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Hablas tan fuerte, que no escucho lo que dices.

Esta conocida frase popular nos hace notar que muchas veces, la mayoría, nuestro ejemplo o lo que hacemos tienen
más peso o habla más fuerte, y dejan una enseñanza más profunda, de lo que podemos decir.

Por eso a la hora de enseñar un buen maestro no solo enseña con sus palabras, su forma de reaccionar y actuar ante
ciertas situaciones pueden enseñar grandes verdades.

Para ilustrar esto podemos recordar lo que hizo nuestro gran maestro a imitar, Jesucristo, quien para enseñarles a sus
discípulos sobre la humildad, se levanto de la mesa y se puso a lavarles los pies a sus discípulos, demostrando así con su
ejemplo una gran verdad que hasta nuestros días se recuerda.

Lo que ellos vieron es noche les quedo muy grabado.

Ahora bien, los padres también son los maestros de sus hijos y tienen la responsabilidad de enseñarles. ¿cómo pueden
ayudar a sus hijos a amar y temer a Jehová? La respuesta a esta pregunta se halla en la Ley que él dio al pueblo de Israel
mediante el profeta Moisés. Lo cual notaremos como el ejemplo de lo que hacen los padres en sus vidas es la clave de
una enseñanza solida.

A los padres israelitas se les recordó: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con
toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que
inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y
cuando te levantes” (Deuteronomio 6:5-7).

Este pasaje contiene lecciones importantes para los padres. Una de ellas es esta: tienen que dar un buen ejemplo. Para
enseñar a sus hijos a amar a Jehová, usted mismo tiene que amarlo y atesorar sus dichos en el corazón.

¿Por qué es tan importante que lo haga?

Porque usted es el maestro principal de sus hijos. Lo que aprenden de su ejemplo tendrá un profundo efecto en ellos.
Y no hay nada que ejerza más influencia en la vida de un niño que el ejemplo de sus padres .

Y que lindo y agradable es ver como en la congregación parque todos los padres presentes, tienen muy presente este
consejo.

Y no solo cumplen este mandato por obediencia a Jehová, también lo hacen porque aman a sus hijos y desean darles lo
mejor en la vida. Y si se prendieran todas las cámaras en este momento, veríamos en muchas de ellas familias enteras
reunidas hoy. Veríamos a los padres con sus hijos pequeños, adolecentes y ya casi adultos compartiendo estos hermosos
momentos que Jehová nos da para alimentarnos espiritualmente.

Los sueños, ideales, valores e intereses que ustedes padres tienen, no solo se manifiestan en lo que dice, sino también
en lo que hace.

Desde muy pequeños, los niños están muy pendientes de sus padres y aprenden de ellos. Perciben a qué cosas
conceden sus padres importancia, y con frecuencia, adoptan los mismos valores. Si usted de verdad ama a Jehová, sus
hijos lo notarán.

Por ejemplo, verán que la lectura y el estudio de la Biblia son algo valioso para usted. Se darán cuenta de que pone los
intereses del Reino en primer lugar en su vida.

Sus hijos se fijan en lo que usted hace

Si con regularidad está presente en las reuniones cristianas y participa en la predicación, comprenderán que lo
prioritario para usted es su servicio sagrado a Jehová .

La educación es un viaje emocionante y lleno de peripecias que usted y sus hijos hacen juntos. Usted los ayuda a avanzar
por el camino de la vida, dándoles ánimo y guía amorosa.
Para lograr verdadero éxito y felicidad en la vida.

Si llegan a conocer y amar a Jehová, su educación será realmente provechosa y los acompañará para siempre.

Y no solo se sentirá feliz por obedecer a Jehová, también sus hijos podrán decirle.

Hablas tan fuerte, que entiendo claramente lo que dices.

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