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CARRERA DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS
UNIVERSIDAD DE TARAPACA
QUINTA A
OCTAVA UNIDAD:
TEORIA
GENERAL DEL
CONTRATO.
2 0 1 5.-
I. PARTE GENERAL DE LA CONTRATACION.
La cesión de contrato.
Concepto.
a. Es el traspaso por uno de los contratantes a un tercero de su situación
jurídica en un determinado contrato.
b. Es necesario distinguir la “cesión de contratos” del “contrato de cesión”. El
contrato de cesión aquel por el cual se realiza la cesión, y que puede ser a título
gratuito u oneroso.
Naturaleza Jurídica de la cesión de contratos. Hay distintas teorías.
a. Teorías que niegan la individualidad. Hay dos posturas al respecto.
a. No se trataría sino de una cesión de créditos y una novación de
deudas. En Chile esta teoría sería inaceptable dado que la novación extingue la
obligación primitiva, y precisamente en la cesión de contratos el vínculo
obligacional subsiste.
b. Teoría de la renovatio contractus. Lo que existe es una cesión de
créditos se reproduce la situación contractual anterior, aceptándolo el cesionario.
b. Teorías que le otorgan individualidad.
a. Teoría atomista o de la descomposición. No es más que el traspaso de
los créditos y deudas, situación activa y pasiva de uno de los contratantes, en el
contrato. Se trata del traspaso de la sumatoria de créditos y deudas.
b. Teoría unitaria. No se trata del traspaso de la sumatoria de los
créditos y deudas, sino que de la posición íntegra de uno de los contratantes.
Hay ciertos contratos de difícil calificación entre gratuitos u onerosos. Tales son la
hipoteca, la prenda y la fianza.
A este respecto la doctrina distingue:
- Si son constituidos por el propio deudor, son contratos onerosos. El deudor
obtiene un crédito y el acreedor una garantía.
- Si son constituidos con posterioridad al nacimiento de la obligación, son
gratuitos, pues sólo se beneficia el acreedor.
- Si son constituidos por un tercero, como ocurre siempre con la fianza, serán
gratuitos si su único propósito es que el deudor obtenga su crédito.
- Si el deudor le paga al tercero una remuneración, serán onerosos.
El artículo 2468 asimila la hipoteca a un contrato oneroso.
En lo que concierne a los contratos gratuitos, debe tenerse presente que la utilidad
no debe ser necesariamente material o pecuniaria. También puede ser moral o
espiritual. Además suele distinguirse entre la donación y los demás contratos
gratuitos que pasan a llamarse contratos desinteresados, ello porque la donación
implica el desplazamiento de bienes de un patrimonio a otro. Art. 1398.
Importancia de la clasificación:
Hay dos instituciones que sólo reciben aplicación tratándose de los contratos
onerosos conmutativos:
1. Lesión
2. Doctrina de la imprevisión
Contratos dependientes:
Hay ciertos contratos que si bien dependen de otro en el sentido que no pueden
subsistir sin él, no tienen por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal, y por lo mismo, no se les puede clasificar de accesorios según la
definición legal, por lo que la doctrina los denomina “contratos dependientes”.
Ejemplo de contrato dependiente:
- Capitulaciones matrimoniales, art. 1715: no pueden subsistir sin el
matrimonio, pero no tienen por objeto asegurar su cumplimiento.
- La novación, según algunos, pues el contrato de novación genera una
obligación, pero ella no podría subsistir si no existiera una obligación anterior.
Contratos consensuales:
Son aquellos que se perfeccionan con el solo consentimiento de las partes, con
prescindencia de todo requisito de forma exigido para el perfeccionamiento del
contrato.
Contratos solemnes:
Son aquellos que requieren de la observancia de ciertas formalidades especiales
exigidas para su perfeccionamiento.
No basta acá el solo consentimiento de las partes, sino que éste se exterioriza o
manifiesta a través de la forma legal.
Estas formalidades se denominan “solemnidades” o “formalidades ad
solemnitatem”.
Algunas precisiones:
- No toda formalidad que la ley exige, otorga al acto el carácter de solemne. Para
que el contrato sea solemne, debe tratarse de una formalidad objetiva, es decir, que
se exija en razón al contrato en sí mismo, de modo que esa formalidad sea idéntica
para todos los contratos de la misma naturaleza, cualquiera que sean los sujetos
intervinientes.
- La sanción en caso de incumplimiento de la solemnidad: en doctrina la sanción
sería la inexistencia del acto por falta de un requisito de existencia. Pero en
nuestro CC, art. 1682, se contempla como sanción la nulidad absoluta por la
omisión de una formalidad prescrita por la ley para el valor del acto o contrato en
consideración a la naturaleza del mismo.
- Las formalidades habilitantes, que son aquellas que la ley requiere para los
actos de ciertos incapaces, no le dan al acto el carácter de solemne, pues no están
exigidas en razón del contrato en sí, sino que en atención al sujeto interviniente y
su sanción es la nulidad relativa.
- Las formalidades ad probationem tampoco le dan al acto el carácter de solemne,
ya que éstas no están establecidas en razón del acto en sí mismo, sino que para
que el acto pueda probarse; y la sanción a su inobservancia será lisa y llanamente
que no se podrá probar el acto por el medio probatorio que la ley establece.
- Las formalidades exigidas por vía de publicidad tampoco transforman al acto en
solemne, porque no se exigen en consideración del acto en sí mismo, sino que para
darle publicidad y hacerlo oponible a terceros; y la sanción a su inobservancia será
la inoponibilidad.
- Por último, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad de las partes,
éstas pueden convenir en que un determinado acto no se perfeccione sino en virtud
del cumplimiento de alguna formalidad especial. En este caso, el contrato adquirirá
el carácter de solemne en virtud de la voluntad de las partes, posibilidad que el CC
recoge expresamente en los arts. 1802, compraventa, y 1921, arrendamiento. La
sanción en caso de su incumplimiento será que cualquiera de las partes podrá
retractarse mientras no se cumpla con la formalidad pactada.
Contratos reales:
En los contratos reales tampoco basta con el mero consentimiento de las partes,
sino que es necesario para su perfeccionamiento, el cumplimiento de una
prestación previa por parte del futuro acreedor consistente en la entrega de la cosa.
Es por esto que reciben el nombre de contratos reales (datio rei: entrega de la
cosa).
El art. 1443 alude a la “tradición”, término que no está bien empleado, pues en la
mayoría de los contratos reales no existe transferencia de dominio, sino que
constituyen títulos de mera tenencia, de tal manera que sería más acertado decir
que los contratos reales se perfeccionan por la “entrega” de la cosa, y no por la
tradición.
Los contratos reales son a la vez unilaterales, ya que la prestación previa por parte
del futuro acreedor consistente en la entrega de la cosa, no se ubica en la fase de
ejecución o cumplimiento del contrato, sino que en la fase de generación o
nacimiento.
Ultimamente se ha discutido la existencia de este tipo de contratos porque se
afirma que esta prestación previa de parte del futuro acreedor es perfectamente
posible ubicarla en la fase de ejecución del contrato, y no necesariamente en la
fase de generación.
En otras palabras, se ha sostenido que estos contratos perfectamente podría
concebirse como consensuales o solemnes y bilaterales. El contrato se
perfeccionaría por el solo consentimiento de las partes y de ahí emanarían
obligaciones para ambas: para el comodante, la de entregar la cosa, y para el
comodatario, la de restituirla. En este caso, se trataría de un contrato consensual y
bilateral.
LA IMPREVISIÓN.
Denominación:
a. Resolución por excesiva onerosidad sobreviniente.
b. Resolución por prestación exorbitante.
Aplicación práctica. Existen numerosas situaciones que se pueden explicar con esta
figura. Ejemplos de ellas son los seguros de vida;
Partes en la estipulación.
a. Estipulante. Es quien contrata a favor de un tercero.
b. Promitente. El que se obliga con el estipulante en beneficio de un
tercero.
c. Beneficiario. El que pasa a ser titular de un derecho exigible.
Naturaleza jurídica.
a. Teoría de la oferta. Doctrina tradicional.
i. El derecho o beneficio ingresa primeramente en el patrimonio
del estipulante, y luego, en una segunda convención con el beneficiario o mediante
una oferta a título gratuito, se traspasa el derecho con la aceptación del
beneficiario.
ii. Críticas.
1. Si el beneficio ingresara al patrimonio del estipulante,
los acreedores podrían embargar el derecho, lo que desfiguraría la institución.
2. Haría procedente la acción de inoficiosa donación por
tratarse de una cesión a título gratuito (arts. 1425 y 1187).
3. Si fallece el estipulante o si se produce la incapacidad
del oferente, según las reglas generales, la oferta caducaría; y haría imposible
consolidar la operación puesto que la oferta ya estaría extinguida (art. 101 CCOM).
Esto pugna precisamente con lo que ocurre precisamente en el seguro de vida.
Incluso, puede suceder que el beneficiario tome conocimiento de la estipulación
después de la muerte del estipulante.
b. Teoría de la gestión de negocios ajenos.
i. La agencia oficiosa es la gestión de negocios ajenos por una
persona sin mandato de otra (art. 2286). El agente oficioso en esta figura es el
estipulante de los negocios de terceros. El tercero, con la aceptación, ratifica lo
obrado por el estipulante. Existe también una segunda convención: la aceptación
daría lugar a un mandato.
ii. Críticas:
1. Es una ficción que el estipulante gestiona negocios
ajenos, porque actúa a nombre propio y no como agente oficioso.
2. Existen inconvenientes entre las normas que regulan
una u otra institución, y los ordenes de responsabilidad que regulan una y otra
institución (responsabilidad contractual y extracontractual – aunque es discutible).
3. Los actos del agente oficioso, en la medida que sean
útiles, obliga a la persona de cuyos negocios se trata. En la estipulación a favor de
otro, el tercero puede aceptar o rechazar.
4. En la agencia oficiosa el interesado es obligado a
rembolsar aquello que ordena la ley. En la estipulación a favor de otro, con la
voluntad del promitente puede revocarse la estipulación en la medida que no haya
sido aceptada por el tercero.
c. Teoría de la voluntad unilateral como fuente de obligaciones.
i. Se trata de una declaración unilateral de voluntad del
promitente para obligarse con el beneficiarios.
ii. Críticas.
1. Desconoce la existencia de una convención de la cual
emana el derecho en beneficio de un tercero.
2. No puede explicarse la facultad del promitente con la
venia del estipulante de dejar sin efecto la convención.
d. Teoría de la adquisición directa por parte del tercero.
i. La estipulación a favor de otro sería una institución autónoma
que si constituye una excepción al efecto relativo de los contratos en virtud del cua
se crea por los contratantes un derecho o beneficio a favor de un tercero, quien
pasa a ser titular de estos derechos desde la celebración del contrato, sin perjuicio
de su facultad de aceptarlo o rechazarlo.
ii. Críticas.
1. No puede explicarse la facultad de revocarse el derecho
si se constituye, desde el momento de la convención, en el patrimonio del tercero.
2. Contracrítica. Es una excepción en doble sentido: tanto
porque se constituye un derecho en el patrimonio del tercero, tanto como puede
revocarse.
Partes.
a. Promitente. Es quien asume la obligación consistente en que el
tercero ratifique.
b. Acreedor de la prestación. Es quien conviene con el promitente y es el
acreedor de la prestación en caso de que el tercero ratifique.
c. Tercero. Es aquel que con su ratificación se constituye deudor.
Manifestaciones.
a. Un tercero puede hacer valer un contrato como hecho respecto de una de las
partes contratantes.
b. Las partes pueden oponer un contrato, como hecho que es, frente a un
tercero.
c. Un tercero puede fundar su pretensión, en contra de alguno de los
contratantes, fundado en un contrato.
INOPONIBILIDAD DE FONDO
Aquí la omisión atinge a elementos internos del acto jurídico. En razón de ello, el
acto queda limitado de invocarse u oponerse a terceros que, en consecuencia,
pueden desconocerlo, pues en virtud de la inoponibilidad de fondo, el acto no les
empece.
Existen varios casos de inoponibilidad de fondo:
A.- Por falta de voluntad o de concurrencia al acto
Por ejemplo:
1) En la venta de cosa ajena:
“Art. 1815. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de
la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo”.
La compraventa de una cosa ajena vale como contrato y produce efectos pero no es
oponible al dueño que conserva sus derechos y podrá reivindicarla, precisamente
por no haber concurrido con su voluntad a la venta.
Pero el dueño, con posterioridad, puede prestar su voluntad que en un principio no
concurrió, es decir, puede ratificar la venta y hacer así oponible los efectos del acto
que antes no lo afectaba.
“Art. 1818. La venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño, confiere al
comprador los derechos de tal desde la fecha de la venta”.
2) Cuando el mandatario excede las facultades conferidas por el mandante
“Art. 2160. El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído el
mandatario dentro de los límites del mandato.
Será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa o
tácitamente cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre”.
B.- Por lesión de asignaciones forzosas
“Art. 1167. Asignaciones forzosas son las que el testador es obligado a hacer, y que
se suplen cuando no las ha hecho, aun con perjuicio de sus disposiciones
testamentarias expresas”.
El testamento que lesiona las asignaciones forzosas que el difunto estaba obligado
a respetar, es inoponible a estos asignatarios, los que podrán desconocerlo y
hacerlo modificar a través de la acción de “reforma del testamento” (artículo 1216).
C.- Por lesión a derechos adquiridos
La rescisión del decreto de posesión definitiva no afecta a los terceros respecto de
las enajenaciones y gravámenes válidamente constituidos con anterioridad.
“Art. 94. En la rescisión del decreto de posesión definitiva se observarán las reglas
que siguen:
4.) En virtud de este beneficio se recobrarán los bienes en el estado en que se
hallaren, subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales
constituidos legalmente en ellos”.
D.- Por fraude
Los actos del deudor son oponibles a los terceros acreedores, aunque por ellos se
empobrezca el patrimonio del deudor que es la garantía general de los acreedores
(artículo 2465).
Pero estos actos pasan a ser inoponibles, si se efectúan en perjuicio y con fraude a
esos acreedores, quienes podrán pedir que queden sin efecto a su respecto
mediante la acción pauliana, revocatoria o directa (artículo 2468).
4. La simulación.
Condiciones de eficacia de la voluntad
Son condiciones de eficacia de la voluntad, que sea manifestada en forma libre,
seria y sincera.
Sin embargo, hay casos excepcionales en que una persona intencionalmente
declara lo que no quiere, es decir, existe desacuerdo entre la voluntad real y la
declarada.
En estos casos, su voluntad o no es seria o bien no es sincera.
Esto puede ocurrir en tres hipótesis:
a) En la reserva mental;
b) En las declaraciones iocandi causa; y
c) En la simulación
LA RESERVA MENTAL
Hay reserva mental cuando el declarante, a sabiendas de que lo declarado no
responde a su voluntad real, guarda en secreto o en su fuero interno, su verdadera
voluntad.
Por ejemplo, si alguien manifiesta querer vender en circunstancias que no piensa
hacerlo; o si alguien promete algo pensando que no lo va a cumplir.
La reserva mental no afecta la validez del acto, conclusión que se fundamenta en la
seguridad del tráfico jurídico y en la protección de la confianza en la palabra
empeñada.
Pero si la reserva mental fuera conocida por la contraparte, el acto sería ineficaz
porque entonces la declaración no cumpliría con el requisito de seriedad de la
voluntad.
En principio, la seriedad del acto se presume y quien alegue que la contraparte
conocía la reserva mental del declarante debe probarlo.
Paralelo con la simulación
Se asemejan en que en ambas se declara lo que no se quiere con el propósito de
engañar.
Pero existen varias entre ambas figuras:
a) La reserva mental sólo existe en una de las partes, el declarante. La
simulación en cambio, es compartida por ambas partes;
b) La reserva mental tiene por objeto engañar a la contraparte; en cambio, en
simulación tiene por objeto engañar a terceros;
c) La reserva mental no atenta contra la validez del acto; mientras que la
simulación en ciertos casos y condiciones sí lo hace.
LA SIMULACION
Atendiendo al requisito sinceridad de la voluntad declarada , los actos jurídicos
pueden clasificarse en actos jurídicos verdaderos y actos jurídicos simulados
Actos jurídicos verdaderos son aquellos en que la apariencia coincide con la
realidad.
Actos jurídicos simulados son aquellos en que la apariencia no coincide con la
realidad, como una donación disfrazada de compraventa.
Concepto de simulación:
La simulación tiene lugar en las convenciones cuando las partes de común acuerdo
hacen declaraciones sólo aparentes, que no corresponden a realidad alguna, o
disfrazan u ocultan su verdadera voluntad.
Meza Barros dice que el negocio jurídico simulado “es el que tiene una apariencia
que no coincide con la realidad, bien porque no tiene una real existencia, bien
porque es diferente de lo que aparenta, es decir hay una desapariencia entre la
voluntad y su expresión, una contradicción entre el íntimo y verdadero querer de
los que contratan y la forma como manifiestan o exteriorizan ese querer”.
Demogue dice que la en la simulación existe “un acto ostensible que oculta
voluntades diferentes de las que se han expresado”.
El Código Civil argentino dice la simulación tiene lugar cuando “se encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, cuando el acto contiene
cláusulas que no son sinceras o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se
constituyen o transmiten derechos de personas interpuestas que no son aquellas
para quienes en realidad se constituyen o transmiten”.
