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El mundo conceptual de la propiedad


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Hernando de Soto

Piense usted en ser propietario de un inmueble, el que sea, y no estar en


posibilidad de usarlo para otra cosa que vivir en él. No lo puede vender
porque usted no es el dueño legalmente reconocido. Más aún, si trata de
legalizar esa propiedad, eso le tomará años y mucho dinero, más del que
usted gana. ¿Será sencillo conseguir una hipoteca para hacer mejoras en la
casa o para abrir un negocio? ¿Querrá alguien invertir en colocar teléfonos
en esa zona? No es un problema de propiedades físicas, sino de derechos
reconocidos de propiedad. Las posibilidades de desarrollo económico son
mayores para quienes tienen derechos de propiedad legales y formales.
Esta es la idea de de Soto (23).

LA REVELADORA obra del autor da en el inicio dos piezas de información


clave.

Primero, sus cálculos acerca del valor de los activos que actualmente están
en una situación extralegal de propiedad, típicamente en manos de los
"pobres". Según de Soto, de manera conservadora esos bienes tienen un
valor de 9.3 billones de dólares (sí, millones de millones) y ese valor se
encuentra en los países pobres.

Esa cantidad, para ser puesta en perspectiva, es comparada con otras.


Tome usted el valor de las bolsas de valores de los 20 países más
desarrollados y esa cantidad es un poco menos de lo que tienen los países
pobres. Es 46 veces mayor a todos los préstamos dados por el Banco
Mundial en las tres últimas décadas. Es 93 veces más que toda la ayuda
dada por los países industrializados a esas mismas naciones en el mismo
período.

Visto de otra manera, el problema principal de los países pobres no parece


ser el de carecer de recursos. Ellos tienen más de nueve millones de
millones de dólares en propiedades que no están incluidas dentro de su
marco legal.

Segundo, otro dato revelador, o mejor dicho una serie de ellos. Para crear
una empresa pequeña, un taller de costura en Perú, de hacerlo legalmente
toma 289 días, con seis horas diarias, y más de mil dólares, o sea, 31 veces
el salario mínimo local. Otro caso, para obtener autorización legal y
construir una casa en una propiedad estatal en ese país, toma casi siete
años y 207 pasos administrativos. La titulación legal requiere 728 pasos.

En Egipto, para comprar e inscribir legalmente un lote desértico de


propiedad estatal, se requieren 77 pasos burocráticos en 31 oficinas

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Hernando de Soto (2001). El Misterio del Capital, ¿porqué el capitalismo triunfa en occidente y
fracasa en el resto del mundo?, Diana, pp 65-92.

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públicas y privadas, lo que toma entre 5 y 14 años. No es sorpresa que casi
cinco millones de familias egipcias hayan optado por la construcción ilegal.

Entonces, puede verse en panorama general. Existe una enorme cantidad


de bienes no registrados en las naciones no desarrolladas y esa carencia de
registro legal se debe a un embrollado, tardado y caro sistema de
legalización de la propiedad.

SUMANDO ESOS dos datos, sencillamente se ve que existen 9.3 millones de


millones de dólares en los países subdesarrollados de propiedades que no
son formales, ni están reconocidas por la ley. Sí, son ciertas las imágenes
de pobreza que estamos acostumbrados a ver, la del niño africano
muriendo de hambre y la del mendigo en la India.

Pero esas imágenes no representan la realidad de las propiedades con valor


de millones de millones de dólares que hay en esos países. Más
representativo de esa pobreza es la del hombre y la mujer que con gran
esfuerzo han construido con sus ahorros una casa y que están trabajando
en una empresa que quizá esté dentro de su propia casa.

El gran punto del autor es ése. Existe en esos países una enorme cantidad
de recursos, bienes y propiedades, pero que ellos están allí,
desaprovechados por no ser parte de la propiedad legal.

SI ESOS MILLONES de millones de propiedades y patrimonios pudieran ser


legales, otra sería la historia de los países en desarrollo. De Soto hace
mucho énfasis en distinguir entre la casa y el título de la propiedad de esa
misma casa. La casa está en un mundo físico y tangible, pero el título de su
propiedad está en un mundo conceptual. El potencial económico no está en
el mundo físico, sino en el mundo conceptual.

Dentro de los países desarrollados ese mundo conceptual de propiedades


actúa como un seguro de los intereses de las partes que interactúan entre
sí. Además crean seguridad y confianza con la información que contienen.
Por ejemplo, el uso de inmuebles como garantía de préstamos, para
comprar y vender, para servir como domicilio y recibir notificaciones y
cuentas.

