Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Como cada domingo ponemos en el altar nuestra vida, con sus preocupaciones, proyectos,
sueñ os y miedos. Te rezamos... porque Tú , Señ or, nos haces grandes.
• Te pedimos Padre que nos ayudes a aceptar nuestras debilidades, fragilidades y
carencias, para que nos sintamos humanos y confiados,
PORQUE TÚ , SEÑ OR, NOS HACES GRANDES.
• También ponemos hoy en las ofrendas nuestros sueñ os de una sociedad má s justa,
una familia má s feliz y un mundo má s humano, para que nos ayudes a conseguirlo.
PORQUE TÚ , SEÑ OR, NOS HACES GRANDES.
• Que vivamos comprometidos en mejorar la familia, la vecindad, los grupos humanos
y organizaciones que nos rodean,
PORQUE TÚ , SEÑ OR, NOS HACES GRANDES.
• Que seamos agradecidos a cualquier detalle o servicio que los demá s nos regalan.
PORQUE TÚ , SEÑ OR, NOS HACES GRANDES.
• Que cada uno ocupemos el lugar que nos tienes designado, como hijos tuyos,
PORQUE TÚ , SEÑ OR, NOS HACES GRANDES.
Todo esto y lo que llevamos en los corazones, te lo presentamos, confiando en la fuerza
que Tú nos das. Amén.
TE NECESITAMOS SEÑOR
TU ERES LA VID
GRACIAS SEÑOR…
No permitas que nos encerremos en nuestros duelos ni autocompasiones,
no nos dejes dar demasiada importancia a lo que nos ocurre,
impide que la enfermedad, el paro, el desamor, o las desgracia nos bloquee,
porque entonces vivimos sin ti, y así no hay forma de superarlas.
¡Cuántas veces nos has demostrado que vivimos anclados en nuestra pena
y lo único que nos libera es dejar de autocompadecernos y escuchar al otro!
Minimiza, Señor, nuestros miedos y vuélvenos misericordiosos,
compasivos con los hermanos y adivinos de sus dificultades.
Sólo así podremos sanarnos y recuperar la energía vital.
Entra, Señor, pasa hasta el fondo, al silencio de mi corazón,
más allá de mi cabeza ruidosa y de mi mente egocéntrica.
Pasa y hazme sentir como Tú, amar como Tú, acompañar como Tú.
Porque quiero saber aliviar el dolor de los otros, perdonar siempre,
Descargar el peso de la vida y desculpabilizar y liberar a mis hermanos.
Pasa, Señor, aunque yo no te busque, distraído en los afanes de la vida, pasa...
eres tú el único que da sentido a mi existencia,
el que minimiza mis errores y me vuelve misericordia inmediata,
amor gratuito, amistad regalada y caricia de vida.
Cuando te dejo entrar en mí, me tomas al asalto y me vuelves todo amor.
gracias por estos miedos que te reclaman,
gracias por mis fragilidades, que me quitan prepotencias,
gracias porque siendo pequeño, Tú me vuelves grande y capaz,
gracias porque contigo soy luz para el camino oscuro de la vida
y sal que aporta chispa y humor para facilitar las situaciones.
Gracias por entrar... por pasar hasta el fondo de mí...
Reconocimiento
No es un mal lugar,
aunque sea a las afueras,
éste del pozo de Jacob,
para acercarnos a cualquier hora
con el cá ntaro de nuestras dispersiones y carencias
sobre la cintura o la cabeza.
Quizá tú , Señ or,
que te has detenido, cansado,
ante su brocal y sombra,
no te detengas ante nuestras resistencias,
pues lo tuyo es derribar barreras
y abrir a la esperanza puertas.
Quizá tu palabra,
tan sorpresiva, cercana y clara,
y nuestra ingenuidad,
que entra en diá logo por necesidad,
hagan emerger nuestro ser má s honda,
relativizando tantas vanas ocurrencias.
Quizá tus vivos ojos
y tu presencia dá ndonos acogida
hagan que expresemos insatisfacciones,
prejuicios y resistencias,
recelos y carencias, hasta que emerja
el escondido anhelo de vida.
Porque deseo, Señ or,
tenemos a manos llenas,
aunque el corazó n esté herido
y las entrañ as pisoteadas y yermas
con tanta lá grima amarga
derramada cada día.
Nos hemos ilusionado
hasta en seis ocasiones con decisió n
buscando abrazos y amores,
mas se nos ve que llevamos a cuestas
una vida rota y sin horizonte,
llena de fracasos y sinsabores.
Ya no entendemos tu mensaje
ni lo que nos mueve cada día
a buscar el agua tan necesaria,
por eso andamos perdidas,
aú n en nuestra tierra,
y preguntamos como personas torpes.
Pero poco a poco
tú nos cautivas y enamoras
y te ganas nuestro herido corazó n;
y nosotras anhelamos, como nunca,
el agua viva
que bota de tu rostro y voz.
Nos sentimos amadas,
reconocidas y con una sed distinta;
corremos hacia la aldea
y anunciamos tu presencia
que cura, alegra y da vida
só lo con ser acogida unos días.