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Inyectar armas a la región no reforzará las democracias incipientes en

Latinoamérica (LA). EU no deberla estar tentando a LA a gastar sus escasos


recursos económicos para comprar armas inútiles. Eugene Carroll, contraalmirante
retirado, Centro de Información de Defensa con sede en Washington. En el libro
Choque de las Civilizaciones, Samuel Huntington clasifica a Latinoamérica (LA)
como un subproducto de la "civilización" (sic) estadounidense. En el libro
Diplomacia de Henry Kissinger, el carnicero del sudeste asiático comenta que EU
tuvo la suerte en LA de no haber padecido la competencia por el equilibrio del
poder como sucedió entre las potencias europeas. ¿LA ha regresado a la agenda
inconclusa del "destino manifiesto" y la doctrina de James Monroe durante la "Era
de los Buenos Sentimientos" del siglo XIX? ¿A nadie en Washington le perturba
que 40 por ciento de LA se encuentra arrumbada en la miseria?
Independientemente de que EU sea el superlativo exportador de armas del
planeta y que la mercantilización bélica constituya un suculento negocio, los ocho
objetivos jerárquicos de la segunda administración Clinton que le depara a LA
serían: 1. Descuartizar la integración de LA. 2. Desmantelar y/o degradar a los
ejércitos. 3. Crear dependencias insustituibles de la tecnología bélica de EU. 4.
Impedir la entrada de una potencia extra-americana. 5. Apropiarse de los recursos
estratégicos. 6. Atiborrar de chatarra-mercantil los mercados. 7. Controlar
financieramente. 8. Balcanizar al Mercosur, el socio predilecto de la Unión
Europea. Cuando no se cumplan sus objetivos geopolíticos, acordes con la
aplicación de una variante hemisférica de los preceptos de Sir Halford MacKinder
(el ideólogo de la geopolítica, quien propugnó la desconexión euroasiática),
Washington dispondrá de una panoplia de medidas coercitivas graduales para
obstruir las veleidades de integración de LA: unas obscenas (boicots/bloqueos
económicos, descertificaciones, devaluaciones y crisis monetarias) y otras
manejadas por la "mano invisible" de Wall Street con disfraz trasnacional y
globalizador (guerrillas de baja intensidad hasta la balcanización). Es en este
amplio espectro histórico de dos siglos que habría que situar siete hechos
concatenados cronológicamente en los últimos 12 meses: 1.Choque entre
Mercosur, el cuarto bloque comercial más poderoso del planeta jefaturado por el
gigante brasileño, y el AFTA (American Free Trade Agreement), el designio
comercial totalitario para el tercer milenio de Washington. 2.Visita imperdonable al
Mercosur de Jacques Chirac, presidente galo y gaullista de una potencia colonial
sustituida paulatinamente en África por EU. 3.Cumbre Unión Europea-Mercosur en
1998. 4.Levantamiento del embargo de armas sofisticadas. 5.Privatizaciones
favorables al nuevo orden mundial unipolar (la minera más grande del mundo,
VDRD de Brasil, y la petrolera PDVSA de Venezuela). 6.Venta de aviones
Phantom-16 a Chile (mientras México compra helicópteros rusos y Perú adquiere
chatarra rusa y "Mirage" franceses). 7.Virtual alianza militar estratégica "extra-
OTAN" con Argentina que posee capacidad nuclear. Fuera de los 18 países de la
OTAN, EU ha sido muy selecto en sus alianzas militares estratégicas "extra-
OTAN". ¿Por qué tanta distinción a Buenos Aires, sin temor a indisponer al
laboratorio del monetarismo de LA supeditado a las bayonetas caladas del
pinochetismo? Para arriesgarse a desechar en el basurero de la geopolítica a los
irreversiblemente comprometidos monetaristas chilenos, Washington buscaría en
el balance final elevar sus beneficios en el Cono-Sur. Y lo único que vale la pena
se subsume en socavar desde dentro al Mercosur para contener al gigante
brasileño, rodeado por la OTAN que controla el abastecimiento petrolero en
Venezuela y las islas Falklands (Las Malvinas). El petróleo de LA ha cobrado
mayor relevancia desde que Venezuela se ha posicionado sigilosamente como el
principal abastecedor de EU, por encima de Arabia Saudita. Porque no es lo
mismo las islas Malvinas de la Guerra Fría, pletóricas en petróleo, que las islas
Falklands de la posguerra fría cuando Carlos Menem envió hilarantemente a los
soldados argentinos a un paseo turístico a acompañar al ejército de la OTAN en
su demolición nuclear de Iraq. La perfidia, más que de Argentina, de Carlos
Menem, el truculento presidente de origen sirio-alawita (secta esotérica y herética
del Islam), ha obliterado el asiento permanente de Brasil al Consejo de Seguridad
de la ONU y ha trastornado a la casta militar chilena, más que a sus dóciles cuan
ingenuos civiles. A Carlos Menem no le importa la inferior asociación mercantil con
Brasil y Chile, sus dos competidores militares regionales, y le ha correspondido
jugar el mismo papel depredador en el Cono-Sur que a Hafez Assad, el otro
presidente alawita sirio, le tocó envenenar las relaciones entre los países árabes
(alianzas "insólitas" de Damasco con Teherán y Washington, las dos veces contra
Bagdad). Sin nulo enemigo que se le interponga (fuera de los amagos de París), la
superpotencia galáctica-unipolar-económica está domesticando a los ejércitos de
LA desviados en tareas extra-militares y empantanados en el combate disperso al
narcotráfico y a las guerrillas. Si Washington tomase en cuenta la patética
cacofonía de la inservible cumbre del "Grupo de Río", a cuyos integrantes tiene
aprisionados financieramente por separado, la visita programada de Clinton al
Cono-Sur dos meses después sería inviable y absurda.

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