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UN ALQUERQUE DE IX EN NARROS DEL

PUERTO (ÁVILA)

JIMÉNEZ CANO, Cristina


Departamento de Historia Antigua
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Alcalá

RESUMEN

El artículo trata sobre la descripción y estudio de un tablero de juego halla-


do en uno de los peldaños del acceso a la plataforma donde se sitúa la igle-
sia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, en el municipio de Narros del
Puerto (Ávila).

SUMMARY

The article treats on description and study of a game board found in one of the
steps of the access to the platform where the parish church of Nuestra Señora de
la Asuncion is placed, in the municipality of Narros del Puerto (Avila).

PALABRAS CLAVE

Narros del Puerto, iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, tablero de


juego, alquerque de IX, juego del molino.

KEYWORDS

Narros del Puerto, church of Nuestra Señora de la Asunción, game board,


alquerque de IX, nine men’s Morris.

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1. INTRODUCCIÓN

El juego es un aspecto esencial en la vida del ser humano. Está presente


desde su más tierna infancia, poniendo en contacto al infante con el mundo
a través de estímulos y el uso de pequeños objetos (tales como sonajeros,
juguetes, etc.). Después, son los juegos y pasatiempos los que preparan a los
niños para vivir en sociedad1. Asimismo, conviene tener presente que el jue-
go es más antiguo que la cultura, pues esta se encuentra intrínsecamente
vinculada a la condición humana, mientras que el juego no, al jugar tanto ani-
males como humanos2.

A lo largo de la historia, han existido una gran cantidad de juegos así como múl-
tiples variantes de los mismos. En muchos casos, los juegos se han difundido
por extensos territorios sin apenas sufrir modificaciones en sus reglas. Este aspec-
to, unido al arraigo que pueden tener algunos juegos en la sociedad, explicaría por
qué varios de ellos han tenido una larga pervivencia temporal. Por ejemplo, algu-
nos juegos que se practican en la actualidad tienen un origen que se puede
remontar al Medievo, como es el caso del ajedrez, o a la época romana, como suce-
de con el tres en raya.

Desde el momento de su origen los juegos tenían, al menos, tres funciones: una
recreativa, otra social y otra educativa. Se trataba de lograr un desarrollo intelec-
tual y agudizar el ingenio, principalmente de los jóvenes aunque también de adul-
tos, a través de actividades que fueran divertidas y amenas. Pero al mismo tiempo,
tenían como objetivo servir de descanso de los problemas de la vida diaria.

En época romana, los juegos privados eran tan apreciados como los gran-
des espectáculos (ludi publici). Debemos imaginarnos a los niños disfrutando
con sus silbatos, jugando con sus yoyós, aros3 o peonzas, así como con peque-
ñas figuras realizadas en barro que podían representar, entre otros motivos, ani-
males u hombres montando a caballo. También se divertían imitando las profesiones
de los adultos (soldados, aúrigas, gladiadores, etc.) o con juegos que, en gene-
ral, nos son conocidos en la actualidad (como la gallinita ciega, el escondite, el
pillapilla o el salto de la codorniz4). Las niñas, además, contaban con sus
___________
1
ANDRÉS, G. et ál. Así era la vida en una ciudad romana: Calagurris Iulia. Calahorra: Amigos de la His-
toria de Calahorra, 2002, p. 145.
2
HUIZINGA, J. Homo ludens. Madrid: Alianza Editorial, 2000, p. 11.
3
Consistía en hacer girar un aro por el suelo el mayor tiempo posible, empleando para ello una vara,
recta o curva. El juego en cuestión se denominaba trochus. SALZA PRINA RICOTTI, E. Giochi e giocattoli,
Vita e costumi dei romani antichi, 18. Roma: Quasar, 1995, p. 33.
4
Consistía en que un niño, con el cuerpo inclinado, esperaba a que uno de sus compañeros, situados
tras él, saltase sobre su espalda.

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muñecas. Por su parte, los adolescentes y adultos se entretenían con los
juegos de pelota (como el trigon5, el follis / folliculus6, o el harpastum7), con
los juegos de mesa (ludus latrunculorum8, ludus duodecim scripta9, etc.) y
las tabas, por no hablar de otros divertimentos como el cara o cruz (caput aut
navia), el pares o nones (par, impar), etc.

Se puede decir que la Edad Media supuso una prolongación de estas acti-
vidades lúdicas pero, además, fue el momento en que surgieron las primeras
industrias artesanas de juguetes en Alemania, Francia y los Países Bajos,
siendo los principales focos productores las ciudades de Hamburgo y Nurem-
berg en Alemania, así como Limoges y Saint Claude en Francia. Asimismo, se
tiene constancia, por las fuentes escritas, de la construcción de autómatas
para deleite de adultos y adinerados que, ocasionalmente, permitían a sus hijos
observarlos a cierta distancia. Estos se articulaban mediante sistemas accio-
nados por la fuerza del agua10. Otras actividades lúdicas destacadas durante el
Medievo son la práctica de la caza o los juegos deportivo-caballerescos, es
decir, los torneos y las justas.

