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1.

Discurso pronunciado por Sara Cunial en el Parlamento


italiano pronunciado el 14 de mayo de 2020
«Gracias presidente…

Hobbes decía que el poder absoluto no nace por una imposición de lo alto, sino de la
opción de individuos que se sienten muy protegidos renunciando y concediendo la
propia libertad a un tercero. En virtud de esto; ustedes siguen anestesiando las mentes
por medio de los medios de comunicación masivos comprados, gel de limpieza y
similares. Con palabras de uso totalitario– autorizar y permitir – hasta llegar al punto
de permitiros controlar nuestras relaciones y sentimientos y certificar nuestros afectos.
Por lo tanto, en este sentido la fase dos no es otra cosa que la continuación de la fase
1: se cambia solo el nombre, como ha ocurrido antes este mes. Hemos entendido que
no se muere solo por el virus y ahora se podrá sufrir y morir gracias a ustedes y a las
leyes para la miseria y la pobreza. Y como en los mejores regímenes la culpa será
solo de nosotros los ciudadanos. Nos quitáis la libertad y nos decís que nos la
buscamos. Al grito de “divide et impera”. A pagar sobre todo nuestros hijos, almas
violentadas de acuerdo con quién supuestamente debería garantizar sus derechos.
Será permitida la vuelta al cole solo con pulseras para acostumbrarlos a la libertad
bajo vigilancia. A los “Tratamientos Sanitarios Obligatorios” esclavistas y campos de
concentración virtuales y a cambio de patinete y un tablet. Todo esto para satisfacer
los apetitos de un capitalismo financiero cuyo motor es el conflicto de intereses.
Representando por el OMS cuyo primer financiador “salvador del mundo” es el
conocido filántropo Bill Gates. ¡Lo sabemos todos ya!

Bill Gates ya en 2018 profetizaba una pandemia que luego fue simulada el pasado
octubre en el Event 201 en acuerdo con los amigos de Davos, y ya desde décadas él
se dedica a desarrollar diseño de despoblación y de control dictatorial de la política
global. Apuntando a obtener la primacía en agricultura, tecnología y energía. Él dice
literalmente en una declaración suya “Si hacemos un buen trabajo con las nuevas
vacunas, la sanidad y la salud reproductiva, podemos disminuir la población mundial
de un 10-15%”. Y sigue “Sólo un genocidio puede salvar al mundo”. Gracias a sus
vacunas él logró esterilizar a millones de mujeres en África y provocó una epidemia de
poliomielitis donde paralizó medio millón de niños en la India, y continúa con su
vacuna contra DTaP que provoca más muertes que la enfermedad misma.

Como también con sus OGM esterilizantes y regalados con tanta “bondad” a los
pueblos necesitados. Todo esto mientras piensa ya en distribuir el tatuaje cuántico por
el reconocimiento vacunal. Y las vacunas de ADN como herramientas para
reprogramar nuestros sistemas inmunitarios, además que hacer negocios con las
multinacionales que poseen las infraestructuras 5G en los EEUU.

El verdadero objetivo es el control total, el dominio absoluto en los seres humanos,


convertidos en conejillos de Indias y esclavos, violando las soberanías y el libre
albedrío. Todo esto a través de vuestros engaños travestidos de compromisos
políticos.

Entonces mientras Ustedes rompéis el Código de Núremberg con humillaciones,


multas, deportaciones y reconocimientos faciales e intimidaciones, soportados por el
dogmatismo científico protegido por el pluri-presidente de la República que es
verdadera epidemia cultural de este país. Nosotros afuera juntos a los ciudadanos
multiplicaremos los fuegos de Resistencia para que se vuelva imposible reprimirnos a
todos. (En este punto la presidenta del congreso pide calma a otros diputados que
empiezan a insultar a la diputada que estaba hablando, Sara Cunial.) Concluyo. Pido a
Usted de hacerse portavoz de un consejo a nuestro Presidente Conte. “Querido
Presidente Conte, la próxima vez que reciba una llamada del ‘filántropo’ Bill Gates, la
envíe directamente a la Corte Penal Internacional por los crímenes en contra de la
Humanidad, si nos quiere decir cómo deberíamos definir al “amigo abogado que recibe
órdenes por un criminal”.