Requisitos de la simulación
1) Existencia de declaraciones que intencionalmente no se conforman con la
voluntad real de las partes;
2) Dicha declaración ha sido concertada de común acuerdo por las partes: la
simulación tiene lugar en las convenciones;
3) El propósito perseguido es engañar a terceros.
Pero no siempre tiene por objeto perjudicar a terceros.
TRATAMIENTO DEL CC
Nuestro Código Civil no reglamenta expresamente la simulación y sólo existen
algunas disposiciones aisladas que la recogen, sobre cuya base la doctrina ha
elaborado una “teoría” de la simulación.
CLASES DE SIMULACIÓN
Simulación lícita y simulación ilícita
Es lícita cuando las partes no persiguen perjudicar a terceros, como por ejemplo si
es determinada por fines altruistas, como un donante que quiere mantener el
anonimato, etc.
Es ilícita cuando persiguen perjudicar a terceros y puede dar origen a
responsabilidad civil (indemnización de perjuicios) e incluso a responsabilidad
penal (artículos 466 y 471 del Código Penal).
Constituye la regla general y las víctimas de ella son comúnmente los acreedores y
el Fisco.
Simulación absoluta, simulación relativa y por interposición de persona
SIMULACIÓN ABSOLUTA
La simulación absoluta tiene lugar cuando las partes de común acuerdo hacen
declaraciones sólo aparentes, que no corresponden a realidad alguna.
Por ejemplo, un deudor que para eludir a sus acreedores “traspasa” sus bienes a
terceros mediante actos simulados a fin de que éstos con posterioridad se los
restituyan; o cuando un deudor con un tercero fingen la existencia de una deuda
en su favor y le da bienes en pago que después el tercero de devolverá.
Normalmente el propósito de esta simulación es producir una ficticia disminución
del activo de una persona o un ficticio aumento de su pasivo, a fin de disminuir la
garantía general que para los acreedores representa el patrimonio del deudor
(artículo 2465).
SIMULACIÓN RELATIVA
La simulación relativa tiene lugar cuando las partes de común acuerdo disfrazan u
ocultan su verdadera voluntad, es decir, encubren el carácter jurídico de un acto
bajo la apariencia de otro, como por ejemplo, si una donación se disfraza de
compraventa (para eludir un impuesto o con otro fin).
Pero no sólo puede disimularse el objeto de un acto o contrato, sino que también
su fecha, modalidades, monto del precio, etc.
En la simulación relativa nos encontramos con dos actos:
a) Un acto simulado o aparente (apariencia); y
b) Un acto disimulado u oculto (realidad).
Contraescrituras
Tanto la simulación absoluta como la relativa suelen ir acompañadas de
resguardos (contraescrituras) donde las partes dejan constancia de su verdadera
voluntad.
SIMULACIÓN POR INTERPOSICIÓN DE PERSONA
Tiene lugar cuando al celebrarse un acto jurídico se interpone un extraño con el fin
de ocultar a quien está verdaderamente interesado en el acto.
Este tercero que se presta para esta maniobra se denomina normalmente palo
blanco o testaferro. A través de ella normalmente se busca burlar una incapacidad
legal.
Por ejemplo, para burlar la prohibición del artículo 1796, el padre finge vender el
bien a un tercero para que éste a su vez se lo venda al hijo.
El código se refiere a esta forma de simulación en algunas disposiciones:
“Art. 966. Será nula la disposición a favor de un incapaz, aunque se disfrace bajo
la forma de un contrato oneroso o por interposición de persona”.
“Art. 1314. El albacea fiduciario deberá jurar ante el juez que el encargo no tiene
por objeto hacer pasar parte alguna de los bienes del testador a una persona
incapaz, o invertirla en un objeto ilícito”.
“Art. 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las
cosas que el mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo
que éste le ha ordenado comprar, si no fuere con aprobación expresa del
mandante”.
Prueba de simulación
Corresponde al que la alega por aplicación de los principios generales conformo a
los cuales la prueba corresponde al que alega algo contrario a lo normal, corriente u
ordinario, y lo normal es que la apariencia corresponda a la realidad.
Medios de prueba
Los terceros pueden valerse de todos los medios probatorios: instrumentos,
testigos, confesión de parte, inspección personal del tribunal, informe de peritos y
presunciones (artículo 341 del C.P.C).
Las partes, en cambio, están sujetas a las limitaciones a la admisibilidad de la
prueba testimonial en lo que se refiere a acreditar existencia del acto disimulado u
oculto.
“Art. 1708. No se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que haya
debido consignarse por escrito”.
“Art. 1709.1. Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la
entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias”.
Efectos de la simulación absoluta:
En este caso hay sólo apariencia, porque la voluntad ostensible no encierra acto
jurídico alguno.
Por ello, en este caso puede provocarse la inexistencia o nulidad absoluta del acto
aparente probando la falta total de voluntad.
Efectos de la simulación relativa
En este caso existe un acto jurídico, el acto disimulado u oculto, disfrazado bajo la
apariencia de otro.
El problema es determinar: ¿qué acto debe prevalecer, el acto aparente o el oculto?
¿qué debe primar, la voluntad real o la voluntad declarada?
Hay que distinguir la posición de las partes que celebraron el acto simulado y de
los terceros.
Posición de las partes
La doctrina da una solución que se desprende de varios preceptos del código,
según los cuales entre las partes debe prevalecer la voluntad real sobre la aparente.
“Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo
pactado en escritura pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado
razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se
alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero”.
El artículo 1707 establece la posibilidad de dos voluntades diferentes: la declarada
en escritura original, y la de la contraescritura en que se altera lo pactado en la
primera. Asimismo el precepto haría prevalecer entre las partes la voluntad real
contenida en la contraescritura, por sobre la voluntad aparente de la escritura
primitiva.
Obviamente, para que el acto oculto sea válido debe cumplir con todos los
requisitos generales y específicos que exige la ley.
Así, si el acto oculto es solemne, deberá haberse cumplido con la respectiva
solemnidad (por ejemplo, si se trata de una donación de un bien raíz deberá
haberse otorgado por escritura pública, artículo 1400).
El mismo principio de que entre las partes debe prevalecer la voluntad real sobre la
aparente, se desprendería de las siguientes normas:
“Art. 1560. Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a
ella más que a lo literal de las palabras”.
“Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan
no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella”.
“Art. 1069. Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia y efecto de
las disposiciones testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador claramente
manifestada, con tal que no se oponga a los requisitos o prohibiciones legales.
Para conocer la voluntad del testador se estará más a la substancia de las
disposiciones que a las palabras de que se haya servido”.
Posición de los terceros frente a la simulación
Los terceros en principio sólo se ven afectados por la apariencia: en la simulación
absoluta por el acto único aparente, y en la simulación relativa, por el acto
simulado.
El acto disimulado u oculto es inoponible a los terceros. Pero si el acto aparente los
perjudica y tienen interés en que se haga ostensible el acto oculto, pueden
ejercitar la acción de simulación relativa.
Además, si el acto oculto es ilícito los terceros podrá reclamar indemnización de
perjuicios y en algunos casos ejercer una acción de orden penal.
Si se hace valer una acción de simulación relativa con el propósito de hacer
ostensible el acto oculto, será necesario probar que el acto oculto ha cumplido con
los requisitos de fondo y forma exigidos por la ley.
Así, si se ha ocultado una compraventa bajo apariencia de donación, habrá que
probar todos los requisitos de esa compraventa, sobre todo la escritura pública si
se ha tratado de un bien raíz.
EL FRAUDE A LA LEY
Debe diferenciarse de la simulación porque consiste en procedimientos en sí lícitos
e ingeniosos que respetando la legalidad vigente, permiten hacer lo que la ley
prohíbe o no hacer lo que la ley ordena, como por ejemplo, si para eludir la
prohibición del artículo 1796, marido y mujer anulan su matrimonio, celebran la
compraventa y vuelven a casarse.
Se trata de actos reales, queridos y efectivamente ejecutados, los que a pesar de
que aisladamente son perfectamente lícitos, combinados entre sí permiten eludir la
ley.
d. Reglas subsidiarias.
Tienen lugar cuando después de haber aplicado las reglas anteriormente
señaladas, el juez no ha llegado a dilucidar la voluntad común de los contratantes.
a. De las cláusulas usuales. Art. 1563 inc. 2°. “Las cláusulas de uso
común se presumen aunque no se expresen”. Debe relacionarse esta norma con el
artículo 1546. “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente
obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella”. No obstante la precisión de la ley se le ha dado una aplicación
restringida al artículo 1563 inc. 2°. Se ha señalado que sólo tiene aplicación a
aquellas cláusulas de la naturaleza del contrato (art. 1444), ya que, según el art. 2
del CC, “La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se
remite a ella” (en materia mercantil, el artículo 4 CCOM otorga valor a la
costumbre para suplir el silencio de la ley). Se critica esta interpretación de la ley
puesto que tanto el artículo 1546 y el art. 1563 inc. 2 se han remitido
expresamente a la costumbre, y en materia comercial el artículo 6 recogerían el
mismo principio.
Art. 4 CCOM. “Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los
hechos que las constituyen son uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la
República o en una determinada localidad, y reiterados por un largo espacio de
tiempo, que se apreciará prudencialmente por los juzgados de comercio”.
Art. 6 CCOM. “Las costumbres mercantiles servirán de regla para determinar el
sentido de las palabras o frases técnicas del comercio y para interpretar los actos o
convenciones mercantiles”.
No obstante la ley chilena no ha hecho diferencias entre uso y costumbre, alguna
doctrina ha diferenciado dichos conceptos. Los usos son prácticas o conductas
que, por conveniencia, oportunidad u otros motivos, siguen en sus relaciones
jurídicas determinados sujetos o círculos de un núcleo social dado, pero que no
tienen el carácter de generalidad de la costumbre ni el convencimiento de que
dichas conductas son jurídicamente obligatorias,
b. Regla de la última alternativa. Art 1566. “No pudiendo aplicarse
ninguna de las reglas precedentes de interpretación, se interpretarán las cláusulas
ambiguas a favor del deudor.
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las
partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán contra ella, siempre que la
ambigüedad provenga de la falta de una explicación que haya debido darse por
ella”.
Según este artículo, de no poder aplicar las reglas antedichas, es necesario
distinguir:
a. Contrato libremente discutido. En este caso, las cláusulas ambiguas
se interpretan a favor del deudor.
b. Contrato redactado o dictado por una sola de las partes. Las
cláusulas ambiguas se interpretan contra la parte que haya dictado el o extendido
el contrato, sea acreedora o deudora, siempre que la ambigüedad del contrato le
sea imputable, puesto ésta lo ha redactado. En Chile se ha aplicado esta norma
especialmente a los contratos por adhesión.
¿Son las normas de interpretación imperativas para el juez?
a. Los primeros comentadores del Código de Napoleón consideraban que eran
meros consejos dados por el legislador al juez. El juez es plenamente soberano
para interpretar el contrato, y su decisión sólo sería revisable por medio del
recurso de apelación, pero no por el recurso de casación. En Chile, la
jurisprudencia minoritaria lo ha considerado así.
b. Hoy en día se estima que las leyes sobre interpretación de los contratos son
imperativas para el juez.
a. Se trata de leyes, y por tanto, son obligatorias para el juez de la
misma forma que toda otra ley.
b. Por otro lado, los contratantes, al perfeccionar el contrato han tenido
en vista las normas legales aplicables, y dentro de ellas las de interpretación, de
manera que el intérprete en su tarea, establezca el sentido y alcance que las partes
le han querido dar. Es por esto que el legislador ha impuesto estas normas de
interpretación, eliminando la variabilidad de soluciones a que podría llegarse.
Prescripción
“Art. 1834. Las acciones dadas en los dos artículos precedentes expiran al cabo de
un año contado desde la entrega”.
“Art. 1836. Además de las acciones dadas en dichos artículos compete a los
contratantes la de lesión enorme en su caso”.
“Art. 1835. Las reglas dadas en los dos artículos referidos se aplican a cualquier
todo o conjunto de efectos o mercaderías”.
Obligación de saneamiento
“Art. 1824.1. Las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos: la entrega
o tradición, y el saneamiento de la cosa vendida”.
Es la segunda obligación del vendedor, pues no basta que entregue la cosa vendida
sino que debe hacerlo de manera que el comprador pueda gozar de ella tranquila y
útilmente
Comprende el saneamiento de la evicción y de los vicios redhibitorios.
“Art. 1837. La obligación de saneamiento comprende dos objetos: amparar al
comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida, y responder de los
defectos ocultos de ésta, llamados vicios redhibitorios”.
Características de esta obligación
a) Es una obligación de la naturaleza del contrato (artículo 1444).
b) Es eventual, puede que tenga o no lugar
Saneamiento de la evicción
Objeto
“Art. 1837. La obligación de saneamiento comprende dos objetos: amparar al
comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida...”.
Este amparo comprende dos etapas
1) Una obligación de hacer y
2) Una obligación de dar
La obligación de hacer
Consiste en que el vendedor debe concurrir al juicio que un tercero inicie en contra
del comprador pretendiendo derechos sobre la cosa una vez que sea legalmente
citado por el comprador y a fin de defenderlo en la forma que establece la ley.
La obligación de dar
Consiste en indemnizar al comprador en caso de que la cosa sea evicta.
La obligación de hacer es indivisible y la de dar es divisible
“Art. 1840. La acción de saneamiento es indivisible. Puede por consiguiente
intentarse insólidum contra cualquiera de los herederos del vendedor.
Pero desde que a la obligación de amparar al comprador en la posesión, sucede la
de indemnizarle en dinero, se divide la acción; y cada heredero es responsable
solamente a prorrata de su cuota hereditaria.
La misma regla se aplica a los vendedores que por un solo acto de venta hayan
enajenado la cosa”.
Requisitos para que se haga exigible el saneamiento de la evicción
1) Que el comprador se vea expuesto a sufrir evicción de la cosa comprada
2) Que el vendedor sea citado de evicción.
Concepto de evicción
“Art. 1838. Hay evicción de la cosa comprada, cuando el comprador es privado del
todo o parte de ella, por sentencia judicial”.
“Art. 1839. El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que
tengan una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo
contrario”.
Elementos
1) Privación total o parcial de la cosa
La expresión “parte” tiene un sentido material o intelectual, como si se hace valer
un derecho de usufructo o servidumbre.
2) Sentencia judicial
La evicción supone un juicio, no bastan reclamaciones extrajudiciales.
El vendedor sólo tiene que sanear las turbaciones de derecho y no las de hecho.
3) Debe tener una causa anterior a la venta
Artículos 1839 y 1843.1.
“Art. 1839. El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que
tengan una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo
contrario”.
“Art. 1843.1. El comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior
a la venta...”.
Obligación de hacer
Para hacer efectiva esta obligación, el comprador debe citar de evicción al
vendedor, hacerle saber del juicio.
“Art. 1843.1. El comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior
a la venta, deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla”.
Si no lo cita, el vendedor queda exonerado de responsabilidad:
“Art. 1843.3. Si el comprador omitiere citarle, y fuere evicta la cosa, el vendedor no
será obligado al saneamiento;...”.
La citación debe hacerse conforme al C.P.C.
“Art. 1843.2. Esta citación se hará en el término señalado por el Código de
Enjuiciamiento”.
Artículos 584 y siguientes del C.P.C. (Título V del Libro III).
La citación debe hacerse antes de la contestación de la demanda.
A quién puede citarse
“Art. 1841. Aquel a quien se demanda una cosa comprada podrá intentar contra el
tercero de quien su vendedor la hubiere adquirido, la acción de saneamiento que
contra dicho tercero competería al vendedor, si éste hubiese permanecido en
posesión de la cosa”.
Una vez citado el vendedor, pueden suceder dos cosas:
1) Que no comparezca dentro del término legal
“Art. 1843.3....y si el vendedor citado no compareciere a defender la cosa vendida,
será responsable de la evicción; a menos que el comprador haya dejado de oponer
alguna defensa o excepción suya, y por ello fuere evicta la cosa”.
2) Que comparezca dentro del término legal
2.1. Si el vendedor comparece dentro del término legal y no se allana al
saneamiento
Asume el papel de demandado, pero el comprador puede siempre intervenir como
tercero coadyuvante.
“Art. 1844. Si el vendedor comparece, se seguirá contra él solo la demanda; pero el
comprador podrá siempre intervenir en el juicio para la conservación de sus
derechos”.
2.2. Si el vendedor comparece dentro del término legal y se allana al saneamiento
En cambio, si se allana al saneamiento, porque considera inútil defender el juicio
porque se va a perder, el comprador puede:
Aceptar el allanamiento
En cuyo caso el vendedor deberá indemnizarle y tendremos una evicción sin
sentencia judicial
Art. 1856. La acción de saneamiento por evicción prescribe...Se contará el tiempo
desde la fecha de la sentencia de evicción; o si ésta no hubiere llegado a
pronunciarse,...”.
No aceptar el allanamiento
Si el comprador no acepta el allanamiento del vendedor:
“Art. 1845. Si el vendedor no opone medio alguno de defensa, y se allana al
saneamiento, podrá con todo el comprador sostener por sí mismo la defensa; y si
es vencido, no tendrá derecho para exigir del vendedor el reembolso de las costas
en que hubiere incurrido defendiéndose, ni el de los frutos percibidos durante
dicha defensa y satisfechos al dueño”.