___________
5
Tres jugadores, dispuestos en ángulo, se lanzaban rápidamente la pelota, primero hacia una
dirección y luego hacia otra (de izquierda a derecha, o viceversa). Mar. Ep. 4, 19, 5-7: … seu lentum cero-
ma teris tepidumve tragona / sive harpasta manu pulverulenta rapis, / plumea seu laxi partiris pondera follis…;
12, 82; 3-6: … captabit tepidum dextra laevaque trigonem, / imputet exceptas ut tibi saepe pilas / colliget et
referet laxum de puliere follem, / atsi iam Lotus, iam soleatus erit. Stuttgart: Ed. Bailey, 1990.
6
Podía tratarse de un juego más suave, pues la pelota estaba inflada con aire y los movimientos
no debían ser bruscos; o de un juego perfecto para los jóvenes, que consistía en golpear una pelota
colgada. Plaut. Rud. 720: Extemplo hercle ego te follem pugilatorium faciam et pendentem incursabo
pugnis, peiiurissume. Oxford: Ed. Lindsay, 1984.
7
Consistía en que uno de los jugadores debía hacerse con la pelota y llevarla a la meta. Si el juga-
dor que llevaba la pelota corría el riesgo de perderla, se la pasaba a otro que estuviese desmarcado
con la mano o con el pie. Mar. Ep. 7, 32, 10: … non harpasta vagus pulverulenta rapis… (Stuttgart: Ed.
Bailey, 1990). Isid. Etim. 18, 69, 2: Arenata, qua in grege, dum ex circulo adstantium spectantiumque
emissa, ultra iustum spatium pilam excipere lusumque inire consueverunt. Cubitalem lusum ape-
llant quum duo comminus ex próximo ac pene coniunctis cubitis pilam feriunt. Suram dicitur dare qui
pilam crure prolato feriendam conlusoribus praebent. trad. José Oroz Reta y Manuel A. Marcos Cas-
quero, Madrid, 1995. Pese a que Isidoro lo denomina arenata, los investigadores piensan que se tra-
taría del harpasta.
8
Juego de estrategia, asedio y guerra, de tal forma que el tablero simulaba un campo de batalla.
El objetivo del juego era avanzar con las fichas hacia el campo contrario, comiendo, inutilizando o
expulsando las piezas enemigas. Existen varias referencias que aluden a este juego y a alguna de sus
reglas; una de ellas es Ovidio. Trist. 2, 476-480. … quo dare missa modo, / discolor ut recto grassetur
limite miles, / ut bellare sequens sciat et revocare priorem, / nec tuto fugiens incomitatus eat;… Oxford:
Ed. Owen, 1985.
9
Posiblemente, fue el precursor del backgammon actual. Conocemos poco de él a través de las
fuentes escritas, pero, curiosamente, sabemos que P. Mucio Escévola era un gran jugador del mismo.
Cic. De Or. 1, 50, 217: … licet ista ratione dicamus ipla bene et duodecim scriptis ludere proprium esse
iuris civilis, quoniam utrumque forum P. Mucius optime fecerit. Oxford: Ed. Wilkins, 1902.
10
ANTOÑANZAS MEJÍA, F. Artistas y juguetes. Tesis doctoral, 2005, UCM, pp. 17-18.

129
En definitiva, los juegos son algo tan común e importante que en épo-
ca griega y romana les dedicaron numerosos versos y tratados, uno de
ellos escrito por el propio emperador Claudio, que desgraciadamente no ha
llegado hasta nuestros días11. Lo mismo sucedió en época medieval, sien-
do el Libro del ajedrez, dados y tablas el códice más destacado escrito en
lengua castellana, que fue ordenado redactar por Alfonso X el Sabio, en el
año 1283. Por estos motivos, me pareció necesario redactar un estudio
sobre el tablero documentado en este pequeño, aunque acogedor, muni-
cipio de Ávila.

2. LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se encuentra


situada al sureste de la localidad abulense de Narros del Puerto, a 1.152 m.
sobre el nivel del mar, siendo sus coordenadas geográficas: 40º 32' 30.51''
N. y 4º 69' 16.8'' W; y sus coordenadas UTM: Huso 30; X: 331640.6; Y
4489872.32. Presenta una ubicación estratégica al estar situada al norte
del puerto de Menga, próximo al lugar conocido como Cruz del Hierro.
Este puerto es uno de los pasos, entre las dos vertientes de la Sierra de Gre-
dos, que ha sido utilizado desde tiempos inmemoriales.

La iglesia, que fue construida entre los siglos XII y XIII, se localiza en
una pequeña plataforma a cuyos pies discurre el río Aulaque, afluente del
río Adaja. Es el único ejemplo arquitectónico de arte mudéjar en todo el
Valle Amblés, si bien es parcial, pues se reduce a su cabecera12 (Foto 1).
Durante los procesos de restauración de la misma, llevados a cabo en el año
2000, aparecieron diez aras votivas romanas, de las cuales tan solo cinco
son legibles. Algunas de ellas se encuentran empotradas en los muros del
edificio, al haber sido empleadas para su construcción. Teniendo en cuen-
ta el lugar del emplazamiento del santuario, cuya datación oscila entre los
siglos I y III d.C., así como los dioses a quienes se les rindió culto, se llegó
a la conclusión de que debió estar consagrado a las divinidades protecto-
ras de los caminos (lares viales)13.

