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La revalorización de Mahler fue lenta, al igual que la de Anton Bruckner, y se vio retrasada a causa de su
gran originalidad y del auge del nazismo en Alemania y Austria, pues su condición de judío catalogó a su
obra como «degenerada» y «moderna». Lo mismo sucedió con otros compositores, caídos en desgracia en
el Tercer Reich. Solo al final de la Segunda Guerra Mundial y por la decidida labor de directores como
Bruno Walter, Otto Klemperer y, más tarde, Bernard Haitink o Leonard Bernstein,1 su música empezó a
interpretarse con más frecuencia en el repertorio de las grandes orquestas, encontrándose entre los
compositores más destacados en la historia de la música.
Índice
Biografía
Primeros años (1860-1880)
Antecedentes familiares
Infancia
Etapa como estudiante
Inicios como director (1880-1887)
Primeros trabajos
Praga y Leipzig
Aprendiz de compositor
Budapest y Hamburgo (1888-1897)
Ópera Real de Budapest
Ópera del Estado de Hamburgo
Viena (1897-1907)
Director del Hofoper
Conciertos filarmónicos
Madurez como compositor
Matrimonio, familia y tragedia
Últimos años (1908-1911)
Nueva York
Enfermedad y fallecimiento
Obra
Romanticismo tardío
Tres periodos creativos
La voz en la orquesta
Estilo
Como director de orquesta
Legado
Consolidación en el repertorio
Primeras respuestas (1889-1911)
Abandono relativo (1911-1950)
Renacimiento moderno
Influencias en compositores posteriores
Órdenes
Véase también
Referencias
Notas
Bibliografía
Bibliografía adicional
Enlaces externos
Biografía
Antecedentes familiares
La familia Mahler provenía del este de Bohemia y era de origen humilde (la abuela del compositor había
sido una vendedora ambulante).2 Bohemia pertenecía en aquella época al Imperio austríaco (actual
República Checa) y los Mahler figuraban en la minoría germanoparlante bohemia y judía. Con estos
antecedentes, el futuro compositor desarrolló un permanente sentimiento de exilio y desubicación,
sintiéndose «siempre un intruso, nunca bien recibido».3 Bernhard Mahler, hijo de un vendedor ambulante
y padre del compositor, se situó entre la pequeña burguesía al convertirse en cochero y más tarde en
posadero.4 Compró una modesta casa en el pueblo de Kaliště (en alemán Kalischt) y se casó en 1857 con
Marie Hermann, de diecinueve años e hija de un fabricante de jabón. Al año siguiente, Marie dio a luz al
primero de los catorce hijos del matrimonio: Isidor, que murió en su infancia. Dos años después, el 7 de
julio de 1860, nació su segundo hijo, Gustav.5
Infancia
En diciembre de 1860, Bernhard Mahler se trasladó con su mujer e hijo a la ciudad de Jihlava,5 donde
construyó una exitosa destilería y una taberna.6 La familia creció rápidamente, aunque de los doce hijos
que nacieron después de Gustav sólo seis sobrevivieron.5 Jihlava era entonces una próspera ciudad
comercial de 20 000 habitantes, en la que Gustav se introdujo en la
música a través de las canciones callejeras, la música del baile, las
melodías populares y los toques de trompeta y marchas de las
bandas militares locales.7 Todos estos elementos contribuirían
posteriormente a su maduro vocabulario musical.4
Aunque Gustav quería hacer música, sus informes escolares en el gymnasium local lo retrataban como de
mente distraída y poco fiable en el trabajo académico.8 En 1871, con la esperanza de mejorar los
resultados del chico, su padre lo envió al New Town Gymnasium en Praga, pero Gustav no era feliz allí y
pronto regresó a Jihlava.6 En 1874, sufrió la amarga pérdida de su hermano menor, Ernst, fallecido tras
una larga enfermedad. Mahler trató de expresar sus sentimientos en la música. Con la ayuda de su amigo
Josef Steiner comenzó a trabajar en una ópera, Herzog Ernst von Schwaben (Duque Ernst de Suabia) en
homenaje a su difunto hermano. No se conserva ni la música ni el libreto de esta obra.8
Bernhard Mahler manifestó su apoyo a las ambiciones de su hijo para tener una carrera musical y accedió a
que el chico fuera enviado al Conservatorio de Viena.9 El renombrado pianista Julius Epstein escuchó al
joven Mahler y lo aceptó para el curso de 1875-1876.6 Hizo buenos progresos en sus estudios de piano
con Epstein y ganó premios al final de cada uno de sus dos primeros años allí. Durante su último año,
1877-1878, se concentró en el estudio de la composición y armonía con Robert Fuchs y Franz Krenn.10 11
Se conservan pocas de sus composiciones de esta época, salvo la que se considera uno de sus primeros
intentos serios de composición, el Cuarteto para piano. Muchas de esas composiciones fueron
abandonadas cuando se sintió insatisfecho con ellas. Destruyó un movimiento sinfónico que había
preparado para una competición, después de su desdeñoso rechazo por parte del director Joseph
Hellmesberger debido a unos errores de copia.12 Mahler pudo tener su primera experiencia como director
con los estudiantes de la orquesta del Conservatorio, en ensayos y representaciones, aunque su principal
papel en dicha orquesta fue como percusionista.13
Entre los compañeros de Mahler en el Conservatorio se encontraba el futuro compositor Hugo Wolf, con
quien mantuvo una estrecha amistad. Wolf no estaba capacitado para soportar la estricta disciplina de la
institución y fue expulsado. Mahler, aunque a veces fue rebelde, evitó el mismo destino únicamente
escribiendo una carta de disculpas a Hellmesberger.12 Asistió a conferencias ocasionales de Anton
Bruckner y, aunque formalmente nunca fue su alumno, estuvo influido por él. El 16 de diciembre de 1877,
asistió al desastroso estreno de la Tercera Sinfonía de Bruckner, en
el que el compositor dio gritos y la mayor parte del público se
marchó. Mahler y otros estudiantes afines prepararon una versión
para piano de la sinfonía, que fue presentada a Bruckner.13 Junto
con muchos estudiantes de su generación, Mahler estuvo influido
por Richard Wagner, aunque su principal interés fue el sonido de la
música en lugar de la escenificación. Se desconoce si vio alguna de
las óperas de Wagner durante sus años de estudiante.14
Mahler desarrolló interés por la filosofía alemana, y su amigo Siegfried Lipiner lo introdujo en las obras de
Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Gustav Theodor Fechner y Rudolf Hermann Lotze. Estos
pensadores continuaron influyendo al compositor y su música mucho después. El biógrafo Jonathan Carr
afirma que la cabeza del compositor «no sólo estaba llena del sonido de las bandas bohemias, toques de
trompeta y marchas, corales de Bruckner y sonatas de Schubert. También estaba palpitante con los
problemas de la filosofía y metafísica que había tratado de resolver, con Lipiner».18
Primeros trabajos
En el verano de 1880 Mahler tuvo su primer trabajo como director de orquesta profesional, en un pequeño
teatro en la ciudad balneario de Bad Hall, al sur de Linz.15 El repertorio estaba formado exclusivamente
por operetas; en palabras de Carr, fue «un trabajo un poco triste», que Mahler aceptó sólo después de que
Julius Epstein le dijera que su trabajo pronto mejoraría.18 En 1881 fue nombrado director en el
