deso- en los indicadores habituales de la desorganización social en Francia a las
rientación que pueda producir, no incita a disturbios de forma inmediata variaciones en el volumen de conflictos violentos? Al menos, podemos
ni segura. La relación no tiene nada que ver con la existente entre pulsar examinar las variaciones en cuanto a suicidios y delitos registrados.
el botón y que suene el timbre. Una analogía mejor podría ser la relación
entre el funcionamiento de un automóvil y la presión de las matrices que Desde el famoso libro El suicidio, de Émile Durkheim, los sociólo-
se utilizaron al construir sus partes; es indeleble pero indirecta. gos generalmente aceptan la frecuencia del suicidio como un indicador
de la envergadura de la desintegración social. Francia durante mucho
Podría ser cierto, sin embargo, que la violencia colectiva, como tiempo ha tenido un alto índice de suicidios, un hecho que parece enca-
variedad que es de «disturbio», aparezca junto con otros indicios de jar con su tendencia a recaer en desastres políticos. ¿Pero qué hay de las
desintegración social y que, de este modo, refleje un debilitamiento fluctuaciones en las tasas registradas (figura 15)? Durante el siglo XIX el

Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 97

índice de suicidios ascendió de manera inexorable, prácticamente igno-


FIGURA 15 rando las transformaciones políticas; durante el siglo XX ha permanecido
CONDENAS POR DELITOS, VAGANCIA Y SUICIDIOS EN FRANCIA, 1826-1960 relativamente constante, excepto por el descenso en las dos guerras mun-
diales. El máximo histórico se alcanzó hacia 1890, aproximadamente
1000 — cuando Durkheim empezó su estudio sobre el fenómeno. Desde enton-
1<- 1
800 ces, los franceses se han autodestruido con menos frecuencia (o, al
Total de condenas /

/ `,1
menos, hay menos datos sobre suicidios; en general, muchos suicidios no
600- .x... \.......n.,sx '....x-x....),>...„ se registran como tales). A este nivel no se detecta una correspondencia
— x." ice entre el suicido y la violencia colectiva.
400 -
it
S j
¿Se aproxima más el delito? Las estadísticas sobre delincuencia tie-
\<-4( nen algunos puntos débiles en común con las estadísticas sobre el suici-
N., dio. Normalmente, describen acciones del Estado (arrestos, condenas,
), Vagancia
200- encarcelamientos, etc.), más bien que acciones de sus ciudadanos. Por lo
tanto, varían a la vez que los poderes represivos y las inclinaciones del
gobierno. En el caso que tratamos, las estadísticas incluyen algunas reac-
x ciones directas de varios gobiernos franceses con los disturbios políticos.
100 — Suicidios De todas formas, las cifras relativas a delitos casan con el desarrollo tem-
80- poral de la violencia colectiva sólo un poco mejor que las cifras referentes
- a suicidios.
60 - x/x
Consideremos la vagancia, que presumiblemente podría tener algu-
40-
na conexión con la existencia de masas dispuestas a rebelarse. Los arres-
tos por vagancia aumentaron espectacularmente antes de 1848 y
de nuevo antes de 1870, y con menor fuerza a principios de la década de
1930. Pero alcanzaron su punto más alto hacia 1890, que no fue ni
20- mucho menos el año con más delitos del siglo. Se mantuvieron excepcio-
nalmente bajos en los años problemáticos que siguieron a la segunda
guerra mundial. Si acaso existe alguna conexión allí, está mediada y ate-
1
nuada por otros factores.
1 1 1 1 1 I
10
1820 1840 1860 1880 1900 19 20 1940 1960 Las cifras de los totales anuales de condenas por hechos delictivos en
Francia alcanzan puntos máximos alrededor de 1833, 1852, 1894, 1912,
FUENTES: Annuaire statistique de la France: Résumé rétrospectif, 1966, cuadros 4, 5, pp.
114-127, cuadros 3-9, pp. 151-166; Émile Levasseur, La population francaise (París: Rous- 1934 y 1942. Al menos, aparecen en las inmediaciones de agrupaciones
seau, 1889-1893), II, p. 126. Maurice Halbwachs, Les causes du suicide (París: Alcen, 1930), considerables de actos violentos. Su distribución podría justificar la infe-
p. 92. El «Total de condenas» suma las condenas de cours d'assise, tribunaux correctionnels
rencia de que la represión tiende a seguir a los mayores cataclismos, más
y (después de 1952) cours d'appet la cifra es una tasa media anual por 100.000 habitantes
relativa a intervalos de cinco años centrados en el año que figura. «Vagancia» presenta los bien que a aparecer simultáneamente a los brotes de delincuencia y de
arrestos por mendicité y vagabondage. Es también una tasa media anual por 100.000 habi- violencia colectiva. Sin embargo, los años violentos de las décadas
tantes relativa a los mismos intervalos quinquenales. «Suicidio» se refiere a los registrados
oficialmente como causa de defunción en los mismos intervalos quinquenales. de 1860 y 1870 fueron, de hecho, puntos bajos en el número de conde-
98 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 99

