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Sin embargo, para tener una visión más completa es necesario considerar la
realidad diaria del uso de la fuerza en los tratos personales, incluyendo las
acciones intervencionistas en el mercado.
Las páginas anteriores de la obra han servido para entender que lo que
parece caótico a una persona no instruida es en realidad un patrón
ordenado de acciones con una estructura lógica que satisface necesidades
de las personas y que es finamente capaz de acomodarse a situaciones
cambiantes. La realidad es que cada una de las personas actuando por sí
misma y con el fin de satisfacer su propio interés termina satisfaciendo el
interés de los demás; esto no es una hipótesis de la Economía sino una
conclusión de ella.
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Rothbard, Murray Newton (1971). MAN, ECONOMY, AND STATE; A TREATISE ON
ECONOMIC PRINCIPLES. Los Angeles. Nash Pub. 0840212232, Chapter 12 The economics of
violent intervention on the market, pp 765-777. La obra magna de Rothbard es un tratado de economía
y, con casi mil páginas, es una de las lecturas que deben considerarse obligadas para todo el que tenga
influencia en el manejo de cuestiones económicas.
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sin que eso importe, pues las consecuencias de la introducción de una
fuerza coercitiva, la que sea, son las mismos.
INTERVENCIÓN AUTÍSTICA
INTERVENCIÓN BINARIA
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conscripción militar y servicio obligatorio de jurado. A esta categoría de
intervención pertenece la esclavitud.
INTERVENCIÓN TRIANGULAR
Por tanto, hay un daño en las personas al evitarles realizar eso que ellas
deseaban para elevar su bienestar. La persona que es obligada a decir o no
decir algo, o a realizar o no realizar un intercambio con el Estado o con un
tercero, está siendo obligada a modificar sus actos bajo amenaza del uso de
violencia contra ella. No hay otra posibilidad que concluir que la persona
obligada de tal manera pierde bienestar propio como resultado directo
provocado por la intervención.
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En las intervenciones autística y binaria, la persona pierde en contra de su
beneficio propio. En la intervención triangular, al menos una persona
pierde, quizá las dos. El que gana en todos los casos es el Estado pues de lo
contrario no hubiera realizado la intervención en la sociedad; si se trata de
una intervención de tipo binaria, el Estado gana directamente obteniendo
bienes o servicios de las personas y si es de tipo autístico o triangular, gana
el Estado en su bienestar mental al obligar a otros a seguir sus mandatos,
quizá con la idea de posibles beneficios derivados de futuras intervenciones
binarias.
DEBE SER MUY claro que en contraste con un mercado libre, todas las
intervenciones colocan a un grupo de personas teniendo beneficios a
expensas del daño producido en otras.
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Por su parte, los consumidores también corren riesgos de emprendedor en
el mercado. Muchos críticos del mercado están dispuestos a conceder que
los empresarios son personas con experiencia y conocimientos, pero dudan
de que los consumidores posean esos talentos. Es decir, piensan que de la
situación original a la posterior, los consumidores pierden, creen que los
consumidores son ignorantes y que no tienen capacidad para comprar con
inteligencia los bienes que requieren. Esto es una paradoja.
ENTRA AQUÍ otra de las grandes ideas del Rothbard. En lo visto antes, él ha
dado una visión comprensible del mercado al examinar los efectos de la
intervención en ese mercado voluntario. Y en lo que sigue, él da una
sugestiva visión de los problemas que enfrenta la decisión del voto en las
elecciones de los gobernantes.
Los votantes no pueden distinguir entre los políticos que tienen buenas
ideas y los que tienen malas ideas. Pero sí pueden distinguir entre los
políticos que venden bien sus ideas y quienes las venden mal.
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Podría decirse que el consumidor requiere también complejos conocimientos
para comprar bienes como artículos electrónicos, pero la realidad muestra
que ese conocimiento especializado no se necesita pues el consumidor
pueden ver con claridad si el producto funciona o no, lo que no sucede en el
caso de la selección de políticos ni de la aplicación de políticas públicas.
Dentro de un mercado, los más aptos son los que mejor sirven a los
consumidores, pero en un gobierno los más aptos son los que tienen más
habilidad para usar la coerción, los que más capacidad tienen para adular a
los gobernantes en turno y los que más cautivan a los votantes.
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La comparación entre los actos de un mercado y los de gobierno, son en
extremo útiles para comprender los problemas más graves que se tienen
dentro de una democracia, especialmente en sus elecciones.
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