___________
11
Suet. Claud. 33: Aleam studiosissime lusit, de cuius arte librum quoque emisit… Londres: Ed.
Rolfe, 1979.
12
Exceptuando las manifestaciones de arte mudéjar que se pueden apreciar en la ciudad de Ávi-
la. LUIS LÓPEZ, C. et ál. Guía del románico de Ávila y primer mudéjar de la Moraña. Ávila: Institución
Gran Duque de Alba, 1982, p. 186.
13
HERNANDO, M.R. y GAMALLO, J. L. «Un santuario romano en Narros del Puerto, Ávila (Con-
ventus Emeritensis)». Ficheiro Epigráfico, 76 (2004), pp. 336-334 y 346.

130
Foto 1. Vista de la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, orientada hacia el
Este. Se aprecian igualmente los peldaños que facilitan la ascensión al área eclesial, encon-
trándose en el último el alquerque de IX (Cristina Jiménez Cano).

Por otra parte, y antes de continuar, conviene tener presente que los table-
ros de juego pueden ser de dos tipos: fijos, si se grabaron sobre una super-
ficie dura que por su peso no se puede trasladar, o portátiles, si fueron realizados
sobre materiales menos pesados, facilitando así su movilidad. En este caso,
se trata de un tablero fijo, ya que está ubicado en el lado izquierdo del último
peldaño de la escalera que da acceso al área eclesial. Se encuentra grabado
en una losa de granito gris local y presenta un mal estado de conservación.
Los surcos son bastante gruesos (1,7 cm) y poco profundos (0,4 cm). La for-
ma del tablero consiste en tres cuadrados concéntricos que tienen los centros
de los lados unidos por líneas; a esta figura se la conoce, generalmente, como
de triple recinto (Foto 2). Asimismo, bordeando toda la losa existe una incisión
interrumpida por la forma no rectangular de la misma y por la rotura acaecida
con posterioridad a su colocación, situada en uno de sus lados largos, como se
puede apreciar por el cemento utilizado para reparar la fractura (Foto 3). Dicha
incisión es similar a la que conforma el propio tablero y, por tanto, es muy
probable que fuesen realizadas al mismo tiempo.

131
Foto 2. Calco y fotografía del grabado de Narros del Puerto. El bolígrafo mide 15 cm (Cristina
Jiménez Cano).

Foto 3. Fotografía completa del escalón. Se puede apreciar la incisión que recorre todo el borde
de la losa, así como el tablero situado a la derecha (Cristina Jiménez Cano).

Las dimensiones del tablero de juego son las siguientes:

– El cuadrado exterior mide, aproximadamente, 30 x 24 cm.


– El cuadrado intermedio mide 20 x 14 cm.
– El cuadrado interior mide unos 12 x 9 cm.

Existen otras variantes de este tipo de tablero; la que nos ocupa este estudio
es la más sencilla, pero igualmente se han documentado otros grabados que, por
ejemplo, tienen una cazoleta central o concavidades en todas sus intersecciones.
Atendiendo a los grupos creados para este tipo de grabados en Galicia, el table-
ro de Narros del Puerto se encuadraría en el grupo 2.1.a14.
___________
14
COSTAS GOBERNA, F. J. e HIDALGO CUÑARRO, J. M. Los juegos de tablero en Galicia. Apro-
ximación a los juegos sobre tableros en piedra desde la antigüedad clásica al medievo. Vigo: Celticar,
1997, p. 39.

132
3. BREVE HISTORIA DEL ALQUERQUE DE IX Y SUS REGLAS

Se conoce a este juego por varios nombres, siendo los más frecuentes
alquerque de IX o juego del molino. De hecho, en otros países centroeuropeos
también le denominan así: jeu du moulin en Francia, mühlespiel en Alema-
nia, melnitsa o melnichny en Rusia, molle en Noruega, molespel en Holanda
o nölle en Dinamarca, mientras que en Gran Bretaña le llaman Nine Men's
Morris y en Italia, filetto.

Los tableros más antiguos se han documentado en Egipto (1400 a.C.) y Chi-
na (500 a.C.). Con posterioridad, el juego fue difundiéndose por casi la tota-
lidad del continente asiático y europeo, pero también por buena parte de
África, llegando hasta Sudán y Somalia, practicándose igualmente en Mada-
gascar. Los conquistadores españoles, por su parte, fueron los causantes de
su expansión por gran parte del territorio americano15.

El término alquerque es una adaptación castellana del árabe qirq o qirqa, que
fue añadido al vocabulario castellano medieval por la popularidad que alcanzó
este juego en el ámbito peninsular. Según las palabras de Murray, la raíz qirq ten-
dría un origen latino, proviniendo del término circus, ya que hasta mediados
del siglo pasado se pensaba que procedía del persa o del árabe. La primera vez
que aparece dicho término en una fuente escrita es en el Kitab al-Aghani (Libro
de Canciones), de Abu al-Faraj al-Isbahani (897-967), donde se menciona a un
habitante de la Meca que tenía en su casa tableros de ajedrez, nard (tablas) y
qirq, para uso y disfrute de sus invitados. Esta palabra ha desaparecido del ára-
be moderno, pasando a usarse el nombre persa del juego, dris16.

