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EL INFORME CRIMINOLÓGICO COMO HERRAMIENTA DE

APOYO A LA INVESTIGACIÓN CRIMINALÍSTICA∗


Com. Ps. Rodrigo Torres Vicent - PDI

Fundamentos de criminología aplicada a la investigación criminal

El Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones de Chile desarrolla desde


antes de denominarse como tal, en 1991, un tipo de estudio particular orientado a ofrecer
una mirada interdisciplinaria de hechos policiales, de particular interés para la justicia, en
orden a facilitar tanto a jueces como policías, la comprensión criminodinámica de eventos
delictivos, conjugando para ello el acervo criminalístico con las ciencias sociales.

No resulta azaroso que este tipo de análisis se denomine “criminológico”, puesto que
hasta hace muy poco aún se comprendía por criminología una ciencia interdisciplinaria
resultante de la intersección de diversas disciplinas científicas, tales como el derecho, la
psicología, la medicina legal, la antropología, la psiquiatría, la sociología, entre otras. Su
objeto de estudio original estaba compuesto por la delincuencia como fenómeno social, el
delito como acción individual, los delincuentes en tanto actores, las víctimas como sujetos
de delitos y, los sistemas de control como reacción frente al delito (García Pablos, 1994).

Sin embargo, siguiendo a Garrido y cols. (1999), asumir tal multiplicidad de objetos y
visiones diluye en cierta medida el estatuto científico propio de la criminología. Se
propone entonces a esta ciencia como aquella que estudia el comportamiento delictivo y
la reacción social frente al mismo. De acuerdo a tal definición, se propone la criminología
como un cruce de caminos en el que convergen ciertas conductas humanas –los delitos-
y ciertas reacciones sociales; siendo los restantes elementos –delincuencia, delincuentes,
víctimas- componentes analíticos o áreas de estudio. Así, el espacio científico de la
criminología se ubica dentro del plano que proyectan los vectores “comportamientos
delictivos” y “reacción social”.

Delitos

Conductas antisociales

Factores facilitadores
Comportamientos
delictivos

Reacción
social
Control Control
social social
informal formal (justicia penal)
(familia, escuela, pares,
medios de comunicación, etc)


Artículo publicado en Revista de Estudios Policiales N° 5 Dic. 2009. Academia Superior de Estudios
Policiales – PDI; Santiago, Chile (pp. 121-131)
El espacio científico de la criminología, para estos autores, comienza con
comportamientos delictivos, no exclusivamente dados a partir de la mera tipificación
penal, sino desde todas aquellas conductas infantiles y juveniles problemáticas o
antisociales que pueden ser predictoras de posterior delincuencia; a saber: deserción
escolar, violencia infantil, fugas del hogar, maltrato a los animales, etc; así como de los
diversos factores biopsicosociales facilitadores de conductas delictivas. Desde la
dimensión reacción social, importa la magnitud, especialmente valorativa de aceptación o
rechazo de ciertos comportamientos, comenzando por el nivel informal hasta el control
social formal del estado. A partir de esta propuesta, la criminología no posee una
multiplicidad de objetos diversos –delincuencia, delito, delincuente, víctima, control social-
sino que todo se subsume a un sólo objeto, dado por la intersección de las dimensiones
referidas. Con todo, el objeto de la criminología será entonces la confluencia de
comportamientos delictivos y reacciones sociales.

Proponer todavía que la criminología es una ciencia interdisciplinaria, señalan Garrido y


cols. (ob cit), es innecesario, tanto como asumir por obvio que comparte instrumentos y
conocimientos de otras disciplinas. En los hechos, hoy en día todas las ciencias lo hacen;
v.g.: medicina antropológica, ingeniería genética, antropología física, psicología social,
psiquiatría social, etc.; o, cómo podemos entender por ejemplo un “modelo de predicción
basado en redes neuronales para la caldera de una central termoeléctrica” –investigación
publicada por la Revista del Instituto de Ingenieros de Chile en agosto de 2004-. Lo cierto
es que a partir de la evidente cooperación entre diversas disciplinas, ninguna precisa en
estos días llamarse ciencia interdisciplinaria, aunque todas en el fondo lo sean. Compartir
conceptos, instrumentos, modelos de análisis, dicen estos autores, no menoscaba la
entidad científica de la criminología, en tanto ciencia descriptiva, explicativa,
experimental, predictiva y, por sobre todo, útil para poder llevar a cabo intervenciones
sociales. La criminología intenta responder a través de la investigación empírica acerca
de factores individuales y sociales que influyen en el comportamiento delictivo, factores de
riesgo, evolución de carreras delictivas, el papel del entorno, la prevención, etc. Y
agregan estos autores:

“La criminología posee claramente una sólida entidad científica, ni menor, ni mayor que otras
ciencias sociales, con un objeto de estudio sustantivo y genuino.

