Está en la página 1de 5

TEMA: CUANDO NOS SENTIMOS PERDIDOS, DIOS NOS ENCUENTRA

TEXTO: Lucas 15:3-7 y Mateo 18:12-14 

Mateo 18:12-14 Reina-Valera 1960 (RVR1960)


12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja
las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?13 Y si
acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las
noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que
está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
Lucas 15:3-7 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque
he encontrado mi oveja que se había perdido.
7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por
noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento

¿POR QUÉ DOS VERSIONES DE LA MISMA PARÁBOLA?


Porque así ambas versiones se complementan permitiendo tener una vista más cabal de
lo sucedido.
La versión en Mateo: Fue dirigida a los discípulos que rodeaban a Jesús, sus cercanos,
sus seguidores más fieles.
La versión de Lucas: Fue dirigida en respuesta a los fariseos y escribas que
murmuraban contra Jesús porque éste comía con pecadores.
No se debe pensar que Mateo y Lucas oyeron una parábola diferente de Jesús, sino que
cada uno ––como suele pasar con nosotros lo humanos, interpretó la misma parábola
desde su propio punto de vista.
Ahora bien, tanto el relato de la parábola de Mateo o Lucas contienen tres elementos
comunes, a saber:
1. Un hombre que tiene cien ovejas pierde una
2. Al darse cuenta, deja las otras noventa y nueve para ir en busca de la oveja
perdida.
3. Al encontrarla siente alegría por ella, con mayor gozo que por las noventa y nueve
que no se extraviaron.
INTERPRETEMOS A LOS PERSONAJES

 Las 100 ovejas: El número cien no es antojadizo, el Maestro lo eligió porque


representaba un rebaño; es decir, en aquellos tiempos los rebaños de ovejas podían
componerse de 20 cabezas a 200. El número cien es utilizado para ilustrar a un
hombre, el dueño de las ovejas. Ósea el dueño de los miembros de la iglesia.

 La Oveja perdida: Esta oveja es anónima, no tiene nombre como tenían algunas a


quienes los pastores bautizaban. Es anónima pues representa a cualquiera de
nosotros. Es una más de las que se pierden (las ovejas suelen ser animales que se
extravían a menudo). El extravío de esta oveja representa a todos aquellos que
conscientemente están alejados de Dios, de sus bondades, de la vida que Dios diseñó
para ellos. Se trata de personas que no saben que están perdidas, o bien sí lo saben,
pero les gusta estar en esa condición y “algunas no quieren ser encontradas”.

 El hombre que salió a buscarla: Es un pastor. resulta aún más contraproducente ya


que para los tiempos de Jesús el oficio pastoral se había desvirtuado siendo
considerado junto con el de los publicanos un oficio vil, que solo lo ejercían la gente
sin estudios, sin aspiraciones en la vida o incluso ladronzuelos de pueblo. Y no
obstante en el evangelio de Juan, Jesús se comparó a un pastor, ¿por qué? Para
demostrar a los religiosos de su época y aun en esta que Dios escoge lo vil, lo
despreciado, lo marginal del mundo para avergonzar a los que se creen mucho
(1 Corintios 1.27-28).. Por último, el hombre que salió en busca de la oveja perdida
representa a Dios, ese mismo Dios que en el huerto del Edén salió a buscar a Adán y
Eva que estaban escondidos luego de haber pecado…, ¡es Dios quien sale en nuestra
búsqueda, no al revés! (Lucas 15:3-7)

 Los amigos y vecinos del hombre: Difícil interpretación, pero al parecer se refiere a


hombres y mujeres que han entendido el verdadero significado del Reino de Dios;
personas que entienden el contentamiento de Jesús cuando un pecador se arrepiente,
y no lo juzgan por haberse perdido, no critican su estilo de vida prodigo, al contrario, lo
reciben con gusto en el redil del que nunca debió salir.

INTRODUCCION.