nas criminales. El turbulento período de 1944 a 1948 produjo un signi- tra las personas (asesinatos, envenenamientos, infanticidios, parricidios)
ficativo descenso en el número de condenas. Las cifras récord de delin- apenas cambió en todo el período. Los índices de delitos graves contra la
cuencia durante la segunda guerra mundial seguramente se deben a las propiedad (hurto, robo a mano armada y destrucción intencionada)
políticas represivas de Vichy y de los nazis, y no a una tendencia repenti- bajaron cada vez más y más, desde un 160 por 100.000 en la década de
na a los desórdenes en toda Francia. 1820 a un 10 en la de 1930. El único cambio significativo correspondió
a una escalada hasta 174 en 1836, un aumento acentuado entre 1866 y
Si centramos la atención en los delitos graves (los que se veían en los
1872 (que, probablemente, se debió a que muchos territorios con un
tribunales superiores) y separamos los delitos contra la propiedad de los
nivel de delincuencia bajo pasaron a depender de Alemania, y no a un
delitos contra las personas, aparece un hecho interesante. La figura 16
aumento de la propensión a la delincuencia en Francia) y un aumento
nos muestra las relaciones de los delitos contra las personas y la propie-
menor después de la segunda guerra mundial.
dad por 100.000 habitantes referidas a Francia en su conjunto durante
los años con censo, de 1826 a 1962. La proporción de delitos graves con- No existe ningun tipo de correspondencia entre estas tendencias delic-
tivas y la tendencia a la violencia colectiva. Nos vemos tentados a atribuir
el descenso constante en el índice de delitos contra la propiedad a la exten-
sión gradual de la policía, aunque esto sea discutible. En cualquier caso,
FIGURA 16
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS Y LAS PROPIEDADES EN FRANCIA
supone un duro golpe para la opinión de que la sociedad urbana del siglo
ENTRE 1826 Y 1962 XX es más «turbulenta» que la sociedad agraria del siglo XIX, y de que los
delitos aumentan y disminuyen en función del ritmo del cambio social.
18 - -6 Un análisis de la geografía del delito y de la violencia colectiva (al
menos, en el siglo XIX) apunta en la misma dirección. Los análisis esta-

DE LI TOS C ONTRA LA S PE RSO NAS POR 100. 000 HABITANTES


16-
dísticos de los ochenta y seis departamentos franceses de 1836 a 1851
- 5
14-
revelan una fuerte relación entre el nivel de delitos contra la propiedad y
Delitos contra las personas
el grado de urbanización ya existente en el departamento, una ligera rela-
12 - - 4 ción inversa con el desarrollo de la industria pesada y poca o ninguna
asociación con el índice de crecimiento urbano, el ritmo de la emigra-
10 -
‘s, ción y la cantidad de violencia colectiva (Lodhi y Tilly, 1973). Los deli-
- 3
8-
Delitos contra la propiedad tos contra las personas muestran una marcada distribución regional (por
ejemplo, un índice extraordinariamente alto de homicidios en Córcega y
6- - 2 en la costa mediterránea), pero no existe relación significativa con la
industria, con el crecimiento urbano, etc.
4-