En cuanto al rol de quien trabaja en criminología, se tiene la idea que al revisar el historial de
un delincuente es el criminólogo quien realiza la síntesis de los conocimientos relacionados y
elabora un informe criminológico de sus hallazgos. Si bien la integración de conocimientos
de quien trabaja en criminología es innegable, éste resulta útil allí donde se puede aplicar
alguna parte de los conocimientos de esta ciencia. De este modo, el trabajo legítimo de
quien la practica será, entre otras cuestiones:

- Investigación científica de la delincuencia, del control social y la prevención


- Investigación académica y privada
- Investigación criminalística de delitos a través de su reconstrucción
- Consejería pública o privada en materias de seguridad
- Asesoramiento a organismos gubernamentales
- Desarrollo de programas de prevención
- Planificación urbanística
- Mediación penal
- Intervención penitenciaria, etc.

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Un criminólogo se define como tal por quien sabe de criminología, y éste tiene tantos roles
como se puedan definir en función de sus conocimientos y su ejercicio profesional (pp.59-
60)”.

Bajo esta perspectiva, un informe criminológico elaborado en el Instituto de Criminología


de la PDI intenta ofrecer aproximaciones conceptuales y comprehensivas de hechos
delictivos, reconstruyéndolos conjugando conocimientos provenientes de las ciencias
criminalísticas, el quehacer psicológico, la psicología del testimonio y la investigación
policial, de modo que sus hallazgos se constituyan en un conocimiento criminológico.

Un ejercicio inaugural de esta metodología de trabajo resultó el análisis criminológico


efectuado en razón del homicidio del carpintero Juan Alegría Mundaca, ocurrido el año
1983, y cuyas conclusiones vinieron a formar parte del fallo por el que se condenó a los
autores de este crimen que durante años fue asumido como suicidio. Con el tiempo, el
análisis basado en las evidencias físicas y conductuales de un hecho y su interpretación
criminalística ha continuado prestando utilidad en la administración de justicia, sin
parcialidad, en casos altamente complejos como por ejemplo, el estudio criminológico de
las denominadas “muertes de Aysén”, cuyo texto sirvió de base para la investigación
ulterior encabezada por la entonces Presidenta de la Corte de Apelaciones de Coyhaique
(Inscrim, 2002).

A partir de nuevas metodologías de investigación más integrativas, provenientes


fundamentalmente de Europa y Estados Unidos, el Instituto de Criminología ha
comenzado a realizar otro tipo de estudios complementarios, como lo son las
evaluaciones psicológicas reconstructivas para casos de muertes indeterminadas o
equívocas; autopsias psicológicas; estudio de perfiles de delincuentes desconocidos;
estudios de modus operandi, firma y alteraciones de sitio de suceso, en delitos
especialmente complejos.

Ejemplos de criminología aplicada a la investigación de delitos hay muchos. La estructura,


profundidad y apreciaciones de un informe criminológico puede variar conforme la
naturaleza del delito y del requerimiento que se formule. No obstante, todos deben seguir
los criterios jurídicos establecidos en el Código Procesal Penal en su artículo 315
respecto de los informes de peritos, en términos de contener

a) La descripción de la persona o cosa que fuere objeto de él, del estado y modo en
que se hallare;

b) La relación circunstanciada de todas las operaciones practicadas y su resultado y,

c) Las conclusiones que, en vista de tales datos, formularen los peritos conforme a
los principios de su ciencia o reglas de su arte u oficio.

Es pertinente señalar que por definición, los informes criminológicos elaborados en el


Instituto de Criminología son antes que todo, herramientas de investigación, más que
perseguir constituirse en peritajes propiamente tales. Es decir, frente a casos complejos
que requieren una mirada comprehensiva y alternativa al enfoque tradicional de la
investigación policial, se pone en marca una estrategia metodológica propia que desde
afuera, ofrezca una mirada fresca acerca del análisis de las evidencias, de los testimonios

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o de la criminodinámica delictiva, cuyo propósito último es el de apoyar las
investigaciones orientándolas hacia potenciales nuevos cursos de acción y, ofrecer una
comprensión integral de caso. Bajo estas condiciones, el informe criminológico será
entonces útil, en primer término, para los propios investigadores, mientras que
secundariamente y habiendo méritos para ello, constituirse en una pieza más de los
elementos probatorios en un eventual juicio oral. En este último caso, la práctica
demuestra que los fiscales piden la comparecencia del profesional informante en el foro
judicial en calidad tanto de perito, como en calidad de testigo la mayor parte de las veces.