Jesús nos habla en esta parábola, de un pastor que tenía 100 ovejas, y que al contarlas
todas, se da cuenta que le falta una, y deja las noventa y nueve en el corral, para ir a
buscar la que se le ha perdido. Él sabe que la oveja está perdida porque esta no podrá
volver por ella misma al redil; se salió del camino y algo debe haberle pasado. En esta
parábola, Jesús nos hace un escenario que es muy conocido en la cultura del lugar, pues
todo mundo conoce lo que es un pastor y sus ovejas. Nosotros, aunque no entendemos
del cuidado o manejo de las ovejas, Él sabe que se está refiriendo también a las
personas. Las ovejas son animales preciados en ese tiempo y ahora, por su lana, por la
leche y por su carne, pero al mismo tiempo son criaturas poco inteligentes y que no se
pueden defender ellas mismas de los peligros; necesitan un pastor.
SERMON:
Jesús nos dice que cuando el pastor cuenta sus ovejas, nota que le falta una, y deja las
noventa y nueve en el redil y va en busca de la que se ha quedado perdida. Cuando la
encuentra, la pone sobre sus hombros y regresa con ella gozoso de haberla encontrado.
Él va y cuenta a sus amigos, y todo mundo se regocija con él. Generalmente cuando una
oveja no aparece en el conteo, es porque se la ha llevado algún lobo, o quizás se metió
en un lugar de donde ella no puede salir, o a lo mejor se golpeó y está herida. El pastor
que ama sus ovejas ira en seguida a buscarla, pues para él, una oveja es algo muy
valioso. Hay sin embargo pastores asalariados que aman solamente el dinero, y seguro
que dirá: ah, es tan solo una oveja, ya aparecerá, si no, mañana iré a buscarla. Y en
términos de iglesia, cuando el pastor ve que una de las ovejas no vino al culto, si él ama
las almas, la llamara y tratara de ver qué pasa con ella, de lo contrario no le importara si
viene o no viene. Las ovejas son los animales más indefensos del mundo, y ni siquiera
son inteligentes; ellas siempre necesitan de un pastor que las saque del redil, que las
lleve a pastar, que les de beber, y que las traiga de regreso al corral. Las ovejas se
asustan con cualquier cosa, son miedosas. Se apartan del camino fácilmente, y no tienen
sentido de orientación, ni visión para estar pendientes del peligro. Muchos de nosotros
somos así, seguimos a cualquiera que se ofrezca liderarnos, somos fácilmente
engañados por filosofías de hombres, caemos en las trampas del diablo fácilmente, no
podemos controlar nuestros deseos, parecemos inteligentes, pero no lo somos,
parecemos sabios, pero no lo somos; pues la verdadera inteligencia es conocer a Dios, y
la verdadera sabiduría, seguir Sus mandamientos. Todos necesitamos de un buen pastor,
y el mejor de todos es Jesús. Él es nuestro modelo, nuestra inspiración más grande; Él es
nuestro guía, nuestra verdad, nuestro camino y nuestra vida. Dale tu corazón a Jesús y
habrás encontrado el tesoro más grande de tu vida.
Mateo 6:33 Busca primero el reino de Dios y su justicia (Jesús), y todo lo demás será
hecho por añadidura

EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA


En todos los casos, la oveja perdida se refiere a los pecadores, el pueblo de Dios que se
descarrió, dejando la tierra segura y tomando una ruta que los expone a un fin
pecaminoso. El pastor de la historia tenía cien ovejas, y con un número tan grande, aun
así, consiguió descubrir que faltaba una.
Ahora bien, si fuera un hombre impulsado por la codicia y no por el amor, no se habría
arriesgado a dejar las noventa y nueve a la intemperie y a tomar una ruta hacia caminos
peligrosos -quizá hacia una colina empinada, o hacia algún sendero solitario con la
amenaza de bestias salvajes- para buscar esa oveja perdida.
Sin embargo, siendo el buen pastor que amaba y cuidaba a todas sus ovejas, descuidó su
propia comodidad y seguridad, y con un corazón preocupado, emprendió la búsqueda de
su oveja, y no descansó hasta encontrarla. Y cuando la encontró, la cogió sobre sus
hombros y se alegró de invitar a sus amigos y vecinos y proclamar su felicidad.
¿QUÉ QUISO DECIR CRISTO CON ESTA PARÁBOLA? 
Cuando se le acusó de dar la bienvenida y cenar con los pecadores, usó esta historia
para abordar la necesidad de los pecadores de ser rescatados del pecado.
Invariablemente, insinuó su última misión de rescate para salvar a la gente del mundo.
Insinuó que en lugar de dejar a los que están perdidos por su cuenta, hay que ir tras ellos,
rastrearlos y ayudarlos a volver a las manos seguras de Dios. Sólo porque alguien se
haya perdido no significa que deba ser apartado.
Todos somos hijos de Dios, y Él valora a todos y cada uno de sus hijos y nunca dudaría
en salirse del camino para traerlos de vuelta a la senda correcta. Él no reprende, ni
maldice a aquellos que tomaron el camino equivocado, pero constantemente se preocupa
y los busca mientras están atrapados en el desierto.
No sólo nos ha creado, sino que nos ama hasta el punto de extrañar nuestra presencia,
recuerda nuestra existencia, y cuando nos encuentra arrepentidos de nuestros actos
ilícitos, nos toma en sus brazos y nos lleva a unirnos a nuestros hermanos y hermanas en
el reino de Dios.
La última línea Lucas 15:7 de la parábola dice: “Os aseguro que habrá más alegría en
el cielo por un pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no
necesiten arrepentimiento”, lo que significa que cada uno de nosotros tiene un valor
irreemplazable a los ojos de Dios, y que no hay mayor alegría en el cielo que la que se
produce cuando un niño perdido encuentra el lugar que le corresponde en el reino de los
cielos.
Mientras que la oveja perdida significa los pecadores, el pastor significa nuestro Cristo
Jesús que es “El Buen Pastor” como lo menciona Juan 10: 11 “Yo Soy el Buen Pastor,
el buen pastor su vida da por la ovejas” que nos rescató de perecer al tomar la carga
de nuestros pecados sobre sí mismo y morir en la cruz por nosotros.
Como dice la parábola, “Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros”, implicando
que no sólo vino Jesús a guiarnos a los pecadores a través de su presencia, sino que nos
levantó sobre sus hombros, asegurándose de que no nos quedáramos atrás o
resbaláramos en el camino de regreso.
Todo el acto de llevar la oveja sobre los hombros pone de relieve el hecho de que cuando
nos salvó, nos unimos a Dios y nos convertimos en parte de Él. Él no actúa distante, o se
niega a tocarnos, sino que nos lleva amorosamente y nos nutre bajo su cuidado.
La parábola de la oveja perdida, como la parábola del hijo pródigo, nos inspira a todos a
acercarnos a Dios, sin dejar que nada se interponga entre nosotros y Él. Porque Él es el
Señor misericordioso que siempre se alegrará de aceptar su arrepentimiento y perdonar
nuestros pecados para que nos libremos de la carga de nuestro pasado, y podamos
empezar una nueva vida donde no haya miedo, sino libertad, alegría y justicia.

CONCLUSION.

Todos venimos a ser una oveja perdida, cuando andamos en el mundo sin Dios, y
haciendo lo que nos da la gana, pero venimos a ser una oveja rescatada, cuando venimos
a Cristo y entregamos nuestra vida a Él. Entonces habremos pasado de muerte a vida.
(Estabais muertos en vuestros delitos y pecados, pero Él nos dio la vida (Efesios 2:1). Yo
vine, dice el Señor, para daros vida, y vida en abundancia (Juan 10:10).  La vida que
Cristo da no es cualquier vida, es una vida en el espíritu, la verdadera vida que un hombre
o mujer debe vivir. Cuando vienes a Cristo, tu manera de pensar cambia, tu manera de
hablar cambia, tu manera de reaccionar cambia, ya no estas como barco a la deriva, sino
que ahora tienes alguien en el timón de tu destino; Él es Jesús. Solo con El llegaremos a
puerto seguro. Muchas personas se preocupan de lo que han de ser en este mundo, más
lo importante es saber que tu nombre este escrito en el Libro de la Vida, en el cielo.
Una de las experiencias más grandes en la vida cristiana es saber que somos amados por
Dios, nuestro Padre eterno. La parábola de hoy nos muestra que somos muy valiosos
para Dios, nadie busca lo que no tiene valor y si el Señor nos busca es que somos muy
valiosos. ¿Qué hizo la oveja para que el pastor la buscara? No era la mejor oveja, ni la
más gorda, ni la más valiosa. Solamente estaba perdida. Jesucristo, el Buen Pastor, nos
busca cuando estamos perdidos. Al mismo tiempo el amor de Dios nos motiva a amar a
otros y aún a aquellos que no conocen a Dios. 1 Juan 4:10-11

También podría gustarte