Cifras reales mostradas para los años 1826-1866; La distribución geográfica del delito permanece relativamente esta-
2- de 1867 en adelante muestran evoluciones quin- ble año tras año. La geografía de la violencia colectiva, sin embargo, cam-
quenales centradas en cada año
bia de forma notable y rápida, dependiendo de los grupos y de los asun-
1826 1841 1856 1871 1886 1901 1916 131 1946 1961 tos causantes de las confrontaciones en cada momento. Por ejemplo, el
año 1841 tuvo treinta y seis incidentes violentos, principalmente revuel-
tas fiscales y actos de resistencia al censo. Ese año hubo una correlación
FUENTE: A.Q. Lodhi y Charles Tilly, «Urbanization, Criminality and Collective Violence in
Nineteenth-Century France-, American Journal of Sociology, 79 (1973), pp. 296-318.
de +0,29 entre el grado de urbanización existente en un departamento y
100 Francia Fluctuaciones económicas, desorden y violencia colectiva 101

el número de participantes en la violencia colectiva. (Las correlaciones de ciones insignificantes con la violencia colectiva. Las únicas posibles
la urbanización con el número de heridos y arrestados era mucho mayor, excepciones dignas de mención son la débil correlación inversa entre los
+0,89 y +0,80; estas correlaciones más altas probablemente fueron el delitos graves y cada una de las mediciones de la violencia, y las correla-
resultado de la mayor concentración de las fuerzas represivas del gobier- ciones positivas de débil a moderadas (+0,27 y +0,26) entre los arrestos y
no en las zonas urbanas). Cuando se tienen en cuenta los efectos de otras los precios corrientes de los alimentos y los productos manufacturados.
variantes, persiste la asociación de la violencia colectiva con el grado de La primera relación sería una dirección inadecuada si nos atenemos a los
urbanización ya existente, mientras que el efecto independiente del índi- argumentos de desintegración. Ya que las correlaciones correspondientes
ce de crecimiento urbano coetáneo parece ser nulo y el efecto de la inmi- con el número de incidentes y con el número de participantes son ligera-
gración interna reciente, negativo. mente inversas o inexistentes, los dos coeficientes divergentes en el
En 1851, el año de la inmensa sublevación contra el golpe de Esta- segundo caso apenas merecen nuestra atención.
do, la relación entre participación y urbanización desaparece: +0,02, y los
coeficientes relativos al número de heridos y de arrestos se debilitan: CUADRO 3
CORRELACIONES DE LA VIOLENCIA COLECTIVA CON VARIABLES
+0,82 y +0,54. Esta vez, sin embargo, la importancia de la población DE «DESINTEGRACIÓN» Y «PENURIA»
urbana se restaura si tenemos en cuenta otras variables. Pero el resultado
es que aparece como el escenario ideal para la violencia un departamento Número de Participantes Arrestos en la
poco poblado, no industrial pero relativamente urbano, que en ese incidentes en la violencia violencia
momento estaba perdiendo habitantes debido a la emigración. De Variable Período violentos colectiva colectiva