Consideraciones formales y metodológicas de los estudios criminológicos

Como ya se puede colegir, el informe criminológico es una herramienta versátil, cuya


estructura no es similar en todos los casos, pero siempre respetando los principios
jurídico de cualquier informe de peritos. En términos generales, el informe debiera
componerse de las siguientes partes:

I.- Antecedentes:

En este apartado se sitúa la demanda precisa y explícita emanada por la unidad policial o
fiscalía requirente, indicando su formalidad, el delito de que se trata, número de causa y
otros.

II.- Metodología:

Incluye las operaciones analíticas que se realizarán de los diversos elementos


disponibles, conforme la naturaleza de la petición. La metodología puede ser única para
un caso específico, p.ej.: estudio de cartas suicidas; o mixta, como en el caso de estudios
de muertes equívocas, donde por lo general se realizan análisis testimoniales, de
fenómenos lesionales, de documentación, de evidencias, etc. Para mejor comprensión,
las metodologías contempladas para distintos tipos de necesidades pueden resumirse de
la siguiente manera:

Respecto de los análisis de declaraciones, la metodología se basa en circunscribir los


acontecimientos, sus actores, el espacio relacional, físico y temporal de los hechos, desde
las distintas perspectivas, estableciendo puntos de contradicción, discrepancia,
coincidencia, consistencia y coherencia; en cuanto a sí misma –para el caso de una
persona en particular- como en relación a los demás testimonios, así como en términos
de la lógica en que se sustentas los argumentos contenidos en estos.

Respecto de fenómenos lesionales, su cotejo con la información testimonial, médica y/o


médico-legal; en orden a establecer el origen y causa de las mismas, así como su agente
provocador; valoración del tipo de agresión –expresiva o instrumental- impresa en las
lesiones, así como su criminodinámica de generación.

Respecto del modus operandi y firma, se trata de analizar el hecho delictivo intentando
extraer el patrón o patrones conductuales característicos de él o los sospechosos, así
como los posibles vínculos o asociaciones entre un caso y otros en estudio. Esto es
especialmente útil cuando se solicitan análisis de vinculación de casos.

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En caso de escritos, cartas o misivas, la metodología consiste en la extracción de
elementos formales, de contenido y semiológicos que permitan deducir aspectos del
funcionamiento psíquico del autor de las notas, la afectividad expresada en los escritos, al
tiempo que, si es posible, destacar aquellos rasgos de personalidad más predominantes y
los componentes psicopatológicos que hubiera presentes. Se aconseja que previo al
análisis de cualquier escrito, exista un peritaje documental que avale que éste
corresponde inequívocamente a la persona que se nos solicita indagar; de no existir ello,
como en el caso de impresos o escritos computacionales, hablaremos impersonalmente
de “el autor” o “la persona que las plasmó”, absteniéndonos de sindicar a una persona en
particular.

Respecto del estudio de evidencias incautadas a personas determinadas, la


metodología contempla la revisión y análisis de las especies, comunicaciones, archivos
computacionales, parafernalias, etc., en orden a rescatar material vivencial -tal como
diálogos, conversaciones, fotografías, entre otras-, que pudiese orientar los rasgos de
personalidad predominantes del sujeto de estudio, sus estilos comunicacionales,
patrones conductuales, esfera de intereses, planes futuros, aspectos motivacionales u
otros, a la luz de los hechos investigados.

Tratándose de entrevistas a testigos o de personas involucradas en hechos


delictivos, como suele ser común en casos de presuntas desgracias, la metodología
contempla una entrevista psicológica individual semiestructurada -sin aplicación de
instrumentos psicodiagnósticos, sino sólo a partir de la observación clínica; puesto que si
hubiese intervención instrumental, dejaría de ser una entrevista de apoyo a la
investigación y se transformaría en una evaluación pericial psicológica propiamente tal-,
con el objeto de determinar contenido y forma en que construye su relato, tanto sobre
aspectos neutrales de la historia vital de la persona (biográficos), como frente a los
distintos elementos asociados a la investigación; así también, la lógica en que se
sustentan los argumentos. Adicionalmente, se realiza un análisis de los antecedentes y
declaraciones del expediente, con el fin de conocer el proceso, testimonios y medios de
prueba que permitan una mejor comprensión del caso. Como observaciones, valga decir
que este procedimiento es similar al análisis de testimonios, pero se diferencia de aquél
en que el sujeto se halla disponible in situ para la entrevista; paralelamente, si bien queda
claro que no es una evaluación pericial psicológica, su estructura de informe es la misma,
pero sin el apelativo de “pericial”.