Tendrá derecho a que se le indemnice conforme al artículo 1847, excepto los
rubros 3 y 4.
“Art. 1847. El saneamiento de evicción, a que es obligado el vendedor, comprende:
3.- La del valor de los frutos, que el comprador hubiere sido obligado a restituir al
dueño; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1845;
4.- La de las costas que el comprador hubiere sufrido a consecuencia y por efecto
de la demanda; sin perjuicio de lo dispuesto en el mismo artículo;..”.
Obligación de dar
Si la sentencia niega lugar a la demanda:
“Art. 1855. Si la sentencia negare la evicción, el vendedor no será obligado a la
indemnización de los perjuicios que la demanda hubiere causado al comprador,
sino en cuanto la demanda fuere imputable a hecho o culpa del vendedor”.
En cambio, si la acoge, la cosa será evicta
El vendedor debe indemnizar al comprador los rubros comprendidos en el artículo
1847:
“Art. 1847. El saneamiento de evicción, a que es obligado el vendedor, comprende:
1.- La restitución del precio, aunque la cosa al tiempo de la evicción valga menos;
2.- La de las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satisfechas por
el comprador;
3.- La del valor de los frutos, que el comprador hubiere sido obligado a restituir al
dueño; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1845;
4.- La de las costas que el comprador hubiere sufrido a consecuencia y por efecto
de la demanda; sin perjuicio de lo dispuesto en el mismo artículo;
5.- El aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del comprador,
aun por causas naturales o por el mero transcurso del tiempo.
Todo con las limitaciones que siguen.
Art. 1848. Si el menor valor de la cosa proviniere de deterioros de que el comprador
ha sacado provecho, se hará el debido descuento en la restitución del precio.
Art. 1849. El vendedor será obligado a reembolsar al comprador el aumento de
valor, que provenga de las mejoras necesarias o útiles, hechas por el comprador,
salvo en cuanto el que obtuvo la evicción haya sido condenado a abonarlas.
El vendedor de mala fe será obligado aun al reembolso de lo que importen las
mejoras voluptuarias.
Art. 1850. El aumento de valor debido a causas naturales o al tiempo, no se
abonará en lo que excediere a la cuarta parte del precio de la venta; a menos de
probarse en el vendedor mala fe, en cuyo caso será obligado a pagar todo el
aumento de valor, de cualesquiera causas que provenga”.
Si la evicción es parcial
Puede pedir la resolución de la venta o el saneamiento de la evicción:
“Art. 1852.4. Si la evicción no recae sobre toda la cosa vendida, y la parte evicta es
tal, que sea de presumir que no se habría comprado la cosa sin ella, habrá derecho
a pedir la rescisión de la venta”.
“Art. 1853. En virtud de esta rescisión, el comprador será obligado a restituir al
vendedor la parte no evicta, y para esta restitución será considerado como
poseedor de buena fe, a menos de prueba contraria; y el vendedor además de
restituir el precio, abonará el valor de los frutos que el comprador hubiere sido
obligado a restituir con la parte evicta, y todo otro perjuicio que de la evicción
resultare al comprador”.
Si no es de tanta importancia la parte evicta, o en el de no pedirse la rescisión de la
venta
Art. 1854. En caso de no ser de tanta importancia la parte evicta, o en el de no
pedirse la rescisión de la venta, el comprador tendrá derecho para exigir el
saneamiento de la evicción parcial con arreglo a los
artículos 1847 y siguientes.
Caso de las ventas forzadas
En el caso de las ventas forzadas, la indemnización se limita a la restitución del
precio:
“Art. 1851. En las ventas forzadas hechas por autoridad de la justicia, el vendedor
no es obligado, por causa de la evicción que sufriere la cosa vendida, sino a
restituir el precio que haya producido la venta”.
LA PERMUTACIÓN O CAMBIO
Concepto
Art. 1897. La permutación o cambio es un contrato en que las partes se obligan
mutuamente a dar una especie o cuerpo cierto por otro.
Se rige por las reglas de la compraventa
Art. 1900. Las disposiciones relativas a la compraventa se aplicarán a la
permutación en todo lo que no se oponga a la naturaleza de este contrato; cada
permutante será considerado como vendedor de la
cosa que da, y el justo precio de ella a la fecha del contrato se mirará como el
precio que paga por lo que recibe en cambio.
Art. 1898. El cambio se reputa perfecto por el mero consentimiento; excepto que
una de las cosas que se cambian o ambas sean bienes raíces o derechos de
sucesión hereditaria, en cuyo caso, para perfección del contrato ante la ley, será
necesaria escritura pública.
Art. 1899. No pueden cambiarse las cosas que no pueden venderse.
Ni son hábiles para el contrato de permutación las personas que no son hábiles
para el contrato de venta.
CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
Concepto
Art. 1915. El arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan
recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa, o a ejecutar una obra o
prestar un servicio, y la otra a pagar por este goce, obra o servicio un precio
determinado.
Objeto
a) Conceder el goce de una cosa,
b) Ejecutar una obra
c) Prestar un servicio
Tratamiento del CC
1) Arrendamiento de cosas (artículos 1916 a 1986)
2) Arrendamiento de criados domésticos (parcialmente derogado por el Código del
Trabajo)
3) Contratos para la confección de una obra material (artículos 1996 a 2005)
4) Arrendamiento de servicios inmateriales (artículos 2006 a 2012)
5) Arrendamiento de transporte (artículos 2013 a 2021)
Además, debe tenerse presente importantes leyes especiales
1) Ley 18.101, de 29 de enero de 1982, sobre arrendamiento de predios
urbanos
2) Decreto Ley 993, de 24 de abril de 1975, sobre arrendamiento de predios
rústicos
Caracteres generales
1) Consensual
2) Bilateral
3) Oneroso
4) Principal
5) De trato sucesivo
ARRENDAMIENTO DE COSAS
Art. 1915. El arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan
recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa,… y la otra a pagar por este
goce, … un precio determinado.
Se le denomina también “locación”.
PARTES DEL CONTRATO
Art. 1919. En el arrendamiento de cosas la parte que da el goce de ellas se llama
arrendador, y la parte que da el precio arrendatario.
El arrendatario de predios urbanos se llama inquilino (art. 1970) y el de predios
rústicos, colono (art. 1979).
Diferencias con la compraventa
Constituye un título de mera tenencia, a diferencia de la compraventa.
Diferencias con el derecho de usufructo
Constituye un contrato, que genera para el arrendatario un derecho personal, a
diferencia del usufructo.
Diferencias con el comodato
Este último es unilateral, esencialmente gratuito y real.
ELEMENTOS DEL CONTRATO
1) Consentimiento
2) Cosa
3) Precio
1) CONSENTIMIENTO
El arrendamiento de cosas es consensual, se perfecciona por el solo
consentimiento de las partes en la cosa y el precio.
Excepción
El arrendamiento de predios rústicos, regulado por el D.L. 993, es solemne
(artículo 5, modificado por Ley 18.985, de 1990): se debe otorgar por escritura
pública, o por escritura privada y dos testigos.
Formalidades del contrato
Sin perjuicio de lo expresado, la ley ha impuesto respecto de este contrato:
Formalidades por vía de prueba
a) Las generales de los artículos 1708 y siguientes del CC
b) Las de los artículos 20 de la Ley 18.101, sobre arrendamiento de predios
urbanos; y 13 y 13 del DL 993, sobre arrendamiento de predios rústicos.
Formalidades por vía de publicidad
Es conveniente que se otorgue por escritura pública (artículo 1962 del CC) y
además, conviene inscribirlo (artículo 1962), puesto que es un título que puede
inscribirse (artículo 53 del Reglamento del CBR), para hacerlo oponible a terceros
adquirentes.
La escritura pública procura, además, un título ejecutivo.
Formalidades habilitantes
Suele exigirlas la ley, en consideración al estado o calidad de las partes que lo
celebran. Por ejemplo, artículos 1756 y 1761.
Solemnidades voluntarias
Al igual que en la compraventa, pueden las partes estipular solemnidades y dar al
contrato el carácter de solemne, con los efectos que indica el artículo 1921:
“Art. 1921. Si se pactare que el arrendamiento no se repute perfecto mientras no se
firme escritura, podrá cualquiera de las partes arrepentirse hasta que así se haga,
o hasta que se haya procedido a la entrega de la cosa arrendada,…”.
2) COSA
Debe reunir los requisitos de toda declaración de voluntad:
Art. 1461. No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración de
voluntad, sino las que se espera que existan; pero es menester que las unas y las
otras sean comerciables, y que estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su
género.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga
datos que sirvan para determinarla.
Pueden arrendarse
“Art. 1916. Son susceptibles de arrendamiento todas las cosas corporales o
incorporales, que pueden usarse sin consumirse…”.
Todas las cosas muebles o inmuebles, corporales o incorporales.
Así, puede arrendarse el derecho de usufructo (artículo 793).
O el derecho derivado del contrato de arrendamiento, mediante un
subarrendamiento (artículo 1946).
Pero la cosa, dada la naturaleza del contrato, no puede debe ser consumible.
Puede arrendarse aun la cosa ajena, y el arrendatario de buena fe tendrá acción de
saneamiento contra el arrendador, en caso de evicción (artículo 1916.2)
No pueden arrendarse
1) Las cosas que la ley prohíbe arrendar
2) Los derechos estrictamente personales (personalísimos), como los de
habitación y uso
3) Las cosas consumibles
“Art. 1916.1. Son susceptibles de arrendamiento todas las cosas corporales o
incorporales, que pueden usarse sin consumirse; excepto aquellas que la ley
prohíbe arrendar, y los derechos estrictamente personales, como los de habitación
y uso”.
PRECIO
Debe ser:
a) Real o serio
b) Determinado: La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato
fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla. “Art. 1918. El precio
podrá determinarse de los mismos modos que en el contrato de venta”. Es decir,
pueden determinarlo las partes o un tercero, pero no por una sola de las partes
(artículos 1808 y 1809)
c) El precio puede consistir ya en dinero, ya en frutos naturales de la cosa
arrendada; y en este segundo caso puede fijarse una cantidad determinada o una
cuota de los frutos de cada cosecha (artículo 1917.1)
d) Puede consistir en una cantidad alzada o periódica . Se llama renta cuando
se paga periódicamente (artículo 1917.2)
2.- Obligación de mantener la cosa en el estado de servir para el fin a que ha sido
arrendada
La obligación de mantener la cosa arrendada en buen estado consiste en hacer
durante el arriendo todas las reparaciones necesarias, esto es, las indispensables
para mantener la cosa en estado de servir para el objeto para el cual se arrendó
(artículo 1927 y 1935).
Pero las estipulaciones de los contratantes pueden modificar esta obligación.
2.- Obligación de usar de la cosa según los términos o espíritu del contrato
Art. 1938. El arrendatario es obligado a usar de la cosa según los términos o
espíritu del contrato, y no podrá en consecuencia hacerlo servir a otros objetos que
los convenidos, o, a falta de convención expresa, aquellos a que la cosa es
naturalmente destinada, o que deban presumirse de las circunstancias del
contrato o de la costumbre del país.
Si el arrendatario contraviene a esta regla, podrá el arrendador reclamar la
terminación del arriendo con indemnización de perjuicios, o limitarse a esta
indemnización, dejando subsistir el arriendo.
2.- Por la expiración del tiempo estipulado para la duración del arriendo
El contrato de arrendamiento puede ser por tiempo determinado y por tiempo
indeterminado.
Contrato de arrendamiento por tiempo determinado
Es por tiempo determinado:
a) Si en el contrato se ha fijado tiempo para la duración del arriendo,
b) Si la duración es determinada por el servicio especial a que se
destinó la cosa arrendada, o
c) Por la costumbre
En tales casos el contrato termina ipso iure, sin sea necesario desahucio (artículo
1954).
Contrato de arrendamiento por tiempo indeterminado
Dura indefinidamente mientras las partes no expresen voluntad de ponerle fin,
mediante el desahucio:
Art. 1951.1. Si no se ha fijado tiempo para la duración del arriendo, o si el tiempo
no es determinado por el servicio especial a que se destina la cosa arrendada o por
la costumbre, ninguna de las dos partes podrá hacerlo cesar sino desahuciando a
la otra, esto es, noticiándoselo anticipadamente.
Art. 1953. Si se ha fijado tiempo forzoso para una de las partes y voluntario para la
otra, se observará lo estipulado, y la parte que puede hacer cesar el arriendo a su
voluntad, estará sin embargo sujeta a dar la noticia anticipada que se ha dicho.
El desahucio
Es el aviso anticipado que una de las partes da a la otra de su voluntad de poner
fin al contrato.
a) Es un acto unilateral
b) Es irrevocable (artículo 1952)
“Art. 1952. El que ha dado noticia para la cesación del arriendo, no podrá después
revocarla, sin el consentimiento de la otra parte”.
“Art. 1950. El arrendamiento de cosas expira de los mismos modos que los otros
contratos, y especialmente:
4.- Por sentencia del juez en los casos que la ley ha previsto”.
Cuando se dicta sentencia de terminación del contrato por incumplimiento de las
obligaciones que de él derivan; o cuando se le declara judicialmente nulo o
rescindido.
Reglas particulares relativas al arrndamiento de predios urbanos.
Regulación.
1.- Reglas generales del arrendamiento de cosas.
2.- Reglas especiales del párrafo 5°, arts. 1970 a 1977, y son reiteración de las
normas generales.
Sin embargo establece dos cuestiones especiales.
a. Libertad para pactar el precio o renta.
b. Desahucio discrecional y en plazos breves. Art. 1976.
Art. 1976. “El desahucio en los casos en que tenga lugar, deberá darse con
anticipación de un período entero de los designados por la convención o la ley para
el pago de la renta”.
3.- Ley especial en materia de arrendamiento de predios urbanos.
a. Históricamente ha sido uno de los ejemplos más clásicos de dirigismo
contractual. El fundamento de este dirigismo consistió en el desplazamiento
masivo a centros urbanos y escasez de viviendas.
b. En 1932 se dictó la primera ley especial caracterizada por imponer
restricciones a la libertad contractual.
a. La renta anual máxima estaba vinculada al avalúo fiscal de la
propiedad, esto es, un 11%.
b. El desahucio y las demás causales debían ser motivadas, siempre
eran motios plausibles.
c. Se ampliaron los plazos para el desahucio: hasta 5 años legalmente.
c. Se dictaron otras leyes con posterioridad:
a. DL 520.
b. Ley 6844.
c. Ley 11622.
d. Ley 17600.
d. El DL 964 del año 1975 constitute el antecedente de la ley 18101 que rige
hoy.
a. Este DL fue de corte liberal incentivando la propiedad privada y se
elimina el dirigismo contractual.
b. Significa un retorno a las normas del CC para un importante número
de inmuebles urbanos en materia de libertad para pactar renta y desahucio
discrecional.
c. Sólo respecto de bienes raíces debajo de un avalúo fiscal determinado
se mantuvo la renta máxima legal y desahucio por motivo plausible.
d. Redujo los plazos de restitución, pero fijó superiores a los del CC.
e. Sustituyo los múltiples procedimientos existentes por un juicio
sumario, modificado.
f. Estableció la retroactividad de sus normas (art. 1 transitorio).
e. Ley 18101.
a. Significa en gran medida una vuelta a las normas del CC, eliminando
el dirigismo contractual.
b. La ley 18101 se aplica preferentemente al arrendamiento de bienes
urbanos, y supletoriamente por las normas del CC.
Ley 18101.
Ámbito de aplicación.
a. Territorial. Art. 1.
Artículo 1°- “El contrato de arrendamiento de bienes raíces urbanos,
entendiéndose por tales los ubicados dentro del radio urbano respectivo, se regirá
por las disposiciones especiales de esta ley y, en lo no previsto en ella, por el
Código Civil.
La misma norma se aplicará a los arrendamientos de viviendas situadas fuera del
radio urbano, aunque incluyan terreno, siempre que su superficie no exceda de una
hectárea”.
Contrato de Promesa.
Denominación.
a. Promesa.
b. Promesa de contrato.
c. Contrato de promesa de celebrar un contrato.
Definición. La promesa es un contrato en que una o ambas partes se obligan a
celebrar en el futuro determinado contrato (Meza).
Razones que llevan a celebrar un contrato de promesa.
Hay muchas razones que pueden hacer que las partes no celebren de
inmediato un contrato, así por ejemplo puede haber un impedimento legal que
obste a la celebración inmediata que del contrato las partes deseen
Puede ser necesario el alzamiento de un embargo, de una prohibición de
enajenar o dar tiempo a las partes para obtener el dinero necesario para el precio,
permitir el examen exhaustivo de determinado bien, regularización la titulación de
un inmuebles, dar tiempo para tramitar un crédito, etc.
Este propósito se logra a través del contrato de promesa que es a su vez un
contrato con fisonomía propia (distinto al contrato prometido).
Diferencias de la promesa con la simple oferta.
La promesa es un contrato, o sea hay acuerdo de voluntad aunque la promesa sea
unilateral. Así por ejemplo si Juan promete vender a Pedro un determinado bien a
un determinado precio, transcurrido un plazo estamos ante una simple oferta que
el oferente podría revocar a su arbitrio.