hecho, esto no es una mala descripción de los departamentos periféricos Tiempo 1830-1960 0,00 0,15 0,02
que todavía resistían en 1851. Número de suicidios 1830-1959 0,00 0,05 0,02
Precios bienes manufacturados 1830-1954 0,05 0,09 0,27
La mayoría de nuestras observaciones suplementarias pueden resu- Precios de los alimentos 1830-1954 0,08 -0,14 0,26
mirse de una forma estadística elemental. Agrupemos las variables en dos Producción industrial 1830-1960 0,10 -0,14 -0,12
familias: variables referidas a desintegración y penuria, y variables referi- Salarios reales 1840-1954 0,03 0,13 0,04
Delitos graves 1865-1960 -0,16 -0,17 -0,15
das a organización y poder. La división es algo arbitraria, pero sigue la
distinción entre los argumentos sobre la desintegración y la solidaridad
con la que empezamos. Dentro de cada categoría, examinemos la correla-
CUADRO 4
ción de los coeficientes entre los valores de cada variable por años indivi-
CORRELACIONES DE LA VIOLENCIA COLECTIVA CON VARIABLES
duales y la magnitud de la violencia colectiva en los mismos años. Los DE «ORGANIZACIÓN» Y «PODER»
cuadros 3 y 4 exponen los resultados.
Las correlaciones con el tiempo simplemente muestran si la violen- Número de Participantes Arrestos en la
cia colectiva tendía a crecer o disminuir de forma significativa a lo largo incidentes en la violencia violencia
Variable Período violentos colectiva colectiva
de todo el período de 1830 a 1960. No muestran ninguna tendencia en
lo relativo al número de incidentes violentos y de arrestos, pero sí una Días en la cárcel 1886-1939 -0,22 -0,30 -0,21
débil tendencia al aumento a largo plazo del número total de participan- Presupuesto nacional 1830-1960 0,07 0,17 0,25
Elecciones nacionales' 1830-1960 0,17 0,16 0,23
tes en la violencia colectiva. Eso podíamos deducirlo ya de los gráficos N.° de cambios de gobierno 1830-1960 0,00 0,06 -0,07
y cuadros anteriores. Las otras variables del cuadro sobre desintegración y N.° de afiliados sindicales 1876-1938 0,40 0,41 0,06
penuria (suicidio, delincuencia, precios, producción, salarios reales, deli-
tos graves juzgados en tribunales superiores) normalmente muestran rela- a Variable arbitraria en la que elección = 1, no elección = 0.
102 Francia Conclusiones 103