Landestheater de Liubliana (en esa época llamada Laibach, en Eslovenia), donde la compañía, pequeña,
pero con recursos, estaba preparada para intentar obras más ambiciosas. Allí, Mahler dirigió su primera
ópera a gran escala, Il trovatore de Verdi, una de las más de 50 que presentó durante esa época en la
ciudad.19 Después de permanecer seis meses en dicho cargo, regresó a Viena y trabajó a tiempo parcial
como maestro del coro del Carltheater de la ciudad.20
En enero de 1883 Mahler se convirtió en director de un
destartalado teatro de Olomouc.19 Posteriormente escribió: «Desde
el momento en que crucé el umbral del teatro de Olomouc me sentí
como uno que espera la ira de Dios».21 A pesar de la pobre
relación con la orquesta, Mahler llevó cinco óperas nuevas al teatro,
incluyendo Carmen de Bizet, y se ganó a la prensa que
inicialmente había sido hostil con él.21 Después de una semana a
prueba en el Teatro Real de Kassel, Mahler se convirtió en el
«director coral y musical» del teatro, cargo que ocupó desde agosto
de 1883.20 El título ocultaba la realidad de que estaba subordinado
al maestro de capilla, Wilhelm Treiber, que estaba disgustado con él
y se propuso hacer su vida miserable.22 A pesar de la atmósfera
desagradable, Mahler tuvo momentos de éxito en la ciudad. Dirigió
la representación de su ópera favorita, Der Freischütz de Weber,23 Mahler hacia 1890, a sus treinta
y el 23 de junio de 1884 dirigió su propia música incidental para la años.
obra de teatro Der Trompeter von Säkkingen (El trompetista de
Säkkingen) de Josef Viktor von Scheffel, la primera representación
pública profesional de una obra del compositor.nota 1 Una ardiente, pero finalmente no culminada relación
sentimental con la soprano Johanna Richter hizo que Mahler escribiera una serie de poemas de amor que se
convirtieron en el texto de su ciclo de canciones Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones de un
compañero de viaje).22
En enero de 1884 el distinguido director Hans von Bülow llevó a la Orquesta de la corte de Meiningen a
Kassel y ofreció dos conciertos. Con la esperanza de escapar de su trabajo en el teatro, Mahler buscó sin
éxito un puesto como asistente permanente de Büllow. Sin embargo, al año siguiente sus esfuerzos para
encontrar un nuevo empleo resultaron en un contrato de seis años en la prestigiosa Ópera de Leipzig, que
comenzaría en 1886. No estaba dispuesto a permanecer en Kassel un año más, así que renunció en julio de
1885 y con mucha suerte le ofrecieron un puesto en reserva como director del Neues Deutsches Theater de
Praga.24
Praga y Leipzig
La recién adquirida seguridad financiera de Mahler le permitió renunciar a su cargo en Leipzig en mayo de
1888, después de una disputa con el jefe de escena del Stadttheater.29 Sin trabajo, Mahler regresó a Praga
para trabajar en el resurgimiento de Die drei Pintos y la producción de Der Barbier von Bagdad de Peter
Cornelius. Esta corta estancia terminó de forma desgraciada, con el despido de Mahler después de un
arrebato durante los ensayos. Sin embargo, a través de los esfuerzos de un viejo amigo vienés, Guido
Adler, se consideró el nombre de Mahler como un director potencial para la Ópera Nacional de Hungría en
Budapest. Fue entrevistado, causó una buena impresión y le ofrecieron el puesto en octubre de 1888.30
Aprendiz de compositor
Con frecuencia se ha especulado acerca de las obras perdidas o destruidas en los primeros años de
Mahler.33 El director neerlandés Willem Mengelberg creía que la Primera Sinfonía era demasiado madura
para ser una primera obra sinfónica y debía haber tenido predecesoras. En 1938 Mengelberg reveló la
existencia del llamado «Archivo Dresde», una serie de manuscritos en posesión de la viuda Marion von
Weber.34 El archivo se destruyó casi por completo en el bombardeo de Dresde en 1945.27 Según el
experto en Mahler Donald Mitchell «hay una gran posibilidad de que varios manuscritos importantes,
además de algunas partes de las primeras sinfonías, se encontraran en Dresde».34
Budapest y Hamburgo (1888-1897)
En febrero de 1889 falleció su padre. Posteriormente en ese mismo año también fallecieron tanto su
hermana Leopoldine como su madre.35 El propio Mahler tuvo problemas de salud, con ataques de
hemorroides y migrañas e infecciones de garganta recurrentes.37 Poco después de estos reveses familiares
y de salud tuvo lugar el estreno de su Primera Sinfonía en Budapest el 21 de noviembre de 1889, que fue
una decepción. La larga crítica en el periódico de August Beer indicaba que el entusiasmo posterior a los
primeros movimientos degeneró en una «audible oposición» después del «Finale».38 El compositor estuvo
especialmente apenado por los comentarios negativos de su contemporáneo en el Conservatorio de Viena,
Viktor von Herzfeld, que destacó que Mahler, como muchos directores antes que él, había demostrado no
ser un compositor.35 39 40
En 1891 el cambio de la política húngara hacia la derecha se reflejó en el teatro de ópera en el cambio de
intendente de Beniczky por Géza Zichy, un aristócrata conservador decidido a asumir el control artístico
sobre Mahler.35 Entonces el compositor comenzó a negociar con el director del Stadttheater de
Hamburgo. En mayo de 1891, después de acordar los términos de su contrato allí, renunció a su puesto en
Budapest.41 Su triunfo final en Budapest fue una representación de Don Giovanni que le ganó elogios de
Brahms, que estaba presente.42 Durante sus años en la ciudad húngara, su producción compositiva estuvo
limitada a los arreglos de la canción Wunderhorn, que se convirtió en los volúmenes II y III de los Lieder
und Gesänge, y correcciones a la Primera Sinfonía.36
El cargo de Mahler en Hamburgo fue como director jefe, subordinado al director, Bernhard Pohl (conocido
como Pollini), que tenía todo el control artístico. Pollini estaba preparado para dar a Mahler un considerable
margen de maniobra si le reportaba a él, como director, éxito artístico o comercial. Mahler lo hizo en su
primera temporada, cuando dirigió Tristán e Isolda de Wagner por primera vez y realizó aclamadas
representaciones de Tannhäuser y Sigfrido del mismo compositor.43 Otro triunfo fue el estreno alemán de
Eugenio Onegin de Chaikovski, en presencia del compositor, que
denominó la forma de dirigir de Mahler como «asombrosa».44 Los
exigentes horarios de ensayo de Mahler hicieron predecible el
resentimiento por parte de los cantantes y la orquesta, en quienes,
según el escritor Peter Franklin, el director «inspiraba odio y
respeto casi en igual medida».43 Sin embargo, encontró apoyo en
Hans von Bülow, que estaba en la ciudad como director de
conciertos de suscripción de la ciudad. Bülow, que había rechazado
los enfoques de Mahler en Kassel, había llegado a admirar el estilo
La Komponierhäuschen (cabaña de de dirección del joven y a su muerte, en 1894, el checo se hizo
composición) de Mahler en
cargo de la dirección de los conciertos.36
Steinbach, a orillas del lago Attersee
en Austria.