Fuente | Sara
Cunial: https://it.wikipedia.org/wiki/Sara_Cunial | Discurso: https://gloria.tv/post/7iNuYY
kEFbgK4fVHpN1jW3MSM | El Correo de España (17/05/2020)

2) Discurso de Odysseus Elytis al recoger el Premio Nobel de


Literatura de 1979
«Ruego a ustedes me perdonen que les hable desde el comienzo, sin preámbulo
alguno, acerca de la luminosidad y la transparencia. Y ello es así por cuanto esas
dimensiones –la luminosidad y la transparencia–, aparte de haber sido y de ser las
distintivas del medio en que me tocó vivir, han ido paulatinamente cobrando forma y
fuerza dentro de mí hasta llevarme a la necesidad de buscar mi expresión propia. Por
lo demás, me parece que la experiencia personal y las virtudes del lenguaje que utiliza
el artista o el poeta, constituyen aportes sustanciales para el logro de la mayor
visibilidad posible, visibilidad que se vuelve tanto más necesaria cuanto más densa es
la oscuridad que caracteriza a la época en que vivimos.
Cuando hablo de visibilidad no me refiero a la mera posibilidad de ver los objetos en
todos sus detalles, sino al sentido de captación de su esencia, al poder de
transmutarlos hasta convertirlos en una transparencia cuya significación metafísica
está implícita en sí misma.
Existe ciertamente el enigma. Existe ciertamente el misterio. Pero el misterio no es una
puesta en escena que se sirve de juegos de sombras y tinieblas con el solo fin de
impresionarnos. Es aquello que, aún en medio de la luz absoluta, continúa siendo
misterio y se convierte en ese resplandor que atrae y que llamamos belleza. La belleza
constituye un camino –quizá el único– hacia la parte desconocida de nuestro ser,
hacia aquello que nos excede.  Aquí se deriva una definición más de la poesía: el arte
de aproximarnos a lo que nos sobrepasa.
Hay miríadas de signos secretos diseminados en el universo, constituyen sílabas de
un lenguaje desconocido con las que podemos componer palabras, y con las palabras,
frases que, al descifrarlas, nos acercarán a la más recóndita verdad.
Pero ¿dónde se halla, en última instancia, la verdad? ¿En el deterioro y en la muerte
que comprobamos a diario a nuestro alrededor, o en el impulso que nos lleva a creer
que este mundo es eterno e inagotable? Es prudente que evitemos las expresiones
grandilocuentes, lo sé; sin embargo, desde tiempos inmemoriales las teorías
cosmológicas las utilizaron, chocaron entre sí, florecieron, se marchitaron. La esencia
permaneció. Permanece.
Por su parte, la poesía aparece allí donde la racionalidad depone sus armas; y al
internarse con ellas en la zona prohibida, demuestra que está fuera del alcance
del deterioro. Ella preserva a través de una forma nítida los elementos vitales y
permanentes que, a semejanza de las algas en la profundidad de los mares, no
pueden distinguirse en la oscuridad de la conciencia. Es por eso que nos resulta tan
necesaria la transparencia, ya que nos permite distinguir los nudos en el hilo tendido a
lo largo de los siglos, ayudándonos de ese modo a permanecer de pie sobre la tierra.
De Heráclito a Platón y de Platón a Jesús, descubrimos esta “trama” que llega hasta
nuestros días bajo formas distintas, diciéndonos siempre lo mismo: que dentro de este
mundo se va componiendo, con los elementos de este, otro mundo, el “más allá”, otra
realidad, aquella que está por encima de la realidad aparente en que nos debatimos,
contrariando el orden de la naturaleza. La otra realidad nos pertenece, y si no
logramos acceder a ella es por nuestra propia incapacidad.
No es nada casual que en épocas sanas el bien haya sido identificado con lo bello, y lo
bello con el sol. Y esto es así porque, a medida que la conciencia se purifica, se llena
de luz, las zonas de sombra van disminuyendo hasta desaparecer, dejando vacíos que
son ocupados por otras de signo opuesto, tal como ocurre en el campo de las leyes
naturales. O sea que, en última instancia, se genera una realidad que se sustenta en
el “aquí” y en el “más allá”. Poco importa si es Apolo o Venus, Cristo o la Virgen, en
quienes se encarne y personifique aquello que en ciertos momentos presentimos y
necesitamos ver materializado; lo que sí importa es que cualquiera de ellos nos
permita respirar la inmortalidad. En mi opinión, corresponde a la poesía, al margen de
todo dogma, posibilitar esa respiración.