Las relaciones con las variables de «poder» y «organización» (cuadro 2.13. Conclusiones
4) son más fuertes y consistentes, aunque no abrumadoras. Se podría dis-
cutir el que hayamos considerado el número de personas-día detenidas ¿A dónde llevan estos fragmentos de evidencia estadística? Nuestras
en las cárceles francesas durante cada año como una variable de «poder»; conclusiones deben tomar la forma de una tesis, incompletamente docu-
argüiríamos que sus fluctuaciones representan cambios en la represión mentada pero, en general, consecuente con los datos examinados.
gubernamental más directamente que cambios en la actividad delictiva.
Primero, los cambios conglomerados que se suelen echar al cajón de
Su efecto en las mediciones no es muy fuerte. Pero, como se esperaba, es
sastre llamado «modernización» no tuvieron efectos uniformes sobre el
constantemente inverso: cuanto mayor es la represión, menor es la vio-
nivel, el lugar, la forma o el momento de los conflictos políticos en Fran-
lencia colectiva. (Este resultado no es estrictamente comparable a los
cia. Algunos de los procesos a los que normalmente se refieren los obser-
otros, ya que tenemos datos sobre días de cárcel sólo de 1886 a 1939).
vadores cuando utilizan un término de tal envergadura sí tuvieron efec-
Los años en que el presupuesto gubernamental es grande tienden a tos bien definidos. Más que incitar a protestas al causar desintegración y
ser años de violencia colectiva, al menos si se mide en número de partici- J; penuria, la «modernización» cambió las formas dominantes de la acción
pantes y arrestos. Esto también pasa durante los años de elecciones, aun- 1 , colectiva. Y eso, a su vez, alteró la naturaleza de la violencia colectiva.
que el número de crisis ministeriales del gobierno no muestra relación
Segundo, a corto plazo la urbanización rápida lo, nlismoque.la
con el grado de violencia colectiva. Finalmente, el número de afiliados a
industrialización generalmente_deprimieron el nivel d-elq0nflicto. Des-
los sindicatos (en los años para los cuales disponemos de cálculos aproxi-
truyeron medios y bases de acción colectiva de los contendientes más
mados aceptables) proporciona un buen pronóstico del número de inci-
déprisa de lo que creaban otros nuevo. Por ejemplo, los campesinos que
dentes violentos y de participantes, aunque no del número de arrestos.
se trasladaron a las ciudades dejaron normalmente tras de sí escenarios en
En general, las fluctuaciones en las variables relativas a organización y
los que estaban lo suficientemente organizados y eran suficientemente
poder están mas estrechamente relacionadas con la violencia colectiva
conscientes de los intereses comunes como para ofrecer repetida resisten-
que las variables relativas a desintegración y penuria. 4
cia a los recaudadores, reclutadores y agentes compradores de grano. En
la ciudad industrial, generalmente, les llevó a ellos y a sus hijos toda una
generación formar las nuevas organizaciones y la nueva concienciación
4 En unos análisis multivariados más complejos hemos examinado los efectos necesarias para una acción colectiva renovada.
simultáneos de la mayoría de estas variables y hemos estudiado el impacto del cambio
sobre cada una de ellas de un año al siguiente. Las variables de penuria no tienen efectos Tercero, la urbanización y la industrialización estimularon, sin
apreciables una vez se tiene en cuenta la tendencia a largo plazo. Cuando se considera la
influencia de la tendencia y de las otras variables, el efecto de los días de cárcel y del pre-
embargo, los conflictos políticos de modo directo cuando desviaban los
supuesto nacional es negativo; el de las elecciones nacionales es positivo. Obtenemos recursos y el control de los recursos de los grupos arraigados que mante-
efectos débiles e inconsistentes en otras dos variables: los cambios de gobierno y los arres- nían sus organizaciones internas: los rebeldes de los motines de subsis-
tos en la violencia colectiva de los años posteriores; para estos resultados, puede consul-
tarse Snyder y Tilly (1972). La sindicalización no aparece en estos análisis multivariados
tencias que luchaban para evitar el cargamento del trigo de sus pueblos
porque las series de las afiliaciones a los sindicatos tienen interrupciones, un grave obstá-
culo para el tipo específico de análisis de series temporales que hemos empleado. Cuando
simplificamos las formas de las variables y trabajamos sólo con los años para los que exis-
ten datos sobre la sindicalización, los efectos de la sindicalización sobre las cifras son posi-
tivos de forma consistente aunque débil. Por ejemplo, una ecuación que se adapta bien a — 60,8 t + 0,44612 — 0,007 (presupuesto) — 0,03 (días de cárcel) + 0,18 (delitos graves); ( Ice
la mayoría de los años de 1886 a 1939 es: participantes (transformación de raíz cuadrada) = 0,41, p = 0,001), que plantea la intrigante posibilidad de que, después de todo, exista
una relación positiva entre los delitos importantes y la violencia colectiva. Si el peso de
= 1589,4 — 46,880t +0,36412 — 0,009 (presupuesto nacional) + 0,0003 (afiliación sindi-
nuestra evidencia favorece las variables relativas a organización y poder, no ha terminado
cal); (donde t es tiempo; R2 = 0,35, p = 0,002). Sin embargo, una ecuación que encaja
algo mejor para los mismos años es la siguiente: participantes (raíz cuadrada) = 2127 — todavía con todas las versiones posibles basadas en la desintegración y la penuria
104 Francia Francia 105