En el verano de 1892
Mahler llevó a los cantantes
de Hamburgo a Londres
para participar en una temporada de seis semanas de ópera
alemana, en la que fue su única visita a Gran Bretaña. Su dirección
de Tristán e Isolda cautivó al joven compositor Ralph Vaughan
Williams, que «estaba estupefacto y no pudo dormir en dos
noches».45 Sin embargo, Mahler rechazó las posteriores
invitaciones porque estaba ansioso por reservar sus vacaciones de
verano para componer.36 En 1893 compró un retiro en Steinbach,
a orillas del lago Attersee en Austria, y estableció un patrón que
mantuvo durante el resto de su vida; las vacaciones de verano a
partir de ese momento las dedicaría para componer, en Steinbach o
en sus sucesivos lugares de retiro. En ese momento produjo, bajo la
influencia de la colección de poemas folclóricos del Wunderhorn,
una serie de arreglos de canciones en Steinbach y compuso su
Segunda y Tercera Sinfonía allí.43
La representación de sus obras era aún relativamente poco El conocido director Hans von
frecuente. El 27 de octubre de 1893, Mahler dirigió en el Ludwig Bülow, que estaba en Hamburgo
Konzerthaus de Hamburgo una versión revisada de su Primera como director de conciertos de
Sinfonía, aún con su forma inicial de cinco movimientos. Fue suscripción, dio su apoyo a Mahler.
presentada como un Tondichtung (poema sinfónico) bajo el nombre
descriptivo de «Titán».43 46 Este concierto también introdujo
varios arreglos de los recientes Wunderhorn. Mahler consiguió su primer éxito como compositor con el
buen recibimiento obtenido por la Segunda Sinfonía en su estreno en Berlín, bajo su dirección el 13 de
diciembre de 1895. Su futuro asistente, Bruno Walter, que estaba presente, dijo que «uno puede datar el
comienzo de la fama [de Mahler] como compositor desde ese día».47 Ese mismo año su vida privada
sufrió un revés por el suicidio de su hermano menor Otto.48
Mahler introdujo numerosas óperas en el Stadttheater: Falstaff de Verdi, Hänsel und Gretel de
Humperdinck y obras de Smetana.36 Sin embargo, lo forzaron a renunciar a su puesto en los conciertos de
suscripción debido a los pobres ingresos y la mala acogida que tuvo la interpretación de su reescritura de la
Novena Sinfonía de Beethoven.43 Mahler había dejado claro que su meta última era un cargo en Viena y
desde 1895 maniobró para conseguir, con ayuda de amigos influyentes, la dirección del Hofoper vienés.49
Venció la barrera que existía en contra del nombramiento de judíos para el puesto gracias a una pragmática
conversión al catolicismo en febrero de 1897.50 Dos meses después fue nombrado en el Hofoper,
provisionalmente como director de personal con el título de maestro de capilla.51
Viena (1897-1907)
El 8 de octubre Mahler fue nombrado oficialmente para suceder a Jahn como director del Hofoper.58 nota 3
Su primera producción en su nuevo puesto fue la ópera nacionalista checa Dalibor de Smetana, con un
final reconstruido que mantenía vivo al héroe Dalibor. Esta producción provocó la ira entre los nacionalistas
alemanes de Viena más extremistas, que acusaron a Mahler de «fraternizar con la antidinástica e inferior
nación checa».59 Durante su mandato, Mahler introdujo un total de 33 nuevas óperas en el Hofoper; otras
55 producciones fueron renovadas.60 Sin embargo, los censores vieneses rechazaron el propósito para
representar la controvertida ópera de Richard Strauss Salomé en 1905.61
A comienzos de 1902 Mahler conoció a Alfred Roller, un artista y diseñador asociado al movimiento de la
Secesión de Viena. Un año después Mahler lo nombró escenógrafo jefe del Hofoper. El debut de Roller fue
una nueva producción de Tristán e Isolde.62 nota 4 La colaboración entre ambos creó más de veinte
producciones célebres, entre las que se encuentran las óperas Fidelio de Beethoven, Ifigenia en Áulide de
Gluck y Las bodas de Figaro de Mozart.60 64 En la producción de esta, Mahler ofendió a algunos puristas
al añadir y componer una escena recitativa corta en el tercer acto.65
A pesar de sus numerosos éxitos teatrales, los años de Mahler en Viena rara vez fueron tranquilos; sus
batallas con los cantantes y la administración del teatro fueron apareciendo de manera intermitente durante
todo su mandato. Aunque sus métodos mejoraron el nivel, su estilo histriónico y dictatorial de dirigir
provocaron el resentimiento por igual de los miembros de la orquesta y los cantantes.66 En diciembre de
1903 se enfrentó a una revuelta de tramoyistas, cuyas demandas por unas mejores condiciones rechazó
porque creía que los extremistas estaban manipulando al personal.67 La facción antisemita de la sociedad
vienesa, opuesta durante mucho tiempo al nombramiento de Mahler, continuó atacándolo sin descanso y en
1907 emprendieron una campaña en la prensa destinada a expulsarlo.68 En esa época tenía discrepancias
con la administración del teatro por la cantidad de tiempo que dedicaba a su propia música, y estaba
preparado para marcharse.64 A comienzos de 1907 inició conversaciones con Heinrich Conried, director
del Metropolitan Opera House, y en junio firmó el contrato, en términos muy favorables, para dirigir en
Nueva York durante cuatro temporadas.68 Al final del verano presentó su dimisión en el Hofoper y el 15
de octubre dirigió Fidelio, su representación número 648 allí. En diez años, Mahler había dado una nueva
vida al teatro de ópera y saneado sus cuentas,69 pero hizo pocos amigos (se decía que trataba a sus
músicos como un domador de leones trata a sus animales).70 Su mensaje de despedida a la compañía, que
dejó en un tablón de anuncios, fue roto y esparcido por el suelo.71 Después de dirigir la orquesta del
Hofoper en un concierto de despedida con una representación de su Segunda Sinfonía el 24 de noviembre,