Algunos investigadores opinan que el juego fue introducido por los árabes
en la Península Ibérica. No obstante, la figura del triple recinto está documentada
desde épocas prehistóricas, siendo en época romana cuando se extienda por
todos los confines del Imperio como tablero de juego (tabula lusoria)17 . En el caso
específico de Hispania, nos pueden servir de ejemplo los tableros de terraco-
ta hallados en Mulva (Villanueva del Río y Minas, Sevilla) y en Conímbriga (cer-
ca de Condeixa-a-Nova, Coimbra), así como los documentados en Julióbriga

___________
15
CALVO, R. «El libro de los juegos de Alfonso X el Sabio». En: Libros del ajedrez, dados y tablas.
Madrid: Poniente y Valencia, Vicent García S.A., 1987, p. 143.
16
VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, V. y GALVAÑ CASTAÑO, R. «Graffiti en el Castillo de Sax (Alicante)». En:
IV Congreso de Castellología, Madrid 7, 8 y 9 de marzo de 2012, p. 516; CALVO, R. «El libro de los jue-
gos…», p. 144.
17
SALZA PRINA RICOTTI, E. Giochi e giocattoli…, p. 98; PONTE, S. da. «Jogos e pasatempos
romanos». Castrelos, 12 (1999), p. 157.

133
(Retortillo, Santander) o en el templo romano de Évora (Portugal), grabados
sobre materiales pétreos18. Pese a no contar con fuentes escritas que mencionen
este juego, existe un consenso entre los investigadores según el cual debía jugar-
se de un modo similar o igual a como se hacía en la Edad Media.

Según el códice alfonsí, existen dos variantes de alquerque de IX, deno-


minado así porque cada jugador inicia la partida con nueve fichas. En el
primer caso, el juego se divide en dos partes, una primera en la que ambos
jugadores van depositando las fichas por turnos sobre las intersecciones
vacías del tablero, intentando hacer tres en línea o «molino» y evitando que
el adversario haga lo propio. Cada vez que se logra hacer tres en raya, se pue-
de elegir una ficha del contrincante, lo cual adquiere mayor relevancia si
este está a punto de lograr colocar tres en línea. No obstante, no se puede
coger una pieza del adversario que ya esté formando un «molino». La segun-
da parte consiste en ir desplazando las fichas de forma adyacente por el
tablero, con el fin de conseguir colocar tres o cinco en línea. También es
importante saber que los «molinos» se pueden romper para crear otros nue-
vos. Finalmente, el juego concluye cuando un jugador no puede mover nin-
guna de sus fichas o cuando se queda con dos. El ganador será aquel que
haya logrado capturar un mayor número de piezas contrarias19.

Con respecto a la segunda variante existen ciertas discrepancias depen-


diendo de la interpretación que los investigadores realizan del texto. Por
una parte, la hipótesis de Murray ha sido la que ha marcado la historiogra-
fía tradicional sobre este tema. Según él, se emplearían tres dados durante
la primera fase de la partida y, después, el juego proseguiría exactamente igual
que en la versión anterior. De tal forma que cada jugador contaría con una
tirada, si este lograba sacar una combinación determinada (6-5-4, 6-3-3, 5-
2-2 o 4-1-1) se le permitía introducir tres fichas a la vez y quitar una del adver-
sario. Asimismo, si lograba formar dos filas de tres en raya con fichas que ya
estaban en el tablero, podía coger dos del contrincante. En los demás casos,
solo estaba permitido incluir una única ficha20.

Por otra parte, Schädler propone una hipótesis totalmente diferente y nove-
dosa, basada no solo en el texto donde se explica el juego, sino también en
la ilustración que lo acompaña. Según él, durante la primera fase de la partida cada

___________
18
FERNÁNDEZ GÓMEZ, F. «Alquerque de nueve y tres en raya. Juegos romanos documentados en
Mulva (Sevilla)». Revista de Arqueología, 193, (1997), pp. 26-35; PONTE, S. da. «Jogos romanos da Coním-
briga», Conímbriga, XXV (1986), pp. 131-141; PONTE, S. da «Jogos e pasatempos…», p. 157.
19
GASSER, R. «Solving Nine Men's Morris». Games of No Chance, 29 (1996), p. 101.
20
MURRAY, H. J. R. A History of Board-Games other tan Chess. Oxford, 1952, pp. 45-46.

134
jugador colocaría las fichas por turnos sobre los puntos vacíos del tablero. Sin
embargo, no estaría permitida la creación de «molinos». Durante la segun-
da fase del juego, las fichas podrían trasladarse a las intersecciones adya-
centes vacías pero, a diferencia de la primera variante, los jugadores
debían lanzar los dados antes de realizar cualquier movimiento. De este
modo, si uno de los jugadores conseguía sacar alguna de las siguientes
combinaciones: 6-5-4, 6-3-3, 5-2-2 o 4-1-1, podía elegir cualquier ficha del
tablero y colocarla sobre una intersección vacía. Al igual que sucedía en
el alquerque de IX sin dados, cuando un jugador lograba crear un «moli-
no», este podía capturar una ficha de su contrincante 21. Por tanto, en esta
versión, el azar y la suerte juegan un papel importante.

Actualmente, en España, se continúa jugando siguiendo las reglas de


la primera variante, pues la otra cayó en desuso con el paso del tiempo.