Es decir, la propiedad física existe, allí está sin que nadie lo pueda dudar.
Pero sucede que por no ser parte de un registro formal de propiedad, esa
propiedad física es un bien desaprovechado. Más o menos como tener
dinero pero no poder usarlo.

ESE MUNDO conceptual de la propiedad está integrado en un solo sistema


conocido por todos en los países desarrollados. Es decir, en esas naciones
existe un sistema de registro de propiedad, el que no tiene mucho tiempo,
pues el más viejo data de hace unos 200 años. Los países desarrollados,
por tanto, se enfrentaron al mismo problema de hoy en los países pobres.

Esta es una estandarización de la información que unieron a miles de


distintos sistemas de registros de propiedad que antes existían. La
propiedad formal, legal y reconocida en un sistema único, dice de Soto, crea

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individuos donde antes sólo había masas. La propiedad, en ese mundo
conceptual, permite que la persona se individualice y ligue a sus
propiedades sin depender de nadie. Las propiedades de la persona son
distinguibles de las de los demás, al igual que sus negocios.

La persona sale del anonimato de la masa y puede ya ser responsable


usando sus propiedades. Si comete algún delito, si deja de pagar
impuestos, sus propiedades son fácilmente identificadas, lo que crea en las
personas un sentido de responsabilidad.

Más aún, cuando se es un propietario legalmente reconocido, la propiedad


tiene valor por el simple hecho de poder ser vendida a otros. Una propiedad
extralegal no tiene ese valor. Y no sólo eso, las propiedades en ese mundo
conceptual, permiten que los activos que ellas representan sean capaces de
acomodarse a diferentes situaciones.

Un negocio no tiene que tener un solo dueño a pesar de estar en una sola
propiedad, pues su propiedad puede dividirse entre los inversionistas. La
propiedad rural que un padre hereda a sus hijos no tiene por qué dividirse
en partes cada vez más pequeñas, pues si ellas pueden venderse adquieren
valor para el que las compra y el que las vende.

LAS CONSECUENCIAS de la propiedad formal entran, además, en una


especie de círculo virtuoso formando redes que se autoalimentan
positivamente, liberando el potencial económico de las propiedades físicas.

Con propiedad formal se incentiva la creación de abastecimiento de


electricidad, lo que permite acceso a energía que, por ejemplo, hace más
seguras las calles, lo que reduce costos y permite identificar
individualmente el cobro de servicios, lo que añade valor a la propiedad y
facilita préstamos, lo que abre oportunidades de inversión.

¿Puede ser sujeto de crédito alguien que no puede ser identificado con sus
propiedades? Aunque de hecho tenga posesiones, la realidad de no ser
propiedades reconocidas formalmente le impide aprovechar sus propiedades
como pudiera.

Lo que la propiedad formal hace es extraer de los inmuebles su potencial de


uso y aprovechamiento. Esa propiedad en el mundo conceptual da a las
propiedades usos que van más allá de su utilización como refugio y
protección personal. Y no se trata de tener sistemas de titulación de
propiedad, sino de un sistema de redes de propiedad que las personas usan
de acuerdo a sus intereses.

Porque hay una diferencia vital en esto, que es la distinción entre la


protección a la propiedad y la protección a la transacción. Un ejemplo, para
vender unas vacas en un país no desarrollado la persona se ve obligada a
llevar sus vacas al mercado y mostrarlas, cuando en los países
industrializados no es necesario hacerlo pues los sistemas de propiedad
tienen información necesaria para la transacción y los títulos de propiedad
de las vacas bastan para venderlas, por ejemplo en la bolsas de valores y
commodities.

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LO QUE DE SOTO hace, al final, es mostrar que los países subdesarrollados
no tienen carencias de recursos como principal problema. Allí está ese
cálculo de más de nueve millones de millones de dólares en propiedades y
que es conservador, pero que se encuentra enterrado en sistemas de
propiedad informal, extralegal, lo que impide que esos recursos sean
aprovechados como capital para el desarrollo.

Sin reconocimientos legales de propiedad, sin sistemas de información


sobre las propiedades, sin protección a las transacciones de propiedades,
todos esos recursos son desaprovechados, cuando ellos contienen la clave
para la solución de los problemas de miseria que sufren tantas naciones.

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