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Nombre: Emily Cóndor

Curso: 3ro BGU A El gato negro

En la ciudad donde vivo, Quito, hay una creencia que dice que ver o tener un gato negro es de
mala suerte yo la verdad no creía nada de eso hasta que me sucedió algo que no esperaba y
me hizo reflexionar; esto paso hace 5 años cuando yo tenía 15 años o como dicen algunos en
la puerta de la juventud (personificación), estaba regresando del colegio en el autobús y se me
ocurrió bajarme una parada antes porque ahí había una tienda con muchas golosinas, en
especial una que me gustaba y que no había en ningún lugar más, me baje y fue con calma
cantando canciones con mis audífonos, parecía que iba a llover a ríos (hipérbole). Estaba a dos
calles de la tienda y algo me hizo salir de mis pensamientos fue cuando escuche un llanto de
bebé, pare mis pasos, era raro porque solo había terrenos y unas dos casas que estaban muy
lejos y pensé que podría haber sido un bebé de esas casas y seguí mi camino de pronto
escuche de nuevo el llanto pero muy cerca de mi entonces me saque un audífono para
escuchar mejor pero lo que oí no era lo que un llanto de bebé era el llanto de un gato me
decidí buscarlo porque yo soy muy sensible con los animales y mas aun con los gatos ya que
son mi animal favorito, pero para mi sorpresa el gato era negro como el carbón
(personificación) y estaba atrás mío siguiéndome me pareció extraño e iba agarrarlo para
ayudarlo pero lo veía muy bien así que seguí mi camino.

Por fin llegue a la tienda y compre mi comida favorita al salir vi de nuevo al gato pero esta vez
sentado esperándome en la salida, me sorprendí mucho pero me pareció muy tierno porque
su mirada era muy dulce(sinestesia) le pregunte a la señora de la tienda “Disculpe ¿Sabe quien
es el dueño o dueña del gato”- me respondió – “No tiene dueño siempre se pasea por estas
calles si quieres puedes adoptarlo”- respondí- “Muchas gracias” Después salí de la tienda y le
dije al gato ¿quieres que te lleve conmigo? y se froto en mis pies, lo tome como un sí, lo lleve
en mis brazos y él no se quejó. Fuimos en dirección en mi casa, cuando estábamos apunto de
llegar el gato salto de mis brazos y comenzó a maullar muy fuerte hacía mi dirección y hacía
atrás como si estuviera diciéndome que hay algo atrás mío fue cuando escuche una botella
rodar me asuste pero decidí ir a ver, el gato iba detrás de mi maullando vi aun señor muy
borracho que al parecer me estaba siguiendo me dio mucho miedo así que corrí y el gato
también iba conmigo vi mi casa a lo lejos y entre lo más rápido posible.

Me senté en mi sillón cansada y fui donde mi hermano le dije “Oye anda a revisar afuera si hay
un señor borracho me estaba siguiendo” salto de su escritorio y fue a ver, lo siguiente que
escuche fue los gritos de mi hermano diciéndole al señor que se vaya inmediatamente o iba a
llamar a la policía y que no lo quería volver a verlo nunca más, entro a la casa y me dijo que ya
se fue le conté todo lo que paso al final me dijo mientras acariciaba al gato ”Entonces el gato
te salvo, ahora lo entiendo. Esa frase de que dan mala suerte es una mentira, los animales
siempre te cuidan si eres una buena persona. Lo adoptaremos y tu vas a ser su dueña, pero es
muy gracioso porque tú eres blanca como la nieve y el negro como como el carbón (antítesis)”
nos reímos y volvimos a nuestras habitaciones.

Vi al gato y me di cuenta de que dejo de maullar y ahora estaba muy tranquilo en mi cama
durmiendo, entonces confirme mi teoría “los gatos negros no dan mala suerte ellos solo te
advierten y este caso el me cuido.” Ahora el tiene un nombre se llama Yanapaqui que significa
“el que protege”.

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