En cambio, si Pedro promete comprar este bien a ese precio, si transcurrido el
plazo el negocio le resulta conveniente, estamos en presencia de una promesa
aunque unilateral porque si bien Juan se ha obligado a vender, Pedro no se ha
obligado a comprar.
Por último, si Pedro señala que va a comprar el bien a ese precio transcurrido el
plazo, estamos en presencia no del contrato de compraventa definitivo, porque
tratándose e este caso de un inmueble faltaría la solemnidad de la escritura
pública. De manera que estamos en presencia de una promesa bilateral.
Promesa y contrato prometido.
La promesa es un contrato distinto del contrato prometido, pues el objeto de
la promesa es celebrar el contrato prometido y sus efectos son obligar a las partes
a celebrarlo, o sea a una o ambas partes, es decir sea la promesa uni o bilateral.
En cambio, el contrato prometido tiene el objeto y efectos propios de su
naturaleza. Ambos contratos se suceden en el tiempo y celebrar el contrato
prometido importa cumplir la promesa.
Ámbito de aplicación de la promesa en el CC.
Título XII, Libro IV, “de los efectos de las obligaciones”. Los contratos se tratan en
el libro IV, título XXII en adelante. Sin embargo, este contrato de promesa está
tratado en el art. 1554. En el art. 1553 se trata de los efectos de las obligaciones de
hacer, en el art. 1555 los efectos de las obligaciones de no hacer.
En la promesa se genera una obligación de hacer: un hecho jurídico,
celebrar un contrato definitivo. Y por tanto debe remitirse al art. 1553.
El CC Francés reglamentó la promesa a propósito de la compraventa. En
cambio, en Chile, este contrato tiene una aplicación general y así por ejemplo
puede haber promesa de compraventa, de arrendamiento, de mutuo, de depósito,
de hipoteca, de sociedad, etc., de cualquier clase de contratos típicos o atípicos.
Promesa de contratos consensuales.
Según algunos, la promesa solo puede tener lugar respecto de contratos reales y
solemnes como se desprendería del art. 1554 N° 4, pues si el contrato prometido
fuere consensual al especificarse y haber acuerdo de las partes éste se
perfeccionaría, de manera que en estos casos la promesa y el contrato prometido se
confundirían. Ejemplo: la promesa de compraventa de cosas muebles.
Para otros la promesa de contrato consensual es admisible por las
siguientes razones:
a. Porque los impedimentos jurídicos o materiales que obstan a la contratación
definitiva, también pueden presentarse en este caso.
b. Porque la promesa tiene un objeto distinto que el contrato prometido que no
cabe confundir.
c. Porque la declaración de voluntad de la promesa es distinta pues las partes
manifiestan su voluntad de obligarse sólo para el futuro.
d. Porque de la historia fidedigna de la ley se desprende que sería admisible la
promesa en este caso, porque en el proyecto de 1853 se hacía equivalente a la
promesa con el contrato prometido, en este caso una equivalencia que en definitiva
se suprimió.
e. Porque la promesa tiene una individualidad propia acusada por su
solemnidad: Art. 1554 N° 1: que conste por escrito.
Requisitos de la promesa.
Art. 1554. “La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna;
salvo que concurran las circunstancias siguientes:
1.a Que la promesa conste por escrito;
2.a Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3.a Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la
celebración del contrato;
4.a Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten
para que sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes
prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo
precedente”.
a. Que la promesa conste por escrito. Art. 1554 N°1.
a. Si falta este requisito la sanción es la nulidad absoluta porque falta
una solemnidad. Se trata de una formalidad ad solemnitatem (solemnidad) cuya
omisión acarrea en doctrina la inexistencia y en el Derecho chileno la nulidad
absoluta, art. 1682 inc 1°.
b. Además la escrituración juega como formalidad ad probationem, de
manera que no podrá probarse por testigos(art. 1708) o por conseción de parte.
c. Como la ley sólo exige que la promesa conste por escrito, basta una
escritura privada aún cuando el contrato prometido requiera escritura pública,
como por ejemplo una compraventa de un bien raíz, porque exigir escritura pública
para la promesa sería crear una solemnidad no exigida por la ley y confundir la
solemnidad de la promesa por la del contrato prometido en circunstancias que el
N°4 distingue claramente una de otra.
Hace excepción a esta regla el art. 515 del CCOM, que señala que el seguro
ajustado verbalmente vale como promesa, con tal que los contratantes hayan
convenido formalmente en la cosa, riesgo y prima.
Art. 515.” El seguro ajustado verbalmente vale como promesa, con tal que los
contratantes hayan convenido formalmente en la cosa, riesgo y prima.
La promesa puede ser justificada por cualquiera de los medios probatorios
admitidos en materia mercantil, y autoriza a cada una de las partes para
demandar a la otra el otorgamiento de la póliza”.
b. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran
ineficaces. Art. 1554 N°3.
a. Es decir, es necesario que el contrato prometido sea válido.
b. La doctrina y la jurisprudencia han señalado que esta exigencia se
refiere a los requisitos intrínsecos o de fondo del contrato prometido y no a los
extrínsecos o de forma, pues éstos deben cumplirse al momento de la celebración
del contrato prometido. Así por ejemplo sería nula la compraventa entre cónyuges
no separados judicialmente (art. 1796) o si el contrato adolece de objetos o causas
ilícitos.
c. Casos que se prestan para dudas.
i. Promesa de compraventa de bienes embargados. Art. 1464 N°
3 y 1810.
Art. 1464. “Hay un objeto ilícito en la enajenación: 3. De las cosas embargadas por
decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello”.
Art. 1810. “Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya
enajenación no esté prohibida por ley”.
Se determina que valen si se entiende hecha bajo la condición de que el embargo se
alce. El embargo es un impedimento legal para celebrar el contrato definitivo.
La promesa en este caso se ha señalado que vale puesto que no importa
enajenación y se entienda hecha bajo la condición de que al momento de la
enajenación se habrá alzado el embargo.
ii. Promesa de venta de bienes con prohibición de enajenar
judicial o convencional. Se ha dicho que la promesa vale puesto que:
1. No constituye un acto de disposición o enajenación
2. Al contrario de vulnerar una prohibición importa un
respeto a la misma.
3. Porque la promesa tiene por objeto la celebración futura
del contrato
iii. Promesa de venta de cosa ajena. Si la compraventa de cosa
ajena vale, con mayor razón vale a promesa.
iv. Promesa de venta de un bien raíz de la sociedad conyugal. La
ley 18.802 puso término a una discusión ya que el art. 1749, antes de dicha ley,
señalaba que para la compraventa de bienes raíces sociales se necesitaba en
consentimiento de la mujer, pero no señalaba nada respecto de la promesa. Hoy
está contemplado expresamente por el art. 1749 inc. 3°. “El marido no podrá
enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar los bienes raíces
sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta”.
Sanción: nulidad relativa (art. 1757).
c. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la
celebración del contrato. Art. 1554 N°3.
a. Nada impide que se establezcan ambas copulativamente. Por ejemplo
se señala que el contrato prometido se celebrará si la Asociación de Ahorros y
Préstamos, otorga un crédito antes del 15 de diciembre de 2006 (hay plazo y
condición).
b. En este caso las solemnidades son elementos esenciales del contrato
de promesa, de manera que si no se contienen en él habría nulidad absoluta que
debe ser declarada de oficio por el juez (porque aparece de manifiesto).
c. El plazo o la condición o la condición deben fijar la época de
celebración del contrato prometido, no necesariamente una fecha o momento
preciso.
d. El plazo.
i. Si las partes tienen seguridad acerca del momento en que van
a celebrar el contrato prometido establecerán un plazo. Por ejemplo el contrato}
prometido se celebrará el 12 de marzo de 2006 o bien 5 meses a contar de la fecha
de esta escritura o de cualquier otro documento.
ii. Se ha discutido acerca si el plazo es suspensivo o extintivo.
1. Para alguna doctrina y jurisprudencia el palzo es
normalmente extintivo, de manera que vencido el plazo se produce la caducidad de
la promesa, por la utilización de palabras como “en” o “dentro de “ que indican
plazos fatales (art. 49).
2. }Para otra doctrina el plazo será normalmente
suspensivo, de manera que vencido el plazo, recién se podrá exigir la celebración
del contrato prometido, pues sostener que el plazo es normalmente extintivo
equivale a señalar que si una persona se obliga a pagar en el plazo de 3 meses,
vencido este plazo, se extingue el derecho de exigir el pago, cuando muy por el
contrario vencido el plazo se hace exigible la obligación. Sin embargo, nada obsta a
que las partes den al plazo el carácter de extintivo, como si señalan, por ejemplo,
que el contrato prometido deberá celebrarse a más tardar dentro de tres meses.
e. La condición. Si las partes no tienen seguridad acerca de la
celebración del contrato prometido pueden señalar en la promesa una condición,
condición que debe fijar la época de celebración del contrato prometido, es decir,
debe ser determinado. Así lo ha señalado la jurisprudencia, habiéndole negado
valor a las condiciones indeterminadas. Para algunos la condición indeterminada
también fijaría la época de celebración del contrato prometido por cuanto si no se
cumple en 10 años, se tiene por fallida.
d. Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo
falten para que sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las
leyes prescriban.
a. Este requisito importa individualizar el contrato prometido, de tal
manera que no se confunda con otro, y se justifica porque en caso contrario la
promesa devendrá en ineficaz al imposibilitarse la ejecución forzada por falta de
precisión del contrato prometido. Esta especificación dice relación con los
elementos esenciales del contrato prometido y no con los naturales ni accidentales.
b. Tratándose de promesa de venta de bienes raíces, se ha discutido se
es necesario señalar los deslindes. Como la jurisprudencia es contradictoria, lo
recomendable es hacerlo.
c. En cuanto al precio, puede ser determinado o determiable y nada
obsta a que se fije en una unidad reajustable.
d. Se ha señalado que el contrato prometido debe estar contenido en la
promesa, sólo así faltaría para ser perfecto, la tradición o las solemnidades.
e. En un contrato de compraventa de un bien raíz, no es necesaria la
escritura pública, porque ya consta por escrito y se individualizó el inmueble.
Situación de las promesas celebradas con personas que tengan por giro la
actividad inmobiliaria o construyan o encarguen construir determinados bienes
raíces.
La ley 19932 de 3 de febrero de 2004 agregó el art. 138 bis a la ley general de
urbanismo y construcciones.
Artículo 138 bis.- “Las personas naturales o jurídicas que tengan por giro la
actividad inmobiliaria o aquellas que construyan o encarguen construir bienes
raíces destinados a viviendas, locales comerciales u oficinas, y que celebren
contratos de promesa de compraventa, deberán otorgarlos mediante instrumentos
privados autorizados ante notario y caucionarlos mediante póliza de seguro o
boleta bancaria, aceptada por el promitente comprador. Esta garantía,
debidamente identificada, se incorporará al contrato a favor del promitente
comprador, en un valor igual a la parte del precio del bien raíz entregado por éste y
establecido en el contrato de promesa respectivo, para el evento de que éste no se
cumpla dentro del plazo o al cumplimiento de
la condición establecidos por el promitente vendedor. La garantía permanecerá
vigente mientras el inmueble se encuentre sujeto a cualquier gravamen o
prohibición emanado directamente de obligaciones pendientes e imputables al
promitente vendedor y hasta la inscripción del dominio en el registro de propiedad
del respectivo conservador de bienes raíces, a favor del promitente comprador.
Los notarios públicos no autorizarán los contratos de promesa de compraventa a
que se refiere el inciso anterior si no se ha constituido la garantía a favor del
promitente comprador”.
Ámbito de aplicación. Contratos de promesa de compraventa de bienes inmuebles
destinados a viviendas, locales comerciales u oficinas celebrados por personas
naturales o jurídicas que tengan por giro la actividad inmobiliaria o aquellas que
construyan o encarguen construir bienes raíces con dichos fines.
Formalidades especiales. Agregó dos solemnidades adicionales:
a. Que el contrato se celebre por instrumento privado autorizado ante notario.
b. Que el contrato sea caucionado con póliza de seguro o boleta bancaria
aceptada por el promitente comprador.
Caracteres de la promesa.
a. Es un contrato preparatorio general, sirve para prepara toda clase de
contratos incluso atípicos.
b. Es un contrato principal, porque subsiste por si mismo, sin necesidad de
otra convención.
c. Es un contrato solemne, porque debe constar por escrito.
d. Es un contrato unilateral o bilateral, según las partes que se obligan.
e. Es un contrato de futureidad. Art. 1554 N°3.
f. Es un contrato típico, con nombre y tratamiento legal.
g. Tiene un supuesto: carácter de derecho estricto. La redacción del art. 1551
inc. 1° ha llevado a algunos a sostener que se trata de una institución de derecho
estricto, de una norma excepcional, de interpretación restrictiva, lo que ha
conducido a una exigencia estrictísima para su validez. Ante este criterio han
reaccionado los autores más modernos porque a ley no lo ha establecido y por las
consecuencias que de él se derivan como numerosos juicios, amparo a
contratantes inescrupulosos, etc.
Promesa unilateral de contrato bilateral.
Tanto la promesa como el contrato prometido pueden ser unilaterales o bilaterales
de manera que:
a. Promesa bilateral de contrato bilateral. Ejemplo. Promesa mutuamente
aceptada de compraventa.
b. Promesa bilateral de contrato unilateral. Ejemplo. Si ambas partes se
obligan a celebrar en el futuro un contrato que generará obligaciones para una de
ellas, como la promesa de depósito, de mutuo o de comodato.
c. Promesa unilateral de contrato bilateral. Ejemplo. Si una de las partes se
obliga a celebrar en el futuro un contrato que generará obligaciones para ambas,
como una promesa unilateral de compraventa.
d. Promesa unilateral de contrato unilateral. Como si una parte se obliga a
celebrar un contrato que a su vez generará obligaciones para una de las partes.
Se ha discutido la validez de la promesa unilateral de contrato bilateral.
a. Alessandri y Barros Errázuriz, señalan que son nulos porque el contrato
prometido debe especificarse de tal manera que sólo falte para que sea perfecto la
tradición o las solemnidades en su caso, especificación que faltaría si no existe
propósito recíproco de obligarse, sino hay consenso de voluntad. Así por ejemplo en
una promesa de compraventa, sería nula la promesa aún especificando el contrato
prometido si no hay consentimiento en la cosa y en el precio. Señalan además que
estas promesas unilaterales en que una parte puede o no celebrar el contrato
prometido sería nula porque se trataría de una condición meramente potestativa
del deudor (art. 1478).
b. Claro Solar estima que son válidas por las siguiente razones.
a. La especificación del contrato prometido persigue individualizarlo
para que no se confunda con otros, y en la promesa de compraventa, se daría
individualizando a las partes cosa y precio.
b. Exigir que ambas partes se obliguen es confundir la promesa con
el contrato prometido.
c. Ninguna norma legal exige que ambas partes se obliguen
actualmente. Cuando así lo ha querido la ley lo ha señalado. Ejemplo. 98 CC,
cuando se anota que la promesa de matrimonio debe ser mutuamente aceptada.
d. No hay razones morales, jurídicas o económicas que puedan haber
inducido al legislador prohibir estas promesas unilaterales debidamente
estipuladas.
Efectos de la promesa. Art. 1554 inc. Final. “Concurriendo estas circunstancias
habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente”. Esto es se remite al art. 1553
que se refiere a los efectos de las obligaciones de hacer, ya que de la promesa
emana la obligación de celebrar el contrato prometido, que es una obligación de
hacer.
Incumplimiento de la promesa.
En este caso podrá el acreedor hacer valer los derechos que le señala el art. 1553.
Art. 1553. “Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá
pedir el acreedor, junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres
cosas, a elección suya:
1.a Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido; (mediante
multas o arrestos)
2.a Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas
del deudor; (art. 532 CPC (559). “Si el hecho debido consiste en la suscripción de
un instrumento o en la constitución de una obligación por parte del deudor, podrá
proceder a su nombre el juez que conozca del litigio, si, requerido aquél, no lo hace
dentro del plazo que le señale el tribunal”.
3.a Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del
contrato”.
Características de la acción para obtener el cumplimiento del contrato de promesa.
a. Es una acción mueble, aunque diga relación con bienes raíces, porque se
debe un hecho. Art. 581. “Los hechos que se deben se reputan muebles. La acción
para que un artífice ejecute la obra convenida, o resarza los perjuicios causados
por la inejecución del convenio, entra por consiguiente en la clase de los bienes
muebles”.
b. Es patrimonial, y por tanto transferible, transmisible y prescriptible según
las reglas generales, esto es, 5 años para la acción ordinaria, y 3 años para la
acción ejecutiva. Art. 2515.
c. La acción es indivisible, pues recae en un hecho.
d. Procedimiento: depende si la acción es ordinaria o ejecutiva.
e. La promesa no produce derechos reales. La promesa no es título traslaticio
de dominio.
Condición resolutoria tácita en el contrato de promesa.
a. El art. 1554 no restringe los efectos de la promesa a la ejecución forzada.
b. También será posible ejercer la acción resolutoria siempre que la promesa
sea bilateral (art. 1489) porque el art. 1554 sólo recalca que de la promesa emana
una obligación de hacer.
c. Cobran interés en la promesa la mora y la excepción de contrato no
cumplido (art. 1552).