4. ACERCA DE LA LEGISLACIÓN SOBRE EL JUEGO EN ÉPOCA


ROMANA Y MEDIEVAL

Tanto en época republicana, como durante el Imperio, las apuestas


(spensiones) y los juegos de azar (alea) –incluido el juego del molino–
estuvieron prohibidos legalmente. Únicamente se levantaba dicha res-
tricción durante las fiestas de las Saturnales, celebradas en el mes de
diciembre. La ley más antigua de la que tenemos constancia, conocida
como lex alearia, debió estar en vigor desde, aproximadamente, princi-
pios del siglo II a.C22. Por lo que, al menos desde entonces, las apuestas
y las deudas de juego debían ser algo frecuente y conocido. Otras leyes
documentadas en época republicana son la Tittia, la Publicia o la Corne-
lia23. Los jugadores de profesión (aleatores) estuvieron mal considerados
a nivel social y jurídico, y en concreto los jugadores de dados, fueron vis-
tos como personas con pocas inquietudes intelectuales y escaso nivel
cultural24. Conocemos algunas medidas que trataron de erradicar la ludo-
patía durante el periodo republicano, como la condena cuádruple (poena

___________
21
SCHÄDLER, U. «Medieval Nine-Men's Morris with Dice», Board Games Studies, 3 (2000), p. 115.
22
Plaut. Mil. Glo. 164-165: Atque adeo ut ne legi fraudem faciant aleariae. / adcuratote, ut sine
talis domi agitent convivium. Oxford: Ed. Lindsay, 1984.
23
Las tres últimas mencionadas por Marciano. D. 11, 5, 3: in quipus rebus ex lege Titia, et Publi-
cia, et Cornelia… Ed. Kreigel, Leipzig, 1875. Tanto la lex Tittia como la Publicia son de fechas des-
conocidas, mientras que la lex Cornelia posiblemente resale a la época de Sila y estaría vinculada
a los efectos jurídicos de las deudas de juego (D. 11, 5, 5; 11, 5, 2 ,1).
24
Quint. Inst. Orat. 1, 12, 18: … facile persuadebit sibi, ut tempora, quae spectaculis, campo, tes-
seris, otiosis denique sermonibus, ne dicam somno et conviviorum mora conteruntur, geometrae
potius ac musico impendat… Salamanca: A. Ortega Carmona, 1996.

135
quadrupli), según la cual, el perdedor podía exigir al ganador el cuádruple
de la cantidad que había perdido en la apuesta, incluso cuando ya había
sido saldada la deuda de juego25.

Este aspecto social y jurídico no cambió a lo largo de los siglos, sino que
se fueron sucediendo senadoconsultos y edictos que perseguían el mismo pro-
pósito. De este modo, ya en época de Justiniano (527-565), se reiteraba la pro-
hibición de jugar o presenciar cualquier juego de azar o suerte y, a excepción
de cinco competiciones (el salto libre, el salto con pértiga, el lanzamiento de
dardo o jabalina, la lucha y las carreras de caballos) en las que se podía apos-
tar hasta un solidum26, todos los juegos de azar estuvieron prohibidos27.

En la Península Ibérica, los gobernantes y los moralistas medievales, tan-


to cristianos como musulmanes, continuaron considerándolos como peli-
grosos debido a la gran pasión que podían desatar las apuestas vinculadas
a los juegos de azar entre las personas, pues al igual que sucede hoy en día,
el juego puede acabar deformando la personalidad, provocando blasfemias
e insultos en el menor de los casos, y peleas y muertes en los casos más gra-
ves. Esto conllevó a que, durante toda la Baja Edad Media, se fuese alter-
nando el control del juego y las prohibiciones del mismo. De este modo, quien
incumplía la ley sabía que tendría que atenerse a un castigo (azotes, destie-
rro, multas, etc.)28. Mientras que los monarcas más prácticos, como Pedro I de
___________
25
Apud. DÍAZ GÓMEZ, M. J. El origen histórico del contrato de juego». Derecho y conocimiento,
anuario jurídico sobre la sociedad de la información y del conocimiento, vol. 2 (2002), p. 286. Pseudo-
Ascanius, In divinationem, &. 24: quadruplatores delatores erant criminum publicorum, in qua re quar-
tam partem de prescriptorum bonis, quos detulerant, consequebantur. Alii dicunt, quadruplatores esse
corum accusatores, qui convisti quadrupli damnari soleant, aut, aleae aut pecuniae gravioribus usuris
feneratae, quam pro... aut ejusmodi aliorum crimmum. Plaut. Persa. 62-74. Neque quadruplulari me
volo… nam rei publicae causa quicumque id facit magis quam sui quaesti… si legirupam qui damnet,
det in publicum dimidium; aque etiam in ea lege adscribier: ubi quadrupulator quempiam iniexit manum
tantidem ille illi rursus iniciat manum, ut aequa parti prodeant ad tris viros: si id fiat, ne isti faxim nusquam
appareant, qui hic albo rete aliena oppugnant bona. Oxford: Ed. Lindsay, 1984.
26
C. 3, 43, 1, 4: Diende ordinent quinque ludos, monobolon, contomonobolon, quintanum contacem
sine fibula, et perichyten, et hippicen, [quibus sine dolo atque callidis machinationibus ludere permitti-
mus]; C. 3, 43, 1, 4: Sed nec permittimus etiam in his ludere ultra unum solidum… Ed. Kreigel, Leipzig,
1875. El sólido bizantino (también conocido como nomisma y bezant) fue una moneda de oro creada
por el emperador Constantino el Grande, que sustituyó a la antigua moneda aureus.
27
C. 3, 43, 1: … ut nulli liceat in publicis vel privatis domibus vel locis ludere neque inspicere…
Perfectamente resumido en C. 3, 43, 2. Epitome eiusd. Ex Bas.: Constitutio prohíbete ludos, exceptis quin-
que,. Definit etiam quasdam muletas adversus aleatores, permittens et praefecto urbi et praesidibus
provinciarum et episcopis inquirere ea et prohibere, et omnes in iis initos contractus reseiudere. Con-
cedit quoque acciones ex quinque permissis ludis et petitionem forum, quae exinde debentur; decem
librarum muleta in eos statua, qui constitutionem violari permisserint. Leipzig: Ed. Kreigel, 1875.
28
MOLINA MOLINA, Á. L. «Los juegos de mesa en la Edad Media». Miscelánea Medieval Murcia-
na, XXI-XII (1997-1998), p. 220.