Mahler se marchó de Viena hacia Nueva York a principios de diciembre.72 73
Conciertos filarmónicos
Su doble empleo en Viena absorbió inicialmente todo su tiempo y energía, pero en 1899 había vuelto a
componer. Los restantes años en la ciudad fueron particularmente fructíferos. Mientras trabajaba en el
último de sus Des Knaben Wunderhorn comenzó su Cuarta Sinfonía, que completó en 1900.79 En esa
época había abandonado la cabaña en la que componía en Steinbach y había adquirido otra, en Maiernigg a
las orillas del Wörthersee en Carintia, donde posteriormente construyó una villa.80 En este nuevo
emplazamiento comenzó lo que se considera en general como su periodo compositivo «medio» o post-
Wunderhorn.81 Entre 1901 y 1904 escribió diez arreglos de poemas de Friedrich Rückert, cinco de los
cuales recopiló como Rückert-Lieder.nota 6 Los otros cinco formaron el ciclo de canciones
Kindertotenlieder (Canciones a los niños muertos). La trilogía de sinfonías orquestales, la Quinta, la Sexta
y la Séptima las compuso en Maiernigg entre 1901 y 1905, y la Octava en 1906, en ocho semanas de
actividad frenética.64 83
En ese mismo periodo se comenzaron a interpretar sus obras con
creciente frecuencia. En abril de 1899 dirigió el estreno en Viena de
su Segunda Sinfonía. El 17 de febrero de 1901 tuvo lugar la
primera representación pública de Das klagende Lied, en la forma
revisada en dos movimientos. Posteriormente, en noviembre de ese
año, dirigió el estreno de su Cuarta Sinfonía en Múnich y estuvo en
la tribuna de la primera representación completa de su Tercera
Sinfonía en el festival Allgemeiner Deutscher Musikverein de
Krefeld el 9 de junio de 1902. Entonces, las «primeras noches» de
La segunda casita de composición Mahler se convirtieron en eventos musicales cada vez más
de Mahler, en Maiernigg (cerca de frecuentes; dirigió la primera representación de sus sinfonías Quinta
Klagenfurt), en las orillas del lago y Sexta en Colonia y Essen respectivamente, en 1904 y 1906. Se
Wörthersee en Carintia. presentaron cuatro de los Rückert Lieder y Kindertotenlieder en
Viena el 29 de enero de 1905.55 64
Nueva York
De vuelta a Europa en el verano de 1909, Mahler trabajó en su Novena Sinfonía e hizo una gira dirigiendo
por los Países Bajos.93 La temporada 1909-1910 de la Filarmónica de Nueva York fue larga y agotadora.
Mahler ensayó y dirigió cuarenta y seis conciertos, pero sus programas fueron con frecuencia muy
exigentes para el gusto popular. Su propia Primera Sinfonía, estrenada en Estados Unidos el 16 de
diciembre de 1909, fue una de las piezas que no conectó con la crítica y el público, y la temporada acabó
con grandes pérdidas económicas.102 El punto culminante del verano de 1910 de Mahler fue la primera
representación de la Octava Sinfonía en Múnich el 12 de septiembre, la última de sus obras estrenada en
vida. La ocasión fue un triunfo (según su biógrafo Robert Carr, «seguramente su mayor éxito en
vida»),103 pero estuvo ensombrecida por el descubrimiento del compositor, después del evento, de que
Alma había comenzado una relación con el joven arquitecto Walter Gropius. Muy angustiado, el
compositor buscó el consejo de Sigmund Freud y pareció obtener algún consuelo del psicoanalista. Alma
estuvo de acuerdo en permanecer junto a Mahler, aunque la relación con Gropius continuó de forma
clandestina. En señal de amor, Mahler le dedicó su Octava Sinfonía.64 93
Enfermedad y fallecimiento
El 22 de mayo de 1911, cuatro días después de su fallecimiento, Mahler fue enterrado en el cementerio de
Grinzing como había pedido. Alma, siguiendo las indicaciones de los doctores, se ausentó, pero entre los
asistentes al funeral, realizado con relativa poca pompa, estuvieron Arnold Schönberg (cuya corona
describía al compositor como «el santo Gustav Mahler»), Bruno Walter, Alfred Roller, el pintor Gustav
Klimt y representantes de muchos de los grandes teatros de ópera europeos.109
Obra
Véase también: Anexo:Composiciones de Gustav Mahler
Romanticismo tardío
Mahler fue un «romántico tardío» o postromántico, que forma parte de un ideal que puso a la música
clásica austro-germana en un plano más alto que otros tipos, empleando su visión espiritual particular y su
propia idea filosófica.117 Fue uno de los últimos destacados compositores de la línea que incluye, entre
otros, a Beethoven, Schubert, Liszt, Wagner, Bruckner y Brahms.22 118 De estos antecedentes, Mahler
incorporó muchos de los rasgos que caracterizarían su música. Así, de la Novena Sinfonía de Beethoven
tomó la idea de usar solistas y un coro en el género sinfónico. De Beethoven, Liszt y (a partir de una
tradición musical diferente) Berlioz, proviene el concepto de escribir música con una narrativa inherente o
«programa» y de ruptura con el formato tradicional de la sinfonía de cuatro movimientos. Los ejemplos de
Wagner y Bruckner animaron a Mahler a ampliar la escala de sus obras sinfónicas más allá de los
estándares aceptados anteriormente, para abarcar todo un mundo de sentimientos.117 118
Algunos críticos mantienen que la asunción por parte de Mahler de diferentes estilos para adaptarse a
diferentes expresiones de sentimiento significaba que carecía de un estilo propio. Cooke, por su parte,
afirma que Mahler «compensó los préstamos a través de la impronta de su [propia] personalidad en
prácticamente todas las notas» para producir música de «originalidad excepcional».119 El crítico musical
Harold Schonberg ve la esencia de la música de Mahler en el tema de la lucha, en la tradición de
Beethoven; sin embargo, para Schonberg, las luchas de Beethoven fueron las de «un héroe indomable y
triunfal», mientras que las de Mahler son las de «un débil psíquico, un adolescente que se queja [...]