EL MANDATO
Concepto
“Art. 2116. El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno
o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo
acepta, apoderado, procurador, y en general, mandatario”.
Caracteres
1)Es un contrato
Artículos 2116 y 2124.1:” El contrato de mandato se reputa perfecto...”.
2)Es un contrato bilateral
El mandato remunerado porque ambas partes se obligan, el mandatario a cumplir
el encargo y rendir cuentas de su gestión y el mandante a pagar la remuneración
estipulada.
Si es gratuito, también es bilateral porque el mandante debe proveer al mandatario
de losa medios necesarios para el desempeño de su cometido.
3)Es un contrato naturalmente oneroso
“Art. 2117. El mandato puede ser gratuito o remunerado.
La remuneración (llamada honorario) es determinada por convención de las partes,
antes o después del contrato, por la ley, la costumbre, o el juez”.
“Art. 2158. El mandante es obligado,
3.- A pagarle la remuneración estipulada o usual”.
La onerosidad del mandato tiene influencia en la responsabilidad que recae sobre
el mandatario:
“Art. 2129.1 y 2. El mandatario responde hasta de la culpa leve en el cumplimiento
de su encargo.
Esta responsabilidad recae más estrictamente sobre el mandatario remunerado”.
4)Es por regla general un contrato conmutativo
A menos que la remuneración que se estipule con el mandatario quede
subordinada al éxito o fracaso del negocio encomendado.
5)Es un contrato principal
6)Por regla general es consensual
Se perfecciona por el solo consentimiento del mandante y mandatario.
La voluntad del mandante y del mandatario puede manifestarse expresa o
tácitamente.
En cuanto al mandante:
“Art. 2123. El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por escritura
pública o privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo inteligible, y
aun por la aquiescencia tácita de una persona a la gestión de sus negocios por
otra;...”.
En cuanto al mandatario:
“Art. 2124. El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del
mandatario. La aceptación puede ser expresa o tácita.
Aceptación tácita es todo acto en ejecución del mandato”.
Cuando un contrato se otorga por escrito, normalmente el instrumento deja
constancia del consentimiento de ambas partes.
En el mandato, el documento deja constancia, por lo general, sólo de la voluntad
del mandante que propone al mandatario la realización de un encargo, que éste
puede aceptar o rechazar y el consentimiento del mandatario aceptando el encargo
interviene a posteriori (es generalmente tácito).
El silencio del mandatario, por regla general, no importa aceptación del encargo
Ello sólo ocurre excepcionalmente:
“Art. 2125.1. Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios
ajenos, están obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo
que una persona ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su
silencio se mirará como aceptación.
Esta norma atribuye “efectos jurídicos al silencio”.
Aunque haya aceptado el encargo, el mandatario puede retractarse
“Art. 2124.3. Aceptado el mandato, podrá el mandatario retractarse, mientras el
mandante se halle todavía en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de
cometerlo a diversa persona...”.
“Art. 2163. El mandato termina:
4.- Por la renuncia del mandatario;”,
Excepcionalmente, el mandato es un contrato solemne “Art. 2123. El encargo que
es objeto del mandato puede hacerse por escritura pública o privada, por cartas,
verbalmente o de cualquier otro modo inteligible, y aun por la aquiescencia tácita
de una persona a la gestión de sus negocios por otra; pero no se admitirá en juicio
la prueba testimonial sino en conformidad a las reglas generales, ni la escritura
privada cuando las leyes requieran un instrumento auténtico”.
En relación con el artículo 1701.
Es solemne:
El mandato judicial (6 del CPC) y en los casos de los artículos 103, 142, 1749 y
1754 del CC.
“Art. 6. El que comparezca en juicio a nombre de otro, en desempeño de un
mandato o en ejercicio de un cargo que requiera especial nombramiento, deberá
exhibir el título que acredite su representación.
Para obrar como mandatario se considerará poder suficiente: 1 el constituido por
escritura pública otorgada ante notario o ante oficial del Registro Civil a quien la
ley confiera esta facultad; 2 el que conste de un acta extendida ante un juez de
letras o ante un juez árbitro, y subscrita por todos los otorgantes, y 3 el que conste
de una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del tribunal
que esté conociendo de la causa”.
En cuanto al mandato para ejecutar actos solemnes, fundamentalmente el
mandato para comprar o vender un bien raíz, la doctrina (F. Alessandri) y
jurisprudencia mayoritarias sostienen que el mandato debe revestir las mismas
solemnidades del acto cuya ejecución se confía (en este caso, escritura pública): el
consentimiento del mandante debe constar de escritura pública pues la
compraventa la requiere y el consentimiento se expresa a través de la observancia
de la solemnidad legal y porque, en estos casos, el artículo 2123 la exigiría.
Meza Barros y Stichkin opinan en contrario, porque el mandatario que compra o
vende en cumplimiento del encargo, expresa su propio consentimiento y no el del
mandante (artículo 1448).
El mandante, cuando encarga al mandatario comprar o vender, no manifiesta su
consentimiento necesario para que se genere el contrato de compraventa.
Por otra parte, del artículo 2123 sólo se desprende que el mandato requiere de
instrumento público cuando la ley lo exige y no cuando se trata de la ejecución de
un acto solemne.
7) Es un contrato de confianza
“Art. 2116. El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno
o más negocios a otra...”.
Consecuencias:
a) Que es también un contrato “intuito personae” (artículo 1455);
b) Que puede ser revocado unilateralmente por las partes (artículo 2163 N° 3 y
4 y 2124)) lo cual es excepcional, tratándose de un contrato (artículo 1545);
c) Que los derechos y obligaciones que emanan del mandato son
intransmisibles (artículos 2163 N° 5, 2168 y 2170), con la excepción del 2169;
d) Que el mandato termina por la incapacidad sobreviniente del mandante o
del mandatario (artículo 2163 N° 7).
8) El mandatario actúa por cuenta y riesgo del mandante
El mandatario gestiona el negocio encomendado como algo ajeno, de manera que
serán para el mandante los beneficios que la gestión reporte y soportará las
pérdidas como si la gestión la realizara personalmente.
9) La representación NO es de la esencia del mandato a) El mandatario debe obrar
a nombre del mandante, en cuyo caso representa al mandante (artículos 1448 y
2160).
“Art. 2160. El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído el
mandatario dentro de los límites del mandato.
Será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa o
tácitamente cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre”.
b) Pero también puede, en el desempeño de su cometido, obrar a su propio
nombre, evento en el cual no representa al mandante (artículo 2151).
“Art. 2151. El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio
nombre o al del mandante; si contrata a su propio nombre, no obliga respecto de
terceros al mandante”.
De manera que la representación no es un elemento de la esencia del mandato,
sino sólo un elemento de su naturaleza, porque confiere la facultad al mandatario
de representar al mandante sin necesidad de una mención especial.
10)El mandato puede ser civil, mercantil o judicial, según la naturaleza del negocio
que se encomienda.
11)De acuerdo al artículo 2118 los servicios profesionales “se sujetan a las reglas
del mandato”. “Art. 2118. Los servicios de las profesiones y carreras que suponen
largos estudios, o a que está unida la facultad de representar y obligar a otra
persona respecto de terceros, se sujetan a las reglas del mandato”.
El CC no los califica de mandato sino que sólo les hace aplicable su régimen
jurídico.
Subsidiariamente se les aplican también las reglas del arrendamiento de servicios
inmateriales (artículo 2012).
En principio, estos servicios dan origen a un contrato de arrendamiento de
servicios inmateriales (si la prestación de estos servicios no consiste en la gestión
de uno o más negocios, como el médico que atiende la consulta o el abogado que
informa en derecho), aplicándose en cuanto a su régimen jurídico lo dispuesto en
los artículos 2118 y 2012. Pero si la prestación tiene por objeto la gestión de uno o
más negocios del mandante, habrá verdaderamente mandato (como el abogado a
quien se encomienda la defensa total del juicio) y se aplicarán derecha y
exclusivamente las disposiciones de este contrato.
Cabe hacer presente que estos servicios pueden dar origen a un contrato de trabajo
en dos casos:
1) Cuando para el desempeño de estas funciones no se requiere la posesión de
un título o grado universitario; y
2) Cuando requiriéndose dicho título o grado, el profesional presta sus
servicios a un solo empleador.
Objeto del mandato
Según Meza Barros, el encargo que constituye el objeto del mandato debe consistir
en la ejecución de actos jurídicos.
Así se desprende del examen de las facultades que el mandato confiere
naturalmente al mandatario.
El encargo que consiste en la ejecución de un hecho material, constituye un
“contrato de arrendamiento de servicios” o de “confección de una obra material”.
Por regla general, todos los actos jurídicos pueden ser ejecutados por medio de
mandatario Excepcionalmente ello no es posible, en el caso del testamento (artículo
1004).
El negocio no debe interesar exclusivamente al mandatario
“Art. 2119. El negocio que interesa al mandatario solo, es un mero consejo, que no
produce obligación alguna.
Pero si este consejo se da maliciosamente, obliga a la indemnización de perjuicios”.
“Art. 2120. Si el negocio interesa juntamente al que hace el encargo y al que lo
acepta, o a cualquiera de estos dos, o a ambos y a un tercero, o a un tercero
exclusivamente, habrá verdadero mandato;...”.
Capacidad de las partes
La capacidad que requieren mandante y mandatario es diversa porque ambos
desempeñan roles distintos en el contrato.
En cuanto a la capacidad del mandante, la ley no establece norma especial, por lo
que aplicando las reglas generales se concluye que debe tener la capacidad
necesaria para ejecutar el acto a que el mandato se refiere.
En cuanto a la capacidad del mandatario, éste puede ser relativamente incapaz,
porque es al mandante a quien afectan las consecuencias del acto, de manera que
la incapacidad, que es una medida de protección que la ley otorga al incapaz, no se
justifica desde el momento que el mandatario incapaz no compromete su
patrimonio:
“Art. 2128. Si se constituye mandatario a un menor adulto, los actos ejecutados
por el mandatario serán válidos respecto de terceros en cuanto obliguen a éstos y
al mandante; pero las obligaciones del mandatario para con el mandante y terceros
no podrán tener efecto sino según las reglas relativas a los menores”.
En relación con el artículo 1581.
La incapacidad del mandatario no influye en las relaciones entre el mandante y
terceros.
Pero si tiene importancia en las relaciones entre mandante y mandatario: en la
aceptación del mandato por parte de éste, debe haber mediado la autorización de
su representante legal.
En caso contrario, no serán válidas las obligaciones del mandatario para con el
mandante, quien no podrá reclamarle el cumplimiento de tales obligaciones, a
menos que probare que se ha hecho más rico (artículos 1688 y 1470 N°1).
Clases de mandato
1) Atendida su extensión el mandato puede ser general o especial
“Art. 2130.1. Si el mandato comprende uno o más negocios especialmente
determinados, se llama especial; si se da para todos los negocios del mandante, es
general; y lo será igualmente si se da para todos, con una o más excepciones
determinadas”.
2) Atendidas las facultades conferidas al mandatario, puede ser definido o
indefinido
El mandato está concebido en términos indefinidos, si no se precisan las
facultades conferidas al mandatario.
Esta concebido en términos definidos si se precisan con alguna exactitud los
poderes o atribuciones del mandatario (comprar, vender, hipotecar, etc).
El mandato concebido en términos indefinidos, plantea el problema de determinar
cuáles son las atribuciones que confiere al mandatario.
A este respecto, de acuerdo a los artículos 2132 y 2133, se desprende que por muy
generales que sean los términos del mandato, no confiere al mandatario sino la
facultad de ejecutar actos de administración.
Para todos los demás actos requiere poder especial.
“Art. 2132. El mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el poder
de efectuar los actos de administración; como son pagar las deudas y cobrar los
créditos del mandante, perteneciendo unos y otros al giro administrativo ordinario;
perseguir en juicio a los deudores, intentar las acciones posesorias e interrumpir
las prescripciones, en lo tocante a dicho giro; contratar las reparaciones de las
cosas que administra; y comprar los materiales necesarios para el cultivo o
beneficio de las tierras, minas, fábricas, u otros objetos de industria que se le
hayan encomendado.
Para todos los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder especial”.
“Art. 2133. Cuando se da al mandatario la facultad de obrar del modo que más
conveniente le parezca, no por eso se entenderá autorizado para alterar la
substancia del mandato, ni para los actos que exigen
poderes o cláusulas especiales.
Por la cláusula de libre administración se entenderá solamente que el mandatario
tiene la facultad de ejecutar aquellos actos que las leyes designan como
autorizados por dicha cláusula”.
Actos de administración
La ley no ha definido el concepto de “acto de administración”, ni tampoco señala
cuáles son las facultades que comprende la “cláusula de libre administración”, por lo
que Meza Barros, recurriendo a los artículos 2132 y 391, expresa que “administrar”
es adoptar las medidas de carácter material o jurídico tendientes a conservar los
bienes, a incrementarlos y obtener las ventajas que pueden procurar.
Los actos de administración se oponen a los actos de disposición, que son aquellos
que producen una disminución del patrimonio.
Por ejemplo, la venta de un bien, es un acto de disposición, salvo que se trate de la
venta de los frutos, porque en ese caso el acto tiende a obtener las ventajas que el
bien puede procurar.
Es decir, los actos de disposición, pasan a ser de administración cuando pertenecen
al giro ordinario del negocio administrado.
Actos que requieren de un poder especial
“Art. 2132.2. Para todos los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder
especial”.
En relación con los artículos 2448 del CC y 7.2 del CPC.
“Art. 2448. Todo mandatario necesitará de poder especial para transigir.
En este poder se especificarán los bienes, derechos y acciones sobre que se quiera
transigir”.
Art.7.2. Sin embargo, no se entenderán concedidas al procurador, sin expresa
mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida,
aceptar la demanda contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o los
términos legales, transigir, comprometer, otorgar a los árbitros facultades de
arbitradores, aprobar convenios y percibir.
Además, deben tenerse presente los artículos
Art. 2141. La facultad de transigir no comprende la de comprometer, ni viceversa.
Art. 2142. El poder especial para vender comprende la facultad de recibir el precio.
3.- Indemnizarle los gastos y perjuicios en que haya incurrido por causa del
mandato
“Art. 2158. El mandante es obligado,
2.- A reembolsarle los gastos razonables causados por la ejecución del mandato;
4.- A pagarle las anticipaciones de dinero con los intereses corrientes;
5.- A indemnizarle de las pérdidas en que haya incurrido sin culpa, y por causa del
mandato”.
CONTRATOS REALES
a) Comodato
b) Mutuo
c) Depósito
EL PRESTAMO EN GENERAL
Concepto
El préstamo es un contrato en que una de las partes entrega una cosa a otra,
confiriéndole el derecho de servirse de ella con cargo de restitución.
La forma de servirse de la cosa puede ser diversa, porque a veces el uso la
destruye y otras veces no.
En el primer caso, estamos en presencia de un mutuo o préstamo de consumo, en
que no puede hacerse uso de la cosa sin destruirla, de manera que el prestamista
transfiere el dominio al prestatario y éste se convierte en deudor de una obligación
de género.
En el segundo caso, estamos en presencia de un comodato o préstamo de uso, el
uso no destruye la cosa, el prestamista conserva el dominio, el préstamo es título
de mera tenencia y el prestatario será deudor de una especie o cuerpo cierto,
debiendo restituir la misma cosa.
Comodato precario
“Art. 2194. El comodato toma el título de precario si el comodante se reserva la
facultad de pedir la restitución de la cosa prestada en cualquier tiempo”.
“Art. 2195. Se entiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio
particular ni se fija tiempo para su restitución”.
Precario en sentido estricto
“Art. 2195.2. Constituye también precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo
contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño”.
El mutuo y el cuasiusufructo
Como similitudes podemos señalar:
a) Ambos recaen sobre cosas fungibles
b) Ambos son título traslaticio de dominio
c) En ambos la restitución debe hacerse en términos similares.
Sin embargo, existen diferencias entre ambas figuras:
a) El mutuo es siempre un contrato, el cuasiusufructo puede también
tener origen en un testamento y por prescripción
b) El cuasiusufructuario debe rendir caución a menos que se le exonere en
el acto constitutivo o la ley; el mutuario no, a menos que se convenga en ella (como
en un mutuo hipotecario)
c) Las obligaciones derivadas del mutuo son transmisibles a los herederos
del mutuario; en cambio el usufructo es intransmisible por testamento o ab
intestato.
EL DEPOSITO
Concepto y clases
“Art. 2211. Llámase en general depósito el contrato en que se confía una cosa
corporal a una persona que se encarga de guardarla y de restituirla en especie.
La cosa depositada se llama también depósito”.
Partes del contrato
Depositante y depositario.
Caracteres
El depósito como contrato (no siempre lo es) presenta los siguientes caracteres que
cabe destacar:
1)Es un contrato real, se perfecciona por la entrega de la cosa (artículos 1443,
2212 y 2213)
“Art. 2212. El contrato se perfecciona por la entrega que el depositante hace de la
cosa al depositario”.
“Art. 2213. Se podrá hacer la entrega de cualquier modo que transfiera la tenencia
de lo que se deposite.
