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ESPÍRITUS FAMILIARES
Hemos dicho que el vivir en pecado abre la puerta legal, es decir se les da autoridad legal a
los demonios para operar sobre esos pecados. Los pecados de nuestros antepasados pueden
haber dado lugar a que ciertos espíritus inmundos trabajen en esas áreas de pecado en
forma generacional. Por ejemplo, si nuestros abuelos se golpeaban, un espíritu de violencia
se asienta sobre esa conducta; cuanto más tiempo pasó y más pecado existía tanto más se
fue afirmando en esa pareja. Ese mismo espíritu de violencia luego «quedará» sobre los
hijos de esa pareja para tratar de provocar el mismo pecado que le permita a ese espíritu
inmundo la autoridad legal para permanecer en ese hogar. No nos cabe la menor duda de
que hay espíritus inmundos que anhelan quedarse en ciertas familias generación por
generación.
Hay espíritus familiares, principados que se han mantenido trabajando sobre esos pecados
familiares generación tras generación. Y esos espíritus que han ido de generación en
generación en tu familia desean seguir operando en tu vida. Así como la violencia se hereda
y se aprende, los espíritus desean hacerte hacer lo mismo. Generar ese mismo pecado. Han
estado durante varias generaciones trabajando y no se van a ir así como así. El objetivo es
identificar los pecados generacionales, y así descubrir los espíritus familiares que han estado
trabajando, y destronarlos.
Al escribir este parágrafo veo a una pareja para ministrarla. Al rastrear su descendencia me
dice:
Otro caso importante que me toca de cerca es el de una hermana de la que al levantar su
historia familiar descubro que:
Podríamos seguir dando así ejemplos interminables pero creo que con estos dos ha quedado
clara la idea. Al comenzar a ministrar, usted mismo verá esto y los resultados al reprender
el espíritu. La identificación con los pecados de los antepasados también merece una
explicación.
Según al A.T. las naciones pueden ser culpables de pecados colectivos. Los espíritus entran
en la vida cuando ven la puerta abierta que es el pecado (Ez.18:2). Tanto Nehemías como
Daniel son un ejemplo de esto; ellos se hicieron cargo del pecado de sus pueblos.
Nehemías oró: «Esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu
siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y
confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; si, yo y la casa de
mi padre hemos pecado». Esta identificación es la diferencia.
Esdras dijo en 9:6, «Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi
rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y
nuestros delitos han crecido hasta el cielo».
No oramos contra ellos, para que caiga juicio sino que nos metemos en esos pecados y los
confesamos como propios. Fuerzas espirituales cósmicas que habían tejido redes espirituales
serán cortadas. Eran los pecados de su nación, pero en primer lugar eran los de su propia
sangre, los de su misma familia.
Daniel estaba en constante oración y bajo la total dependencia de Dios. Luego recuerda que
él confesó estos pecados (Dn.9:20). Nos identificamos con estos pecados y los confesamos.
Si confesamos estos pecados, Satanás retrocede (Jr.16:10-13, Esd.9:7)
Padres:
Divorcios.
Abortos.
Adulterios.
Sexo no deseado.
Nuevos matrimonios.
Infidelidad.
Abuso.
Abandono.
Odio.
Peleas.
Celos.
Vicios o compulsiones.
Otros.
ORACIÓN DE IDENTIFICACIÓN POR LOS PECADOS Y DE RENUNCIA A LA INFLUENCIA 0
ATADURA ESPIRITUAL