disfrutando de su miseria, queriendo que todo el mundo vea cómo está sufriendo».120 Schonberg reconoce
que la mayoría de las sinfonías contienen secciones en las que el Mahler «pensador profundo» es superado
por el esplendor del Mahler músico.121 Para Burkholder, supo encontrar modos de profundizar en los
elementos heredados y crear una música que era reconocible y asimismo radicalmente nueva. También
considera que tanto Mahler como Johann Strauss hijo y Claude Debussy forman parte de esa primera
generación de compositores modernos que buscaron un estilo personal asimilando lo útil del pasado,
combinando algunos elementos del siglo XIX con las nuevas sensibilidades del siglo XX. Quizás por ello se
ha convertido en una música tan popular para los oyentes.122
El hecho de que estuviese firmemente asentado en la tradición anterior centroeuropea, no significa que
estuviese acomodado a la escala wagneriana, sino que expresó una gran variedad de nuevas ideas
musicales. Esta expansión de recursos es característica también de otros compositores de esta última fase
romántica.123 Así, los vínculos con la tradición romántica no coartan la inventiva de Mahler apareciendo
en su música momentos sumamente irracionales, decadentes o místicos donde se produce una revisión del
lenguaje musical. En muchos aspectos, ello suponía el agotamiento del romanticismo, pero también supuso
un referente para la nueva generación de músicos vieneses apasionadamente modernistas. Sirva como
ejemplo su fuerte vinculación con Arnold Schönberg, que le dedicó su Tratado de armonía en 1911: «Este
libro está dedicado a la memoria de Gustav Mahler. La dedicatoria [...] trataba de expresar la veneración
que siento por sus inmortales composiciones, mostrando que tales obras, ignoradas por los músicos
academicistas y a menudo despreciadas, son por el contrario adoradas por quien, quizás, no es del todo
ignorante».124 Para Sadie, su enorme influencia en la generación posterior de compositores supuso la
ampliación del marco de la sinfonía romántica.123
Deryck Cooke y otros analistas han dividido la producción del compositor de Mahler en tres fases distintas:
un largo «primer periodo», que se extiende desde Das klagende Lied en 1880 hasta el final de la fase Des
Knaben Wunderhorn en 1901; un «periodo medio» de composición más concentrada que finaliza con la
marcha de Mahler a Nueva York en 1907; y un breve «último periodo» de obras elegíacas antes de su
muerte en 1911.125
Las principales obras del primer periodo son sus cuatro primeras sinfonías, el ciclo de canciones Lieder
eines fahrenden Gesellen varias colecciones de canciones entre las que predominan las canciones
Wunderhorn.31 En este periodo, las canciones y sinfonías están estrechamente relacionadas y las obras
sinfónicas son programáticas. Inicialmente Mahler dio programas descriptivos completos a sus tres
sinfonías, que más tarde rechazó. Ideó, pero no publicó, los títulos para cada uno de los movimientos de su
Cuarta Sinfonía. El crítico musical alemán Paul Bekker conjeturó de estos títulos un programa en el que la
Muerte aparece en el Scherzo «en la amistosa y legendaria apariencia del violinista tentando a su rebaño a
seguirlo fuera de este mundo».126
El periodo medio cuenta con un tríptico de sinfonías puramente instrumentales (Quinta, Sexta y Séptima),
los Rückert-Lieder y los Kindertotenlieder, dos arreglos finales de los Wunderhorn y, según la opinión de
algunos, la última gran declaración afirmativa de Mahler, la coral Octava Sinfonía.81 Cooke cree que la
Octava se mantiene por sí misma, entre el periodo medio y el final.127 Mahler ya había abandonado todos
los programas explícitos y títulos descriptivos; quería escribir música «absoluta» que hablara por sí
misma.128 Cooke se refiere a «una nueva orquestación dura como el granito» en las sinfonías del periodo
medio,81 mientras que las canciones perdieron la mayor parte de su carácter folclórico y dejó abandonar
las sinfonías tan explícitamente como antes.129
Las obras del breve período final —Das Lied von der Erde y las Sinfonías Novena y Décima (incompleta)
— son expresiones de la experiencia personal, como el propio compositor enfrentado a la muerte.130
Todas las piezas terminan en silencio, lo que significa que la aspiración ha dado paso a la resignación.121
Cooke considera estas obras como una deseada (que no es amarga) despedida a la vida.131 El compositor
Alban Berg llama la Novena «la cosa más maravillosa que Mahler escribió jamás».130 Ninguna de estas
últimas obras se representaron durante la vida del compositor.132
La voz en la orquesta
Excepto en sus obras de juventud, de las cuales pocas han sobrevivido, Mahler sólo compuso canciones y
sinfonías con una interrelación compleja y cerrada entre ambos géneros.nota 9 Donald Mitchell escribe que
esta interacción es el telón de fondo contra el que toda la música del compositor puede ser considerado.133
La conexión inicial entre canción y sinfonía tuvo lugar con el ciclo de canciones Lieder eines fahrenden
Gesellen y la Primera Sinfonía. Aunque esta evidencia inicial de creación cruzada es importante, es durante
la fase extendida del Wunderhorn, en la que compuso sus Segunda, Tercera y Cuarta Sinfonías, cuando los
géneros de la canción y la sinfonía se entremezclaron constantemente. Temas de la canción Wunderhorn
«Das himmlische Leben» («La vida celestial»), compuesta en 1892, se convirtió en elemento clave en la
Tercera Sinfonía, completada en 1896; la canción por sí misma forma el «Finale» de la Cuarta (1900) y su
melodía es central a toda la composición.134 Para la Segunda Sinfonía, escrita entre 1888 y 1894, Mahler
trabajó simultáneamente en las canciones Wunderhorn, «Des Antonius von Padua Fischpredigt» («El
sermón de San Antonio de Padua a los peces») y en el «Scherzo» sobre la base de lo que se convirtió en el
tercer movimiento de la sinfonía.135 Otro arreglo Wunderhorn de 1892, «Urlicht» («Luz fundamental»), se
usa en el cuarto y penúltimo movimiento de la Segunda.136
En sus periodos medio y último, la relación canción-sinfonía es menos directa.129 Sin embargo, el
musicólogo Donald Mitchell señala las relaciones específicas entre las canciones del periodo medio y sus
sinfonías contemporáneas —la segunda canción Kindertotenlieder y el «Adagietto» de la Primera Sinfonía,
la última canción Kindertotenlieder y el finale de la Sexta Sinfonía.137 138 Su última obra emplea fuerzas
vocales y orquestales, Das Lied von der Erde, es una sinfonía en todo excepto el nombre —Mitchell la
categoriza como una «canción y sinfonía».129
Son diez las sinfonías de su catálogo, si bien la última (Décima Sinfonía) quedó inacabada a su muerte. De
ellas, las números 2, 3, 4 y 8 —la que le concedió en vida el único sonado triunfo en su estreno— incluyen
la voz humana, amplificando hasta extremas consecuencias el complejo modelo coral de Beethoven en la
última parte de su Novena Sinfonía.
