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Alejandro González Márquez

Teología Pastoral

Recensión sobre el capítulo “Nuevos tiempos de evangelización


¿Por qué ahora?” del libro Evangelizar de Fernando Sebastián
Aguilar.
El presente capítulo trata de abordar la contextualización histórica de la crisis
cristiana en la que está inmersa España.
Según su acertado análisis, la Iglesia en España ha llegado a un punto de no
retorno por tres motivos fundamentales:
 La ruptura de los canales ordinarios de trasmisión de la fe a las nuevas
generaciones.
 El ambiente cultural y las instituciones civiles se han vuelto hostiles
religiosamente hablando.
 Los cuarenta años de proteccionismo del estado confesional han debilitado la
fe de los católicos aumentando el rechazo y crítica a la Iglesia.

Pero empecemos esta recensión por el final o más bien por los resultados. El
autor tras recorrer rápidamente la historia de los últimos años en España y en especial
detenerse en los resultados de los años de la dictadura sentencia : “ Los cuarenta años
de proteccionismo político no nos ayudaron a conservar la firmeza y la generosidad de
los viejos tiempos”. Esta frase la utiliza tras haber analizado las relaciones entre fe y
cultura. Esta relación la podemos considerar perfectamente como un arma de doble
filo, ya que si bien es cierto que la fe crea cultura, la simple presencia de esta última no
supone una seguridad de la trasmisión de la primera. El estado confesional en el que
vivía España ha tenido como consecuencia un enfriamiento de la fe, un cristianismo
meramente sociológico, desprovisto de toda vivencia personal de la fe, que interpele al
hombre y le haga cambiar de vida, y al hacerlo vaya creando alrededor de él unas
costumbres, una vida moral, unas normas de comportamiento social nacidas del
encuentro con Cristo. Pero si todo lo ultimo no se da, esta cultura se vive como ajena,
externa, incluso impuesta y opresiva. Ahora solo faltaría un toque de “ideología
liberalizante”, para que la Iglesia “opresora” se convierta en el centro del rechazo y la
negación.
El autor, pese al panorama desalentador, tiene esperanza en que este sistema
ideologizante, impuesto por la fuerza ,del “respeto” y la tolerancia absolutas, en el que
se legitima el intervencionismo intrusista político en aras de la libertad, caerá por su
propio peso en cuanto la sociedad se de cuenta del engaño manipulativo e
intervencionista que sufre por parte de los gobernantes.
Frente a las posturas que ya están tomando ciertos sectores de la Iglesia, se
juzgan como ineficaces y contrarios a la fe verdadera, tanto la postura concordista, que
trataría de diluir el mensaje evangélico , su verdad y por tanto sus implicaciones
morales en orden a favorecer un acercamiento de posturas más neutrales y por tanto
aceptables por los nuevos parámetros de verdad impuestos por la nueva cultura, como
la parte más intransigente que por no querer “contaminarse” de las nuevas corrientes
de pensamiento, proponen como solución el recluimiento y la filosofía de la cerrazón.
Ambas posturas en realidad son infieles al mensaje evangélico, unos por laxos y los
otros por faltar al cumplimiento de las palabras del Maestro “Id al mundo entero y
proclamad el evangelio”.
Alejandro González Márquez
Teología Pastoral
Juan Pablo II escribía en Ecclesia in Europa n.7. “la fe cristiana requiere una
legitimación social que no es indiscutible ni puede darse por descontada”. Y quizás
según el autor esa sea la primera de las causas que nos han llevado a este punto . El
haber dado la fe por supuesta, el no habernos esforzado en mantener viva la
transmisión de la fe. En haber vivido durante años dando por sentado que había fe, y
han pasado generaciones y generaciones que la única educación que han recibido han
sido las catequesis “homologadas” para recibir los sacramentos, y se han dejado llevar
por el impulso social, cumpliendo con el precepto dominical y poco más. Por ejemplo,
el autor se sitúa en la autocrítica al hablar de uno de los causantes de la sexualización
de la sociedad, entonando el mea culpa con respecto a la ausente educación de la
castidad. Hemos dado muchas cosas por sentadas.
También a este respecto, Fernando Sebastián traerá a colación una frase de
Benedicto XVI: “Con frecuencia nos preocupamos afanosamente por las consecuencias
sociales, culturales y políticas de la fe, dando por descontado que hay fe, lo cual es
cada vez menos realista… La resurrección de Jesús nos asegura de que ningún poder
adverso podrá jamás destruir la Iglesia. Así pues, nuestra fe tiene fundamento, pero
hace falta que esta fe se haga vida en cada uno de nosotros”
Es justamente esta frase de Benedicto con la que termina el capítulo, un
resumen de nuestra esperanza. Pues esta no es otra que la promesa del mismo Cristo
de que las fuerzas del mal no prevalecerán sobre la Iglesia. Pero a la vez es un grito
potente a despertar del sueño de la cultura cristiana en que hemos estado inmersos, y
a comenzar a darnos cuenta de la urgencia de la misión. La Iglesia o es misionera o no
es Iglesia. Tenemos ante nosotros un nuevo reto. Un nuevo comienzo. Es la ventaja de
la descristianización, que poco a poco tendremos sujetos a los que el Evangelio se les
presente como algo totalmente novedoso, y quizás ya libres de prejuicios políticos-
ideológicos.
Pero para ello tiene que quedar un resto, el resto de Israel, un resto fiel, que
tras vivir el encuentro con el resucitado, salga a las calles a anunciarlo. La Iglesia o es
misionera o no es Iglesia. Es la tarea pendiente, la Nueva Evangelización.

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