En los casos que se pida perfilar sospechosos, la metodología contempla la revisión de


informes policiales, declaraciones y peritajes, en orden a extraer elementos útiles para la
comprensión del caso, estableciendo el contexto del hecho, una caracterización
victimológica y de riesgo victimal, así como los patrones conductuales susceptibles de
desprender del sitio del suceso y la criminodinámica delictiva; todo lo cual permita
caracterizar el delito y orientar el perfil criminológico de él o los autores.

III.- Descripción del material recibido:

Bajo este título se consignan los distintos materiales que serán incorporados al estudio
criminológico, tales como: declaraciones, entrevistas personales, documentos, peritajes,
entre otros.

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IV.- Planteamiento del problema / síntesis de los hechos:

Corresponde en este apartado exponer sucintamente el origen del problema en


investigación, los acontecimientos relevantes, así como las consecuencias y efectos del
hecho. Idealmente, se resumirá el delito o los delitos describiéndolos de forma procesal,
con un inicio, un desarrollo y un final, circunscribiendo el contexto situacional y
espaciotemporal, así como los actores, de modo que se pueda presentar un resumen
global del mismo. Cuando se trata de una serie de delitos, conviene presentar una tabla
resumen cronológica.

V.- Resultados:

Bajo este apartado se ordenan los materiales objeto de estudio y se desarrollan las
observaciones pertinentes, según las descripciones metodológicas aplicadas.

A modo de representación gráfica, consideremos los contenidos sustantivos de un


informe de perfil de sospechoso en un caso de homicidio:

- Síntesis de testimonios
- Perfil victimológico
- Elementos del sitio del Suceso, evidencias y peritajes
- Elementos conductuales del autor
- Perfil del sospechoso

Usualmente, cuando se incorporan declaraciones o testimonios al estudio criminológico,


se consigna un resumen sustantivo de cada declaración prestada por cada actor, de
manera independiente y cronológica, para luego desprender un análisis conjunto de ellos,
por ejemplo, dando cuenta de las discrepancias halladas entre los mismos.

V.- Apreciaciones:

Corresponde al apartado final del informe criminológico, debiendo consignar en éste las
apreciaciones respecto del caso o delito que se investigue. Las conclusiones nunca
deben ser categóricas y deben expresarse en términos de alta, mediana o baja
posibilidad, cuidando el lenguaje y evitando fórmulas cuantitativas –p.ej.: probabilidad
de…-, ya que los análisis criminológicos no son ciencias exactas y adscriben a criterios
más bien cualitativos. En algunos casos, los resultados sólo aspirarán a ser hipótesis más
o menos fundadas. De cualquier modo, un informe criminológico no debiese concluir con
un título de “conclusiones”, toda vez que como herramientas investigativas no aspiran a
constituirse en verdades incontrastables, sino en guías de acción, siendo su valoración
final privativa de quien encomendó el estudio o un juez en la sala de audiencia.

Paralelamente, cuando se trate de proponer “hipótesis de trabajo” para orientar las


investigaciones o, se formulen “sugerencias” al requirente, estas deben agregarse como
subtítulos del apartado de apreciaciones.

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Algunos ejemplos de trabajo en criminología aplicada

Casos de connotación pública

En esta materia, el Instituto de Criminología ha intervenido en casos de alta complejidad


tales como el públicamente conocido por “Muertes en Aysén”, a partir de una serie de
veintitrés decesos sospechosos que afectó desde 1997 al año 2002 a esta pequeña
localidad de la XI Región del país, donde las víctimas eran adolescentes y adultos
jóvenes. En este trabajo se estableció un ordenamiento de los casos y se esbozaron
propuestas explicativas particulares, que luego sirvieron como base para la ulterior
investigación desarrollada por la Corte de Apelaciones de Coyhaique. A su vez, se
desarrolló un trabajo de acercamiento a la comunidad afectada, proporcionando
contención y explicaciones detalladas sobre los decesos a cada familia; todo lo cual
devino en una mitigación de la efervescencia pública y comunicacional originada,
principalmente, por la falta de comprensión del fenómeno en un nivel global, así como en
los niveles nucleares.