hacia las ciudades, o los artesanos urbanos que luchaban por conservar el dientes que aparecieron y que eran rechazados fueron suficientes para
control sobre sus condiciones de trabajo son casos así. Cuando estos mantener un alto nivel de violencia. Hoy en día, estudiantes, intelectuales
cambios fueron más rápidos que la disolución de las organizaciones exis- y técnicos parecen estar embistiendo las puertas.
tentes (como, por ejemplo, parece haber sido el caso en la década de Si nuestro análisis es correcto, las presiones y tensiones inmediatas
1840), el resultado fue efectivamente un aumento en el nivel del conflic- de los cambios tecnológicos, de los movimientos de población y otros
to de grupo. componentes semejantes de la «modernización» tienen una parte bastan-
Cuarto, la emergencia del capitalismo industrial, el desarrollo de te pequeña en la promoción de la acción colectiva y, en consecuencia, de
una estructura de clases organizada en torno a las relaciones con un mer- la violencia colectiva. Tampoco la penuria material en sí (ni siquiera el
cado nacional y con los medios de producción industrial, el papel cre- aumento repentino de la penuria) parece haber desempeñado un papel
ciente de la burocracia y de otras organizaciones establecidas como for- importante en Francia. La excepción clave es que, cuando un tercero
mas principales de alcanzar objetivos colectivos, se combinaron para parece estar causando la penuria o beneficiándose de las ella mediante
transformar las identidades y los intereses de los principales contrincan- violaciones de sus propias obligaciones y de los derechos de otros, la
tes en la lucha por el poder, así como las formas de su acción concertada. gente normal actúa contra los presuntos especuladores en nombre
Dado que los conflictos, incluyendo los conflictos violentos, surgen a de la justicia. En general, la justicia (es decir, distintas concepciones de la
partir de la acción colectiva, la transformación de los contrincantes trans- justicia) se halla en el centro mismo de los conflictos violentos. Los conflic-
formó la naturaleza de la confrontación en Francia. tos violentos permanecen cercanos a la política, tanto en su origen como en
su impacto. En este sentido, Francia se parece a otros países occidentales.
Si restringimos nuestra atención a las variedades de conflicto públi-
cas y colectivas que comúnmente conducen a la violencia, podemos Sin embargo, Francia tiene una historia particular, y esa historia
observar lo mucho que su frecuencia y resultados dependen de la inter- afecta a sus conflictos políticos. La fundación de todos sus regímenes
vención del Estado. En el siglo XIX, la centralización y la nacionalización modernos sobre una versión u otra de la tradición revolucionaria ha jus-
de la política, al ir aniquilando el Estado a sus rivales locales, provocó tificado, paradójicamente, el que el gobierno asumiese poderes excepcio-
amplias protestas y desplazó el foco de los conflictos violentos. La repre- nales cuando se declaraba la patrie en danger. Esto, probablemente, pro-
sión estatal contra la acción colectiva de los aspirantes al poder hizo dis- dujo en Francia, en mayor medida que en la mayoría de los restantes paí-
minuir la frecuencia de los conflictos violentos durante la década de ses occidentales, grandes fluctuaciones en la represión y distinciones más
1850 y las dos guerras mundiales, mientras que la relajación de esa repre- claras entre los de «dentro» y los de «fuera» durante los tiempos de la
sión en la década de 1860 y, más tarde, en la de 1940 permitió que resur- represión. De igual forma, la enorme centralización del poder dentro del
giese la confrontación. A lo largo de los dos siglos el Estado resistió el sistema francés, probablemente, haya hecho (más en Francia que en otras
embate de los nuevos aspirantes al poder en nombre de aquellos que ya partes) que muchos tipos de conflictos diferentes se hayan definido como
tenían puestos establecidos en la estructura del poder; las tácticas selec- confrontaciones entre el Estado y sus enemigos, y como luchas del Esta-
cionadas por los agentes estatales (por ejemplo, para controlar las mani- do que no puede permitirse perder. Antes de aplicar las conclusiones
festaciones hostiles) determinaron en gran medida el alcance de la violen- sobre la historia de la política francesa a lo largo y ancho del mundo,
cia. Debido a esto, los nuevos adversarios aspirantes el poder tendían a debemos tratar estas dos características como variables importantes: la
atravesar un ciclo que iba de 1) una organización tranquila a 2) una con- presencia o ausencia de una tradición revolucionaria y el grado de centra-
frontación violenta y de ésta a 3) la conquista de una posición dentro de lización del poder.
la estructura del poder para 4) involucrarse en la violencia indirectamen- En la Francia de los últimos dos siglos, los conflictos políticos evolu-
te, interponiendo a la policía y los soldados. Pero los nuevos conten- cionaron hacia formas de acción colectiva más organizadas y a una escala
106 Francia