136
Castilla (1350-1369), prefirieron controlarlo, para así obtener un provecho eco-
nómico y poder emplear la suma obtenida para llevar a cabo acciones que
beneficiasen a los ciudadanos29. Asimismo, no conviene olvidar que, al menos
desde el siglo VI d.C., el juego estaba tan extendido entre la sociedad que
llegó a involucrar a los eclesiásticos30.

Más allá de estas leyes que trataban de eliminar a los tahúres y evitar la caí-
da en la ludopatía, sí estaba permitido, e incluso bien visto, disfrutar de juegos
de forma moderada. El propio monarca castellano, Alfonso X el Sabio, aconsejaba
la práctica de juegos en los que tuvieran que emplearse la inteligencia31.

5. INTERPRETACIONES NO LÚDICAS

Como comentábamos, la representación del triple recinto es muy antigua,


apareciendo en diferentes épocas y contextos. De este modo, lo podemos
encontrar en grabados de la Edad del Hierro, como es el caso del menhir de Ker-
mania (Point-l'Abbé, Finistère)32; también se ha documentado en Egipto, pues
fue grabado en una de las losas del techo del templo de Kurna (ca. 1400 a.C.);
e, igualmente, fue inciso en numerosas tablillas asirias, que tuvieron una función
apotropaica33.

Sin embargo, fue en Grecia y en Roma cuando la figura del triple recinto se
utilizó como tablero de juego, aunque también tuvo otras acepciones; muestra
de ello es la aparición de esta figura en el sello de un oculista galo-romano
hallado en Villefranche sur Cher (Francia).
___________
29
Apud. MOLINA MOLINA, Á. L. «El juego de dados en la Edad Media». Murgetana, 100 (1999),
p. 98. En 1351 decretó el control de los juegos: «pues el juego de los dados non se escusa e la ren-
ta de las tafurerias se lieua de la mi tierra».
30
C. 1, 4. 34: Haec igitur nobis respicientibus nunciatum est, praeter exspectationem quosdam
ex reverendissimis diaconis, quid quod etiam presbyteris (nam quod amplius est, Andere erubesci-
mus, dicimus vero Dei amantísimos episcopos), quosdam ex his non vereri, alios quidem temere tes-
seras contrectare, et ad adeo pudendum atque ipsis etiam laicis a nobis frequenter interdictum
spectaculum accedere, alios vero talem ludum non accusare, sed vel communicare cum ludentibus,
aut sedere spectatores actus indecori, et spectare quidem cum omni aviditate res omnium impor-
tunissimas, et sermones audite blasphemos, quos in talibus necesse est fieri, et polluere suas manus
et oculos et aures sic damnatis et prohibitis ludis. Leipzig: Ed. Kreigel, 1875.
31
Part. II, tít. V, ley XXI: «Alegrías y han otras sin las que diximos en las leyes ante desta, que fue-
ron falladas para tomar omne conorte en los cuidados e en los pesares cuando los oviesen: e estas son
oír cantares, e sones de estrumentos, e jugar axedrez o tablas, o otros juegos semejantes d'estos».
32
TORRE MARTÍN-ROMO, R. de la. «Juegos de fichas en los signos lapidarios (II). Nuevas inter-
pretaciones». Folklore, tomo 5b, 57 (1985), p. 97.
33
El Museo Británico conserva una buena cantidad de estas tablillas asirias. COSIN CORRAL,
Y. y GARCÍA APARICIO, C. «Alquerque, mancada y dados. Juegos musulmanes de la ciudad de
Vascos». Revista de Arqueología, 201 (1998), p. 44.

137
Posteriormente, surgieron otras hipótesis que tratarían de explicar por qué
aparecen representaciones de este tipo grabadas en cementerios y en sopor-
tes verticales dentro de edificios religiosos, donde difícilmente podían tener un
carácter lúdico. Según algunos investigadores, cumplía una simple función
decorativa, mientras que otros ofrecen explicaciones más esmeradas.

En este sentido, algunos proponen que fuese una representación de la


vida del hombre. De tal forma que el cuadrado más grande sería la juven-
tud, el intermedio la madurez y el pequeño la vejez. Es una forma de ver
cómo la vida va menguando hasta que, irremediablemente, llega a su pun-
to final.