También deben mencionarse las transcripciones para piano de sus obras (a cuatro manos y dos pianos).
Bruno Walter hizo una para cuatro manos de la Segunda Sinfonía; el pianista August Stradal realizó otra
transcripción de la Quinta para dos pianos. De la misma forma, el pianista y musicólogo austríaco Erwin
Ratz transcribió el «Adagio» de la Décima Sinfonía para dos pianos.139
Estilo
La unión de canción y forma sinfónica en la música de Mahler es, desde el punto de vista de Cooke,
orgánico. «Sus canciones florecen naturalmente en movimientos sinfónicos, teniendo ya molde
sinfónico».140
Para Sibelius, Mahler expresaba la creencia de que «la sinfonía debe ser como el mundo. Debe abarcarlo
todo».141 Fiel a esta creencia, Mahler obtuvo material de diversas fuentes para sus canciones y obras
sinfónicas: cantos de pájaros y cencerros de vaca para evocar la naturaleza y el campo, fanfarria de clarines,
melodías callejeras y danzas nacionales para recordar el mundo perdido de su infancia. Los problemas de la
vida se representan en estados de ánimo extremos: el anhelo de realización personal lo interpreta por el
incremento de melodías y armonías cromáticas, mientras que el sufrimiento y la desesperación son
representados musicalmente por medio de la disonancia, la distorsión y lo grotesco. Además una de las
particularidades de Mahler: la intrusión de la banalidad y el absurdo en momentos de profunda seriedad.
Por ejemplo en el segundo movimiento de la Quinta Sinfonía, cuando una melodía popular trivial de
repente corta una solemne marcha fúnebre. La melodía trivial pronto cambia su carácter y de pronto se
perfila como una de las majestuosas corales de Bruckner que Mahler utiliza para significar la esperanza y la
resolución de conflictos.142 El propio Mahler reconoce esta idiosincrasia en su obra, denominando al
Scherzo de la Tercera Sinfonía «la más absurda y al mismo tiempo, más trágica pieza que jamás haya
existido... Es como si toda la naturaleza estuviera haciendo muecas y sacando la lengua».143
Cooke afirma que los múltiples estados de ánimo musicales los consigue por medio de una «increíble
orquestación» de Mahler que, desde su punto de vista, desafía el análisis: «habla por sí mismo».144
Franklin lista las características específicas que son básicas en el estilo de Mahler: extremos de volumen, el
uso de conjuntos fuera del escenario, arreglos poco convencionales para el elenco orquestal, frecuentes
recursos de música popular y formas de danza tales como el ländler y el vals.117 El musicólogo Vladimír
Karbusický mantiene que las raíces judías del compositor tuvo posteriores efectos en su producción
creativa; estable con exactitud la parte central del tercer movimiento de la Primera Sinfonía como la música
más característicamente «Yidis» en la obra del compositor.145 El periodista y compositor checo Max Brod
también ha identificado melodías y ritmos judíos en la música de Mahler.146
Un mecanismo técnico muy usado por Mahler es el de la «tonalidad progresiva», que Deryck Cooke
describe como «el procedimiento de resolver el conflicto sinfónico en una tonalidad diferente a la que
empezó»144 y que es usada con frecuencia «para simbolizar la gradual ascendencia de un valor de
progreso desde una tonalidad a otra durante el desarrollo de una sinfonía».147 Esta técnica fue usada
también por su contemporáneo Carl Nielsen. La primera vez que Mahler usó este recurso fue en una de sus
primeras canciones, «Erinnerung» («Memoria»), y posteriormente fue usado de forma libre en sus
sinfonías. Por ejemplo, la tonalidad predominante de la Primera Sinfonía es re mayor; al comienzo del
«Finale» el movimiento «conflicto», la tonalidad cambia a fa menor y sólo después de una larga batalla
regresa a re, cerca del final. La Segunda Sinfonía comienza en do menor y acaba en mi ♭ .144 Los
movimientos de la Quinta Sinfonía progresa sucesivamente desde do♯ menor a la menor, luego re mayor, fa
mayor y, finalmente, re mayor.128 La Sexta Sinfonía, inusualmente para Mahler, comienza y termina en la
misma tonalidad, la menor, significando que en este caso el conflicto no está resuelto.148
Durante su vida, Mahler tuvo un amplio reconocimiento por su faceta como director de orquesta,
principalmente durante su periodo al mando de la orquesta del Hofoper, entre 1897 y 1907. Dicho
reconocimiento superó incluso al obtenido por su labor como compositor, debido a la falta de comprensión
por parte del público que sufrieron sus obras.149
El objetivo de Mahler era conseguir la unidad total de la representación, en la que tanto la partitura como la
escena se influían de forma recíproca. Mahler se dio cuenta de que no era suficiente la fusión entre acción
dramática y música para conseguir su ansiada unidad, ya que tanto la decoración, como el vestuario y la
iluminación también debían alcanzar un grado de perfección similar. Trabajó con el pintor Alfred Roller
con el objetivo de conseguir ese ideal de unidad en las representaciones operísticas. Hasta ese momento, la
práctica habitual era mostrar la decoración, el vestuario y la iluminación como un vehículo para satisfacer a
un público medianamente culto y que servía como complemento al conjunto de la representación. La
iluminación fue más eficaz debido a la introducción de decorados
con tres dimensiones, a la vez que era parte fundamental de la
representación como elemento capaz de aumentar la potencia de
sugestión del drama y de la música.150
Los enfrentamientos con los cantantes y miembros de la orquesta fueron habituales, debido a la «brusca
impulsividad» en la forma de dirigir de Mahler152 y a su estilo histriónico y dictatorial.66 Entre ellos,
despertaba una «ferviente admiración» y rechazo a partes iguales.152 Era más exigente cuando trabajaba
con artistas mejor dotados y cuando eran menos talentosos solía emplear métodos más suaves para obtener
lo mejor de ellos. En los ensayos, Mahler no se regía por normas fijas sino que se guiaba por su intuición e
instinto.150
Solía representar obras de compositores entre los que se encontraban Richard Wagner, Ludwig van
Beethoven, Franz Schubert, Johann Strauss, Piotr Ilich Chaikovski, Wolfgang Amadeus Mozart o Felix
Mendelssohn. También dirigió ocasionalmente óperas de Bedřich Smetana y la Canción Heroica de
Antonín Dvořák.153
Legado
Consolidación en el repertorio
La respuesta habitual a las nuevas sinfonías de Mahler era una mezcla de entusiasmo, consternación y
desprecio crítico, aunque las canciones fueron mejor recibidas.159 Después de que su Cuarta y Quinta
Sinfonías no consiguieran la aprobación del público en general, Mahler estaba convencido de que su Sexta
Sinfonía tendría éxito finalmente.160 Sin embargo, su aceptación estuvo dominada por los comentarios