3) Discurso inaugural pronunciado en el Capitolio de los


Estados Unidos, Washington D.C., el 20 de enero de 1961

«Vicepresidente Johnson, Sr. Presidente, Sr. Juez presidente, presidente Eisenhower,


vicepresidente Nixon, presidente Truman, reverendo clero, compatriotas:
Hoy somos testigos no de la victoria de un partido, sino de la celebración de la libertad,
simbólica tanto de un fin como de un comienzo, que constituye una renovación y
también un cambio. Pues ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el
mismo solemne juramento concebido por nuestros antepasados desde hace casi 175
años.
El mundo es muy diferente ahora. Porque el ser humano tiene en sus manos el poder
para abolir toda forma de pobreza pero también para terminar con toda forma de vida
humana. Aun así, se siguen debatiendo en el mundo las mismas convicciones
revolucionarias por las que pelearon nuestros antepasados, la creencia de que los
derechos humanos no derivan de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios.
No debemos olvidar que somos los herederos de esa primera revolución. Dejemos
aquí y ahora que corra la voz, a nuestros amigos y enemigos por igual, de que la
antorcha ha pasado a una nueva generación de estadounidenses, nacidos en este
siglo, templados por la guerra, instruidos por una paz dura y amarga, orgullosos de su
antigua herencia, quienes no están dispuestos a presenciar ni permitir la lenta ruina de
esos derechos humanos con los que nuestro pueblo ha estado siempre comprometido,
y con los que estamos comprometidos hoy en esta nación y en todo el mundo.
En sus manos, compatriotas, más que en las mías, residirá el triunfo o el fracaso de
nuestra empresa. Desde la fundación de este país, cada generación de
estadounidenses ha sido llamada a dar testimonio de su lealtad nacional. Las tumbas
de nuestros jóvenes que acudieron al llamado circundan el mundo.
Que los clarines vuelven ahora a llamarnos, no para empuñar las armas, aunque las
necesitamos; no para entrar en combate, aunque estamos en lucha; sino para
sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, «gozosos en la esperanza,
pacientes en la tribulación». Una lucha contra los enemigos comunes del ser humano:
la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.
¿Podremos forjar una gran alianza global contra estos enemigos? ¿Una alianza de
Norte a Sur y de Este a Oeste que garantice una vida más fructífera para toda la
humanidad? ¿Participarían de este histórico esfuerzo?
En la larga historia del mundo, solo unas pocas generaciones han tenido que defender
la libertad en su momento de máximo peligro. No me asusta esta responsabilidad, le
doy la bienvenida. Creo que ninguno de nosotros querría cambiar de lugar con otras
personas u otra generación. La energía, la fe, la devoción que aportamos a este
emprendimiento serán una luz para nuestro país y para todos quienes lo sirven. Y el
brillo de nuestra llama podrá iluminar realmente el mundo.
Entonces, compatriotas, no pregunten qué puede hacer su país por ustedes,
pregunten qué pueden hacer ustedes por su país.
Conciudadanos del mundo, no pregunten qué puede hacer Estados Unidos por
ustedes, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del ser humano.
Por último, sean ustedes ciudadanos de Estados Unidos o del mundo, exijan de
nosotros los mismos altos estándares de fortaleza y sacrificio que exigimos de
ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la
historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que
tanto amamos, con la bendición y la ayuda de Dios, pero conscientes de que aquí en
la Tierra Su obra deberá ser la nuestra».