Podrán también convenir las partes en que una de ellas retenga como depósito lo
que estaba en su poder por otra causa”.
En relación con el artículo 684.
2) Es un contrato unilateral
Al tiempo de perfeccionarse el contrato sólo resulta obligado el depositario, a
restituir el depósito. Sin embargo, puede derivar en sinalagmático imperfecto
(artículo 2235)
3) Es un contrato gratuito (artículo 2219)
“Art. 2219. El depósito propiamente dicho es gratuito.
Si se estipula remuneración por la simple custodia de una cosa, el depósito
degenera en arrendamiento de servicio, y el que presta el servicio es responsable
hasta de la culpa leve; pero bajo todo otro respecto está sujeto a las obligaciones
del depositario y goza de los derechos de tal”.
Clases de depósito
“Art. 2214. El depósito es de dos maneras: depósito propiamente dicho, y
secuestro”.
1.-El depósito propiamente dicho puede ser voluntario y necesario.
El depósito propiamente dicho es voluntario, cuando la elección del depositario
depende de la libre voluntad del depositante y necesario, cuando tal elección es
impuesta por las circunstancias.
1.-1. El depósito voluntario
“Art. 2215. El depósito propiamente dicho es un contrato en que una de las partes
entrega a la otra una cosa corporal y mueble para que la guarde y la restituya en
especie a voluntad del depositante”.
Recae sobre una cosa corporal y mueble, igual que el secuestro judicial, y a
diferencia del secuestro convencional, que también puede recaer sobre inmuebles
(artículo 2251).
Capacidad de las partes
“Art. 2218. Este contrato no puede tener pleno efecto sino entre personas capaces
de contratar.
Si no lo fuere el depositante, el depositario contraerá, sin embargo, todas las
obligaciones de tal.
Y si no lo fuere el depositario, el depositante tendrá sólo acción para reclamar la
cosa depositada mientras esté en poder del depositario, y a falta de esta
circunstancia, tendrá sólo acción personal contra el depositario hasta concurrencia
de aquello en que por el depósito se hubiere hecho más rico; quedándole a salvo el
derecho que tuviere contra terceros poseedores; y sin perjuicio de la pena que las
leyes impongan al depositario en caso de dolo”.
En relación con los artículos 1688 y1267.
Error en el depósito
“Art. 2216. El error acerca de la identidad personal del uno o del otro contratante,
o acerca de la substancia, calidad o cantidad de la cosa depositada, no invalida el
contrato.
El depositario, sin embargo, habiendo padecido error acerca de la persona del
depositante, o descubriendo que la guarda de la cosa depositada le acarrea peligro,
podrá restituir inmediatamente el depósito”.
Prueba del contrato
“Art. 2217. Cuando según las reglas generales deba otorgarse este contrato por
escrito, y se hubiere omitido esta formalidad, será creído el depositario sobre su
palabra, sea en orden al hecho mismo del depósito, sea en cuanto a la cosa
depositada, o al hecho de la restitución”.
En relación con los artículos 1708 y siguientes.
Efectos del contrato
Inicialmente sólo resulta obligado el depositario. El depositante no contrae
obligación alguna al momento de perfeccionarse el contrato, aunque con
posterioridad puede resultar obligado (artículo 2235).
Obligaciones del depositario
1) Guardar la cosa con la debida fidelidad
Consecuencias
Debe emplear en la guarda de la cosa la debida diligencia o cuidado.
Como, en principio el contrato cede en beneficio del depositante, el depositario
responde de la culpa grave o lata.
“Art. 2222. Las partes podrán estipular que el depositario responda de toda especie
de culpa.
A falta de estipulación responderá solamente de la culpa grave...”.
Responde de la culpa leve en los casos del inciso final
“Art. 2222.3. Pero será responsable de la leve en los casos siguientes:
1.- Si se ha ofrecido espontáneamente o ha pretendido se le prefiera a otra persona
para depositario;
2.- Si tiene algún interés personal en el depósito, sea porque se le permita usar de
él en ciertos casos, sea porque se le conceda remuneración”.
Aun se puede estipular que responda de la culpa levísima
“Art. 2222. Las partes podrán estipular que el depositario responda de toda especie
de culpa”.
2) El depositario no tiene derecho de usar la cosa sin el consentimiento del
depositante
“Art. 2220. Por el mero depósito no se confiere al depositario la facultad de usar la
cosa depositada sin el permiso del depositante.
Este permiso podrá a veces presumirse, y queda al arbitrio del juez calificar las
circunstancias que justifiquen la presunción, como las relaciones de amistad y
confianza entre las partes.
Se presume más fácilmente este permiso en las cosas que no se deterioran
sensiblemente por el uso”.
3) Obligación de restituir el depósito a requerimiento del depositante
“Art. 2215. El depósito propiamente dicho es un contrato en que una de las partes
entrega a la otra una cosa corporal y mueble para que la guarde y la restituya en
especie a voluntad del depositante”.
“Art. 2228. El depositario es obligado a la restitución de la misma cosa o cosas
individuales que se le han confiado en depósito, aunque consistan en dinero o
cosas fungibles; salvo el caso del artículo 2221”.
“Art. 2229. La cosa depositada debe restituirse con todas sus accesiones y frutos”.
La restitución debe efectuarse cuando el depositante la reclame
“Art. 2215. El depósito propiamente dicho es un contrato en que una de las partes
entrega a la otra una cosa corporal y mueble para que la guarde y la restituya en
especie a voluntad del depositante”.
“Art. 2226. La restitución es a voluntad del depositante.
Si se fija tiempo para la restitución, esta cláusula será sólo obligatoria para el
depositario, que en virtud de ella no podrá devolver el depósito antes del tiempo
estipulado; salvo en los casos determinados que las leyes expresan”.
En relación con el artículo 1497.
“Art. 2227. La obligación de guardar la cosa dura hasta que el depositante la pida;
pero el depositario podrá exigir que el depositante disponga de ella, cuando se
cumpla el término estipulado para la duración del depósito, o cuando, aun sin
cumplirse el término, peligre el depósito en su poder o le cause perjuicio.
Y si el depositante no dispone de ella, podrá consignarse a sus expensas con las
formalidades legales”.
En relación con los artículos 1598 y siguientes.
Derecho legal de retención del depositario
“Art. 2234. El depositario no podrá sin el consentimiento del depositante retener la
cosa depositada, a título de compensación, o en seguridad de lo que el depositante
le deba; sino sólo en razón de las expensas y perjuicios de que habla el siguiente
artículo”.
Depósito Irregular
Concepto
Es aquel en que el depositario, en lugar de obligarse a restituir la misma cosa que
ha recibido en depósito, se obliga en cambio a restituir otras tantas del mismo
género y calidad.
Caracteres
a) En este caso el depósito no es título de mera tenencia, sino título
translaticio de dominio
b) El depositario de hace dueño de la cosa.
Es el caso de los depósitos de dinero que se hacen en los bancos e instituciones
financieras (depósitos de ahorro, o a plazo) y también en las cuentas de ahorro
voluntarias en las A.F.P.
El código se refiere a este tipo de depósito en el artículo 2221 y aunque se presenta
como una excepción, en la práctica es el depósito más común y por cierto el de
mayor importancia.
“Art. 2221. En el depósito de dinero, si no es en arca cerrada cuya llave tiene el
depositante, o con otras precauciones que hagan imposible tomarlo sin fractura, se
presumirá que se permite emplearlo, y el depositario será obligado a restituir otro
tanto en la misma moneda”.
El D.L . 455, de 1974, aludía expresamente al depósito irregular como una
operación de crédito de dinero que se regía por sus disposiciones.
Si bien ello no ocurre en la Ley 18.010, es indudable que constituye una operación
de crédito de dinero comprendida en el concepto que de ellas da el artículo 1° de
esta ley.
Depósito Irregular y mutuo
Por último, cabe destacar la enorme semejanza de esta figura con el mutuo, que
también constituye un contrato real, un título traslaticio de dominio y
fundamentalmente con el mutuo de dinero que es, además, una operación de
crédito de dinero.
En efecto, el banco o institución de ahorro que recibe depósitos en dinero se
encuentra prácticamente en la misma situación que si los hubiera recibido en
préstamo, más aun si por dicho dinero paga un interés.
La diferencia con el mutuo, radica en que éste supone un plazo en el cual no puede
demandarse la restitución, mientras que en el depósito la restitución debe
efectuarse cuando el depositante la requiera.
Sin embargo, esta diferencia es sólo teórica, porque en esta clase de depósitos
suele estipularse un plazo en que el depositante no podrá exigir la restitución.
1.-2. Depósito Necesario
Concepto
“Art. 2236. El depósito propiamente dicho se llama necesario, cuando la elección
de depositario no depende de la libre voluntad del depositante, como en el caso de
un incendio, ruina, saqueo, u otra calamidad semejante”.
Es un contrato que, como todos, requiere de la voluntad concurrente de ambas
partes, sólo que por circunstancias excepcionales, el depositante no puede elegir a
la persona del depositario.
Régimen jurídico
“Art. 2240. En lo demás, el depósito necesario está sujeto a las mismas reglas que
el voluntario”.
Se le aplican las mismas reglas que al depósito voluntario, sin perjuicio de algunas
reglas especiales determinadas por las particulares circunstancias que motivan su
celebración.
Estas son
a)En cuanto a la prueba del depósito
“Art. 2237. Acerca del depósito necesario es admisible toda especie de prueba”.
b) En cuanto a la responsabilidad del depositario “Art. 2239. La responsabilidad
del depositario se extiende hasta la culpa leve”.
c)En cuanto a la capacidad del depositario
“Art. 2238. El depósito necesario de que se hace cargo un adulto que no tiene la
libre administración de sus bienes, pero que está en su sana razón, constituye un
cuasicontrato que obliga al depositario sin la autorización de su representante
legal”.
A fin de no perjudicar al depositante que no ha tenido tiempo de cerciorarse de la
capacidad del depositario, la ley excepciona las reglas generales que importarían la
nulidad del contrato, imponiendo al incapaz las obligaciones propias del
depositario, independientemente de su voluntad.
Las reglas del deposito necesario se aplican también al depósito de efectos en
hoteles y posadas (artículos 2241 y siguientes).
2.-Secuestro
Concepto
“Art. 2249. El secuestro es el depósito de una cosa que se disputan dos o más
individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una decisión a su
favor.
El depositario se llama secuestre”.
Clases de secuestro
Puede ser:
a) Convencional
b) Judicial
“Art. 2252. El secuestro es convencional o judicial.
El convencional se constituye por el solo consentimiento de las personas que se
disputan el objeto litigioso.
El judicial se constituye por decreto de juez, y no ha menester otra prueba”.
Régimen jurídico aplicable al secuestro
En cuanto al régimen aplicable al secuestro, está sometido a las reglas generales
del depósito, con algunas variantes (artículo 2251):
“Art. 2251. Pueden ponerse en secuestro no sólo cosas muebles, sino bienes
raíces”.
Y a las normas del CPC., si se trata de un secuestro judicial (artículos 2250 y
2253), en relación con los artículos 290 y 291 del CPC.
“Art. 2250. Las reglas del secuestro son las mismas que las del depósito
propiamente dicho, salvas las disposiciones que se expresan en los siguientes
artículos y en el Código de Enjuiciamiento”.
Art. 2253. Los depositantes contraen para con el secuestre las mismas obligaciones
que el depositante
respecto del depositario en el depósito propiamente dicho, por lo que toca a los
gastos y daños que le haya causado el secuestro.
LA FIANZA
A.-Concepto:
Art. 2335. “La fianza es una obligación accesoria, en virtud de la cual una o más
personas responden de una obligación ajena, comprometiéndose para con el
acreedor a cumplirla en todo o parte, si el deudor principal no la cumple.
La fianza puede constituirse, no sólo a favor del deudor principal, sino de otro
fiador”.
B.-Caracteres de la fianza.
a) Desde luego es un contrato accesorio que se celebra entre el acreedor y el
fiador y no una “obligación” accesoria, como erróneamente la define el artículo
2335.
b) Por regla general, es un contrato consensual. Excepcionalmente es solemne:
1. La fianza mercantil. Art. 820 CCOM. “La fianza deberá otorgarse por
escrito, y sin esta circunstancia será de ningún valor ni efecto”.
2. El aval (Art.46 de la Ley 18.092).
Artículo 46.- “El aval es un acto escrito y firmado en la letra de cambio, en una
hoja de prolongación adherida a ésta, o en un documento separado, por el cual el
girador, un endosante o un tercero garantiza, en todo o en parte, el pago de ella”.
3. La fianza que se rinde para garantizar la libertad provisional de los
detenidos o procesados (369 C.P.P );
4. La que deben rendir los guardadores para que se les discierna el
cargo Art. 855 (1034) CPC. “Para que el tribunal mande otorgar la escritura de
discernimiento o dar copia del título, en el caso del 2 inciso del artículo anterior, es
necesario que preceda el otorgamiento por escritura pública de la fianza a que el
tutor o curador esté obligado.
Esta fianza debe ser aprobada por el tribunal, con audiencia del defensor
respectivo”.
c) Es un contrato unilateral, porque el único que se obliga es el fiador (Art.
2335). El deudor principal es ajeno al contrato Art. 2345. “Se puede afianzar sin
orden y aun sin noticia y contra la voluntad del principal deudor”.
d) Es un contrato gratuito (1440), pero no importa donación. Art. 1397. “No
hace donación a un tercero el que a favor de éste se constituye fiador, o constituye
una prenda o hipoteca; ni el que exonera de sus obligaciones al fiador, o remite
una prenda o hipoteca, mientras está solvente el deudor; pero hace donación el
que remite una deuda, o el que paga a sabiendas lo que en realidad no debe”.
Pese a ser gratuita, el fiador responde de la culpa leve en todas las prestaciones a
que se hubiere obligado (arts. 2351 y 1547).
Sin embargo, según algunos, puede ser onerosa, si el fiador recibe una
remuneración por constituir la fianza, de parte del acreedor o del deudor. Si el
acreedor se obliga a pagar una remuneración al fiador, el contrato sería bilateral y
oneroso. Pero en este caso, según Meza ya no estaríamos en presencia de una
fianza sino de un contrato de seguro. Si es el deudor quien remunera al fiador,
conserva su carácter de fianza (Art. 2341. “El fiador puede estipular con el deudor
una remuneración pecuniaria por el servicio que le presta”).
e) Es un contrato accesorio, de lo cual se desprenden las siguientes
características:
1) La fianza se extingue por la extinción de la obligación principal en todo o parte
(art. 2381 Nº3), salvo que se extinga por nulidad provocada por la incapacidad
relativa del deudor principal. Art. 2354. “El fiador puede oponer al acreedor
cualesquiera excepciones reales, como las de dolo, violencia o cosa juzgada; pero
no las personales del deudor, como su incapacidad de obligarse, cesión de bienes,
o el derecho que tenga de no ser privado de lo necesario para subsistir.
Son excepciones reales las inherentes a la obligación principal”.
2)La obligación del fiador no puede ser más gravosa que la deudor principal (arts.
2343 y 2344), pero si puede obligarse en términos más eficaces (art. 2344 inc. 2º).
Art. 2343. “El fiador no puede obligarse a más de lo que debe el deudor principal,
pero puede obligarse a menos.
Puede obligarse a pagar una suma de dinero en lugar de otra cosa de valor igual o
mayor.
Afianzando un hecho ajeno se afianza sólo la indemnización en que el hecho por su
inejecución se resuelva.
La obligación de pagar una cosa que no sea dinero en lugar de otra cosa o de una
suma de dinero, no constituye fianza”.
Art. 2344. “El fiador no puede obligarse en términos más gravosos que el principal
deudor, no sólo con respecto a la cuantía sino al tiempo, al lugar, a la condición o
al modo del pago, o a la pena impuesta por la inejecución del contrato a que
acceda la fianza; pero puede obligarse en términos menos gravosos.
Podrá, sin embargo, obligarse de un modo más eficaz, por ejemplo, con una
hipoteca, aunque la obligación principal no la tenga.
La fianza que excede bajo cualquiera de los respectos indicados en el inciso 1.,
deberá reducirse a los términos de la obligación principal.
En caso de duda se adoptará la interpretación más favorable a la conformidad de
las dos obligaciones principal y accesoria”.
C.-Clasificaciones de la fianza
1) Fianza convencional, legal y judicial
La fianza es siempre un contrato.
Sin embargo, según el origen de la obligación del deudor principal de rendir fianza,
de acuerdo al artículo 2336, la fianza puede ser convencional, legal y judicial.
“Art. 2336. La fianza puede ser convencional, legal o judicial.
La primera es constituida por contrato, la segunda es ordenada por la ley, la
tercera por decreto de juez.
La fianza legal y la judicial se sujetan a las mismas reglas que la convencional,
salvo en cuanto la ley que la exige o el Código de Enjuiciamiento disponga otra
cosa”.
La obligación del deudor principal de procurarse un fiador puede tener su origen
en una convención, en un mandato de la ley (artículos 89, 374 y 376,775 y 777,
etc) o en una resolución judicial, en los casos en que la ley autoriza al juez para
ordenar su constitución (artículos 932, 1292, 1313, etc.). Debe tenerse presente los
artículos 2337 y 2358 No 4, que establecen algunas diferencias entre la fianza
convencional y la legal o la judicial.