satíricos sobre los efectos de percusión poco convencional de Mahler —el uso de un mazo de madera,
varillas de abedul y un bombo cuadrado enorme.161 El crítico vienés Heinrich Reinhardt desestimó la
sinfonía como «¡Metal, mucho metal, increíblemente mucho metal! ¡Incluso más metal, nada pero
metal!».162 La única representación que fue un triunfo rotundo mientras Mahler vivió fue el estreno de la
Octava Sinfonía en Múnich el 12 de septiembre de 1910, anunciada por sus promotores como «Sinfonía de
los Mil».nota 10 Cuando finalizó, hubo aplausos y ovaciones durante media hora.103
Las representaciones de las obras de Mahler fueron cada vez menos frecuentes después de su muerte. En
los Países Bajos, el apoyo de Willem Mengelberg aseguró que Mahler se mantuviera popular allí y el
compromiso de Mengelberg con la Filarmónica de Nueva York desde 1922 hasta 1928 llevó las obras del
compositor regularmente al público estadounidense.154 Sin embargo, muchas reacciones críticas
estadounidenses fueron negativas en la década de 1920, a pesar del enérgico esfuerzo del joven compositor
Aaron Copland por presentar a Mahler como progresista, treinta años adelantado a su tiempo e
infinitamente más original que Richard Strauss.164 Anteriormente, en 1916, Leopold Stokowski había
realizado el estreno estadounidense de la Octava Sinfonía y Das Lied von der Erde en Filadelfia. La
representación de la Octava fue un éxito sensacional que llevó a la obra inmediatamente a Nueva York,
donde fue un nuevo triunfo.163 En Inglaterra, la Hallé Orchestra llevó Das Lied y la Novena Sifonía a
Manchester en 1931; Henry Wood escenificó la Octava en Londres en 1930 y otra vez en 1938 cuando el
joven Benjamin Britten encontró a la representación «execrable» pero, sin embargo, estaba impresionado
por la música.165 En general, durante este periodo los críticos británicos trataron a Mahler con
condescendencia y débiles elogios. Así Dyneley Hussey escribió en 1934 que aunque «las canciones de
niños» eran estupendas, las sinfonías se debían dejar pasar.166 El compositor y director Julius Harrison
describió las sinfonías de Mahler como «interesantes a veces pero trabajosamente elaboradas» y como con
falta de chispa creativa.167 George Bernard Shaw, en su faceta
como crítico musical, pensaba que el público musical de la década
de 1930 encontraba a Mahler (y Bruckner) «una cara segunda
clase».168
Renacimiento moderno
Según el compositor estadounidense David Schiff, su compatriota Leonard Bernstein solía insinuar que él
había rescatado sin ayuda a Mahler del olvido en 1960, después de 50 años de abandono. Schiff apunta que
tal olvido fue sólo relativo —mucho menor que el desprecio a Bach en los años después de su muerte.
Aunque Bernstein dio mayor impulso al renacimiento de Mahler, este estaba bien avanzado antes de 1960,
sostenido por directores como Stokowski, Dimitri Mitropoulos, John Barbirolli, Maurice Abravanel y por
Aaron Copland.171
Deryck Cooke sostiene que la popularidad de Mahler se intensificó cuando surgió una nueva generación de
amantes de su música después de la Segunda Guerra Mundial, no contaminada por «las anticuadas
polémicas de anti-romanticismo», que habían afectado a la reputación de Mahler en los años del período de
entreguerras. En esta época más liberada, el entusiasmo por Mahler se amplió incluso a lugares como
España, Francia o Italia, que durante mucho tiempo se resistieron a él.172 La explicación de Robert Carr
sobre el renacimiento de Mahler en 1950 es más simple, ya que afirma que «fueron las grabaciones de larga
duración [en la década de 1950] en lugar del Zeitgeist, que hizo posible un amplio avance. Las obras de
Mahler fueron accesible y repetible en casa».154 En los años siguientes a su centenario en 1960, Mahler se
convirtió rápidamente en uno de los compositores más interpretados y grabados y ha permanecido así. En
Gran Bretaña y otros países, señala Carr, las interpretaciones y grabaciones de Mahler han sustituido a una
relativa hambruna por un exceso de oferta, lo que ha provocado problemas de exceso de familiaridad.154
Harold Schonberg comenta que «es difícil pensar en un compositor que despierte tal lealtad», y agrega que
«una respuesta de cualquier cosa por debajo del elogio de las sinfonías de Mahler traerá [al crítico] largas
cartas furiosas de denuncia».173
En una carta a Alma con fecha del 16 de febrero de 1902, Mahler escribió, en referencia a Richard Strauss:
«mis días vendrán cuando los suyos hayan terminado. ¡Si pudiera vivir para verlo, contigo a mi lado!».174
Carr observa que podría ser concebible que Mahler viviera para ver «su día»; su casi contemporáneo
Richard Strauss sobrevivió hasta 1949, mientras que Sibelius, sólo cinco años más joven que Mahler,
falleció en 1957.175
Aparte de la integral de Bernstein otras tres se impusieron en los años setenta como referencias en las
interpretaciones del compositor. La primera fue de Rafael Kubelik al frente de la Orquesta Sinfónica de la
Radio de Baviera, que después fue mejorada por el propio director en grabaciones de interpretaciones en
vivo en los años ochenta y que continúa siendo una de las mayores referencias grabadas. Otra fue la de Sir
Georg Solti con la Orquesta Sinfónica de Chicago, con interpretaciones de estilo muy wagneriano, que
gozaran de un gran aprecio por parte de los oyentes. Y finalmente la de Bernard Haitink con su Orquesta
del Concertgebouw que también han quedado como unas interpretaciones de referencia por su fidelidad al
espíritu del compositor, especialidad de la orquesta, y la brillantez inigualable de las versiones de Haitink.
Después, en los años finales del siglo XX llegaron otras integrales de referencia. Son las de Claudio
Abbado, Lorin Maazel y Gary Bertini. La de Abaddo con la Filarmónica de Berlín, de la que era titular en
esos años, es una integral que busca la perfección formal y se basa en la gran calidad interpretativa de la
orquesta, pero estilísticamente no es muy cercana al compositor. Posteriormente, en sus últimos años,
Abbado consiguió una integral en directo con la Orquesta del Festival de Lucerna que supera a la anterior y
que tiene un aire crepuscular mucho más afín al compositor. Estas versiones se han convertido en la gran
referencia reciente de la interpretación de estas obras.
Las versiones de Lorin Maazel con la Orquesta Filarmónica de Viena, tienen la fuerza característica del
director, que entiende muy bien la alambicada estructura de estas obras y las explica al oyente como
grandes relatos musicales, con una tensión que no disminuye en ningún momento. Es una visión próxima a
la de Solti que permanece por la gran solidez de sus planteamientos musicales.