4) Discurso "Extremismo y libertad" pronunciado en el Reino


Unido en diciembre de 1964
Extremismo y libertad
«Siempre que uno vive en una sociedad que supuestamente se basa en la ley, y no
hace cumplir su propia ley porque sucede que el color de la piel de un hombre es el
equivocado, entonces yo digo que se justifica que ese pueblo recurra a los medios que
sean necesarios para lograr justicia donde el gobierno no les puede dar justicia.
No creo en el extremismo injustificado de ningún tipo. Sin embargo, creo que cuando
un hombre ejerce el extremismo, cuando un ser humano ejerce el extremismo en
defensa de la libertad de seres humanos, eso no es un defecto. Y cuando alguien es
moderado al ir en busca de la justicia para los seres humanos, yo digo que es un
pecador.
Y podría añadir, en conclusión: América es en realidad uno de los mejores ejemplos –
si uno lee su historia– del extremismo. El viejo Patrick Henry dijo: «¡Libertad o
muerte!» Eso es extremo, muy extremo.
Leí una vez, de pasada, acerca de un hombre llamado Shakespeare. Sólo leí acerca
de él de pasada, pero recuerdo algo que escribió que me conmovió. Lo puso, creo, en
boca de Hamlet, quien dijo: «Ser o no ser» -sentía dudas sobre algo-. «Si es más
noble en la mente del hombre sufrir los golpes y flechas de una fortuna atroz» -la
moderación- «o alzarse en armas contra un mar de dificultades y, al enfrentarlas,
darles fin».
Eso sí me gusta. Si uno se alza en armas, le pone fin a eso. Pero si uno se queda
sentado esperando a que quien está en el poder decida si le va a poner fin, entonces
se va a quedar esperando por un largo rato.
Y en mi opinión la joven generación de blancos, negros, morenos y demás… ustedes
están viviendo en una época de extremismo, una época de revolución, una época en
la que tiene que haber cambios. La gente que está en el poder ha abusado de él, y
ahora tiene que haber un cambio y hay que construir un mundo mejor, y la única forma
en que se va a construir es con métodos extremos.
Por mi parte, me voy a unir a quien sea; no me importa del color que seas, siempre
que quieras cambiar las condiciones miserables que existen en esta Tierra.
Gracias».

5) Discurso del Mcal. López


”Si los restos de mis ejercitos me han seguido hasta este final momento, es porque
sabían que Yo, su jefe, sucumbiría con el último de ellos en este mi último campo de
batalla.
El vencedor no es el que queda con vida en el campo de batalla, sino el que muere por
una causa bella. Seremos vilipendiados por una generación surgida del desastre, que
llevará la derrota en el alma, y en la sangre, como un veneno, el odio del vencedor.
Pero vendrán otras generaciones y nos harán justicia, aclamando la grandeza de
nuestra inmolación.
Yo seré más escarnecido que vosotros, seré puesto fuera de la ley de Dios y de los
hombres, y se me hundirá bajo el peso de las montañas de ignominia. Pero también
llegará mi día y surgiré de los abismos de la calumnia, para ir creciendo a los ojos de
la posteridad para ser lo que necesariamente tendré que ser en las páginas de la
historia.”