“Art. 2337. El obligado a rendir una fianza no puede substituir a ella una hipoteca
o prenda, o recíprocamente, contra la voluntad del acreedor.
Si la fianza es exigida por ley o decreto de juez, puede substituirse a ella una
prenda o hipoteca suficiente”.
“Art. 2358. Para gozar del beneficio de excusión son necesarias las condiciones
siguientes:
4.) Que la fianza no haya sido ordenada por el juez;...”.
LA PRENDA
Concepto
“Art. 2384. Por el contrato de empeño o prenda se entrega una cosa mueble a un
acreedor para la seguridad de su crédito.
La cosa entregada se llama prenda.
El acreedor que la tiene se llama acreedor prendario”.
Del concepto se desprende:
a) Que recae sobre cosas muebles
b) Que precisa la entrega de la cosa. Por eso es un contrato real y se le
denomina prenda con desplazamiento
c) Que constituye una caución real
Acepciones de la palabra prenda
a) Designa el contrato de prenda
b) La cosa entregada (artículo 2384.2)
c) El derecho real que para el acreedor genera el contrato (artículo 577)
No debe confundirse con el denominado “derecho de prenda general” del artículo
2465.
Prenda civil o clásica y prendas especiales
La anteriormente definida es la prenda clásica, que constituye un contrato real y
que implica un desplazamiento de la prenda.
Esta prenda tiene el inconveniente de que no permite sino la constitución de una
sola prenda respecto de una misma cosa, por lo que numerosas leyes especiales
han alterado la naturaleza de la prenda, reemplazando la entrega por solemnidades
legales, de manera que al no requerirse la entrega en estas prendas especiales,
resulta posible la pluralidad de prendas respecto de una misma cosa, tal como
ocurre con la hipoteca.
Estas prendas especiales, dejan de ser un contrato real, para convertirse en
contratos solemnes, que no requieren desplazamiento de la cosa y por ello también
se les denomina “prendas sin desplazamiento”.
Las prendas especiales revisten gran importancia y la mayoría de ellas se estudian
en Derecho Comercial:
a) Prenda sobre especies depositadas en los almacenes warrants (Ley 3896, de
1922 sobre Almacenes Generales de Depósito)
b) Prenda Agraria (Ley 4097, de 1926)
c) Prenda de valores mobiliarios a favor de los Bancos (Ley 4287, de 1928)
d) Prenda de las compraventas de cosas muebles a plazo (Ley 4702, de 1929)
e) Prenda industrial (Ley 5687, de 1935)
f) Prenda sin desplazamiento (Ley 18.112, de 1982)
Caracteres de la prenda
a) Es un contrato, supone un acuerdo de voluntades entre el acreedor y el deudor
prendario (artículo 2392). Sin embargo, no es perentorio que el contrato se celebre
entre el acreedor y el deudor, porque también un tercero puede dar un bien suyo
en prenda para garantizar una obligación ajena (artículo 2388).
b) Es un contrato real: “no se perfecciona sino por la entrega de la prenda al
acreedor” (artículo 2386), al igual que la prenda mercantil. La entrega da
publicidad al contrato y es el factor determinante de la garantía. Sin embargo, las
prendas especiales son, en general, contratos solemnes (artículos 1, 2, 8 y 9 de la
Ley 18.112).
c) Es un contrato unilateral, sólo se obliga el acreedor prendario a restituir la prenda
una vez satisfecho el crédito. Pero puede derivar en sinalagmático imperfecto
(artículo 2396.1). En cambio, en las prendas especiales la situación es distinta: el
acreedor no es obligado a restituir la cosa porque ella permanece en poder del
deudor, quien es el único obligado, en general, a conservar la cosa y a gozarla en
términos que no la menoscaben.
d) Es un contrato accesorio (artículos 1442, 2384): “El contrato de prenda supone
siempre una obligación principal a que accede” (artículo 2385).
e) La prenda es un derecho real (artículo 577), consecuencia de lo cual, el acreedor
prendario goza de un derecho de persecución.
f) La prenda es un derecho mueble (artículo 580).
g) La prenda otorga al acreedor prendario un privilegio de segunda clase (artículo
2474 N° 3), privilegio que es especial y pasa contra terceros poseedores.
h) La prenda es un título de mera tenencia (artículos 714 y 2395). El acreedor
prendario es mero tenedor de la cosa, pero es dueño y poseedor de su derecho de
prenda
i) La prenda es indivisible, aunque sea divisible la obligación principal o la cosa
empeñada (artículos 2396 y 2405).
“Art. 2396.1. El deudor no podrá reclamar la restitución de la prenda en todo o
parte, mientras no haya pagado la totalidad de la deuda en capital e intereses, los
gastos necesarios en que haya incurrido el acreedor para la conservación de la
prenda, y los perjuicios que le hubiere ocasionado la tenencia”.
“Art. 2405. La prenda es indivisible. En consecuencia, el heredero que ha pagado
su cuota de la deuda, no podrá pedir la restitución de una parte de la prenda,
mientras exista una parte cualquiera de la deuda; y recíprocamente, el heredero
que ha recibido su cuota del crédito, no puede remitir la prenda, ni aun en parte,
mientras sus coherederos no hayan sido pagados”.
En relación con el artículo 1526 N°1.
Elementos del contrato de prenda
Consentimiento de las partes y formas del contrato
Para que se constituya el contrato de prenda es necesario, además del acuerdo
entre las partes, que la cosa sea entregada al acreedor (artículo 2386): “Art. 2386.
Este contrato no se perfecciona sino por la entrega de la prenda al acreedor”.
Esta entrega tiene una doble finalidad:
a) Por una parte influye en la eficacia de la garantía porque el acreedor va a
tener la cosa en su poder y,
b) Por otra parte constituye una medida de publicidad que advierte a los
terceros de la existencia de la prenda. Por ello, la entrega debe ser real y no
meramente simbólica, atendidas las finalidades mencionadas de la entrega.
Prenda sobre créditos
“Art. 2389. Se puede dar en prenda un crédito entregando el título; pero será
necesario que el acreedor lo notifique al deudor del crédito consignado en el título,
prohibiéndole que lo pague en otras manos”.
La notificación al deudor es indispensable para que se perfeccione la prenda entre
las partes y no solamente un requisito de oponibilidad, a diferencia de la cesión de
créditos.
Capacidad de las partes
“Art. 2387. No se puede empeñar una cosa, sino por persona que tenga facultad de
enajenarla”.
Ello porque la constitución de la prenda, es enajenación en sentido amplio y se
exige tal capacidad porque la prenda priva al constituyente del uso y goce de la
cosa.
Esto no ocurre en las prendas especiales, en que el deudor mantiene el uso y goce
de la cosa, pero frecuentemente se limita su facultad de disposición (artículo 18 de
la ley 18.112).
Cosas que pueden darse en prenda
En principio, pueden darse en prenda todas las cosas muebles, corporales e
incorporales (prenda sobre créditos).
Incluso puede constituirse prenda sobre cosas ajenas.
Los artículos 2390 y 2391 reglamentan los efectos de la prenda sobre cosa ajena:
“Art. 2390. Si la prenda no pertenece al que la constituye, sino a un tercero que no
ha consentido en el empeño, subsiste sin embargo el contrato, mientras no la
reclama su dueño; a menos que el acreedor sepa haber sido hurtada, o tomada por
fuerza, o perdida, en cuyo caso se aplicará a la prenda lo prevenido en el artículo
2183.
Art. 2391. Si el dueño reclama la cosa empeñada sin su consentimiento, y se
verificare la restitución, el acreedor podrá exigir que se le entregue otra prenda de
valor igual o mayor, o se le otorgue otra caución competente, y en defecto de una y
otra, se le cumpla inmediatamente la obligación principal, aunque haya plazo
pendiente para el pago”.
Excepcionalmente no pueden darse en prenda:
a) Las cosas futuras, porque no pueden ser entregadas.
b) Las naves mayores (más de 50 toneladas de registro grueso), que sólo
pueden hipotecarse (artículo 2418), no obstante ser bienes muebles. Se pueden dar
en prenda únicamente las naves menores.
c) En las prendas especiales sólo pueden empeñarse los determinados
bienes muebles que en cada caso las respectivas leyes señalan (artículos 4 a 7 de
la Ley 18.112).
d) Por último, es indispensable que la cosa empeñada sea determinada. Es
lo que se denomina especialidad de la prenda en relación con la cosa empeñada.
Obligaciones que pueden garantizarse con prenda
En principio todas las obligaciones son susceptibles de garantizarse con prenda,
incluso las obligaciones naturales (artículo 1472 del CC y 4 de la Ley 18.112).
No ocurre los mismo en las demás prendas especiales en que, en general, sólo se
pueden garantizar cierto tipo de obligaciones.
Especialidad de la prenda en relación con la obligación garantizada
Normalmente la prenda garantizará obligaciones determinadas y específicas.
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿pueden garantizarse obligaciones
indeterminadas? ¿Vale la cláusula de garantía general prendaria?
Pese a que se ha discutido, Meza dice que hay razones para pensar que tal
cláusula en la prenda sería válida:
a) Porque la ley no la prohíbe
b) Porque en ocasiones la propia ley admite que la prenda garantice obligaciones
futuras e indeterminadas en cuanto a su monto (artículo 376)
c) Porque en la prenda civil la cláusula de garantía general no ofrece los
inconvenientes que presenta en la hipoteca, desde que no es posible la pluralidad
de prendas, de manera que esta cláusula no puede menoscabar los intereses de
otros acreedores prendarios.
En las prendas especiales, la cláusula está expresamente autorizada en unos casos
y prohibida en otros.
En la Ley 18.112 está permitida (artículos 3, letra b y 4).
Efectos del contrato de prenda
Derechos del acreedor prendario
1)Derecho de retención
El acreedor prendario tiene derecho de conservar la tenencia de la prenda hasta el
pago íntegro de su crédito:
“Art. 2396. El deudor no podrá reclamar la restitución de la prenda en todo o
parte, mientras no haya pagado la totalidad de la deuda en capital e intereses, los
gastos necesarios en que haya incurrido el acreedor para la conservación de la
prenda, y los perjuicios que le hubiere ocasionado la tenencia.
Con todo, si el deudor pidiere que se le permita reemplazar la prenda por otra sin
perjuicio del acreedor, será oído.
Y si el acreedor abusa de ella, perderá su derecho de prenda, y el deudor podrá
pedir la restitución inmediata de la cosa empeñada”.
En relación con los artículos 1591.2 y 2405.
La prenda tácita
Excepcionalmente el acreedor prendario puede retener la prenda pese a haberse
satisfecho la deuda caucionada con ella.
Es el caso de la denominada prenda tácita (artículo 2401).
“Art. 2401. Satisfecho el crédito en todas sus partes, deberá restituirse la prenda.
Pero podrá el acreedor retenerla si tuviere contra el mismo deudor otros créditos,
con tal que reúnan los requisitos siguientes:
1.- Que sean ciertos y líquidos;
2.- Que se hayan contraído después que la obligación para la cual se ha
constituido la prenda;
3.- Que se hayan hecho exigibles antes del pago de la obligación anterior”.
La prenda tácita no tiene lugar en los casos de los artículos 2393 y 2404.
“Art. 2393. Si el acreedor pierde la tenencia de la prenda, tendrá acción para
recobrarla, contra toda persona en cuyo poder se halle, sin exceptuar al deudor
que la ha constituido.
Pero el deudor podrá retener la prenda pagando la totalidad de la deuda para cuya
seguridad fue constituida.
Efectuándose este pago, no podrá el acreedor reclamarla, alegando otros créditos,
aunque reúnan los requisitos enumerados en el artículo 2401”.
“Art. 2404. Si el deudor vendiere la cosa empeñada, el comprador tendrá derecho
para pedir al acreedor su entrega, pagando y consignando el importe de la deuda
por la cual se contrajo expresamente el empeño.
Se concede igual derecho a la persona a quien el deudor hubiere conferido un
título oneroso para el goce o tenencia de la prenda.
En ninguno de estos casos podrá el primer acreedor excusarse de la restitución,
alegando otros créditos, aun con los requisitos enumerados en el artículo 2401”.
2) Derecho de persecución
“Art. 2393.1. Si el acreedor pierde la tenencia de la prenda, tendrá acción para
recobrarla, contra toda persona en cuyo poder se halle, sin exceptuar al deudor
que la ha constituido”.
Es el derecho que el acreedor prendario tiene de reclamar la tenencia de la prenda
que ha perdido, contra toda persona
En relación con el artículo 891.
Tiene esta facultad salvo, obviamente, el caso del artículo 2393.2 en que la
obligación principal y la prenda se extinguen:
#Pero el deudor podrá retener la prenda pagando la totalidad de la deuda para
cuya seguridad fue constituida”.
3) Derecho de venta
“Art. 2397.1. El acreedor prendario tendrá derecho de pedir que la prenda del
deudor moroso se venda en pública subasta para que con el producido se le pague;
o que, a falta de postura admisible, sea apreciada por peritos y se le adjudique en
pago, hasta concurrencia de su crédito; sin que valga estipulación alguna en
contrario, y sin perjuicio de su derecho para perseguir la obligación principal por
otros medios”.
El acreedor prendario goza de dos acciones:
a) Una acción personal que deriva de la obligación principal
b) Una acción real, que es la acción prendaria, para realizar la prenda.
La venta de los bienes empeñados debe hacerse en pública subasta (artículo 2397)
y las normas procesales están contenidas en el D.L. 776, de 1925, sobre
realización de la prenda, aplicable a la prenda civil y mercantil, pero no a las
prendas especiales.
En todo caso el artículo 2397.2 repudia el llamado pacto comisorio, esto es, la
estipulación que autoriza al acreedor para apropiarse o realizar la prenda en forma
diversa de la prevista por la ley, prohibición aplicable a la hipoteca según el
artículo 2424.
Art. 2397.2. “Tampoco podrá estipularse que el acreedor tenga la facultad de
disponer de la prenda o de apropiársela por otros medios que los aquí señalados”.
4) Derecho de preferencia
Según el artículo 2474 N°3, la prenda confiere un privilegio de segunda clase, que
es especial.
5) Derecho de indemnización de gastos y perjuicios
“Art. 2396.1. El deudor no podrá reclamar la restitución de la prenda en todo o
parte, mientras no haya pagado la totalidad de la deuda en capital e intereses, los
gastos necesarios en que haya incurrido el acreedor para la conservación de la
prenda, y los perjuicios que le hubiere ocasionado la tenencia”.
LA HIPOTECA
Concepto
“Art. 2407. La hipoteca es un derecho de prenda, constituido sobre inmuebles que
no dejan por eso de permanecer en poder del deudor”.
El código al definirla como un derecho de “prenda”, sólo ha querido destacar el
carácter de caución que la hipoteca posee.
La define como derecho real. No es conveniente definir la hipoteca como contrato,
porque en el Derecho comparado existen también hipotecas legales y judiciales.
Sin embargo, en nuestro CC, la hipoteca tiene siempre un origen convencional y
sólo existe (fuera del CC) un par de casos de hipoteca legal:
a) La hipoteca legal de alcances (art.662 del C.P.C.).
b) La del artículo 129 de la LEY DE QUIBRAS N° 18.175: “Art. 129. Los
bienes que integran la unidad económica enajenada se entenderán constituidos en
hipoteca o prenda sin desplazamiento, según sea la naturaleza de ellos, por el solo
ministerio de la ley, para caucionar los saldos insolutos de precio y cualquiera otra
obligación que el adquirente haya asumido como consecuencia de la adquisición,
salvo que la junta de acreedores, al pronunciarse sobre las bases respectivas,
hubiese excluido expresamente determinados bienes de tales gravámenes.
Por lo expresado, Meza la define como “un derecho real que grava un inmueble que
no deja de permanecer en poder del constituyente para asegurar el cumplimiento
de una obligación principal, otorgando al acreedor el derecho de perseguir la finca
en manos de quienquiera que la posea y de pagarse preferentemente con el
producto de su realización”.
Importancia de la hipoteca
Como contrato
Como caución
Personas que intervienen
El deudor hipotecario, que es la persona que constituye la hipoteca sobre un bien
raíz y que puede ser el deudor principal o un tercero.
El acreedor hipotecario que es la persona titular del crédito garantizado por la
hipoteca.
Acepciones de la palabra hipoteca
La palabra hipoteca sirve para designar:
a) El derecho real de hipoteca (art.577)
b) El contrato de hipoteca, que da origen al derecho real
c) Una causal de preferencia (art.2470)
Características de la hipoteca como derecho real
1) Es un derecho real (art.577) que, sin embargo, difiere de los demás derechos
reales en cuanto no hay una relación directa del titular del derecho sobre la cosa:
este derecho real se materializa a través del derecho de venta que tiene el acreedor
hipotecario.
Por ser un derecho real, otorga al acreedor hipotecario derecho de persecución
(art.2428).
“Art. 2428.1. La hipoteca da al acreedor el derecho de perseguir la finca
hipotecada, sea quien fuere el que la posea, y a cualquier título que la haya
adquirido”.
Es un derecho real que recae sobre otro derecho real, por que lo que se hipoteca en
definitiva es el derecho de dominio o el de usufructo (art.2418).