Otros casos de importancia en un plano más social, y no por ello menos importantes, son
los estudios de “enjambres suicidas” que afectaron las localidades de Tongoy y
Salamanca el año 2008, el primero con seis suicidios de jóvenes en pocos meses;
mientras que el segundo con ocho decesos en un breve tiempo. En ambos, se intervino a
nivel social y familiar, en medio de una gran conmoción y alarma pública, ya que ambas
localidades cuentan con una reducida población. Al igual que el modelo de decesos
seguido en Aysén, se desarrolló un estudio que además de contemplar un análisis
individual de los casos y sus precipitantes, la intervención psicosocial resultó sustantiva
para mitigar los dolores particulares y colectivos, brindando explicaciones y un
conocimiento tanto general como específico del fenómeno. Dicho sea de paso, ambos
estudios sirvieron de base para sucesivas intervenciones gubernamentales,
especialmente en los ámbitos de justicia, promoción en salud y desarrollo social.

Delitos de alta complejidad

El mes de mayo de 2007 en la ciudad de Puerto Montt, X Región, Gladys Cárdenas


Mansilla, joven de 27 años fue objeto de una agresión sexual y asesinato, siendo
encontrada en el patio posterior de una casa próxima a la suya. Luego de una extenuante
investigación que durara meses sin resultado, en junio de 2008 se requiere del Instituto de
Criminología la elaboración de un perfil del sospechoso, a partir de las características
propias del delito.

Estudiada la carpeta de investigación, pericias, informes médico-legales y testimonios, a


la vez que constituido un psicólogo-detective en el lugar de los hechos, se requirió
también, por demanda de la familia de la víctima, re-entrevistar a todos los testigos del
delito, situación que se descartó por el profesional, justificando debidamente dicha medida
ante los afectados. De forma alternativa, percatado el consultor que la investigación se
encontraba estancada más por problemas de organización del equipo de trabajo que por
falta de indicios, con el conocimiento previo y cabal del delito así como de las dificultades,
dispuso una reunión de coordinación con los investigadores donde se expuso el caso, la
información testimonial y pericial de apoyo a las mejores líneas de investigación,
emitiendo posteriormente el perfil requerido y sugiriendo también algunas orientaciones
para la misma.

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El mes de agosto del año 2008, detectives a cargo de la investigación logran la detención
de un sospechoso, cuyo perfil genético correspondía con el hallado en el cadáver de la
víctima, siendo posteriormente condenado a cadena perpetua simple.

Conclusiones

Resulta de toda justicia destacar que los informes criminológicos concebidos en el


Instituto de Criminología de la PDI no aspiran en modo alguno convertirse en piezas
infalibles e incontrastables. Baste saber por ejemplo que muchas intervenciones en la
especialidad no tienen los resultados del último ejemplo. Sin embargo, ofrecen una
mirada fresca, novedosa y comprehensiva sobre casos complejos que se encuentran
saturados y estancados.

En el mundo de la investigación criminal, algunas policías más vanguardistas


recomiendan que aquellos casos más complejos o “congelados” sean siempre sometidos
a revisiones de expertos. Como hace notar Rossmo (2006), en el Reino Unido cuando un
homicidio no se resuelve en el plazo de un año, éste debe someterse obligatoriamente a
una revisión externa. Dicha estrategia, destaca este autor, genera dos resultados: que los
detectives no dejen nada sin hacer antes de que ello suceda y, que los revisores externos
son más aptos para advertir errores y omisiones.

Desde otro ángulo, los informes sobre los cuales versa el presente artículo dicen relación
con muchas de las estrategias aplicadas en lo que se conoce como Psicología
Criminalista (Torres, 2009). Sin embargo, creemos que debemos respetar su
denominación de “informe criminológico” como una marca o sello de origen, pero sin
soslayar que, como señalan Garrido y cols. (op cit), “éste resulta útil allí donde se puede
aplicar alguna parte de los conocimientos de esta ciencia”; siendo en último termino,
precisamente, un producto que conjuga las ciencias criminalísticas, la psicología y la
investigación policial.

Referencias

García Pablos, A. (1994) La aportación de la Criminología. En: Cuadernos de


Criminología Nº 3, Instituto de Criminología PDI. Santiago

Garrido, V; Stangeland, P. y Redondo, S. (1999) Principios de Criminología. Editorial


Tirant Lo Blanch. Valencia.

Rossmo, K. (2006) Criminal investigative failures. Avoiding the pitfalls. En: FBI Law
Enforcement Bulletin, vol. 75, Nº 9 y 10. Washington.

Torres, R. (2009) Psicología Aplicada a la Investigación Criminal. Instituto de Criminología


PDI. Texto inédito.

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