Mariscal Francisco Solano López


(Cerro Corá, 28 de Febrero de 1870) 
6) Discurso del Mcal. José Félix Estigarribia
“A los Jefes, Oficiales, Clases y Soldados del Ejército en Campaña : 
Con profunda emoción os anuncio la cesación de la lucha. En tres años de guerra
habéis demostrado ser dignos de vuestros mayores, realizando una obra que las
generaciones del porvenir recordarán con orgullo.
 Quiera Dios que ellas se inspiren siempre en vuestro ejemplo. Habéis vencido en
jornadas inolvidables a un enemigo tenaz y a una naturaleza hostil. 
La Nación no olvidará jamás a quienes combatieron y sufrieron para salvarla de la
mutilación y de la deshonra. 
Si un pueblo debe ser grande por la inteligencia, el valor y el sacrificio de sus hijos,
digo que el nuestro está llamado a los más altos y nobles destinos. 
En este día tan feliz, recuerdo especialmente, con el corazón dolorido, a los hermanos
que cayeron desde Pitiantuta hasta Charagua. Sea para ellos nuestro homenaje y
sírvanos en todo tiempo el santo ideal que los llevó a la muerte en plena juventud. 
A todos mi gratitud de paraguayo y de soldado. Yo llevaré a la tranquilidad de mi
hogar, como el más grande honor de esta guerra, el haber sido vuestro comandante
en Jefe”. 
7) Último Discurso de Eva Perón
Mis queridos descamisados:
Otra vez estamos aquí reunidos los trabajadores y las mujeres del pueblo; otra vez estamos los
descamisados en esta plaza histórica del 17 de octubre de 1945 para dar la respuesta al líder del
pueblo, que esta mañana, al concluir su mensaje dijo: "Quienes quieran oír, que oigan, quienes
quieran seguir, que sigan". Aquí está la respuesta mi general. Es el pueblo trabajador, es el
pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder
del pueblo, el líder de la humanidad, porque ha levantado la bandera de redención y de justicia
de las masas trabajadoras; lo seguirá contra la opresión de los traidores de adentro y de afuera,
que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus víboras en el alma y en el cuerpo
de Perón, que es el alma y el cuerpo de la patria. Pero no lo conseguirán como no han
conseguido jamás la envidia de los sapos acallar el canto de los ruiseñores, ni las víboras
detener el vuelo de los cóndores. No lo conseguirán, porque aquí estamos los hombres y las
mujeres del pueblo, mi general, para custodiar vuestros sueños y para vigilar vuestra vida,
porque es la vida de la patria, porque es la vida de las futuras generaciones, que no nos
perdonarían jamás que no hubiéramos cuidado a un hombre de los quilates del general Perón,
que acunó los sueños de todos los argentinos, en especial del pueblo trabajador.

Compañeras, compañeros: Otra vez estoy en la lucha, otra vez estoy con ustedes, como ayer,
como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para ser un arco iris de amor entre el pueblo y
Perón; estoy con ustedes para ser ese puente de amor y de felicidad que siempre he tratado de
ser entre ustedes y el líder de los trabajadores.

Estoy otra vez con ustedes, como amiga y como hermana y he de trabajar noche y día por hacer
felices a los descamisados, porque sé que cumplo así con la Patria y con Perón. He de estar
noche y día trabajando por mitigar dolores y restañar heridas, porque sé que cumplo con esta
legión de argentinos que está labrando una página brillante en la historia de la Patria. Y así
como este 1º de mayo glorioso, mi general, quisiéramos venir muchos y muchos años y, dentro
de muchos siglos, que vengan las futuras generaciones para decirle en el bronce de su vida o en
la vida de su bronce, que estamos presentes, mi general, con usted.

Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha.
No perdona jamás que un argentino, que un hombre de bien, el general Perón, esté trabajando
por el bienestar de su pueblo y por la grandeza de la Patria. Los vendepatrias de dentro, que se
venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento.
Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos invencibles porque
somos la patria misma.

8) Discurso íntegro de Martin Luther King ‘I have a dream’ .

Estoy orgulloso de reunirme hoy con vosotros en la que pasará a la historia como la
mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestra nación. Hace un siglo, un
gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclamación de
Emancipación. Este trascendental decreto fue un gran faro de esperanza para millones
de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó
como un amanecer dichoso para acabar con una larga noche de cautiverio. Pero cien
años después, las personas negras todavía no son libres. Cien años después, la vida
de las personas negras sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la
segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, las personas
negras viven en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de
prosperidad material. Cien años después, las personas negras todavía siguen
languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten como exiliadas
en su propia tierra. Así que hemos venido hoy aquí a exponer una situación
vergonzosa. Hemos venido a la capital de nuestra nación en cierto sentido para cobrar
un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magnificientes
palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, estaban firmando
un pagaré del que todo americano iba a ser heredero. Este pagaré era una promesa
de que a todos los hombres –sí, a los hombres negros y también a los hombres
blancos– se les garantizarían los derechos inalienables a la vida, a la libertad y a la
búsqueda de la felicidad. Hoy es obvio que América ha defraudado en este pagaré en
lo que se refiere a sus ciudadanos de color. En vez de cumplir con esta sagrada
obligación, América ha dado al pueblo negro un cheque malo, un cheque que ha sido
devuelto marcado ‘sin fondos’. Pero nos negamos a creer que el banco de la justicia
está en bancarrota. Nos negamos a creer que no hay fondos suficientes en las
grandes arcas bancarias de las oportunidades de esta nación. Así que hemos venido a
cobrar este cheque, un cheque que nos dé las riquezas de la libertad y la seguridad de
la justicia.