mayor. La relación cambiante de los franceses con un Estado que cada


vez tenía mayor control sobre sus vidas cotidianas marcó uno de los rit-
mos principales: el cambio de las formas de acción colectiva competitivas
a las reactivas, y de éstas a las proactivas. Al mismo tiempo, la organiza-
ción cotidiana para la acción colectiva de las personas cambiaba lenta-
mente, al tiempo que Francia se urbanizaba e industrializaba; la reorgani-
zación de la vida diaria transformó el carácter del conflicto; esa reforma
de las solidaridades a largo plazo, más que el efecto inmediato de presión
y tensión, constituyó el impacto más importante del cambio estructural CAPÍTULO 3
en los conflictos políticos. A plazo más corto, las tácticas del Estado en lo
que a represión y conciliación se refiere afectaron en gran medida a la ITALIA
intensidad, la forma, el lugar y los resultados del conflicto. A lo largo de
dos siglos, la lucha por adquirir o mantener posiciones establecidas den-
tro de la estructura del poder, y así obtener el control sobre las condicio- «Italia saldrá adelante —escribió Carlo Pisacane antes de la Unifica-
nes de su propia existencia, llevó a que diferentes grupos de franceses se ción— cuando el campesino voluntariamente cambie la hoz por un arma;
viesen involucrados en conflictos violentos entre sí. hoy por hoy, honor y país son palabras carentes de significado para él» (cita-
do en Della Peruta, 1954: 317). Entonces como ahora, los estudiosos del
Í nacionalismo italiano han considerado la frecuente carencia de compromiso
con el Estado nacional como el reflejo de una conciencia política adormeci-
da. Hay algo de cierto en este análisis, pero no es del todo correcto. Los ita-
lianos han mantenido durante mucho tiempo una intensa conciencia políti-
ca a nivel local. No es la apatía sino el localismo lo que caracteriza Ja vida
política italiana enMigto -qtre-trarisCUrre entre 1830 y 1930.
Localismo, en primer lugar, en el sentido de que los lazos sociales efecti-
vos son los de pequeña escala: la unidad doméstica, los segmentos locales del
grupo familiar, quizás la comunidad local en su conjunto, y poco más. Loca-
lismo, en segundo lugar, en el sentido de que los principales rasgos de la vida
social (prácticas agrícolas, rituales religiosos, el lenguaje de la vida cotidiana)
varían perceptiblemente de una comunidad a otra. Dos sociólogos america-
nos del siglo XX. resumen así sus estudios sobre los campesinos del Sur:
Incluso con la llegada de la radio, el campesino continúa identificándo-
se con su pueblo. A través de amargas experiencias, ha aprendido a depositar
su confianza en (o desconfiar menos de) quienes viven donde llega el sonido
de la campana de la iglesia local (campanilismo). El gobierno es un concepto
borroso y carente de significado para él. Roma está lejos y representa a los que
viven a costa de las labores del granjero. El terrateniente, el policía, el recau-
dador de impuestos, incluso el sacerdote, han pasado a simbolizar a los que
tienen por objetivo exprimir al campesino. (Moss y Capponnari, 1960: 25)

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