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EL 11-S : ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

Los Estados Unidos de América son, sin lugar a dudas, un país de contrastes.
A la democracia más avanzada del mundo se contrapone, en ocasiones, el
obscurantismo, la cerrazón y el sin sentido, mas propios del s. XVII que del
actual.

Lo que no cabe duda es que el lema del anterior presidente “América first” ha
sido una pauta común a lo largo de su corta historia, ya sea con gobiernos
demócratas o conservadores. Estados Unidos ha hablado cuándo le ha
convenido, ha actuado cuándo le ha interesado y ha intervenido cuándo ha sido
necesario a sus intereses, únicamente a sus intereses, aunque a miras del
mundo pareciera que lo hacía por un fin superior. Y, para ello, nada mejor que
la táctica del cazador: espera….espera…

La tardía entrada en la II WW, por ejemplo, no se debe a la “no injerencia” en


asuntos europeos, sino a que, económicamente, le salía más rentable
alimentar con su poderío industrial y económico esa guerra que participar en
ella. Solo entró en ella cuando estaba seguro que las potencias beligerantes
estaban tan agotadas con el esfuerzo bélico que ellos, como nación, pasarían
a ser la potencia dominante a nivel global. Las reuniones de Yalta y Teherán,
así como en paralelo los acuerdos de Bretton Woods, hacían de Estados
Unidos la potencia que marcaría en adelante el nuevo orden mundial, político y
económico, hasta nuestros días.

Pero esta táctica del cazador, a mi entender, unida al concepto de Maquiavelo


en el que “el fin justifica los medios” ha conformado muchas de las claves de
política exterior y el intervencionismo de Estados Unidos. Una sociedad
brutalmente capitalista en la que todo se rige por balances de resultados y
opciones de negocio dentro de ese “America First” hace que, en ocasiones,
carezca, como nación, de escrúpulos a la hora de dirimir sus intereses.

En 1898 no tuvo reparos en hacer estallar el acorazado Maine en el puerto de


La Habana (Cuba) como pretexto para declarar la guerra a España y
arrebatarle su última colonia en América. Los beneficios económicos de
quedarse con las posesiones del Caribe bien valían un acorazado y las vidas
de tres cuartas partes de su tripulación.

El hundimiento del Lusitania con la muerte de 1200 pasajeros por un submarino


alemán, cuando al Kaiser alemán no le interesaba ni remotamente enfrentarse
con EEUU, fue la excusa perfecta para entrar finalmente en la contienda y fijar
sus condiciones y el nuevo mapa de Europa en los tratados de Versalles y
Paris.

La entrada en la II WW tras el ataque japonés a la base de Pearl Harbour, en el


momento en el que más le convenía, dado el desgaste de las demás potencias
beligerantes, con el derroche en vidas humanas que supuso, únicamente por
acabar el conflicto como dueño del mundo.

Las guerras de Corea y Vietnam, incluso con la oposición de la opinión pública


y, posiblemente si hiciéramos caso a las teorías de la conspiración, a costa de
la vida de un Presidente, con la excusa de frenar el avance del comunismo
pero con la realidad de dar satisfacción y salida al enorme aparato bélico-
industrial remanente de la II WW, incluido el drenaje de la bahía de tonkin por
parte de empresarios allegados a la Casa Blanca y demás beneficios
económicos…..

Las dos guerras del Golfo con la invasión de Irak y la deposición de Sadam
Hussein, la “primavera árabe” y los cambios de régimen de sus países…

Que un país con el mayor desarrollo tecnológico del mundo, con el mayor
número de agencias de inteligencia gubernamentales (CIA, FBI, NSA, Servicio
de Inteligencia Naval y así hasta dos decenas) sea incapaz de prevenir las
acciones que dieron lugar a estas intervenciones, es algo que se me hace difícil
de creer.

El 11-S, ¿Fue realmente Estados Unidos sorprendido por estos atentados? O,


¿viéndolos venir los utilizó, como ha hecho siempre, para volcar la opinión
pública y mundial a su favor y actuar e intervenir militarmente en su propio
beneficio? Que tantas agencias de inteligencia, y tras los múltiples atentados
sufridos a lo largo de mundo en los últimos años, no sean capaces de detectar
la entrada en el país de los terroristas, sus movimientos por todo el país, las
transferencias de dinero y, sobre todo, que no salte ninguna alarma cuando
diez de ellos se matriculan en cursos de vuelo……me lleva a pensar que esta
gran nación, más que pensar en la seguridad e integridad de sus ciudadanos,
estaba calculando cuáles eran los beneficios de intervenir militarmente, como
respuesta indignada al brutal atentado, en Afganistán, Irak, Siria, Pakistán o
Irán. Beneficios estratégicos pero, principalmente beneficios económicos si
tenemos en cuenta los balances de resultados del sector industrial bélico y las
empresas contratistas de logística y seguridad con sus contratos
multimillonarios y que fueron el eje de las operaciones.

Si esto fuera así y tuviera razón, a los Estados Unidos no le importan ni los 600
muertos del Maine, ni los 1.200 del Lusitania, ni los 2.500 de Pearl Harbour, ni
los 65.000 muertos en Vietnam, ni los más de 400.000 de la II WW ni por ende
los 110.000 civiles japoneses fallecidos en Hiroshima y Nagasaki con tal de
tener la preponderancia en el pacifico. Son solo el precio a pagar por dictar el
orden político y económico mundial. La vida humana es un bien relativamente
barato.

Desde esta perspectiva, y sorprendida ante el enorme fallo de seguridad de las


mejores agencias de inteligencia del mundo…..¿realmente el 11-S sorprendió a
los americanos o las 3.000 víctimas de los atentados eran el pequeño precio a
pagar para legitimar sus posteriores acciones en función del mero beneficio
económico de algunos de sus sectores industriales más activos e intrincados
en la política americana?

Geopolítica, supremacía económica, líder del mundo libre……¿Es así o


realmente Maquiavelo tenía razón cuando argumentaba en El príncipe que “el
fin siempre justifica los medios”?

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