No soy ajeno a que algunos de vosotros habéis venido aquí después de grandes
procesos y tribulaciones. Algunos de vosotros habéis salido recientemente de
estrechas celdas de una prisión. Algunos de vosotros habéis venido de zonas donde
vuestra búsqueda de la libertad os dejó golpeados por las tormentas de la persecución
y tambaleantes por los vientos de la brutalidad de la policía. Habéis sido los veteranos
del sufrimiento fecundo. Continuad trabajando con la fe de que el sufrimiento
inmerecido es redención. Volved a Mississippi, volved a Alabama, volved a Carolina
del Sur, volved a Georgia, volved a Luisiana, volved a los suburbios y a los ghettos de
nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de un modo u otro esta situación puede y
va a ser cambiada. Os digo hoy, amigos míos, que a pesar de las dificultades del
momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño
americano. Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie y alcanzará el
verdadero significado de su credo: ‘Afirmamos que estas verdades son evidentes, que
todos los hombres han sido creados iguales’. Tengo un sueño: que un día sobre las
colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes
fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la
fraternidad. Tengo un sueño: que un día incluso el estado de Mississippi, un estado
sofocante por el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, se
transformará en un oasis de libertad y justicia. Tengo un sueño: que mis cuatro hijos
vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino
por los rasgos de su personalidad. Tengo un sueño... Tengo el sueño de que un día
allá abajo en Alabama, con sus despiadados racistas, con su gobernador que tiene los
labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en
Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas
blancas, como hermanas y hermanos. Tengo el sueño que algún día los valles serán
cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán
nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se
unirá todo el género humano. Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que yo
vuelvo al sur. Con esta fe seremos capaces de cortar de la montaña de desesperación
una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las chirriantes
disonancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe
seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a la cárcel
juntos, de ponernos de pie juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres.
Este será el día, este será el día en el que todos los hijos de Dios podrán cantar con
un nuevo significado: ‘Tierra mía, es a ti, dulce tierra de libertad, a ti te canto. Tierra
donde mi padre ha muerto, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera suene la
libertad’. Y si América va a ser una gran nación, esto tiene que llegar a ser verdad. Por
eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva
Hampshire Que repique la libertad desde las prodigiosas cumbres de las colinas de
New Hampshire. Que repique la libertad desde las enormes montañas de Nueva York.
Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pennsylvania. Que
repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve de Colorado. Que repique la
libertad desde las curvas vertientes de California. Pero no solo eso; que repique la
libertad desde la montaña de piedra de Georgia. Que repique la libertad desde el
Monte Lookout de Tennessee. Que repique la libertad desde cada colina y cada topera
de Mississippi, desde cada ladera. Que repique la libertad. Y cuando esto ocurra y
cuando permitamos repicar a la libertad, cuando la dejemos repicar desde cada pueblo
y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de
aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos
y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de juntar las manos y cantar con las
palabras del viejo espiritual negro: ‘¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios
Todopoderoso, somos al fin libres!’.