“Art. 2418.1. La hipoteca no podrá tener lugar sino sobre bienes raíces que se
posean en propiedad o usufructo, o sobre naves”.
EFECTOS DE LA HIPOTECA
DERECHOS DEL CONSTITUYENTE
1) Tiene facultad para enajenar o hipotecar la finca hipotecada, no obstante
cualquiera estipulación en contrario
“Art. 2415. El dueño de los bienes gravados con hipoteca podrá siempre
enajenarlos o hipotecarlos, no obstante cualquiera estipulación en contrario”.
Prohíbe la cláusula de no enajenar (artículos 10, 1466 y 1682).
Razones
a) La enajenación no perjudica al acreedor hipotecario, porque tiene
derecho de persecución (art.2428).
b) Una nueva hipoteca tampoco perjudica al acreedor hipotecario porque
tiene derecho de preferencia de pago (art.2477.3)
DERECHO DE PREFERENCIA
“Art. 2470.1. Las causas de preferencia son solamente el privilegio y la hipoteca”.
“Art. 2477. La tercera clase de créditos comprende los hipotecarios.
A cada finca gravada con hipoteca podrá abrirse, a petición de los respectivos
acreedores o de cualquiera de ellos, un concurso particular para que se les pague
inmediatamente con ella, según el orden de las fechas de sus hipotecas.
Las hipotecas de una misma fecha que gravan una misma finca preferirán unas a
otras en el orden de su inscripción.
En este concurso se pagarán primeramente las costas judiciales causadas en él”.
EXTINCIÓN DE LA HIPOTECA
Por vía consecuencial
“Art.2434.1: La hipoteca se extingue junto con la obligación principal”.
Por vía principal
Se produce de acuerdo a los modos generales de extinción de las obligaciones y por
las causas especiales del artículo 2434, que son aplicación de reglas generales
Art.2434.2.3 y 4
“Se extingue asimismo por la resolución del derecho del que la constituyó, o por el
evento de la condición resolutoria, según las reglas legales.
Se extingue además por la llegada del día hasta el cual fue constituida.
Y por la cancelación que el acreedor otorgare por escritura pública, de que se tome
razón al margen de la inscripción respectiva.”
Por la resolución del derecho del constituyente
“Art. 2416. El que sólo tiene sobre la cosa que se hipoteca un derecho eventual,
limitado o rescindible, no se entiende hipotecarla sino con las condiciones y
limitaciones a que está sujeto el derecho; aunque así no lo exprese”.
Por el evento de la condición resolutoria o la llegada del plazo
“Art. 2413.1. La hipoteca podrá otorgarse bajo cualquiera condición, y desde o
hasta cierto día”.
Por la cancelación
Cuando la ley habla de cancelación, se refiere a la renuncia del acreedor
hipotecario a su derecho.
La renuncia debe por escritura pública, y anotarse al margen de la inscripción
hipotecaria.
Fuera de los modos que indica el artículo 2434:
Por confusión
Por aplicación del artículo 2406.2.
“Art. 2406.2. Se extingue asimismo cuando la propiedad de la cosa empeñada pasa
al acreedor por cualquier título”.
Debe tenerse en cuenta el artículo 1610 N° 2
Por expropiación
Art.924 del CPC
Por la purga de la hipoteca
Art.2428
En cuanto a la nulidad de la hipoteca
“Art. 2412. Si la constitución de la hipoteca adolece de nulidad relativa, y después
se valida por el lapso de tiempo o la ratificación, la fecha de la hipoteca será
siempre la fecha de la inscripción”.
Contrato de transacción.
Concepto.
Art. 2446. “La transacción es un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente, o precaven un litigio eventual” (mediante
concesiones recíprocas).
“No es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se
disputa”.
Elementos esenciales del contrato de transacción.
a. Existencia de un derecho dudoso. Debe ser actualmente dudoso o
susceptible de serlo. Se ha discutido si el carácter de dudoso del derecho es un
concepto objetivo o subjetivo.
a. Meza señala que son las partes quienes le dan el carácter de
controvertida a la relación, esto es, se trata de una apreciación subjetiva.
b. Vodanovic, siguiendo a Albaladejo (autor español), señala que si bien
aquello es lo normal, puede ocurrir que una parte sepa la verdad de la cuestión
que aparece extremadamente dudosa, o que la sepan ambas, de manera que de
cualquier manera el favorecido por la apariencia dudosa exige concesiones a la otra
para renunciar a reclamaciones. Así las cosas, la relación será externamente
dudosa u objetivamente dudosa.
b. Mutuas concesiones o sacrificios. La definición legal omite consignar un
elemento característico de la transacción, las concesiones recíprocas. Por ello a la
definición debe agregársele al final la frase “..., mediante concesiones recíprocas”.
La ausencia de este elemento significaría la mera renuncia de un derecho, la
remisión de la deuda, lo cual no puede constituir en transacción, según el inc. 2°
del art. 2446. Por este motivo no importa transacción el desistimiento de la
demanda.
Características.
a. Contrato bilateral, como consecuencia de las recíprocas concesiones.
b. Oneroso conmutativo. Puesto que cada una hace sacrificios en pos de
la otra, mirándose equivalente la prestación de cada uno de ellos.
c. Principal, pues no requiere para su existencia de otra convención.
d. Consensual, porque la ley no lo ha revestido de ninguna forma
externa.
Quién puede transigir.
a. Capacidad para transigir. Art. 2447. “No puede transigir sino la persona
capaz de disponer de los objetos comprendidos en la transacción”. Se exige
capacidad de disposición. Renuncia y enajenación, en caso de objetos no
disputados, son formas de disposición, pues implican desprenderse de un derecho
al menos parcialmente pretendido, o de uno propio no disputado, que se enajena a
la parte contraria.
a. Transacción sobre los bienes sociales y sobre los bienes de la mujer
casada en sociedad conyugal.
i. Sobre los bienes sociales. Tratándose de transacción sobre
bienes raíces no disputados se aplica la limitación del art. 1749 inc 3°.
ii. Sobre bienes de la mujer. En la transacción de bienes raíces no
disputados se aplica el art. 1754.
b. Transacción sobre los bienes del pupilo. Hay que subdistinguir.
i. Sobre objetos disputados. Art. 400. “Se necesita asimismo
previo decreto para proceder a transacciones o compromisos sobre derechos del
pupilo que se valúen en más de un centavo, y sobre sus bienes raíces, y en cada
caso la transacción o el fallo del compromisario se someterán a la aprobación
judicial, so pena de nulidad”. Se necesitan por tanto dos decretos: uno de
autorización para proceder a ellas (si recae sobre bienes inmuebles será
competente juez del lugar donde se encuentre el inmueble y si recae sobre bienes
muebles el que nombró el curador, esto es, el del domicilio del pupilo, arts. 153 y
150 COT) y uno de aprobación de la misma (es competente el juez donde tenga
domicilio el pupilo). Sanción: nulidad relativa por falta de formalidades
habilitantes.
ii. Sobre objetos no disputados. Debe aplicarse la regla del art.
393, esto es, previo decreto judicial y por causa de utilidad o necesidad manifiesta.
No obstante lo anterior, alguna jurisprudencia ha estimado que también se aplica
el art. 394, esto es, debería hacerse en pública subasta, lo cual resulta del todo
absurdo.
c. Transacción sobre los bienes del hijo sujeto a patria potestad. Hay
que subdistinguir.
i. Peculio adventicio ordinario (que es el peculio del hijo no
comprendido dentro del adventicio extraordinario o profesional o industrial).
Aunque no existe una norma como el art. 400, Alessandri (haciendo referencia al
estado del CC anterior a la ley 19585) señala que son aplicables los arts. 254 y
255: requerirá el padre o madre que ejerce la patria potestad autorización del juez
con conocimiento de causa, a menos que ambos sean privados de ella caso en el
que se le deberá nombrar un curador adjunto, que se regirá por tanto por el art.
400 y 393.
ii. Peculio adventicio extraordinario. Como la administración pasa
al otro padre, o a un curador, vale lo dicho anteriormente.
iii. Peculio profesional o industrial. Si bien se mira como mayor de
edad para la administración de este peculio (art. 251) está limitado por el art. 254 y
por tanto procedería autorización judicial con conocimiento de causa.
b. Poder para transigir. Art. 2448. “Todo mandatario necesitará de poder
especial para transigir.
En este poder se especificarán los bienes, derechos y acciones sobre que se quiera
transigir”. No es de la naturaleza de la representación del mandato la facultad de
transigir. Igual situación se produce respecto del mandato judicial. Art. 7 inc. 2°
CPC. “Sin embargo, no se entenderán concedidas al procurador, sin expresa
mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida,
aceptar la demanda contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o los
términos legales, transigir, comprometer, otorgar a los árbitros facultades de
arbitradores, aprobar convenios y percibir”.
Objeto de la transacción.
Al señalar el art. 2447 que para transigir se requiere capacidad de disposición, se
colige que es necesario que los bienes objeto de la disposición sean comerciables.
El código hace diversas aplicaciones.
a. Transacción sobre acciones que nacen de un delito. Art. 2449. “La
transacción puede recaer sobre la acción civil que nace de un delito; pero sin
perjuicio de la acción criminal”.
b. Transacción sobre el estado civil. Art. 2450. “No se puede transigir sobre el
estado civil de las personas”. La doctrina y la jurisprudencia señalan que en todo
caso si se admite la transacción cuando versa sobre intereses pecuniarios
subordinados al estado civil de una persona, como por ejemplo la entrega de los
bienes de la sucesión de una persona. Pero si recae la transacción
simultáneamente sobre el estado civil y sus consecuencias pecuniarias, la
transacción sería nula.
c. Transacción sobre el derecho de alimentos. Art. 2451. “La transacción sobre
alimentos futuros de las personas a quienes se deban por ley, no valdrá sin
aprobación judicial; ni podrá el juez aprobarla, si en ella se contraviene a lo
dispuesto en los artículos 334 y 335”. Por tanto son transigibles:
a. Alimentos forzosos futuros, con aprobación judicial.
b. Alimentos forzosos atrasados.
c. Alimentos voluntarios, futuros o atrasados.
d. Transacción sobre derechos ajenos o inexistentes. Art. 2452. “No vale la
transacción sobre derechos ajenos o sobre derechos que no existen”. Hay que
distinguir.
a. Transacción sobre derechos inexistentes. Es propiamente nula por
falta de objeto (inexistencia en doctrina).
b. Transacción sobre derechos ajenos. Más que nula es inoponible al
verdadero titular del derecho.
Nulidad de las transacciones.
Si bien es la nulidad de la transacción se rige según las reglas generales, ha
reglamentado algunos casos que podrían suscitar dificultades.
a. Dolo y violencia. Art. 2453. “Es nula en todas sus partes la transacción
obtenida por títulos falsificados, y en general por dolo o violencia”.
a. Como son vicios de la voluntad el dolo y la violencia (fuerza) acarrean
nulidad relativa.
b. La expresión “en todas sus partes” quiere decir que la nulidad es
total, y no parcial a las cláusulas en que intervino el dolo o la violencia.
b. Error.
a. Error en el objeto. Art. 2457. “El error acerca de la identidad del
objeto sobre que se quiere transigir anula la transacción”. Es aplicación del art.
1453.
b. Error en el cálculo: no invalida la transacción y sólo da derecho a que
se rectifique el cálculo. Art. 2458. Se trata de error incidental (art. 1454 inc 2°).
c. Error en la persona. Art. 2456. “La transacción se presume haberse
aceptado por consideración a la persona con quien se transige.
Si se cree pues transigir con una persona y se transige con otra, podrá rescindirse
la transacción.
De la misma manera, si se transige con el poseedor aparente de un derecho, no
puede alegarse esta transacción contra la persona a quien verdaderamente
compete el derecho”
La transacción en un contrato intuito personae y por ello es que acarrea nulidad
este vicio (aplicación del art. 1455).
La transacción que se hace con el poseedor aparente del derecho es inoponible al
verdadero titular del derecho.
d. Transacción celebrada en consideración a un título nulo . Art. 2454.
“Es nula en todas sus partes la transacción celebrada en consideración a un título
nulo, a menos que las partes hayan tratado expresamente sobre la nulidad del
título”.
i. El título, es el acto de que emana el derecho sobre que se
transige y no el documento que lo constata.
ii. Hay error porque las partes han transigido sobre un título
válido que en realidad no lo es, incluso la transacción es nula si las partes
conocían del vicio, a menos que hubieren tratado expresamente sobre la nulidad
del título.
e. Transacción obtenida por títulos falsificados . Art. 2453. “Es nula en
todas sus partes la transacción obtenida por títulos falsificados, y en general por
dolo o violencia”. Hay error porque las partes creen la legitimidad del título que en
este caso está tomada en su acepción de documento.
f. Transacción sobre un proceso terminado por sentencia firme . Art.
2455. “Es nula asimismo la transacción, si, al tiempo de celebrarse, estuviere ya
terminado el litigio por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, y de que
las partes o alguna de ellas no haya tenido conocimiento al tiempo de transigir.
i. Se trata de error puesto que las partes transigen en la creencia
de que existe un derecho dudoso que en realidad ya no es tal, porque existe
sentencia firme.
ii. Es necesario que ambas ignoren la existencia de la sentencia,
de lo contrario no habrá transacción.
g. Transacción sobre objetos que títulos posteriormente descubiertos
demuestran que una de las partes no tenía derecho alguno. Art. 2459. “Si
constare por títulos auténticos que una de las partes no tenía derecho alguno al
objeto sobre que se ha transigido, y estos títulos al tiempo de la transacción eran
desconocidos de la parte cuyos derechos favorecen, podrá la transacción
rescindirse; salvo que no haya recaído sobre un objeto en particular, sino sobre
toda la controversia entre las partes, habiendo varios objetos de desavenencia
entre ellas.
En este caso el descubrimiento posterior de títulos desconocidos no sería causa de
rescisión, sino en cuanto hubiesen sido extraviados u ocultados dolosamente por la
parte contraria.
Si el dolo fuere sólo relativo a uno de los objetos sobre que se ha transigido, la
parte perjudicada podrá pedir la restitución de su derecho sobre dicho objeto”.
Efectos de la transacción.
a. Efecto relativo de la transacción.
Art. 2461. “La transacción no surte efecto sino entre los contratantes.
Si son muchos los principales interesados en el negocio sobre el cual se transige, la
transacción consentida por el uno de ellos no perjudica ni aprovecha a los otros;
salvos, empero, los efectos de la novación en el caso de solidaridad”
Art. 2456 inc 3°. “De la misma manera, si se transige con el poseedor aparente de
un derecho, no puede alegarse esta transacción contra la persona a quien
verdaderamente compete el derecho”
b. Relatividad de los efectos de la transacción en cuanto al objeto. Los efectos
de la transacción se limitan a los derechos sobre que se ha transigido.
Dos consecuencias particulares ha establecido el código.
a. Art. 2462. “Si la transacción recae sobre uno o más objetos específicos, la
renuncia general de todo derecho, acción o pretensión deberá sólo entenderse de
los derechos, acciones o pretensiones relativas al objeto u objetos sobre que se
transige”. Se trata más bien de una regla de interpretación.
b. Art. 2464. “Si una de las partes ha renunciado el derecho que le
correspondía por un título y después adquiere otro título sobre el mismo objeto, la
transacción no la priva del derecho posteriormente adquirido”.
c. La transacción produce efecto de cosa juzgada. Art. 2460. “La
transacción produce el efecto de cosa juzgada en última instancia; pero podrá
impetrarse la declaración de nulidad o la rescisión, en conformidad a los artículos
precedentes”.
a. La transacción es un sustituto del fallo judicial y por tanto:
i. Engendra una excepción análoga a la de cosa juzgada.
ii. Queda vedado para las partes reabrir el debate.
iii. Si el litigio era eventual, también queda zanjado el debate.
b. Sin embargo existen diferencias entre sentencia judicial y cosa
juzgada.
i. La sentencia judicial no puede ser atacada por vía de la
nulidad civil.
ii. La sentencia judicial constituye título ejecutivo, en cambio
la transacción lo será dependiendo del título en que conste.
d. Puede estipularse una cláusula penal. Art. 2463. “Si se ha estipulado
una pena contra el que deja de ejecutar la transacción, habrá lugar a la pena, sin
perjuicio de llevarse a efecto la transacción en todas sus partes”. Constituye una
excepción a la norma del art. 1537 parte final. “Antes de constituirse el deudor en
mora, no puede el acreedor demandar a su arbitrio la obligación principal o la
pena, sino sólo la obligación principal; ni constituido el deudor en mora, puede el
acreedor pedir a un tiempo el cumplimiento de la obligación principal y la pena, sino
cualquiera de las dos cosas a su arbitrio; a menos que aparezca haberse estipulado
la pena por el simple retardo, o a menos que se haya estipulado que por el pago de
la pena no se entiende extinguida la obligación principal”. En la transacción, sin
necesidad de cláusula especial puede hacerse efectiva la prestación propia de la
transacción y la pena.
LA ANTICRESIS.
1.- Concepto.
El artículo 2435 del Código Civil, la define en los siguientes términos: “La
anticresis es un contrato por el que se entrega al acreedor una cosa raíz para que
se pague con sus frutos.” El inmueble puede pertenecer al deudor o aun tercero,
que consienta en la anticresis (artículo 2436).