La integral de Gary Bertini con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia representa una aproximación
estilísticamente irreprochable y unas versiones impecablemente canónicas de las sinfonías y La Canción de
la Tierra.
Ya en el siglo XX, Pierre Boulez grabó casi una integral de las obras orquestales de Mahler,
fundamentalmente con la Orquesta Filarmónica de Viena y sus interpretaciones son analíticas y distantes,
presentando la música con claridad y sin apasionamiento. Así facilita la comprensión por parte del oyente,
que puede entender y sentir lo que el compositor quería transmitir. El resultado son unas interpretaciones
originales, que muestran la grandeza de las obras en su conjunto, como una construcción única, sin resaltar
detalles secundarios. Boulez decía al respecto: Mahler quiso extender los límites de la sinfonía hasta su
desaparición. O contar grandes novelas, como si fueran obras de Balzac, de Joyce o de Thomas Mann.
Con esa idea los arma y los destruye al tiempo.176
Donald Mitchell escribe que la influencia de Mahler en posteriores generaciones de compositores es «un
tema completo en sí mismo».177 Los primeros discípulos de Mahler, incluido Arnold Schönberg y sus
alumnos Alban Berg y Anton Webern, fundaron la Segunda Escuela de Viena.178 La música de Mahler
influyó el movimiento del trío desde el tonalismo progresivo a la atonalidad (música sin una tonalidad);
aunque Mahler rechazó el atonalismo, se convirtió en un feroz defensor de la originalidad audaz de la obra
de Schönberg. En el estreno del Primer cuarteto de cuerdas de este último en febrero de 1907, se informó
de que Mahler se abstuvo de atacar físicamente a los provocadores que interrumpían la audición.179 Tanto
la Serenata op. 24 (1923) de Schönberg, como Tres piezas para orquesta (1915) de Berg y Seis Piezas
(1928) de Webern tienen ecos de la Séptima Sinfonía de Mahler.180
Entre otros compositores cuya obra tiene influencia de Mahler,
Mitchell lista al estadounidense Aaron Copland, al compositor
alemán de canciones y teatro Kurt Weill,181 al italiano Luciano
Berio, al ruso Dmitri Shostakóvich y al británico Benjamin
Britten.177 En una entrevista de 1989, el pianista y director
Vladímir Áshkenazi afirmó que la conexión entre Mahler y
Shostakóvich fue «muy fuerte y evidente». Sus músicas
representaron «el individuo contra los vicios del mundo».182
Mitchell destaca de Britten el «maravillosamente entusiasta, libre e
independiente escrito por el viento en ... el primer movimiento de la
Sinfonía para violonchelo de 1963 [que] pertenece claramente a la
orden de la transparencia y la emancipación deslumbrante
instrumental a la que Mahler contribuyó en gran medida». Mitchell
concluye con la afirmación: «Incluso cuando su propia música no
sobreviviera, Mahler gozaría de una inmortalidad sustancial en la
música de estos sucesores preeminentes que han abrazado su arte y La música de Mahler influyó en su
asimilado sus técnicas».177 discípulo Arnold Schönberg,
fundador de la Segunda Escuela de
Viena. Mahler fue un feroz defensor
Órdenes de la originalidad de la música de su
alumno.
Caballero de tercera clase de la Orden imperial de la
Corona de Hierro (Imperio austrohúngaro).183 184
Comendador de la Orden de Carlos III (Reino de España, 1906)183 184
Comendador de segunda clase de la Orden de Alberto (Reino de Sajonia).183 184
Comendador de segunda clase de la Orden de Vasa (Reino de Suecia).183 184
Oficial de la Orden del Grifón (Gran Ducado de Mecklemburgo-Schwerin).183 184
Caballero de segunda clase de la Orden de la Corona de Prusia (Reino de Prusia).183 184
Caballero de tercera clase de la Orden de San Miguel de Baviera (Reino de
Baviera).183 184
Véase también
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Referencias
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Notas
1. La música de Der Trompeter von Säkkingen se ha perdido en gran parte. Un movimiento
titulado «Blumine» fue incluido en la primera versión de su Primera Sinfonía.23
2. Mahler pudo haber llegado a conocer esta colección con anterioridad, ya que había basado
el primero de los poemas Lieder eines fahrenden Gesellen en un texto de Des Knaben
Wunderhorn.28
3. Algunas fuentes, por ejemplo, Paul Banks en Sadie, 1980, p. 509, data el nombramiento el 8
de septiembre de 1897. Según La Grange el decreto de nombramiento de Mahler como
director tuvo lugar el 8 de octubre y fue firmado por Lord Chamberlain en nombre del
Emperador el 15 de octubre.
4. Alma Schindler, la futura esposa de Mahler, afirmó que Mahler había introducido a Roller en
la casa de su padre en enero de 1902. Sin embargo, hay alguna evidencia de que Roller
había trabajado en diseños para el Hofoper tan pronto como enero de 1901.63
5. Los conciertos de suscripción fueron un programa anual de conciertos orquestales,
representados por la Orquesta Filarmónica de Viena que agrupaba a la élite de
instrumentistas del Hofoper. Por tanto, Mahler era ya conocido entre los intérpretes antes de
comenzar sus obligaciones como director de conciertos.74
6. Uno de los poemas de Rückert, Liebst du um Schönheit, estuvo perdido sin orquestación
hasta que fue encontrado por un músico de Leipzig, Max Puttmann. La canción se interpreta
habitualmente junto a las otras.82
7. Véase, por ejemplo, las cartas a Alma enviadas desde Múnich en 1910, la última de las
cuales comienza así: «¡Mi amada, locamente amada Almschili! Créeme, ¡estoy enfermo de
amor!»91 Sin embargo el biógrafo Robert Carr destaca la forma en la que Alma editó y
seleccionó las cartas que publicó en su libro Memories and Letters publicado en 1940.92
8. Se ha utilizado el término «Problema Alma» para referirse a las dificultades que las
distorsiones de Alma han creado a historiadores posteriores. Jonathan Carr escribe:
[B]it by bit, more about Alma has emerged to cast still graver doubt on her
published work ... Letters from Mahler to her have come to light in a more
complete form than she chose to reveal. It is now plain that Alma did not just
make chance mistakes and see things 'through her own eyes'. She doctored the
record.
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Musicales (IMSLP) (en inglés).
The International Gustav Mahler Society (http://www.gustav-mahler.org) en inglés y alemán
Música (https://musopen.org/music/composer/gustav-mahler/) y partituras (https://musopen.o
rg/sheetmusic/composer/gustav-mahler/) de dominio público en Musopen (https://musopen.
org/)
Página Web dedicada a Gustav Mahler en español (http://www.gustav-mahler.es)
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