9) "Una ola de esperanza" discurso de Robert Kennedy


pronunciado en Sudáfrica el 6 de Junio de 1966
«Debemos reconocer la plena igualdad de todas las personas ante Dios y ante la ley, y
en los cuerpos gubernamentales. Debemos hacerlo no porque resulte ventajoso
económicamente, aunque lo es; no porque las leyes de Dios así lo dispongan, aunque
así lo disponen, y no porque las gentes de otras tierras así lo deseen. Tenemos que
hacerlo por la razón única y fundamental de que es lo correcto.
El primer elemento de la libertad individual es la libertad de expresión, el derecho a
expresar y comunicar ideas, de distinguirnos de las bestias irracionales del campo y el
bosque, el derecho a recordar a los gobiernos sus deberes y obligaciones y, sobre
todo, el derecho a afirmar nuestra pertenencia y lealtad a la clase política, a la
sociedad, a los hombres con los que compartimos nuestra tierra, nuestro patrimonio y
el futuro de nuestros hijos. De la mano de la libertad de expresión va el derecho a que
se nos escuche, a tomar parte en las decisiones del Gobierno, que dan forma a la vida
de los hombres. Todo lo que hace que la vida humana valga la pena -familia, trabajo,
educación, un lugar para criar a los hijos y un lugar para el descanso-, depende de las
decisiones del Gobierno, todo puede ser arrasado por un gobierno que no preste
atención a las exigencias de su pueblo. Por tanto, la humanidad esencial de los
hombres sólo se puede proteger y conservar si el Gobierno da respuestas, y no sólo a
los ricos, o a los de una religión particular, o a los de una raza, sino a todo su pueblo.
El valor moral es menos común que la valentía en la batalla o una gran inteligencia.
En primer lugar está el peligro de la futulidad: la creencia de que no hay nada que un
hombre o una mujer puedan hacer contra la enorme variedad de males del mundo,
contra la miseria y la ignorancia, la injusticia y la violencia. […] Cada vez que un
hombre defiende un ideal, actúa para mejorar la suerte de otros, o lucha contra una
injusticia, transmite una onda diminuta de esperanza. Esas ondas se cruzan con otras
desde un millón de centros de energía distintos y se atreven a crar una corriente que
puede derribar los muros más poderosos de la opresión y la intransigencia.
Las crueldades y los obstáculos de este planeta, que cambia velozmente, no cederán
ante dogmas obsoletos y consignas agotadas.»
«Me opongo profundamente al comunismo porque en él se exalta el Estado más que a
la persona y la familia, y porque ese sistema se opone a la libertad de expresión, de
manifestación, de religión y de prensa, característica ésta de los regímenes totalitarios.
Sin embargo, la forma de oponerse al comunismo no es otra dictadura, sino ampliar
las libertades individuales. En todo los países comunistas se amenazan los privilegios.
Pero, como he visto en mis viajes por diversos lugares del mundo, la reforma no es
comunismo. Y la negación de la libertad, en nombre de lo que sea, sólo fortalece el
comunismo al que pretende oponerse.
No se tienen en cuenta las realidades de la fe, la pasión y las creencias; fuerzas éstas
que en última instancia son más poderosas que todos los cálculos de nuestros
economistas o de nuestros generales.
Solo aquellos que se atreven a arriesgar mucho, pueden lograr mucho.
Solo el hombre prosaico se aferra todavía a la oscura y ponzoñosa superstición de que
el mundo se acaba en la colina más cercana, su universo llega hasta la orilla del río,
su humanidad queda encerrada en el estrecho círculo de aquellos que comparten su
ciudad, sus puntos de vista o el color de su piel.
No te enfades, véngate.
Vivimos en un mundo revolucionario y, por lo tanto, como he dicho en América Latina,
Asia, Europa y Estados Unidos, son los jóvenes quienes deben tomar la iniciativa».
10) Discurso de Patrick Henry en la Convención de Virginia el 23 de Marzo
de 1775

Dadme la libertad o dadme la muerte


«Señor Presidente:
Probablemente no haya hombre que piense más alto que yo del patriotismo, así como
del talento de los muy dignos señores a los que me dirijo en esta Convención. Pero los
hombres a menudo ven diferentes un mismo tema o con diferentes prismas y, por lo
tanto, espero que no consideren una falta de respeto a Uds. si, exaltado como estoy
yo, vierto opiniones muy opuestas a las suyas, expresando mis sentimientos
libremente y sin reservas. Este no es momento para ceremonias. La cuestión
planteada ante la Cámara es de momento terrible para este país. Por mi parte,
considero que es nada menos que como una cuestión de libertad o la esclavitud, y en
proporción a la magnitud del tema debe ser la libertad del debate. Es sólo de esta
manera que podemos tener la esperanza de llegar a la verdad, y cumplir con la gran
responsabilidad que tenemos ante Dios y ante nuestro país. ¿Debería contener mis
opiniones en un momento así, por miedo a ofender? ¿Yo me consideraría culpable de
traición hacia mi país, y de un acto de deslealtad hacia la majestad de los cielos, que
me colocara por encima de todos los reyes de la tierra?