Para otros, representaría la visión cristiana del mundo durante la Edad


Media; es decir, los cuadrados simbolizarían el mundo terrenal, el astral y el
celestial o divino. Las líneas que cortan el centro de los lados de los cuadra-
dos más externos representarían una cruz, la cual atraviesa el mundo terrenal
y el astral para salvar a los hombres, pero no corta el mundo celestial porque
en él no es necesaria la redención.

Otra hipótesis defiende la visión del microcosmos humano. Esto es, la


representación de «la moral, que procura la fuerza; lo intelectual, que procu-
ra el conocimiento; y la moral que procura la felicidad o la desgracia», depen-
diendo de si el individuo se dirige hacia el bien o hacia el mal34.

Según R. Guénon estaría vinculado con los templarios, de tal forma que sim-
bolizaría los diferentes grados que estos debían recorrer en el camino que
les conduciría hasta la sabiduría35.

Incluso se ha propuesto que puedan tratarse de planos de edificios, aun-


que no específicamente, sino como «un elemento formal utilizado para repre-
sentarlos convencionalmente»36. Asimismo, se ha sugerido que los motivos
documentados de forma aislada al aire libre pudieran haber sido empleados
de delimitación37.

___________
34
DIÉGUEZ LUEGNO, E. «Algunas interpretaciones de los grabados del tipo ‘triple recinto».
Alcántara, 175 (1974), pp. 14-19.
35
GONZÁLEZ CORDERO, A. «Los grabados de tradición lúdica en Extremadura (España)». Ibn
Maruán, 9/10 (1999-2000), p. 379.
36
BARRIO ÁLVAREZ, Y. del. et ál. «Grabados medievales de Maderuelo (Segovia)». Numantia:
arqueología en Castilla y León, 6 (1993-94), p. 247.
37
FERNÁNDEZ IBÁÑEZ, C. y SEARA CARBALLO, A. «Un ‘tablero de juego’ de época medieval
grabado en ‘O Castelo da Raiña Loba’ (Ourense)». Castrelos, 9-10 (1996-1997), p. 154.

138
En otras áreas del planeta, como en Sri Lanka, el diseño del triple recinto
ha sido empleado como amuleto de protección contra las malas influencias;
mientras que en el centro de la Península Arábiga lo trazan sobre las cenizas
cuando desean manifestar algo con firmeza38.

En definitiva, las funciones que se le han podido dar a este diseño no siem-
pre responden a una función lúdica, sino que pudieron tener otras distintas.

6. VALORACIÓN CRONOLÓGICA Y FUNCIONAL

Centrándonos de nuevo en el tablero localizado en Narros del Puerto,


podemos decir que la cronología que presenta es muy amplia, pudiendo ser
una piedra reutilizada del antiguo santuario romano o, con mayor probabilidad,
haber sido grabada en época medieval, cuando la iglesia ya estaba en funcio-
namiento, a tenor de su ubicación totalmente estratégica para tener una función
lúdica. De tal forma que los contrincantes se habrían sentado a ambos lados
del escalón, o bien, aunque más difícilmente, uno en la plataforma y otro en
el escalón inmediatamente inferior. Este tablero, así como otros situados en ban-
cos corridos o en los pretiles de las galerías de algunas iglesias, nos permi-
ten recrear una parte de la vida cotidiana de ese periodo. Unos momentos
de ocio y de descanso de las ocupaciones diarias que consistían en el enfren-
tamiento de dos adversarios, donde el vencedor sería aquel que plantease una
mejor estrategia.

Como fichas de juego podrían emplearse pequeños fragmentos cerámicos,


que generalmente eran retocados con el fin de darles una forma más redon-
deada, o bien usar pequeñas piedras que hallasen en el campo o en los már-
genes de los ríos. También se han encontrado fichas creadas en su origen
con ese fin, pero a no ser que las llevasen consigo en un saquito u otro ele-
mento que evitase su pérdida, no parecen que fuesen utilizadas frecuente-
mente en tableros al aire libre.

Según los investigadores, los tableros de juego localizados en construc-


ciones religiosas pudieron haber sido grabados y utilizados por los propios can-
teros, por una guarnición eventual que defendiera la iglesia mientras estaba
construyéndose u ordenados hacer por los propios clérigos. Al menos en el
caso del tablero de Narros del Puerto, no se debe excluir un uso posterior
por parte de algunos feligreses que, tras acabar de escuchar los oficios o jus-
to antes de entrar, quisieran echar una partida. En cualquier caso, no parece

___________
38
CALVO, R. «El libro de los juegos…», p. 143.

139
que fuera un juego propio de niños y si tenemos en cuenta las iluminaciones
del códice alfonsí, parece que el alquerque de IX hubiera sido un juego de ini-
ciación, pues aparecen un par de jóvenes jugando en cuclillas39.

Por otra parte, las líneas que conforman la figura del tablero son bastante
regulares, así como los tamaños de los cuadrados, lo que podría indicar que
quien lo hizo fue una persona que tenía una mano hábil.

De todas formas, no se deben excluir otras finalidades ya comentadas,


como tener una relación simbólica con el mundo religioso o una función apo-
tropaica. Al fin y al cabo, un objeto o, como sucede en este caso, una mis-
ma figura puede tener varias finalidades que no tienen por qué ser
excluyentes entre sí.

