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A la antigua

Cuando un lugar al cual pensabas no ir jamás es el que te ofrece mayor


seguridad y te hace mirar de manera diferente la vida, es cuando has llegado
al lugar correcto.

Por Jesús Fernández Lozano

Nunca he sido una persona muy religiosa. Siempre he creído en Dios, eso sí,
pero nunca he sentido las ganas locas de ir a misa o de rezar un
padrenuestro. Soy como los demás, que cuando necesito algo de Dios me
acuerdo de él, le hablo, le pido, le suplico, pero una vez pasada la tormenta
todo regresa a la normalidad.

Cambios

Pero hubo algo que cambio mi forma de pensar, ojo, no el volverme católico
practicante, pero que me hizo sentirme admirado de la Iglesia. Fue hace un
par de años, como le digo yo no iba a misa, pero resulta que al lado de un
conocido bar al que solía ir con amigos había una parroquia, ya había pasado
por ahí varias veces, pero nunca me había detenido a mirar. Usualmente, los
sábados, nos juntábamos en la pileta que hay afuera, a conversar, hasta que
llegada una hora cruzábamos y entrabamos al bar.

Siempre me ha gusta el ambiente del distrito donde quedan la parroquia y el


bar, pues tienen el estilo a pueblito antiguo, con una mística especial, que te
hace sentir como si hubieras viajado en el tiempo y regresaras, mas o menos,
a la época del Virreinato. Creo que es por eso que es uno de mis distritos
preferidos, siempre que tengo que ir lo hago con mucho gusto, sobre todo la
parte central, pues es ahí donde se concentra la magia.

Pero como les contaba, hubo un día que la idea a cerca de la iglesia cambio,
un poco, para mi. Resulta que había quedado con mis amigos ir al dichoso
bar, pero no un sábado sino un día de semana, jueves si no me equivoco. Fui
más temprano de lo acordado, pues salía de hacer un trabajo y si volvía a
hasta mi casa me demoraría un montón, estaba esperando en mi carro y
decidí bajar para estirar las piernas y, así como en las películas, vi una chica
que capturó mi atención, tenía una bonita sonrisa y unos ojos bonitos, decidí
seguirla, algo que nunca había hecho, pero fue como un hechizo de magia
que hizo que mis pies se movieran por sí solos.

La esencia

La chica entró al templo, no podía creerlo, pensé que para ser una chica tan
joven era raro verla entrar a un templo, si, usualmente, los jóvenes no somos
de ir a misa o de rezar, eso hizo que quisiera ver realmente porque había
entrado y lo único que conseguí fue hacer que mi asombro aumentara, pues
lo que hizo fue arrodillarse y rezar. Lo único que pude hacer fue sentarme en
una banca, eran cómodas, es decir, ya había entrado a otros templos antes y
la madera te hacia sentir incomodo, pero esta era totalmente diferente. Este
templo parecía parte de la sinfonía del distrito, era antigua, eso se notaba,
pero estaba en perfecto estado. Por donde se mirase todo era dorado y
madera lo que creaba un ambiente agradable, que te hacia querer quedarte,
los colores de las paredes, también ayudaban, pues eran cálidos y te hacían
sentir a gusto.

Creo que algo que ayudaba un montón, es que no es una parroquia enorme,
que hace sentir que pueden entrar mil personas más, este templo es mediano
tirando para pequeño que te hace pensar que solo están esperando a un
grupo selecto, que tu presencia ahí importa y mucho. Por todo el templo hay
imágenes de santos y al lado derecho hay como unas escaleras y hay como
un pequeño altar desde donde habían puesto un santo que es San Agustín
según me dijeron, porque la parroquia esta a cargo de los padres Agustinos
Recoletos.

Historia
La parte histórica nunca se me ha dado muy bien pero pude conversar con
un padre, creo que se llamaba Juan, me dijo que en ese momento solo había
un sacerdote peruano y un fray de la misma nacionalidad, porque los cuatro
restantes eran españoles, me pareció curioso estando en nuestro país, pero
me dijo que era porque en Perú antes no habían tantas vocaciones como en
Europa, pero que con el paso del tiempo los papeles se habían invertido y
ahora los países sudamericanos están llenos de vocaciones cosa que
escasea en Europa, algo que me pareció raro fue que me pidió que orara por
las vocaciones, hasta ahora no lo entiendo, yo pensaba que cada uno sabe lo
que va a ser, que no por un rezo Dios podría cambiar el destino de
cualquiera, pero cuando el padre me lo dijo lo hizo con tanta seguridad que le
prometí que lo haría.

A cambio de mis oraciones le pedí me contara a cerca de cómo se construyo


ese hermoso templo y me contó una historia muy interesante, dice que
cuando los españoles vinieron al Perú construyeron dos templos en los
cuales se les daría educación o catequesis, como el padre dijo, a los indios y
que una de esas fue en la que me encontraba, la cual se llama Santa María
Magdalena, dicho sea de paso. Que la iglesia fue construida hace más de
400 años y que son pocos los cambios que se han hecho a pesar del tiempo,
uno de los mas grandes fue el techo, pues en uno de los terremotos que
pasaron se vino abajo y por fuerza mayor tuvieron que construir uno nuevo.
La fachada fue sutilmente arreglada pero no cambiaron el estilo que mantiene
el templo, el cual fue dado a los hermanos franciscanos pero que desde 1957
se le dio a los Agustinos Recoletos.

Es más, el Padre me comentó que desde el año 1940 este templo es


considerado como monumento nacional debido “al valor artístico,
arquitectónico, social y religioso que posee”. ·Hay turistas que vienen al Perú
y no pueden dejar de pasar por aquí por lo que representa este templo”, me
contó el sacerdote. Quien también quiso añadir que debajo del templo hay
catacumbas donde se solía enterrar a los antiguos sacerdotes, pero que
ahora están clausuradas por falta de seguridad, mas no hay turista que
insista en querer entrar, pues el misterio puede más que cualquier otra cosa.
Espiritualidad

Luego de escuchar todo lo que el padre me contó y ver a una chica tan linda
rindiéndose a los pies de la cruz mi corazón se conmovió y no me quedo otra
que cumplir mi promesa y rezar por las vocaciones, porque hayan más
sacerdotes en el mundo, pero en especial pedí que ese templo nunca se
cayera, porque sirve para entrar al corazón de muchas personas. Ese día,
después de una hora fui a darle el encuentro a mis amigos los cuales me
estaban esperando y no quise contarles lo que me paso pues sentía que era
como darles el mapa que los llevaría al tesoro recién encontrado y vuelto a
esconder, sí lo sé muy egoísta de mi parte pero era como desgastar algo tan
especial para mi. Trate por un tiempo que nuestros encuentros sean días de
semana para tener la excusa de visitar el templo, quizá dedicarle una
palabras a Dios y quedarme admirado con todo lo que había a mi alrededor y
seguir pidiendo porque la hermosura no se perdiera y que, a pesar de los
años, embelleciera cada vez más.

Resulta que este lugar es, para mi, como el vino, por un lado adictivo, una
vez que voy quiero seguir yendo y no perdeme de ningún detalle como si
fueran gotas de ese dulce líquido y por otra parte, porque mientras más pasa
el año y más antiguo se hace parece cada vez mas bello. Me gustaría que
todos tuvieran la oportunidad de conocerlos, pero a la vez no. Sé que si algún
día llegan a estar ahí sabrán de que hablo, no solo por el nombre de la
parroquia si no porque esa mística solo le puede pertenecer a ese lugar.

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