Sólo tengo una lámpara por la que se guían mis pies, y que es la luz de la experiencia.
No sé de ninguna otra manera de juzgar el futuro, que el pasado. Y a juzgar por el
pasado, quiero saber lo que ha habido en la conducción del ministerio británico de los
últimos diez años, para justificar las esperanzas con que los señores han tenido el
placer de consuelo a si mismos y a la Casa de Representantes. Os ruego, señor, que
no nos engañemos a nosotros mismos. Señor Presidente, hemos hecho todo lo que se
podía hacer, para evitar la tormenta que ahora se acerca. Hemos solicitado, hemos
protestado, hemos suplicado, nos hemos postrado nosotros mismos delante del trono,
y hemos implorado su intervención para detener la mano tiránica del ministerio y el
Parlamento. Nuestras peticiones han sido menospreciadas, nuestras protestas han
generado más violencia y el insulto; nuestras súplicas han sido ignoradas, y se nos ha
rechazado, con desprecio, desde el pie del trono. En vano, después de estas cosas,
podemos abrigar la esperanza de cariño de la paz y la reconciliación. Ya no hay
ningún margen para la esperanza. Si queremos ser libres; si queremos preservar la
inviolabilidad de los privilegios inestimable para los que hemos estado tanto tiempo
sosteniendo; si nos referimos no vilmente a abandonar la lucha noble en que nos
hemos dedicado tanto tiempo y que nos hemos comprometido nunca a abandonar
hasta que el objeto glorioso de nuestro concurso se obtenga, tenemos que luchar! Lo
repito, señor, tenemos que luchar! Un llamado a las armas y al Dios de los Ejércitos es
todo lo que nos queda!
Se nos dice, señor, que somos débiles, incapaces de hacer frente a adversario tan
formidable. Pero, ¿cuándo vamos a ser más fuertes? ¿Será la próxima semana, o el
año que viene? ¿Será que estamos totalmente desarmados? Y cuando un guardia
británico deba situarse en cada casa, ¿vamos a reunir la fuerza por la indecisión y la
inacción? ¿Vamos a adquirir los medios de resistencia efectiva, mintiendo sobre
nuestras espaldas, y abrazar el fantasma de la ilusoria esperanza, hasta que nuestros
enemigos nos hayan atado a nosotros de pies y manos? Señor, no somos débiles, si
hacemos un uso adecuado de los medios que el Dios de la naturaleza ha colocado en
nuestro poder. Tres millones de personas, armadas en la sagrada causa de la libertad,
y en un país como este que poseemos, resultan invencibles frente a cualquier fuerza
que el enemigo despache en nuestra contra. Además, Señor, no pelearemos nuestras
batallas solos, pues existe un Dios justo, quien preside sobre los destinos de las
naciones y quien levantará a sus aliados para que peleen nuestras cruzadas. La
batalla, Señor, no es solo para los fuertes. Es también para los vigilantes, los activos,
los valientes. Además, Señor, no tenemos elección. Aun si fuésemos lo
suficientemente fuertes para desearlo, ya es demasiado tarde para retirarse de la
contienda. ¡No existe la retractación sino es en la sumisión y en la esclavitud!
¡Nuestras cadenas se han roto! Sus chasquidos se escuchan en las praderas de
Boston. La guerra es inevitable. Así pues, ¡dejadla venir! Repito Señor: ¡Dejadla venir!
Resulta vano, Señor, prolongar este asunto. Los hombres podrán gritar: ¡Paz, Paz!,
pero la paz ya no existe. La guerra ya ha empezado. El próximo galeón que parta
hacia el norte traerá hasta nuestros oídos el retumbar de las armas. ¡Nuestros alientos
ya están en el campo de batalla! ¿Por qué permanecemos, entonces, inactivos? ¿Qué
es lo que los hombres desean? ¿Qué es lo que quieren? ¿Es la vida tan preciada, o la
paz tan dulce, como para ser comprada al precio de las cadenas y de la esclavitud?
¡Prohíbelo, Oh Dios Omnipotente! Ignoro el curso que otros han de tomar; pero en lo
que a mí me respecta: ¡Dadme libertad o dadme muerte!».

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