7. PARALELOS

Podemos encontrar otros grabados de alquerque de IX en la Península


Ibérica con bastante facilidad. En general, los tableros que podemos datar
en época medieval aparecen frecuentemente en fortalezas militares y cons-
trucciones religiosas (como en el caso que nos ocupa), pero también en
lugares públicos o privados (como pueden ser plazas, rocas cercanas a
puentes, cerca de molinos, etc.), así como al aire libre40.

En la misma provincia de Ávila podemos encontrar varios ejemplares. Uno de


ellos se encuentra grabado en un sillar de arenisca, que fue reutilizado para la cons-
trucción del muro este de la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, situada a
las afueras de Ávila. Dicha iglesia comenzó a erigirse a finales del siglo XII y
durante el siglo XIII, por lo que, teniendo en cuenta que se trata de un sillar
reutilizado, su cronología debe ser del siglo XII o anterior. El tablero, que se
encuentra muy erosionado a causa de las inclemencias del tiempo, presenta
pequeñas concavidades en todas sus intersecciones. Por otra parte, se ha loca-
lizado otro ejemplar en la zona conocida como «Venero», perteneciente al ayun-
tamiento de Mediana de Voltoya. En este caso, el tablero fue grabado sobre la
superficie plana de una roca y, al igual que el anterior, cuenta con pequeñas

___________
39
FEDUCHI CANOSA, P. La Basílica de San Vicente de Ávila. Tesis doctoral, UPM, 2007, p. 335.
40
HIDALGO CUÑARRO, J. M. «Los juegos de tablero medievales de la catedral de Ourense». Por-
ta da aira: revista de historia del arte orensano, 12 (2008), p. 118; COSTAS GOBERNA, F. J. y HIDALGO
CUÑARRO, J. M. «Tableros de juego en petroglifos gallegos: de la antigüedad clásica al Medievo». En:
Reflexiones sobre el arte rupestre prehistórico de Galicia. Vigo: Asociación Arqueológica Viguesa,
1998, pp. 101-104.

140
cazoletas en sus intersecciones, a las que se debe añadir una más, situa-
da en el centro de la figura. Estas concavidades permitían colocar en su inte-
rior las fichas y evitar los deslizamientos de estas por el tablero. Su cronología
es muy extensa, partiendo desde la Edad Media y llegando hasta el siglo
XVIII. En este caso, el tablero se vincula a la actividad pastoril, que continúa
practicándose en la zona. Además, en sus cercanías se localizó una rueda
de molino41. Para muchos expertos en el tema, el pastoreo y la molienda están
vinculados con el juego, pues tanto los pastores como las personas que iban
a moler practicarían alguno de ellos durante sus largas esperas.

Otros edificios religiosos en los que se ha hallado uno o varios tableros


de alquerque de IX son la catedral de Ourense, el palacio del obispo de
Ourense, la iglesia de Gomariz (Ourense), la iglesia de Santa Mariña de Augas
Santas (Allariz, Ourense), la catedral de Tui (Pontevedra), la ermita de Nosa
Señora da Renda de Combarro (Poio, Pontevedra), la ermita de la Virgen del
Salor (Torrequemada, Cáceres), el convento do Cristo (Tomar, Portugal),
el claustro de la «Sé Velha» (Lisboa, Portugal), la iglesia de San Miguel
(Fuentidueña, Segovia), la ermita del Saler (Cáceres), la iglesia de la Encar-
nación (Valencia de Alcántara, Cáceres), la iglesia de Santa Eulalia (Tába-
ra, Zamora), la iglesia de Santa María (Gormaz, Soria), la iglesia de Santiuste
(Pedraza, Segovia), etc. A pesar de que creemos que el tablero fue graba-
do una vez construida la iglesia, no está de más tener en cuenta el caso de
la ermita de Santa María de Petín (Valdeorras, Ourense). Dicha ermita se sir-
vió de sillares romanos para su construcción; uno de los cuales tiene un
tablero de alquerque de IX que cuenta con concavidades en todas sus
intersecciones así como una central42.

Fuera del ámbito peninsular, y dentro de edificios cristianos, encontramos


estos diseños en la catedral de Norwich, Canterbury, Gloucester, Salisbury o
Westminster en Reino Unido; en la basílica de San Juan en Selçuk (Turquía); en

___________
41
HIDALGO CUÑARRO, J. M. «El alquerque de Mediana de Voltoya (Ávila)», [en línea], <http://jue-
gosdetablerosromanosymedievales.blogspot.com.es/2008/04/el-alquerque-de-medina-de-voltoya-
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42
HIDALGO CUÑARRO, J. M. «Los juegos de tablero…», pp. 117-121; COSTAS GOBERNA, F. J. e
HIDALGO CUÑARRO, J. M. Los juegos de tablero en Galicia…, p. 19; GONZÁLEZ, A. «Los grabados
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galegos. Vigo: Instituto de Estudios Vigueses, 2009, pp. 94 y 103.

141
la iglesia della Madonna della Libera en Aquino (Italia), en el baptisterio de San
Giovanni il Vecchio en Génova (Italia), en la iglesia de los Santi Cosma e Damia-
no en Génova (Italia); en la catedral de Trogir (Croacia)43, etc.

En definitiva, muchos son los tableros de juego que se conocen, pero aún más
son los que quedan por descubrir. El análisis y la documentación de los mismos
será vital para profundizar en el estudio de los juegos de mesa.

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