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No resulta azaroso que este tipo de análisis se denomine “criminológico”, puesto que
hasta hace muy poco aún se comprendía por criminología una ciencia interdisciplinaria
resultante de la intersección de diversas disciplinas científicas, tales como el derecho, la
psicología, la medicina legal, la antropología, la psiquiatría, la sociología, entre otras. Su
objeto de estudio original estaba compuesto por la delincuencia como fenómeno social, el
delito como acción individual, los delincuentes en tanto actores, las víctimas como sujetos
de delitos y, los sistemas de control como reacción frente al delito (García Pablos, 1994).
Sin embargo, siguiendo a Garrido y cols. (1999), asumir tal multiplicidad de objetos y
visiones diluye en cierta medida el estatuto científico propio de la criminología. Se
propone entonces a esta ciencia como aquella que estudia el comportamiento delictivo y
la reacción social frente al mismo. De acuerdo a tal definición, se propone la criminología
como un cruce de caminos en el que convergen ciertas conductas humanas –los delitos-
y ciertas reacciones sociales; siendo los restantes elementos –delincuencia, delincuentes,
víctimas- componentes analíticos o áreas de estudio. Así, el espacio científico de la
criminología se ubica dentro del plano que proyectan los vectores “comportamientos
delictivos” y “reacción social”.
Delitos
Conductas antisociales
Factores facilitadores
Comportamientos
delictivos
Reacción
social
Control Control
social social
informal formal (justicia penal)
(familia, escuela, pares,
medios de comunicación, etc)
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Artículo publicado en Revista de Estudios Policiales N° 5 Dic. 2009. Academia Superior de Estudios
Policiales – PDI; Santiago, Chile (pp. 121-131)
El espacio científico de la criminología, para estos autores, comienza con
comportamientos delictivos, no exclusivamente dados a partir de la mera tipificación
penal, sino desde todas aquellas conductas infantiles y juveniles problemáticas o
antisociales que pueden ser predictoras de posterior delincuencia; a saber: deserción
escolar, violencia infantil, fugas del hogar, maltrato a los animales, etc; así como de los
diversos factores biopsicosociales facilitadores de conductas delictivas. Desde la
dimensión reacción social, importa la magnitud, especialmente valorativa de aceptación o
rechazo de ciertos comportamientos, comenzando por el nivel informal hasta el control
social formal del estado. A partir de esta propuesta, la criminología no posee una
multiplicidad de objetos diversos –delincuencia, delito, delincuente, víctima, control social-
sino que todo se subsume a un sólo objeto, dado por la intersección de las dimensiones
referidas. Con todo, el objeto de la criminología será entonces la confluencia de
comportamientos delictivos y reacciones sociales.
“La criminología posee claramente una sólida entidad científica, ni menor, ni mayor que otras
ciencias sociales, con un objeto de estudio sustantivo y genuino.
En cuanto al rol de quien trabaja en criminología, se tiene la idea que al revisar el historial de
un delincuente es el criminólogo quien realiza la síntesis de los conocimientos relacionados y
elabora un informe criminológico de sus hallazgos. Si bien la integración de conocimientos
de quien trabaja en criminología es innegable, éste resulta útil allí donde se puede aplicar
alguna parte de los conocimientos de esta ciencia. De este modo, el trabajo legítimo de
quien la practica será, entre otras cuestiones:
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Un criminólogo se define como tal por quien sabe de criminología, y éste tiene tantos roles
como se puedan definir en función de sus conocimientos y su ejercicio profesional (pp.59-
60)”.
a) La descripción de la persona o cosa que fuere objeto de él, del estado y modo en
que se hallare;
c) Las conclusiones que, en vista de tales datos, formularen los peritos conforme a
los principios de su ciencia o reglas de su arte u oficio.
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o de la criminodinámica delictiva, cuyo propósito último es el de apoyar las
investigaciones orientándolas hacia potenciales nuevos cursos de acción y, ofrecer una
comprensión integral de caso. Bajo estas condiciones, el informe criminológico será
entonces útil, en primer término, para los propios investigadores, mientras que
secundariamente y habiendo méritos para ello, constituirse en una pieza más de los
elementos probatorios en un eventual juicio oral. En este último caso, la práctica
demuestra que los fiscales piden la comparecencia del profesional informante en el foro
judicial en calidad tanto de perito, como en calidad de testigo la mayor parte de las veces.
I.- Antecedentes:
En este apartado se sitúa la demanda precisa y explícita emanada por la unidad policial o
fiscalía requirente, indicando su formalidad, el delito de que se trata, número de causa y
otros.
II.- Metodología:
Respecto del modus operandi y firma, se trata de analizar el hecho delictivo intentando
extraer el patrón o patrones conductuales característicos de él o los sospechosos, así
como los posibles vínculos o asociaciones entre un caso y otros en estudio. Esto es
especialmente útil cuando se solicitan análisis de vinculación de casos.
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En caso de escritos, cartas o misivas, la metodología consiste en la extracción de
elementos formales, de contenido y semiológicos que permitan deducir aspectos del
funcionamiento psíquico del autor de las notas, la afectividad expresada en los escritos, al
tiempo que, si es posible, destacar aquellos rasgos de personalidad más predominantes y
los componentes psicopatológicos que hubiera presentes. Se aconseja que previo al
análisis de cualquier escrito, exista un peritaje documental que avale que éste
corresponde inequívocamente a la persona que se nos solicita indagar; de no existir ello,
como en el caso de impresos o escritos computacionales, hablaremos impersonalmente
de “el autor” o “la persona que las plasmó”, absteniéndonos de sindicar a una persona en
particular.
Bajo este título se consignan los distintos materiales que serán incorporados al estudio
criminológico, tales como: declaraciones, entrevistas personales, documentos, peritajes,
entre otros.
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IV.- Planteamiento del problema / síntesis de los hechos:
V.- Resultados:
Bajo este apartado se ordenan los materiales objeto de estudio y se desarrollan las
observaciones pertinentes, según las descripciones metodológicas aplicadas.
- Síntesis de testimonios
- Perfil victimológico
- Elementos del sitio del Suceso, evidencias y peritajes
- Elementos conductuales del autor
- Perfil del sospechoso
V.- Apreciaciones:
Corresponde al apartado final del informe criminológico, debiendo consignar en éste las
apreciaciones respecto del caso o delito que se investigue. Las conclusiones nunca
deben ser categóricas y deben expresarse en términos de alta, mediana o baja
posibilidad, cuidando el lenguaje y evitando fórmulas cuantitativas –p.ej.: probabilidad
de…-, ya que los análisis criminológicos no son ciencias exactas y adscriben a criterios
más bien cualitativos. En algunos casos, los resultados sólo aspirarán a ser hipótesis más
o menos fundadas. De cualquier modo, un informe criminológico no debiese concluir con
un título de “conclusiones”, toda vez que como herramientas investigativas no aspiran a
constituirse en verdades incontrastables, sino en guías de acción, siendo su valoración
final privativa de quien encomendó el estudio o un juez en la sala de audiencia.
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Algunos ejemplos de trabajo en criminología aplicada
Otros casos de importancia en un plano más social, y no por ello menos importantes, son
los estudios de “enjambres suicidas” que afectaron las localidades de Tongoy y
Salamanca el año 2008, el primero con seis suicidios de jóvenes en pocos meses;
mientras que el segundo con ocho decesos en un breve tiempo. En ambos, se intervino a
nivel social y familiar, en medio de una gran conmoción y alarma pública, ya que ambas
localidades cuentan con una reducida población. Al igual que el modelo de decesos
seguido en Aysén, se desarrolló un estudio que además de contemplar un análisis
individual de los casos y sus precipitantes, la intervención psicosocial resultó sustantiva
para mitigar los dolores particulares y colectivos, brindando explicaciones y un
conocimiento tanto general como específico del fenómeno. Dicho sea de paso, ambos
estudios sirvieron de base para sucesivas intervenciones gubernamentales,
especialmente en los ámbitos de justicia, promoción en salud y desarrollo social.
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El mes de agosto del año 2008, detectives a cargo de la investigación logran la detención
de un sospechoso, cuyo perfil genético correspondía con el hallado en el cadáver de la
víctima, siendo posteriormente condenado a cadena perpetua simple.
Conclusiones
Desde otro ángulo, los informes sobre los cuales versa el presente artículo dicen relación
con muchas de las estrategias aplicadas en lo que se conoce como Psicología
Criminalista (Torres, 2009). Sin embargo, creemos que debemos respetar su
denominación de “informe criminológico” como una marca o sello de origen, pero sin
soslayar que, como señalan Garrido y cols. (op cit), “éste resulta útil allí donde se puede
aplicar alguna parte de los conocimientos de esta ciencia”; siendo en último termino,
precisamente, un producto que conjuga las ciencias criminalísticas, la psicología y la
investigación policial.
Referencias
Rossmo, K. (2006) Criminal investigative failures. Avoiding the pitfalls. En: FBI Law
Enforcement Bulletin, vol. 75, Nº 9 y 10. Washington.